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ELTON JOHN

EMPTY SKY

Año de publicación: 1969

Puntuación:

1) Empty Sky; 2) Val-Hala; 3) Western Ford Gateway; 4) Hymn 2000;

5) Lady What's Tomorrow; 6) Sails; 7) The Scaffold; 8) Skyline Pigeon;

9) Gulliver/Hay Chewed/Reprise; [BONUS TRACKS:] 10) Lady Samantha;

11) All Across The Havens; 12) It's Me That You Need; 13) Just Like Strange Rain.

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El mismo año que empezaba a aflorar el rock progresivo y el rock duro como vertientes potenciales dentro del movimiento musical, surgía también la figura de un rockero más clásico pero lleno de creatividad e ideas, además de una gran habilidad con el piano. A estas alturas, Reginald Kenneth Dwight se había curtido lo suficiente para llegar aquí, pues ya había compuesto canciones para otros artistas y había tocado el piano como músico en algunas bandas, aunque el momento que marcaría sus inicios y toda su carrera sería cruzarse con el letrista Bernie Taupin, con quien formaría un tándem inmejorable de tal manera que Elton John compondría la música para las letras de aquél.

 

Lo mejor de este disco de debut lo encontramos precisamente en sus primeras canciones. En la que da título al disco podemos asombrarnos por el intrigante comienzo con bongos y notas sueltas de piano que dan paso a un pasaje rockero digno de los mejores Rolling Stones (yo tomaría este ‘Empty Sky’ como el ‘Gimme Shelter’ de Elton John), con una gran parte vocal y unos sorprendentes arreglos durante sus más de ocho minutos de duración donde hay cabida incluso a flautas y pasajes instrumentales de gran nivel. Le sobraría su parte final donde cae en el mismo error que tuvo Arthur Lee en su momento con Love, al querer imitar los alardes vocales de Mick Jagger, feneciendo en el intento. Y hablando de comienzos, el de ‘Hymn 2000’ parece haber servido de inspiración para el inicio de ‘Cross-Eyed Mary’ de Jethro Tull, aunque aquí a continuación se transforme en un tema cercano al folk.

 

También se puede destacar ‘Val-Hala’ por sus buenas melodías, aunque lo más destacable es el prominente sonido de clavecín, que de haber sonado menos forzado en algunos momentos hubiera convertido esta canción en la mejor del disco. El clavecín vuelve a emplearse con menos lucidez en la melódica ‘Skyline Pigeon’. También podemos disfrutar de ‘Western Ford Gateway’, la cual presenta un estilo más americano que produciría grandes resultados más adelante en el disco Tumbleweed Connection.

 

Pasadas la cuatro primeras canciones que abren el álbum, todas de buen nivel, lo que llega después es casi un relleno de temas más convencionales iniciados por la floja ‘Lady What's Tomorrow’, que no suena mal pero que se olvida tan rápidamente como acaba. Todavía más simplona suena ‘The Scaffold’, cantada en una entonación que parece más dirigida a un público infantil que otra cosa. Al menos ‘Sails’ mantiene esos aires rockeros que parecen sobrevolar este disco. Y el final de lo que era el LP original está conformado por un medley poco creativo y ensamblado de forma un tanto brusca, con una segunda parte que se mueve entre el jazz y el rock. Tampoco deja una impresión perdurable, por mucho que se incluyan en su sección final diferentes extractos de todas las canciones del disco.

 

De los bonus tracks podríamos señalar lo mismo que del resto del álbum, pues tenemos en primer lugar una primera canción (‘Lady Samantha’) que tiene un sabor épico interesante y un buen estribillo, además de un gran solo de guitarra. Lo que llega después se podría acoplar perfectamente a la definición de relleno en su mejor acepción, salvo ‘It's Me That You Need’, debido a su edulcorado estribillo que se repite hasta extremos insoportables.

 

En definitiva, un aceptable debut que muestra las credenciales de Elton como rockero surgido de la vieja escuela, apoyándose ya en un sonido cohesionado y profesional, además de ofrecer una primera muestra de algunas buenas melodías que ganarán en calidad y cantidad durante los siguientes años. Y, por supuesto, su estilo donde predomina el piano como instrumento conductor de las composiciones.

ELTON JOHN

Año de publicación: 1970

Puntuación:

1) Your Song; 2) I Need You To Turn To; 3) Take Me To The Pilot;

4) No Shoe Strings On Louise; 5) First Episode At Hienton; 6) Sixty Years On;

7) Border Song; 8) The Greatest Discovery; 9) The Cage; 10) The King Must Die; [BONUS TRACKS:] 11) Bad Side Of The Moon; 12) Grey Seal (Original version);

13) Rock'n'Roll Madonna.

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El álbum homónimo de Elton John suele tomarse como su primer disco probablemente por ese mismo motivo. En cualquier caso, sigue en el mismo camino del disco de debut, agrupando canciones de corte más rock, con otras más country, gospel y algunas baladas, en algunos casos orquestadas, de las que podría destacarse precisamente la final ‘The King Must Die’, que con su piano inicial quizá pudiera inspirar a la primera Kate Bush y que luego presenta un gran desarrollo épico que es el preludio de futuras canciones de corte progresivo y de mayor grandeza todavía.

 

La canción más conocida de este disco, y una de las mejores de su carrera, es ‘Your Song’, una genialidad basada en la sencillez de su mensaje y sus arreglos, que dejan el protagonismo a la bella parte vocal que transmite todo ese sentimiento de humildad hacia el trabajo propio y de amor hacia otra persona. Otro de los temas conocidos del disco es la rockera ‘Take Me To The Pilot’, que tiene un gran comienzo pero que decae irremisiblemente en su repetitivo y simplón estribillo. Si exactamente extrajésemos ese estribillo, estaríamos sin duda ante una magnífica canción, pero es lo que tenemos. Para disfrutar del Elton John rockero pero incisivo es mejor pasarse a ‘The Cage’, donde los aullidos del estribillo ayudan a darle algo de fuerza al disco después de tanta contemplación que lo recorre, además de poseer curiosamente un solemne solo de teclado en vez del académico solo de guitarra que debería acompañar cualquier canción de ese estilo rock.

 

Por otro lado, el clavecín que habíamos escuchado con interés en el disco de debut, aquí aparece en todo su esplendor en la emotiva ‘I Need You To Turn To’, que es una de las mejores baladas perdidas de Elton John gracias a sus grandes melodías. Y demostrando esa devoción por las baladas y los teclados era evidente que debíamos encontrarnos con canciones ornamentadas con música orquestal como ‘First Episode At Hienton’, ‘The Greatest Discovery’ o la más elaborada ‘Sixty Years On’, en la cual quizá se abuse demasiado de la orquesta en algunos momentos, puesto que sus pasajes instrumentales no ofrecen apenas nada novedoso.

 

En el estilo musical más devoto de la música norteamericana, tal como aflorará en mayor cantidad para el Tumbleweed Connection, tenemos aquí la convencional ‘No Shoe Strings On Louise’ y la brava incursión gospel de ‘Border Song’.

 

De los bonus tracks no se puede decir demasiado, pues tanto ‘Bad Side Of The Moon’ como ‘Rock'n'Roll Madonna’ son sendas demostraciones inofensivas de animación rockera y la versión original de ‘Grey Seal’ que se editó como single es de inferior calidad a la que recuperaría y re-grabaría con brillante resultado para el gran Goodbye Yellow Brick Road.

 

Lo que queda claro en este segundo intento es que el dúo John/Taupin estaba capacitado para conjuntar buenas letras con un armazón musical de buen nivel, el tiempo y la experiencia les ayudaría a mejorar y alcanzar un gran nivel como el que demostrarían en los próximos discos.

TUMBLEWEED CONNECTION

Año de publicación: 1971

Puntuación:

1) Ballad Of A Well-Known Gun; 2) Come Down In Time; 3) Country Comfort;

4) Son Of Your Father; 5) My Father's Gun; 6) Where To Now St. Peter?; 7) Love Song; 8) Amoreena; 9) Talking Old Soldiers; 10) Burn Down The Mission;

[BONUS TRACKS:] 11) Into The Old Man's Shoes;

12) Madman Across The Water (original version).

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Tras diversos flirteos con el country, blues, gospel y otros estilos del otro lado del Atlántico, en su nuevo LP Elton John grabó una obra completamente ambientada en ese mundo sureño y rural que tanto admiraba. Como si hubiera sido un alumno aventajado de The Band, aquí Elton no solo en la portada del disco sino también en la música se adentra en el mundo de la música tradicional americana, de tal manera que cualquiera en ese momento podría pensar justificadamente que se encuentra ante un músico del sur de Estados Unidos que toca la música que conoció desde pequeño, en vez de ante un británico ajeno a ese mundo.

 

Empleando una instrumentación precisa con todos los instrumentos bien ensamblados (donde por supuesto se entrevé claramente el afinado piano de nuestro protagonista), incluido el pertinente uso del violín o la guitarra slide en los momentos requeridos, una interpretación vocal potente y segura, coros vocales cuando son precisos y, lo más importante, de buenas a grandes melodías, este disco fluye incansablemente transportando al oyente a tiempos pretéritos de inicios del siglo XX, sea en un estilo que recuerde más al segundo disco de The Band (‘Ballad Of A Well-Known Gun’, ‘Country Comfort’, ‘Son Of Your Father’), o adaptando en cierta manera sus baladas al sonido americano (‘Come Down In Time’, ‘My Father's Gun’), esto último excepto en el caso de ‘Talking Old Soldiers’, donde con valentía se lanza a cantar acompañándose únicamente de su piano, demostrando al mismo tiempo sus cualidades como cantante y como músico.

 

Si el disco fluye de forma muy agradable y melódica, a partir de ‘My Father's Gun’ es cuando se consigue la excelencia, en este caso concreto por su memorable estribillo donde empleando magistralmente todos los recursos musicales a su alcance consigue potenciar su mensaje y transmitir una enorme fuerza de forma gradual, que va subiendo de tono con la letra de Taupin. En ‘Amoreena’ podríamos decir más de lo mismo, aunque el estribillo no sea tan impactante, pero el desarrollo de la canción está marcado por una inmejorable percusión que marca los tiempos y cambios de ritmo necesarios para darle ese toque diferente, lo cual unido a otra gran parte de piano la convierte en otro de los momentos destacados del disco.

 

Una de las mejores canciones es ‘Where To Now St. Peter?’, que engancha ya desde su melodía inicial de piano a la que pronto se engancha la primera frase de Elton de una manera que ya no sale de la cabeza, junto a líneas de guitarra eléctrica aleatorias y unos acertados coros que engrandecen su inicio y que durante el desarrollo de la canción no bajan de ese nivel. Por si todo eso no le parece aún suficiente a alguien, que se fije en la melodía del estribillo en la que se cita el título de la canción, otra nueva y memorable melodía a añadir al catálogo de Elton John, ¡y en el mismo tema! Esta canción rivalizaría con otra imprescindible que no hay que perderse, la final ‘Burn Down The Mission’, que si su épica inicial y su estribillo ya son toda una delicia, cuando a partir de los dos minutos se lanza con su piano a tocar una rápida y movida melodía para comenzar un breve pero magnífico pasaje musical, solo nos queda rendirnos ante la evidencia de que, esta vez sí, nos encontramos ante un gran músico en la cúspide de su carrera.

 

Curiosamente podemos encontrar una canción no compuesta por la dupla John/Taupin, que es la balada acústica ‘Love Song’, en la que se acompaña por la propia autora de la canción, una tal Lesley Duncan. La canción sería una mezcla entre la guitarra de ‘Julia’ de los Beatles y la forma de cantar de Crosby, Stills & Nash. Y también llegan esos momentos más movidos en los que nos invita incluso a movernos, como es el caso de ‘Son Of Your Father’ (donde se incluye una armónica), aunque el ambiente general es más bien reposado.

 

Los bonus tracks están a la altura del impresionante nivel de este álbum, pues ‘Into the Old Man's Shoes’ sigue en un estilo épico aunque menos memorable que otros mejores ejemplos que encontramos aquí, pero presenta igualmente una magnífica instrumentación donde se potencia la buena parte vocal. De haber acertado más con las melodías podríamos habernos encontrado con otro gran tema. Y el otro bonus track es nada más y nada menos que una versión inicial de la impresionante ‘Madman Across The Water’ de casi nueve minutos de duración y de una manera más directa y menos progresiva de lo que sonaría en su versión final, lo cual no le resta ni un ápice de su fuerza porque aparte cuenta con la guitarra de Mick Ronson, toda una garantía de éxito.

FRIENDS

Año de publicación: 1971

Puntuación:

1) Friends; 2) Honey Roll; 3) Variations On Friends;

4) Theme (The First Kiss)/Seasons; 5) Variations on Michelle's Song (A Day in the Country); 6) Can I Put You On; 7) Michelle's Song; 8) I Meant to Do My Work Today (After All a Day in the Country); 9) Four Moods; 10) Seasons Reprise.

Música para la banda sonora de una película desconocida –al menos en España– que contó con la excepcional participación de Elton John y Bernie Taupin para la composición íntegra de la parte musical. Como suele ser habitual en estos casos, abundan los temas instrumentales (o casi instrumentales) como ocurre con ‘Seasons’, ‘Variations On Friends’ o la extralarga ‘Four Moods’, entre otras, que aburren hasta a una ostra al ser un sonido de lo más convencional, lo que podríamos esperar en la banda sonora de cualquier película.

 

‘Friends’ es casi la única canción destacable al presentar todas las características del mejor Elton John, además de servir de ejemplo para la posterior ‘Tiny Dancer’, solo hay que fijarse en el estribillo. En cambio, otras canciones como ‘Michelle's Song’ suenan bien pero poco más, puesto que una vez se acaban se olvidan al momento al no presentar nada que pueda destacarse.

 

Como vestigio de lo que venían haciendo recientemente, ‘Honey Roll’ y ‘Can I Put You On’ siguen en la onda de Tumbleweed Connection, en ese estilo musical americano que incluye coros y un prominente piano que guía las canciones. ‘Can I Put You On’ destaca sobre todo por su sección final instrumental, que recuerda los mejores momentos del disco anterior.

 

Poco más puede decirse de una discreta intervención en el mundo cinematográfico en la que apenas vale la pena rescatar unas pocas canciones y el resto dejarlas en el más completo olvido.

11-17-70

Año de publicación: 1971

Puntuación:

1) Bad Side Of The Moon; 2) Amoreena; 3) Take Me To The Pilot; 4) Sixty Years On;

5) Honky Tonk Women; 6) Can I Put You On;

7) Medley: Burn Down The Mission/My Baby Left Me/Get Back.

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Un disco en directo con seis canciones es lo que podríamos esperar de un grupo de rock progresivo pero no de un rockero tan directo como Elton, pero como precisamente su siguiente disco de estudio representará su incursión dentro del mundo progresivo (eso sí, sin perder nada de sus rasgos más característicos), en este caso podemos sorprendernos con elaborados arreglos como los que realzan ‘Sixty Years On’ hasta la excelencia de lo que podríamos denominar en un concierto en directo.

 

En cualquier caso, lo que más abunda es la inevitable animación rockera sin demasiadas florituras, como es el caso de ‘Bad Side Of The Moon’, ‘Take Me To The Pilot’ o la versión de ‘Honky Tonk Women’ de los Rolling Stones. No están mal pero en ningún caso justificarían la adquisición de este disco. Al menos en ‘Can I Put You On’ (de la banda sonora de la película Friends) parece que quita por un momento el piloto automático y consigue transmitir algo más de emoción.

 

Por otro lado, en ‘Amoreena’ (que no estaba incluida en el LP original) lo que sorprende es la dubitativa parte vocal, donde parece en algunos momentos que a Elton le cueste cantar, aunque la grandeza del tema permite superar este eventual problema. Todo lo cual nos deja con las dos interpretaciones imprescindibles que podemos encontrar en este disco: una es la ya citada ‘Sixty Years On’, que aquí presenta un insuperable inicio con unas líneas de piano enfatizadas por una potente percusión, que mejoran la original y predecible parte orquestal, pues transmiten mucho más poderío y fuerza. Y el medley final que comienza con la magnífica ‘Burn Down The Mission’, donde los magistrales cambios de ritmo y el desarrollo instrumental posterior no hacen perder el interés ni un solo instante, que luego se enlaza con la renovada versión de ‘My Baby Left Me’ de Arthur Crudup y la diferente versión de ‘Get Back’ de los Beatles, aquí en un sonido menos norteamericano y más pesado, sobre todo por el ominoso bajo que acompaña estas dos versiones.

 

En definitiva, un recomendable disco en directo que representa una grata visión de lo que representaba Elton John en esa época, el de heredero de los grandes pianistas de rock de los años cincuenta, acompañado de una gran banda muy cohesionada y que no se amedrenta ante interpretaciones de cierta complejidad.

MADMAN ACROSS THE WATER

Año de publicación: 1971

Puntuación:

1) Tiny Dancer; 2) Levon; 3) Razor Face; 4) Madman Across The Water;

5) Indian Sunset; 6) Holiday Inn; 7) Rotten Peaches; 8) All The Nasties; 9) Goodbye.

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Como demostración de versatilidad artística, aquí Elton John demuestra que la absorción de ideas procedentes de la música progresiva le sirve a él para realizar arreglos más elaborados e impredecibles, así como añadir desarrollos instrumentales interesantes a sus composiciones musicales.

 

Las primeras tres canciones inician el disco con una nota gentil y agradable, pues tienen todos los ingredientes del mejor Elton John: buenas melodías, estribillo cantable, piano reconocible y, en el caso de la primera ‘Tiny Dancer’, moderado pero buen uso del sonido orquestal. Quien haya visto la película Casi famosos (Almost Famous) de Cameron Crowe recordará probablemente la escena durante un viaje en el que los personajes escuchan esta canción y empiezan a cantarla casi al unísono. El moderado uso de la orquesta se eleva un poco más de tono en ‘Levon’, pero quizá suene demasiado forzado en este caso y además adolece de un estribillo menos reconocible. Y ‘Razor Face’ podría tomarse como la tercera parte de una misma suite, solo que en este caso la guitarra eléctrica es algo más prominente.

 

Cuando llegamos a la canción que da título al álbum es cuando debemos quitarnos el sombrero y dejarnos llevar por la conjunción de cuidados arreglos, estructura progresiva, memorables melodías y poderío instrumental, pues nada menos que gente como el insigne teclista Rick Wakeman, el gran percusionista Ray Cooper o Terry Cox, batería del mítico grupo folk británico Pentangle (pionero de este género junto a Fairport Convention y Steeleye Span), aportan su parte correspondiente para convertir este tema en toda una experiencia musical y en imprescindible para cualquier amante del rock progresivo. Justo a continuación, ‘Indian Sunset’ mantiene la excelencia con el incremento gradual de intensidad que va asomando conforme avanza la parte vocal y se llega al clímax instrumental de cada final de estrofa. Es curioso que aquí se retome la imaginería del viejo oeste, puesto que musicalmente poco tiene que ver con Tumbleweed Connection. En el polo opuesto, tanto ‘Holiday Inn’ como ‘Rotten Peaches’ recuerdan a aquel disco por su parte musical que no por su letra, aunque en la primera ese sonido algo más country-western (sobre todo por la mandolina que se puede escuchar) viene aderezado con las grandes líneas de piano y la orquesta. Impresionante su coda instrumental.

 

Lo más flojo en comparación con el resto, si es que ese término puede aplicarse a este disco, es el gospel de ‘All The Nasties’, que en principio sigue los cánones marcados en ‘Tiny Dancer’ pero con menos originalidad y con un estribillo algo empalagoso debido a los coros, sobre todo por la repetición excesiva de “Oh my soul” en su parte final. Pero bueno, para el final vuelve el Elton intimista acompañado únicamente de su piano para cantarnos la triste letra escrita por Taupin.

 

Si no fuera porque la mitad de las canciones aquí encontradas se asemejan bastante entre sí, tanto en estructura como en sonido, podríamos habernos encontrado ante el mejor disco de Elton John, pero no obstante se puede situar entre los mejores de su carrera, nada que ver con la dejadez que empezaría a demostrar a finales de la década respecto a la producción y creación musical.

HONKY CHÂTEAU

Año de publicación: 1972

Puntuación:

1) Honky Cat; 2) Mellow; 3) I Think I'm Going To Kill Myself; 4) Susie (Dramas); 5) Rocket Man (I Think It's Going to Be a Long, Long Time); 6) Salvation; 7) Slave;

8) Amy; 9) Mona Lisas And Mad Hatters; 10) Hercules.

