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THE HOLLIES

STAY WITH THE HOLLIES

Año de publicación: 1964

Puntuación:

1) Talkin' 'Bout You; 2) Mr Moonlight; 3) You Better Move On; 4) Lucille;

5) Baby Don't Cry; 6) Memphis; 7) Stay; 8) Rockin' Robin; 9) Whatcha Gonna Do About It; 10) Do You Love Me; 11) It's Only Make Believe; 12) What Kind Of Girl Are You;

13) Little Lover; 14) Candy Man.

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The Hollies son un grupo bastante olvidado hoy en día, solo recordado por algunos como el grupo donde empezó Graham Nash y por otros pocos como el grupo que grabó ‘The Air That I Breathe’. Igual que hice con The Byrds, aprovecho para recomendar –a quien esté interesado en el grupo o a quien le interese conocer lo que es una interesante trayectoria musical y personal– el gran libro sobre ellos escrito por Fernando López Chaurri, llamado The Hollies. Con Estilo Propio, y que es un muy elaborado y documentado estudio sobre la trayectoria de esta gran banda de armonías oriunda de Manchester y que merece un mayor reconocimiento.

 

Para empezar, se puede catalogar este disco de debut como el típico disco merseybeat plagado de versiones, con una única canción propia (‘Little Lover’), y estoy seguro de que eso no les diferencia en nada a cualquier otro grupo similar del momento. En primer lugar tenemos ‘Talkin' 'Bout You’, el típico R&B ejecutado aquí con cierto brío y ganas, pero que no causa ninguna sorpresa. ‘Mr. Moonlight’ también es pasable, con un ritmo más rápido que el utilizado por los Beatles en su versión. En este caso es debido a que tenían un batería mejor que Ringo Starr, lo cual tampoco es complicado ciertamente, aunque Bobby Elliot era considerado el mejor de los baterías del sonido beat, y no sin razón.

 

Desafortunadamente, en el disco hay otras versiones que son totalmente amateur o directamente malas, como es el caso de varias como ‘You Better Move On’, ‘Rockin' Robin’ (que suena a grupo de tuna electrificado), ‘Watcha Gonna Do About It’ o ‘It's Only Make Believe’ (una balada soporífera).

 

La única composición propia, en este caso de la pareja Nash-Clarke, tal como se ha dicho es ‘Little Lover’, que no pasa de ser un R&B genérico con un ritmo rápido donde se luce algo el guitarrista Hicks.

 

Y el único momento donde transmiten fuerza con una canción por encima de la media de cualquier grupo del momento es ‘Candy Man’ (conocida por la versión original de Roy Orbison), donde todos los instrumentos, incluida la buena armónica, dan al menos la impresión de grupo profesional que sabe lo que está haciendo. El resto de canciones se pueden escuchar y poco más, es el tipo de interpretación que esperaríamos de cualquier grupúsculo de la época, con detalles de lo más mediocre como la introducción hablada de ‘Do You Love Me’. Y como mucho, consiguen una interpretación pasable como en ‘Memphis’ de Chuck Berry o en la famosa ‘Lucille’ de Little Richard, pero nada que nos pueda sorprender.

 

En definitiva, lo único que demuestran en su disco de debut es que en cuanto a armonías vocales se intuye que tienen un buen acoplamiento de voces, que es casi el único aspecto diferencial que nos hace tener fe en mejores momentos que habrán de llegar, algo a lo que también ayudará tener un buen batería y un guitarrista muy competente en la figura de Tony Hicks.

IN THE HOLLIES' STYLE

Año de publicación: 1964 

Puntuación:

1) Nitty Gritty/Something's Got A Hold On Me; 2) Don't You Know; 3) To You My Love; 4) It's In Her Kiss; 5) Time For Love; 6) What Kind Of Boy;

7) Too Much Monkey Business; 8) I Thought Of You Last Night;

9) Please Don't Feel Too Bad; 10) Come On Home; 11) You'll Be Mine; 12) Set Me Free.

¡Vaya cambio! Para un grupo tachado de conservador y masacrado por ello, en su segundo disco pasan de una a siete composiciones originales. De hecho, tienen tanto aura de conservadores (musicalmente hablando) que en una novela de la que no recuerdo el título y que trataba sobre lo que hubiera pasado si Lennon no se hubiera dedicado a la música, resulta que en ese hipotético escenario ¡el grupo estrella del movimiento pop-rock habría sido The Hollies!

 

Las versiones mejoran respecto a lo escuchado anteriormente, aunque en general no pasan del aprobado, como el medley inicial, donde al menos denotan haber mejorado algo más en la interpretación. Interpretan la típica de Chuck Berry ‘Too Much Monkey Business’, que ya había sido descuartizada por The Kinks pero que aquí al menos está ejecutada aceptablemente, aunque para su estilo armónico les cuadran mejor las versiones tipo ‘It's In Her Kiss’, pero sin caer en el plomazo edulcorado de ‘I Thought Of You Last Night’. Aunque la mejor versión aquí es ‘What Kind Of Boy’, de Big Dee Irwin, con una gran guitarra rítmica donde quizá les falte haber aportado algo más de agresividad para conseguir un mejor efecto.

 

Las composiciones originales en general están muy bien para lo que podríamos esperar a estas alturas. ‘Don't You Know’ sirve para volver a demostrar su potencial armónico, una canción que podría pertenecer perfectamente a With The Beatles. ‘To You My Love’ es muchísimo mejor, lo mejor del disco sin duda, pues tiene todos los elementos de una gran canción beat: un gran trabajo de guitarra con un buen solo, una melodía muy buena y un ritmo variado bien integrado, además de que en este caso se trata de la primera canción con Nash como cantante solista. ‘Time For Love’ no se queda muy atrás, con otro gran trabajo coral.

 

Las cuatro últimas canciones también son composiciones propias, que curiosamente eran firmadas con el pseudónimo Ransford (siendo realmente Clarke, Hicks y Nash), pero que son más bien normalitas, aunque ‘Come On Home’ al menos tiene algo de movimiento y un buen puente. Como curiosidad, decir que ‘Please Don't Feel Too Bad’ parece inspirada en ‘You Can't Do That’ de los Beatles. Y bueno, mentí antes, ‘Set Me Free’ tiene el ritmo más frenético del disco y también podría destacarse para demostrar que también tenían energía para ejecutar el R&B agresivo más cercano a los Rolling Stones.

 

Paso adelante en este disco donde ya dejan claro que en cuanto a armonías vocales son el grupo número uno del Reino Unido y que a nivel mundial solo The Beach Boys pueden competir con ellos.

HOLLIES

Año de publicación: 1965 

Puntuación:

1) Very Last Day; 2) You Must Believe Me; 3) Put Yourself In My Place;

4) Down The Line; 5) That's My Desire; 6) Too Many People; 7) Lawdy Miss Clawdy;

8) When I Come Home To You; 9) Fortune Teller; 10) So Lonely; 11) I've Been Wrong; 12) Mickey's Monkey.

El tercer disco tiene el problema que contiene más versiones que canciones propias, y eso tras haber demostrado que a nivel compositivo estaban en un camino ascendente. Aunque es cierto que The Hollies tendrán también como punto fuerte en su carrera la interpretación de composiciones ajenas, algunas veces incluso escritas expresamente para ellos.

 

Por otro lado, la canción que abre el disco fue uno de los elementos que durante un tiempo me hizo pensar sobre si los Hollies eran un grupo cristiano, es decir, si sus miembros eran religiosos más o menos practicantes. Y es que ‘Very Last Day’ trata sobre el Día del Juicio Final, y si a eso añadimos que también grabarían más adelante otras canciones como ‘Why Didn't You Believe’ (donde preguntan con asombro al oyente cómo no creyó en Cristo), lo que unido a su imagen pulcra, su conservadurismo musical, su resistencia a tomar drogas (algo que se saltó Nash) y que el líder y cantante Clarke estuviera toda su vida con la misma mujer (algo nada habitual en el mundo de la música rock), contribuyeron a hacerme pensar si todo esto no era derivado de sólidas convicciones religiosas. Pero ninguna evidencia real encontré que justificara aquella hipotética suposición.

 

A todo esto, decir que ‘Very Last Day’ es una grandísima canción con mucha fuerza (aunque no compuesta por ellos) mientras nos van avisando de que estemos preparados para ese último día previo al Apocalipsis, con un gran solo de guitarra y por supuesto la interpretación vocal que la dota de convicción. Es el equivalente pop a un oratorio religioso del Renacimiento. Y notar que se trata de uno de los primeros ejemplos de folk-rock, al tratarse de una canción popularizada por el trío de folk Peter, Paul & Mary. ‘You Must Believe Me’ es otra buena versión, en este caso compuesta por Curtis Mayfield cuando estaba en los Impressions, lo cual ya es un sello de calidad, además de que el trío vocal de Clarke, Nash y Hicks engrandece cualquier canción, sea de mayor o menor nivel.

 

Desgraciadamente, el resto de versiones incluidas aquí ya no llegan a tanto, y ‘Down The Line’ de Roy Orbison, por ejemplo, ya queda como un vulgar R&B rápido y entretenido, pero poco más. Peores todavía son la pesada y edulcorada ‘That's My Desire’ y el menos que mediocre rock'n'roll ‘Lawdy Miss Clawdy’, donde solo puede destacarse un poco la armónica y el contrapunto vocal, que no salva el resultado final. ‘Fortune Teller’ no suena mal, pero empalidece ante las muy superiores versiones de los Rolling Stones o The Who. Y la final ‘Mickey's Monkey’ no pasa de ser un divertimento sin mayor pretensión, aunque esté bien interpretado.

 

De las composiciones originales, cómo no destacar ‘Put Yourself In My Place’, de un estilo próximo a A Hard Day's Night al poseer una melodía extremadamente pegadiza y unos coros que recuerdan a los mejores Beatles de la primera época. La emotiva balada ‘So Lonely’ es otro de los grandes momentos del disco, con ese sentido “I get so lonely without you” y con la memorable parte del “Waiting…”, donde la alternancia vocal crea un bellísimo efecto.

 

El resto de composiciones propias también están muy bien, como el glorioso pop de ‘Too Many People’, con una bonita guitarra acústica que va dejando destellos y una parte central muy buena repitiendo el título de la canción. Por el contrario, ‘When I Come Home To You’ suena demasiado forzada y la parte vocal quizá sea la peor que encontramos en el disco, que tampoco es decir demasiado porque el nivel en ese apartado es muy alto. ‘I've Been Wrong’ es algo mejor, salvada de la mediocridad por la parte que canta Nash, que es como un soplo de aire fresco que le confiere algo de grandeza.

 

Este disco queda con la misma puntuación que el anterior porque, aunque las tres canciones destacadas son mejores que cualquiera de In The Hollies' Style, el resto da una impresión general de menor nivel.

WOULD YOU BELIEVE?

Año de publicación: 1966 

Puntuación:

1) I Take What I Want; 2) Hard Hard Year; 3) That's How Strong My Love Is;

4) Sweet Little Sixteen; 5) Oriental Sadness; 6) I Am A Rock; 7) Take Your Time;

8) Don't You Even Care; 9) Fifi The Flea; 10) Stewball; 11) I've Got A Way Of My Own; 12) I Can't Let Go.

Éste sí que se puede considerar el primer gran disco del grupo, pues aunque siguen habiendo pocas composiciones originales, cada vez más se va notando la madurez que el grupo está consiguiendo en su sonido.

 

Hablando de las composiciones propias, en ‘Hard Hard Year’ vuelven a tomar inspiración directa de los Beatles de la primera época, en este caso con una buena melodía ensalzada por sus perfectas armonías vocales y una simple percusión de pandereta. Las otras tres composiciones propias que aparecen en el disco también son de buen nivel. Una es ‘Oriental Sadness’, con un sonido de guitarra inicial que hace honor al título y unos buenos contrapuntos vocales marca de la casa. Otra es la novedosa ‘Fifi The Flea’, una buena balada inusual hasta ese momento porque consta únicamente de una guitarra acústica y la voz de Nash, nada de coros ni armonías vocales. La última composición original es la genial ‘I've Got A Way Of My Own’, con un frenético inicio comandado por una armónica y un desarrollo estructural algo complejo pero ultra-melódico, adornado por los coros vocales que van apareciendo. Aunque para estructura compleja tenemos la final y magistral ‘I Can't Let Go’, que tiene un intrigante inicio con una línea de bajo que podría ser de Roger Waters, pero que pronto da paso a una alegre canción pop que tiene un magnífico estribillo donde se van alternando las tres voces y donde se escucha a Nash alargando una nota aguda con su voz durante varios segundos, insuperable para ningún grupo de la época (bueno, sin contar a los Beach Boys).

 

Hablando de versiones, con ‘That's How Strong My Love Is’ consiguen un gran efecto comparado con la que hicieron los Rolling Stones. Si bien en la parte instrumental no pueden superarlos, en la parte vocal para mi gusto Clarke supera a Jagger para lo que requiere esta canción, que es mayor delicadeza. La versión del clásico de Chuck Berry que viene a continuación, ‘Sweet Little Sixteen’, es lo peor del disco con diferencia, pues queda muy amateur. Al menos el resto de versiones tienen un resultado al menos agradable, como ‘Take Your Time’ de Buddy Holly, ‘Don't You Even Care’ y la balada folk ‘Stewball’.

 

También tenemos una buena versión de ‘I Am A Rock’, que publicarían Simon & Garfunkel ese mismo año también en su LP Sounds Of Silence, aunque yo personalmente me quedo con la original, por supuesto, pero no se puede negar el buen tratamiento melódico que le proporcionan los Hollies. Aunque las mejores versiones que tenemos aquí son la ya citada ‘I Can't Let Go’, que cierra el álbum, y la que precisamente lo abre, ‘I Take What I Want’, un glorioso R&B liderado por un explosivo riff de guitarra y un agresivo mensaje.

 

Tras este disco quizá se dieron cuenta que el mundo de la música estaba empezando a evolucionar rápidamente y que para poder subir a ese vagón de referencia musical debían empezar a componer más canciones propias, pero al menos aquí pulieron su estilo y sonido lo suficiente para poder afrontar esos retos con garantías.

1) What's Wrong With The Way I Live; 2) Pay You Back With Interest;

3) Tell Me To My Face; 4) Clown; 5) Suspicious Look In Your Eyes; 6) It's You;

7) High Classed; 8) Peculiar Situation; 9) What Went Wrong; 10) Crusader;

11) Don't Even Think About Changing; 12) Stop! Stop! Stop!; [BONUS TRACKS]:

13) After The Fox; 14) Bus Stop; 15) Don't Run And Hide; 16) Reach Out I'll Be There (Live 66); 17) Too Much Monkey Business (Live 66); 18) Stop! Stop! Stop! (Live 66).

