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PETER GABRIEL

1) Moribund The Burgermeister; 2) Solsbury Hill; 3) Modern Love; 4) Excuse Me;

5) Humdrum; 6) Slowburn; 7) Waiting For The Big One; 8) Down The Dolce Vita;

9) Here Comes The Flood.

PETER GABRIEL

Año de publicación: 1977 

Puntuación:

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La salida de Peter Gabriel de Genesis no resultó finalmente tan traumática para ambas partes, aunque en ambos casos el sonido fue originalmente muy fiel a lo que habían estado grabando como banda. En el caso de Gabriel, para suplir a sus sesudos compañeros pudo contar con los impagables servicios de Robert Fripp en la guitarra y Tony Levin en el bajo, dos grandísimos músicos que pocos años después coincidirían en el renacimiento de King Crimson. Además, a cargo de la producción se puso Bob Ezrin, quien ya tenía experiencia en estilos grandilocuentes y teatrales (Alice Cooper) o en extraer el máximo rendimiento a los discos más conceptuales (Berlin, de Lou Reed). Recordemos que solo dos años después colaboraría también en la megalómana The Wall de Pink Floyd. Con estos elementos, solo cabía esperar que las composiciones de Gabriel estuvieran a la altura de este reto.

 

Cuando empiezan a sonar las primeras canciones, no encontramos la diferencia a lo que estaba haciendo con Genesis, es decir, respecto a la postrera obra The Lamb Lies Down On Broadway. Así pues, ‘Moribund The Burgermeister’ comienza con una percusión y unos sonidos de sintetizador curiosos que crean un ambiente que oscila entre la calma y la inquietud, hasta que llega un poderoso estribillo al más puro estilo Genesis: “Ah, look at them go! / Bunderschaft, you are going daft? / Better seal off the castle grounds”, rematado al final por unas solemnes notas de sintetizador que bien podrían haber salido de las manos de Tony Banks. A continuación llega la magnífica y recordada ‘Solsbury Hill’, que podría tomarse como una continuación todavía mejorada de ‘Cuckoo Cocoon’, en el que la gran melodía cíclica podría estar durando horas sin perder su efecto catártico. Tercer corte y tercera reminiscencia, en este caso más sutil porque ‘Modern Love’ suena como si Genesis hubiera invitado a tocar el bajo a John Entwistle de The Who, pues en el estribillo se crean unas penetrantes líneas que refuerzan su carácter más épico, aunque en este caso son cortesía del gran bajista Tony Levin.

 

Precisamente cuando más se aleja de la imagen de Genesis, tal como ocurre en la parte central del disco, encontramos un nivel menor no porque sean temas flojos o malos, sino porque no resultan igual de vistosos que el resto. Así, ‘Excuse Me’ transita por el music-hall de carácter británico que tanto gustaba a Gabriel por su teatralidad. A continuación, ‘Hundrum’ comienza como un interesante tema introspectivo, hasta que pasado el primer minuto se transforma en un pasodoble y luego fluctúa entre lo progresivo y lo ambiental sin llegar a aclararse, una estela que continúa en ‘Slowburn de tal manera que casi no notamos el cambio de un tema a otro. En cambio, ‘Waiting For The Big One’ es un extenso blues en el que no encontramos nada que llame la atención, además de constatar que Gabriel no sabe cantar un blues y por ello la sensación que deja es muy extraña.

 

Hacia el final del álbum se vuelve a retomar el gran nivel inicial, si bien cuando escuchamos el comienzo orquestal de ‘Down The Dolce Vita’ ya empezamos a perder la fe, pero por suerte la situación cambia por completo y se transforma en un potente rock en el que se conjuga un pegadizo ritmo con una interpretación vocal al mejor estilo de Peter. La orquesta sirve pues para enfatizar el carácter teatral del tema, ya que podría haber pertenecido sin problemas a algún musical moderno de Broadway (pero de los buenos) sin desentonar. Las ínfulas más grandilocuentes llegan con el apoteósico final en forma de pomposo estribillo gospel de ‘Here Comes The Flood’. Me quedo con el resto del tema, que está en la veta atmosférica tan expresiva que consigue en sus mejores creaciones, sobre todo en el giro melódico de las estrofas, como por ejemplo cuando canta “Don't be afraid to cry at what you see / The actors gone, there's only you and me”, además del gran solo de guitarra, algo poco habitual en su carrera. Así aprovecha bien la inestimable presencia de Robert Fripp.

 

En definitiva, tenemos un gran debut de Peter Gabriel en el que mostraba el camino que pretendía seguir ya fuera de Genesis. O más bien deberíamos decir caminos, debido a las diferentes facetas que ya deja entrever aquí, aunque la clave en la carrera de Gabriel será el uso inteligente de las nuevas tecnologías musicales y la apertura a cualquier música del mundo que le inspire para componer. También puede tomarse este álbum como una transición entre su etapa anterior y la nueva en solitario.

PETER GABRIEL (II)

Año de publicación: 1978 

Puntuación:

1) On The Air; 2) D.I.Y.; 3) Mother Of Violence;

4) A Wonderful Day In A One-Way World; 5) White Shadow; 6) Indigo;

7) Animal Magic; 8) Exposure; 9) Flotsam And Jetsam; 10) Perspective;

11) Home Sweet Home.

Tras una inquietante portada en su disco de debut, ésta no lo es menos y nos avisa de que el contenido va a seguir por parámetros inclasificables. Para este segundo intento, Peter se deshizo de Bob Ezrin y puso en la producción a su amigo Robert Fripp (King Crimson), quien también tocaría la guitarra y sería coautor de uno de los temas (‘Exposure’). Alejándose de la herencia de Genesis, este segunda obra incide más en la experimentación y las nuevas vías, marcando el uso de las tecnologías de producción musical como envoltorio de unas letras crípticas marca de la casa y de unas estructuras compositivas poco usuales y repletas de cambios imprevistos y detalles instrumentales.

 

La impresión que da este disco, una vez se ha escuchado en su completitud, es que Peter Gabriel podría haber estado escuchando Quadrophenia de The Who y buscando esa misma épica de rock apoyada por un empleo original de los sintetizadores. De hecho, nada más empezar el álbum encontramos ‘On The Air’, la cual recuerda a ‘Bell Boy’ tan pronto los coros que cantan “On the air” lo hacen con la misma entonación con que lo hacían aquéllos que cantaban “Bell boy”, además de añadir un manto envolvente de sintetizadores. Y una de las mejores canciones de este disco es ‘White Shadow’, poseedora de un ritmo de medio tempo donde destaca sobremanera el bajo de Tony Levin y los sintetizadores tipo Quadrophenia que la adornan. Posee también un gran estribillo, con esa melódica línea “And she comes out like a white shadow”.

 

‘Mother Of Violence’ es una genial balada ambiental donde destaca en primer plano el brillante piano de Roy Bittan y, cuando logramos fijarnos un poco más, una gran parte de guitarra contemplativa, que por momentos suena casi como una slide, por parte de Fripp. Si seguimos con baladas, está también ‘Indigo’, aparentemente más discreta en su inicio y que luego va ganando interés, además de contener un breve pasaje instrumental central que recuerda muchísimo a su etapa de Genesis. En la final ‘Home Sweet Home’ se deja también que sea Bittan quien adorne esta balada más lineal en comparación con las estructuras menos ortodoxas que suele emplear Gabriel.

 

Las indescifrables historias de Gabriel se esconden bajo cualquier tipo de estilo. Por ejemplo, ‘Animal Magic’ suena muy interesante de entrada por sus épicas estrofas, aunque luego el estribillo deja un tanto indiferente. ‘D.I.Y.’ sí que presenta un flojo estribillo (la simple repetición de las iniciales del título), por lo que no parecía una buena idea comenzar con él este tema. El Gabriel más teatral aparece en ‘Flotsam And Jetsam’, y ‘A Wonderful Day In A One-Way World’ es un gracioso experimento en el que se comienza en modo reggae hasta que llega un estribillo marcado por una melodía jovial y algo simplona, pero que no deja mala sensación.

 

El cuasi-instrumental ‘Exposure’, compuesto junto a Robert Fripp es una pieza experimental de resultado logrado donde éste da rienda suelta a sus ideas sónicas (perfilando lo que sería el gran retorno de King Crimson en 1981) y Levin vuelve a brillar con el bajo. Este tema daría título al disco en solitario que el propio Fripp publicaría en 1979, que sería incluido junto a otro tema de Peter Gabriel: ‘Here Comes The Flood’. En cambio, a ‘Perspective’ cuesta cogerle el punto, quizá sea la falta de perspectiva que se comenta en su letra, pero una vez asimilado el ritmo se descubre como un potente tema de sonido más próximo a la New Wave y con el empleo de un animado saxofón como novedad más importante, instrumento que vuelve a aparecer en la ya citada ‘Home Sweet Home’.

