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AC/DC

2018

2019

1) Baby, Please Don't Go; 2) She's Got Balls; 3) Little Lover; 4) Stick Around;

5) Soul Stripper; 6) You Ain't Got A Hold On Me; 7) Love Song; 8) Show Business.

HIGH VOLTAGE

Año de publicación: 1975 

Puntuación:

Los inicios de AC/DC están ubicados en las antípodas, nunca mejor dicho. Aunque los hermanos Young y el cantante Bon Scott provenían de Escocia, fue tras su emigración de bien pequeños a Australia que acabaron conociéndose. De ahí que, al principio, sus dos primeros álbumes (High Voltage y T.N.T.) fueron publicados tan solo en Australia, el país donde se formaron y debutaron. Una vez asomados al mercado mundial, de una selección de estos dos aparecería otro titulado también High Voltage, pero aquí comentaremos la edición australiana original por razones obvias. Conformados como un quinteto, este debut demuestra por qué al principio no lograron triunfar más allá de las fronteras oceánicas.

 

No es esa la impresión que transmite la primera canción. Mediante su original versión de ‘Baby, Please Don't Go’ (original de Big Joe Williams) y su frenético ritmo, casi que están presagiando la escena thrash que llegaría en unos pocos años. Lo curioso es que casi todo el resto del disco es de un ritmo mucho más lento, pausado, como si ‘Baby, Please Don't Go’ fuera una tímida incursión en un camino novedoso que desgraciadamente no tiene continuación. Igualmente, el resto de canciones no poseen ni la mitad de gancho que esta versión, ni siquiera cuando prueban a añadir un estribillo pop a ‘You Ain't Got A Hold On Me’. Las características principales que asociamos a AC/DC las encontramos en ‘Stick Around’: un repetitivo riff sencillo principal que sirve de base para que Scott cante en esa manera medio recitada que tan poco esfuerzo le suponía. De manera análoga, el hecho de que a las letras de AC/DC es mejor no hacerles caso, queda clarísimo con cosas como ‘She's Got Balls’, de repetitivo riff que no llama la atención.

 

Ver un título como ‘Love Song’ en un disco de este grupo es ciertamente para asustarse o para suscitar curiosidad, máxime con esa introducción de art-rock que posee. Y el título no engaña, es una canción de amor donde la voz de Scott no pega ni con cola, junto a unos arreglos rockeros que no aportan nada de interés. Demasiado vulgar y amateur suena también el rock clásico de ‘Show Business’, que ni siquiera transmite alegría ante lo que debería ser una relajada pieza para los músicos.

 

En general, tan solo la guitarra de Angus Young consigue salvar el álbum de ser un desastre mayor, pero de todas maneras se trata de una obra de escasa calidad que no anticipaba nada reseñable para el futuro, como tampoco volveremos a ver a unos AC/DC tan variados en su sonido. Eso sí, Angus ya había decidido por aquel entonces que su indumentaria de uniforme escolar iba a ser su imagen característica a partir de ese momento.

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2019

T.N.T.

Año de publicación: 1975

Puntuación:

1) It's A Long Way To The Top (If You Wanna Rock 'n' Roll); 2) Rock'n'Roll Singer;

3) The Jack; 4) Live Wire; 5) T.N.T.; 6) Rocker; 7) Can I Sit Next To You Girl;

8) High Voltage; 9) School Days.

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A partir de su segundo disco, originalmente publicado tan solo en Australia, AC/DC se dirigen de forma directa y clara hacia un sonido de rock duro derivado del rock'n'roll y el blues. Los intentos de sonar diversos no habían sido satisfactorios y aquí ya no hay dudas del camino a seguir, sobre todo con esa tendencia de Angus Young para los solos y la voz cortante de Bon Scott.

 

Todo un himno a la vida del músico de rock la encontramos en ‘Rock'n'Roll Singer’, una composición que denota cierta madurez por lo impecablemente construida, una madurez por otra parte ausente en el resto del disco. Precisamente es la falta de experiencia la que convierte el primer minuto de introducción de ‘Live Wire’ en una verdadera pérdida de tiempo cuando se intuye que podrían haberle sacada un mejor provecho de haberla elaborado más. El resto del tema suena interesante pero tampoco puede destacarse entre el grueso del álbum, bastante vulgar en relación al sonido que otras bandas del momento tenían (no necesariamente Led Zeppelin o Deep Purple). Y es que en general las canciones se basan en riffs potentes aunque sencillos de Malcolm (todavía con la creatividad por desarrollar), a los que se suman los siempre estupendos solos de Angus, pero muchas veces rematados en estribillos demasiado simplones, como en la canción que da título al álbum o a la que daba título al álbum anterior (‘High Voltage’) pero que no aparecía en él.

 

Encontramos una nueva versión, esta vez al final mediante ‘School Days’ de Chuck Berry, aquí algo vulgarizado y sin la chispa del de Missouri, por lo que no se entiende bien que hayan incluido algo tan flojo aquí, ya que apenas se nota el sello del grupo o de lo que deberían ser. Más ejemplos de rock clásico pasado por el tamiz del hard son ‘Rocker’ y ‘Can I Sit Next To You Girl’, esta última con esos distinguibles acordes de guitarra que parecen extraídos de alguna pieza de música tradicional. Y hablando de música tradicional, como si quisieran reivindicar sus raíces escocesas, podemos escuchar una inesperada gaita en ‘It's A Long Way To The Top’, pero mayor sorpresa es saber que la toca el mismo Bon Scott. La verdad es que la gaita no encaja muy bien con un sonido de rock duro, pero al menos sirve para añadir un poco de singularidad a un disco tan monótono en su propuesta. Por otro lado, el lento blues-rock de casi seis minutos titulado ‘The Jack’ parece ser que era una de las favoritas de Scott para mostrar sus dotes histriónicas en el escenario, pero no deja de sonar convencional.

 

En resumen, las reglas del juego quedan establecidas en este álbum para lo que queda de carrera musical del grupo. Lo que faltaba era experiencia y aprendizaje para poder mejorar el nivel compositivo y dar el salto cualitativo necesario para poder distinguirse de otras bandas similares. Nadie dijo que los inicios son fáciles. Eso sí, para quienes sean fans del rock duro y en particular de AC/DC, este álbum seguro que les agradará por eso mismo, por ofrecer lo que se espera y no decepcionar con ninguna canción floja, que también tiene su mérito.

DIRTY DEEDS DONE DIRT CHEAP

Año de publicación: 1976 

Puntuación:

1) Dirty Deeds Done Dirt Cheap; 2) Love At First Feel; 3) Big Balls; 4) Rocker;

5) Problem Child; 6) There's Gonna Be Some Rockin';

7) Ain't No Fun (Waiting Round To Be A Millionnaire); 8) Ride On; 9) Squealer.

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Como los dos primeros álbumes fueron publicados únicamente en Australia, el tercero fue en realidad una mezcla de ambos titulado High Voltage como lanzamiento mundial. Lo gracioso de ese título es que la mayoría de su contenido pertenece a T.N.T., no al High Voltage original. Y aquí también nos cuelan ‘Rocker’, del álbum anterior. El caso es que este Dirty Deeds Done Dirt Cheap presenta también una edición diferente en Australia, volviendo de nuevo a aquel caos entre ediciones de las primeras bandas británicas importantes de los años sesenta.

 

La canción que da título al álbum, una de las más famosas de la banda, es el arquetipo de canción de rock duro. Desde su comienzo donde crea una tensión a base de pausados pero enérgicos acordes de guitarra para que entre la voz cortante de Scott, hasta esa especie de puente donde la batería se acelera antes de llegar a ese sencillo pero fenomenal estribillo, verdadera demostración de furia rockera. Si al menos hubieran seguido ese arquetipo en más ocasiones, pero el resto del álbum, en su mayor parte, se basa en los convencionalismos típicos del género sin mayor originalidad. Lo único que podría destacarse de canciones como ‘Love At First Feel’ o ‘Big Balls’ son los momentos donde brilla Angus, verdadera alma del grupo. Y para alguien tan machote como Scott, el título de ‘Big Balls’ le viene como anillo al dedo.

 

Más vulgares suenan los últimos temas del álbum, puesto que aparte es previsible encontrar un rock clásico (‘There's Gonna Be Some Rockin'’) o el letárgico blues-rock de ‘Ride On’. Pero quedan muy flojos en comparación con lo que ya conocemos de ellos. Y ‘Squealer’ parece que va a ser un himno final pero se acaba desinflando sin remisión.

 

Afortunadamente, encontraremos otro momento puntual de gloria en la incisiva ‘Problem Child’, donde saben acompañar el simplón estribillo con unos brutales acordes de guitarra que engrandecen sobremanera el resultado final. Quizá para completar casi seis minutos no es suficiente, por lo que tiene que ser Angus quien salga al rescate añadiendo un frenético solo en el último tercio del tema. Aunque para tema largo, eterno podría decirse, están los siete minutos y medio de ‘Ain't No Fun (Waiting Round To Be A Millionnaire)’, ya que las melodías brillan por su ausencia y solo ese cambio cerca de los cuatro minutos, con las guitarras elevando el tono, aporta algo de brío que tampoco consigue salvar este tema de ser lo peor del disco.

 

La sensación que queda al final no es muy diferente a la que nos quedaba en el álbum previo, ya que se aprecian buenos mimbres pero la falta de consistencia es flagrante. Tener a Angus Young es toda una garantía, pero faltaba elaborar mejor las composiciones. No es que fueran a inventar nada, pero estar haciendo lo mismo cada vez con más experiencia y convicción, traería grandes resultados más pronto o más tarde. En este caso, bien pronto.

LET THERE BE ROCK

Año de publicación: 1977

Puntuación:

1) Go Down; 2) Dog Eat Dog; 3) Let There Be Rock; 4) Bad Boy Boogie;

5) Problem Child; 6) Overdose; 7) Hell Ain't A Bad Place To Be; 8) Whole Lotta Rosie.

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Llegamos por fin a la consagración de estos australianos/escoceses como puntas de lanza del rock duro. Definitivamente no hay lugar ya para experimentos y saben sacarle partido a los puntos fuertes que poseen y que han ido desarrollando durante los dos años previos. Sucesos exógenos a la banda provocaron también que una rabia especial se transmita en la música, ya que la discográfica que les debía distribuir en Estados Unidos les había dicho que debían suavizar su sonido para entrar en el mercado norteamericano, todo un insulto para cualquier músico. Pero afortunadamente decidieron seguir su instinto y obviar los consejos de gente que solo entiende de números y nada de arte, consiguiendo su mejor álbum con diferencia hasta ese momento.