Puntuación:

Año de publicación: 1966 

FOR CERTAIN BECAUSE

¡Por fin tenemos un disco íntegramente de composiciones originales! Bueno, si contamos los bonus tracks ya no, porque ahí solo tenemos ‘Don't Run And Hide’, pero tomar esa decisión y acompañarla de unas muy buenas composiciones fue la demostración de que éste era un grupo de talla. Con este disco y los dos siguientes podemos comprender por qué The Hollies llegó en su momento a ser el tercero en discordia tras los Beatles y los Rolling Stones en preferencias del público británico.

 

Otra vez volvemos a tener un comienzo de disco espectacular, aquí con ‘What's Wrong With The Way I Live’, un gran canto a la libertad individual (“What's wrong with the way I live / The way I use my time / People should live their lives / Leaving me to mine” --> “Qué hay de malo en mi forma de vivir / Mi manera de gastar el tiempo / La gente debe vivir su vida / Y dejarme a mí la mía”). Tiene una memorable melodía y también inolvidable es el uso del banjo como instrumento principal, una novedad en este álbum.

 

La siguiente, ‘Pay You Back With Interest’, no se queda corta, tiene un gran piano eléctrico introductorio, en una canción que va incrementando los cambios de ritmo a la par que la interpretación vocal también sube de tono, con un gran puente cantado por Nash y una gran parte instrumental donde destaca el sonido de las campanas. Curiosamente tiene al final una intrigante percusión de jazz para finalizarla.

 

Y siguiente canción y otra magnífica composición. ‘Tell Me To My Face’ tiene un ritmo más rápido con un sonido de guitarra que recuerda algo a la  música oriental, aunque parece más como una especia de bossanova movidita, además de otra gran interpretación vocal de Nash en unas melodías memorables y pegadizas que no se te irán de la cabeza. Nash también brilla en su siguiente composición ‘Clown’, con una emotiva letra sobre el payaso que debe cumplir con su deber de hacer reír al público mientras interiormente está destrozado. Otra buena balada la encontramos más adelante en ‘Crusader’, con menor carga emotiva pero con otra buena interpretación vocal, engrandecida cuando cantan a coro “Oh, what have I done” y sus variaciones.

 

También encontramos otros temas en la línea coral más tradicional del grupo, como ‘Suspicious Look In Your Eyes’ o la olvidable ‘It's You’ (con armónica y un poquito más de banjo), que junto a ‘High Classed’ es el punto más flojo del álbum. Y ‘Don't Even Think About Changing’ es un retorno al sonido R&B amable que también era una de las características de los primeros Hollies.

 

‘Peculiar Situation’ es otra de esas canciones que por su letra hace pensar que es un grupo cristiano, porque ¿qué es eso de que “Somos amantes pero no hacemos el amor” y luego decir que no pasa nada, que está bien? Obviamente es respetable cualquier decisión que tomen dos personas adultas, pero en un grupo de pop-rock queda raro como mensaje.

 

‘What Went Wrong’ tiene un comienzo similar al de las grandes canciones de Broadway, con esa potente melodía de trompetas, los buenos arreglos orquestales y la gran interpretación de Clarke, que lo coloca a la altura de cualquier gran cantante de canción melódica.

 

Y para el final del LP original, tenemos otra pieza liderada por el banjo, esta vez con un ritmo todavía más frenético en la gran ‘Stop! Stop! Stop!’, divertido tema donde le ruegan a una bailarina que deje de bailar, de ahí su título.

 

En los bonus tracks tenemos temas en directo, curiosidades y uno de sus mejores temas. Ese tema imprescindible es ‘Bus Stop’, compuesto por el gran compositor Graham Gouldman, quien les aportaría más éxitos a los Hollies, así como para otros como los Yardbirds, hasta que en los 70 sería uno de los cuatro grandes fundadores del mítico grupo 10cc. ‘Bus Stop’ se podría etiquetar como la perfecta canción pop, con unas  melodías inolvidables, unas armonías vocales impecables, un ritmo pegadizo y una instrumentación con detalles que la elevan por encima de la media, como el sonido de guitarra que introduce la canción o el gran trabajo de batería de Elliot.

 

En ‘After The Fox’ tenemos en el bajo a ni más ni menos que Jack Bruce de Cream, en una canción grabada para una película protagonizada por Peter Sellers, que es precisamente quien canta la parte principal, acompañado por los coros de los Hollies.  ‘Don't Run And Hide’ es una olvidable canción de relleno en el estilo pop más característico del grupo. Por último tenemos unas actuaciones en directo donde se puede destacar ‘Stop! Stop! Stop!’ nuevamente, aunque sea un calco de la versión de estudio, pero al menos se puede comprobar la maestría vocal de los Hollies también en directo.

1) Then The Heartaches Begin; 2) Stop Right There; 3) Water On The Brain;

4) Lullaby To Tim; 5) Have You Ever Loved Somebody; 6) You Need Love;

7) Rain On The Window; 8) Heading For A Fall; 9) Ye Olde Toffee Shop;

10) When Your Light's Turned On; 11) Leave Me; 12) The Games We Play.

Puntuación:

Año de publicación: 1967

EVOLUTION

Solo hay que echarle un vistazo a la portada de este disco para observar que The Hollies no pudieron sustraerse a las modas imperantes y se apuntaron aquí al carro de la psicodelia, incluido en sus formas de vestir, pues estos chicos pulcros se vistieron por primera vez con coloridos ropajes, además de colorear también su música, lo cual fue un toque diferente y un acierto también. Esta banda nunca abanderó ningún movimiento musical pero supo elegir bien su evolución bajo el liderazgo de Nash.

 

En la canción inicial, ‘Then The Heartaches Begin’, encontramos ya ese toque psicodélico en las incisivas líneas de guitarra que le imprimen también una fuerza adicional que, de no haber sido incluidas, nos hubiéramos quedado entonces con un tema pop coral algo más convencional, aunque tampoco hay que obviar su original percusión y precisamente su buena parte vocal. Algo similar se podría decir de ‘Heading For A Fall’, donde la melodía viene interpretada por lo que suena a mandolina o algo similar, dándole un efecto diferente que la aleja de caminos más transitados, aunque ciertamente este tema es todavía mejor que el comentado más arriba.

 

En el lado opuesto, ‘Stop Right There’ es una de sus más bellas canciones intimistas, cantada por Nash y con un memorable estribillo que podría alargarse todavía más causando el mismo gran efecto. El violín que aparece suena un poco fuera de lugar, pero no es óbice para disfrutar de este maravilloso tema.

 

‘Water On The Brain’ es psicodelia pop en su mejor estilo, con esos “Drip, drip, is driving me wild” emulando las gotas que, según el tema, con su incesante sonido es como si estuvieran cayendo en el cerebro. Por el contrario, ‘Lullaby Of Tim’ es la psicodelia mal entendida, pues lo que podría haber sido una tranquila canción orquestal con efectos psicodélicos, queda lastrada por el efecto vocal que quiso aplicar Nash a la voz –¡a un tema compuesto por Clarke!– como si estuviera cantando bajo del agua, lo cual arruina el resultado final de lo que podría haber sido mucho mejor. Al menos en ‘Ye Olde Toffee Shop’ sí que utilizan el clavecín e instrumentos orquestales adecuadamente, además de otros efectos para conseguir ese sonido típico de la época reminiscente de mundos fantásticos o infantiles, tan propios de la psicodelia británica.

 

También encontramos, cómo no, temas en la mejor línea de su estilo armónico característico que ya conocemos. Aunque a estas alturas corren el peligro de sonar convencionales, como ocurre en ‘Have You Ever Loved Somebody’ (por mucho que suene una guitarra distorsionada) y en menor grado en ‘You Need Love’, pues en esta última al menos el estribillo suena más emotivo, tiene un gran puente cantado por Nash y la parte instrumental suena muy bien con lo que parece una trompeta. Las mejores de estos temas menos afectados por la moda musical del momento son sin duda ‘When Your Lights Turned On’, con un magnífico estribillo donde el amante le transmite a su amada que la llamará cuando vea las luces de su habitación encendidas, señal de que se habrá quedado sola; y la final ‘The Games We Play’, que tiene una elaborada parte vocal con varias melodías engarzadas.

 

Una de las obras maestras de los Hollies es sin duda ‘Rain In The Window’, bella evocación del sentimiento nostálgico por un antiguo amor, y donde el intermedio del “pitter-patter”, recreando el golpeo de la lluvia en la ventana para llegar a otro memorable puente, es uno de los momentos más sublimes que se pueden encontrar en su catálogo. Y una de sus grandes canciones psicodélicas de corte rockero es ‘Leave Me’, que tiene un gran trabajo en el bajo, lo que aporta gran dinamismo a uno de los temas más enérgicos que encontramos en este álbum, con una fiera interpretación vocal de Clarke y un desconcertante solo de organillo.

 

La psicodelia todavía sobrevolará algo por el siguiente disco, el cual será su obra maestra y el último donde participará Nash antes de dejar al grupo, siendo uno de los motivos las discusiones que provocó la insistencia de éste en publicar como cara A de single su complejo ‘King Midas In Reverse’, que no fue el éxito de ventas esperado y le hizo perder liderazgo dentro del grupo.

BUTTERFLY

Año de publicación: 1967

Puntuación:

1) Dear Eloise; 2) Away Away Away; 3) Maker; 4) Pegasus; 5) Would You Believe;

6) Wishyouawish; 7) Postcard; 8) Charlie And Fred; 9) Try It; 10) Elevated Observations; 11) Step Inside; 12) Butterfly.

Lamentablemente éste es el último LP de Graham Nash con los Hollies, suceso que será fatal en el devenir del grupo. Los motivos para su salida son variados: desde su visión musical diferente, el poco apoyo que percibía del resto del grupo respecto a sus composiciones (siendo el que aportaba más material), hasta la decisión de los demás de grabar un disco formado en su totalidad por versiones de Dylan. Aparte de todo esto, Nash había conocido ya a dos almas gemelas llamadas Crosby y Stills, que también estaban en la tesitura de abandonar sus respectivos grupos, The Byrds y Buffalo Springfield, para redefinir su futuro y sus carreras. En cualquier caso, estamos ante la obra maestra de The Hollies, llena de variedad sonora, magníficas melodías e imaginería artística, algo propio de los grandes grupos y artistas.

 

El inicio del disco con ‘Dear Eloise’ nos recuerda que la psicodelia todavía no ha pasado de largo, pues empezamos escuchando una melodía de teclado (o quizá de armónico) como único acompañamiento, donde el protagonista empieza a leernos la carta destinada a su querida Eloise, con una voz que acaba diluyéndose en un efecto de distorsión. Sin embargo, a continuación empieza la canción propiamente dicha, que es en el más puro estilo Hollies, en cuanto que se trata de un pop de perfectas armonías vocales. Este estilo pop continúa justo a continuación con ‘Away Away Away’, tema gentil sin mayores pretensiones y que representa la continuación del estilo más característico del grupo.

 

En cualquier caso, psicodelia pura es lo que podemos encontrar en canciones como ‘Maker’, reconocible por el prominente uso del sitar, así como en una vertiente más potente en la enérgica ‘Try It’ (compuesta por Clarke), un rock psicodélico lleno de efectos, con un astral estribillo cantado en falsete (“It's beautiful / Seeing all the colors of the rainbow”). En la misma dirección, ‘Elevated Observations’ se situaría a medio camino entre las dos citadas anteriormente y vuelve a estar llena de efectos lisérgicos.

 

Por otro lado, ‘Pegasus’ está compuesto y cantado por el guitarrista Hicks, en un estilo próximo al folk pero con unos elaborados arreglos y por supuesto una gran parte vocal, aunque Hicks como cantante solista no llega al nivel de Clarke y Nash. En un estilo folk pero más coral tenemos también ‘Charlie And Fred’, donde sorprendentemente nos cuentan la historia de una persona que vive de recoger ropa usada y chatarra para mantener a su caballo, y que tiene un memorable puente en la parte de “And at the end of the day / He's saving enough to put Fred out to graze”. Los magníficos arreglos que encontramos en muchas canciones de este disco son precisamente un aspecto importante en ‘Would You Believe’, una balada orquestal de memorables armonías y que por su título parecería que viene rescatada de un disco anterior.

 

En ‘Wishyouawish’ parece que estemos escuchando a Simon & Garfunkel, pues tiene un estilo similar a ‘The 59th Street Bridge Song’. Pero a continuación llega uno de los mejores temas de la carrera del grupo, que es ‘Postcard’. Su dinámico ritmo, sus magníficas armonías y sus memorable melodías (el ultrapegadizo final de estrofa de “I wish you could be / Wish you could be / Wish you could be here”) lo convierten en uno de esos temas que enganchan. También es memorable e inolvidable su estribillo de “The sun, the sand, the sea are waiting on the corner / Take a trip out here”. Un tema ultrapegadizo que nadie debería perderse. Siguiendo esa estela, pero en un ritmo más pausado, ‘Step Inside’ también navega en las gloriosas armonías características de los Hollies, con otras grandes melodías de las que cautivan desde la primera escucha.

 

Y para el final tenemos uno de esos temas que podrían justificar el destino inmediato de Graham Nash y del grupo, pues ‘Butterfly’ es un tema orquestal de letra psicodélica donde únicamente canta el propio Graham, es decir, dando a entender que podría valerse por sí mismo sin el resto del grupo, algo que por otro lado no deja lugar a dudas con solo observar que la mayoría de temas del álbum eran composiciones de él. Y en este caso, además, con un tono introspectivo que ahonda todavía de forma más clara en la visión solitaria que tiene el que no acaba de encajar sus ideas con las del resto.

 

Aunque todavía grabaría algún single más con los Hollies, no deja de ser una lástima la salida de Nash del grupo. En cualquier caso, al menos lo hizo por la puerta grande y dejando a su paso una de las obras maestras de los sesenta, perfecto epítome de la trayectoria del grupo hasta ese momento y en parte también de la música pop de esa década.

HOLLIES SING DYLAN

Año de publicación: 1969

Puntuación:

1) When The Ship Comes In; 2) I'll Be Your Baby Tonight; 3) I Want You;

4) This Wheel's On Fire; 5) I Shall Be Released; 6) Blowin' In The Wind;

7) Quit Your Low Down Ways; 8) Just Like A Woman; 9) The Times They Are A-Changin'; 10) All I Really Want To Do; 11) My Back Pages; 12) Mighty Quinn.

Este disco supuso la excusa perfecta para la salida de Graham Nash del grupo, porque la elección entre grabar un disco de versiones de Dylan o ponerte a trabajar libremente con dos personalidades musicales como David Crosby y Stephen Stills, seguro que no requirió de muchas cavilaciones. Probablemente también tuvo que ver el rechazo que suponía este disco a la valoración de Nash como compositor, pues sin duda él era la fuerza creativa de los Hollies. Pero lo que parece descartado es que se fuera por negarse a vestirse con esos trajes blancos de la portada, pues ya los tenían anteriormente.