 

En resumen, lo que tenemos aquí es a un artista que va perfilando su sonido, lo cual es un punto a favor respecto al difuso disco de debut, pero que al mismo tiempo demuestra que todavía necesita refinar un poco más sus tareas compositivas, algo que conseguirá en el siguiente álbum, su verdadera obra maestra. En cambio, sus ex-compañeros de Genesis estaban en una fase de estancamiento por la misma época. No es que sea un detalle importante, pero demostraba la importancia de Peter Gabriel dentro de una banda que debía redefinirse igual que él, con la diferencia de que Gabriel lo estaba consiguiendo a pasos agigantados.

PETER GABRIEL (III)

Año de publicación: 1980 

Puntuación:

1) Intruder; 2) No Self Control; 3) Start; 4) I Don't Remember; 5) Family Snapshot;

6) And Through The Wire; 7) Games Without Frontiers; 8) Not One Of Us;

9) Lead A Normal Life; 10) Biko.

La maduración del sonido de Peter Gabriel en solitario llega aquí a su culminación. Por un lado, por fin ha encontrado un estilo musical en el que se encuentra a gusto, el de experimentar con sonidos que transmitan una carga psicológica al oyente. Por otro lado, su experiencia le permite ejecutar ese sonido de una manera vanguardista y profesional al mismo tiempo. El empleo de percusión programada se hace con inteligencia y mesura, toda una novedad entonces aunque en los siguientes años se convertiría en un abuso de producción en el panorama musical, aunque aquí en general presenta un sonido potente e intimidador. Sus ex-compañeros de Genesis probablemente tomaron buena nota del sonido para su propia metamorfosis en grupo de pop-rock moderno, que daría lugar a su gran disco homónimo de 1983. Aunque quizá fuera al revés, puesto que Phil Collins participaría como batería o percusionista en varias canciones y probablemente aportó ideas en ese ambiente de experimentación que sobrevolaba los discos de Gabriel, ya que su  propia carrera en solitario comenzaría solo un año después y emplearía también unos sonidos de percusión similares. Volvieron a participar Robert Fripp y Tony Levin, además de otros nombres destacados como el diestro percusionista Morris Pert (colaborador de Mike Oldfield en su mejor etapa) o la aparición estelar de Kate Bush.

 

El comienzo del álbum ya es definitorio de lo que encontraremos, pues ‘Intruder’ es una de esas piezas envolventes que crean un ambiente de inquietud, donde hace gracia escuchar a los dos minutos lo que parecen unos gritos iguales a los de ‘The Slider’ de T. Rex. Ambiente es la palabra clave, pues incluso podemos escuchar un instrumental liderado por el saxofón (‘Start’), algo insólito hasta la fecha, y otro tema casi instrumental (‘Lead A Normal Life’) donde ambos dejan claro su propósito envolvente y evocador. El comienzo de ‘No Self Control’ es excepcional tanto en lo que parecen unas marimbas, que crean un efecto hipnótico (Robert Fripp seguro que tomó nota para la resurrección de King Crimson), como en las estrofas principales rematadas por ese “I don't know how to stop”. Luego, el estribillo no está a la altura del resto del tema al ser demasiado tosco. ‘Not One Of Us’ sufre del mismo problema: es un buen tema pero posee un estribillo mal rematado. En cambio, aun estando aparentemente en ese mismo lote, la manera en que Gabriel repite el título de ‘And Through The Wire’ tiene en sí mismo una especie de gancho hipnótico, que contrasta bastante con el armazón pop que le acompaña, en el cual se desarrolla una sutil melodía.

 

El gran Peter Gabriel teatral y desquiciado llega en ‘I Don't Remember’, acompañado de sonidos industriales (como si la música saliera de una máquina) y destellos instrumentales de la guitarra y el bajo, para un tema que transmite una sensación opresiva, como si sintiéramos en nosotr@s mism@s la ansiedad de sufrir amnesia. Por otro lado, ‘Family Snapshot’ comienza como una delicada balada de piano, pero algo percibimos que no marcha con normalidad cuando en la letra escuchamos al protagonista disparando como si fuera un acto lúdico. La perfección con la que la música va incrementando el tono con la letra (“I've been waiting for this”) es magistral y cuando por fin se pasa a la acción el tema se ha transformado en un dinámico ritmo que se detiene justo cuando el protagonista se da cuenta de que realmente no odia a la persona importante a la que pretendía disparar. Aunque más inquietante resulta la parte final en la que vuelve a casa y parece que sus objetivos pasan a ser sus propios padres. Esto es rock psicológico en su vertiente más oscura, sin duda.

 

Una de las mejores canciones del disco es sin duda ‘Games Without Frontiers’, aderezada con los coros de Kate Bush, quien se dedica a repetir el título de la canción pero en francés. La construcción del tema es bien meticulosa, repleta de melodías no solo vocales, y con esa interacción letra-música como cuando se escuchan los prominentes silbidos y Peter canta inmediatamente “Whistling tunes we hid in the dunes by the seaside”. Hacia el final parece que el tema va a metamorfosearse en algo más serio, pero al final queda en una robótica parte final con los coros de Kate Bush.

 

La canción final ‘Biko’ es la más devota de la música étnica, en este caso africana y por claros motivos. En 1977 Stephen Biko, un activista sudafricano en pro de la igualdad de derechos ante el vergonzoso apartheid, fue encontrado muerto en la cárcel en la que le habían recluido por su liderazgo social. Se presentó como la consecuencia de una huelga de hambre, pero gracias al empeño de gente concienciada con los problemas sociales, se pudo hacer una autopsia y comprobar que Biko murió a causa de las enormes palizas que recibió una vez detenido. La rabia que un@ siente ante semejante suceso es la misma que transmite Peter Gabriel en su interpretación vocal, en un tema que comienza y acaba con lo que podría parecer un réquiem africano pero de aires esperanzadores. En 1980 todavía quedaba mucho por hacer en Sudáfrica, pero ciertamente Gabriel fue de los que puso su granito de arena para concienciar al mundo sobre este problema y que las cosas comenzaran a cambiar. De ahí su último verso: “And the eyes of the world are watching now”.

 

Mediante este disco Gabriel se confirmaría como un artista consolidado y con mucho futuro por delante porque había abierto una gran cantidad de puertas con variados caminos para explorar. Su visión abierta, absorbente y creativa llegaba aquí a un apogeo envidiable para alguien que había iniciado una carrera tan incierta pocos años atrás. En resumen, un disco original como pocos y que por ello puede resultar extraño en la primera impresión, pero al mismo tiempo posee una infinidad de detalles que aseguran un gran disfrute en consiguientes escuchas. Y además, un posicionamiento tan valiente respecto al apartheid en esa época se merece un reconocimiento especial.

PETER GABRIEL (IV)

Año de publicación: 1982 

Puntuación:

1) The Rhythm Of The Heat; 2) San Jacinto; 3) I Have The Touch;

4) The Family And The Fishing Net; 5) Shock The Monkey; 6) Lay Your Hands On Me; 7) Wallflower; 8) Kiss Of Life.

Peter Gabriel se vuelve más experimental y menos accesible en esta nueva obra (justo a la inversa de lo que haría en el siguiente disco de estudio), exprimiendo al máximo las posibilidades que ofrece la amalgama de la última tecnología sonora con la música étnica. En principio, no parece buena idea mezclar sintetizadores y percusión programada con la música de una tribu zulú, pero ahí es donde actúa el genio de Gabriel para dejarnos estupefactos ante tan original proposición. De hecho, no suena tan experimental como lo hicieron un año antes Brian Eno y David Byrne en My Life In The Bush Of Ghosts, pero Gabriel al menos posee un propósito más definido de darle a todo una forma interesante y más estructurada. El único problema que vemos es que, poniendo tanto énfasis en crear un sonido original, se olvida de crear suficientes melodías creativas para conseguir otra obra maestra como el álbum anterior. Encontramos casos como ‘The Family And The Fishing Net’ en que la ambientación está perfectamente lograda, ¿pero dónde están las melodías? Y estamos hablando de la composición más larga del disco, que sobrepasa los siete minutos.

