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THE JAM

1) Art School; 2) I've Changed My Address; 3) Slow Down; 4) I Got By In Time;

5) Away From The Numbers; 6) Batman Theme; 7) In The City;

8) Sounds From The Street; 9) Non-Stop Dancing; 10) Time For Truth;

11) Takin' My Love; 12) Bricks And Mortar.

IN THE CITY

Año de publicación: 1977 

Puntuación:

El segundo lustro de los años setenta fue una época en la que muchas bandas miraron hacia atrás para inspirarse y crear algo nuevo o, cuando menos, más actualizado. Si los Ramones echaron la vista a los clásicos del rock'n'roll y Blondie a Buddy Holly, The Jam se fijó en el movimiento mod británico (sobre todo para la apariencia, en estos inicios) y en la música americana de garaje de los sesenta, cuando infinidad de grupos amateurs emergieron en Estados Unidos, algunos de ellos logrando cierta notoriedad, tal como se pudo comprobar en el recopilatorio Nuggets que compiló a principios de los setenta Lenny Kaye, quien se convertiría después en el guitarrista de Patti Smith. La propuesta de The Jam era de lo más sencillo: una formación de guitarra, bajo y batería. El miembro principal era Paul Weller, guitarrista, cantante y compositor exclusivo de prácticamente todos los temas originales de su discografía. Lo peor de The Jam está precisamente en sus inicios, sobre todo por dos motivos principales: uno es la inexperiencia que no les permite tener un sonido tan compacto como en los siguientes años; el otro motivo es que en muchos momentos parecen una banda homenaje porque suenan directamente a música ya conocida, no hace falta que se trate de versiones.

 

Los acordes que inician ‘Art School’ ya recuerdan mucho a The Who, grupo fetiche para The Jam, aunque luego este tema es de corte más punk. Y ‘Sounds From The Street’ parece el intento de Weller de escribir su propio ‘So Sad About Us’. Resulta evidente que el espíritu del primer Pete Townshend imbuye el álbum. También denotan gusto por la música Motown en ‘I Got By In Time’, puesto que si la despojáramos de la instrumentación (algo vulgar, por cierto), nos quedaría una parte vocal muy melódica muy al estilo de conjuntos vocales como The Supremes.

 

Uno de los mejores temas es ‘In The City’, sobre todo por su destacado inicio en el que la guitarra y el bajo interpretan un mismo y reconocible riff. Este riff proporcionaría también la idea principal para ‘Holidays In The Sun’ de los Sex Pistols, publicada unos meses después de este álbum. En cualquier caso, que toquen una versión acelerada de ‘Slow Down’ no le quita la sensación de banda amateur que demuestran, nada que ver con la fantástica versión que hicieron en su momento The Beatles. Más o menos repiten lo mismo después en la canción de Batman, nuevo guiño a The Who, quienes también la llegaron a grabar con resultado algo más convincente. Por otro lado, ‘Away From The Numbers’ es el momento de lucimiento del batería, que demuestra poderío y técnica para sacar adelante el tema.

 

Tampoco puede decirse mucho más del repertorio porque suena todo muy parecido, por lo que dependerá de gustos personales el destacar unas canciones sobre otras. Pero tampoco suenan muy diferentes a como lo pudiera hacer cualquier trío rockero de cualquier país del mundo. Por ejemplo, de las tres últimas canciones me resulta imposible recordar nada. Bueno, en ‘Bricks And Mortar’ vuelve a destacar el batería con un buen martilleo, pero poco más. Eso es lo que nos pasaría con cualquier grupo de rock mediocre o vulgar, que sin poder decir que tocan mal o que han hecho alguna canción mala, suena todo tan típico que no apetece escuchar repetidamente esos discos. Escribía Eugeni D’Ors, en su etapa noucentista, que es contraproducente leer solo cosas de primer nivel; y en la música podríamos decir lo mismo. Así que pueden ustedes acercarse a este disco para saber valorar mejor otras obras.

THIS IS THE MODERN WORLD

Año de publicación: 1977 

Puntuación:

1) The Modern World; 2) London Traffic; 3) Standards; 4) Life From A Window;

5) The Combine; 6) Don't Tell Them You're Sane; 7) In The Street Today; 8) London Girl; 9) I Need You (For Someone); 10) Here Comes The Weekend; 11) Tonight At Noon;

12) In The Midnight Hour.