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El nombre francés es debido a que el nuevo LP fue grabado en una mansión francesa, siguiendo esa moda en la que famosos artistas de rock salieron a grabar fuera del Reino Unido para ahorrarse un buen dinero en impuestos. Musicalmente hablando, este disco satisfará más a aquellos que disfrutan con el estilo de rock compacto de Elton John que comprende como elementos básicos una conjuntada sección rítmica, una guitarra que se deja ver de vez en cuando con gusto y, cómo no, el destacado piano suyo, que junto a su modulable voz convierten cualquier canción con una melodía distinguible en un momento agradable. Así, en ese estilo menos sorprendente para el resto de los mortales, podemos encontrar canciones como ‘Honky Cat’ (en estilo honky-tonk, obvio), la más acústica ‘Slave’, baladas como ‘Mellow’ o ‘Mona Lisas And Mad Hatters’, además de canciones más animadas como es el caso de ‘Amy’, donde destaca la participación del gran violinista Jean-Luc Ponty con un gran y desenfrenado solo. Precisamente son detalles como ése los que indican algún rasgo diferenciador en buena parte de las canciones aquí contenidas. En ‘I Think I'm Going To Kill Myself’ lo más destacable son los cambios de ritmo que podemos encontrar, además de un pegadizo ritmo marcado por el piano. Esto último también distingue claramente a la última canción del disco, ‘Hercules’, donde además brilla el guitarrista que le acompañaba en esa época, Davey Johnstone. Hay que recordar que Elton supo rodearse de un buen grupo de músicos, donde los fijos eran, aparte del mencionado, el bajista Dee Murray y el batería Nigel Olsson. Sin olvidar a su gran letrista Bernie Taupin.

 

El espíritu de Tumbleweed Connection parece recuperarse algo en ‘Susie (Dramas)’, aunque a estas alturas suena más como un descarte de aquel disco que como una nueva y fresca composición. También recupera el gospel en ‘Salvation’, pero tampoco es un estilo en el que pueda destacar ni aportar nada novedoso, siendo lo más novedoso el sonido de guitarra del solo que se escucha casi a la mitad del tema.

 

El gran éxito fue (y es) ‘Rocket Man’, que en la misma vena afectivo-espacial iniciada por el ‘Space Oddity’ de David Bowie consigue emocionar con su relato del astronauta separado de su familia debido a su trabajo y abocado a la soledad del espacio exterior. Inolvidable su elaborado estribillo que comienza con la también inolvidable línea “And I think it's gonna be a long, long time”. Lástima que Kate Bush realizara una deplorable versión en el disco homenaje que brindaron a Elton a principios de los noventa.

 

Este disco fue el primero de los próximos siete que alcanzarían el primer puesto en la lista de ventas de Estados Unidos, pero no parece justificado respecto a su trayectoria hasta ese momento, pues mayores meritos musicales se acumulaban en algunos discos anteriores. Pero también hay que reconocer que, para cualquiera que disfrute del estilo más característico de Elton John, aquí encontrará todo lo que anduviera buscando. Y Elton se convirtió en un artista de moda en esa época.

DON'T SHOOT ME I'M ONLY THE PIANO PLAYER

Año de publicación: 1973

Puntuación:

1) Daniel; 2) Teacher I Need You; 3) Elderberry Wine; 4) Blues For My Baby And Me;

5) Midnight Creeper; 6) Have Mercy On The Criminal; 7) I'm Gonna Be A Teenage Idol; 8) Texan Love Song; 9) Crocodile Rock; 10) High Flying Bird;

[BONUS TRACKS:] 11) Screw You (Young Man's Blues); 12) Jack Rabbit;

13) Whenever You're Ready (We'll Go Steady Again);

14) Skyline Pigeon (piano version).

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Siguiendo más o menos la estela que habían dejado Elton y Bernie en su disco anterior, en éste consiguen mantener el nivel melódico demostrado sin demasiados sobresaltos, con el mismo sonido compacto y efectivo que tan bien sabían ejecutar, pues ya llevaban los músicos de acompañamiento de John varios años con él. Así, tenemos que escuchar canciones más inofensivas como ‘Blues For My Baby And Me’ (donde parece imitar el estribillo de ‘Alone Again Or’ de Love y nos mete algo de sitar para despistar), ‘High Flying Bird’ (que parece la misma que ‘Blues For My Baby And Me’ pero en clave gospel) o la más enérgica ‘Midnight Creeper’.

 

Las dos canciones más famosas de este disco carecen del gancho y la maestría de ‘Rocket Man’, aunque en general se las ubique al mismo nivel que ésta. Por un lado, ‘Daniel’ sigue en la línea de las grandes baladas de Elton, pero falla en que los finales de línea de las estrofas son mejores que el estribillo. Por otro lado, ‘Crocodile Rock’ es un homenaje al rock'n'roll de los años cincuenta, pero a mí personalmente nunca me convencerán esos coros de falsete que echan para atrás. Por encima de ellas yo me quedaría con la épica recuperada en ‘Have Mercy On The Criminal’, que después de su desaforado inicio (que parece proto-disco) continúa de una manera devota del ‘I Want You’ de The Beatles, con un marcado ritmo y una parte vocal memorable. Los instrumentos orquestales ayudan a aportar un sonido rayano en lo progresivo y el solo de guitarra es de los mejores del disco.

 

De manera un tanto irónica se refiere la letra de ‘I'm Gonna Be A Teenage Idol’ a su exitosa imagen como artista musical de grandes masas. Y en ‘Texan Love Song’ contrapone la figura del americano sureño medio, cerrado de mollera y en contra de los hippies que llevan una vida más libre. El toque especial se da en el estribillo, con esa manera especial de decir la palabra “hippie” que contiene en sí misma una melodía especial. Por otro lado, el inicio de piano de ‘Teacher I Need You’ y ‘Elderberry Wine’ nos indica que ha vuelto el pianista rockero que Elton John lleva en su interior, el de un Jerry Lee Lewis más metódico. En la primera de ellas, si que vuelve con un gran estribillo que enaltece la temática que bordea un tanto el ridículo sobre el amor de un alumno por su profesora. En el poderoso estribillo de ‘Elderberry Wine’ consigue asimilar el sonido de los años cincuenta por los instrumentos de viento que lo enfatizan todavía más.

 

Los bonus tracks no están mal, junto a una olvidable versión alternativa de ‘Skyline Pigeon’ (canción perteneciente a su disco de debut) encontramos tres caras B de singles extraídos del futuro Goodbye Yellow Brick Road: un despreciable tema country llamado ‘Jack Rabbit’; ‘Screw You (Young Man's Blues)’, la cual tiene un inicio que recuerda a cómo iniciaban precisamente The Who su ‘Young Man Blues’ y que parece que pudiera servir de inspiración para Boston y el comienzo de su ‘More Than A Feeling’, aunque luego se encamine hacia un rock con profusión de saxofón. Y ‘Whenever You're Ready (We'll Go Steady Again)’ tiene todavía más fuerza, con otro potente estribillo marca de la casa de la mejor época de este gran músico.

 

Pudiera parecer por lo que hemos visto en estos dos últimos discos que Elton John podría haberse relajado y haber puesto el piloto automático para ir facturando discos de bella factura pero con menor chispa, con solo seguir el mismo camino seguro por el cual se había encaminado, hasta que se acabara del todo la inspiración y comenzara a repetirse. Pero afortunadamente todavía habrán por delante un par de momentos de inspiración acumulada que serán los últimos vestigios de genialidad de un artista que caería en picado hasta niveles muy por debajo de la mediocridad. Por cierto, como curiosidad hay que señalar el guiño de la portada al aparecer un cartel de la película de los Hermanos Marx Go West (titulada en España Los Hermanos Marx en el Oeste).

1) Funeral For A Friend (Love Lies Bleeding); 2) Candle In The Wind;

3) Bennie And The Jets; 4) Goodbye Yellow Brick Road; 5) This Song Has No Title;

6) Grey Seal; 7) Jamaica Jerk-Off; 8) I've Seen That Movie Too; 9) Sweet Painted Lady; 10) The Ballad of Danny Bailey (1909-34); 11) Dirty Little Girl; 12) All The Girls Love Alice; 13) Your Sister Can't Twist (But She Can Rock'n'Roll);

14) Saturday Night's Alright For Fighting; 15) Roy Rogers; 16) Social Disease;

17) Harmony.

Puntuación:

Año de publicación: 1973

GOODBYE YELLOW BRICK ROAD

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El primer disco doble que publicara Elton John puede tomarse como un compendio de la quintaesencia de este artista (junto a Bernie Taupin, no lo olvidemos) dentro de la variedad estilística que había definido desde sus comienzos. Podría tomarse como su propio White Album, aunque sea demasiado atrevida tal calificación por tratarse de un dúo de compositores que trabajan juntos. Fue grabado en el Château d'Hérouville, ubicado en Francia, en el mismo lugar por donde pasaron, entre otros muchos, Pink Floyd, David Bowie, T. Rex o Jethro Tull, una maniobra estrictamente financiera destinada a evadir la gran carga impositiva que el gobierno británico aplicaba a los artistas musicales. La creatividad desplegada durante todo el álbum es inaudita, con gran diversidad de estilos que no hacen decaer el interés durante todo el álbum.

 

Para los amantes del rock progresivo tenemos la suite ‘Funeral For A Friend’, que es todo un réquiem en clave de rock, sobre todo en el inicio con los efectos de viento y el solemne teclado lleno florituras barrocas. El pasaje de guitarra que se inicia a los 2:38 mantiene el mismo sentimiento entre épico y fúnebre, que es la antesala de otra sección más animada donde irrumpe el piano como instrumento principal. Y cuando ya estamos pensando que se trata de una pieza instrumental, a partir de los 5:30 llega la sección con parte vocal, que realmente no encaja demasiado con el talante oscuro del resto de la suite, pero sigue siendo un potente rock con un gran riff de guitarra después de cada estribillo y un gran pasaje instrumental intermedio. No habrán demasiados momentos de tanta fuerza en este disco, siendo uno de los más destacados ‘All The Girls Love Alice’ al explayarse el guitarrista Davey Johnstone en su parte final, además de presentar como curiosidad la primera participación de Kiki Dee en una canción de Elton John, aunque de manera discreta haciendo coros.

 

La famosa ‘Candle In The Wind’ (cuya fama se vería acrecentada tras ser interpretada en 1997 como homenaje a de Diana de Gales tras su muerte en trágico accidente de coche) inicialmente era un homenaje a otra muerte inesperada, la de Marilyn Monroe, tal como se expresa durante la letra, aunque ésta trata en general de esas estrellas que tras llevar una vida personal desastrosa y demasiado breve, dejan tras de sí una leyenda que perdura a lo largo de los años. Mejor todavía si cabe es la canción que da título al álbum, otra balada poseedora de una potente carga épica, donde el pasaje vocal de los “oh, oh, oh” impresiona por su profundidad emocional. Aunque no a tan altísimo nivel, sobre todo por su primera mitad algo repetitiva, también sorprenden los dos últimos minutos de ‘I've Seen That Movie Too’ en forma de coda instrumental liderada por una inmejorable guitarra distorsionada.

 

Una cierta calma pero con pegadizo sentido rítmico nos confiere ‘Bennie And The Jets’, donde quizá sobren los falsetes de Elton que afean lo que por su ritmo podría tomarse como una marcha. En un estilo similar pero más acentuada por la guitarra eléctrica encontramos ‘Dirty Little Girl’, que presenta una letra bastante misógina, sobre todo si lo comparamos con la oda femenina ‘Candle In The Wind’. Pero no es el único momento de misoginia, pues ‘All The Girls Love Alice’ realiza igualmente una descripción despectiva de una chica.

 

Hay canciones menos vistosas pero que son igualmente agradables y presentan suficientes detalles (líneas de piano, acordes de guitarra, cambios de ritmo...) como para asegurar buenos momentos musicales como ‘Sweet Painted Lady’, el boogie de ‘Social Disease’ o el rock clásico de ‘Your Sister Can't Twist (But She Can Rock'n'Roll)’. No obstante, para rock clásico del bueno tenemos el conocido single ‘Saturday Night's Alright For Fighting’. Y cuando el sonido se simplifica, como en ‘This Song Has No Title’, donde básicamente se escucha el piano, el nivel no se resiente por disponer de buenas melodías que fluyen de manera natural.

 

Como su propio nombre indica, ‘Jamaica Jerk-Off’ es un patinazo en toda regla de aires latinos que no debería haberse incluido. Elton quizá quiso incluir algo que recordara la estancia en Kingston durante la que compuso la música para las letras que le había enviado Bernie Taupin. Tampoco deja muy buena impresión una balada de esas escritas para agradar a las abuelas como ‘Roy Rogers’.

 

Citando a otro nombre propio, ‘The Ballad of Danny Bailey (1909-34)’ recupera el espíritu de raíces norteamericanas del Tumbleweed Connection y lo mejor que se podía encontrar en aquel álbum. Mayor grandeza que encontrar tantas memorables melodías en una misma canción no es sino indicativo de la vulgaridad en la que caería Elton John unos años después. Es algo que suele ocurrir en muchos artistas originalmente muy creativos, que acaban separando las pocas melodías originales que consiguen crear para exprimirlas en el mayor número de canciones posibles. Por otro lado, la regrabación del antiguo single de 1970 ‘Grey Seal’ es todo un acierto, por sus memorables melodías (la de las estrofas principales no saldrá de tu cabeza) y el poderoso estribillo que eleva el tono hasta comenzar de cero para retomar impulso. Y la final ‘Harmony’ es una balada de agradables armonías con algo de orquesta, el broche perfecto para cerrar este doble álbum que sobra decir que fue número uno a ambos lados del Atlántico, incluyendo un destacado octavo puesto en las listas españolas, cuando aquí íbamos todavía a remolque de las tendencias musicales del momento.

1) The Bitch Is Back; 2) Pinky; 3) Grimsby; 4) Dixie Lily; 5) Solar Prestige A Gammon;

6) You're So Static; 7) I've Seen The Saucers; 8) Stinker;

9) Don't Let The Sun Go Down On Me; 10)Ticking;

[BONUS TRACKS:] 11) Pinball Wizard; 12) Sick City; 13) Cold Highway;

14) Step Into Christmas.

Puntuación:

Año de publicación: 1974

CARIBOU

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Para este nuevo álbum, se puede decir que la base continuó siendo la misma: mismo grupo, mismo dúo compositivo. Pero no obstante, después de un alarde de creatividad de tan amplio calibre, lo que se deja traslucir aquí es algo de cansancio, como si hubieran aflorado todo lo mejor que tenían en el Goodbye Yellow Brick Road y aquí solo queden exhaustos, dedicados exclusivamente a grabar un nuevo disco según los acuerdos comerciales con la discográfica. Ni siquiera para la portada se tomaron una mínima molestia y queda como una de las más ridículas de su discografía.

 

La única canción que ha pasado a la historia con justicia es ‘Don't Let The Sun Go Down On Me’, una impresionante balada liderada por un solemne piano, con imbatibles melodías donde destaca ese giro melódico justo en el último verso antes del estribillo: “Closed the door and left me blinded by the light”. El elaborado estribillo también se encuentra entre los mejores que haya salido de la mano de John y Taupin, además de contar con los coros nada menos que de dos Beach Boys, Carl Wilson y Bruce Johnston. Fue publicada como single y alcanzó un meritorio puesto nº 2 en los Estados Unidos, puesto que en 1991 sería superado en muchos países más (incluidos el Reino Unido y los Estados Unidos) con la grabación en directo en dúo junto a George Michael. En los bonus tracks encontramos su cara B, ‘Sick City’, un pasable rock para crear un contraste con tan bella balada, que aporta un buen solo de guitarra ligeramente distorsionada que quizá sea lo único destacable.

 

Por la experiencia del álbum anterior, cuando un@ lee el título ‘The Bitch Is Back’ en su interior el cerebro lo interpreta como ‘The Misogyny Is Back’, hasta que comprobamos en primer lugar que Elton lo canta en primera persona y que se esté refiriendo a él mismo, tal como se comenta sobre unas declaraciones de Bernie Taupin explicando que está escrita pensando en él. Además, conociendo que en los coros está la gran Dusty Springfield, nos queda ya claro que ella no se hubiera prestado para un insulto a la figura de la mujer. Musicalmente, lo más destacado es ese efecto de eco que suena con la guitarra. Ante un lenguaje tan deslenguado, el antídoto llega con el intento de complacer a todos los miembros de la familia por igual (incluido a los abuelos), lo cual les lleva a componer el agradable country de ‘Dixie Lily’. Lo que no es buena señal es que Elton acabe sonando como una big band de rock'n'roll, enérgica pero insustancial como un Miguel Ríos cualquiera, tal como ocurre en ‘You're So Static’. Por otro lado, ‘Pinky’ sería una canción mediocre si no fuera por ese sonido de sintetizador que asemeja un moog, jugada maestra que le otorga un aire diferenciador e interesante. No será la única pieza que contenga este sonido, pues le gustó tanto que en la teatralizada ‘Solar Prestige A Gammon’ volvió a repetirlo, en este caso unido a retazos de music-hall con una letra ininteligible que parece mentira que saliera de la pluma de Taupin.

 

También ocurre en un par de casos que el comienzo de la canción crea unas expectativas positivas o negativas que luego no se cumplen. Así, el inicio de ‘Grimsby’ asusta por su simplona melodía de guitarra, pero luego la variada melodía vocal transporta el tema por derroteros conocidos y susceptibles de ser disfrutados. En el polo opuesto, ‘I've Seen The Saucers’ comienza con dos solemnes notas de piano acompañadas de percusión que nos hace pensar en un épico tema, pero lo que nos encontramos realmente es una aburrida canción sin apenas melodías que sigue y sigue hasta casi cinco minutos de indiferencia total. Tampoco deja muy buen sabor de boca el vulgar blues apropiadamente titulado ‘Stinker’, aunque no se le puede negar bastante energía. La idea de la final ‘Ticking’ también es buena, con una bella introducción de piano que crea el clima pesaroso adecuado para narrar la historia de unas violentas muertes a manos de una persona introspectiva y con problemas psicológicos derivados de una infancia acumuladora de resentimiento. El problema que tiene es que, a lo largo de sus más de siete minutos, ya no encontramos nada nuevo pasados los dos minutos y medio, por lo que escucharla una segunda vez se hace ya cuesta arriba, por muy interesante que pueda parecer la letra.

 

En los bonus tracks no hay mucho que decir, pues tanto ‘Cold Highway’ como la navideña ‘Step Into Christmas’ (donde al menos hay un movido ritmo llevado por la guitarra acústica) se olvidan enseguida, pero en el polo opuesto destaca la genial versión que realizara de ‘Pinball Wizard’ para la versión cinematográfica de Tommy, ya comentada en el análisis de dicho álbum. Una lástima que toda esa energía no quedara reflejada también de alguna manera en este algo flojo Caribou, desliz de momento poco importante.

CAPTAIN FANTASTIC AND THE BROWN DIRT COWBOY

Año de publicación: 1975

Puntuación:

1) Captain Fantastic And The Dirt Brown Cowboy; 2) Tower Of Babel; 3) Bitter Fingers; 4) Tell Me When The Whistle Blows; 5) Someone Saved My Life Tonight;

6) (Gotta Get A) Meal Ticket; 7) Better Off Dead; 8) Writing;

9) We All Fall In Love Sometimes; 10) Curtains;

[BONUS TRACKS:] 11) Lucy In The Sky With Diamonds; 12) One Day At A Time; 13) Philadelphia Freedom.

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Sutileza es la palabra clave para entender la grandeza de este álbum. Tras el bajón de Caribou, queda demostrado que éste fue únicamente un tropezón achacable a la elevada productividad que venían ofreciendo desde sus inicios. Pero Elton, Bernie y compañía (que sigue siendo la misma, por suerte) demuestran que estaban en su mejor momento de forma, por lo que aquí encontramos un sonido increíblemente compacto, elaborado y repleto de detalles estilísticos que ornamentan el sonido con una elegancia propia de gente como Steely Dan. E igual que éstos, la sutileza cuesta de ser notada en primera instancia, pero está ahí para que se nos aparezca en cualquier momento.

 

Uno de los mejores ejemplos es la primera canción que encontramos, la que da título al álbum. Si no prestamos mucha atención, lo que nos parece escuchar a primera vista es simplemente a Elton soltando sus peroratas sobre una base instrumental poco vistosa, pero cuando nos damos cuenta del cambio de ritmo una vez llega el estribillo, así como de una percusión nada lineal y varios detalles de guitarra que aparecen durante la canción, entonces es cuando ‘Captain Fantastic And The Dirt Brown Cowboy’ se convierte en algo más que la típica canción de Elton John. Tampoco se hace ascos al sonido orquestal, aunque se consiga con el mellotron, lo cual produce buenos resultados en ‘Tell Me When the Whistle Blows’, bien adornado por un sonido de violines de fondo. Por otro lado, la canción más potente que encontraremos es ‘(Gotta Get A) Meal Ticket’, donde no falta un fiero solo de guitarra y una base rítmica excepcional.

 

Si pudiera tomarse alguna canción como arquetipo de la balada rock de tempo medio, bien podríamos elegir ‘Tower Of Babel’, de imaginería religiosa además (por lo que el solo de guitarra tras el primer estribillo parece recrear el estilo de un órgano de iglesia), donde los cuidadosos arreglos y su elaborado estribillo con sutiles cambios de tono (“Have a ball you all”) la convierten en una de las mejores canciones del álbum. Otra gran balada es la canción más conocida del álbum, ‘Someone Saved My Life Tonight’, que a través de una duración de casi siete minutos nos transporta a una historia de salvación y redención que está referida a cuando Elton estuvo a punto de casarse con una mujer antes de comenzar su carrera musical. ‘We All Fall In Love Sometimes’ no quedaría muy lejos, aunque no resulta tan extremadamente memorable como sus predecesoras.