 

Por otro lado, para el año 1969 un disco compuesto en su totalidad por versiones de Dylan no podía ser considerado ninguna novedad ni tampoco nada susceptible de una valoración positiva, sobre todo cuando ya se habían producido joyas como algunas versiones de The Byrds o cuando a estas alturas el material de The Basement Tapes estaba proporcionando éxitos más novedosos a otros grupos. Y aquí no vamos a encontrar nada que pueda pasar a la historia, en todo caso decepciones y por suerte algunos aciertos también. Entre lo que podríamos catalogar como pasable pero directamente olvidable, podemos nombrar ‘When The Ship Comes In’ con su uso del banjo como único aspecto reseñable; ‘I Want You’, que no queda mal pasada por el tamiz de las armonías, pero donde desafortunadamente Clarke cae en la trampa de imitar el estilo de cantar de Dylan; o la poco conocida ‘Quit Your Low Down Ways’, interpretada en un estilo entre el swing y el jazz bastante aceptable.

 

Entre lo más flojo del disco está la insulsa versión de ‘I'll Be Your Baby Tonight’, con una vulgar armónica y un Clarke que suena más falso que nunca. En ‘Just Like A Woman’ tampoco ayuda nada la introducción de un solemne pero simplón órgano, además de deshacer la gracia del estribillo con la introducción de las vulgares armonías. ‘My Back Pages’ es un experimento fallido, pues la intención es buena con ese inicio diferente que parece de proto-rap, pero el problema llega seguidamente, cuando parecen más un grupo folk del montón. Aunque los verdaderos destrozos en los temas de Dylan son ‘Blowin' In The Wind’ (de la cual incluso hubo una versión inicial con Nash todavía en el grupo), que con su tratamiento entre country y Broadway, más la voz poco creíble y el lamentable estribillo, no queda sino alegrarse de que Nash se hubiera largado de los Hollies; y el otro grave destrozo es ‘All I Really Want To Do’, donde intentan unos cambios de ritmo que quedan muy amateurs, además de unos forzados coros que lo único que dejan es una mala impresión.

 

Por último, lo que se podría considerar como aciertos –aunque sin superar nunca el original, obviamente– es otra serie de temas como ‘This Wheel's On Fire’, la cual es una garantía de buen resultado por su estructura variada, además de destacar aquí un gran bajo y unas armonías excepcionales, además de añadir como novedad la parte donde cantan a coro repetidamente “This wheel's on fire”, todo un acierto y que al menos justifica el haber realizado la versión. La siguiente canción, ‘I Shall Be Released’, también es otro de los puntos destacados, aunque en este caso será más bien por cuestión de gustos, porque el falsete en la versión original de The Band no acababa de gustarme. Sorprendentemente consiguen acertar también con su versión de ‘The Times They Are A-Changin'’, pero porque mantienen el estilo folk original y lo potencian con su habitual gran trabajo coral, además de unas prominentes líneas de bajo que acentúan el ritmo y una especie de middle-eight novedoso a base de un enérgico órgano y los coros. El último tema de este olvidable disco, ‘Mighty Quinn’, también está muy bien por lo entretenido que es y lo bien que suena (buen uso del banjo), de hecho ya había sido con anterioridad un éxito para los Manfred Mann.

 

En definitiva, estamos ante un disco que no puede dejar satisfecho ni a los seguidores de The Hollies, que esperarían algo más imaginativo, ni a los seguidores de Bob Dylan, que no pueden sino sentirse indiferentes ante unas versiones descafeinadas de las grandes canciones de su ídolo. Pero siempre podemos abordarlo desde una perspectiva positiva y pensar que podría haber sido todo muchísimo peor, así que se puede encasillar perfectamente como disco mediocre, es decir, tampoco es un mal disco pero no hacen nada que cualquier otro grupo no hubiera podido conseguir desde perspectivas diferentes.

 

1) Why Didn't You Believe; 2) Don't Give Up Easily; 3) Look At Life;

4) Please Sign Your Letters; 5) My Life Is Over With You; 6) Please Let Me Please;

7) Do You Believe In Love; 8) Soldiers Dilemma; 9) Marigold/Gloria Swansong;

10) You Love 'Cos You Like It; 11) Reflections Of A Time Long Past;

12) Goodbye Tomorrow;

[BONUS TRACKS]: 13) Wings; 14) Sorry Suzanne; 15) Not That Way At All;

16) He Ain't Heavy He's My Brother; 17) 'Cos You Like To Love Me; 18) Louisiana Man; 19) She Looked My Way; 20) Eleanor's Castle.

Puntuación:

Año de publicación: 1969

HOLLIES SING HOLLIES

El lastre derivado de la aparición del disco de versiones de Dylan probablemente provocó que este siguiente disco ni siquiera entrara en las listas inglesas, cuando tras escuchar ambos a cualquiera no le quedaría duda de que hubiera debido ocurrir a la inversa, pues estamos aquí ante otro buen disco y además sin versiones de otros artistas, si no contamos los bonus tracks. Cierto es que si la portada del disco anterior echaba para atrás, la de éste directamente provoca repulsión a cualquier aficionado al rock. Por otro lado, Crosby, Stills & Nash ya estaban triunfando con su disco de debut, lo que posiblemente se sufriría también como un mazazo en el seno del grupo. En la parte vocal, coros y armonías, por suerte no se nota la baja de Nash porque su sustituto, Terry Sylvester, combina a la perfección con  las voces de Clarke y Hicks, continuando el mágico efecto que producen las tres voces al unísono. Precisamente Sylvester se estrena aquí como compositor, aunque ninguna de las canciones está escrita por él en solitario.

 

El inicio del disco con la religiosa ‘Why Didn't You Believe’ (una sorprendente conminación a abrazar el cristianismo) puede hacer pensar que el grupo había sido abducido por una secta fanática, pero nada más alejado de la realidad. Quitando su mensaje, que cada uno puede tener su opinión personal aunque hay que valorar la autenticidad que transmite, tiene un memorable estribillo donde destaca con brillantez Clarke, además de un cambio de ritmo en su parte central donde parece que van a empezar a cantar gospel, pero sin embargo vuelven otra vez a la estructura inicial, eso sí, acelerándose al final para finiquitar este sencillo pero remanente tema. Y hablando de mensajes en las canciones, igualmente podría sorprender el antibelicista tan directo que lanzan en la acústica ‘Soldiers Dilemma’, la cual posee un ritmo que por momentos parece tomado del ‘Give Peace a Chance’ de John Lennon.

 

Como no podía ser de otra manera, también podemos encontrar retazos del estilo pop más característico de los Hollies. Por ejemplo, ‘Don't Give Up Easily’ tiene un estilo pop reminiscente de joyas anteriores como ‘Postcard’, además del uso imaginativo de lo que suena entre una guitarra y un sintetizador. ‘Please Let Me Please’, que por su título parecería una canción de Ringo Starr, es en cambio una canción pop coral de las que dominaban con maestría, aun sin Nash en el grupo, algo que podríamos aplicar de igual manera con ‘You Love 'Cos You Like It’.

 

En ‘Look At Life’ nos introducimos en terrenos más convencionales, con un estilo más propio de años atrás, lo que hubieran hecho unos Everly Brothers con perspectiva comercial, orquesta incluida. Lo mismo podría decirse del intento de sonar algo más duros que es ‘Do You Believe In Love’. Al menos ese intento lo consiguen justo al final del disco original con ‘Goodbye Tomorrow’, un gran tema donde por un lado vuelven a alternar con maestría los coros con la voz solista de Clarke, y por otro la instrumentación lo complementa a la perfección con algunas magníficas líneas de guitarra y un impresionante ritmo de bajo.

 

En este disco encontraremos (quizá por primera vez de forma tan clara) la incursión del grupo en el terreno de la canción melódica, como si intentaran emular como grupo a gente como Engelbert Humperdinck, Tom Jones y demás pesca, al menos por el momento saliendo vencedores en el intento, como es el caso de ‘My Life Is Over With You’. En los bonus tracks precisamente está una de las joyas que lograron en ese terreno, que no es otra que ‘He Ain't Heavy He's My Brother’, que no está compuesta por ellos pero que la han hecho pasar a la historia de forma justa por su inmaculada parte vocal y su orquestación medida que enfatiza los cambios de tono. Y otra incursión de los Hollies, pero esta vez en el country, la encontramos en la floja ‘Please Sign Your Letters’ y en ‘Lousiana Man’ (esta última añadida en los bonus tracks).

 

Si habíamos dicho al principio que Sylvester se estrenaba como compositor, lo mismo podemos decir del bajista Calvert, que se atreve con un instrumental compuesto en solitario y que es al menos una agradable combinación de pop y orquesta. Por otro lado, en este disco podemos encontrar una de esas joyas intimistas del grupo, ‘Marigold: Gloria Swansong’, la cual empieza como una intrépida balada acústica de tintes psicodélicos para ir poco a poco creciendo con unas grandes líneas de bajo y unos arreglos orquestales ideales por lo poco ostentosos pero igualmente efectivos. Eso sí, el juego de palabras con la actriz estrella del cine mudo, Gloria Swanson, no lo entiendo.

 

En los bonus tracks encontramos muy buen material, aparte del ya comentado, porque en primer lugar en una de las canciones todavía estaba Nash, como es el caso de ‘Wings’, una perfecta balada ambiental con unos coros etéreos que en conjunto incluso supera a la citada ‘Marigold’ y que fue publicada en un álbum a favor de la ONG pro-medio ambiente WWF donde colaboraron varios artistas y donde curiosamente se pudo escuchar por primera vez ‘Across The Universe’ de los Beatles. ‘Sorry Suzanne’ fue el primer single que publicaron sin Nash, agradable pero sin la grandeza de otros temas mejores, aunque tuvo un relativo éxito. Algo más de perfecto pop lo encontramos en ‘'Cos You Like To Love Me’ (que parecería sacada del Would You Believe?) y ‘Not That Way At All’, aunque en esta última su intermedio de sonidos raros le rebaja el nivel. Por último, ‘She Looked My Way’ es incluso mejor que estas últimas, y ‘Eleanor's Castle’ es otro soplo de gran optimismo que transmiten con esa forma tan natural que poseen.

 

En resumen, éste es un disco que permite tener buenas expectativas ante la capacidad real del grupo una vez se han quedado sin una de sus piezas claves y han tenido que demostrar su capacidad compositiva. El problema es que un grupo que avanzaba musicalmente por el empuje de Nash, al perder ese impulso creativo se quedarán pronto estancados sin poder hacer nada salvo incidir en su legado y su profesionalidad como músicos para poder seguir hacia delante publicando nuevos discos y dejando por el camino unos cuantos magníficos temas más.

 

CONFESSIONS OF THE MIND

Año de publicación: 1970

Puntuación:

1) Survival Of The Fittest; 2) Man Without A Heart; 3) Little Girl; 4) Isn't It Nice?;

5) Perfect Lady Housewife; 6) Confessions Of A Mind; 7) Lady Please;

8) Frightened Lady; 9) Too Young To Be Married; 10) Separated; 11) We Wanna Shout.

En este nuevo disco de la segunda etapa de los Hollies no solo sorprende que todos los temas sigan siendo composiciones propias, sino además que cinco de ellos sean obra de Tony Hicks en solitario. Parece que fue el guitarrista del grupo quien tomó el liderazgo con buen resultado, pues todavía se pueden encontrar por aquí destellos de creatividad de alto nivel como en sus mejores años.

 

La melodía de guitarra cuasi-psicodélica, también ejecutada por un piano, que inicia la primera canción del disco ‘Survival Of The Fittest’ ya es toda una señal de que todavía conservaban un sentido artístico en el enfoque de su apartado creativo, de hecho es la única composición rescatada de la época de Nash, coautor del tema junto a Clarke y Hicks. No obstante, su gran parte vocal hace olvidar ya por completo que Nash estuvo una vez en el grupo, ya que su sustituto Terry Sylvester acopla su voz a la perfección con la de Clarke y Hicks.

 

Los memorables juegos de voces y armonías de los Hollies vuelven en ‘Man Without A Heart’, que además presenta una buena utilización de la orquesta para potenciar el efecto épico de la canción. También el sonido de clavecín que introduce ‘Confessions Of A Mind’ nos crea unas expectativas que se verán colmadas, pues se trata de una canción multiparte con grandes melodías que se van sucediendo a través de variados ritmos. Aunque no de forma tan brillante, ‘Frightened Lady’ también presenta dos partes diferentes, un inicio acústico y luego una agradable parte pop que sorprendentemente finaliza con la aparición de un órgano y de otros instrumentos orquestales.

 

‘Lady Please’ recuerda algo el country-rock, aunque realmente es otra gran pieza de pop de animado ritmo. En ‘Little Girl’ también vuelven a recrear un gran juego de voces, pero en este caso sonando demasiado retro, como si hubieran echado la vista atrás y hubieran vuelto a la época en la que trataban de emular a los Beatles de la primera época. También en esa especie de guiño al pasado finalizan el álbum con ‘I Wanna Shout’, quizá como dando a entender que ése sería el rumbo a seguir por el grupo. Por otro lado, parece que Clarke quiere marcarse aquí un toque de seriedad en plan folk y compone la acústica ‘Separated’, que no suena mal pero que pasa desapercibida una vez ha acabado.

 

El problema es cuando lo que debía ser todavía una expresión musical de entusiasmo propio de gente que todavía no habría cumplido los treinta años, se transforma en música de la que denominaríamos “para abuelas”, como es el caso de la colaboración de Clarke y Sylvester llamada ‘Isn't It Nice?’, que por mucha conjunción vocal y “wo-wo-wo's” que presente, no deja de chirriar al no tener melodías ni nada que supere, en el mejor de los casos, la más absoluta mediocridad. Bastante floja también resulta ‘Too Young To Be Married’, donde la aparición de la orquesta todavía lastra más su estilo empalagoso. Al menos mediocridad en el mejor sentido es lo que podemos encontrar en la pasable ‘Perfect Lady Housewife’, que no tiene nada de machista en su letra, algo que hubiera contrastado con la participación de Elton John, quien toca el órgano Hammond en la grabación.

 

En definitiva, seguimos a un grupo que, aun habiendo sido tocado en la parte creativa, seguía facturando buenos discos, donde la profesionalidad podía suplir la genialidad y al menos mantener el nombre de los Hollies sin mancha alguna.

DISTANT LIGHT

Año de publicación: 1971

Puntuación:

1) What A Life I've Led; 2) Look What We've Got; 3) Hold On; 4) Pull Down The Blind;

5) To Do With Love; 6) Promised Land; 7) Long Cool Woman (In A Black Dress);

8) You Know The Score; 9) Cable Car; 10) A Little Thing Like Love; 11) Long Dark Road.

