CLÁSICOS DEL ROCK
ANÁLISIS DE LAS DISCOGRAFÍAS DE LOS ARTISTAS Y GRUPOS IMPORTANTES EN LA HISTORIA DE LA MÚSICA ROCK
DEEP PURPLE
SHADES OF DEEP PURPLE
Año de publicación: 1968
Puntuación:
1) And The Address; 2) Hush; 3) One More Rainy Day; 4) Prelude: Happiness/I'm So Glad; 5) Mandrake Root; 6) Help; 7) Love Help Me; 8) Hey Joe; [BONUS TRACKS]:
9) Shadows; 10) Love Help Me (Instrumental Version); 11) Help (Alternate Take);
12) Hey Joe (BBC Top Gear Session); 13) Hush (Live US TV 1968).
Primera encarnación de Deep Purple, con un sonido ya algo duro pero con un predominio del teclado de Lord, quien se erige en el líder formal de la mayoría de temas, que tienen largas secciones instrumentales que serán comandadas principalmente por el teclado, con menos relevancia de la guitarra de Blackmore aunque éste también brillará en muchos momentos. Que nadie espere todavía nada de rock duro, pues este grupo suena más a unos The Nice más rockeros que a lo que vendría años después. Solo hay que fijarse en las pelambreras de la portada para darse cuenta de que esto no es todavía lo que asociaríamos con el nombre del grupo, aunque ya se adivinan algunos rasgos.
Para empezar, ‘And The Address’ es un potente instrumental que tiene un inicio un tanto desesperante por lo que tarda en arrancar, pero que nos recompensa enormemente después con el gran trabajo de guitarra de Blackmore, además del buen solo que también se marca Lord con su teclado. Esta fiereza la volvemos a encontrar más adelante con ingredientes similares en ‘Mandrake Root’, donde Lord aumenta su protagonismo respecto a la guitarra, dotando al tema de un cierto aire oriental en muchos momentos, y Ian Paice demuestra por su parte una gran habilidad y rapidez con la batería.
La mejor canción del disco –y también la más conocida– es una versión del tema ‘Hush’, aquí mejorada en la parte instrumental porque Lord y Blackmore seguro que son mucho mejores que los músicos que tocaron en la original de Joe South. Además de que hay que destacar la parte vocal de Rod Evans, con una voz que no tiene nada que ver con la del futuro cantante Ian Gillan pero que aquí encaja a la perfección, mejor de lo que quedaría con este último.
Ésa no será la única versión que encontremos, pero serán una gran sorpresa las otras dos que hay en este disco. Una es la deconstrucción progresiva de ‘Help’ de los Beatles, en unos irreconocibles arreglos donde lo único que desentona es la demasiado melosa voz de Evans. No es para tirar cohetes, pero al menos como curiosidad está bien, y mucho peor suena la versión alternativa que encontramos en los bonus tracks. Otra sorpresiva deconstrucción pero con mal resultado la encontramos en ‘Hey Joe’, que empieza en un tono muy español con su percusión tipo Bolero de Ravel y luego un breve fragmento de batería tomado prestado de la ‘Danza del Molinero’, perteneciente a la obra El Sombrero De Tres Picos de Manuel de Falla. Luego empieza la canción de ‘Hey Joe’ propiamente dicha, que está directamente inspirada en la versión de Jimi Hendrix y nada nuevo aporta, únicamente el estar acompañada por el teclado, pues la guitarra distorsionada de Blackmore no aparece hasta casi el final, en un solo que no está mal, pero que después de haber escuchado a Hendrix sabe a muy poco. En los bonus tracks aparece una versión en directo de un programa de televisión que suena mejor y es algo más corta.
Pese a su título, ‘One More Rainy Day’ suena positiva en su estilo pop, en un intento de acercarse a un sonido más armónico, algo que vuelven a repetir en ‘Love Help Me’ con mejor resultado, al ser más dinámica. Por otro lado, ‘Prelude: Happiness/I'm So Glad’ es la unión de una composición instrumental comandada por el omnipresente órgano de Lord y una percusión que parece una marcha militar por momentos, más ‘I'm So Glad’ de Skip James, que fue popularizada por Cream, que es de quienes toman los arreglos para copiarlos directamente, con Blackmore imitando los mismos sonidos de guitarra que hacía Clapton, aunque en el solo no puede evitar emplear la distorsión a la que parecía haberse aficionado en sus inicios.
En los bonus tracks hay una canción inédita, ‘Shadows’, que fue justamente descartada para el LP original porque es un mediocre tema pop con algunos detalles de psicodelia que es completamente prescindible. En resumen, aceptable debut de la primera alineación de Deep Purple, que todavía ofrecería un par de discos más antes de sufrir los cambios y la mutación musical que los transformaría en reyes del hard-rock de principios de los setenta.
THE BOOK OF TALIESYN
Año de publicación: 1968
Puntuación:
1) Listen, Learn, Read On; 2) Wring That Neck; 3) Kentucky Woman;
4) Exposition/We Can Work It Out; 5) Shield; 6) Anthem; 7) River Deep Mountain High; [BONUS TRACKS]: 8) Oh No No No; 9) It's All Over [BBC Top Gear Session];
10) Hey Bop-A-Rebop [BBC Top Gear Session];
11) Hard Road (Wring That Neck) [BBC Top Gear Session]; 12) Playground.
Muy parecido en estilo al disco de debut, pues está grabado solo tres meses después del anterior, de lo que adolece The Book Of Taliesyn es de al menos un tema con gancho, como era el caso de ‘Hush’ anteriormente. Aunque el comienzo del álbum no está nada mal, pues ‘Listen, Learn, Read On’ es ese rock ágil y de ritmo frenético tan particular de su primera etapa, donde destaca sobre todo la batería de Paice. ¿Y qué otra cosa más típica de la primera etapa que un instrumental enérgico liderado por el teclado de Lord? Pues eso mismo es lo que encontramos en ‘Wring That Neck’, aunque también hay tiempo para las florituras de Blackmore con su guitarra, que en este caso no parecen tampoco muy inspiradas. Cuando llega ‘Kentucky Woman’, de Neil Diamond, ya nos damos cuenta de cuál es uno de los problemas que tiene el grupo en ese momento: no tiene categoría para interpretar un tema pop-rock pegadizo. Lo suyo son más bien los desarrollos instrumentales, pero en este caso ni en eso consiguen un buen resultado.
También hay otro intento de deconstrucción musical de los Beatles, en este caso de ‘We Can Work It Out’, que viene precedida de una lamentable primera parte instrumental titulada ‘Exposition’ que parece el resultado de haberse puesto delante de los instrumentos y haber tocado en unos minutos lo primero que ha venido a la mente. La versión de los Beatles no salva el resultado final, pues la voz de Evans no pega ni con cola con la vitalidad que desprende el tema. De todas formas, esto no es nada comparado con la otra deconstrucción que llega después, una atroz versión progresiva de ‘River Deep Mountain High’, que durante los primeros minutos parece una improvisación instrumental sin nada de inspiración, para luego empezar la parte vocal con una falsa solemnidad que solo puede provocar rechazo. Después el estribillo coge ritmo y a partir de ahí se imita el estilo del original, pero sin lograr remontar el vuelo en ningún momento. En cualquier caso, cabe recordar que este tema de 1966 –interpretado originalmente por Ike y Tina Turner– significó la caída de Phil Spector del pedestal donde estaba colocado en Estados Unidos, por su fracaso de ventas allí.
Por suerte, entre medio de las dos versiones anteriores encontramos un par de temas que vuelven a subir el nivel. ‘Shield’ es un buen tema de ritmo intrigante donde esta vez Evans sí acierta en la parte cantada y Blackmore demuestra su destreza con los tempos medios. ‘Anthem’ es un tema relajante que se inicia con un sonido órgano que hace pensar en una iglesia, para luego entrar en una gentil parte con coros celestiales incluidos. Quizá lo único que le sobre son los convencionales violines que suenan en la sección central instrumental del tema, aunque pronto entrará el solo de Blackmore que le devuelve la categoría.
Los bonus tracks que encontramos son realmente flojos, pues suenan a grupo mediocre por todos los lados. Una lástima, porque por ejemplo en ‘It's All Over’ las capas de teclado y las líneas de guitarra demuestran que son un grupo que era capaz de mucho más. Lo único que se salva de los bonus es la versión de ‘Wring That Neck’ en los estudios de la BBC, que tampoco es que aporte nada especial, pero al menos tiene esa fuerza de la interpretación en directa, incluida la parte en solitario de Blackmore.
Podemos considerar el disco homónimo de Deep Purple como el mejor álbum de su primera etapa, no solo por su gran portada (un extracto del tríptico El Jardín de las Delicias de El Bosco, concretamente de su panel derecho, que representa El Infierno), sino porque aquí ya consiguen un mejor balance entre las veleidades clásicas de Lord, el sonido más pop, algo de blues y el tono agresivo que paulatinamente va asomando por algunos temas. La inexperiencia que habían denotado en sus dos primeros discos no es que haya desaparecido del todo, pero en este caso ya se puede escuchar a un grupo que, con los componentes que tenía en ese momento, probablemente ofreciera lo mejor que podían dar de sí.
El inicio del disco es espectacular, pues ‘Chasing Shadows’ es una clara exhibición del batería Ian Paice, que desde el principio crea un gran ritmo a la percusión que irá acompañado de unas poderosas líneas de bajo, un gran teclado de Lord y por supuesto la feroz guitarra de Blackmore, quien aquí aporta una energía extra con sus continuas entradas. Destacar también aquí el gran trabajo vocal de Rod Evans, en el que será su último disco con el grupo, igual que el bajista.
En ‘Blind’ vuelve a brillar el mejor Lord con su teclado sonando como un clavecín en un estilo totalmente barroco (impresionante la parte rápida que toca al final de cada estrofa), aunque su ritmo inicial recuerda un poco a ‘Time Of The Season’ de los Zombies, aunque pronto vemos que el tema tiene nada que ver. El solo de guitarra de Blackmore es de los mejores que podemos escuchar en este álbum.
El comienzo de ‘Lalena’, compuesta originalmente por Donovan, no irradia buenas vibraciones al empezar con el mismo ritmo que ‘Blind’ pero más lento, aunque al final no se trata sino de otra balada más lenta que la anterior y con buen resultado, aunque la parte vocal está bordeando lo empalagoso; es una canción que Demis Roussos hundiría en la miseria sin duda.
‘Fault Line/The Painter’ tiene un comienzo que recuerda al futuro hip-hop, con ese sonido como si trataran de hacer sonar una cinta hacia atrás y la fueran parando en seco marcando un ritmo. Luego entramos en un tema cercano al blues-rock con los siempre efectivos teclado y guitarra que van luciéndose, sobre todo el primero. Directamente como blues-rock se puede catalogar la siguiente ‘Why Didn't Rosemary?’, en otra perfecta ejecución donde dejan demostrado que estaban preparados para tocar junto a una orquesta de música clásica. Y esa gran fiereza que pronto iban a demostrar sobradamente vuelve a aparecer en ‘Bird Has Flown’, con la guitarra distorsionada pero en menor mesura que en los discos anteriores, y un gran ritmo que desarrollarían todavía mejor posteriormente en ‘Hard Lovin' Man’. Tiene un intrigante final que parece que va a darse por finalizado con un fade-out del teclado, pero que vuelve con un ominoso ritmo y una batería que sube la intensidad hasta el final.
Y como preludio de lo que será su Concerto For Group And Orchestra tenemos como final la suite ‘April’, que consta de tres secciones, la primera iniciada por un órgano que rezuma a iglesia por todos lados, para que llegue a continuación una gran melodía de guitarra acústica en un estilo épico de country-western que pasados los dos minutos se complementa con unos emotivos coros y más adelante con otros detalles de teclado y guitarra eléctrica. La segunda sección es directamente orquestada, con un sonido pastoral que produce una atmósfera tranquila y sosegada, la cual será interrumpida por la batería de Paice que introduce así la tercera y última sección, la única cantada por cierto, y que tiene un estilo más rockero y épico a la vez, con otro gran solo de Blackmore y el retorno de los coros para dejar el listón bien alto.
Así pues, esta primera y muchas veces olvidada etapa del grupo quedará zanjada para introducir componentes nuevos más adecuados a las aspiraciones musicales del grupo, que ya tenía bien claro hacía donde debía seguir aunque en primer lugar hubo que dejar que Lord se quedara tranquilo y cumpliera una de sus aspiraciones, grabar una obra visionaria suya junto a una orquesta filarmónica.
1) Chasing Shadows; 2) Blind; 3) Lalena; 4) Fault Line; 5) The Painter;
6) Why Didn't Rosemary?; 7) Bird Has Flown; 8) April.
Puntuación:
Año de publicación: 1969
DEEP PURPLE
Obra compuesta por John Lord y que se puede entender como un ambicioso proyecto personal, el de juntar un grupo de rock con una orquesta sinfónica y plantear una batalla musical en que ambos mundos muestren sus mejores armas y atributos para aunarse también en otros momentos. Sorprendentemente el propio Lord aparecerá en un segundo plano, pues el sonido del resto de instrumentos del grupo volverá casi inaudible a veces el trabajo de aquél con el teclado. Por otra parte, el director de orquesta para tan singular ocasión es nada más y nada menos que el prolífico compositor de vida disoluta Sir Malcolm Arnold, creador de bandas sonoras de películas tan conocidas como la oscarizada El puente sobre el río Kwai (de 1957, donde Arnold ganó el premio a la mejor banda sonora) u otras menos conocidas pero muy recomendables como The Angry Silence (1960). Hay que destacar también la incorporación del cantante Ian Gillan y del bajista Roger Glover, sustituyendo a los que ocupaban ese puesto y conformando así la mejor y más exitosa formación de la amplia historia de Deep Purple.
El primer Movimiento empieza de forma orquestal con la que será la melodía principal en un tempo lento, donde pronto cinco notas de viento contestadas por los timbales empiezan a darle algo de empaque a la obra. Hasta que no llegamos a una especie de Allegro donde los clarinetes y fagots entonan una amena melodía (que en el vídeo parece que el propio Malcolm Arnold la esté bailando mientras dirige) no entra Deep Purple en acción, con unas notas bien altas para que se note el poderío. Esto nos lleva a la repetición de la buena melodía principal esta vez con la guitarra eléctrica, lo cual derivará en una jam donde Blackmore se explayará hasta llegar a un momento donde parece que la orquesta y el grupo batallan por ser los elegidos para continuar, ganando momentáneamente la orquesta. También habrá cabida hacia el final para un solo de guitarra de Blackmore, quien parece más pendiente de mirarse el ombligo que de tocar algo interesante.
Sobre el segundo Movimiento, si estás viendo el vídeo del concierto y a estas alturas de la obra te estás preguntando qué hace Ian Gillan sentado sin hacer nada, en este segundo movimiento le veremos por fin en acción, entonando dos partes cantadas diferentes –que serán los únicos momentos donde haga algo– muy buenas ambas, la primera calmada y emotiva, y la segunda llegará después de una parte orquestal que empieza muy bien pero que deviene un tanto lenta y aburrida. Este segundo fragmento cantado es también tranquilo aunque con algo más de ritmo que el primero, y viene preludiado por unas notas graves del teclado de Lord y otro buen solo de guitarra. Precisamente Lord se reservará después un solo de teclado antes del calmado final.
El tercer Movimiento vuelve a ser iniciado por la orquesta, que justo cuando empieza a dar el protagonismo a las diferentes percusiones vuelve a entrar Deep Purple, esta vez con un inicio del estilo de ‘Chasing Shadows’. Aunque aquí hay que soportar un breve solo de batería de Ian Paice, en compensación podemos disfrutar de varias jam del grupo, todas ellas de buen nivel y que no defraudarán a nadie, salvo que quizá se hagan demasiado cortas algunas de ellas.
Un año después volverían a repetir la experiencia con Gemini Suite, aunque esta grabación en directo quedaría sin publicar hasta el año 1993, lo cual no fue obstáculo para que Jon Lord editara una versión de estudio bajo su nombre. Pero en cualquier caso el Concerto For Group And Orchestra queda como un buen primer intento de fusión de música rock con música orquestal, una oportunidad de ver por primera vez a un grupo que entrará pronto en el olimpo de los grandes del rock. En cualquier caso, si rechazas u odias la música clásica, éste no es precisamente un disco que debas escuchar, pero es muy recomendable verlo en vídeo para quien quiera disfrutar de una gran actuación.
1) First Movement; 2) Second Movement; 3) Third Movement.
Puntuación:
Año de publicación: 1969
CONCERTO FOR GROUP AND ORCHESTRA
IN ROCK
Año de publicación: 1970
Puntuación:
1) Speed King; 2) Bloodsucker; 3) Child In Time; 4) Flight Of The Rat; 5) Into The Fire; 6) Living Wreck; 7) Hard Lovin' Man;
[BONUS TRACKS]: 8) Black Night (original single version); 9) Studio Chat;
10) Speed King (piano version); 11) Studio Chat; 12) Cry Free (Roger Glover remix);
13) Studio Chat; 14) Jam Stew (Unreleased instrumental); 15) Studio Chat;
16) Flight Of The Rat (Roger Glover remix); 17) Studio Chat; 18) Speed King (Roger Glover remix); 19) Studio Chat; 20) Black Night (Unedited Roger Glover remix).