 

En la mayoría de casos, habrá que tener paciencia a la hora de escuchar las diferentes canciones, puesto que los toques maestros son bastante sutiles y algunos de los temas presentan un comienzo poco o nada vistoso. En su inicio, ‘The Rhythm Of The Heat’ recuerda vagamente a ‘The Dreaming’ de Kate Bush, perteneciente a su disco de igual título que curiosamente salió publicado justo el mismo año y mismo mes que el presente álbum. Si la canción de Gabriel se va desarrollando de manera pausada con una percusión tribal pausada y extremadamente inquietante, en su parte final se desquicia todo en una percusión frenética que parece extraída de un éxtasis de danza africana. Cuando acaba de súbito, deja una sensación entre el hipnotismo y el desconcierto por la experiencia que acabamos de vivir. En cierta manera, ‘San Jacinto’ es un crescendo que va creando paulatinamente una tensión que sube enteros a partir del estribillo (“I hold the line”), creando una suerte de épica gracias a la conjunción de sintetizadores que se van superponiendo. De una manera similar se desarrolla ‘Wallflower’, no como crescendo pero sí alternando una sección ultra-lenta con otra más animada donde al menos podemos escuchar alguna melodía acertada en la instrumentación.

 

La percusión introductoria de ‘I Have The Touch’ seguro que sirvió de inspiración para el éxito de ventas de INXS con la comercial ‘Need You Tonight’. Pero afortunadamente Gabriel no se lanza por caminos fáciles y aquí realiza un psicoanálisis de una persona con problemas de sociabilidad que al mismo tiempo tiene el impulso de sentir el contacto de la gente para aplacar un deseo que no se acaba desvaneciendo nunca. Un@ puede sentir la fluctuante mentalidad del protagonista en la brillante interpretación de Gabriel, pasando de la alegría a la desesperación por momentos, mientras los instrumentos van dejando destellos melódicos, en especial el excepcional bajo de Levin. La canción estrella del disco es ‘Shock The Monkey’, que engancha desde el principio por su ritmo ágil y las diferentes melodías de sintetizador que van apareciendo, además de una interpretación vocal excepcional donde vuelve a aparecer el Peter apocalíptico que exterioriza sus demonios internos.

 

Por otro lado, ‘Lay Your Hands On Me’ se vuelve demasiado repetitiva, ya que se extiende demasiado su duración para lo que ofrece. De manera análoga, en la final ‘Kiss Of Life’ quizá abuse demasiado de los elementos étnicos, por lo que aquello que comienza como una animada pieza de prominente percusión, hasta bailable, acaba al final como una pieza africana de celebración festiva que, dependiendo de cómo un@ se encuentre en ese momento le parecerá divertido o dispensable.

 

Ese último comentario quizá pueda aplicarse a la totalidad del álbum, puesto que si no vamos suficientemente mentalizados al escucharlo por primera vez, le podemos poner una cruz y olvidarlo inmerecidamente. Es otra recomendable obra de Peter Gabriel (la cuarta seguida) en la que vuelve a demostrar su posición destacada como abanderado de la vanguardia musical del momento. Muchas de las ideas de este álbum se tomarían para crear la música de moda de la década de los ochenta, un ejemplo más de que a veces los descubrimientos son empleados luego con fines nada acordes con la excelencia inicial. Como curiosidad final, cabe señalar que este disco es conocido también como Security, puesto que en el mercado norteamericano se le bautizó con ese nombre para darle mayor salida comercial. No es otra cosa que la obsesión estadounidense por el consumismo y el marketing, algo criticado por Gabriel en alguna que otra composición.

PLAYS LIVE

Año de publicación: 1983 

Puntuación:

CD I: 1) The Rhythm Of The Heat; 2) I Have The Touch; 3) Not One Of Us;

4) Family Snapshot; 5) D. I. Y.; 6) The Family And The Fishing Net; 7) Intruder;

8) I Go Swimming.

 

CD II: 1) San Jacinto; 2) Solsbury Hill; 3) No Self Control; 4) I Don't Remember;

5) Shock The Monkey; 6) Humdrum; 7) On The Air; 8) Biko.

Con cuatro álbumes ya a sus espaldas, Peter Gabriel se decidió a publicar por fin uno en directo. Este Plays Live es una selección de cuatro conciertos acaecidos a principios de diciembre de 1982 en Estados Unidos, país en el cual sus discos no habían cosechado ventas destacadas (eso no llegaría hasta So). El repertorio se nutre básicamente de los dos últimos discos, recogiendo únicamente cuatro canciones de los dos primeros, tres de ellas (‘D.I.Y.’, ‘On The Air’ y ‘Hundrum’) de lo más discreto que encontrábamos en aquellos álbumes. De hecho, ‘Hundrum’ es lo único que se podría borrar de aquí al desarrollarse de manera un tanto tediosa. Por supuesto, no hay nada de Genesis, porque la música de Genesis ni está ni se la espera.

 

Respecto a las interpretaciones en directo, ya en el libreto se nos avisa de que ha habido retoques posteriores en el estudio, comentario honesto ya que siempre ha sido una práctica habitual mejorar partes que no han salido bien por problemas técnicos o simplemente porque no se han tocado todo lo bien que se esperaba. En cualquier caso, una obra tan devota de un proceso creativo reflejado en la sala de producción de un estudio de grabación es esperable que no alcance el mismo nivel, ya que la música de Gabriel presenta una carga psicológica importante que no se refleja igual en los confines de un estudio de grabación que en un escenario. Aun así, los músicos que acompañan a Gabriel (siendo el gran bajista Tony Levin el más destacado, quien ya vemos que iba alternando sus conciertos con King Crimson con los de Peter) consiguen un sonido compacto y de aires futuristas como en el estudio, aunque resulte imposible crear la misma atmósfera introspectiva e intimidante de los originales.

 

Tampoco hay aquí ningún grupo de percusión que ejecute los ritmos más étnicos de algunos temas, lo cual hace perder esa vertiente de la música, aunque al mismo tiempo le de otra perspectiva más al estilo del Bowie berlinés. En algunos casos no resulta positivo, puesto que lo mejor de ‘The Rhythm Of The Heat’ era su potente sección final de percusión tribal, que aquí queda reducida drásticamente, por lo que pasa sin más pena ni gloria. En ‘Biko’ sustituyen la carga emotiva de su prominente percusión por un mayor énfasis en las texturas de los otros instrumentos.

 

Al rebajar el tono intimidante de la carga abrumadora de sonido de ‘I Have The Touch’, ésta sale ganando claramente puesto que podemos apreciar mucho mejor las grandes melodías que posee y que quedaban en la versión de estudio un tanto solapadas. Es quizá el único momento en que se puede decir que se ha mejorado lo que ya conocíamos previamente. También encontramos una novedad, la nueva composición ‘I Go Swimming’, que aporta al menos algo de ritmo respecto al grueso del repertorio, que es más pausado, y una letra más distendida de lo habitual, acabando todo en una entretenida y hasta bailable coda.

 

Poco más se puede decir de un doble disco en directo que no se diferencia demasiado de su equivalente de estudio pero que demuestra que Gabriel no había perdido esa capacidad para teatralizar sus interpretaciones en directo, además de evidenciar que también sabía preparar los arreglos musicales para reflejar en un escenario ese sonido diferenciador que había conseguido en el estudio, prescindiendo de la tecnología en pro de unos buenos músicos con sus respectivos instrumentos.

BIRDY

Año de publicación: 1985 

Puntuación:

1) At Night; 2) Floating Dogs; 3) Quiet And Alone; 4) Close Up; 5) Slow Water;

6) Dressing The Wound; 7) Birdy's Flight; 8) Slow Marimbas; 9) The Heat;

10) Sketchpad With Trumpet And Voice; 11) Under Lock And Key;

12) Powerhouse At The Foot Of The Mountain.

Si ya podía decir que tenía un disco en directo que además había dejado por los suelos el Three Sides Live de sus excompañeros de Genesis, el siguiente paso de Peter fue lanzarse al mundo de las bandas sonoras originales. En este caso, compuesta para nada menos que una película de Alan Parker (con el mismo título que este álbum), la que dirigió justo después de la adaptación cinematográfica de The Wall de Pink Floyd. Ambas películas exploran el lado psicológico del ser humano: si The Wall se adentraba en las fobias y traumas internos de una estrella de la música, que la aislaban del mundo, en Birdy lo que aísla al protagonista es su obsesión con los pájaros. En ambas se refleja también el efecto de las terribles secuelas que deja la guerra, puesto que vivir todo ese horror exacerba el ahondamiento psicológico que aleja a la persona del mundo real, creando traumas que pueden durar toda una vida. Birdy es una película lenta pero bien narrada, donde los inolvidables últimos treinta segundos nos cambiarán totalmente el humor que hayamos tenido durante el resto del film.

