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THE KINKS

1) Beautiful Delilah; 2) So Mystifying; 3) Just Can't Go To Sleep;

4) Long Tall Shorty; 5) I Took My Baby Home; 6) I'm A Lover Not A Fighter;

7) You Really Got Me; 8) Cadillac; 9) Bald Headed Woman; 10) Revenge;

11) Too Much Monkey Business; 12) I've Been Driving On Bald Mountain;

13) Stop Your Sobbing; 14) Got Love If You Want It;

[BONUS TRACKS:] 15) Long Tall Sally; 16) You Still Want Me;

17) You Do Something To Me; 18) It's Alright; 19) All Day And All Of The Night;

20) I Gotta Move; 21) Louie Louie; 22) I Gotta Go Now;

23) Things Are Getting Better; 24) I've Got That Feeling;

25) Too Much Monkey Business; 26) I Don't Need You Any More.

KINKS

Año de publicación: 1964

Puntuación:

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¡¡¡Atención!!! Si no conoces apenas nada de este grupo y has escuchado ‘You Really Got Me’ y ‘All Day And All Of The Night’, podrás caer en el grave error de ver este CD en una tienda de discos y pensar: “¡Guau, este disco tiene esas dos canciones, luego debe de ser una de sus mejores obras!”. Pues te aseguro que si esto llega a ser así, ésta será lamentablemente tu última compra de un álbum de The Kinks. Y es que por esas fechas el grupo era bastante novato todavía, pero ‘You Really Got Me’ fue un éxito total y merecido y la compañía discográfica les urgió a grabar un LP para aprovechar que estaban de moda (y encima les hizo ponerse unos trajes escarlata a todos bastante horrorosos), pero el problema es que eso les pilló de sorpresa a los propios Kinks, que no tenían todavía repertorio suficiente para completar un disco. Así que se puede uno imaginar lo que es un grupo amateur grabando versiones de R&B (cuando ya existían los Rolling Stones) y tocando cancioncillas propias. Muy lamentable.

 

De hecho, son tan amateurs que en el libreto del CD nos dice Ray que el batería solo tocó en una canción, el resto fue un músico de sesión quien lo hizo. Y sí, yo compré el CD pero porque me costó 5€, ya sabía de antemano que no era muy bueno y aun así esperándome lo peor no mejoró mi percepción a posteriori, al revés, fue incluso peor de lo que podía imaginar. Las versiones son horrendas, sobre todo porque en algunas de ellas hasta canta el hermano de Ray Davies, Dave, que en esos inicios era bastante malo como cantante, ya tenía suficiente con aprender a tocar la guitarra. Las canciones originales no son nada del otro mundo, canciones pop olvidables la gran mayoría, hasta hay un instrumental titulado ‘Revenge’ acreditado a Davies y a un tal Page que no es Jimmy Page (error que cometí inicialmente porque Jimmy participó como músico de sesión e incluso tocó junto a Jon Lord en la canción 'Bald Headed Woman', según lo aseverado por Ray en el libreto). Curiosa conjunción de los futuros fundadores de Led Zeppelin y Deep Purple.

 

Del LP original, solo cabe destacar ‘Stop Your Sobbing’, precisamente la única canción donde toca Mick Avory, el batería del grupo, que años después se haría más famosa por la versión de los Pretenders, liderados por la futura mujer/ex-mujer de Ray, Chrissie Hynde. Y por supuesto, ‘You Really Got Me’, canción importantísima, inspiradora, influyente y con un estilo imitado hasta la saciedad, sobre todo en los años venideros. Nos encontramos ante un sonido proto-punk y hasta proto-grunge, que fue fruto de la casualidad cuando Dave Davies hizo pruebas con una aguja en su guitarra eléctrica, o eso cuenta la leyenda... el caso es que consiguió un sonido fuerte, duro e incisivo, que marcaría un antes y un después en el devenir musical de la década.

 

En los bonus tracks se mejora algo el nivel general, pero tampoco demasiado. Está la mencionada ‘All Day And All Of The Night’, que es como decir ‘You Really Got Me, Part II’, pero que aun así es una canción rock buenísima e inolvidable. ‘You Do Something To Me’ es una buena imitación del estilo de With The Beatles, igual que ‘I Don't Need You Any More’. Y ‘I've Got That Feeling’ no me llamaba mucho la atención hasta que la escuché en la grabación de la BBC, y aquí incluso la tocan algo más rápidamente y suena hasta mejor, así que otro punto a favor después de cien en contra.

 

En definitiva, si no compras en tu vida este disco, evitarás también tener que darle dinero al productor Shel Talmy, uno de los mayores vampiros de la historia musical junto a Allen Klein, puesto que obligaba a sus grupos a grabar canciones donde aparecía él de compositor, aquí dos en concreto, para ganar dinero también por cada disco vendido. Y no le pongo a este álbum una estrella menos por la importancia histórica de ‘You Really Got Me’.

KINDA KINKS

Año de publicación: 1965 

Puntuación:

1) Look For Me Baby; 2) Got My Feet On The Ground;

3) Nothin' In The World Can Stop Me Worryin' About That Girl; 4) Naggin' Woman;

5) Wonder Where My Baby Is Tonight; 6) Tired Of Waiting For You; 7)

Dancing In The Street; 8) Don't Ever Change; 9) Come On Now; 10) So Long;

11) You Shouldn't Be Sad; 12) Something Better Beginning;

[BONUS TRACKS:] 13) Everybody's Gonna Be Happy; 14) Who'll Be The Next In Line;

15) Set Me Free; 16) I Need You; 17) See My Friends;

18) Never Met A Girl Like You Before; 19) Wait Till The Summer Comes Along;

20) Such A Shame; 21) A Well Respected Man; 22) Don't You Fret; 23) I Go To Sleep.

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Segundo disco y las cosas por suerte mejoran bastante, aunque si no fuera por los bonus tracks, pasaría por un disco mediocre. Pero pronto se detectan dos aspectos: 1) Solo hay dos versiones (‘Naggin' Woman’ y ‘Dancing In The Street’, esta última sería versioneada mucho mejor por The Mamas & The Papas, pero atrozmente machacada años más tarde por Bowie y Jagger), que son precisamente lo peor del disco; 2) Ray Davies tiene un gran talento compositivo, tanto en letras como en música, solo hay que dejarle tiempo para que lo desarrolle.

 

En el disco original, ciertamente el único clásico que encontramos es ‘Tired Of Waiting For You’, gran canción con atisbos de lo que serán las grandes letras de Ray Davies (“It's your life / And you can do what you want”). La sección rítmica se nota más cohesionada también (recordemos que Avory apenas tocó en el disco de debut) y ‘Come Now’ contiene un ritmo que se puede tomar como ejemplo del sonido entre R&B y pop que era marca de la casa en estos inicios del grupo. Además, también hay sitio para canciones más sencillas e introspectivas de Ray, como ‘Nothin' In The World Can Stop Me Worryin' About That Girl’, que antes de que hayas leído el título entero se ha acabado. El resto de canciones, salvo las dos malas versiones, están bien en mayor o menor grado, pero no se ve atisba en ellas la genialidad que empezará a desbordar muy pronto.

 

Pero pasemos a los bonus tracks, donde hay verdaderas joyas musicales: ‘Set Me Free’ es otro ejemplo de genio compositivo, con sus diferentes melodías y su estribillo ascendente hasta el “Set me free! / Set me free!”; ‘See My Friends’, que posee un sonido original e innovador de guitarra que recuerda a un sitar y otra vez unas melodías y armonías vocales que nos transportan por un sonido cuasi-psicodélico; ‘Such a Same’, donde combinan sabiamente el ritmo seco con una pegadiza melodía de guitarra que va apareciendo.

 

También hay que destacar uno de sus primeros ejemplos de lo que será uno de los fuertes de Ray Davies en sus letras, la narración de viñetas de la vida cotidiana o de personajes tanto singulares como mediocres. Estamos hablando de “A Well Respected Man”, que trata sobre el arquetipo de inglés conservador de clase media alta orgulloso de sí mismo y del sistema socioeconómico elitista que lo admite y que, por ello, quiere mantener (“He's a well respected man about town / Doing the best things so conservatively”), pero que vive todavía con sus padres, todo con ese punto de vista entre crítico e irónico, pero objetivo y siempre inteligente de Ray. Y también tenemos ‘I Need You’, otra dosis de caña rockera para que no nos olvidemos de que son el grupo que grabó ‘You Really Got Me’.

 

En definitiva, el grupo está en el buen camino y seguirá su desarrollo en sentido ascendente. Aquí parece que al final se dan cuenta de que lo suyo es interpretar material original, o si es de otro al menos darle convicción y sentido propios. Y en las canciones magistrales indicadas, se puede decir que ya empiezan a ponerle sello a lo que será denominado como brit-pop.

THE KINK KONTROVERSY

1) Milk Cow Blues; 2) Ring The Bells; 3) Gotta Get The First Plane Home;

4) When I See That Girl Of Mine; 5) I Am Free; 6) Till The End Of The Day;

7) The World Keeps Going Round; 8) I'm On An Island;

9) Where Have All The Good Times Gone; 10) It's Too Late; 11) What's In Store For Me; 12) You Can't Win; [BONUS TRACKS:] 13) Dedicated Follower Of Fashion;

14) Sittin' On My Sofa; 15) When I See That Girl Of Mine (demo);

16) Dedicated Follower Of Fashion (alternate take).