Éste es el disco que puede considerarse como el primero de la alineación más famosa y exitosa de la historia de Deep Purple, que vale la pena repasar: Ian Gillan (voz), Ritchie Blackmore (guitarra), Jon Lord (teclado), Roger Glover (bajo) y Ian Paice (batería). Si a estas alturas Led Zeppelin simbolizaban la transición desde un sonido de blues-rock al rock duro, este disco es la ruptura definitiva con todo lo anterior, pues apenas puede observarse en primer término nada que pueda asociarse directamente con el blues, el R&B u otros estilos existentes. En ese sentido, aquí estamos ante una apuesta más radical estilísticamente hablando, incluso para ellos mismos, pues la fiereza con la que el grupo ejecuta sus interpretaciones poco tiene de parecido con sus discos anteriores. La edición que voy a comentar es la Anniversary Edition que se editó en 1995 para conmemorar los veinticinco años de su publicación original, con las firmas de todos sus componentes impresas en el plástico del CD, que quedan hasta mejor superpuestas a la conocida portada donde emulan las cabezas de los presidentes de Estados Unidos del monte Rushmore.
El disco tiene un inicio original con el caos sonoro que precede la introducción de órgano de ‘Speed King’, como si se tratara de una recreación de la génesis musical emulando la teoría de la creación del universo a partir del caos. Así que pasamos de un ruido caótico a un sonido de órgano más propio de una iglesia cristiana, algo que tampoco durará demasiado porque pronto entrará Ian Gillan dejándose la voz en un nuevo arranque frenético de esta canción, que de lo único que adolece es de un estribillo poco inspirado básicamente en lo instrumental, pero el resto es pura brutalidad rockera. Algo similar se podría decir precisamente de la canción final ‘Hard Lovin' Man’ pero sin nada que objetarle, pues presenta otro memorable inicio donde tras unas notas de guitarra entran las líneas de bajo de Glover y luego un impresionante teclado que marca el riff principal del tema. Tras la espectacular parte cantada de Gillan llega un maníaco solo del teclado de Lord que luego se fusiona magistralmente con la entrada de la guitarra de Blackmore para pasarle el testigo y luego retomar la parte vocal.
Hay algunas canciones que podríamos etiquetar como exponentes más claros del estilo de Deep Purple que desarrollarían a partir de ahora, como serían ‘Bloodsucker’ o ‘Into The Fire’, pues ambas poseen impresionantes y reconocibles riffs de guitarra, potente sección rítmica, grandes solos instrumentales y un Gillan en pleno estado de forma modulando la voz en un amplio rango de notas. Además, ‘Into The Fire’ es uno de los temas más fieros del álbum, donde lo mejor es el riff de guitarra que se puede escuchar en cada final de estrofa, además del riff principal, por supuesto. Por otro lado, ‘Flight Of The Rat’ es la canción que tiene una estructura más pop, si es que un adjetivo así puede aplicarse a este disco, y tanto Lord como Blackmore se alternan para proporcionar dos grandes solos antes de una parada súbita para retomar la estructura inicial. Y lo más convencional que podemos encontrar en el LP original se correspondería con ‘Living Wreck’, que no está nada mal por cierto. Es más bien por su poco inspirado riff de guitarra, aunque por ese mismo motivo llega Lord para salvarlo con unas agresivas notas tras cada final de estribillo.
El tema más conocido del disco es sin duda ‘Child In Time’, magistral balada rock de larga duración donde la melodía principal la copiaron del instrumental ‘Bombay Calling’ del grupo californiano It's A Beautiful Day. La interpretación vocal de Gillan es insuperable, modulando la voz desde los tonos más bajos a los más altos, con unos aullidos y gritos inolvidables e inigualables incluso por él mismo en el transcurso del tiempo (la edad y los excesos no perdonan), tal como se puede comprobar en las actuaciones en directo. La sección instrumental central en forma de jam también es impresionante, con Lord y Blackmore dándolo todo cada uno con su instrumento. Tras escuchar este tema a nadie le puede quedar duda de por qué Andrew Lloyd Webber eligió a Ian Gillan para interpretar a Jesucristo en la grabación original de la ópera-rock Jesus Christ Superstar.
En los bonus tracks podemos encontrar bastantes cosas interesantes entre momentos de distensión durante las grabaciones, la mejor sin duda la adición del exitoso single ‘Black Night’, arquetipo del tema de rock duro, con un reconocible, enérgico y pegadizo riff principal de guitarra, que sirve de hilo conductor para que Gillan cante unas absurdas letras que no tenían otra misión que rimar lo suficiente para poder acompañar la poderosa parte instrumental. El tempo de la canción fue tomado prestado de ‘On The Road Again’ de los Canned Heat, aunque poco más tiene en común con ella. Para finalizar este Anniversary Edition podemos disfrutar de un nuevo remix de ‘Black Night’ donde la coda instrumental se alarga un minuto más hasta su final real, toda una delicia. También encontramos una canción que quedó descartada después de treinta tomas (‘Cry Free’), justamente desechada si la comparamos con el nivel del resto de canciones del LP original, pero injustamente no retomada posteriormente porque presenta a los músicos en plena forma (gran guitarra de Blackmore) y un reconocible riff asesino. Y la última novedad es ‘Jam Stew’ que, como su propio nombre indica, es una jam que no se llegó a desarrollar más y que resulta entretenida y poco más.
En resumen, estamos ante uno de esos discos claves dentro de la música, un disco imprescindible para comprender la aparición y el éxito del rock duro, además de poseer suficientes melodías enérgicas y memorables para entretener e interesar a cualquiera, hasta a los no aficionados a este género. En prácticamente todas las canciones se puede disfrutar cada uno de los instrumentos por separado, todos ellos dando lo mejor de sí para conseguir ese sonido potente y estimulante que les catapultó a una merecida fama a nivel mundial.
FIREBALL
Año de publicación: 1971
Puntuación:
1) Fireball; 2) No No No; 3) Demon's Eye; 4) Anyone's Daughter; 5) The Mule; 6) Fools; 7) No One Came; [BONUS TRACKS]: 8) Strange Kind Of Woman (remix 96);
9) I'm Alone; 10) Freedom; 11) Slow Train; 12) Demon's Eye (remix 96);
13) The Noise Abatement Society Tapes; 14) Fireball (take 1, instrumental);
15) Backwards Piano; 16) No One Came (remix 96).
Muy pronto le llegó el éxito a esta nueva formación de Deep Purple y muy pronto comenzaron a surgir las desavenencias. El liderazgo que había mantenido hasta ese momento el teclista Jon Lord se vio desbordado por dos flancos diferentes: por un lado, la importancia de la guitarra eléctrica de Blackmore en la nueva dirección del grupo, que parecía que debía alejarse de los experimentos orquestales; y por otro, el subido ego de Ian Gillan por su endiosamiento (nunca mejor dicho tras participar en la grabación de Jesus Christ Superstar) como gran intérprete del rock. Entre eso y el ritmo de actuaciones que les surgió tras el éxito de In Rock, lo que finalmente se resintió fue la calidad compositiva que habían demostrado y que aquí hace aguas por momentos.
Sin embargo, el inicio de álbum mediante la canción que le da título es toda una demostración de poderío del batería Ian Paice, que precisamente es quien la introduce con un pletórico ritmo llevado por él solo al que pronto se suma la desaforada voz de Ian Gillan y el ritmo de guitarra asesino de Blackmore, además de un impresionante bajo de Glover que no hay que obviar. Es una de las más fieras canciones del grupo, siguiendo el camino marcado en el disco anterior, con una impresionante instrumentación tal como puede comprobarse en la primera toma instrumental ubicada en los bonus tracks. Tampoco será el único momento de lucimiento de Paice, pues en ‘The Mule’ vuelve a destacar su golpeo como catalizador de las líneas cuasi-orientales de guitarra, así como su solo de teclado que parece sacado de los primeros discos de Pink Floyd sin Syd Barrett. Aunque el momento de mayor lucimiento de Lord llega en ‘Demon's Eye’, que si bien viene liderado por el riff de guitarra de Blackmore, lo mejor es su brillante solo de teclado, que supera sobradamente al solo posterior de guitarra.
La mayor sorpresa del disco y de lo que era su carrera a estas alturas es sin duda el tema country-western ‘Anyone's Daughter’, con un sonido que parece sacado de Nashville (magnífico piano de Lord e impresionante guitarra emulando la steel guitar) pero que no obstante en manos de Deep Purple resulta pegadizo y entretenido, también por la humorística letra sobre ese ligón que se acaba cepillando a las chicas equivocadas. Y después quedan los momentos más flojos del álbum. ‘No No No’ parece una mala reescritura de ‘Into The Fire’ del In Rock pero con una orientación más pop, solo hay que fijarse en la forma de cantar de Gillan y en el riff de guitarra que se va repitiendo. El solo de guitarra de rasgos orientales tampoco vale nada. Por otro lado, lo mejor de ‘Fools’ es su inquietante introducción en un estilo similar a ‘The End’ de The Doors, donde a continuación viene una parte rockera más convencional, que no está mal pero tampoco sorprende. Y para finalizar lo que era el LP original, llega ‘No One Came’, impecable en su ejecución pero sin melodías, únicamente salvada por alguna que otra línea del teclado de Lord.
Dentro de la gran abundancia de temas de los bonus tracks, lo más destacable es sin lugar a dudas el grandioso single ‘A Strange Kind Of Woman’, donde con un estilo menos duro consiguen un gran resultado gracias a su buena parte vocal, su impresionante guitarra, su pegadizo estribillo y su emotivo puente. La cara b del single fue ‘I'm Alone’, menos sorprendente pero con un gran ritmo y suficiente fuerza para disfrutarla. También encontramos dos canciones desechadas, una de ellas es ‘Slow Train’, que al principio parece que va ser una versión de ‘Lucille’ de Little Richard, pero que luego nada tiene que ver, aunque su parte vocal servirá de base para la futura ‘Never Before’ del siguiente disco Machine Head, además de acabar con una excesivamente chillona voz de Gillan. La otra canción que quedó descartada fue ‘Freedom’, quizá por el fallido contraste entre la parte principal y el estribillo coral.
En definitiva, lo que salva a este disco es que el grupo estaba en su mejor momento, por lo que los diversos momentos más flojos se ven ampliamente compensados por otros muy brillantes. Además, dentro de su discografía queda encajado entre sus dos mejores discos, lo cual la hace empalidecer más todavía en comparación, pero que nadie se pierda las canciones resaltadas porque están entre lo mejor que grabaron durante su carrera.
1) Highway Star; 2) Maybe I'm A Leo; 3) Pictures Of Home; 4) Never Before;
5) Smoke On The Water; 6) Lazy; 7) Space Truckin'.
Puntuación:
Año de publicación: 1972
MACHINE HEAD
Pasado el traspié que supuso la grabación del anterior disco, por fin volvieron a ponerse más en serio y continuaron la senda que habían marcado. Puede que ayudara la escapada que realizaron a Montreux (Suiza), donde aislados del ajetreo mediático y rodeados de sana naturaleza emplearon el estudio móvil de los Rolling Stones para grabar uno de los mejores discos de su carrera. Recuperando el tesón creativo y la energía ejecutora volvieron a ofrecer toda una demostración de potencia sonora para mantenerse en la cima del movimiento rock del momento.
Así, nada más empezar nos encontramos con ‘Highway Star’, quizá el tema más desenfrenado de toda su trayectoria y a la misma vez glorioso. Su ritmo es trepidante, con todos los miembros del grupo ofreciendo su mejor versión. En los solos, tanto el teclado como la guitarra realizan sendas demostraciones de rapidez manteniendo la cohesión y la melodía. El desenfreno no acaba aquí, pues ‘Pictures Of Home’ es otra demostración de aunamiento de melodía y velocidad, con un grandioso y reconocible riff inicial de guitarra y otra impresionante tanda de solos donde a Lord se le llega a ir un poco de las manos aunque pronto vuelve a su cauce.
En ‘Maybe I'm A Leo’ sacan a relucir su lado más blues aprovechándose demasiado de un poco impactante riff. Aires de blues también se pueden discernir en la prolongada ‘Lazy’, que es un instrumental para mayor gloria de los componentes del grupo (menos Gillan, que estaría palmeándose las piernas) y donde lo mejor es el recuerdo directo de Bach que encontramos en la introducción ejecutada por Lord sin ayuda de nadie.
Por otro lado, ‘Never Before’ engaña en su comienzo al presentar un ritmo pausado casi funky, pero que pronto cambia a un potente rock donde la voz de Gillan en las estrofas viene acompañada de una gran melodía de teclado. El puente psicodélico (“I was hurt when I was younger”) embellece su parte intermedia. Lo único que falla en este caso es el solo de guitarra, demasiado vulgar de tal manera que deja indiferente.
Y qué decir de ‘Smoke On The Water’ y su archiconocido e impactante riff. El único problema que tiene es que éste se repite demasiado, lo cual unido a la sobreexposición que sufre en las emisoras de radio provoca el efecto contrario al inicial. En cualquier caso, tiene una poderosa parte vocal (inolvidable su letra sobre un suceso real en el que durante un concierto de Frank Zappa en Montreux se incendió el escenario y se quemó todo, sin víctimas por suerte) y un memorable solo de guitarra sobre los tres minutos. Mejor para mi entender sería ‘Space Truckin'’ por ir variando algo su riff principal, en este caso interpretado por el teclado, además de poseer también otra potente parte vocal donde Gillan vuelve a dejarse la voz en pro de la audiencia. Se le puede perdonar a la canción su solo de batería porque su parte final es magnífica, con un brillante retorno del estribillo y una espeluznante coda con Gillan chillando el título del tema.
Desgraciadamente, a partir de aquí la calidad de los discos en estudio de Deep Purple pegarán un pronunciado bajón, algo que irá en consonancia con la salida del grupo de algunos de sus miembros. Salvo excepciones, creativamente no levantarán cabeza hasta finales de los noventa, lo cual ya es mucho decir si volvemos a mirar la fecha de publicación del presente disco.
MADE IN JAPAN
Año de publicación: 1972
Puntuación:
CD I: 1) Highway Star; 2) Child In Time; 3) Smoke On The Water;
4) The Mule (Drum solo); 5) Strange Kind Of Woman; 6) Lazy; 7) Space Truckin'.
CD II [BONUS DISC]: 1) Black Night; 2) Speed King; 3) Lucille; 4) Highway Star (remastered album version); 5) Child In Time (remastered album version); 6) Smoke On The Water (remastered album version); 7) The Mule (remastered album version); 8) Strange Kind Of Woman (single version); 9) Lazy (remastered album version); 10) Space Truckin' (remastered album version).
En una portada donde solo son reconocibles Jon Lord tras su teclado y Roger Glover por el sombrero, imitando en cierta manera el estilo de los bootlegs (grabaciones piratas) de conciertos que circulaban clandestinamente, tenemos una selección de los tres conciertos realizados en la gira japonesa del grupo. Veinte años después aparecería un disco triple llamado Live In Japan, con cada uno de esos discos dedicados a la actuación cuasi-íntegra en el concierto correspondiente. Cabe recordar que aquí nos encontramos en el principio del fin de Deep Purple como banda líder del movimiento rock, puesto que el próximo disco de estudio significaría un bajón considerable, y en este concierto, aun siendo todavía la encarnación de la mejor formación del grupo, lo que se detecta en varios momentos es la tendencia a querer asombrar con alardes musicales en el fondo estériles por no aportar nada más que el lucimiento personal del músico correspondiente.
Eso sí, el comienzo del disco es excepcional con dos grandísimas interpretaciones de tanto de ‘Highway Star’ como de ‘Child In Time’, esta última con una parte vocal que demuestra que lo de Ian Gillan no eran efectos conseguidos en el estudio de grabación, sino que tenía una voz prodigiosa y de gran potencia, siendo esto último algo que vuelve a quedar patente al final de ‘Strange Kind Of Woman’, donde hace un grito continuado de los que rompen cristales. No obstante, la improvisación de ‘Strange Kind Of Woman’ en la que Gillan va imitando el sonido de la guitarra alternándose con ella la verdad que no es demasiado agradable al oído, algo que lastra el resultado final de lo que en principio habría sido otra bestial ejecución de su afamado single.
Lo peor son sin duda los dos solos instrumentales que jalonan sendos temas de los interpretados. Que buena parte de los diez minutos de ‘The Mule’ sean devotos de un solo de batería sin nada que pueda destacarse (Mr. Ian Paice no es Mr. Ginger Baker), ya es señal inequívoca de que no debió incluirse en este disco en detrimento de otras canciones más interesantes. Algo mejor queda el solo de teclado que inicia ‘Lazy’, que aquí suena más estruendoso que otra cosa, pero que tampoco mejora nada lo que era un convencional instrumental de aires blues, aquí alargado hasta los diez minutos y que en directo parece mostrar algo más de brío. Aunque para tour de force están los casi veinte minutos de ‘Space Truckin'’, donde hay tiempo para el lucimiento de todos los músicos y para momentos más o menos felices, pero sin perder nunca la cohesión instrumental. También sobre los quince minutos reproducen un pasaje que recuerda algo a la introducción de ‘Fools’ del Fireball, pero ahí queda, aunque lo mejor llega casi a continuación, donde tras un falso final regresan con inusitada energía.