 

No todo iba a ser brillantez, por lo que canciones como ‘Writing’, que no está mal, pasa más desapercibida aunque esté bien ejecutada. La tétrica en su letra ‘Better Off Dead’ no demuestra en lo musical nada relevante, salvo la sección coral que antecede al final y que se complementa bien con la prominente batería. En ‘Bitter Fingers’ están mejor las estrofas que el estribillo, aunque lo más destacable es el florido piano que suena en el inicio y que luego se irá repitiendo.

 

El único desliz del álbum, un desliz bastante grave por cierto, es la extralarga ‘Curtains’, que aburre hasta a las ovejas. Así, cuando casi a la mitad del tema aparece la batería, produce un efecto despertador equiparable al timbal de la Sinfonía Sorpresa (la nº 94) de Haydn, solo que este último lo buscaba de manera premeditada. En ‘Curtains’, todo es vulgar y simplón, hasta los repetitivos coros de la parte final y lo que parece un canto tirolés de Elton.

 

Los bonus tracks son devotos de John Lennon. En primer lugar, encontramos una versión de ‘Lucy In The Sky With Diamonds’ (nº 1 en singles en los Estados Unidos), que cuenta con la participación del propio Lennon y que se alarga hasta sobrepasar los seis minutos, puesto que se añaden pasajes instrumentales nuevos que le dan un aire diferente, menos psicodélico y más pop. También hay una versión de ‘One Day At A Time’ del infravalorado álbum Mind Games, que no supera al original pero que instrumentalmente transmite una gran emotividad, por lo que se agradecen los pasajes instrumentales. Otro nº 1 en Estados Unidos fue el single ‘Philadelphia Freedom’, un tempo medio orquestado que era un homenaje a la tenista Billie Jean King. Y no, Michael Jackson no se inspiró en ella para ‘Billie Jean’.

 

En resumidas cuentas, mejor que este disco no sea el primero que escuches de Elton John, porque en las primeras escuchas deja un tanto indiferente. Pero es el resultado de la evolución de unos músicos que ya habían alcanzado su plenitud y que por ello consiguen elevar el nivel general de las canciones con aportaciones y detalles más propios de grupos de rock consolidados.

ROCK OF THE WESTIES

Año de publicación: 1975

Puntuación:

1) Medley: Yell Help/Wednesday Night/Ugly; 2) Dan Dare (Pilot Of The Future);

3) Island Girl; 4) Grow Some Funk Of Your Own;

5) I Feel Like A Bullet (In The Gun Of Robert Ford); 6) Street Kids; 7) Hard Luck Story; 8) Feed Me; 9) Billy Bones And The White Bird;

[BONUS TRACK:] 10) Don't Go Breaking My Heart.

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Sin más modificaciones que el despido del baterista y bajista habituales en la banda, algo poco relevante de cara al resultado final, en esta nueva entrega Elton John se dirigió hacia un sonido algo más directo. La guitarra parece predominar mucho más que en anteriores ocasiones, cortesía del habitual Caleb Quaye, que debió estar contentísimo en la grabación de este álbum.

 

El disco se inicia con un interesante medley que representa el lado más original de Elton. Comienza con una parte titulada ‘Yell Help’, la cual posee un entretenido ritmo de tipo funk pero más tranquilo, además de que recuerda bastante al estilo de John Lennon, su buen amigo. Sigue con ‘Wednesday Night’, una apacible tonada de florido teclado y profusión de coros que sirve de digresión ante el retorno de ‘Yell Help’. Por último, ‘Ugly’ es un acelerado final con coros femeninos, que según los créditos son obra de Labelle.

 

En general, el nivel compositivo es más flojo que en el anterior álbum, como si se hubiera caído de nuevo en la menor inspiración de Caribou. Esa falta de inspiración se denota, por ejemplo, en ‘Dan Dare (Pilot Of The Future)’, en la cual parece querer interpretar una nueva versión de ‘Honky Cat’. Echar mano de los ritmos de Bo Diddley siempre viene bien para animar con poco esfuerzo, aunque en el caso de ‘Billy Bones And The White Bird’ el citado predominio de la guitarra le aporta una fortaleza especial que vuelve irrelevante el empleo de un ritmo tan estandarizado. Y aunque tenga la palabra funk en su título, lo cierto es que ‘Grow Some Funk Of Your Own’ no posee nada que pueda hacer pensar en ese título y es más bien un tema rock vulgar.

 

En cualquier caso, ‘I Feel Like A Bullet (In The Gun Of Robert Ford)’ y ‘Street Kids’ están muy bien ejecutadas y podrían tomarse como arquetípicas de los dos estilos más habituales de Elton John, el de baladista rock con el piano en primer lugar y el de rockero clásico con profusión de guitarra, en ambos casos con un agradable resultado. En ‘Street Kids’ le escuchamos cantar con esa fiereza que saca a relucir en contadas ocasiones. Encontramos también canciones como ‘Feed Me’, que parece que van a quedar lideradas nuevamente por la guitarra pero que dan el testigo a un hipnótico teclado, lo cual tampoco es óbice para que se dejen caer algunos acordes afilados de guitarra.

 

El single de presentación de este disco fue ‘Island Girl’, canción entretenida y agradable pero poco vistosa, por lo que sorprende que fuera número uno en Estados Unidos. Lo único destacable es la participación en ella de Kiki Dee, quien sería también la importante voz de, esta vez sí, un grandísimo single de Elton titulado ‘Don't Go Breaking My Heart’, que aquí aparece en los bonus tracks. Es otra de sus canciones inolvidables, gracias al dueto insuperable y la química especial que parece surgir entre ellos, engrandeciendo las memorables melodías de este tema.

 

Aunque tampoco sea un gran disco, éste será el último álbum de estudio como mínimo aceptable en décadas. Habrá todavía un buen puñado de grandes canciones por el camino, pero el grueso de la producción de Elton John transcurrirá básicamente entre la comercialidad bien entendida y el relleno de mal gusto, con todos los matices que quedan en el terreno intermedio.

HERE AND THERE

Año de publicación: 1976

Puntuación:

CD I: 1) Skyline Pigeon; 2) Border Song; 3) Take Me To The Pilot; 4) Country Comfort; 5) Love Song; 6) Bad Side Of The Moon; 7) Burn Down The Mission; 8) Honky Cat;

9) Crocodile Rock; 10) Candle In The Wind; 11) Your Song;

12) Saturday Night's Alright (For Fighting).

 

CD II: 1) Funeral For A Friend/Love Lies Bleeding; 2) Rocket Man;

3) Take Me To The Pilot; 4) Bennie And The Jets; 5) Grey Seal; 6) Daniel;

7) You're So Static; 8) Whatever Gets You Thru The Night;

9) Lucy In The Sky With Diamonds; 10) I Saw Her Standing There;

11) Don't Let The Sun Go Down On Me; 12) Your Song; 13) The Bitch Is Back.

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Originalmente, Here And There era un simple LP que recogía una selección de canciones correspondientes a dos conciertos, uno en Londres (de ahí el “Here” del título) y el otro en el Madison Square Garden de Nueva York (“There”), ambos realizados en 1974. Para la reedición en CD se tuvo un mejor criterio y se amplió el repertorio de ambos conciertos hasta convertirlo en un doble álbum, donde el primer CD se corresponde con el concierto de Londres y el segundo CD con el de Nueva York. Pero mejor criterio todavía fue no duplicar ninguna canción (salvo ‘Take Me To The Pilot’), por lo que nos queda una acertada panorámica de toda la carrera de Elton John. El grupo que le acompaña es el habitual, con la suerte de contar también con el gran e incombustible percusionista Ray Cooper.

 

Salvo Madman Across The Water y obviamente Friends, todos los álbumes están representados por alguna canción, lo cual demuestra la importante trayectoria que había seguido desde su comienzo y también la especie de Grandes Éxitos en directo que representa el presente disco. Aún así, comenzar el álbum con una discreta interpretación de ‘Skyline Pigeon’ no parece una buena idea, puesto que no crea demasiadas expectativas de encontrar algo interesante. ¡Pero es solo el principio! Porque del álbum homónimo de 1970 encontramos unas excepcionales interpretaciones de ‘Border Song’ (muy emotiva) y ‘Take Me To The Pilot’ que superan a las originales en entusiasmo y emoción, esta última con un gran solo de guitarra y además por partida doble al aparecer en ambas actuaciones. Incluso una canción inicialmente discreta como ‘Bad Side Of The Moon’ aquí recobra nueva vida con unas buenas melodías que pasaban desapercibidas en la versión de estudio pero que en directo afloran con gran resultado.

 

Igual que ocurriera en 11-17-70, ‘Burn Down The Mission’ sigue siendo aquí uno de los platos fuertes con sus cambios de ritmo y su frenética parte final instrumental, uno de los momentos en que Elton puede demostrar su virtuosismo con el piano. También es excepcional la recreación de la multiparte ‘Funeral For A Friend/Love Lies Bleeding’, un acierto asegurado de entrada. Y es que no hay apenas nada flojo, prácticamente todo es de primer nivel. Si acaso puede criticarse la extensa duración de ‘Honky Cat’ debido a un lamentable solo de lo que parece un silbato de los carnavales de Río de Janeiro.

 

Pero el mayor puntazo de todo el álbum es cuando aparece John Lennon para cantar tres canciones junto a Elton. El motivo de esta estelar aparición fue que, tras participar Elton John en la grabación del single ‘Whatever Gets You Thru The Night’, apostó con Lennon a que llegaría al número uno de ventas y que, de ser así, aparecería con él en alguno de sus conciertos. Así pues, Elton ganó la apuesta y ambos interpretan en primer lugar este single con gran arrojo y energía. Como ya habíamos visto, también había publicado como single su propia versión de ‘Lucy In The Sky With Diamonds’, por lo que aquí aprovecha también la ocasión. Y por último, tras una graciosa presentación por parte de Lennon (“una canción de mi antigua prometida McCartney”) se lanzan a pasarlo bien con el rock'n'roll más clásico de ‘I Saw Her Standing There’, legendario tema que iniciaba el LP de debut de The Beatles. Fue la última vez que se vería a Lennon actuando en directo, así que hay que añadir a todo ello su componente histórico.

 

Así pues, tras todo lo comentado solo queda recomendar este álbum como el último vestigio de la grandeza que encumbró a Elton John como una estrella de la música también en directo, puesto que a partir de ahora comenzamos un descenso en caída libre del que no se recuperará. La genialidad a partir de ahora aparecerá en pinceladas (cuando aparezca), pero ya no en forma de disco consistente.

BLUE MOVES

Año de publicación: 1976

Puntuación:

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CD I: 1) Your Starter For...; 2) Tonight; 3) One Horse Town; 4) Chameleon;

5) Boogie Pilgrim; 6) Cage The Songbird; 7) Crazy Water; 8) Shoulder Holster.

 

CD II: 1) Sorry Seems To Be The Hardest Word; 2) Out Of The Blue;

3) Between Seventeen And Twenty; 4) The Wide-Eyed And Laughing;

5) Someone's Final Song; 6) Where's The Shoorah?; 7) If There's A God In Heaven (What's He Waiting For?); 8) Idol; 9) Theme From A Non-Existent TV Series;

10) Bite Your Lip (Get Up And Dance!).

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Después de ver en los últimos años cómo nos daba una de cal y otra de arena, aunque siempre en un  nivel aceptable, tras el más flojo Rock Of The Westies aquí parecía que nos tocaba otro gran álbum, más si cabe observando que se trataba de un doble LP. Porque, ¿quién va a querer publicar un disco doble si el nivel de las composiciones no es suficientemente bueno para completarlo? Cualquier artista de renombre graba un puñado de temas y selecciona lo mejor para su publicación. Pero no, que nadie se haga ilusiones porque aquí se rompe esa idea. En esta última colaboración con Bernie Taupin, el resultado global es lo peor que hubiera publicado Elton hasta la fecha, si descontamos la banda sonora de Friends.

 

De lo mejor del álbum que se puede encontrar es el animado instrumental inicial ‘Your Starter For...’, compuesto por el guitarrista habitual de Elton, Caleb Quaye, que enlaza con la emotiva balada orquestal ‘Tonight’, siendo esta última una de las pocas demostraciones de grandeza que encontraremos en el álbum, aunque el sonido queda algo adelgazado al estar formado por el piano y la orquesta únicamente. Puede parecer instrumental porque hasta los tres minutos no empezamos a escuchar la voz, pero vale la pena la espera por la emoción que transmite. A Elton John nos lo podemos imaginar disfrazado de Mozart mientras la interpreta, tal como hizo en alguna ocasión, peluca blanca incluida.

 

Este empleo de la orquesta en más ocasiones de lo habitual, puede que sea lo más novedoso de un disco que navega a la deriva por lugares ya recorridos y trillados. Por ejemplo, ‘Shoulder Holster’ es lo típico que esperaríamos de Elton John y Bernie Taupin si se decidieran a componer una canción en cinco minutos, sin mucho esfuerzo. A los dos minutos, ‘Boogie Pilgrim’ ya ha dicho todo lo que tenía que decir, por lo que triplicar esa duración la vuelve aburrida. Muchísimo mejor es ‘Cage The Songbird’, canción que habla de la legendaria cantante francesa Édith Piaf y está adornada por las voces de Crosby y Nash, donde lo mejor es su estribillo: “And you can cage the songbird / But you can't make her sing”.

 

Las canciones rock no acaban de despegar y suenan bien pero se olvidan rápidamente (‘One Horse Town’ o la más empalagosa ‘Bite Your Lip (Get Up And Dance!)’, que en su parte final parece una mezcla de gospel y música disco, presagiando los futuros movimientos de Elton. La más destacada quizá sea ‘Crazy Water’, espoleada por la sencilla melodía principal que va sonando a lo largo de la canción con diferentes timbres.

 

Si el primer disco puede pasar por aceptable una vez escuchado, el segundo es muy flojo en comparación. Eso sí, contiene una de las canciones consideradas clásicas de Elton John: ‘Sorry Seems To Be The Hardest Word’. Una nueva balada orquestal de encanto melódico que tuvo buenas ventas como single, aunque le faltaría algo más de contenido para englobarse entre las mejores canciones de sus autores. Mucho peor son otras baladas de piano tediosas que llegan después: ‘Someone's Final Song’ y ‘Idol’. ¿Y qué se puede hacer si un día te encuentras en el estudio de grabación un sitar? ¡pues escribir una balada rápida para aprovecharlo! Aunque la parte vocal no encaje para nada con el sitar y aunque la voz suene nada convincente, lo mismo da, ¡le habremos dado variedad al disco!. Y eso mismo es lo que parece ocurrir en ‘The Wide-Eyed And Laughing’.

 

Por otro lado, es curioso ver un instrumental (en esta ocasión dos, ‘Out Of The Blue’ y ‘Theme From A Non-Existent TV Series’) acreditado al dúo John/Taupin, puesto que Taupin era únicamente letrista, pero cosas más raras se han visto. En cualquier caso, ‘Out Of The Blue’ presenta cierta fuerza que se echa en falta en el álbum, pero no da más la sensación de ser una improvisación de estudio basada en una melodía principal pero que flojea en comparación con otros grupos instrumentales mejores en ese estilo de fusión-rock (me viene a la mente Chicago, que en 1976 todavía editaba álbumes decentes). ‘Theme From A Non-Existent TV Series’ es rápida y breve, pero suena entretenida y poco más.          

 

Ante la típica hipótesis de los discos dobles, en las que se comenta cuánto habría mejorado de haberse publicado como disco único, dejando fuera lo más flojo, aquí cabe decir que poco más se hubiera mejorado. A lo sumo, se ha quedado al nivel de Caribou, una regresión en toda regla. Puede resumirse todo ello como una despedida de Bernie Taupin por la puerta de atrás. Lo único destacable es su portada de estilo impresionista.

A SINGLE MAN

Año de publicación: 1978

Puntuación:

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1) Shine On Through; 2) Return To Paradise; 3) I Don't Care; 4) Big Dipper;

5) It Ain't Gonna Be Easy; 6) Part-Time Love; 7) Georgia; 8) Shooting Star; 9) Madness; 10) Reverie; 11) Song For Guy; [BONUS TRACKS:] 12) Ego; 13) Flinstone Boy;

14) I Cry At Night; 15) Lovesick; 16) Strangers.

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Sin su letrista habitual (Bernie Taupin) y sin una formación estable para acompañarle, este disco demuestra la desorientación de Elton John a la hora de reanudar su carrera. Para escribir las letras, el elegido será un tal Gary Osborne, que colaborará puntualmente en los próximos años. Pero como podemos comprobar aquí, el problema no eran Bernie ni las letras de las canciones. El problema es que la creatividad de Elton no pasaba por un buen momento y la creatividad no es algo que se pueda forzar para que emerja. De hecho, es un problema del que nos atrevemos a decir que ya no se recuperará jamás, con discos de estudio que, a lo sumo, solo podrán igualar el mediocre nivel ofrecido en estos dos últimos álbumes. Al menos hasta mediados de los noventa y probablemente más allá.

 

La táctica de comenzar de manera calmada con el piano hasta llegar a un estribillo pretendidamente enérgico y acompañado de percusión, como ocurre en ‘Shine On Through’, ya está muy visto a estas alturas y solo produce nostalgia de los mejores tiempos pasados. Mirar atrás suele ser un síntoma de la carencia de ideas, aunque al menos puede servir también para salir airoso ante el estancamiento. Así, nombrando lo positivo, ‘It Ain't Gonna Be Easy’ nos traslada a la época de las composiciones épicas de Madman Across The Water, con arreglos orquestales de Paul Buckmaster que, sin ser prominentes, acentúan el carácter casi progresivo de la pieza, que además supera los ocho minutos de duración. Un pelín más atrás en el tiempo parece dirigirse mediante ‘Georgia’, justo a la época de música de raíces sureñas de Tumbleweed Connection, pero han cambiado tanto los tiempos que ahora lo único que consigue es aburrir. De manera análoga, ‘Return To Paradise’ representa la típica canción de ritmo lento-pero-no-tanto que pronto asociamos con la imagen de Elton John, aunque en este caso con unos arreglos que no favorecen mucho porque hace que el tema parezca destinado a un recital para la tercera edad. Y ‘Part-Time Love’ queda como la versión descafeinada de ‘Don't Go Breaking My Heart’.

 

Los temas de relleno serán ya una constante en los álbumes de Elton. Por tanto, lo mejor que podremos desear es que no se trata de temas tan aburridos como el dixieland de ‘Big Dipper’. Eso sí, en ‘Shooting Star’ se sobrepasan los niveles de empalago y melosidad, convirtiéndose en una artificial balada que posee los peores ingredientes de la música adulta ñoña. El ritmo bailable de ‘Madness’ preludia el inminente paso a la música disco, aunque aquí se conserva todavía un buen acompañamiento con el piano (incluida alguna floritura de corte clásico) más algunos incisivos punteos de guitarra. Lo único negativo es una excesiva duración de seis minutos que solo sirve para repetir en exceso lo mismo. Mejor todavía es cuando el rocanrolero que Elton John lleva dentro aparece de forma notoria en ‘I Don't Care’, bien complementada por los coros femeninos y los violines.

 

El breve instrumental ‘Reverie’ parece situado como introducción del único tema rescatable para la posteridad, que no es otro que el crescendo paulatino de ‘Song For Guy’. Como una especie de pop progresivo en el que se va interpretando una composición de piano de grandes melodías y forma cíclica, gradualmente se van añadiendo elementos sonoros que adornan el tema. Cuando pensamos que se trata de un tema instrumental, pasados los cinco minutos se puede escuchar la voz de Elton casi como si fuera un susurro, muy acorde al carácter etéreo de la composición.

 

Los bonus tracks casi no vale la pena mencionarlos porque solo sirven de relleno. No es el caso de ‘Ego’, en el que parece emular el estilo de los Who setenteros por su tono vocal épico y cambios de ritmo que la hacen entretenida de escuchar, con partes excelentes como cuando canta “My ego and it's message / Oh inform the press, invite the guests”. Deja buena sensación su variedad, como si fuera una acertada composición de ópera-rock de Broadway. Por cierto, es una colaboración de las que quedaban con Taupin. En cualquier caso, estamos ante los inicios de una carrera en notable descenso del que solo estamos viendo algunos indicios de momento.

VICTIM OF LOVE

Año de publicación: 1979

Puntuación:

1) Johnny B. Goode; 2) Warm Love Cold World; 3) Born Bad; 4) Thunder In The Night; 5) Spotlight; 6) Street Boogie; 7) Victim Of Love.

