CLÁSICOS DEL ROCK
ANÁLISIS DE LAS DISCOGRAFÍAS DE LOS ARTISTAS Y GRUPOS IMPORTANTES EN LA HISTORIA DE LA MÚSICA ROCK
INTRODUCCIÓN ARTISTAS/GRUPOS
Como introducción a los artistas/grupos aquí comentados, se ofrece un pequeño resumen de sus características y obras principales, para quien busque una orientación rápida...
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El secreto del éxito de este conjunto musical está en la complementación de cuatro individuos que sabían componer y podían cantar, dos de ellos con una visión más comercial (Eric Stewart y Graham Gouldman) y los otros dos con una visión más experimental (Kevin Godley y Lol Creme), pero todos ellos con inquietudes artísticas que elevaban exponencialmente las posibilidades creativas tanto individuales como, sobre todo, derivadas de la especial sinergia resultante de tan excepcional unión. La salida de los dos últimos tras la grabación del cuarto disco significaría también la paulatina caída en picado del nivel de Stewart y Gouldman. La obra que culmina el estilo imprevisible y singular de la banda es The Original Soundtrack (1975).
ABBA
Su imagen inicial de cuarteto de pop frívolo e insustancial no les abandonaría nunca, ni siquiera cuando demostraron ser en realidad un serio y poderoso proyecto musical. Como compositores, Benny y Björn (B y B) fueron la admiración de muchos músicos del momento, y al mismo tiempo Agnetha y Anni-Frid (A y A) fueron dos cantantes excepcionales con unos registros vocales envidiables. Su progreso musical ascendente les llevó a abanderar el denominado Europop con The Album (1977) como la cumbre de su discografía, sazonado todo por las rupturas sentimentales entre sus miembros, lo cual quedó reflejado en sus canciones (igual que ocurriera en Fleetwood Mac). Muchas de sus composiciones han quedado en la memoria colectiva al tener un gran éxito de ventas, pero en la mayoría de casos eso no ha estado reñido con una habilidad sorprendente para las melodías y una producción spectoriana ejemplar.
AC/DC
Stravinsky declaró una vez sobre Vivaldi, con mala uva, que “no había escrito quinientos conciertos, sino un concierto repetido quinientas veces”. Para AC/DC se podría reproducir esa broma con mayor propiedad, pero aun así su producción presenta suficientes singularidades en sus mejores momentos como para salvarlos de la condena. Back In Black (1980) se presenta como el prototipo de disco de rock duro, perfecto y maduro, repleto de inolvidables melodías que cimentaron su popularidad durante las siguientes décadas.
ALICE COOPER
Es uno de los referentes del rock teatralizado en su acepción mejor entendida. Aunque se le conozca más por su cara pintada y algunas canciones comerciales de los ochenta que no representan para nada su carrera, sorprende la diversidad estilística que asoma en sus discos, con una larga trayectoria no exenta de altibajos que comienza en 1969 y que logró su cénit muy pronto gracias al fabuloso Killer de 1971, en la época en que eran una banda.
THE ALLMAN BROTHERS BAND
Este grupo abanderado del rock sureño supo sobreponerse a las pérdidas o salidas de miembros destacados y retirarse inicialmente a mediados de los setenta cuando la creatividad comenzaba a suponer un problema, para luego volver en diversas épocas con una dignidad plausible. El primer gran guitarrista que tuvieron, considerado uno de los mejores de la historia del rock, fue Duane, uno de los hermanos Allman, que siempre será recordado por tocar en la canción ‘Layla’ de Eric Clapton. En 1971 fallecería en un accidente de moto pero eso no fue óbice para que la banda consiguiera sin él su obra maestra en el estudio: Brothers And Sisters, de 1973.
AMON DÜÜL II
La libertad de la que gozaba a finales de los sesenta la población occidental de la Alemania dividida dio lugar a la formación de agrupaciones artísticas de índole político-social de donde surgió un primer proyecto de escasas pretensiones musicales llamado Amon Düül. No tardó mucho en surgir un segundo proyecto paralelo con el nombre de Amon Düül II donde sus miembros sí poseían una visión artística que plasmaron en singulares álbumes, en los cuales desplegaron un rock cargado de virtuosismo, ritmos, melodías y ambientes. La cúspide de su propuesta llegó mediante Tanz der Lemminge (1971), pero dejaron otros grandes álbumes para la historia como Yeti (1970) o Wolf City (1972), toda una referencia para los grandes músicos y grupos de la época.
ARCADE FIRE
Si decimos que Arcade Fire es la banda de rock más grande del siglo XXI no nos equivocaremos, en el sentido de que sus miembros fijos son (o han sido) siete. Bromas aparte, son incontables sus influencias, pues toman inspiración de cualquier época y estilo que les guste. Aunque actúan como un grupo democrático e igualitario, los líderes son la pareja (también en la vida real) de Win Butler y Régine Chassagne, puesto que sobre todo ella tiene un carisma especial por su aura infantil donde no asoma falsedad alguna y por cómo interioriza la música. Muchos de los miembros de la banda cambian de instrumento según la canción a interpretar, sobre todo Chassagne, quien sin ser una virtuosa (como ninguno de sus compañeros) puede estar tocando percusión, acordeón, teclado, o incluso la zanfona si se precia. Aunque su transición a los sonidos más electrónicos no acaba de ser muy apropiada, sus tres primeros álbumes son tres obras imprescindibles de la primera década del tercer milenio.
ARTHUR BROWN
Tildado injustamente de one-hit wonder (por el éxito ‘Fire’) y no menos injustamente menospreciado como producto de su época debido a la puesta en escena de su primer proyecto, The Crazy World Of Arthur Brown, este singular artista ha demostrado tener un espíritu experimental y vanguardista sin perder una habilidad especial para hacer todo ello (más o menos) accesible al público. O sea, al poco público que haya seguido su carrera. Su mejor álbum sigue siendo el de debut en 1968, al aunar de una manera equilibrada todas las vertientes de este polifacético artista.
THE BAND
Uno de esos grupos donde vale la pena enumerar a sus componentes: Rick Danko (bajo, principalmente), Garth Hudson (teclado, principalmente), Richard Manuel (piano, principalmente), Robbie Robertson (guitarra) y Levon Helm (batería, principalmente). Primero como The Hawks, esta banda de multiinstrumentistas acompañaron al primer Dylan electrificado. Luego, en 1967, se recluyeron con este último en una casa rural para grabar numerosas composiciones que saldrían a la luz años después como The Basement Tapes y que también serían la génesis de los dos primeros discos de The Band, clásicos imprescindibles de la música estadounidense de raíces.
THE BEACH BOYS
El mejor grupo pop de armonías que haya surgido de los Estados Unidos tuvo un ascenso y una caída unidos indisolublemente a la figura de Brian Wilson. Formados inicialmente como un grupo de música surf por los tres hermanos Wilson, el primo Mike Love y el amigacho Al Jardine, fueron perfeccionando año tras año su destreza instrumental (que no era para tirar cohetes) y sobre todo el nivel compositivo, gracias a Brian. Éste sería el artífice de su mejor canción (‘Good Vibrations’) y su mejor disco (Pet Sounds, 1966), himno universal a las relaciones humanas con un elaboradísimo armazón instrumental. Poco después se agravarían sus problemas psicológicos y el resto de la banda intentaría tirar del carro lo mejor posible, pero desde finales de los setenta ya no levantarían cabeza como grupo, no así la carrera en solitario de Brian Wilson.
THE BEATLES
El grupo más importante de la música popular. Revitalizaron el pop-rock hasta cotas inimaginables, supieron absorber todas las influencias de su entorno y en solo siete años encadenaron una serie de discos que sirven como enciclopedia musical por todos los géneros que abarcan. Tienen una primera época, culminada en Help! (1965), donde ahondan en una paleta melódica extensa basada en los instrumentos tradicionales del rock. La segunda época, iniciada en Rubber Soul (1966), está marcada por la experimentación sonora sin más límites que la genialidad melódica que, excepto contadas ocasiones, convierte en accesible y disfrutable todo lo que estos chicos de Liverpool compusieron. Todos sus discos son imprescindibles.
BJÖRK
Tras la disolución de los Sugarcubes, Björk definitivamente pudo seguir su propio y peculiar camino, desarrollando una carrera singular y única en la cual se ha sumergido en una música plena de detalles y texturas, donde en general su medio natural ha sido la electrónica, pero sin escatimar en todo tipo de instrumentos que aporten los matices requeridos en cada momento. No es fácil entrar en su mundo, pero una vez dentro resulta fascinante. Tampoco es fácil señalar cuál es su mejor obra, porque para quienes valoren más la energía y riqueza en los arreglos probablemente se decanten por alguno de los dos primeros álbumes, pero la sutileza de Vespertine (2001) es todo un hito en su carrera.