Quizá poca gente pudiera pensar que tras la salida de Nash del grupo podrían haber mantenido, salvo el fiasco de Hollies Sing Dylan, un nivel tan alto no en uno ni en dos, sino en tres discos seguidos. Aquí demuestran nuevamente un sonido muy cohesionado y, lo que es más importante para evaluar su salud como grupo, un buen conjunto de composiciones originales que servían para afianzar el status de los Hollies como un nombre importante dentro de la música inglesa. En esta ocasión Tony Hicks vuelve a liderar la tarea creativa pero aliándose para la composición con Kenny Lynch, conocido únicamente por ser coautor de uno de los primeros éxitos de los Small Faces, la canción tipo soul ‘Sha-La-La-La-Lee’. De sus manos salen casi la mitad de las composiciones aquí incluidas.

 

El disco se inicia en clave gospel con la agradable ‘What A Life I've Led’, que suena rara al estar cantada por una voz poco habitual, aunque probablemente se trate del propio Hicks, coautor de la canción. También de aires gospel en su inicio encontramos la más convencional ‘Promised Land’, que apenas llama la atención. En cambio, ‘Look What We've Got’ es una balada de prominente piano, instrumento que no solía adquirir un liderazgo tan claro en las composiciones del grupo, y mucho menos otro instrumento que aparece después, el saxofón.

 

Allan Clarke demuestra un inusual gusto por el rock más directo al más puro estilo de la Creedence Clearwater Revival, como podemos comprobar en su composición propia ‘Hold On’, la cual presenta unos pasajes instrumentales geniales acompañados de coros, y también en uno de los grandes éxitos de la etapa post-Nash, la potente ‘Long Cool Woman (In A Black Dress)’. Comienza con una gran y épica melodía de guitarra que nada tiene que ver con el resto de la canción, que es un rock de pegadizo ritmo y con una parte vocal con efecto de eco y repleta de toques rockabilly.

 

Compuesta por Sylvester, ‘Pull Down The Blind’ recuerda bastante al estilo rock de John Lennon en sus primeros discos, con un sonido seco, directo y algo duro. Y quizá inspirándose en las baladas de piano de aquél también compusiera la suave ‘Cable Car’, donde se puede disfrutar de un buen piano y hasta incluso de una buena armónica.

 

Como si quisieran subirse al carro del rock sinfónico, en ‘You Know The Score’ realizan un encaje de bolillos de tal manera que a una primera y última parte bastante potentes (dentro de lo que se puede denominar como potencia en los Hollies) le meten entre medias una sección pausada y coral donde las voces se van escuchando acompañadas únicamente de un órgano, cual si fuera un canto lejano que aparece y desaparece de la misma manera gradual, lo cual no disminuye la sensación de tedio que acaba transmitiendo por los largos tiempos en que nos quedamos sin escuchar apenas nada.

 

Precisamente cuando vuelven a recordarnos el estilo más coral que habían detentado durante su carrera, algo que aquí no se prodiga demasiado por lo que hemos visto, es cuando obtienen un resultado más convencional, pues excepto en la rítmica ‘To Do With Love’, que también ofrece una buena instrumentación, en ‘A Little Thing Like Love’ y en la canción final ‘Long Dark Road’ nos indican la bifurcación comercial y convencional que debían evitar para mantener su prestigio a nivel artístico. En esta última, además no se sabe bien qué pinta el órgano salvo rellenar el fondo de ruido.

 

En cualquier caso, no hay que dejar de lado este disco aunque no sea conocido y apenas se encuentren reseñas de él, puesto que todavía mantiene el buen nivel en el tope al que podían llegar sin Nash.

ROMANY

Año de publicación: 1972

Puntuación:

1) Won't We Feel Good This Morning; 2) Touch; 3) Words Don't Come Easy;

4) Magic Woman Touch; 5) Lizzy And The Rainman; 6) Down River; 7) Slow Down; 8) Delaware Taggett And The Outlaw Boys; 9) Jesus Was A Crossmaker; 10) Romany; 11) Blue In The Morning; 12) Courage Of Your Convictions;

[BONUS TRACKS]: 13) The Baby; 14) Oh Granny; 15) Indian Girl; 16) I Had A Dream;

17) Don't Leave The Child Alone; 18) If It Wasn't For The Reason That I Love You;

19) A Better Place; 20) The Last Wind.

Cómo cambian las cosas de un año para otro... No solo Allan Clarke dejó el grupo para centrarse en su desastrosa carrera en solitario, sino que las composiciones originales casi brillan por su ausencia. De hecho, solo encontraremos aquí una composición original del dúo Hicks/Lynch, ‘Blue In The Morning’, que al menos suena mucho mejor que el resto de canciones por su ágil ritmo de blues y su gran trabajo de guitarra. El sustituto fue un oscuro cantante sueco llamado Mikael Rickfors, que pasaría sin más pena que gloria por los Hollies para caer posteriormente en el más estrepitoso olvido.

 

Desde el inicio del álbum ya nos podemos hacer una buena idea de lo que vamos a encontrar, ya que el pop comercial de ‘Won't We Feel Good This Morning’ no suena a apenas nada que recuerde a los Hollies de antaño, pues todo en él suena demasiado convencional. Tiene su gancho, pero nada que nos haga querer volver a escucharla repetidamente.

 

Paradójicamente, la única composición original del nuevo cantante Rickfors (‘Touch’) es de lo poco que puede destacarse en lo que era el LP original, un medio tempo potente y solvente con una instrumentación en la que el resto de miembros demuestran su contrastada competencia. Por desgracia, la aparente magia acaba aquí y justo a continuación llega la floja balada ‘Words Don't Come Easy’, donde la –ahora sí– empalagosa voz de Rickfors se acompaña de unos tediosos bongos. Precisamente cuando éste intenta volverse cálido y melódico es cuando sobrepasa los límites de lo estomagante, algo que vuelve a repetir en ‘Down River’, la cual parece más destinada a alguien como Tom Jones o para Eurovisión que para lo que se supone que es un cantante de rock. Aunque lo más sorprendente es que en los bonus tracks hay dos canciones más compuestas por Rickfors y que son muy buenas: una es ‘Don't Leave The Child Alone’, donde se conjugan un gran juego de voces y una guitarra que suena hasta psicodélica por momentos y que brilla a lo largo de toda la canción; la otra es ‘The Last Wind’, pieza acústica en la línea de grupos progresivos del momento que demuestra nuevamente la técnica de Hicks.

 

Que ‘Magic Woman Touch’ fuera elegida como single del disco ya dice bastante de su nivel, pues aunque suena al estilo que más asociaríamos con los Hollies por su parte vocal, lo cierto es que nada tiene del encanto y la elaboración de sus grandes éxitos de años atrás, por lo que sufrió un justificado batacazo en las listas al ser el primer single en la historia del grupo en no entrar ni siquiera entre los cuarenta primeros puestos. Peor todavía es intentar repetir éxitos recientes con la imitación de ‘Long Cool Woman (In A Black Dress)’ que es ‘Courage Of Your Convictions’, donde se echa en falta de verdad a Clarke.

 

Algunos de los pocos momentos agradables y gentiles de este álbum se pueden encontrar en la dinámica ‘Lizzy And The Rainman’, sobre todo gracias a la buena interpretación vocal de Sylvester, quien sabiamente sustituye al sueco como cantante solista, y a sus amenos cambios de ritmo. Seguro que Sylvester hubiera mejorado también ‘Delaware Taggett And The Outlaw Boys’ de haberla cantado, aunque nada puede hacer para salvar la floja ‘Jesus Was A Crossmaker’.

 

Parece que durante la grabación del disco a alguien se le ocurrió que podían también darle algo de dureza al sonido y parecer tipos guays y enrollados para los nuevos tiempos, pero ciertamente ‘Slow Down’ queda de lo más simplón y hasta cacofónico, pues el sonido de guitarra parece más ruido que otra cosa. Y también para parecer enrollados quisieron emular a Crosby, Stills & Nash con la canción que da título al álbum, donde lo mejor es su parte vocal pero que dura demasiado (más de cinco minutos) para lo que ofrece. Hubiera mejorado bastante de haberla recortado a la mitad, sobre todo por sus lentísimos comienzo y final.

 

Por suerte, los bonus tracks elevan muchísimo el bajón que representa este disco en la trayectoria de The Hollies. En primer lugar, la composición de Chip Taylor ‘The Baby’ recupera carga épica en su elaborado estribillo; aunque por su título pueda provocar un rechazo inicial, lo cierto es que ‘Oh Granny’ es un rock sólido con buena parte vocal; también podría destacarse la canción compuesta por Sylvester ‘Indian Girl’ por su agradable ritmo acústico, pero cómo no prestar atención y degustar otra composición de éste llamada ‘I Had A Dream’, donde el sonido distorsionado de guitarra domina de inicio el tema y donde la parte vocal nos vuelve a recordar que estamos ante uno de los mejores grupos en ese campo; también encontramos una animada canción de Hicks, ‘A Better Place’, que vuelve a incidir en la guitarra distorsionada para acompañar un estilo más de rock clásico. En cualquier caso, aun teniendo estos bonus tracks de buen nivel, en conjunto el disco no puede pasar de una nota mediocre que sin ellos bajaría mucho más. De hecho, en el siguiente y oscuro álbum se incluirían hasta tres, dos de ellos los señalados aquí como mejores (los de Rickfors).

1) Out On The Road; 2) A Better Place; 3) They Don't Realise I'm Down;

4) The Last Wind; 5) Mr. Heartbreaker; 6) I Was Born A Man; 7) Slow Down, Go Down; 8) Don't Leave The Child Alone; 9) Nearer To You; 10) Pick Up The Pieces;

11) Trans-Atlantic West Bound Jet.

Puntuación:

Año de publicación: 1973

OUT ON THE ROAD

Si en los años sesenta nos encontrábamos en ocasiones con el engorro de comprobar cómo las ediciones británica y estadounidense de los LP’s diferían en su contenido, este período de dos años de The Hollies no se queda atrás. El caso es que Out On The Road fue publicado únicamente en Alemania, puesto que las discográficas del Reino Unido y de Estados Unidos les cerraron las puertas, como si vieran en esta encarnación de los Hollies sin Clarke como a Jethro Tull sin Ian Anderson. El hecho de que tanto ‘The Last Wind’ como ‘Don't Leave The Child Alone’ fueran incluidas como bonus tracks en Romany es significativo respecto al ninguneo posterior sometido a este álbum, como si hubieran querido salvar esas canciones y el resto lanzarlo a las llamas, puesto que algunas canciones más se regrabarían en el retorno de Allan Clarke en el álbum homónimo del año siguiente.

 

En cualquier caso, no estamos ante un mal álbum ni mucho menos. Al contrario, nunca más volveremos a encontrar un disco de estudio tan bueno como éste en toda la carrera restante de los Hollies, aunque está claro que Rickfors no podía competir como cantante con Clarke. Por ejemplo, en la canción que da título al álbum lo peor es la parte vocal, un tanto vulgar para lo que es un tema enérgico con una elaborada parte instrumental, que es de lo mejor del disco. Lo más gracioso del asunto es que volvería a ser regrabada para el siguiente álbum, ya con Clarke, y el resultado sería peor que lamentable precisamente por la parte vocal. Mejores sensaciones en general dejan en otro de los temas más animados: ‘Slow Down, Go Down’ (nada que ver con ‘Slow Down’ de Romany), de ritmo pegadizo y hasta bailable. No menos jaranera es la canción final ‘Trans-Atlantic West Bound Jet’, aunque comienza de manera discreta para ir gradualmente subiendo el tono hasta llegar al estribillo, momento a partir del cual se mantiene en un estilo funk hasta el final.

 

Es inevitable encontrar temas de relleno, pero al menos suenan agradables: ‘A Better Place’, ‘I Was Born A Man’ (de ameno estribillo) o el calipso de ‘Nearer To You’. ‘Pick Up The Pieces Again’ se sitúa en una línea peligrosa que bordea la típica balada romántica, pero el trabajo de guitarra de Hicks, verdadero artífice del buen nivel musical del álbum, le aporta suficientes toques de calidad para elevarla por encima del relleno.

 

El comienzo de ‘They Don't Realise I'm Down’ guarda cierta similitud con ‘Don't Leave The Child Alone’, aunque la primera se desarrolla luego como un tema de medio tempo y parte vocal épica, bien acompañada por ese particular sonido de guitarra, a veces con efecto tipo wah-wah, que aparece bastante en este álbum. La experimentación de Hicks (o quizá también de Sylvester) con la guitarra no avanzará ya mucho más a partir de este disco, pero en ‘They Don't Realise I'm Down’ incluso nos regala un fenomenal solo en la parte final. Recordemos que en ‘The Last Wind’ nos deleitaba también con la guitarra acústica. Nada lejos se queda ‘Mr. Heartbreaker’, liderada también por la guitarra acústica más el piano, donde la voz de Terry Sylvester (autor de la composición) posee una cadencia más natural.

 

Por lo que se ha comentado, no estamos obviamente ante un disco perfecto, pero tampoco es nada justa la defenestración a la que ha sido sometido. Es un buen disco con suficientes composiciones notables y detalles creativos que indicaban que los Hollies todavía no estaban muertos artísticamente. Si te gustan The Hollies, no te lo puedes perder. En cualquier caso, los problemas surgidos con las discográficas provocaron la salida de Rickfors y la vuelta de Allan Clarke, quien también había salido escaldado de su incipiente carrera en solitario.

HOLLIES

Año de publicación: 1974

Puntuación:

1) Falling Calling; 2) It's a Shame, It's a Game; 3) Don't Let Me Down;

4) Out On The Road; 5) The Air That I Breathe; 6) Rubber Lucy;

7) Transatlantic West Bound Jet; 8) Pick Up The Pieces Again; 9) Down On The Run;

10) Love Makes The World Go Round; 11) The Day That Curly Billy Shot Down Crazy Sam McGee; [BONUS TRACKS:] 12) Mexico Gold; 13) Tip Of The Iceberg;

14) Burn Fire Burn; 15) Born A Man; 16) No More Riders.

Volvió Clarke a The Hollies pero no así la inspiración ni la creatividad, que se quedaron en algún lado o se las llevó Rickfors a Suecia en venganza por su salida de la banda. La falta de ideas seguramente fue el motivo de que se volvieran a grabar dos temas del proscrito álbum anterior. En cualquier caso, la cantidad de canciones de relleno es esta vez excesiva, motivo por el cual el nivel global del álbum se queda en una mediocridad irrelevante, así que nadie caiga en sus redes solamente porque se incluye el éxito ‘The Air That I Breathe’. No, el título de Hollies no significaba reafirmación de nada ni el inicio de una nueva etapa, si acaso de la etapa de la mediocridad.

