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THE WHO

THE WHO SINGS MY GENERATION

Año de publicación: 1965

Puntuación:

1) Out In The Street; 2) I Don't Mind; 3) The Good's Gone; 4) La-La-La-Lies;

5) Much Too Much; 6) My Generation; 7) The Kids Are Alright; 8) Please, Please, Please; 9) It's Not True; 10) The Ox; 11) A Legal Matter; 12) Instant Party (Circles).

The Who son uno de los más grandes grupos de la historia del rock, con uno de los mejores guitarristas rítmicos que ha habido (Pete Townshend), uno de los mejores bajistas, quizá el mejor (John Entwistle), uno de los mejores baterías (Keith Moon) y uno de los… bueno, hubo momentos en que fue también uno de los mejores cantantes del rock (Roger Daltrey). En su primer disco se les nota que todavía no habían definido el camino que iban a seguir, pero viendo los resultados obtenidos se irá perfilando claramente la esencia de la banda y hacia dónde debían ir. Igual que cambiaron varias veces de nombre (Detours, High Numbers), también hubieron de probar varios caminos para ir definiéndose musicalmente, pues bebían de la música norteamericana como todos los grandes grupos británicos, en este caso más enfocados al R&B.

Cuando comienza el disco, no deja de ser una sorpresa empezar a escuchar los primeros acordes de ‘Anyway Anyhow Anywhere’ y pensar que algo debe de haber mal en los créditos, pero enseguida vemos que ‘Out in the Street’ únicamente se asemeja en ese mismo inicio, que también se repetirá al final. El álbum contiene dos versiones de canciones de James Brown (‘I Don't Mind’ y ‘Please, Please, Please’), que se pueden considerar lo peor del contenido (sobre todo ‘Please…’), y es que de entrada solo la idea de pensar en Daltrey intentando emular a la bestia que era James Brown ya pega risa, algo que queda plenamente confirmado en escuchar su interpretación. Hay que indicar que se editaron dos álbumes diferentes en EEUU (el que estoy comentando yo) y el Reino Unido, con la única diferencia/pecado de cambiar ‘Instant Party’ por una versión de Bo Diddley, además del orden de algunas canciones. Y es que ‘Instant Party’ es una gran pieza experimental que se adelanta a la psicodelia que todavía tardaría una año más en llegar. Al menos si que podemos encontrar en ambas versiones del disco el tema ‘The Ox’, un instrumental también experimental en honor al apodo de Entwistle y donde el grupo toca un sonido duro como nadie lo hacía todavía, para mayor gloria del bajista, que es quien lleva el peso de la pieza.

 

En cualquier caso, pronto llega uno de los grandes clásicos de este disco, ‘The Good's Gone’. Con una guitarra inicial amenazadora e intrigante que da paso a un ritmo no menos agresivo acompañado por una interpretación vocal acorde a estas sensaciones. ‘La la la Lies’ y ‘Much Too Much’ no dejan de ser un híbrido R&B y pop sin muchas pretensiones (‘It's Not True’ es algo mejor por sonar más variada y por su buen piano), nada comparadas con ‘The Kids Are Alright’, una de sus joyas pop, con un estribillo complejo donde demuestran su buen trabajo en las armonías vocales. Así como ‘A Legal Matter’, otra joya R&B también entroncada con el pop, que presenta una guitarra afilada a lo Rolling Stones y otra gran parte de piano cortesía del gran músico de sesión Nicky Hopkins.

 

Y como acabar estos comentarios sin mencionar la canción estrella del disco y posiblemente de toda la discografía de este grupo. ‘My Generation’ es una canción que, aunque suene obvio decirlo, define a toda esa juventud rebelde pre-hippy. Con un ritmo duro, un Daltrey tartamudeando pero firme definiendo a su generación y un intermedio instrumental donde Entwistle vuelve a afianzarse como candidato a mejor bajista del rock, los Who nos dejan sin respiración al final, con un final apoteósico donde los tres instrumentos crean un muro de sonido proto-grunge y un feedback que será marca de la casa en los años venideros, sobre todo en las actuaciones en directo. Es un tema que en apariencia suena a típico R&B pero que cuando nos fijamos en los detalles citados es cuando podemos valorar su grandeza.

 

En resumen, estamos ante un primer disco con ciertos altibajos que no empañan las grandes canciones que hay en él, y por suerte Daltrey ya no volverá a intentar imitar a nadie y encontrará su propia forma de cantar, que junto al desarrollo compositivo del grupo permitirá que vayan consiguiendo mejorar con el paso de los años.

1) Run Run Run; 2) Boris The Spider; 3) I Need You; 4) Whiskey Man; 5) Heatwave;

6) Cobwebs And Strange; 7) Don't Look Away; 8) See My Way; 9) So Sad About Us;

10) A Quick One, While He's Away;

[BONUS TRACKS]: 11) Batman; 12) Bucket T; 13) Barbara Ann; 14) Disguises;

15) Doctor, Doctor; 16) I've Been Away; 17) In The City; 18) Happy Jack (acoustic version); 19) Man With The Money; 20) My Generation/Land Of Hope And Glory.

A QUICK ONE

Año de publicación: 1966 

Puntuación:

El problema que presenta este disco es que se democratizaron en demasía, es decir, que todos los miembros contribuyeron con composiciones propias, aunque por suerte Entwistle se destapó como muy buen compositor y Keith Moon no metió la pata, pero no obstante la canción de Daltrey sí que es lo peor del disco; todo ello quizá también provocara una relajación inconsciente de Townshend en lo que le correspondía. La causa que motivó la llegada de esta democracia al grupo no fue una decisión sociopolítica precisamente, sino que se negoció un adelanto de 500 libras de entonces para la composición, con lo cual todos se volvieron compositores instantáneamente (en el libreto del CD hay incluso una foto de Daltrey con el Volvo que se compró gracias a ese adelanto, el muy pillo).

 

El disco empieza con ‘Run Run Run’, un R&B que es incluso bailable, de los que los Who ya eran maestros. A continuación llega una de las canciones clásicas del grupo, ‘Boris The Spider’, escrita por Entwistle como se puede distinguir con las líneas de bajo de la entrada, que definirán también el estribillo. En las composiciones de Entwistle encontramos unas estructuras originales para el sonido del grupo y un humor inglés en las letras que las hace muy amenas, solo hay que escuchar ‘Doctor, Doctor’ de los bonus tracks, sobre un hipocondríaco que va al médico, para tener otro ejemplo de gran canción con una letra ingeniosa y graciosa, con una interpretación vocal histérica que encaja a la perfección. Aunque para letra hilarante está ‘Whiskey Man’, historia de un alcohólico con problemas mentales que vive feliz en su mundo hasta que acaba en una celda psiquiátrica donde no puede entrar su amigo imaginario. Lástima que musicalmente no sea tan destacable.

 

Por otro lado, lo de Keith Moon resulta una gran sorpresa, no porque sean unas canciones espectaculares, sino porque lo que cualquiera podría esperar de él es una gran bazofia, pero al contrario tenemos ‘I Need You’ (nada que ver con la canción de los Beatles), una canción con mucha fuerza y melodía pegadiza que da ganas de escuchar más veces, y después tenemos ‘Cobwebs And Strange’, donde todos los del grupo se pusieron a tocar cualquier cosa que pillaban por el estudio y consiguieron así una canción festiva/de feria. Lo de Roger Daltrey, mejor no perder mucho tiempo, una melodía simple con una letra vergonzosa (da tanta vergüenza que ni la voy a copiar aquí, solo diré que en 8º de EGB [2º de ESO para los más jóvenes] yo podría haber escrito algo mejor en inglés). Al menos el sonido, que es así como sucio, le da un toque diferente, pero nada mejor se puede decir.

 

Y bueno, queda Pete Townshend, que ya hemos dicho que se relajó un poco el chaval confiando en las aptitudes de sus compañeros, por lo que hasta acabaron metiendo una versión de una canción Motown (‘Heatwave’) que queda fenomenal pasada por el estilo Who. También compuso la convencional ‘Don't Look Away’, pero lo que se suele destacar de Townshend aquí es ‘So Sad About Us’, canción que versionaron The Jam, pero que yo personalmente tampoco la pondría al nivel de otros clásicos. Pero es una buena canción de armonías vocales, por supuesto. Para el final del disco original, quedó el primer ejemplo de miniópera en la música rock (‘A Quick One, While He's Away’), pero hay que decir que esa no era la intención inicial de Townshend. Había diez minutos para rellenar en el disco y lo que primero pensó era en una canción que se alargara hasta llegar a esa duración, pero después pensaron: ¿por qué no hacer en vez de eso diez canciones de un minuto de duración? Y esa idea más o menos es la que plasmaron, narrando a lo largo de diferentes canciones enlazadas la historia de una chica que, ante la ausencia de su enamorado, se encuentra al maquinista Ivor “the engine driver” (empleando para ello un ritmo que recuerda a la marcha del tren) y algo pasa entre ellos antes de que el enamorado vuelva… Todos estos temas engarzados varían en tono e incluso en estilo, pues podemos encontrarnos desde secciones al estilo Beach Boys (la de "We'll soon be home", que además comienza con un ritmo de bajo similar al de 'California Girls' de Wilson & Co.) hasta otras de corte operístico como en el tramo final con los "You're forgiven". Lo que hay que decir es que esta mini-ópera la mejoraron muchísimo en directo, donde no hay que perderse su interpretación en el Rolling Stones Rock And Roll Circus (lo mejor de todo el DVD), la cual también podemos encontrar en la gran película documental The Kids Are Alright.

 

Por último, hay que destacar unos buenos bonus tracks en la versión remasterizada del disco, donde encontramos tres composiciones de Entwistle, una de ellas ya nombrada anteriormente, y las otras dos el vals de ‘I've Been Away’ y la recreación de ambiente juvenil al estilo de los Beach Boys que es ‘In The City’, donde Entwistle toca también los instrumentos de viento como la trompeta o la trompa, que tan bien se le daban. También encontramos una canción que anunciaba la incipiente psicodelia (‘Disguises’), varias versiones de canciones, entre ellas el tema de Batman y ‘Barbara Ann’, la cual volverían a tocar a petición del director en The Kids Are Alright, o ‘Man With The Money’ de los Everly Brothers, que los Who hacen suya gracias a su magistral interpretación instrumental y que está entre lo que más me gusta de este disco. También aparece una versión acústica de su single de éxito ‘Happy Jack’, que no deja de ser agradable también en ese formato.

1) Armenia City In The Sky; 2) Heinz Baked Beans; 3) Mary Anne With The Shaky Hand;

4) Odorono; 5) Tattoo; 6) Our Love Was; 7) I Can See For Miles; 8) Can't Reach You;

9) Medac; 10) Relax; 11) Silas Stingy; 12) Sunrise; 13) Rael 1;

[BONUS TRACKS]: 14) Rael 2; 15) Glittering Girl; 16) Melancholia;

17) Someone's Coming; 18) Jaguar; 19) Early Morning Cold Taxi;

20) Hall Of The Mountain King; 21) Girl's Eyes;

22) Mary Anne With The Shaky Hand (alternate version); 23) Glow Girl.

Puntuación:

Año de publicación: 1967

THE WHO SELL OUT

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Aquí tenemos uno de los primeros discos conceptuales de la historia, un concepto vago por otro lado, pero al fin y al cabo se trata en general de un conjunto de canciones-viñetas (lo de viñetas tanto por las letras como por la portada) sobre las inquietudes adolescentes del momento hilvanadas en algunos casos con pequeños jingles de anuncios hechos con melodías propias, siendo en global también un homenaje a las emisoras piratas de radio que eran las únicas que emitían música rock continuamente en esa época y que además daban voz a aquellos artistas que lo tenían más complicado en los medios oficiales. Todo ello, en la mayoría de los casos, hecho con ese punto de humor e ironía propio del grupo. Cabe decir que precisamente todos estos ingredientes son los que hacen de él un disco desconcertante, pues solo hay que darle a play y comenzar a escuchar “Monday, Chaaaaaannn!!!, Tuesday, Chaaaaaannnn!!!!, Wednesday….” para darse cuenta de que lo que estamos escuchando no es algo normal.

 

Pero pronto empieza la primera canción a sonar, un híbrido rock-psicodélico (sí, ya estamos en 1967, el año de la psicodelia) que nos empieza a transportar por el apasionante viaje que resulta ser este álbum. Este primer tema está compuesto por uno de los miembros del grupo Thunderclap Newman, amigo personal de Townshend, quien les devolvería el favor tocando el bajo en las grabaciones de ellos bajo seudónimo. Por otro lado, las composiciones de Entwistle son algo más discretas que en A Quick One, pero aun así son buenas excepto ‘Heinz Baked Beans’, a la que no puede llamarse ni siquiera canción, y donde se delata como ayudante compositivo de Moon en el disco anterior (¿no os recuerda un poco a ‘Cobwebs And Strange’?). En ‘Medac’ y ‘Silas Stingy’ está mucho mejor, aunque el estribillo de la historia del tacaño Silas acaba resultando muy repetitivo, aunque tiene un agradable estilo folk.

 

En ‘Mary Anne With The Shaky Hand’ tenemos uno de los mejores ejemplos de ese humor inglés-adolescente que encontramos en este disco. El protagonista de la historia bailó con Linda, Jean, Cindy… hasta que vio a Mary Anne, conocida entre los chicos por su mano trémula. El tema del onanismo ya había sido tratado con el mismo humor velado en el single ‘Pictures Of Lily’. Y es que Pete Townshend había mejorado muchísimo como compositor, y demuestra además una gran sensibilidad y emoción en canciones como ‘Can't Reach You’ (de memorable estribillo), ‘Our Love Was’ (con un gran y minimalista sonido de guitarra que probablemente gustó a Lennon para emularlo en su ‘Dear Prudence’) y ‘Sunrise’ (canción lenta acústica sencilla, pero de las que llegan muy hondo). En ‘Tatoo’ habla de lo emocionante y transgresor que resultó para dos hermanos hacerse un tatuaje, algo que hacía “hombre a un hombre”, con ese momento de humor en que dice que su padre le pegó a él porque en su tatuaje decía “Madre”, y como a su madre le gustó, entonces ella le pegó a su hermano. Todo ello está cantado desde el punto de vista de uno de los hermanos, de ahí su seriedad y emotividad en lo que nos narra. Jocosamente directa es ‘Odorono’, donde se nos cuenta el fracaso de una artista debido a que el hombre que debe contratarle (y del que está enamorada también) le acaba mostrando rechazo en ambos frentes debido a su falta de desodorante.

 

Más energía demuestra en canciones como ‘Relax’ (con unas armonías que recuerdan a los mejores Beach Boys pero pasados por el tamiz de la psicodelia) y una de las joyas del rock psicodélico: ‘I Can See For Miles’, con una gran recreación ambiental onírica conseguida con el uso inventivo de los instrumentos, y que fue lanzada como single pero no tuvo las ventas esperadas. Y para el final del disco tenemos una gran canción multisección (‘Rael 1’), donde toca el órgano el gran Al Kooper, que tiene un inicio parecido a una marcha militar y unos coros bastante complejos. Durante la canción se escuchará una parte instrumental que luego retomarían en ‘Sparks’ de Tommy. Y es que este disco es también un germen de Tommy, como se vuelve a comprobar en el bonus track ‘Glow Girl’ y su final “It's a girl, Mrs. Walker, it's a girl”. Por otro lado, no quiero dejar pasar ‘Rael’ sin escribir lo que cuenta Al Kooper en el libreto del CD sobre ella, pues dice que la grabaron casi toda en un solo día y lo dejaron todo sin guardar en el estudio porque acabaron hartos y pensaban seguir al día siguiente; entonces más tarde la mujer de la limpieza tiró por error las cintas de grabación a la basura y al día siguiente el ingeniero Chris Huston lo pudo salvar todo excepto los primeros 15 segundos (¡la parte más complicada!). Kooper no quiso perderse el anuncio de ese desastre a Pete Townshend. Chris Huston hablaba muy bajo a Townshend y Kooper solo pudo escuchar bien las últimas palabras: “Pete, lo siento pero estas cosas pasan a veces”. Entonces vio a Townshend empezar a caminar de un lado para otro de la sala de control del estudio hasta que de repente cogió una silla y la lanzó contra el cristal que hace de pared al estudio, 12.000 dólares de coste por la rotura. Entonces Townshend se volvió hacia el ingeniero y le dijo: “No te preocupes Chris… estas cosas pasan a veces”. Cada vez que lo leo me parto.

 

Lo último que queda comentar son los bonus tracks, que en general están bien, tiene una gran canción (‘Melancholia’), con el gran estribillo de ‘I've never felt so bad /, the virus drives me mad’ y el emotivo puente de “The sun is shining, but not for me”; un par de canciones olvidables de Daltrey y Moon, que como compositores quedaron definitivamente apartados (‘Early Morning Cold Taxi’ y ‘Girl's Eyes’, respectivamente); una buena versión del clásico de Grieg ‘Hall Of The Mountain King’; una versión alternativa de ‘Mary Anne’ con el órgano de Al Kooper pero que no mejora la otra versión; otra composición de Entwistle ‘Someone's Coming’, donde demuestra otra vez que sabe tocar instrumentos de viento; y todo ello sazonado con más jingles publicitarios no publicados, un par de ellos de Coca-Cola.

 

En resumen, un gran paso adelante y una de las joyas pop-rock de la época. Y para el próximo disco darían ese gran paso intelectual que ya habían demostrado que podían efectuar si seguían en el mismo camino de trabajo y esfuerzo.

TOMMY

Año de publicación: 1969

Puntuación:

1) Overture 2) It's A Boy; 3) 1921; 4) Amazing Journey; 5) Sparks;

6) Eyesight To The Blind (The Hawker); 7) Christmas; 8) Cousin Kevin; 9) The Acid Queen; 10) Underture; 11) Do You Think It's Alright?; 12) Fiddle About; 13) Pinball Wizard;

14) There's A Doctor; 15) Go To The Mirror!; 16) Tommy Can You Hear Me?;

17) Smash The Mirror; 18) Sensation; 19) Miracle Cure; 20) Sally Simpson; 21) I'm Free; 22) Welcome; 23) Tommy's Holiday Camp; 24) We're Not Gonna Take It.

Llegamos a uno de esos momentos históricos de la música al encontrarnos con la primera ópera-rock en lograr un éxito mundial (a Jesus Christ Superstar todavía le falta un año para llegar), si bien no es la primera ópera-rock en ser grabada, pues ese mérito le corresponde a los Pretty Things con su S.F. Sorrow de 1968. Pero Tommy significó un salto a la fama tan radical que Entwistle recordaba años más tarde que hubo gente que pensaba que Tommy era el nombre del grupo y The Who el disco.