BLONDIE
Como una de las bandas seminales de lo que se vendría a denominar Nueva Ola (New Wave), Blondie absorbería y actualizaría la música más pop (por denominarlo de alguna manera) de finales de los cincuenta y principios de los sesenta, para luego expandir su sonido sin limitaciones e incluyendo toda clase de influencias. El grupo siempre será recordado por su carismática cantante, Debbie Harry, quien pasados los treinta años se convirtió en cantante y compositora de bastantes canciones en Blondie, con una voz ideal para el estilo oscilante de la banda. Su puntal creativo es el magnífico Parallel Lines (1978), aunque en general los cuatro primeros álbumes contienen un buen puñado de inolvidables canciones.
BLUR
Con las figuras destacadas de Graham Coxon en la guitarra (y alguna que otra parte vocal) y de Damon Albarn en la voz y el teclado, el sonido de Blur evolucionó desde un vulgar sonido Madchester hasta convertirse en los herederos del brit-pop de The Kinks y The Jam y publicar los impresionantes Modern Life Is Rubbish (1993), Parklife (1994) y The Great Escape (1995). Después llegaría otra fase más experimental pero igualmente interesante, que acabó tras la salida de Coxon del grupo. Las carreras experimentales en solitario tanto de Coxon como de Albarn no servirían para sorprender a nadie en el retorno del grupo en 2015.
BOB DYLAN
Hacer un resumen de la carrera de Dylan se antoja tarea ardua. Su carrera musical ha pasado por tantas etapas que se haría demasiado extenso ir escribiendo los discos imprescindibles de cada una. De cantautor folk a la canción protesta, luego a rockero clásico, a algo inclasificable (Blonde On Blonde, 1966), como trovador trasladado a principios del siglo XX para pasar al country, las versiones, el retorno con The Band, la introspección, el cristianismo, la comercialidad más abyecta, los clásicos perdidos del blues, el retorno como cantor del lado oscuro de la humanidad, el blues-rock, el crooner, los villancicos... Y la lista podría extenderse mucho más. Pero si hubiera que destacar alguna característica de Dylan, sería sin duda la imprevisibilidad, siempre haciendo lo que el cuerpo le pedía salvo excepciones concretas. Artista imprescindible donde los haya y una de las figuras que sobrevivirán a la memoria colectiva por los siglos de los siglos. De ahí su sorprendente Premio Nobel de Literatura en 2016.
BOB MARLEY
Su nombre está asociado universalmente a la música reggae. Pero ése no es el motivo de incluirle en esta página web. Su nombre también está asociado a la defensa de los derechos de los países tercermundistas. Pero ése no es tampoco el motivo para incluirle. El verdadero motivo es que, dentro de su estilo, supo conjuntar una serie de increíbles melodías, ritmos aparentemente similares pero repletos de sutilezas (cortesía de los hermanos Barrett) y unas letras que unas veces eran valientes y contestatarias, y otras espiritualmente emotivas. Así, universalizó la música reggae (gracias en parte al número uno de Eric Clapton con ‘I Shot The Sheriff’) y todo el mensaje reivindicativo implícito. Cualquier recopilatorio de Marley nos sirve para entender la grandeza de su figura, pero su discografía es también recomendable en su mayor parte, destacando Catch A Fire (1973) como inicio y justificación de la leyenda.
BRIAN ENO
Su prestigio como productor de nombres muy populares (que no significa necesariamente que sean recomendables) como David Bowie, Talking Heads, U2 o Coldplay ha empequeñecido su propia carrera como compositor, que no tiene nada que envidiar sino más bien al contrario. También se suele pasar por alto su condición de miembro fundador de Roxy Music y sus múltiples colaboraciones con gente singular como Robert Fripp, John Cale o Devo. Por si fuera poco, su propia producción discográfica ha jugado en su contra, puesto que sus innumerables álbumes de música ambiental le han encasillado de tal manera que obras imprescindibles completamente diferentes como sus primeros discos en solitario (es decir, sin otras compañías) pasan desapercibidas.
BRUCE SPRINGSTEEN
La extensa carrera musical de The Boss abarca más o menos tres vertientes: la del cantautor acústico e introspectivo; la del músico preocupado por las melodías y los desarrollos musicales; y la del buscador de éxitos radiofónicos. Cuál de las vertientes es la mejor es decisión de cada un@. El mayor problema de Springsteen es que, aunque hable mucho sobre la clase obrera y sus problemas amorosos/laborales/sociológicos, no transmite veracidad. Es algo así como si estuviera cantando sobre algo que conoce pero de lo que no forma parte. Y precisamente son los discos donde consigue transmitir mayor sinceridad (sin olvidar las melodías) los que, en mi humilde opinión, son los mejores de su carrera: Darkness On The Edge Of Town (1978) y The Rising (2002).
THE BYRDS
Pocas bandas habrán sufrido una vida tan convulsa en tan breve tiempo. En tan solo ocho años hubo una equivalencia entre la amplia variedad de estilos musicales abarcados y las altas y bajas en el seno del grupo, con Jim/Roger McGuinn como único miembro permanente y con otros grandes músicos como Gene Clark, David Crosby o Chris Hillman que quedaron por el camino. Fueron precursores del folk-rock (electrificando canciones acústicas de Bob Dylan), de la psicodelia y del country-rock, lo cual ya les merece un lugar en el panteón de la historia del rock. Sus primeros cinco álbumes son de obligado conocimiento para cualquier persona aficionada a la música de los años sesenta.
CAN
Uno de los más importantes grupos alemanes de culto que cautivaron a principios de los setenta. Con unos ritmos hipnóticos donde todos los músicos (Holger Czukay, bajo; Irmin Schmidt, teclado; Jaki Liebezeit, batería; Michael Karoli, guitarra) rellenan el espacio colectivo con infinidad de detalles individuales que convierten su música en toda una experiencia. Para subrayar más la singularidad de este grupo, en sus mejores años tuvieron un cantante japonés que cantaba en cualquier idioma o se inventaba las palabras cuando hacía falta. Su disco más conocido es el esquizoide Tago Mago (1971), pero debido a los extensos collages musicales desconcertantes que posee, es mejor quedarse con Soundtracks (1970). Can son un claro precedente de grupos como Radiohead.
CAPTAIN BEEFHEART
A pesar de que Trout Mask Replica (1969) ha marcado/emborronado su carrera al quedar en la memoria colectiva como su obra más destacada (cuando simplemente es la más experimental y excéntrica), lo cierto es que este amigo de la infancia de Frank Zappa desarrolló una carrera muy personal en la que comenzó reinventando el R&B y el blues. Luego se bifurcó por una vertiente muy experimental (eso sí, con instrumentos básicos, nada de electrónica) de la que acabó pasando a un sonido más accesible pero menos interesante, hasta que finalmente le volvió la inspiración para grabar su mejor obra: Shiny Beast (Bat Chain Puller) (1978). Su voz ronca y lunática, a veces excesiva, es al mismo tiempo muy expresiva y poseedora de muy variados registros, además de ser una seña de identidad básica de este artista que acabaría dedicándose a la poesía y, con gran éxito, a la pintura, antes de que la maldita esclerosis múltiple fuera erosionando sus habilidades.
CARAVAN
Uno de los grupos salidos de la escena de Canterbury y asociados a su movimiento musical, Caravan representaba el rock progresivo en su vertiente más melódica que con los años derivaría hacia un pop todavía más comercial con resultado desigual. Su obra maestra imprescindible es In The Land Of Grey And Pink (1971).
CHARLY GARCÍA
Músico fundamental en el rock de Argentina durante su extensa trayectoria iniciada en 1972 con el dúo Sui Generis. Su evolución musical se forjó en los setenta a través de diferentes proyectos con otros músicos hasta la última etapa de Serú Girán. Ya en solitario y recogiendo el guante de la Nueva Ola que había impregnado el panorama musical desde finales de los setenta, lo amalgamó con sus múltiples influencias y erudición musical, añadiendo toda la carga emocional contenida tras varios años de dictadura. De todo ello, resultó una carrera muy personal con diferentes fases donde la mejor es la primera, pues posee una frescura que impregna también su mejor obra: Clics Modernos (1983), uno de los mejores álbumes de rock en lengua española de toda la historia.