En este segundo intento encontramos más de lo mismo pero quizá con menor originalidad, lo cual ya es decir mucho porque el disco de debut, si adolecía de algo, era de originalidad. Y es que poco más de medio año hay entre ambos álbumes, tiempo muy escaso para que pudiera haber algún avance. Estamos ante una continuación de lo que habían hecho anteriormente, quizá con mayor énfasis en el sonido punk y afilado, aunque bastante similar. Eso es más o menos lo que se saca en conclusión al escuchar el primer tema, ‘The Modern World’.

 

Puede que esa inmediatez en publicar un nuevo álbum es lo que hizo que el bajista Foxton aportara también un par de composiciones propias. Una decisión nada afortunada por lo que podemos comprobar. Es comenzar a escuchar la voz de ‘London Traffic’ y pensar (en inglés, of course): “wtf is this?”. Weller canta como si se hubiera llenado la boca de esponjas y no pudiera cantar más que con una voz cavernosa y como si tuviera algún problema mental. Así pues, Foxton se estrena de una manera lamentable como compositor, puesto que su otra aportación es la vulgar ‘Don't Tell Them You're Sane’, que no está mal pero no ofrece nada de interés.

 

Las composiciones de Weller tampoco son para tirar cohetes pero suenan mejores, si exceptuamos el caso de ‘I Need You (For Someone)’, donde suenan cansinos y si no fuera por los súbitos cambios de ritmo acabaríamos bostezando. Si en el álbum anterior decíamos que de las tres últimas canciones se hacía complicado recordar algo, aquí es al contrario, puesto que son tres de los temas más destacados. La elegancia de ‘Here Comes The Weekend’ vaticina el refinamiento del sonido que irán adquiriendo más adelante. Siguen las reminiscencias de The Who en la agradable ‘Tonight At Noon’, la cual también posee una buena guitarra cíclica en el ritmo, que parecería más de David Byrne que de Paul Weller. En esta ocasión, la versión seleccionada (‘In The Midnight Hour’) deja al menos buenas sensaciones.

 

En resumen, otra pasable vulgaridad que no vaticinaba nada relevante en el futuro inmediato. Pero la transformación del siguiente álbum demostrará que estos chicos no querían limitarse a imitar a sus ídolos de la década anterior, sino que también tenían ilusión por mejorar y colocarse entre los nombres importantes de la época.

ALL MOD CONS

Año de publicación: 1978 

Puntuación:

1) All Mod Cons; 2) To Be Someone (Didn't We Have A Nice Time); 3) Mr. Clean;

4) David Watts; 5) English Rose; 6) In The Crowd; 7) Billy Hunt; 8) It's Too Bad; 9) Fly; 10) The Place I Love; 11) 'A' Bomb In Wardour Street;

12) Down In The Tube Station At Midnight.

La teoría de la evolución en el mundo del rock es vital, puesto que grupos o artistas que se limitan a explotar el mismo sonido acaban diluyéndose en su entorno. The Jam consiguió superar ese escollo mediante una notable mejoría que se deja sentir en este All Mod Cons. Una gran brecha separa este tercer álbum de los dos primeros, por lo que el mérito es mayor si atendemos a que estamos ante un trío básico: guitarra, bajo y batería. Pero Paul Weller iba asimilando cada vez más el legado musical de sus idolatradas bandas para crear algo más propio y, de manera paulatina, con menos sospechas de imitación.

 

El empleo de la batería en el primer tema, de una manera más creativa dentro de su sencillez, ya denota que algo ha cambiado en la mentalidad de la banda. Esta canción ya supera cualitativamente a casi todo lo que habían hecho hasta ese momento, aunque es brevísima. El avance en la creatividad melódica se hace evidente en notables composiciones como ‘In The Crowd’, repleta de variaciones que permiten disfrutarla cada vez más con las nuevas escuchas, puesto que son igual de brillantes las melodías de los versos como la entonación de Weller en su simple estribillo (“When I'm in the crowd”). No menos brillante es la coda, pues recoge el testigo de la mejor psicodelia de los sesenta para alargar el tema y convertirlo en el único que sobrepasa los cinco minutos de duración. Análoga en esencia, otra de las mejores canciones del álbum es la variada ‘Mr. Clean’, que además es un beligerante ataque a los conservadores de mediana edad, como si hubiera querido recrudecer la visión de Ray Davies sobre el tema. Musicalmente es todo un prodigio. Engancha desde el intrigante inicio de guitarra eléctrica, pasando por diferentes estados y dejando destellos de genialidad como el pasaje instrumental a los dos minutos que da paso a una sección de gran solemnidad para la temática tratada.