 

La historia narrada en Tommy es un tanto difusa, pero para quien haya visto la película que realizaron en 1975 (apareciendo ellos mismos y muchos artistas invitados más), la trama queda más clara. Un suceso terrible hace que Tommy se quede ciego, sordo y mudo de forma incurable por el shock, para luego volverse un campeón del pinball y, sobre todo tras curarse, un ídolo de masas fervorosas. La idea de Pete Townshend parece buena, pero no estamos ante un autor literario sino musical, y por tanto es normal que eso haga resentirse el resultado final, pues el tema de la divinización fanática es susceptible de un análisis más profundo o más brillante. En cualquier caso, lo que sí que debe destacarse en esta obra es la eclosión final de Roger Daltrey como uno de los mejores cantantes de rock de la historia, modulando su voz según el tema y el personaje correspondiente.

 

Como toda ópera que se precie, tenemos una primera obertura con una gran melodía y elementos que se irán repitiendo a lo largo del álbum (y por otro lado hay bastantes elementos que se van repitiendo durante la obra, algo también propio de las óperas). Tampoco podían faltar diferentes partes corales (en ‘It's A Boy’, ‘Christmas’…); o muchas canciones cortas que sirven de anuncios e igualmente para hilvanar la sucesión de la historia narrada (‘Do You Think It's Alright?’, ‘There's A Doctor’, ‘Tommy Can You Hear Me?’, ‘Miracle Cure’), que aun siendo breves son muy buenas y le dan un gran dinamismo al conjunto del álbum. Aparte de la obertura inicial, hay también un par de temas instrumentales más, la curiosamente titulada ‘Underture’, que tiene algún que otro momento tedioso, y la grandísima y en parte conocida ‘Sparks’, pues su melodía principal ya la habíamos escuchado en The Who Sell Out.

 

John Entwistle contribuye con las composiciones donde se presenta a dos estrafalarios personajes de la obra: uno es el primo Kevin (‘Cousin Kevin’), que es un marrullero de cuidado y cuando se queda solo con Tommy le fustiga cruelmente; el otro personaje es el tío Ernie (‘Fiddle About’), que dejamos a la imaginación del lector qué es lo que puede hacerle a Tommy una vez que se queda a cuidarlo por la noche. Y es que ser sordo, ciego y mudo tiene muchos inconvenientes… pero no se puede negar el gancho rítmico que tiene el tema.

 

Keith Moon contribuye únicamente con ‘Tommy's Holiday Camp’, una chorrada de canción de feria que solo ayuda a seguir la historia, pues se trata del campamento que crean los familiares de Tommy para aprovechar su tirón de popularidad y hacer negocio. Por suerte, en esta época Daltrey ya no escribía canciones, o quizá sí pero fueran obviamente rechazadas por el resto del grupo. Y curiosamente aparece en esta ópera-rock una versión de la que no he escuchado el original, pero seguro que nada tiene que ver con el arreglo minimalista que tiene aquí ‘Eyesight To The Blind’, pues realizan una artística interpretación de lo que debió ser en su origen un blues, algo que no esconde Eric Clapton en su aparición en la película interpretando precisamente este tema.

 

Y bueno, en general tenemos muy buenas composiciones, que en las actuaciones en directo ganarían todavía mucha más fuerza, por eso si tu primera experiencia de este disco ha sido en directo (o incluso la banda sonora de la película), en este álbum de estudio se percibe una pérdida de fuerza pero al mismo tiempo en grado mayor se gana en sutilidad, algo más complicado de apreciar y por eso a veces este disco no es considerado como la obra maestra de los Who que a mí me parece. De hecho, esa es una de las diferencias características entre la banda de estudio y en directo: sutilidad vs. catarsis enérgica.

 

Pero no hay que olvidar grandes clásicos como ‘Pinball Wizard’, con su fenomenal riff de guitarra cada vez que cantan lo de “Sure plays mean pinball”; y por supuesto la canción final, ‘We're Not Gonna Take It’, canción multiparte –con repetición de la melodía principal incluida– que pasa de los famosos versos en la parte calmada y gradualmente emotiva de “See me, feel me, touch me, heal me” hacia la sección final coral del “Listening to you…” que pone los pelos de punta. Un final apoteósico para un disco también apoteósico.

 

Otros grandes momentos los tenemos en temas como ‘Smash The Mirror’, poseedor de un gran ritmo rock y variadas melodías para tan breve pieza; o con la pegadiza ‘Tommy Can You Hear Me?’ (pregunta que ya escuchábamos en ‘Christmas’), una simple canción acústica pero de las que dan ganas de acompañar cantando las armonías del grupo; y cómo no nombrar la canción rock de magnífico ritmo acústico y amenazante ‘I'm Free’, con un memorable Daltrey ofreciendo los mejores registros de su voz. Y también hay canciones que, aunque no tengan la grandeza de las anteriores, también son agradables de oír, como ‘The Acid Queen’, cantada por Townshend, la solemne ‘Sensation’ o ‘Sally Simpson’, la cual es de las más parecidas a una canción típica de rock, aunque en este caso de las buenas, mientras nos cuenta las andanzas de la joven Sally que sufre un cambio radical en su trayectoria vital tras descubrir un nuevo mundo alejado de la vida religiosa y piadosa inculcada por sus padres.

 

En definitiva, se trata de un gran conjunto de temas narrando una historia, con muchísimas melodías que evitarán cualquier atisbo de aburrimiento, y que será una merecida forma para ellos de entrar en la fama y la historia del rock definitivamente para siempre. La ambición artística de Pete Townshend no se acabaría aquí, pero en su siguiente proyecto le ocurriría un "Brian Wilson" y acabó descartando una pretenciosa obra metamusical que de todas maneras también daría sus frutos.

LIVE AT LEEDS

Año de publicación: 1970

Puntuación:

1) Heaven And Hell; 2) I Can't Explain; 3) Fortune Teller; 4) Tattoo; 5) Young Man Blues; 6) Substitute; 7) Happy Jack; 8) I'm A Boy; 9) A Quick One, While He's Away;

10) Amazing Journey/Sparks; 11) Summertime Blues; 12) Shakin' All Over;

13) My Generation; 14) Magic Bus.

Estamos ante el mejor disco en directo de la historia del rock (¡toma ya!) y no estoy exagerando. Si después del sonido, la cohesión y la fuerza que logran crear aquí únicamente tres músicos (recordemos que Daltrey solo canta) no te deja con la boca abierta, puedes dar por seguro que la música rock no es lo tuyo y que mejor te puedes quedar escuchando alguna radio-fórmula para entretener el oído. Yo lo que voy a comentar es una versión ampliada respecto a la original, que es la que poseo, aunque hay también una versión Deluxe más actual que incluye el concierto completo, que respecto a lo que yo tengo se diferencia en que incluye el repertorio de Tommy.

 

Hablando ya de lo que nos interesa, la música, estamos ante el ejemplo de lo que debe ser un disco en directo, puesto que las actuaciones donde los artistas se limitan a ejecutar lo mismo que en el disco de estudio, para mí carecen de especial interés salvo en verificar algún sonido que no quede claro de donde proviene. Y es que The Who es una de esas pocas bandas en las que el sonido en directo no tiene nada que ver con el estudio, misteriosamente en directo tienen una fuerza arrolladora que no se encuentra en ningún disco, solo hay que ver la transformación en hard-rock de una canción de rock'n'roll clásico como ‘Summertime Blues’, donde curiosamente Entwistle hace las voces graves que se escuchan.

 

Y si a alguien le puede haber parecido rockera alguna canción de los discos anteriores, que le eche un vistazo a éste. Solo la primera canción ‘Heaven And Hell’, escrita por Entwistle, es un ejemplo de superación del sonido hard-rock que ya estaba empezando a triunfar en esa época, increíble que hasta ese momento ni la hubieran publicado. Después viene ‘I Can’t Explain’, su primer single y otro ejemplo de que en sus inicios estaban absorbiendo/imitando lo que tenían alrededor, Daltrey a James Brown y Townshend en este caso el estilo de The Kinks. Respecto a ‘Fortune Teller’, la verdad que prefiero la versión más rítmica de los Rolling Stones, pero tampoco está nada mal. Y es que otro plus de este disco es que tiene muchas canciones que solo habían sido publicadas como singles y que aquí mejoran todavía más (‘Substitute’, que también suena más rockera, o ‘Happy Jack’, donde Moon sube el nivel con su estruendo percusivo); también sin haber sido publicada en LP, ‘Young Man Blues’, de Mose Allison, es todo un ejemplo de dominio de los silencios, con esas paradas en seco de los músicos para volver con extremada fuerza una y otra vez.

 

En este disco también tenemos una grandiosa interpretación de la mini-ópera 'A Quick One, While He's Away', aunque nada puede superar a verla en imágenes en la película documental The Kids Are Alright. Y de Tommy aparece simbólicamente la pareja de temas ‘Amazing Journey/Sparks’, que nos deja con las ganas de haber escuchado la versión íntegra del concierto (cuando compré el CD, todavía no habían publicado la versión Deluxe).

 

Con ‘Shakin' All Over’ hacen un guiño a sus inicios, pues se trata de una versión cuyo original pertenece a uno de los grupos que comenzaron al mismo tiempo que ellos, cuando The Who ni siquiera se llamaban así. Y se trata de otra canción fenomenal, con un ritmo amenazante y otra interpretación mágica/magistral de estos grandes músicos. Y bueno, luego llega ‘My Generation’, qué decir sobre ella cuando aquí dura más de diez minutos. Una interpretación que fascinará por su desarrollo instrumental, con falsos finales y con melodías nuevas que aparecen para crear una experiencia nueva en el concepto de esta famosa canción.

 

Personalmente, en lo que menos me gusta coincido con Entwistle, que es la final ‘Magic Bus’, ya que el ritmo se repite demasiado como para alargar tanto esta canción, aunque en este caso intuimos que la duración es debida a la interacción del grupo con el público. En cualquier caso, aquí tienes el único disco de rock en directo que debes comprar si solo quieres uno. Por mi parte, creo que nunca he vuelto a escuchar una actuación tan magistral en rock (bueno, el DVD de su concierto en la isla de Wight de 1970 estaría a la par).

WHO'S NEXT

Año de publicación: 1971

Puntuación:

1) Baba O'Riley; 2) Bargain; 3) Love Ain't For Keeping; 4) My Wife; 5) Song Is Over;

6) Getting In Tune; 7) Going Mobile; 8) Behind Blue Eyes; 9) Won't Get Fooled Again; [BONUS TRACKS]: 10) Pure And Easy; 11) Baby Don't You Do It; 12) Naked Eye;

13) Water; 14) Too Much Of Anything; 15) I Don't Even Know Myself;

16) Behind Blue Eyes (alternate version).

Estamos ante un grupo que está en su apogeo artístico, y este disco es buena prueba de ello. Además, contiene canciones de las consideradas clásicas del rock. Hay que decir que el álbum fue el resultado de un proyecto inicial abortado, una  nueva ópera-rock más ambiciosa sobre la unión e interacción música-intérpretes-público llamada Lifehouse, que finalmente sería descartada a favor de un disco rock más normal. Lo que encontramos novedoso aquí es el uso de sintetizadores, pero no como un vehículo en el que asentar el peso de la música, sino como un complemento más, experimentando Townshend con notas repetidas cíclicamente, tal como se puede comprobar muy pronto en la canción que inicia el disco, ‘Baba O'Riley’, que tiene ese inconfundible sonido sintetizado que se va repitiendo una y otra vez hasta que van apareciendo pequeñas variaciones y finalmente entra el grupo tocando esas simples tres notas que le dan un arranque inmejorable. Daltrey sigue siendo el rey de la interpretación rock y le proporciona un sabor épico, además de que podemos disfrutar de un delicioso puente cantado por Pete. Al final de la canción, Townshend se explaya un poco de más con los sintetizadores, dando la impresión de que era como un nuevo juguete para él.

 

A continuación, ‘Bargain’ es una canción de puro rock, con una guitarra rítmica impresionante y con Daltrey mostrando su lado más agresivo, algo que contrasta con la dulzura (dulzura en clave rockera) que demuestra en la gran balada de guitarra acústica ‘Love Ain't For Keeping’. Y es que en este disco Roger Daltrey vuelve a desplegar lo mejor de sí, uno de sus mejores discos como cantante.

 

Entwistle aporta su composición ‘My Wife’, otra buena pieza humorística que trata sobre un marido que no volvió a casa después de irse de fiesta y está acojonado de pensar que su mujer es capaz de matarlo (para partirse el final histérico repitiendo “She's coming!” --> “¡Ya viene!”, en referencia a la esposa). Musicalmente hablando es más discreta y no destaca mucho, quizá porque las trompetas sustituyen a lo que debería ser la buena guitarra de Townshend.

 

En cualquier caso, a partir de aquí enfilamos la parte más convencional del disco con las canciones que le siguen, lástima que no aprovecharan mejor la presencia de Nicky Hopkins al piano. ‘The Song Is Over’ es quizá la canción más mediocre del álbum, tiene un comienzo muy lento y el estribillo no es nada del otro mundo, pero se puede escuchar tranquilamente. ‘Getting In Tune’ también empieza muy lentamente pero es algo mejor, una canción de las que seguro formaron parte del primer proyecto Lifehouse, debido a su temática metamusical. Por otro lado, ‘Going Mobile’ no tiene mucha historia, pero al menos tiene un ritmo rápido y pegadizo.

 

Para el final del disco original nos dejan dos de sus canciones clásicas. ‘Behind Blue Eyes’ es una canción que empieza y sigue como una balada rock tranquila, para llegar a un final fuerte y apoteósico, de lo mejor que haya hecho el grupo, donde todos contribuyen con lo mejor de sus capacidades, gran Daltrey transmitiendo ese sentimiento de rabia contenida. Aunque para rabia desatada tenemos ‘Won't Get Fooled Again’, con ese grito intermedio y sobre todo el grito final desatado, para una canción un tanto pretenciosa como himno juvenil pero que se la puede considerar el arquetipo de gran canción rock. También hay que destacar aquí, nuevamente, el inteligente empleo de los sintetizadores para embellecer el resultado final.

 

En los bonus tracks encontramos también grandes canciones del grupo. ‘Pure And Easy’ es uno de sus más bellos ejemplos de metamúsica (“I listened and I heard music in a word”), con un gran estribillo y varias partes diferentes, todas ellas geniales. ‘Baby Don't You Do It’ es una buena versión de una canción conocida inicialmente gracias a Marvin Gaye. ‘Naked Eye’, es el ‘Young Man Blues’ compuesto por Townshend, una canción de cortantes y precisos cambios de ritmo en su estribillo instrumental, en una perfecta interpretación de las que abren los ojos a cualquiera.

 

A continuación, tenemos la pesada ‘Water’, que era una de sus favoritas en directo pero que se hace muy repetitiva y no tiene nada de gancho. Las dos siguientes canciones son más discretas comparadas con el nivel del álbum, pero son también buenos temas, la calmada ‘Too Much Of Anything’ y la más agresiva ‘I Don't Even Know Myself’, que suena a combinación lineal de composiciones anteriores. Lo cual nos deja al final con una buena versión alternativa de ‘Behind Blue Eyes’ que presenta la novedad de Al Kooper tocando el órgano (parece que desde que por accidente lo tocó en ‘Like A Rolling Stone’ de Dylan, le cogió gusto al instrumento).

 

Acabamos aquí con lo que algunos consideran el mejor disco del grupo, aunque yo no soy de esa opinión por los momentos algo flojos que he comentado, lo cual no le exime de ser una obra maestra igualmente.

QUADROPHENIA

Año de publicación: 1973

Puntuación:

CD I: 1) I Am The Sea; 2) The Real Me; 3) Quadrophenia; 4) Cut My Hair;

5) The Punk And The Godfather; 6) I'm One; 7) The Dirty Jobs; 8) Helpless Dancer;

9) Is It In My Head; 10) I've Had Enough.

CD II: 1) 5:15; 2) Sea And Sand; 3) Drowned; 4) Bell Boy; 5) Doctor Jimmy;

6) The Rock; 7) Love, Reign O'er Me.

Segunda ópera-rock de Townshend, en este caso en un doble LP, aunque aquí los elementos operísticos queden más difusos. Por otro lado, si en The Who Sell Out se trataban algunas viñetas de la vida y sensaciones de cualquier adolescente entre los quince y dieciocho años, que está descubriendo el mundo, en Quadrophenia podríamos decir que tenemos lo mismo pero para un joven algo más crecidito: ganas de ir vestido a la moda y pertenecer a una tribu urbana, deseo de emancipación, las peleas (la famosa batalla entre rockers y mods en la playa de Brighton), los desengaños ante la realidad de la gente idealizada, etc. Todo ello con el hilo conductor de un personaje a quien en su interior se plantan batalla cuatro facetas de su personalidad (de ahí el nombre del disco).

 

Debo confesar que la primera vez que lo escuché me resultó algo decepcionante, me esperaba más. Quizá sea por el flojo comienzo y también algo de monotonía que se encuentra en la primera mitad del segundo disco. Pero bueno, el tiempo me hizo apreciar cada vez más esta gran obra.

 

Pero pasemos a la música. Como en toda ópera, están la obertura y los intermedios instrumentales (‘Quadrophenia’ y ‘The Rock’, respectivamente) donde aparecen algunas de las melodías que se encontrarán en otras canciones, todo ello conjuntado magistralmente en estas dos piezas. El inicio del disco con ‘I Am The Sea’ es una simple presentación de las cuatro personalidades del protagonista con extractos difusos de las cuatro canciones que definen cada una de ellas, además de ese sonido del mar que atravesará todo el álbum y nos preparará para el trágico final. Esta presentación enlaza rápidamente con la primera canción rock, ‘The Real Me’, canción de ritmo rápido pero que lo único que la salva de la mediocridad es el bajo de Entwistle. Precisamente este disco es toda una maravilla de cómo tocar este instrumento, pues te guste más o menos cada una de las canciones, tiene un sonido increíble. Al hilo, de ‘The Real Me’, ‘The Punk And The Godfather’ es otra canción rock también normalita, pero al menos tiene una estructura variada que la hace más entretenida.

