CLÁSICOS DEL ROCK
ANÁLISIS DE LAS DISCOGRAFÍAS DE LOS ARTISTAS Y GRUPOS IMPORTANTES EN LA HISTORIA DE LA MÚSICA ROCK
EMERSON, LAKE & PALMER
2018
EMERSON, LAKE & PALMER
Año de publicación: 1970
Puntuación:
1) The Barbarian; 2) Take A Pebble; 3) Knife Edge; 4) The Three Fates;
5) Tank; 6) Lucky Man.
2018
La primera memoria que tengo de este trío (al que llamaremos ELP para abreviar) es el comentario de un libro antiguo sobre rock –del que ni siquiera puedo recordar el nombre– en el que se decía de ellos algo así como que en algunos momentos la inteligencia parecía desbordarse. En su momento, el anuncio de la unión de estos músicos provocó una gran expectación y se les colocó la etiqueta de supergrupo, puesto que los tres habían ganado mucho prestigio artístico con sus bandas anteriores: el bajista/guitarrista Greg Lake provenía de King Crimson, quienes habían grabado su imprescindible álbum de debut; el teclista Keith Emerson era el líder y alma de The Nice, banda protoprogresiva que había ido perdiendo fuelle desde su singular LP de debut y mejor obra The Thoughts Of Emerlist Davjack; y Carl Palmer era quizá el menos conocido por haber sido batería brevemente con The Crazy World Of Arthur Brown y provenir de Atomic Rooster, banda que entonces se había estrenado con un notable álbum de debut.
La prensa se puso enseguida encima de ellos y la presión era bastante grande para estrenarse con algún álbum. De hecho, los primeros conciertos fueron mucho antes de empezar a grabar nada (incluida su aparición estelar en el Festival de la Isla de Wight de 1970) y se basaban en la adaptación de la obra clásica Cuadros de una exposición de Mussorgsky, más otras adiciones como el ‘Rondo’ de The Nice (el cual era a su vez una interpretación más rockera del ‘Blue Rondo à la Turk’ de The Dave Brubeck Quartet). El conocimiento de la música clásica y la inspiración/emulación que les provoca acompañarán toda la discografía de ELP, algo que podían permitirse sobre todo por la magistral técnica de Emerson con el teclado, uno de los mejores de la historia del rock.
Así, más compositores clásicos aparecen nada más comenzar este álbum, puesto que ‘The Barbarian’ es en realidad la adaptación al rock de la pieza de piano Allegro Barbaro (Sz. 49) del húngaro Béla Bartók, que demuestra una vez más que la fuerza de la música no está tan solo en colocar una batería estruendosa o una guitarra eléctrica acelerada, sino en una composición que sepa transmitir por sí misma toda la energía, independientemente del medio. ELP lo único que hacen es trasladar eso mismo para ser interpretado mediante teclado, bajo y batería, consiguiendo un gran resultado pero más por el mérito de la composición original de Bartók que por aportar algo nuevo. Más adelante a quienes nos encontramos son al checo Janáček enlazado con Bach en ‘Knife Edge’. En esta ocasión, la brutal melodía y ritmo principal corresponden a la Sinfonietta de Janáček, mientras que de Bach añaden un extracto de la Suite Francesa BWV 812 a partir de los 3:20 aproximadamente. La diferencia con ‘The Barbarian’ es que aquí consiguen un resultado mucho más enérgico de lo que eran las piezas originales, transmitiendo una mayor originalidad en los arreglos y en la aportación de los tres músicos. También de corte marcadamente clásico aunque en realidad son composiciones originales de Emerson, tenemos el trío de piezas englobadas como ‘The Three Fates’, una demostración de virtuosismo por parte de su autor, que aquí se presenta como un verdadero integrador del mundo de la música clásica y el rock. La última pieza, ‘Atropos’, se desarrolla en una vertiente de jazz algo disonante y muy acelerado que servirá de precedente para enlazar las diferentes secciones de la futura suite ‘Tarkus’.
La extensa ‘Take A Pebble’ está conformada por tres partes bien diferenciadas. La principal es una contemplativa y relajada parte aderezada por la cálida voz de Lake que luego se acelera en una fenomenal sección instrumental jazzística. Hacia la mitad llega la tercera parte marcada por la guitarra acústica en un tono folk de aires estadounidenses, demasiado ordinario. La estructura del tema es simétrica, pues luego llegará nuevamente la sección instrumental jazzística para retomar la solemne parte cantada. ‘Tank’ también posee tres secciones diferentes destinadas cada una al lucimiento de alguno de sus dos autores: la primera parte comandada por el teclado de Emerson; la segunda, casi un solo de batería de Palmer; y la tercera más o menos a medias (incluso a tres bandas, porque el bajo de Lake suena fantástico), aunque lo que más resalta es el pegadizo ritmo marcado por Palmer y que volverá a utilizar en el futuro.
La historia detrás de ‘Lucky Man’, la canción más recordada de este álbum, es bien conocida: habiendo grabado todo lo que habían compuesto para la ocasión, todavía faltaba completar el disco con alguna pieza corta, por lo que Lake echó mano de una canción que escribió con 12 años. Cuando se grabó todo lo principal y podría estar acabada para su inclusión, Lake pensó que algo más se le podría añadir y le pidió a Emerson que incluyera algo con el Moog. Este realizó una primera improvisación para calentar motores pero, al acabar, un entusiasmado Lake le dijo que ya no hacía falta hacer nada más porque había quedado ideal, ante la estupefacción de Emerson. Y así se gestó una de sus canciones más conocidas y exitosas, que no es más que una balada acústica de estribillo solemne donde lo mejor es su parte instrumental y, sobre todo, ese fenomenal solo improvisado de moog del final, que la dota de un carácter especial.
Así pues, estamos ante un gran debut de este trío que, dentro del rock progresivo, lideraría la vertiente más entroncada con la música clásica. El comienzo era prometedor y el entusiasmo y motivación pondrían el resto para proseguir con una exitosa y original trayectoria en el inicio de década.
TARKUS
Año de publicación: 1971
Puntuación:
1) Tarkus; 2) Jeremy Bender; 3) Bitches Crystal; 4) The Only Way (Hymn);
5) Infinite Space (Conclusion); 6) A Time And A Place; 7) Are You Ready, Eddy?.
El éxito inicial que consiguieron con sus primeras actuaciones en directo y su álbum de debut no evitó que aparecieran muy pronto fricciones entre los miembros de la banda, principalmente entre Emerson y Lake, respecto al camino que debían seguir para grabar lo que debería ser el LP de continuación. Lake estaba un poco cegado por la aceptación de su single ‘Lucky Man’ y creía que debían orientarse más a lo que pedían las emisoras comerciales, mientras que Emerson quería más integridad artística y explotar el potencial musical que tenían en piezas más complejas. Por suerte, al final se avinieron a compatibilizar ambas tendencias y gracias al empuje de Emerson se pudo fraguar ‘Tarkus’, la creación definitiva del grupo. En este álbum se basan en composiciones propias y originales, excepto en ‘The Only Way (Hymn)’ porque emplean partes de Bach.
Pasemos directamente a comentar la suite ‘Tarkus’, la obra maestra de este trío. Está subdividida en siete partes, donde las pares son las cantadas y las impares son pasajes más jazzísticos que actúan de conectores: 1) Eruption; 2) Stones of Years; 3) Iconoclast; 4) Mass; 5) Manticore; 6) Battlefield; 7) Aquatarkus. Esas subpartes impares más jazzísticas poseen en general un ritmo frenético que aporta un necesario dinamismo para que la suite fluya sin descanso y sin desviar la atención, donde cabe destacar el extraordinario trabajo de Palmer con la batería, prueba de su indiscutible técnica. Según el propio Emerson, estuvo muy influido por el trabajo de Frank Zappa. En el inicio engaña, al presentar una solemne introducción de coros que pronto dan paso a la enérgica introducción influenciada por el jazz, que con sus diferentes, sutiles y excepcionales variaciones servirá de nexo de unión de las partes cantadas, las cuales son sin duda lo mejor de la suite. En estas secciones cantadas descubrimos unas ejemplares muestras de fusión de música rock y música clásica, tal cual era la propuesta inicial de estos geniales artistas. En primer lugar está Stones Of Years, anunciada por la desaceleración súbita del ritmo y unas apacibles líneas de bajo que anteceden la voz angelical de Lake (“Has the dawn ever seen your eyes?”), para transcurrir por una relajante sección donde los cambios de ritmo de Palmer y los detalles de teclado no interrumpen la relajante cadencia. Más adelante llegará la más rítmica Mass, caracterizada por la prominente y agresiva parte de teclado y por esa parte instrumental en que Emerson y Palmer ejecutan un preciso solo al unísono. Pero la palma (la de oro de Cannes, por supuesto) se la lleva sin duda Battlefield, de memorable e inolvidable interpretación vocal que acaba rematada en un estribillo instrumental donde la grandeza de los grandes melodistas de la historia de la música aflora en la épica melodía interpretada por el teclado de Emerson, que luego da paso al mejor solo de guitarra que haya tocado nunca Lake, que además es por partida doble. El éxtasis musical al que se llega es tal que la última parte instrumental, Aquatarkus, es mucho más ordinaria pero ya ni se le da importancia.
El resto del álbum sabe a poco en comparación, es por ello que hay que sustraerse totalmente de ‘Tarkus’ para poder disfrutar también de los demás temas. En ‘Jeremy Bender’ encontramos la primera muestra del estilo más boogie al que acudirán en más ocasiones durante su carrera en momentos también puntuales, siendo este primer ejemplo el mejor de todos los que crearán. Como ya se había citado, para ‘The Only Way (Hymn)’ recurren al gran Johann Sebastian Bach y la eximia introducción la toman prestada de su Tocata y fuga en fa mayor (BWV 540). Lake vuelve a realizar una solemne parte vocal perfectamente complementada por el órgano. Esta ceremoniosa parte es seguida por un intermedio instrumental repleto de ritmo que acompañará el retorno de la parte vocal celestial. Conforme acaba, enlaza con ‘Infinite Space (Conclusion)’, de tal manera que este queda como una especie de coda jazzística.
De vez en cuando aparecen temas más potentes como ‘Bitches Crystal’, basado en un prominente ritmo donde el bajo de Lake (quien parece haberse olvidado de cómo cantar) no se queda nada corto y Emerson parece limitarse a improvisar en buena parte salvo en el interludio que antecede el retorno de la parte principal. De notable poderío resulta también ‘A Time And A Place’, donde Emerson lo acaba de dar todo con los teclados y, aunque Lake vuelva a demostrar que los registros vocales más duros no son lo suyo, la fuerza que transmite este tema es brutal.
El secreto de que incluyan al final algo tan horrendo como el rock'n'roll de ‘Are You Ready, Eddy?’ es por una broma hacia el ingeniero de sonido, pues Eddy era su nombre, pero maldita la gracia que hace. Para eso ya podrían haber hecho, por ejemplo, una versión de The Who con el título ‘Eddy, can you hear me?’ u otra de The Beatles con el título ‘Eddy in the sky with diamonds’. Así, lo que tenemos es una penosa manera de finalizar el mejor álbum de este trío.
En cualquier caso, ‘Tarkus’ se presenta como una de las más grandes suites de rock progresivo que se hayan creado y deja en un segundo plano al resto de temas. Si por casualidad no te acaba de gustar, entonces ya puedes descartar ese género al completo porque no es lo tuyo. O, en todo caso, dirígete directamente a propuestas más ordinarias como Kansas o Rush; o incluso Foreigner, y que ya no hayan medias tintas. Emerson, Lake & Palmer consiguen aquí uno de los mejores ejemplos de fusión de rock, jazz y música clásica que puedan encontrarse. Todo un acierto para quienes gusten de al menos dos de esos tres estilos.
PICTURES AT AN EXHIBITION
Año de publicación: 1971
Puntuación:
1) Promenade; 2) The Gnome; 3) Promenade; 4) The Sage; 5) The Old Castle;
6) Blues Variations; 7) Promenade; 8) The Hut Of Baba Yaga;
9) The Curse Of Baba Yaga; 10) The Hut Of Baba Yaga; 11) The Great Gates Of Kiev; 12) Nutrocker; [BONUS TRACK:] 13) Pictures At An Exhibition.
Como ya se dijo con anterioridad, en sus inicios como grupo ELP comenzaron a tocar en directo cuando todavía no tenían un repertorio propio, por lo que su carta de presentación era la adaptación de diferentes partes de la obra de Modest Mussorgsky Cuadros de una exposición. Tras el éxito de sus dos primeros álbumes, decidieron publicar este concierto grabado en el mes de marzo en Newcastle, de manera que quedara reflejada esta obra que tanta importancia había tenido en el devenir del trío.