Puntuación:

Año de publicación: 1966

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En este tercer disco quizá haya una menor cantidad de grandes canciones que en Kinda Kinks (contando allí los bonus tracks, por supuesto), pero en general suenan mucho mejor e incluso la única versión que hay en el disco, ‘Milk Cow Blues’, ¡es muy buena! gracias principalmente a un gran sonido al bajo de Pete Quaife. En general, Ray Davies parece haberle tomado la medida a la composición y la banda sigue alejándose paulatinamente del R&B para adentrarse en lo que vendría a llamarse brit-pop. Por ejemplo, ‘Gotta Get The First Plane Home’ es una demostración de que han asimilado muy bien el estilo R&B que querían imitar al principio y que ellos mismos han conseguido un sonido propio y característico, aunque no tardarán mucho en dejarlo atrás. También hay baladas que recuerdan a los mejores Stones de la primera etapa, como ‘I Am Free’, cantada por Dave Davies, que aunque no puede compararse como vocalista a su hermano Ray, al menos ha mejorado mucho respecto a las atrocidades del primer disco.

 

Las canciones estrella de este disco son: ‘Till The End Of The Day’, otra grandísima canción rockera con mucha fuerza, al igual que su solo de guitarra, pues Dave también toca mejor cada vez. Y las armonías vocales son muy buenas también, algo por otra parte característico de este grupo, aunque no lo haya escrito anteriormente. Y el otro gran éxito es ‘Where Have All The Good Times Gone’, con una forma de cantar que puede recordar algo el estilo de Dylan, pero que es otra gran canción rock, con un tempo más lento que la anterior. Otra canción que podría destacar es ‘The World Keeps Going Round’ (vaya títulos más largos que eligen, pronto también pondrán títulos largos a sus LP’s), donde otra vez consiguen un sonido característico pero a la vez diferente del resto de temas. Lo poco que suena flojo en este disco se concentra sobre todo en ‘It's Too Late’, bastante aburrida y olvidable.

 

En la edición en CD tenemos muy pocos bonus tracks y tampoco son las grandes canciones que había en el disco anterior. ‘Dedicated Follower Of Fashion’ es otra viñeta humorística sobre un arquetipo de personaje inglés, pero interpretado de una manera demasiado festiva para mi gusto. ‘Sittin' On My Sofa’ es una canción que sigue el esquema de ‘The World Keeps Going Round’ con un buen resultado también.

 

Como curiosidad, decir que ‘What's In Store For Me’ tiene un comienzo similar a ‘Leave My Kitten Alone’, en la interpretación de los Beatles que hay en el Anthology 1. Y bueno, con este disco se cierra la primera etapa del grupo, la de los chavales que tocan R&B y rock, para expandir su visión sobre la sociedad y costumbres británicas en un melódico y rítmico sonido que será etiquetado como brit-pop.

FACE TO FACE

Año de publicación: 1966

Puntuación:

1) Party Line; 2) Rosie Won't You Please Come Home; 3) Dandy; 4) Too Much On My Mind; 5) Session Man; 6) Rainy Day In June; 7) A House In The Country; 8) Holiday In Waikiki;

9) Most Exclusive Residence For Sale; 10) Fancy; 11) Little Miss Queen Of Darkness;

12) You're Lookin' Fine; 13) Sunny Afternoon; 14) I'll Remember; [BONUS TRACKS:]

15) I'm Not Like Everybody Else; 16) Dead End Street; 17) Big Black Smoke;

18) Mister Pleasant; 19) This Is Where I Belong; 20) Mr. Reporter; 21) Little Woman.

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¿Qué tiene este grupo que los bonus tracks (o sea, las canciones que en su momento publicaron solo en singles o incluso ni siquiera publicaron) superan con creces a las canciones del disco original? Y a eso hay que añadir además que aquí estamos ante un gran salto, o mejor dicho, ante EL gran salto cualitativo en la historia de The Kinks, tanto en el aspecto musical como en las letras de Ray Davies, ahora ya abiertamente críticas e irónicas con la sociedad en la que vive.

 

El disco comienza hablando de las Party line, fenómeno/negocio lucrativo basado en hablar con gente desconocida y que parece que en los 60 ya existía en Inglaterra, con una melodía guitarrera que nos demuestra la evolución cualitativa respecto a su estilo R&B característico. En ‘Rosie Won't You Please Come Home’ introducen por primera vez el sonido de clavecín de forma magistral; quién sabe si esas melodías son tomadas prestadas de piezas clásicas del Barroco, pero el caso es que resulta un perfecto instrumento de acompañamiento. Quien posiblemente lo toque es el gran pianista de sesión Nicky Hopkins (que tocaría durante su relativa corta vida con muchos de los más grandes: The Rolling Stones, The Who, John Lennon, George Harrison, Jeff Beck…), y a quien Ray Davies dedica precisamente la canción ‘Session Man’ (“He's not paid to think, just play”), que me duele decir que es de lo peor del disco, solo superada por la horrorosa ‘You're Lookin' Fine’, que ni siquiera tiene una letra a la altura de este grupo.

 

Cabe decir que también que, de todos los grupos rock conocidos de la época, quizá The Kinks fueron los únicos que apenas se vieron influenciados por la psicodelia emergente en su sonido (cuando publicaron el single ‘See My Friends’ ni siquiera existía). Aunque trazos de psicodelia podemos encontrar en ‘Too Much On My Mind’, más por letra que por música (aunque según Ray la letra habla de él mismo, o sea que lo que hay demasiado en su mente son ideas creativas, no imágenes surrealistas), y también en ‘Fancy’, en este caso por una música con sabor oriental pero menos inspirada que su gran momento en ‘See My Friends’. En cualquier caso, lo único genuinamente psicodélico que encontrareis en este disco es su ridículo dibujo de la portada.

 

En el LP original encontramos uno de los grandes clásicos del grupo, ‘Sunny Afternoon’, que presenta una desgarradora interpretación de Ray como un personaje al que han embargado todo su dinero y propiedades, liberándolo realmente de una espiral de derroche y alienación (“My girlfriend's run off with my car / And gone back to her ma and pa / Telling tales of drunkenness and cruelty”). Y en el disco hay más ejemplos de buenas letras y caracterización de personajes: en ‘Most Exclusive Residence For Sale’ se habla de alguien que se jactaba de tener la casa más grande del vecindario, sirvientes incluidos, pero que finalmente debe poner en venta. En ‘Dandy’ encontramos otra canción muy divertida sobre un solterón al que los años no quitan las ganas de ligar con mujeres de todo tipo y una letra muy irónica y graciosa (“Hubby's gone away / And while the cat's away / The mice are gonna play” --> “El marido ya se ha ido / Y mientras el gato no está / Los ratones van a jugar”).

 

Pasemos ya a los, como no, grandiosos bonus tracks de las reediciones en CD de este grupo. Empiezan con un nivel muy alto, pues ‘I'm Not Like Everybody Else’ es una gran canción rock que pasa de unos versos amargos y tristes a un estribillo catártico. ‘Dead End Street’ es otra gran composición que transmite toda la emoción posible en la historia de una pareja con escasos recursos económicos y sin trabajo. Con ‘Big Black Smoke’ entran más en el terreno del pop y nos cuentan otra interesante historia de la chica de campo que se sumerge en la depravación de la ciudad y echa a perder su programada vida. Aparte, esta canción es un precedente de la futura 'Harry Rag'. A continuación llega ‘Mr. Pleasant’, otra gran obra maestra de la ironía, en esta caso con un estilo inicial que recuerda al music-hall (estilo que retomarán continuamente con gran acierto en muchos casos), donde nos habla de lo bien valorado que es el Sr. Pleasant y lo orgulloso que está él de que todo el mundo lo tome como un ejemplo de gran personalidad económicamente acomodada, olvidando que llegó a vivir con estrecheces, e irónicamente le preguntan a este señor si no sabe que su mujer se la está pegando con un chico joven (“And it's not so pleasant after all, hey, hey”). Por último, destacaré también ‘Mr. Reporter’, cantada por Dave Davies y que es una crítica a la prensa; y ‘This Is Where I Belong’, aunque no llegue a la brillantez de las anteriores, es un buen tema pop cantado a dúo por los dos hermanos.Al final, lo que tenemos es una variedad sonora solo a la altura de los grandes grupos, y éste es el inicio de una serie de grandes discos que son los que colocarán a The Kinks en la liga de los más grandes músicos de la historia del rock.

1) David Watts; 2) Death Of A Clown; 3) Two Sisters; 4) No Return; 5) Harry Rag;

6) Tin Soldier Man; 7) Situation Vacant; 8) Love Me Till The Sun Shines; 9) Lazy Old Sun; 10) Afternoon Tea; 11) Funny Face; 12) End Of The Season; 13) Waterloo Sunset; [BONUS TRACKS:] 14) Act Nice And Gentle; 15) Autumn Almanac;

16) Susannah's Still Alive; 17) Wonderboy; 18) Polly; 19) Lincoln County;

20) There's No Life Without Love; 21) Lazy Old Sun (alternate stereo take).

Puntuación:

Año de publicación: 1967

SOMETHING ELSE BY THE KINKS

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Obra maestra de los Kinks. Un disco que rompe definitivamente con sus inicios tipo R&B para postularse como los adalides del brit-pop. Además, encontramos aquí una amplia variedad de estilos: pop barroco, bossanova, music-hall, rock, minisuites e incluso una pequeña brizna de psicodelia. Y eso que precisamente estamos en 1967, ¡el año de la psicodelia! Pero los Kinks a estas alturas ya pasan de las modas y hacen solo el tipo de música que desean. El único atisbo psicodélico aparece en ‘Lazy Old Sun’, precisamente una canción de esas que transmiten los efectos de la ingestión de drogas en su forma de cantar y en la instrumentación.

