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SPIRIT

SPIRIT

Año de publicación: 1968 

Puntuación:

1) Fresh Garbage; 2) Uncle Jack; 3) Mechanical World; 4) Taurus; 5) Girl In Your Eye; 6) Straight Arrow; 7) Topanga Windows; 8) Gramophone Man; 9) Water Woman; 10) The Great Canyon Fire In General; 11) Elijah;

[BONUS TRACKS:] 12) Veruska; 13) Free Spirit; 14) If I Had A Woman;

15) Elijah (alternate take).

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Hoy en día el nombre de Spirit no significa nada para la gran mayoría de mortales y solo a algun@s les vendrá a la mente para acordarse de que fue una canción de esta banda la que copió Jimmy Page para la introducción y parte acústica de ‘Stairway To Heaven’, algo que se puso de actualidad cuando en 2016 el heredero del guitarrista Randy California (fallecido en 1997) puso una denuncia de plagio en el juzgado, cuando el mismo California nunca lo hizo en vida. Obviamente, la acusación de plagio fue rechazada judicialmente porque el fraseo acústico no es la clave del tema aunque sí tenga importancia. En cualquier caso, sigamos con esta fenomenal banda organizada como quinteto tal como sigue: además del ya citado California, estaban Ed Cassidy (¡su padrastro!) en la batería, Jay Ferguson en la voz y teclado ocasional, John Locke (nada que ver con el importantísimo filósofo empirista del siglo XVII) en el teclado y Mark Andes con el bajo.

 

Una de las características más evidentes de este debut es su asombroso eclecticismo, recogiendo estilos variados sin ninguna predominancia clara, aunque la influencia de la psicodelia es evidente por el año en que nos encontramos. La mirada musical se expande también a sonidos de otros lugares del planeta, algo también ya habitual para 1968, pero no siempre con el acierto con que lo hace Spirit. Así, mediante ‘Fresh Garbage’ preceden en un año el rock latino de Santana que triunfaría en el Festival de Woodstock, pero añadiendo por el camino un intermedio instrumental entre el jazz y la psicodelia. En cambio, mediante ‘Girl In Your Eye’ llegan los sonidos orientales (lo que parece una guitarra imitando el sonido del sitar) para identificar lo que es una especie de balada psicodélica de reverberante guitarra en los solos.

 

La canción aludida anteriormente sobre el robo de Jimmy Page es el instrumental ‘Taurus’, totalmente diferente al resto del álbum al ser una pieza de corte ambiental con adición de instrumentos orquestales. Siguiendo con la variedad, ‘Water Woman’ es un juego vocal coral de base acústica que podría haber servido de referencia a Crosby, Stills y Nash, quienes todavía estaban en proyecto como trío de éxito. El ritmo atascado de ‘Mechanical World’ no esconde las fenomenales melodías vocales donde la voz suena etérea y solemne. Además, presenta unos cambios de ritmo que mantienen en vilo y unos pasajes instrumentales donde la guitarra brilla sobre todo lo demás.

 

Mucho más sorprendente que todo lo anterior, si cabe, resulta la incursión en el brit-pop (algo extremadamente raro para un grupo estadounidense) al estilo de The Kinks con ‘Uncle Jack’ y ‘Gramophone Man’. En ‘Uncle Jack’ se suceden las melodías pop vocales, cada una más memorable que la anterior, y ‘Gramophone Man’ parece en principio una balada de las que Ray Davies escribía por la época, hasta que llega el genial cambio de ritmo con la parte donde cantan “Gramophone eyes that tell you to sing / And a gramophone mind that wants what you bring”. Brillantes melodías pop muy pegadizas asoman también en ‘Straight Arrow’, tanto que probablemente la escucharon Os Mutantes para crear la pintoresca ‘2001’ de su segundo álbum. Aunque en este caso Spirit la dirigen luego por otros caminos convergentes con el jazz. Por otro lado, ‘Topanga Windows’ puede parecer más discreta al principio, pero es por su carácter más envolvente y relajante, interrumpido solamente por el estribillo algo más enérgico y un intermedio instrumental al estilo de lo que harían los Rolling Stones un año después en Let It Bleed. Más psicodelia pero con mayor energía llega en ‘The Great Canyon Fire In General’, donde lo mejor llega nuevamente en pasado el ecuador del tema, cuando ejecutan otro brillante pasaje instrumental.