 

Las influencias no pueden obviarse todavía (bueno, en The Jam nunca), así que estas referencias se observan rápidamente. La versión de ‘David Watts’, de The Kinks, solo tiene de novedad que refuerzan la sección rítmica y no deja de ser un simple homenaje a uno de sus idolatrados grupos, quienes por entonces no tardarían mucho en resurgir comercialmente con –vaya paradoja– uno de sus peores álbumes, el Low Budget. En ‘David Watts’ se alternan cantando Weller y Foxton, como podemos comprobar en la antigua y floja película documental British Rock de 1980. Precisamente en la siguiente canción, la bonita balada ‘English Rose’, nos vienen ecos de Ray Davies en la forma de cantar de Weller. ‘Fly’ parece que va a ser otra balada acústica del mismo estilo, aunque luego entra la sección rítmica en el estribillo y la revitaliza, si bien este tema es algo discreto. En ‘To Be Someone (Didn't We Have A Nice Time)’ encontramos el primer ejemplo de empleo del ritmo de ‘Taxman’ de The Beatles en una canción de The Jam. El préstamo tiene suficiente importancia para el éxito del tema que todavía no puede decirse que sea algo superfluo para el resultado final. La referencia a los Beatles no acaba aquí, puesto que peor sabor deja la copia de la melodía principal de ‘She Loves You’ en ‘It's Too Bad’, que es lo único reseñable que tiene.

 

El único tema que recoge el estilo más vulgar y punk de los inicios es ‘Billy Hunt’, de ritmo acelerado y con un estribillo que cansa por lo repetitivo, pues se trata de la mera repetición del nombre del título. Para encontrar una canción de ritmo rápido y mucho mayor interés, mejor dirigirse directamente a ‘The Place I Love’, donde cada vez que Weller canta “And it's always at the back of my mind” aparece un memorable riff de guitarra. A continuación llega ‘'A' Bomb In Wardour Street’, muy similar en esencia puesto que la parte instrumental está repleta de detalles, cuando la guitarra no hace algún efecto es el bajista quien nos regala algunas notas adicionales. Una pena que la parte vocal sea más discreta. La descripción de viñetas cotidianas de la vida británica que llegaría a su apogeo con ‘That's Entertainment’ un par de años después, aquí tiene una digna predecesora en ‘Down In The Tube Station At Midnight’, la cual mantiene el mismo tono rítmico y melódico de las últimas canciones del álbum.

 

Así pues, estamos ante el primer disco decididamente recomendable de The Jam. Todavía hay algunos temas flojos y otros de relleno, pero la dirección ascendente del aspecto creativo de la banda (sobre todo de Weller, autor de todas las composiciones originales) era evidente y creaba grandes expectativas que se encargarían de confirmar en los años venideros.

SETTING SONS

Año de publicación: 1979 

Puntuación:

1) Girl On The Phone; 2) Thick As Thieves; 3) Private Hell; 4) Little Boy Soldiers;

5) Wasteland; 6) Burning Sky; 7) Smithers-Jones; 8) Saturday's Kids;

9) The Eton Rifles; 10) Heatwave.

El cuarto álbum de The Jam tuvo su origen en un proyecto fallido mediante el cual Paul Weller pretendía crear una obra conceptual que tratara sobre tres amigos de la infancia que se separaban y tras volver de una guerra se encontraban de nuevo, para descubrir que de adultos había más cosas que ahora les separaban que aquéllas que tuvieron en común. Es una idea que recuerda a la del disco Three Friends de Gentle Giant, pero siendo Weller mucho mejor letrista es una lástima que el proyecto no llegara a más. En cualquier caso, la evolución ascendente de The Jam es imparable y aquí consiguen una obra todavía mejor que la anterior.

 

El tema que más encaja con el proyecto inicial es sin duda ‘Little Boy Soldiers’, pues además presenta una estructura de ópera-rock con diferentes variaciones para lo poco que dura. La mejor sección es la más delicada, donde Weller canta “Come on outside - I'll sing you a lullaby / And tell the tale of how goodness prevailed”. La temática antibelicista y antimilitarista recoge el testigo de la mostrada por Ray Davies en el LP Arthur (en temas como ‘Yes Sir, No Sir’ y ‘Some Mother's Son’), pues aquí también se refleja ese momento “patriótico” en que una madre recibe el ataúd de su hijo con su correspondiente condecoración al mérito por una muerte de la que probablemente fue una víctima. Se reconoce, en esa época de forma valiente, que los soldados en terreno hostil acaban dedicándose en algunos casos a matar y robar (o cosas peores), quedando todo autojustificado (“But we don't feel bad / It was done beneath the flag of democracy”). Cuando una persona está expuesta a situaciones límite, tal cual es una guerra, es cuando puede extraer de sí lo peor del género humano.