La obra original de Mussorgsky fue ideada como una suite de piano como único instrumento, pero la versión que ha trascendido fue la orquestada por Maurice Ravel, que sería algo así como querer grabar en color alguna obra maestra del cine en blanco y negro. Siguiendo este símil, si alguien pensara pintar en colores el Guernica de Picasso, el resultado sería con seguridad una desvirtuación sin sentido de la obra original. Pero si ese cometido fuera realizado por otro gran pintor, el resultado podría ser otra gran obra que, sin hacer olvidar la original, se situaría en otra dimensión o perspectiva diferente que ensalzaría su unicidad y originalidad propia. De hecho, el mismo Picasso hizo algo similar en su serie de cuadros sobre Las meninas de Velázquez, que pueden verse en gran cantidad en el Museu Picasso de Barcelona. Sobre la obra de Mussorgsky, podríamos decir que, si este consigue transmitir portentosamente todo el colorido y expresividad de unos cuadros con tan solo un piano, Ravel consigue que cobren vida en 3D. Desafortunadamente, lo que hacen ELP respecto a Ravel no se sitúa ni de lejos al mismo nivel de brillantez que la soberbia adaptación que a su vez hizo Ravel de Mussorgsky. Es decir, apenas aportan nada relevante salvo el efecto de adaptar los arreglos a un trío de rock.
Las tres versiones de ‘Promenade’ dejan sensaciones diferentes y encontradas. En la obra original, servía de leitmotiv para ir siguiendo el recorrido imaginario por el pasillo donde están los cuadros, con sus diferentes variaciones. Aquí lo emplean para darle tres tratamientos diferentes: el primero de ellos es el más fiel a la obra original, pues se trata de la interpretación de la sensacional melodía mediante un órgano de verdad que nos transporta directamente a la genialidad de Mussorgsky; la idea de la segunda versión es tan sencilla como añadirle una letra, algo que no acaba de cuajar porque esa melodía no está hecha para una voz, como si se quisiera ponerle letra al riff de guitarra de ‘Layla’ de Eric Clapton; por suerte, la tercera y última versión es instrumental y participan los tres músicos, destacando sobre todo la percusión de Palmer, que aporta mayor fuerza sonora pero que tampoco se reputa necesaria.
Peor fortuna tiene ‘The Old Castle’, que sí aparece descuartizada sin recordar en ningún momento a la pieza original, aquí convertido todo en un festín de sintetizadores para empachar a cualquiera en diez segundos, acompañado por el mismo compás de batería de la antigua ‘Tank’ pero algo más rápida. Lo paradójico es que la melodía original de ‘The Old Castle’ sí aparece nada más comenzar lo que parecería una simple improvisación (que también lo es) bajo el título de ‘Blues Variations’, que al menos deja mejor sensación que su precedente. Hay piezas que de entrada ya se ven ideales para la aportación de Palmer, como son ‘The Gnome’ y sus paradas súbitas, o ‘The Hut Of Baba Yaga’ (originalmente titulada ‘The Hut On Hen's Legs’). En cuanto a ‘The Curse Of Baba Yaga’, se trata de otra nueva improvisación a partir de melodías de la pieza anterior. Todo ello nos deja como única novedad genuina la balada ‘The Sage’, una muestra de la habilidad de Lake como guitarrista clásico, donde los expresivos pasajes instrumentales podrían parecer inspirados en el mismo Fernando Sor.
‘The Great Gates Of Kiev’ es el final apoteósico de la obra original que aquí tampoco podía fallar, donde vuelve a cantar Lake con mejor resultado (aunque la letra chirría un poco por su trascendentalismo barato: “There's no end to my life / No beginning to my death / Death is life”) y Emerson consigue transmitir toda la emoción de sus inolvidables melodías. Es tan sublime esta pieza (o sea, la original) que hasta Michael Jackson empleó un extracto como introducción de una de sus canciones. Como añadido final, encontramos el distendido ‘Nutrocker’, que no es más que la interpretación en clave de rock de una de las famosas piezas de El Cascanueces de Tchaikovsky (“Nutcraker” en inglés). En este caso, totalmente superflua y sin mayor interés, dando la sensación de que era una manera de divertir al público y relajarse los músicos al mismo tiempo. Como bonus track encontramos una versión reducida de estudio de la obra en cuestión, pero no de esos primeros setenta sino de 1993, cuando el trío estaba en horas realmente bajas. Así, suena todo mucho más artificial y además a Lake ya le había mutado la voz. Porque, para quienes no lo sepan, sorprendentemente en los noventa perdió todas sus cualidades al quedarse con una voz rasposa, poco expresiva y con dificultades para ejecutar una melodía vocal.
Es complicado emitir un veredicto final, pero como en ningún caso este álbum es preferible a la opción de escuchar la obra original, la relevancia o repercusión que tiene son por tanto escasas. Se aconseja encarecidamente escuchar la versión arreglada por Ravel, no solo por ser la obra completa (es decir, posee más piezas), sino también porque ya contiene las ideas más importantes que ELP no hacen sino reutilizar. Pero al mismo tiempo hay que reconocer que este trío hace honor al poderío de la obra original, realizando una ejemplar ejecución en el lenguaje del rock y consiguiendo ellos solos el mismo efecto que si hubiera una orquesta completa, algo al alcance de muy pocos.
TRILOGY
Año de publicación: 1972
Puntuación:
1) The Endless Enigma (Part One); 2) Fugue; 3) The Endless Enigma (Part Two); 4) From The Beginning; 5) The Sheriff; 6) Hoedown; 7) Trilogy; 8) Living Sin;
9) Abaddon's Bolero; [BONUS TRACK:] 10) Hoedown (live).
Como puede entenderse por la portada, ELP se han convertido en un monstruo musical de tres cabezas con capacidad para tocar todo lo que se les ponga en el camino. Lo que suele ocurrir con los grandes intérpretes del rock es que luego su capacidad para componer es más limitada, puesto que les cuesta conseguir algo que para ellos debería ser aparentemente tan sencillo como una melodía con gancho. De ahí que quien peor toca del trío, que sería Lake, es quien más acertado está siempre con las melodías de sus composiciones. Aun así, comienzan a saltar las alarmas cuando comprobamos que buena parte del contenido es devoto de piezas anteriores de la banda o influenciado por composiciones ajenas, cuando no se trata directamente de una versión. Si somos benevolentes, tratándose del tercer disco de estudio en tres años tampoco podía exigírseles una brillantez continua.
Las referencias pictóricas del álbum anterior tienen aquí su continuación en el título de ‘The Endless Enigma’ (El enigma sin fin), la famosa obra de Dalí, si bien la música no posee tintes surrealistas que sustenten la elección del título. Algunas lecciones aprendieron de la obra de Pictures At An Exhibition, de tal manera que el inicio de ‘Endless Enigma’ parece directamente inspirado en esa estructura de potencia-pausa de ‘The Gnome’. No es hasta pasados los dos minutos y medio que llega la sección cantada en el estilo más épico de Lake, que hubiera encajado muy bien en ‘Tarkus’. Alcanza su punto álgido en los versos que sirven de vuelta al inicio de las estrofas (“Please, please, please open their eyes”), antes de llegar a una parte final instrumental donde se queda Emerson solo y acaba enlazándolo con su ‘Fugue’, para dar rienda suelta a su insuperable técnica de piano, todo un Liszt de finales del siglo XX. Si un@ no sigue el orden numérico en el display, apenas diferenciará la entrada en la segunda parte de ‘The Endless Enigma’ al estar unidas, pero sin duda el Moog le llamará la atención antes de la última entrada vocal de Lake.
La sombra de la citada ‘Tarkus’ es muy alargada, no se ha nombrado por casualidad. En ‘The Sheriff’ a partir del minuto 1:50 casi puede decirse que calcan uno de sus pasajes instrumentales, aunque en realidad la canción sea la continuación del estilo de ‘Jeremy Bender’, aquí con abrupto final en forma de endiablado honky tonk al piano. De manera análoga, ‘Living Sin’ sería el equivalente de ‘A Time And A Place’, derrochando energía pero con resultado más discreto, si bien resulta necesario tener un tema así para compensar tanto pasaje contemplativo que le precede.
Lake nos vuelve a regalar otra joya acústica mediante ‘From The Beginning’, cuyo inicio pausado de guitarra es casi calcado al de ‘Roundabout’ de Yes aunque luego el desarrollo de ambos temas es bien diferente. Las delicadas melodías vocales de ‘From The Beginning’ son de las mejores que haya escrito nunca su autor, Lake, con unos exquisitos punteos del bajo en los últimos versos. El solo de guitarra eléctrica es sencillo pero muy emotivo, también de los mejores que haya tocado Greg. El sintetizador final de Emerson intenta repetir la jugada conseguida en ‘Lucky Man’ pero aquí no engrana tan bien y hubiera quedado mejor alargar el solo de guitarra. Los momentos relajados es donde mejor queda aprovechada la voz angelical de Lake, como queda demostrado también en la primera parte de ‘Trilogy’, bien acompañado por el piano de Keith, en lo que sería otra celestial balada. A partir de los dos minutos ya se transforma en una intimidante pieza instrumental con unos pasajes algo toscos por momentos donde también hay algo de canto pero con menor efecto, aunque la repetición de la misma estructura para llegar a los ocho minutos no es una decisión nada acertada, ya que no merecía tanta atención.
Para seguir explotando su impecable faceta como intérpretes y arreglistas de rock de repertorio clásico, aquí se incluye una estupenda versión de ‘Hoedown’, perteneciente a un ballet de Aaron Copland, la cual encaja a la perfección con el estilo más rimbombante que iban a desarrollar al máximo en su siguiente álbum. Volviendo a Maurice Ravel, de igual manera que habían tomado su versión de Cuadros de una exposición como modelo para tocarla en directo, aquí Emerson se fija en el Bolero para componer el suyo propio, ‘Abaddon's Bolero’, una idea que les sirve para rellenar otros ocho minutos que no dejan de tener su interés porque solo unos músicos como estos podían ejecutar un crescendo con tanta precisión. Por medio se cuela alguna melodía que parece prestada de la música clásica, aunque en global transmite sensación de repetición, algo que sorprendentemente nunca ocurre con el Bolero de Ravel, demostración de la indiscutible genialidad del francés.
En definitiva, tan solo con seguir la inercia del talento demostrado hasta ahora les podía salir un álbum tan redondo pero de menor brillantez que sus dos obras anteriores en el estudio. Las limitaciones creativas del trío comenzarán a aflorar a partir de ahora, donde cometerán los pecados comunes a la mayoría de bandas del rock progresivo. Aquí de momento siguen en su etapa álgida y por ello este álbum sea quizá el más equilibrado de su discografía en cuanto a accesibilidad, aunque en global no consiga llegar al nivel de los anteriores.
1) Jerusalem; 2) Toccata; 3) Still... You Turn Me On; 4) Benny The Bouncer;
5) Karn Evil 9: 1st Impression - Part 1; 6) Karn Evil 9: 1st Impression - Part 2;
7) Karn Evil 9: 2nd Impression; 8) Karn Evil 9: 3rd Impression;
[BONUS TRACK:] 9) The Making Of Brain Salad Surgery.
Puntuación:
Año de publicación: 1973
BRAIN SALAD SURGERY
Cuarto año de vida del trío y cuarto disco de estudio, un dato que refleja la hiperactividad con la que enfocaban su trabajo. En Trilogy ya habían dado ligeras señales de que las ideas no eran infinitas y que debían echar mano de la música clásica y de sus trabajos anteriores para poder seguir publicando álbumes, pero aquí parece que habían llegado a un punto en el que la creatividad se estaba disipando. Lo que tenemos en Brain Salad Surgery no se desvía de esa dirección descendente, ya que el contenido se divide en versiones, recuerdos del pasado reciente y despliegue técnico y virtuoso sin más. Esto último es lo más evidente y destacable del álbum, ya que el sentido de la melodía se ha perdido (o se ha obviado) en pro de unas estructuras e interpretaciones que solo buscan la complejidad y la técnica. Pero para quienes buscan la técnica sin importarles tanto la melodía, está ya la música jazz; el rock requiere de algo más y aquí les cuesta mucho alejarse del virtuosismo por sí, aparte de una pomposidad mal entendida que, en cierta manera, justificaría la aparición del punk como respuesta pocos años después.