 

Como ya he comentado, este inicio bastante convencional, así como la primera mitad del segundo disco, son lo que no la puede convertir en la mejor obra del grupo. Y la verdad que ‘5:15’ y ‘Sea And Sand’ están bastante bien, sobre todo la segunda con su tierna parte de “The girl I love is a perfect dresser…”, pero no tienen ese carácter memorable que presentan muchas otras canciones de este álbum. ‘Drowned’ es de las canciones más convencionales del disco, lo único reseñable es el piano que suena al inicio y en el retorno a la estructura inicial, a cargo de un tal Chris Stainton. ‘Bell Boy” tiene un buen inicio marcado por los sintetizadores, pero el estribillo es quizá lo peor del disco, demasiado simplón y repetitivo, aunque es precisamente de lo poco que recuerda a unos coros operísticos.

 

Después de comentar los puntos flojos del disco, sigamos con todo lo bueno que nos queda. En ‘Cut My Hair’ se nos habla de la angustia existencial del protagonista, que no encaja en el mundo que quieren sus padres, además de su pertenencia a la tribu de los mods, preparados siempre para pelearse en la playa. Tiene un gran estribillo largo y elaborado, y conforme avanza el tema a su vez va siendo cantado con diferente entonación, acorde al sentimiento con que se  lanza cada frase. La angustia existencial vuelve a aparecer pronto en ‘I'm One’, otra gran canción rockera con una buena guitarra rítmica. Y la queja por un trabajo poco cualificado la encontramos en ‘The Dirty Jobs’, una llamada a la acción ante la injusticia, con un memorable puente en la parte final donde Daltrey canta, entre otras cosas, “If you let them do it to you / You’ve got yourself to blame” (“Si dejas que te lo hagan, tendrás que culparte a ti mismo”).

 

En cambio, ‘Is It In My Head’ tiene al menos una letra positiva, con otro gran estribillo y otro memorable puente en el “I feel I’m being followed…”. Aunque positiva entre comillas, pues al tener esos mismos pensamientos positivos el protagonista se pregunta si no estarán solamente en su cabeza o en su corazón, no en la realidad. Así que este oasis de optimismo se vendrá abajo en la última canción del primer disco, ‘I've Had Enough’, donde aparece ya en su letra un hastío de la vida en general, y por ello brevemente se oirá el “Love, reign o’er me…”, preludio de lo que será el final de la obra. Y no hay que olvidar tampoco esa especie de trasunto de zarzuela que es el ritmo de ‘Helpless Dancer’, el cual curiosamente da paso a un breve extracto de ‘The Kids Are Alright’ de su disco de debut.

 

Este final está compuesto por tres grandes piezas, la ya comentada ‘The Rock’ y dos de los monstruos de este disco. Uno es ‘Doctor Jimmy’, con un gran uso de los sintetizadores nuevamente, un canto rabioso de Daltrey que nos transmite el grado de desquiciamiento al que llega el protagonista, un gran estribillo y la memorable sección intermedia donde cantan “Is it me, for a moment?”.

 

Por último, nos queda un final apoteósico (como la mayoría de obras maestras). ‘Love, Reign O'er Me’ comienza con unos sonidos de tormenta que presagian algún suceso trágico. De momento, empiezan a sonar unas notas de piano, que poco a poco van formando una gran melodía, lo cual da paso a la entrada de todos los instrumentos, el sintetizador y la inolvidable interpretación de Daltrey. Una de las canciones más majestuosas, elegantes y poderosas del repertorio del grupo.

 

Por desgracia, esta será la última obra maestra del grupo, que todavía hará algunos discos buenos y otros más flojos pero sin llegar a la altura de los comprendidos desde el 67 hasta el 73.

ODDS & SODS

Año de publicación: 1974

Puntuación:

1) I'm The Face; 2) Leaving Here; 3) Baby Don't You Do It; 4) Summertime Blues;

5) Under My Thumb; 6) Mary Anne With The Shaky Hand; 7) My Way;

8) Faith In Something Bigger; 9) Glow Girl; 10) Little Billy; 11) Young Man Blues;

12) Cousin Kevin Model Child; 13) Love Ain't For Keeping; 14) Time Is Passing;

15) Pure And Easy; 16) Too Much Of Anything; 17) Long Live Rock;

18) Put The Money Down; 19) We Close Tonight; 20) Postcard; 21) Now I'm A Farmer; 22) Water; 23) Naked Eye.

Disco recopilatorio de algunos singles y sobre todo canciones no publicadas con anterioridad, aunque dos de ellas serían incluidas posteriormente como bonus tracks en algunos de los discos previos (‘Glow Girl’ y ‘Too Much Of Anything’). Y en global es como un recorrido por su trayectoria oculta, pues se abarca desde su primer single hasta el año de publicación del presente disco.

 

Precisamente de los inicios del grupo con el nombre de The High Numbers tenemos ‘I'm The Face’, su primer single, que es directamente una copia con diferente letra de ‘Got Love If You Want It’, de Slim Harpo y popularizada por los Rolling Stones. Y precisamente de estos últimos realizan una buena versión de ‘Under My Thumb’ pero que en ningún momento supera –ni siquiera iguala– el original.

 

Unas cuantas versiones más tenemos por parejas, en primer lugar ‘Leaving Here’ y ‘Baby Don't You Do It’, del trío de compositores Dozier/Holland/Holland, siendo ambas dos buenos ejemplos de R&B rítmico y potente. Hay un par de temas de Eddie Cochran, la archiconocida ‘Summertime Blues’, que ya sabemos que era una de las habituales en el repertorio en directo del grupo y a la que daban un tratamiento más duro, y ‘My Way’, que tiene un resultado mucho más discreto y convencional. La versión de estudio de ‘Young Man Blues’, de Mose Allison, deja en evidencia la diferencia entre el sonido en directo y en estudio de The Who, pues aunque el tema no está nada mal, se pierde toda la fuerza de la transición entre la parte cantada y los fieros intermedios instrumentales.

 

Tenemos un par de tomas alternativas electrificadas de canciones originalmente acústicas en sus correspondientes discos. Una es ‘Mary Anne With The Shaky Hand’, la cual aparece en una versión electrificada y con órgano, pero diferente a la incluida en los bonus tracks de The Who Sell Out, por lo que seguramente será la segunda de las tres versiones que grabaron, de acuerdo a lo que se dice en el libreto de dicho disco. La otra es ‘Love Ain't For Keeping’, que queda mejor en su versión más acústica del Who's Next por su letra amorosa, y que aquí tiene una segunda parte instrumental que complementa muy bien el sonido de la primera.

 

La gran ‘Pure And Easy’, que tanto me encantó en Who's Next, aquí lo sigue haciendo pero en una versión diferente, aunque si hubiera que hacer una comparación me quedaría con la otra, pues aquí da la ligera sensación de que se ha perdido algo de la fuerza que tenía aquélla. Pero aún así es un tema genial. Por otro lado, el a veces destacado boogie de ‘Long Live Rock’ a mí no me seduce demasiado, pues aunque tiene la fiereza rockera y algunos buenos detalles típicos del grupo, el estribillo no es muy inspirado y parece metido con calzador porque no tuvieran otra manera mejor de finalizar cada sección.

 

Hay también unos cuantos temas de Townshend que suenan bien pero que son más discretos y poco se puede decir de ellos, como es el caso de ‘Faith In Something Bigger’, ‘Time Is Passing’ (que copia algo de ‘Chimes Of Freedom’ de Dylan), ‘Put The Money Down’ o ‘We Close Tonight’, la cual recicla el ritmo de ‘Tommy Can You Hear Me?’.

 

John Entwistle aporta dos composiciones, que no están a la altura de lo que se puede esperar de él. La primera es ‘Cousin Kevin Model Child’, que no pasa de ser un vulgar blues adornado con una simplona trompeta y que al menos tiene un coro final que hace despertar el tema. Y ‘Postcard’ parece una recreación mucho menor de ‘My Wife’, menos inspirada y con una letra sin pizca de gracia. A continuación, la cosa todavía empeora cuando empieza ‘Now I'm A Farmer’ (ésta compuesta por Townshend), pues parece que vamos a escuchar nuevamente ‘I've Had Enough’ de Quadrophenia, pero por desgracia nada tiene que ver y lo que parece es un reciclaje de elementos de otras canciones anteriores mejores, de hecho a mitad de la canción nos encontramos la misma percusión que en la parte de ‘We'll Soon Be Home’ de ‘A Quick One’. Aunque para pastiche de otros temas tenemos ‘Little Billy’, que empieza igual que la obertura de Tommy y a continuación la parte vocal recuerda mucho a ‘Odorono’ de The Who Sell Out. Tras ‘Now I'm A Farmer’ llega ‘Water’, que a mí siempre me ha parecido bastante aburrida por su ritmo lento y su demasiado repetitivo estribillo. Menos mal que el broche final del álbum con la versión de estudio de ‘Naked Eye’ nos devuelve a las mejores virtudes del grupo, en un gran tema que combina su melódica estrofa con un fiero estribillo instrumental liderado por un magnífico riff de guitarra.

 

La publicación de este recopilatorio quizá fue el indicador claro de que el grupo necesitaba un descanso, descanso que quizá fue demasiado escaso porque luego llegaría un disco más flojo de lo habitual. Buen disco, pero más flojo.

TOMMY [BSO]

Año de publicación: 1975

Puntuación:

CD I: 1) Overture from Tommy 2) Prologue 1945; 3) Captain Walker/It's A Boy;

4) Berny's Holiday Camp; 5) 1951/What About The Boy?; 6) Amazing Journey;

7) Christmas; 8) Eyesight To The Blind; 9) The Acid Queen;

10) Do You Think It's Alright? (1); 11) Cousin Kevin; 12) Do You Think It's Alright? (2);

13) Fiddle About; 14) Do You Think It's Alright? (3); 15) Sparks; 16) Extra, Extra, Extra; 17) Pinball Wizard.

 

CD II: 1) Champagne; 2) There's A Doctor; 3) Go To The Mirror;

4) Tommy Can You Hear Me?; 5) Smash The Mirror; 6) I'm Free; 7) Mother And Son;

8) Sensation; 9) Miracle Cure; 10) Sally Simpson; 11) Welcome; 12) T.V. Studio;

13) Tommy's Holiday Camp; 14) We're Not Gonna Take It;

15) Listening To You/See Me, Feel Me.

Quizá era solo cuestión de tiempo que las óperas-rock de The Who fueran trasvasadas al lenguaje cinematográfico, de ahí que a lo largo de la década ambas obras fueran filmadas. La primera en realizarse fue Tommy, que para la ocasión pudo contar con la participación de muchos músicos de gran nivel como Eric Clapton, Elton John o Tina Turner. Como los personajes principales, quitando Tommy (que obviamente debía de ser Daltrey), recayeron en actores profesionales, Ann-Margret y Oliver Reed asumen el rol de cantantes en buena parte de las canciones, algo que en el caso de Reed resulta desastroso, pues su voz no es nada apta para el canto y, salvo algunos momentos puntuales, provoca más rechazo que placer escucharle. Ann-Margret parece que venía más rodada después de haber actuado en películas de Elvis Presley, de hecho en ‘Smash The Mirror’ se la puede equiparar a cualquier cantante rock por su gran voz bien modulada que se apropia de la canción. También es justo destacar que en ‘What About The Boy?’ ambos actores realizan una gran interpretación a dúo, transmitiendo todo el frenesí desquiciado tras el grave suceso que ocurre y que les obliga a interpelar duramente al pequeño Tommy, efecto todavía más grande cuando puede verse su expresión en la película.

 

Se realizaron regrabaciones de todas las canciones originales, no solo por los nuevos cantantes sino por todo el conjunto, utilizando sintetizadores como principal característica de los nuevos arreglos implementados para la ocasión, algo que en algunas ocasiones se vuelve excesivo. Además de redibujar el sonido original, se añadieron canciones adicionales y secciones nuevas para las ya existentes. Las letras también se modificaron ligeramente para darle algo más de sentido a la historia, aunque eso sea quizá lo menos relevante.

 

Los cambios más destacables en lo conocido con anterioridad se pueden señalar claramente: ‘Amazing Journey’ se transforma en una fiesta de sintetizadores que puede hacer temblar pensando en lo que nos podemos encontrar aquí; la devolución de ‘Eyesight To The Blind’ a su origen blues de la mano –nunca mejor dicho– de Eric Clapton; la apropiación de ‘Acid Queen’ por parte de Tina Turner, transformándola en un desenfreno al más puro estilo suyo de los setenta; la energía que imprimen Elton John y su banda al clásico ‘Pinball Wizard’, dotándolo de una fuerza descomunal tanto en su inolvidable riff de guitarra, su sección rítmica, como en su parte vocal, y añadiendo una magistral coda instrumental donde todos los músicos dan lo mejor de sí para ofrecer una versión que podría colocarse a la misma altura que el original; una demoledora versión de ‘I'm Free’, con una gran introducción y un riff reforzado al electrificarlo; y ‘Sally Simpson’, que pierde en el intento de sonar diferente al repetir hasta la extenuación el mismo riff y ralentizar su ritmo de manera que parece una modesta emulación del estilo de Bo Diddley. También cabría señalar la nueva obertura inicial (‘Overture From Tommy’), que incorpora elementos de muchas de las canciones aquí incluidas y resulta bastante entretenida.

 

Lo que no pudo mejorarse fue la peor composición del Tommy original, ‘Tommy's Holiday Camp’, que por si fuera poco aparece por partida doble, pues ‘Berny's Holiday Camp’ no deja de ser una reescritura para justificar en el guión de donde venía la idea de montar un campamento para idolatrar al líder de masas.

 

Sobre las canciones nuevas escritas para la ocasión, poco puede decirse puesto que su propósito es hilvanar el atropellado guión de forma que presente mayor coherencia, por lo que musicalmente no aportan nada destacable. ‘Do You Think It's Alright?’ se interpreta por triplicado, con ligeras variaciones en los arreglos; ‘Champagne’ no está mal aunque le sobren los sintetizadores, pero es otra buena demostración de Ann-Margret como cantante con la inevitable introducción del motivo de “See me, feel me”; ‘Mother And Son’ tiene la única misión de narrar el reencuentro de Tommy y su madre tras la curación de aquél; y ‘T.V. Studio’ es más olvidable todavía.

 

El mayor problema que presenta esta banda sonora respecto al original es que las regrabaciones de las canciones pierden buena parte de su frescura al emplearse sonidos de sintetizador a veces en cantidad excesiva. Quizá hubiera sido mejor idea recuperar la intención inicial de añadir sonido orquestal, pero al tratarse de una película destinada al público juvenil principalmente, el uso de sonidos más modernos puede que fuera el motivo que les hiciera decantarse por los sintetizadores. Las nuevas composiciones y detalles tampoco son gran cosa comparadas con el material original, un problema de ideas y de escritura que afloraría más claramente en su siguiente disco de estudio, pero aún así es una buena oportunidad de disfrutar nuevamente de las grandes canciones que componen esta obra pero en un envoltorio excesivamente más comercial.

1) Slip Kid; 2) However Much I Booze; 3) Squeeze Box; 4) Dreaming From The Waist;

5) Imagine A Man; 6) Success Story; 7) They Are All In Love; 8) Blue, Red And Grey;

9) How Many Friends; 10) In A Hand Or A Face;

[BONUS TRACKS]: 11) Squeeze Box (Live); 12) Behind Blue Eyes (Live);

13) Dreaming From The Waist (Live).

Puntuación:

Año de publicación: 1975

THE WHO BY NUMBERS

Con el grupo enfrascado en la plasmación de Tommy en cine junto a la grabación de discos en solitario por parte de todos sus miembros excepto Townshend, además de los periodos depresivos que acuciaban periódicamente a este último, parece que la originalidad no iba a ser a priori una de las características del nuevo disco de estudio de The Who. De hecho, así resultó. La unión de los cuatro vuelve a resultar excepcional para ejecutar otra impecable serie de canciones, muchas de ellas bañadas en el estado anímico de Townshend, compositor de prácticamente todo el disco. Pero desafortunadamente se echa mano demasiado de recursos ya conocidos, algo asumible siempre que al menos las composiciones permitan disfrutar de un rato algo más que agradable.

 

Para dejar una buena impresión inicial, ‘Slip Kid’ es un gran comienzo de álbum, con un gran ritmo adornado por un destacado piano –del gran Nicky Hopkins, cómo no– donde nos recuerdan más el sonido del Who's Next que el de Quadrophenia, aunque las líneas finales de estrofa (“No easy way to be free”) recuerdan a ‘Bell Boy’, del disco anterior. Y es que precisamente éste es el mayor problema que presenta este álbum, pues transmite una especie de deja-vu que nos hace pensar en detalles o elementos de las canciones ya empleados con anterioridad, o que al menos pueden haber sido reciclados. Eso mismo, sumado a que por momentos parece que se hayan vuelto una convencional banda de rock, como es el caso de ‘However Much I Booze’ o en ‘Squeeze Box’, hace que el disco en su conjunto baje enteros respecto a lo que el grupo había ofrecido hasta ese momento, aunque sean buenas canciones igualmente. Al menos ‘Squeeze Box’ tiene una letra graciosa que recuerda a esa manera de sugerir de forma muy escondida (aunque menos caústica de lo que hubiera hecho Frank Zappa) connotaciones sexuales al estilo de ‘Mary Anne With The Shaky Hand’, además del empleo de un banjo, instrumento poco habitual en el repertorio de The Who. De todo lo negativo que se ha dicho, ‘Dreaming From The Waist’ representaría el ejemplo perfecto, pues lo aúna todo junto al aburrimiento que transmite en su plomazo de estribillo, donde cada “I'm dreaming” obliga a resoplar una y otra vez. Y es que su parte principal es de lo más convencional, e instrumentalmente parece una versión desechable del sonido de Quadrophenia. No muy lejos quedaría la canción que cierra el LP original, ‘In A Hand Or A Face’, que al menos presenta un inicio enérgico e interesante, que es lo que salva este tema junto a la sección entre los 2:00 y los 2:40, para después sumergirse en ambos casos en un demasiado repetitivo “I am going round and round”.

 

Al menos cuando varían un poco el sonido, consiguen alegrar un poco su estilo, como es el caso de ‘They Are All In Love’, cantada por Daltrey también con algunos detalles desenfadados. Por otro lado, cuando Pete Townshend se dirige hacia su interior es cuando vuelve a recordarnos lo buen compositor que es, como es el caso de ‘Imagine A Man’, cantada por él mismo en un bonito inicio acústico y un perfecto enlace con el breve estribillo coral gracias al bajo de Entwistle, que permite adornarlo posteriormente con una precisa percusión de Moon. Y si señalábamos antes el uso del banjo, en ‘Blue, Red And Grey’ Townshend pasa a cantar acompañado de su ukelele y una trompeta probablemente tocada por Entwistle, quien recordemos que era diestro en tocar instrumentos de viento.