THE CLASH
Encasillados en el movimiento punk, demostraron con creces que eran mucho más que un grupúsculo de ese movimiento. En su constante evolución abrazaron infinidad de estilos y demostraron un compromiso incorrupto por los derechos civiles y en la denuncia de injusticias. Entre London Calling (doble álbum de 1979) y Sandinista! (triple álbum de 1980) se encuentra básicamente toda la grandeza musical y toda la miseria al mismo tiempo de la banda.
COCKNEY REBEL / STEVE HARLEY
Dotado de una gran personalidad, Steve Harley se montó a su gusto una interesante banda a la que llamó Cockney Rebel (reflejando su origen londinense) y que deslumbró en sus primeros años al mezclar diferentes estilos y originales melodías. Sin embargo, con los años se irán diluyendo la personalidad de Harley y su creatividad, transformándose en un músico decente pero más convencional y, por ello, menos interesante. Quedan para la historia su sensacional álbum de debut (The Human Menagerie, 1973) y la inolvidable ‘Make Me Smile (Come Up and See Me)’, una extraña canción de venganza que al mismo tiempo parece una oda a la felicidad.
COCTEAU TWINS
A pesar de que los años ochenta fueron terribles por la proliferación de música baratera y sintética, también hubo lugar para propuestas originales y singulares como las de los Cocteau Twins. Su propuesta única estuvo basada en dos pilares básicos: la imaginativa guitarra onírica de Robin Guthrie y la voz soñadora (y a veces incisiva) de Elizabeth Fraser. Por supuesto, también estaban ahí el bajo y ocasionalmente el teclado de Simon Raymonde para conformar la formación habitual del grupo, quienes siempre componían conjuntamente para aprovechar una sinergia que les llevó a grabar algunos de los álbumes más originales de los ochenta (sobre todo Treasure, de 1984), para luego decaer considerablemente a partir de los noventa porque la creatividad suele desaparecer con la edad.
CREAM
Encumbrados desde sus inicios como el primer supergrupo, la impresionante conjunción musical de uno de los mejores guitarristas (Eric Clapton), uno de los mejores bajistas (Jack Bruce) y uno de los mejores baterías (Ginger Baker) de la historia solo pudo durar unos pocos años debido a la lucha de egos y la lucha (literal) entre Baker y Bruce, que se odiaban a muerte. Dejaron un gran legado detrás donde destaca la obra maestra de blues psicodélico Disraeli Gears (1967), inigualable e inigualada por ellos mismos.
CREEDENCE CLEARWATER REVIVAL
Bajo la batuta del guitarrista y compositor principal John Fogerty, este cuarteto estadounidense revitalizó la música de raíces de allí gracias a espléndidas melodías y ejecuciones complejas en las que por ejemplo transformaban completamente cualquier tema anteriormente conocido en versiones novedosas y sorprendentes (‘I Put A Spell On You’, ‘I Heard It Through The Grapevine’). Mucha gente los conoce a través de alguno de sus innumerables recopilatorios, pero vale la pena sumergirse en su discografía y no perderse su mejor logro, el Cosmo's Factory de 1970.
CROSBY, STILLS & NASH (& YOUNG)
Una de esas conjunciones musicales que quitan el hipo al reunir a un hippie de tonos sombríos proveniente de The Byrds (David Crosby), un buen conocedor de la música norteamericana de raíces proveniente de Buffalo Springfield (Stephen Stills) y un popmeister británico que venía de The Hollies (Graham Nash). Poco después se les uniría Neil Young, quien provenía también de Buffalo Springfield pero ya había iniciado su carrera en solitario. A partir de entonces ya no funcionarían como una entidad fija, sino que irían grabando en solitario, en dúos o en las combinaciones que les pareciera mejor. Aquí se irá comentando todo este trabajo menos el de Neil Young en solitario, quien merecería su propia página individual. El mejor disco es sin duda el primero como trío: Crosby, Stills & Nash (1969).
THE CURE
El grupo abanderado de lo que se dio en llamar música gótica en los años ochenta, comenzó primero como una banda punk de carácter desenfadado. Bajo la batuta de su icónico líder Robert Smith, pronto mutarían hacia un sonido más compacto e introspectivo para encajar sus letras depresivas y pesimistas. Esa evolución continuaría hasta alcanzar unas cotas musicales excepcionales que para finales de los años ochenta les situaría en el primer nivel entre sus contemporáneos. Kiss Me Kiss Me Kiss Me (1987) representa todas las facetas de la banda, como si fuera su propio White Album; en cambio, Disintegration (1989) es la culminación de su sonido gótico.
DAVID BOWIE
Pocos artistas han tenido tantas fases diferenciadas en su carrera y la mayoría con gran éxito. Dentro de su extenso recorrido, puede destacarse su primera/segunda/¿tercera? etapa exitosa como rey del glam-rock (con el disco The Rise And Fall Of Ziggy Stardust And The Spiders From Mars, 1972, como su mejor obra) y su reinvención como experimentador sónico junto a Brian Eno en los discos de la llamada Trilogía de Berlín. En los años ochenta, se centró más en su carrera cinematográfico y ello perjudicó su creatividad musical. Bowie nunca pasará a la historia por marcar tendencias en lo musical, no así en su imagen rompedora y cambiante, pero supo asimilar los sonidos y estilos más interesantes de cada década para asimilarlos a su propio estilo y aportar un toque de variedad a sus discos que muchos querrían para sí.
DEEP PURPLE
Sin desmerecer del todo su primera etapa, no fue hasta 1970, tras la incorporación de Ian Gillan en la voz y Roger Glover en el bajo, que Deep Purple despegó y se convirtió en la banda líder y definitoria del rock duro, con el teclado de Jon Lord y la guitarra de Ritchie Blackmore como elementos identificadores principales. Si Led Zeppelin fueron los creadores del sonido con una transición desde el blues-rock, fueron Deep Purple quienes marcaron un antes y un después categórico con In Rock (1970) respecto a lo que se había hecho hasta ese momento. En los años siguientes el grupo sufriría cambios continuos en su formación y, aparte de Machine Head (1972), ya nada volvería a ser lo mismo.
DIRE STRAITS
No hablemos de banda sino de su guitarrista, cantante y compositor Mark Knopfler. Su voz áspera junto a un característico sonido de guitarra catapultaron al grupo al éxito cuando en 1978 eran la antítesis de las modas del momento: punk, disco y new wave. No hay que perderse el directo Alchemy (1984), demostración evidente de por qué fueron un grupo importante.
THE DOORS
La figura de Jim Morrison domina el imaginario colectivo sobre esta legendaria banda de Los Ángeles, pero no hay que olvidar la importante aportación de los otros tres miembros, en especial el característico órgano de Manzarek. Es destacable cómo un grupo eminentemente blues consiguió trascender las barreras del rock y la psicodelia para conseguir un sonido único y perdurable. La poesía oscura de Morrison ya es otra historia. Pero nadie debería perderse ninguno de los álbumes que publicaron mientras Jim Morrison vivió.
ELECTRIC LIGHT ORCHESTRA
Aunque uno de sus fundadores fue el gran Roy Wood, quien realmente está asociado a la ELO de forma indivisible como compositor, cantante, guitarrista y productor es Jeff Lynne. Heredero del gusto por las melodías memorables de los Beatles, le añadió un estilo ostentoso y visión comercial, sin perder por ello una especial inquietud artística, lo cual le aseguró el éxito de crítica y público en la década de los setenta, alcanzando su cénit con la obra maestra A New World Record (1976). Cuando en los ochenta se acabó la inspiración pero no la necesidad de ganar dinero, siguieron publicando álbumes que hundieron el prestigio de la banda de tal manera que hoy día se asocia injustamente su nombre a canciones empalagosas, comerciales y mediocres.
ELTON JOHN
Hubo una época en que este tipo de look extravagante (incluida una vistosa colección de gafas) y habilidad como pianista de rock fue una de las sensaciones del momento, aunque cueste creerlo por la visión que tenemos de él como dinosaurio que se apunta a cualquier actuación benéfica. Lo interesante de su obra se corresponde con sus primeros años, donde formó una formidable dupla con el letrista Bernie Taupin. Desde finales de los setenta ya no volvería a levantar cabeza, artísticamente hablando, aunque a partir de los noventa se pueden encontrar algunas pocas agradables sorpresas si se hurga en su discografía, un proceso bastante tormentoso.