 

Se hace pesado tener que escribir algo de tantas canciones insustanciales, pues resulta imposible de acordarse de ninguna de ellas una vez han acabado, así que mejor centrémonos en lo poco que destaca aunque sea ligeramente. No obstante, cabe señalar antes la lamentable reescritura de su anterior éxito ‘Long Cool Woman (In A Black Dress)’ que es –imitando hasta el largo título– ‘The Day That Curly Billy Shot Down Crazy Sam McGee’. El problema es que esta última ni tiene frescura ni gancho, aunque tampoco sea una mala canción. Peor todavía es ese vulgar pop-country de ‘Rubber Lucy’, pero pasa inadvertida entre tanto relleno.

 

La balada ‘Don't Let Me Down’, nada que ver con ‘They Don't Realise I'm Down’, nos devuelve los magistrales juegos de voces. Una lástima que la composición no sea más compleja para alcanzar la excelencia de antaño, algo que sí logran en la celebérrima ‘The Air That I Breathe’, un prodigio vocal pero que no está destacado únicamente por eso. El toque especial y que transporta el tema a cotas próximas al nirvana es la guitarra de Hicks que suena cada vez que acaba el estribillo, uno de esos detalles sencillos pero que significan un salto cualitativo significativo, sobre todo cuando es relevada por los vientos en la primera de sus entradas. De lo que era el LP original, lo único que podría destacarse es la regrabación de ‘Transatlantic West Bound Jet’, que acorta su duración respecto a la incluida en Out On The Road sin perder nada por ello, ya que acorta la innecesaria introducción de la primera versión. Además, la interpretación vocal de Clarke es muy superior a la que hizo Rickfors. El caso contrario lo encontramos en ‘Out On The Road’, pues si la parte instrumental suena igual o incluso mejor que en la versión del disco anterior, la parte vocal es lamentable.

 

De los bonus tracks puede decirse lo mismo que para el resto de temas, pues la mayoría solo sirven para rellenar más espacio en la reedición en CD. Eso sí, también nos encontramos una joya perdida como recompensa: ‘No More Riders’. Presenta los mejores ingredientes de los Hollies de los setenta: ritmo inquietante y pegadizo, guitarra distorsionada y omnipresente, más unas melodías vocales insuperables. Fue la cara B de la publicación como single de ‘The Air That I Breathe’, por lo que puede considerarse el último gran single de The Hollies y uno de los mejores de su carrera, aunque se tuvo que conformar con el segundo puesto en ventas en el Reino Unido y un meritorio sexto lugar en los Estados Unidos.

 

Así pues, el panorama que nos queda es el siguiente: un single de merecido éxito y un álbum mediocre (ya es bastante que llegó al puesto 38 en el Reino Unido, pues en Estados Unidos ni siquiera apareció en las listas) que no albergaba muchas esperanzas en el reencuentro de Clarke con sus compañeros. Debían esforzarse mucho más para llegar a algo relevante, pero no estaba claro si estarían por la labor. Nos queda al final una pregunta paranormal: ¿por qué el batería Elliott luce una larga melena negra (al menos lo parece en la fotografía en B/N) cuando él era rubio?

ANOTHER NIGHT

Año de publicación: 1975

Puntuación:

1) Another Night; 2) 4th Of July, Asbury Park (Sandy); 3) Lonely Hobo Lullaby;

4) Second Hand Hang-Ups; 5) Time Machine Jive; 6) I'm Down; 7) Look Out Johnny (There's A Monkey On Your Back); 8) Give Me Time; 9) You Gave Me Life (With That Look In Your Eyes); 10) Lucy; [BONUS TRACKS:] 11) Hello Lady Goodbye;

12) Another Night (live); 13) 4th Of July, Asbury Park (Sandy) (live); 14) I'm Down (live); 15) Come Down To The Shore; 16) Born To Run; 17) Why Don't You Call.

Por fin parecía que existía una cierta estabilidad en los Hollies al consolidarse la vuelta de Allan Clarke y proseguir aquí en la misma senda marcada en el disco anterior, basando el contenido en composiciones propias. El problema que presenta esta estabilización es que cualitativamente no estaban a su mejor nivel y por ello se echa en falta algo de empuje para intentar mejorar lo mostrado en el álbum homónimo del año anterior. Aun así, el comienzo no podía ser mejor mediante la canción que da título al álbum, la mejor de todas con diferencia, puesto que es la más elaborada, la que tiene las melodías más pegadizas y además contiene un excepcional trabajo de guitarra de Hicks, quien mantiene el espíritu rock en la banda. Presenta la novedad de emplear un sintetizador moog, tocado por Alan Parsons y prestado por Paul y Linda (McCartney), según se nos indica en el libreto.

 

Lo que encontramos después es lo que cualquiera podría esperar de unos Hollies estancados artísticamente a mediados de los setenta. Tras el éxito que tuvo ‘The Air That I Breathe’, es una consecuencia directa que se lancen sin problema a cantar agradables pero intrascendentes baladas románticas con las voces corales habituales, como es el caso de ‘Lonely Hobo Lullabye’ o ‘I'm Down’. Cabría destacar entre ellas ‘Give Me Time’, pero únicamente por el gran solo de guitarra que se marca Hicks en ella, con un timbre que recuerda al del pedal steel guitar. En cambio, ‘Lucy’ es una soporífera balada con orquesta y sin ninguna melodía original, que además se dilata hasta los cinco minutos para que nos empachemos de Clarke haciendo de cantante melódico para abuel@s.

 

La versión de ‘4th Of July, Asbury Park (Sandy)’ de Bruce Springsteen no suena más que a una simple imitación con voces corales que no aportan nada interesante. En los bonus tracks vemos que también se atrevieron también con ‘Born To Run’, donde el resultado es todavía peor porque en él queda patente la gran diferencia entre la capacidad instrumental de los Hollies y la de la E Street Band, además de que Clarke intenta imitar la manera de cantar de Springsteen, lo cual transmite una sensación de falsedad. Lo que queda demasiado vulgar a estas alturas es que se lancen a tocar un boogie como en ‘Time Machine Jive’, que además se acaba haciendo algo pesado cuando repiten el título.

 

El potente inicio de ‘Look Out Johnny (There's A Monkey On Your Back)’ nos hace pensar esperanzados en un novedoso tema de rock más duro, pero en cuestión de segundos nos desengañan dando paso a un ordinario rock'n'roll de corte clásico. Por otro lado, ‘Second Hand Hang-Ups’ presenta un ritmo rápido, quizá reciclado de ‘No More Riders’, que la hace entretenida, aunque la adición de la parte orquestal no acaba de ensamblarse muy bien en el conjunto.

 

De las canciones añadidas en los bonus tracks poco cabe decir porque son más de lo mismo y no vale la pena perder el tiempo con ellas. Si acaso, constatar cómo en directo ‘Another Night’ suena más acelerada, con el moog sustituido por el teclado y con la guitarra de Hicks adoptando su papel prominente, aunque luego el que se marca un solo insustancial es el teclista, a diferencia del más comedido pero mejor ejecutado en la versión de estudio. De todas maneras no mejora nada este disco, que no está tan mal pero en general transmite una sensación de mediocridad que solo podría evitarse dedicando más tiempo a la escritura y elaboración musical. Pero cuando se pretende publicar un álbum por año, algo al alcance de pocos artistas creativos, ciertamente vemos que ya no llegan a los estándares más elevados de antaño.

1) Star; 2) Write On; 3) Sweet Country Calling; 4) Love Is The Thing;

5) I Won't Move Over; 6) Narida; 7) Stranger; 8) Crocodile Woman (She Bites);

9) My Island; 10) There's Always Goodbye;

[BONUS TRACKS:] 11) Boulder To Birmingham; 12) Samuel (unedited version);

13) Star (live); 14) My Island (live); 15) Born To Run.

Puntuación:

Año de publicación: 1976

WRITE ON

Los Hollies se mantenían firmes en su propuesta, manteniendo la misma filosofía musical y componiendo casi todo el material del álbum, aunque no hubiera nadie que les escuchara, tal como cantan en la canción que le da título. Lo cierto es que estamos ante uno de los mejores álbumes de los Hollies en los setenta que suele pasar inadvertido entre los que le preceden y suceden. De lo que era el LP original, todas las canciones están compuestas por el trío Clarke/Hicks/Sylvester excepto la final, la discreta ‘There's Always Goodbye’. Y el que más destaca de todos ellos es Hicks, quien demuestra una versatilidad y técnica con la guitarra de mayor calidad si cabe de lo que nos tenía acostumbrados, siendo uno de los artífices del buen nivel de este disco que reúne diversos estilos que lo hacen muy entretenido.

 

En su inicio, ‘Star’ parece más una canción en el estilo folk psicodélico que tenía Donovan, aunque luego entra la parte vocal y se vuelve más reconocible para lo que es el estilo de los Hollies. Este tema tiene su gancho y lo más característico que posee es el sintetizador tocado por Rod Argent (The Zombies, Argent), además de ese toque especial en el último verso del estribillo (“I'm a star, anyway”) donde se alarga la última vocal. A continuación, ‘Write On’ comienza como una sensacional balada liderada por el piano que está a la altura de sus mejores composiciones en ese campo. El problema llega cuando pasado el primer minuto y medio se transforma en un rock de medio tempo y pierde buena parte de la grandeza inicial. Una lástima que ellos no lo vieran así. En cambio, para ‘Love Is The Thing’ quizá hubiera sido acertado añadir una sección rítmica para que no dé tanta sensación de lentitud.

 

Para  una banda tan susceptible de absorber las modas existentes que pudieran adaptarse a su estilo, en 1976 era inevitable que no cayeran en las redes de la música disco y por ello tenemos ‘Narida’, de ritmo pegadizo gracias a un prominente bajo y con unas voces que buscan también el gancho fácil pero al mismo tiempo efectivo. Es por tanto una apreciable aportación al género, aunque por tratarse de música disco quizá encajaría mejor con la definición inglesa guilty pleasure. La vena rockera que a veces se echa un poco en falta reaparece de manera notable en la potente ‘Stranger’ y de forma más desenfadada en ‘Crocodile Woman’, de estilo rockabilly y con un divertido piano. Mediante el country-rock ‘Sweet Country Calling’ también demuestran una gran adaptabilidad, obteniendo un agradable y pegadizo tema. Lo único flojo de este disco es el calipso de ‘My Island’, que ya podrían haberse ahorrado el incluir otra versión en directo en los bonus tracks porque además es exactamente igual.

 

Sería curioso saber quién decidió los temas a incluir en los bonus tracks. En primer lugar, no se entiende que vuelvan a repetir la funesta versión de ‘Born To Run’ de Bruce Springsteen, incluida también en Another Night, como tampoco que se incluya ‘Boulder To Birmingham’ cuando formaría parte dos años después del álbum A Crazy Steal. Al menos incluyen una de las grandes composiciones perdidas de los Hollies de los setenta: ‘Samuel’. Puede sonar demasiado comercial en los arreglos (la guitarra española queda un poco cutre), pero el estribillo coral es pura gloria Hollies. Así pues, que ningún seguidor de los Hollies se pierda este álbum porque en su mayor parte lo disfrutará. Y que se apriete el cinturón ante lo que queda de discografía.

RUSSIAN ROULETTE

Año de publicación: 1976

Puntuación:

1) Wiggle That Wotsit; 2) 48 Hour Parole; 3) Thanks For The Memories; 4) My Love;

5) Lady Of The Night; 6) Russian Roulette; 7) Draggin' My Heels; 8) Louise;

9) Be With You; 10) Daddy Don't Mind; [BONUS TRACKS:] 11) C'Mon; 12) Corinne;

13) Here In My Dreams; 14) Draggin' My Heels.

Si en el disco anterior los Hollies ya habían flirteado con la música disco, antes de acabar el año publicaron este nuevo álbum que se sumerge mucho más en ese género tan popular ya en 1976. Puede que pensaran en aquello de “adaptarse o morir”, pero para poder subsistir artísticamente no hay que plegarse a las modas, siempre pasajeras, sino en todo caso absorber esas modas para adaptarlas al propio estilo y no perder la personalidad artística. Aquí, The Hollies se pliegan casi exclusivamente a esa novedad, manteniéndose como productores y responsables absolutos del sonido más o menos uniforme que subyace en los ritmos empleados.

 

Como un niño que acaba de descubrir el kétchup y se lo echa a todo alimento que pueda, los Hollies hacen lo mismo con la producción. Hasta a canciones más lentas como ‘Thanks For The Memories’ le imprimen un ritmo disco aunque sea más decelerado, sin que ello sirva para enriquecer una composición ya discreta de por sí. Ojalá fuera todo una broma, pero justamente el problema de ‘Wiggle That Wotsit’, lo primero que nos encontramos al comenzar a escuchar esta obra, es que debería ser una parodia de la música disco pero en realidad es una propuesta seria. Pero si en nuestro fuero interno lo tomamos como una broma, hasta suena divertida sin dejar de ser una vulgaridad, porque una letra que dice “Wiggle that wotsit / Shakin that shimmy / Bring it up to me / Ring a ding a ling me” pone más bien los pelos de punta. Y es que hay que indagar para encontrar los pocos alicientes existentes en el álbum, como en ‘Lady Of The Night’ cuando se introduce un saxofón como instrumento principal y como único aspecto reseñable.

 

Precisamente tenemos la oportunidad de comprobar la diferencia entre esta clase de producción musical y lo que debería ser una producción de pop-rock normal, ya que de ‘Draggin' My Heels’ encontramos en los bonus tracks una versión alternativa, extendida y sin ese embrutecimiento disco que oculta algunas de sus virtudes. En esta versión alternativa se mantiene el ritmo, pero transformándose en una especie de jazz latino animado que le viene genial, con una mayor claridad sonora y sin que se vuelva larga o monótona durante sus más de seis minutos de duración.

 

Pero bueno, tampoco es que nos encontremos ante un mal álbum, simplemente es que suenan igual de vulgares que cualquier mediocre grupo de disco del momento. No obstante, el talento apagado de estos chicos aflora en algunos momentos entre tanto ritmo bailable. Por ejemplo, el estribillo de ‘48 Hour Parole’ es de los más pegadizos y además posee una gran parte de guitarra de Hicks que mejora el resultado, aunque una guitarra estridente es lo último que esperaríamos escuchar en un tema de disco. También debemos evitar el error de que el cursi y horrendo inicio de ‘My Love’, repitiendo el título varias veces, te haga pasar de canción rápidamente, porque luego resulta que posee algunas de las mejores melodías vocales de todo el álbum, con una diversidad análoga a la de los buenos tiempos.