 

Pero para mí la mejor canción de este disco es ‘How Many Friends’, con su magnífico sonido épico adornado con soberbias líneas de guitarra, el insuperable piano de Hopkins y un impresionante bajo en las estrofas principales, más un poderoso estribillo de los que hacen comprender por qué Daltrey fue uno de los cantantes de rock más importantes. También su letra habla de un tema tan universal como la amistad, la verdadera amistad, con frases de las que más de uno seguramente podría aplicarse: “How many friends have I really got? / You can count 'em on one hand” (“¿Cuántos amigos tengo realmente? / Puedes contarlos con una mano”). De ahí su fuerza lírica al subir la intensidad del sonido cada vez que Daltrey se pregunta cuántos amigos tiene en realidad. Además, vuelven a regalarnos un middle-eight a la altura de sus mejores momentos (“It's all like a dream you know...”).

 

La única aportación de Entwistle a este disco (único compositor aparte de Pete) es la movida ‘Success Story’, una irónica visión algo autobiográfica quizás sobre el mundo de la música, con algunas púas como “I've gotta play some one-night stands / Six for the tax man, and one for the band”. No hay que perderse, pasados los dos minutos, un gran momento instrumental a la altura de ‘The Ox’. Aunque realmente no es su única aportación, pues la original portada del álbum también es obra de Entwistle, quien demuestra nuevamente su singular humor y su creativa forma de plasmarlo.

 

Por último, de los bonus tracks, que son canciones en directo, solo cabe destacar la interpretación de la siempre magistral ‘Behind Blue Eyes’, que si bien parece que pierde algo de la fuerza original, al menos presenta un enfoque diferente en la guitarra, con un gran riff melódico que compensa la parte vocal menos épica.

 

Tras este disco, que denota en algunos momentos algo de cansancio entre los miembros del grupo, habrá un descanso de tres años para poder renovar ideas y supongo que para disfrutar de algo de descanso después de diez años frenéticos donde el grupo alcanzó las cotas más altas artísticas y comerciales que cualquier artista pudiera soñar, dejando una honda impronta en los movimientos musicales posteriores y una avidez por seguir disfrutando de las composiciones de Townshend y Entwistle, así como con las insuperables actuaciones en directo del grupo. Así también tendrían tiempo para seguir desarrollando sus carreras individuales, destacando el gran disco que grabaría Pete Townshend junto a Ronnie Lane (antiguo componente de los Small Faces y gran amigo suyo), Rough Mix.

WHO ARE YOU

Año de publicación: 1978

Puntuación:

1) New Song; 2) Had Enough; 3) 905; 4) Sister Disco; 5) Music Must Change;

6) Trick Of The Light; 7) Guitar And Pen; 8) Love Is Coming Down; 9) Who Are You; [BONUS TRACKS:] 10) No Road Romance; 11) Empty Glass (demo);

12) Guitar And Pen (Olympic '78 Mix); 13) Love Is Coming Down (work-in-progress mix); 14) Who Are You (lost verse mix).

El último disco de Keith Moon con el grupo antes de su fallecimiento por consumo inadecuado de sustancias poco apropiadas (no queda mal como eufemismo) es sorprendentemente uno de los mejores discos de su carrera. Sorprendente no porque The Who no estuvieran todavía capacitados para desarrollar su abundante talento, pero sí por la alta consistencia que ofrecen en este disco después del ligero bajón de By Numbers y la regrabación menos imaginativa de Tommy.  Precisamente Moon no estaba en plena forma, aunque eso simplemente quiere decir que ya no es la furia controlada de su mejor época, pero sí posee la destreza suficiente para que su trabajo no desentone dentro del conjunto instrumental global.

 

Las dos primeras canciones no parecen aportar nada nuevo a lo que ya conocíamos. Por un lado, ‘New Song’ no suena demasiado esperanzador (no solo por su poco original título) al ofrecernos en primer lugar un artificial sonido de sintetizador y a continuación reminiscencias del ‘Bell Boy’ de Quadrophenia y del sonido electrónico de la banda sonora de Tommy. A continuación, la composición de Entwistle ‘Had Enough’ es más movida pero tampoco consigue asombrar, siendo la mejor parte la de “Fooling no one but ourselves”, el resto más de lo mismo. Aunque alguno podría atisbar en su sonido sintetizado un precursor de lo que haría gente como Van Halen en los ochenta, me refiero a su ‘Jump’.

 

Las otras dos canciones compuestas por John Entwistle están muy bien. Una es la entretenida ‘905’, donde se cuenta una historia de ciencia-ficción empleando una agradable melodía para ello, más pop que rock; la otra es la dosis de potente rock de ‘Trick Of The Light’, en los cánones de las mejores canciones del estilo y donde Daltrey sustituye cantando al bajista con buen criterio, puesto que se necesita una voz poderosa para acompañar una equivalente potencia sonora.

 

Mediante la canción ‘Who Are You’ vuelven a ofrecernos otro de esos loops electrónicos a los que se hicieron aficionados desde el Who's Next gracias a la inventiva de Townshend. Quizá el estribillo sea demasiado repetitivo y simple, pero el resto de la canción tiene gran fuerza, aportando otro gran momento en el pasaje cuasi-instrumental que acontece al retorno del estribillo, cuando entra la batería de Moon. Otra magnífica conjunción de loop electrónico pegadizo y memorables melodías es ‘Sister Disco’, donde vuelven a alternarse Daltrey y Townshend en la parte vocal como en los buenos tiempos.

 

En un estilo radicalmente diferente al resto del disco, ‘Music Must Change’ presenta una vertiente jazz y un intrigante ritmo, además de una buena cantidad de detalles instrumentales que junto a la potente interpretación de Daltrey transforma esta canción en toda una experiencia. Lo que caracteriza a ‘Guitar And Pen’ es, además de su artístico inicio, el entretenido ritmo que aparece al poco de empezar Daltrey a cantar y que parece extraído de la banda sonora de un western tipo Los Siete Magníficos, además de poseer diferentes secciones que la hacen bastante entretenida. También hay profusión de sintetizadores pero con la comedida mesura que conseguía Townshend, la ayuda en los teclados del gran Rod Argent (componente de los míticos Zombies y de Argent), además de incluirse en los bonus tracks un mix diferente que suena más auténtico sobre todo por la mayor prominencia de la batería y algunas líneas adicionales de guitarra. La canción que sí recuperaría algo de la épica y emoción de Quadrophenia es ‘Love Is Coming Down’, con un buen contraste entre la parte principal, el animado estribillo (“First chance...”) y el emotivo puente donde Daltrey canta en una delicada voz “I'm not a loser but did I really win?”.

 

En los bonus tracks podemos encontrar, además de tomas alternativas de algunas de las canciones ya comentadas, una emotiva balada liderada por el piano y cantada por Pete Townshend llamada ‘No Road Romance’, que sirve de perfecto preludio a la carrera en solitario de éste, la cual también viene ejemplificada en la demo de ‘Empty Glass’ (que daría título al siguiente disco de Pete).

 

Último gran disco del grupo que no superaría la falta de su batería original, puesto que  Townshend se centrará más en su carrera en solitario para dejar los restos guardados y destinados a las escasas nuevas grabaciones que se editarán de The Who, por otro lado más destinadas éstas a exprimir la fama conseguida con anterioridad que a mantenerla al menos.

THE KIDS ARE ALRIGHT

Año de publicación: 1979

Puntuación:

1) My Generation; 2) I Can't Explain; 3) Happy Jack; 4) I Can See For Miles; 5) Magic Bus; 6) Long Live Rock; 7) Anyway, Anyhow, Anywhere; 8) Young Man Blues; 9) My Wife; 10) Baba O'Riley; 11) A Quick One, While He's Away; 12) Tommy Can You Hear Me?; 13) Sparks; 14) Pinball Wizard; 15) See Me, Feel Me;

16) Medley: Join Together/Roadrunner/My Generation Blues;

17) Won't Get Fooled Again.

Aunque rechazada inicialmente por Pete Townshend, la idea de realizar una película documental retrospectiva para presentar la trayectoria y grandeza del grupo durante la última década cobró forma y se materializó en un éxito masivo tras su estreno en el festival de Cannes de 1979. Cuando los miembros de The Who volvieron a juntarse en 1977 para participar con nuevas grabaciones, ni siquiera habían comenzado con el Who Are You y el estado de forma de la banda no era el mejor, como atestigua la única canción aquí incluida de ese retorno (‘My Wife’), pero pronto recuperarían su forma habitual, excepto el batería, quien fallecería meses antes del estreno de la película. Así pues, quedaría para la posteridad como todo un homenaje no solo a la insuperable trayectoria del grupo, sino también a la memoria de Keith Moon.

 

Por supuesto, es mucho mejor ver la película, puesto que escuchar ‘My Generation’ del programa The Smothers Brothers Comedy Hour de 1967 sin ver la explosión final que dejó secuelas de sordera en Townshend que se agravaron con la edad; o la insuperable interpretación de ‘A Quick One, While He's Away’ en el Rolling Stones Rock and Roll Circus de 1968 sin las correspondientes imágenes, por poner solo dos ejemplos, no provocan obviamente el mismo impacto. Aunque es cierto que también hay casos en que en la película solo vemos un extracto de una actuación y aquí al menos podemos escucharla en su completitud. Lo que no se entiende es incluir canciones que aparecen en playback (o al menos lo parece) para su correspondiente actuación en televisión, como es el caso de ‘I Can See For Miles’ (que no aparece en la película) o ‘Tommy Can You Hear Me?’, las cuales no presentan ninguna diferencia respecto a la versión de estudio, al menos de manera perceptible. Lo que sí vuelven a repetir es ‘Long Live Rock’, ya conocida por el recopilatorio Odds & Sods y que en la película se escucha en los títulos de crédito finales.

 

Las dos grabaciones más antiguas contenidas aquí datan de 1965, discernibles por la baja calidad de sonido. En ‘I Can't Explain’ no es nada buena, menos aún si contamos los chillidos histéricos que asoman todo el tiempo. Pero la energía y el entusiasmo que se desborda por momentos, suplen con suficiente margen cualquier otro aspecto negativo. También es un placer poder escuchar tres canciones de Tommy seguidas pertenecientes a su actuación en el festival de Woodstock: ‘Sparks’, ‘Pinball Wizard’ y ‘See Me, Feel Me’. Demuestran que fueron uno de los platos fuertes del festival, puesto que en 1969 ya era una banda imbatible en directo. Otro de los momentos interesantes es el medley donde sorprende la fiereza contenida de ‘Join Together’, pues hasta Daltrey se deja la voz, que luego da paso a ‘Roadrunner’ (con Townshend imitando el paso de Chuck Berry) y a una versión lenta y aburrida de ‘My Generation’ (titulada ‘My Generation Blues’).

 

Dos canciones que no encontraremos en la película son la conocida interpretación del Live At Leeds de ‘Happy Jack’ (en la película la escuchamos en su versión de estudio) y la interpretación en directo de ‘My Wife’, de un concierto secreto en Kilburn, Londres, a finales de 1977, hecho expresamente para extraer actuaciones contemporáneas para la película, pero del cual no pudo aprovecharse nada por estar la banda en bajo estado de forma y que habría de repetirse varios meses después en Shepperton, de donde sí podemos disfrutar de excepcionales ejecuciones tanto de ‘Baba O'Riley’ (empleando una armónica en la sección final) como de ‘Won't Get Fooled Again’, donde el grito intermedio de Roger Daltrey está a la altura de la leyenda del tema. También tenemos la oportunidad de escuchar el single ‘Magic Bus’ de 1968, imposible de encontrar en ningún disco hasta esa fecha, poseedor de un pegadizo ritmo entretejido por la guitarra y el bajo principalmente, pues Keith Moon se reserva una percusión ágil pero comedida con unas claves. Ciertamente suena mejor que la repetitiva y lenta versión que solían interpretar en directo.

 

Todo ello nos deja como única novedad respecto a la película y a discos anteriores la interpretación en directo de ‘My Wife’, correspondiente al citado concierto fallido de Kilburn, que deja bien claro por qué fue descartado para este proyecto, ya que se supone que es lo mejor que encontraron. Por ende, la valoración de este álbum resulta bastante complicada a priori si tenemos en cuenta que quien posea la película, poco jugo le sacará. Si no existiera la película, estaríamos ante uno de los mejores discos de The Who. Pero hay que ser justos y de la misma manera que un disco en directo se valora independientemente de si el concierto ha sido editado en vídeo, aquí el único aspecto negativo sería la inclusión de canciones equivalentes a la versión de estudio por estar destinadas a su interpretación en playback en programas de televisión. Y aunque descontemos los dos temas citados ya incluidos en discos anteriores, en total nos queda un buen puñado de poderosas píldoras sonoras de uno de los mejores grupos de rock de la historia.

QUADROPHENIA [BSO]

Año de publicación: 1979

Puntuación:

1) I Am The Sea; 2) The Real Me; 3) I'm One; 4) 5:15; 5) Love, Reign O'er Me; 6) Bell Boy;

7) I've Had Enough; 8) Helpless Dancer; 9) Doctor Jimmy; 10) Zoot Suit;

11) Hi-Heel Sneakers; 12) Get Out And Stay Out; 13) Four Faces; 14) Joker James;

15) The Punk And The Godfather; .... ; 23) I'm The Face.

Igual que ocurriera con Tommy, la segunda e igualmente famosa ópera-rock ideada por Pete Townshend fue llevada a la pantalla aunque la filosofía musical fue radicalmente distinta. Aquí no volvió a emplearse la fórmula de llamar a otros artistas para que grabaran sus propias versiones de las canciones de The Who, sino que simplemente se utilizaron las propias del álbum original junto a un puñado de canciones ajenas que complementaban el retrato de un adolescente en los primeros años sesenta. Así pues, se recogen diez canciones de la obra original, aunque con unas mezclas diferentes a cargo de John Entwistle, que en la mayoría de casos resulta imposible discernir dónde están las diferencias. Donde se ven más claras es en ‘The Real Me’, pues el bajo suena mucho mejor y más prominente al estar regrabado, además de poseer un final menos abrupto que en el original. También podemos decir que en ‘I'm One’ aparece un piano que en la mezcla original apenas se distinguía.

 

En cuanto a las novedades que podemos encontrar, hay dos canciones recuperadas de sus inicios cuando todavía eran conocidos como The High Numbers, y tal como era previsible se trata de unos números de R&B dinámicos y aptos para las discotecas de la época: ‘Zoot Suit’ y ‘I'm The Face’, esta última una copia de ‘Got Love If You Want It’ de Slim Harpo y que ya conocíamos del recopilatorio Odds & Sods. Encontramos también tres canciones inéditas hasta la fecha que no están mal: ‘Joker James’ podría haber encajado bien dentro del Who's Next y parece que su personaje Jimmy fue el inicio de la idea que daría forma tiempo después a esta ópera-rock. En cambio, ‘Four Faces’ suena a descarte del Quadrophenia original, donde lo mejor es el puente que llega casi en el final (“I get so lonely and turned around / But I can't let it bring me down”). Mucho mejor es ‘Get Out And Stay Out’, una genial composición de grandioso ritmo y épica parte vocal con Townshend de voz principal y un piano de fondo que añade mayor consistencia al de por sí magnífico trabajo de Entwistle en el bajo. También significa el estreno de Kenney Jones en la batería.

 

El resto de canciones que aparecen en esta banda sonora, que no he llegado a escribir, son algunos éxitos de finales de los años cincuenta y principios de los sesenta de otros artistas, como el legendario instrumental ‘Green Onions’ de Booker T. & the M.G.'s. En general, este disco no es más que la oportunidad de reescuchar Quadrophenia como si la hubieran pulido un poco en algunos temas, que al menos presenta algunos temas nuevos para intentar llamar la atención. Pero es una obra totalmente superflua y que no añade nada al legado de la banda.

1) You Better You Bet; 2) Don't Let Go The Coat; 3) Cache Cache; 4) The Quiet One;

5) Did You Steal My Money; 6) How Can You Do It Alone; 7) Daily Records; 8) You; 9) Another Tricky Day;

[BONUS TRACKS:] 10) I Like Nightmares; 11) It's In You; 12) Somebody Saved Me;

13) How Can You Do It Alone (live); 14) The Quiet One (live).

Puntuación:

Año de publicación: 1981

FACE DANCES

Tras el fallecimiento de Keith Moon, se reclutó para el puesto de batería a un músico con solera y tradición a sus espaldas. Nos referimos a Kenney Jones, ex-batería de los antiguos rivales de The Who dentro del movimiento mod, los Small Faces, y posteriormente de su derivación como Faces tras la salida de Steve Marriott. La ausencia de Keith Moon estaba claro que era un factor importante a echar en falta, pero si recordamos que éste no era compositor, no resultaba entonces ser un escollo insalvable. Y ciertamente una percusión más caótica como la del baterista original de la banda no hubiera servido para elevar el flojo nivel de este álbum.

 

Nada hace presagiar el bajón cualitativo cuando introducimos el disco en su ranura y empezamos a escuchar el primer tema, ‘You Better You Bet’, uno de los últimos éxitos de la banda, poseedor de un estilo que recuerda a ‘Who Are You’ por el empleo de los coros pero aquí en clave más suave y menos desafiante. La mejor parte es ese cambio de ritmo central donde cantan “You better love me / All the time now”, un momento estelar en el que vuelve a resurgir la magia especial de la banda. Desafortunadamente no habrán muchos momentos como ese, puesto que el álbum decae hacia un nivel mucho más flojo de lo habitual, bordeando peligrosamente la vulgaridad. Pero podemos disfrutar temas como la multiparte ‘How Can You Do It Alone’, que comienza como un gran tema épico para luego enlazar, mediante un sorprendente pasaje de gaitas, con un music-hall menos vistoso. Lo que no se entiende es la horrenda interpretación en directo de ella que encontramos en los bonus tracks, perteneciente a 1979 (dos años antes de la publicación de este álbum) y donde Townshend parece totalmente borracho porque no atina con la entonación de su voz y mucho menos con una desafinada guitarra que si no se escucha, nadie puede imaginarse lo atroz que suena. Siguiendo con lo destacado del disco, la final ‘Another Tricky Day’ también suena consistente y con buenos detalles de guitarra.