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Si estas líneas las estuviera escribiendo desde un móvil, con seguridad que habría colocado en primer lugar varios emoticonos mostrando una cara horrorizada. La idea de que Elton John se convierta en una estrella de la música disco ya es por sí misma descalificadora. Si a eso le añadimos que ni toca el piano, ni están sus músicos acompañantes, ni ha escrito ninguna de las canciones, el panorama se vuelve totalmente sombrío. Únicamente pone la jeta y la voz, como si de cualquier producto musical se tratara. Y para empeorar las cosas no tiene mejor idea que comenzar con una versión disco del clásico ‘Johnny B. Goode’ de Chuck Berry, desvirtuándolo por completo. Al menos suena entretenida por ser la canción que es, pero cuando comenzamos a pensar que no va a ir la cosa tan mal, el saxofón se marca un solo en el que acaba desvariando vergonzosamente y a partir de ahí ya no se levanta cabeza, menos si cabe cuando hacia la mitad se transforma directamente en un penoso instrumental de música disco que se alarga hasta los ocho minutos. Si Donna Summer había triunfado con su extensa pero bien lograda ‘I Feel Love’, Elton pensó que el truco era alargar los temas para que la gente bailara más. Pero no, Elton, tu música en este álbum no servía ni para bailar ni para nada agradable. La mención a Donna Summer no es gratuita porque precisamente uno de los productores y compositores de sus canciones (Pete Bellotte) es el encargado de las mismas labores en este Victim Of Love.

 

Salvo que alguien sea un fanático en este estilo, nadie podrá aguantar este desfasado producto de su época. Esto no son los Bee Gees, que al menos tenían una creatividad melódica que les permitió adaptarse bien al género del disco. Aquí es todo vulgaridad supina donde podrían haber puesto a cualquier cantante o incluso a cualquier persona, supiera o no cantar. Que en ‘Born Bad’ tenga algo de gracia el estribillo o que el ritmo de ‘Thunder In The Night’ posea su gancho no las redime de ser composiciones flojas y olvidables. El colofón quizá se lo puede llevar el tema que da título al álbum, verdadero horror donde los haya, que no vendería ni en las gasolineras. Al final, estamos ante uno de esos ejemplos de cómo un artista se prostituye artísticamente para estar a la moda e intentar vender más discos, en este caso sin conseguir ninguna de las dos cosas y perdiendo además buena parte de su reputación, que ya estaba menguando igualmente aunque ahora de manera más rápida. El único consuelo que nos puede quedar es que siempre podría haber sido peor.

21 AT 33

Año de publicación: 1980

Puntuación:

1) Chasing The Crown; 2) Little Jeannie; 3) Sartorial Eloquence;

4) Two Rooms At The End Of The World; 5) White Lady White Powder; 6) Dear God;

7) Never Gonna Fall In Love Again; 8) Take Me Back; 9) Give Me The Love; [BONUS TRACKS:] 10) Strangers.

Tras el estrepitoso fracaso en la incursión en la música disco, Elton se dio cuenta que lo suyo era sentarse en el piano, acompañarse de unos músicos de rock y hacer (o intentar hacer) aquello por lo que había conseguido hacerse un nombre a nivel mundial. El problema es que había deshecho la gran formación que le acompañó en sus mejores años y ahora únicamente se hace valer de algunos de esos músicos de manera puntual, pues la lista de los que participan es bien extensa (incluyendo algunos de Toto). Esa manera inconsistente de grabar música se hacía extensiva a la hora de escribir las canciones, pues volvemos a tener algunas composiciones con letra de Bernie Taupin, otras con letra de Gary Osborne y otras con un par más de letristas. El título del álbum hace referencia a que se trataba de su 21º álbum (contando recopilatorios y EP, claro está) a los 33 años de edad. Pero por mucha experiencia que denoten estos datos, la falta de estabilidad resulta determinante para comprender el fracaso artístico de este álbum, que únicamente intenta incidir en sus habilidades pero sin creatividad alguna.

 

La quintaesencia de lo que es una composición rock de Elton John es lo que tenemos en ‘Chasing The Crown’, pero lo que en 1975 hubiera sonado fresco e interesante, para 1980 ya suena a lo de siempre. Eso sí, para lo que ha sido su trayectoria desde la publicación de Blue Moves, es casi de lo mejor que nos puede ofrecer, así que debemos darnos por satisfechos. Mayor indiferencia crea ‘Two Rooms At The End Of The World’, que suena aún más a lo que Elton era capaz de componer en, digamos, media hora y sin despeinarse. Agradable, correcto, pero con poca emoción a transmitir.

 

Por otro lado, ‘Little Jeannie’ es una bonita balada bien adornada por su especial timbre de teclado, aunque luego su estribillo sea bastante ordinario, al igual que el solo de saxofón. Una pena, porque el resto de vientos está empleado con gusto. Para cuando repite el mismo timbre de teclado en ‘Never Gonna Fall In Love Again’, otra nueva balada, lo único que consigue es aburrirnos.

 

El góspel era un estilo en el que, sin haber conseguido tampoco exceder las expectativas que cualquiera tiene para este estilo tan concreto, probablemente le resultaba cómodo para componer. Aquí consigue un par de temas que al menos suenan aceptables: ‘Sartorial Eloquence’ y el religioso ‘Dear God’ (con la participación del Beach Boy Bruce Johnston en los coros), que puede que fuera su manera de pedir perdón a Dios por haber cometido varios de los pecados capitales solo con la grabación de Victim Of Love. Aunque lo que queda de disco tras ‘Dear God’ no es precisamente para que se le perdone rezando varias oraciones, ya que es de una vulgaridad exasperante, indicativa de lo que nos encontraremos en buena medida en su discografía venidera. Eso sí, la canción adicional añadida a la reedición en CD, ‘Strangers’, es mucho mejor que prácticamente todo lo contenido en este álbum y es lo único destacable junto a la ya citada ‘Chasing The Crown’, aunque en este caso en forma de calmado rock de cierto tono épico y con el mejor sonido de guitarra eléctrica de todo el disco.

THE FOX

Año de publicación: 1981

Puntuación:

1) Breaking Down Barriers; 2) Heart In The Right Place; 3) Just Like Belgium;

4) Nobody Wins; 5) Fascist Faces; 6) Carla/Etude/Fanfare/Chloe;

7) Heels Of The Wind; 8) Elton's Song; 9) The Fox.

Quien haya escuchado 21 At 33 y conozca el hecho de que varias canciones de The Fox (‘Heart in the Right Place’, ‘Carla / Etude / Fanfare / Chloe’ y ‘Elton's Song’) fueron compuestas en las mismas sesiones de aquél, puede a priori hacerse una idea de que el guion a seguir va a ser el mismo. Y no irá mal encaminad@. Curiosamente, los citados temas son de lo mejor de este álbum más bien malo. La lista de letristas con los que se junta para componer sigue siendo amplia, señal también de que nada ha cambiado en un año.

 

Igual que en el disco anterior, aquí también se inicia con el Elton rockero pero con menos frescura de la que tenía ‘Chasing The Crown’. Lo único reseñable que tiene ‘Breaking Down Barriers’ es el fenomenal intermedio instrumental que aparece sobre los 2:25, donde un animoso piano completa el espacio sonoro para que la guitarra deje un par de épicas frases. En cualquier caso, no deja de ser un agradable relleno igual que la canción que da título al álbum.

 

Por otro lado, ‘Fascist Faces’, con letra de Taupin, parece una denuncia del anticomunismo exacerbado de los Estados Unidos, donde cualquier detalle que, a su juicio, pueda parecer sospechoso, sirve de pretexto para violar los derechos y libertades de las personas. Por desgracia, musicalmente es un aburrimiento como la mitad de este disco. Da igual que en ‘Heels Of The Wind’ se anime el ritmo, porque en el primer minuto y medio ya se ha dicho todo lo que se tenía que decir. La tetralogía ‘Carla/Etude/Fanfare/Chloe’ está ejecutada en primer lugar con instrumentos clásicos, con la misma tranquilidad de cualquier adagio, hasta que llega la breve pero bochornosa ‘Fanfare’ donde los sintetizadores se colocan en primer lugar. Al menos en ‘Chloe’ se vuelve a la misma tranquilidad inicial, siendo la única parte cantada de las cuatro y donde la percusión y los coros adornan mejor el resultado final, que tampoco es gran cosa. Realmente suena como si Elton se estuviera repitiendo a sí mismo. El Elton halagador de masas y apto para público de todas las edades lo encontramos en la pueril ‘Just Like Belgium’. Esta vulgaridad enfocada a la comercialidad más abyecta llega a sus peores niveles en ‘Nobody Wins’, pues suena a acompañamiento de cantante de gasolinera.

 

Lo único rescatable para la posteridad son dos temas. Uno de ellos es el incisivo blues-rock de ‘Heart In The Right Place’, en un estilo similar a ‘It's So Hard’ de John Lennon (incluida la voz con efecto de eco) pero en un tono más sombrío y una instrumentación más variada y con mejores detalles, donde destaca la afilada guitarra como en todo blues-rock que se precie. El otro tema destacado es la balada de piano ‘Elton's Song’, muy bien complementada por los instrumentos orquestales al enfatizar los momentos claves de la canción, donde las melodías vocales vuelven a recordarnos al gran Elton de los setenta, con geniales giros melódicos como los de los finales de estrofa. Viendo en los próximos años que discos malos o muy malos contienen canciones bastante notables, es una lástima que no hubiera aguantado unos años sin publicar nada y así haber juntado suficientes temas buenos como para editar un álbum que al menos no desmereciera su excelsa trayectoria anterior.

JUMP UP!

Año de publicación: 1982

Puntuación:

1) Dear John; 2) Spiteful Child; 3) Ball And Chain; 4) Legal Boys; 5) I Am Your Robot;

6) Blue Eyes; 7) Empty Garden (Hey Hey Johnny); 8) Princess;

9) Where Have All The Good Times Gone?; 10) All Quiet On the Western Front.

Olvidada ya la incursión en la música disco y estabilizado en una imagen de rockero suave y baladista para adultos, nada podía detener ese camino si seguía vendiendo unas cantidades relativamente buenas de discos. ¿Quién va a tener mayor razón sino el dinero? Aunque pueda parecer lo contrario (‘Where Have All The Good Times Gone?’ ¿igual que el tema de The Kinks?, ‘Ball And Chain’, ¿Como la de Janis Joplin?) no hay ninguna versión en este álbum, son todo composiciones originales, principalmente con los letristas habituales Taupin y Osborne.

 

Hay una canción homenaje a John Lennon, pero no es la más evidente ‘Dear John’, sino ‘Empty Garden (Hey Hey Johnny)’. De todas maneras, ambas canciones serían igual de penosas como homenaje porque son de una vulgaridad extrema. De hecho, ‘Empty Garden (Hey Hey Johnny)’ es una lacrimógena balada con todos los tópicos del género y que solo tiene como curiosidad que el verso “Can't you come out to play?” parece rememorar el de ‘Dear Prudence’ (“Won't you come out to play?”).

 

El gran Elton John del que siempre queda algún remanente aparece aquí en la enérgica ‘Spiteful Child’, de poderoso estribillo acabado en un genial “Oh, you, spiteful child!”. Una potente voz como la de Roger Daltrey (pero el Daltrey bueno de los setenta) le hubiera sacado mucho más jugo. Y hablando de The Who, nada menos que el bueno de Pete Townshend toca la magistral guitarra acústica rítmica en ‘Ball And Chain’, verdadero artífice de que sea la otra canción destacada del álbum, porque ya no encontraremos más. El resto del álbum fluctúa, igual que los anteriores, entre lo mediocre y lo penoso, más de lo primero que de lo segundo.

 

Debería ser también destacada la primera composición de Elton junto al gran Tim Rice, letrista de algunas de las obras de Andrew Lloyd Webber, entre ellas la magnífica Jesus Christ Superstar. Pero no, ‘Legal Boys’ suena agradable y nada más, con cierto sabor a Broadway. Otras canciones que pueden pasar el listón de lo aceptable son ‘I Am Your Robot’ y la más robótica todavía (si nos atenemos a la manera de cantar de Elton John) ‘Where Have All The Good Times Gone?’, pero no ‘Princess’ porque le sobraría la mitad de su duración, incluyendo el horrendo solo de sintetizadores. Y bueno, la canción más conocida de este disco es ‘Blue Eyes’, verdadera balada empalagosa para adultos que odiará cualquiera con algo de rock en las venas.

 

En fin, podemos resumir en que esto es más de lo mismo, por lo que la puntuación es muy fácil de otorgar. Perdida la originalidad y sin ganas de tomar riesgos, pocas previsiones de cambio podían atisbarse mientras la cuenta corriente siguiera engrosando.

2018

TOO LOW FOR ZERO

Año de publicación: 1983

Puntuación:

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1) Cold As Christmas (In The Middle Of The Year); 2) I'm Still Standing;

3) Too Low For Zero; 4) Religion; 5) I Guess That's Why They Call It The Blues;

6) Crystal; 7) Kiss The Bride; 8) Whipping Boy; 9) Saint; 10) One More Arrow;

[BONUS TRACKS:] 11) Earn While You Learn; 12) Dreamboat; 13) The Retreat.

2018

Como si hubiera pensado que echar la mirada hacia atrás podría ser la solución a sus problemas artísticos, para este nuevo álbum Elton volvió a llamar a algunos de los músicos que habían compartido con él su éxito de los años setenta: el guitarrista Johnstone, el bajista Dee Murray y el baterista Olsson. No acaba ahí la cosa, puesto que volvió a juntarse únicamente con Bernie Taupin para que le escribiera todas las letras del álbum. Así pues, los ingredientes estaban preparados y nada debería fallar. Bueno, sí que falla algo, y es que la música no es álgebra y no se trata de encontrar una fórmula y ponerla en práctica. Lo que falta en esta ocasión es frescura y originalidad, algo que se pierde con los años si no se está activo para evitarlo. Al menos se le puede agradecer que sea el mejor álbum de los últimos cinco años, aunque quede lejos de las grandes glorias de antaño.

 

Una de las canciones marchosas más pegadizas que se recuerden de Elton John es ‘I'm Still Standing’, que es hasta bailable. A pesar de que se basa en los sintetizadores de manera excesiva, no deja de ser por ello uno de sus mejores temas. En cualquier caso hay que reconocer que posee mucho gancho vocal, incluido un elaborado estribillo que invita a cantar. Pero la gran composición de este disco es sin duda ‘I Guess That's Why They Call It The Blues’, con el guitarrista Johnstone como coautor, de impecable ejecución y memorable estribillo, repleto de bellas melodías desde el mismo inicio.

 

Lo que nos queda después es lo que ya conocemos: relleno de canciones por un tubo. Se agradece que en esta ocasión la mayoría suenen agradables, como por ejemplo el rock más clásico de ‘Whipping Boy’. ‘Crystal’ no está mal por su ritmo inquietante, ¿pero por qué cinco minutos? En tres minutos ya está todo dicho y bien dicho, por lo que únicamente consigue hacerse tedioso. La que sí podría destacarse es ‘Kiss The Bride’, al tener cierta originalidad la parte vocal y el estribillo, apoyados por unos entretenidos saltos de ritmo. En el polo opuesto estarían ‘Cold As Christmas’ y ‘One More Arrow’, dos aburridos temas que abren y cierran lo que era el LP original, que demuestran lo repetitivo que se estaba volviendo Elton con las baladas, sobrepasando por momentos los límites de lo edulcorado.

 

Los bonus tracks son una pérdida de tiempo al mismo nivel que el resto del álbum, aunque vale la pena escuchar la balada ‘The Retreat’, una cara B de single de la época de 21 At 33 que corrobora lo dicho en el final del párrafo anterior. Así pues, estamos ante el mejor disco de los ochenta de Elton John (con permiso del directo con orquesta que veremos más adelante), algo que tampoco tiene mucho significado visto el bajo nivel que estaba demostrando y que a partir de ahora se iría agravando todavía más. En cualquier caso, en un día bueno que nos sintamos con ganas de felicitar a cualquiera, se le puede añadir una estrella más a la valoración, aunque el jeroglífico de la portada sea un poco cutre.

BREAKING HEARTS

Año de publicación: 1984

Puntuación:

1) Restless; 2) Slow Down Georgie (She's Poison); 3) Who Wears These Shoes?;

4) Breaking Hearts (Ain't What It Used to Be); 5) Li'l 'Frigerator; 6) Passengers;

7) In Neon; 8) Burning Buildings; 9) Did He Shoot Her?; 10) Sad Songs (Say So Much).

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En el álbum anterior ya había quedado demostrado que volver a reunirse con los músicos y el letrista de su etapa dorada de los setenta no era precisamente una garantía de éxito. Y aquí queda nuevamente confirmado y corroborado, ya que la magia ha desaparecido y lo único que queda es un grupo de músicos (incluidos John y Taupin) muy profesional pero casi inexpresivo y nada original. Así pues, estamos ante una nueva tanda de composiciones mediocres que seguían teniendo unas ventas muy buenas, motivo más que suficiente para olvidarse de criterios artísticos y seguir exprimiendo el tirón comercial. Un título más apto hubiera sido Breaking Brains.

La canción más conocida y también la mejor del álbum es ‘Passengers’, puesto que es lo más parecido que podemos encontrar a lo que debe ser una canción clásica de Elton. Su pegadiza parte vocal (“Deny the passenger, who want to get on” o esos todavía más repetidos “Want to get on”) invita a cantar y posee diferentes secciones para convertirlo en conjunto en una agradable experiencia y lamentarnos de que no haya aquí nada más con este nivel mínimo de calidad. Y debieron pasarlo todos muy bien en el estudio de grabación. Mediante ‘Sad Songs (Say So Much)’ casi se acerca a ese nivel talentoso, pero solo cuando canta “Sad songs they say” varias veces variando ligeramente la entonación, porque el resto del tema se mantiene en ese nivel agradable pero convencional que no conduce a nada productivo.

 

El resto del álbum… pues bueno, sobran los calificativos cuando en los ochenta ya no levantaba cabeza. Tampoco es que pueda catalogarse como horrible ninguna de las canciones, pero sí que llegamos a extremos de mal gusto muy reprobables. La pertinaz percusión de ‘Did He Shoot Her?’ no hace sino crear unas expectativas que acaban hundiéndose por la extrema vulgaridad del resto de elementos de la composición, principalmente la insulsa parte vocal que incluye artificiales coros, así como un mediocre empleo del teclado. No menos bochornosa es la canción que da título al álbum, una simple balada de piano que carece de melodías, por lo que John nos está poniendo a prueba para ver cuánto duramos sin que nos entre el impulso de cambiar al siguiente tema. Lo mínimo que se le puede exigir en las composiciones lentas es que consiga algo como ‘In Neon’, donde pueden distinguirse melodías cuando menos vocales, aunque en este caso las mejores están en las estrofas (concretamente en las segundas, donde canta “She hates how she feels but she hangs like a mirror / Maybe a stranger could walk in and see her in neon”). En el caso de ‘Burning Buildings’, es en el vistoso estribillo donde consigue transmitir algo de interés.

 

Del resto del contenido, encontramos una pieza más pop de las que parece que haya escrito y grabado en menos de media hora pero que al menos puede escucharse con cierto agrado (‘Slow Down Georgie (She's Poison)’), así como un rock de medio tempo muy bien llevado, ‘Restless’, que acaba fallando por un estribillo muy poco inspirado. Más animada resulta ‘Li'l 'Frigerator’, si bien no sobrepasa lo más vulgar que podamos pensar en una canción de rock de corte clásico. Parece que cierta envidia le dio de ver triunfar a Phil Collins con su versión de ‘You Can't Hurry Love’ que aquí Elton emula ese estilo Motown en ‘Who Wears These Shoes?’, pero el resultado es de todo menos original y ciertamente acaba volviéndose muy pesada en consiguientes escuchas.

 

En definitiva, una nueva decepción que a estas alturas no era tampoco una sorpresa. La comodidad de la vida de estrella musical estaba siendo perfectamente compatible con seguir siendo un superventas, así que no había necesidad de esforzarse ni de intentar ser original. Seguimos con la travesía por el desierto de la creatividad.

ICE ON FIRE

Año de publicación: 1985

Puntuación:

1) This Town; 2) Cry To Heaven; 3) Soul Glove; 4) Nikita; 5) Too Young;

6) Wrap Her Up; 7) Satellite; 8) Tell Me What The Papers Say; 9) Candy By The Pound; 10) Shoot Down The Moon;

[BONUS TRACKS:] 11) The Man Who Never Died; 12) Restless (live);

13) Sorry Seems To Be The Hardest Word (live); 14) I'm Still Standing (live).

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Seguimos con la decadencia artística de este Sir británico, aunque todavía no había recibido tal distinción. Seguramente él mismo era consciente de esa decadencia y por eso realiza una jugada comercial muy buena, contando con la participación de músicos de éxito del momento, lo cual tiene un tirón publicitario incomparable. El comienzo de la amistad entre Elton y George Michael (quien todavía estaba en el dúo comercial Wham!) queda documentada en ‘Nikita’ y ‘Wrap Her Up’, pero si echamos un vistazo al libreto vemos a miembros de Queen (pero no Freddie), al entonces superventas Nik Kershaw, a la vieja conocida Kiki Dee o al conjunto familiar de éxito de la época disco Sister Sledge. Pero que nadie se haga ilusiones porque la aparición de todos ellos es tan testimonial que podrían haber sido reemplazados por cualesquiera otros y el resultado hubiera sido el mismo.