 

En cuanto a la música, lo que tenemos aquí es un disco meramente instrumental en el que Peter campa a sus anchas, puesto que su música de alto componente psicológico se adapta a la perfección a una película como ésta. Tanto empleando sonidos industriales, como música étnica, como delicados sonidos minimalistas de corte orquestal (‘Dressing The Wound’, que incluye). Algunos de los temas incluidos son reciclajes de temas anteriores. Así, ‘The Heat’ es una versión instrumental de ‘The Rhythm Of The Heat’, donde la sección final de percusión tribal maníaca parece ideal para acompañar imágenes; la breve ‘Close Up’ recupera una melodía de ‘Family Snapshot’; y ‘Under Lock And Key’ recuerda sospechosamente a ‘Wallflower’, lo cual sirve también para poner en primer término una bella melodía que en ‘Wallflower’ podía pasar desapercibida.

 

Para quien haya visto la película, resulta complicado asociar la música con las imágenes, pues lo más evidente era en las secuencias de vista de pájaro, en las que ritmos rápidos acompañaban las imágenes aéreas. Ayudándonos de los títulos, podemos asociarlo rápidamente a ‘Birdy's Flight’, que es uno de los mejores momentos del álbum y recuerda el ritmo enérgico de ‘The Heat’, otro magistral crescendo que mantiene en vilo. Tampoco es que resulte adecuado destacar unos temas sobre otros porque el propósito de la música es acompañar a las imágenes. En cualquier caso, puede destacarse el mantra que se crea en ‘Slow Marimbas’ a partir de, eso mismo, el sonido de las marimbas acompañadas de unos sintetizadores etéreos y envolventes.

 

Estamos ante un disco interesante en su concepto, que como toda banda sonora instrumental cuesta de cogerle el punto en primer término. De hecho, quienes hayan visto la película y piensen en la banda sonora, probablemente les vendrá a la mente ‘La Bamba’ de Ritchie Valens y no la música de Peter Gabriel. Pero bueno, estamos ante música psicológica de primer nivel y a la que únicamente se le puede objetar la falta de mayor diversidad y de melodías. Los reciclajes se le perdonan.

SO

Año de publicación: 1986 

Puntuación:

1) Red Rain; 2) Sledgehammer; 3) Don't Give Up; 4) That Voice Again; 5) In Your Eyes; 6) Mercy Street; 7) Big Time; 8) We Do What We're Told (Milgram's 37);

9) This Is The Picture (Excellent Birds).

Llega un momento en la vida de (casi) todo artista de culto en el que piensa: “¿y por qué no puedo yo ganar una millonada como hacen otros de manera tan fácil y con tan poco esfuerzo?”. Luego, unos se venden totalmente a una casa discográfica para intentar ganar lo máximo posible al precio que sea, y otros simplemente intentan hacer algo más accesible pero sin perder su esencia. Ese segundo camino es el que por fortuna tomó Peter Gabriel, quien ganaba sobradamente a Phil Collins como artista pero hasta este álbum no podía competir en ventas con él. Para conseguir un sonido más comercial, se hizo con la colaboración del reputado productor Daniel Lanois, quien ya participara en Birdy (aunque ahí no se notara) y que para 1986 ya había producido discos de gente tan diversa como Brian Eno y U2. También contó con la participación de una gran cantidad de músicos y cantantes, muchos de ellos de prestigio, por lo que solo faltaba juntar una cantidad de canciones pegadizas suficientes, misión cumplida también. Eso sí, en conjunto este disco deja una sensación como de irregularidad, pero no decepciona tampoco.

 

El tema más famoso es sin duda ‘Sledgehammer’, ya que adquirió un eterno prestigio gracias al innovador vídeo musical que lo acompañó, una orgía visual de los efectos especiales de la época. Si la despojamos de su componente visual, lo que nos queda es igualmente una gran canción de corte funky y aires futuristas, que engancha desde esos sonidos como de flauta de la introducción hasta su poderoso estribillo, perfecta culminación para un pegadizo desarrollo anterior donde el bajo de Tony Levin brilla más que nunca. A ‘Red Rain’ le falta que Gabriel hubiera puesto más entusiasmo en el estribillo, tal como hace en las estrofas, mucho más melódicas y con un aire épico en su mejor estilo. En directo le sacaría mayor partido, igual que a la gran balada atmosférica ‘In Your Eyes’, aunque ésta sí que fascina aquí, emocionando con sus bonitas melodías y un agradable estribillo. Además, si nos fijamos bien en el acompañamiento musical, podemos observar detalles de calidad como la original percusión de Manu Katché, la pegadiza melodía de la guitarra acústica o los sutiles y envolventes coros a partir de los 3:30. Precisamente en los coros participa gente como Jim Kerr (Simple Minds) y Youssou N'Dour. La definición que hemos hecho de balada atmosférica puede aplicarse también a otras canciones de este disco, aunque la que quizá mejor encaja en ella es ‘Mercy Street’ y por ello se hace algo más monótona.

 

Kate Bush volvió en este álbum a ayudar a Peter, en la balada ‘Don't Give Up’ de solemne y relajante ritmo, que nos hace viajar la mente acompañados de la cálida voz de Gabriel. Luego llega el estribillo cantado por Bush, ubicado en esa línea delgada que separa la emotividad del pasteleo artificial. Dependerá de cada un@ la impresión que tenga sobre el estribillo, en mi caso me resulta demasiado empalagoso y por ello contrasta sobremanera con las memorables estrofas principales de Peter. Otra participación estelar la encontramos en la final ‘This Is The Picture (Excellent Birds)’, compuesta e interpretada junto a la peculiar y experimental artista Laurie Anderson, que resulta ser una buena idea a la que le hubiera faltado un desarrollo más elaborado y variado. Pero bueno, deja al menos una buena sensación para el final por su originalidad, aunque no tenga más finalidad que la de crear una ambientación musical futurista.

 

‘That Voice Again’ es la incursión dentro de la música étnica para hacer algo al estilo de Paul Simon, es decir, sin perder tampoco su propia esencia artística. Está compuesta junto a su guitarrista habitual, David Rhodes. Cuando Peter ya se pasa de revoluciones en cuanto a querer hacer más accesible su sonido es en ‘Big Time’. Un año antes, ‘The Big Sky’ le había reportado a Kate Bush un inmerecido éxito por lo chabacano del tema, orientado a la simpleza que campaba por las radios comerciales de los ochenta. Peter Gabriel emuló hasta ese título e hizo su concesión al sonido sintético, artificial y sin melodías que caracterizó a una parte del tecno de esa década, como moda fácil que se había de explotar.

 

Por otro lado, ‘We Do What We're Told (Milgram's 37)’ es de corte ambiental, como si perteneciera a una banda sonora, aunque no muy atractiva al oído. Es mucho más interesante conocer la historia que hay detrás de este tema, que es nada menos que los experimentos que realizara Stanley Milgram en los años sesenta sobre la conducta humana cuando se reciben órdenes. Hay una recomendable película donde se explican y escenifican esos experimentos de Milgram: Experimenter (2015). Realmente esa parte es lo único interesante de la película, pero bien vale la pena para comprobar con verdadero horror cómo el ser humano es capaz de cometer atrocidades por no llevar la contraria a unas órdenes claras y directas, sea por abyecta cobardía o por miserable dejadez.

 

Para pertenecer al año 1986, de tan penoso recuerdo para la música porque fue el año en que grandes glorias de las décadas anteriores publicaron algunos de los peores discos de su carrera (Elton John, Paul McCartney, Alice Cooper, Eric Clapton, Queen, The Rolling Stones… y podría seguir la lista), podemos decir que Peter Gabriel sale bien airoso y triunfante. Como decíamos al principio, esa irregularidad que se percibe al mezclar grandes temas con otros más discretos y con una metedura de pata como ‘Big Time’, no permite darle una valoración mayor. Pero queda como un aceptable álbum dentro de su discografía.

PASSION

Año de publicación: 1989 

Puntuación:

1) The Feeling Begins; 2) Gethsemane; 3) Of These, Hope; 4) Lazarus Raised;

5) Of These, Hope - Reprise; 6) In Doubt; 7) A Different Drum; 8) Zaar; 9) Troubled;

10) Open; 11) Before Night Falls; 12) With This Love; 13) Sandstorm; 14) Stigmata; 15) Passion; 16) With This Love - Choir; 17) Wall Of Breath;

18) The Promise Of Shadows; 19) Disturbed; 20) It Is Accomplished;

21) Bread And Wine.