 

1967 es también el año en que el hermano de Ray, Dave Davies, se emancipa para iniciar una brevísima carrera en solitario, que al final queda únicamente en un buen puñado de singles finalmente incluidos en este álbum. De entre ellos destaca claramente ‘Death Of A Clown’, compuesto en este caso por los dos hermanos, con un delicado sonido de clavecín inicial que da paso a la tragicómica historia de la muerte del payaso, con guitarra acústica, un estribillo entre triste y nostálgico, y unos “la, la, la” que rememoran el lamento por esa muerte. Otra gran canción de Dave es ‘Susannah's Still Alive’, con un ritmo inicial potente y una gran armónica hacia el final, quizá le falle la interpretación vocal, ya que le falta mejorar la modulación. En ‘Funny Face’ directamente le falla el estribillo, por simplón, aunque el resto de la canción está muy bien llevado, sin embargo hasta que no se ha escuchado varias veces cuesta discernir la melodía.

 

Hablando ya de Ray, en el inicio del disco encontramos un tema rompedor, con esos “fa, fa, fa, fa” y esa introducción musical con la batería y el bajo que dan paso a la divertida letra sobre el protagonista que desearía ser como el envidiado David Watts, acompañado de unas melodías geniales. El ritmo de esta canción recuerda vagamente a ‘Let's Spend The Night Together’ de los Rolling Stones, canción del mismo año. El sonido de clavecín que ya habíamos comentado en Face To Face aparece de nuevo en ‘Two Sisters’ con una magnífica melodía, quién sabe si tomada prestada de alguna composición del barroco. La canción habla de la tensión y rivalidad entre dos hermanas que en realidad la escribió Ray pensando en él y su hermano Dave, quizá por ello la interpretación vocal es tan emotiva.

 

El ritmo de bossanova lo encontramos en ‘No Return’, una canción que nada tiene que ver con el pop-rock, pero que le da ese toque exótico y variado al disco. Tiene una buena melodía que cuesta de coger al principio, por lo que a muchos les darán ganas de pasar de canción las primeras veces, por el ritmo lento que tiene. Por otro lado, ‘Harry Rag’ es otro arranque de glorioso brit-pop con un gran estribillo, y otro gran arranque análogo lo encontramos en ‘Tin Soldier Man’, en este caso sin estribillo aparente pero con instrumentos de viento que enfatizan su carácter jovial. ‘Situation Vacant’ es menos inspirada, aunque se salva por el alocado órgano que se va escuchando. Pero para gran canción británica tenemos obviamente ‘Afternoon Tea’, con un estribillo pegadizo de los que no se van de la cabeza. En cambio, con ‘Love Me Till The Sun Shines’ tengo el problema que escuché primero la versión en directo de las BBC Sessions, que tiene un ritmo más rápido y suena mucho mejor, por lo que aquí tuve el mismo efecto que con ‘Revolution’ de los Beatles, es decir, la canción aquí no está mal, pero prefiero la que tiene el ritmo más rápido.

 

El music-hall viene representado por ‘End Of The Season’, canción que a mí se me vuelve algo tediosa. Por suerte, en acabar llega uno de tantos momentos mágicos en la carrera de este grupo. ‘Waterloo Sunset’ es una memorable canción evocadora, nostálgica de momentos agradables en que la visión de algún espectacular fenómeno de la naturaleza (como ese amanecer londinense desde el puente Waterloo en Londres) nos hace reconciliarnos interiormente como personas, evidenciando que el asfalto y la polución no es el hábitat natural del ser humano. Todo eso, y más, es lo que consigue Ray Davies con esta obra maestra del pop; por algo fue invitado para interpretarla en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Inolvidable ese estribillo donde dice “Every day I look at the world from my window” con los “sha-la-la” de coro.

 

Como ya nos hemos acostumbrado en este grupo, los bonus tracks son una delicia. Tenemos la impresionante ‘Autumn Almanac’, con muchas secciones variadas en todo lo que se puede dar en una breve canción, con una letra alegre sobre cómo disfrutar la rutina de la vida si ésta es agradable y apacible. ‘Lincoln County’ tiene un ritmo movidito y una gran melodía que va cogiendo fuerza gradualmente hasta llegar a su memorable estribillo, de los que invitan a cantar. El resto son también buenas canciones aunque más convencionales, quizá se pueda destacar ‘Wonderboy’, sobre todo por su letra. Y también está el peor momento del disco, ‘Act Nice And Gentle’, un fallido intento de hacer un music-hall más entretenido.

 

Así pues, estamos ante un grandísimo disco lleno de composiciones inolvidables y definitivamente estableciendo el sonido brit-pop que ellos mismos desarrollarán y, sobre todo, unas letras de Ray Davies que en los próximos años irán mejorando exponencialmente.

1) Till The End Of The Day; 2) A Well Respected Man; 3) You're Lookin' Fine;

4) Sunny Afternoon; 5) Dandy; 6) I'm On An Island; 7) Come On Now;

8) You Really Got Me;

9) Milk Cow Blues/Batman Theme/Tired Of Waiting For You/Milk Cow Blues.

Puntuación:

Año de publicación: 1968

LIVE AT KELVIN HALL

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Típico disco en directo de la época donde a veces se escuchan más los chillidos de las fans que algunos instrumentos. Lo curioso es escuchar esos chillidos histéricos ante un desgarrado alegato de angustia existencial como ‘Sunny Afternoon’; ¿se trata de un grupo de seguidoras de Kierkegaard? ¿o quizá unas cuantas chicas que estaban leyendo La Náusea de Sartre mientras hacían cola para entrar al concierto? El caso es que, como en otros discos en directo de esos años o anteriores, la tecnología no permitía disminuir el ruido que generaba tanto griterío.

 

El repertorio seleccionado tampoco es para echar cohetes, aunque con todos los grandes clásicos que ya habían grabado no podían faltar unos cuantos como ‘Till The End Of The Day’ o la inevitable ‘You Really Got Me’, ambas dos buenas descargas de adrenalina sin perder nada de su fuerza original. Para no despeinarse, tocan varias canciones sencillas como ‘A Well Respected Man’ (calcada a la de estudio), la lamentable ‘You're Lookin' Fine’ o la normalita pero agradable ‘I'm On An Island’. Por otro lado, para darle más movimiento a la gente, también tenemos una versión ligeramente más rápida de la divertida ‘Dandy’ o el R&B movido ‘Come On Now’, en una versión más enérgica que la de estudio.

 

Curiosamente, ‘Sunny Afternoon’ empieza aquí con la guitarra tocando la melodía inicial, para realizar una interpretación similar pero aún algo más potente que la de estudio, lástima que los chillidos no permitan disfrutarla al 100% y le hagan perder su vertiente intimista.

 

Para el final nos dejan un entretenido medley que empieza y acaba con la potente versión que realizaban de ‘Milk Cow Blues’, que tiene un gran ritmo mantenido por el bajista y el batería, mientras Dave Davies va luciéndose con su guitarra. Entre medio está el tema de Batman, que suena ridículo si lo comparamos a la toma que hicieron The Who, y luego un extracto de ‘Tired Of Waiting For You’ que también queda absurdo acompañado del griterío, aunque tiene un breve pero buen sonido de guitarra.

 

En definitiva, no corras a comprarte este disco salvo que tengas curiosidad por conocer el sonido que tenían en directo en esa época.

[MONO ALBUM:] 1) The Village Green Preservation Society; 2) Do You Remember Walter; 3) Picture Book; 4) Johnny Thunder; 5) The Last Of The Steam Powered Trains; 6) Big Sky; 7) Sitting By The Riverside; 8) Animal Farm; 9) Village Green; 10) Starstruck;

11) Phenomenal Cat; 12) All My Friends Were There; 13) Wicked Annabella; 14) Monica; 15) People Take Pictures Of Each Other;

[STEREO ALBUM:] 16) The Village Green Preservation Society;

17) Do You Remember Walter; 18) Picture Book; 19) Johnny Thunder; 20) Monica;

21) Days; 22) Village Green; 23) Mr. Songbird; 24) Wicked Annabella; 25) Starstruck;

26) Phenomenal Cat; 27) People Take Pictures Of Each Other.

Puntuación:

Año de publicación: 1968

THE KINKS ARE THE VILLAGE GREEN PRESERVATION SOCIETY

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El origen de este álbum es curioso. En la reedición en CD que yo poseo, viene como extra una versión inicial del disco en estéreo que poseía originalmente 12 canciones, que es lo primero que enviaron a la discográfica y que se quedó paralizado. Finalmente lo que publicaron fue el álbum de quince canciones tal y como lo conocemos todos. Además, las únicas novedades de esa versión primeriza respecto a la obra definitiva son la inolvidable ‘Days’ y la olvidable ‘Mr. Songbird’ (aquí exagerando un poco).

 

Éste se puede considerar el primer disco conceptual que grabó el grupo, ya que a partir de ahora y durante años harán muchos discos conceptuales más, algunos también catalogables como óperas-rock. Aunque no se describe ninguna historia, el leitmotiv del álbum es una mezcla de: 1) ponderación de las virtudes de la vida rural; 2) la nostalgia por aquello que ha pasado al olvido; y 3) los recuerdos personales/sentimentales. Pero que nadie se lleve a engaño por el título, pues no se trata de ninguna glorificación del conservadurismo. Si alguien quiere comprobarlo, solo hay que fijarse en la irónica letra de la memorable canción inicial que da título al álbum, por ejemplo: “God save Donald Duck, vaudeville and variety”. Musicalmente, todo lo que podíamos decir de ‘Waterloo Sunset’ lo podemos repetir en ‘The Village Green Preservation Society’, pues estamos ante una canción pop perfecta, poseedora de una magnífica melodía inicial de piano (seguramente tocada por Nicky Hopkins) complementada por unas perfectas líneas de bajo y una bellísima interpretación vocal a dos voces.