Señalar ahora que la edición en CD que yo poseo es la del 25º aniversario, con libreto traducido al castellano, algo que entonces parecía un grato precedente para futuras reediciones de discos pero que no he vuelto a ver desde entonces. También se incluye un segundo disco con tres canciones más en directo rescatada de los conciertos, puesto que no serían incluidas tampoco en el posterior Live In Japan: la imprescindible ‘Black Night’ con un punzante y rallante solo de guitarra de Blackmore; la brutal ‘Speed King’, donde la potencia instrumental a veces casi no deja oír la voz de Gillan; y por último la irreconocible versión del éxito de Little Richard ‘Lucille’, aquí pasada por el tamiz Deep Purple y convertida en otro mastodóntico tema de rock con un reforzado riff de guitarra. El resto de los bonus tracks son las versiones de estudio remasterizadas de las canciones que formaban el Made In Japan original.
Así pues, estamos ante un disco que fue un gran éxito en su momento al demostrar el poderío musical del grupo en directo, pero que tampoco resulta tan placentero escuchar de forma repetida por existir demasiados pasajes que poco dicen o poco aportan a alguien que no fuera uno de los afortunados asistentes a alguno de los conciertos, pues son simples demostraciones virtuosas de los músicos. Pero un buen disco igualmente, de los directos que vale la pena escuchar.
1) Woman From Tokyo; 2) Mary Long; 3) Super Trouper; 4) Smooth Dancer;
5) Rat Bat Blue; 6) Place In Line; 7) Our Lady.
Puntuación:
Año de publicación: 1973
WHO DO WE THINK WE ARE
Cansancio es lo que transmite este nuevo disco de estudio de Deep Purple, lo cual ayudaría a entender la salida del grupo de Ian Gillan y el bajista Roger Glover tras su publicación. No hay ningún atisbo de inspiración, las melodías suenan a más de lo mismo y los solos instrumentales son meras demostraciones de técnica sin nada de gancho.
Que ‘Woman From Tokyo’ fuera un éxito es todo un misterio y dice bastante de lo que es este disco. Se puede aceptar que fuera un éxito en Japón por su título, pero no en el resto del mundo al adolecer del gancho que poseían éxitos anteriores de mucho mayor nivel, sobre todo por su simplón estribillo. Lo único que salva la canción es su parte central psicodélica, donde Gillan canta “So far away from the garden we love” en una cálida voz. Y únicamente dos temas más podrían salvarse de la quema que representa este álbum: uno es ‘Mary Long’, que es al menos un medio rock agradable con una aceptable coda y que se puede escuchar si uno hace oídos sordos al ridículo estribillo “How did you lose your virginity Mary Long? / When will you lose your stupidity Mary Long?”; el otro tema que puede escucharse es el final ‘Our Lady’, que paradójicamente es lo contrario que esperaríamos de un grupo de rock duro pero que crea una buena estructura instrumental, sólida y bien acompañada por todo el grupo. Que al menos quede un buen sabor de boca tras escuchar este tostón de disco, pues todo lo demás va de lo flojo a lo malo.
Como suele ocurrir con los grupos o artistas que están en su ocaso, suelen encontrarse semejanzas con canciones anteriores debido a la falta de inspiración, cohesión y/o ganas de trabajar. Así, ‘Super Trouper’ comienza como una burda imitación de ‘Into The Fire’ (In Rock) hasta llegar un estribillo de lo más anticuado al usar el phasing para distorsionar la voz; y la misma guitarra de ‘Into The Fire’ parece tomarse como modelo para ‘Rat Bat Blue’, donde el grupo suena realmente cansado, como si hubieran de grabar para cumplir únicamente con el contrato discográfico; en mejor lugar no queda ‘Smooth Dancer’, pues recuerda algo a ‘Never Before’ pero en versión mala.
El mejor ejemplo de desastre en este disco es el tema blues ‘Place In Line’, donde todo suena a vulgar y cansino, con el añadido de la peor interpretación vocal de Gillan hasta la fecha. El punto y final a la formación llamada Mark II se saldó con una debacle musical que evidenciaba el estado crítico en el cual se hallaba el grupo. De hecho, este es el inicio del largo peregrinaje de Deep Purple por la mediocridad más absoluta, así que precaución para los que deseen adentrarse en ella.
BURN
Año de publicación: 1974
Puntuación:
1) Burn; 2) Might Just Take Your Life; 3) Lay Down Stay Down; 4) Sail Away;
5) You Fool No One; 6) What's Goin' On Here; 7) Mistreated; 8) "A" 2000.
Tras la deserción del bajista Glover y del cantante Gillan, sus reemplazos tuvieron suerte dispar a la hora de hacer olvidar a las primeros, pues Glenn Hughes en el bajo cumplió a la perfección, pero David Coverdale como cantante no es plato para todos los gustos al tener una voz menos potente y gloriosa que la de Gillan, además de tener una entonación que parece denotar afán de protagonismo, nada acorde con su nivel cualitativo respecto al resto de la banda. Para grabar este nuevo álbum el grupo regresó al emplazamiento suizo que engendró su famoso ‘Smoke On The Water’, lo cual no sirvió para conseguir un resultado satisfactorio a nivel general, aunque un mínimo sí se mejoró respecto al sorprendente bajón del Who Do We Think We Are.
La canción ‘Burn’ comienza el álbum en una nota altísima de tal manera que nadie podría notar la diferencia con los Deep Purple de su mejor época, salvo por la diferencia en el registro vocal. Por lo demás, ‘Burn’ ofrece los mejores ingredientes del grupo al estilo de otras canciones rápidas y potentes como ‘Highway Star’, sobre todo destacar los magníficos solos de guitarra y de teclado que se suceden en la parte central del tema y también el de teclado más cerca del final, toda una demostración de técnica y originalidad. A partir de aquí, que nadie espere encontrar una colección de temas de rock duro, heavy o como quiera llamarlo, porque casi todo queda concentrado en la canción que le da título. Por el contrario, lo que cualquiera encontrará a continuación será una serie de temas discretos que fluctúan entre lo aceptable y lo evitable.
La falta de ideas y de originalidad queda patente en el riff torpe y repetitivo que presenta ‘Might Just Take Your Life’, donde Coverdale por momentos parece recordar la entonación de Gillan. Y nada menos original que recurrir al blues-rock más mediocre para rellenar hueco en el LP, que es el cometido que parece tener ‘What's Goin' On Here’. Al menos a ese blues-rock se recurre con acierto en ‘Mistreated’, que aporta algo de solemnidad aunque se extienda innecesariamente durante más de siete minutos.
Lo peor es sin duda el despropósito de ‘Lay Down Stay Down’, donde parecen más un grupo que acaba de empezar a grabar que uno de los todavía entonces estandartes del rock duro. Tanto el simplón riff de guitarra, como la irritante parte vocal, como los nada inspirados solos transmiten un bajón moral importante.
Como mínimo, lo único que habría que pedirles es que no resulten aburridos u ofensivos, que ofrezcan cuando menos algo del estilo de ‘Sail Away’, que es la típica canción rockera de ritmo entretenido e inofensiva, pero que al menos puede escucharse con cierto agrado. O ‘You Fool No One’, la cual sigue también en esos parámetros de aceptabilidad, aunque por lo único que pudiera recordarse es por poseer una base rítmica que Ritchie Blackmore rescataría posteriormente, tras su salida de Deep Purple, como inspiración para la versión instrumental de ‘Still I'm Sad’ de los Yardbirds que aparecería en el álbum de debut de Rainbow, grupo con el que continuaría su trayectoria dentro del movimiento del rock duro. Y para el final tenemos la sorpresa de verlos abrazando el rock progresivo en ‘"A" 2000’, que para que cualquiera se haga una idea suena a una mezcla del final de ‘Lucky Man’ de ELP con el Bolero de Ravel. Una curiosidad sin más.
Pero mayor sorpresa fue que este disco alcanzara un nivel de ventas bastante bueno a nivel mundial (todavía no habían perdido su prestigio), lo cual quizá sirviera para alentar al grupo y hacerles pensar que habían dado en la diana nuevamente, pero la repetición de esquemas que realizarán a continuación les bajará a la triste y cruda realidad de la situación artística en la que se veían inmersos.
1) Stormbringer; 2) Love Don't Mean A Thing; 3) Holy Man; 4) Hold On;
5) Lady Double Dealer; 6) You Can't Do It Right (With The One You Love);
7) High Ball Shooter; 8) The Gypsy; 9) Soldier Of Fortune.
Puntuación:
Año de publicación: 1974
STORMBRINGER
Este segundo intento de la banda con Coverdale de cantante sigue por los mismos derroteros que el anterior álbum, exactamente lo mismo. Tenemos la canción que da título al disco, que es todo un clásico, y luego el resto que bascula entre lo pasable y lo horrendo. El tono general se sitúa en un rock de medio tempo que queda demasiado estéril salvo en las pocas ocasiones que algún solo de guitarra de Blackmore o un solo de teclado de Lord aportan un poco de brío. Cuando intentan repetir glorias pasadas como en el intento de grabar un nuevo ‘Highway Star’, llamado ‘Lady Double Dealer’, el resultado no cuela y menos cuando quienes pueden llegar a escuchar este disco son precisamente los mismos que ya han escuchado los grandes éxitos de la banda.
Así pues, canciones como ‘High Ball Shooter’ o ‘The Gypsy’ pasan sin mayor pena ni gloria y solo puede destacarse en la primera la potente iniciativa de Jon Lord a mitad de la canción, lo único que merece nuestra atención; y en ‘The Gypsy’ el turno es para Blackmore, quien también cumple a la perfección aunque queda lejos de sus numerosos momentos brillantes con la guitarra. También entra dentro de lo escuchable ‘Holy Man’, una balada con un ritmo algo funky donde lo único destacable es nuevamente la guitarra de Blackmore, que además se marca unos buenos acordes tras el estribillo.
Que un grupo otrora grande a nivel mundial (solo un par de años atrás) sea capaz de grabar algo tan banal y vulgar como ‘Love Don't Mean A Thing’ o ‘Hold On’, era un indicativo de que las cosas no iban por buen camino. Nada bueno. En ‘You Can't Do It Right (With The One You Love)’ incluso intentan imitar el estilo de sintetizador con el que tanto estaba triunfando Stevie Wonder, pero aquí queda como una burda imitación barata.
Como consuelo nos queda ‘Stormbringer’, que igual que ocurría con ‘Burn’ fascina nada más comenzar, en este caso con un ataque sónico como introducción, efectuado entre todos los músicos. El potente estribillo está muy trabajado y es extenso, donde la mejor parte es en sus primeras líneas (“Ride the rainbow / Crack the sky”) seguidas de unas épicas notas de guitarra, y quizá también en su entonación final, donde Coverdale canta con gran efecto: “He's got nothing you need / He's gonna make you bleed”. No podía faltar tampoco un memorable solo de Blackmore, indispensable para que esta canción justifique su inclusión en cualquier disco recopilatorio de la banda.
Para el final nos dejan una balada sencilla (‘Soldier Of Fortune’) que gracias a los grandes músicos que poseía Deep Purple fluye perfectamente aunque no sea gran cosa. Al menos Coverdale suena más comedido y por tanto el ambiente es agradable. Pero en general nos encontramos ante un nuevo paso en falso que pareció colmar la paciencia de Ritchie Blackmore, quien seguidamente dejaría el grupo para formar Rainbow y grabar un disco de debut a la altura de lo que desearíamos en Deep Purple, pues nada puede impedir que tildemos este Stormbringer como un disco malo que todavía pudo ser peor, algo que sin Blackmore les quedaría al alcance de la mano.
COME TASTE THE BAND
Año de publicación: 1975
Puntuación:
1) Comin' Home; 2) Lady Luck; 3) Gettin' Tighter; 4) Dealer; 5) I Need Love; 6) Drifter; 7) Love Child; 8) This Time Around/Owed To "G"; 9) You Keep On Moving.
Si uno de los fundadores y alma del grupo como lo era Ritchie Blackmore se fue del grupo, ¿qué podemos esperar de Deep Purple cuando su nivel compositivo también había bajado enteros? Más si cabe cuando el control no volvió al líder original de la banda, Jon Lord, sino que lo asumió el egocéntrico cantante David Corvedale, convenciendo a los demás para seguir sin Blackmore y reclutando al guitarrista Tommy Bolin a tal efecto. A diferencia de los dos discos anteriores, donde al menos la canción que daba título a cada álbum era un clásico absoluto de la banda, aquí ni siquiera encontramos ningún tema para la posteridad. Es todo mediocridad y relleno, ejecutado con cierta energía, pero la energía no es suficiente cuando las melodías son tan triviales y la instrumentación tan estándar y típica.
Que no lleve a engaño el comienzo del álbum con ‘Comin' Home’, que parece querer rememorar el de In Rock, con un pasaje caótico que da pie a la entrada de una mezcla de rockabilly y rock duro, tal como ocurría con ‘Speed King’. Pero aquí el resultado es más normalito. Bolin es un guitarrista rápido y habilidoso pero sin imaginación para dotar a las canciones de un aire diferente o salvarlas de la mediocridad. El mejor trabajo de guitarra quizá sea el de ‘Love Child’, pero realmente suena a algo ya escuchado con anterioridad, además de que el solo de teclado de Lord es bastante malo. Y cuando encontramos una balada atmosférica que nada tiene que ver con lo que entendemos por Deep Purple (lo cual no es malo), ‘This Time Around’, le añaden una insulsa coda instrumental que hace desvanecerse cualquier expectativa.
Así que no vale la pena incidir tema por tema puesto que se siguen las directrices de estilo y sonido marcadas anteriormente, casi todo muy flojo aunque por suerte nada puede catalogarse como horrible salvo ‘I Need Love’. Este último discos de estudio de los setenta ya es razón más que obvia para que tras la publicación de este álbum el grupo se disolviera temporalmente. Ya no volverían a grabar ningún disco de estudio hasta la publicación de Perfect Strangers en 1984. Como curiosidades, comentar por último que Coverdale formaría la infame banda de hard rock comercial Whitesnake y que Bolin moriría de sobredosis un año después de conseguir su máximo logro como guitarrista: haber pertenecido a Deep Purple.
1) Burn; 2) Mistreated; 3) Lady Double Dealer; 4) You Fool No One; 5) Stormbringer; [BONUS TRACKS:] 6) Gypsy; 7) Lady Double Dealer; 8) Smoke On The Water;
9) Going Down/Highway Star.
Puntuación:
Año de publicación: 1976
MADE IN EUROPE
Para mantener viva la llama del grupo hasta los años ochenta, se irían publicando discos en directo de sus diferentes etapas. El primero de ellos ya tuvo la ocurrencia de adaptar el título de su álbum más famoso en directo para juntar canciones de diferentes actuaciones en Europa, en este caso de abril de 1975, donde todavía estaba Blackmore pero ya con muy pocas ganas de seguir, como puede inferirse al escuchar este lamentable álbum de una de las peores etapas de la banda. Tampoco Lord se preocupa por compensar la falta de entusiasmo de su compañero, como si hubiera pensado: “¿tú no tienes ganas de tocar como sabes? ¡Pues yo no soy el tonto que va a gastar su energía para nada!”.
En la edición original del disco, todas las canciones contenidas pertenecían a Burn y Stormbringer (lo que de por sí ya es una mala noticia, aunque realmente podría haber resultado repetitivo retomar más canciones clásicas), pero al menos tienen el gusto de incluir las canciones titulares de ambos, que es indudablemente lo mejor aquí también, pero por contra suenan menos poderosas que en el estudio. En los bonus tracks se incluyen adicionalmente ‘Smoke On The Water’ y ‘Highway Star’, esta última tras una interpretación de ‘Going Down’ de Don Nix, donde la voz de Coverdale suena como si Ian Gillan hubiera perdido la suya y los músicos no están nada inspirados, limitándose a aportar sonido sin entusiasmo y con unos solos totalmente estériles (en ‘Highway Star’, el de Jon Lord parece hecho tocando solo dos notas, y Blackmore solo se centra en su conocido ostinato acelerado para luego soltar notas sin brillo ni originalidad).
Por lo único que vale la pena la pena escuchar ‘Mistreated’ es por la guitarra de Blackmore, quien realiza un brillante trabajo (mejor durante las estrofas que en el autoindulgente solo), pero que queda lastrado significativamente por la versión que engarzan de ‘Rock Me Baby’ de B.B. King, en la que Coverdale acaba chillando de una manera bastante irritante. No hay lugar para mucho más. Blackmore y Lord no tienen ganas, Paice por sí solo no puede hacer nada, el bajista se limita a cumplir porque no tiene capacidad para más, y Coverdale... pues ahí seguía, el único que estaba contento por sentirse líder de una banda que había sido tan importante poco tiempo atrás.
1) Burn; 2) Love Child; 3) You Keep On Moving; 4) Wild Dogs; 5) Lady Luck;
6) Smoke On The Water; 7) Soldier Of Fortune; 8) Woman From Tokyo;
9) Highway Star.
Puntuación:
Año de publicación: 1977
LAST CONCERT IN JAPAN
Planteado como un homenaje a Tommy Bolin, que había fallecido recientemente por sobredosis de drogas y a quien está dedicado este álbum, realmente supone todo lo contrario si nos atenemos al resultado y a unas declaraciones de Hughes en las que decía que Bolin no podía tocar esa noche por estar bien pasado de drogas. Y es que este álbum es una selección de lo acontecido en el último concierto de la gira japonesa del grupo, pues parece que la devoción en ese país nunca disminuyó por mucho que los discos editados fueran cada vez peores.