 

Aunque haya tanta uniformidad estilística, todavía queda sitio hacia el final para que añadan un olvidable rock'n'roll clásico (‘Louise’) y una no menos olvidable balada (‘Be With You’), antes de que se cierre el álbum con otra vuelta a la música de baile mediante ‘Daddy Don't Mind’, donde al menos se luce la guitarra de Hicks. En los bonus tracks también escuchamos la vuelta al pop pero con los peores ejemplos posibles (salvo la citada versión alternativa de ‘Draggin' My Heels’): ‘C'Mon’ es la copia en clave pop de ‘My Love’; ‘Corinne’ una simpleza en forma parecida al calipso; y ‘Here In My Dreams’ una deplorable y empalagosa balada que supera por mucho los niveles máximos tolerables de romanticismo barato (saxofón a lo Kenny G incluido).

 

En Estados Unidos este álbum no llegó ni a publicarse, pues debido al poco tiempo transcurrido entre él y Write On hicieron una selección de ambos que se editaría allí bajo el título de Clarke, Hicks, Sylvester, Calvert, Elliott, como si fueran una banda de músicos prestigiosos. En definitiva, este Russian Roulette quedaría como un paso en falso que, tras la llegada del punk al año siguiente, les dejaría completamente desubicados y sin rumbo claro a seguir en su devenir artístico.

2018

1) Writing On The Wall; 2) What Am I Gonna Do; 3) Let It Pour; 4) Burn Out;

5) Hello To Romance; 6) Amnesty; 7) Caracas; 8) Boulder To Birmingham;

9) Clown Service; 10) Feet On The Ground.

Puntuación:

Año de publicación: 1978

A CRAZY STEAL

2018

Como transformarse en un grupo de música disco no les había servido para ganar notoriedad ni elevar las ventas, ¿qué podían hacer los Hollies? Tocar música punk estaba descartado, así que solo les quedaba intentar recuperar la propia esencia para crear algo distinguible y destacable. Aun consiguiendo recobrar esa esencia, de nada serviría si a ello no se le sumaban unas composiciones que fueran más inspiradas que en el álbum anterior. Aquí los encontraremos convertidos en vulgares baladistas, que quizá fuera una peor opción que la de ser banda de disco. Por desgracia, a estas alturas The Hollies ya estaban muertos artísticamente, instalados en una cuesta abajo creativa imposible de recuperar. Lo único que mantendrán intacta es su profesionalidad, que solo sirve de dique de contención para no caer en el ridículo más absoluto, aunque con los años también la irán perdiendo.

 

Así pues, lo que más abunda aquí es la balada lacrimógena, sea más calmada o en un medio tempo como ‘What Am I Gonna Do’ o la floja ‘Hello To Romance’, esta última incluyendo hacia la mitad lo que casi parecería un proto-rap de Clarke, aunque es breve porque si de algo pecaron los Hollies fue de conservadores ante los avances musicales. Pero básicamente todo lo que encontraremos es de una vulgaridad manifiesta, incluso en ‘Writing On The Wall’ no falta el típico solo de saxofón de las baladas adultas y vacuas. Antes de la aparición de A Crazy Steal, tanto ‘Boulder To Birmingham’ como ‘Amnesty’ ya habían sido publicadas previamente como singles, siendo ambas dos nuevas baladas que se ubican en el límite que separa lo aceptable de lo edulcorado, aunque ‘Amnesty’ posee un estimable solo de guitarra de Hicks. También son los únicos temas no compuestos por los miembros de la banda. Más en concreto, ‘Boulder To Birmingham’ era una composición de Emmylou Harris, grabada tras la inesperada muerte de su compañero musical y sentimental Gram Parsons, aquel que pilotara la transformación de The Byrds en una banda de country-rock.

 

No es hasta que llegamos hasta ‘Burn Out’ que encontramos un ritmo más animado, pero sin que nos llame la atención especialmente. Más adelante encontramos todavía música disco en ‘Caracas’, de una insignificancia que le hubiera hecho encajar bien en Russian Roulette, aunque añadiendo nuevamente el saxofón para intentar darle un toque diferente. Lo único que sobra de verdad en este disco es esa aberración de blues-pop que es ‘Clown Service’.

 

La citada ‘What Am I Gonna Do’ es casi el único momento en el que las melodías vocales están a la altura de su leyenda, además de poseer un destacable solo de guitarra de Hicks, apoyado al mismo tiempo en otra guitarra de ritmo y timbre similares a la de ‘I Want You’ de los Beatles. También puede escucharse con agrado la final ‘Feet On The Ground’, que deja buenas sensaciones tras tanto tedio que transmite en muchos momentos el resto del álbum. Posee algún que otro cambio de tono y una especie de crescendo vocal en las estrofas que al menos sirve para que resurja la habilidad vocal del grupo, su única característica diferenciadora. Pero probablemente transmita buena sensación porque es la última canción y significa que se acaba este olvidable disco que únicamente sirve para rellenar espacio en los muebles. Y bueno, a estos Hollies todavía les quedaba por rellenar más espacios de igual o peor manera.

1) Say It Ain't So, Joe; 2) Maybe It's Dawn; 3) Song Of The Sun; 4) Harlequin;

5) When I'm Yours; 6) Something To Live For; 7) Stormy Waters; 8) Boys In The Band;

9) Satellite Three; 10) It's In Everyone Of Us; [BONUS TRACKS:] 11) Sanctuary;

12) Lovin' You Ain't Easy; 13) Soldier's Song; 14) Can't Lie No More.

Puntuación:

Año de publicación: 1979

FIVE THREE ONE - DOUBLE SEVEN O FOUR

Los Hollies definitivamente tiraron la toalla. Eso es lo primero que se deduce cuando, después de haber publicado varios álbumes donde casi todo eran composiciones originales propias, en este no había nada compuesto por ellos salvo una coautoría de Clarke en ‘Satellite Three’, que no es más que una tranquila balada que contiene un sorprendente intermedio más animado en clave disco, donde la guitarra de Hicks aparece en todo su esplendor. Precisamente este tema es lo único aceptable que encontraremos en la segunda mitad de lo que era el LP original, puesto que el resto de esa segunda mitad lo conforman temas a cada cual más aburrido, llegando a tocar fondo en el último, ‘It's In Everyone Of Us’, verdadero paradigma de canción ultralenta y empalagosa. Uno de los temas adicionales, ‘Lovin' You Ain't Easy’, sigue los mismos parámetros y solo se salva porque las melodías son más discernibles, aunque no deja de resultar aburrida.

 

La banda vuelve con un sonido más tradicional, debido a que los temas ajenos elegidos se alejan definitivamente de la música disco que tan mal había encajado con la dirección musical (si es que la había) de estos chicos. De lo mejor del álbum es ‘Harlequin’, una composición de Gary Brooker y Keith Reid, la pareja compositora de Procol Harum, que cuenta también cuenta con la participación del batería de estos, B.J. Wilson. Si se le añadiera un órgano, sonaría a Procol Harum total y nos podemos imaginar la voz de Brooker en vez de las corales de los Hollies. La canción es una balada de corte épico donde Clarke no ayuda cuando canta en un tono un tanto meloso, pero deja buenas sensaciones igualmente. Como devolución del favor realizado, Brooker descubrió la versión que estaban grabando los Hollies de ‘Say It Ain't So, Joe’ y también haría la suya propia para su álbum de debut en solitario. Para quien haya escuchado la versión de Gary Brooker, cualquier otra grabación de ‘Say It Ain't So, Joe’ le parecerá menor en comparación. Eso no quita que la presente sea también una buena versión porque lo principal son las soberbias melodías que tiene. Precisamente del mismo compositor de esta última tenemos otra canción más, la relajada y más discreta ‘When I'm Yours’.

 

Otros temas como ‘Maybe It's Dawn’ y ‘Song Of The Sun’ mantienen el estilo de pop convencional pero agradable de los Hollies de los setenta, aunque dejan más bien indiferente. Ya solo nos quedaría destacar el bonus track ‘Soldier's Song’, toda una joya de pop orquestal sin pulir que probablemente hubiera mejorado todavía más de haber incluido instrumentos de rock (solo escucharemos un breve solo de guitarra de Hicks), puesto que las melodías de las estrofas son pegadizas y llegan a un poderoso estribillo, pudiendo haber sido enfatizados ambos por una adecuada producción más rockera. En cualquier caso, el resultado sigue siendo notorio. Seguía siendo otro de esos destellos de talento que todavía quedaban y que cada vez iban escaseando más.

1) Peggy Sue; 2) Wishing; 3) Love's Made A Fool Of You; 4) Take Your Time;

5) Heartbeat; 6) Tell Me How; 7) Think It Over; 8) Maybe Baby; 9) Midnight Shift;

10) I'm Gonna Love You Too; 11) Peggy Sue Got Married; 12) What To Do;

13) That'll Be The Day; 14) It Doesn't Matter Anymore; 15) Everyday; 16) Reprise; [BONUS TRACKS:] 17) Take Your Time; 18) Peggy Sue Got Married.

Puntuación:

Año de publicación: 1980

BUDDY HOLLY

Buddy Holly fue el artista que dio nombre a The Hollies y por consiguiente era la excusa perfecta para grabar un nuevo álbum con poco esfuerzo. La capacidad creativa se había secado también a base de no ejercitarla y grabar un disco de versiones parecía la única salida posible, ya no estamos en un ejercicio de transición como había sido Hollies Sing Dylan a finales de los sesenta.

 

Así pues, parecía tarea sencilla actualizar el sonido de una música de finales de los años cincuenta, otra cosa diferente era hacerlo de una manera original o interesante. Eso sí, algunas de las metamorfosis a las que someten a los temas son absolutamente aberrantes, como por ejemplo la penosa transformación de ‘Peggy Sue Got Married’ en un reggae, donde lo que acaba de rematar la faena son unas horripilantes trompetas que se marcan un solo para dejar esta versión reducida a escombros. En los bonus tracks encontramos otra nueva versión, no mucho mejor, en la que la someten a un tratamiento de ritmos latinos que haría también estremecerse a Buddy Holly en su tumba, aunque al menos posee un buen solo de guitarra de Hicks y los coros finales dejan buena sensación. Ni siquiera eso puede alegarse en ‘That'll Be The Day’, pues se transforma en un vulgar rock'n'roll que parece interpretado por una banda amateur de versiones. Y bueno, la idea de ‘Reprise’ de repetir fragmentos de las canciones incluidas, uno detrás de otro sin mayor criterio, es una manera ratera de rellenar espacio rápidamente.

 

Por otro lado, ‘Take Your Time’ había sido ya grabada con anterioridad para el álbum Would You Believe? de 1966 (versión que recuperan aquí en los bonus tracks), pero aquí incluso suena mejor en la versión modernizada con sintetizadores, ya que la parte vocal sabe recrearse mejor en las melodías a base de ralentizar ligeramente el ritmo. Es casi el único momento en el que vemos rasgos de lo que debería caracterizar una interpretación de un grupo de la talla de los Hollies. En ‘Wishing’ también consiguen un buen resultado al potenciar el estribillo con una gran parte vocal a varias voces, aunque le sobraría el sonido de organillo que queda un poco cutre.

 

El resto del álbum fluctúa entre lo pasable sin más (‘Love's Made A Fool Of You’, ‘Peggy Sue’, ‘What To Do’) y lo demasiado flojo (‘Tell Me How’, ‘Think It Over’, ‘Everyday’… bueno, la mitad del repertorio), de tal manera que no se diferenciarían mucho de lo que pudiera haber hecho cualquier otra banda que doblara las voces en el estudio. De todas formas, no hay nada que justifique la existencia de este disco de versiones porque no aporta nada al legado de Buddy Holly, ni siquiera puede aceptarse como homenaje. Únicamente deja constancia de la decadencia en la que estaba ya inserta la banda, que solo encontrará una aparente salida a su estancamiento con el retorno de Nash.

WHAT GOES AROUND...

Año de publicación: 1983

Puntuación:

1) Casualty; 2) Take My Love And Run; 3) Say You'll Be Mine; 4) Something Ain't Right; 5) If The Lights Go Out; 6) Stop In The Name Of Love; 7) I Got What You Want;

8) Just One Look; 9) Someone Else's Eyes; 10) Having A Good Time;

[BONUS TRACKS:] 11) Musical Pictures; 12) Baby Come Back (single version); 13) Baby Come Back (long version); 14) Hillsborough; 15) Take My Love And Run (1st version); 16) Driver; 17) If The Lights Go Out (1st version); 18) Carrie; 19) Let Her Go Down.

Claramente amortizado el nombre de The Hollies y ya sin aliciente alguno, tal como atestiguaba su producción última, no parecía que pudiera existir ningún impulso que volviera a dirigirlos hacia un lugar destacado. Ya habían dicho todo lo que tenían que decir, pero el destino quiso que todavía intentaran un último golpe de efecto. La idea feliz fue que se volviera a juntar la formación original, incluyendo por supuesto a Graham Nash, aunque en las fotos del CD no aparece el bajista, que también había vuelto. Toda la ilusión y emoción que puede suscitar una reunión de este tipo se pierde casi al completo cuando lo primero que observamos al echar un vistazo al listado de canciones es que no hay absolutamente ninguna composición escrita por ellos en lo que era el disco original. La palabra dinero asoma por tanto por todos lados. Y no es porque a Nash se presuma que le faltara, pues si bien su carrera en solitario no vendía lo que se esperaba, con sus compañeros Crosby y Stills seguía teniendo unas ventas moderadamente buenas. Pero bueno, cuando menos les apeteció juntarse de nuevo y aquí tenemos el resultado. Un disco sin pretensiones que solo sirve de entretenimiento a sus intervinientes, como así atestiguan sus apariciones en televisión cantando en playback, una de ellas para cantar un innecesario medley actualizado de sus grandes éxitos.

 

La primera canción ya es bien definitoria de lo que vamos a encontrar: un pop vulgar repleto de sintetizadores que ha quedado ya más que anticuado. Tampoco es que haya tanto sintetizador como podría temerse, pero en cualquier caso las composiciones son de muy bajo nivel (por favor, que alguien me ayude a encontrar alguna melodía en ‘Say You'll Be Mine’) para que eso fuera un factor determinante. No puede aplicarse a ‘Just One Look’, uno de los primeros éxitos del grupo en 1964, aquí embrutecido y vulgarizado hasta extremos de mal gusto por la horrorosa producción ochentera. Es por ello que una sencilla balada de piano como ‘Someone Else's Eyes’ suena a gloria en este álbum, desprovista de casi todo artificio salvo algo de sintetizador imitando la solemnidad de una orquesta, pero no acaba de empalagar. No ocurre lo mismo con ‘Musical Pictures’, que presenta los mismos ingredientes pero el resultado es más flojo. Y como curiosidad, la manera de comenzar la vulgar ‘Something Ain't Right’ trae recuerdos de esa joya de los argentinos Soda Stereo titulada ‘Nada Personal’, aunque la de estos últimos sería una obvia mejora.