Nuevamente, Peter Gabriel se lanzó a la composición de una banda sonora para otro director de prestigio. Esta vez fue nada menos que para Martin Scorsese y su polémica pero recomendable La última tentación de Cristo (The last temptation of Christ, 1988), recreación hipotética de la figura histórica de Jesucristo que, debido a su carácter realista y desprovista de toda la parafernalia de magia y fantasía, escandalizó a toda la iglesia cristiana. Pero bueno, es lo de siempre, la iglesia condena los avances sociales que chocan contra sus credos antiguos/anticuados muchas veces acientíficos para pedir perdón trescientos años después. Quien quiera aproximarse a los orígenes del cristianismo desde una perspectiva abierta, objetiva y sin prejuicios creados por la religión, puede elegir La vida de Brian (Life of Brian, 1979), si quiere hacerlo con unas risas, o elegir esta película si quiere hacerlo de manera más reflexiva. En la película de Scorsese incluso podemos ver a David Bowie en escena como Poncio Pilato.

 

Hablando ya de la música, que con Peter Gabriel es fácil ponerse profundo, en esencia el estilo es similar a lo que habíamos escuchado en Birdy: música instrumental que varía entre el minimalismo y los sonidos étnicos, acercándose tímidamente a lo industrial en alguna ocasión (como por ejemplo en ‘Troubled’) y a la música clásica. Es como si So nunca hubiera existido, aunque ‘It Is Accomplished’ es uno de los pocos momentos en que parece recuperar el espíritu pop de su más reciente álbum. Estamos ante un disco complicado que en primera instancia puede provocar un rechazo total porque parece que estemos escuchando sonidos inconexos todo el tiempo. Pero consiguientes escuchas nos permiten ir discerniendo una melodía aquí, un ritmo atractivo allá… pero a cambio nos encontraremos algunos momentos más tediosos, como el tema que da título al álbum u otros que parecen tener como único propósito el acompañar a una escena concreta de la película (‘The Promise Of Shadows’).

 

Son destacables algunos temas más orquestales y clásicos, como ‘Zaar’ o la coral ‘With His Hope’, la cual parece sacada de un oratorio. En ‘With His Love’ hasta parece que se haya inspirado en el famoso Adagio en sol menor de Albinoni. Otros temas hacen una verdadera fusión de los sonidos modernos y la música étnica, si atendemos a los coros tribales de ‘A Different Drum’. Pero es realmente complicado poder resaltar unos temas sobre otros, porque el propósito ambiental, en el buen sentido de la palabra, es evidente. Encontramos unos más movidos, de prominente percusión (‘Of These, Hope’), junto a otros más contemplativos dominados por los sintetizadores comedidos. Y buena parte de estos temas presentan algún elemento de interés, gracias en buena medida a la inestimable ayuda de los músicos que consiguió reunir Peter en los festivales Womad de músicas del mundo, de los que fue uno de los fundadores.

 

Por último, cabe señalar un detalle que l@s más avispad@s ya habrán percibido: la película fue estrenada en 1988 y la banda sonora no fue publicada hasta el año siguiente. El motivo fue que Gabriel quiso reelaborar mejor las composiciones antes de que vieran la luz en un disco. Y podemos decir que acertó.

US

Año de publicación: 1992 

Puntuación:

1) Come Talk To Me; 2) Love To Be Loved; 3) Blood Of Eden; 4) Steam; 5) Only Us;

6) Washing Of The Water; 7) Digging In The Dirt; 8) Fourteen Black Paintings;

9) Kiss That Frog; 10) Secret World.

El nuevo disco de estudio de Peter Gabriel se hizo esperar. Si exceptuamos la banda sonora anterior, nada menos que seis años transcurrieron. La pregunta que estaba en el ambiente era cuál de los Gabriel nos encontraríamos: ¿el más experimental o el más comercial? Y la respuesta fue quizá la mejor que podía esperarse, pues es un balance equilibrado entre ambas vertientes pero bien apoyado en melodías memorables y detalles instrumentales notables, nuevamente con Lanois como colaborador en la producción e incluso tocando en algunas ocasiones. La participación de músicos es bien extensa e incluye tanto aquéllos de diversas partes del mundo (qué gran idea fue el festival Womad) como prestigiosos nombres que participan puntualmente y que se irán señalando a continuación.

 

Para darnos una cálida bienvenida, ‘Come Talk To Me’ es una buena manera de comenzar el disco, gracias a las gaitas que aportan ecos célticos y amigables y crean una extraña mezcla con la percusión tribal y la guitarra industrial. Este disco resulta todavía más accesible que el anterior, por lo que tenemos hasta canciones bailables, como es el caso de ‘Kiss That Frog’, muy entretenida no solo por la animada música sino también por su graciosa letra, puede que una crítica de los sentimientos basados en la imagen. En el polo opuesto, la excesiva lentitud de ‘Washing Of The Water’ la convierte en el único momento flojo del álbum.

 

Como si Peter se hubiera fijado en los éxitos de So para volver a repetir la jugada en su retorno, podemos decir que el nuevo ‘Sledgehammer’ es ‘Steam’ (también por un vídeo musical visualmente abrumador) y el nuevo ‘Don't Give Up’ sería ‘Blood Of Eden’. Pero que nadie piense en reescrituras poco originales, puesto que la similitud es simplemente estilística, ya que las melodías son totalmente diferentes y escuchar una de ellas no hace pensar en la otra. ‘Steam’ vuelve a basarse, todavía más si cabe, en un pegadizo ritmo llevado por el bajo de Tony Levin, donde Gabriel interpreta una gran parte vocal lanzando pullas a la sociedad moderna, incluido un atrevido rap a velocidad mucho más lenta que los profesionales del estilo. En ‘Blood Of Eden’ la estrella invitada es Sinéad O'Connor, quien se limita a complementar a la perfección la voz de Peter en el relajante estribillo. El resto del tema es también de una espiritualidad envolvente.

 

Pero Peter ha aprendido bien la lección con el disco anterior y consigue que piezas más ambientales como ‘Love To Be Loved’ tengan sutiles melodías que las hagan fluir sin decaer en ningún momento. Este tema cuenta también con la ayuda en el teclado del gran Brian Eno. Más discreta suena ‘Only Us’, que también recuerda a composiciones anteriores suyas y posee una coda final demasiado monótona. Y a ‘Fourteen Black Paintings’ le faltaría arrancar un poco y así aprovechar mejor la participación de John Paul Jones (Led Zeppelin) en ella.

 

Hasta cuatro secciones diferentes pueden contarse en la genial ‘Digging In The Dirt’, donde el concepto estructural de estrofa-estribillo queda magistralmente superado, de tal manera que se puedan expresar los distintos estados de emoción del protagonista: 1ª) una sección tranquila pero con un ritmo inquietante, donde la voz de Peter suena autocrítica y desabrida; 2ª) se va elevando el tono (“This time you've gone too far”) y el protagonista acaba desquiciado (“I told you, I told you, I told you!!!”); 3ª) la furia se ha desatado (“Don't talk back / Just drive the car”) y una brillante guitarra sirve de contrapunto a cada una de las órdenes cantadas por Peter; y 4ª) pasada la furia y calmados los nervios, llega la recapacitación y los buenos sentimientos (“Stay with me, I need support”), aunque quizá ya sea tarde.

 

La final ‘Secret World’ puede tomarse como la quintaesencia de la fusión musical que Peter Gabriel había estado realizando en la década anterior (de hecho, daría título al siguiente álbum en directo), donde gradualmente va subiéndose el tono a medida que los instrumentos van entrando y tomando el protagonismo, mediante sonidos nada triviales que conforman un entramado sonoro de aires futuristas. Es un buen colofón para uno de los mejores álbumes de la discografía de Gabriel, el más adecuado para quien quiera iniciarse en su música porque contiene una equilibrada muestra de las diferentes vertientes estilísticas que ha desarrollado, además de algunas de sus mejores canciones.

CD I: 1) Come Talk To Me; 2) Steam; 3) Across The River; 4) Slow Marimbas;

5) Shaking The Tree; 6) Red Rain; 7) Blood Of Eden; 8) Kiss That Frog;

9) Washing Of The Water; 10) Solsbury Hill.

 

CD II: 1) Digging In The Dirt; 2) Sledgehammer; 3) Secret World; 4) Don't Give Up;

5) In Your Eyes.