EMERSON, LAKE & PALMER
Abanderados del rock progresivo en sus inicios, este trío tildado de supergrupo por el origen de sus miembros (el rey de los teclados Keith Emerson de The Nice, Greg Lake de King Crimson y el batería Carl Palmer de Atomic Rooster) fusionó a la perfección la música clásica y el rock, no solo por sus adaptaciones de piezas clásicas sino también por unas composiciones originales que aunaban virtuosismo y melodía como pocos podían conseguir. Con los años se irían volviendo en primer lugar muy complejos y luego demasiado simplones, sepultando su prestigio y con la explosión del punk siendo etiquetados como dinosaurios para caer en el olvido. Tarkus (1971) queda como su mayor logro, exponente máximo de la gran música que crearon en sus primeros años.
ERIC CLAPTON
Siendo uno de los mejores guitarristas de la historia del rock, inmortalizado sobre todo en su etapa con Cream, en buena medida durante su carrera en solitario fue alejándose paulatinamente de esa imagen. Entre que su rol de cantante no es uno de sus fuertes (aunque no lo haga mal) y que su faceta de compositor ha sido siempre muy irregular, no es ciertamente hasta que se descubre como lo que es en realidad (un gran guitarrista, si acaso el mejor) que sus interpretaciones alcanzan niveles de excelencia impensables en otros músicos. Es por ello que sus conciertos de 1970 en el Fillmore, que no serían publicados hasta 1994 como Live At The Fillmore, representan todo lo que podía conseguir por sí mismo.
FAIRPORT CONVENTION
Pioneros del movimiento folk-rock británico de finales de los sesenta, Fairport Convention fueron decididamente los que dieron consistencia al añadido “rock”. Por el grupo desfilaron algunos de los nombres más importantes del género, donde destacan sin duda la cantante Sandy Denny (quien moriría prematuramente) y uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos, Richard Thompson. Liege & Lief (1969) es la cúspide de todo el folk-rock británico y debe conocerse.
FAMILY
Pongamos en una marmita musical una cierta cantidad de rock, algo de jazz, blues, psicodelia, folk, country, mística y algo de música clásica. Removamos bien hasta que quede una masa heterogénea y entonces obtendremos el singular disco de debut de esta banda británica: Music In A Doll's House (1968). Como si hubieran pensado que quizá con menos ingredientes podrían tener más éxito (cosa que nunca lograrían), con el paso de los años esa mezcla se iría desprendiendo paulatinamente de sus ingredientes y perdiendo al mismo tiempo parte de su encanto. Sus miembros principales fueron el cantante Roger Chapman (con una peculiar voz no apta para todos los públicos), el guitarrista Charley Whitney y el bajista/violinista Ric Grech, quien dejaría pronto la banda para irse al efímero proyecto de Blind Faith.
THE FLAMING LIPS
Pocas bandas nacidas en los años ochenta han conseguido una aura de prestigio tan consolidada como los estadounidenses Flaming Lips, fundamentada en una continua evolución que los ha vuelto imprevisibles. Aunque les costó arrancar, su buen entendimiento musical de los clásicos del rock de las décadas precedentes, así como su afán experimental e innovador, les convirtieron en uno de los grupos más interesantes de finales del siglo XX y principios del XXI. Transmissions From The Satellite Heart (1993) fue su álbum rompedor y el verdadero inicio de su leyenda, nunca consolidada con unas ventas masivas. En cambio, The Soft Bulletin (1999) es su obra más madura y la más recomendable para iniciarse en la singular obra y especial sensibilidad de Wayne Coyne y su banda.
FLEETWOOD MAC
La llegada en 1975 del dúo artístico y pareja en la vida real de Buckingham y Nicks significó una revolución tan grande en el devenir de esta banda, que toda la producción anterior, iniciada en 1968, fue prácticamente ninguneada. Tampoco es que previamente hubieran hecho mucho más que divagar sin rumbo fijo y sin ideas claras, aunque dejaron algunas pocas joyas por el camino. Pero a partir del álbum Fleetwood Mac (1975) sus ventas se multiplicaron, no siempre justificadamente. Para la historia queda su mejor logro: Rumours (1977), obra maestra de la unión de pop-rock con letras sobre relaciones humanas.
FRANK ZAPPA
Hacer un resumen de la trayectoria de Zappa es extremadamente complicado. Nunca en la historia de la música ha habido un artista que haya realizado composiciones en tan amplia y diferente variedad de estilos, saliendo ganador en todos ellos. Escuchar algún disco al azar de Zappa para descubrir su música es, por tanto, una tarea inútil, porque nos dará una visión distorsionada de su obra. Sus letras divertidas, inteligentes y procaces descubren también a una persona de inteligencia aguda y analítica. Lo mejor de su extensa discografía, interrumpida abruptamente por un cáncer que se lo llevó por delante en los años noventa, son los tres primeros discos con su banda The Mothers Of Invention.
GENESIS
Grupo de turbulenta trayectoria, sobrevivió a la traumática salida de su primer y carismático líder, Peter Gabriel, con quien facturaron sus mejores obras. También soportaron la salida de su gran guitarrista Steve Hackett y dirigieron su camino hacia un pop-rock comercial sin perder de vista del todo su pasado progresivo, bajo la batuta de Phil Collins. En Selling England By The Pound (1973), su mejor disco, y por extensión en toda la etapa de Peter Gabriel, se encuentran algunos de los pasajes más bellos y/o emocionantes que se puedan encontrar en el movimiento rock.
GENTLE GIANT
Como si fueran los Beach Boys del rock progresivo, esta banda fue fundada por los tres hermanos Shulman junto a otros músicos multiinstrumentistas como ellos. Nunca tuvieron el mismo reconocimiento de otras bandas coetáneas del género, por un lado porque la complejidad de su música actúa como barrera ante quienes se acercan a ellos por primera vez; por otro lado, porque fueron etiquetados equivocadamente como imitadores de King Crimson. Hay que sustraerse de ambas cosas para disfrutar de una banda única y muy interesante, que ya en su álbum homónimo de debut de 1970 demostró que tenía mucho que aportar a la escena musical.
GEORGE HARRISON
Infravalorado en The Beatles frente a dos monstruos como Lennon y McCartney, Harrison se destapó con los años como un brillante compositor, mucho mejor que guitarrista. Su profunda espiritualidad y su visión de la vida quedarían reflejados en una digna carrera en solitario, donde (casi) siempre hubo lugar para la participación de su gran amigo Eric Clapton y otros grandes músicos que rodearon a Harrison. All Things Must Pass (1970), el primer gran éxito de un ex-Beatle en solitario, es su magna obra imprescindible para cualquier amante del rock y del conocimiento del yo interior.
GONG
Esta banda representa el más significativo exponente de la evolución de la psicodelia en la década de los setenta. Tanto en la colorida música como en las fantasiosas letras y la imagen extravagante que proyectaban, crearon un mundo propio que influyó en infinidad de músicos. Luego llegaron las continuas deserciones hasta que quedó el percusionista Pierre Moerlen como líder y se dirigieron hacia el jazz, transformándose en algo prácticamente diferente. Sus miembros principales fueron la pareja formada por el guitarrista Daevid Allen y la vocalista Gilli Smyth, como también fue muy importante la entrada posterior del guitarrista Steve Hillage. Su primera etapa queda como la más singular y emocionante, con Camembert Electrique (1971) como cumbre de su excéntrica propuesta.
THE HOLLIES
El equivalente armónico/vocal de los Beach Boys al otro lado del Atlántico fueron The Hollies, grupo conservador por excelencia que siguió el camino R&B – Pop – Psicodelia durante la etapa en que Graham Nash estuvo en el grupo y que es la más interesante, de hecho durante algún tiempo ocuparon el tercer puesto en popularidad tras The Beatles y The Rolling Stones. Butterfly (1967) es su último disco con Nash y su obra maestra, donde aúnan grandes melodías con interpretaciones vocales excelentes y variados detalles creativos.
J.J. CALE
Es uno de los grandes guitarristas de la música de raíces estadounidense por su particular sonido que contribuyó a crear la marca del Tulsa Sound. Tras haber lanzado fallidos singles durante la década de los sesenta, no sería hasta que Eric Clapton popularizó ‘After Midnight’ que se decidió a probar suerte con su álbum de debut (Naturally, 1972), ya sobrepasada la treintena de edad. Su estilo apenas varió durante su carrera, por lo que su mejor álbum es simplemente el que reúne un número mayor de memorables melodías: Okie (1974). Su influencia es evidente y reconocida por grandes músicos como el citado Clapton, Mark Knopfler o Neil Young.