 

Pero temas inofensivos y flojos como ‘Don't Let Go The Coat’ no es lo que esperamos de un grupo como The Who, pues parece más apropiado para un grupo pop de orientación comercial. Aunque no sorprendan, que al menos se note algo de energía y elaboración, lo mínimo que se les debe exigir para agradar, tal como consiguen en ‘Cache Cache’. No obstante, hay momentos demasiado malos y para olvidar, donde ni siquiera parecen ellos mismos. Eso mismo ocurre en ‘The Quiet One’, donde Daltrey parece haberse olvidado de cómo cantar. En una de las peores interpretaciones de su carrera con The Who, no consigue hacer levantar el vuelo a una canción que naufraga ya por sí misma. Y bueno, ‘Daily Records’ parece directamente un insulto, por lo que es una lástima que los coros “Play in, play out, fade in, fade out”, lo único salvable, no fueran aprovechados para otra composición mínimamente mejor.

 

John Entwistle tampoco es que esté muy fino a nivel compositivo respecto a Pete Townshend, pues aporta dos composiciones propias que se quedan en ese término medio peligroso en el que transita todo el álbum. Son de un estilo rock contenido, similar a lo que había estado haciendo en su carrera en solitario, aunque sin demasiada inspiración. Pero si nos fijamos en que unos meses después de Face Dances publicó uno de sus mejores discos en solitario, Too Late The Hero, donde había grandes temas como ‘Lovebird’, entonces nos damos cuenta de que en realidad se estaba guardando lo mejor para sí mismo. Aunque tres cuartos de lo mismo podría decirse de Townshend. En cualquier caso, ‘The Quiet One’ parece recoger algo de la rabia del punk en la forma de cantar de Entwistle, bordeando la afonía, y en su instrumentación aguerrida aunque convencional. Y ‘You’ tampoco es que esté mal, pero el estribillo queda poco elaborado cuando canta “Save me”.

 

Atendiendo a las canciones inéditas que encontramos en los bonus tracks, se mantiene el mismo nivel insustancial de todo el álbum. En primer lugar, ‘I Like Nightmares’ comienza muy bien con unos buenos acordes de guitarra, aunque luego transita por un estilo más próximo al boogie. De ‘It's In You’ podemos afirmar que le sobran dos minutos de duración, o quizá más. Poca suerte corre también ‘Somebody Saved Me’, bastante floja aunque posteriormente formara parte del mejor disco de la carrera de Pete Townshend en solitario, All The Best Cowboys Have Chinese Eyes, de 1982. pero es que ciertamente en este último disco suena mucho mejor que el bonus track aquí incluido, que queda como una demo fallida y falta de pulir.

 

Lo mejor de todo el álbum, aun siendo el más flojo de su carrera hasta ese momento, es que instrumentalmente es impecable (o casi) y que en general puede escucharse con cierto agrado, salvo las canciones señaladas como obligadas a evitar a toda costa. Cinco estrellas para un disco de The Who no significan lo mismo que para un hotel, pero sí que está muy por debajo de los niveles de excelencia alcanzados años atrás. Lo mejor es sin duda la original portada en que dieciséis pintores y artistas visuales comandados por Peter Blake (el mismo que realizara el diseño gráfico para el Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band de The Beatles) crearon sendos retratos de los miembros de la banda.

IT'S HARD

Año de publicación: 1982

Puntuación:

1) Athena; 2) It's Your Turn; 3) Cooks County; 4) It's Hard; 5) Dangerous;

6) Eminence Front; 7) I've Known No War; 8) One Life's Enough; 9) One At A Time; 10) Why Did I Fall For That; 11) A Man Is A Man; 12) Cry If You Want;

[BONUS TRACKS:] 13) It's Hard (live); 14) Eminence Front (live); 15) Dangerous (live);

16) Cry If You Want (live).

Si en Face Dances habíamos comprobado el bajón musical de The Who, aquí se confirma que no había sido un problema pasajero. Y el caso es que Pete Townshend había publicado unos meses antes el mejor disco de su carrera en solitario, con el largo título de All The Best Cowboys Have Chinese Eyes, por lo que se da a entender que ya había quemado sus mejores cartuchos en él, visto lo ofrecido aquí. De hecho, la mejor canción que encontraremos aquí suena más a su estilo en solitario que a lo que asociamos con The Who. El resto, pues en general para olvidar.

 

Si ‘Athena’, una canción pop de lo más vulgar, es la carta de presentación de este álbum, podemos decir que “apaga y vámonos”. Tiene su morbo si conocemos que está inspirada en la actriz Theresa Russell, de la cual estaba perdidamente enamorado Townshend cuando en esa época era la pareja de su amigo el director Nicolas Roeg. De todas maneras, el problema de este álbum es que al final descubrimos que estos momentos más pop son un alivio dentro de lo que podemos encontrar, por lo que otros tema en ese estilo como ‘A Man Is A Man’ o ‘Why Did I Fall For That’ son bien recibidos vistos los horrores que debemos soportar. Y si para solucionar el asunto pretenden ponerse en plan sencillo como en la balada de piano ‘One Life's Enough’, aunque no lleguen a horrorizarnos se sumergen en la vulgaridad más absoluta. Cuando escuchamos ‘It's Hard’ parece devolvernos la esperanza de que no está todo tan mal por sus agradables melodías, sobre todo la que suena con sintetizador, hasta que nos damos cuenta que suena muy parecida a ‘Badlands’ de Bruce Springsteen y ya se pierde todo el encanto.

 

Si Townshend está mal en la composición, Entwistle no se queda a la zaga y aporta las peores composiciones que nunca haya hecho para The Who. Tanto ‘It's Your Turn’ como ‘One At A Time’ son muy flojas (la segunda crea expectativas con su comienzo de trompetas pero luego se desvanecen por la falta de melodías y la acumulación de sonido sin dirección), aunque lo más horroroso es sin duda ‘Dangerous’, un despropósito lleno de sintetizadores y con un estribillo lamentable. Si decimos que para canción llamada ‘Dangerous’ nos quedaríamos indudablemente con la de Roxette, ya no falta añadir nada más.

 

Uno de los pocos riffs de guitarra reconocibles y potentes lo encontramos en ‘I've Known No War’, un acertado canto sobre lo pronto que se olvidan las guerras y lo fácil que es por tanto volver a repetir los mismos errores. En cualquier caso, el riff es simplemente una variación de los del tipo ‘Wild Thing’ de The Troggs, así que tampoco debe correr nadie a escucharlo. Por suerte, no abusan de él aunque lo sustituyen por pasajes de sintetizador, que resulta ser peor opción, además de extender innecesariamente el tema hasta los seis minutos.

 

La única canción que puede guardarse para la posteridad es ‘Eminence Front’, cuidadosamente elaborada desde su introducción gradual que va creando una atmósfera inquietante a base de sintetizadores perfectamente empleados. Está cantada por el propio Townshend, quien sabe transmitir la desolación de la letra con su expresiva voz. Recupera también una cierta épica que recuerda algo a ‘Love, Reign O'er Me’ en la entonación de algunas frases (como “Come on join the party / Dress to kill”).

 

En los bonus tracks encontramos únicamente versiones en directo de cuatro de los temas que no aportan nada a lo que ya se ha dicho de cada uno, si acaso comprobar que ‘Eminence Front’ en directo suena muy bien, probablemente porque todo el tema de sintetizadores esté pregrabado como ocurre en otros temas como ‘Baba O'Riley’. En cualquier caso, la degradación a la que había llegado la banda exigía una parada inmediata para no destrozar completamente todo el prestigio acumulado durante su carrera. El siguiente disco en directo simplemente confirmaría la decadencia de The Who y la necesidad de pasar página, al menos por unos años.

WHO'S LAST

Año de publicación: 1984

Puntuación:

1) My Generation; 2) I Can't Explain; 3) Substitute; 4) Behind Blue Eyes; 5) Baba O'Riley; 6) Boris The Spider; 7) Who Are You; 8) Pinball Wizard; 9) See Me, Feel Me;

10) Love, Reign O'er Me; 11) Long Live Rock; 12) Long Live Rock (reprise);

13) Won't Get Fooled Again; 14) Doctor Jimmy; 15) Magic Bus; 16) Summertime Blues; 17) Twist And Shout.

Qué puede decirse de un disco en directo correspondiente a la gira de It's Hard donde no hay ni siquiera un solo tema de ese álbum ni tampoco del anterior. En principio, vista la baja calidad compositiva demostrada, debería ser una buena noticia. Pero cuando comprobamos cómo están tocando con pocas ganas, como si estuvieran cansados unos de otros, además de que la voz de Daltrey suena peor que nunca, entonces es cuando empezamos a preocuparnos. Sobre todo cuando vemos que el repertorio incluido no es más que lo que esperaríamos de un recopilatorio de grandes éxitos de la banda. Ni tan siquiera tocando lo mismo de siempre (salvo alguna pequeña novedad) consiguen levantar cabeza. Estas canciones corresponden a diferentes conciertos acaecidos a finales de 1982 por Estados Unidos, que se publicitaban entonces como conciertos de despedida, denominación que queda justificada cuando un@ escucha este bochornoso disco.

 

Como reza aquel famoso dicho, “para lo que me queda en el convento...”, los miembros de The Who le hacen honor y hacen lo justo para cumplir con su papeleta. Los músicos solo tienen que mover sus extremidades, pero el mayor problema llega con Roger Daltrey, pues en su rol no puede esconder ningún problema. Daltrey se ha dejado su voz en algún punto indeterminado donde no sabe volver, puesto que en los momentos en que la voz debe transmitir más (como por ejemplo la segunda sección de ‘Behind Blue Eyes’), solo escuchamos a un tipo algo afónico y sin muchas ganas de esforzarse. Aunque más lamentable es escuchar ‘Love, Reign O'er Me’, donde literalmente se queda sin voz, verlo para creerlo, o escucharlo para creerlo. Escuchen a partir de los 3:40 y vuelvan a colocarse el corazón en su sitio, porque la aflicción inundará la mente de cualquier aficionado a la banda. Y se podrían poner más ejemplos, como en el vergonzoso grito final de ‘Won't Get Fooled Again’, pero no vale la pena hurgar más en la herida.

 

Pasemos a comentar lo más novedoso que podemos encontrar, concentrado todo en la recta final. Por un lado, no es nada habitual escuchar en directo ‘Doctor Jimmy’ de Quadrophenia, que es por otro lado una de las mejores canciones de ese álbum. Aunque Daltrey esté mal, al menos lo intenta y la parte instrumental está bien lograda, con un Kenney Jones que hace olvidar a Keith Moon gracias a una fiera percusión. Siendo una de las canciones menos impactantes de The Who, ‘Magic Bus’ aquí suena diferente y muy entretenida, con más fuerza. Y como sorpresa final, una interpretación de ‘Twist And Shout’ donde parece que estemos escuchando a los propios Beatles, aunque la guitarra de Townshend suena más aguerrida que la de Harrison. También podemos escuchar otra canción poco habitual, ‘Long Live Rock’, pero como ya es de por sí un tema discreto, aquí en directo todavía suena más floja.

 

Tras escuchar este álbum, un@ no tiene claro si aquí se ha recogido lo mejor o lo peor de la gira de The Who. Si estamos en el primero de los casos, entonces podemos estar agradecidos de que separaran sus caminos. Los recordaremos mejor por Live At Leeds que por este engendro que debería haberle costado la cabeza al directivo discográfico que decidió su comercialización, puesto que resulta bochornoso que se ofrezca un producto en el que sus componentes, los miembros de la banda, no están ni al 50% de sus posibilidades.

JOIN TOGETHER

Año de publicación: 1990

Puntuación:

CD I: 1) Overture/It's A Boy; 2) 1921; 3) Amazing Journey; 4) Sparks;

5) Eyesight To The Blind (The Hawker); 6) Christmas; 7) Cousin Kevin; 8) The Acid Queen; 9) Pinball Wizard; 10) Do You Think It's Alright?; 11) Fiddle About; 12) There's A Doctor; 13) Go To The Mirror!; 14) Smash The Mirror; 15) Tommy Can You Hear Me?;

16) I'm Free; 17) Miracle Cure; 18) Sally Simpson; 19) Sensation;

20) Tommy's Holiday Camp; 21) We're Not Gonna Take It.

 

CD II: 1) Eminence Front; 2) Face The Face; 3) Dig; 4) I Can See for Miles;

5) A Little Is Enough; 6) 5:15; 7) Love, Reign O'er Me; 8) Trick Of The Light;

9) Rough Boys; 10) Join Together; 11) You Better You Bet; 12) Behind Blue Eyes;

13) Won't Get Fooled Again.

Cumplir veinticinco años desde que uno ha comenzado una carrera musical, aunque no se esté en activo, parece una buena excusa para aprovechar el tirón comercial que tiene algo así, esa parte sentimental que despiertan la nostalgia y los recuerdos, y realizar una gira de conciertos para obtener un dinero curioso que nunca viene mal. Eso sería lo que pensaron los tres supervivientes de la formación original (Townshend, Entwistle y Daltrey) para volver a realizar una gira de aniversario y tocar las canciones de siempre. Cuando unos músicos se vuelven a juntar con ganas de agradar, de volver a experimentar la magia de antaño, eso suele quedar reflejado en las grabaciones, tanto si son experimentos fallidos como si son grabaciones que denotan la emoción real del momento. Sin embargo, lo que encontramos aquí es a un grupo que quiere hacer caja y nada más, cumpliendo con su cometido y sin atisbo alguno de originalidad. Este doble álbum recoge una selección de actuaciones durante la citada gira de 1989, todas ellas en Estados Unidos.

 

De los dos volúmenes que consta este disco en directo, el primero está dedicado íntegramente a la interpretación de la ópera-rock Tommy. No encontraremos apenas nada novedoso salvo una actualización del sonido, que suena más comercial que nunca, con detalles desalentadores como la sustitución del riff de guitarra de ‘Pinball Wizzard’ por trompetas. Cantar ‘The Acid Queen’ con una voz femenina a dúo tampoco deja muy buena sensación, además de transformar la canción en un medio tempo accesible para todos los públicos y al mismo tiempo en un tema vulgar. Lo único que se salva son precisamente las únicas piezas instrumentales, pues en ‘Sparks’ toma las riendas el siempre magistral Entwistle con su bajo, y en ‘Overture/It's A Boy’ Townshend añade una parte diferente de guitarra justo antes de la entrada de la sección de ‘It's A Boy’. Algunos temas están interpretados al estilo de la película de Tommy, como ‘I'm Free’, uno de los pocos momentos en que parecen transmitir fuerza de verdad aunque a Daltrey le falle la voz algún instante, o ‘Eyesight To The Blind’ (la versión que hiciera Eric Clapton), aunque en esta última se mantienen los coros del original. En cualquier caso, en general se respira un ambiente en el que la magia de antaño se ha desvanecido casi por completo, como unos The Who descafeinados que se limitaran a cumplir su cometido sin demasiada emoción. Esto tampoco quiere decir que la interpretación sea mala, pues unos Who en baja forma siguen estando por encima de muchos otros. Eso sí, Daltrey al final en ‘We're Not Gonna Take It’ vuelve a demostrar que su voz desfallece cuando intenta forzarla, bordeando el ridículo como en Who's Last.

 

El segundo volumen está dedicado a repasar los grandes éxitos de la banda con algunas sorpresas por medio, aunque en general se hace hincapié en la última etapa y queda claro quién es el líder que elige el repertorio. Volvemos a escuchar versiones descafeinadas y lineales de sus canciones, que producen una gran indiferencia, aunque sorprende la interpretación de ‘Love, Reign O'er Me’, puesto que la magia desde la introducción de piano vuelve a aparecer milagrosamente e incluso Daltrey parece recuperar su voz casi en la plenitud de antaño. No obstante, para cuando se llega al final con la previsible ‘Won't Get Fooled Again’, Daltrey ya está exhausto y lo único que puede provocar es la lástima de volver a la realidad del estado de sus cuerdas vocales. Por si no fuera poco, la alegría que da a priori ver que tocan la joya psicodélica ‘I Can See For Miles’ desaparece tan pronto se descubre que han hecho desaparecer casi cualquier rasgo de psicodelia del tema.

 

La verdadera sorpresa llega al encontrarnos hasta tres canciones del repertorio de Pete Townshend en solitario, dos de ellas de sendos álbumes olvidables. Por un lado está ‘Face The Face’, del mediocre White City de 1985, que en su estilo big-band no encaja nada bajo el nombre de The Who, además de resultar demasiado repetitivo. Otro tema de Townshend en solitario es ‘Dig’, perteneciente al penoso musical The Iron Man publicado en 1989, aunque no es tanta sorpresa porque la canción estaba interpretada junto a los miembros de The Who en dicho álbum. Al menos ‘Dig’ era de lo poco que había salvable y aquí se puede decir lo mismo. El tercer tema es ‘Rough Boys’, de su disco Empty Glass de 1980 (el segundo que publicara en solitario y una de sus mejores obras sin The Who), que quizá presente un exceso de sintetizador y tampoco estaba entre lo mejor de aquel disco.

 

En resumidas cuentas, estamos ante un álbum totalmente prescindible porque más que The Who parece una banda de tributo a The Who. No es solo porque la voz de Daltrey esté mal, algo que ya se sabía a priori, sino porque la guitarra de Townshend parece ausente buena parte del tiempo y el batería Simon Philips (sustituto de Kenney Jones y colaborador de Mike Oldfield en los ochenta) no posee la técnica suficiente para darle vida a su instrumento, puesto que la percusión es esencial en los directos de la banda. Entwistle siempre cumple, pero no deja de tener un papel secundario con el bajo. En fin, podemos acabar escribiendo lo mismo que para Who's Last: para escuchar a The Who en directo, mejor dirigirse más hacia atrás en el tiempo.

THIRTY YEARS OF MAXIMUM R&B

Año de publicación: 1994

Puntuación:

CD I: 1) Pete Dialogue; ... 3) Here 'Tis; ... 6) I Can't Explain;

7) Anyway, Anyhow, Anywhere; 8) Daddy Rolling Stone; ... 15) I'm a Boy ("No Horns" remix); ... 17) Happy Jack Jingle; 18) Happy Jack; ... 21) A Quick One, While He's Away; 22) Pictures Of Lily; ... 25) (This Could Be) The Last Time; 26) Call Me Lightning.

 

CD II: ... 11) Russell Harty Dialogue; ... 14) Fortune Teller; ... 17) Dogs; ...

20) Abbie Hoffman Incident; 21) Underture ... 24) See Me, Feel Me; 25) Heaven And Hell; 26) Pete Dialogue.

 

CD III: ... 3) Bargain; ... 6) Studio Dialogue; ... 9) The Seeker; 10) Bony Moronie;

11) Let's See Action; 12) Join Together; 13) Relay; 14) The Real Me;

15) 5:15 (Single edit) ...