 

Lo único discreto que se puede encontrar en este álbum es su extenso tema final, ‘Elijah’, un instrumental de Locke (su única composición propia de lo que era el LP original) que no puede evitar divagar en algunos momentos porque dura más de diez minutos y lo mejor está en su primer minuto. Incluye el inevitable solo de batería, pero es breve y Cassidy consigue entretener. En los bonus tracks se incluye una toma alternativa similar de la que no vale la pena buscar las diferencias. Siguiendo con el resto de bonus tracks para acabar, lo que quedan son descartes: ‘If I Had A Woman’ y el instrumental ‘Veruska’ dejan buenas sensaciones y podrían haberse conseguido buenas tomas finales de haberlas seguido elaborando más; y ‘Free Spirit’ es otra olvidable pieza instrumental del teclista Locke, que se destaca así como el compositor más vulgar.

 

En resumen, estamos ante una obra maestra de la música de los años sesenta, minienciclopedia de estilos donde asombra la habilidad melódica y la cohesión de los músicos, pues consiguen un sonido compacto repleto de detalles técnicos que muchos otros tardan tiempo en conseguir. Si no conoces este álbum, estás tardando en hacerte con él para ubicar mejor la música de finales de esa década.

THE FAMILY THAT PLAYS TOGETHER

Año de publicación: 1968 

Puntuación:

1) I Got A Line On You; 2) It Shall Be; 3) Poor Richard; 4) Silky Sam; 5) Drunkard;

6) Darlin' If; 7) It's All The Same; 8) Jewish; 9) Dream Within A Dream; 10) She Smiles; 11) Aren't You Glad;

[BONUS TRACKS:] 12) Fog; 13) So Little To Say; 14) Mellow Fellow;

15) Now Or Anywhere; 16) Space Chile.

En la continuación de su soberbio LP de debut, Spirit cambió casi completamente de aires y se dejó de lado buena parte de la psicodelia y el rock más enérgico que podía escucharse en muchos momentos en él. La formación sigue siendo la misma, con Ferguson aportando más de la mitad de las composiciones, pero las intenciones han cambiado. No da esa impresión al comenzar, puesto que ‘I Got A Line On You’ continúa donde Spirit se había quedado, con otra dosis de energía y ritmos movidos, en este caso hasta bailable, motivo por el que probablemente consiguió unas relativas ventas como single. A partir de aquí, el panorama cambia por completo y se expanden los ritmos tranquilos de corte jazzístico, como si quisieran demostrar un lado más centrado en la estructura de los temas que en su impacto, es decir, más enfocados al sonido envolvente. De hecho, el protagonismo de la guitarra de Randy California es mucho menor en esta ocasión. De todas maneras, aunque sean más sutiles las melodías vocales y tarden un poco más en llegar a nuestro subconsciente, siguen siendo muy buenas y son uno de las principales razones que hacen de este álbum otra obra recomendable. Solo hay que escuchar el fenomenal juego de voces de ‘Dream Within A Dream’ para olvidar que la guitarra se ha quedado en un segundo plano.

 

Aparte de la primera canción del álbum, solo encontraremos otra que pueda catalogarse principalmente como rock y es justamente la última de lo que era el LP original, ‘Aren't You Glad’. Es, por tanto, de los pocos temas donde la guitarra de California reluce y también da brillo a la composición, pues su parte vocal es bastante sencilla y podría haberse dejado como un potente instrumental. ‘It's All The Same’ es la única composición que tiene juntos como autores al padrastro y al hijastro (Cassidy y California) y, por ese motivo, presenta el típico solo de batería que empezó a popularizarse por esa época y que resulta ser una pérdida de tiempo como la mayoría.

 

La descripción de personajes singulares al estilo de Ray Davies (pero de un perfil más hippie al estilo de Los Ángeles) que ya habíamos visto en el álbum de debut con ejemplos como ‘Uncle Jack’ o ‘Mr. Gramophone Man’, tienen aquí su continuación en ‘Silky Sam’, ‘Drunkard’ o ‘Poor Richard’ –las tres seguidas– aunque en esta ocasión son mucho más calmados y con una orientación más jazzística y ambiental, como si quisieran crear una atmósfera relajada para las letras de tono costumbrista. ‘Poor Richard’ queda más discreto de lo habitual porque acaba desviándose un poco en un pasaje instrumental inexpresivo. Para ‘Drunkard’ emplean únicamente instrumentos orquestales, decisión acertada para transmitir la desolación del personaje de la letra. Una de las canciones más curiosas es sin duda ‘Jewish’, cantada en hebreo además. Por su inicio da la sensación de que va a ser un canto litúrgico, pero justo cuando estamos a punto de darle a la tecla de pasar canción, llega una soberbia sección instrumental muy creativa y original que redime lo anterior.