 

Hay muy poco para salvar de la quema, quizá por ello el single elegido fue una apuesta ganadora mediante la versión del éxito de las Supremes ‘Stop In The Name Of Love’, que por otro lado tampoco tiene nada de especial. En ‘Take My Love And Run’ cabe destacar el estribillo elaborado y con melodías expresivas. Y en ‘Having A Good Time’ es el único momento en que recordamos que Hicks es guitarrista. Bueno, en realidad hay otro tema más, mucho mejor, pero está en los bonus tracks: el instrumental ‘Driver’, liderado por una fiera guitarra que a estas alturas era algo más que sorprendente, una última demostración de la técnica de Hicks. Es lo mejor de todo el CD, sin duda, y además es una composición original. Y es que se ha de llegar a los bonus tracks para encontrar unas pocas composiciones originales de la banda, todas ellas en concreto del tándem Hicks/Clarke, ya que Nash prefería guardarse sus composiciones para su propia carrera. Eso no significa que vayan a mejorar lo presente, porque si nos fijamos en las otras dos (‘Baby Come Back’ y ‘Hillsborough’), son lamentables ejemplos de chabacano pop de sintetizadores.

 

En definitiva, para grabar un disco así era preferible que no se hubieran juntado en el estudio. Más hubiera valido una simple gira para tocar grandes éxitos y al menos intentar rememorar así la magia que una vez surgió en uno de los grupos más olvidados pero ciertamente interesantes e incluso imprescindibles de la década de los sesenta.

1) Carrie; 2) Mexico Gold; 3) If It Wasn't For The Reason That I Love You;

4) Louisiana Man; 5) She Looked My Way; 6) Eleanor's Castle; 7) Here In My Dreams;

8) Sanctuary; 9) Relax; 10) Tomorrow When It Comes; 11) Open Up Your Eyes;

12) The Times They Are A-Changin'; 13) Look Through Any Window (French);

14) After The Fox; 15) Non Prego Per Me; 16) Like Every Time Before; 17) Wings.

Puntuación:

Año de publicación: 1988

RARITIES

Apartados ya de la actualidad musical, por parte de la discográfica tocaba comenzar a revisar los archivos de grabación para intentar descubrir material nuevo que pudiera interesar todavía a la gente. La cantidad de singles publicados (que no formaban parte de álbumes) durante su carrera ya era bastante grande, pero aun así The Hollies dejaron aparte grabadas un buen montón de canciones que luego quedaron inéditas. Aquí se recoge un amplio muestrario, si bien algunas han acabado posteriormente incluidas como bonus tracks en las reediciones en CD de los álbumes, que son las tachadas en gris. El contenido recorre prácticamente todos sus años de existencia en ese momento, casi desde los inicios en los sesenta hasta los primeros ochenta.

 

Cuando vemos un disco de rarezas de toda la carrera de los Hollies, en principio no resulta atrayente porque lo que esperaríamos encontrar con mayor probabilidad son temas de relleno que exploten el apartado vocal y el lado más empalagoso de su vertiente comercial. De hecho, la primera canción es ‘Carrie’, un bonus track de What Goes Around… de la que ni siquiera llegué a escribir nada. Y luego viene un tema como ‘Mexico Gold’, que suena a la típica canción de pop coral agradable pero irrelevante de los setenta, corroborando esa idea de relleno. Tampoco encaja mucho el estilo country con los Hollies, tal como queda demostrado en la convencional versión de ‘Louisiana Man’, la cual viene incluida en los bonus tracks de Hollies Sing Hollies pero no se llegó a hablar de ella porque poca falta hacía. Peor quizá sea el intento de repetir glorias para conseguir algo vendible. A la hora de hablar de ‘Here In My Dreams’, en el libreto se dice en cierta manera que se tomó como referencia ‘The Air That I Breathe’. Esto solo se entiende si lo que se pretendió hacer fue quitarle a ‘The Air That I Breathe’ sus melodías vocales memorables y la inolvidable guitarra que sonaba en ella, cambiando ambas cosas por una empalagosa parte vocal y un saxofón cutre.

 

Aunque el álbum de versiones de Bob Dylan fue publicado tras la salida de Nash, la idea de grabarlo había surgido antes de su marcha. Aquí se incluye una interpretación en directo del clásico ‘The Times They Are A-Changin'’, que recordemos que era una de las versiones más conseguidas del citado álbum, con Graham Nash participando. Otra versión es la que realizaron con ‘If It Wasn't For The Reason That I Love You’, en la época de Rickfors como cantante, donde lo único destacable es el trabajo de guitarra de Hicks.

 

La esplendorosa y psicodélica ‘Tomorrow When It Comes’ probablemente quedara archivada al estar muy influenciada por el éxito de ese mismo año 1968 por parte de Status Quo y su ‘Pictures Of Matchstick Men’, pequeña joya de la psicodelia que nada tiene que ver con la carrera posterior de estos últimos. De ese mismo año es la grabación final de la pegadiza ‘Like Every Time Before’, aunque su estilo denota claramente su origen anterior, concretamente de 1966. Que los Hollies en los sesenta (etapa Nash) tenían un gancho especial se hace evidente en canciones más discretas como ‘Open Up Your Eyes’, de juguetonas melodías que se incrustan en el cerebro y luego cuesta desembarazarse de ellas. Por otro lado, ‘Relax’ es un tema de Nash encaja a la perfección en la época en que fue escrito, tras la publicación de Butterfly y cuando Graham ya estaba pensando en salir de la banda para tener mayor libertad creativa. Así pues, posee aires psicodélicos y aparte un estilo desenfadado similar a ‘Marrakesh Express’, una de las canciones que aportara para el debut de Crosby, Stills & Nash, pero en el caso de ‘Relax’ con un ritmo más relajado.

 

De entre varias cuestionables ideas empresariales que tuvieron durante su carrera, la de participar en el Festival de San Remo no parece tampoco de las peores, puesto que un grupo caracterizado por su maestría vocal parecía un buen candidato para un festival donde básicamente se premia la voz. La canción con la que participaron era además en italiano, ‘Non Prego Per Me’, una vulgar balada pop coral de las que podemos esperar en cualquier festival de la canción pero con el aliciente de la profesionalidad de esta banda. Ese afán de conseguir notoriedad internacional es lo que les llevaría también a regrabar canciones en otros idiomas. De ahí que el glorioso single ‘Look Through Any Window’ aparezca en esta recopilación de rarezas cantado en francés, motivo por el cual ya se comentará algo más de la canción cuando aparezca más adelante, ya que aquí suena muy rara debido a esa manera de cantar en un francés amateur.

 

Al abarcar un período tan largo de tiempo, es evidente que el nivel cualitativo no podía ser sino muy variable, tal cual había sido el nivel de los álbumes publicados durante su carrera. Pero cualquier aficionad@ a los Hollies, que haberl@s hayl@s, no debe perderse esta colección de rarezas y disfrutar del buen puñado de estupendos temas que guarda en su interior. Y esto debe tomarse también como un simple adelanto de los singles y del material que quedaba por descubrir y que, en buena parte, aparecerán publicados en los recopilatorios At Abbey Road, los cuales se comentan a continuación.

AT ABBEY ROAD 1963-1966

Año de publicación: 1997

Puntuación:

1) (Aint That) Just Like Me; 2) Hey What's Wrong With Me; 3) Searchin';

4) Whole World Over; 5) Poison Ivy; … ; 7) Now's The Time; 8) Just One Look; 9) Keep Off That Friend Of Mine; 10) Here I Go Again; 11) Baby That's All; 12) We're Through [Alternative Arrangement]; 13) We're Through; 14) Come On Back; 15) Yes I Will;

16) Nobody; 17) I'm Alive; 18) You Know He Did; 19) Look Through Any Window; … ;

21) If I Needed Someone; … ; 24) Running Through The Night.

Como bien es sabido, The Hollies fueron una banda de gran éxito de ventas en los sesenta, lo cual incluía el mercado de los singles, en el que estuvieron muy activos y por tanto son los recopilatorios posteriores los que cubrieron la necesidad de agruparlos para tenerlos a disposición de l@s oyentes de una manera más asequible. A finales de los noventa se publicaron tres recopilaciones diferentes que cubrían en orden cronológico todos sus años de carrera bajo el título de At Abbey Road, entre canciones de álbumes, de singles y otras rarezas varias. El primer volumen recoge sus primeros pasos desde el año 1963 al 1966, con una inmensa cantidad de canciones que todavía no habían aparecido en esta página, motivo por el cual se analiza aquí y no en el apartado de recopilatorios. Así pues, estos análisis se realizarán en base a las canciones que no entraron en ninguno de los álbumes oficiales, salvo que estén incluidas en las reediciones en CD como bonus tracks según lo ya visto y que son las indicadas arriba.

 

Recordemos que al principio de todo los Hollies no eran más que un vulgar grupo de versiones donde la conjunción de las voces de su trío principal apuntaba buenas maneras. Pero todavía eran tímidas demostraciones de habilidad vocal al estilo de ‘Hey What's Wrong With Me’. Algunas de esas primeras canciones son pasables, como ‘(Aint That) Just Like Me’ o la balada original ‘Whole World Over’, la cual es una pura imitación de los Everly Brothers. Podemos recordar que los Beatles ya habían grabado ‘Searchin'’ (incluida en el Anthology I) en su primera audición en Decca, de la que fueron rechazados, pero los Hollies no es que precisamente lo borden y simplemente dejan que fluya el ritmo para grabar otra olvidable versión de una canción que tampoco es nada más que un agradable rock'n'roll de finales de los cincuenta. La influencia de los Beatles comienza a hacerse más que evidente en la composición original ‘Now's The Time’, algo que solo era cuestión de tiempo porque los de Liverpool fueron el modelo de toda banda de pop que surgió a partir de ellos, para lo bueno y para lo malo.

 

Es a partir de ‘Just One Look’ que vemos cómo se comienza a perfilar lo que será el sonido más característico de los primeros años de la formación: pop coral de melodías y armonías joviales y pegadizas, donde los puentes tienen la misma importancia que las estrofas y los estribillos en la definición de la composición. Cortados por ese patrón tenemos también destacados temas como ‘You Know He Did’ (sus memorables “Thinking of me”), ‘Here I Go Again’, ‘We're Through’ con su espiral de notas a la guitarra, o ‘Baby That's All’. Aunque sea imposible llegar siempre a un nivel tan bueno, por mucho que Keep Off That Friend Of Mine’ sea más discreta, sigue siendo una composición original de la banda de 1964 donde resulta curioso escuchar esos acordes clavaditos a los que servirían para aupar a Tom Jones al éxito un año después con ‘It's Not Unusual’. En cuanto a ‘Come On Back’, tampoco llama mucho la atención aunque sea igualmente de ritmo rápido. Más flojas resultan la vulgar ‘Nobody’ y la empalagosa ‘Yes I Will’, que sería más propio de unos imitadores de los Hollies que de ellos mismos. Pero la guinda del mal gusto la ponen el pastiche de country titulado ‘Running Through The Night’ (¡una composición original de ellos!) y, cómo no, la estúpida e innecesaria versión de ‘If I Needed Someone’ de los Beatles, que les hizo quedar como unos imitadores de tercera división y además los enemistó con George Harrison, autor de la canción que no había dado su permiso para que saliera esta versión antes de la propia de los Beatles.

 

Las dos joyas de este primer volumen son dos canciones que otros compositores escribieron expresamente para ellos, tal era su superioridad vocal. Una es ‘I'm Alive’, que en su inicio parece otra imitación de los Beatles (que también lo es), pero luego llega esa especie de doble estribillo en el que comienzan a elevar el registro vocal (“Now I can breathe / I can see / I can Touch / I can feel”), llegando al segundo estribillo en el que suben más y más hasta finiquitarlo con los gloriosos “I'm alive! I'm alive! I'm alive!”. Todavía más memorable resulta la otra joya, una composición de Gouldman (futuro fundador de 10cc) titulada ‘Look Through Any Window’ y que es pura gloria pop, enganchando desde su pegadiza guitarra introductoria hasta las diversas y excepcionales melodías vocales, donde las armonías vuelven a ser uno de sus fuertes (por ejemplo, esos mágicos “Where do the go?”) y la voz de Clarke se refuerza a la perfección con la de sus compañeros en los instantes precisos, logrando divinos momentos como por ejemplo los versos finales (“Moving on their way”).

 

Al final, nos queda una aceptable recopilación porque hay un poco de todo, de lo bueno y de lo malo que hizo la banda en esos primeros años. Lo que queda bien claro es que ‘I'm Alive’ y ‘Look Through Any Window’ son dos canciones imprescindibles que cualquier persona interesada en la música de los años sesenta debe conocer.

AT ABBEY ROAD 1966-1970

Año de publicación: 1998

Puntuación:

… 2) On A Carousel; 3) All The World Is Love; 4) Schoolgirl; 5) Carrie Anne;

6) Signs That Will Never Change; 7) King Midas In Reverse; 8) Everything Is Sunshine; … ; 11) Man With No Expression; 12) Listen To Me; 13) Do The Best You Can; … ;

19) Sign Of The Times; 20) I Can't Tell The Bottom From The Top;

21) Mad Professor Blyth; 22) Gasoline Alley Bred; 23) Dandelion Wine.

En este segundo volumen de la recopilación At Abbey Road se recogen los años más interesantes de los Hollies, los de su definitiva evolución aunque fueran a remolque de los cambios circundantes, con la psicodelia como principal y lógica influencia en su apertura a nuevos sonidos hasta la salida definitiva de Graham Nash. Como ya se hizo en el volumen anterior, analizaremos a continuación solo el material inédito hasta ahora, que son las canciones indicadas arriba. Buena parte de este contenido es de antes de la marcha de Nash, lo cual es una buena noticia, aunque ya vimos en su momento que, sin su más valioso miembro, la banda supo continuar con la cabeza bien alta durante varios años.

 

Como no podía ser de otra manera, encontraremos muchos ejemplos que demuestran la grandeza vocal de este grupo. Uno de ellos es la adictiva ‘Listen To Me’, donde las estrofas cantadas por Clarke nos llevan a un elaborado y glorioso estribillo. Ese toque especial de cambiar la entonación del verso “Listen to me I'll sing a song to change your mind” en la recta final es sensacional; detalles así son los que engrandecen el nombre de los Hollies. A continuación llega ‘Do The Best You Can’, que es como una secuela de la anterior donde podemos escuchar a Clarke tocando la armónica como novedad. Una de las canciones más recordadas de los Hollies es ‘Carrie Anne’, su primera y mejor incursión en el género del calipso que originalmente iba a llamarse ‘Marianne’ en honor a Marianne Faithful, pero quizá pensaron que no era cuestión de tener un conflicto con los Rolling Stones después de haber tenido ya uno con los Beatles. Cada párrafo es cantado sucesivamente por un miembro diferente del trío Nash-Hicks-Clarke mientras que el sensacional estribillo es cantado de manera coral. Se les perdona el lamentable solo infantil de marimbas que introducen tras el puente. La magia de ‘On A Carousel’ está en esa manera brillante de emular la sensación del tiovivo, tanto en la guitarra de Hicks tras cada verso del estribillo como en las voces que cantan “round and round and round” y luego “up, down, up, down”.