 

El relevo de Paul Weller como nuevo Ray Davies narrador de la sociedad inglesa de su momento llega con la espeluznante ‘Private Hell’, donde ciertamente se narra el infierno privado que vive una mujer cuando llega a una edad madura y se da cuenta de la indiferencia hacia ella de sus familiares, de cómo ha perdido la perspectiva de su vida y no sabe qué hacer con ella salvo sufrir en silencio su calvario personal, sin visos de que nada pueda mejorar. Si a ello le añadimos la arrolladora sección rítmica y la rabia contenida de Weller, estamos ante todo un clásico atemporal sobre la vida familiar. Nada lejos se queda ‘Eton Rifles’, también de potente ritmo y memorable estribillo, que es otro clásico de The Jam. Así, las canciones de relleno (‘Thick As Thieves’, ‘Saturday's Kids’) al menos tienen en su letra la carga social expuesta de manera inteligente. Aunque en ‘Thick As Thieves’ hay un momento en el que parece que se vayan a embalar y cambiar de registro, cuando cantan “You came into my life / Then like a perfect stranger you walked away”, pero luego la cosa se queda ahí.

 

El espíritu de Pete Townshend sobrevuela las agradables melodías vocales de ‘Wasteland’, como si el teenage wasteland de ‘Baba O'Riley’ se hubiera materializado como el triste punto de encuentro de una pareja sin futuro ni oportunidades. Recordemos que estamos a finales de los setenta, cuando llegaba la segunda crisis del petróleo a nivel mundial, que junto a los problemas de paro en el Reino Unido auparon a la presidencia a Margaret Thatcher, quien cohesionaría la estructura clasista inglesa y acabaría con parte del principio de solidaridad/progresividad que evita que se agranden las desigualdades sociales. No estaban muy lejos los años sesenta, donde entonces los Beatles debían pagar sobre un 80% de sus ganancias en impuestos. A la canción le sobraría la pueril flauta. Ya que hemos hecho referencia a The Who, señalar también que ‘Heatwave’ (original de Martha and the Vandellas) fue también una canción predilecta de éstos, que la grabaron para A Quick One. Aquí no pega con el resto del álbum, por lo que quizá la incluyeron para dejar una nota de alegría al final.

 

El pegadizo ritmo de ‘Girl On The Phone’, que además va sufriendo cambios a lo largo de sus escasos tres minutos, deja una fenomenal primera impresión para comenzar el álbum. Hasta podemos escuchar el teléfono de fondo. Cual ‘Eleanor Rigby’, un cuarteto de cuerda ejecuta la parte instrumental de ‘Smithers-Jones’, que además es la única composición que aporta el bajista Foxton y originalmente había aparecido como cara B de single, pero en una grabación distinta tocada por ellos en su estilo rock característico. Ciertamente, había pocos precedentes de instrumentos que se salieran del formato guitarra-bajo-batería. Otro de los pocos ejemplos está en ‘Eton Rifles’, donde escuchamos un órgano asomando en algunos momentos.

 

En resumen, los músicos tocaban cada vez mejor, las composiciones eran de mayor calidad y las letras también mejoraban por la visión analítica y aguda de Weller, por lo que mantenían el sentido ascendente tomado desde All Mod Cons, sacando el máximo partido a los elementos básicos de un trío de rock. Por suerte, el ascenso no acabaría aquí y en el siguiente LP conseguirían su obra maestra.

SOUND AFFECTS

Año de publicación: 1980 

Puntuación:

1) Pretty Green; 2) Monday; 3) But I'm Different Now; 4) Set The House Ablaze; 5) Start!; 6) That's Entertainment; 7) Dream Time; 8) Man In The Corner Shop;

9) Music For The Last Couple; 10) Boy About Town; 11) Scrape Away.