De acuerdo con lo ya escrito, lo más controvertido de este disco es sin duda la compleja suite ‘Karn Evil 9’, cuyo artífice principal son las ínfulas grandilocuentes de Emerson. Está ubicada al final y dividida en tres movimientos llamados Impresiones. La mejor de las tres es la primera Impresión, que aparece subdividida a su vez en dos partes más. El comienzo deja muy buena impresión, nunca mejor dicho, ya que nos hace pensar en que han vuelto a crear otro ‘Tarkus’ gracias a la incisiva parte vocal y las memorables melodías de teclado que lo envuelven todo. Pasados los tres minutos llega una rápida sección donde Emerson deja caer una de esas melodías que parecen algo infantiles pero que sirven para darle dinamismo al conjunto. Cuando llega la sección cantada en la que Lake invita al show, es cuando comienza a perder interés de manera alarmante, puesto que a continuación se dedican a explayarse en su virtuosismo pero sin aportar nada interesante. ‘Karn Evil 9: First Impression - Part 2’ comienza tal como acaba la previa, con la pueril llamada de Lake, pero luego mejora y podemos disfrutar de una épica melodía de teclado a los dos minutos. La segunda Impresión es el show de Emerson, quien se lanza a un alarde de técnica de piano que sorprendentemente se detiene hacia la mitad de manera exasperante para ir dejando notas sueltas atonales durante un par de minutos. ‘3rd Impression’ es la más larga y va oscilando entre secciones más entretenidas, otras más aburridas e incluso algún momento épico (llegando a los tres minutos), pero su segunda mitad se hace bastante tediosa. Al final del todo nos recuerdan a los grupos electrónicos alemanes con ese sonido de sintetizador robótico. Más digerible por ser más breve resulta la hiperbólica versión de ‘Toccata’, perteneciente al último movimiento del Concierto para piano n° 1, op. 28, del compositor argentino Alberto Ginastera, un devoto del virtuosismo y uno de los nombres principales dentro de la música clásica contemporánea del siglo XX. Emerson no puede evitar excederse nuevamente con los sintetizadores (seguramente porque tocar una pieza de la categoría de Ginastera le provocaría un subidón de adrenalina) y al final el solo de batería de Palmer parece hasta bueno en comparación. Que ello no nos haga caer en el error de obviar esta pieza, ya que posee una fuerza extraordinaria como composición e incluso su transcripción a los arreglos rock por parte del trío fue alabada por el mismo Ginastera. También se aprecia que tomaron esta pieza como una de las inspiraciones para componer ‘Abaddon's Bolero’ de Trilogy.
Con tanto exceso y complejidad, es un alivio encontrar un par de temas menos absorbentes. El buen hacer de Lake con las baladas acústicas se deja ver de nuevo en ‘Still... You Turn Me On’, cuyos cambios de ritmo y el sonido distorsionado durante la repetición del título no parecen lo más adecuado, es decir, romper la relajada ambientación de esa manera. El conocido himno ‘Jerusalem’ es tratado con unos destacados arreglos que lo engarzan con sus orígenes orquestales, enfatizando toda la épica de su bella melodía, aunque tampoco son muy originales en ese aspecto. En mi caso, tengo el problema de que me hace recordar a Eric Idle en uno de los capítulos de la mítica serie de humor absurdo Monty Python's Flying Circus, donde parodiaba a un cantante folk tocando esa canción en diversos momentos, por lo que no consigo asimilar la seriedad de ELP. Por otro lado, el honky-tonk de ‘Benny The Bouncer’ pretende ser aquí el ‘Jeremy Bender’ de este álbum, pero se queda en el lado lamentable de ‘Are You Ready, Eddy?’. Aunque esté diseñada como una broma, la voz de Lake resulta más que irritante.
Resulta complicado evaluar este álbum por el marcado contraste de su contenido. Quien valore a ELP por su complejidad, tendrá sin duda a Brain Salad Surgery por su mejor obra, puesto que en ese sentido es la culminación de todo lo que habían venido haciendo. Pero si lo valoramos por su originalidad y sus melodías, que son ingredientes esenciales y principales de cualquier obra imperecedera, este álbum dista mucho de ser algo más que una demostración vacua de técnica musical. Una técnica al alcance de muy pocos, eso por supuesto. Quizá hubiera sido mejor idea incluir más piezas clásicas como la de Ginastera y haber reducido drásticamente ‘Karn Evil 9’ a la mitad o menos. Pero bueno, es inútil malgastar tiempo con hipótesis de este tipo. Para quien desee profundizar un poco más, el bonus track nos habla de la creación de este álbum, incluyendo fragmentos de entrevistas al trío y al letrista Peter Sinfield, que fue llamado por Lake tras haber coincidido con él en el debut de King Crimson. Y vistos algunos lamentables versos de Lake, ya podía haber escrito Sinfield las letras al completo.
CD I: 1) Hoedown; 2) Jerusalem; 3) Toccata; 4) Tarkus; 5) Take A Pebble.
CD II: 1) Piano Improvisations; 2) Take A Pebble (Conclusion);
3) Jeremy Bender/The Sheriff; 4) Karn Evil 9.
Puntuación:
Año de publicación: 1974
WELCOME BACK MY FRIENDS TO THE SHOW THAT NEVER ENDS
Un triple LP en directo (doble en la era del CD) por parte de un grupo de rock progresivo no era algo nuevo porque Yes lo habían hecho un año antes. La diferencia es que, en el caso de ELP, se trata de un único concierto, concretamente del mes de febrero en California, proporcionando una perspectiva más realista en ese sentido. El pomposo título de este disco, que es además la manera de introducirlo por parte del presentador, viene de la letra de ‘Karn Evil 9’, una suite ya muy pomposa de por sí que aquí no falta, ya que era obvio que en directo debía ser el plato fuerte por ser su magnum opus más reciente. Pero bueno, al menos en directo suena más humana y deja en global incluso mejor sensación a como lo hacía en Brain Salad Surgery, disco del cual podemos encontrar interpretado casi todo su contenido, todo excepto ‘Benny The Bouncer’ (menudo alivio).
Aquí el trío despliega todo su arsenal más reciente, más unos pocos temas de los diferentes álbumes que habían grabado a lo largo de su breve carrera. Incluso van más hacia atrás, ya que de la época de The Nice tocan la ‘Toccata’, si bien es una pieza que nunca había desaparecido del repertorio de ELP en directo desde sus inicios, pero de la que podemos encontrar interpretaciones mejores en vídeo. En ‘Tarkus’ el solo de guitarra de la sección de Battlefield tiene un resultado menor, no acabando tampoco de complementarse del todo en algunos momentos con el resto de instrumentos. Análogamente, los últimos ocho minutos de improvisación no aportan nada nuevo y son simples alardes de la técnica que ya conocemos. Pasada la mitad de la interpretación, Lake comienza a cantar un poquito de ‘Epitaph’ de King Crimson, lo cual en el contexto de la historia de Tarkus hasta queda bien. La verdad es que podían haberla tocado toda entera, ya que King Crimson la eliminó muy pronto de su repertorio en directo.
La impecable ejecución de ‘Take A Pebble’ contiene la sorpresa de incluir a los cinco minutos ‘Still... You Turn Me On’ y luego ‘Lucky Man’, ambas en versión acústica con Lake y su guitarra como únicos ingredientes, lo cual serviría para dar un descanso a sus compañeros. De igual manera, a continuación (o quizá no, porque están en dos discos diferentes) toma Emerson el mando a solas y se lanza con su ‘Piano Improvisations’ a asombrar al mundo con su inigualable técnica.
Al final queda todo en un plano de confrontación entre técnica y originalidad, valorando más este triple álbum quien prefiera la primera, mientras que quien busque variaciones en los arreglos o novedades, no encontrará mucho donde rascar. En realidad, no hay muchos motivos para preferir escuchar estos temas aquí en vez de los equivalentes de estudio, salvo la ya citada ‘Karn Evil 9’. Eso no significa que la fuerza que desprenden en directo sea en balde, ya que cualquiera que se decida a escuchar este concierto quedará igualmente satisfech@.
WORKS VOLUME 1
Año de publicación: 1977
Puntuación:
CD I: 1) Piano Concerto No. 1; 2) Lend Your Love To Me Tonight; 3) C'est La Vie; 4) Hallowed Be Thy Name; 5) Nobody Loves You Like I Do; 6) Closer To Believing.
CD II: 1) The Enemy God Dances With The Black Spirits; 2) L. A. Nights;
3) New Orleans; 4) Two Part Invention In D Minor; 5) Food For Your Soul; 6) Tank; 7) Fanfare For The Common Man; 8) Pirates.
Tras unos años de parón para coger fuerzas y comenzar también sus respectivas carreras en solitario, ELP volvieron a juntarse sin demasiada convicción respecto a lo que debería ser un grupo. Tal era el grado de individualidad que habían alcanzado que este doble álbum está dividido en cuatro partes: una para cada uno de los miembros y una cuarta para el trío completo. Algo así como el Ummagumma de Pink Floyd pero sin apenas nada de experimentación. Dado que las cotas más altas las habían alcanzado trabajando con la compenetración necesaria para tales insignes músicos, que intentaran ir cada uno por libre sin tener en cuenta la opinión de los demás, es algo que provoca justificadas suspicacias para el/la oyente. De hecho, aquí demuestran que ir por libre significa que los controles de calidad por parte del trío es inexistente, nadie rebate lo que aporta el otro.
La mayor decepción sin duda es Lake, quien otrora podía salvar un álbum con algún tema más accesible o con su celestial voz pero que aquí se rebaja al nivel de cualquier vulgar cantante melódico, sin absolutamente nada que entronque estas canciones con el rock progresivo. Quizá algo consigue en ‘Hallowed Be Thy Name’, que además presenta un ritmo más vivo, pero ni aun así pasa de la mediocridad más absoluta. Lo demás son una balada tras otra, que oscilan entre lo flojo y lo lamentable. La batería de Palmer en ‘Lend Your Love To Me Tonight’ da verdadera pena. Bueno, si es que en realidad es él, porque ese ritmo lo podría haber tocado hasta el conserje que pasaba en ese momento por el estudio de grabación. Y cuando parece que peor no podía ser, nos llegan estocadas como en ‘Nobody Loves You Like I Do’, donde nos la mete doblada con un breve pero repulsivo solo de guitarra española.
Igual de sorprendente que el bajo nivel demostrado por Lake es lo prolífico que se muestra Palmer, ya que anteriormente no se había prodigado en la composición, aunque muy pronto descubrimos el porqué. Uno de los temas es una regrabación y otros dos son versiones rock de temas clásicos, que previsiblemente son lo mejor entre sus aportaciones. Estas versiones son, por un lado, la potente (gracias a la percusión de Carl) ‘The Enemy God Dances With The Black Spirits’ de una pieza de Prokofiev, y otra pieza de Bach bajo el título de ‘Two Part Invention in D Minor’, tocada con las marimbas. El resto de temas nuevos de Palmer podrían pasar por jams más afortunadas o menos (‘New Orleans’), que aportan algo de variedad pero poco más. En ‘L.A. Nights’ cuentan con la participación de Joe Walsh, el mejor guitarrista que hubo en los Eagles y que no solo aporta su instrumento, sino también las voces que pueden escucharse. Eso sí para tratarse de la sección del álbum del baterista de la banda, el esperable solo de batería no llega hasta ‘Food For Your Soul’. Cuando Palmer ya se vio apurado porque le quedaban todavía unos segundos por rellenar, echó mano de una composición suya del disco de debut, ‘Tank’, que no aporta nada más que la adición de instrumentos orquestales, decisión que va en detrimento del más interesante trabajo realizado por sus dos compañeros en la versión inicial.
Emerson se dedica a lo que mejor sabe hacer y lo que más disfruta, por lo que sus veinte minutos de gloria se concentran en una interesante pieza orquestal titulada ‘Piano Concerto No. 1’, dividida a su vez en tres movimientos. El más clásico es el primero, de reminiscencias mozartianas, aunque tampoco se sabe bien donde acaba exactamente un movimiento y comienza el siguiente. El nexo de unión es, obviamente, el omnipresente piano de Keith que va apareciendo y desapareciendo mientras deja brillantes demostraciones de impecable técnica al alcance de muy pocos. O sea, de entre la música rock al alcance de apenas ninguno (Rick Wakeman, si acaso), puesto que Emerson se sitúa en un nivel propio de los grandes pianistas habidos y por haber. Este Concerto posee momentos destacados, como podrían ser por ejemplo las melodías que van tocando el resto de instrumentos a los cinco minutos, o la parte de piano a los 7:20 aproximadamente, que hace honor al Andante que se indica como segundo movimiento. Lástima que el último tercio del tema, aunque presente mayor brío, acaba resultando más convencional y se repitan algunas ideas ya vistas. Podría haber sido la gran contribución de Emerson a la música clásica contemporánea. Es lo único salvable de este doble álbum junto a la versión de otra composición de Aaron Copland, ‘Fanfare For The Common Man’, que en este caso pertenece a la sección dedicada al trío completo. Nuevamente consiguen una loable interpretación gracias a unos acertados arreglos donde, como siempre, el liderazgo lo toma Emerson para ir desglosando la parte principal con su teclado. Los arreglos de ‘Pirates’, otra pieza orquestal acreditada al trío al completo, no están mal, pero la falsa épica que pretende transmitir no suena nada convincente ni tampoco presenta pasajes memorables para recordar, que es lo que requeriría una composición de este tipo.
Al final, la mayor parte del contenido de este álbum es más que insustancial. Y tratándose de un doble álbum y de unos músicos con una técnica envidiable, el resultado es obviamente decepcionante. Solo Emerson consigue levantar un poco el nivel, pero sin unas composiciones que permitan disfrutar de algo más que de una técnica fútil y vanidosa por parte del trío (o de arreglos orquestales convencionales), estaban condenados a caer en el ninguneo más absoluto al que iba a arrinconarles la explosión del punk y la emergencia de la incipiente New Wave. Era evidente que la juventud no podía sentirse atraída por una obra de estas características.