Puntuación:

Año de publicación: 1994 

SECRET WORLD LIVE

Solo dos álbumes y dos bandas sonoras después del anterior disco doble en directo, se lanzó otro nuevo doble disco en directo. Podría parecer redundante, como la frase que he escrito, pero la diferencia con el anterior Plays Live es que en esta ocasión se nutre casi exclusivamente de esos últimos cuatro álbumes, especialmente de So y Us (bueno, y de Passion no hay nada). Tan solo ‘Solsbury Hill’ se mantiene de su primera etapa, como si fuera el tema estrella que se debe incluir siempre. Peter se rodea de buenos músicos para ejecutar en escena la más o menos compleja música, destacando entre ellos el bajista Tony Levin y el percusionista francés Manu Katché.

 

Lo único que se le puede objetar es que las interpretaciones son muy parecidas a las versiones de estudio, con algunos detalles novedosos como la introducción envolvente de ‘Steam’ o la coda étnica de ‘Don't Give Up’. Como los espectáculos en directo los concebía Gabriel como un conjunto audiovisual, sus esfuerzos no estarían centrados tanto en realizar variaciones en la música como en ingeniar la puesta en escena para cada uno de los temas. Se hace por tanto necesario ver la edición en vídeo del mismo concierto. Eso sí, se echa en falta, en ‘Digging In The Dirt’, la guitarra (o lo que parecía una guitarra) de la sección donde canta “Don't talk back / Just drive the car”, sustituida por más sintetizadores. Tampoco era necesario alargar ‘In Your Eyes’ hasta sobrepasar los diez minutos, añadiendo para ello más cantos tribales.

 

Podemos encontrar un par de temas inéditos, uno de ellos completamente nuevo. ‘Across The River’ es un tema étnico-ambiental que había formado parte de uno de los discos benéficos del WOMAD, en 1982. Se hace bastante lento y hasta que llega su parte final bailable no suscita mucho interés. Lo más reseñable es que Stewart Copeland (el batería de The Police) aparece como coautor. En cambio, ‘Shaking The Tree’ está compuesta junto a Youssou N'Dour y es en principio algo más entretenida, aunque el estribillo se repite hasta la saciedad y eso le hace perder puntos.

 

En definitiva, no encontraremos muchas novedades en este concierto en tierras italianas, pero cuando menos resulta interesante comprobar que la traslación del sonido de estudio al directo es fenomenal, además de que contiene las mejores canciones de Gabriel de los últimos años anteriores. Vale la pena escucharlo.

1) The Story Of OVO; 2) Low Light; 3) The Time Of The Turning;

4) The Man Who Loved The Earth/The Hand That Sold Shadows;

5) The Time Of The Turning (Reprise)/The Weaver's Reel; 6) Father, Son;

7) The Tower That Ate People; 8) Revenge; 9) White Ashes; 10) Downside-Up;

11) The Nest That Sailed The Sky; 12) Make Tomorrow.

Puntuación:

Año de publicación: 2000

OVO

Si hemos observado la evolución discográfica de Peter Gabriel desde sus cuatro primeros álbumes y lo equiparemos a una serie matemática, el siguiente disco debería ser una banda sonora. En principio no lo es, porque no es música realizada por encargo para una película, pero en esencia estaríamos en el mismo caso, ya que la historia sobre la que se asienta el álbum está ideada por el propio Gabriel. Desde The Lamb Lies Down On Broadway, de su etapa en Genesis, no se había aventurado a hacer otra obra narrativa de tal envergadura, pero el resultado es bastante diferente que aquella ocasión. Obviamente, aquí no están Hackett, Banks, Collins y Rutherford para hacer aportaciones creativas. No es que Gabriel no estuviera capacitado para cargar con el peso de narrar una historia y hacer una música acorde al nivel de la narración, pero la historia musical del rock nos dice que, en la mayoría de casos, cuando el esfuerzo se centra en narrar, la parte musical se ve afectada. Y aquí no encontraremos la excepción.

 

El espectáculo fue ideado para su representación en el controvertido pero entonces nuevo Millenium Dome de Londres, incluyendo una gran cantidad de músicos y artistas invitados entre los que destaca Elizabeth Fraser (Cocteau Twins), Neneh Cherry o Richie Havens, cada uno de ellos con un papel o personaje concreto. Como se trataba de un espectáculo audiovisual, los temas o secciones instrumentales ocupan buena parte de la obra. Así, encontraremos una gran cantidad de piezas ambientales, sean de corte más lento y contemplativo (‘Low Light’, ‘The Nest That Sailed The Sky’), de ritmo más prominente (música tribal en ‘Revenge’; tipo hip-hop, menos interesante, de nuevo en ‘The Man Who Loved The Earth’ o en ‘The Tower That Ate People’), o una mezcla de ambas en la algo tediosa ‘White Ashes’.

 

En ‘The Time Of The Turning’ es tanta la lentitud con la que se desarrolla, que puede desesperar a más de un@. Al menos el reprise mejora al colocar en primer lugar la voz de Fraser y luego engarzarla con ‘The Weaver's Reel’, sorprendente tema de música céltica, algo que no había probado Gabriel todavía y que, sin ser tampoco nada diferente a lo que esperamos de ese género, al menos aporta vitalidad al álbum. Si atendemos a la inicial ‘The Story Of OVO’, más que una canción de Peter Gabriel parece una canción de Neneh Cherry, no solo porque la parte vocal principal la canta ella, sino porque es una pieza de hip-hop al estilo de lo que ella ha hecho durante buena parte de su carrera. Lo único que tiene de interés es que, efectivamente, nos cuentan la historia que se tratará en el álbum y la hace más comprensible.

 

Una de las baladas más bellas que haya escrito nunca Peter es ‘Father, Son’, que además presenta los sencillos ingredientes de piano y voz, más unos mesurados arreglos orquestales que se complementan perfectamente y que crean momentos mágicos como en la parte que canta “Can you recall / How you took me to school / We couldn't talk much at all”. Las melodías vocales son muy emotivas, sobre todo en los finales de estrofa que quedan como estribillo. Por tanto, en conjunto queda todo como un tardío pero efectivo reconocimiento de la falta de comunicación entre padre e hijo que siempre se está a tiempo de recuperar o recomponer. Se le perdona que tome prestada la melodía vocal con la que entonaba el verso "Stranded starfish have no place to hide" en 'Here Comes The Flood' de su álbum de debut.

 

Todo lo que hemos ido escuchando a lo largo del álbum parece amalgamarse para conformar uno de los mejores temas, ‘Downside-Up’. Comienza como otra calmada pieza de piano y arreglos de cuerda, para luego transitar hacia ritmos más marcados y la entrada de instrumentos eléctricos, donde cualquier elemento (coros, guitarra, percusión…) es válido para acrecentar su carácter como punto álgido de la obra. Algo similar ocurre en el extenso tema final de más de diez minutos ‘Make Tomorrow’, nueva mezcla estilística que por otro lado cuesta de asimilar las primeras veces.

 

En definitiva, lo que estamos es ante un álbum más enfocado a lo que son las bandas sonoras de Gabriel, poco o nada vistoso pero agradable cuando se ha escuchado varias veces para discernir los buenos momentos y destacadas melodías que aparecen desperdigadas por todos lados. Escuchando este disco no es probable que aparezcan nuevos fans, pero la posibilidad de haberlo experimentado dentro del Millenium Dome seguro que cambia por completo la percepción de esta obra. En cualquier caso, en lo que respecta a lo musical, el disco ocupa un lugar discreto dentro de la discografía de Peter Gabriel.

LONG WALK HOME

Año de publicación: 2002

Puntuación:

1) Jigalong; 2) Stealing The Children; 3) Unlocking The Door; 4) The Tracker;

5) Running To The Rain; 6) On The Map; 7) A Sense Of Home; 8) Go Away Mr Evans;

9) Moodoo's Secret; 10) Gracie's Recapture; 11) Crossing The Salt Pan;

12) The Return (Parts 1, 2 & 3); 13) Ngankarrparni (Sky Blue - reprise);

14) The Rabbit-Proof Fence; 15) Cloudless.

Esto parece una broma, ¿verdad? De los seis últimos álbumes de estudio, incluyendo el presente, tres son bandas sonoras originales para películas. Con los años, quedaba clara la preferencia de Peter por la música ambiental. En esta ocasión, se trataba de la entretenida película Generación robada (Rabbit-proof fence, 2002), que podría ser de Disney por sus protagonistas infantiles y que, sin ser tampoco nada del otro mundo, probablemente sea la mejor película de Phillip Noyce, director comercial de películas muy exitosas pero abundantes en incoherencias que ahuyentan a cualquier espectador/a con espíritu analítico/crítico.