 

Retomando las tres temáticas principales comentadas, sobre aquélla de las virtudes de la vida rural, tenemos varios ejemplos, todos ellos curiosamente ordenados correlativamente en el disco: ‘Big Sky’ es una canción medio recitada y de apacible estribillo donde Ray habla más o menos del estrés de la vida moderna, algo que tiene rápida solución en la siguiente, ‘Sitting By The Riverside’, con un ritmo tranquilo acorde a la paz que se siente descansando en la ladera de un río (de un río no contaminado, por supuesto); en cambio, ‘Animal Farm’ es la celebración efusiva de la vida entre animales de granja y gente auténtica que no necesita aparentar lo que no es en su vida cotidiana, con un memorable y breve puente en el “Girl, it's a hard, hard world”; y por supuesto la memorable ‘Village Green’, con esa adorable melodía que aparece, quizá de clarinete, y el también memorable clavecín, que junto a una emotiva e inolvidable interpretación vocal consigue emocionar con la evocación de ese pueblecito rural de gente sencilla que el protagonista añora. Y quizá ‘Starstruck’ también pudiera englobarse temáticamente ahí, pues se trata de una crítica de la vida moderna desenfrenada, toda ella envuelta en una gran melodía pop y un gentil y sumamente agradable estribillo.

 

En el bloque de canciones nostálgicas, además de la que inicia el disco, tenemos obviamente a ‘Do You Remember Walter’, donde se nos habla de lo popular y triunfador que era Walter años atrás pero del que nadie se acuerda ya, con diversos cambios de ritmo que le aportan un dinamismo excepcional además de sus grandes melodías. ‘The Last Of The Steam Powered Trains’ empieza como un blues-rock de tempo medio para ir cogiendo cada vez más velocidad y energía, como si fuera ese mismo tren a vapor que narra la canción. Curiosamente, el riff principal toma prestada su melodía de ‘See-See Rider’, en la versión de The Animals al menos, que es la que he escuchado yo. Y la última pieza de nostalgia que encontramos es ‘All Of My Friends Were There’, en un estilo entre el pop y el music-hall, donde Ray Davies nos interpreta a esa persona que recuerda el gran día que tuvo cuando se fue de fiesta nocturna con los amigos y la continuó hasta la mañana siguiente, sin ir al trabajo.

 

El bloque temático sobre los recuerdos personales está directamente referido a las fotos que inmortalizan momentos de nuestra vida, y tenemos dos ejemplos. Uno es la memorable ‘Picture Book’, uno de sus mejores temas de power-pop con una melodía principal ultra-pegadiza en uno de los mejores momentos del bajista Quaife. El otro ejemplo es ‘People Take Pictures Of Each Other’, canción que suena hasta graciosa por su ritmo que recuerda a una canción infantil, pero con otra ácida e impopular letra: “People take pictures of each other / And the moment to last them for ever / Of the time when they mattered to someone” (“La gente se hace fotos unos a otros / Y de ese momento para inmortalizarlo / De esa época en que eran importantes para alguien”).

 

También encontramos algo de psicodelia mediante ‘Phenomenal Cat’ y ‘Wicked Annabella’. La primera podría haber sido sacada de The Piper At The Gates Of Dawn de Pink Floyd, pues se trata de una incursión en un mundo infantil donde vive ese gato fenomenal, canción muy bien llevada con un sonido de guitarra muy psicodélico y por desgracia un estribillo demasiado infantil que lastra el resultado final. Pink Floyd, como apenas sabían escribir estribillos, habrían obviado el tarareado de ‘Phenomenal Cat’, sacándole mejor partido a la canción. ‘Wicked Annabella’ es mucho mejor, una historia de brujas con un riff amenazante y una voz que transmite la inquietud necesaria para mantener la tensión.

 

Como canciones que no se pueden clasificar bajo ninguno de los conceptos ya señalados tenemos ‘Johnny Thunder’, personaje que aparecerá en la obra conceptual de Preservation, con una melodía y un sencillo estribillo muy pegadizos, además del siempre eficaz sonido de clavecín. Casi para el final, tenemos una gentil canción de amor con algo de ritmo latino, ‘Monica’, aunque se da a entender que la chica es una prostituta. En cualquier caso, es de un resultado discreto.

 

Y bueno, como ya se dijo, en la versión estéreo tenemos como únicas novedades ‘Days’ y ‘Mr. Songbird’. La primera es una de las mejores canciones sobre la nostalgia que se hayan escrito nunca, en este caso un canto de agradecimiento a  alguien por todos esos días que el protagonista recordará toda su vida, incluso cuando entonces ya era consciente de que todo iba a acabar (“But then I knew that very soon you'd leave me”). Tiene varias brillantes melodías que sería difícil decir cuál es mejor. Un clásico. Sin embargo, ‘Mr. Songbird’ es una canción pop tranquila, agradable pero discreta.

 

Así pues, estamos ante un disco imprescindible de la historia del pop-rock, que no fue un éxito en su momento por ir otra vez a contracorriente de la moda existente, es decir, cuando todos hablaban todavía de paz, amor y estados mentales, los Kinks nos hablaron de nostalgia y vida rural. Pero la gran cantidad de memorables melodías que encontramos aquí (seguro que más que en toda la discografía de Beyoncé) y esas grandiosas letras de Ray Davies, lo convierten en un disco inolvidable.

1) Victoria; 2) Yes Sir, No Sir; 3) Some Mother's Son; 4) Drivin'; 5) Brainwashed;

6) Australia; 7) Shangri-La; 8) Mr. Churchill Says;

9) She's Bought A Hat Like Princess Marina; 10) Young And Innocent Days;

11) Nothing To Say; 12) Arthur;

[BONUS TRACKS:] 13) Plastic Man (mono); 14) King Kong (mono); 15) Drivin' (mono);

16) Mindless Child Of Motherhood (mono); 17) This Man He Weeps Tonight (mono);

18) Plastic Man (stereo); 19) Mindless Child Of Motherhood (stereo);

20) This Man He Weeps Tonight (stereo);

21) She's Bought A Hat Like Princess Marina (mono); 22) Mr Shoemakers Daughter.

Puntuación:

Año de publicación: 1969

ARTHUR (OR THE DECLINE AND FALL OF THE BRITISH EMPIRE)

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Otra obra maestra inolvidable, en este caso con la decadencia del Imperio Británico como tema principal, además del protagonismo de Arthur, un hombre mayor, conservador y nostálgico de ese antiguo Imperio Británico victoriano que había dominado la esfera internacional. Sobra decir que un tipo como Arthur no podía ser precisamente la moda en ese momento, por lo que las ventas del disco tampoco fueran tan altas como debieran. Y para este disco también hay novedades en la formación del grupo, pues tenemos un nuevo bajista llamado John Dalton que mantiene el nivel ofrecido por su predecesor.

 

¿Y qué puede haber más victoriano que empezar el disco con una oda nostálgica a la reina Victoria? Pero por supuesto con la magistral ironía de Ray Davies (“Long ago grass was green / Sex was bad and obscene” --> “Hace mucho tiempo el césped era verde / Y el sexo malo y obsceno”), en una canción heredera de ese ritmo frenético que tenía ‘David Watts’ pero mejorado todavía más, con un gran estribillo donde hace el juego de palabras “Victoria, torie-ah” y recordarnos sutilmente la ideología conservadora que profesaba la reina.

 

Por otro lado, ‘Yes Sir, No Sir’ es una satírica denuncia del espíritu servil que se tenía en esa época y por ende en cualquier época anterior a la nuestra, donde el poder siempre lo habían detentado unos pocos y el resto poco podía hacer salvo bajar la cabeza y responder respetuosamente (“Doesn't matter who you are / You're there and there you are / Everything is in its place / Authority must be maintained”). Empieza con un ritmo lento, que es el que se mantiene mientras habla el sirviente, para acelerarse cuando habla el que manda, sobre todo cuando llega la parte de la que acabo de escribir la letra, que es todo un arranque inaudito de fuerza y donde después cada declamación viene acompañada de un fuerte golpe de batería que es como todo un puñetazo en la mesa por parte del poderoso.

 

A continuación, ‘Some Mother's Son’ es un emotivo canto anti-belicista, donde la esencia de la letra es la habitual infravaloración del soldado como elemento de guerra y no como una persona que tiene una vida por delante y una familia que sufre esperando su vuelta, algo complicado en años anteriores cuando las batallas cuerpo a cuerpo eran esenciales para la consecución de objetivos. En cambio, ‘Drivin'’ es una crítica a la postura británica (y de las democracias occidentales) de no intervención ante los graves conflictos que estaban sucediendo en los años previos a la Segunda Guerra Mundial: “Let all the Russians and the Chinese and the Spanish do their fighting / The sun is shining / We're going drivin'”. Por tanto, la gente normal siguió haciendo su vida como si nada ocurriera a su alrededor, y así nos fue a todos. Que por cierto, el Ministro de Exteriores británico de la época (y uno de los artífices de permitir a Hitler y Mussolini que intervinieran sin problema en la Guerra Civil Española a sabiendas de que era ilegal, según se ha encargado de analizar el historiador Ángel Viñas) era Anthony Eden, nombrado más adelante en ‘She's Bought A Hat Like Princess Marina’. Musicalmente, la única pega que se le puede poner a ‘Drivin'’ es la excesiva repetición de tanto “driiiiiiiivin'”.