THE JAM
Una buena demostración de que la experiencia es un grado son The Jam. Como formato simple de trío (guitarra, bajo y batería) liderado por Paul Weller, esta banda inglesa comenzó como una imitación revitalizadora de la música de garaje y el brit-pop de los sesenta. Con el transcurso de los años consiguieron sonar cada vez más originales, para que la imitación se transformara en influencias (bueno, con algún que otro préstamo). Cuando mejor estaban, se disolvieron, y de esos breves seis años de existencia dejaron Sound Affects (1980) como su mejor logro.
JANIS JOPLIN
La trágica muerte de Janis a los veintisiete años de edad truncó una carrera que parecía prometedora, aunque en vida esa carrera osciló entre el rock, el blues, el country y el soul, sin llegar a tener claro cuál era el camino a seguir. Su potente y desgarradora voz cautivó a su generación y a las venideras. Si la primera vez que un@ escucha a Janis es en algún vídeo suyo en directo, puede quedarse con la errática idea de que se trata de una chillona histriónica producto de su época, pero bien vale la pena despojarse de todo prejuicio y escuchar cualquiera de sus discos en directo o dirigirse directamente a su mejor obra, un falso directo titulado Cheap Thrills (1968).
JETHRO TULL
Estamos ante uno de esos casos en que el nombre de un artista equivale al grupo. Igual que decir Dire Straits equivale a decir Mark Knopfler, lo mismo puede aplicarse a Ian Anderson en este caso. Este compositor, cantante y flautista comandó la evolución de la banda desde el blues-rock inicial hacia una diversidad de estilos (rock progresivo, folk-rock...) que demostraban una mentalidad abierta y donde publicó un buen puñado de grandes discos, entre los que cabe destacar tanto Stand Up (1969) como la afamada obra conceptual Thick As A Brick (1972).
JIMI HENDRIX
Uno de los iconos y leyendas de la música rock, Hendrix hubo de exiliarse en el Reino Unido para alcanzar notoriedad y que el bajista de The Animals, Chas Chandler, lanzara su carrera meteórica al estrellato. Aunque la inspiración se le fue aminorando con los años, su impresionante técnica de guitarra se mantuvo hasta el final, todo un prodigio inigualable. La principal diferencia con otros guitarristas es que en Hendrix la guitarra parece una extensión natural de su propio cuerpo, solo hay que ver cualquier actuación suya para comprobarlo. Sus tres primeros álbumes son imprescindibles para entender la música de los sesenta.
JOHN LENNON
El carismático líder de The Beatles e icono del siglo XX tuvo una carrera musical en solitario bastante respetable pero exigua en producción. La experimentación que caracterizó una buena parte de su etapa Beatle no se confirmó después, dirigiéndose a un sonido menos pomposo y más directo. La sinceridad que siempre le caracterizó (aunque fuera una sinceridad voluble) quedó reflejada en su cancionero reivindicativo y militante. Para la historia queda John Lennon/Plastic Ono Band (1970), terapia psicológica plasmada en forma de rock básico donde encontramos las claves para entender la personalidad de Lennon y, por ende, la del ser humano.
JONI MITCHELL
Originaria de Canadá, no es hasta que se marchó a probar suerte a Estados Unidos, sin recursos ni nada, que David Crosby la descubrió y le abrió las puertas a la grabación de su primer disco. A partir de entonces, esta original artista de particular voz y peculiares acordes musicales, evolucionó desde un sonido acústico y básico hasta arreglos más sofisticados, abrazando principalmente el jazz. De su primera etapa, Blue (1971) representa el cénit de la Joni Mitchell introspectiva y básica, mientras que Court And Spark (1974) es su obra maestra tras expandir su paleta sonora y añadir instrumentos, encaminándose hacia el jazz.
JOY DIVISION
Indisolublemente ligado a la existencia vital de su atormentado cantante Ian Curtis, este grupo musicalmente revolucionario de Manchester consiguió expresar, tanto en la letra como en la música, una catarata de negatividad desgarradora que aún fascina a las nuevas generaciones por su sinceridad y expresividad. Los dos discos que publicaron antes del suicidio de Curtis merecen un reconocimiento especial.
JULIA HOLTER
En la segunda década del siglo XXI, nada menos, ha surgido la heredera de artistas con una visión genuina como pudieran ser Kate Bush, Björk, Peter Gabriel o Laurie Anderson. Julia Holter absorbe música y cultura de todas las épocas para transfundirlo todo en un estilo muy personal, además de poseer una habilidad innata para las melodías, sean más sencillas o más complejas. De momento, parece que va alternando entre álbumes más abstractos con otros de indudable belleza no reñida con la singularidad que le caracteriza, donde de momento Ekstasis (2012) se configura como su mejor obra.
KATE BUSH
Una de las artistas más completas que hayan existido, Kate Bush representa un mundo propio en sí misma. Criada en un entorno victoriano que favoreció una visión introspectiva y localista con alcance universal, además de tocar el piano se convirtió en compositora, productora, coreógrafa, bailarina y recreadora de entornos musicales abiertos a todo tipo de influencias en los que exploró todas las posibilidades posibles de su voz y de los instrumentos a su alcance. Podrían citarse bastantes discos de su discografía como necesarios, pero nos quedaremos con el valiente manifiesto artístico de The Dreaming (1982).
KING CRIMSON
Bajo el auspicio de Robert Fripp, King Crimson lleva décadas funcionando y reinventándose a un ritmo vertiginoso y casi inigualable. Rodeado siempre de grandes músicos en todas las etapas por las que transitó el grupo, fueron uno de los nombres importantes que definieron el término Rock Progresivo y New Wave, sin perder por ello, salvo casos concretos, la frescura y el sentido melódico necesario, excepto en algunas obras experimentales que tampoco pueden emborronar una gran cantidad de grandes discos e impresionantes directos. Aunque no puede tomarse ningún álbum como característico del sonido de la banda, en el debut de In The Court Of The Crimson King (1969) encontramos la mejor amalgama de melodía, experimentación, sencillez y entusiasmo que hayan conseguido nunca.
THE KINKS
Mucho le debemos a los Kinks y a su líder Ray Davies. De su obra surgió lo que se llamaría posteriormente rock duro (gracias a ‘You Really Got Me’), una de las primeras muestras de psicodelia y sonidos hindúes (‘See My Friends’), la definición de todo un género como el brit-pop o una crítica inteligente al mundo contemporáneo sin parangón en sus letras. Probablemente se le puedan agradecer muchas cosas más, pero las citadas ya son suficientes para reconocer la importancia de esta banda y de su compositor principal. En sus primeros años destacaron por sus impresionantes singles, pero a partir de Face To Face (1966) y durante el siguiente lustro, publicarían una serie de álbumes esenciales en la historia de la música rock. Tanto la música como las letras inteligentes e irónicas de Ray Davies conferirán un carácter singular e inmortal a la obra del grupo.
LED ZEPPELIN
El mayor reconocimiento que hay que darle a esta banda inglesa es que con su primer disco homónimo de 1968 definieron el género del rock duro a partir de una transición desde el blues-rock: la afilada guitarra del maestro Jimmy Page, la voz al límite de Robert Plant, la abrumadora batería de John Bonham y el ominoso bajo más brillantes ideas en los arreglos de John Paul Jones. Este cóctel explosivo convirtió a Led Zeppelin en uno de los grupos más exitosos de la década de los setenta. Con los años, se descubriría que la creatividad compositiva de Page y Plant no lo era tanto, al vampirizar innumerables temas de los antiguos bluesmen. En cualquier caso, sus interpretaciones son excepcionales y todos sus discos hasta Physical Graffitti (1975) son grandes ejemplos del rock duro bien entendido.
THE LEFT BANKE
Grupo de efímero recorrido que únicamente grabó dos discos, pero la salida de la banda del compositor principal tras el primero de ellos (la obra maestra Walk Away Renee/Pretty Ballerina (1967)) provocó que se perdiera la posibilidad de conseguir alguna otra gran obra de rock barroco como la citada.
LOU REED
Pocos artistas tienen una carrera tan íntegra como Lou Reed o pueden decir que han hecho lo que se les ha antojado sin tener en cuenta los intereses comerciales de las discográficas ni -ay, señor- los deseos de sus fanes. Esto no siempre ha sido así, pero un músico que ha grabado un álbum (¡doble!) de disonancias como Metal Machine Music (1975) u otro de música ambiental sin melodías como Hudson River Meditations (2007) sin que su carrera se vea afectada, cuando algo así tumbaría la de otros, demuestra la consistencia de buena parte de su variada obra. Impregnadas de una imaginería callejera particular desde sus comienzos con The Velvet Underground, siempre con una visión directa y honesta, sus composiciones fascinan también por su apartado instrumental, no sólo el lírico. Transformer, de 1973, queda como su mejor logro individual, aunque en equilibrio con lo mejor que hizo en la Velvet.