 

Conociendo la discografía de Gabriel y cómo habían sido las bandas sonoras previas, podríamos acabar el análisis aquí y remitir al oyente a las anteriores reseñas, puesto que se limita a hacer lo mismo de las anteriores ocasiones: sonido ambiental mediante texturas de sintetizadores, partes corales o ritmos tribales. Lo que no hay apenas son sonidos industriales, una de sus anteriores predilecciones pero que tampoco hubieran encajado muy bien para acompañar imágenes de las tierras salvajes australianas. Aunque en principio tampoco deberían encajar para una película sobre Jesucristo como ocurría en Passion.

 

Más de la mitad del álbum está en un tono tranquilo y relajado, con algún cambio de ritmo de vez en cuando, del que cuesta encontrar algo que llame la atención. Esta indiferencia sobrevuela principalmente la primera mitad del disco porque estamos escuchando lo mismo de siempre, aunque el tema que más se pesado se puede hacer es ‘The Return’ por su extensa duración de diez minutos a base de capas de sintetizadores como si fuera Brian Eno. Es por ello que, cuando llegamos a ‘Running To The Rain’, estamos casi durmiéndonos hasta que llega su sensacional último minuto que nos sobresalta mediante una prominente percusión que sirve de base a una breve pero memorable melodía de los violines.

 

Los coros llegan para congraciar, nunca mejor dicho, ‘Gracie's Recapture’, con una emotiva melodía vocal que luego repetirán con mayor protagonismo en ‘Ngankarrparni (Sky Blue - reprise)’ y más adelante con algunas variaciones en la final ‘Cloudless’. Es lo mejor del álbum y en ‘Ngankarrparni’ esos coros maravillan por el juego de voces que se van añadiendo para enfatizar su expresividad. Lo de “Sky Blue - reprise” que podemos leer junto al título es debido a que ‘Sky Blue’ es un tema que formaría parte del siguiente álbum de estudio de Peter, Up, que estaba en paralelo con este y contiene los mismos coros. En cualquier caso, no estamos ante una obra destacada de Gabriel ni mucho menos, sino ante otra banda sonora agradable pero que no llamará mucho la atención. Justo como las anteriores.

UP

Año de publicación: 2002

Puntuación:

1) Darkness; 2) Growing Up; 3) Sky Blue; 4) No Way Out; 5) I Grieve;

6) The Barry Williams Show; 7) My Head Sounds Like That; 8) More Than This;

9) Signal To Noise; 10) The Drop.

Que nadie tiemble pensando en otra banda sonora porque el título de Up no tiene nada que ver con la película animada de Pixar, que además es bastante posterior. Por el contrario, nada menos que a 1995 debemos retrotraernos para encontrar los orígenes de este álbum, pues estamos ante un proyecto que quedó aparcado en su momento y, a falta de mejores ideas, se acabó de completar simultáneamente a la grabación de la banda sonora Long Walk Home, de ahí que algunas ideas estén presentes en ambos discos. Los músicos que acompañan a Peter son los habituales de sus álbumes, es decir, una lista bien extensa donde no falta nunca el gran Tony Levin en el bajo.

 

Como no podía ser de otra manera, la predilección de Peter Gabriel por la música envolvente y unas conseguidas recreaciones atmosféricas dejan aquí la mayoría de los mejores momentos del álbum como por ejemplo ‘No Way Out’, con elementos tribales y animados pasajes instrumentales. Más calmada es ‘I Grieve’, donde los sonidos que aparecen pasados los dos minutos, como si fueran guitarras distorsionadas, curiosamente hacen recordar la introducción atmosférica de ‘No Son Of Mine’ de sus excompañeros de Genesis. En cambio, ‘My Head Sounds Like That’ sería más bien una magnífica y calmada pieza liderada por el piano donde no se entiende nada esa intromisión pasados los cuatro minutos, pues de repente entra una fuerte percusión programada y la voz se distorsiona para cantar “What's left out and what's left in”. Una lástima que ese fallo sea tan grave y altere la cadencia sublime de este tema, puesto que podría haber estado entre lo mejor del disco. De hecho, después de ese tropezón llega un segmento de celestiales vientos que interpretan la melodía principal, antes de retornar la parte vocal. ‘The Drop’ es de corte minimalista pero con gran efecto relajante si conseguimos introducirnos en ella.

 

Cuando el propósito es más melódico, como en ‘Growing Up’, las melodías no dejan de ser bastante ordinarias (como en el estribillo) o, si parecen más originales como en las estrofas principales de esta canción, al final descubrimos que de original tiene poco porque si escuchamos la entonación de cada tercer verso de Gabriel (por ejemplo, el primer caso con “While the muted sounds are pumping rhythm”), no deja de ser una copia de cómo Radiohead remataban las estrofas de ‘My Iron Lung’ justamente repitiendo su título. Así que un tema que podría estar entre lo relativamente destacado de este álbum, al final queda entro lo aceptable y olvidable.

 

Mediante ‘The Barry Williams Show’ hace una afilada crítica a la telebasura que inunda las televisiones para entretener a la gente a base de invadir la privacidad de otras personas, donde casi todo se manipula y todo vale si se consigue audiencia. Una lástima que musicalmente sea muy floja, puesto que además se excede con los sonidos industriales que le hacen sonar moderno pero nada original. Los mismos pecados los repite luego en ‘More Than This’, como tampoco consigue nada positivo con el contraste de ‘Darkness’ entre una parte introspectiva y otra de estruendosa percusión programada mediante un brusco cambio de ritmo, ya que no suena cohesionada y aunque así fuera las melodías son bastante vulgares.

 

El mejor tema de este álbum (‘Sky Blue’) más o menos ya lo conocíamos porque su memorable parte coral ya había sido empleada en la banda sonora anterior. Lo que olvidé decir anteriormente es que nada menos que el mítico guitarrista fundador de Fleetwood Mac, Peter Green, participa en la grabación, aunque no hay ningún instrumento que domine el conjunto, cada elemento va entrando y saliendo de manera estructurada y mesurada, pues estamos ante una de las composiciones más precisas de Gabriel. En el polo opuesto, lo peor es sin duda el pastiche de ‘Signal To Noise’, donde se mezcla un canto tribal (que por momentos parece una aberración del flamenco) con percusión industrial, sintetizadores, violines y la voz sin melodías de Gabriel. Y además durante siete minutos y medio.

 

A fecha de 2017, este álbum es el último de estudio con composiciones originales nuevas de Peter. Si atendemos a lo que ha sido su producción desde su última gran obra, Us, no debe de extrañar esa falta de nuevas ideas, puesto que parece que componer una melodía original supone todo un sobreesfuerzo para Gabriel. E incidir en la música ambiental tiene claras limitaciones que amenazan con volverlo repetitivo. Pero bueno, disfrutemos de los buenos momentos de Up, que bien valen la pena, salvo que sientas aversión por la música ambiental.

SCRATCH MY BACK

Año de publicación: 2010

Puntuación:

1) Heroes; 2) The Boy In The Bubble; 3) Mirrorball; 4) Flume; 5) Listening Wind;

6) The Power Of The Heart; 7) My Body Is A Cage; 8) The Book Of Love;

9) I Think It's Going To Rain Today; 10) Après Moi; 11) Philadelphia;

12) Street Spirit (Fade Out).

Que después de casi una década tu nueva obra sea un disco de versiones es en principio un indicador de que tu nivel creativo está en niveles mínimos. Siendo Peter Gabriel el aludido, se le puede otorgar el beneficio de la duda porque probablemente su aproximación no sea la típica que cabría esperar ante un disco de este calibre. Y en cierta manera, el enfoque de Gabriel es original en tanto que basa las versiones en la creación de nuevos arreglos para piano y orquesta, junto a una peculiar manera de cantar que da la sensación de que le estemos escuchando desde un rincón de su casa con la letra en la mano, pues hay muchos momentos que recita más que canta. Y eso no es precisamente un aspecto positivo cuando no hay apenas variaciones entre canciones y todo queda con un sonido uniforme y monocorde. Para la gestación del álbum contó con la inestimable colaboración del neozelandés John Metcalfe (quien participara con su cuarteto de cuerda en al menos un par de álbumes de Blur) para los arreglos, así como el epatante Bob Ezrin en la producción.

 

Las versiones pueden dividirse en dos vertientes: la principalmente pianística y la orquestal. La pianística es previsiblemente la peor, sobre todo cuando se traduce en unos arreglos minimalistas que anulan el interés y desfiguran por completo algunos temas originalmente excepcionales como ‘Street Spirit (Fade Out)’ de Radiohead o ‘My Body Is A Cage’ de Arcade Fire, más si cabe cuando esta última presenta además un pasaje intermedio de caos orquestal que puede poner de los nervios a más de un@. La única canción basada en los arreglos de piano que llega al menos a un nivel de aceptable es la versión de ‘The Boy In The Bubble’ de Paul Simon.