 

El arquetipo de canción que asociamos con AC/DC, que en realidad es a lo que se amolda una buena cantidad de sus composiciones, lo encontramos aquí con múltiples ejemplos. Uno bastante evidente y que tampoco entra dentro de lo más original es ‘Problem Child’: riff machacón y pegadizo, voz frenética y estribillo sencillo pero cantable mientras se sigue el ritmo. Así que todo lo que incluso supere eso, es garantía absoluta de que nos quedaremos satisfech@s. Pero, un momento… ¡Si ‘Problem Child’ ya había sido publicado en el álbum anterior! Quienes puedan haber caído en el error de no detectar esta duplicidad (aunque aquí le quitan veinte segundos del final), que no se preocupen, porque eso vendría a evidenciar la similitud compositiva de buena parte de la obra de este grupo. Pero esa similitud tampoco significa que vayamos a escuchar un sonido monótono, porque aburrimiento es un calificativo prácticamente ausente de este disco. Si nos fijamos en el comienzo, enfundada en los parámetros del rock'n'roll clásico, ‘Go Down’ despliega ya con confianza y convencimiento todo la fortaleza de la banda. No se puede conseguir más con un estribillo tan sencillo como repetir el título de la canción. Algo de diversidad se obtiene también con ‘Bad Boy Boogie’, cuyo título nos indica el estilo que vamos a encontrar, pero manteniendo las coordenadas del rock duro.

 

Parece de justicia divina, nunca mejor dicho, que AC/DC tomen la primera parte del Genesis de la Biblia para idear su propia alegoría sobre la creación del rock en ‘Let There Be Rock’. El frenético inicio (y este álbum contiene elaboradas introducciones de los temas) es más que prometedor, aunque luego llega la parte cantada/recitada de Bon Scott, que parece más destinada a quienes sean fans de esa manera particular de interpretar con la voz. El salvador vuelve a ser Angus con sus solos, porque la parte rítmica es algo más convencional, sin menospreciar por ello toda la impresionante carga rockera que posee. En la estupenda ‘Dog Eat Dog’ podemos hasta disfrutar de una letra con contenido crítico aunque sea de una manera un tanto inocente. En cualquier caso, por lo que engancha desde el principio es por su contenido musical, de una perfección absoluta entre potencia y gancho.

 

La extensa introducción de ‘Overdose’ mantiene la duda de si se tratará de una balada o algo similar, pero después se desarrolla como otra pieza de rock cargado y potente, si bien con un ritmo algo más calmado en comparación con otros temas. En este caso, los seis minutos pueden hacerse un poco largos, aunque hay otro alocado solo de Angus para entretener al oyente. Para el final nos dejan dos canciones que pueden considerarse casi himnos. No otra cosa sugiere el solemne comienzo de ‘Hell Ain't A Bad Place To Be’, pero todavía mejor es ‘Whole Lotta Rosie’, la cual parece a priori una broma sobre Led Zeppelin. Sin embargo, lo que nos ofrece en realidad es un impecable tema que comienza de manera demasiado simplona para luego reivindicarse como otra fiera pieza de rock con los mejores solos de Angus que se habían escuchado hasta la fecha, sobre todo en la coda, donde impresiona la velocidad que consigue con la guitarra, todo un Dios del instrumento. Acaba así un frenético álbum casi de principio a fin, mostrando una cohesión y solidez en la cual apoyarse para seguir desafiando al mundo con su sonido potente y sus riffs pegadizos. Comienza, pues, la verdadera etapa gloriosa de AC/DC.

POWERAGE

Año de publicación: 1978

Puntuación:

1) Rock'n'Roll Damnation; 2) Down Payment Blues; 3) Gimme A Bullet; 4) Riff Raff;

5) Sin City; 6) What's Next To The Moon; 7) Gone Shootin'; 8) Up To My Neck In You; 9) Kicked In The Teeth.

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Para este nuevo álbum cambiaron al bajista original y siguieron desgranando el estilo que habían consolidado en estos años. Cambiar de bajista no supone nada relevante y lo único que se observa es un quizá menor protagonismo de Bon Scott, como tampoco consiguen ninguna canción que pueda tomarse como un himno del rock duro, tal cual nos habían ofrecido en los álbumes anteriores.

 

Para dejar una buena primera sensación, está muy bien que en ‘Rock'n'Roll Damnation’ introduzcan un estribillo que es casi de pop, ya que junto a las guitarras más comedidas pero con una fiereza propia del rock, dejan en conjunto un resultado muy agradable y fascinante al mismo tiempo. A continuación llega ‘Down Payment Blues’, la canción más larga de todo el disco y en principio algo convencional, cuyo mejor momento llega en su impresionante intermedio instrumental donde, tras el deslumbrante solo de guitarra de Angus, sobre los 3:30 minutos entra una parte de batería potente al estilo de lo que habían hecho en el puente de ‘Dirty Deeds Done Dirt Cheap’. Fascinan también en el intermedio instrumental de ‘Sin City’, en la cual demuestran que saben conseguir un sonido solemne cuando lo desean. ‘What's Next To The Moon’ es más arquetípico del sonido AC/DC, pero no cae en convencionalismos y sigue transmitiendo una energía especial.

 

Como si estuviéramos asistiendo a la génesis de esa composición, ‘Riff Raff’ recupera la costumbre perdida de añadir una introducción diferenciada, de tal manera que a partir del caos eléctrico inicial llegamos a un frenético ritmo donde la voz de Scott suena más cortante que nunca y la guitarra tan acelerada como los dedos de Angus le permiten conseguir. No menos frenética resulta la canción de despedida, ‘Kicked In The Teeth’, que deja con ganas de más. Sí que encontramos algunos temas demasiado vulgares para poder destacar algo de ellos, aunque la presencia de Angus es de momento garantía de que habrá un estándar mínimo de calidad. Así, temas como ‘Gimme A Bullet’, ‘Gone Shootin'’ o ‘Up To My Neck In You’ no decepcionan pero tampoco consiguen traspasar el muro de emoción que separa lo que realmente ensalza a este grupo respecto de otros similares.

 

Nos queda por tanto un disco huérfano de himnos rockeros pero muy consistente y equilibrado, de tal manera que supone un recomendable álbum dentro de la discografía de AC/DC.

2020

IF YOU WANT BLOOD YOU'VE GOT IT

Año de publicación: 1978

Puntuación:

1) Riff Raff; 2) Hell Ain't A Bad Place To Be; 3) Bad Boy Boogie; 4) The Jack;

5) Problem Child; 6) Whole Lotta Rosie; 7) Rock'n'Roll Damnation;

8) High Voltage; 9) Let There Be Rock; 10) Rocker.

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2020

Cinco discos a sus espaldas les dio pie a publicar uno nuevo en directo que, para una banda de sonido tan directo como AC/DC, se antoja un tanto innecesaria y este álbum así lo corrobora. Así mismo, todavía faltan por llegar muchos temas clásicos de la banda aunque los últimos álbumes se habían definido como bien consistentes. Eso sí, se echa en falta un tema tan rompedor como ‘Dirty Deeds Done Dirt Cheap’. Como cabe esperar, en AC/DC en directo equivale a hablar del show de Angus y su guitarra, siendo él quien decide si un tema se alarga más de la cuenta o menos, en función de si hay tiempo destinado para sus solos. Siendo justos, Bon Scott no se queda muy atrás, ya que cuando canta lo da todo y se deja la garganta para lanzar alaridos varios sin perder ni una nota.

 

La ocasión donde surge el verdadero protagonismo de Bon es ‘The Jack’ que, como ya se indicó en su momento, está indicada más bien para sus incondicionales. El solo de guitarra sigue siendo un gustazo al principio, aunque luego quizá divague un poco al acercarse demasiado al blues más clásico. En cualquier caso, las diferencias respecto a los álbumes de estudio no es mucha (lo cual también tiene su mérito), por lo que no resulta nada imprescindible escucharles en directo. Pero es un disco que se puede disfrutar por el poderío que demuestran en el escenario, con Angus y Scott al 120%. No todos los momentos de lucimiento son acertados, porque por ejemplo en ‘Bad Boy Boogie’ podemos disfrutar de un primer y espectacular solo de guitarra de Angus para que luego se tire sobre minuto y medio como si le hubiera fallado alguna cuerda, fastidiando lo que podría haber sido una primorosa demostración de su técnica. También es una lástima que cuando escuchamos en algún momento enardecerse al público, como en ‘Riff Raff’, no podamos saber si se trata de alguna pirueta de Angus o algún gesto de Scott.

 

En definitiva, este álbum sirve únicamente para satisfacer la curiosidad de escuchar a AC/DC en directo en la época de Bon Scott, que además era la única oportunidad que existía hasta que décadas después se fueron rescatando otros conciertos y grabaciones en directo de esta etapa. Demostraban aquí que en directo eran unos músicos bien cohesionados y con mucha energía, además de poseer ese carisma especial de los dos miembros principales del grupo. Interesante disco, pero nada esencial.

HIGHWAY TO HELL

Año de publicación: 1979

Puntuación:

1) Highway To Hell; 2) Girls Got Rhythm; 3) Walk All Over You; 4) Touch Too Much;

5) Beating Around The Bush; 6) Shot Down In Flames; 7) Get It Hot;

8) If You Want Blood (You've Got It); 9) Love Hungry Man; 10) Night Prowler.

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Para evaluar este álbum y el siguiente, los dos mejores de toda la carrera de AC/DC, se suele resaltar el trabajo del nuevo productor, el sudafricano Robert Lange. No es para menos, ya que se le puede elogiar por conseguir un sonido pulcro e impecable de una máquina musical tan perfectamente engrasada como era el grupo a finales de la década. Pero la faceta del productor no sería tan determinante si las composiciones no estuvieran a un grandísimo nivel como el que nos encontramos aquí, con más melodías pegadizas de las que cabría esperar en estos chicos.

 

Uno de los más grandes himnos del rock duro que ha escrito esta banda es sin lugar a dudas la canción que da título al álbum. El poderoso riff inicial de ‘Highway To Hell’ sirve para convertir a cualquier persona alejada del sonido heavy, pero cuando llega el poderío del estribillo solo cabe caer rendido a su gancho. En realidad, no estamos descubriendo nada nuevo que no hayamos escuchado antes, pero suena todo tan enérgico y glorioso que obviamente están elevando todo lo anterior a un nivel superior. Si nos fijáramos en la estructura típica para las composiciones de AC/DC, queda ejemplificada muy bien en ‘Shot Down In Flames’, sin que ese dato repercuta negativamente en su impacto musical. Pero queda claro también que el impacto de ‘Highway To Hell’ es superior.