 

CD IV: ... 2) Life With The Moons; ... 4) University Challenge; ... 6) Poetry Cornered;

 ... 9) Life With The Moons 2; ... 11) My Wife; ... 18) Twist And Shout; 19) I'm a Man;

20) Pete Dialogue; 21) Saturday Night's Alright (For Fighting).

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Como reza el título de esta caja recopilatoria, para conmemorar los treinta años de carrera desde que comenzaron a tocar juntos como The Who, se editaron cuatro discos en orden más o menos cronológico donde se recogían tanto canciones pertenecientes a sus discos oficiales, como singles, actuaciones en directo y diversas rarezas. Para dejar a todo el mundo contento. Incluso se incluyen extractos de entrevistas, diálogos con el público o el homenaje a Keith Moon ‘Life With The Moons’, donde deja muestras de su humor absurdo particular. Las reediciones de los álbumes de la banda ha hecho que buena parte de lo que entonces eran canciones inéditas dejaran de serlo, aunque todavía quedan bastantes como para poder hacer un análisis apropiado.

 

Respecto de la prehistoria de la banda, aparte de lo que ya habíamos escuchado en la BSO de Quadrophenia e incluso en Odds & Sods, aquí se recupera también una de las canciones grabadas bajo el nombre de The High Numbers: ‘Here 'Tis’ de Bo Diddley. Aunque suena como un R&B vulgar y corriente de la época. Muchísimo mejor es el primer single que The Who publicó como The Who, ‘I Can't Explain’, al que ya conocíamos por su inclusión en Live At Leeds y que en su versión de estudio todavía se asemeja más al estilo de The Kinks de esa época, a quienes pretendieron imitar en sus inicios. También en aquel directo descubríamos ‘Heaven And Hell’, magnífica composición de John Entwistle que con pésimo criterio acabó de cara B del single ‘Summertime Blues’, pues todas sus partes son brillantes: la incisiva guitarra, la melódica parte vocal, la batería desenfrenada y, por supuesto, unas líneas de bajo espectaculares e inigualables.

 

Podemos encontrar algunos singles míticos de la banda como uno de los primeros ejemplos de empleo del feedback en la espectacular ‘Anyway, Anyhow, Anywhere’. Su cara B es una interesante versión de ‘Daddy Rolling Stone’ de Otis Blackwell. Y hablando de los Rolling Stones, según se nos cuenta en el libreto, las versiones de sus canciones por parte de The Who fueron en su momento un gesto de apoyo por los arrestos que estaban sufriendo por posesión de drogas. En Odds & Sods ya pudimos escuchar su versión de ‘Under My Thumb’ y aquí le llega el turno a ‘The Last Time’, donde queda meridianamente claro que en esos momentos Daltrey no podía competir en la voz con Mick Jagger, por lo cual lo único que tiene un mínimo de interés es la guitarra psicodélica que aporta Townshend. También versionan a Elton John conforme a su participación en el disco homenaje Two Rooms de 1991, donde la convencional versión de ‘Saturday Night's Alright (For Fighting)’ tenía entonces como único interés el ser la última grabación conocida de la banda. De nada sirve que le cuelen un extracto de ‘Take Me To The Pilot’ para intentar aportar algo novedoso.

 

La gran oda psicodélica al onanismo, ‘Pictures Of Lily’, sorprende por toda la variedad que despliega en sus escasos tres minutos. Puesto que de dulce balada psicodélica se transforma de repente en un fiero rock durante su parte central, donde no falta el fiscorno de Entwistle. Por otro lado, ‘The Seeker’ es un homenaje a algunos de sus compañeros del mundo de la música (se citan, por ejemplo a Bob Dylan y The Beatles) en un estilo que, en 1970, preludiaba la dirección más directa y compacta que tomaría de manera general la música de la banda, reflejado posteriormente en Who's Next. Precisamente el trío de singles comprendidos entre este álbum y Quadrophenia (‘Let's See Action’, ‘Join Together’ y ‘Relay’) reflejan que no todo lo que salía de la cabeza de Pete Townshend era reseñable. Bueno, realmente ‘Relay’ es bastante mejor, pues aunque el ritmo parezca algo atascado luego tiene un potente estribillo (“From tree to tree / From you to me / Travelling twice as fast as on any freeway”) y una brillante parte de guitarra.

 

Que The Who eran mucho más fieros en directo queda demostrado escuchando la versión de estudio de ‘Fortune Teller’, que en Live At Leeds arrollaba y aquí suena más gentil. Lo que no se entiende bien es esa idea de mezclar la versión de estudio con otra en directo, tal como ocurre en ‘A Quick One, While He's Away’ (donde la versión en directo corresponde al Rolling Stones Rock'n'Roll Circus de 1968, aunque por momentos no parece la misma interpretación que en el film) y en ‘See Me, Feel Me’, mezclada con la interpretación del Live At Leeds. Al menos en ambas sobresale la actuación en directo respecto a lo que hubiere de estudio. Del resto de temas que encontramos interpretados en directo, la verdad que no podríamos destacar ninguno, puesto que en general suenan todos bien y no nos hacen descubrir nada nuevo. Eso sí, podrían haber eliminado la penosa versión de ‘Twist And Shout’ de una actuación de 1982, donde no se sabe bien quién canta con una voz tan escasa y desafinada. Tampoco es que en la actuación más actual recogida aquí, la de 1989 con ‘I'm a Man’ de Bo Diddley, podamos disfrutar de la parte vocal que en este caso sí corresponde a Daltrey. Al menos los músicos interpretan este blues con gusto.

 

Una grabación de calado histórico es la de ‘The Real Me’ durante la audición en 1979 de Kenney Jones, quien se convertiría en el sustituto de Keith Moon en la batería. Musicalmente no tiene relevancia, pero demuestra que Jones se hizo pronto con el estilo de sus futuros compañeros. Entre las rarezas no puede evitarse temas algo flojos como la versión en directo de ‘Bony Moronie’ o ‘Call Me Lightning’, esta última cara B del single ‘Dogs’. Precisamente ‘Dogs’ presenta una melodía inicial que parece extraída de un disco de Frank Zappa y, aunque no está mal el tema, quizá suene demasiado convencional para lo que The Who ya era capaz de ofrecer en 1968.

 

En conjunto, y tal como suele ocurrir en este tipo de boxsets, las sorpresas positivas y los rellenos se reparten a partes iguales. Pero vistos los impresionantes temas que se incluyen aquí, no podemos dejar de recomendarlo como una buena adquisición, si bien los singles citados suelen aparecer también en cualquier recopilación. Después de tanto disgusto, ya era hora de que The Who nos dieran una alegría.

BBC SESSIONS

Año de publicación: 2000

Puntuación:

1) My Generation (Radio 1 Jingle); 2) Anyway, Anyhow, Anywhere; 3) Good Lovin';

4) Just You And Me Darling; 5) Leaving Here; 6) My Generation; 7) The Good's Gone;

8) La-La-La-Lies; 9) Substitute; 10) Man With Money; 11) Dancing In The Street;

12) Disguises; 13) I'm A Boy; 14) Run Run Run; 15) Boris The Spider; 16) Happy Jack;

17) See My Way; 18) Pictures Of Lily; 19) A Quick One, While He's Away;

20) Substitute (Version 2); 21) The Seeker; 22) I'm Free; 23) Shakin' All Over; 24) Relay; 25) Long Live Rock; 26) Boris The Spider (Radio 1 Jingle).

En otro de tantos grandes discos que la BBC rescataba de sus archivos, aquí le tocaba el turno a uno de los grupos que podían suscitar mayor interés por su espectacular sonido en directo. Casi todo el repertorio seleccionado se sitúa entre los años 1965 y 1967, es decir, la época pre-Tommy que no deja de ser interesante también. Es imposible saber cuáles de estos temas fueron interpretados completamente en directo, puesto que era habitual grabar previamente la parte instrumental y que únicamente las voces fueran en directo, pero para el caso no resulta ser tampoco algo relevante. En las dos últimas canciones (si no contamos el jingle de ‘Boris The Spider’), ambas de 1973, sí se reconoce este procedimiento en el libreto del CD.

 

A estas alturas no descubriremos tampoco nada nuevo en estas grabaciones, porque en principio no tenían otro propósito que el promocional, es decir, presentar al público sus nuevas creaciones. Es por ello que las canciones están ejecutadas de una manera fidelísima a las versiones de estudio publicadas. Aun así, podemos deleitarnos con una brutal interpretación de ‘Anyway, Anyhow, Anywhere’, uno de los primeros ejemplos de que eran una banda diferente a todo lo visto hasta ese momento por su pasaje instrumental central lleno de efectos y que aquí aparece en todo su esplendor. También sigue electrizando el ominoso ritmo de ‘The Good's Gone’, donde Townshend vuelve a dejar boquiabierto al personal con su especial trabajo de guitarra.

 

La fijación que muchos músicos tuvieron en diferentes épocas por la canción ‘Dancing In The Street’ (recordemos la infame versión que grabaran a dúo David Bowie y Mick Jagger, vestidos de la manera más hortera que cabe recordar en los ochenta) no se acaba de entender bien, puesto que era un tema pop agradable sin más. Probablemente su encanto se derivara de la letra jovial y casi metamusical, algo poco visto en esos primeros años sesenta. Aquí tenemos por tanto otra olvidable versión, más olvidable si cabe puesto que los propios The Who realizarían a lo largo de su carrera su propia celebración personal de la música como arte en grandes temas como ‘Pure And Easy’. Al menos en otras versiones como ‘Leaving Here’ dejan mejor impresión al tener un ritmo más dinámico y bailable. Si recordamos la primera etapa de The Who, lo peor eran las imitaciones que Roger Daltrey hacía de James Brown y aquí no es una excepción, por lo que ‘Just You And Me Darling’ deja una mala sensación. Eso sí, la versión de ‘Good Lovin'’ es una de esas versiones definitivas que deja cualquier otra por los suelos. El poderío rítmico es innegable, que unido al buen empaque vocal los hace superiores a lo que cualquier otra banda pudiera realizar.

 

En general están muy bien las interpretaciones, incluso ‘See My Way’ puede escucharse con agrado, siendo como era la peor canción del disco A Quick One. En cambio, ‘Man With Money’ y ‘Disguises’ suenan un pelín amateur si las comparamos con las grandes versiones de estudio que encontrábamos en los bonus tracks de la reedición del citado álbum. En cambio, la primera versión de ‘Substitute’ suena como más acelerada y gana puntos por ello, lo cual no es tampoco desmerecer la otra versión incluida, más próxima al single.

 

Si en el sonido de las grabaciones entre el 65 y el 67 hay momentos –pocos– que no acaban de convencer (si bien pasan casi desapercibidos por el poderío que demuestran), lo que encontramos a partir de 1970 es impecable técnicamente. Cabe destacar la apabullante versión de ‘Shakin' All Over’, que era un tema habitual de su repertorio en directo y que aquí vuelve a apabullar con su potente ritmo y la magnífica parte de guitarra de Townshend, demostrando que con la guitarra rítmica no tenía rival.

 

En definitiva, estamos ante un disco que agradará a cualquier seguidor de la banda y también al oyente ocasional, puesto que The Who en directo fueron siempre una garantía, aun abarcando en buena parte sus primeros años en los que no habían alcanzado la grandeza adquirida a partir de The Who Sell Out. Lo bueno de las grabaciones de la BBC es que se palpa cada instrumento y se puede visualizar en la mente cada una de las notas. Una buena adición a la discografía de la banda.

CD I: 1) I Can't Explain; 2) Substitute; 3) Anyway, Anyhow, Anywhere; 4) Pinball Wizard; 5) My Wife; 6) Baba O'Riley; 7) Pure And Easy; 8) You Better You Bet; 9) I'm A Boy; 10) Getting In Tune; 11) The Real Me.

 

CD II: 1) Behind Blue Eyes; 2) Magic Bus; 3) Boris The Spider; 4) After The Fire;

5) Who Are You; 6) 5:15; 7) Won't Get Fooled Again; 8) The Kids Are Alright;

9) My Generation.

Puntuación:

Año de publicación: 2000

THE BLUES TO THE BUSH

Si recordamos los últimos discos en directo, salvo el de la BBC, las expectativas que tenemos respecto a lo que vamos a escuchar son ciertamente bajas. John Entwistle todavía estaba en la banda (fallecería en 2002) y la formación se completa con el hijo de Ringo Starr en la batería, demostrando que tiene más brío que su padre, y el teclista de largo recorrido John "Rabbit" Bundrick, quien cobra demasiado protagonismo en algunos temas, puesto que el teclado/órgano suena profesional pero estéril. El repertorio se nutre de unas pocas actuaciones en 1999 y es totalmente previsible, con alguna sorpresa como la interpretación de la joya metamusical ‘Pure And Easy’, que aquí está entre lo mejor de lo seleccionado, o la recuperación de uno de sus primeros éxitos, ‘The Kids Are Alright’, que en cambio suena algo soso y sin entusiasmo. Tampoco se conoce el paradero de lo que era la magia experimental/improvisadora de ‘Anyway, Anyhow, Anywhere’, aquí sustituida por un exceso desaforado de guitarra que en directo quizá resulte curioso por ver a Townshend haciendo virguerías con su instrumento, pero que sin imágenes no deja de ser casi un ruido molesto.

 

Como siempre, las apuestas están en el final de ‘Won't Get Fooled Again’: ¿será Daltrey capaz de lanzar el aullido infernal que marca el tema? La respuesta parece evidente a priori y en este caso provoca hasta lástima el pensar que está forzando al límite su voz para dejar la misma mala impresión que si realizara un simple gallo. Aunque no hayan muchos, no será el único momento en que le falle la voz, pues en ‘I'm A Boy’ también sufre una ligera pájara. En la segunda parte de ‘Behind Blue Eyes’, directamente ni intenta adoptar el tono agresivo del original. Mayor sorpresa supone ver que Entwistle decepciona en algunos momentos, puesto que su solo de bajo en ‘5:15’ tampoco entusiasma, aun siendo un ejemplo de técnica depurada.

 

Lo que parece un tema inédito, ‘After The Fire’, no lo es tanto al tratarse en realidad de una canción que Townshend escribió para un disco en solitario de Daltrey de los ochenta. Pero no es más que una tediosa e insípida balada que ciertamente podemos asociar a la carrera de Daltrey, pero para nada hubiéramos esperado que el autor fuera el bueno de Pete. Y es que aparte de la citada ‘Pure And Easy’ podrían destacarse solamente las interpretaciones de ‘You Better You Bet’, ‘Pinball Wizard’, ‘Baba O'Riley’, ‘Who Are You’ y la graciosa ‘Boris The Spider’, clásicos habituales del repertorio de la banda y que al menos parecen interpretadas con especial entusiasmo, algo que se transmite al oyente y se agradece porque no da la sensación de que se lo toman como un trabajo.

 

De ‘Magic Bus’ ya sabíamos que en directo se trataba de un momento distendido para los músicos, para relajarse e improvisar algo entretenido para ellos y para el público asistente (que no para el oyente apoltronado en su casa). El problema es que no hacen nada interesante, menos si cabe cuando vemos que el estilo comercial del tema lo han estandarizado todavía más, simplificando las notas y creando un relleno decepcionante donde incluso Daltrey se lanza a tocar un solo de armónica cuando no está capacitado para ello y únicamente repite algo similar a lo que suele interpretar en ‘Baba O'Riley’ cuando no hay violinista. Esos desarrollos instrumentales poco o nada inspirados se vuelven a repetir en el final de fiesta con ‘My Generation’, donde nada más pueden salvarse los acordes extra que ya conocíamos de Live At Leeds. Y es que, ¿para qué queremos discos en directo de los Who más viejos cuando tenemos a mano sus inigualables grabaciones de su época álgida post-Tommy?

ENDLESS WIRE

Año de publicación: 2006

Puntuación:

1) Fragments; 2) A Man In A Purple Dress; 3) Mike Post Theme; 4) In The Ether;

5) Black Widow's Eyes; 6) Two Thousand Years; 7) God Speaks Of Marty Robbins;

8) It's Not Enough; 9) You Stand By Me; [WIRE & GLASS:] 10) Sound Round;

11) Pick Up the Peace; 12) Unholy Trinity; 13) Trilby's Piano; 14) Endless Wire;

15) Fragments Of Fragments; 16) We Got A Hit; 17) They Made My Dream Come True; 18) Mirror Door; 19) Tea & Theatre; [BONUS TRACKS:] 20) We Got A Hit (extended version); 21) Endless Wire (extended version).

Tras el fallecimiento de John Entwistle en 2002 y más de veinte años después de su último álbum de estudio, nadie hubiera esperado un nuevo trabajo de The Who. Los dos únicos supervivientes, Townshend y Daltrey, se juntaron con una serie de músicos de sesión entre los que destacan el teclista habitual Rabbit Bundrick y el bajista Pino Palladino. Para aportar algo medianamente original, no solo se limitaron a ofrecer una serie de nuevas canciones sin mayor repercusión, sino que a partir de la décima canción desarrollaron una miniópera titulada Wire & Glass, no tan reducida como ‘A Quick One, While He's Away’ pero con una duración que no llega a los treinta minutos. Como era de esperar, todo está compuesto por Pete Townshend con alguna pequeña ayuda externa. Daltrey ya tenía bastante con intentar cantarlo todo razonablemente bien.

 

Una sonrisa recorre el rostro de cualquiera que comience a escuchar este álbum, ya que el inicio de ‘Fragments’ recuerda inmediatamente a ‘Baba O'Riley’ por ese sonido cíclico de sintetizador. La mirada al pasado es evidente e incluso ‘Two Thousand Years’ recuerda a ‘Guitar And Pen’ de Who Are You, pero con base acústica. Hay otros momentos que Townshend se conforma con coger la guitarra acústica y cantar sin demasiado entusiasmo (‘God Speaks Of Marty Robbins’) o con exceso de celo (‘In The Ether’). Al menos en ‘You Stand By Me’ se le escucha más animado, en una especie de emulación del primer Dylan más folk. Lo que se aprecia es un timbre de voz más grave que ha adquirido con la edad.

 

Los mejores momentos de esta primera parte del disco son ‘It's Not Enough’ y ‘Black Widow's Eyes’. La primera presenta un memorable estribillo que parece de góspel y una parte instrumental muy elaborada, con un bajo que recuerda mucho a Entwistle, además de deleitarnos con los destellos de guitarra que va dejando Townshend por el camino. ‘Black Widow's Eyes’ es menos vistosa pero su estribillo crea un acertado contraste como oasis de manifestación sentimental.