 

Una de las más feroces críticas hacia la sociedad en general que hayan hecho nunca los Kinks es ‘Brainwashed’ (“You look like a real human being / But you don't have a mind of your own” --> “Tienes apariencia humana / Pero no tienes una  mente propia”), que también posee uno de sus ritmos más rápidos, oscuros y desafiantes, marcado desde el inicio con unas grandes líneas de bajo. El uso orquestal también le añade todavía más fuerza a todos esos incisivos mensajes sobre cómo el sistema nos educa para asumir la realidad socio/política/económica como inmutable. El mismo tema pero ya no desde un punto de vista acusativo, sino de la tristeza que produce observar cómo la gente asume su perfil de esclavitud ante el entorno que le domina (hipotecas, salarios bajos, facturas abusivas…), lo encontramos en la magistral canción multiparte ‘Shangri-La’, que empieza como una emotiva pieza acústica donde Ray nos comenta lo triste que es trabajar muy duro para en la vejez únicamente disponer con suerte de un techo donde cobijarse, tener su propio “Shangri-La”, sin olvidar la crítica oportuna por los sueños materialistas que solo pueden conseguirse con dinero (“Gone are the lavatories in the backyard / Gone are the days when you dreamed of that car”). Conforme avanza la canción, va cogiendo algo de ritmo hasta llegar a la parte más catártica, donde entran otra vez los instrumentos de viento para magnificar la parte descorazonadora donde Ray nos habla de que en todos los sitios es igual, la misma gente mayor insulsa y sumisa que obtiene su aliciente en poder despotricar de unos vecinos u otros en función de la casa del vecindario que visite. Una pequeña obra maestra musical en sí misma. Y desde otra perspectiva diferente, desde lo feliz que es alguna gente por aparentar una opulencia que no posee, tenemos en un estilo music-hall (algo que no podía faltar) ‘She's Bought A Hat Like Princess Marina’, en otra letra cruda y realista.

 

Por otro lado, dado que tras la Segunda Guerra Mundial hubo una masiva emigración de británicos a Australia, incluida una hermana de Ray y Dave, la canción con ese título (‘Australia’) es una explosión de alegre brit-pop donde con una letra irónica nos exponen las bondades y ventajas de vivir en esa enorme isla (“no class distinction, no drug addiction”). Le sobra la coda instrumental final, que se hace demasiado larga y no aporta nada.

 

Y cómo hablar en un disco de la Segunda Guerra Mundial y no nombrar al famoso Primer Ministro conservador que tuvieron los británicos tras la caída en desgracia del pacifista (o iluso, más bien) Chamberlain, quien con tal de no entrar en guerra permitió que Hitler fuera haciendo y deshaciendo a su antojo en el mapa de Europa, hasta que ya fue tarde para reaccionar. ‘Mr. Churchill Says’  es un tema que consta de dos partes, la primera es tranquila y se nos habla de la motivación que insufló Churchill para que los británicos aguantaran la guerra hasta el final, pasara lo que pasara. La segunda parte, con más énfasis instrumental, es una memorable recreación de los bombardeos de Londres por parte de la aviación alemana, con un sonido de alarma inicial y una aceleración infernal del ritmo. Tiene un grandioso riff de guitarra que primero pensaba que lo habían copiado de la melodía de órgano de Alan Price en ‘I'm Crying’ de The Animals, pero posteriormente me di cuenta de que ambos grupos lo habrían sacado de ‘Wake Up Little Susie’, famosa por la versión de los Everly Brothers.

 

Aparece en el disco también la nostalgia, impregnando dos temas seguidos, ‘Young And Innocent Days’, que es una bonita pero discreta balada, mejorada por el gran uso del clavecín; y también ‘Nothing To Say’, algo más floja por su excesiva repetición melódica en la parte vocal.

 

Para el final del LP original tenemos la canción dedicada a Arthur, una alegre melodía (del estilo que habíamos encontrado en ‘Australia’) donde se justifica en cierta manera la mentalidad de gente que ha nacido bajo condiciones histórico-sociales diferentes y que se han educado bajo la mentalidad del respeto hacia el orden y la estructura mantenidos por una clase de gente superior. Esto es, que el propio Arthur y la gente de esa generación en su mayoría piensa que hay unas personas elegidas que han sido tocadas por la mano de Dios y por ello merecen estar por encima del resto, gobernándolos. Y encima hay que conservar tan glorioso sistema.

 

En los bonus tracks encontramos también algunas joyas como ‘Plastic Man’, que es otra ácida crítica social (“Plastic man got no brain / Plastic man don't feel no pain / Plastic people look the same”), por la sociedad en la que vivimos, donde no son tan solo los productos y alimentos los que parecen artificiales, sino también la propia gente con su comportamiento. ‘King Kong’ es mucho más discreta, con una calidad de sonido bastante mala, donde nos habla de la prepotencia de algunos que se sienten poderosos.

 

También tenemos varios temas de Dave Davies, todos muy buenos pero no por la letra –esa es la fortaleza de Ray– sino por sus melodías, impregnadas de un carácter nostálgico a la altura de lo que pudiera componer su hermano, destacando sobre todas ellas ‘Mindless Child Of Motherhood’, aunque tampoco hay que obviar ‘Mr. Shoemakers Daughter’ (que es  como una reescritura mejorada de ‘Mr. Reporter’) o la algo menor ‘This Man He Weeps Tonight’, ambas con unos poderosos estribillos.

1) The Contenders; 2) Strangers; 3) Denmark Street; 4) Get Back In The Line; 5) Lola;

6) Top Of The Pops; 7) The Moneygoround; 8) This Time Tomorrow;

9) A Long Way From Home; 10) Rats; 11) Apeman; 12) Powerman; 13) Got To Be Free; [BONUS TRACKS:] 14) Lola (single version); 15) Apeman (demo); 16) Powerman (demo).

Puntuación:

Año de publicación: 1970

LOLA VERSUS POWERMAN AND THE MONEYGOROUND, PART 1

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Tras apartarse momentáneamente del mundo de la música y aparecer como actor en una serie de televisión, Ray Davies volvió con brío para ofrecernos un disco que ya no puede llamarse conceptual en el mismo sentido que sus predecesores, pues aquí se podría desglosar casi todo su contenido de forma general en tres conceptos, de ahí el título a tres bandas del álbum, que también se corresponden con tres canciones aquí contenidas:

 

1º Concepto) The Moneygoround: nada más y nada menos que una crítica al negocio musical, más interesado en el dinero (¡vaya sorpresa!) que en la música en sí. Y precisamente en un momento –año 1970– en que todavía las discográficas estaban regidas por gente con ojo musical para distinguir el talento de un grupo o artista, y no los que hay ahora, que solo tienen ojo empresarial para promover productos que permitan ganar más dinero, de ahí el panorama que nos envuelve en las radio-fórmulas.

 

2º Concepto) Powerman: la inherente, a lo largo de los siglos, separación existente en las sociedades humanas entre las clases poderosas (que no necesariamente dirigentes) y el resto del pueblo, que en muchas ocasiones ha de padecer el otro poder de forma opresiva, tanto de forma directa (las dictaduras) como de forma indirecta (algunas leyes que se formulan en las democracias, cuando ésta es mal entendida y no favorece el interés general sino el de la minoría poderosa).

 

3º Concepto) Lola: la categorización de sucesos mundanos, como si de un Eugeni D’Ors contemporáneo y joven se tratara. O dicho en términos más inteligibles, hablar de situaciones y sentimientos cotidianos de todo tipo, sean hilarantes, serios o nostálgicos, proporcionando reflexiones universales e incluso absolutas a partir de ellos.

 

Sobre el primer concepto, empezaremos comentando el tema que lo abandera, ‘The Moneygoround’, brillante crítica en forma de magnífico music-hall sobre cómo los intermediarios van moviendo y atrapando algo del dinero obtenido por un artista musical con su trabajo, hasta que este último recoge solo las sobras (“…and I end up with half of goodness knows what”), algo habitual en los inicios de carrera musical de muchos artistas, ellos mismos incluidos, hasta que empezaron a darse cuenta de lo que pasaba en su entorno (“I thought they were my friends / I can't believe it's me / I can't believe that I'm so green” --> “Pensaba que eran mis amigos / No puedo creer que sea a mí / No puedo creer que esté tan verde”). Sobre todo son mordaces las líneas donde Ray canta sobre ese entorno corporativo de las grandes discográficas, únicamente interesado en la cuenta de resultados: “Do they all deserve money from a song that they've never heard / They don't know the tune and they don't know the words but they don't give a damn” (“¿Merecen dinero de una canción que nunca han escuchado? / No se saben la música ni la letra, pero les importa tres pitos”). También en clave de music-hall, pero musicalmente menos brillante, tenemos ‘Denmark Street’, calle real situada en Londres donde se aglutinaba el grueso de compositores de música popular británica, una especie de Tin Pan Alley de Nueva York pero en Inglaterra. El tema es una crítica al conservadurismo que parece que regía a los editores musicales allí situados, donde la apariencia y estilo musical de los músicos jóvenes parece que no les gustaba nada, pero al final las ganas de conseguir beneficios les hacía acabar apostando tímidamente por alguno. La última canción de este bloque es ‘Top Of The Pops’, una concisa descripción del proceso de ascenso de una canción al número uno y su repercusión en un artista novel. Es un tema rock con un riff de guitarra estruendoso y que a mitad de la canción se transforma en la melodía del estribillo de ‘Land Of 1000 Dances’, tema que, recordemos, popularizó Wilson Pickett.