 

Los bonus tracks de la reedición en CD siguen la misma tónica del resto del álbum, por lo que puede escucharse todo como si fuera una misma obra. Resulta gracioso volver a ver que las composiciones en solitario de Locke las encontramos aquí y son de lo más discreto: ‘Mellow Fellow’ y la bastante aburrida ‘Space Chile’, dos olvidables instrumentales.

 

En general, estamos ante un álbum mucho más discreto que el anterior, que los confirmaba como diestros músicos pero perdiendo buena parte del encanto y el entusiasmo que provocaba su heterogénea propuesta inicial, ya que la cadencia sonora puede transmitir monotonía, al menos las primeras veces. No obstante, todavía pueden encontrarse buenas melodías y si un@ está en la onda adecuada para escuchar música más tranquila y sutil, puede disfrutar este disco también. Eso sí, la puntuación indicada se le queda bien raspada en esta ocasión.

CLEAR

Año de publicación: 1969 

Puntuación:

1) Dark Eyed Woman; 2) Appel Orchard; 3) So Little Time To Fly; 4) Ground Hog;

5) Cold Wind; 6) Policeman's Ball; 7) Ice; 8) Give A Life, Take A Life; 9) I'm Truckin';

10) Clear; 11) Caught; 12) New Dope In Town.

El tercer álbum de Spirit no presenta grandes diferencias respecto al segundo, principalmente debido a que fue música ideada para la banda sonora de la primera película de Hollywood del director francés Jacques Demy. Aun así, puede decirse que tiene algo más de rock en detrimento de las composiciones de propósito más ambiental, pero no mucho más. El productor también seguía siendo el mismo que el del principio, el exitoso Lou Adler, quien por esas fechas lo era también de The Mamas & The Papas y pronto contribuiría al éxito masivo de la carrera de Carole King.

 

Para ser una banda sonora en esencia, encontramos muchos temas cantados y mayor proporción de temas rock respecto a la predominancia del jazz que recorría The Family That Plays Together. De hecho, el inicio del álbum es bien potente mediante ‘Dark Eyed Woman’ (de ecos latinos) y ‘Apple Orchard’, aunque la segunda no arranca hasta pasado el minuto y medio, donde llega un desaforado pasaje instrumental. Encontraremos algunos temas más discretos como ‘So Little Time To Fly’ o ‘Policeman's Ball’ que solo sirven para rellenar, pero la mayoría resultan interesantes. No puede decirse que estén calcando composiciones anteriores porque haya habido una relajación en la composición, pues solo podría señalarse que la melodía vocal de ‘Ground Hog’ puede recordar un poco a la de ‘Water Woman’, pero en este caso lo fundamental es que presenta un ritmo y estructura complejos que la dotan de un carácter especial.

 

El tema que da título al álbum es un instrumental demasiado lento para destacar pero lo suficientemente apacible para escucharlo con agrado si un@ está un momento relajado. Mucho más floja resulta el siguiente instrumental, ‘Caught’, que no se sale de una improvisación jazzística sin interés. Quienes hayan leído las reseñas de los álbumes anteriores sabrán quién es su compositor: sí, el teclista Locke. Así, cuando al final llega una nueva dosis de energía mediante la parte principal de ‘New Dope In Town’, la recibimos con ansia y alegría. Luego presenta un intermedio jazzístico también, pero más entretenido que lo anterior porque los músicos están más determinados a mantener nuestra atención.

 

Por tanto, la mayor sorpresa que encontraremos en este disco es que el compositor de la mejor canción es Locke. Al chico le costó lo suyo, pero al final consiguió crear una de sus mejores composiciones. El ritmo principal no está mal, aunque en el inicio ‘I'm Truckin'’ tampoco parece que va a ser nada excepcional. No es hasta que llega el giro melódico de los versos “Twenty years went by / I couldn't decide / I took a little ride / I rode it like a siren” que nos vemos por fin envueltos de otro clásico de Spirit.

 

Respecto a esa vertiente jazzístico-ambiental del álbum anterior, aquí encontraremos varios temas de ese tipo. El instrumental ‘Ice’ dura casi seis minutos pero en ningún momento se hace aburrido porque transita entre partes más calmadas y otras más animadas en las que California demuestra su considerable habilidad con la guitarra. En cambio, ‘Cold Wind’ es el intento de hacer un canto mantraico que a algun@s se les puede hacer larga. Si queremos disfrutar de un excelso canto, podemos dirigirnos a ‘Give A Life, Take A Life’, que está compuesta por California junto a Adler y en ella suenan como los Beach Boys por su delicada parte vocal coral.

 

En definitiva, no ha habido demasiados cambios respecto al álbum anterior y en esta ocasión las ocho estrellas se quedan también muy raspadas. Pero Spirit no fueron flor de un día y todavía volverán con un último gran álbum antes de sumirse en la mediocridad absoluta.