WORKS VOLUME 2
Año de publicación: 1977
Puntuación:
1) Tiger In A Spotlight; 2) When The Apple Blossoms Bloom In The Windmills Of Your Mind I'll Be Your Valentine; 3) Bullfrog; 4) Brain Salad Surgery;
5) Barrelhouse Shakedown; 6) Watching Over You; 7) So Far To Fall;
8) Maple Leaf Rag; 9) I Believe In Father Christmas; 10) Close But Not Touching;
11) Honky Tonk Train Blues; 12) Show Me The Way To Go Home.
Tan solo medio año después de haber publicado el vasto primer volumen de Works, salía a la luz otra nueva tanda de material inédito, esta vez bajo una filosofía bien diferente. Este segundo volumen recoge temas desechados, singles y varias caras B. Las caras B de los singles a veces son aprovechadas por las bandas para grabar estilos poco habituales en ellos o hacer algún experimento, y aquí ELP no son menos, ya que graban de todo un poco y apenas puede aplicarse aquí la definición de rock progresivo.
La primera canción que encontramos ya es un indicador sintomático de lo que vamos a encontrar y quizá por ello fue elegida como single de lanzamiento del disco. ‘Tiger In A Spotlight’ parece una broma (incluso saldrían en televisión tocándola acompañados de un tigre de verdad), pero es innegable lo pegadiza que suena aunque entierre por completo cualquier atisbo de progresividad. ELP pasan a ser un trío de entretenedores musicales, pero de los profesionales. Además, cuando Emerson emplea los sintetizadores con tono jocoso, incluso llega a salir ganando respecto a cuando lo hace en plan serio. Eso mismo es lo que se aprecia en ‘When The Apple…’, una composición instrumental muy equilibrada y comedida, dentro de lo que cabe, en cuanto a los sintetizadores y que por ello está entre lo mejor del álbum. La cara B del single de ‘Tiger In A Spotlight’ fue el rock clásico de ‘So Far To Fall’, bastante flojo por cierto.
‘Honky Tonk Train Blues’ y ‘Barrelhouse Shakedown’ son la cara A y la cara B, respectivamente, de un single publicado bajo el nombre de Keith Emerson, donde este se lanza a tocar el honky tonk que tanto le gusta. Son agradables de escuchar por la impecable técnica de piano, pero no dejan de ser simples divertimentos, sobre todo para Emerson. En cambio, ‘Maple Leaf Rag’ es la versión de un viejo tema de ragtime que parece una broma equivalente a si hubiera tocado la sintonía de la serie animada de Lucky Luke. Por otro lado, el título de ‘Brain Salad Surgery’ sugiere que pudo ampliarse el contenido de aquel álbum con este entretenido tema que por otro lado tampoco hubiera aportado nada salvo más pomposidad de la que ya sobraba a raudales.
De Lake se recogen un par de baladas más en el estilo más típico que podemos prever de él. Pero bueno, al menos ‘Watching Over You’ no resulta empalagosa y puede escucharse con agrado. En cuanto al villancico ‘I Believe In Father Christmas’, ya había sido publicado en 1975 bajo su nombre, es decir, en solitario. Lo único que tiene destacado es la parte de clavecín, que está tomada prestada de Prokofiev. Incluso encontramos la versión de una canción de los años veinte (del siglo XX, claro), ‘Show Me The Way To Go Home’, probablemente para satisfacer las ganas de Greg de parecer un cantante serio de jazz, algo a lo que no podía llegar. Por tanto, lo mejor es su pasaje instrumental central. Como ya ocurriera en el primer volumen de Works, es Carl Palmer quien se muestra más imprevisible, si bien sus cualidades como compositor distan mucho de equipararse con las de baterista. En ‘Bullfrog’ batallan por el liderazgo su batería y un saxofón, el cual por momentos parece imbuido por el espíritu de ‘21st Century Schizoid Man’ de King Crimson (Palmer también), mientras que el resto del tiempo divaga demasiado. Mejor sensación deja la entretenida ‘Close But Not Touching’, de apasionante ritmo y un fiero solo de guitarra como pocas veces se haya podido escuchar por parte de Lake.
Al final, lo que nos queda es un álbum que deja mejor sensación que el primer volumen debido a la falta de pretenciosidad y de intentar aparentar liderazgo cuando ya no les quedaba otra que aceptar la etiqueta de dinosaurios ante las inminentes nuevas modas musicales que llegaban. Aun así, la vulgaridad que subyace en la interpretación de una música distendida, falta de melodías y sin alicientes salvo la técnica de los músicos, condenan este álbum al olvido porque pueden encontrarse infinidad de obras iguales y, por supuesto, superiores a esta.
LOVE BEACH
Año de publicación: 1978
Puntuación:
1) All I Want Is You; 2) Love Beach; 3) Taste Of My Love; 4) The Gambler; 5) For You;
6) Canario; 7) Memoirs Of An Officer And A Gentleman.
Suele denostarse este álbum como producto de una necesidad de cumplir un acuerdo contractual, que también es una justificación correcta, pero se olvida rápidamente que Works Volume 2 encaja también dentro de esa definición al tratarse de una colección de grabaciones que, en buena parte, no estaban destinadas a aparecer en un LP. La diferencia estaría en que para grabar Love Beach ya no pudieron echar mano de grabaciones anteriores y hubieron de incluir material nuevo cuando la motivación era escasa o nula y las relaciones personales entre ellos no estaban en un buen momento. Viendo algunos de los títulos del contenido, parece que se hubieran lanzado a la temática amorosa como recurso fácil para al menos escribir la letra más rápidamente, aunque eso sigue siendo tarea de Peter Sinfield, quien no demuestra estar a un buen nivel tampoco.
Lake intenta crear un éxito veraniego mediante ‘Love Beach’ que al final se queda demasiado caótica porque una canción de ese tipo debe ser mucho más sencilla. No obstante, no debe quedar tampoco tan simplona como el último minuto, insufrible con tanta repetición de los coros cantando “On love beach / I’m gonna make love to you”. Mayor suerte tiene con la balada romántica ‘For You’, pues se recrea un ambiente de emoción y cierta épica que solo se estropea al final con la innecesaria repetición del título en una entonación que suena más falsa que Judas, cuando debería ser el clímax de la canción. Se agradece que en ‘All I Want Is You’ quieran sonar amenos y para ello introduzcan algunos acordes típicos de rock que dote de algo de sustancia al contenido, aunque tampoco sirva para conseguir nada relevante. Los tiempos aquellos en que fueron líderes musicales ya parecían muy lejanos. El inquietante ritmo de ‘Taste Of My Love’ es lo que la vuelve interesante, si bien la letra un tanto obsesiva y machista (con versos poco inspirados como “Climb on my rocket and we'll fly”) le hace perder puntos. Por otro lado, la tradición de incluir una pieza (o más de una) distendida y en clave de humor que habían mantenido desde Tarkus, aquí tiene su reflejo en ‘The Gambler’, más devota de ‘Tiger In A Spotlight’ que de ‘Jeremy Bender’, aunque igual de entretenida que ambas.
Lo que nunca puede fallar es la versión de alguna pieza de música clásica, como es el caso de ‘Canario’ (en referencia a las Islas Canarias, nada de pájaros), adaptación del cuarto y último movimiento de la inolvidable Fantasía para un gentilhombre, obra orquestal muy conocida de Joaquín Rodrigo de los años cincuenta, aunque son mejores sus otros tres movimientos, en especial el segundo, la emotiva Españoleta y Fanfare de la Caballería de Nápoles. Pero si Emerson y compañía se hubieran informado mejor, hubieran sabido que en realidad Rodrigo tomó prestada esa parte de los Canarios de nuestro insigne compositor de guitarra barroca Gaspar Sanz, en concreto de su primera gran obra Instrucción de música sobre la guitarra española. En cualquier caso, que sean unos extranjeros quienes descubran la riqueza musical de nuestro país es significativo de por qué España ha sido irrelevante en la evolución del rock. Si en este álbum se hubieran decantado por más adaptaciones clásicas, seguro que el resultado habría sido mucho mejor, aunque el verdadero lastre es la última pieza, ‘Memoirs Of An Officer And A Gentleman’. Escuchar una suite de veinte minutos donde las únicas melodías originales suenan a reciclaje de otras anteriores, es bastante triste. Al menos no suena mal y transita por secciones más tranquilas o más dinámicas, aportando una cierta diversidad, pero veinte minutos se acaban haciendo eternos cuando no hay nada realmente interesante en todo ello. Así pues, la sensación que transmite es la de una pérdida de tiempo, detalle bien clarificador de que el proyecto como trío había llegado a un punto muerto.
Acababa así, de manera tan forzada, la trayectoria de Emerson, Lake & Palmer que tan prometedoramente había comenzado para finalizar con unos últimos álbumes tan mediocres y alejados del entusiasmo y la originalidad iniciales. En realidad debería haber acabado aquí, puesto que las futuras reuniones terminarán socavando el prestigio del trío con la publicación de varios funestos álbumes de estudio que transitarán entre lo malo y lo horrendo; no así en los directos, donde al menos guardarán el tipo. O sea, que hasta debemos estar agradecid@s de que todavía no cayeran muy bajo en Love Beach para tratarse de un producto de carácter contractual.
WORKS LIVE
Año de publicación: 1979
Puntuación:
CD I: 1) Introductory Fanfare; 2) Peter Gunn; 3) Tiger In A Spotlight; 4) C'est La Vie;
5) Watching Over You; 6) Maple Leaf Rag;
7) The Enemy God Dances With The Black Spirits; 8) Fanfare For The Common Man; 9) Knife Edge; 10) Show Me The Way To Go Home.
CD II: 1) Abaddon's Bolero; 2) Pictures At An Exhibition; 3) Closer To Believing;
4) Piano Concerto No. 1, Third Movement: Toccata Con Fuoco; 5) Tank.
El presente doble álbum en directo es una ampliación realizada en 1993 del originalmente único disco titulado In Concert de 1979. En esta ampliación, titulada apropiadamente Works Live, se incluyen algunas actuaciones que no pertenecen al concierto de Montreal del 26 de agosto de 1977, el cual nutre básicamente el contenido. En esa gira se hicieron acompañar inicialmente por una orquesta clásica completa, decisión económicamente descabellada que hubieron de desechar en poco tiempo porque las pérdidas se estaban disparando a cifras astronómicas, siendo precisamente el de Montreal el último de los que contaron con una orquesta. Así pues, aparte de algunas piezas más antiguas, lo que podemos escuchar es una selección de ambos volúmenes de Works de la manera en que habían pensado que debían sonar en directo, puesto que en el estudio se habían acompañado también de una orquesta en algunos casos. Sirve por tanto de complemento perfecto para Welcome Back My Friends To The Show That Never Ends, ya que no se repite ni un solo título entre ambos.
La orquesta consigue aquí que ‘Knife Edge’ se asemeje más a lo que era en realidad una pieza de música clásica que a un tema de rock, algo que ocurre de manera similar con la versión reducida y compacta de Pictures At An Exhibition, ya que ello delimita con mayor claridad la separación entre ambos mundos. Es decir, bien vale la pena escucharlas porque son composiciones de primerísimo nivel, pero la aportación de Emerson, Lake y Palmer resulta mucho menos crucial y por ello tiene menos sentido escucharlas en detrimento de las originales en formato orquestal, aunque la mano del trío siempre se dejará translucir en algunos pasajes originales y en los ritmos acelerados sobre todo, su mejor aportación. Pero donde mejor se nota el buen hacer de la orquesta en el escenario es en engrandecer las baladas originalmente algo vulgares de Lake, como ‘Closer To Believing’ o ‘Watching Over You’, proporcionándoles un envoltorio musical más agradable y alejado de esa vulgaridad.
Como novedad, podemos escuchar la versión de ‘Peter Gunn’, tema perteneciente a una serie de televisión y compuesta por el gran Henry Mancini, muy del gusto del trío a la hora de interpretarla en directo, ya que se acopla a la perfección a su estilo. El amenazante ritmo adornado con la inventiva de Emerson en el teclado, hace honor a la pieza original de Mancini. Precisamente, el ‘Piano Concerto No. 1’ de Emerson aparece reducido a su tercer y último movimiento, muy vigoroso y potenciado por intervenciones puntuales de la orquesta. Por lo demás, encontraremos algunas pequeñas sorpresas como escuchar el ‘Rondo’ de The Nice dentro de ‘Fanfare For The Common Man’. Y si alguien echaba en falta un solo de batería, eso llega al final mediante ‘Tank’ y quedará más que empachad@, ya que son casi ocho minutos y no puede decirse que Palmer esté especialmente inspirado.