 

También sobre el mundo de la  música, pero desde el punto de vista del artista que debe realizar largas y continuadas giras en las que acaba perdiendo el interés por viajar y por saber dónde se encuentra, tenemos la gran ‘This Time Tomorrow’, con un memorable estribillo y donde destaca el uso del banjo y la magnífica melodía de piano que acompaña el tema, tocado precisamente por el nuevo miembro John Gosling.

 

Sobre el concepto Powerman, cómo no comenzar con esta misma canción, extraordinaria y lúcida reflexión sobre la gente realmente poderosa, que es la que conserva el poder en todo momento, es decir, el poder económico, pues por ejemplo en una guerra mundial los banqueros financiaron igualmente tanto a Hitler como a Estados Unidos, y de ambos debieron cobrar sus intereses, así que acabe como acabe el conflicto, obtienen siempre pingües beneficios (“Hitler tried and Mussolini too / Powerman don't need to fight / Powerman don't need no guns / Powerman got money on his side” --> “Hitler lo intentó y Mussolini también / El Hombre-Poderoso no necesita luchar / No necesita armas / Tiene el dinero de su lado”). Por otro lado, aun diciéndonos que es la misma historia de siempre, Ray Davies nos emplaza a no dejarnos avasallar y en consolarnos pensando que podemos apreciar mejor las cosas buenas de la vida que aquéllos cegados por el dinero. Y bueno, todo ello está aderezado por un ritmo vertiginoso y un maravilloso riff de guitarra que se repite consiguiendo un memorable efecto del tipo de temas como ‘Satisfaction’ de los Rolling Stones. Por otro lado, Dave Davies también aporta su granito de arena con la excelente ‘Rats’, un agrio ataque a esa gente (no necesariamente políticos) que ha ascendido en la vida a base de aparentar una falsa preocupación por los problemas de los demás que luego ni tan siquiera aparentan cuando ya no les interesa o no les sirve para conseguir otros objetivos. Cambiando de ambiente, en ‘Get Back In The Line’ se nos transporta a aquella época, todavía vigente en sectores como la agricultura, en que el capataz o contratista acudía al lugar de encuentro donde los posibles trabajadores se alineaban enfrente de él (de ahí el título de la canción) y solo algunos de ellos eran elegidos para trabajar ese día, por lo que eran también los únicos que llevaban algo de dinero a casa, de ahí el emotivo estribillo “he's the man who decides if I live or I die, if I starve or I eat”. Las otras dos canciones sobre este concepto de la opresión del poder hacia la gente normal son las que inician y finalizan el LP original. Precisamente ‘The Contender’ y ‘Got To Be Free’ empiezan igual hasta que cantan ‘Got to be free, got to be free now’, donde musicalmente se separan aunque en espíritu siguen siendo dos grandes cantos a la libertad individual, sobre todo el segundo.

 

En cuanto al tercer concepto, el de Lola y las situaciones mundanas, qué decir para empezar de uno de los temas más conocidos de los Kinks. La graciosa historia de un hombre que nunca ha estado con ninguna mujer y se enamora de la extraña Lola, que misteriosamente camina como una mujer y habla como un hombre. Hay que reconocer que es muy pegadiza, pero a mí personalmente la constante repetición del nombre en el estribillo a la larga me ha resultado contraproducente y por ello esta canción no estaría entre lo mejor del disco para mi gusto. En ‘Apeman’ vuelve a aparecer esa angustia existencial que tiene el protagonista ante la alienante vida en la ciudad, por lo que preferiría vivir en la jungla como un mono, por su libertad y la calidad de vida que supone estar en plena naturaleza. Musicalmente no tiene nada especial, pues lo único que hacen es crear un sonido acorde al tono algo hilarante que posee el tema.

 

También hay momento en el álbum para la ternura mediante la bella balada de Dave Davies ‘Strangers’. Y sobre la tradicional temática de la nostalgia tenemos ‘A Long Way From Home’, que no obstante es lo más flojo del disco, por lo convencional de su letra y su más convencional música. En los bonus tracks tenemos tres versiones en teoría diferentes de ‘Lola’, ‘Apeman’ y ‘Powerman’, donde habrá que ser un fanático total del grupo para apreciar las diferencias, siendo la única destacable la famosa sustitución de “coca-cola” por “cherry-cola” en ‘Lola’ por exigencia de la BBC para que pudiera sonar en su cadena. Cuenta Ray Davies en sus memorias tituladas Americana: The Kinks, the riff, the road que, cuando recibió el aviso de la BBC, él pensaba que sería por la temática del travestismo de la letra y no por el citado detalle.

 

Por último, señalar que la coletilla de “Part 1” que aparece en el título del disco no dio lugar a una continuación, aunque los temas aquí tratados sí que volverían a aparecer en otras canciones. Éste es un disco de los que van creciendo con el tiempo, pues sus más memorables melodías son las menos impactantes y las que más desapercibidas pasan en las primeras escuchas. Al director de cine Wes Anderson también le gustó tanto que incluyó hasta tres canciones (ninguna de ellas 'Lola') en su película The Darjeeling Limited de 2007, hilarante parodia de los occidentales que realizan viajes espirituales a la India sin saber bien qué es la espiritualidad.

1) God's Children; 2) Lola (instrumental); 3) The Way Love Used To Be; 4) Completely;

5) Running Round Town; 6) Moments; 7) Animals In The Zoo; 8) Just Friends;

9) Whip Lady; 10) Dreams; 11) Helga; 12) Willesden Green; 13) God's Children - The End.

Puntuación:

Año de publicación: 1971

PERCY

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Banda sonora original de una comedia británica que no creo que haya llegado a estrenarse nunca en nuestro país, así que no sabemos si el bajón musical fue para adecuar el contenido del disco a la película, o que simplemente Ray Davies no es un músico para encargos. Pero bueno, denominar como bajón a un disco posterior al impresionante Lola Versus Powerman significa aquí que nos encontramos aún ante un buen disco, recomendable pero que no nos sorprenderá en modo alguno a la manera de sus predecesores. De hecho, ya que lo he nombrado, cabe reseñar que aquí tenemos una versión instrumental de ‘Lola’, con un ritmo ligeramente más rápido y un teclado sustituyendo la parte vocal, lo que la hace bastante entretenida aunque no aporte nada nuevo.

 

Precisamente ese detalle de no aportar nada novedoso es una de las características de esta humilde banda sonora. Por ejemplo, la única novedad que presenta ‘God's Children’ es su letra algo religiosa, como si le hubiera ayudado a escribirla George Harrison. Por lo demás no deja de ser una canción agradable pero convencional, sin nada que se pueda destacar salvo su impecable ejecución y sus armonías, que ya es bastante. Al final del disco podemos encontrar un brevísimo reprise instrumental que pasa de forma fulgurante.

 

Sin embargo, ‘The Way Love Used To Be’ es una gran balada con todos los ingredientes necesarios: buena interpretación vocal, una guitarra acústica y tierna, un piano melódico y algo de orquesta, pero no demasiada para que no resulte empalagoso. La parte orquestal le añade una carga más épica, acercándola más a algo del estilo de ‘Epitaph’ de  King Crimson, guardando las distancias obviamente. Otro gran momento es sin duda ‘Moments’, con unas grandes melodías y una bonita letra donde Ray nos conmina a recordar los buenos e inolvidables momentos que hemos vivido en nuestra vida, ¡que no se olvide el mensaje de ‘Days’!. Y para completar el trío de magníficas canciones aquí halladas, hay que hablar de ‘Dreams’, desarrollada en ritmos diferentes para que nos quedemos pensando cuál es el mejor, porque tanto en su sección más calmada como en la segunda más rítmica podemos disfrutar de las mismas memorables melodías vocales, además de un delicioso piano que por momentos parece salido de una pieza de Mozart.

 

Como toda banda sonora que se precie, podemos encontrar un buen montón de temas completamente instrumentales aparte de los ya citados, como el vulgar blues de ‘Completely’, donde demuestran que ése no es su juego, aunque tampoco deje de sonar mal. ‘Running Round Town’ viene liderado por la armónica, pero tampoco dice mucho más en su breve duración. En cambio, ‘Whip Lady’ es el mejor de todos los instrumentales, con un inicio de piano que tiene un sonido próximo al Barroco, para pasar a continuación a una explosión de energía rockera al más puro estilo de The Who. Y finalmente ‘Helga’ tampoco está nada mal, en un tono algo fúnebre y una melodía principal que me resulta familiar pero no acabo de descubrir por qué.

 

El punto irónico de Ray Davies se deja ver en ‘Animals In The Zoo’, aunque musicalmente se quede algo corto respecto al ingenio habitual de The Kinks, destacando únicamente el trabajo a la batería de Avory. Otros estilos de los variados que podemos encontrar en este álbum es, en el caso del music-hall, ‘Just Friends’, que es un tema completamente orquestal donde destaca el siempre efectivo uso del clavecín. Y ‘Willesden Green’ es un flojo tema de influencia country.

 

En definitiva, se trata de un buen disco que agradará a cualquier seguidor del grupo y que no debería estar entre los discos seleccionados por el oyente casual por su carácter particular como banda sonora. Pero en cualquier caso es un buen disco, recomendable para cualquier aficionado a las buenas melodías pop-rock.