TWELVE DREAMS OF DR. SARDONICUS

Año de publicación: 1970 

Puntuación:

1) Prelude - Nothin' To Hide; 2) Nature's Way; 3) Animal Zoo; 4) Love Has Found A Way; 5) Why Can't I Be Free; 6) Mr. Skin; 7) Space Child; 8) When I Touch You;

9) Street Worm; 10) Life Has Just Begun; 11) Morning Will Come; 12) Soldier;

[BONUS TRACKS:] 13) Rougher Road; 14) Animal Zoo (mono single version);

15) Morning Will Come (alternate mono mix); 16) Red Light Roll On.

El espíritu de Spirit, nunca mejor dicho, volvió a reaparecer por fin en este nuevo álbum, retomando en cierta manera el eclecticismo que había caracterizado su LP de debut. Se miraron a sí mismos y se dieron cuenta de que querían ser una banda de rock y no una banda de jazz, por lo que volvieron a abrir la paleta musical para desplegar en ella su destreza instrumental y vocal. Este cuarto álbum no llega a ser tan sorprendente como el de debut, pero se acerca bastante y deleita en su mayor parte. Estaba claro que esa era la referencia a seguir y quizá por ello el estilo de ‘Nature's Way’ y su percusión pulsante recuerdan vagamente a la parte calmada de ‘Gramophone Man’.

 

La vertiente más pop vuelve a aparecer en la desenfadada ‘Animal Zoo’ y en la descomunal ‘Street Worm’. Esta última presenta una ultrapegadiza parte instrumental donde California se marca toda una demostración de desenfreno con la guitarra. La buena conjunción vocal de Spirit también queda reflejada en piezas como la acústica y breve ‘Why Can't I Be Free’. Por otro lado, como su nombre ya hace intuir, ‘Prelude - Nothin' To Hide’ se compone de un preludio acústico y evocador que da paso luego a otras secciones más animadas, donde la mejor es la final porque se acelera el ritmo mientras la guitarra de California va dejando frenéticos punteos.

 

El inicio de organillo de ‘Mr. Skin’ nos puede hacer recordar en la broma de The Doors con ‘Alabama Song’, pero su desarrollo posterior nada tiene que ver, puesto que estamos aquí ante un tema marcado por las trompetas de su animoso estribillo instrumental. También presenta un vigoroso solo de saxofón, instrumento nada habitual en la música de la banda y que aquí les hace parecer precursores de Roxy Music. Aunque si tenemos que hablar de ser precursor, ‘When I Touch You’ es un claro precedente del sonido de Joy Division. Obviamente, la probabilidad de que los ingleses conocieran la existencia de Spirit es bastante escasa, pero el robusto riff de guitarra que marca el ritmo podría servir de base al estilo de Joy Division y a canciones de estos como ‘Twenty Four Hours’. Así pues, si en ‘When I Touch You’ hubieran cantado una letra existencialista en vez del onirismo psicodélico habitual, hubiéramos tenido un himno proto-gótico.

 

La vertiente jazz vuelve a aparecer en ‘Space Child’, pero esta vez desde una perspectiva experimental para crear un extraño instrumental liderado por el piano al que luego se añade un teclado que suena como un moog. La confianza que tienen para seguir probando cosas nuevas les lleva a transformar lo que parece una simple balada acústica al estilo de Love como ‘Life Has Just Begun’ en un singular testimonio de alardes y variedad vocal, donde no falta una robótica voz para darle un contraste inesperado, emulando en cierta manera esa gran canción olvidada de pop orquestal de los sesenta titulada ‘Days Of Pearly Spencer’. Todo ello no quita que metan la pata en alguna ocasión, como ocurre con los experimentos de reproducir instrumentos al revés de ‘Love Has Found A Way’, algo que solo funcionaría si las melodías que lo acompañan tuvieran su gancho, y aquí no es el caso, por lo que queda como el momento más flojo del álbum. Tampoco deja buena sensación el comienzo de ‘Morning Will Come’, aunque al menos es lo único malo que tiene, porque esos “Come, come to me” en falsete resultan un tanto molestos. El resto del tema se encuadra dentro de un sonido de rock más clásico y nuevamente con los vientos apoyando el sonido.

 

Para finalizar lo que era el LP original, el título de ‘Soldier’ podría hacer pensar en una referencia a Vietnam, pero nada más lejos de la verdad porque Spirit no han salido todavía de la temática hippie de amor, naturaleza y visiones oníricas, por lo que se trata de un calmado tema donde las voces vuelven a fluir de manera envolvente. En los bonus tracks encontramos un par de canciones inéditas que tampoco aportan nada especial. Por un lado está el pop amistoso de ‘Rougher Road’, que encaja bien con el contenido del álbum. Luego llega la poco desarrollada ‘Red Light Roll On’, que da la impresión de que les sirvió para pasarlo muy bien en el estudio, pero para el oyente pierde su encanto por la falta de seriedad, motivo por el que sorprende que fuera publicada como single.