 

Como ya se ha dicho, AC/DC suenan más melódicos y accesibles de lo que se podía prever en ese momento, atreviéndose incluso con una estructura de pop en ‘Girls Got Rhythm’, cuyo ritmo resulta hasta bailable. Muy canónicos suenan en ‘Touch Too Much’, pero la impecable ejecución y los pegadizos coros son suficientes para dejar una notable impresión. Aunque para tema pegadizo de verdad tenemos ‘Love Hungry Man’, como si fuera una canción de The Who, donde los solos de Angus encajan mejor que nunca dentro del entramado rítmico con un bajo juguetón. No dejan esa sensación de que va por libre. Paradójicamente, más convencionales suenan cuando retornan a terrenos más rudos en ‘Get It Hot’ y ‘Beating Around The Bush’, si bien la velocidad en esta última juega en favor del grupo, dando pie a un espectacular solo de Angus.

 

Atendiendo a la solemne introducción de ‘Walk All Over You’, parece que nos vamos a encontrar un tema de corte épico, pero luego entra un ultrapegadizo ritmo a base de guitarrazos hasta llegar, esta vez sí, a un épico estribillo en el cual deceleran momentáneamente el ritmo. La vertiente de blues-rock del grupo llega justo al final mediante ‘Night Prowler’, pero no suena a lo típico de siempre, puesto que la consistencia del sonido le da un toque mucho más moderno, es decir, todo un acierto también para el productor Lange. Por el título puede parecer que la letra versará sobre temas depravados, pero sin embargo está enfocado hacia la búsqueda de una sensación de terror, algo así como el ‘Midnight Rambler’ de los Rolling Stones. Por otro lado, ‘If You Want Blood (You've Got It)’ era el título del disco en directo previo y bien podrían haberla estrenado allí, ya que es otro potente rock de estribillo pensado para cantar junto al público.

 

Finaliza aquí la etapa de Bon Scott con su mayor logro, con permiso de Let There Be Rock. Su adicción a la heroína y el alcoholismo le llevaron a una muerte prematura a los treintaitrés años, en febrero de 1980, pero sus compañeros sabrían sobreponerse musicalmente a este suceso. Perdíamos así a un cantante carismático y de mucha personalidad, cuya voz había servido para definir el sonido del grupo. Para la historia quedaban sus paseos en los conciertos con Angus subido a sus hombros mientras se explayaba con los solos de guitarra. Queda así Highway To Hell como demostración de su evolución como cantante en uno de los grandes álbumes del rock duro.

BACK IN BLACK

Año de publicación: 1980

Puntuación:

1) Hells Bells; 2) Shoot To Thrill; 3) What Do You Do For Money Honey;

4) Given The Dog A Bone; 5) Let Me Put My Love Into You; 6) Back In Black;

7) You Shook Me All Night Long; 8) Have A Drink On Me; 9) Shake A Leg;

10) Rock'n'Roll Ain't Noise Pollution.

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Parecía tarea imposible superar la pérdida de Bon Scott porque, si bien la guitarra de Angus Young seguía ahí como elemento diferenciador, el verdadero carisma en el escenario y quien aparecía casi como líder era el cantante. Pero en cuestión de un par de meses volvieron al estudio de grabación con el recambio, el que sería el vocalista durante décadas hasta que las cuerdas vocales le impidieron continuar: Brian Johnson. Los seguidores más fanáticos del grupo seguro que notaron el cambio y el menor protagonismo del nuevo cantante en comparación con sus compañeros, pero para el resto no sería tan dramático. Lo más importante es que en el apartado compositivo los hermanos Young estaban en su mejor momento y eso ya era garantía de que seguirían en un buen nivel, pero de todas maneras este álbum queda como uno de los mejores de la historia en el género del rock duro, lo cual significa que todos los miembros de la banda están a un inmejorable nivel. Dado el estado de gracia en el que se encontraban, fue una bendición que la producción se centrara en conseguir el sonido más pulcro posible para enfatizar el estatus de excelso grupo de rock que iban a alcanzar aquí.

 

Las intrigantes campanas que anuncian el comienzo del álbum mediante ‘Hell Bells’ nos hacen recordar enseguida los inicios de Black Sabbath, pero pronto entra el ritmo poderoso y consistente, ya clásico, de AC/DC para acompañarnos. El estribillo no es precisamente elaborado, pero transmite mucha fortaleza y luego los solos de guitarra son excepcionales, todo un balance perfecto entre técnica y madurez. La pulcritud del sonido permite que podamos identificar sin problema todos los instrumentos y eso es toda una delicia en este álbum. Así, la introducción de ‘Shoot To Thrill’ puede degustarse sin problema, como también se puede diseccionar su primera parte por ser la quintaesencia del sonido del grupo. La mayor sorpresa llega con el giro inesperado sobre los 3:20 minutos, cuando la batería toma el protagonismo marcando un pegadizo ritmo al cual se va sumando el resto, conformando así una espectacular segunda parte que ya forma parte de la leyenda de esta banda. Esto último es lo que le faltaría a ‘Have A Drink On Me’ para destacar, pues por lo demás ya encandila con su consistencia. Llegando a los tres minutos parece que vaya a llegar un cambio, pero es solo un ligero amago para que todo de mantenga en los mismos parámetros.

 

Cuando llega ‘What Do You Do For Money Honey’ ya no hay factor sorpresa que valga, pero deslumbran igualmente y aprovechan para impactar con un sensacional puente (“So stop your love on the road / All your digging for gold / You make me wonder / Yes I wonder”) que antecede otro potente estribillo marca de la casa. Lo que resulta imposible olvidar es el memorable estribillo de ‘Back In Black’, un impagable ejemplo de que con poco (un mero tarareo en el estribillo) se puede conseguir una potencia absoluta en el mundo del rock duro, sobre todo cuando se posee un talento especial. Pero la canción que ha quedado para la posteridad como la más conocida de este álbum es ‘You Shook Me All Night Long’, cuyo estribillo posee un poderío pop que mostraba el talento oculto que también afloraba por encima de tanto volumen y electricidad.

 

Sin embargo, no todo podía ser de cinco estrellas en este álbum y encontramos algunos temas menos vistosos pero donde el grupo sale airoso por el gran estado de forma en que se encontraban sus miembros. La introducción de ‘Let Me Put My Love Into You’ junto a su tono general más épico y el estribillo cantado a dos voces nos hace pensar en Rainbow, que es lo único que se le puede objetar en cuanto a originalidad. ‘Given The Dog A Bone’ es más discreta, es decir, que no presenta nada especial en el aspecto melódico, pero mantiene esa potencia sonora que por sí sola ya capta el interés del oyente. En parámetros de rock más clásico se desarrolla ‘Shake A Leg’, empleando un juguetón riff como entretenimiento principal.

 

Como si fuera un homenaje al blues-rock que parecía gustarle a Bon Scott, para el final dejan ‘Rock'n'Roll Ain't Noise Pollution’, aportando una seriedad necesaria junto a una consistencia instrumental donde Angus se marca uno de sus solos más precisos e impecables. En la parte vocal cabe destacar el excepcional puente cuando Brian canta “We're just talkin' about the future / Forget about the past / It'll always be with us / It's never gonna die, never gonna die” (que parece hacer referencia a Scott), si bien el estribillo resulta menos inspirado. No está mal como broche final de esta obra maestra, todo un ejemplo para generaciones venideras de que la genialidad del rock duro no había finalizado con la decadencia de Led Zeppelin y Deep Purple. Respecto a AC/DC, significaba que habían superado la muerte de su cantante y que el futuro se presentaba muy prometedor y reconfortante, de tal manera que Back In Black potenció el interés del público en el grupo y las ventas de sus álbumes anteriores comenzaron a aumentar al mismo tiempo. Como veremos, este merecido éxito no sería nada bueno a corto plazo en el aspecto artístico.

FOR THOSE ABOUT TO ROCK WE SALUTE YOU

Año de publicación: 1981

Puntuación:

1) For Those About To Rock (We Salute You); 2) Put The Finger On You;

3) Let's Get It Up; 4) Inject The Venom; 5) Snowballed; 6) Evil Walks; 7) C.O.D.;

8) Breaking The Rules; 9) Night Of The Long Knives; 10) Spellbound.

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Parece una broma que, entre todos los álbumes que habían grabado AC/DC hasta la fecha, en su mayoría de gran nivel, sea esta floja continuación de Back In Black el único que llegó al número uno de ventas en Estados Unidos (el citado disco fue número uno pero en el Reino Unido). El productor seguía siendo el mismo que había extraído el sonido más pulcro de estos músicos en estado de gracia, pero por desgracia la inspiración a la hora de componer deja aquí mucho que desear, como si hubieran quedado completamente exhaustos tras la grabación de su obra maestra y aquí simplemente coloquen el piloto automático para tocar nuevas canciones sin mucho esfuerzo. Como si hubieran pensado que el éxito de Back In Black había sido gracias a ‘Rock'n'Roll Ain't Noise Pollution’ en vez de a ‘You Shook Me All Night Long’, aquí se olvidan de las melodías con gancho.

 

No es que se olviden por completo del pop, pues para eso nos llega la bien accesible ‘Put The Finger On You’, pero esta suena tan vulgar que no produce ninguna sensación en especial, además de excederse un poco en la parte final con la repetición del título. Y es que la vulgaridad de algunos estribillos como el de ‘Evil Walks’ o el de ‘Let's Get It Up’ acaba con cualquier esperanza de redención. Canciones como ‘Inject The Venom’ o ‘C.O.D.’ suenan potentes y poderosas, como corresponde a unos músicos de rock duro con la trayectoria de AC/DC, pero no consiguen enganchar ni hacen querer volverlas a escuchar repetidamente. Parece más de lo mismo, destinado a los fanáticos de este sonido. Les faltaría poseer al menos una coda como la de ‘Snowballed’, la cual remonta el vuelo sorprendentemente a partir de los 2:25 gracias a unos memorables gritos ultrahumanos de Johnson que nos recuerdan por qué fue el elegido como sucesor de Bon Scott. Otras como ‘Breaking The Rules’ se vuelven un poco aburridas porque la falta de velocidad quizá provoque que nos fijemos más en lo que estamos escuchando, que en esta ocasión es rock duro genérico, bien genérico.

 

La canción que da título al álbum es una de las conocidas del grupo y casi lo único salvable para la posteridad, sobre todo por su elaborada introducción de más de medio minuto y el poderío de las estrofas, ya que el estribillo carece de gancho. Algunos destellos de Angus hacen el resto, pero tampoco está al nivel más alto de su producción. Por su comienzo, ‘Spellbound’ parece que va a ser un final más acorde a la altura artística del grupo, para dejar una buena sensación última, pero al final queda pasable y poco más, donde el solo de guitarra vuelve a sonar poco inspirado. Como resumen, podemos decir que discos como este son los que extendían la idea de que AC/DC reescribían las mismas canciones una y otra vez. El contraste con el álbum previo es más que evidente y probablemente las ventas tan altas fueran debidas al prestigio que habían adquirido en los años anteriores, de tal manera que las ventas bajarían a partir del hundimiento de reputación por el presente disco. El mundo consumista es así.