 

Sobre la miniópera, no puede compararse a las grandes piezas antiguas que ofrecieron en ese estilo, pero al menos se hace entretenida al constar de composiciones de corta duración que se van sucediendo sin descanso, además de que tiene un comienzo frenético con la acelerada ‘Sound Round’, en la que destaca la batería que no está tocada en esta ocasión por Kenney Jones. Las mejores canciones/partes de esta miniópera son la acústica ‘Unholy Trinity’, donde destaca el empleo del banjo, y ‘They Made My Dream Come True’, en la cual parecen jugar con las voces para producir un efecto inquietante junto a su ritmo incisivo.

 

La canción que da título al disco no es gran cosa al ser un pop convencional de estribillo simplón. Lo peor es sin duda que finalicen con dos de las composiciones más flojas. En primer lugar, ‘Mirror Door’ comienza con mucho brío pero luego se desvanece en un mar de mediocridad del que no le libra ni siquiera la mención de tantos artistas musicales en la letra. Tampoco es buena idea finalizar el álbum con una canción tan básica, pausada y aburrida como ‘Tea & Theatre’, puesto que parece una demo poco elaborada.

 

Ese mal gusto final tampoco debe empañar lo que es un retorno decente de The Who, bastante mejor que el que había sido su último álbum de estudio allá por 1982, It's Hard. De la valoración final que se le ha dado, en un día malo se le podría sustraer una estrella, pero en realidad es un disco sin ninguna canción mala (diferencia sustancial con la última etapa) y que ofrece una ejecución impecable y profesional que, tratándose de The Who, merece un pequeño aplauso. Tampoco se está perdiendo nada quien no lo haya escuchado todavía.

VIEW FROM A BACKSTAGE PASS

Año de publicación: 2007

Puntuación:

CD I: 1) Fortune Teller; 2) Happy Jack; 3) I'm A Boy; 4) A Quick One, While He's Away;

5) Magic Bus; 6) I Can't Explain; 7) Substitute; 8) My Wife; 9) Behind Blue Eyes; 10) Bargain; 11) Baby Don't You Do It.

CD II: 1) The Punk And The Godfather; 2) 5:15; 3) Won't Get Fooled Again;

4) Young Man Blues; 5) Tattoo; 6) Boris The Spider; 7) Naked Eye/ Let's See Action / My Generation Blues; 8) Squeeze Box; 9) Dreaming From The Waist; 10) Fiddle About; 11) Pinball Wizard; 12) I'm Free; 13) Tommy's Holiday Camp;

14) We're Not Gonna Take It; 15) See Me, Feel Me / Listening To You.

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Se espera siempre con ansia cualquier cosa que pueda ser rescatada de los archivos de The Who y llegaba aquí una estupenda recopilación de actuaciones en directo entre 1969 (la primera canción) y 1976, todo en riguroso orden cronológico para que podamos entretenernos, si lo deseamos, en comparar el sonido de la banda en ese período. De todas maneras, son los años de mayor poderío escénico del grupo aunque el repertorio incluido es el previsible, pero esto último no es óbice para poder disfrutar de unas interpretaciones soberbias. Como puntualización, ‘Dreaming From The Waist’ y ‘Squeeze Box’ son las mismas que vienen incluidas como bonus tracks en The Who By Numbers.

 

Del primer disco, ‘Happy Jack’, ‘I'm A Boy’ y ‘A Quick One, While He's Away’ pertenecen a un concierto en Hull de 1970 que será publicado íntegramente en 2012. Suenan igual a como lo hacían en Live At Leeds por ser de la misma gira, pero el nivel de maestría con el que ya tocaban ‘A Quick One, While He's Away’ es digno de mención. Este exceso de confianza es quizá los que les lleva a pasarse de rosca en ‘Magic Bus’. Si los casi ocho minutos que duraba en Live At Leeds te parecían una eternidad, los casi catorce que dura aquí rayan lo criminal porque la improvisación de guitarra de Pete suena estéril y tan solo pasados los diez minutos se lanzan los tres músicos a darle potencia al asunto, empecinados anteriormente con el mismo ritmo. Como la fecha exacta de esta actuación no la conocemos (la que viene en el disco parece que no es correcta), no sabemos si esa recta final les sirvió de idea para la coda de ‘Baba O'Riley’ o fue al revés. En cualquier caso, lo que está claro es que alargar tanto ‘Magic Bus’ puede ser un suplicio equivalente a quince minutos de ‘Yellow Submarine’ o de la sección central de ‘Bohemian Rhapsody’. Las seis últimas interpretaciones del primer disco son de un mismo concierto de diciembre de 1971 en San Francisco y cabe destacar sobre todo ‘Bargain’, pues muestra una fiereza que incluso supera al equivalente de estudio e incluyen una sensacional coda improvisada al final.

 

El segundo disco comienza mediante un concierto del año 1973 con dos canciones de Quadrophenia, la poco habitual ‘The Punk And The Godfather’ y la típica ‘5:15’, con un Daltrey que suena un poco ronco. Del mismo concierto se incluye ‘Won't Get Fooled Again’, quizá para que estemos expectantes ante el clímax final del grito de Roger (el primer grito que escuchamos en la versión de estudio no consta que lo intentara nunca en directo) y ciertamente consigue un buen resultado. Los cuatro temas siguientes pertenecen al nombrado concierto de 1974 en el campo de fútbol del Charlton, pero aquí ya van sonando más mecánicos y menos comprometidos, sin que ello signifique una merma en el impecable sonido. Tiene la curiosidad de ofrecer encadenado ‘Naked Eye’ a ‘Let's See Action’ y luego a esa plomiza manera de desaprovechar la energía de una canción para crear ‘My Generation Blues’.

 

A partir de ‘Squeeze Box’ pertenece todo a un mismo concierto de junio de 1976 en Gales y el mejor regalo que podían hacerle a los galeses (quitando cantar en gaélico) es cerrar el concierto con la sensacional interpretación de ‘See Me, Feel Me / Listening To You’, transmitiendo una gran emoción como en sus momentos de mayor inspiración. Las últimas selecciones pertenecen a Tommy, pero se corresponden más bien a las versiones más frescas de la banda sonora, destacando la abrumadora transformación desde entonces de ‘I'm Free’ en un brutal rock donde los miembros de The Who se pueden desgañitar sin reparo. Le falta que Pete aquí hubiera estado inspirado con algún solo de guitarra para haber conseguido la interpretación definitiva. Lo curioso es que por partida doble podemos escuchar el canto histriónico de Keith Moon, tanto en ‘Fiddle About’ como en la broma ‘Tommy's Holiday Camp’.

 

En resumen, corre a buscar este álbum si te llegaste a quedar con más ganas de escuchar a The Who en directo cuando todavía eran una de las mejores bandas (si no la mejor) de rock en el escenario. Es una estupenda selección y se convierte automáticamente en uno de los mejores álbumes de rock en directo. La única pega que se le puede poner es que es más o menos el mismo repertorio de siempre, pero poder rellenar dos discos con grandísimas composiciones como estas solo está al alcance de unos pocos elegidos. Y The Who lo son.

LIVE AT HULL

Año de publicación: 2012

Puntuación:

CD I: 1) Heaven And Hell; 2) I Can't Explain; 3) Fortune Teller; 4) Tattoo;

5) Young Man Blues; 6) Substitute; 7) Happy Jack; 8) I'm A Boy;

9) A Quick One, While He's Away; 10) Summertime Blues; 11) Shakin' All Over;

12) My Generation.

CD II: 1) Overture; 2) It's A Boy; 3) 1921; 4) Amazing Journey; 5) Sparks;

6) Eyesight To The Blind (The Hawker); 7) Christmas; 8) The Acid Queen;

9) Pinball Wizard; 10) Do You Think It's Alright?; 11) Fiddle About;

12) Tommy Can You Hear Me?; 13) There's A Doctor; 14) Go To The Mirror!;

15) Smash The Mirror; 16) Miracle Cure; 17) Sally Simpson; 18) I'm Free;

19) Tommy's Holiday Camp; 20) We're Not Gonna Take It.

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Si nos fijamos en la fecha que puede verse garabateada en la portada, leemos que este concierto recuperado en Hull tuvo lugar el 15 de febrero de 1970. Si ahora echamos la vista atrás y miramos la fecha del concierto publicado como Live At Leeds, vemos que fue el 14 de febrero de 1970. Esa es casi la única diferencia que encontraremos entre ambos conciertos, pues Live At Hull es un clon de Live At Leeds. Hasta la improvisación de ‘My Generation’ es calcada (bueno, salvo los últimos dos vibrantes minutos). Originalmente, el concierto de Leeds era más reducido, pero las siguientes reediciones llegaron a incluir la interpretación de Tommy, que es lo que hubiera podido ser la novedad aquí. En 1970 The Who eran una máquina bien engrasada y potente, de tal manera que la música deslumbrante les sale mecánicamente y con poco esfuerzo, más si cabe cuando se trata de dos conciertos consecutivos. Al menos aquí nos libraremos de ‘Magic Bus’, de la cual ya habíamos tenido tres tazas en View From A Backstage Pass.

 

Así pues, apenas puede añadirse nada a lo que se escribió en su momento sobre Live At Leeds. Las diferencias son muy pocas y nada significativas. Por ejemplo, en ‘I'm A Boy’ a Pete le sale su humor inglés y cambia deliberadamente el último verso de la primera estrofa para cantar: “The other one's Rog and he's a boy”. El segundo disco está dedicado a Tommy, una ejecución casi íntegra de la obra de estudio donde únicamente faltan ‘Cousin Kevin’, ‘Underture’, ‘Sensation’ y ‘Welcome’. Las interpretaciones son casi equivalentes a las versiones de estudio, pero con The Who ya sabemos que sus composiciones se crecen en el escenario porque la energía siempre aflora a raudales. Es difícil resaltar algo cuando hay tantas soberbias interpretaciones, pero nos podemos fijar por ejemplo en la batería de Moon que acompaña a Daltrey mientras canta lo de “See me, feel me, touch me, heal me” en ‘We're Not Gonna Take It’. Es otra demostración de grandeza que todavía podamos deleitarnos con detalles en unas grabaciones tan antiguas.

 

Si no hubiera existido Live At Leeds, este álbum tendría la máxima valoración también, pero el primer disco es tan idéntico que podría haber pasado por la misma grabación con diferente título. El segundo disco sí que es una obligación escucharlo, salvo que se haya escuchado la edición Deluxe del concierto en Leeds, en cuyo caso la redundancia debe ser doble. Pero bueno, que ninguna valoración nos desvíe de lo importante: The Who fueron la banda de rock más impresionante que haya existido nunca en toda la historia.

LIVE AT THE FILLMORE EAST 1968

Año de publicación: 2018

Puntuación:

CD I: 1) Summertime Blues; 2) Fortune Teller; 3) Tattoo; 4) Little Billy; 5) I Can't Explain; 6) Happy Jack; 7) Relax; 8) I'm A Boy; 9) A Quick One, While He's Away; 10) My Way;

11) C'mon Everybody; 12) Shakin' All Over; 13) Boris The Spider.

CD II: 1) My Generation.

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El 4 de abril de 1968 murió asesinado Martin Luther King en otro de esos magnicidios recurrentes en los Estados Unidos, en general dirigidos siempre a un determinado tipo de pensamiento que aboga por la igualdad y el equilibrio social. El gran James Ellroy narra en su ficción novelística llamada Trilogía americana todos esos años convulsos de una manera verídica, descarnada e inquietante, lo cual refleja al final el mismo modus operandi en los asesinatos: oficialmente se asigna la culpa a un tonto fanático que actuaba de forma aislada. Casualmente, en los dos días siguientes al citado asesinato, The Who tenían programados unos conciertos en el Fillmore East de Nueva York, el segundo de los cuales viene recogido en este doble álbum. ¿Por qué quedó archivado y no llegó a publicarse en su momento? Pues visto el potencial que tenía el grupo y lo que escuchamos aquí, puede entenderse la decisión de haberlo guardado, pues en muchos momentos no podríamos distinguir a The Who de muchos otros grupos de rock de la época.

 

Para empezar, si el repertorio interpretado está en el orden original, no parece la mejor opción como inicio de un concierto la versión de un tema tan distendido como ‘Summertime Blues’ (aunque le añadan un potente intermedio instrumental), salvo que quisieran demostrar su devoción por el malogrado Eddie Cochran, pues hasta tres canciones en total de este pueden encontrarse aquí. En cualquier caso, versiones como las de ‘My Way’ o ‘C'mon Everybody’ solo pueden entenderse como una manera de relajarse un poco en el escenario tocando una pieza menor y sencilla de tocar, pero la primera queda bastante floja. De esta manera es obvio que no podían diferenciarse mucho de la escena musical rockera de los sesenta. ‘Fortune Teller’ es presentada como “la primera vez que la tocan después de la noche anterior” y se nota, pues en Live At Leeds comprobábamos cómo la podían ejecutar transformada en un trepidante blues-rock de ritmo lento pero cortante hasta que los músicos decidían acelerarlo todo y extraer toda la energía posible. Aquí todavía suena más cercana al R&B y sin tanto impacto. A continuación, como si fuera una obligación en los conciertos, llega la siempre efectiva ‘Tattoo’. Sorprende encontrar en el repertorio ‘Little Billy’, pues no es de sus mejores creaciones y aparte en directo todavía nos recuerda más a ‘Odorono’.

 

Por qué The Who en directo todavía no habían logrado en 1968 el mismo estatus que poseyeron a partir de Tommy queda claro en las piezas largas de este concierto. En ‘Relax’ se extienden más allá de los diez minutos pero a base de introducir sonido sin una sola melodía original y sin ninguna variación interesante de lo ya conocido en una vacua improvisación que no les hacía diferir mucho de otros grupos de peor calidad que intentaban hacer lo mismo. O sea, técnicamente se nota la diferencia, pero diez minutos de técnica sin más no resultan nada atrayentes. Tan extenuados llegan al final que el retorno de la parte vocal suena desafinado. En cuanto a ‘A Quick One, While He's Away’, se exceden un poco al dedicar más de cuatro minutos a la sección final de You Are Forgiven.

 

En 1968 el plato fuerte seguía siendo ‘My Generation’ y aquí se lo reservan como hiperbólico final de fiesta, sobrepasando la media hora de duración y apartado por ello en un segundo disco. Por desgracia, aquí no han llegado todavía a la maestría de la extensa (aunque menos) versión contenida en Live At Leeds y la mayoría del tiempo escuchamos un muro sonoro sin propósito aparente. Puede escucharse un interesante solo de bajo llegando a los catorce minutos, pero algunos momentos de la improvisación son un tanto pueriles, como resulta ser justo la manera de finalizar el tema con esa melodía infantil de guitarra. En resumen, decepciona más que otra cosa. Del concierto en global no podemos decir que sea decepcionante, ni mucho menos, pues solo la mitad del repertorio ya convierte este doble álbum en valioso y el poderío de los músicos, aun estando lejos de su mejor versión en directo, se palpa en las interpretaciones. Por tanto, estas grabaciones son recomendables tanto desde un punto de vista histórico como musical.

WHO

Año de publicación: 2019

Puntuación:

1) All This Music Must Fade; 2) Ball And Chain; 3) I Don't Wanna Get Wise; 4) Detour; 5) Beads On One String; 6) Hero Ground Zero; 7) Street Song; 8) I'll Be Back;

9) Break The News; 10) Rockin' In Rage; 11) She Rocked My World;

[BONUS TRACKS:] 12) This Gun Will Misfire; 13) Got Nothing To Prove;

14) Danny And My Ponies.

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Poca gente podría prever un nuevo álbum de The Who trece años después del último, menos todavía cuando la producción en solitario de Pete Townshend, respecto a composiciones nuevas en el estudio, llevaba paralizada mucho más tiempo. Pero el caso es que el bueno de Pete volvió a juntar un puñado de canciones nuevas y a estas alturas lo más seguro era publicarlo como The Who, pues que el plan de jubilación hay que tenerlo asegurado y no vale la pena jugárselo por un nombre u otro. La relación con Daltrey era de respeto pero grabaron por separado en el estudio; dos viejos cascarrabias coincidiendo en un mismo cuarto podría llevar a consecuencias desastrosas, como en las películas de Jack Lemmon y Walter Matthau. Los músicos principales que les complementan son los habituales desde los noventa: el reputado bajista Pino Palladino y el hijo de Ringo Starr en la batería. Pero The Who no escatiman en recursos y utilizan todos los músicos que necesiten, así como arreglos orquestales.

 

Respecto a la música, como es evidente ya no cabe esperar ninguna novedad más ni es el propósito de Pete experimentar nada nuevo, si acaso algún detalle de estudio añadido como muestra de que en el estudio todavía dedicaba tiempo a jugar algún rato con los aparatos a su disposición. Pronto demuestran que simplemente con tirar de solera y recoger acordes típicos de rock les sale fácilmente algo como ‘All This Music Must Fade’, o como ‘Rockin' In Rage’, que además huele a Quadrophenia por todos lados. La voz deliberadamente ronca de Daltrey en ‘Ball And Chain’ incluso puede llegar a ser molesta en alguna reverberación. Esta canción ya había sido grabada previamente por Townshend bajo el título de ‘Guantanamo’ y representaba una letra más política, algo en lo que no se había prodigado mucho.

 

El título de ‘I Don't Wanna Get Wise’ parece otra rabieta del estilo de cantar “Hope I die before I get old”, es decir, el equivalente de un joven diciendo que prefiere morir antes de hacerse viejo es escuchar a un viejo diciendo que no quiere volverse inteligente. En cualquier caso, musicalmente no deja de ser relleno. Y es que en este álbum encontraremos algún tema flojo como ‘I'll Be Back’, que no parece ni de The Who, o también el insulso ‘Hero Ground Zero’, donde el verso “Every rock star wants to make a movie” se lo podrían haber aplicado los dos miembros supervivientes del grupo. Y en algunos temas como ‘Street Song’ logran destacar únicamente por el acierto con las melodías vocales, sin que tampoco suponga nada excepcional.

 

Lo que desprende todo este álbum es una sensación de nostalgia total, como refleja también el título de ‘Detour’, probablemente un guiño también al nombre que tuvo el grupo antes de llamarse The Who: The Detours. La nostalgia no acaba precisamente ahí, pues está repleto de detalles como el ritmo al estilo Bo Diddley que emplean al principio, la significativa estructura de uno de los versos (“People try to crash land down”, otro guiño a ‘My Generation’), o el final de sintetizador al estilo de ‘Baba O'Riley’. Esa nostalgia le lleva a Pete también a volver a asumir el rol de vocalista en la convencional balada ‘Beads On One String’, quizá porque tenga un significado personal especial para él. Como Townshend mandaba en el contenido, incluye también una composición de su hermano, ‘Break The News’, en la cual incursionan en el terreno del folk-rock, algo novedoso en ellos.