Era cuestión de tiempo y al final sucedió: llegó la verdadera obra maestra de The Jam. Tanto la paleta sonora de la banda como las temáticas más interesantes de las letras de Weller (costumbrismo y política) aparecen aquí como un muestrario de lo máximo a lo que podía llegarse con un formato de trío que no estuviera compuesto por músicos virtuosos. Pero la sencillez no está reñida con la sofisticación y la música suena, por momentos, densa y repleta de detalles que demuestran una elaborada grabación de cada uno de los temas, algunos de ellos verdaderas joyas universales que sobresalen muy por encima del aparente mundo cerrado inglés que retratan.

 

Si se hiciera una lista de las mejores canciones de temática costumbrista, ‘That's Entertainment’ estaría seguro en los primeros puestos, ya que es toda una oda a la vida cotidiana aunque en un tono bien pesimista, pues incluso los detalles agradables no son sino enmascaramientos de otros desagradables que también están ahí (“Opening the windows and breathing in petrol” o “Two lovers kissing masks a scream of midnight”). Musicalmente, es una acelerada pieza acústica de ritmo ultrapegadizo donde hay cabida para una guitarra eléctrica reproducida al revés. Fue la última canción grabada para este álbum, mientras que la primera de todas fue otra oda al materialismo bajo el nombre de ‘Pretty Green’, título que es un eufemismo de los billetes, donde se crea una especie de tensión prolongada en las estrofas debido a la repetida sección rítmica de ellas, de corte funk, que desemboca en un animado estribillo.

 

La lucidez política de Weller vuelve a hacer su aparición de manera magistral en la potente ‘Set The House Ablaze’, donde se habla de la transformación de un joven de mente abierta en un activista de extrema derecha, algo que suele ocurrir con mayor frecuencia en épocas de crisis como la que estaba sufriendo el Reino Unido en 1980. La desesperación lleva a alguna gente a dejarse llevar por mensajes claros que suenen convincentes (“You was so open minded / But by someone blinded / And now your sign says closed”) e históricamente ha resultado efectivo focalizar la culpa de una situación en algún colectivo como gente de otra raza, religión o ideas políticas. Pero cualquier ideario que se base en el odio a algo o alguien (o en la creencia de que existe gente superior porque está tocada por una mano divina) nunca será una ideología buena para la humanidad, como la historia ya nos ha enseñado continuamente: “Promises, promises / They offer real solutions / But hatred has never won for long”. Musicalmente es todo un trallazo de adrenalina.

 

Weller también se decanta por su lado más romántico cuando se tercia, incluso durante el ritmo frenético de ‘But I'm Different Now’, lo cual no esconde que se trata de una expresión desaforada de alegría amorosa. Para quienes odien la llegada de los lunes, mejor que no escuchen ‘Monday’ porque es todo lo contrario, aunque no por nada laboral, sino porque es una canción romántica donde los lunes significa ver a la persona deseada. Por otro lado, nuevamente vuelve a asomar de manera descarada ‘Taxman’ de The Beatles. Ello ocurre en ‘Start!’, pero en esta ocasión ese ritmo característico es solamente un detalle auxiliar porque lo realmente importante de este tema es su parte vocal que transita por diferentes melodías, algunas de ellas brillantes como la de las estrofas principales o la de la parte donde cantan el delicado verso “If I never ever see you”.

 

La segunda mitad del álbum es menos vistosa en general porque temas como ‘Man In The Corner Shop’ o el cuasi-instrumental ‘Music For The Last Couple’ (el único atribuido a los tres miembros de la banda y no a Weller como único autor) suenan más discretos en comparación con las insuperables canciones que se encuentran aquí. Ello puede llevar a no prestar atención a la final ‘Scrape Away’, toda una descarga negativa que ni Ian Curtis hubiera expresado tan directamente con versos como “Because you've given up on hope/ You're emotionless / You've no need for love it's just hate, hate, hate”. Pero su estructura es impecable porque presenta una cuidada construcción donde el bajo marca un inquietante patrón al que se va añadiendo sutilmente la guitarra hasta llegar al expresivo estribillo: “Ooh, you need to get away”. Musicalmente, el estribillo seguro que les dio más de una idea a U2.

 

Ecos de los primeros The Who vuelven a aparecer en la dinámica y melódica ‘Boy About Town’, mientras que ‘Dream Time’ transita por terrenos más conocidos respecto al sonido más característico de The Jam y, cuando ya parece que no encontraremos nada especial, llega ese final de estrofa (o estribillo quizá) donde se pasa de la rabia a la ternura instantáneamente: “And I'm so scared dear, my love comes in frozen packs / Bought in a supermarket”. A partir de los 2:30 llega una magistral sección intermedia muy enérgica donde vuelve a aflorar el genio de Paul Weller.