FLICK OF THE SWITCH

Año de publicación: 1983

Puntuación:

1) Rising Power; 2) This House Is On Fire; 3) Flick Of The Switch;

4) Nervous Shakedown; 5) Landslide; 6) Guns For Hire; 7) Deep In The Hole;

8) Bedlam In Belgium; 9) Badlands; 10) Brain Shake.

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Llegó el momento de la emancipación total del grupo y para esta ocasión las labores de producción fueron llevadas por ellos mismos. Esto solamente se nota en la diferencia respecto a la pulcritud de sonido que había conseguido Lange, pues aquí no consiguen llegar a tanto nivel de excelencia sonora. En todo caso, el motivo de que For Those About To Rock We Salute You fuera tan flojo no era debido a la producción, sino a la ausente inspiración a la hora de componer y el poco entusiasmo en tocar. Afortunadamente, eso será lo que cambie en este álbum y, aunque ya no puedan llegar a la gloria de Back In Black, al menos consiguen mantener un buen nivel al dedicarse a su propio savoir-faire en vez de obcecarse en buscar himnos del rock.

 

La mezcla de poderío y solemnidad que transmiten en ‘Rising Power’ son una buena carta de presentación de cara al sonido que alcanzan aquí. Para nada se nota que no está el productor de sus últimos tres discos y aquí ya demuestran olvidarse de modas y otras historias para centrarse en lo que mejor saben hacer. Lo que algunos podrían decir que habían estado haciendo siempre. Así, esa consistencia sonora les sirve para ejecutar con aparente facilidad otros temas de fortaleza heavy como ‘Badlands’ o ‘This House Is On Fire’. Aquí no encontraremos temas veloces con la excepción de la frenética ‘Landslide’, pero eso supone simplemente un añadido de diversidad y además pocos temas de AC/DC pueden equipararse en velocidad a este.

 

La canción ‘Flick Of The Switch’ suena directamente a lo que habían estado haciendo siempre, como si en ‘Problem Child’ hubieran sustituido en el estribillo un título por el otro. El potente riff que introduce ‘Nervous Shakedown’ hace pensar en algo de blues-rock por ser más lento, pero eso no es un problema y menos cuando la parte vocal está tan bien construida, incluyendo un atractivo puente antes del estribillo. También colocan otro reconocible riff como presentación de ‘Brain Shake’, aunque en este caso no es tan inspirado. En cualquier caso, lo único discreto que encontraremos en este álbum es ‘Deep In The Hole’. Por otro lado, las estructuras de pop-rock reaparecen en ‘Guns For Hire’ y ‘Bedlam In Belgium’, en esta última con el añadido de un impresionante intermedio instrumental donde la guitarra de Angus se luce en sus mejores niveles.

 

Así pues, este álbum no contiene ningún himno ni ningún tema pegadizo para la posteridad, pero sí mantiene un nivel general bueno que les confirmaba como un nombre importante y consolidado en la entonces emergente escena de heavy metal de los ochenta que pronto comenzaría a llenar las listas de ventas con infinidad de grupos. Y bueno, que nadie se haga ilusiones ya con esta banda. Back In Black se irá convirtiendo en una reliquia del pasado y en los álbumes que restan de su carrera no conseguirán ir más allá, cualitativamente hablando, de lo que consiguen en Flick Of The Switch, lo cual ya estaría bastante bien si tenemos en cuenta las restricciones que posee su música.

FLY ON THE WALL

Año de publicación: 1985

Puntuación:

1) Fly On The Wall; 2) Shake Your Foundations; 3) First Blood; 4) Danger;

5) Sink The Pink; 6) Playing With Girls; 7) Stand Up; 8) Hell Or High Water;

9) Back In Business; 10) Send For The Man.

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Justo antes de la publicación de este nuevo álbum, alguien decidió que se podía hacer caja rescatando las canciones que no habían llegado a ser publicadas fuera de Australia, de tal manera que se publicó un EP titulado '74 Jailbreak que contenía varias canciones del High Voltage original y otra que tan solo fue incluida en la versión australiana de Dirty Deeds Done Dirt Cheap. Esta última se titula precisamente ‘Jailbreak’ y es una especie de reescritura de ‘Gloria’ de Them, pero con más fiereza y la penetrante guitarra de Angus. Pero prosigamos con Fly On The Wall, un disco que ya no ofrece nada novedoso salvo algunos detalles de producción, la deteriorada voz de Johnson y el cambio de batería. En principio esto último no debía notarse porque tampoco era un miembro imprescindible, pero se nota una cierta suavización en la percusión que también puede ser achacable a decisiones de producción.

 

No está nada mal el agresivo riff colocado al inicio de la canción que le da título al álbum, pero luego muy pronto notamos que a la voz de Johnson le pasa algo. Varios años llevando al máximo su laringe le pasó factura. Cuando se coloca como vocalista en primer plano, como ocurre en ‘Danger’, incluso parece que estemos escuchando a un nuevo cantante. En cuanto a la música en sí, encontramos varias canciones facilonas de componer y ejecutar como ‘First Blood’ o ‘Back In Business’ que no hacen sino beber del mismo legado de siempre y satisfacer tan solo a los devotos y a los neófitos. El comienzo de ‘Shake Your Foundations’ también está reciclado, pero al menos el resto del tema muestra poderío excepto en el estribillo poco inspirado.

 

En este álbum  no comenzamos a sentir verdadera emoción hasta que llegamos casi a su mitad y nos encontramos con el inicio al estilo de ‘Won't Get Fooled Again’ de The Who que posee ‘Sink The Pink’, pues no es solo la introducción sino que el resto del tema nos devuelve ese poderío especial que AC/DC sabe transmitir en sus mejores momentos. No se pierde el fuelle cuando llega ‘Playing With Girls’ e incluso Johnson se permite unos decentes alaridos en una canción que le enseña unas cuantas lecciones a Aerosmith de lo que debían hacer para tener éxito en los ochenta (es decir, en lo musical, no en cuanto a imagen). Y completan un trío de poderosos temas con el consistente ‘Stand Up’, otra demostración de que eran ajenos a las modas y tampoco necesitaban recurrir a ellas, aunque el comienzo de ‘Hell Or High Water’ sea más pop, pero eso ya lo estaban haciendo desde hacía años.

 

Tienen el acierto de dejar para el final otro de los temas destacados del álbum, ‘Send For The Man’, sobre todo porque nos ofrece la mejor parte de guitarra que encontraremos en él, donde podemos escuchar de nuevo a un Angus en estado permanente de gracia. Eso nos deja una buena sensación para acabar respecto a una obra irregular pero tampoco decepcionante. Un calificativo para este álbum es que ya entramos directamente en el terreno de “todos los discos de AC/DC son iguales”, no tanto por la similitud entre canciones (que también, aunque no sea para tanto), como por el nivel cualitativo en las composiciones, algo que apenas variará en lo que les queda de existencia. ¿Hay algo positivo en ello? Pues que con un álbum de AC/DC se acierta casi con seguridad porque es difícil que te puedan defraudar.

BLOW UP YOUR VIDEO

Año de publicación: 1988

Puntuación:

1) Heatseeker; 2) That's The Way I Wanna Rock'n'Roll; 3) Meanstreak; 4) Go Zone;

5) Kissin' Dynamite; 6) Nick Of Time; 7) Some Sin For Nuthin'; 8) Ruff Stuff;

9) Two's Up; 10) This Means War.

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Previamente a la publicación de este nuevo álbum hicieron la banda sonora para una adaptación cinematográfica de una novela de Stephen King. Esta banda sonora se tituló Who Made Who y tan solo contenía tres composiciones nuevas (para el resto echaban mano de su catálogo), bastante discretas por cierto: ‘Who Made Who’ y los instrumentales ‘D.T.’ y ‘Chace The Ace’. Las pocas ganas (o quizá falta de ideas) para componer nuevo material también se hacen notar aquí y simplemente ponen el piloto automático para tirar de profesionalidad y experiencia.

 

El inicio del álbum es bastante desalentador para quienes no sean fans declarad@s del grupo, pero sirve de ejemplo para lo que vamos a encontrar, pues canciones como ‘Heatseeker’ o ‘Kissin' Dynamite’ suenan irremisiblemente a relleno fácil. ‘Some Sin For Nuthin'’ es uno de esos temas que podrían desglosarse como combinación lineal de otros más antiguos. El riff de ‘Meanstreak’ suena original aunque abusan un poco de él al principio, pero afortunadamente Brian suena convincente y los solos de guitarra de Angus son de los mejores del álbum. Esos solos también pueden parecer similares unos de otros, pero podemos comparar, por ejemplo, el de ‘Meanstreak’ con el de ‘Ruff Stuff’ y se aprecia la diferencia cualitativa.

 

La parte vocal es bastante mediocre en ‘This Means War’, pero la estructura instrumental y el ritmo despiadado la convierten en uno de los puntos fuertes del álbum. Otros temas como ‘Go Zone’ o ‘Nick Of Time’ se salvan por la fiereza que transmiten, aunque todo parezca más de lo mismo. Sin embargo, para dejarnos una buena sensación final, los dos últimos temas son los que más se acercan a la mejor versión de este grupo. La épica de ‘Two's Up’ y el ritmo frenético de ‘This Means War’ nos recuerdan en buena medida la fortaleza de AC/DC a finales de los setenta.

 

Lo que ha ocurrido aquí es fruto del desgaste derivado del transcurso de los años. Para un grupo que no tenía ya nada nuevo que experimentar, puede resultar incluso suficiente con publicar un disco aceptable donde puedan salir ganadores con poco o ningún riesgo. La parte positiva es que no hay ningún tema flojo, todo se mantiene en unos niveles cualitativos aceptables y eso también es de agradecer. No podemos quejarnos cuando escuchamos un álbum así, es lo que esperamos recibir de estos tipos.

THE RAZORS EDGE

Año de publicación: 1990

Puntuación:

1) Thunderstruck; 2) Fire Your Guns; 3) Moneytalks; 4) The Razors Edge;

5) Mistress For Christmas; 6) Rock Your Heart Out; 7) Are You Ready;

8) Got You By The Balls; 9) Shot Of Love; 10) Let's Make It;

11) Goodbye & Good Riddance To Bad Luck; 12) If You Dare.

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Cuando parecía que la estrella del grupo estaba decayendo y que debía pasar el relevo generacional a nuevos grupos que habían entrado con fuerza en el panorama de la música heavy, volvieron con renovada fuerza mediante este The Razors Edge, recordándoles a todos quiénes seguían manteniendo un gran nivel después de tantos años, cosa que muy pocos grupos podrían decir. Aquí ya no se dedican a tirar de experiencia y reciclajes, que también, sino que vuelven a sonar imponentes sin perder gancho, que era la manera de lograr algo notorio. La mayor novedad en este álbum es un dato bastante irrelevante: Brian Johnson ya no escribe las letras, que se convierte en tarea de los hermanos Young. Pero bueno, nadie escucha a AC/DC por sus letras como tampoco nadie ve películas de Hitchcock por sus diálogos.