LOVE
Este grupo de Los Angeles gira en torno a la figura de Arthur Lee, compositor y cantante de la gran mayoría de canciones. Sin conseguir ningún éxito en la época debido al miedo de Lee a volar, que les impedía tocar y promocionarse convenientemente por Estados Unidos, tras su inolvidable obra de rock orquestal Forever Changes (1967) la formación inicial se disolvería y Lee seguiría publicando más discos bajo el nombre de Love, algunos de ellos bastante interesantes pero sin ninguna repercusión.
MIKE OLDFIELD
Si el prodigioso Tubular Bells (1973) significó el encumbramiento de un joven Oldfield y el inicio de una interesante carrera que fluctuó hacia una concienzuda comercialidad, también significó años después, de manera análoga, una demostración de falta de ideas que propiciarían las variadas secuelas que ya no presentaban la frescura y brillantez continuada del original. Quizá fue su vida en Ibiza lo que provocó que bajara el listón cualitativo hacia niveles de mediocridad preocupantes, aunque los destellos de talento siempre aparecen cuando menos se espera.
THE MOODY BLUES
Debemos eliminar la errónea visión del grupo como uno de esos que solo tuvieron un éxito (‘Nights In White Satin’) y lo demás es prescindible; o que son un espectáculo para abuelos en Las Vegas (hasta aparecieron en el capítulo de Los Simpson en que Homer se lleva a Flanders de fiesta); o que todos los discos que grabaron eran iguales. Solo entonces podremos disfrutar de un gran grupo que grabó un buen puñado de magníficas canciones repletas de inolvidables melodías, gran empleo del mellotron, instrumentación competente y en algunos casos la voz inconfundible de Hayward. Su disco más importante es Days Of Future Passed (1967), mezcla no demasiado homogénea de secciones orquestales y brillantes canciones de rock. Los siguientes cinco discos gustarán más o menos en función de quién los escuche, aunque yo me quedaría con To Our Children's Children's Children (1969).
THE MOVE
La personalidad de Roy Wood (que incluye sus composiciones, claro está) monopoliza la atención en esta banda de Birmingham que en un breve período de cuatro años dejó su impronta dentro del pop-rock suntuoso y un acercamiento original al rock progresivo tras la entrada en el grupo de Jeff Lyne. Éste lo convencería para crear la Electric Light Orchestra e incidir en la vía progresiva, pero antes The Move dejaría para la historia cuatro grandes discos donde el mejor de ellos es Looking On (1971), el cual, si se incluyen las canciones adicionales de la reedición en CD, es el perfecto compendio de todo lo que podía ofrecer la banda.
NICK CAVE
La palabra "artista" está bastante devaluada por su empleo generalizado, pero si hay alguien que merece de verdad ese apelativo por tener un estilo, imaginería y trayectoria inimitables, ese es Nick Cave. Suavizando paulatinamente el descontrol (controlado) que desplegó con su primera banda, The Birthday Party, ha sabido plasmar en la música una personalidad turbulenta pero muy lúcida. A partir de textos particularizados, sus letras expresan una universalidad a la que solo llegan los genios literarios, como si fuera un Faulkner musical, pues no necesita ser explícito en su mensaje debido a su poderío visual. Su discografía se ha multiplicado en el siglo XXI al dedicar parte de su tiempo a la creación de bandas sonoras de mucho menor interés con Warren Ellis. Se hace muy difícil recomendar o destacar algún álbum en especial porque, cuanto mayor sensación hay de que ya lo ha dicho todo, nos vuelve a sorprender.
PATTI SMITH
La portada del disco de debut de Patti Smith es todo un icono de la música rock. Aunque su carrera se vio truncada un par de veces por situaciones extramusicales de diferente índole, lo cierto es que supo recuperarse con dignidad y seguir explotando las posibilidades de cantar poesía underground en un entramado rock de ínfulas punk, con un estilo directo pero bien cuidado. Wave (1979) es el mayor exponente de hasta dónde podía llegar.
PAUL McCARTNEY
El más melódico de The Beatles, a veces de manera excesiva, tiene una carrera en solitario bastante productiva en la que ha demostrado tanto su autosuficiencia para publicar discos sin ayuda de nadie, como su adaptabilidad para formar parte de una banda que básicamente era él mismo más un puñado de amigos/músicos (Wings). Por suerte, no solo ha explotado su faceta melódica (lo cual no es un problema cuando acierta), sino que también ha explorado diferentes estilos musicales y ha dado rienda suelta en ocasiones a su vertiente más experimental, con buenos resultados en general. El álbum donde queda reflejado un perfecto equilibrio entre todo lo comentado es sin duda el aclamado Band On The Run (1973), aunque la mejor obra de McCartney es la menos conocida Ram (1971), un verdadero paraíso de la melodía.
PETER GABRIEL
Durante (casi) toda su carrera, incluida la etapa de Genesis, Peter Gabriel se ha caracterizado por ofrecer apuestas arriesgadas que, cuando menos, han servido para hacer avanzar el panorama musical y descubrir nuevos mundos y múltiples posibilidades. Su capacidad de llegar hasta los puntos más recónditos del subconsciente del oyente le ha servido para crear música atemporal e imperecedera. Aunque se ha apoyado bastante en las tecnologías existentes, raramente puede decirse que alguno de sus temas ha quedado desfasado. Además, es uno de esos artistas que promueve el apartado visual de su creación, por lo que es uno de los arquetipos de artista musical completo. Su obra maestra, culminación de su visión y sonido, es su tercer álbum homónimo, el de 1980.
PINK FLOYD
Uno de esos grupos a veces endiosado en demasía, pero que ello no es óbice para reconocer su maestría en crear atmósferas y estados de ánimo a partir de los instrumentos típicos del rock. Rock psicológico podría denominarse. Tras una primera fase inicial psicodélica muy breve aunque extremadamente original y creativa (liderada por el errático Syd Barrett), Roger Waters asumió el mando y el grupo estuvo vagando por el rock progresivo y vanguardista hasta que consiguió encontrar el equilibrio entre arte, comercialidad y asequible filosofía que logró su culminación en el histórico Dark Side Of The Moon (1973). De ahí hasta The Wall (1979) encontramos los discos que han hecho pasar a la historia a Pink Floyd.
PIXIES
Uno de los grupos indies por excelencia, las fricciones internas provocaron que se separaran cuando todavía parecía que podían ofrecer más. Unos músicos nada virtuosos pero muy efectivos en lo que sabían hacer, ofrecieron un sonido profundo y repleto de melodías en las que las letras surrealistas y sórdidas de Francis Black alcanzaban un efecto catártico. Doolittle (1989) es el cénit creativo de la banda y uno de los mejores discos de los ochenta.
THE POLICE
Tres grandes músicos que siempre andaban a la gresca, acabaron por publicar una serie de cinco discos impresionantes en los que se recogen inolvidables composiciones que forman parte de la memoria musical colectiva. Por el camino crearon ese nuevo estilo llamado “reggae blanco” que no fue sino una faceta más dentro de la evolución hacia un sonido más adulto pero con un toque mágico especial fruto de la sinergia creada posiblemente por la lucha de egos. Sting fue el único que triunfó en solitario tras la disolución de la banda.
PROCOL HARUM
Conseguir un masivo éxito en los inicios es algo que puede estigmatizar, tal como ha ocurrido con Procol Harum, grupo hoy en día recordado solamente por ‘A Whiter Shade Of Pale’. No obstante, descubrir su obra representa todo un descubrimiento, puesto que el talento compositivo de su pianista Gary Brooker es indiscutible y siempre supo rodearse de buenos músicos para conseguir excelsos resultados, tal como demuestran sus mejores álbumes Procol Harum (1967) y A Salty Dog (1969) junto con más de la mitad de su discografía.
QUEEN
Uno de esos grupos en los que exponerse a las opiniones de sus enfervorizados fans puede provocar un efecto negativo de entrada. Pero hay que saber valorar su aportación musical en la asimilación de elementos claramente operísticos, plasmados en verdaderos himnos del rock, y el poco habitual detalle que sus cuatro componentes siguieron juntos durante veinte años hasta la triste muerte del carismático Freddie Mercury. La cúspide de su sonido la podemos encontrar en A Night At The Opera (1975).
RADIOHEAD
La demostración de que la evolución todavía existe en la música es Radiohead. Desde unos vulgares inicios entre el grunge y el rock alternativo hasta ser un nombre destacado dentro del movimiento electrónico, han pasado por diversas fases más o menos experimentales pero siempre interesantes. Su obra maestra, Ok Computer (1997), seduce por su equilibrio entre melodías, experimentación, texturas y letras crípticas pero muy expresivas, siempre con la voz de Yorke como elemento catalizador.