 

En el libreto podemos leer que el éxito que tuvo este álbum en el Reino Unido (en Estados Unidos nunca obtuvieron relevancia) no fue aprovechado por la banda para realizar una gira estadounidense y conseguir abrirse un poco más. La reacción de Weller a tanto éxito y fama en su país natal fue de rechazo y de críticas corrosivas al mundo de la música del que formaba parte. Su integridad artística no le permitiría ganar más dinero pero todavía nos dejaría otro magnífico álbum antes de la inusitada disolución de la banda.

2018

THE GIFT

Año de publicación: 1982 

Puntuación:

1) Happy Together; 2) Ghosts; 3) Precious; 4) Just Who Is The 5 O'Clock Hero?;

5) Trans-Global Express; 6) Running On The Spot; 7) Circus; 8) The Planner's Dream Gone Wrong; 9) Carnation; 10) Town Called Malice; 11) The Gift.

2018

Por desgracia, todo lo bueno se acaba aunque nos pueda quedar el consuelo de que fue un fenomenal canto de cisne. El último álbum de The Jam no presagiaba el final de la banda porque denotaba una continua evolución respecto a lo que ya habían demostrado en Sound Affects, si bien al mismo tiempo da la sensación en algunos momentos de que podrían haberse elaborado más algunas partes. Puede que por eso encontremos demasiado “pa-pa-pa-pa”, no solo en el forzado inicio de ‘Trans-Global Express’ (una lástima porque la breve sección que escuchamos a los 1:35 hubiera podido aprovecharse para algo mejor), sino también en el estribillo de ‘Running On The Spot’, malogrando el interés que suscita este tema desde su inicio gracias al penetrante riff de guitarra. Tampoco deja buena impresión escuchar las trompetas de ‘The Planner's Dream Gone Wrong’, que era quizá el intento de añadir algo diferente a lo que es un tema pop-rock discreto y sin pretensiones.

 

En cualquier caso, la maestría de Paul Weller como compositor se deja traslucir nada más comenzar el álbum con uno de esos temas que pueden catalogarse como psicológicos al adentrarse en la mente de un personaje. ‘Happy Together’ es un desgarro emocional sobre amores no correspondidos que transmite una desesperación mal canalizada por parte del protagonista ante la frustración de no ver satisfechos sus posesivos deseos. El ritmo violento y envolvente enfatiza todavía más el carácter peligroso del protagonista, que ni siquiera en el estribillo, donde pretende expresar su alegría, es capaz de transmitir nada más que miedo e intimidación. The Jam son una máquina bien engrasada a la hora de ejecutar entramados instrumentales impactantes, como lo es también el glorioso ritmo funk que ofrece ‘Precious’. Por ello, entre medio de ambos temas queda como un oasis de relajación la breve ‘Ghosts’, de agradable melodía de guitarra y percusión rematada en palmas.

 

El tema más costumbrista y reminiscente de los Kinks que encontraremos es ‘Just Who Is The 5 O'Clock Hero?’, donde Weller no escatima en criticar a la gente que lleva una vida cómoda con un trabajo dedicado a pedir y exigir a los demás, cuando en la mayoría de casos ni conocen ni se molestan en conocer el alcance o las limitaciones de sus órdenes o exigencias. En este caso, viene personificado en el príncipe Felipe de Edimburgo, marido consorte de la reina Isabel II, mientras que el protagonista de la canción es un trabajador hastiado de trabajar como un esclavo solo para poder subsistir. En ‘Carnation’ vuelve la temática de desaliento sentimental mediante la reflexión interior de un personaje huraño que siente que solo puede producir dolor a quien debería ser su persona estimada, todo ello envuelto en una sentida interpretación vocal de Weller y con la interpretación de su bella melodía por lo que parece un clavecín.

 

Uno de los temas más conocidos de The Jam es ‘Town Called Malice’, que no es más que una actualización del sonido Motown más rítmico y pegadizo, unido a una letra costumbrista marca de la casa. Musicalmente entronca con la final ‘The Gift’, que es como si hubieran hecho su propia reescritura de ‘Heatwave’, tema que ya versionaron en Setting Sons, pero que aquí simplemente sirve para completar espacio de una manera fácil, aunque no por ello deja de sonar bien. También queda espacio para que el bajista Foxton aporte una composición propia, el pegadizo instrumental ‘Circus’, que parece recoger una especie de funk vitalista al estilo de lo que habían hecho anteriormente bandas del estilo de Earth, Wind & Fire.