1) 20th Century Man; 2) Acute Schizophrenia Paranoia Blues; 3) Holiday;

4) Skin And Bone; 5) Alcohol; 6) Complicated Life; 7) Here Come The People In Grey;

8) Have A Cuppa Tea; 9) Holloway Jail; 10) Oklahoma U.S.A.; 11) Uncle Son;

12) Muswell Hillbilly; [BONUS TRACKS:] 13) Mountain Woman; 14) Kentucky Moon.

Puntuación:

Año de publicación: 1971

MUSWELL HILLBILLIES

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Para acrecentar todavía más la amplitud de la paleta sonora del grupo, Ray Davies realiza un sorpresivo giro hacia la música de raíces americanas, sorpresivo tanto por haber representado el lado más británico de la música pop-rock como por lo conservador que a priori se presupone un estilo tradicional de música. Pero viniendo de Ray, lo que sabemos es que las apariencias quedan ahí y el contenido solo puede ser tan irónico e incisivo como siempre, aun cuando el continente pueda adoptar diversas formas más o menos sorprendentes. Quizá les influyera el hecho de que los Rolling Stones iniciaran esa senda mediante su Beggars Banquet.

 

El disco no puede iniciarse de mejor forma que con el enérgico country-rock de ‘20th Century Man’, todo un canto de apoyo hacia toda esa gente que prefiere leer una novela de William Faulkner antes que una de Ken Follett, o una novela de Galdós antes que una de Zafón, y se sienten igualmente personas modernas y actuales. La parte vocal de Ray es magistral interpretando la angustia del protagonista a la perfección, de tal manera que poco a poco se va desquiciando hasta que al final acaba gritando de forma liberadora que él es un hombre del siglo XX (recuérdese que este disco es del siglo pasado), pero no quiere estar rodeado de las modas y banalidades que le circundan y que con el paso del tiempo caerán en el olvido, además de sentirse agobiado por la burocracia y la gente que vive con stress y preocupaciones absurdas que acaban afectando la salud mental. En la letra se hace mención a los “hombres vestidos de gris” que también darán título a otra de las canciones, ‘Here Come The People In Grey’, la cual trata sobre la tragedia de sufrir un desahucio en forma de acertado blues, estilo que nuevamente encontramos de forma más directa con la obvia ‘Acute Schizophrenia Paranoia Blues’.

 

Por otro lado, ‘Holiday’ recuerda bastante a ‘Peggy Day’ de Bob Dylan (precisamente de su disco country Nashville Skyline), y se trata el tema recurrente en Ray Davies de la necesidad de desconectar de la rutina, el trabajo y el ambiente alienante de las grandes ciudades para ir de vacaciones a un sitio alejado y rodeado de naturaleza. La misma temática pero desde otro punto de vista la encontramos en ‘Oklahoma U.S.A.’, donde un trabajador inglés ingenuo pero hastiado por el trabajo sueña con poder desconectar de todo e irse a Oklahoma como paraíso que tiene en su mente, imbuido de la cultura estadounidense a través del cine, de aquella manera en la que tradicionalmente se hacía propaganda del país y de ese falso “sueño americano”, lo cual hacía ver Estados Unidos como un destino deseable. Con un sonido más country pero con la misma calma se habla en ‘Uncle Son’ de cómo gente honrada que pertenece a la clase trabajadora y que solo pretende vivir sin problemas es dirigida, utilizada y explotada desde todas las fuentes de poder (incluidos los sindicatos). Y es que la vida es muy complicada, como nos recuerdan también en la festiva (de forma agridulce, por supuesto) ‘Complicated Life’.

 

No podía faltar el toque de humor británico con algunos ejemplos. En ‘Skin And Bone’ Ray nos cuenta la historia de una chica que estaba gorda pero que se ha quedado en los huesos, con un entretenido ritmo en un estilo que recuerda al honky-tonk y una ágil parte vocal. Con la graciosa pronunciación de ‘Have A Cuppa Tea’ tenemos la glorificación del té que podría hacer cualquier abuelita inglesa que pensara que lo cura todo, con unos hilarantes “Aleluya” en su estribillo.

 

En ‘Alcohol’ encontramos una oda a la vida echada a perder, en tono de cabaret, una canción que no hubiera desentonado ni por su música ni por su letra en La Ópera de Tres Centavos de Bertolt Brecht (y música de Kurt Weill), donde los instrumentos de viento consiguen hacer olvidar la guitarra eléctrica. Otra de las mejores canciones que podemos encontrar es ‘Holloway Jail’, no solo por la brillante interpretación de Ray, sino también por el magnífico trabajo a la guitarra, donde se consigue un sonido totalmente sureño pero incisivo a la vez.

 

Y casi como una gracia, en la canción final ‘Muswell Hillbilly’ emplean un estilo directamente country para hablar de lo que significa haberse criado en ese barrio inglés de donde provenían los hermanos Davies y que sirve para titular la canción y el disco. En los bonus tracks podemos encontrar una interesante canción cantada por Dave (‘Mountain Woman’) en un agradable ritmo country-pop y lo que parece una demo por su poca elaboración, llamada ‘Kentucky Moon’ y que, aquí sí, suena redundante respecto a lo ya escuchado.

 

Aunque nunca jamás volverán a grabar un disco de estilo tan marcadamente estadounidense y sureño, lo cierto es que aquí salen ganadores en el intento, en lo que paradójicamente podría considerarse su última obra maestra donde al mismo tiempo representa el sonido menos característico del grupo hasta ese momento. Una demostración más de la grandeza de The Kinks.

EVERYBODY'S IN SHOW-BIZ

1) Here Comes Yet Another Day; 2) Maximum Consumption; 3) Unreal Reality;

4) Hot Potatoes; 5) Sitting In My Hotel; 6) Motorway; 7) You Don't Know My Name; 8) Supersonic Rocket Ship; 9) Look A Little On The Sunnyside; 10) Celluloid Heroes;

11) Top Of The Pops; 12) Brainwashed; 13) Mr. Wonderful;

14) Acute Schizophrenia Paranoia Blues; 15) Holiday; 16) Muswell Hillbilly; 17) Alcohol; 18) Banana Boat Song (trad.); 19) Skin & Bone; 20) Baby Face; 21) Lola;

[BONUS TRACKS:] 22) Till The End Of The Day;

23) She's Bought A Hat Like Princess Marina.

Puntuación:

Año de publicación: 1972

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Este originalmente doble LP recoge en su primera parte las nuevas grabaciones de estudio del grupo y en la segunda una selección de los conciertos que realizaran en el Carnegie Hall de Nueva York, los días 2 y 3 de Marzo de 1972. Es éste un disco de transición desde la música sureña desarrollada en el Muswell Hillbillies hasta la próxima sucesión de óperas-rock enfundadas en una variedad de estilos ya dominados como el brit-pop, rock, music-hall y otros. Así que si la primera canción del disco puede hacer pensar que se ha vuelto a retomar la vertiente brit-pop habitual de The Kinks, que  no se engañe puesto que la transición estilística no podía ser tan brusca.

 

No obstante, este inicio del disco no es nada esperanzador, puesto que denota falta de inspiración sin tampoco poder decir que se trata de malas canciones. Pero el simplón estribillo de ‘Here Comes Yet Another Day’ y el convencional blues mediante el que se desarrollan ‘Maximum Consumption’ y ‘Unreal Reality’ no logran arañar el más mínimo interés. De hecho, esta última parece una reescritura de ‘Here Come The People In Grey’ del disco anterior. Pero que no parezca que la inspiración en la música norteamericana se ha agotado, puesto que podemos encontrar dos joyas en un estilo un tanto country que bien pudieran haberse encontrado en el Muswell Hillbillies. Por un lado, tenemos ‘Hot Potatoes’ con una letra de típico humor inglés de Ray apoyadas en unas grandes melodías; por otra lado tenemos un ritmo mucho más ágil y un memorable estribillo en ‘Motorway’, en este caso con una irónica letra sobre la vida de libertad del motero, que a cambio tiene que arriesgar su salud principalmente con mala comida de carretera. Toda una parodia de la película Easy Rider.

 

Por otro lado, hacia el honky-tonk parece encaminarse ‘You Don't Know My Name’ (compuesta por Dave Davies) sobre todo por su piano y el sonido de cuello de botella de la guitarra. En cambio, el Ray Davies más serio y solemne vuelve en la balada pianística ‘Sitting In My Hotel’, donde afronta el tema de la soledad del artista que se ha aislado de sus amigos y que ante ellos queda como una estrella que ha perdido la esencia como persona. En un estilo similar pero sonando algo más convencional en cuanto a su solemnidad, quedaría ‘Celluloid Heroes’, que únicamente es más resultona por todas sus referencias cinéfilas, todo un homenaje a las estrellas de cine que nos hicieron soñar alguna vez que existía un mundo justo donde había gente que superaba todos los problemas, hasta que nos dimos cuenta de que eran personas como cualquier otra y, en algunos casos, con gravísimos problemas personales, muy alejado todo del espectro idealizado que proyectaban sobre nosotros a través de la pantalla. También podemos encontrar ese sonido de music-hall al que Ray acudirá en más ocasiones para la serie de óperas-rock que encadenará en los próximos años, aquí tanto en su vertiente mejor entendida (‘Supersonic Rocket Ship’, aquí quizá algo mezclada con country), como de una manera más convencional (‘Look A Little On The Sunnyside’).