 

Tras este álbum, hubo una desbandada general porque las dos fuerzas motoras (California y Ferguson) se dirigieron hacia nuevos proyectos musicales. El bajista también se fue con Ferguson, así que quedaron el batería Ed Cassidy y el teclista Locke, ambas sin la intención de quedarse con los brazos cruzados. Da mala espina, ¿verdad? Pues esa pesimista intuición se verá tristemente corroborada, como veremos a continuación.

1) Chelsea Girls; 2) Cadillac Cowboys; 3) Puesta Del Scam; 4) Ripe And Ready;

5) Darkness; 6) Earth Shaker; 7) Mellow Morning; 8) Right On Time;

9) Trancas Fog-Out; 10) Witch; [BONUS TRACK:] 11) New York City.

Puntuación:

Año de publicación: 1972 

FEEDBACK

Como ya se dijo, después de grabar el que fue el gran álbum de retorno de Spirit a su naturaleza propia, hubo una deserción masiva por la que Randy California y Jay Ferguson siguieron sus propios caminos, este último en compañía también del bajista Andes. En teoría, el batería Ed Cassidy y el teclista John Locke deberían también haber abandonado, pero encontraron a dos hermanos y ello les hizo albergar ilusiones de poder continuar bajo el nombre de la banda aunque pareciera una temeridad. Los hermanos Staehely eran justo lo que necesitaban, puesto que uno de ellos era guitarrista (Chris) y el otro bajista y cantante, además de compositor (Al).

 

Así, desprovisto el grupo de dos de sus miembros esenciales (el tercero continuaba, el batería Cassidy) que además eran quienes componían casi todo el material, la esencia de Spirit corría el obvio peligro de diluirse. Pero las canciones de Al Staehely preservan al menos el carácter rock del grupo y la opción de Chris como sustituto de California más o menos da el pego porque tienen un estilo similar, aunque California sabía expresar mucho más con la guitarra. Es por ello que el resultado final, sin ser malo, no deja de ser muy similar al de cualquier banda ordinaria de rock. Nada encontraremos aquí que nos invite a escuchar este álbum en repetidas ocasiones.

 

Hay momentos en los que algo de esperanza subyace al percibir detalles que nos recuerdan a tiempos mejores. Por ejemplo, la percusión de Ed Cassidy le aporta a ‘Cadillac Cowboys’ ese sabor a jazz que jalonaba algunas de las canciones anteriores a este disco. En el instrumental ‘Trancas Fog-Out’ también intentan emular la mezcla estilística de sus comienzos, aunque el resultado que consiguen es mucho más discreto. Y es que en general todo es muy lineal y nada sorprendente, ni siquiera envolvente, por lo que podemos dar gracias de que existan pocos momentos flojos como la parte central de ‘Ripe And Ready’, que se vuelve muy cansina. Es lo más indolente del álbum junto a ‘Earth Shaker’, impregnado por algo de psicodelia para intentar ocultar la escasa inspiración de su parte vocal.

 

Lo único que puede salvarse de la mediocridad más absoluta que abraza el contenido del disco son dos canciones: una de ellas es ‘Darkness’, compuesta por Locke y que tiene un desarrollo épico que incluye acertados coros femeninos y el mejor solo de guitarra del disco; la otra canción es ‘Right On Time’, escrita por Al Staehely, que comienza casi a cappella para luego desplegarse como un rock de sabor sureño al estilo de Lynyrd Skynyrd (aunque estos todavía tardarían un año en debutar como tales).

 

Tras este álbum, a Cassidy y Locke parece que les quedó claro por fin que era un empecinamiento querer continuar como Spirit porque lo único que podían conseguir era acabar con el prestigio artístico del nombre, que era lo único que quedaba. Por tanto, llegó la previsible disolución que no sería definitiva porque el batacazo de Randy California con su debut en solitario le hizo recapacitar sobre su futuro.

2018

SPIRIT OF '76

2018

Año de publicación: 1975 

Puntuación:

CD I: 1) America The Beautiful/The Times They Are A-Changing; 2) Victim Of Society; 3) Lady Of The Lakes; 4) Tampa Jam Pt. 1; 5) Mauna Loa; 6) What Do I Have?;

7) Sunrise; 8) Walking The Dog; 9) Tampa Jam Pt. 2; 10) Joker On The Run;

11) When?; 12) Like A Rolling Stone.