 

Poco más cabe añadir de este último álbum de The Jam, si acaso que sería la despedida de Paul Weller de un estilo que ya tenía consolidado para cambiar casi completamente de aires fundando la banda The Style Council, con los que se dirigiría a un sonido más encaminado al soul, el jazz y otros estilos. Eso sí, sin perder ese espíritu reivindicativo y crítico en sus letras, detalle que siempre se agradece.

1) In The City; 2) All Mod Cons; 3) To Be Someone (Didn't We Have a Nice Time);

4) It's Too Bad; 5) Start!; 6) Big Bird; 7) Set The House Ablaze; 8) Ghosts;

9) Standards; 10) In The Crowd; 11) Going Underground; 12) Dreams Of Children;

13) That's Entertainment; 14) Private Hell.

Puntuación:

Año de publicación: 1982 

DIG THE NEW BREED

The Jam sellaron su ruptura mediante la publicación de esta recopilación de actuaciones en directo que abarca todos sus años en activo, desde 1977 a 1982 y en orden cronológico, si bien de ese primer año solo aparece ‘In The City’ y el resto se reparte a partir de 1979. No es precisamente este un mal dato, puesto que The Jam en sus inicios eran casi un grupúsculo punk con predilección por la música mod británica y el brit-pop de los sesenta. En cualquier caso, se mantuvieron en directo como un trío de poco virtuosismo instrumental, por lo que su puesta en escena se sustentaba en un poderío sonoro abrumador y en el carisma especial de la banda, sobre todo de Paul Weller.

 

Así pues, nada encontraremos que supere las versiones equivalentes del estudio, pero no mucho más que suponga diferencias respecto a lo ya conocido. Que el ritmo de ‘Start!’ sea ejecutado algo más rápido le da un toque especial, pero lo que gana por ese lado lo pierde en la parte donde cantan “If I never ever see you”, pues forzando las dos últimas palabras le hace perder esa dulzura especial que servía de contraste con el resto de marcada sección rítmica. En cambio, a ‘Set The House Ablaze’ se le nota la pérdida de consistencia respecto a la que presentaba en Sound Affects y que abrumaba por su vigor sonoro. Tres cuartos de lo mismo podría decirse con ‘Private Hell’, donde además la voz de Paul suena inexpresiva, como si estuviera cantando sin ganas. Tampoco acaba de ser una decisión acertada la adición de batería en ‘That's Entertainment’. Y bueno, el repertorio tampoco puede decirse que esté enfocado a ser un “grandes éxitos” en directo, puesto que cuando a un tema ya muy discreto de por sí como ‘To Be Someone (Didn't We Have a Nice Time)’ se le añade que la parte vocal de Weller no suena nada inspirada, el resultado ya queda demasiado flojo.

 

Podemos encontrar algunas novedades que a priori pueden suscitar algo de interés, pero en realidad no son para tanto. Por ejemplo, la versión de ‘Big Bird’ de Eddie Floyd no está mal pero no pasa de ser una simple curiosidad. Se incluye también la interpretación del exitoso single ‘Going Underground’ y de su cara B ‘Dreams Of Children’, que llegaron al número uno en las listas británicas en 1980, justo en el período entre Setting Sons y Sound Affects. Lo único que tiene destacable ‘Going Underground’ es que se trata de una canción algo pegadiza y cantable en la repetición de su título, el único motivo que puede justificar que llegara al número uno, ya que por esa época tenían temas mucho mejores en sus álbumes. ‘Dreams Of Children’ es más devota del sonido punk más ordinario, aunque posee una parte más delicada (donde cantan “It's going to crack on your dreams tonight”) que aporta un contraste interesante, algo muy característico de las composiciones de Weller.

 

En cualquier caso, mediante este álbum en directo que servía de despedida del grupo, nos dejaban claro que The Jam no estaba capacitado para ir más allá de lo que conseguían en el estudio. Estaba claro que no eran unos virtuosos y por tanto lo único que podían aportar era mayor fuerza y entusiasmo, algo que puede valorarse de manera positiva cuando se está físicamente en un concierto, pero que en el sofá de casa ya no produce el mismo efecto.