Que el guitarrista Bolin no está bien puede comprobarse nada más comenzar con ‘Burn’, pues cuando empiezan a sonar todos los instrumentos nos preguntamos “¿dónde está la guitarra?”, y conforme el tema avanza también pensamos que estamos ante una nueva versión del grupo sin guitarrista. Por suerte, el teclado de Jon Lord está en buena forma y salva el tema de ser la peor versión en directo de la historia gracias a su formidable ejecución, puesto que a partir de los cuatro minutos sí que llega el inevitable solo de guitarra y es totalmente lamentable. Quizá en ese momento, en el escenario, hubieron de darle un codazo a Bolin para que se diera cuenta de que estaba en un concierto y ahí empezó a tocar notas sin sentido para rellenar el hueco del solo. Así que tenemos un marcado contraste entre un impresionante trabajo de teclado y una execrable guitarra. Incluso Lord se marca una interpretación instrumental casi en solitario de ‘Woman From Tokyo’, sin nada de guitarra, que en ese formato queda incluso mejor que la versión de estudio.
Parece que luego despierta de su ensimismamiento heroinómano, pero únicamente para cumplir el trámite de ser el guitarrista de una banda de rock duro. Dadas las circunstancias comentadas, resulta sorprendente escuchar a Bolin cantar su composición ‘Wild Dogs’, perteneciente a su disco de debut en solitario Teaser, publicado poco después del Come Taste The Band de Deep Purple. No está mal la canción, pero en cualquier álbum de la banda hubiera quedado como relleno, aunque no obstante su voz suena menos arrogante que la de Coverdale, quien por cierto seguramente estaría sobrio y en forma para destrozarnos los oídos con su voz empachosa. Algún ejemplo de los peores momentos de este último es cuando le da por emitir chillidos agudos sin sentido alguno, como en ‘Smoke On The Water’ cuando canta “When it all was ov....aaarrggghhh” y nos deja perplejos (y si se está en compañía, es de esos momentos donde las personas se mirarían instintivamente a los ojos para comprobar si ese chillido era real). De las pocas canciones que quedan bien es ‘Soldier Of Fortune’, pues es muy sencilla de tocar para todos los músicos y además Coverdale se muestra calmado.
Lo peor es sin duda la final ‘Highway Star’, donde ni siquiera Lord puede salvar el desaguisado. Coverdale desafina cantando como nunca y la guitarra de Bolin suena peor que un taller de guitarra para iniciados. Ni siquiera se entiende con qué criterio se quiso incluir la canción en este álbum, puesto que en 2001 se publicó This Time Around: Live In Tokyo, disco doble que documenta la actuación completa de este último concierto en Japón, por lo que se supone que aquí debería estar lo mejor. En cualquier caso, visto el pésimo nivel de esta selección, ciertamente no me quedan ganas de malgastar más tiempo en escuchar el resto.
¡Por fin llegan buenos discos de los archivos de Deep Purple!. Este LP recopilatorio reunía algunos descartes, caras B e interpretaciones en directo de su gloriosa etapa de principios de los setenta, la conocida como Mark II tras las incorporaciones de Gillan y Glover. Lo más destacado de todo es que podremos deleitarnos con las interpretaciones extras que hubo por parte de la banda en el escenario antes de ejecutar el Concerto For Group And Orchestra (de septiembre de 1969), donde todavía no está la orquesta y como grupo de rock echan mano de dos canciones significativas de lo que había sido su primera etapa sin Gillan ni Glover: ‘Hush’ y ‘Wring That Neck’. Son ambas buenas interpretaciones, donde en ‘Hush’ escuchamos algunas bromas de guitarra por parte de Blackmore y ‘Wring That Neck’ se transforma en el show de Lord a los siete minutos, quien realiza un extenso solo de influencias clásicas; es demasiado alargado (doce minutos) y por ello también hay lugar para que Blackmore demuestre su velocidad. Pero la gran joya guardada de aquel singular evento es sin lugar a dudas ‘Child In Time’ (recordemos que todavía no se había publicado In Rock), en lo que podría ser su primera interpretación en directo y donde los músicos brillan a partes iguales. Tanto la impresionante voz de Gillan como el neoclásico solo de guitarra de Blackmore están al mejor nivel. Quizá pueda ponerse de pega que el teclado de Lord parece escucharse a un volumen demasiado bajo en muchos momentos, pero en conjunto crean en su parte final un clímax magistral donde los chillidos de Gillan convierten a cualquier renegado del poderío de Deep Purple en su mejor época.
‘Black Night’ pertenece a los conciertos de Japón que formaron el Made In Japan pero únicamente había sido publicada como cara B del single de presentación, aunque desconozco si es la misma que aparece en la reedición del 25º aniversario (tampoco me apetece perder tiempo comprobándolo). Es una de esas canciones que nunca fallan. Aunque no supiéramos la procedencia de los títulos, si nos dicen que hay un descarte del bochornoso Who Do We Think We Are, nadie dudaría en señalar a ‘Painted Horse’, que en todo caso podría haber sido seleccionada entonces en favor de alguna de las atrocidades que se sucedían en aquel disco. Por otro lado, ‘Cry Free’ ya aparece como bonus track del In Rock, así que poco cabe añadir ya más que recalcar la buena canción que es y su riff asesino.
1) Painted Horse; 2) Hush; 3) Wring That Neck; 4) Child In Time; 5) Black Night;
6) Cry Free.
Puntuación:
Año de publicación: 1977
POWERHOUSE
CD I: 1) Speed King; 2) Child In Time; 3) Wring That Neck; 4) Mandrake Root.
CD II: 1) Highway Star; 2) Strange Kind Of Woman; 3) Maybe I'm A Leo;
4) Never Before; 5) Lazy; 6) Space Truckin'; 7) Smoke On The Water; 8) Lucille.
Puntuación:
Año de publicación: 1980
IN CONCERT
De los archivos de la BBC se rescata este doble álbum que recoge dos actuaciones de 1970 y 1972, lo cual equivale exactamente al periodo de mayor esplendor de Deep Purple, el primero de su fase inicial y el segundo de cuando estaban en su apogeo, previo al derrumbamiento súbito que supondría Who Do We Think We Are en 1973. Tal como nos tienen de bien acostumbrados en la BBC, la calidad del sonido es impecable y lo único que desentona son algunos de los comentarios de los locutores, que a veces parecen mirar a los grupos de rock como meras atracciones de feria para público adolescente.
El primer CD consta de cuatro mastodónticas interpretaciones correspondientes al show de 1970. La joya de la corona es, como no podía ser de otra manera, la monumental ‘Child In Time’. No presenta apenas diferencias con la versión de estudio, pero los chillidos de Ian Gillan nunca los he visto superados respecto a la manera de cómo los consigue aquí. La interpretación es espectacular para todos los miembros. ‘Speed King’ es la más corta de las cuatro, aunque sobrepasa los siete minutos gracias a una introducción atonal y caótica inicialmente más tranquila que en In Rock y un extenso pero poco inspirado solo de teclado. Por otro lado, Los casi veinte minutos de ‘Wring That Neck’ y ‘Mandrake Root’ son la más clara demostración de la cohesión y compenetración que habían cogido como grupo. ‘Mandrake Root’ comienza con un riff de guitarra que recuerda a ‘Foxy Lady’ de Jimi Hendrix, para luego transcurrir por diferentes pasajes de diferente tempo (normalmente rápido) y con la buena noticia de que no hay ningún solo de batería, si acaso algunos breves instantes de transición en los que la batería queda prácticamente a solas. Gillan canta por momentos de manera desaforada, marcando el camino a los futuros cantantes de heavy metal. En cambio, ‘Wring That Neck’ es el show de Blackmore, quien mantiene en vilo con una brillante interpretación de guitarra, no así Lord, que parece que dejó su inspiración en el estudio.
El segundo CD se corresponde con la actuación de 1972 y se ejecuta casi íntegramente el por entonces exitoso LP Machine Head, con la única excepción de ‘Pictures Of Home’ (una lástima, porque hubiera sido curioso escuchar cómo transfieren en directo su endemoniado ritmo) y la adición aquí de ‘Lucille’ de Little Richard, canción que ya vimos en Made In Japan que era de la predilección de la banda. Las interpretaciones son portentosas, tal como cabía esperar de un grupo en la cúspide, aunque no se consigue tampoco nada tan especial como para sobrepasar las versiones de estudio. ‘Smoke On The Water’ para interpretada de una manera más suave, como si quisieran rebajar el tono hacia el final. Porque eso sí, se suelen alargar los temas bastante, incluso un single como ‘Strange Kind Of Woman’ cambia de registro pasados los cuatro minutos para convertirse en el banquete de distorsión y divagación de Blackmore, que no es que entusiasme tampoco escucharlo. Y bueno, los chillidos del final de Gillan dejan estupefacto no solo por su volumen, sino también por no saber a qué viene hacerlo ahí. Aunque el mayor festín autoindulgente lo encontramos en los veintiún minutos de ‘Space Truckin'’, donde tanto el teclado de Lord como la guitarra de Blackmore se turnan para demostrar su velocidad y su traqueteo instrumental en plan circense y con poco contenido musical, aunque los momentos buenos compensan algo las partes más superfluas.
En cualquier caso, es toda una demostración de poderío de una banda que se encontraba en su época de esplendor, actuando en un espacio cerrado, lo cual favorece el sonido, y con ganas de demostrar a qué se debía su prestigio mundial, incipiente en el primer volumen y consagrado en el segundo. Éste, y no Made In Japan, es el disco en directo de Deep Purple que hay que poseer de verdad.
1) Burn; 2) Might Just Take Your Life; 3) Lay Down, Stay Down; 4) Mistreated;
5) Smoke On The Water; 6) You Fool No One.
Puntuación:
Año de publicación: 1982
LIVE IN LONDON
¿Cómo es esto? ¿un concierto de Deep Purple Mk III (el de Coverdale) y no es un completo desastre?. Está bien que se vaya mejorando lo presente, pero que nadie piense que va a encontrarse algo al excelso nivel de In Concert, obviamente. Quizá por ser los inicios, Coverdale no asume el excesivo protagonismo de los siguientes años y eso redunda en unas partes vocales menos intimidantes y más agradables. De hecho, ni siquiera realiza las introducciones a las canciones, que corren a cargo de Lord con una presentación de los nuevos miembros justo antes de ‘Smoke On The Water’.
El concierto pertenece a la gira de promoción de Burn, grabado en Kilburn en mayo de 1974, y por ello el contenido se compone básicamente de canciones de este disco, con la única excepción del inevitable ‘Smoke On The Water’, el himno de cabecera de la banda e irremplazable para evitar tomatazos al final de la actuación. La suerte es que al menos tocan lo mejor de Burn entre todo el repertorio, sin poder evitar batacazos como ‘Might Just Take Your Life’ y ‘Lay Down, Stay Down’.
El blues-rock de ‘Mistreated’ mejora en directo gracias al poderío guitarrero de Blackmore (incluida una gran introducción con un improvisado pero fiero solo) y una parte vocal comedida de Coverdale. Blackmore también realiza una introducción de cosecha propia a ‘Smoke On The Water’, pero esta vez de manera hilarante al ir tocando diferentes melodías que no tienen nada que ver, hasta que por fin sí enfila el archiconocido riff. Aquí vuelve a quedar claro por enésima vez que Coverdale no es Gillan, pero el solo de Blackmore vuelve a dejar el pabellón alto y Lord también se desmelena al final. En cambio, en ‘You Fool No One’ es Lord quien se deja llevar por melodías improvisadas en la introducción de órgano, con el buen gusto de recordarnos a Bach, aunque quien vuelve a salvar la papeleta es otra vez Blackmore, quien se marca un verdadero show en buena parte de los casi veinte minutos que dura en esta interpretación, donde no podía faltar el inevitable y extenso solo de batería.
En definitiva, si no fuera por Blackmore y Lord, este álbum sería un horror. Al estar ellos, sus aportaciones salvan el disco del olvido más absoluto pero no de la mediocridad, puesto que en global no deja de ser una traslación del LP Burn con algo más de fuerza pero con la misma falta de originalidad. En cualquier caso, que nadie espere algo mejor que esto para esta formación de Deep Purple.
PERFECT STRANGERS
Año de publicación: 1984
Puntuación:
1) Knocking At Your Back Door; 2) Under The Gun; 3) Nobody's Home; 4) Mean Streak; 5) Perfect Strangers; 6) A Gypsy's Kiss; 7) Wasted Sunsets; 8) Hungry Daze;
9) Not Responsible.
La reunión de los miembros de la etapa exitosa de Deep Purple, los conocidos como Mark II, era una ocasión de reverdecer viejas glorias una década después desde que estuvieran todos juntos por última vez. Esa ilusión inicial que nos nace en la primera impresión, se convierte en sabia prudencia cuando recordamos que lo último que grabó esta pandilla fue el infame Who Do We Think We Are. Así que no deberíamos ser excesivamente exigente con el nuevo material.
Para comprobar en qué han cambiado durante estos años y qué características conservan, con aires orientales comienza ‘Knocking At Your Back Door’, canción mediante la que se ejemplifica el nuevo estilo de la banda. La parte positiva es que recuperan la fiereza de antaño, la negativa es que el sonido se simplifica demasiado y lo vuelven más accesible para el público masivo, algo que ya habían practicado todos en sus diferentes proyectos musicales paralelos. No puede negarse la épica que transmiten en esta canción, sobre todo gracias a la parte vocal de Ian Gillan, puesto que el solo de guitarra de Blackmore queda bastante autoindulgente (algo mejor el de la sección final) y Lord queda en un segundo plano. Similares ingredientes pero en un tempo más pausado posee la canción que da título al álbum. En ‘Perfect Strangers’ se invierte la estructura y se inicia mediante un solemne órgano de Lord, para luego introducir motivos orientales hacia la mitad de la canción, en este caso con un sonido que recuerda muy claramente a ‘Kashmir’ de Led Zeppelin. El estribillo no deja de mostrar un talento melódico que parecía haber quedado enterrado para la banda.
Para estar acordes a los tiempos que corrían, unos inicios de los ochenta donde la música metal comercial había comenzado a tener un éxito mundial gracias a grupos que tendrían después una larga trayectoria con millones de ventas (con Iron Maiden y Metallica como buenos ejemplos, olvidémonos de Bon Jovi para esta categoría), Deep Purple aportan su canción de endiablada velocidad metalera, ‘A Gypsy's Kiss’, donde lo mejor es su parte final, lo único que hace rememorar la grandeza de la banda, aunque la melodía rítmica interpretada por Lord a lo largo del tema no está nada mal. Por desgracia, abundan piezas de rock insustanciales que son devotas de la energía pero que carecen de melodías reconocibles, tales como ‘Nobody's Home’ (donde lo único válido es el solo de teclado de Lord), ‘Mean Streak’, o la simplona y vulgar melodía que marca ‘Hungry Daze’. La melodía que inicia ‘Not Responsible’ augura un buen final, pero por desgracia se pierde nuevamente en la vulgaridad más absoluta. Parecen canciones que se hayan compuesto en cinco minutos y a las que, ya durante la grabación, se les haya añadido un improvisado solo para completar el espacio.
Por otro lado, ‘Under The Gun’ peca de vulgaridad, aunque algunos momentos como los acordes de guitarra que suenan durante el estribillo o esa breve pero sorpresiva melodía que suena a los 2:30, la salvan de caer más hondo. También podría salvarse por los pelos la balada solemne ‘Wasted Sunsets’, pues no podría destacar en ninguno de los grandes discos de la banda, pero al menos deja buen sabor de boca, con un Gillan que suena convincente.
En definitiva, es éste un disco muy vulgar, donde prácticamente todo suena como una larguísima canción sin apenas cambios. No hay temas realmente ofensivos, lo cual es de agradecer, pero tampoco se levanta cabeza lo suficiente para sobrepasar el nivel de cualquier banda de heavy-metal del momento. Podemos aseverar que esta reencarnación de Deep Purple simplemente retoma el punto bajo en el que se habían separado, el olvidable álbum Who Do We Think We Are, para mejorar ligeramente el resultado. Comprobamos así, que la magia no aparece solamente por volver a juntarse, necesitarán esforzarse un poco más para poner su nombre a la altura mínima requerida.
1) Bad Attitude; 2) The Unwritten Law; 3) Call Of The Wild; 4) Mad Dog;
5) Black & White; 6) Hard Lovin' Woman; 7) The Spanish Archer; 8) Strangeways;
9) Mitzi Dupree; 10) Dead Or Alive.
Puntuación:
Año de publicación: 1987
THE HOUSE OF BLUE LIGHT
La decepción que supondría al final el retorno con Perfect Strangers parece que hizo mella y las buenas ventas de aquel álbum no tendrían su continuación aquí, aunque en este caso mejoraron bastante y el resultado final es bastante aceptable, siendo el mejor disco de estudio desde Machine Head, que ya es decir. Sigue la misma formación anterior, el Mark II, pero con la lección aprendida y con ganas de agradar.
Cuando escuchamos ‘Bad Attitude’, no parece que nada haya cambiado de momento respecto a Perfect Strangers, aunque la batería de Paice suena más artificial que nunca y Gillan parece un poco ronco. No obstante, la peor noticia es que a Lord apenas se le aprecia, y cuando deja su impronta no es con la maestría de antaño, aunque consiga ritmos pegadizos como el de aires orientales en ‘Strangeways’.