 

Como estamos viendo, la idea de Elton John de lo que debía ser un álbum era grabar alguna canción pegadiza para las ondas comerciales y completarlo con un relleno de canciones en estilos clásicos del rock, fáciles y rápidas de componer y grabar. La canción clásica de este álbum es ‘Nikita’, una balada de medio tempo adornada con sintetizadores que suena agradable pero poco más. Eso sí, puede tomarse como el arquetipo de balada de los ochenta, que además le copia una idea a esa inolvidable balada techno de Alphaville titulada ‘Forever Young’, que un año antes había emocionado a medio mundo. La idea a la que nos referimos es la de incluir un pasaje instrumental de trompetas (bueno, sintetizadores sonando como trompetas) de estilo barroco, que era precisamente lo que elevaba el final de ‘Forever Young’ a la categoría de arte, dándole algo de prestigio a un estilo tan desprestigiado como el techno. En el caso de ‘Nikita’, pues no está mal el pasaje barroco pero no llega ni de lejos al nivel catártico de la otra.

 

Desde ahora, Elton se moverá con mayor convicción en el terreno de las baladas, lo cual tampoco significa que vaya a acertar siempre, ni mucho menos. Sí que acierta en ‘Shoot Down The Moon’, otra sencilla canción lenta donde se acompaña únicamente de su piano y algo de orquesta, realizando una interpretación vocal convincente y con suficiente originalidad para hacer honor a lo que debería ser una canción de Elton John. Pero, aparte de lo ya citado, no encontraremos en este disco nada más a ese nivel mínimo. La parte de piano de la balada ‘Cry To Heaven’ no está nada mal, pero poseer una parte vocal sin melodías es un lastre demasiado pesado, como tampoco funcionan la solución de echarle mano al rock clásico (‘Candy By The Pound’) ni incidir con otra insulsa balada de medio tempo titulada ‘Soul Glove’, que al menos no resultan ofensivas. Ojalá pudiéramos decir como mínimo lo mismo para buena parte del contenido de este álbum, pero por desgracia la realidad es mucho peor de lo que podría suponerse. De las canciones que se han marcado como lo peor de lo peor, son atrocidades tan hirientes en su vulgaridad tan absoluta que resulta imposible poder decir nada de ellas, es una pérdida de tiempo inasumible. Y aparte, parece que no había aprendido nada de los horrores de Victim Of Love que aquí vuelve a lanzarse a la música de baile con ‘This Town’, otra aberración inaceptable para cualquier artista serio, aunque quizá Elton ya no pretendía pasar por alguien que realiza su trabajo con seriedad, sino por un mero engranaje de la música como negocio del entretenimiento.

 

En los bonus tracks se intenta subsanar un poco este desastre de álbum a base de añadir interpretaciones en directo de canciones más antiguas, aunque una de ellas es la insulsa ‘Restless’. Pero las otras dos elecciones no pueden fallar. En cambio, la canción inédita que encontramos, el cuasi-instrumental ‘The Man Who Never Died’, es una reescritura de ‘Song For Guy’ para intentar repetir la misma jugada de éxito replicando la misma estructura de manera descarada, tal como puede comprobarse con solo fijarnos en la adición de una parte vocal etérea en la recta final. Al final, este álbum sirve de argumento idóneo para cualquiera que pretenda descuartizar a Elton John, puesto que representa lo peor que puede ofrecer un artista superventas. No es que se diferencie mucho de lo que se puede encontrar en los primeros puestos de ventas a partir de la década de los ochenta, pero en el caso de alguien que había grabado obras de prestigio como Goodbye yellow Brick Road, resulta doblemente ofensivo.

LEATHER JACKETS

Año de publicación: 1986

Puntuación:

1) Leather Jackets; 2) Hoop Of Fire; 3) Don't Trust That Woman; 4) Go It Alone;

5) Gypsy Heart; 6) Slow Rivers; 7) Heartache All Over The World; 8) Angeline;

9) Memory Of Love; 10) Paris; 11) I Fall Apart.

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A estas alturas, cada vez que tengo que hacer una reseña de un disco de Elton John me siento un poco como Ignatius Reilly, el extravagante y patético protagonista de La conjura de los necios de John Kennedy Toole, de cuando este personaje se sentaba a ver programas de televisión vulgares para criticarlos como si fuera un intelectual indignado a sabiendas de que eran de una calidad ínfima. Bueno, Ignatius en el fondo también denotaba un cierto placer oculto en verlos y a tanto no puedo llegar yo con estos discos. Así pues, esta nueva entrega de Elton John prosigue la fórmula de incluir alguna canción pegadiza (o pretendidamente pegadiza) para las emisoras de radio y añadir algunos nombres famosos al cóctel para aportar publicidad extra. Pero nuevamente la fórmula vuelve a fallar estrepitosamente, incluso en las ventas que seguían bajando aunque no a niveles alarmantes, si bien estaba claro que continuaba perdiendo popularidad y reputación.

 

Que me aspen si existe alguien capaz de recordar algo una vez ha acabado de escuchar el álbum completo. La vulgaridad que planea por todo el disco es absoluta. Bueno, podría salvarse ‘Slow Rivers’ porque es lo único mínimamente decente y reconocible que podemos encontrar. En ella canta a dúo con Cliff Richard para incentivar las compras del público británico, pero no deja de ser una discreta balada de medio tempo donde Elton puede lucirse un poco como cantante, sin dejar lugar para que Cliff pueda hacer lo mismo.

 

Pero todo lo demás fluctúa entre lo flojo y lo aberrante, como si ya no existiera el aprendizaje derivado de la experiencia. Algunas decisiones son ciertamente discutibles. Por ejemplo, si tienes que componer una canción con alguien famoso, no parece que Cher sea la mejor elección si se desea hacer algo reseñable. Igual la cosa iba de divas, porque ‘Don't Trust That Woman’ parece su intento de emular a Madonna (como mínimo en lo musical). Deacon y Taylor, de Queen, vuelven a participar en un disco de Elton, aquí concretamente en ‘Angeline’, una puerilidad que abochorna desde el comienzo con sus simplones coros. Y cuando parece que una canción va a ser cuando menos decente, como la que da título al álbum, se vuelve muy aburrida nada más comenzar a repetirse todo transcurrido el primer minuto. Así pues, todo atisbo de esperanza se acaba perdiendo conforme se va sucediendo una canción penosa tras otra.

 

Es mejor no perder ni un minuto con álbumes como este, una vergüenza de música que no debería gustar ni a los más fanáticos de Elton. Cuando sea muy viejo, seguro que lamentaré haber perdido tiempo de mi vida escuchando cosas así…

LIVE IN AUSTRALIA WITH THE MELBOURNE SYMPHONY ORCHESTRA

Año de publicación: 1987

Puntuación:

1) Sixty Years On; 2) I Need You To Turn To; 3) The Greatest Discovery; 4) Tonight;

5) Sorry Seems To Be The Hardest Word; 6) The King Must Die;

7) Take Me To The Pilot; 8) Tiny Dancer; 9) Have Mercy On The Criminal;

10) Madman Across The Water; 11) Candle In The Wind; 12) Burn Down The Mission; 13) Your Song; 14) Don't Let The Sun Go Down On Me.

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Visto el conjunto de horrorosos álbumes que estaba encadenando en el estudio, parecía una buena idea desintoxicarse un poco a través de un disco grabado en directo, sobre todo cuando se acompaña de una orquesta sinfónica para la ocasión. Aunque el nombre de la orquesta haga pensar lo contrario, el concierto tuvo lugar en Sydney, pero no en el famoso edificio de la ópera, sino en otro lugar de actuaciones de mayor capacidad. Lo que escuchamos se grabó todo en la misma noche del 14 de diciembre de 1986 y si te suena haber visto alguna vez a Elton vestido como Mozart, esas imágenes pertenecen a este concierto, concretamente a las piezas interpretadas junto a la orquesta (la primera parte del concierto le acompañan sus músicos habituales en esa época), que son precisamente las que escucharemos en este álbum, si bien tampoco están todas ellas.

 

La objeción principal que posee este concierto es que su cantante no está en las condiciones óptimas, como si Elton se hubiera recuperado unos días antes de unas anginas. De hecho, no tardaría mucho en someterse a una operación obligada en la garganta a partir de la cual definitivamente quedaría incapaz de alcanzar los registros más altos. Afortunadamente, aquí la orquesta embellece la música, incluso hasta cotas casi insuperables como en la emotiva ‘I Need You To Turn To’, si bien la voz no está a la misma altura. ‘The King Must Die’ podría haber sido otra cumbre de la música en directo de Elton, pero su voz suena algo rasposa e incapaz de llegar a registros muy altos sin sufrir pérdidas de modulación, desperdiciando de esta manera la oportunidad de haber conseguido un resultado a la altura de la grandeza musical que una vez poseyó.

En cambio, una pieza como ‘Have Mercy On The Criminal’, destinada a exponer lo mejor de sí en este formato, no pasa más allá de su fulgurante comienzo para luego cansar un poco con tanta nota pausada y alta.

 

Resulta fácilmente perceptible la perfección del sonido obtenido gracias a la orquesta en temas como por ejemplo ‘Tonight’. Pero en los casos en que se limita únicamente a acompañar sin mayores alardes, tampoco es que se refute necesaria para que este concierto se convierta en una entrada meramente prescindible dentro de la discografía de John. En los pocos momentos en que podemos escucharle casi a solas es donde queda patente que no estamos ante la mejor versión del músico. Como ejemplo, comprobar que la magia de las finales ‘Your Song’ y ‘Don't Let The Sun Go Down On Me’ se ha perdido porque su cantante no suena convincente para lo requerido en unas canciones tan intimistas.

 

Así pues, no es una adquisición indispensable, aunque este concierto tampoco defraudará a nadie y sirve de pequeño oasis dentro del desierto creativo donde se había instalado Elton John desde hacía unos años.

REG STRIKES BACK

Año de publicación: 1988

Puntuación:

1) Town Of Plenty; 2) A Word In Spanish; 3) Mona Lisas And Mad Hatters, Part Two;

4) I Don't Wanna Go On With You Like That; 5) Japanese Hands;

6) Goodbye Marlon Brando; 7) The Camera Never Lies; 8) Heavy Traffic;

9) Poor Cow; 10) Since God Invented Girls.

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Un título tan llamativo para indicar el retorno de un artista (recordemos que el verdadero nombre de Elton es Reginald), parece decirnos que vamos a asistir a un renacimiento, dejando atrás la retahíla de obras comerciales sin aliciente artístico alguno que estaba atesorando desde hacía una década. Pero nuevamente no deja de ser un ardid de marketing sin reflejo en la música producida. Esas tretas de marketing son las mismas que parece emplear para la confección de los títulos de las canciones. Recordemos que ‘Mona Lisas And Mad Hatters’ era una balada perteneciente al Honky Château de 1972; pues aquí tenemos una segunda parte en forma de ritmo dinámico y casi bailable que bien podría haberse ahorrado, aunque no esté entre lo peor del disco.

 

De lo poco decente de este álbum lo encontramos en el comienzo y en el final. Es decir, teniendo en cuenta lo que se puede entender como decente en esta etapa indecente de John, que es simplemente escuchar algo pasable y que no sea ofensivo. Pero de todas formas ‘Town Of Plenty’ se basa en unos sintetizadores bastante simplones y ‘Since God Invented Girls’ es la típica balada suya, pero al menos interpretada con gusto y con suficiente convicción. Y bueno, que en ‘Town Of Plenty’ aparezca acreditado Pete Townshend en la guitarra acústica parece una tomadura de pelo, porque para enterarnos de que hay una guitarra acústica hay que hacer un esfuerzo especial, más todavía pensar que quien la toca es uno de los grandes guitarristas del rock. El single de presentación elegido fue ‘I Don't Wanna Go On With You Like That’, una canción de ritmo ágil y agradable donde por la omnipresencia del teclado parece que estemos escuchando a Supertramp, pero sin Hodgson. Si despojamos a esta canción de lo que tiene de positivo, nos quedaría la deplorable ‘Poor Cow’.

 

En todo caso, este álbum sigue siendo más de lo mismo, que a estas alturas aburre hasta a las ostras. ‘Goodbye Marlon Brando’ es una despedida general a muchas cosas, pero desafortunadamente no es una despedida a la chabacanería que envuelve toda esta música de Elton. Como cabría esperar de cualquier músico comercial, en un título como ‘A Word In Spanish’ no puede faltar un vulgar solo de guitarra española el estilo flamenco. Tiene su gancho la manera en que repite el título, pero no deja de ser una convencional balada de las que tiene mucho mejores en su repertorio. En definitiva, este álbum es otra nadería que solo puede interesar a completistas o adoradores religiosos de este artista.

THE COMPLETE THOM BELL SESSIONS

Año de publicación: 1989

Puntuación:

1) Nice And Slow; 2) Country Love Song; 3) Shine On Through;

4) Mama Can't Buy You Love; 5) Are You Ready For Love; 6) Three Way Love Affair.

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Si retrocedemos en el tiempo hasta 1977, nos encontramos a un Elton John exhausto después de haber grabado el mediocre álbum doble Blue Moves. En ese momento, decidió asociarse con el compositor y productor Thom Bell, quien había adquirido prestigio al impulsar como productor la carrera de varios grupos de soul en lo que se vino a llamar sonido Filadelfia. De lo que llegó a grabarse entre John y Bell, con los músicos habituales de este último, solo una parte salió publicada un par de años después, en 1979, concretamente las tres composiciones de los colaboradores de Thom Bell (las tres últimas aquí). Fue en formato EP, ya que juntas completaban casi veinte minutos de vinilo, bajo el título de The Thom Bell Sessions.

 

Una década después, se rescataría todo lo que se grabó en 1977 y se publicó bajo el título de The Complete Thom Bell Sessions, agregando tres nuevas composiciones entonces descartadas, de las cuales había dos escritas por Elton junto a Bernie Taupin y Gary Osborne, respectivamente. Con Taupin, así como con el propio Thom Bell, compone ‘Nice And Slow’ un convencional tema que se limita a seguir los parámetros de éxitos como ‘Don't Go Breaking My Heart’ pero sin ningún atisbo de frescura o novedad. Con Osborne, quien pronto iba a convertirse entonces en su letrista principal, tenemos la vulgar balada de piano y orquesta ‘Shine On Through’, cuya criminal duración de casi ocho minutos es todo un despropósito. Tras un tedioso intermedio instrumental, casi la segunda mitad de la canción es un canto góspel repetido hasta la saciedad. Una manera sencilla pero cutre de rellenar espacio, de tal manera que la recortaría a la mitad y reforzaría su estribillo para incluirla un año después en A Single Man. Por otro lado, aunque su título parezca sugerir otra cosa, ‘Country Love Song’ no tiene nada que ver con el country y es un entretenido tema de estilo Filadelfia donde el gancho está en la pegadiza melodía como de flauta que suena en el estribillo, al estilo de la principal de ‘The Village Green Preservation Society’ de los Kinks.

 

En cuanto a los tres temas que conformaron lo que fue el EP original, son algo mejores que los descartes, si bien el primero de ellos es demasiado flojo. Nada que ver con los Beatles, ‘Mama Can't Buy You Love’ suena bastante vulgar y lo único destacable es su introducción. En cambio, ‘Three Way Love Affair’ tiene un tono similar pero el resultado es completamente opuesto, ya que en este caso el estribillo está más elaborado y por ello su repetición no puede aburrir. El único tema en el que demuestran de verdad que se han juntado dos músicos importantes como John y Bell es ‘Are You Ready For Love’, cuya duración de ocho minutos no es un obstáculo esta vez, ya que el estribillo es ultrapegadizo y se añaden diversos detalles instrumentales que engrandecen el conjunto. Como se trata de una mezcla de sonido Filadelfia y música disco, su segunda mitad se puede aprovechar incluso como música de baile, ya que no decae el interés en ningún momento.

 

Si ubicamos este álbum dentro del contexto de la carrera de Elton John, esto es, en 1979, podemos deducir que se trata de una idea parecida a la que le llevó a grabar el lamentable Victim Of Love. Elton quería dedicarse a la faceta de estrella frente a la de músico, es decir, limitarse a buscar compositores que le permitieran colocar su nombre en discos de estilos musicales que estuvieran de moda, tal cual son el disco sound y el sonido Filadelfia. En el primero de ellos metió la pata hasta el fondo, mientras que aquí al menos consigue un álbum de nivel aceptable y con una producción realizada con gusto, que es lo que cabía esperar de Thom Bell.

SLEEPING WITH THE PAST

Año de publicación: 1989

Puntuación:

1) Durban Deep; 2) Healing Hands; 3) Whispers; 4) Club At The End Of The Street;

5) Sleeping With The Past; 6) Stone's Throw From Hurtin'; 7) Sacrifice;

8) I Never Knew Her Name; 9) Amazes Me; 10) Blue Avenue.

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Llegaba el final de la década y Elton John volvía a reencontrarse con su más insigne colaborador en la composición: el letrista Bernie Taupin. Este hecho ya promueve el interés por un nuevo disco de John, pero si recapacitamos raudamente, las expectativas no se elevan demasiado porque una buena letra puede servir como acicate de una buena canción si sus recursos poéticos son los adecuados, pero el creador de la parte instrumental es Elton, en clara decadencia desde hacía muchos años. Aun así, la influencia de Taupin es siempre positiva y eso sirve para poder extraer de John la poca originalidad que todavía atesoraba, de tal manera que apenas hay término medio en este álbum: o encontramos notables canciones (no muchas, por cierto) o se cae en la vulgaridad de la última década.

 

Así pues, sorprende gratamente un comienzo tan potente y convincente como el de ‘Durban Deep’, con su marcial batería y poseedora de un pegadizo estribillo (“Going down down down”). No estábamos acostumbrados en los últimos tiempos a que la primera canción de un disco fuera tan llamativa y con calidad musical suficiente, pero no obstante el panorama tampoco deja de ser desolador. En ‘Club At The End Of The Street’ podemos pensar que se trata de otro notable tema porque el estribillo tiene algo de gracia y recuerda al Elton más inspirado, pero se vuelve eterna aunque no sobrepase los cinco minutos, que ya es bastante. El polo opuesto sería ‘I Never Knew Her Name’, cuyas estrofas son prometedoras pero luego el estribillo es muy vulgar.

 

Más vulgar incluso resulta ‘Healing Hands’, que no destaca por nada pero al menos resulta agradable y está bien interpretada, mientras que ‘Amazes Me’ no deja de ser una aburrida balada de estilo spectoriano que posee todos los clichés posibles del género. Peor todavía es ‘Whispers’, la típica balada edulcorada, plomiza y sobradamente cutre incluso para los estándares de 1989, como también resulta una pérdida absoluta de tiempo el tema que da título al álbum, una mediocridad sin melodías al estilo de las big-band.

 

Una de las canciones que más han sonado en España del Elton John de los ochenta es ‘Sacrifice’, emotiva balada un pelín edulcorada pero que convence por las pegadizas melodías vocales y la convincente interpretación de John, quien suena más humilde e intimista de lo que había hecho en años. ‘Blue Avenue’ es otra balada interpretada con gusto y acertados arreglos que incluyen vientos y coros añadidos con mesura, una cálida manera de acabar el álbum. Otra de las mejores canciones del álbum es ‘Stone's Throw From Hurtin'’, desarrollada en un estilo entre el country y el rockabilly (lo decimos por el tratamiento de la voz) pasado por el tamiz del pop, que no parece una canción de él puesto que ni en esa voz tan aclarada se le reconoce.

 

Al final, la sensación que deja este disco es positiva en cuanto a que ha mejorado levemente lo que había hecho en el estudio en los tres anteriores (o sea, los de material nuevo), pero por desgracia esto no iba a significar un nuevo repunte artístico. Se mantenía así en una cómoda mediocridad que, a base de algunas composiciones inspiradas, le permitía seguir en una buena posición en las listas de ventas. Incluso llegó al número uno en su país natal, algo que llevaba quince años sin conseguir. Podemos consolarnos con la simplista idea de que podía haber sido peor.

THE ONE

Año de publicación: 1992

Puntuación:

1) Simple Life; 2) The One; 3) Sweat It Out; 4) Runaway Train;

5) Whitewash County; 6) The North; 7) When A Woman Doesn't Want You;

8) Emily; 9) On Dark Street; 10) Understanding Women; 11) The Last Song.

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Llegó el momento de tomar un respiro tras dos décadas de trabajo continuado y Elton John se dedicó desde 1989 a recuperarse de sus problemas físico-psicológicos y publicar recopilaciones varias con alguna canción inédita, hasta que le entraron renovadas fuerzas para volver con nuevo material. En la portada le vemos nuevamente con una imagen alejada de las extravagancias que le acompañaban desde la época glam, remarcando así un lado más intimista que también marca el tono general más calmado de este álbum. Las canciones son muy largas para tratarse de música pop ligera, pues todas ellas (excepto una) rondan o sobrepasan los cinco minutos de duración. Como remedio de rellenar el espacio necesario para llegar a esas duraciones, Elton toca muchos más solos de piano de lo que estamos acostumbrad@s desde muchos años atrás, convirtiendo su instrumento en protagonista de nuevo, pero desafortunadamente de manera convencional y sin ninguna melodía especial donde sustentarlos. Esto es, no debemos esperar ningún resurgimiento artístico.