 

CD II: 1) Once Again; 2) Feeling In Time; 3) Happy; 4) Jack Bond; 5) My Road;

6) Tampa Jam Pt. 3; 7) Thank You Lord; 8) Urantia; 9) Guide Me; 10) Veruska;

11) Hey Joe; 12) Jack Bond Pt. 2; 13) The Star Spangled Banner.

Los lazos familiares son los más fuertes que hay, para lo bueno y para lo malo, por lo que Cassidy y California, padrastro e hijastro respectivamente, decidieron resucitar a Spirit. Tampoco es que hubieran estado separados todo este tiempo, puesto que Cassidy había participado en la grabación de algunas canciones del disco en solitario de su hijastro, además de acompañarle en su gira de promoción. De esa manera, se hicieron con un nuevo bajista y un teclista (Locke todavía no volvería) y se metieron para grabar nada menos que un doble álbum, decisión disparatada porque, tal como podemos comprobar, la cantidad de relleno es exagerada y provoca que pierda fluidez y que nuestra atención se distraiga fácilmente.

 

Y no es que se deje de lado la experimentación, pues la psicodelia la retoman en bastantes ocasiones pero de una manera que resulta desconcertante y no demasiado bien coordinada como en ‘Once Again’ o ‘Urantia’. Tampoco se entiende que en un álbum musical quieran hacerle un homenaje al pintor psicodélico Burt Shonberg y que se le escuche hablando en ‘Jack Bond’ por dos veces. Eso sí, cuando se tiene intención experimental, la idea mezclar una canción folk de principios de siglo con otra de Bob Dylan, como hacen nada más comenzar el álbum, es una manera desafortunada de intentar hacer algo original. Tampoco mejora el panorama cuando se lanzan a tocar ‘Like A Rolling Stone’ en plan psicodélico, cantando como si fuera primero un susurro y luego con unas voces como alejadas, más el añadido de un solo de guitarra distorsionado que no encaja para nada. El afán por rellenar espacio para poder completar un doble LP les lleva a meter más versiones olvidables (por no calificarlas de otra manera), como ‘Happy’ de los Rolling Stones o el himno de los Estados Unidos ‘The Star Spangled Banner’, transformado éste en un insustancial pop. Si tocar el himno es por influencia de Jimi Hendrix, realizar también una versión propia de ‘Hey Joe’ al estilo de cómo lo popularizó éste, pero alargándolo con solos poco inspirados, no es una manera apropiada de hacerle honor.

 

Así pues, la banda solo puede sobresalir por encima de la mediocridad cuando recuerda de dónde viene y qué es lo que mejor saben –o sabían– hacer. Los breves instrumentales ‘Tampa Jam’ contienen ecos de los primeros Spirit aunque sin la frescura de antaño y por supuesto sin originalidad a estas alturas. Por suerte, entre tanta vulgaridad todavía llega a asomar el talento, a veces tímidamente (‘Sunrise’, el hard-rock de ‘Veruska’) y otras con la naturalidad con que siempre habían ejecutado todo tipo de estilos. De inquietante ritmo, ‘Victim Of Society’ contiene algunas de las mejores melodías vocales de este disco. En cambio, ‘Joker On The Run’ es en principio un entretenido country-rock que tampoco parece tener nada en especial hasta que llegan sus extraordinarios pasajes instrumentales entre estrofas, toda una explosión de rock psicodélico actualizado. Y no podemos obviar ‘My Road’, pues aunque la parte principal sea quizá demasiado lenta, el estribillo es todo un alarde vocal que con un mejor cantante acompañando a California podría haber sido lo mejor del álbum.

 

En todo caso, es tarea fútil desgranar el repertorio porque, salvo los pocos momentos ya destacados en el párrafo anterior, el resto es de una vulgaridad alarmante que convertía definitivamente a la banda en un vestigio de tiempos pasados mejores y en un nombre irrelevante en el panorama musical. Que este álbum sea considerado uno de los mejores de Spirit por los fans, ciertamente quita las ganas de continuar descubriendo el resto de su obra.

2023

SON OF SPIRIT

Año de publicación: 1975 

Puntuación:

1) Holy Man; 2) Looking Into Darkness; 3) Maybe You'll Find; 4) Don't Go Away;

5) Family; 6) Magic Fairy Princess; 7) Circle; 8) The Other Song; 9) Yesterday;

10) It's Time Now.