En cambio, ‘The Unwritten Law’ posee un inicio fulgurante con ese riff de guitarra asesino, instrumento que dirige todo el tema puesto que incluso marca ese ritmo nuevamente devoto de ‘Kashmir’ de Led Zeppelin. El estribillo tiene su épica, lo cual es de agradecer para una década bastante ruinosa para la música rock, artísticamente hablando. También se agradece que construyan un riff elaborado estilo ‘Smoke On The Water’ y que lo acompañen de una decente parte vocal, como es el caso de ‘Mitzi Dupree’. Lord hace acto de presencia y añade una buena parte de piano que puede pasar desapercibida. La mejor canción del álbum es sin duda ‘The Spanish Archer’, pues la guitarra de Blackmore suena mejor que nunca (¡por fin transmite emociones!) y la parte vocal tiene suficiente gancho. Pero es Blackmore el héroe, con unas líneas de guitarra afiladas pero con melodía, que tienen sus mejores momentos tras cada estribillo.
Es inevitable que el álbum esté plagado de canciones aceptables pero que tampoco despiertan el entusiasmo como años atrás. Prácticamente podrían intercambiarse canciones como ‘Call Of The Wild’, ‘Mad Dog’ o ‘Black & White’, pues todas ellas poseen la misma estructura e ingredientes, con estribillos definidos y un riff de guitarra diferenciado pero poco notable. Quizá por ello meten una armónica nada más comenzar ‘Black & White’, para dotarla de algo diferente. Y cuando se introducen en el mundo del trash (‘Dead Or Alive’), ciertamente no pasan de la vulgaridad imperante en el mundo del metal de esa década. El guiño a In Rock con el título de ‘Hard Lovin' Woman’ no deja de ser irónico, puesto que se relaciona el mejor disco de la banda con la peor canción de las aquí incluidas. Suenan más simplones que nunca y lo único que salva la canción del batacazo total es su pasable armazón instrumental.
En resumen, no estamos ante un disco destacado en la discografía de Deep Purple, pero vista la fecha en la que fue publicado y la mayor cantidad de inspiración que sobrevuela el álbum en comparación con su predecesor, no deja de ser un alivio comprobar cómo todavía podían, como mínimo, entretener al personal. En cualquier caso, las tensiones dentro de la banda volvieron a aparecer y ello derivaría en una nueva huida de Ian Gillan, no sin antes embarcarse en una extensa gira por Europa y Estados Unidos.
CD I: 1) Highway Star; 2) Strange Kind Of Woman; 3) Dead Or Alive; 4) Perfect Strangers; 5) Hard Lovin' Woman; 6) Bad Attitude; 7) Knocking At Your Back Door.
CD II: 1) Child In Time; 2) Lazy; 3) Space Trucking; 4) Black Night; 5) Woman From Tokyo; 6) Smoke On The Water; 7) Hush.
Puntuación:
Año de publicación: 1988
NOBODY'S PERFECT
Correspondiente a la gira realizada por Estados Unidos y Europa tras la publicación de The House Of Blue Light, se publicó este doble álbum recogiendo una selección de temas de diferentes conciertos de dicha gira. Apenas hay lugar para canciones de los dos últimos discos de retorno, únicamente cinco, que ya es bastante, y en general suenan igual que en las versiones de estudio, por lo que puede destacarse ‘Perfect Strangers’ por el potencial melódico que atesoraba de entrada. Lo que no se entiende es que una de ellas sea la vulgar ‘Hard Lovin' Woman’. En cualquier caso, ‘Knocking At Your Back Door’ también es uno de los buenos momentos del álbum, con varias sorpresas y unos potentes solos.
De los temas clásicos de la banda, la ejecución de ‘Black Night’ quizá sea de lo mejor del álbum, puesto que demuestran una energía descomunal que ya parecía perdida, y que solamente queda lastrada por la parte final, donde se empecinan en hacer cantar al público. En cambio, una floja interpretación de ‘Highway Star’ es lo que encontraremos de inicio, pues el solo de guitarra de Ritchie Blackmore no está nada inspirado y la voz de Gillan no suena nada convincente. En cualquier caso, si hay una canción que sirve de calibración para comprobar el estado de forma de Gillan, es sin duda ‘Child In Time’, y nuestro cantante cumple a la perfección, como si los años no hubieran pasado por él. Si no fuera porque Blackmore se mira el ombligo todo el tiempo, esta podría haber sido una más de las interpretaciones legendarias de ‘Child In Time’ en directo.
Siendo un disco doble y teniendo únicamente catorce canciones, era previsible que esto significara extender la duración de alguna manera, añadiendo improvisaciones instrumentales u otras sorpresas como el extracto de Jesus Christ Superstar en ‘Strange Kind Of Woman’, todo un guiño de Gillan a su pasado, pues él puso la voz a la primera versión grabada en disco de la gran ópera-rock de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice. En ‘Knocking At Your Back Door’, Lord interpreta en el inicio un extracto de la famosa pieza ‘Para Elisa’ de Beethoven y luego el grupo se embarca en un alegre boogie para aliviar tensiones. Y en ‘Woman From Tokyo’, introducen ‘Everyday’ de Buddy Holly, lo cual no sirve para rescatar esta floja interpretación.
Como sorpresa final, encontramos una innecesaria regrabación de ‘Hush’ para conmemorar el 20º aniversario de su publicación como single y en el disco de debut Shades Of Deep Purple. Para la ocasión, simplemente quieren actualizar el sonido y parecer más modernos con una nueva producción, pero en realidad no aportan nada nuevo a lo ya conocido. En cualquier caso, aunque no nos encontremos apenas nada para la posteridad, este doble álbum en directo supera a cualquiera de los publicados con el irritante Coverdale de showman y al menos puede escucharse en repetidas ocasiones, cuando menos para acompañar.
CD I: 1) Wring That Neck; 2) Speed King; 3) Into The Fire; 4) Paint It Black.
CD II: 1) Mandrake Root; 2) Child In Time; 3) Black Night.
Puntuación:
Año de publicación: 1988
SCANDINAVIAN NIGHTS
Sí, a mí me pasó lo mismo. Un@ mira el listado de canciones de este doble álbum y queda pasmad@ cuando lee siete canciones para únicamente dos CD’s. La respuesta es obvia, puesto que las duraciones de estas interpretaciones están alargadas hasta límites a veces extenuantes. Pero es que estas grabaciones datan de 1970, cuando la entonces reciente nueva formación de la banda (con las llegadas de Glover y Gillan) había acabado de publicar el imprescindible In Rock unos meses antes. El título de este disco es debido a que el concierto fue realizado para un programa de radio de Suecia.
Cuando un@ descubre a grupos como Cream, también aprende que la duración de un tema puede ser corta o larga no tanto en función del tiempo real, sino de la dinámica que siga durante todo ese período. En el caso de los treinta y cinco minutos de ‘Wring That Neck’, no parece que sea algo muy recomendable, más aún cuando comprobamos las extensas paradas que hay por medio donde, además de los solos de teclado y guitarra correspondientes, hay momentos que se hacen eternos donde no se escucha apenas nada, como si estuvieran pensando Lord o Blackmore lo que iban a ejecutar con su instrumento. Así que, si escogiéramos lo realmente musical de esta interpretación, probablemente se quedaría todo en unos quince minutos, que ya está bien. Y una buena pregunta sería saber qué hacía Gillan durante todo ese tiempo, puesto que es un instrumental. Al menos en ‘Mandrake Root’ sí que tiene sus momentos para cantar, además de que se tolera mejor su también larga extensión de casi media hora porque las improvisaciones salen algo mejor.
Ante la sorpresa de encontrar ‘Paint It Black’ de los Rolling Stones, hay que prevenir al oyente de que realmente se trata de un extensísimo solo de batería de Paice, donde únicamente se escucha de manera simbólica la reconocible melodía original interpretada por Blackmore, pero nada más. Si hay alguien a quien le gusten los solos de batería, pues aquí tiene tres tazas.
Pero lo mejor de este álbum son las canciones pertenecientes a In Rock. No solo es porque el grupo se encuentra en los entusiastas inicios de la formación Mark II, sino porque las interpretaciones en directo suenan brutales y, obviamente, más directas. Así, los veinte minutos de ‘Child In Time’ fascinan casi sin interrupción, con extensas partes instrumentales brillantes y una interpretación de Gillan en su máximo esplendor. Y dentro de lo impresionante que suena ‘Black Night’, tiene una mención especial el apabullante solo de Jon Lord con su teclado, que abruma tanto o más que si hubiera sido una guitarra eléctrica. Y es que cuando se palpan la vitalidad y el entusiasmo unidos a la maestría instrumental, los resultados son inconmensurables.
1) King Of Dreams; 2) The Cut Runs Deep; 3) Fire In The Basement; 4) Truth Hurts;
5) Breakfast In Bed; 6) Love Conquers All; 7) Fortuneteller;
8) Too Much Is Not Enough; 9) Wicked Ways.
Puntuación:
Año de publicación: 1990
SLAVES AND MASTERS
Nuevamente afloraron los problemas y las rencillas, lo que derivó en otro nuevo abandono de Ian Gillan. Su reemplazo fue el primer cantante de Rainbow, Joe Lynn Turner, conocido pues por Ritchie Blackmore. Su voz no queda mal, mucho mejor que la de Coverdale sin lugar a dudas, pero la pésima calidad de las composiciones no le deja lugar para lucirse. Parece haber una apatía general en el grupo, que no demuestra sus habilidades instrumentales y se limitan a facturar un puñado de canciones que suenan a lo más típico/tópico del genero.
Como suele pasar con estos discos comerciales y poco representativos del estilo de un grupo o artista, en la primera canción ya vemos por dónde van a ir los tiros. ‘King Of Dreams’ es totalmente lineal y con un estribillo ideal para sonar en las emisoras de radio comerciales. Y no es un caso aislado, tal como podemos seguir escuchando en ‘The Cut Runs Deep’. ¿Dónde está la fiereza de antaño? ¿Por qué un sonido tan artificial y artificioso? Porque cuando se limitan a poner ruido a una parte vocal sin melodías, como en ‘Fire In The Basement’ o ‘Wicked Ways’, el resultado es ciertamente lamentable. Algunos podrán argumentar que podría haber sido peor, pero eso no redime el resultado final.
Lo mejor es cuando al menos se deciden por cuidar el sonido y los arreglos, de tal manera que un@ pueda discernir las hipotéticas melodías que aparezcan en el tema. Así, la reposada ‘Fortuneteller’ y la pretendidamente épica ‘Truth Hurts’ pueden escucharse con agrado y elevar un mínimo el paupérrimo nivel que sobrevuela este mal disco. En otro orden de cosas, ‘Love Conquers All’ es una sorprendente balada al estilo de ‘Heaven’ de Bryan Adams. Y decimos sorprendente porque nadie podía asociar hasta ese momento a Deep Purple con una canción en ese estilo tan bombástico y comercial. Con señalar que un sonido de orquesta da inicio a la canción, ya hemos desvelado bastante. Pero tiene las mejores melodías vocales de todo el álbum, incluido un brillante puente, donde Turner se muestra muy expresivo, que sumado a un buen solo de guitarra ya tenemos la balada-rock por antonomasia.
El disco fue un merecido fracaso de ventas y no se perderá nada quien no lo escuche. Eso sí, a quien le gusten las baladas-rock, aquéllos que dicen eso de que “las mejores baladas son las de los grupos heavies”, que no se pierdan ‘Love Conquers All’. Con mucho menos, Aerosmith ha triunfado con las suyas.
1) Highway Star; 2) Nobody's Home; 3) Strange Kind Of Woman; 4) Gypsy's Kiss;
5) Perfect Strangers; 6) Lazy; 7) Knocking At Your Backdoor; 8) Difficult To Cure;
9) Space Truckin'; 10) Speed King; 11) Black Night; 12) Smoke On The Water.
Puntuación:
Año de publicación: 1991
IN THE ABSENCE OF PINK - KNEBWORTH 85
La publicación de otro nuevo disco en directo de Deep Purple ya debería parecer una broma a estas alturas. En éste recuperan una actuación acaecida en 1985 tras lo que había sido su retorno en casi una década con Perfect Strangers y con la formación legendaria Mk II. Presenta al menos la curiosidad de ver cómo se desenvolvían en directo tras tantos años sin tocar juntos, lo cual aprueban con buena nota, puesto que demuestran mantener la cohesión y compenetración de los viejos tiempos, si bien Blackmore no parece estar especialmente inspirado en los momentos que debiera, esto es, en los solos que le toca interpretar.
No podía haber una manera más solemne de iniciar un concierto que tocando al comienzo de ‘Highway Star’, por parte de Lord, la Tocata y Fuga en Re Menor, BWV 565, de Johann Sebastian Bach. Blackmore no parece estar inspirado con sus solos, como puede verse también en ‘Strange Kind Of Woman’, donde por cierto vuelven a introducir un extracto de Jesus Christ Superstar, tal como ya habíamos escuchado en el anterior álbum en directo Nobody's Perfect, aunque recordemos que cronológicamente esta actuación es anterior a aquélla. Al menos Blackmore no todo el tiempo está así de flojo, pues en temas como ‘Black Night’ o ‘Knocking At Your Backdoor’ recupera por momentos esa mezcla entre fiereza e inventiva que caracterizaba sus mejores ejecuciones. En cualquier caso, las canciones que pertenecían a su último disco publicado entonces, Perfect Strangers, tampoco son lo más destacado aquí precisamente.
Jon Lord demuestra estar en forma en ‘Lazy’ gracias a un maníaco solo de teclado. Lo que sobra ahí, como siempre, es el extenso solo de batería, que además en los años ochenta ya no estaba precisamente de moda. Tanta confianza tiene en sí mismo que en ‘Space Truckin'’, a partir de los 4:30, se lanza a tocar un extracto del Bolero de Maurice Ravel a toda velocidad y posteriormente se atreve con ‘America’ del musical West Side Story, al estilo de como lo hacían The Nice. En el polo opuesto, Blackmore vuelve a cansarnos con un solo distorsionado sin mucho sentido. Sin embargo, parece que simplemente estaba esperando a los momentos que más le inspiraran, puesto que encontramos el instrumental ‘Difficult To Cure’ perteneciente a un disco de Rainbow, el grupo que fundó Blackmore tras su primera salida de Deep Purple, y es una demostración de virtuosismo por parte de éste y también de Lord, pues en primer lugar se inspira en el Himno a la Alegría de la Novena Sinfonía de Beethoven y luego finaliza solemnemente con un fragmento de Así habló Zaratustra de Richard Strauss.
También hay sorpresas menores, como en ‘Speed King’ cuando se escucha pasada la mitad de la canción un fragmento perteneciente a ‘Burn’. Y cuando llega el final con ‘Smoke On The Water’, vemos cómo se abusa demasiado del estribillo y del conocido riff, aunque el motivo se intuye claramente al tratarse de un momento de interacción con el público y de final de fiesta.
Todos los incisos musicales que hemos comentado es lo más interesante de estas interpretaciones en directo, pues el factor sorpresa es muy importante cuando el repertorio es conocido. Y ahora que estamos acabando con el comentario, ¿alguien se ha preguntado dónde está ‘Child In Time’? no es que la echemos de menos, pero era el tema omnipresente en todos los discos en directo con Ian Gillan.
GEMINI SUITE
Año de publicación: 1993
Puntuación:
1) First Movement: Guitar, Organ; 2) Second Movement: Voice, Bass;
3) Third Movement: Drums, Finale.
Concerto For Group And Orchestra no fue el único ejemplo de unión de dos mundos tan distantes como el representado por un grupo de rock y una orquesta clásica. Jon Lord parece que se quedó con ganas de más y volvieron a repetir la idea con el mismo director de orquesta, Malcolm Arnold. Parece ser que algunos miembros de Deep Purple no quedaron satisfechos con el resultado y no permitieron que fuera publicada la actuación en su momento, temerosos de que este camino musical paralelo entorpecería el incipiente éxito como líderes del movimiento hard-rock de principios de los setenta. En la obra se indican tres movimientos según la edición del CD, pero podemos escuchar un breve descanso y aplausos hacia la mitad de cada movimiento, ya que realmente son seis partes, una para cada instrumento y la voz, más otra final en la que están todos los elementos juntos.
En el primer movimiento el liderazgo inicial lo toma la orquesta con ligeros escarceos de Deep Purple, principalmente con algunas líneas muy buenas de guitarra de Blackmore, ya que la guitarra es la protagonista. En la segunda mitad toma el mando Jon Lord con algunas buenas melodías de órgano aunque también algunos devaneos de virtuosismo en un desconcertante solo.
El Segundo Movimiento es donde escuchamos la única sección cantada. La parte vocal de Gillan está muy bien, pues en primer lugar comienza el movimiento como una balada contemplativa en la que su voz delicada se acopla perfectamente a la cadencia orquestal. A partir de los cuatro minutos cambia el tono orquestal completamente y se eleva para que Gillan cante también con más brío aunque sin llegar a los registros más altos que era capaz de alcanzar. Más adelante, en la segunda mitad del movimiento, Glover no parece saber bien qué hacer y su parte de bajo es más floja.
En el tercer movimiento ciertamente asusta un poco escuchar la parte de batería, puesto que nos tememos a priori un solo desaforado de Paice, pero no es demasiado extenso y la mayor parte del tiempo está acompañado por la orquesta, por lo que en algunos momentos parece que vayamos a escuchar el famoso inicio de la banda sonora de El Equipo A. Lo mejor de toda la obra es la sección final, donde todo el grupo se embarca en un frenético rock que se interrumpe por unos momentos y luego se reanuda con la misma fiereza. Podemos encontrar momentos que recuerdan vagamente a la sección instrumental de ‘Child In Time’, algo factible si atendemos a que unos meses antes de esta actuación ya había sido publicado el magnífico In Rock.