 

En cualquier caso, el comienzo deja una impresión muy buena conforme empieza a sonar ‘Simple Life’, cuya ominosa armónica que demuestra que a veces se puede conseguir mucho con muy poco. Se acaba repitiendo un tanto por la excesiva duración, pero al menos John sabe elevar la tensión mediante variaciones de la instrumentación en la recta final. En ‘Runaway Train’ también destaca rápidamente la guitarra del invitado Eric Clapton, quien aparte actúa de vocalista en este agradable dueto que no tiene mayor interés que asistir a tan ilustre colaboración. Otro conspicuo invitado es David Gilmour, que participa en ‘Understanding Women’ pero limitándose a añadir un genérico solo de guitarra que empeora esta mediocre composición.

 

Aparte de la citada ‘Simple Life’, la única canción que puede disfrutarse repetidamente de este álbum es la que le da título. Está implementada en el estilo de balada más puro y clásico que podemos asociar con el nombre de Elton John, esto es, cuando es lo suficientemente original y delatora de estilo, y eso es lo que encontramos en ‘The One’, cuyo solemne piano y sobrio acompañamiento instrumental permite a John realizar una interpretación vocal desapasionada pero muy convincente en la resignación que transmite. Es justamente lo contrario que la insoportable balada soporífera ‘The North’. De manera análoga, por muy impecable que sea su ejecución, la balada ‘When A Woman Doesn't Want You’ se vuelve aburrida, que es el mismo defecto del cual peca la última canción (de original título: ‘The Last Song’), aunque en ella ha de alabarse la valentía de cantarla tan solo con el piano y unos moderados arreglos orquestales.

 

Como cabe esperar de Elton a estas alturas, es inevitable encontrar pasables pero irrelevantes temas de pop (‘Emily’) donde siempre está el peligro de empeorar lo que ya es de por sí una pérdida de tiempo (‘On Dark Street’). Y cuando mira el panorama musical que le envuelve en ese momento, le hace perder más personalidad todavía. Mediante la horrorosa percusión programada de ‘Sweat It Out’ parece que quiera imitar el estilo epatante de Michael Jackson, pero en un artista como Elton John queda ridículo. Ni siquiera salva esta canción el irrelevante solo de piano final. Y en el caso de ‘Whitewash County’ deja claro que imitarse a sí mismo siempre ha sido una opción muy fácil y socorrida. Nuevamente, unas buenas ventas a nivel mundial le daban a entender que podía seguir empleando esta fórmula de colocar un par de temas buenos y completar el resto con mediocridades varias hasta conformar un álbum. Total, es lo que se había hecho desde los inicios del rock'n'roll y Elton John no iba a cambiar una tradición tan cómoda, sobre todo cuando lo único que tenía él de revolucionario lo limitaba a su vestuario. Y ahora ya ni eso.

RARE MASTERS

Año de publicación: 1992

Puntuación:

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CD I: 1) I've Been Loving You; 2) Here's To The Next Time; ...

CD II: 1) Madman Across The Water; 2) Into The Old Man's Shoes;

3) Rock Me When He's Gone; 4) Slave; 5) Skyline Pigeon; 6) Jack Rabbit;

7) Whenever You're Ready (We'll Go Steady Again); 8) Let Me Be Your Car;

9) Screw You; 10) Step Into Christmas; 11) Ho! Ho! Ho! (Who'd Be A Turkey At Christmas); 12) Sick City; 13) Cold Highway; 14) One Day (At A Time);

15) I Saw Her Standing There; 16) House Of Cards; 17) Planes; 18) Sugar On The Floor.

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Viendo el éxito mundial que tuvo una recopilación de éxitos de 1990, Elton se envalentonó (y la discográfica también) y se publicó este doble álbum de singles y rarezas, aunque este segundo intento ya no se vendió tan bien y hoy en día queda bastante superfluo su contenido, pues la mayoría de temas aparecen como apéndices en las reediciones en CD de la discografía.

Excepto sus dos primeras canciones, el contenido del primer disco se corresponde con la banda sonora Friends y con temas que aparecen como bonus tracks en las reediciones en CD de los dos primeros álbumes. Las dos primeras canciones son pura arqueología en la carrera de Elton, pues datan de 1967 (dos años antes de la publicación de su LP de debut). En primer lugar, ‘I've Been Loving You’ es una balada con arreglos de rock al estilo de lo que pudiera estar haciendo Tom Jones en esa época, mientras que ‘Here's To The Next Time’ es puro soul donde Elton sabe transmitir una gran expresividad con su voz.

 

Del segundo de los discos puede verse arriba el listado completo de canciones que incluye, donde se ha sombreado aquellas que vienen actualmente incluidas como bonus tracks en las reediciones en CD de la discografía de Elton John. El resto de canciones no presenta sorpresas porque se restringen a desarrollar aspectos ya vistos en la carrera de Elton a lo largo de los años. ‘Planes’ es de 1975 pero podría pasar por un descarte de la banda sonora de Friends porque suena bien pero no aporta nada. Una composición fácil de crear por la pareja John/Taupin. Encontramos también una versión alternativa de ‘Slave’ (la original perteneciente a Honky Château) que poco tiene que ver con la versión final al acelerarse aquí con un ritmo vertiginoso. A ‘House Of Cards’ le faltaría un estribillo más inspirado para que sus animadas estrofas no cayeran en balde. Por otro lado, tan solo valor histórico se le puede otorgar a la interpretación en directo de ‘I Saw Her Standing There’ junto a John Lennon en el concierto del Madison Square Garden, pues se trata de dos amigos pasándolo bien sin mayores pretensiones. Será la última aparición de Lennon en un escenario.

 

El título de ‘Ho! Ho! Ho! (Who'd Be A Turkey At Christmas)’ ya lo dice todo sobre esta canción, que fue la cara B del olvidable single navideño ‘Step Into Christmas’. ‘Let Me Be Your Car’ es una demo en clave de honky-tonk, mientras que ‘Sugar On The Floor’ es tan solo una agradable balada con el piano y la voz de John como únicos ingredientes. Está también el apartado en el que parece fijarse en otros artistas y grupos para crear algo similar. En ‘Rock Me When He's Gone’ parece que estemos escuchando a unos Rolling Stones distendidos de Exile On Main St. tocando una pieza acústica, pues la voz de John suena más parecida a la de Jagger que nunca. En cambio, ‘Sick City’ es su intento de hacer algo similar a ‘Sweet Home Alabama’ de Lynyrd Skynyrd. Amena pero poco más.

 

En definitiva, este doble álbum está dirigido a fans y completistas de la discografía de Elton John. Es prácticamente todo música de relleno que no aporta nada y no es necesario conocer su contenido, es decir, del contenido que hablamos aquí, pues del resto sí que vale la pena echarle un vistazo si no las has descubierto como bonus tracks en los álbumes clásicos de John.

2020

DUETS

Año de publicación: 1993

Puntuación:

1) Teardrops; 2) When I Think About Love (I Think About You); 3) The Power;

4) Shakey Ground; 5) True Love; 6) If You Were Me; 7) A Woman's Needs;

8) Old Friend; 9) Go On And On; 10) Don't Go Breaking My Heart;

11) Ain't Nothing Like The Real Thing; 12) I'm Your Puppet; 13) Love Letters;

14) Born To Lose; 15) Don't Let The Sun Go Down On Me; 16) Duets For One.

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2020

Habitualmente, los discos en directo y las recopilaciones significan una fuente fácil de ingresos extra para cualquier artista o grupo. Elton John quiso exprimir todavía más su tirón comercial y, en primer lugar, se publicó en 1991 un disco tributo titulado Two Rooms: Celebrating The Songs Of Elton John & Bernie Taupin. Dos años después llegaría este álbum de duetos para que no hubiera un solo año huérfano de discos suyos que comprar, el muy calculador. Los músicos invitados para cantar (e incluso en algún caso tocar) con él son en su mayoría de éxito, pero pocos de ellos se encontraban entonces en su mejor momento de forma artístico. Aunque eso es lo de menos, porque está todo pensado para que el esfuerzo sea mínimo y los réditos máximos: básicamente contentar a la juventud con la ridícula modernización de ‘Don't Go Breaking My Heart’ y la actuación de George Michael, y luego tocarle la fibra a los seguidores más acérrimos con canciones lacrimógenas.

 

Precisamente lo único realmente bueno que encontraremos en este álbum ya era conocido desde un par de años antes, pues se trata del dueto en directo con George Michael interpretando ‘Don't Let The Sun Go Down On Me’, que en realidad pertenece a un concierto de Michael en el Wembley Arena (Londres) donde John era el invitado. Esta interpretación no es tampoco ninguna revelación, pero siempre se escucha con gusto una gran composición cuando grandes cantantes participan en ella. Aparte de este tema, lo único decente que encontraremos es la versión de ‘Teardrops’, ubicada justo al principio y que prácticamente imita la original de Womack & Womack, de ahí que le salga bien. Que la invitada sea K.D. Lang es circunstancial, porque no se aprecia nada especial en su parte vocal, casi oculta por el timbre de Elton todo el tiempo.

 

Lo que más abunda aquí son las facilonas baladas edulcoradas en las cuales la emoción se exagera hasta límites insoportables, como ‘When I Think About Love (I Think About You)’ o ‘Ain't Nothing Like The Real Thing’. A la pobre Kiki Dee la llama para cantar de forma ultra-empalagosa la composición de Cole Porter ‘True Love’. Por si fuera poca afrenta para ella, la otrora sensacional ‘Don't Go Breaking My Heart’ (que originalmente era un dueto con Dee) es aquí transformada en un vergonzoso tema de disco gracias a la producción de Giorgio Moroder. Las memorables melodías vocales siguen ahí, pero es tan horroroso el acompañamiento sintetizado (muy acorde con los años noventa), que destroza por completo toda cualidad artística de la versión original.

 

La participación de alguien tan ilustre como Little Richard se desprecia con un penoso tema original de John y Taupin, ‘The Power’, un insulso pop de medio tempo y aires góspel, con percusión programada y todos los clichés de estudio de la época (estériles coros femeninos, algún saxofón, etc.). Encontraremos otro par de composiciones originales de Elton inéditas hasta este momento. Pero debían ser las sobras de tiempos pasados, porque ‘If You Were Me’ es otra aburridísima y vulgarísima (y varias –ísimas más) balada lacrimógena, mientras que ‘Duets For One’ carece de melodías y sale empeorada por una horrorosa percusión programada.

 

Con Don Henley (Eagles) interpreta una floja versión de un tema funk titulado ‘Shakey Ground’, mientras que Leonard Cohen se lo lleva a su territorio para cantar ‘Born To Lose’, popularizada por Ray Charles y aquí ejecutada en clave de jazz y de manera bastante plomiza, para variar. Chris Rea y Nik Kershaw participan en canciones compuestas y producidas por ellos mismos (‘If You Were Me’ y ‘Old Friend’, respectivamente), pero ambas son dos vulgares bodrios que reflejan que la época dorada de Kershaw hacía tiempo que había pasado y que el relativo éxito de Chris Rea en los últimos años no tenía visos de proseguir. El gran Stevie Wonder también aparece pero no como vocalista (salvo en los coros), sino como instrumentista y productor de su canción ‘Go On And On’, que es otra mediocre composición al nivel de las que le quedaba por ofrecer en su escasa producción de los noventa. La voz la pone Gladys Knight, haciéndolo mucho mejor que John, por cierto.

 

El veredicto para este álbum es el sencillo y previsible para cualquiera de este tipo, es decir, de duetos: evitar a toda costa porque está dirigido a fanátic@s del artista en cuestión. Para el resto, hay cosas mucho mejores que hacer.

THE LION KING

Año de publicación: 1994

Puntuación:

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1) Circle Of Life; 2) I Just Can't Wait To Be King; 3) Be Prepared; 4) Hakuna Matata;

5) Can You Feel The Love Tonight; 6) This Land; 7) … To Die For; 8) Under The Stars;

9) King Of Pride Rock; 10) Circle Of Life; 11) I Just Can't Wait To Be King;

12) Can You Feel The Love Tonight.

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Si Friends fue en su momento una anomalía por dedicar esfuerzo a una banda sonora cuando todavía estaba creciendo como músico, era cuestión de tiempo que John se fijara en este filón como manera fácil de seguir engrosando la cuenta corriente. Con las bandas sonoras es suficiente con acertar una vez en la composición y luego rellenar con cualquier cosa que suene a lo de siempre, aunque eso es en realidad lo que venía haciendo Elton desde hacía muchos años. Aquí todavía lo tuvo más fácil porque hay canciones duplicadas y una parte orquestal (del sexto al noveno corte) perteneciente al compositor alemán Hans Zimmer, quien se llevaría el premio Óscar por mejor banda sonora original.

 

Tan solo las tres últimas canciones están interpretadas por Elton y es por tanto lo más interesante (sin desmerecer por ello a Zimmer, pues en realidad sus piezas orquestales es de lo mejor que podemos escuchar). De todas maneras, no hay que hacerse ilusiones con John porque ‘Circle Of Life’ no es más que una balada adulta que en su estribillo sigue los cánones marcados por otras tipo ‘Power Of Love’ de Jennifer Rush. Por tanto, es un tema facilón y mediocre. El rockabilly aparece en ‘I Just Can't Wait To Be King’ para que al menos haya algo rítmico en la banda sonora. Donde sí acierta de pleno es con la balada de piano ‘Can You Feel The Love Tonight’, de bellas melodías vocales (a destacar el emotivo estribillo) y los acertados arreglos que añaden de forma precisa los coros y otros instrumentos para no apartar nunca del primer plano al verdadero artista que emerge de Elton por una vez. Así pues, fue merecido el premio Óscar que también ganó John a la mejor canción original.

 

Cada una de estas canciones tiene su equivalente infantil previamente, interpretadas por las voces de los personajes de la película y puede que algún cantante adicional, aunque en el caso de ‘Circle Of Life’ queda algo mejor por introducir coros de aires étnicos. Nos quedan así dos canciones nuevas más, pero ‘Be Prepared’ simplemente sigue ese estilo teatralizado y cambiante de Broadway, mientras que ‘Hakuna Matata’ es una tonada infantil con gancho para toda la familia.

 

En definitiva, esta banda sonora es totalmente prescindible si se extrae de ella la memorable ‘Can You Feel The Love Tonight’. Por lo demás, indicada solamente para devot@s de la película, que l@s habrá en abundancia visto todo lo que ha llegado en el siglo XXI sobre El Rey León.

MADE IN ENGLAND

Año de publicación: 1995

Puntuación:

1) Believe; 2) Made In England; 3) House; 4) Cold; 5) Pain; 6) Belfast; 7) Latitude;

8) Please; 9) Man; 10) Lies; 11) Blessed.

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Fijémonos por un momento en la portada de este disco. Por primera vez desde quién sabe cuándo, Elton no parece una celebridad musical preocupada por impactar con su imagen, sino que parece nuestro vecino del tercero cuando vuelve el domingo por la mañana de comprar el pan y la prensa. Esta afirmación tan subjetiva puede aplicarse también a la música, porque por fin escuchamos a un músico decidido a hacer realmente música, no a subirse al carro del consumismo musical. Después de unos años más relajados con recopilaciones, duetos y una banda sonora, había llegado el momento de ponerse en serio y seguir creando nuevas obras en el estudio, pero esta vez pensando en la música como arte y no como espectáculo, algo que parecía ya imposible en este artista. El sonido de este álbum se apoya mucho en los arreglos orquestales, pero sin que se limiten a acompañar, sino que también muestren protagonismo. Ver unos títulos de canciones tan cortos es también significativo de que John iba al grano, se había dejado de recursos fáciles o artificiales.

 

El comienzo del álbum no puede ser mejor y hay que remontarse muchísimo en el tiempo para encontrar de entrada dos canciones tan buenas y de forma consecutiva como ‘Believe’ y la que le da título al disco. La ambientación envolvente e introspectiva de ‘Believe’ nos permite introducirnos desde el principio e intuir que algo especial va a llegar. Y Elton no nos defrauda porque –¡por fin!– suena tan épico y convincente como en sus años dorados de los setenta. Cada vez que canta “Without love, I believe in love” estamos asistiendo a una declamación personal potenciada por una impecable instrumentación que transcurre a la par que la voz en el plano emocional. En ‘Cold’ mantiene la épica establecida en ‘Believe’, apoyándose en los arreglos orquestales pero sin olvidar la necesaria guitarra eléctrica. Podemos estar contentos igualmente de que haya vuelto el John más rítmico y pegadizo, tal cual reaparece en la cantable ‘Made In England’.

 

También apetecía volver a escuchar un comienzo tan deslumbrante como el de ‘Lies’, que luego mantiene el interés con sus estrofas anafóricas. Desafortunadamente el estribillo suena convencional y tan solo se atisba la genialidad en esos versos que llegan justo antes en el puente: “I've lied about most everything / But I never lied to you”. Lo que uno siempre espera de un gran músico como Elton John es encontrar como mínimo baladas consistentes como ‘Blessed’ o ‘Man’, esta última con un estribillo donde sabe imprimir la fuerza necesaria para conseguir el necesario contraste con las estrofas. Sin embargo, no todo iba a ser color de rosas y es inevitable encontrar relleno en forma de balada con acompañamiento de orquesta (‘House’), pasable pop (‘Please’), o en forma de rock de medio tempo (‘Pain’). Pero al menos está todo ejecutado con gusto y eso se agradece.

 

En 1995 el conflicto en Irlanda del Norte era todavía una cuestión rodeada de intolerable violencia aunque ya comenzaban a existir tímidos acercamientos que no escondían la fragilidad de las negociaciones, pues cuando había un alto el fuego acababa siendo obviado por alguno de los brazos armados más violentos de los terroristas norirlandeses. Elton no entra en discusiones políticas y en ‘Belfast’ aborda la problemática desde el punto de vista más integrador, que es la imposibilidad de una sociedad para desarrollarse y aprovechar su potencial cuando está rodeada de una violencia cotidiana. La canción se desarrolla como una balada orquestal con el piano de John en primer lugar y consigue emocionar con su parte vocal sin caer en melosidades. La parte orquestal suena demasiado típica y eso impide que estemos hablando de una de sus mejores canciones de los noventa. Hablar de Irlanda parece que le hace fijarse en la música tradicional y en ‘Latitude’ ofrece una hermosa balada folk acompañado de mandolinas, delicadas cuerdas y vientos de aire Beatle cortesía del legendario productor George Martin.

 

Resultaba sorprendente que después de veinte años sin conseguir un álbum notable (es decir, en conjunto), consiguiera aquí este recomendable disco que se sitúa entre lo mejor de su carrera. Aquí se nos muestra a un artista realizando música acorde con su edad pero al mismo tiempo acorde al nivel cualitativo que cabía esperar de un músico de su calibre. La clave parece que era alejarse del marketing y centrarse en la música, volver a crear como en sus primeros años donde las ideas surgían rápidamente a partir de las letras de Bernie Taupin, quien volvía aquí a ser el letrista. Este álbum volvió a venderse igual de bien que los anteriores, pero en esta ocasión era bien justificado y merecido. Por fin demostraba de lo que era capaz aunque era obvio que tampoco podría volver a repetirlo siempre.

THE BIG PICTURE

Año de publicación: 1997

Puntuación:

1) Long Way From Happiness; 2) Live Like Horses; 3) The End Will Come;

4) If The River Can Bend; 5) Love's Got A Lot To Answer For;

6) Something About The Way You Look Tonight; 7) The Big Picture;

8) Recover Your Soul; 9) January; 10) I Can't Steer My Heart Clear Of You;

11) Wicked Dreams.

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Después de ese retorno por la puerta grande que había significado Made In England, quedaba por ver cómo sería la continuación de su carrera a partir de ahora. ¿Seguiría dedicando tiempo a la composición? ¿Volvería a relajarse y dedicarse a ganar dinero? Pues la respuesta puede decirse que queda en un punto medio entre ambas tendencias, que es lo mismo que perder la nueva notoriedad conseguida. Sigue la colaboración con Bernie Taupin, que siempre es una buena noticia pero tampoco sirve para asegurar un buen resultado.

 

Escuchar una percusión programada nada más comenzar el álbum con ‘Long Way From Happiness’ deja una primera impresión bastante mejorable, sobre todo porque se recrea una atmósfera intimista que hubiera quedado mucho mejor con una percusión real. De todas maneras, posee un interesante desarrollo melódico en la parte vocal que en este álbum destaca. La estructura de ‘Live Like Horses’ es la típica de alternar estrofas calmadas (casi minimalistas en la instrumentación) con un estribillo vistoso donde el cantante llega a sus registros más altos. En ‘The End Will Come’ escuchamos un pequeño efecto de eco en la voz y, aparte de eso, la única novedad, si es que se le puede llamar así, llega con el solo de piano algo soso pero suficiente para escuchar de Elton algo más que la voz.