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2023

Actualmente puede encontrarse en un mismo pack en CD este álbum junto al siguiente, Farther Along, que era una manera sugerente de poder escuchar el material inferior de una banda a un precio más económico hasta la llegada de las plataformas digitales que han revolucionado la manera de consumir música. En el libreto que acompaña a esta reedición en CD podemos leer que Jimi Hendrix fue una inspiración directa para Randy California y esto en cierta manera podemos confirmarlo por la cantidad de buenas ideas desperdigadas que acaban en el olvido, esto es, porque la inspiración para componer se agotó muy pronto al igual que le sucedió a Hendrix. De hecho, la rapidez con la que volvieron a grabar Son Of Spirit se debe a que buena parte de estas canciones son descartes de Spirit Of '76, un álbum que ya era doble. Visto el resultado anterior, ya podemos prever que no van a superar lo anterior e incluso podemos dar gracias de que el nivel exhibido al menos se mantenga estable respecto al álbum previo.

 

Cantada en modo susurrante y elevando el tono hasta llegar al final, ‘Holy Man’ no deja de ser una modesta pieza de pop destinada a dejar una buena imagen de inicio. La intención comercial es palpable aunque no sea lo principal, pero a veces se pasan de rosca buscando sonar agradables y eso les lleva a hacer una rima bastante irritante en ‘Family’, acabando el estribillo cantando “Family, ali, ali, ali”, lo cual queda a la misma altura de cutrez de Miguel de Unamuno cuando hizo rimar Salamanca con palanca en un célebre poema suyo. Lo más flagrante es que este tema data de 1972 y bien podrían haberlo mantenido en un cajón cerrado con llave, en vez de recuperarlo. Solo encontraremos aquí una versión y la elegida es ‘Yesterday’ de los Beatles, que está implementada de manera original porque la arquitectura instrumental es a base de guitarras añadidas en el estudio, sobre todo con un sonido slide. Pero tampoco ofrece nada interesante para quien no sea un amante de esta canción tan versionada.

 

Sorprende encontrar un ritmo de percusión como el de ‘Looking Into Darkness’, que suena igual que algunos ritmos programados de los que aparecerán en los ochenta, aunque lo más curioso es que uno de los autores del tema es el baterista Cassidy, quien se mostraba así abierto a otras maneras de crear ritmos. En cualquier caso, es un tema que pierde la gracia cuando se ha escuchado varias veces y simplemente cabe destacarlo por lo poco usual de emplear ritmos programados en el rock de 1975. También futurista suena la percusión (en este caso real, manual) en la otra composición donde participa Cassidy como coautor, ‘The Other Song’, pues antecede en casi dos décadas esos ritmos de trip-hop letárgicos que presentarán nombres destacados como Portishead. Aquí hay un momento que aceleran el ritmo para entrar en terreno más jazzístico, pero en general no está mal la atmósfera recreada y para sobrepasar los cinco minutos de duración tampoco se hace monótona en ningún momento.

 

Hay pocos momentos donde Randy demuestre verdaderamente su talento con la guitarra y ‘Don't Go Away’ es uno de ellos, pues en su introducción instrumental de más de un minuto nos deleita con una excelente parte de guitarra que incluye una reconocible y emotiva melodía, aparte de que su apartado vocal evoca la música de la década anterior con una emoción que parecía ya olvidada en Spirit. Sin embargo, en canciones como ‘Magic Fairy Princess’ se aprecia inventiva y dedicación en la producción, pero eso no nos puede hacer olvidar que se trata de una composición bastante discreta. No falta algo más sencillo, en plan acústico, como ‘Maybe You'll Find’ o la canción final ‘It's Time Now’, si bien esta última sale reforzada claramente con la guitarra eléctrica y la gentil percusión. En ‘Circle’ introducen la armónica y la flauta para darle unos aires más folk, aunque eso no la salva de ser una composición bastante convencional.

 

Como no podía ser de otra manera, se trata de un disco menor dentro de la carrera de la banda, al tratarse en buena parte de un mero aprovechamiento de material sobrante. Tampoco parecía tener mucho futuro un grupo que dependía básicamente de un músico que siempre había necesitado la participación de sus compañeros en la composición para conseguir algo verdaderamente consistente a la hora de completar un LP. Pero Randy California estaba ya pergeñando lo que debería ser un retorno aparentemente adecuado para la leyenda de Spirit.

FARTHER ALONG

Año de publicación: 1976

Puntuación:

1) Farther Along; 2) Atomic Boogie; 3) World Eat World Dog; 4) Stoney Night;

5) Pineapple; 6) Colossus; 7) Mega Star; 8) Phoebe; 9) Don't Lock Up Your Door;

10) Once With You; 11) Diamond Spirit; 12) Nature's Way.