El resultado general es más flojo que el del Concerto For Group And Orchestra, puesto que las partes orquestales sí que parecen mejor elaboradas pero no así lo concerniente a los instrumentos de rock, que en solitario no consiguen nada importante. Únicamente Blackmore consigue brillar y Paice con su batería también sabe mantener el tipo junto a la orquesta, pero Gillan tiene una actuación discreta y el bajo y el órgano (quién lo iba a suponer) no están a la altura del evento en los momentos que debían brillar. Aún así, se le puede dar un aprobado raspado y vale la pena escucharlo salvo que tengas fobia a la música clásica. En ese caso, vale la pena que te la vayas curando.
THE BATTLE RAGES ON
Año de publicación: 1993
Puntuación:
1) The Battle Rages On; 2) Lick It Up; 3) Anya; 4) Talk About Love; 5) Time To Kill;
6) Ramshackle Man; 7) A Twist In The Tale; 8) Nasty Piece Of Work; 9) Solitaire; 10) One Man's Meat.
Hablar de los cambios de formación en Deep Purple ya parece una broma, puesto que las rencillas aparecían y desaparecían de álbum en álbum. Aquí vuelve Gillan tras su deserción y volvemos a tener a la mítica formación Mark II al completo, aunque no duraría mucho más porque justo tras la grabación de este álbum, Ritchie Blackmore se iría para ya no volver jamás.
En general, lo que encontramos aquí son canciones larguísimas, demasiado extensas para lo que ofrecen, unos temas que tampoco suenan nada novedosos ni a nada que no hayamos escuchado antes. El colmo de la vulgaridad es ‘Lick It Up’, una canción de relleno que avergüenza escuchar en un disco de Deep Purple.
‘Anya’ quizá sea el único tema que valdría la pena mantener en el repertorio de la banda. Posee un comienzo de guitarra española un tanto convencional pero agradable, que da paso a un sensacional riff de guitarra que pronto se verá secundado por el teclado. El desarrollo luego es menos vistoso, pero cada vez que entra la melodía el tema se engrandece. Siendo la guitarra ahora mismo el elemento principal que determina el nivel cualitativo cada tema, también pueden destacarse la dinámica ‘Ramshackle Man’, que además tiene un gran solo de teclado donde por fin vuelve el mejor Lord, y la más pausada ‘Solitaire’, poseedora del mejor estribillo de todo el disco y posiblemente de los anteriores tras su retorno en los ochenta: “It's a matter of time / Between love and despair”.
Pero en general lo que encontramos son canciones vulgares muy parecidas entre ellas que se olvidan tan pronto han acabado: ‘A Twist In The Tale’, ‘Nasty Piece Of Work’, ‘The Battle Rages On’... no hacen honor a los músicos que las interpretan. Incluso en ‘One Man's Meat’ suenan a unos AC/DC poco inspirados. Y es que lo mínimo que se les debe exigir es que las canciones tengan al menos algún riff reconocible y elaborado como en ‘Talk About Love’. En cualquier caso, no deja de ser un mal disco dentro de la discografía del grupo.
COME HELL OR HIGH WATER
Año de publicación: 1994
Puntuación:
1) Highway Star; 2) Black Night; 3) A Twist In The Tale; 4) Perfect Strangers; 5) Anyone's Daughter; 6) Child In Time; 7) Anya; 8) Speed King;
9) Smoke On The Water.
Este enésimo disco en directo recoge interpretaciones correspondientes a dos conciertos de la gira de 1993, uno en Stuttgart (Alemania) y el otro en Birmingham. No se entiende el sentido de otro disco en directo, puesto que ya no sorprende la propuesta de unos músicos veteranos que además no dejaban de tener sus problemas interpersonales. Los clásicos de siempre más un par de canciones del último disco... a priori ya sabemos que no estamos ante una obra imprescindible y menos cuando ya no es la banda que apabullaba en directo a principios de los años setenta. La única sorpresa del álbum es encontrar ‘Anyone's Daughter’, el singular acercamiento de la banda al country que podíamos encontrar en el disco Fireball, aquí interpretada en el mismo estilo y con un buen solo de teclado.
En cualquier caso, la voz de Gillan no está en su mejor momento pero al menos es lo suficientemente aceptable para cantar de manera convincente, que tratándose de Deep Purple ya es suficiente. Quien no parece estar en su mejor momento ni tampoco tener ganas de seguir tocando es Ritchie Blackmore. Existe también un DVD donde se recoge una selección más amplia de canciones y en la que parece ser que quedan reflejadas las reticencias de los músicos respecto al comportamiento de su compañero Blackmore, quien ni siquiera llegaría a acabar la gira y se largaría a continuar con sus ideas pero con distinta gente.
Así, quien tira del timón es Lord con su teclado, que ya es suficiente garantía de interés, aunque no obstante él solo no puede mantener un tema en vilo eternamente, por lo que la solución que parecen tomar es alargarlos con la ayuda de los coros del público, algo que no resulta nada atractivo como podemos experimentar en los finales de ‘Black Night’ y de ‘Smoke On The Water’, esta última alargada hasta la extenuación después de una interpretación lamentable y una parte de guitarra horrorosa, como si realmente hubiera sido la última canción de la noche y ya hubiera más ganas de volverse a casa que de tocar.
Encontramos algunas canciones contemporáneas, que tampoco ofrecen nada en especial. ‘A Twist In The Tale’ sigue siendo igual de vulgar que en la versión de estudio y ‘Perfect Strangers’ y ‘Anya’ al menos pueden escucharse con agrado, en esta última gracias al liderazgo de Lord, pues Blackmore ni se atreve a tocar el fabuloso riff de la canción con su guitarra, únicamente se lanza con estériles solos bastante extensos que hacen duplicar la duración original del tema. Y es que esa abulia, desproporcionada para un gran guitarrista como Blackmore, lastra el resultado de muchas canciones, incluida ‘Speed King’. Al menos en ‘Child In Time’ sí que parece animarse, por lo que junto al buen hacer de Lord y a un Gillan que da el tipo con los aullidos, consiguen una buena interpretación.
En 2006 se publicaría una caja de cuatro discos (titulada Live In Europe 1993) en que se recogerían los dos conciertos íntegros de donde está extraído el repertorio del presente álbum. Pero visto el nivel ofrecido y suponiendo que aquí se haya incluido lo mejor de ambos conciertos, ciertamente no queda ninguna gana de escuchar más.
ON THE WINGS OF A RUSSIAN FOXBAT
Año de publicación: 1995
Puntuación:
CD I: 1) Burn; 2) Lady Luck; 3) Gettin' Tighter; 4) Love Child; 5) Smoke On The Water; 6) Lazy; 7) The Grind.
CD II: 1) This Time Around; 2) Tommy Bolin Solo; 3) Stormbringer; 4) Highway Star; [BONUS TRACKS:] 5) Smoke On The Water; 6) Going Down; 7) Highway Star.
Si hacemos memoria, el único disco en directo de la última etapa de los setenta (con Bolin de guitarrista) que se había publicado era el infame Last Concert In Japan, donde éste quizá también pudo haber fallecido pero debido a la paliza que le hubieran dado sus compañeros por tan lamentable actuación a la guitarra. No obstante, tampoco es este álbum una maravilla precisamente, puesto que Bolin demuestra ser más bien un representante de lo que sería la norma del rock duro en los años ochenta: mucha velocidad con la guitarra pero con una escasez de melodías alarmante. Aquí nos situamos en febrero de 1976 en California, es decir, en los últimos coletazos antes de la disolución temporal de la banda.
El repertorio no guarda sorpresas y tocan las dos únicas grandes canciones de esa etapa (‘Burn’ y ‘Stormbringer’), además de sorprendernos con una buena interpretación de la composición de Bolin y Hughes ‘Gettin' Tighter’, cantada por el entonces bajista de Deep Purple y que aquí cuadriplica su duración original a base de crear unos buenos pasajes situados entre el funky y el rock duro.
La interpretación de ‘Smoke On The Water’, uno de los indicadores habituales del nivel del grupo en ese momento, aquí es absolutamente despreciable, con unos músicos (principalmente el guitarrista) mirándose el ombligo mientras tocan. La indiferencia absoluta que transmiten es hasta insultante. Para colmo, meten con calzador un extracto de ‘Georgia On My Mind’ que no encaja para nada, sin conocer el motivo de tan desacertada decisión. Justo a continuación nos llega ya el súmmum de la autocomplacencia con ‘Lazy’, con inanes solos que durante casi veinte minutos no dejan apenas ningún detalle de interés. Y si hablamos de insertos, en ‘Highway Star’ vuelven a hacer otro encaje de bolillos y meten un fragmento de ‘Not Fade Away’ de Buddy Holly, que aunque no pegue nada con la imagen de Deep Purple, al menos tiene ritmo.
Que estamos ante el show de Bolin queda demostrado tanto por la inclusión del instrumental ‘The Grind’ (perteneciente a su disco de debut en solitario), que nada más comenzar parece que lo hayan extraído de un disco de ELP, como por el solo de guitarra que se marca sin acompañamiento de nadie, todo un acto de bravura del que sale indemne a costa de aburrirnos en algunos momentos con sus alardes técnicos sin nada más que aportar que su velocidad.
En los bonus tracks encontramos tres temas más pertenecientes a otro concierto celebrado un mes antes, donde al menos ‘Smoke On The Water’ tiene algo de humanidad (por decirlo de alguna manera). También vale la pena escuchar la versión de ‘Going Down’, de lo mejor de todo el álbum, el cual por cierto fue publicado también con el ampuloso nombre de King Biscuit Flower Hour Presents: Deep Purple in Concert. En cualquier caso, nadie se pierde aquí nada en especial.
CALIFORNIA JAMMING
Año de publicación: 1995
Puntuación:
1) Burn; 2) Might Just Take Your Life; 3) Mistreated; 4) Smoke On The Water;
5) You Fool No One/The Mule; 6) Space Truckin'.
Pues sí, éste es otro innecesario disco en directo de la época de Coverdale, por si no hubiéramos tenido pocos y por si no fueran a haber más. El concierto formaba parte del calendario del festival California Jam que tuvo lugar en abril de 1974, en el que Deep Purple eran cabezas de cartel y por tanto debían dar lo mejor de sí. El problema ya sabemos que era precisamente la imposibilidad de que dieran su mejor versión. A ello debemos sumarle el incidente ocurrido con Ritchie Blackmore que, si atendemos a lo que viene escrito en el disco, acabó repartiendo golpes a la guitarra, los amplificadores e incluso a los cámaras de televisión que estaban grabando. Y si nos fijamos en la foto de la esquina inferior izquierda de la portada, verificamos que también acabó prendiendo fuego al equipo de sonido.
Musicalmente, el grupo no está tan mal como en otras ocasiones y puede equipararse en calidad al de Live In London, si bien Lord patina en algunas ocasiones si lo comparamos con aquél. De otro modo, hubiéramos podido decir que estamos ante el mejor disco en directo de la época de Coverdale. En ‘Space Truckin'’ es brutal el solo de guitarra que sucede a los devaneos atonales de Lord, pues tras la inquietante calma que llega hacia la mitad desaparece de manera abrupta a partir de los 14:45 con un pasaje instrumental de los que mantienen la leyenda de unos músicos excepcionales. Si no fuera por la voz ronca de Coverdale (su parte vocal es pésima) y que a Lord se le va un poco la olla, estaríamos ante la interpretación definitiva de ‘Space Truckin'’. Una lástima que no estuvieran todos igual de inspirados o en forma, porque la guitarra bien lo valía. Tres cuartos de lo mismo podría decirse de ‘Mistreated’, salvada de la vulgaridad por la guitarra en otros impresionantes solos que van apareciendo a lo largo del tema.
En ‘Smoke On The Water’ salen –por fin– airosos y Lord y Blackmore interactúan en una gran coda. Por culpa de Coverdale no podemos decir que la interpretación es brillante. El único patinazo grave es ‘Might Just Take Your Life’, que aquí ni siquiera llega a un nivel mínimo para poder ser escuchado. Al resto de temas, casi vale la pena echarles un vistazo, sobre todo por lo inspirado que aparece Blackmore.
PURPENDICULAR
Año de publicación: 1996
Puntuación:
1) Vavoom: Ted The Mechanic; 2) Loosen My String; 3) Soon Forgotten;
4) Sometimes I Feel Like Screaming; 5) Cascades: I'm Not Your Lover; 6) The Aviator; 7) Rosa's Cantina; 8) A Castle Full Of Rascals; 9) A Touch Away; 10) Hey Cisco;
11) Somebody Stole My Guitar; 12) The Purpendicular Waltz.
Deep Purple seguían publicando discos en directo de sus épocas menos vistosas, pero al mismo tiempo editaban álbumes con nuevo material que, a partir de ahora, elevaría el nivel cualitativo hasta cotas cuando menos aceptables. Como ya se dijo anteriormente, tras The Battle Rages On se marchó para siempre del grupo Ritchie Blackmore, baja muy sensible que sería sustituida por Steve Morse, guitarrista bien considerado dentro del circuito heavy. Morse demuestra ser muy buen músico, pero con un sonido estandarizado que impide saber qué es lo que puede diferenciar a Deep Purple de cualquier otro grupo de rock de los noventa. De hecho, el sonido de la banda se antoja irreconocible para cualquier seguidor de su trayectoria. Esto no significa necesariamente que sea una mala noticia, puesto que aun perdiendo su esencia primigenia y forjada durante muchos años, lo que no se pierde es la técnica y la destreza musical, si bien tampoco se prodigan demasiado en florituras salvo las justas para dotar al menos de algún toque de calidad a las canciones.
Desconcierta un poco comenzar el álbum con una pieza funky como ‘Vavoom: Ted The Mechanic’, puesto que parece retrotraernos a la peor época del Come Taste The Band, pero cada vez que se deja de lado el ritmo principal algo atascado, el tema gana puntos. Sorprende todavía más encontrar canciones que podrían catalogarse perfectamente como pop. ¡‘The Aviator’ incluso es acústica! Pero hay que destacar con justicia que tiene una estructura y construcción impecables, aunque queda algo soso en conjunto por la falta de garra y pasión que requerimos siempre en una composición de Deep Purple. También suena muy bien el pop de ‘A Touch Away’, repleto de detalles de teclado y guitarra que hará las delicias de cualquiera, aunque no obstante el talón de Aquiles sigue siendo el remate en forma de estribillo. Por otro lado, las ganas de conectar con las nuevas generaciones es lo que parece situarse como trasfondo del ritmo de hip-hop de ‘Rosa's Cantina’, un experimento arriesgado del que un@ no sabe bien si decir que han salido airosos o no. Quien mejor parece pasárselo es Lord con su órgano, pues parece que se trate de DJ Lord en vez de un músico serio.
Una de las pocas canciones que parece entroncar con el legado de Deep Purple en ritmo, fuerza y velocidad es ‘Hey Cisco’, donde Morse revive el estilo maníaco de Blackmore en la guitarra, hacia el final del tema. Le sobra esa parte tan repetitiva y simplona cuando cantan “Going down together”. Cuando escuchamos el comienzo de ‘Soon Forgotten’ parece que por fin vamos a tener a Lord en primer plano, pero se trata solo del comienzo, puesto que después continua en esa especie de funk-rock tan empleado en otras ocasiones. En cualquier caso, se nota el cuidado por las melodías en temas como ‘Loosen My Strings’, aunque el estribillo es algo más flojo.
Lo que no se puede negar es la capacidad de sorprender dentro de algunas canciones, como si se hubieran dedicado a encajar fragmentos sueltos de composiciones diferentes para crear algo nuevo. ‘Sometimes I Feel Like Screaming’ comienza y se desarrolla como una balada, poseedora de una bella melodía de guitarra que antecede a un estribillo más acelerado que no parece encajar muy bien con el resto del tema. Tampoco se entiende su duración de más de siete minutos, donde únicamente se repiten las mismas melodías una y otra vez. El comienzo de ‘Cascades: I'm Not Your Lover’ también parece anunciar una especie de balada épica, pero pronto se transforma en un rock demasiado convencional. Por suerte, no hay demasiadas caídas en la vulgaridad, si acaso ‘A Castle Full Of Rascals’ y ‘Somebody Stole My Guitar’ representan también la mediocridad en la que podían caer cuando la inspiración no estaba de su lado.
El mejor tema de todos, porque no llega a perder la grandeza en ningún momento como en otros anteriores, es el final ‘The Purpendicular Waltz’ (que nada tiene que ver con un vals), donde se aúnan una introducción potente y misteriosa, el poderío de la sección rítmica con una gran guitarra, grandes solos, Ian Gillan que muestra la fuerza que le queda en su voz (y su destreza con la armónica) y giros melódicos memorables como cuando cantan la parte de “It's a dirty dirty race / oh my life”. Lástima que no se repitan en más ocasiones momentos así, puesto que canciones de este nivel hacen verdadero honor a unos músicos que entonces cumplían casi treinta años de carrera.
LIVE AT THE OLYMPIA '96
Año de publicación: 1997
Puntuación:
CD I: 1) Fireball; 2) Maybe I'm A Leo; 3) Ted The Mechanic; 4) Pictures Of Home;
5) Black Night; 6) Cascades: I'm Not Your Lover; 7) Sometimes I Feel Like Screaming; 8) Woman From Tokyo; 9) No One Came; 10) The Purpendicular Waltz.