 

Aunque ‘If The River Can Bend’ posea un acompañamiento instrumental mediocre, en el apartado vocal se aprecia el intento de dotarlo de gancho melódico. Porque aquí el contenido de relleno está ejecutado al menos con cierto gusto, por ejemplo en ‘Recover Your Soul’. En un disco de este nivel tan mediocre no podían faltar baladas calmadas y aburridas (‘Love's Got A Lot To Answer For’) o directamente replicadoras del tedio asociado a sus composiciones más plomizas, como es el caso de ‘I Can't Steer My Heart Clear Of You’. O las típicas y ya manidas baladas de medio tempo (‘Something About The Way You Look Tonight’). Si deseamos escuchar una balada en la mejor tradición épica y emotiva de Elton, debemos dirigirnos a ‘The Big Picture’.

 

Lo que es rock, lo único parecido que encontraremos será ‘January’ y es de agradecer porque Elton no pretende desgañitarse ni sonar falso, sino que simplemente aplica un poco más de brío en la sección rítmica y también con los teclados, destacando la melodía inicial que cobra un sabor especial cuando aparece interpretada por el sintetizador. También se deja para el final la canción más jovial del álbum, ‘Wicked Dreams’, que sirve también de resumen para lo que nos hemos encontrado aquí: un artista que ha vuelto a caer en la mediocridad porque música de este tipo podemos encontrar cuanta queramos y más. La mayor diferencia respecto a los ochenta y primeros noventa es que aquí se aprecia el intento de conseguir algo aceptable aunque la inspiración en la composición se haya perdido. Todo muy profesional, pero al mismo tiempo muy vacío en el apartado emocional.

AIDA

Año de publicación: 1999

Puntuación:

1) Another Pyramid; 2) Written In The Stars; 3) Easy As Life; 4) My Strongest Suit;

5) I Know The Truth; 6) Not Me; 7) Amneris' Letter; 8) A Step Too Far;

9) Like Father Like Son; 10) Elaborate Lives; 11) How I Know You; 12) The Messenger; 13) The Gods Love Nubia; 14) Enchantment Passing Through; 15) Orchestral Finale.

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En el siglo XIX Giuseppe Verdi compuso la inolvidable ópera Aida, ambientada en el antiguo Egipto. Algo más de cien años después, Elton John se juntó con el letrista de las obras más célebres de Andrew Lloyd Webber, Tim Rice, y ambos realizaron una nueva adaptación de esta célebre ópera. Este disco en realidad fue un adelante a la obra musical, que no se estrenaría hasta el año siguiente, y en él participa un amplio elenco de artistas musicales de diversa índole, donde caben muchos pertenecientes a lo que se vino a llamar R&B a partir de los noventa, aparte de sorpresas mayúsculas como las Spice Girls. El disco de duetos de Elton ya nos había avisado de que este no tenía prejuicios a la hora de colaborar con nadie, pero aquí encontramos muchos nombres que podrían parecer incompatibles con la música de John, en principio. En cuanto a la música, que nadie espere reminiscencias operísticas o algo que le haga recordar a la obra de Verdi. Lo único que entronca el presente álbum con la ópera original es la historia narrada, por lo demás no tiene nada que ver.

 

Como si fuera un gran anfitrión preocupado por sus invitados, Elton se reserva para él lo peor de la obra, aunque no lo hace a solas. En forma de duetos con otras cantantes femeninas, nos toca tragarnos varias anodinas baladas más propias de la canción ligera vulgar: ‘Written In The Stars’, ‘I Know The Truth’ y ‘A Step Too Far’. Por eso, cuando comienza ‘The Messenger’ y leemos que se trata de otro dueto con una cantante femenina, podemos comenzar a temblar con motivo, aunque en este caso van alternando una sección orquestal y relajada con otra de vulgar pop y prominente percusión. La música está dirigida a un público juvenil y por ello la producción asume un papel relevante, que en el mejor de los casos permite conseguir Pasable aunque olvidables canciones de pop moderno como ‘Easy As Life’. En ese sentido, sorprende un poco que Shania Twain, entonces en la cresta de la ola, aparezca aquí para cantar ‘Amneris' Letter’, una breve y sencilla pieza acompañada tan solo de un piano.

 

Por el sonido reggae de ‘Another Pyramid’, Rice y John debieron recordar los inicios de Sting con The Police y por eso es el elegido como vocalista. Pasada la sorpresa inicial, la verdad es que la canción se vuelve monótona. La balada ‘Not Me’ oscila peligrosamente por la línea que separa lo pasable de lo empalagoso, pues sus intérpretes, los Boyz II Men, se exceden un poco con los alargamientos silábicos. A las Spice Girls se las trae para que hagan de trasunto de las Supremes en ‘My Strongest Suit’, el cual emula de manera grata el estilo y la producción de la Motown de los sesenta, algo que vuelve a realizar con Lenny Kravitz en ‘Like Father Like Son’, demostrando así un mínimo de buen gusto. Lo mejor de la obra se lo reservan a James Taylor, o quizá ‘How I Know You’ no sea lo mejor, sino que Taylor sabe sonar convincente y cercano con solo echar mano de su experiencia.

 

Por lo único que se le puede aplaudir a Elton John es por aparecer como compositor de la pieza orquestal apropiadamente titulada ‘Orchestral Finale’, pero no por el valor musical de la pieza (que suena a pasable banda sonora), sino por el esfuerzo que supone componer música clásica. Se podría dudar de si efectivamente la ha compuesto él a solas, aunque hemos de recordar que de pequeño tuvo una formación clásica y, aparte, su próximo trabajo será la composición de una banda sonora orquestal, despejando así cualquier suspicacia o cuando menos mitigándola. En cualquier caso, ese esfuerzo no sirve para conseguir nada relevante y al final nos queda una música de consumo cuyo único interés puede ser el didáctico, es decir, el conseguir que las jóvenes generaciones de entonces pudieran llegar a interesarse por el origen de esta obra y por el legado cultural que supuso en su momento, pues la ópera de Verdi es la que obviamente perdurará por los siglos de los siglos.

THE MUSE

Año de publicación: 1999

Puntuación:

1) Driving Home; 2) Driving To Universal; 3) Driving To Jack's; 4) Walk Of Shame;

5) Better Have A Gift; 6) The Wrong Gift; 7) The Aquarium; 8) Are We Laughing;

9) Take A Walk With Me; 10) What Should I Do?; 11) Back To The Aquarium;

12) Steven Redecorates; 13) To The Guesthouse; 14) The Cookie Factory;

15) Multiple Personality; 16) Sarah Escapes; 17) Back To Paramount;

18) Meet Christine; 19) The Muse; 20) The Muse.

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Proseguía Elton John con su predilección por el mundo audiovisual y en esta ocasión vuelve a encargarse de una banda sonora, pero a diferencia de El rey león, aquí la compone íntegramente y se trata básicamente de música clásica, con una pequeña orquesta a su disposición. Recordemos que de pequeño estudió en la prestigiosa Royal Academy of Music de Londres, dada su precocidad musical y desenvoltura con el piano, y esta banda sonora viene de alguna manera a retomar esa olvidada faceta de su aprendizaje musical. Uno escucha esta música y lo primero que piensa es en Mozart (y no porque en el pasado Elton se haya disfrazado de él en algún concierto), es decir, que podría ser la banda sonora de una película de época, aunque parece que The Muse es la típica comedia alegre de Hollywood.

 

Pero no todo es música clásica, aunque casi, porque también debía tener cabida algún gesto hacia el fan de Elton. La única canción del estilo pop habitual (es decir, de lo poco que se espera de él si exceptuamos la sorpresa positiva de Made In England) es ‘The Muse’, con letra de Bernie Taupin y presentada aquí en dos mezclas distintas, cuya diferencia más evidente es que la percusión programada la han cambiado por otra. Que nadie se cree expectativas con ella porque es la típica canción insulsa, sin melodías e inaguantable para quien no sea fan de este artista.

 

Siendo la música una emulación total del estilo de Mozart, no podemos esperar nada relevante, pero se salva porque Elton no se olvida de introducir algunas melodías reconocibles y agradables, cuando no juguetonas, que permiten escuchar este álbum con cierto agrado aunque no se sea consumidor/a de música clásica. Al ser todo instrumental, sorprende la entrada de unos coros en la casi final ‘Meet Christine’. La pieza inicial, ‘Driving Home’, ya nos muestra lo que vamos a encontrar, aunque cabe destacar ese bello fragmento de piano insertado sobre los veinte segundos, que quién sabe si está tocado por John. Algunas de sus partes volverán a reaparecer a lo largo del álbum, aunque quizá sean solo parecidos razonables. En general no hay apenas nada que llame la atención, salvo algunas variaciones melódicas como pueden encontrarse en ‘The Aquarium’ o ‘What Should I Do?’, o también la bella melodía de piano de ‘Sarah Escapes’.

 

Ayuda bastante que las piezas sean en su mayoría breves; veinte cortes en menos de cuarenta minutos aseguran un dinamismo que, de otra manera, podría derivar en aburrimiento. Pero no debemos olvidar que lo de Elton John es una incursión en un género que no domina y en el que solo puede cumplir el trámite, que para ser la primera vez ya es bastante. No deja de ser una banda sonora convencional con la única gracia de sonar a Mozart cuando lo normal es que hubiera sonado a Mahler y entonces Elton se hubiera dedicado a componer largos y cómodos adagios con prominentes crescendos de violín. Así pues, queda esta banda sonora como una curiosidad sin mayor trascendencia.

2021

THE ROAD TO EL DORADO

Año de publicación: 2000

Puntuación:

1) El Dorado; 2) Someday Out Of The Blue; 3) Without Question; 4) Friends Never Say Goodbye; 5) The Trail We Blaze; 6) 16th Century Man; 7) The Panic In Me; 8) It's Tough To Be A God; 9) Trust Me; 10) My Heart Dances; 11) Queen Of Cities (El Dorado II);

12) Cheldorado; 13) The Brig; 14) Wonders Of The New World.

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2021

Otra banda sonora y nuevamente de un film infantil de animación, pero esta vez no hay nada que salvar de la parte de Elton, como ocurriera con El rey león. Casi todo el álbum está compuesto por Elton John a partir de las letras de Tim Rice, pero la inspiración musical vuelve a quedarse por el camino. Son mucho más interesantes los últimos tres temas instrumentales al pertenecer a reputados compositores de bandas sonoras como son Hans Zimmer o John Powell. Precisamente ‘The Brig’ (de Zimmer) y ‘Wonders Of The New World’ (de Powell) son lo mejor del álbum. La primera es una pieza de guitarra clásica contemporánea con unos aires entre españoles y andinos que resultan muy interesantes, mientras que ‘Wonders Of The New World’ recoge diferentes melodías y motivos latinoamericanos para conformar una entretenida y diversa pieza.

 

Respecto a las creaciones de Elton John, vuelve a caer en la vulgaridad absoluta de los años ochenta, quizá porque su implicación artística volvía a ser también equivalente a la de aquella época. Pocas canciones pasan el filtro de calidad de lo pasable: ‘Someday Out Of The Blue’, ‘16th Century Man’ y ‘The Panic In Me’ son quizá lo único presentable que existe en el disco. Pero nada más comenzar a escuchar ‘El Dorado’ nos damos cuenta del terreno donde nos encontramos, pues se trata de la típica cancioncilla de medio tempo de Elton, con unos vientos al estilo Beatles que suenan para darle alguna particularidad que por sí no posee. Todo suena igual, o casi igual, si es que puede contarse como diversidad los ritmos latinos en las flojas ‘It's Tough To Be A God’ y ‘My Heart Dances’, o el baile moderno de la horrenda ‘Trust Me’. Evitar este álbum a toda costa salvo para quien sea fan acérrim@ o coleccionista de bandas sonoras.

ONE NIGHT ONLY

Año de publicación: 2000

Puntuación:

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En el año 2000 un concierto de Elton John era ya un espectáculo sin alicientes en el que escuchar las canciones de siempre con el sonido más profesional posible, pero alejado de cualquier pretensión artística. Como el sobretítulo indica (the greatest hits), esto es una celebración a lo grande, con cantantes invitados y además en un lugar tan ostentoso como el Madison Square Garden de Nueva York. El repertorio es muy diferente respecto al que había sido su anterior álbum en directo (Live In Australia With The Melbourne Symphony Orchestra), lo cual se agradece, pero no deja de ser previsible la selección de temas, enfocada a esos grandes éxitos que uno puede imaginar. Otro punto flojo es el estado de forma de John, pues su voz ya no es la que era y por ello le resultaría un alivio la presencia de muchos artistas invitados, pues le sirven para tapar sus propias carencias vocales.

 

Y es que, conforme comenzamos a escucharle en ‘Goodbye Yellow Brick Road’, nos damos cuenta de que su voz se ha vuelto más madura y sobria, ayudándose de apoyo vocal para los agudos. Sin embargo, esa voz en ‘Sacrifice’ no convence para nada, como también se queda corto en el estribillo de ‘I'm Still Standing’, socavando el mérito de los músicos que sí interpretan con esmero cada una de las piezas. En ‘Don't Go Breaking My Heart’ tiene el detalle de invitar a la cantante original, Kiki Dee, a quien también se le nota la edad y por ello quizá vale la pena obviar esta interpretación que queda bastante por debajo de la original. Respecto al repertorio interpretado, aunque básicamente es previsible, sorprende encontrar una canción de Breaking Hearts aunque fuera una de las pocas salvables, ‘Sad Songs (Say So Much)’, cantada aquí junto a un irreconocible (en la voz) Bryan Adams.

 

Cuando comenzamos a escuchar ‘Don't Let The Sun Go Down On Me’, nos quedamos con las ganas de que aparezca George Michael en cualquier momento, sobre todo por el éxito que tuvo su colaboración en Duets. Sorprendentemente para lo que hemos escuchado durante todo el concierto, aquí Elton realiza una buena interpretación vocal y deja la canción en un buen lugar. En cambio, la participación de Mary J. Blige en lo que debía ser un emotivo final mediante ‘I Guess That's Why They Call It the Blues’ resulta decepcionante porque la voz de la invitada no encaja con esta canción de tono humilde. Pero bueno, tampoco podemos esperar mucho más de un álbum que no tiene más sentido que hacer caja y elevar todavía más el saldo de la cuenta corriente de Elton John.

SONGS FROM THE WEST COAST

Año de publicación: 2001

Puntuación:

1) The Emperor's New Clothes; 2) Dark Diamond; 3) Look Ma, No Hands;

4) American Triangle; 5) Original Sin; 6) Birds; 7) I Want Love; 8) The Wasteland;

9) Ballad Of The Boy In The Red Shoes; 10) Love Her Like Me; 11) Mansfield;

12) This Train Don't Stop There Anymore.

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Nuevamente la portada de un álbum de Elton John es reveladora. Como ocurrió con Made In England, cuando vemos a un Elton más humilde y cercano en la portada, lejos de la extravagante estrella deseosa de epatar (aunque la chaqueta no acaba de ser muy discreta), es cuando la música se nos muestra también más cercana y convincente, con un propósito artístico antes que comercial, aunque está claro que comercial iba a ser. Como no podía ser de otra manera, vuelve a colaborar con Bernie Taupin como letrista, que es la manera que tiene John de conectarse con su pasado glorioso. Esta conexión se revela deliberada cuando vemos que vuelven a participar algunos de los músicos que le acompañaron en sus años dorados de los setenta: el guitarrista Davey Johnstone, el baterista Nigel Olsson y el arreglista Paul Buckmaster. Por tanto, la intención de Elton John quedaba bien definida.

 

La introducción de piano de ‘The Emperor's New Clothes’ ya nos augura un agradable paseo por la creación del Elton John músico, no el Elton John buscador de dinero fácil. No deja de ser una pieza prototípica de las suyas de medio tempo, pero está ejecutada con gusto y con una parte de piano que denota que ha dedicado su tiempo para crear algo elaborado. La canción más conocida del disco es ‘I Want Love’, también por el vídeo musical donde aparecía haciendo playback el actor Robert Downey Jr. con su cara cascada, una expresión que reflejaba la vida de excesos que casi acaba con su carrera. Es una bonita balada cuya letra es además autobiográfica si nos atenemos a su inclusión en el biopic Rocketman, pues Elton nos está hablando de cuál ha sido la constante en su vida, esto es, nunca encontrar el amor verdadero porque quien se aferraba a él era debido a la atracción del dinero y la fama.

Mirar al pasado le hace también inspirarse en algunos de sus temas conocidos, de ahí que ‘Look Ma, No Hands’ sea algo así como ‘Tiny Dancer’ pasada por un matiz de country-western, pero deja una buena sensación por la progresión que sigue, alejada de esquematismos sencillos. La que entra de lleno en el country-western es ‘Birds’, guitarra slide incluida, que sirve para comenzar a animar el álbum, pues hasta ese momento es todo tranquilidad. Aparte, contiene un par de solos de guitarra trepidantes, algo casi olvidado en la trayectoria de John. En ‘Dark Diamond’ hace recaer todo el peso en la parte vocal porque el rimo cuasi-reggae y los arreglos añadidos (como la pueril armónica de Stevie Wonder, quien parece parodiarse a sí mismo) son bastante vulgares. Lo que más sorprende es el fulgurante comienzo de afilado blues de ‘The Wasteland’ porque no podríamos esperar algo así a estas alturas, pero es un placer comprobar cómo Elton John todavía puede transmitir poderío con su música y con su voz experimentada, aquí probablemente llevada al máximo de lo que podía alcanzar. Pero ya deja mejor sensación que, por ejemplo, Brian Johnson en AC/DC.

Lo que queda después son baladas facilonas de relleno, de las que le salen con poco esfuerzo (‘American Triangle’, ‘Ballad Of The Boy In The Red Shoes’) u otras como ‘This Train Don't Stop There Anymore’, que van cobrando fuerza conforme avanzan y dejan una buena sensación. Tampoco puede pedirse mucho más de un artista de rock tan longevo y este álbum queda como lo mejor que nos podía ofrecer a estas alturas, pues hacer algo novedoso ya parecía una posibilidad muy remota. Pero se agradece que un músico con su experiencia y genialidad se dedique de vez en cuando a crear música con determinación.

2022

PEACHTREE ROAD

Año de publicación: 2004

Puntuación:

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1) Weight Of The World; 2) Porch Swing In Tupelo; 3) Answer In The Sky;

4) Turn The Lights Out When You Leave; 5) My Elusive Drug; 6) They Call Her The Cat; 7) Freaks In Love; 8) All That I'm Allowed; 9) I Stop And I Breathe; 10) Too Many Tears; 11) It's Getting Dark In Here; 12) I Can't Keep This From You.

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2022

En su Diccionario de Literatura, de 1995, Francisco Umbral hablaba sobre algún crítico literario (del que no puedo recordar el nombre) y decía, en palabras de este, algo así como que dedicar tiempo a las obras mediocres era como si un científico se dedicara a estudiar las células muertas en vez de las células vivas, que es de donde está precisamente la vitalidad. En este caso lo podemos aplicar a la vitalidad de una obra artística, como también lo podemos aplicar a la mayor parte de la obra de Elton John desde finales de los setenta, pues resulta un ejercicio mental bastante pobre intentar extraer alguna reflexión de un material sin aliciente artístico. En este disco mantiene la alianza con Bernie Taupin y volvían algunos de los músicos que le habían acompañado en los setenta, pero el problema seguía siendo que volvía todo lo de los setenta menos la inspiración. Como curiosidad, es la primera vez que Elton John actúa como único productor, tomando así la responsabilidad completa del proyecto.

 

Y bueno, lo que escuchamos es ya lo previsible, “lo de siempre”: canciones agradables que se olvidan muy rápidamente (‘Weight Of The World’, ‘I Stop And I Breathe’, ‘It's Getting Dark In Here’) o las aburridas baladas de siempre (‘All That I'm Allowed’, ‘Freaks In Love’), pues por mucho que le añadan una guitarra slide a ‘Turn The Lights Out When You Leave’, es la misma canción ligera de toda la vida. Otro ejemplo de indiferencia llega mediante el convencional boogie que acaba sonando repetitivo de ‘They Call Her The Cat’, mientras que ‘My Elusive Drug’ sería una de las canciones destacadas si no fuera porque parece una reescritura de ‘Believe’, el tema que abría Made In England.

 

La referencia a Tupelo en uno de los títulos ya nos avisa del tipo de canción de que se trata, pues ‘Porch Swing In Tupelo’ se dirige acertadamente a ese estilo de rock de raíces sureñas estadounidense, con aires de góspel, que tan bien desarrolló en aquel lejano y memorable Tumbleweed Connection de 1971. El entramado instrumental es también exquisito. La inspirada introducción de piano de ‘Too Many Tears’ nos avisa también de que se trata de uno de las pocas canciones a destacar de este álbum, pues posee un emotivo estribillo bien prolongado y equilibrado que acaba finiquitado en unos deliciosos incisos instrumentales. Los violines de presentación de ‘Answer In The Sky’ nos remiten a los buenos años setenta de John, aunque su desarrollo es más convencional y el estribillo de lo menos inspirado que le podía salir.