Así pues, se aconseja desechar los dos volúmenes de Works y dirigirse directamente a su implementación parcial en directo recogida aquí. La mayor vitalidad que consigue el sonido en directo fortalece y mejora la artificialidad que reflejaban algunas de las piezas en su versión de estudio. Aparte de eso, no siempre se tiene la oportunidad de escuchar a una orquesta acompañando a un grupo de rock, opción que normalmente suele comportar buenos resultados y aquí no es menos. Y bueno, a partir de ahora solo conseguirán publicar discos decentes en los conciertos, ya que en los ochenta proseguirá la larga travesía de vacío creativo que les acompañará hasta el final.
EMERSON, LAKE & POWELL
Año de publicación: 1986
Puntuación:
1) The Score; 2) Learning To Fly; 3) The Miracle; 4) Touch And Go; 5) Love Blind;
6) Step Aside; 7) Lay Down Your Guns; 8) Mars, The Bringer Of War;
[BONUS TRACKS:] 9) The Loco-Motion; 10) Vacant Possession.
Transcurren los años y llega la nostalgia y, con mayor probabilidad, la necesidad de ganar dinero para mantener el mismo ritmo de vida que cuando se estaba en la cresta de la ola. Así, Emerson y Lake planearon el retorno del trío, pero Palmer no estaba por la labor porque estaba triunfando con el supergrupo comercial Asia, si bien el último álbum de estos databa de 1985. La falta de un baterista como Palmer era una baja sensible y muy difícil de suplir. El elegido fue finalmente Cozy Powell, que en principio no parecía el candidato idóneo respecto al espíritu clásico-progresivo de ELP, ya que sobre todo había tocado en grupos de rock duro como Rainbow y Whitesnake. Pero bueno, su apellido comenzaba por ‘P’ y sabía darle golpes a sus tambores, así que, para lo que iban a ofrecer en los ochenta, quizá era suficiente.
El jovial teclado en primer plano de Emerson en el comienzo de ‘The Score’ nos retrotrae rápidamente a la época dorada de sus primeros años. Desafortunadamente, luego se desarrolla dando tumbos sin aportar ni una sola idea original, con una lamentable sección central en la que intentan pasar por modernos a base de intimidar al oyente, donde además queda un poco cutre que Lake cante “welcome back my friends to the show that never ends”, intentando relacionar este retorno capado con la etapa de los setenta. Menos mal que en la recta final vuelve a aparecer el teclado de Emerson del inicio para salvarnos del suplicio previo. Algo similar ocurre en ‘The Miracle’, ya que en principio parece retomar la grandeza de antaño, pero al final no ofrece ni una sola melodía original, así que al menos podemos quedar agradecid@s de que suene agradable al oído. Esa grandeza resurge en algunos momentos de ‘Touch And Go’ gracias a la épica melodía de teclado que se saca Emerson de la manga. Si la hubieran dejado como un instrumental, sustituyendo las partes vocales por un desarrollo de esa poderosa melodía épica, estaríamos hablando sin duda de la joya de este álbum.
Parece que en esa época estaba de moda tener una canción titulada ‘Learning To Fly’ (otros fueron los Pink Floyd bastardos de Gilmour), pero aquí estamos ante una vulgar canción pop donde Lake trata de sonar enrollado con su forma de cantar, lo cual unido al pomposo sintetizador deja una sensación de bochorno. La incursión en el jazz melódico mediante ‘Step Aside’ no deja de ser una curiosidad sin mayor relevancia, aunque se queda entre lo mejor del disco. Y es que precisamente los mejores momentos de esta obra son aquellos en los que hay alguna melodía visible y de cierta originalidad, que es lo que más le cuesta conseguir a Lake en sus partes cantadas. Únicamente lo consigue con relativo éxito en ‘Love Blind’, donde curiosamente quien falla es Emerson con unas secciones instrumentales de sintetizador bastante mediocres aunque requieran de habilidad para ejecutarlas. Muchísimo peor es cuando Lake se impregna del espíritu del “We are the world, we are the children” y nos deja aquí una lacrimógena imploración a la paz y a dejar las armas en la ignominiosa ‘Lay Down Your Guns’, impropia de cualquier músico que pretenda considerarse serio.
Para cerrar lo que era el LP original, podemos respirar aliviad@s porque el trío se decide por interpretar una pieza de música clásica, lo cual es siempre garantía de buen resultado cuando se trata de buenos músicos. La pieza en cuestión, ‘Mars, The Bringer Of War’, pertenece a la suite Los planetas de Gustav Holst y aquí se limitan a trasvasarla a unos arreglos de sintetizadores, bajo y percusión que no pueden competir de ninguna manera con la interpretación orquestal original. Luego llegan los irrelevantes bonus tracks que ofrecen dos canciones más para dejar una mala impresión final. Que en el estudio de grabación lo pasaron muy bien queda reflejado en la versión del clásico de principios de los sesenta ‘The Loco-Motion’, aquí transformado en una distendida pieza instrumental de synth-prog que solo se parece a la original en el empleo de su conocida melodía. En cuanto a ‘Vacant Possession’, es una vulgar balada pop con nuevo exceso de sintetizadores.
Como era de esperar, este trío no tuvo más continuidad y se disolvió rápidamente. Powell no demuestra nada especial, así que los otros dos no se molestarían mucho en retenerlo. Tampoco da la sensación de que Palmer hubiera podido arreglar nada de haber estado como batería, porque su fuerte no era la composición y ese aspecto es el principal problema que presenta este álbum. Más rocambolesco sería el siguiente paso, ya que el miembro sustituido sería Lake. Pero bueno, ya nos habían avisado varias veces de que ¡el show nunca se acaba! Otra cosa diferente es la idoneidad de que este show continúe.
TO THE POWER OF THREE
Año de publicación: 1988
Puntuación:
1) Talkin' Bout; 2) Lover To Lover; 3) Chains; 4) Desde La Vida; 5) Eight Miles High;
6) Runaway; 7) You Do Or You Don't; 8) On My Way Home.
Volvía Palmer un poco tarde al trío porque esta vez es Lake quien se sale del proyecto. No podían seguir con el anagrama ELP porque el apellido del nuevo cantante era Berry, así que la solución fue bautizar el trío con el lacónico nombre de ‘3’. Da para jugar un poco el pensar en qué cantantes con su apellido comenzando por la letra L hubieran podido servir para completar el trío. Ya puestos a escoger alguien del circuito comercial, podrían haber elegido a Simon Le Bon de Duran Duran, que no sabría ni cómo colocarse una guitarra pero les hubiera dado mayor notoriedad. Como el nivel al que se rebajan en este disco es más o menos el que tendría Duran Duran, no queda nada exagerada la hipótesis.
Si elegir como cantante a alguien tan vulgar como Robert Berry ya era una decisión bastante desafortunada, que la mitad del álbum lleve su firma como autor o coautor es una aberración total hacia el legado de ELP, si es que puede considerarse parte del legado. Tres de las canciones son composiciones exclusivas suyas y se nota, pero muchísimo. Una balada tan insulsa e insultante como ‘You Do Or You Don't’ o un vulgar pop como el de ‘Talkin' Bout’ solo podrían haber salido de su pluma, si bien Lake había demostrado en años anteriores que podía caer igual de bajo. Y ‘Runaway’ no es una versión de la mítica canción de Del Shannon, pero sin duda hubiera sido todo un gustazo escuchar a Emerson interpretar el solo de organillo de aquella, más si cabe ante el engendro que supone la canción incluida en este álbum bajo ese título. Seguro que también de Berry fue la idea de interpretar algo tan vulgar como ‘Chains’, típica balada pop de sintetizadores como las que poblaban y desprestigiaban las cadenas de música comercial en los ochenta. Lo que no se entiende para nada es la inclusión de una horrible versión sintetizada de ‘Eight Miles High’, puesto que los hunde definitivamente en la miseria de las bandas sintéticas de la época.
Con título y movimientos en castellano, ‘Desde La Vida’ está conformada como una suite de tres partes que al menos recupera mínimamente el espíritu original de ELP, si bien adaptado a la nueva década. Tampoco va a entusiasmar a nadie, pero se hace entretenida al transitar por diferentes secciones y cambios de ritmo. Esto no quiere decir que vayamos a escuchar a Palmer como el grandísimo baterista que fue, ya que parece que esté tocando con una mano durante todo el álbum. Esta suite viene firmada por el trío, igual que la vistosa ‘Lover To Lover’, otra ordinaria canción que sale engrandecida por unos acertados teclados de Emerson y donde incluso Berry suena convincente cantando.
Para dejar su huella, Emerson se reserva al final una pieza de tono entre épico y lacrimoso (‘On My Way Home’) que sirve al menos para que podamos escuchar algunas melodías originales en un tono nostálgico, lo cual se ajusta muy bien con la obra que tenemos entre manos. Esto es, como si fuera consciente del penoso nivel al que habían llegado y la necesidad imperante de recuperar la identidad original del trío (aunque no estuviera Lake), de tal manera que ese sentimiento entre la impotencia y la nostalgia se refleja en la canción. Así acababa otra aventura fallida que les llevó a disolver rápidamente el trío llamado ‘3’ y abandonar todo proyecto conjunto durante unos años. El retorno del trío original tampoco les servirá para solucionar nada.
2020
BLACK MOON
Año de publicación: 1992
Puntuación:
1) Black Moon; 2) Paper Blood; 3) Affairs Of The Heart; 4) Romeo And Juliet;
5) Farewell To Arms; 6) Changing States; 7) Burning Bridges; 8) Close To Home; 9) Better Days; 10) Footprints In The Snow;
[BONUS TRACK:] 11) Black Moon (original single version).
2020
Llegó por fin el retorno del trío original después de los apaños previos, una buena noticia que quedaría pronto eclipsada por lo primero que llama la atención conforme nos adentramos en la música: el deterioro irreversible de la voz de Lake. Quien otrora fuera la angelical voz del rock progresivo, suena ahora a borracho de voz cascada que intenta cantar como los grandes vocalistas del rock. Bueno, en realidad, lo primero que llama la atención es el sonido tan sintético y comercial, una consecuencia lógica de lo que habían sido los álbumes previos o la exitosa carrera de Palmer en el grupo Asia, cuya batería aquí parece en muchos momentos que esté sustituida por una máquina programada. Por tanto, no hay mucha sorpresa en la que escudarse cuando se escucha la música que vuelven a ofrecer.
En el inicio de ‘Black Moon’, tras casi un minuto de introducción ambiental, entra una ridícula percusión que parece una versión progresiva de ‘We Will Rock You’ de Queen, pero durante sus siete minutos no presenta nada de interés salvo alguna melodía suelta de Emerson (básicamente su solo de teclado de la parte final), además de dejar la impresión de que estamos escuchando a unos músicos que quieren parecerse a aquellos del Brain Salad Surgery pero ya sin convicción, más como una tabla de salvamento para intentar volver a una actualidad que no podían alcanzar. El aburrido instrumental ‘Changing States’ demuestra también que, en lo que respectaba al rock progresivo, se habían quedado estancados en la pretenciosidad del citado álbum, ya sin visos de poder progresar, aunque en realidad lo que hacía falta era retroceder a la frescura de sus inicios.
Adaptar la fabulosa pieza La danza de los caballeros de Prokofiev, de su ballet Romeo y Julieta, saben bien que es un acierto seguro. Aquí simplemente se limitan a desgranar su espectacular melodía principal añadiéndole una percusión muy vulgar, por lo que el mérito es de Emerson, un grandioso teclista que sabe extraer toda la emoción posible de la pieza original. De manera análoga, una pieza de piano de Emerson apropiadamente titulada ‘Close To Home’ nos muestra que su virtuosismo no es un obstáculo para tocar piezas algo más relajadas y que nada han de envidiar, en ninguna de esas vertientes, a los pianistas serios de la música clásica. Pero claro, el público masivo del mundo del pop no está deseando precisamente escuchar algo así. ‘Paper Blood’, acreditada al trío al completo, es más acorde a lo que ofrecían a partir de los ochenta los, en teoría, músicos de rock progresivo: una canción pop de ostentoso sonido y pomposo estribillo, todo enfocado a no desentonar en las radiofórmulas con la música de moda del momento. En realidad, es de lo mejor que encontraremos aquí. Interpretan también una pieza del compositor y aquí productor Mark Mancina, ‘Burning Bridges’, por lo que no es una versión de Pink Floyd y resulta agradable pero simplemente porque repite la receta de ‘Paper Blood’ y se acomoda al sonido pegadizo de las ondas comerciales.
Se ha de aplaudir la valentía de Lake para cantar, en su estado actual, una tranquila balada como ‘Affairs Of The Heart’, muy dependiente de la parte vocal, pero en cualquier caso es un tema de relleno, definición que podría utilizarse para otros temas si somos benévolos. Pero relleno de verdad puede considerarse sin remilgos a ‘Better Days’. Pero sorprendentemente Greg suena hasta agradable en la sencilla pieza acústica que cierra el álbum, ‘Footprints In The Snow’. Eso sí, ya sobrepasan los límites del buen gusto con la soporífera y empalagosa balada ‘Farewell To Arms’. Una cosa es que Lake tenga ahora una voz mediocre, pero otra muy distinta es que cante canciones más propias de Michael Bolton.