 

Como si fueran un grupo de rock progresivo, para el impactante inicio de guitarra de ‘Thunderstruck’ se basan en la música clásica, aunque no les sirve de mucho porque al final la canción acaba sonando como si perteneciera a unos flojos The Who de los ochenta, aparte de que el apartado vocal recuerda un poco a las estrofas de ‘Sympathy For The Devil’ de los Rolling Stones. Eso sí, hemos de exceptuar la guitarra porque suena espectacular, como si estuviéramos escuchando unos sintetizadores en vez de un preciso y complejo entramado rítmico que pocos guitarristas podrían mantener con tantas notas durante tanto tiempo. Es curioso que la canción más floja de este álbum, ‘Are You Ready’, también posea una introducción de regusto progresivo para luego dejar paso a un vulgar cock-rock.

 

La fiereza bien entendida del grupo, esto es, la que resulta convincente, reaparece en ‘Fire Your Guns’ a una velocidad de vértigo para lo que son los estándares del grupo, pero siempre han salido airosos cuando se desenvuelven en temas tan rápidos. Saben emplear con acierto unos potentes riffs en ‘Rock Your Heart Out’, distribuyéndolos estratégicamente para que el interés no decaiga en ningún momento, como también demuestran que saben colocar ganchos musicales como cualquier avezado músico de pop en ‘Shot Of Love’. Y es que, de igual manera que escuchamos el lado más salvaje del grupo, tenemos también la opción de escuchar su vertiente más pop también en ‘Moneytalks’, sin que se olviden por ello de incluir una estupenda parte de guitarra.

 

La solemnidad del inicio de ‘The Razors Edge’ transmite también muy buenas vibraciones, desarrollándose luego en un modo épico poco transitado por el grupo pero con un excepcional resultado, como podemos comprobar aquí, donde Johnson suena más fiero que nunca extrayendo toda la rabia de dentro. Es como el puñetazo en la mesa que necesitaban dar para reivindicar su papel todavía preponderante en la escena del rock duro. Se ha de destacar también ‘Mistress For Christmas’ por su elaborada estructura y su contención rítmica, donde el estribillo vuelve a ser demasiado sencillo para estar a la altura del resto del tema, aunque esto es un efecto colateral que debemos tolerar en AC/DC.

 

En cualquier caso, quince años de carrera no van a remediar el problema de los temas de relleno que inevitablemente han de caer por algún lado. Así, podemos clasificar ‘Got You By The Balls’ como la típica canción de medio tempo, donde la voz de Johnson suena preocupantemente peor (y eso contando que está grabada en un estudio), y podemos ser todavía más simples y denominar ‘Let's Make It’ como la típica canción que podemos asociar inmediatamente con AC/DC. Casi podría decirse que ‘Goodbye & Good Riddance To Bad Luck’ es el mismo tema donde han movido el riff de sitio y Johnson ha perdido un poco de voz. Afortunadamente finalizan el álbum con gran poderío mediante la consistente ‘If You Dare’, de mastodóntica sección rítmica (incluido un sensacional riff de los que consagran a cualquier grupo de rock) y unos solos de guitarra espectaculares, donde los coros le echan una mano a Johnson para no resquebrajarse del todo la voz y enfatizar toda la energía que transmite.

 

Nos queda, pues, un recomendable álbum que encantará a cualquier fan de la banda y dejará más que satisfech@ a cualquiera que desee escuchar una obra de rock duro consistente y concisa, con diversidad rítmica, varios riffs de los que dejan huella y unos músicos todavía en plenitud de facultades. Bueno, excepto el bueno de Brian Johnson que seguía lidiando con sus problemas de laringe, pero se ha de reconocer por ello su entrega y voluntariedad.

2021

LIVE

Año de publicación: 1992

Puntuación:

CD I: 1) Thunderstruck; 2) Shoot To Thrill; 3) Back In Black; 4) Sin City;

5) Who Made Who; 6) Heatseeker; 7) Fire Your Guns; 8) Jailbreak; 9) The Jack;

10) The Razor's Edge; 11) Dirty Deeds Done Dirt Cheap; 12) Moneytalks.

CD II: 1) Hells Bells; 2) Are You Ready; 3) That's The Way I Want My Rock'n'Roll;

4) High Voltage; 5) You Shook Me All Night Long; 6) Whole Lotta Rosie; 7) Let There Be Rock; 8) Bonny; 9) Highway To Hell; 10) T.N.T.; 11) For Those About To Rock.

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2021

Como decíamos en el álbum anterior, a unos músicos que estaban en plenitud de facultades (salvo Johnson), lo que les faltaba era demostrar que seguían estándolo encima del escenario, no solo en el estudio, y eso para la posteridad se refleja en los álbumes en directo. Más de una década llevaban con su nuevo cantante y ya nadie echaba en falta a Bon Scott, así que era el momento idóneo para demostrar que seguían siendo una banda de rock duro de primer nivel donde se debe demostrar, es decir, ante el público. Así pues, de la gira realizada tras la publicación de The Razors Edge se realizó una selección de actuaciones que se recogen aquí, cuyo repertorio abarca prácticamente toda la carrera de AC/DC. Casi puede tomarse como un Grandes Éxitos en directo porque no se echa en falta apenas nada. Existe una versión en formato reducido de solo un disco, pero es obvio que en formato de doble álbum nos ofrece una pintura más completa del grupo a principios de los noventa.

 

AC/DC es uno de esos grupos que en directo despliegan un sonido abrumador que, en ocasiones, sobrepasa el sonido quizá más restringido que impone el estudio de grabación, aunque esto no suele afectar a la música del grupo. De igual manera, se suelen perder sutilezas porque los músicos buscan más el efecto arrollador de un sonido potente y consistente que la obligación de concentrarse en alguna variación concreta. En cualquier caso, temas como ‘You Shook Me All Night Long’ o ‘Highway To Hell’ tienen asegurado su impacto en directo tan solo porque son grandes composiciones. Sin embargo, tampoco consiguen superar el nivel de los equivalentes de estudio y tampoco encontraremos grandes diferencias en las interpretaciones en directo. De los pocos momentos en que entran en un verdadero nirvana rockero es en ‘Back In Black’, pero poco más.

 

Algunos de los temas sobrepasan los diez minutos de duración, como cabe esperar de un grupo con algún músico virtuoso, como es el caso de Angus Young. En el caso de ‘Jailbreak’ se llega casi a los quince porque ya hay más de tres minutos de introducción hasta que comienza el tema propiamente dicho. Después, como cabe esperar, todo se alarga en función de los solos de Angus, líder absoluto de los conciertos. Y es curioso que los otros dos temas que sobrepasan los diez minutos (‘High Voltage’ y ‘Let There Be Rock’) sean también de la primera época, lo cual indica que los temas de toda la vida eran donde se sentían más cómodos. ‘Let There Be Rock’ comienza de forma brutal pero luego se transforma en el reino de Angus para que este pueda hacer el show interactivo con su guitarra, que no obstante queda bastante fútil sin imágenes.

 

Al final lo que tenemos es un recomendable doble álbum en directo que honra al rock duro y sus derivados. No es imprescindible, pero nos muestra a un grupo todavía con una gran vitalidad que sabe desplegar en su sonido y que también les lleva a algunos excesos como en las interpretaciones más largas. Para quien no sea fan de AC/DC quizá pueda resultar excesivo tanto repertorio, pero tampoco deja sensación de repetición ni de estar escuchando todo el tiempo lo mismo, salvo en el caso de los extensos shows de Angus, donde el virtuosismo de la guitarra sí que acaba sonando similar. Pero bueno, nadie había dicho que este álbum fuera perfecto.

BALLBREAKER

Año de publicación: 1995

Puntuación:

1) Hard As A Rock; 2) Cover You In Oil; 3) The Furor; 4) Boogie Man; 5) The Honey Roll; 6) Burnin' Alive; 7) Hail Caesar; 8) Love Bomb; 9) Caught With Your Pants Down; 10) Whiskey On The Rocks; 11) Ballbreaker.

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Cinco años habían transcurrido desde su último álbum de estudio y se nota que habían sido unos años de desconexión total de la música, que en realidad es como debería ser para que se considere un descanso real. A quien debería haber beneficiado este largo lapso de tiempo es a Brian Johnson, pero desgraciadamente su voz cada vez da más lástima. Hay momentos en los que esperamos que esa voz se eleve a los altares del heavy, pero se acaba quedando en un chillido contenido que no permite aprovechar el potencial de algunas canciones. Sin embargo, el nivel de las composiciones es más flojo de lo habitual y tampoco se le puede achacar al pobre de Brian la culpa de que Ballbreaker sea una obra mediocre.

 

El disco se inicia con el estilo más clásico del rock mediante ‘Hard As A Rock’, donde no falta un pegadizo riff de guitarra y una progresión de acordes que permite fluir el tema hasta llegar a un destacado solo de Angus. Uno de los pocos temas donde aúnan una trabajada estructura con un atractivo estribillo y un sensacional solo de Young es ‘The Furor’. ‘Love Bomb’ también posee una elaborada construcción y no hay que perderse el impecable trabajo de Angus. La lástima de ‘Burnin' Alive’ es que, de haber sido interpretada por un cantante en sus mejores condiciones, podría haberse extraído un gran resultado de aprovechar su inspirada parte instrumental y un estribillo que apuntaba poderío por todos lados.

 

Tiene su gracia descubrir que el ritmo de ‘Cover You In Oil’ es una copia del de ‘Fame’ de David Bowie. La gracia se pierde cuando descubrimos también que no hay nada más que destacar salvo el eficiente solo de guitarra. El riff que puede escucharse en ‘The Honey Roll’ también nos hace recordar ‘The Ocean’ de Led Zeppelin. De manera análoga, ‘Boogie Man’ es un blues-rock tan poco original como cabría esperar en AC/DC, quizá empeñados en borrar las huellas de aquellas composiciones de los setenta tan estimadas por Bon Scott. Al menos es interesante la elevación gradual que se aprecia en la segunda mitad.

 

No puede faltar contenido de relleno como el de ‘Caught With Your Pants Down’, de cuya letra mejor ni hablar, o la aburrida ‘Whiskey On The Rocks’. En cuanto a ‘Hail Caesar’, incide en todos los (malos) clichés de la música heavy, sin originalidad alguna. Transcurrida la primera mitad, retoman ese recurso tan empleado por AC/DC desde ‘Dirty Deeds Done Dirt Cheap’ de paralizar el ritmo inicial, pero está ya muy visto para quien conozca al grupo, aparte de añadir unos solos demasiado vulgares que cualquier guitarrista con velocidad podría tocar mientras mira al techo. El reciclaje de ideas es también la mayor pega que se le puede poner al tema que le da título al álbum y que sirve de cierre, pues puede satisfacer a quien se conforma con escuchar lo mismo de siempre, pero no a quien espera de AC/DC algo más de inspiración.