 

El fallido single psicodélico de Nash ‘King Midas In Reverse’ tiene un valor histórico muy alto, ya que su poco éxito en ventas y la desconfianza de sus compañeros respecto a la visión que tenía Graham, precipitaron su decisión de que su futuro estaba lejos de los Hollies. Aunque lo haya tildado de psicodélico, lo cierto es que se trata de un tema de base orquestal donde la parte cantada lleva el peso a través de diversas melodías finiquitadas en un pomposo estribillo, el cual podría haber elevado este tema a la categoría de obra de arte si no hubiera sido tan sencillo y repetitivo. También ha de destacarse la solemne balada psicodélica ‘All The World Is Love’. En cuanto a ‘Everything Is Sunshine’, es la excusa para emplear algo de clavecín y adornar un sencillo tema acústico donde destaca bastante el bajo.

 

Los temas que se han citado son ya suficiente excusa como para correr a escuchar este álbum, pero solo con el hecho de haber descubierto gracias a esta recopilación la inédita ‘Schoolgirl’, ya sería una recompensa más que suficiente. Su compositor Graham Gouldman (futuro fundador de 10cc) vuelve a ser una de los nombres importantes dentro del catálogo de los Hollies, puesto que ‘Schoolgirl’ posee melodías vocales ultrapegadizas, un ritmo absorbente y unas excepcionales armonías corales al mejor nivel de lo que podríamos encontrar en una pieza clásica. La coda es todo un paraíso de los juegos de voces que muy pocos grupos podían conseguir, entre ellos los Hollies como abanderados.

 

Como cabía esperar, lo más flojo llega a partir de la salida de Nash, aunque solo ‘Gasoline Alley Bred’ y ‘Dandelion Wine’ son especialmente aburridas. Ello tampoco quiere decir que todo lo que tocara Nash era oro como si él mismo fuera el rey Midas, ya que su composición ‘Man With No Expression’ suena a imitación barata de Simon y Garfunkel, pasados por el tamiz del merseybeat. De igual manera, ‘Mad Professor Blyth’ está escrita por Clarke y es un entretenido tema pop que recupera el banjo y las pegadizas melodías vocales de la época de For Certain Because. En cambio, ‘I Can't Tell The Bottom From The Top’ es lo más típico que podemos asociar con los Hollies post-Nash, pero se olvida muy rápidamente. Lo más relevante de ‘Sign Of The Times’ es sin duda la omnipresente guitarra distorsionada que intenta ocultar la falta de originalidad de la parte vocal.

 

En resumen, este segundo volumen es muy recomendable para cualquier aficionad@ a The Hollies al poseer varias joyas de su catálogo. Que sea algo irregular en la segunda mitad simplemente evita que estuviéramos hablando de conseguir a toda costa este disco. Pero es todo un acierto de todas maneras.

AT ABBEY ROAD 1973-1989

Año de publicación: 1998

Puntuación: ???

… 6) Son Of A Rotten Gambler; 7) Layin' To The Music (Sandy); … ; 11) Samuel; … ;

18) Too Many Hearts Get Broken; 19) Find Me A Family; 20) No Rules.

Solo seis canciones inéditas de las veinte que contiene este tercer volumen recopilatorio no es razón suficiente como para valorarlo de manera equivalente a un álbum corriente. En realidad, debería ir incluido en el apéndice de Recopilatorios, pero por motivos estéticos se mantiene aquí y así no se trunca la trilogía de At Abbey Road que habíamos iniciado. Sobra decir que este tercer volumen es el más flojo de los tres, porque la etapa que comprende de 1973 a 1989 es mayormente para olvidar. Lo curioso es que no aparezcan los años 1971 y 1972, pero si no había nada mínimamente decente para incluir de esos años, entonces mejor dejarlo así.

 

Pero no nos pongamos negativos, porque aquí también encontraremos otra joya más de la banda. Se trata de la celestial ‘Samuel’, de 1975 y escrita por Clarke, cuyo estribillo es para caer rendido y a ello hay que sumarle una exquisita guitarra con un toque distorsionado. Qué buenos aquellos tiempos en que Hicks investigaba sonidos nuevos con su instrumento. El resto ya no está a esa altura, pero ha de destacarse también ‘Son Of A Rotten Gambler’, un tema compuesto por Chip Taylor (otro autor recurrente) que los Hollies grabaron en 1974, adaptándolo al estilo coral y solemne que habían conseguido en parte por la certera incorporación de Sylvester.

 

El sonido más dinámico lo encontramos en ‘Layin' To The Music (Sandy)’, algo convencional quizá para una banda como los Hollies. En cambio, ‘Too Many Hearts Get Broken’ es una de esas baladas corales típicas de ellos y que al menos está cantada y tocada con gusto, algo que no puede decirse del todo en ‘Find Me A Family’, bastante más empalagosa. Mejor resulta ‘No Rules’, donde la moderna producción permite igualmente disfrutar de una entretenida parte vocal y algunos destellos de guitarra blusera de Hicks, además de que la percusión resulta hasta graciosa.

1) Hope; 2) So Damn Beautiful; 3) Prove Me Wrong; 4) Break Me; 5) Shine On Me;

6) Suspended Animation; 7) Touch Me; 8) Emotions; 9) Weakness; 10) Live It Up;

11) Yesterday's Gone; 12) Let Love Pass.

Puntuación:

Año de publicación: 2006

STAYING POWER

En 1999 Allan Clarke anunció su retirada del mundo de la música en parte por problemas de salud que se hubieran agravado de haber continuado. Su sustituto entonces, para la realización de giras, fue nada menos que Carl Wayne, quien fuera el cantante principal de The Move en sus primeros años. Por desgracia, durante una de las giras Wayne fue diagnosticado con un fatídico cáncer y falleció en 2004, motivo por el cual no pudo participar en la grabación del nuevo álbum de estudio de la banda. De los Hollies originales, solo Tony Hicks y Bobby Elliott se mantienen, del resto de miembros no hay nada reseñable que pueda decirse.

 

¿Y qué puede esperarse de un grupo que no había escrito apenas canciones propias durante casi treinta años? Pues obviamente nada bueno, porque a estas alturas ya nadie daba un céntimo por ellos. Quien ame de verdad a los Hollies, que no siga leyendo más. Esto es porque una prueba de la sinrazón de este álbum es que hasta tres de las canciones (‘Live It Up’, ‘Break Me’ y ‘Touch Me’, para más señas) están coescritas por… (redoble de tambores) ¡Enrique Iglesias!. Pero bueno, es solo uno más de la lista de compositores que poco o nada saben de lo que ha significado el nombre de The Hollies y se limitan a darles una sarta de temas de vulgar pop-rock con la típica estructura de cualquier canción de este tipo. Si recordamos un buen ejemplo, el disco Pollinator de Blondie quedó decente porque los compositores externos habían entendido y asimilado el estilo de Blondie (de su época buena) y habían intentado crear algo acorde a todo ello. Aquí no, porque todas estas canciones podían haber acabado en las manos de cualquiera y haber obtenido un resultado igual o incluso mejor (peor sería casi imposible).

 

Elliott no se sabe bien qué pinta por aquí aparte de poner el careto, porque la batería suena muy artificial y con cualquier caja de ritmos la podrían implementar. El caso era parecer modernos, como si no hubieran aprendido de, por ejemplo, las pésimas experiencias de los Beach Boys. Tan modernos quieren parecer aquí que en ‘Suspended Animation’ emplean algo tan anticuado entonces y ridículo para ellos como el Autotune para distorsionar la voz al estilo de lo que hizo Cher a finales de los noventa y que lamentablemente perpetuó en España Paulina Rubio. Para hacernos una idea más de la podredumbre de este álbum, ‘Touch Me’ suena a una imitación de los peores Roxette. Y es mejor dejarlo aquí, porque la negatividad envuelve a cualquiera que pretenda escribir algo objetivo de este delito de disco. Cuanto horror hecho música. Para el final nos dejan una edulcorada balada (‘Let Love Pass’, un título que ya avisa por sí mismo) de las que provocan nauseas por su falsedad y vulgaridad. Podrían haber continuado con sus giras y pasándolo bien tocando el repertorio de toda la vida. Pero no, hubieron de destrozar todavía más el prestigio del grupo. Y eso no es lo peor; lo peor fue que se quedaron con ganas de grabar más material nuevo.

1) Then,  Now,  Always  (Dolphin Days); 2) If You See Her; 3) One Touch;

4) Passengers; 5) I Would Fly; 6) Coming Home; 7) I Lied; 8) One Way Ticket;

9) Too Much Too Soon; 10) Unforgivable; 11) Hearts Don't Lie.

Puntuación:

Año de publicación: 2009

THEN, NOW, ALWAYS

Tres años era muy poco tiempo para enmendar el desaguisado del retorno con Staying Power, aunque no había que esforzarse demasiado para mejorar semejante barbaridad. Tampoco es que se esforzaran mucho en esta ocasión, ya que la filosofía vuelve a ser la misma y por tanto el resultado es análogo. Ya no está Enrique Iglesias en la composición, pero los sustitutos tampoco solucionan nada. Pero bueno, si habían arruinado el nombre de los Hollies, tampoco pasaba nada por continuar con el desaguisado. Estos últimos álbumes deberían haberlos grabado bajo el nombre de Hicks & Elliott y así al menos no hubieran aparecido nunca en la discografía de la banda, que falta no hacían.

 

La canción que da título al álbum crea la impresión y la esperanza de que vamos a encontrar un nivel aceptable para lo que debe ser un disco pop de una banda legendaria. Pero ese nivel mínimo que se les debería exigir solo lo encontramos después un par de veces más: ‘One Way Ticket’, gracias sobre todo a un certero riff de guitarra a lo Santana, y la balada ‘Unforgivable’, en la cual no hay que perderse su memorable introducción, que por desgracia da paso luego a un desarrollo más vulgar. Por lo demás, poco puede decirse para no sonar repetitivos respecto a Staying Power. Es la misma vulgaridad engrandecida hacia la abominación musical más absoluta. Que ‘Passengers’ suene a vulgar balada de pop comercial de los ochenta al menos puede servir como música de fondo para tomar el té con alguna persona mayor de setenta años, pero eso no supone nada positivo precisamente. Lo más gracioso es que, si nos fijamos en la introducción de ‘If You See Her’, parece que estén imitando a los Stone Roses. Y cuando intentan hacer armonías en teoría como en los buenos tiempos, tal cual es el caso de ‘Too Much Too Soon’, el resultado es tan vacuo y artificial que de ninguna manera puede recordar nada de lo que deberían ser The Hollies.

 

Esto no es como el retorno de otros grandes artistas por la puerta grande ya que, para poder conseguir algo así, lo primero es dedicar tiempo a escribir composiciones suficientemente buenas. Pero los Hollies, apoyándose en compositores ajenos que no tienen mayor interés que vender sus canciones sin importar el destinatario, dejaban su futuro bien hipotecado. Qué lejos quedaban esos tiempos en que algunos compositores escribían canciones expresamente pensando en ellos. Afortunadamente, ya no habrá más discos de estudio y este nuevo material del siglo XXI queda como una mancha indeleble en la historia de los Hollies, empeorando todavía más lo que había sido su lamentable producción de los ochenta y finales de los setenta.

RECOPILATORIOS

GREATEST HITS

Año de publicación: 2003

Un recopilatorio de The Hollies es un acierto, sea el que sea, para quien se acerque por primera vez a este grupo, ya que publicaron una ingente cantidad de pegadizos temas a lo largo de su carrera. Bueno, siendo más concretos, solo durante las dos primeras décadas. Este Greatest Hits de 2003, que no es el primero con tal título, es una buena recomendación para iniciarse porque, a lo largo de dos discos y casi cincuenta canciones, realiza un repaso de todos esos años. Se incluye también una nueva canción grabada para la ocasión, ‘How Do I Survive’, donde el cantante es por tanto Carl Wayne (el primero que tuvo The Move) antes de su fallecimiento. Como ya habíamos visto, lo poco que hicieron los Hollies en el siglo XXI fue más que lamentable y este tema no es ninguna excepción.

 

También encontramos unas cuantas canciones más que no nos habían aparecido con anterioridad. Uno de los últimos singles de éxito con Nash fue ‘Jennifer Eccles’, que suena demasiado pueril (no solo por esos ingenuos silbidos) y no merece esa reputación que se le ha dado ya que, en comparación con otras grandes canciones de los Hollies, palidece cualitativamente. También con Nash encontramos la grabación que realizaron de ‘Blowin' In The Wind’ de Bob Dylan y que luego regrabarían sin él para su inclusión en Hollies Sing Dylan. Sobra decir que la versión con Nash es igual de penosa, como demostrando que él tampoco era un mago (en todo caso, un Rey Midas al revés).

 

Los aires disco del ritmo de ‘Daddy Don't Mind’ (ya en 1976) quedan muy bien para el tono aguerrido que posee, aparte del fenomenal trabajo de guitarra de Hicks, quien entiende muy bien el timbre requerido para un tema de este tipo y deja varios trallazos potentes para lavar la imagen suave de la banda en los setenta. En las partes donde cantan “Given strict instructions / Not to fall for no seductions” trae recuerdos de ‘Demolition’ de The Kinks. También combativa es ‘Hey Willy’, de 1971, con unos entretenidos cambios de ritmo que la alejan del rock clásico más puro en el que se desarrolla en muchos momentos. En cambio, la vulgar ‘The Woman I Love’, de 1993, es la versión de un tema de Nik Kershaw que seguramente eligieron por parecerles adecuada para el empleo de sus voces. Sería una de las últimas canciones grabadas con Clarke antes de su retirada definitiva del mundo de la música.

A's, B's & EP's 

Año de publicación: 2004

Para quien haya escuchado todo lo que se ha comentado con anterioridad, esta recopilación es casi por completo inútil. Solo puede encontrarse una novedad, ‘Honey And Wine’, que es una interesante versión de un tema de la pareja de compositores Gerry Goffin y Carole King, cuando esta última todavía ni se imaginaba que comenzaría una carrera en solitario de espectacular arranque. Presenta ese sabor añejo de los primeros sesenta y unas memorables melodías vocales. Por lo demás, el contenido está restringido a los primeros años del grupo, por lo que se incluyen algunas espectaculares canciones como ‘Look Through Any Window’, ‘Stop Stop Stop’ o ‘On A Carousel’, así como un buen puñado de morralla.

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