 

Más ambientales se muestran en ‘She Rocked My World’, donde destacan más los músicos en la sombra: el bajista, el baterista y el teclista. Esta canción curiosamente precede a otra algo similar en tono pero más acertada en las melodías, como es ‘This Gun Will Misfire’. Es lo mejor de este álbum y sorprende que en realidad sea una de las canciones adicionales que tan solo pueden hallarse en la edición Deluxe del disco, porque paradójicamente lo mejor aparece incluido en los bonus tracks. Así, la mayor sorpresa es encontrar un descarte de 1966 titulado ‘Got Nothing To Prove’, una pegadiza pieza de pop orquestal que entonces sonaría superflua pero aquí suena fresca y atractiva, con un Townshend de vocalista modulando a la perfección como cualquier cantante profesional. Por el contrario, cuando comienza ‘Danny And My Ponies’ parece que va a ser una demo de Pete con la guitarra acústica, pero luego entra el resto de instrumentos y vemos que se trata de una consistente pieza de relajado pop-rock con unos violines que le dan un ligero aire country.

 

Acabado el disco, la sensación que queda es la de haber escuchado lo que uno esperaba escuchar, que es una última (o penúltima) demostración de que Townshend todavía poseía la capacidad de componer. Simplemente con grabar algo profesional, para lo cual están suficientemente capacitados, The Who pueden satisfacer a l@s fans y colocarse una vez más con dignidad en la escena musical. Se limitan a cumplir el expediente, que teniendo más de setenta años ya es más que suficiente. Queda así este álbum como una entrada irrelevante en la discografía del grupo.

RECOPILATORIOS

THEN AND NOW!

Año de publicación: 2004

Una recopilación de tan solo un disco ya sabemos que se va a quedar corta para The Who, pero en este caso contenía dos canciones nuevas que eran a su vez sendos homenajes. Cuando comenzamos a escuchar la interpretación en piano de ‘Can't Help Falling in Love’ de Elvis Presley en el comienzo de ‘Real Good Looking Boy’, no es una casualidad, sino que se trata del homenaje al llamado Rey del rock, inspirador de muchos grandes músicos de la siguiente década a su aparición. La canción en sí tampoco es nada especial, suena agradable y tiene reminiscencias a algún tema de Pete Townshend en solitario en el inciso instrumental que hay tras el puente. Como curiosidad, el bajo lo toca Greg Lake, de ELP. El otro tema inédito es ‘Old Red Wine’, un homenaje a John Entwistle, quien había fallecido en 2002. En este caso sí se nota la emoción de sus compañeros y eso aporta un plus especial a esta nostálgica canción cuya melodía instrumental emociona más dentro de su contexto. Y nada mejor que añadirle una enérgica coda al final al que es probablemente el mejor bajista habido en la historia del rock. Este tema sí es un homenaje de verdad.

VÍDEOS

TOMMY

Año de publicación: 1975

Adaptación en film de la historia narrada en la obra Tommy donde no hay diálogos como buena ópera que se precie, solo una sucesión de canciones sin descanso acompañadas por las interpretaciones de Roger Daltrey, Ann-Margret y Oliver Reed en los papeles principales. Como ya se comentara en el análisis de la banda sonora publicada, la voz de Oliver Reed puede hasta resultar irritante en las canciones. Pero en cualquier caso la película no deja de ser una orgía audiovisual que podría entenderse como una serie de vídeos musicales, donde pueden destacarse: los bailoteos paranoicos de Tina Turner como Acid Queen; un Eric Clapton casi irreconocible por su cara inflada y acompañado por Arthur Brown en ‘Eyesight To The Blind’ (la parte cantada de este último no aparecerá en la edición de la banda sonora); un extravagante Elton John subido a unas botas gigantes mientras compite al pinball; a Jack Nicholson actuando como médico seductor y cantando aceptablemente en ‘There's A Doctor’; los momentos de humor en las escenas con el primo Kevin y el tío Ernie (interpretado por Keith Moon, pues Townshend y Entwistle apenas aparecen en el film y únicamente como músicos). Se puede entender como una curiosidad para volver a escuchar sus grandes canciones en nuevas versiones y para apreciar las modas de la época, motivo este último por el cual también queda desfasada en muchos momentos: las máquinas de bolas, los efectos visuales, algunos movimientos de cámara...

THE KIDS ARE ALRIGHT

Año de publicación: 1979

Aunque ya se ha hablado bastante de esta película al comentar la banda sonora que se publicó, todavía se pueden añadir algunas cosas más para completar el dibujo de lo que es un documento imprescindible para entender la importancia de The Who en la escena musical. Keith Moon falleció cuando la película ya estaba montada y acabada, aunque sin estrenar, por lo que tampoco encontraremos ningún homenaje expreso, pues en conjunto la película es todo un homenaje a cada uno de sus componentes. En las imágenes correspondientes al año en que se estaba grabando el documental (1978), se puede ver ya a un Keith Moon en bajo estado de forma, más gordo de lo normal y aparentando tener más de cuarenta años (cuando únicamente tenía treinta y dos). Es lo que tiene llevar una vida desenfrenada, aunque en la práctica eso solo significa que pasa de ser un batería inigualable a ser simplemente un buen batería. Entwistle no se queda muy a la zaga en cuanto a peso, pues solía acompañar a Moon en sus excesos.

 

Así, pueden destacarse las hilarantes escenas de Keith Moon (siempre bordeando los límites del humor), incluido el buen rollo con su amigo Ringo Starr. Aunque lo más impactante es la pregunta que se le hace a un Moon en ese momento serio y pensativo, para que deje de interpretar su papel bufonesco y hable de su realidad, a lo que él contesta con una veracidad perturbadora que nadie podría soportar conocerla. Uno de los momentos más curiosos es la interpretación en el estudio en 1977, cuando se volvían a juntar después de un largo descanso y Moon ya está en baja forma, del antiguo éxito de los Beach Boys ‘Barbara Ann’, aunque la canción data originalmente de 1961. Y resulta curioso también verlos interpretar en sus inicios otro éxito de James Brown (‘Shout And Shimmy’) con Townshend de animador del público mediante bailoteos que no se sabe si tienen un sentido paródico o si realmente Pete tenía la intención de hacer que la gente bailara. Pero no vale la pena seguir diciendo más, un documental de uno de los mejores grupos de la historia con grandes actuaciones y buenos extractos de entrevistas es de obligatorio visionado para cualquier aficionado al rock. Y por cierto, gran libreto de acompañamiento, algo poco habitual en los DVD’s.

QUADROPHENIA

Año de publicación: 1979

La adaptación cinematográfica de Quadrophenia no estuvo a la altura de la obra original. Podemos recordar cómo la historia era un análisis psico-sociológico de las cuatro personalidades del personaje principal, un mod llamado Jimmy. Ese aspecto esencial de la obra musical queda completamente desechado en favor de una narración lineal sobre un chaval adolescente y sus historietas sobre rivalidades, música, drogas y chicas, que poco interés suscitan. El protagonista, Phil Daniels, no tiene mucho gancho y en las escenas en las que aparece Sting, ni nos enteramos de su presencia. Lo mejor de la película es la recreación de la batalla de la playa de Brighton entre mods y rockers, suceso que ocurrió en la realidad, y quizá también la parte final, gracias a la fuerza que le imprime una emotiva canción como ‘Love, Reign O'er Me’. No obstante, es una película decepcionante para las posibilidades que ofrecía, pues buena parte de Quadrophenia se situaba desde la perspectiva del narrador, y tampoco es un musical como lo era Tommy.

THIRTY YEARS OF MAXIMUM R&B LIVE

Año de publicación: 1994

Coincidiendo con la publicación del boxset de casi mismo título, salió también este nuevo DVD que más o menos sirve de complemento a The Kids Are Alright, no solo por recoger actuaciones a partir de 1979, sino también por recuperar unas pocas grabaciones entre 1971 y 1973, época en la que The Who prohibieron ser grabados según lo indicado en el libreto. De hecho, se vuelve a hacer un repaso desde los inicios, con una potente interpretación de ‘Anyway, Anyhow, Anywhere’ de 1965. Las actuaciones post-Moon en general están bien, toda una sorpresa positiva, excepto las últimas tres canciones pertenecientes a un concierto de 1989 que parecen una broma de mal gusto, y eso que en el vídeo vemos a Townshend quejarse de que él no quiso salir a tocar en el Shea Stadium (en 1982) porque pensaba que no era el lugar apropiado, pero el hecho es que la interpretación de ‘Love, Reign O'er Me’ de ese concierto es más que aceptable. En esas citadas tres últimas canciones de 1989 no parecen The Who sino una banda tributo, y de las mediocres. La causa principal es ver a Pete Townshend en tan baja forma, pues aparte de la extravagante apariencia (un traje tres tallas más grande y una coleta nada habitual en él), únicamente toca la guitarra acústica porque hay otro músico (al que no vemos) con la eléctrica. Además, ‘I Can See For Miles’ pierde todo su encanto original al ser interpretada de una manera estándar, aunque al menos ‘See Me, Feel Me’ suena mejor de lo que podríamos esperar. Como curiosidad, encontramos los primeros ensayos con Kenney Jones en la batería y el teclista "Rabbit" Bundrick. Y bueno, entre actuaciones diferentes vamos encontrando retazos de entrevistas recientes en ese momento a Townshend, Daltrey, Entwistle y alguno más, que vale la pena escuchar. La extensa duración de dos horas y media juega en su contra, porque puede resultar algo pesado de ver.

LIVE AT THE ISLE OF WIGHT FESTIVAL 1970

Año de publicación: 1996

Del mítico Festival de la Isla de Wight en 1970 se publicó este impresionante concierto de The Who, posiblemente el mejor que se haya filmado de ellos y por ende de toda la historia del rock. Por la fecha en que se produjo y por el repertorio interpretado, es casi como la traslación en imágenes del eterno Live At Leeds, si bien aquí se incluye una buena selección de Tommy. No cabe extenderse más puesto que solo hay que recomendar encarecidamente el visionado del concierto, repleto de grandes momentos de una banda en estado de gracia. A destacar el mono de esqueleto que lleva Entwistle, quien luego confesaría que le venía tan ajustado que apenas podía moverse.

THE WHO & SPECIAL GUESTS: LIVE AT THE ROYAL ALBERT HALL

Año de publicación: 2001

El 27 de noviembre del año 2000 se filmó esta actuación de The Who en favor de una asociación contra el cáncer en la que, como dice el título, participaron algunos invitados acompañando a esta versión descafeinada de la banda. La batería corre a cargo del hijo de Ringo Starr, Zak Starkey, que cumple su papel. Quien realmente aguanta el tipo es el gran Entwistle al bajo, pues podría hasta estar en silla de ruedas y cumplir a la perfección con su parte. No obstante, lo peor es comprobar cómo la voz de Roger Daltrey ha perdido mucha potencia (cual Sansón, el corte de pelo ha significado un recorte de voz), con batacazos flagrantes como el grito intermedio de ‘Who Are You’ y, por supuesto, el de ‘Won't Get Fooled Again’, donde ni siquiera intenta realizar el primer y recatado chillido, así que cuando escuchamos los golpeos de batería que anteceden al grito definitivo de la canción, ya estamos echándonos las manos a la cabeza con un triste presentimiento... ¡pero no! Milagrosamente Daltrey lo hace decentemente (quien sabe si hubo algún truco) y el tema finaliza con dignidad.

 

Los invitados no aportan nada especial al evento salvo su presencia y su timbre de voz (y eso si cantan, porque Noel Gallagher toca la guitarra y tampoco hace nada especial). Las únicas sorpresas agradables son poder escuchar a un violinista de verdad interpretar la coda de ‘Baba O'Riley’ y la versión acústica de ‘Drowned’ a cargo de Townshend, que demuestra tener mucha mejor voz que Daltrey y que adolece de querer parecer un veinteañero/treintañero meneando la guitarra, la mayor parte del concierto. En definitiva, no encontramos nada que no sea lo que esperamos de unos señores con casi sesenta años que quieren aparentar que el tiempo no ha pasado por ellos, aunque al menos cumplen y Pete Townshend se permite variados destellos de maestría con la guitarra. Pero quien no haya visto este concierto, no se pierde nada importante.

AT KILBURN 1977

Año de publicación: 2008

Este doble DVD recoge en realidad dos conciertos de dos épocas bien diferentes. El primer disco recoge el concierto en Kilburn de 1977, grabado especialmente para su inclusión en The Kids Are Alright, por lo que está dirigido por el mismo director. Como los resultados no fueron los deseados, se guardó en los archivos y se volvió a realizar otra actuación en directo en vistas a la citada película documental, pero esta vez en los estudios Shepperton, que en realidad era similar a la de Kilburn. Al final, transcurrieron treinta años hasta que ese primer concierto fue rescatado y remasterizado para subsanar los problemas técnicos originales. Y lo que tenemos son esos últimos coletazos de la formación clásica de The Who, con Keith Moon física y musicalmente en baja forma. Es decir, sigue demostrando ser un gran batería, pero se nota enseguida que ha perdido buena parte de la habilidad que le hacía destacar como uno de los mejores. El resto de la banda demuestra que los años no afectaban para conseguir otra demostración inigualable de poderío rockero, repasando una parte de sus grandes éxitos.

 

El segundo disco se corresponde con un concierto de diciembre de 1969 en el London Coliseum, del cual se ha recuperado alguna actuación en documentales posteriores, y por la fecha podemos intuir que el repertorio es prácticamente idéntico al de Live At Leeds. Cuando se escucha ‘Happy Jack’ como un inserto en ‘A Quick One, While He's Away’, en realidad es porque no se acabó de grabar al completo la segunda, ya que la filmación es de baja calidad y con breves momentos muertos sin imágenes. De hecho, en el contenido extra puede escucharse ‘A Quick One, While He's Away’ al completo pero sin las imágenes que corresponderían. También en el contenido extra encontraremos la interpretación de Tommy, igualmente con problemas de imagen y, este caso, de sonido. Una verdadera lástima que no se pudiera grabar en condiciones a The Who en su momento más álgido.

THE STORY OF TOMMY

Año de publicación: 2013

Documental imprescindible para cualquier amante de Tommy (o sea, del álbum). Más todavía, es todo un ejemplo de documental, pues recoge los comentarios de periodistas musicales serios, biógrafos de la banda y, en general, gente muy bien documentada y con enfoque analítico. Incluso habla el propio Pete Townshend, quien de joven siempre parecía reacio a tomarse en serio su propia obra o quizá se mostrase esquivo porque la historia representaba la exteriorización de algunos de sus traumas mentales. Encontraremos muchas curiosidades, como por ejemplo que la idea inicial para el “See me, feel me, touch me” era que la iba a cantar Townshend porque, como ya se ha dicho, era su manera de exteriorizar esas vivencias personales que de alguna forma había materializado en el personaje de Tommy. Musicalmente hubiera servido de interesante contrapunto a Daltrey, eso sí. Lo mejor del documental quizá sea cuando hacia el final Pete Townshend recuerda, de la actuación de The Who en una Ópera de Nueva York (todo un hito en el mundo del rock, llegar a sitios así), lo que le comentaron Bob Dylan y Leonard Berstein; cal y arena. Y bueno, que el documental se acaba haciendo demasiado corto por lo interesante que es y la estupenda música de Tommy que podemos disfrutar al mismo tiempo.

LAMBERT & STAMP

Año de publicación: 2014

Como su título indica, este documental trata sobre los managers que tuvieron The Who en sus primeros diez años de gloria: Kit Lambert y Terence Stamp. Aparte de ofrecer una interesante muestra sobre la dura realidad de la incertidumbre cuando se quiere comenzar un negocio, cuyo éxito supone una verdadera carambola, en él se nos narra de primera mano el devenir de The Who hasta la muerte de Keith Moon, pues Lambert falleció pocos años después. Además del superviviente Stamp y otros allegados del momento, podemos escuchar entrevistas actuales de Townshend y Daltrey, por lo que las curiosidades y anécdotas que se cuentan harán las delicias de cualquier aficionad@ a The Who. Algunas de las afirmaciones son bien duras pero también creíbles, como que Daltrey pasó de ser el líder original a no pintar nada, hasta que llegó el disco de Tommy y pudo encontrar su verdadero lugar. Documental dirigido a toda persona interesada en The Who.

THE WHO

Como ocurre en cualquier grupo de rock, el interés de las carreras en solitario de sus miembros está en relación directa con la capacidad compositiva demostrada dentro de la banda, sea en mayor o menor cantidad. Obviamente, la carrera de Pete Townshend es la más interesante y por ello tiene su propia página. La habilidad de Roger Daltrey como compositor ya quedó completamente desacreditada en su momento con despropósitos como ‘See My Way’, por lo que su carrera en solitario se ha basado en la interpretación de temas ajenos, motivo por el que presenta muy escaso interés. Si nos fijamos en Keith Moon, sorprende descubrir que llegó a publicar un olvidable álbum de versiones (Two Sides Of The Moon, 1975) donde apenas toca la batería, lo único que hubiera valido la pena. Eso sí, se apoyó en una gran cantidad de músicos amigos que tampoco consiguen que el proyecto se salga de la mediocridad, si es que llega a ella.

 

Nos queda John Entwistle, más fiable en su producción porque sus contribuciones al catálogo de The Who fueron acertadas en la mayoría de ocasiones, con el inevitable bajón en los años ochenta que en parte fue debido a que se guardaba sus mejores composiciones para su carrera en solitario, como parecía hacer Townshend también. Pero en la primera mitad de los setenta publicó nada menos que cuatro discos, los dos primeros de muy bien nivel. En global, no hay que perderse tres buenos y recomendables álbumes como son Smash Your Head Against The Wall (1971), Whistle Rhymes (1972) y su retorno en 1981 mediante Too Late The Hero. A Rigor Mortis Set In, de 1973, habría que calificarlo de mediocre, pero el que puede obviarse sin problema es el flojo Mad Dog de 1975. Canciones suyas como ‘My Size’, ‘What Kind Of People Are They’ o ‘I Was Just Being Friendly’ hubieran engrandecido todavía más cualquier disco de The Who, así que vale la pena bucear un poco en la producción de Entwistle.

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