 

Es esto último quizá el mejor resumen que puede hacerse de este álbum, muy vulgar para lo que podrían conseguir aunque con algunos detalles que lo salvan de ser directamente un mal disco. El reciclaje de ideas es algo implícito e indisociable dentro de la música de AC/DC, pero lo deseable es que no sea la línea imperante a la hora de componer. En definitiva, esto forma parte del devenir de este grupo.

BONFIRE

Año de publicación: 1997

Puntuación:

CD I: 1) Live Wire; 2) Problem Child; 3) High Voltage; 4) Hell Ain't A Bad Place To Be;

5) Dog Eat Dog; 6) The Jack; 7) Whole Lotta Rosie; 8) Rocker.

 

CD II: 1) Live Wire; 2) Shot Down In Flames; 3) Hell Ain't A Bad Place To Be;

4) Sin City; 5) Walk All Over You; 6) Bad Boy Boogie.

CD III: 1) The Jack; 2) Highway To Hell; 3) Girls Got Rhythm; 4) High Voltage;

5) Whole Lotta Rosie; 6) Rocker; 7) T.N.T.; 8) Let There Be Rock.

CD IV: 1) Dirty Eyes; 2) Touch Too Much; 3) If You Want Blood (You Got It);

4) Back Seat Confidential; 5) Get It Hot; 6) Sin City; 7) She's Got Balls; 8) School Days; 9) It's A Long Way To The Top (If You Wanna Rock And Roll); 10) Ride On.

CD V: Back In Black.

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En honor al fenecido Bon Scott se publicó este box set a mayor (y única) gloria del más carismático vocalista de la banda. En la portada vemos una imagen mítica de los conciertos de AC/DC: Angus subido a los hombros de Scott mientras se pasea por donde está el público, sin que el propio Angus deje de tocar la guitarra en ningún momento. Ese buen rollo queda confirmado con las tres quintas partes del box set, pues recogen dos conciertos del grupo, para encontrar luego algunas tomas alternativas de canciones conocidas y luego un quinto disco que recoge, para sorpresa de todos, el álbum Back In Black, donde ya cantaba Brian Johnson. Si hubieran incluido alguna grabación perdida de Scott para aquel álbum, pues entonces sí que tendría su valor, pero ya sabemos que estos box sets muchas veces están enfocados a rellenar lo máximo posible para hacer caja.

 

Los tres primeros discos contienen exclusivamente música en directo. El primer disco contiene unas grabaciones en directo en un estudio de grabación de Nueva York del 7 de diciembre de 1977, mientras que el segundo y tercero se corresponde con la banda sonora de la película Let there be rock de 1980, que recogía un concierto del 9 de diciembre de 1979 en París, dos meses antes del fallecimiento de Bon. El carisma especial de Scott se palpa desde que empezamos a escucharle cantar en ‘Live Wire’, de la cual encontramos dos interpretaciones porque la segunda posee una extensa introducción que muestra lo bien que se lo pasaban en el escenario, comprobando la reacción del público ante las ocurrencias de los músicos. Las interpretaciones son en general muy buenas aunque tampoco nos muestra todo el potencial que atesoraban, un poco como ocurría con If You Want Blood You've Got It. Eso sí, encontraremos una brutal interpretación de ‘Walk All Over You’ que este caso se mantiene en un excelso nivel sin necesidad de comparación. El único tema que acaba aburriendo de verdad por su larga extensión de trece minutos es ‘Bad Boy Boogie’, pues nos toca tragarnos más de tres minutos dedicados a la repetición de los mismos acordes rítmicos. En cuanto a ‘Rocker’ o ‘The Jack’, parecen destinados a los más fanáticos del grupo porque no tienen nada de especial y son temas que se repiten en los dos conciertos que conforman los tres primeros discos.

 

El cuarto disco contiene tomas alternativas y alguna rareza que en realidad no lo es tanto, pues ‘Dirty Eyes’ no es más que una grabación primeriza de la futura ‘Whole Lotta Rosie’ y, de manera análoga, ‘Back Seat Confidential’ se convertiría más adelante en ‘Beatin' Around The Bush’. De sendos programas de televisión podemos escuchar unas interpretaciones en directo de ‘Sin City’ (de calidad de sonido algo tosca) y ‘She's Got Balls’. Como T.N.T. había sido publicado originalmente en Australia, se incluye aquí la versión de ‘School Days’ de Chuck Berry, que no es hacerle precisamente un favor a la imagen de Bon. Respecto a ‘Ride On’, es también la misma versión de estudio ya conocida y, una vez acabada, se añaden fragmentos de entrevistas a Scott. Por tanto, no hay composiciones inéditas y, si las hubiere, deben ser imitaciones flagrantes de temas conocidos, pues ya sabemos sobre la tendencia de esta banda a sonar de manera similar. En definitiva, este box set está dirigido a los fans acérrimos de AC/DC y muy especialmente a los devotos de la etapa de los setenta con Bon Scott.

STIFF UPPER LIP

Año de publicación: 2000

Puntuación:

1) Stiff Upper Lip; 2) Meltdown; 3) House Of Jazz; 4) Hold Me Back;

5) Safe In New York City; 6) Can't Stand Still; 7) Can't Stop Rock'n'Roll;

8) Satellite Blues; 9) Damned; 10) Come And Get It; 11) All Screwed Up; 12) Give It Up.

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Mediante un título que transmitía seguridad de que volvían porque sabían mantenerse a un nivel acorde con su reputación, cinco años respecto al anterior álbum de estudio replicaba la misma distancia temporal que Ballbreaker en su momento, en esa costumbre iniciada por Michael Jackson en los ochenta de espaciar los álbumes al menos cuatro años y disfrutar así del dinero bien ganado. Pero al menos que pudieran mejorar lo que habían hecho la última vez y conseguir un disco aceptable, que es lo que afortunadamente conseguirán a partir de ahora. No nos harán descubrir nada nuevo (nunca lo habían hecho) ni nos entusiasmarán a la manera de Back In Black, pero sí sabrán aprovechar bien sus virtudes, que a estas alturas se resumen en una sección rítmica bien cohesionada y potente y, por supuesto, la guitarra de Angus Young, la verdadera atracción y singularidad de la banda, su verdadero aliciente. El pobre de Brian Johnson hace lo que puede con su laringe desgastada, pero más o menos sale airoso. Respecto a la música, lo único que podría destacarse es un acercamiento algo mayor al blues-rock, pero no de una manera que sobresalga demasiado respecto al álbum previo o a otros momentos de su carrera.

 

La canción de presentación ya nos avisa de que este álbum es un poco más de lo de siempre, pero con una similitud bien entendida donde le sacan partido al entramado instrumental. Como cabe esperar, es la ubicua guitarra de Angus lo que eleva temas como ‘Meltdown’ por encima de un convencional blues-rock ejecutado de manera profesional. Se muestran bien consistentes con el blues de ‘House Of Jazz’, que en realidad está desarrollado más allá del blues y acaba siendo el rock duro de siempre pero con un estribillo mejorable. Sin embargo, es curioso que la canción que lleva esa palabra en su título (‘Satellite Blues’) sea la que menos suene a blues de todas. ‘Safe In New York City’ recuerda el estilo de temas de los setenta tipo ‘The Jack’, pero el estribillo acaba haciéndose muy pesado porque lo repiten hasta la extenuación. Otras canciones como ‘Give It Up’ quedan simplemente como relleno fácil.

Los aparentes sintetizadores y el tono general de ‘Hold Me Back’ recuerdan a los The Who ochenteros y decaídos. Que total, los problemas de voz que padecía Roger Daltrey no eran muy diferentes de los de Brian Johnson, aquí con una voz que se queda en chillona recatada. Pero en realidad no son sintetizadores, sino que se trata de la guitarra y vuelven a emplearla de manera similar para ‘Can't Stand Still’, logrando un sonido que recuerda al de los sintetizadores cíclicos de Pete Townshend. Por el contrario, con canciones de ritmo jovial y amigable como ‘Can't Stop Rock'n'Roll’ se muestran seguros y quizá más auténticos, pues ya no podían ser esos fieros chavales de hacía veinte o veinticinco años. Pero donde ya no pueden fallar es en los medios tempos bien consistentes y densos como ‘Damned’, otra nueva demostración de pedigrí y poderío, nuevamente también lastrada por un estribillo que parece haber sido escrito en menos de cinco minutos. Y más o menos en un punto intermedio entre las dos anteriormente citadas podemos ubicar ‘All Screwed Up’, uno de los temas más equilibrados y mejor conseguidos del álbum, aunque empiezan abusando un poco de su riff.

 

En resumen, la guitarra de Angus Young vuelve a ser la clave de la salvación del álbum para conseguir algo realmente destacable. La sección rítmica es también potente y necesaria para sustentar los solos de Angus, así que podemos quedarnos satisfechos con un álbum como Stiff Upper Lip, que no destaca por nada en especial pero no defrauda en su propuesta de rock más duro de lo normal. Y ahora sí que se tomarían unas buenas vacaciones.

BLACK ICE

Año de publicación: 2008

Puntuación:

1) Rock 'n' Roll Train; 2) Skies On Fire; 3) Big Jack; 4) Anything Goes;

5) War Machine; 6) Smash 'n' Grab; 7) Spoilin' For A Fight; 8) Wheels; 9) Decibel;

10) Stormy May Day; 11) She Likes Rock 'n' Roll; 12) Money Made;

13) Rock 'n' ­Roll Dream; 14) Rocking All The Way; 15) Black Ice.

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Ocho años es el récord de distanciamiento entre álbumes de estudio de AC/DC, un largo período de tiempo que es casi como un reencuentro después de una disolución. Esto, en el mejor de los casos, puede significar que se ha redefinido la visión artística. Para AC/DC y lo que es habitual en estos casos, estos años significan un descanso largo para volver con una propuesta en sintonía con lo que ya conocemos de ellos. La formación de quinteto sigue siendo la misma, aunque este será la última participación de uno de los hermanos Young fundadores del grupo, el segundo guitarrista Malcolm.