“¡Que me devuelvan el dinero!”, podría ser una reacción justificada a este álbum, un innecesario y vacuo retorno que, desafortunadamente, les dejaría con ganas de más. A estas alturas, eso quería decir que se sentían capaces de caer más bajo todavía, pero antes tuvieron la visión comercial de comenzar a exprimir en directo el repertorio acumulado durante su década de éxito. Quizá el álbum de estudio era una mera excusa para justificar una nueva gira juntos. Nos queda el consuelo de que este retorno podría haber sido peor, pero en todo caso está a un nivel similar respecto a lo que habían estado ofreciendo desde finales de los años setenta.
LIVE AT THE ROYAL ALBERT HALL
Año de publicación: 1993
Puntuación:
1) Karn Evil 9: 1st Impression, Pt. 2; 2) Tarkus (medley); 3) Knife Edge;
4) Paper Blood; 5) Romeo And Juliet; 6) Creole Dance; 7) Still...You Turn Me On;
8) Lucky Man; 9) Black Moon; 10) Pirates; 11) Finale (medley).
Black Moon se revelaba como la excusa para realizar una gira y que Emerson, Lake y Palmer volvieran a tocar los éxitos de siempre. En octubre de 1992 el turno fue para un concierto en el mítico Royal Albert Hall de Londres, el cual podemos escuchar aquí. Sin músicos de acompañamiento (no esperábamos menos) ni orquesta, el trío se lanza con valentía a repasar su época dorada de los setenta. Sorprendentemente, encontraremos hasta tres temas del citado álbum precedente, como si quisieran mostrar orgullo por tan flojo retorno. Bueno, uno de ellos es la adaptación de Romeo y Julieta de Prokofiev, que en directo queda mucho mejor porque suena más auténtica y Emerson no falla ni una nota, como no podía ser de otra manera. Así pues, .as nuevas canciones no suenan mal en directo, pero empalidecen notablemente en comparación con el material antiguo, salvo el caso obvio de ‘Romeo And Juliet’.
Además de la voz de Lake, el que ha perdido facultades es Palmer, ya que tras la etapa en Asia (el grupo, no el continente) se acomodó en su posición de estrella comercial y ha perdido un poco de velocidad. Pero sigue siendo un gran baterista. Esto nos deja a Emerson como verdadero impulsor de la música, puesto que tiene todavía la técnica y capacidad para reproducir a la perfección la música del trío, hasta las partes más complejas. Como Emerson es el único que mantiene la forma, es razonable que los solos se concentren en él y por ello tiene la oportunidad de brillar en piezas incluidas para su lucimiento como ‘Creole Dance’ de Alberto Ginastera.
Como ya se ha dicho, nos tenemos que acostumbrar a la voz rasposa y de viejo de Lake, pero al menos queda soportable. Pero Lake es valiente y sigue cantando sus baladas en solitario con la guitarra acústica, dejando una honrosa interpretación de ‘Still… You Turn Me On’. Afortunadamente, para ‘Lucky Man’ se unen sus compañeros y la ejecutan a mayor gloria de la versión de estudio, que era lo que había emocionado de verdad al público, no ver a Lake a solas como solía tocarla en los setenta y además con esa voz tan penosa que se le ha quedado. Y aquí es imposible no emocionarse cuando aparece el sintetizador Moog al final.
Para los que quieran diseccionar la música paso a paso, encontrarán algunas breves partes nuevas, por ejemplo en un ‘Tarkus’ reducido a la mitad. Resulta curioso escuchar ‘Pirates’ sin acompañamiento orquestal, para ver cómo se desenvuelven sin esa cobertura, y ciertamente salen vencedores aunque esta pieza tampoco tenga mucho gancho que se diga. Para el final nos dejan un entretenido medley bajo el título de ‘Finale’ en el cual empiezan tocando ‘Fanfare For The Common Man’ para que luego Emerson se retrotraiga a su época en The Nice y vuelva a tocar dos piezas típicas de aquel grupo como el ‘Rondo’ y la versión de la famosa ‘America’ del West Side Story.
En resumen, si le quitamos la carga nostálgica al concierto, lo que nos queda son unas competentes interpretaciones que reproducen de nuevo las composiciones tal como ya las conocíamos, con las excepciones indicadas. Es decir, el trío vive de las rentas musicales de tiempos pasados, pero al menos se agradece que se olviden de los excesos en directo que convertían sus actuaciones en espectáculos a veces más circenses que musicales. Aquí salen a demostrar que son buenos músicos en directo y lo consiguen, pero eso no sirve de mucho a la hora de compararlo con el nivel que una vez tuvieron.
THE RETURN OF THE MANTICORE
Año de publicación: 1993
Puntuación:
CD I: 1) Touch And Go; 2) Hang On To A Dream; 3) 21st Century Schizoid Man; 4) Fire; 5) Pictures At An Exhibition; 6) I Believe In Father Christmas; …
CD II: …7) Rondo (live version).
CD III: …6) Bo Diddley; ...
CD IV: …7) Prelude And Fugue; ...
Parecía que los noventa era la época ideal para revitalizar la marca ELP de una vez por todas. Tras un nuevo álbum de estudio y el correspondiente directo, llegaba el turno de una caja retrospectiva de cuatro discos con una selección de todos los álbumes previos excepto To The Power Of Three, que no suele contarse como parte de la colección de este trío, a diferencia de Emerson, Lake & Powell. En cualquier caso, se incluyen rarezas en número suficiente para que escribamos especialmente sobre ellas. El título de este box set hace mención a uno de los monstruos que aparecían en la suite ‘Tarkus’ y que daría nombre también a una discográfica fundada en los setenta por ellos.
Las novedades del primer disco vienen en forma de regrabaciones de canciones ya conocidas, es decir, algo totalmente innecesario. Lo que tiene más delito es la decisión de regrabar temas de los grupos donde habían estado Emerson, Lake y Palmer antes de juntarse para fundar el trío. ‘Hang On To A Dream’ era un tema de Tim Hardin que grabó en su momento The Nice, aquí transformado en una vulgar balada donde la voz rota de Lake queda en ridículo. Más inadvertida pasa ‘21st Century Schizoid Man’ por la voz cascada que se puede equiparar a la robótica necesaria, pero el intermedio instrumental es muy lamentable, ya que se podría esperar alguna floritura de Emerson y en cambio no hace apenas nada. Pero la palma del mal gusto se lo lleva la patética versión comercial de ‘Fire’, originalmente de cuando Palmer fue batería por breve tiempo de Arthur Brown aunque no llegara a tocar en ella. Tampoco hacía falta una versión más jovial de ‘I Believe In Father Christmas’ porque con un villancico de Greg ya tenemos más que suficiente. Como tampoco vale la pena pararse a evaluar las diferencias en ‘Touch And Go’, ya que el tratamiento de los sintetizadores es casi idéntico. Señalar también que la versión reducida de estudio de ‘Pictures At An Exhibition’ es la misma que viene incluida como bonus track en aquel álbum, es decir, es una grabación de 1993.
En el resto de discos solo encontraremos una novedad en cada uno. No es ninguna sorpresa encontrar una interpretación en directo del ‘Rondo’ por ser una pieza favorita de Emerson desde sus tiempos en The Nice. Pero la duración de casi quince minutos es debida sobre todo a un solo de batería de Palmer de cinco minutos, de cuando era uno de los bateristas más rápidos que se podían encontrar. Por otro lado, el título de ‘Bo Diddley’ ya nos avisa del ritmo empleado, pero se trata de una improvisación instrumental sin mayor interés. Más interesante resulta sin duda comprobar nuevamente la técnica de Emerson en el formato de piano clásico en ‘Prelude And Fugue’, que además es bastante corta para lo que podría dar de sí.
Así pues, para quien desee tener una recopilación exhaustiva de ELP, esta caja es una buena opción. Para l@s completistas, no les merecerá mucho la pena perder el tiempo con esto. Quien conozca más profundamente la historia del trío, sabe que en el estudio solían estar escasos de material, así que es normal que los archivos no den para casi nada. Sin embargo, escarbar en las grabaciones en directo sí que se convertirá en un filón para ir sacando algo de calderilla a los fans.
IN THE HOT SEAT
Año de publicación: 1994
Puntuación:
1) Hand Of Truth; 2) Daddy; 3) One By One; 4) Heart On Ice; 5) Thin Line;
6) Man In The Long Black Coat; 7) Change; 8) Give Me A Reason To Stay;
9) Gone Too Soon; 10) Street War; [BONUS TRACK:] 11) Pictures At An Exhibition.
El último disco de estudio de la carrera de ELP no pudo ser peor. La contratación de un productor de cierto éxito con la música comercial como Keith Olsen denotaba inseguridad en ellos mismos o, cuando menos, la idea de elegir el camino más fácil y rápido. Olsen incluso aparece acreditado en cuatro de los temas como coautor, lo mismo que un tal Bill Wray que aparece acreditado también en los coros y como coautor de tres temas. Esto quizá fuera una necesidad porque Palmer sigue ausente en espíritu y su única aportación parece ser la sugerencia de que deben parecerse a Asia pero intentando sonar más modernos y guays. Esto último lleva aquí a aberraciones como ‘Thin Line’, así que hay que estar preparad@s para lo peor. Emerson y Lake ya habían demostrado que su época buena como compositores estaba muy lejana, por lo que en dos años era imposible que pudieran hacer algo interesante. Lo fiaron todo al tirón comercial que pudiera quedar de la marca ELP.
El comienzo mediante ‘Hand Of Truth’ pretende ser un chute de adrenalina mediante el ágil teclado de Emerson, pero no pasan de parecer unos Supertramp de capa caída, como si quisieran imitar ‘Cannonball’ como modelo de modernidad. La parte de teclado no produce ninguna emoción aunque es pasable, pero la parte vocal es lo más vulgar que podrían haber añadido, sin melodía alguna. De Supertramp pasamos a imitación de los últimos y vulgares Genesis con ‘Gone Too Soon’, un lamentable pop con detalles progresivos que acentúan su mediocridad cuando lo que están intentando es precisamente camuflarla. En ‘Change’ parece que quieren intentar recuperar el estilo clásico de los setenta e incluso Palmer se esfuerza por introducir algunos golpeos más aparte de los típicos ritmos, pero la melodía vocal es ridícula y Emerson da la sensación de que se está imitando a sí mismo.
Sorprende un poco que, a estas alturas, realicen una versión de Bob Dylan, sobre todo de un tema entonces tan reciente como ‘Man In The Long Black Coat’, pero le hacen suficiente honor y consiguen crear un entramado instrumental inquietante (incluida la introducción) que solo adolece de una voz de Lake muy ronca (como cabía esperar) y de esos irritantes acordes como de guitarra sintetizada que van colando repetidamente. Que Dylan también tuviera la voz ronca no es excusa, ya que el estadounidense siempre lo ha superado con su expresividad y convicción. En cualquier caso, esta versión demuestra una vez más la grandeza de Dylan, a quien incluso prestan atención los músicos del rock progresivo. Hemos de recordar también que Emerson, con su grupo de los sesenta The Nice, también llegó a realizar una versión de Dylan, en concreto ‘She Belongs To Me’.
Lake no podía aguantarse sin meter baladas y aquí nos deja tres, cada cual peor que la anterior. La primera es ‘Daddy’, que suena a los ochenta como si fuera en realidad un descarte de aquella época, aunque quizá tenga más que ver con la pasividad de Palmer en la batería, que nuevamente podría haber sido sustituido por cualquier músico de sesión sin que variara el resultado. Y bueno, la voz de niño que aparece en algún momento es un truco bastante cursi. Tanto la música como la letra repleta de tópicos de ‘Heart On Ice’ rebaja a Lake al nivel de un Julio Iglesias que no supiera cantar. En cuanto a ‘Give Me A Reason To Stay’, la rematan con un estribillo algo pomposo pero absolutamente vulgar.
La única vez en que consiguen sonar modernos sin traicionar sus raíces y acoplando elementos de rock progresivo es en el tema que cierra lo que era el álbum original: ‘Street War’. En él imprimen un ritmo acelerado y una fuerza insólitas para tratarse de la última etapa de ELP, con unos gritos fuertes de “Street war!” que bien podrían pertenecer a algún grupo de heavy metal. Lo único que le sobraría es el solo de guitarra metalero (o quizá sea Emerson con su teclado). Algo de fiereza sacan también en ‘One By One’, pero queda muy forzada y los teclados imitando trompetas quedan muy vulgares. El bonus track que encontramos en la reedición en CD es la versión en estudio de ‘Pictures At An Exhibition’, la misma que viene ya incluida en el directo de 1971 así como en The Return Of The Manticore. Tan orgullosos debían estar con esta innecesaria grabación que la acabaron incluyendo en todos los huecos que podían de las reediciones de discos. No sirve para mejorar mucho, ya que peor despedida no podían haber realizado.