CD II: 1) Rosa's Cantina; 2) Smoke On The Water; 3) When A Blind Man Cries;
4) Speed King; 5) Perfect Strangers; 6) Hey Cisco; 7) Highway Star.
El bautismo de fuego de Morse como guitarrista de una de las bandas legendarias del rock duro se refrenda en este doble álbum en directo. Poco después de la publicación de Purpendicular se embarcaron en una gira de la que se editó este concierto en el mítico Olympia de París, donde tantos de nuestros grandes cantautores triunfaron en la década de los setenta. Aunque el repertorio seleccionado es bastante previsible al componerse de una mezcla entre los temas clásicos y los del último disco (señal de que éste era justamente valorado), hay cabida para alguna que otra sorpresa.
Las habilidades del nuevo guitarrista quedan patentes en infinidad de momentos, hasta en números aparentemente más sosos como ‘Maybe I'm A Leo’, donde se marca un extenso y deslumbrante solo. En ‘Black Night’ emplea su exquisita técnica para realizar variaciones de su archiconocido riff e interactuar con el público entregado. Una demostración de la cohesión y confianza que tenía esta formación reciente de Deep Purple es la interpretación inédita de la gran ‘Pictures Of Home’, ejecutada en todo su esplendor y con brillantes solos, especialmente el de Jon Lord, que incluso hacia el final se deja llevar por sus inquietudes clásicas para deleitar al personal. Hasta las canciones de su reciente disco de estudio, Purpendicular, suenan muy bien en directo. Incluso con impresionantes sorpresas como la interpretación de ‘Cascades: I'm Not Your Lover’ que, pasados los cuatro minutos, se transforma en una brillante pieza de rock progresivo. Por otro lado, ‘Highway Star’ puede engañar de entrada porque se ralentiza un poco su tempo al principio, pero luego es la misma gran interpretación que suelen hacer, en este caso con el añadido de instrumentos de viento por parte de tres músicos franceses que probablemente reclutaron para el concierto.
Podemos encontrar también una rareza, el tema que fue cara B del single ‘Never Before’ (del Machine Head, recordemos), titulado ‘When A Blind Man Cries’. Comienza de manera solemne mediante un teclado envolvente al que luego se añade la contemplativa guitarra de Morse, como si se hubieran fijado en los Genesis de Peter Gabriel, aunque luego se desarrolla como una balada de corte blues, de lo que podríamos esperar de gente como Gary Moore. Pero es un buen tema. También hay espacio para pequeñas bromas, como escuchar el riff de ‘Into The Fire’ en el final de ‘Fireball’, lo cual demostraba también el buen ambiente que se vivía en el seno de Deep Purple, cualidad que se había demostrado fugaz a lo largo de los años.
Lo único negativo que puede aducirse sobre este álbum son algunas de las selecciones de temas antiguos, puesto que no se entiende esa fijación por la floja ‘Woman From Tokyo’ o por la pesada ‘No One Came’. Pero nada más puede objetarse a un disco en directo que por fin podía ponerse a la altura de la leyenda de la banda, con unos músicos concienciados y motivados que hacían pensar en un futuro prometedor, lo cual más o menos corroborarían en los años siguientes.
1) Any Fule Kno That; 2) Almost Human; 3) Don't Make Me Happy;
4) Seventh Heaven; 5) Watching The Sky; 6) Fingers To The Bone; 7) Jack Ruby;
8) She Was; 9) Whatsername; 10) '69; 11) Evil Louie; 12) Bludsucker.
Puntuación:
Año de publicación: 1998
ABANDON
Consolidado Morse como el guitarrista idóneo para una nueva etapa de la banda, la versatilidad y adaptabilidad demostradas les permitía continuar con la voluntad de abrirse a cualquier aspecto que pudiera encajar con las composiciones del grupo. Paradójicamente, este álbum suena algo más próximo al espíritu clásico de la banda que Purpendicular, si bien es una evidente continuación sin mayor afán experimental, que al menos suena variado y entretenido. Que a Deep Purple le apetecía hacerse pasar por un grupo moderno y en la onda es más que evidente con solo escuchar la carta de presentación de ‘Any Fule Kno That’, donde Gillan canta en las estrofas casi como si fuera un rapero. Esta canción presenta también un ritmo pausado inspirado en el funky, algo muy recurrente en esta etapa tardía de la banda, por lo que aquí también podemos escuchar sus diferentes variaciones como en ‘Watching The Sky’ (donde las mejores partes son justamente donde evitan acompañarse de ese ritmo algo cansino) o en ‘She Was’.
‘'69’ es una curiosa mezcla de un parte principal al más puro estilo clásico del rock duro a la que se le añade un riff metalero típico de los noventa, que en este caso lo único que hace es afearla un poco. Es destacable el inciso instrumental que aparece a la mitad, uno de esos momentos en que nos demuestran que son una gran banda, además de ser uno de las escasas apariciones con cierta notoriedad de Lord, muy perdido por todo el disco. Y es que Lord ha perdido prácticamente todo el protagonismo, que se lo lleva sobre todo el guitarrista Morse. Es la relativa variedad que demuestra con su guitarra lo que salva canciones como ‘Seventh Heaven’ o ‘Whatsername’ de la indiferencia más absoluta. Ninguna necesidad había de volver a grabar ‘Bloodsucker’ de In Rock y renombrarlo como ‘Bludsucker’ para que parezca más moderno. Sirve únicamente para evidenciar que Ritchie Blackmore ni estaba ni se le esperaba.
El pop-rock melódico asoma en agradables canciones como ‘Fingers To The Bones’, aunque lo mejor del álbum podría ser ‘Evil Louie’, bien construida y con unos magníficos solos de guitarra que aparecen tras cada estribillo. Cuando empezamos a escuchar cosas como ‘Don't Make Me Happy’, lo primero que nos puede venir a la mente es: “qué originales, un blues para rellenar espacio”; pero por suerte es algo más que eso y la guitarra de Morse destaca sobremanera, tanto en los magníficos acordes que suenan antes del atascado estribillo como en algún que otro solo. Eso sí, hay otros momentos en que simplemente se dejan llevar por el blues-rock más convencional, como ocurre en ‘Jack Ruby’ pero mezclado con otro ritmo de corte funky para que el resultado sea más flojo todavía.
Podemos sentirnos satisfechos de que el nivel de la producción de estudio haya mejorado tras el bajón de los primeros noventa. La mala noticia es que Jon Lord abandonaría Deep Purple tras la gira de promoción del álbum, como si el título de éste hubiera sido una premonición de lo que iba a ocurrir. Lord fue miembro fundador y parte imprescindible del sonido e historia de la banda, pero su relevancia había caído notablemente. Por suerte, su ausencia no afectará al nivel de los próximos discos, si bien fue una noticia que hubieron de lamentar profundamente los seguidores de Deep Purple.
LISTEN, LEARN, READ ON
Año de publicación: 2002
Puntuación:
CD I: 1) Keep a Knockin'; 2) You'll Never Stop Me Loving You; 3) Only Time Will Tell;
4) Send For That Girl; 5) Porcupine Juice; 6) I Can See Through You; 7) Mr. Universe;
8) Medusa; 9) Does Anybody Really Know What Time It Is?; 10) See My People Come Together; … ; 16) Playground; 17) Emmaretta; 18) Bird Has Flown (single).
CD II: … 2) Hallelujah; 3) Ricochet; 4) Bird Has Flown; … ; 7) Wring That Neck;
8) Jam Stew; 9) Speed King; … ; 11) Hard Lovin' Man; 12) Bloodsucker;
13) Living Wreck; … ; 15) Flight Of The Rat (95 remix).
CD III: … 2) Grabsplatter; 3) Child In Time; 4) Jon Lord Interview; 5) Black Night;
6) Into The Fire; 7) Fools; …
CD IV: 1) No No No; 2) Highway Star; 3) Smoke On The Water; 4) Never Before;
5) When A Blind Man Cries; 6) Strange Kind Of Woman; … ; 8) Black Night;
9) Woman From Tokyo; … ; 11) Mary Long ; ...
CD V: … 2) Coronarias Redig; … ; 4) Mistreated; 5) Space Truckin'.
CD VI: 1) Stormbringer; 2) Soldier Of Fortune; 3) Hold On; 4) High Ball Shooter;
5) The Gypsy; 6) Drifter; 7) Dance To The Rock'n'Roll; …
Este extenso box set de seis discos realiza una panorámica de la carrera de la banda desde sus inicios (incluso antes de su fundación) hasta la última etapa de mediados de los setenta antes del silencio, todo ello en orden cronológico para que pueda diferenciarse claramente cada fase. Las canciones o actuaciones que ya podemos encontrar en álbumes anteriores (es decir, los que ya se han visto en esta web) han sido borrados del listado de más arriba. Aunque una parte de las que se han dejado son remixes donde cuesta discernir las diferencias respecto a los originales. Si acaso, en ‘Stormbringer’ los efectos sonoros se hacen notar más, pero solo los más fanáticos de la banda podrán encontrar las diferencias.
El primero de los discos recoge la prehistoria, pero no solo de los discretos orígenes de los primeros miembros de Deep Purple, sino también de los grupos donde comenzaron Coverdale, Hughes y Bolin. Como era previsible, apenas encontramos nada que nos recuerde al sonido de lo que sería Deep Purple, si acaso algunos retazos de la guitarra de Blackmore o el teclado de Lord. Pero podrían haber obviado toda ese material, que como mucho llega a la categoría de aceptable. ‘Porcupine Juice’, que es quizá lo que más se puede asemejar al sonido primerizo de Deep Purple, parece una versión instrumental de ‘Good Morning Little Schoolgirl’, al menos de tal como la interpretaban los Yardbirds. En cambio, ‘Mr. Universe’ es una imitación amateur de ‘Hey Joe’, es decir, de los arreglos que idearon Jimi Hendrix y su productor Chas Chandler. Eso sí, gracias a la versión del tema de Chicago ‘Does Anybody Really Know What Time It Is?’, podemos comprobar cómo Coverdale era en sus inicios un estomagante cantante melódico sin talento alguno. Bueno, tampoco es que después cambiara mucho el panorama.
A partir de ahí, ya encontramos muchas más cosas interesantes o al menos curiosas. Por ejemplo, ‘Playground’ es un entretenido instrumental descartado de The Book Of Taliesyn que va mejorando conforme va avanzando y que además hubiera mejorado aquel mediocre álbum. A continuación, Blackmore nos deleita en ‘Emmaretta’ con diversos efectos de distorsión. El single ‘Hallelujah’ (escrito por unos compositores ingleses de pop para ellos) deja reflejado el intento de Deep Purple de volverse un grupo de pop coral, como si fueran unos Hollies más potentes. De hecho, sus compositores (Greenaway y Cook) también escribieron canciones para estos últimos. Es, por tanto, una de las canciones más extrañas de su discografía.
Encontramos bastantes actuaciones en la BBC que vale la pena escuchar. Entre ellas está la sorpresa de ‘Ricochet’, que es en realidad una versión primigenia de ‘Speed King’ que data de agosto de 1969, ya con la estentórea voz de Ian Gillan, y con una letra diferente, muy mala como composición y muy machista a partes iguales. La interpretación de ‘Hard Lovin' Man’ en la BBC es bastante fiel a su equivalente de estudio, pero el teclado de Lord suena poderoso, disonante e intimidante, que unido a las florituras de Blackmore lo convierten en uno de los mejores momentos de esta caja. Tampoco se quedan atrás otras apabullantes interpretaciones de In Rock como ‘Child In Time’, ‘Into The Fire’ y ‘Bloodsucker’. También podemos escuchar una graciosa entrevista a Jon Lord en la que confiesa que antes de ‘Black Night’ no se habían dedicado nunca a componer singles porque podían tirarse horas y horas en el estudio sin conseguir nada, desechando ideas que quizá podrían ser útiles para otras composiciones.
Otra sorpresa agradable es la versión de estudio de la rareza ‘When A Blind Man Cries’, una balada de blues que hasta la fecha solo habíamos podido escuchar en directo en el Live At The Olympia '96, pero aquí con la guitarra original de Blackmore. Bajo el extravagante nombre de ‘Coronarias Redig’ se oculta otra oscura cara B de single, que es un animado instrumental que deja muy buenas sensaciones, probablemente porque no está Coverdale para fastidiar el encanto con su protagonismo. Solo lo escuchamos cuando entran unos acertados coros que aportan solemnidad al conjunto.
Sobra decir que conforme se va avanzando cronológicamente el nivel va decayendo en proporción inversa. Si a eso se le añaden factores externos en contra, el resultado puede ser muy lamentable. El ejemplo de esto lo encontramos cuando la mala calidad del sonido junto a la insoportable voz de Coverdale convierten a ‘Mistreated’ en todo un suplicio. Puede que sea la interpretación más atroz de éste como cantante de Deep Purple, aunque para ello seguro que habría infinidad de candidaturas. Del mismo concierto de 1974 que dio lugar a Live In London (1982) se incluye aquí una hiperbólica interpretación de media hora de ‘Space Truckin'’ que quedó descartada en su momento. Para completar todo ese tiempo, no dudan en meter extractos de ‘Child In Time’ o, peor todavía, pasajes disonantes en los que Lord parece estar probando los sonidos que pueden salir de su teclado y otros en los que Blackmore improvisa de manera no muy inspirada. Al menos, ‘Dance To The Rock'n'Roll’ es una improvisación de la época de Bolin que no nos va a enseñar nada nuevo pero cuando menos entretiene, lo cual ya es más de lo que se podía decir de aquel lamentable Come Taste The Band.
Así pues, lo que tenemos aquí en resumen es una mitad de los discos de buen nivel y la otra mitad totalmente prescindible. La mayor pega que se le puede poner a este box set es la excesiva cantidad de material de la época de Coverdale, puesto que al final se acaba repasando más de la mitad de los últimos y penosos discos de la década de los setenta. Pero bueno, el propósito es realizar un recorrido histórico por la vida y obra de Deep Purple hasta 1975 de la manera más democrática posible, y en ese sentido se puede decir que lo consigue.
BANANAS
Año de publicación: 2003
Puntuación:
1) House Of Pain; 2) Sun Goes Down; 3) Haunted; 4) Razzle Dazzle; 5) Silver Tongue; 6) Walk On; 7) Picture Of Innocence; 8) I Got Your Number; 9) Never A Word;
10) Bananas; 11) Doing It Tonight; 12) Contact Lost.
Tal como es comúnmente reconocido, la mejor producción de Deep Purple tiene como elementos principales y más destacados (con permiso del resto en según qué temas) la guitarra de Blackmore y el teclado de Lord. Pues bien, para 1998 ninguno de ellos estaba ya en la banda. Para sorpresa de todo el mundo (o sea, de quien todavía pudiera seguir a Deep Purple a finales de siglo), el sonido de la banda no se resiente sino que sale reforzado y complementado además con algunas de sus mejores composiciones del último cuarto de siglo. De Morse ya se tenía constancia de su competencia, pero de Don Airey, el sustituto de Jon Lord, quedaba por ver si lo haría olvidar o no, tarea en principio imposible.
El comienza no es muy halagüeño, puesto que las dos primeras canciones, sin ser malas, suenan al típico relleno donde algún solo de guitarra o algún pasaje concreto nos recuerda que no estamos ante cualquier vulgar banda de rock duro, aunque ‘Sun Goes Down’ va ganando en subsecuentes escuchas porque los inquietantes coros que se funden con los instrumentos acompañando al estribillo (y luego en una desquiciada coda), le dan un toque especial. ‘Razzle Dazzle’ y ‘Silver Tongue’ continúan más o menos en el mismo nivel mediocre, pero ya a partir de ellas encontramos suficientes elementos para disfrutar de las canciones, sean melodías o detalles instrumentales. Bueno, sin saltarnos una agradable balada que está en esa primera mitad, destacable porque aquello que no habíamos encontrado hasta ahora en el catálogo de Deep Purple era una tranquila balada rock con coros femeninos, tal cual es ‘Haunted’. En su descargo, se ha de reconocer que suena agradable y presenta un buen solo de guitarra y un elaborado estribillo donde Gillan demuestra que seguía siendo un cantante notable, al menos en el estudio. En cualquier caso, la mejor balada es la que menos tiene que ver con el rock, puesto que ‘Never a Word’ es acústica y se dirige por ello más hacia el folk, lo que unido a sus bellas melodías y su celestial parte vocal, además de no parecer de Deep Purple, es quizá lo más relajante que hayan compuesto nunca.
La solemnidad de ‘Walk On’ ya nos augura que la ausencia de Lord no va a ser traumática, pues además su sustituto Airey añade unas partes de órgano esenciales para conseguir un buen resultado. Cambiando el instrumento principal, de espectacular podemos catalogar el comienzo de ‘I Got Your Number’, rememorando los mejores tiempos de Blackmore. Su parte vocal es más convencional, pero cada vez que llega esa especie de intermedio instrumental tras cada estribillo, volvemos nuevamente a situarnos en la gloria rockera. Como todo gran guitarrista que se precie, Morse toca una composición instrumental propia, ‘Contact Lost’, en la que únicamente se acompaña del teclado y una suave percusión, al estilo de piezas relajantes como las que interpretaban Steve Hackett en su etapa en Genesis o Steve Howe en Yes.