 

La canción que da título al álbum contiene los mejores ingredientes de la banda: un pegadizo riff cíclico, un ritmo potente con suficientes incisos y la voz de Johnson en plena forma, como si hubiera rejuvenecido. Eso sí, le faltaría un solo de guitarra inspirado para haber logrado el estatus de gran tema de AC/DC. Porque en ese sentido eso es una carencia recurrente de este disco, la falta de grandes solos de guitarra, aunque lo suplen con notables riffs y ritmos con gancho. Así, un memorable riff al estilo de los clásicos del grupo es lo que abre el álbum y nos presenta ‘Rock 'n' Roll Train’, de estribillo casi en forma de himno, que en conjunto recuerda a otros grandes temas como ‘You Shook Me All Night Long’. Otra similitud la encontramos en ‘Rocking All The Way’, cuya cadencia sirve para que entre bien por el oído aunque su estribillo recuerda bastante al de ‘Highway To Hell’.

 

La memorable introducción de ‘War Machine’ nos avisa ya de que se trata de uno de los mejores temas del álbum, aunque el apartado vocal es bastante discreto y tan solo se ponen a la altura al llegar al estribillo. Más reposados, dentro de las limitaciones que tiene ese verbo para AC/DC, se nos muestran en ‘Skies On Fire’ y su estribillo amigable. Y es que en tempos algo más tranquilos, también como el de ‘Smash 'n' Grab’, se siguen desenvolviendo bien porque no se olvidan de colocar potentes acordes. ‘Spoilin' For A Fight’ es el típico rock machote, pero con una ejecución impecable como corresponde a unos músicos bien experimentados, mientras que en el pop-rock comercial de ‘Anything Goes’ parece que estén imitando a los Van Halen. Se acercan más al blues-rock en ‘Decibel’, pero sin perder el gusto por un entretenido ritmo, aunque en realidad acaban pareciendo unos Status Quo más duros, mientras que ‘Big Jack’ se desarrolla en el estilo de blues-rock ya de sobra conocido en la banda.

Es inviable pensar que no puede existir relleno en un disco de AC/DC y para eso nos encontramos temas como ‘Wheels’, ‘Money Made’ o ‘She Likes Rock 'n' Roll’. Pero es una música de relleno competente y profesional, así que no se debe inferir ninguna connotación negativa en tal calificación. Las similitudes del riff de ‘Stormy May Day’ con ‘In My Time Of Dying’ de Led Zeppelin son evidentes, pero tampoco puede decirse que la canción sea una imitación, sino que se mantiene en unos parámetros aceptables y con un sonido consistente. En cambio, en ‘Rock 'n' ­Roll Dream’ suenan completamente a The Who, esto es, a lo que hubieran hecho estos en el siglo XXI con inspiración. Y cuando la guitarra de Angus Young parece más la de Pete Townshend, tampoco supone ningún problema.

 

Podemos quedarnos satisfechos con este álbum, pues para un grupo tachado de copiarse a sí mismo descaradamente, aquí consiguen un álbum compensado y aceptable a pesar de los préstamos que toman. No se le puede pedir más a un grupo de rock duro tan longevo que ofrece material nuevo, porque ya quisieran muchos grupos más modernos poder facturar un álbum de ejecución impecable y buen hacer como es este Black Ice. Una lástima que fuera el último de Malcolm Young, pues precisamente su guitarra rítmica es una de las claves para ensalzar este álbum.

BACKTRACKS

Año de publicación: 2009

Puntuación:

CD I: 1) Stick Around; 2) Love Song; 3) Fling Thing; 4) R.I.P. (Rock In Peace);

5) Carry Me Home; 6) Crabsody In Blue; 7) Cold Hearted Man; 8) Snake Eye;

9) Borrowed Time; 10) Down On The Borderline; 11) Big Gun; 12) Cyberspace.

CD II: 1) Dirty Deeds Done Dirt Cheap; 2) Dog Eat Dog; 3) Live Wire;

4) Shot Down In Flames; 5) Back In Black; 6) T.N.T.; 7) Let There Be Rock;

8) Guns For Hire; 9) Rock'n'Roll Ain't Noise Pollution; 10) This House Is On Fire;

11) You Shook Me All Night Long; 12) Jailbreak; 13) Highway To Hell;

14) For Those About To Rock (We Salute You); 15) Safe In New York City.

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Mientras que el box set Bonfire de 1997 se había centrado en la primera etapa con Bon Scott (más la inclusión de Back In Black), en esta nueva compilación, de la cual comentaremos su edición en formato de doble disco, hacen un recorrido por toda su carrera pero recogiendo algo más de material de la era de Brian Johnson, sobre todo en el disco en directo. No hay nada inédito, pero son todo rarezas publicadas en formato de single, bandas sonoras, etc. El contenido en ambos discos está ordenado de forma cronológica, el primero grabado en el estudio y el segundo destinado a las interpretaciones en directo. ‘Stick Around’ y ‘Love Song’ están incluidas porque originalmente se habían publicado únicamente en Australia, en la edición original de High Voltage que únicamente apareció en aquel país.

 

En el citado Bonfire nos quedaba la impresión de que había muy poco que rascar en los archivos del grupo, aparte de las innumerables grabaciones en directo, pero aquí el primer disco sirve para rescatar un buen puñado de rarezas, algunas de ellas muy interesantes. No es el caso de ‘Fling Thing’, que no es más que una tonada tradicional escocesa interpretada en clave de rock, que no de rock duro. Como tampoco sería el caso del rock'n'roll más clásico de ‘R.I.P. (Rock In Peace)’ o la comercial y olvidable ‘Big Gun’ que grabaron para la banda sonora de El último gran héroe, una película igual de irrelevante, aunque todavía más floja resulta ‘Cyberspace’. No obstante, se ha de tener paciencia en otras canciones como el blues-rock de ‘Crabsody In Blue’, pues va oscilando entre el sonido más convencional posible y unos momentos donde va elevándose el tono hasta alcanzar la fiereza que esperamos siempre en AC/DC.

 

‘Carry Me Home’ es la cara B del single en el que se publicó el grandioso ‘Dog Eat Dog’ y presenta un épico inicio de guitarra, si bien luego se nos manifiesta como un ejercicio de energía contenida que se desata en las secciones instrumentales. Se nos muestran consistentes y con gran sobriedad (doble sentido incluido) en ‘Cold Hearted Man’, una de las piezas más serias que pueden escucharse de la era de Bon Scott, pero igualmente una notable canción que vale la pena descubrir. El sonido más moderno y comercial que tenía el grupo en los ochenta lo escuchamos en su acepción mejor entendida en la afilada ‘Snake Eye’, que deja mejor impresión que su cara A de single, ‘Heatseeker’. En cambio, ‘Borrowed Time’ presenta el clásico comienzo mediante un reconocible riff y tampoco decepciona en su desarrollo, como también contiene un riff rítmico ‘Down On The Borderline’, un tema que también recuerda bastante al estilo de Led Zeppelin en su apartado instrumental tomado en conjunto.

 

Respecto al segundo disco en directo, al estar en orden cronológico todavía encontraremos que los cuatro primeros temas tienen como vocalista a Bon Scott. En cualquier caso, no encontraremos nada revelador cuando se conoce todo lo publicado con anterioridad en directo, pero sí es interesante escuchar actuaciones de los primeros años de Brian Johnson con la banda. Vemos que ‘Back In Black’ es de un concierto de diciembre de 1981 y observamos con pesar que ya por entonces Johnson tenía problemas para gritar esos primarios y brutales “Hey, hey, hey” del estribillo. Y es una lástima, porque instrumentalmente no pueden sonar más inspirados y poderosos en este icónico tema, un grupo que estaba entonces en su apogeo. Pero en los shows de AC/DC ya sabemos quién es el protagonista en realidad. Tras un falso final de ‘Let There Be Rock’ podemos escuchar a Angus tocando con un frenesí donde parece que sea un violín eléctrico en vez de una guitarra eléctrica lo que estamos escuchando, de tanta velocidad que le imprime y el sabor clásico del que impregna su estilo. Pocas pegas se le puede poner a este contenido en directo. Si acaso, una calidad de sonido algo floja en ‘This House Is On Fire’ y que acaban sonando demasiado repetitivos y con pocas ganas en ‘Rock'n'Roll Ain't Noise Pollution’ o en ‘Safe In New York City’, esta última la interpretación más tardía al pertenecer a un concierto del año 2000.

 

En cualquier caso, esta recopilación está destinada principalmente a los fans, a quienes no defraudará, como también resulta recomendable para quien desee ampliar u obtener una perspectiva diferente de la evolución del grupo a lo largo de su carrera.

LIVE AT RIVER PLATE

Año de publicación: 2012

Puntuación:

CD I: 1) Rock'n'Roll Train; 2) Hell Ain't A Bad Place To Be; 3) Back In Black;

4) Big Jack; 5) Dirty Deeds Done Dirt Cheap; 6) Shot Down In Flames;

7) Thunderstruck; 8) Black Ice; 9) The Jack; 10) Hells Bells.

CD II: 1) Shoot To Thrill; 2) War Machine; 3) Dog Eat Dog;

4) You Shook Me All Night Long; 5) T.N.T.; 6) Whole Lotta Rosie; 7) Let There Be Rock; 8) Highway To Hell; 9) For Those About To Rock (We Salute You).

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Siendo AC/DC una banda propensa a salir de gira, es de agradecer que no nos hayan acribillado a publicaciones de álbumes en directo, aunque en vídeo sí podemos encontrar algunos ejemplos más (por ejemplo, un concierto en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid). Aquí se recoge un concierto de la gira de presentación de Black Ice que tuvo lugar en Buenos Aires (Argentina) en 2009, en el campo de fútbol de uno de los clubes legendarios de la ciudad. La combinación de rock y deporte siempre ha funcionado, aunque más dudosa resulta la de rock y toros. En lo musical, aquí ya no encontraremos nada novedoso aparte de alguna nueva floritura de Angus, que es el único elemento imprevisible a pesar de que su capacidad de sorprender es ya casi nula. El repertorio interpretado es más que previsible y las novedades respecto a Live de 1992 son básicamente cuatro de las canciones que compusieron en los años posteriores, que curiosamente son todas pertenecientes a su álbum más reciente, Black Ice. Y bueno, la voz de Brian Johnson sigue más o menos igual, aunque ya parece que se ha amoldado a sus limitaciones y el público también lo tiene asimilado, así que ya no supone ningún problema.

 

Es una buena noticia que comiencen con su último himno de rock duro, ‘Rock'n'Roll Train’, pues con ello demuestran que los álbumes no los grababan como mera excusa para salir de gira, que es lo típico de muchos grupos y artistas que han perdido la inspiración para componer. En cualquier caso, aquí se limitan durante la mayor parte del tiempo a ejecutar los clásicos de siempre, donde nunca defraudan aunque tampoco ofrecen ya ningún aliciente. Tan solo los fanáticos del grupo podrán escuchar repetidamente un álbum que no aporta absolutamente nada a la trayectoria del grupo. Eso sí, uno se ha de quitar el sombrero ante las impecables ejecuciones que escuchamos, de una compenetración y consistencia encomiables.