RAMONES
Del movimiento underground neoyorquino que cobró merecida fama por las actuaciones en el mítico CBGB, apareció este cuarteto de rock que, retomando la esencia y sencillez del rock'n'roll primigenio, imprimió una fuerza descomunal en sus interpretaciones y sentó las bases de lo que se vendría a llamar punk. En España tuvieron tal popularidad e impacto sociológico que incluso aparecen mencionados en varias obras de Umbral ambientadas en finales de los setenta y principios de los ochenta. Inmortalizados en la figura de su carismático cantante Joey Ramone (de ideología izquierdista), así como en los acordes de la guitarra de Johnny Ramone (ultraderechista con un cerebro que no veía más allá de los acordes de su instrumento), sus discos se sucedían a una velocidad vertiginosa con canciones de dos minutos, que en directo eran interpretadas todavía más rápidas y breves. Aunque las limitaciones de su estilo les impidieron evolucionar de manera significativa (hubo de ser Phil Spector el que les creara una enajenación musical pasajera), hasta su disolución conservaron ese aura de respeto y admiración de todo el mundo de la música. Su disco homónimo de debut sigue siendo su mayor logro y uno de los álbumes imprescindibles de los años setenta y de la historia de la música rock.
RENAISSANCE
Asombroso grupo de fusión entre rock progresivo, folk y música clásica, nacido de las cenizas de los Yardbirds (detalle todavía más asombroso) que sobrevivió a un completo cambio de formación y que tras la incorporación de la magnífica cantante Annie Haslam grabaron en los setenta una serie de discos imprescindibles para todos los amantes de la buena música. El mejor, sin duda Ashes Are Burning (1973). Luego llegó el bajón de los ochenta, genérico para todos esos grupos del movimiento progresivo que quisieron modernizarse con la Nueva Ola y murieron en el intento.
RICHARD THOMPSON
Existen en la música dos formas de clasificación del tipo “los xyz mejores...”: las realizadas en base a votaciones de los oyentes o las realizadas en base a votaciones de los músicos y periodistas musicales. En las primeras nunca veremos a Richard Thompson, pero en cualquier votación realizada por músicos o periodistas veremos colarse un disco suyo (si la lista recoge al menos cien, eso sí) o, si se trata de elegir a los mejores guitarristas de la historia, tendrá siempre un puesto destacado. Y es que el gran guitarrista de Fairport Convention desafió en solitario cualquier encasillamiento y en su larga trayectoria ha interpretado toda clase de estilos siempre con una maestría y una técnica encomiables. Además, sus propias composiciones consiguen llegar hasta lo más hondo del subconsciente y su impresionante capacidad melódica ha dejado grandísimos temas por el camino. El segundo álbum, I Want To See The Bright Lights Tonight (1974), es uno de sus mayores logros y gana con cada nueva escucha.
THE ROLLING STONES
Dos aspectos lastran la reputación de los Rolling Stones. Uno es su condición de eternos dinosaurios que intentan expresar fraudulentamente en un escenario lo que siente un joven de veinte años cuando ya han duplicado, triplicado o cuadriplicado esa edad. El otro es su fama de eternos segundones de los Beatles en los sesenta, siempre a remolque de lo que iban haciendo para subirse al carro de la fama. Del primer aspecto no se puede sacar nada positivo en conclusión, desde los ochenta básicamente han sido una máquina de hacer dinero que, por suerte, en muchos casos no ha estado reñido con el aspecto musical. Sobre lo segundo, ciertamente los Stones fueron subiéndose al carro de la moda que más les atraía, pero no es menos cierto que en cada estilo que tocaron demostraron que podían ser los mejores cuando se lo proponían. Es difícil destacar discos entre tanta variedad y tan extensa discografía, así que baste decir que hasta el Tattoo You (1981) vale la pena escuchar casi todo, salvo unos pocos discos como Emotional Rescue o It's Only Rock'n'Roll.
ROXY MUSIC
La personalidad de Bryan Ferry oculta muchas de las virtudes que atesora esta importante banda británica. La sobreexposición de grandes temas de los ochenta como ‘More Than This’ y ‘Avalon’, nada que ver con el estilo singular que desarrollaron en la década anterior, también produce el mismo efecto de pantalla. Pero (casi) la misma importancia que Ferry tuvieron el guitarrista Phil Manzanera y el saxofonista Andy Mackay, así como el mago Brian Eno aunque este solo en los dos primeros álbumes. Curiosamente, con la salida de Eno y el liderazgo absoluto de Ferry llegó pronto la mejor obra de la banda, Stranded (1974), culminación de su particular estilo ecléctico imposible de catalogar y precursor de la futura New Wave.
ROY WOOD
Uno de los grandes genios musicales que emergieron en las islas británicas, la excentricidad de Roy Wood eclipsó lo verdaderamente importante de su legado, que fueron sus originales composiciones. En ellas se exhibe no solo como gran compositor, sino también como asombroso multiinstrumentista y brillante arreglista. Lamentablemente, tras la disolución de The Move y la posterior salida de la Electric Light Orchestra, su carrera en solitario comprende muy pocos álbumes (estaría más dedicado a la producción) y es muy irregular. En cualquier caso, Boulders (1973, aunque grabada en 1969) es una obra maestra y ejemplifica toda la relevancia de Wood en la historia de la música rock.
SIMON & GARFUNKEL
Aunque Paul Simon en los sesenta era como una versión accesible de Bob Dylan, lo cierto es que sus composiciones unidas al afán perfeccionista y la increíble voz de Art Garfunkel, fueron una pequeña revolución dentro del folk-rock cuando un productor electrificó ‘The Sound Of Silence’ sin que ellos lo supieran. A partir de ahí, seguirían una evolución con cierta experimentación, letras interesantes de Simon y memorables melodías que alcanzarían su culmen justo al final en Bridge Over Troubled Water (1970).
SLY & THE FAMILY STONE
Del área de San Francisco de los años sesenta, tan proclive a la fusión psicodélica, apareció una banda interracial liderada por Sly Stone, quien junto a sus hermanos Rose y Freddie crearon un estilo propio a base de funk, rock, psicodelia y soul como ingredientes principales, todo fusionado bajo una impecable técnica instrumental y vocal. Su evolución fue prodigiosa y crearon dos de las obras más originales e imperecederas de la historia del funk: Stand! (1969) y There's A Riot Goin' On (1971).
THE SMITHS
El tándem formado por el letrista y cantante Morrissey y el guitarrista y compositor de la música Johnny Marr, conformó las bases de lo que sería el sonido de The Smiths, grupo líder de la escena independiente de la década de los ochenta hasta su disolución. Mediante una poderosa sección rítmica, un trabajo de guitarra heredero de The Byrds y unas letras introspectivas, expresivas e incluso desgarradoras en ocasiones, lograron un estilo de profunda carga emocional adorado por muchos que llegó a su cénit en The Queen Is Dead (1986).
SOFT MACHINE
Surgidos del movimiento de Canterbury de los sesenta, esta voluble banda fue cambiando de miembros a una velocidad vertiginosa mientras su música se enfilaba irremisiblemente hacia un jazz-rock insustancial, con algunas honrosas excepciones. Lo mejor que hicieron fue sin duda al principio, donde la conjunción de las tres mentes privilegiadas de Kevin Ayers (bajo), Robert Wyatt (batería) y Mike Ratledge (órgano) idearon una música creativa y original que aunaba rock, jazz, psicodelia y la herencia vanguardista europea, todo ello plasmado en su inigualable álbum homónimo de debut de 1968.
SPARKS
En la historia del rock estamos acostumbrados a que los músicos británicos lograran un gran prestigio tocando la música proveniente de Estados Unidos, pero lo que no es nada habitual es encontrar lo contrario. Sparks, un grupo basado alrededor de los hermanos Mael, estadounidenses, llevaron la fusión de rock y vodevil a lo máximo, un estilo en el que grupos británicos como The Kinks, 10cc o Queen también daban sus pinceladas, pero nunca como único objetivo. De esta manera, Kimono My House (1974) ha quedado como una obra maestra del género y como el pico creativo de estos hermanos.