 

El álbum finaliza con un intento de balada-góspel en forma de himno mediante ‘I Can't Keep This From You’, pero deja indiferente por lo convencional que suena todo. Está bien ser cumplidor, pero no basta con cumplir para un artista de la talla de Elton John. Peachtree Road es otro álbum de trámite del que se puede agradecer que al menos esté facturado con profesionalidad y cierto gusto, pero de una mediocridad absoluta. Vale la pena echarle un ojo a las dos canciones destacadas, pero lo demás se olvida rápidamente, sin necesidad de ningún esfuerzo. Será en 2004 cuando comenzará una estancia prolongada durante cinco años más en Las Vegas, actuando allí y tocando sus grandes éxitos en un show titulado The Red Piano, lo cual explicaría la existencia del presente álbum como la típica excusa para hacer conciertos aunque estos se basen en el cancionero de siempre.

THE CAPTAIN & THE KID

Año de publicación: 2006

Puntuación:

1) Postcards From Richard Nixon; 2) Just Like Noah's Ark;

3) Wouldn't Have You Any Other Way (NYC); 4) Tinderbox;

5) And The House Fell Down; 6) Blues Never Fade Away; 7) The Bridge;

8) I Must Have Lost It On The Wind; 9) Old '67; 10) The Captain And The Kid.

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Antes de la publicación de este nuevo álbum de estudio, Elton John tuvo hasta tres proyectos en danza. Compuso la música (las letras fueron de Lee Hall) para el musical Billy Elliot, donde cantaban los actores, pero en la banda sonora publicada podemos escuchar tres de sus temas grabados por el propio John, los cuales pasamos a describir ahora brevemente. Como su título indica, ‘Merry Christmas Maggie Thatcher’ es la típica canción de estilo navideño a pesar de su letra irónica, mientras que ‘The Letter’ es una olvidable balada al estilo de los setenta. Podría salvarse ‘Electricity’ por su vistoso estribillo, pero con las consiguientes escuchas la única sensación que deja es la de ser una reescritura de ‘Don't Let The Sun Go Down On Me’. También compuso junto a Bernie Taupin el musical de Broadway Lestat, sobre el carismático vampiro de las novelas de Anne Rice. El tercer proyecto, Christmas Party, era una recopilación de música navideña realizada por el propio Elton donde solo encontraremos dos canciones suyas, la rareza de ‘Step Into Christmas’ (que viene incluida en la reedición en CD de Caribou) y la nueva composición del dúo John/Taupin titulada ‘Calling It Christmas’, que no es más que una convencional balada cantada a dúo con una cantante jovencísima.

Leyendo el título de este nuevo álbum, que recuerda directamente a Captain Fantastic And The Brown Dirt Cowboy de 1975, nos damos cuenta muy pronto de que se trata de un ejercicio de nostalgia, algo que se confirma inmediatamente cuando se ven las fotos del interior, de diferentes épocas de Elton. Obviamente, este ejercicio no podría hacerse con propiedad si no contara como letrista con Bernie Taupin, pero todavía resulta más apropiado cuando vuelve a contar con el guitarrista Davey Johnstone y el baterista Nigel Olsson, compañeros en su época dorada de los setenta. Así que nadie debe asustarse cuando empieza a escuchar una letra donde nombran a Richard Nixon, pues todo pretende ser autobiográfico aunque no nos ofrezca revelaciones destacables. Así, el estilo de ‘Postcards From Richard Nixon’ rememora el de canciones antiguas como ‘Tiny Dancer’ para contarnos las primeras impresiones de John en Estados Unidos.

 

La épica y la solemnidad de sus mejores etapas las recupera en ‘Wouldn't Have You Any Other Way (NYC)’, de notables pasajes instrumentales, mientras que ‘Just Like Noah's Ark’ es el típico boogie-rock que al menos está ejecutado con gusto, aunque no era necesario que superara los cinco minutos de duración. No se arriesga demasiado en el disco y lo previsible es encontrar canciones como ‘Old '67’, enfundadas en el sonido clásico de este artista. En cambio, el Elton más juvenil se nos muestra en el juguetón piano que introduce ‘And The House Fell Down’, una canción entretenida y poco más. Más devota de la música tradicional es ‘I Must Have Lost It On The Wind’, aunque Elton sabe llevarla sin discusión por el terreno pop. Pero en general observamos que no se complica la vida y se mueve sobre terreno conocido, si bien esto supone un contratiempo cuando se dirige hacia un sonido demasiado convencional en ‘The Captain And The Kid’, una manera decepcionante de finalizar el álbum.

 

Afortunadamente, encontramos un tema que rememora el esplendor de este artista. Entre la grandeza del All Things Must Pass de George Harrison y la de (Knock, nock) ‘Knockin' On Heaven's Door’ de Bob Dylan se ubica ‘Tinderbox’ con su consistente y emotiva instrumentación, sus conmovedores coros y un apartado vocal repleto de memorables melodías. También se ha de destacar ‘Blues Never Fade Away’, una notable pieza de piano que aparece acompañado primero por una suave percusión y luego la sección rítmica, que nos muestra al John más inspirado con su instrumento natural. Similar en estilo es ‘The Bridge’, en este caso con un estribillo más inspirado y de manera más valiente, pues tan solo unos coros eventuales acompañan la estructura de piano como único instrumento.

 

Como vemos, nunca se puede perder la esperanza con los grandes nombres de la historia del rock, porque la genialidad normalmente queda latente hasta que llega ese momento de inspiración en que vuelve a relucir. The Captain & The Kid es un álbum sin riesgos y por ello no puede quedar entre lo más destacado de su discografía, pero podemos estar satisfechos de que todavía pueda crear álbumes decentes y más o menos consistentes.

THE UNION

Año de publicación: 2010

Puntuación:

1) If It Wasn't For Bad; 2) Eight Hundred Dollar Shoes; 3) Hey Ahab;

4) Gone To Shiloh; 5) Hearts Have Turned To Stone;

6) Jimmie Rodgers' Dream; 7) There's No Tomorrow; 8) Monkey Suit;

9) The Best Part Of The Day; 10) A Dream Come True;

11) I Should Have Sent Roses; 12) When Love Is Dying; 13) My Kind Of Hell;

14) Mandalay Again; 15) Never Too Old (To Hold Somebody);

16) In The Hands Of Angels.

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Aparte de los álbumes y proyectos comentados en los últimos años, cabe recordar que Elton John estuvo desde 2004 a 2009 actuando en Las Vegas, el paraíso de las viejas glorias sin futuro. Acabado ese periplo de buenos rendimientos financieros, se acordó de un viejo amigo como Leon Russell para hacer algo juntos, pero no en plan viejas glorias cantando versiones de rock'n'roll, sino algo serio y trabajado. La lista de amigos no se acaba ahí, puesto que a lo largo del álbum desfilarán de manera puntual gente como Neil Young o Brian Wilson, aparte de otros reputados músicos como el baterista Jim Keltner, el teclista Booker T. Jones (aquel que grabara la legendaria ‘Green Onions’) o el guitarrista T Bone Burnett, quien fuera uno de los acompañantes de las giras de Bob Dylan en la segunda mitad de los setenta. Así pues, tanto Elton como Leon se lanzan a la composición de nuevos temas y lo hacen con profesionalidad, gusto e incluso emoción. Lo más curioso es que la voz de Leon Russell se parece a veces a la de Willie Nelson, como si se le hubiera reblandecido con la edad.

 

La mayoría del álbum está compuesto por la dupla John/Taupin, pero Elton tiene la gentileza de permitir que Leon Russell abra y cierre el álbum con sus temas. Así, el álbum comienza con una de las pocas composiciones de Russell, ‘If It Wasn't For Bad’, cuyos coros de góspel por el inicio denotan también a su autor. Pero es una emotiva canción de medio tempo y llamativas melodías vocales. En otra de sus composiciones echa la mirada al primer rock'n'roll de los años cincuenta, lo que ocurre en la animada ‘A Dream Come True’. También le roba puntualmente el letrista a Elton porque compone junto a Taupin la consistente ‘I Should Have Sent Roses’. Ya no encontraremos ninguna composición más de Russell hasta el final, de tal manera que Elton tiene el detalle de ceder el protagonismo a Leon para que cante su composición ‘In The Hands Of Angels’, una canción sencilla de piano, órgano y coros femeninos, que a cambio nos ofrece la sinceridad de un artista que de joven parecía decantarse por el lado del espectáculo en la música.

 

En cuanto al material compuesto por Elton John con las letras de Bernie Taupin (y algún coautor adicional en un par de canciones), se muestran decididos en conseguir algo de primer nivel en ese estupendo homenaje titulado ‘Jimmie Rodgers' Dream’, donde poco a poco se va incrementando el tono a la par que van entrando instrumentos, en especial la guitarra steel con pedal, cuyo delicioso sonido envuelve toda la canción y consigue que los incisos instrumentales sean pura gloria musical. Por el contrario, todo el impulso que muestran en ‘Hey Ahab’ se acaba difuminando paulatinamente por su duración que excede los cinco minutos, que es la excusa para que una de las cantantes femeninas lance unos cuantos gritos rítmicos. En ‘The Best Part Of The Day’ retoma la grandeza de baladas solemnes al estilo de ‘Don't Let The Sun Go Down On Me’, pero también nos encontramos algo como ‘Eight Hundred Dollar Shoes’, que es la típica balada solemne de Elton. Algo lacrimógenos se ponen en ‘Never Too Old (To Hold Somebody)’

 

En ‘Gone To Shiloh’, Elton se alterna la voz principal con Leon para que ambos puedan lucirse por igual en esta consistente y emotiva canción de tono trágico. También canta en ella Neil Young como invitado, aunque no puede competir con los otros dos en el apartado vocal, pero es emocionante escuchar a estos tres músicos y amigos juntos. También se muestran nostálgicos al evocar el estilo de The Band en ‘My Kind Of Hell’, como también saben sonar dignos en canciones más convencionales como ‘Mandalay Again’ o el previsible boogie-rock de ‘Monkey Suit’. Es suficiente con llevar una progresión que vaya incrementando la tensión musical para que ‘When Love Is Dying’ enganche por su solemnidad y la riqueza vocal de Elton (con la participación eventual de Leon y también de Brian Wilson), quien suena como un cantante experimentado y convincente, alejado de la falsedad del espectáculo musical de masas. Por otro lado, en un tono trágico con modos de góspel se colocan en ‘There's No Tomorrow’.

 

Al final lo que nos queda es todo un ejemplo de lo que debe ser un álbum de colaboración entre viejos músicos, es decir, una obra realizada con interés, pasión y con ese sabor especial de dos personas que han vivido mucho y saben que la edad no perdona, y por ello están dispuestas a dar lo mejor de sí. De hecho, Leon Russell fallecerá en 2016, así que este álbum sirve para dejar algo de huella junto a uno de los grandes de la música rock, igual que dejó su impronta en el mítico concierto por Bangladés de George Harrison en 1971. Y bueno, ¡que es una buena noticia volver a encontrarnos con un álbum decididamente recomendable de Elton John!

2023

THE DIVING BOARD

Año de publicación: 2013

Puntuación:

1) Oceans Away; 2) Oscar Wilde Gets Out; 3) A Town Called Jubilee;

4) The Ballad Of Blind Tom; 5) Dream #1; 6) My Quicksand;

7) Can't Stay Alone Tonight; 8) Voyeur; 9) Home Again; 10) Take This Dirty Water!;

11) Dream #2; 12) The New Fever Waltz;

13) Mexican Vacation (Kids In The Candlelight); 14) Dream #3; 15) The Diving Board.

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2023

Para llegar aquí, nos hemos saltado dos proyectos de Elton John, siendo uno de ellos su participación en 2011 en la banda sonora de la película de animación Gnomeo & Juliet. Nos lo saltamos porque únicamente se incluyeron dos canciones nuevas en ella. Una es la optimista ‘Hello Hello’, que parece una canción de los Beatles de 1967, incluso parece heredera de aquel ‘Hello, Goodbye’ de los de Liverpool. La otra es la típica balada de piano de John, ‘Love Builds A Garden’, con alguna melodía de interés. Por lo demás, se incluían grandes éxitos de su carrera y, por desgracia, una lamentable regrabación de ‘Crocodile Rock’ con Nelly Furtado. También música orquestal no escrita por John, aunque pueden escucharse fragmentos de sus temas conocidos, incluso de algunos que no aparecen en la banda sonora (por ejemplo, ecos de ‘I'm Still Standing’ en ‘Bennie And The Bunnies’, una pieza para la cual no es necesario decir dónde se inspira especialmente). Con el irregular nivel creativo de Elton para la composición, es obvio que valdría más la pena que los directores se fijaran en su discografía anterior. Eso es lo que hizo el griego Yorgos Lanthimos para engrandecer su impresionante fresco de época palatina La favorita (2018) mediante la canción ‘Skyline Pigeon’, puesto que su sonido de clavecín complementaba muy bien a la música clásica empleada en la película y servía como toque diferencial respecto a las habituales bandas sonoras de época.

 

El segundo proyecto que nos saltamos es igual de superfluo pero algo diferente, pues Elton se juntó con un dúo australiano de música de baile llamado Pnau para grabar un álbum destinado a las pistas de baile a partir de amalgamar diferentes canciones de John (muchas de ellas de las conocidas) bajo una producción llamativa. Este álbum se publicó con el nombre de Good Morning To The Night y puede tomarse como un “preparado de Elton John” para las generaciones nacidas en los albores del siglo XXI. Es algo así como querer dar fruta a un niño reacio a ella y trocearla para mezclarla con golosinas, de tal manera que así sea mejor tolerada por el niño. O sea, un despropósito cuya única motivación es comercial, pues hasta los vídeos musicales eran animados y mostraban, igual que la portada del álbum, a un Elton joven.

 

Pero no nos desviemos más por el mundo cinematográfico y de la mercadotecnia y centrémonos en este nuevo álbum que parece tomar como referencia el Tumbleweed Connection, de 1971. Puestos a echar la vista atrás, pues no es mala idea fijarse en lo que uno ha hecho verdaderamente bien, aunque resulte imposible trasladarse artísticamente a esa época cuando se tienen cuarenta años más. Lo que más destaca es el empleo del piano, con un mayor protagonismo si cabe porque es esencialmente el instrumento principal en casi todo el álbum. O sea, todos esperamos que el piano sea el instrumento principal en la música de Elton John, pero aquí hay más proporción de piano de lo que estamos habituados.

 

De hecho, se muestra valiente al colocar en primer lugar una pieza de piano solo como ‘Oceans Away’, pero es una canción consistente en su estructura pianística y el apartado vocal nos muestra a un artista todavía con gusto por las melodías, como también acierta también con emotivas melodías en el piano en ‘The New Fever Waltz’, perfectamente embellecida por los arreglos de vientos. Ese formato de piano solo lo vuelve a repetir con acierto en ‘Home Again’ y ‘My Quicksand’, donde en esta última acaba introduciendo en su segunda mitad una sección más jazzística (con percusión de escobillas) y aparte John nos hace un amago de tocar con el piano ‘En la gruta del rey de la montaña’, la celebérrima pieza perteneciente a Peer Gynt del noruego Edvard Grieg. Una broma para demostrarnos que todavía le quedaba algo de ese gamberrismo suave que mostraba en público. Es también muy clarificador que sea el piano profesional de Elton lo que más o menos salve algo tan discreto como el rock de bar de ‘Mexican Vacation (Kids In The Candlelight)’, aunque la palma de canción más floja habría que entregársela a la que da título al álbum, desarrollada en modo jazzístico convencional mientras la voz de John suena más vieja que nunca.

 

Es una sorpresa comprobar que cuando aparece una guitarra como instrumento principal a la hora de llevar las melodías inspiradas, lo cual ocurre en ‘A Town Called Jubilee’, que se consigue dar ese salto cualitativo que permite alcanzar la excelencia, pues la parte de piano vuelve a ser magistral en algunos momentos y en el estribillo sabe emplear con inteligencia los coros femeninos. Esto último, los coros, es también lo más destacado de ‘Take This Dirty Water!’ y sin esa aportación de las chicas ni siquiera hubiera llamado la atención esta canción. Esto nos hace fijarnos en quiénes son y vemos que entre ellas se encuentra Rose Stone, una de las hermanas/os que conformaban los míticos Sly & The Family Stone. También cabe destacar los breves interludios instrumentales titulados ‘Dream’, los dos primeros influenciados por el piano del Romanticismo, mientras que en ‘Dream #3’ comienza al estilo de Isaac Albéniz y acaba recordándonos la intrepidez clásica del mejor Keith Emerson.

 

Tampoco es perfecto este disco y encontraremos canciones de relleno como ‘Can't Stay Alone Tonight’ o ‘Voyeur’ (con otra melodía de piano que nos retrotrae a la mejor época del inglés), que sin embargo dejan una buena sensación y eso es un reflejo del buen estado de forma que muestra este artista a lo largo del disco. A pesar de colocar una reconocible aunque no demasiado inspirada melodía de piano en primer lugar, el homenaje al genio literario dublinés ‘Oscar Wilde Gets Out’ no deja de ser una imitación del estilo de grandes canciones anteriores de Elton como ‘The Ballad of Danny Bailey (1909-34)’. Curiosamente, un título como el de ‘The Ballad Of Blind Tom’, tan parecido a la canción de Goodbye Yellow Brick Road que acabamos de citar, suena más original y por ello más convincente.

 

Pocos grupos o artistas consagrados (si es que hay algún otro) han conseguido enlazar, cuarenta años después, dos álbumes absolutamente recomendables como son The Union y The Diving Board en la carrera de Elton John. Es sorprendente esta demostración de nivel para un músico que parecía haber abandonado hace muchísimo tiempo su espíritu artístico. Pero afortunadamente ha encontrado el estilo al que mejor se puede acomodar y en el que puede disfrutar y sonar convincente, cerrando de alguna manera el círculo artístico de su carrera. Es decir, lo deseable sería que no se moviera de aquí y se olvidara para siempre de las cifras de ventas para hacer simplemente la música que le salga de dentro, siempre y cuando dedique el tiempo suficiente a la composición. En cualquier caso, de momento sólo cabía disfrutar de estos buenos años y felicitar a Elton John por cómo había redirigido su carrera en el siglo XX.

WONDERFUL CRAZY NIGHT

Año de publicación: 2016

Puntuación:

1) Wonderful Crazy Night; 2) In The Name Of You; 3) Claw Hammer;

4) Blue Wonderful; 5) I've Got 2 Wings; 6) A Good Heart; 7) Looking Up;

8) Guilty Pleasure; 9) Tambourine; 10) The Open Chord;

[BONUS TRACKS:] 11) Free And Easy; 12) England And America.

Tras una racha de buenos discos que no se recordaba desde los años setenta, era inevitable que llegara algo más flojo y nos bajáramos al mundo real del Elton John invernal. La horrorosa portada proporciona una mala impresión de entrada y quizá nos quiera decir con ella que esta vez no se ha tomado en serio lo de grabar un disco. El caso es que el productor sigue siendo el mismo desde The Union, el guitarrista T Bone Burnett, quien parecía garantizar un buen resultado. Pero claro, las composiciones ya no están al mismo nivel de estos últimos años.

 

La jovialidad (excesiva) que transmite en la portada es lo que se refleja en la primera canción, que da título al álbum. No convence la alegría que pretende transmitir en ‘Wonderful Crazy Night’, mucho menos cuando emplea unas melodías tan simples para ello. Para un Elton de fiesta, es inevitable encontrar el típico boogie-rock que le gusta, como es el caso de ‘Looking Up’, pero suena tan aséptico y profesional que no transmite nada en especial. Tampoco se va a sorprender nadie con las típicas baladas de Elton como ‘A Good Heart’ o ‘The Open Chord’, como tampoco con relleno agradable al estilo de ‘Claw Hammer’ y ‘I've Got 2 Wings’. De nada sirve que añada una melodía reconocible en ‘Free And Easy’ porque luego esta canción ya no tiene nada más que ofrecer al oyente.

 

En cambio, consigue un estribillo elaborado y consistente en ‘In The Name Of You’, como también cabe destacar el entramado instrumental de ‘Blue Wonderful’, donde sobresale en algunos momentos la guitarra eléctrica, algo poco habitual en la discografía de Elton. Llama la atención el animado ritmo de ‘Guilty Pleasure’, pero la canción tampoco sobresale por encima de lo convencional. Por otra parte, leyendo un título como el de ‘England And America’, uno piensa que era la oportunidad de aportarnos su visión sobre ambos países, pero a Elton le sale el Sir que lleva dentro (o fuera, en una medalla) y se limita a decir lo bonito que es todo. Y bueno, la canción se olvida conforme acaba de sonar, que es la definición que podríamos hacer del álbum casi al completo. No es un mal disco, pero sí le salió vulgar.

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