El anterior intento de sonar modernos con ‘Any Fule Kno That’ consigue aquí el mejor resultado con la potente ‘Doing It Tonight’, donde Gillan no llega a rapear pero en algunos momentos se acerca. Además de que las melodías vocales son pegadizas (ojo, que hay más de una), podemos disfrutar de un impresionante solo de guitarra y poco después de otro no menos brillante de teclado/órgano. ‘Picture Of Innocence’ parece en principio su hermano menor, pero posee un gran estribillo complementado con la brillante guitarra de Morse que le aporta valía por sí misma. Se nota la buena sintonía entre éste y el nuevo teclista Airey, quienes en más de una ocasión se alternan a la perfección para lanzar esplendorosos solos cargados de velocidad y virtuosismo a partes iguales, siendo en algunos casos lo mejor del tema en cuestión, como ocurre en el caso de ‘Bananas’.
Desde Machine Head no se había encontrado un disco de estudio tan bueno como éste. Es cierto que está un poco descompensado porque lo mejor se concentra en su segunda mitad, pero hay muchos temas magníficos y es verdaderamente un disco para recomendar aunque haya perdido su conexión con el legado de Deep Purple. Las perspectivas de futura parecían así más despejadas, puesto que la nueva formación se confirmaba como una propuesta sólida, con Morse definitivamente consolidado como el mejor sustituto posible de Blackmore.
RAPTURE OF THE DEEP
Año de publicación: 2005
Puntuación:
1) Money Talks; 2) Girls Like That; 3) Wrong Man; 4) Rapture Of The Deep;
5) Clearly Quite Absurd; 6) Don't Let Go; 7) Back To Back; 8) Kiss Tomorrow Goodbye; 9) Junkyard Blues; 10) Before Time Began;
[BONUS TRACKS:] 11) MTV; 12) Things I Never Said.
Tras las buenas sensaciones de Bananas, había expectativas por comprobar si ese buen nivel podría al menos corroborarse en este nuevo álbum, tan solo dos años después del anterior. Desafortunadamente, teniendo los mismos componentes y los mismos ingredientes, el resultado es menos vistoso, aunque mantienen un nivel cualitativo aceptable, lo cual ya es de agradecer para una banda que entonces se acercaba a los cuarenta años de historia.
El comienzo del álbum hace recordar aquel caos sonoro que preludiaba ‘Speed King’ en In Rock. En ‘Money Talks’ las estrofas principales son algo convencionales (incluso Gillan se permite recitar alguna parte), aunque el estribillo es mucho más inspirado. El estribillo es también lo mejor de ‘Wrong Man’, una señal de que al menos el esfuerzo conseguía sus frutos. En las baladas siguen mostrando buen gusto, con una demostración bien clara en ‘Clearly Quite Absurd’, de agradable parte vocal bien punteada por la guitarra de Morse, quien crea el ambiente propicio mediante una delicada melodía introductoria. Así es como debe de ser una balada rock y no lo que hacen Aerosmith.
El título de ‘Junkyard Blues’ no significa en este caso que estemos ante un blues, sino que es un tema de rock de medio tempo y prominente pero inofensivo riff, donde lo mejor es el intermedio instrumental en el que se alternan la guitarra y el teclado con sus respectivos solos, así como la entonación de Gillan en el estribillo, cuando canta "Junkyard blues sound familiar". Son también los pasajes instrumentales de ‘Before Time Began’ los que la salvan de la mediocridad más absoluta.
Cómo no, sigue habiendo cabida para que Deep Purple juegue a ser un grupo ordinario de pop-rock, sin que ello signifique que el nivel deba bajar de niveles mínimos aceptables, como ocurre en ‘Girls Like That’ o ‘Don't Let Go’. Incluso hay lugar para un ritmo de Bo Diddley en ‘Kiss Tomorrow Goodbye’, donde lo más destacable es el juego que da ese ritmo mientras se alterna con otro más estándar. El único desliz del álbum es ‘Back To Back’, ya que en él suenan cansinos y demasiado vulgares.
En los bonus tracks encontramos una hilarante pero corrosiva crítica a las emisoras y televisiones musicales comerciales (‘MTV’, muy explícito aunque luego no se centra en este medio) que probablemente quedó fuera del álbum inicial para evitar venganzas innecesarias. Musicalmente hablando, tampoco es que sea gran cosa. Mejor sensación deja ‘Things I Never Said’ al sonar más consistente.
Demasiada relajación de la banda es la idea que nos queda tras escuchar este álbum que se acerca más a la mediocridad que a la brillantez de Bananas. Pero al menos puede escucharse con cierto agrado y no se trata de una mera excusa para realizar una gira y tocar los mismos éxitos de siempre, que es lo que ocurre en muchas ocasiones con artistas de largo recorrido que tuvieron/tienen renombre.
CD I: 1) Hush; 2) One More Rainy Day; 3) Help!; 4) And The Address;
5) Hey Bop A Re Bop; 6) Emmaretta; 7) Wring That Neck;
8) Brian Matthew Interviews Rod Evans; 9) Hey Joe; 10) It’s All Over;
11) The Painter; 12) Lalena; 13) The Painter; 14) I'm So Glad; 15) Hush.
Puntuación:
Año de publicación: 2011
THE BBC SESSIONS 1968-1970
Este doble álbum recopila las grabaciones que hizo la banda para la BBC entre esos convulsos primeros años (bueno, la vida de Deep Purple como grupo siempre fue convulsa), donde el contenido completo del segundo disco ya lo conocemos porque está repartido entre los discos dos y tres del box set Listen, Learn, Read On. Del primer disco también encontrábamos las canciones sombreadas como bonus tracks en las reediciones de los dos primeros álbumes de la banda. Así, lo que nos queda por escuchar son las actuaciones de la primera formación de Deep Purple, con Simper en el bajo y Evans en la voz.
En cualquier caso, se limitan a ejecutar los temas tal cual los conocemos del equivalente de estudio, no hay sorpresas ni tampoco los programas de la BBC eran lugares idóneos para ponerse a experimentar o a improvisar, ya que para ellos suponía entonces una plataforma de notoriedad. La lástima es la selección de temas interpretados de su álbum homónimo de 1969. Ni ‘Chasing Shadows’, ni ‘Blind’, ni ‘April’, aunque esta última es entendible por su carácter orquestal que impedía una adecuada ejecución en directo si no se acompañaban de más músicos.
Como en su momento no se dijo nada sobre él, aprovecharé para señalar que ‘Hey Bop A Re Bop’ es un despropósito total porque hace una mezcla heterogénea de estilos que no encaja por ningún lado. Mientras Rod Evans canta como si fuera una canción de blues (cuando no vale para cantar un blues), Blackmore toca una guitarra psicodélica y el resto toca una base rítmica que parece una imitación nada inspirada de lo que venían haciendo en esa época, donde Lord aprovecha para meter un estéril solo.
Por lo demás, si ya se posee el box set Listen, Learn, Read On, esta recopilación de la BBC solo interesará a quienes tengan especial interés por la primera época de Deep Purple, porque lo mejor está en el segundo de los discos, ya con Roger Glover e Ian Gillan. El resto, pasable sin más. Por supuesto, si se añadiera el segundo disco, la puntuación indicada sería superior.
NOW WHAT?!
Año de publicación: 2013
Puntuación:
1) A Simple Song; 2) Weirdistan; 3) Out Of Hand; 4) Hell To Pay; 5) Bodyline;
6) Above And Beyond; 7) Blood From A Stone; 8) Uncommon Man; 9) Après Vous;
10) All The Time In The World; 11) Vincent Price;
[BONUS TRACK:] 12) It'll Be Me.
En los grupos tan longevos nunca se puede saber si el último disco publicado ha sido también el último de su carrera. En Deep Purple era una sorpresa relativa que volvieran a grabar algo nuevo. En 2012 había fallecido Jon Lord, aunque su salida previa de la banda había sido definitiva porque después se dedicó a proyectos personales como el Durham Concerto, de música clásica, que fue estrenado precisamente en la histórica Catedral de Durham en 2007. El caso es que sigue la misma formación que había hecho de Bananas y Rapture Of The Deep dos dignos álbumes dentro de la discografía de la banda, la única incógnita era comprobar si en el aspecto compositivo habían tenido tiempo de preparar temas suficientemente originales. Conociendo su forma de trabajar, seguro que no tenían nada preparado hasta que se juntaron en el estudio. Para la producción, se hicieron con los servicios nada menos que de Bob Ezrin, muy adecuado para música ostentosa aunque no daba la impresión de que Deep Purple fueran a grabar su The Wall o su School's Out a estas alturas.
En cualquier caso, la intención de epatar es evidente en el comienzo del álbum cuando escuchamos la metamorfosis súbita de ‘A Simple Song’, pues cuando esperamos que sea una calmada balada introductoria de relajante guitarra, se transforma en un afilado rock de lo más duro que podían hacer a estas alturas. La florida introducción de teclado de ‘Après Vous’ nada tiene que ver con la canción en sí, en la cual se emplea una percusión que parecería programada si no es porque sabemos que el bueno de Paice está detrás. A estas alturas ya queda demasiado repetido el recurso de los ritmos modernos tipo hip-hop, que utilizan más claramente en ‘Bodyline’. Y es que, como si quisieran transmitir una sensación de despedida, por un lado parece que están retomando lo que más ha sido de su agrado en años anteriores, como ocurre también con los motivos orientales que aparecen en ‘Weirdistan’, título mediante el que parecen sintetizar todos los países de Medio Oriente acabados en –istan. De todas maneras, la letra no tiene ningún significado social y la canción suena muy ordinaria, empeorada por un horrendo solo de sintetizador de Airey, quien nos recuerda en el siglo XXI lo lamentables que fueron los años ochenta sin que nadie se lo hubiera pedido.
Por otro lado, la misma sensación de despedida quedaría en guiños más o menos evidentes a fuentes externas. El humor está detrás de la introducción de órgano y sonidos propios de película de terror de ‘Vincent Price’, homenaje a este legendario actor de series B que también puso su voz de ultratumba para la grabación de ‘Thriller’ de Michael Jackson. Por lo demás, es otra canción de relleno de las que pueblan este álbum. ‘Uncommon Man’ lo que tiene es una entrada de guitarra a lo Brian May de los últimos Queen, aunque luego se desarrolla como una especie de balada épica con predominancia del teclado. Y luego, aunque haya sido una copia inconsciente, la parte vocal de ‘Blood From A Stone’ parece un calco de ‘Digging In The Dirt’ de Peter Gabriel, donde las estrofas principales siguen la misma melodía y la parte de “This time you've gone too far” es sustituida aquí por “You rip flesh from a bone”.
De los pocos temas que se escabullen de la normalidad es ‘Above And Beyond’, gracias sobre todo a un complejo ritmo que parecería más de King Crimson que de Deep Purple, demostrando que Ian Paice, aunque hubiera de ir más lento, seguía manteniendo un sentido del ritmo y una técnica envidiable. Lo que sí sobra es el bonus track ‘It'll Be Me’, una floja versión de un tema popularizado por Cliff Richard en 1962, aunque Jerry Lee Lewis ya lo había grabado unos años antes.
¿Es éste el final de Deep Purple? Pues de momento no, porque en 2017 han vuelto a publicar nuevo álbum, así que todavía tienen cuerda para rato. Pero sí que deseamos que suban un poco más el nivel ofrecido aquí, aunque debe resultar complicado ser un septuagenario (en el caso de Morse, sexagenario) e interpretar rock duro de forma original. Para los más jóvenes debe ser algo así como ver a sus abuelos en un escenario.
INFINITE
Año de publicación: 2017
Puntuación:
CD I: 1) Time For Bedlam; 2) Hip Boots; 3) All I Got Is You; 4) One Night In Vegas;
5) Get Me Outta Here; 6) The Surprising; 7) Johnny's Band; 8) On Top Of The World;
9) Birds Of Prey; 10) Roadhouse Blues.
CD II: 1) Paradise Bar; 2) Above And Beyond; 3) Simple Folk; 4) Hip Boots (rehearsal, Ian Paice's recording); 5) Highway Star (live); 6) Strange Kind Of Woman (live);
7) Perfect Strangers (live); 8) Black Night (live); 9) All The Time In The World;
10) Uncommon Man (instrumental version); 11) First Sign Of Madness;
12) Time For Bedlam (first take); 13) No One Came (live).
Lo de estos señores es sorprendente. Cuando ya parecía que nada nuevo podría salir de sus mentes, publican un nuevo álbum que puede decirse que es doble porque añaden un segundo disco con singles, tomas alternativas e interpretaciones en directo. Toda una muestra de poderío para tan longeva edad, sobre todo porque son todo composiciones originales excepto la versión de ‘Roadhouse Blues’ de The Doors. Obviamente, ya no vamos a encontrar ninguna obra maestra ni nos van a hacer descubrir nada nuevo, pero al menos ya han quedado atrás los tiempos en que la inspiración brillaba pero por su ausencia. Desde la llegada de Steve Morse, cada nuevo álbum de estudio es cuando menos de un nivel aceptable, si exceptuamos el algo mediocre Now What?! (algún pequeño tropiezo habían de tener), además de una sorpresa porque lo que cualquiera esperaría es que llegara el final definitivo de la banda en algún momento.
De hecho, nada más empezar, mediante ‘Time For Bedlam’ parece que hayan encapsulado el tiempo y nos ofrecen un fiero rock con algunos toques orientales que por momentos recuerda a los buenos tiempos de Machine Head. La sabiduría que les proporciona la experiencia les sirve para crear elaborados temas que entroncarían más con el art-rock como ‘All I Got Is You’, de asombrosa introducción entre jazzística y ambiental donde destacan tanto la guitarra como el teclado. En ‘Birds Of Prey’ lo mejor es su solemne parte instrumental, sobre todo el descomunal solo de guitarra que se marca Morse. ‘The Surprising’ es inicialmente una balada ejecutada con gusto, a la que luego se le añada un pasaje instrumental potente y tenebroso, creando un contraste extraño pero que funciona bien.
Es inevitable encontrar relleno a estas alturas (‘Hip Boots’, ‘Get Me Outta Here’, ‘On Top Of The World’, ‘Johnny's Band’… todas ellas intercambiables), pero todo es como mínimo aceptable. Como curiosidad, en el intermedio instrumental de ‘Johnny's Band’ pueden escucharse los famosos acordes de ‘Louie Louie’. Si nos fijamos en otro tema, ‘One Night In Vegas’, en principio parece un simple boggie-rock desenfadado, pero solo con el detalle instrumental que podemos escuchar antes de cada repetición del título, junto al solo de guitarra de Morse, ya elevan este tema por encima de la media.
En la edición especial encontramos un segundo disco con novedades e interpretaciones en directo que se mantiene en el mismo tono que el primero. El xilófono que introduce ‘Paradise Bar’ nos hace pensar en cualquier otra banda menos en Deep Purple, pues los acordes que llegan después nos recuerdan a los de ‘Chest Fever’ de The Band, por lo que bien podrían haber tomado inspiración en esta canción y luego haber sustituido el solo inicial del órgano de Hudson por el más sencillo xilófono. ‘First Sign Of Madness’ es más boogie pero igualmente un discreto tema.
Lo mejor que encontraremos son los instrumentales, tanto las piezas más artísticas y elaboradas como ‘Uncommon Man’ (que es la versión instrumental de una de las pocas canciones destacadas de Now What?!), como una breve y bonita improvisación tranquila de Morse a solas con su guitarra, titulada ‘Simple Folk’. ‘Above And Beyond’ es un entretenido instrumental con pasajes realmente agradables y de propósito más bien relajante, como si estuviéramos ante una composición de Mike Oldfield en vez de Deep Purple. Por último, se incluyen interpretaciones en directo de varios de sus éxitos y de otras canciones más recientes, donde lo peor con diferencia es la interpretación de ‘Black Night’, descuartizada por unos solos de guitarra estériles y sin gracia, así como una lamentable parte vocal de Gillan, quien canta como si no pudiera abrir la boca del todo. Lo que he notado al escuchar ‘All The Time In The World’ en directo (recordemos que pertenecía a Now What?!) es que la melodía vocal de las estrofas está directamente copiada de ‘Smoke On The Water’, así que no se entiende la obstinación de incluirla aquí para que el personal acabe dándose cuenta de la copia.
En esta edición especial encontramos también un DVD que contiene un documental de hora y media donde principalmente se recogen extractos de los ensayos y grabaciones de este álbum, con Rick Wakeman como voz narradora. En ellos puede comprobarse el papel relevante que tiene el productor Bob Ezrin (que volvía a repetir con ellos) y su manera de trabajar, así como ver el papel secundario de Gillan, sentado en una mesa mientras el resto ensaya e intentando hacer sugerencias poco originales. También se realiza un breve y rápido repaso a la trayectoria de la banda, con recuerdos a Blackmore y muy especialmente a Jon Lord por su fallecimiento. Se destaca bastante el papel unificador de Morse y Airey para crear un ambiente de compañerismo, lo cual queda bien reflejado en el vídeo. Lo más curioso llega en uno de los momentos de cuando estaba todavía Lord, pues aparece un extracto de un ensayo antes de un concierto y ¡están tocando nada menos que ‘Within You Without You’ de los Beatles! Recordemos que esa era la composición de música hindú de George Harrison en el Sgt. Pepper's. Es una de esas sorpresas agradables que cualquier gran banda como Deep Purple es capaz de conseguir por muchos años que transcurran.