 

Como siempre, ‘The Jack’ se hace aburrida para quienes no sean fans declarados del grupo, pues tiene unos 3-4 minutos intermedios que se hacen eternos por lo monótono del sonido, lo cual quiere decir que algo estarían haciendo en el escenario y eso solo podrán verlo quienes posean el DVD que también publicaron del mismo concierto. Como cabía esperar por lo que ya conocemos de AC/DC, el otro tema que alargan hasta la extenuación es ‘Let There Be Rock’, aquí con casi veinte minutos de duración donde los siete últimos se trata de Angus a solas con su guitarra. Si a esto le unimos la introducción de guitarra sola de ‘Highway To Hell’ que llega a continuación, no hace falta decir la sobredosis de Angus que supone todo eso. Solo para fans, obviamente.

 

Finalizar mediante ‘For Those About To Rock (We Salute You)’ tampoco parece la mejor de las opciones, habiendo tanto donde elegir, pero hay que tomarlo como otro signo más de que la actuación está dirigida a los fans (como es obvio), quienes sí tendrán en gran estima esta canción, aunque se ha de destacar la frenética guitarra de Angus en el tramo final. Para el común de los mortales, este doble álbum tiene como único interés que se trata de la última vez que escucharemos a Malcolm Young (el hermano mayor de Angus) tocando la guitarra rítmica. Se retirará para siempre del grupo, aunque todavía compondrá junto a su hermano el próximo álbum Rock Or Bust, y acabará falleciendo en 2017. Así que puede tomarse Live At River Plate como un último homenaje antes de su retirada.

2023

ROCK OR BUST

Año de publicación: 2014

Puntuación:

1) Rock Or Bust; 2) Play Ball; 3) Rock The Blues Away; 4) Miss Adventure;

5) Dogs Of War; 6) Got Some Rock & Roll Thunder; 7) Hard Times;

8) Baptism By Fire; 9) Rock The House; 10) Sweet Candy; 11) Emission Control.

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2023

Todo quedó en familia y el sustituto de Malcolm Young en la guitarra rítmica fue su sobrino Stevie Young. Aun así, el bueno de Malcolm también participó en este nuevo álbum pero como compositor, pues todo el contenido está acreditado conjuntamente a Angus y él. Lo más importante para nosotros, mortales oyentes, es que el sonido del grupo no se resiente lo más mínimo y nos entregan otra muestra de cohesión, consistencia, profesionalidad y, lo mejor de todo, toques puntuales de la grandeza que tuvieron en sus mejores años. Y eso no es nada fácil, puesto que de un grupo de rock duro de sexagenarios solo podría esperarse una caricatura de sí mismos, no se puede transmitir la misma energía con veinte o treinta años que con sesenta, como es obvio. Pero AC/DC no son cualquier grupo y eso queda aquí nuevamente ratificado. No ofrecen nada nuevo, pero saben retornar con dignidad y mucha energía, haciendo énfasis en sus virtudes y lo que les diferencia de los demás, que es básicamente la maestría de Angus Young con su guitarra y el excelente acompañamiento del que dispone.

 

Bienvenido sea un nuevo álbum de AC/DC si contiene canciones tan descomunales como ‘Dogs Of War’, de vibrante parte vocal, memorable estribillo y solo de guitarra, todo con una fiereza inusitada y convincente para un grupo tan longevo de rock duro. El comienzo mediante ‘Rock Or Bust’ no se queda muy corto y prosigue la mejor tradición del grupo, comenzando con un reconocible riff y llegando a un estribillo sencillo pero siempre enérgico, a lo cual cabe añadir otros solos de Angus de los que no defraudan, sobre todo el de la recta final. En cambio, nada más que el sonido clásico de siempre es lo que encontramos en ‘Play Ball’, de tal manera que tan solo los fans podrán escucharla repetidamente. Es decir, no hay problema si se acoplan a ese sonido clásico pero introducen un riff explosivo como en ‘Sweet Candy’, porque ahí sí que nos encontramos con lo que esperamos de un grupo de tanta solera.

 

Echan mano de profesionalidad y un adictivo riff en ‘Baptism By Fire’, siendo la guitarra otra demostración de maestría en el mundo del rock duro. Sin embargo, no siempre se pueden conseguir riffs interesantes o que no parezcan lo de siempre, pero el caso de ‘Got Some Rock & Roll Thunder’ es uno de los que vale la pena destacar, aunque no es hasta que ha avanzado la canción que aparece en todo su esplendor, transcurrido ya el primer minuto. El riff de entrada de ‘Emission Control’ hace un poco de gracia porque parece que esté emulando algo del ‘Single Ladies’ de Beyoncé, pero es un perfecto final para el álbum por su sonido consistente y posee un poderoso estribillo en la mejor tradición del rock duro.

 

El pop-rock accesible al que parecían dirigirse a veces para diversificar de alguna manera su sonido lo encontramos aquí en ‘Hard Times’. No obstante, en canciones amenas y bien construidas como ‘Rock The Blues Away’ en realidad están sonando como cualquier grupo de rock experimentado pero sin personalidad. De hecho, en buena parte esta canción es una reescritura descarada de ‘Anything Goes’ de Black Ice, así que queda claro que se trataba de conseguir algún tema más para completar la poco más de media hora que dura el presente álbum. Es previsible que haya momentos de poca inspiración o reciclaje de ideas, por lo que en ‘Rock The House’ parece más bien que estemos escuchando a Aerosmith, mientras que conforme escuchamos los coros de ‘Miss Adventure’ es imposible no acordarse de ‘Back In Black’.

 

Como ya se ha sugerido al principio, este disco dista mucho de ser perfecto y, por supuesto, no cabe esperar nada novedoso de él, pero no defraudará a quienes lo escuchen y es una buena opción a escoger. Como curiosidad final, recordar que la gira de este álbum acabará siendo famosa porque Brian Johnson tendrá problemas de oído y será sustituido por nada menos que Axl Rose. Pero famosa sobre todo porque este último se romperá algún hueso de una pierna y aparecerá escayolado y en silla de ruedas en algunos conciertos, entre ellos el de Sevilla. Si escuchar a un sexagenario cantando ‘Highway To Hell’ parece una experiencia muy peculiar, escuchar lo mismo cantado por un cincuentón en silla de ruedas parece que ya sobrepasa el límite entre lo real y lo surreal. Pero salieron airosos de tanto incidente y eso merece un reconocimiento por superar tantas dificultades.

POWER UP

Año de publicación: 2020

Puntuación:

1) Realize; 2) Rejection; 3) Shot In The Dark; 4) Through The Mists Of Time;

5) Kick You When You're Down; 6) Witch's Spell; 7) Demon Fire; 8) Wild Reputation; 9) No Man's Land; 10) Systems Down; 11) Money Shot; 12) Code Red.

Varios años habían transcurrido desde el fallecimiento de Malcolm Young, pero en este retorno del grupo todavía leemos su nombre en la autoría de las canciones junto al de Angus. Esto quiere decir que, o se trata de composiciones archivadas por algún motivo, o Angus tuvo ese detalle fraternal de seguir incluyendo a Malcolm por algún lugar. Visto el nivel cualitativo del contenido del álbum, bien podría haber sido la primera opción y que hubieran echado mano de material ya escrito. Bueno, habría una tercera opción y es que Angus tuviera conexión con el más allá para crear composiciones nuevas junto a su hermano fallecido, pero en esta web no se plantean hipótesis anticientíficas, así que la descartamos. La buena noticia es que Brian Johnson se había recuperado de sus problemas de oído, al menos para ir al estudio de grabación, y vuelve en forma para darlo todo. O sea, todo lo que puede darse en sus circunstancias, que es bastante.

 

Nada más comenzar a sonar ‘Realize’ nos damos cuenta (nunca mejor dicho) de que este grupo tan solo necesita los ingredientes de siempre (riff reconocible, sección rítmica potente y apartado vocal cortante que busque su gancho en el estribillo) para deleitar al personal, mientras Angus va colocando algunos de sus destellos maestros de guitarra. Pero ya sabemos que el pecado venial de AC/DC siempre ha sido parecerse a sí mismos y eso a veces ocurre de manera demasiado evidente. De esta manera, ‘Shot In The Dark’ o ‘Wild Reputation’ son las típicas de ellos donde se quedan en un medio tempo (esto es, para los parámetros del rock duro) y se limitan a repetir el título mediante coros en unos estribillos que quedan algo vulgares. Otras canciones como ‘Rejection’, ‘Money Shot’ (con un destacado solo de guitarra) o ‘No Man's Land’ simplemente dejan la impresión de ser una reescritura poco original de alguna canción anterior. Incluso pueden llegar a sonar algo cansados ellos mismos, como si percibieran que están haciendo lo mismo de siempre.

 

Para buscar un poco de variedad, en ‘Demon Fire’ Brian empieza con una voz grave. Luego entra un riff juguetón que, eso sí, se acaba repitiendo demasiado. El comienzo de ‘Witch's Spell’, con ese sonido extraído de la guitarra pero que suena como un sintetizador, también es ya muy familiar, pero al menos el estribillo de la canción tiene algo de gracia. Quizá el mejor estribillo sea el de ‘Through The Mists Of Time’, que transmite esa buena energía de canciones legendarias como ‘You Shook Me All Night Long’. Para acabar el disco nos dejan una de esas canciones de riff definido que nos colocan en primer término para enganchar pronto, ‘Code Red’, aunque luego su desarrollo es más bien convencional y por eso acaba resultando algo decepcionante, como el álbum en su conjunto.

 

La sensación que deja es que sirve simplemente de excusa para volver a salir de gira, aunque los nuevos tiempos pandémicos no permitan organizar los conciertos a lo grande como en las últimas décadas. Al menos suenan correctos, que también es suficiente a estas alturas de carrera. Como curiosidad, se puede comprar el álbum en una edición especial donde el envoltorio es una caja en la cual se iluminan las letras de la portada, que incluso en un lateral puede apreciarse el conector para recargarlo. Que se note que son un grupo legendario que continúa a pesar de las adversidades.

COMENTARIOS DE LECTORES/AS

Pablo Pérez / Asturias

"Aprovecho que nos comunicamos para comentarte algo que casualmente te leí ayer, revisando tu opinión de Stiff Upper Lip. Realmente lo que suena en "Can't Stand Still" y "Hold Me Back" no son sintetizadores (aunque es cierto que suena al rollo de The Who en "Baba O'Riley" o "Won't Get Fooled Again", por ejemplo); es pura guitarra eléctrica, con una técnica haciendo el riff similar a "Thunderstruck" (el inicio), aunque usando más cuerdas (en "Thunderstruck" se toca solo con una)"

> > > J. Gran: ¡¡Excelente observación!! Procedo a modificar mi error, aunque he dejado la mención al bueno de Pete Townshend, que me cuesta siempre borrar su nombre :D ¡Muchas gracias por tu ayuda, Pablo!

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