LIVE IN POLAND
Año de publicación: 1997
Puntuación:
1) Karn Evil 9: 1st Impression, Pt. 2; 2) Touch And Go; 3) From The Beginning;
4) Knife Edge; 5) Bitches Crystal; 6) Take A Pebble; 7) Lucky Man; 8) Medley: Tarkus/Pictures At An Exhibition; 9) Medley: Fanfare For The Common Man/Rondo.
A partir de ahora, ELP comenzarán a vivir de las rentas a base de escarbar en los archivos y de actuar en directo para repasar sus grandes éxitos de siempre, es decir, básicamente su producción de los primeros ocho años de carrera del trío. Este álbum responde a lo segundo, ya que se trata de un concierto de junio de 1997 en Polonia, uno de tantos países del este de Europa ávidos por poder disfrutar de las estrellas de rock occidentales en directo, pues en algunos casos solo habían podido escucharles clandestinamente durante la época de la Guerra Fría y el Telón de Acero. Mediante este álbum queda clara la importancia que tenían para ELP los dos últimos discos de estudio, de los cuales no hay absolutamente nada, lo cual indirectamente significa que ni siquiera en Polonia tuvieron buenas ventas. Tan solo recuperan aquí ‘Touch And Go’ del álbum Emerson, Lake & Powell; todo lo demás proviene de la década de los setenta y más concretamente de sus cuatro primeros años de existencia. Les había quedado claro que, como unidad creativa, el trío era ya un cero a la izquierda y seguido de varios ceros más.
El repertorio escogido es bastante previsible dentro de todo lo que podían elegir y no puede decirse que haya ninguna sorpresa, si acaso mejores opciones que se podrían haber tenido en cuenta, aunque esto ya sería cuestión de gustos. En cualquier caso, .a única utilidad que se le ve a ‘Karn Evil’ es servir como bienvenida al concierto, pero si nos hacemos a la idea de que los conciertos de ELP ya no podían ser ni la mitad de masivos que en los setenta (quizá no en Polonia), esta pomposa bienvenida queda un tanto hiperbólica. La recuperación de ‘Touch And Go’ es un acierto porque su reconocible riff de teclado suena grandioso y memorable en directo, que es la conclusión obvia de poder contar en tu formación con uno de los mejores teclistas de la historia del rock. Eso sí, ¿quién le aconsejaría a Lake que era buena idea que él cantara algo de los coros de ‘Lucky Man’? ya era suficiente problema intentar transmitir el lirismo original.
Las piezas interpretadas no duran demasiado para tratarse de un grupo de rock progresivo, hasta que llegamos a la parte final. La interpretación de ‘Tarkus’ es equivalente a la versión de estudio, salvando la voz ronca de Lake y alguna floritura adicional de Emerson. Quizá para ahorrarnos el bochorno de escuchar la parte de The Battlefield por parte de una voz más que limitada de Lake, lo enlazan con ‘The Hut Of Baba Yaga’ de Pictures At An Exhibition, de tal manera que el final de la interpretación llega con las maravillosas melodías de Mussorgsky en ‘The Great Gates Of Kiev’ (nuevamente a pesar de Greg). Esta dupla está aquí conformada como un medley, de igual manera que el final ‘Fanfare For The Common Man’ seguido de ‘Rondo’, donde este último se lleva buena parte de sus casi veinte minutos de duración, aunque lo más interesante es escuchar diferentes extractos de piezas clásicas (como por ejemplo de Bach o del Carmina Burana) que el maestro Emerson va insertando. Lo que se podrían haber ahorrado son los cinco minutos de solo de batería de Palmer, aunque se ha de reconocer que está en mucha mejor forma de lo que había demostrado en los años precedentes.
Poco puede decirse de este álbum como conclusión. Escuchamos exactamente lo que podemos esperar de un bajista sin voz, un baterista que ha perdido la práctica y un teclista que mejora su virtuosismo y profesionalidad, cuando los tres tocan sus grandes éxitos del pasado. Esto mismo es lo que permite escuchar con agrado el concierto, ya que instrumentalmente es impecable pero adolece de ese entusiasmo que caracterizó al trío en sus inicios y que luego, irremisiblemente, se perdió con la edad. En todo caso, lo disfrutarán tanto los fans como el oyente casual.
LIVE AT THE ISLE OF WIGHT FESTIVAL 1970
Año de publicación: 1997
Puntuación:
1) The Barbarian; 2) Take A Pebble; 3) Pictures At An Exhibition; 4) Rondo;
5) Nutrocker; 6) Interview.
El Festival de la Isla de Wight originalmente tan solo tuvo tres ediciones, todas ellas con algunos grandes nombres en cartel, y la tercera de ellas contó con la participación del entonces novedoso trío de Emerson, Lake y Palmer. La rumorología ha extendido a lo largo de las años que esta actuación fue la primera que hicieron, pero en este álbum se añade al final una entrevista en la que ellos mismos nos dicen que fue en realidad su segunda actuación. En cualquier caso, en este concierto podemos escuchar a un trío bien cohesionado y lleno de entusiasmo, pero que todavía está en proceso de alcanzar el nivel técnico y la consistencia sonora que demostrarían muy pronto.
Debió ser fascinante para el público de la época comenzar a escuchar el apabullante comienzo de ‘The Barbarian’, una clase de música que en ese momento era una propuesta muy original. De lo que sería el álbum de debut solo encontraremos esta pieza y ‘Take A Pebble’, ambas interpretadas de manera equivalente a lo que harían muy pronto en el estudio de grabación. El repertorio está completado con el ‘Rondo’ que siempre seguiría recuperando Emerson de la etapa con The Nice, así como las piezas que conforman el LP Pictures At An Exhibition. Es sobre todo en la magna obra de Mussorgsky que se deja entrever el poco tiempo que llevan juntos, pues podemos compararlo directamente con el álbum correspondiente de 1971. Esto es, no encontraremos fallos (al menos que sean claros) o diferencias evidentes, pero sí se atisba ligeramente esa falta de experiencia conjunta. Como ejemplo, el intermedio instrumental en ‘The Sage’ no llega al mismo nivel técnico, pero por lo demás es tan solo que, con el paso del tiempo, la compenetración absoluta de estos tres músicos conseguirá resultados insuperables.
Al final de ‘Pictures At An Exhibition’ podemos escuchar los famosos cañonazos (¡con cañones de verdad!) que dan por finalizada la interpretación de esta extensa pieza. Sin imágenes pasan inadvertidos y eso quizá sea mejor que asistir visualmente a tal bochornoso truco circense. Resumiendo este álbum, su única valía es desde una perspectiva histórica, como documento primigenio de los primeros pasos de ELP. En lo musical, de todo el repertorio incluido podemos encontrar interpretaciones similares en los discos en directo conocidos hasta ese momento, salvo en el caso de ‘The Barbarian’. Pero esta última está interpretada de manera tan calcada a la versión de estudio que tampoco supone ningún descubrimiento, aparte de que se puede encontrar otra interpretación en directo diferente en el box set From The Beginning.
THEN & NOW
Año de publicación: 1998
Puntuación:
CD I: 1) Toccata; 2) Take A Pebble; 3) Karn Evil 9; 4) A Time And A Place;
5) Piano Concerto No. 1, Third Movement: Toccata con Fuoco;
6) From The Beginning.
CD II: 1) Karn Evil 9: 1st Impression, Pt. 2; 2) Tiger In A Spotlight; 3) Hoedown;
4) Touch And Go; 5) Knife-Edge; 6) Bitches Crystal; 7) Honky Tonk Train Blues;
8) Take A Pebble; 9) Lucky Man; 10) Fanfare For The Common Man/Rondo;
11) 21st Century Schizoid Man/America.
El título Then & Now de este doble álbum en directo alude a las dos fuentes de las que se nutre la selección realizada, separadas ambas por más de veinte años. Las primeras tres piezas del primer disco pertenecen al famoso concierto California Jam de 1974, el mismo del que Deep Purple publicaría también su actuación. El resto del repertorio es una selección de la gira mundial más reciente que habían efectuado, entre 1997 y 1998, motivo por el cual hay algunos solapamientos con Live In Poland. Curiosamente, Then & Now sería también el título que le pondría Mike Oldfield a su gira del año siguiente. Es en realidad una buena idea, porque ya predispone a los espectadores a “soportar” el material nuevo, pues sabe que también escuchará los grandes éxitos de siempre, además de poder esperar alguna sorpresa.
Sobre el concierto de 1974, recordemos que era cuando ELP se encontraban en el apogeo de su fama. El rock progresivo era una de las modas y ellos habían publicado la más ambiciosa y compleja de sus obras, Brain Salad Surgery. Lo primero que escuchamos es el clásico irrenunciable de sus conciertos en directo, ‘Toccata’, aquí en una casi indistinguible interpretación que posee sin embargo una ejecución muy interesante, reflejando el lado creativo del grupo en vez de la interpretación más canónica. Como ya sabemos la predilección que tenían por engarzar canciones, no es un error cuando en ‘Take A Pebble’ comenzamos a escuchar ‘Still... You Turn Me On’ y luego ‘Lucky Man’ en acústico con Lake como el único músico en el escenario, para pasar a continuación el testigo a un par de improvisaciones de Emerson con el piano, otra demostración incontestable de depurada técnica. No es hasta los últimos cinco minutos que entra la sección rítmica para acompañarle, de tal manera que del ‘Take A Pebble’ original solo nos queda el retorno final, que al menos está ejecutado con especial brío. El entusiasmo que transmiten se descubre con todas esas sorpresas, incluidas algunas falsas paradas que también incluyen en ‘Karn Evil 9’. Eso sí, en esta última nos toca sufrir los malabarismos de Emerson con el teclado en los últimos minutos, un exceso que sin imágenes resulta intolerable.
El concierto moderno lo estrenan aquí con una pequeña sorpresa, pues ‘A Time And A Place’ no la encontramos en ningún otro álbum en directo del trío. No es que sea una interpretación para enmarcar, pero Emerson vuelve a demostrar que es el único que mantiene o incluso mejora su nivel técnico de dos décadas antes. Porque Lake sobra decir cómo se encontraba y aparte resulta impensable escuchar a Palmer marcarse un solo de batería como el que encontramos en el ‘Karn Evil 9’ de 1974, si bien sale airoso con una percusión variada y profesional, por encima de la media. Es Emerson quien consigue extraer toda la vitalidad posible en la interpretación de ‘Hoedown’, dejando claro quien seguía siendo un maestro de su instrumento. Los momentos más líricos, como en ‘From The Beginning’, los aprueba Lake por los pelos al no intentar forzar la voz más allá de lo posible en su condición. La composición más moderna que incluyen en el repertorio, igual que ocurrió en Live In Poland, es ‘Touch And Go’ (en una notable interpretación, por cierto), lo cual ya dejaba definitivamente claro que ellos mismos eran conscientes del nivel cualitativo de su producción de los noventa.
Si tomamos todo el doble álbum en conjunto, nos queda una buena selección de interpretaciones porque aflora la cualidad técnica de los músicos. Del concierto de 1974 nos libramos aquí de los excesos visuales que pueden encontrarse en el DVD Beyond The Beginning, así que podemos concentrarnos con placer en la música, mientras que en los noventa este trío tiene el privilegio de poder complacer a su audiencia con tan solo limitarse a cumplir de manera profesional, aunque Emerson siempre se supera porque es un virtuoso total con los teclados y eso se lleva en la sangre. Asistimos, pues, a un recomendable ejercicio de nostalgia.
FROM THE BEGINNING
Año de publicación: 2007
Puntuación:
CD I: … 7) The Barbarian; 8) Knife Edge; 9) Rondo.
CD II: … 3) A Time And A Place (single version); 4) ''Oh, My Father''; … ;
8) From The Beginning (single version); … ; 11) Hoedown (live);
12) Jerusalem (first mix); 13) Still... You Turn Me On (first mix);
14) When The Apple Blossoms (single version).
CD III: … 3) C'est La Vie (early version); 4) I Believe In Father Christmas (early version); … ; 7) Pirates (live).
CD IV: 1) Aaron Copeland interview – 1977; ...
CD V: 1) Hoedown; 2) Tarkus; 3) Take A Pebble; 4) Lucky Man; 5) Piano Improvisation; 6) Pictures At An Exhibition; 7) Rondo.
Como a ELP siempre les gustó la pomposidad, no podía faltar la publicación de un extenso box set como este, compuesto por cinco discos y un DVD. Los CD’s están repletos de música, bordeando todos la máxima duración posible de ochenta minutos, de tal manera que consiguen incluir algo de todos los álbumes publicados, sean de estudio o en directo, hasta el Live In Poland. Lo mejor es el libreto, bien extenso y lleno de imágenes del trío, además de contener la historia narrada por ellos mismos a través de sus respuestas a unas preguntas no visibles, todo repleto de curiosidades, aunque algunas de ellas ya las podemos leer también en los libretos de las reediciones en CD de su discografía. Respecto al contenido musical, el quinto disco corresponde a un concierto, mientras que la mayor parte del resto de discos contiene los temas ya conocidos, más aparte algunas actuaciones en directo, singles, mezclas alternativas y unas pocas rarezas (el contenido novedoso es el que se ha escrito arriba, en el listado de temas). Las versiones en single son equivalentes a las que podemos encontrar en los álbumes de estudio. Incluso en el tema etiquetado como primera mezcla (first mix) de ‘Jerusalem’ resulta difícil encontrar las diferencias, no así en la primera mezcla de ‘Still... You Turn Me On’, en la cual puede apreciarse algún instrumento más en algunos momentos.