Por fin llegamos aquí a un álbum propiamente dicho y que de alguna manera revierte la tendencia a la mediocridad (que parecía que sólo podía ir a peor) de los álbumes de Spirit de los setenta. Esto quizá fue la consecuencia de que la formación fuera 4/5 partes de la de Twelve Dreams Of Dr. Sardonicus con el retorno de John Locke en los teclados. Y el grupo vuelve a funcionar a pesar de que en la composición no acaban de conseguir el lustre de sus mejores logros. Aparte, participan más músicos adicionales de lo habitual, donde destaca el empleo de instrumentos de viento. Podría decirse que buscan diversificar el sonido como en sus inicios, pero apoyándose en una instrumentación variada en vez de intentar ser creativos en las composiciones porque, claro, esto último es lo más complicado.

 

Así pues, encontraremos infinidad de influencias a lo largo del álbum, aunque sin mostrar predilección por ninguna en concreto. Nadie podría esperar de Spirit un funk bailable y repleto de vientos como el de ‘Atomic Boogie’, pero es que tampoco es lo suyo aunque salgan airosos. Al menos que los vientos sirvan para ayudar a elevar la música a la exquisitez de los Blood, Sweat & Tears más melódicos, que es lo que encontramos en ‘Stoney Night’, o los sonidos orquestales que le dan un tono Beatle a ‘Once With You’. El sonido entre folk tradicional y folk-rock de ‘Farther Along’ y su calidez vocal les hace parecer a los Spirit herederos del sonido que dejaron The Byrds antes de separarse, por lo que queda muy curioso que este título sea el mismo de un álbum y una canción de The Byrds de 1971. De manera análoga, se acercan más a Crosby, Stills & Nash en ‘Don't Lock Up Your Door’, sobre todo por las voces dobladas.

 

“Se busca teclista que sea fan de Keith Emerson”. Un anuncio de este tipo es lo que uno puede imaginar que existió para que encontremos una pieza como ‘Mega Star’, muy centrada en desarrollar una virtuosa parte de teclado bajo un ostentoso ritmo. Y esto lo del anuncio lo decimos porque probablemente el teclista en ella no sea Locke, sino el invitado Ian Underwood, de prestigio adquirido junto a Frank Zappa. O quizá otro teclista de los invitados. Donde sí participa el primero es en el instrumental ‘Pineapple’, una composición precisamente de Locke conformada como una entretenida serenata-rock que fluye con naturalidad, como también suena placentero el instrumental compuesto por el bajista Mark Andes: ‘Phoebe’. Por otra parte, resulta interesante el tono inquietante de ‘Colossus’, pero en su segunda mitad acaba repitiendo demasiado unos mismos acordes de guitarra que parecen tomados de ‘The Autumn Stone’ de los Small Faces.

 

Vuelven a sonar intrigantes en ‘World Eat World Dog’ y eso nos hace recordar los mejores momentos de la banda, sobre todo por la cuidada parte vocal a la que le hubiera faltado un estribillo a la misma altura para volver a decir que nos hemos encontrado otra joya en su catálogo. Es la misma sensación que nos deja la épica ‘Diamond Spirit’, una canción cuya tensión  musical sigue un sentido ascendente y luego descendente, llegando a un logrado clímax que debería haber derivado en algo más para que fuera un tema redondo, pero aun así vale la pena conocerlo. También cabe destacar ‘Nature's Way’, si bien se trata de una versión instrumental y orquestal de una canción perteneciente a Twelve Dreams Of Dr. Sardonicus.

 

Como ya es típico en la carrera de Spirit, sobre todo a partir de los setenta, este álbum fue otro fracaso comercial más a añadir a la lista. Provocó otra desbandada de la formación, que proseguirá con padrastro (Cassidy) e hijastro (California) como miembros fijos. Pero es una lástima que este álbum no mereciera el reconocimiento necesario, pues representa una cierta mejora a nivel global (en consistencia de las composiciones) a pesar de que no contiene ninguna canción que alcance por completo el nivel de excelencia esperado.

COMENTARIOS DE LECTORES/AS

Cristian Cabrejo / PERÚ

"Buen día estimado Jesús Gran:

Le escribo este mensaje para, en primer lugar, felicitarlo por su trabajo reseñando las discografías de las bandas y músicos más importantes en la historia del rock y, segundo, señalarlo con respecto a su información sobre la agrupación de la banda Spirit. Usted señala que el baterista Ed Cassidy es suegro del guitarrista Randy California, no obstante en la información recogida en diversas fuentes señala que es su padrastro ya que se casó con la madre de California Bernice Pearl."

> > > J. Gran: ¡Muchas gracias por tu aviso, Cristian! Ya he modificado el error, ¡menos mal que no había llegado a escribir ningún chiste sobre suegros! Mil gracias por tu ayuda y tu interés.

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