SPIRIT
Resulta paradójico que este olvidado quinteto de los años sesenta represente musicalmente (casi) todo lo bueno que dio esa década en la música rock. Para ser un grupo de Estados Unidos, su eclecticismo es asombroso a la hora de conjuntar estilos que van desde el rock, al jazz, la psicodelia o el art-rock, incluso a veces en un mismo tema. Habrá también pocos grupos donde el batería (Ed Cassidy) sea suegro del guitarrista (Randy California), precisamente los dos miembros más destacados. Su disco homónimo de debut, de 1968, es uno de los grandes discos de culto de la década.
STEELY DAN
Bajo el nombre de Steely Dan se ocultan los amigos Walter Becker y Donald Fagen, devotos del jazz-rock ejecutado con gusto y con preferencia por la melodía respecto a la improvisación. En sus inicios se caracterizaron por una absorción y fusión de estilos diferentes que dieron lugar a su etapa más ecléctica e interesante, siendo Pretzel Logic (1974) su mayor logro. Luego fueron evolucionando gradualmente hacia un exquisito jazz-rock menos vistoso y más sutil, que valoran más los aficionados a ese género.
STEVE HACKETT
No puede haber peor suerte que la de Steve Hackett en cuanto a reconocimiento. Ninguneado mientras fue el guitarrista de Genesis y luego con una dilatada carrera en solitario también ninguneada en comparación con las de sus excompañeros. El caso es que, en sus primeros años en solitario, Hackett supo mantener con gusto y dignidad el espíritu del rock progresivo, consiguiendo una obra maestra de técnica y diversidad conjuntas (Spectral Mornings, 1979). Luego quiso dirigirse a un sonido descaradamente comercial que no cuajaba para nada con él, pero afortunadamente después salió el músico que lleva dentro y de vez en cuando nos deleita con álbumes de guitarra clásica que mantienen su prestigio como instrumentista.
STEVIE WONDER
Niño prodigio de la música, su ceguera casi de nacimiento solo fue un obstáculo a salvar para convertirse en multiinstrumentista y compositor renombrado, como si fuera un Joaquín Rodrigo del r&b y el pop. Sus primeros años hay que tomarlos como algo formativo, no solo por la edad temprana a la que comenzó, sino también por el carácter restrictivo de la Motown respecto a la libertad creativa, ya que le tocó dedicarse a actuar como "cantante melódico" dentro del ciclo productivo de esta discográfica. Una vez consiguió la confianza de su entorno para desarrollar su propia creatividad, desplegó un sonido original (pionero en el empleo del clavinet y los sintetizadores) y un instinto melódico que influyó a los mejores músicos del momento. Su mejor producción llegó en los setenta, culminada en la descomunal obra Songs In The Key Of Life (1976), doble álbum que contiene su más amplia gama de registros.
THE SUGARCUBES
Islandia no existía en el panorama musical del pop-rock hasta que apareció en escena con un sensacional álbum de debut (Life's Too Good, 1988) esta banda liderada por un cantante con afán de protagonismo y una teclista y cantante llamada Björk, la cual fue en la práctica su componente esencial y diferenciador. Para quienes sean fans de la carrera en solitario de Björk, deben ser precavid@s al acercarse a su etapa previa, pero el citado disco de debut (más el single ‘Hit’) vale la pena conocerlos.
T. REX
Uno de los referentes principales del conocido como glam-rock de los años setenta, comenzó su carrera de manera muy diferente bajo el nombre de Tyrannosaurus Rex e interpretando composiciones acústico-psicodélicas. Posteriormente electrificaría su sonido hasta alcanzar el estrellato con discos y singles de mucho éxito. Su fama y su creatividad decaerían momentáneamente, pero logró recuperarse hasta que un accidente de coche truncaría la aparente recuperación. Su obra más conseguida fue Electric Warrior (1971), disco fundamental del glam-rock.
TALKING HEADS
El grupo intelectual por antonomasia de los Estados Unidos, estos cuatro chicos (liderados por el guitarrista, cantante y principal compositor David Byrne) formaron en Nueva York una banda de base guitarrera que pronto fue evolucionando hasta liderar el movimiento de la New Wave, gracias en parte a la aparición de Brian Eno como productor, y ser pioneros de la fusión con las músicas del mundo. Los intereses de los miembros comenzarían a divergir en los ochenta y el grupo acabaría disolviéndose. Fueron una impresionante banda en directo, tal como queda reflejado en la ejemplar película Stop Making Sense (1984) y en el fabuloso álbum The Name Of This Band Is Talking Heads (1982). De los discos de estudio, cabe señalar sus grandes logros Fear Of Music (1979) y Remain In Light (1980), buenos ejemplos de cómo puede conseguirse un sonido nuevo y original con creatividad.
THE VELVET UNDERGROUND
El grupo de culto por excelencia fue prácticamente ignorado por el público de los sesenta. Dicen que quien los escuchó, formó una banda, como Brian Eno. Con un sonido marcado inicialmente por el instinto melódico y las letras mundanas de Lou Reed, junto a la visión artística y experimental de John Cale (quien se acabaría marchando), llamó la atención de Andy Warhol para crear un espectáculo audiovisual y de paso imponer la participación de la cantante alemana Nico. Paradójicamente, en su mejor álbum (el homónimo de 1969) ya no están ni Cale, ni Nico, ni el apadrinamiento de Warhol.
THE WHO
Una de los mejores grupos de rock de la historia, marcó una época con la alineación de Pete Townshend (guitarra), John Entwistle (bajo), Keith Moon (batería) y Roger Daltrey (voz). De la mente visionaria de Townshend surgieron obras imprescindibles y nuevas formas de expresión ejemplarizadas en las aclamadas óperas-rock Tommy (1969) y Quadrophenia (1973). Pero si hubiera que elegir un aspecto de The Who, sería sin duda el de sus interpretaciones en directo. La fuerza y el poderío que transmiten, junto a la capacidad de improvisación y de añadir elementos sorpresivos a las interpretaciones, convierten cada concierto de ellos (salvo excepciones) en toda una experiencia rock inolvidable. El mejor disco en directo de la historia es suyo (Live At Leeds, 1970), y cualquier actuación filmada de ellos demuestra claramente por qué fueron los mejores en el escenario, como por ejemplo en Live at the Isle of Wight Festival 1970 (1996) o en la película documental The Kids Are Alright (1979).
YANN TIERSEN
Aunque en sus inicios (que por otra parte es lo mejor de él) nada tenía que ver con el pop ni el rock, sí que acabó empleando este lenguaje a lo largo de su discografía, motivo por el cual tiene cabida en esta web. Su reconocimiento mundial llegó a partir de la banda sonora de la aclamada y singular película francesa Amélie (2001), que además recopilaba algunas de sus mejores composiciones anteriores. Es asombrosa su capacidad para componer perdurables melodías con variados instrumentos como el acordeón, el piano, el clavecín, el violín, la melódica o incluso el piano de juguete, recogiendo la herencia de la música popular francesa y el aperturismo de la clásica en la primera mitad del siglo XX. Con la apertura al rock se fue vulgarizando paulatinamente, pero seguiremos esperando algún toque más de genialidad por su parte.
THE YARDBIRDS
Una banda en la que comenzaron, consecutivamente, Eric Clapton, Jeff Beck y Jimmy Page, no puede ser una más dentro del R&B británico. Duraron muy pocos años, pero dejaron por el camino un gran álbum plagado de éxitos (en su reedición en CD) llamado Having A Rave Up (1965) y otro álbum pionero de la psicodelia, Roger The Engineer (1966).
YES
Dentro de la primera hornada de grupos de rock progresivo que afloraron en 1969, Yes tiene una de las carreras más longevas pero plagada de cambios continuos en la formación. Pero un grupo que llegó a juntar a Jon Anderson (voz), Rick Wakeman (teclado), Steve Howe (guitarra), Bill Bruford (batería) y Chris Squire (bajo) es para tenerlo en cuenta, pues solo ellos podían llevar a Yes a lo máximo, que fue esa obra maestra titulada Fragile (1971). A finales de los setenta y en los ochenta se rebajaron bastante cualitativamente al caer en las modas del momento, pero luego se irían recuperando a pesar de las limitaciones que iba imponiendo la edad.
THE ZOMBIES
Uno de esos grupos con la etiqueta “de culto” indefectiblemente grabada a fuego, los Zombies tuvieron realmente mala suerte. Tras unos singles iniciales de éxito, su magistral estilo de pop barroco no caló en las audiencias y tras grabar su segundo álbum (el inolvidable Odessey And Oracle, de 1968) se separaron sin que nadie les echara de menos. El posterior éxito del single ‘Time Of The Season’, gracias a la intervención de Al Kooper, no sirvió para que volvieran a juntarse. El único legado interesante que quedó fue la formación de la banda Argent, que solo guardó trazas de los Zombies en su debut.