En el primer disco encontramos en primer lugar un tema de cada uno de los grupos donde habían estado los tres compañeros: King Crimson (Lake), Atomic Rooster (Palmer) y The Nice (Emerson). Las únicas novedades de este primer disco son las tres interpretaciones en directo del final, pertenecientes a un concierto de 1970 en Londres donde ya encontramos una interpretación del ‘Rondo’, el favorito imperecedero del trío, sin que falte el solo de Palmer como era costumbre entre los bateristas de la época, aquí ocupando buena parte del tema. En ‘Knife Edge’ se aprecia que Emerson está con confianza, hay que epatar a los capitalinos con sus excesos de sintetizador, aunque se muestra comedido en comparación con los siguientes años. Como curiosidad, antes de empezar con ‘The Barbarian’ le hacen un reconocimiento a Jimi Hendrix por ser una inspiración para ellos. Y hablando de Hendrix, la verdadera inspiración la encontramos en un descarte de 1971 titulado ‘''Oh, My Father''’, que es una lástima que no llegara a elaborarse más, pues se trata de una fabulosa balada con unos solos de guitarra como Lake ha conseguido en alguna ocasión, sencillos pero muy emotivos. Recuerda en algunos momentos a la guitarra de Hendrix en ‘Hey Joe’ y de alguna manera sigue en la línea de balada emotiva de esa canción (según la interpretación de Hendrix, claro). Probablemente fue descartada porque se alejaba por completo del estilo que estaban desarrollando en esa época, pero ojalá la hubieran retomado para Works.
La interpretación de ‘Pirates’ en directo pertenece a un concierto de 1978 en Nueva York y curiosamente suena mucho más convincente sin la orquesta, aunque de esta manera también la habíamos escuchado en el Live At The Royal Albert Hall, con el trío esforzándose más para hacer olvidar el acompañamiento orquestal. De las primeras versiones de ‘C'est La Vie’ y ‘I Believe In Father Christmas’ poco se puede decir, porque son muy parecidas a las finales, mientras que en el cuarto disco la única novedad es un extracto de entrevista a Aaron Copeland, quien comenta la historia del permiso para que ELP pudieran publicar su propia versión de ‘Fanfare For The Common Man’.
Todo esto nos lleva ya a hablar del quinto y último CD, que contiene un concierto (quién sabe si íntegro) de enero de 1972 en un festival de Puerto Rico, otro de esos desastrosos festivales musicales que no volvieron a repetirse. Presenta como curiosidad la inclusión de ‘Hoedown’ cuando todavía no habían estrenado Trilogy y lo mejor es que la calidad de sonido es buena. De hecho, ‘Tarkus’ suena fresca y emocionante, con algunas ligeras variaciones que muestran el entusiasmo que todavía derrochaba el trío en el escenario y sus ganas de demostrar lo grandes músicos que eran. Aunque en el CD lo hayan dividido, lo cierto es que ‘Take A Pebble’ recoge en su interior a ‘Lucky Man’ y el ‘Piano Improvisation’, pues a continuación de esta última se retoma de nuevo con su conocido retorno. Con esto ya salen las cuentas, porque ‘Take A Pebble’ debía durar más de diez minutos. Más de quince en este caso. En la improvisación de piano, Emerson está acompañado por sus compañeros y se hace ameno por las diferentes secciones que incluye. Tocan luego una versión reducida de Pictures At An Exhibition que solo incluye los movimientos iniciales y los finales, pero con todo el poderío que atesoraban en esa época, su mejor momento. Y al final no podía faltar el sempiterno ‘Rondo’ para que Palmer se explaye de nuevo con su batería.
El decepcionante DVD contiene imágenes de la gira de 1973 pero sin apenas nada de los conciertos en sí, tan solo algunos fragmentos musicales. Es casi todo sobre el backstage y algo de la vida de cada miembro del trío, llegando a niveles tan chabacanos como mostrar a Lake enfermo en cama o una reunión de los tres con el personal de apoyo durante la gira en la que Lake (parece que no tenía vergüenza este chico) aparece en calzoncillos, lo cual indica la importancia que tenía para él estos temas.
LIVE FROM MANTICORE HALL
Año de publicación: 2014
Puntuación:
1) From The Beginning; 2) Introduction; 3) I Talk To The Wind; 4) Bitches Crystal;
5) The Barbarian; 6) Take A Pebble; 7) Tarkus; 8) C'est La Vie; 9) Pirates;
10) Moog Solo / Lucky Man.
Como final o apéndice a la discografía de ELP, nos quedamos con este disco en directo que recoge una actuación de la gira de 2010, en la cual ya no participó Palmer. No son ELP, pues, pero como tampoco lo fueron en la segunda mitad de los ochenta, que este álbum nos sirva de cierre nostálgico a la carrera de unos grandes músicos que decayeron muy pronto, al mismo tiempo que la unión personal entre ellos también decayó. El ambiente más cercano entre músicos y público se aprecia en las explicaciones para introducir los temas, algo impensable en épocas pasadas. Los espectadores básicamente serían seguidores del grupo y es un bonito detalle comentarles algunas curiosidades, incluso con toques de humor como cuando hablan del nombre del grupo donde empezó Emerson, The Nice, pues cuando al principio se presentaban a los locales y promotores, estos les preguntaban por el nombre completo, pensando que “nice” era un adjetivo que acompañaba a un sustantivo (“The nice…what?”).
La interpretación que inicia el disco, ‘From The Beginning’, ya nos anuncia que va a ser una velada intimista y sin pretensiones, destinada sobre todo a ejecutar los temas entre la pareja de compañeros, aunque algunos instrumentos adicionales se añadirán en algunos temas. No escucharemos ninguna batería hasta ‘The Barbarian’, en este caso una obligación porque de otra manera este tema hubiera sido directamente la pieza clásica original, aunque sin embargo Emerson acaba divagando un poco con su teclado en su segunda mitad. Pero es Keith precisamente quien evita que esta actuación naufrague porque ya sabemos el estado de forma de su compañero. La introducción barroca (más adelante repetida) de ‘Bitches Crystal’ es lo único bueno que presenta, porque por lo demás suena un poco ridícula de una manera tan vacía, es decir, con tan solo el teclado de Emerson como único instrumento que tiene que llevar todo el peso del tema a pesar de la deficiente parte vocal de Lake. Precisamente el motivo para reducir ‘Take A Pebble’ a menos de cinco minutos cuando en sus buenos tiempos era extendida sin problemas y cuando la original ya era de unos diez minutos se entiende sin problema conforme escuchamos cantar a Greg, quien destroza la canción y tan solo la salva el buen hacer de Keith con el teclado.
‘Tarkus’ suena descafeinada sin la batería de Palmer, a pesar de que en la recta final sí que entra una batería pero es en una sección muy caótica, mientras que en ‘Pirates’ sí que consiguen captar el interés con más imaginación y en parte gracias a la percusión, porque Keith vuelve a demostrar su habilidad innata para pasar de melodía en melodía sin despeinarse, aunque en este tema esas melodías no sean nada originales. Algunas decisiones son también un poco ingenuas. Por ejemplo, para hacer honor al título francés de ‘C'est La Vie’ no se les ocurre otra cosa que añadir un acordeón. Por otro lado, el solo de Moog que se anuncia antes de ‘Lucky Man’ parece que sea un ensayo del solo final de esta canción, aunque previamente es sustituido por un solo de piano.
La única sorpresa de verdad en este concierto es escucharles interpretar ‘I Talk To The Wind’, rescatada del disco de debut de King Crimson donde estuvo Lake. No obstante, suena casi como una demo sin toda la inventiva de arreglos que posee la versión de King Crimson. Y bueno, sin la voz angelical original… En resumen, al final lo que tenemos en las manos es el producto que esperamos escuchar de dos músicos veteranos y retirados desde hace dos décadas de los estudios de grabación. Una velada íntima con l@s fans y un disco irrelevante para quienes no fueran espectadores de la actuación.
VÍDEOS
PICTURES AT AN EXHIBITION
Año de publicación: 1973
Unos meses antes del concierto que saldría editado en el álbum de 1971, concretamente en diciembre de 1970, se celebró otro concierto en Londres para tocar la obra de Mussorgsky, que es el que podemos ver en este DVD. El contenido es el mismo, sin diferencias apreciables en su ejecución, si bien aquí se añaden al final algunas composiciones de su álbum de debut y el ‘Rondo’ de The Nice. Lo peor son sin duda los efectos visuales totalmente anticuados, que en la recta final no dejan ver apenas nada. Por lo demás, sirve para constatar que el verdadero showman era Emerson. Le vemos incluso llegar a pasarse un sintetizador portátil por el trasero, un gesto que ejemplifica lo que acabarían siendo los excesos del rock progresivo. Palmer es también un portento con la batería, mientras que de Lake se puede observar un fallo en el principio del primer pasaje instrumental de guitarra de ‘The Sage’, que además suena mucho más sencillo que en el CD. Una interpretación casi calcada de ‘Knife Edge’ y otra de ‘Take A Pebble’ con alguna que otra variación, donde podemos ver con sorpresa cómo se conseguía ese peculiar sonido como de instrumento de cuerda que se escucha al inicio: ¡es Emerson tocando con sus dedos las cuerdas del interior del piano de cola! Los extras del DVD casi repiten el contenido que no es de la obra de Mussorgsky, puesto que incluso Emerson realiza los mismos aspavientos y excentricidades con los teclados, incluido su show de clavar puñales en los teclados. Dado que los efectos especiales de la obra principal no permiten ver a los músicos con nitidez, en estos extras al menos sí es posible. En definitiva, un documento histórico para poder comprobar la impecable técnica de este trío y sus excesos en el escenario.
BEYOND THE BEGINNING
Año de publicación: 2005
Como compendio visual de la trayectoria de ELP en los setenta, este doble DVD recoge una buena cantidad de actuaciones y un documental, aparte de otras rarezas. La primera conclusión a la que se llega viendo la gran cantidad de actuaciones en directo es bastante triste: Lake de guitarra sabe lo justo. Con el bajo hace virguerías, pero esas dos cuerdas de más de la guitarra hay veces que le pesan como una losa. En el apartado “Before the beginning” encontramos vídeos musicales de los grupos donde estuvieron antes de formar ELP pero, salvo The Nice (del que tengo mis dudas), son actuaciones con sonido en playback, siendo el más flagrante las imágenes de King Crimson en el concierto de Hyde Park con la música de la versión de estudio de ‘21st Century Schizoid Man’. Y bueno, de Palmer podemos ver, en vez de a Atomic Rooster, una actuación en el mítico programa musical alemán Beat Club de Arthur Brown interpretando su clásico ‘Fire’ con casco ardiendo incluido.
En las actuaciones en directo, podemos ver a Emerson en su faceta de showman haciendo de las suyas: meneando los teclados, saltando por encima de ellos... Y lo más prodigioso de todo, ¡tocando desde el lado opuesto del teclado! Podemos escuchar una interpretación espectacular del ‘Rondo’ donde siempre es la estrella. Es una lástima que de ‘Tarkus’ solo podamos escuchar la sección inicial, que además data de una actuación en Japón en 1972. La interpretación de ‘Lucky Man’ por Lake a solas con la guitarra acústica, tal como solía hacer con sus canciones lentas, demuestra con claridad que sin las aportaciones de sus compañeros esta canción se rebaja a la categoría de agradable balada sin mayor trascendencia. En los extras de este primer DVD podemos ver ensayos del trío, así como un breve reportaje de entrevistas sobre las portadas de los discos, con el curioso dato de que los artistas que las creaban acababan muriendo antes de tiempo, incluido el creador de la portada del debut de King Crimson.
El segundo disco viene compuesto por un concierto y un documental. El concierto es el California Jam Festival de 1974, el mismo del cual se publicó la actuación de Deep Purple bajo el título de California Jamming. El mayor problema que presenta es que de buena parte del repertorio solo podemos ver fragmentos, aunque tengan una duración suficiente. Eso sí, Emerson ya riza el rizo cuando vemos la secuencia suya sentado en el piano y girando en el aire mientras lo toca (o hace como que lo toca, eso no podemos saberlo por la grabación). Lo que no se entiende es que en la parte final el montador se recrea demasiado con un secuenciador y el humo blanco del escenario. El documental está muy bien y repasa durante una hora la trayectoria del trío con entrevistas actuales de los implicados, donde afloran las virtudes y al mismo tiempo la enorme tensión personal que hubo entre ellos, sobre todo entre Emerson y Lake.