AT THE BBC

Año de publicación: 2002 

Puntuación:

CD I: 1) In The City; 2) Art School; 3) I've Changed My Address; 4) The Modern World;

5) All Around The World; 6) London Girl; 7) Bricks And Mortar; 8) Carnaby Street;

9) Billy Hunt; 10) In The Street Today; 11) The Combine; 12) Sounds From The Street; 13) Don't Tell Them You're Sane; 14) The Modern World;

15) A' Bomb in Wardour Street; 16) News Of The World;

17) Here Comes The Weekend; 18) All Around The World.

 

CD II: 1) Thick As Thieves; 2) The Eton Rifles; 3) Saturday's Kids; 4) When You're Young; 5) Absolute Beginners; 6) Tales From The Riverbank; 7) Funeral Pyre; 8) Sweet Soul Music; 9) The Gift; 10) Down in the Tube Station at Midnight; 11) Ghosts; 12) Absolute Beginners; 13) Tales From The Riverbank; 14) Precious; 15) Town Called Malice;

16) In The Crowd; 17) Circus; 18) Pretty Green; 19) Start!; 20) Boy About Town.

Tenía que ser, cómo no, la BBC la que hubiera de rebuscar en su archivo y encontrar material no publicado de The Jam en sus apariciones en esta radio británica. Aquí se presenta todo en riguroso orden cronológico (desde abril de 1977 a diciembre de 1981) para evidenciar esa rápida evolución de la banda desde el sonido más punk a la apertura musical de los siguientes años. Pero que nadie busque algo que le ilumine porque, como ya se dijo en anteriores ocasiones, The Jam en directo no llegan al mismo nivel que en el estudio, pues los detalles y las sutilezas que demostraban la genialidad de Paul Weller & Co. se diluyen en pro de unas interpretaciones más potentes pero que dependen bastante de la motivación de Weller en cada momento, de ahí las diferencias en el resultado que pueden notarse en los temas repetidos en actuaciones diferentes. Así que la ausencia de ‘That's Entertainment’ no representa ningún problema.

 

Podemos comprobar también cómo en sus inicios todavía estaban en fase de aprendizaje y expuestos a su entorno musical, pues incluso en las primeras canciones escuchamos a Weller cantar con bastantes influencias de Johnny Rotten de los Sex Pistols, algo normal para un trío que comenzaba y que obviamente debió quedar impresionado por la aparición de los Sex Pistols, como la mayoría de músicos jóvenes de su generación. La evolución posterior fue rápida, tal como por ejemplo atestigua el intervalo de poco más de un año que separa a las dos versiones de ‘The Modern World’, donde se nota bastante el avance, puesto que la segunda suena mucho más aguerrida y precisa. En cualquier caso, deja mejor sensación de lo que lo hacía en el álbum de estudio, algo que consiguen también en ‘In The Street Today’, por poner otro ejemplo. Aunque es cierto que en el caso de la inédita ‘All Around The World’ ocurre el efecto contrario, siendo preferible la primera de las versiones que encontramos aquí.

 

The Jam fueron también una banda de singles con un Weller prolífico en la escritura de canciones, por lo que podemos encontrar aquí unos cuantos temas inéditos, si bien el nivel es en general claramente inferior al de los himnos imperecederos que se escampan a lo largo de sus mejores obras. Sobre todo porque no aportan nada nuevo y suenan a lo ya conocido; por ejemplo, ‘Funeral Pyre’ parece que sea una mezcla de ideas de canciones anteriores, engarzadas para que parezca otra cosa pero que inevitablemente transmite cansancio por lo poco original. La única canción inédita que deja buenas sensaciones es curiosamente una composición del bajista Foxton, ‘News Of The World’, cantada por él como voz principal y poseedora de un estilo muy cercano al punk, con una afilada guitarra de Weller.

 

La última actuación de todas es de diciembre de 1981 y abarca las últimas once canciones del segundo disco, donde la mayor novedad es la adición de instrumentos de viento e incluso algún músico extra de percusión, como parecen delatar algunos momentos como en la inédita –mas floja– ‘Absolute Beginners’. En cualquier caso, aparte de los temas que ya se han citado como destacados, poco más vale la pena escuchar aquí como no sean los temas más enérgicos como ‘Eton Rifles’, ‘Precious’, ‘Start!’ y ‘Pretty Green’, donde al menos se palpa algo de emoción. Pero en términos generales no deja de ser decepcionante este doble álbum. No se hubiera echado en falta de haber quedado archivado nuevamente.

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