 

Algunos de los temas más orquestales son de lo poco que puede salvarse, pero solo cuando de verdad da la impresión de que los instrumentos son los protagonistas para transmitir alguna emoción, ya que la voz de Gabriel en general deja mucho que desear. Así pues, se salvarían de la pena capital ‘Mirrorball’ (de la banda inglesa Elbow) y ‘Après Moi’ de la peculiar Regina Spektor. En ‘Mirrorball’ se crea un perfecto crescendo donde asoman audaces melodías, mientras que en ‘Après Moi’ se produce un ambiente envolvente y apasionado a partir de los tres minutos donde Gabriel interpreta un sorprendente canto étnico (o sea, sorprendente para lo que ofrece en el resto del álbum) y los instrumentos van elevando el tono hasta alcanzar un clímax que luego se interrumpe abruptamente.

 

Por lo demás, nada de interés se puede encontrar aquí, porque siempre será preferible, infinitamente preferible, escuchar los temas originales. La idea posterior a este álbum era que los mismos artistas a los que Peter había versionado le devolvieran tan discutible favor y grabaran a su vez una canción de Gabriel. No todos ellos aceptaron la idea pero con la ayuda de otros se conformó lo que sería And I'll Scratch Yours, publicado en 2013 y que posee tan pocos alicientes que dudo mucho que pueda aparecer en esta web algún día.

NEW BLOOD

CD I: 1) The Rhythm Of The Heat; 2) Downside Up; 3) San Jacinto; 4) Intruder;

5) Wallflower; 6) In Your Eyes; 7) Mercy Street; 8) Red Rain; 9) Darkness;

10) Don't Give Up; 11) Digging In The Dirt; 12) The Nest That Sailed The Sky;

13) A Quiet Moment; [BONUS TRACK:] 14) Solsbury Hill.

 

CD II: 1) The Rhythm Of The Heat; 2) Downside Up; 3) San Jacinto; 4) Intruder;

5) Wallflower; 6) In Your Eyes; 7) Mercy Street; 8) Red Rain; 9) Darkness;

10) Don't Give Up; 11) Digging In The Dirt; 12) The Nest That Sailed The Sky;

[BONUS TRACK:] 13) Blood Of Eden.

Puntuación:

Año de publicación: 2011

Aprovechando que tras Scratch My Back tenía una orquesta, un arreglista y un productor adecuado para todo ello, era lógico que pronto se presentara la idea de hacer lo mismo que en el álbum anterior pero aplicado a sus propias composiciones. Más si cabe cuando Peter llevaba casi una década sin escribir nada nuevo. El repertorio elegido recoge un poco de cada etapa de su carrera, donde no puede faltar un dueto con su hija (‘Downside Up’). El álbum es doble porque el segundo de los discos son las versiones instrumentales de lo contenido en el primero, excepto en el caso de ‘A Quiet Moment’ porque ya es instrumental de por sí. Y bueno, siendo ‘The Nest That Sailed The Sky’ también una pieza instrumental no se entiende el motivo de incluirla por duplicado, salvo que sea un error de edición. Más si cabe cuando se trata de una composición ambiental a la que no se aporta nada interpretándola con una orquesta.

 

Vale la pena dirigirse directamente al segundo disco porque la parte vocal es en muchos casos exactamente igual y solo se diferencia en que a la voz de Gabriel se le nota un poco el paso de los años, como si se le hubiera vuelto algo más rasposa. El meollo de este álbum no está en volver a escuchar a un artista –en apariencia– creativamente desahuciado para la música, sino en comprobar cómo se proyecta la traslación de una música tan particular y que poco tiene que ver con la orquesta, en algo original y de corte clásico aunque contemporáneo. Por ejemplo, entre lo más destacado podemos disfrutar de unos particulares arreglos de ‘San Jacinto’ que la hacen discurrir por diferentes tonos y estados de ánimo; o también la fuerza que toma la melodía principal de ‘In Your Eyes’ trasladada a los violines. ¡Hasta ‘Darkness’ suena delicada y agradable!

 

Lo que en principio parece un tema inédito, ‘A Quiet Moment’, en realidad no es más que un sonido ambiente casi inaudible que nos hace respirar aliviados de que no haya más composiciones nuevas en el álbum, visto el estado creativo de su autor. En cualquier caso, no estamos ni mucho menos ante un álbum imprescindible dentro de la carrera de Peter Gabriel pero, salvo que tengas una aversión congénita a la música orquestal, vale la pena echarle un vistazo. Quitando los temas señalados como desaciertos absolutos y si nos dirigimos directamente al segundo disco instrumental, gana por bastante a las versiones orquestales que hizo Paul McCartney de sus canciones en Working Classical. Ya es una referencia.

RECOPILATORIOS

HIT

Año de publicación: 2003

Este doble álbum recopilatorio recoge una panorámica de toda la obra de Peter Gabriel hasta esa fecha, que en la práctica es más o menos lo mismo que decir que de toda su carrera, puesto que después llegarán solamente los discos de versiones y regrabaciones. Para la ocasión fue grabado un tema nuevo, ‘Burn You Up, Burn You Down’, que parece una imitación de sí mismo y que justifica el oasis creativo en el que se vio sumergido tras Up.

 

De los temas ya conocidos, algunos de ellos aparecen en formatos diferentes a los originales. Grabada en directo, encontramos ‘Downside-Up’, cuya única motivación parece ser el amor de padre que desea que su hija aparezca en el recopilatorio cantando con él, aunque no está mal la interpretación y es lo mejor de todas las novedades incluidas. De ‘Here Comes The Flood’ encontramos una irrelevante regrabación a piano de 1990.  Luego, un nuevo mix modernizado pero intrascendente de ‘I Have The Touch’ para una banda sonora de los noventa, del que solo puede decirse que el responsable de la nueva mezcla fue Robbie Robertson (The Band), así como una versión más discotequera y floja de ‘The Tower That Ate People’. También para otra banda sonora, la de Philadelphia (primera incursión hollywoodiense de Antonio Banderas, en 1993), fue compuesta la olvidable ‘Lovetown’.

VÍDEOS

SECRET WORLD LIVE

Año de publicación: 1994

Este film nos permite asistir a la experiencia de un concierto del Peter Gabriel de principios de los noventa, concretamente de 1993, de cuando Us era su álbum más reciente y por ello se interpreta más de la mitad de su contenido. El resto del repertorio recoge algunas de sus canciones más conocidas, pero deja muy de lado sus primeros álbumes, que son los mejores. Pero bueno, el Peter Gabriel de los directos se dirige principalmente a epatar al público y por ello se utilizan recursos escenográficos y la tecnología del momento para hacer en el escenario cosas que nadie había hecho hasta ese momento. Musicalmente no decepciona porque los músicos que le acompañan (como el bajista Tony Levin) son de contrastada categoría, pero en comparación resulta más emocionante su concierto de la década siguiente, Growing Up Live, donde saben extraer el potencial de las composiciones.

PLAY: THE VIDEOS

Año de publicación: 2004

Recopilación de los vídeos musicales que Peter grabó durante su carrera hasta ese año. La diferencia es evidente entre los vídeos pre-So y los posteriores, puesto que el mismo Gabriel confiesa que en So puso mucho interés en que fueran una extensión más de su producción artística. Se puede programar el DVD para que antes de (casi) cada vídeo musical haya una breve introducción con algún que otro comentario de Gabriel sobre él, muchos de ellos de la propia época del vídeo. Así, confiesa la gran cantidad de días y horas que supuso la filmación de ‘Sledgehammer’, en su estilo stop-motion, donde está todo hecho de manera tradicional. ‘Big Time’ es también en ese estilo y su música deja mejor sensación con el acompañamiento de las imágenes. Resulta emotivo el vídeo de ‘Biko’, recogido de una interpretación en directo con unas palabras introductorias de Peter, donde a continuación se suceden imágenes de la película Grita Libertad (Cry Freedom, 1987, dirigida por Richard Attenborough), la cual trata sobre el suceso de Biko, con la imagen superpuesta a un lado de Peter Gabriel cantando. Esto también nos indica que la canción fue reeditada con motivo de la película, ya que originalmente data de 1980. En los extras del DVD encontramos la sorpresa de otro vídeo adicional, el de la antigua ‘Modern Love’ del álbum de debut, que por otra parte no es gran cosa visualmente.

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