 

El disco en directo está bastante bien, en este caso se ayudan de hasta cuatro músicos de viento que engrandecen y enfatizan la instrumentación en algunos casos de manera que parecen seguir la representación cuasi teatral de Ray (algo que explotará en los próximos años) como es el caso de la magistral interpretación de ‘Alcohol’, donde cada brevísima parada del ritmo es una manera de demostrar el cansado espíritu del protagonista de la canción. Así pues, para aprovechar tal cantidad de músicos adicionales, aparecen muchos temas del disco anterior e incluso varias canciones antiguas conocidas, que quizá tampoco tengan justificada su inclusión al tratarse de una selección de los conciertos citados. Pero en general está todo muy bien interpretado, hasta se le perdona a Dave que se le vaya alguna nota de guitarra en ‘Top Of The Pops’.

 

Por otro lado, ‘Brainwashed’ no acaba de entusiasmarme ejecutada en directo, para poderío rock mejor todavía resulta el bonus track de ‘Till The End Of The Day’, aunque se haga de rogar en su pausado inicio. Y quizá como una broma, del que era entonces su más reciente éxito (‘Lola’) nos cuelan únicamente un extracto del estribillo cantado por el público.

 

Lo que uno puede pensar es que el volumen en directo lo añadieron para mejorar el resultado final, algo que más o menos puede quedar corroborado tras la escucha del álbum. Pero como la mayoría de discos de The Kinks, hay suficientes joyas musicales y suficiente profesionalidad para hacer de ésta otra gran obra del grupo, preludio de la teatralización que seguirá Ray en su próximo camino destinado a interpretar los propios personajes de sus canciones y protagonistas de las venideras óperas-rock.

1) Preservation (Single); 2) Morning Song; 3) Daylight; 4) Sweet Lady Genevieve;

5) There's A Change In The Weather; 6) Where Are They Now?; 7) One Of The Survivors; 8) Cricket; 9) Money And Corruption/I Am Your Man; 10) Here Comes Flash;

11) Sitting In The Midday Sun; 12) Demolition;

[BONUS TRACK:] 13) One Of The Survivors (single edit).

Puntuación:

Año de publicación: 1973

PRESERVATION ACT 1

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El primer acercamiento de forma integral al concepto de ópera-rock por parte de Ray Davies tuvo su inspiración en el Village Green Preservation Society, aunque el desarrollo del concepto al final apenas presentó ninguna conexión con este predecesor salvo en el título, la ubicación de la trama, la temática de la nostalgia y el personaje de Johnny Thunder que vuelve a aparecer de manera simbólica. Viendo en el título que nos encontramos ante la primera parte de Preservation, lo que un@ debe saber es que más que una historia en este disco lo que se presenta es un prólogo a la verdadera historia que se desarrollará en la segunda parte. Conocemos por tanto que hay un grave problema de corrupción y de abuso de la autoridad por parte de un tal Flash, que además pretende demoler las casas antiguas para hacer negocio con nuevas construcciones.

 

El single ‘Preservation’ (que originalmente no estaba incluido en el LP) sirve de introducción y resumen de este prólogo, con unos versos principales medio narrados a los que sigue un potente estribillo. Lo más gracioso es descubrir cómo la melodía inicial de guitarra está directamente tomada del ‘Purple Haze’ de Jimi Hendrix. Aunque no será el único préstamo tomado por el grupo.

 

Hay tres canciones que retoman la nostalgia de tiempos pasados como eje central de su letra y que llegan de forma consecutiva: la balada ‘Where Are They Now?’, el rock clásico de ‘One Of The Survivors’ (con mención expresa a Jerry Lee Lewis y a un par de canciones de Elvis Presley) y la parodia de ‘Cricket’, musicalmente nada atractiva al enfundarse en un jazz (casi music-hall) muy monótono. Parece dar a entender que el juego del cricket en Inglaterra es como el de la petanca en España.

 

En cuanto a la historia en sí que Ray nos quiere contar, hasta la recta final del disco prácticamente no sabremos nada. Aunque por el principio nos llega ‘There's A Change In The Weather’, donde de manera operística se nos va avisando del horizonte hostil que amenaza a la población. El empleo de formas musicales operísticas es un recurso más para Davies, aunque sea quizá la final ‘Demolition’ donde con más acierto se utilicen los juegos de voces, que se van alternando individualmente y en conjunto para un potente final. En ‘Money And Corruption’ también son de destacar las voces, en este caso mejor acompañadas con grandes melodías y una brillante transición entre las estrofas y el elaborado estribillo, además de una letra que podría haber servido en España como descripción de la situación socioeconómica que desembocó en el 15M. Esta canción va unida a otra más pausada y discreta llamada ‘I Am Your Man’ a partir de una melodía transitoria (“I visualize a day when people will be free”) que será recuperada en Preservation Act 2. Esperemos que el salvador de la patria que aparece en esta segunda canción no sea el mismo que abandere la regeneración en España... Y bueno, de la historia contada ya solo queda hablar del personaje de Flash, que aparece en la canción correspondiente (‘Here Comes Flash’) copiando por el camino el ritmo de ‘Paranoid’ de Black Sabbath para que suene ágil y potente al mismo tiempo.

 

Precisamente lo mejor del disco es el oasis de felicidad (pero una felicidad demasiado despreocupada) que, ante tanta nostalgia y opresión, lo representan las canciones interpretadas por el vagabundo (“The Tramp”), además del agradable inicio coral de ‘Morning Sun’ que sirve de antesala del pop más suave de ‘Daylight’, si bien esta última deja alguna que otra puntilla al recordar también que el nacimiento de un nuevo día puede significar para algunas personas otro día más de rutina o de padecimiento. Estas canciones del vagabundo que decíamos son por un lado el canto de amor y demanda de perdón de ‘Sweet Lady Genevieve’, que contiene las más bellas melodías de todo el álbum, y por otro lado ‘Sitting In The Midday Sun’, en la que se expresa la necesidad de saber disfrutar de la vida ante las adversidades, con un genial segundo estribillo (“Oh look at all the ladies / Looking their best in their summer dresses”) que es el que transforma esta canción en la perfecta sucesora de la mítica ‘Sunday Afternoon’.

 

Estas últimas canciones citadas, que realmente nada tienen que ver con la historia de Preservation, son las que elevan el nivel del disco lo suficiente para que se pueda recomendar su escucha. Ya requiere suficiente esfuerzo el intentar contar una historia mediante canciones, pero obviamente si no hay buenas melodías que apoyen el contenido, el resultado final puede dejar que desear. En este caso, el resultado es mejor de lo que suele expresarse en críticas musicales, pero no es ni mucho menos un disco de los más destacados de The Kinks. Pasemos a la segunda parte de la obra para comprobar si el desarrollo de la historia consiguió mejorar o empeorar la idea inicial de Ray Davies.

PRESERVATION ACT 2

Año de publicación: 1974

Puntuación:

1) Announcement; 2) Introduction To Solution; 3) When A Solution Comes;

4) Money Talks; 5) Announcement; 6) Shepherds Of The Nation; 7) Scum Of The Earth;

8) Second-Hand Car Spiv; 9) He's Evil; 10) Mirror Of Love; 11) Announcement;

12) Nobody Gives; 13) Oh Where Oh Where Is Love?; 14) Flash's Dream (The Final Elbow); 15) Flash's Confession; 16) Nothing Lasts Forever; 17) Announcement; 18) Artificial Man; 19) Scrapheap City; 20) Announcement; 21) Salvation Road;

[BONUS TRACKS:] 22) Mirror Of Love (single edit); 23) Slum Kids (take 1).

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En este segundo volumen se desarrolla la historia de Preservation propiamente dicha y podemos comprobar cómo los cantos de auxilio de la población hacia su hipotético salvador se transforman en una nueva era de la misma esclavitud socioeconómica pero con diferentes caras y diferentes imposiciones. Muy parecido a lo que ha ocurrido en muchas ocasiones a lo largo de la historia, que aquellos líderes nacionales que se han postulado como salvadores de un país, lo que han hecho en cambio ha sido convertir esos países en su cortijo personal y amedrentar o incluso eliminar a todas aquellas personas que pudieran suponerle una oposición verdadera. Los músicos siguen siendo los mismos, por lo que el grupo sigue acompañándose de instrumentos de viento y coros femeninos.

 

El disco se inicia con un primer anuncio (‘Announcement’) donde se escucha la melodía de ‘Demolition’ que servía para finalizar la primera parte de este Preservation y que se empleará aquí como leitmotiv de toda la obra, plagada de muchos más anuncios que van informando de sucesos que irán acaeciendo durante el desarrollo de la trama. ‘Introduction To Solution’ sirve para comenzar musicalmente el álbum con energía, aunque el ritmo parece un poco atascado al principio. Lo mejor es el melódico estribillo que transmite la impotencia del lúcido vagabundo ante los graves acontecimientos que suceden y los que están por llegar: “But me, I'm only standing here / Watching it all go on / And I'm watching it all go wrong”.

 

A continuación llega una de las mejores canciones del disco, ‘When A Solution Comes’, la cual posee dos partes bien diferenciadas: una primera de ritmo pausado con un magnífico sonido de teclado y un memorable estribillo (“They're all going to feel the bite /And there's going to be a revolution”); la segunda parte es más acelerada, acorde al ferviente deseo del malvado Mr. Black de que la gente acuda a él como salvador. De manera similar se maneja otra joya llamada ‘Nobody Gives’, que tras un calmado pero terrible repaso a sangrientos sucesos históricos del siglo XX que tuvieron como origen la negativa de los poderosos a ceder en sus intereses, vemos cómo luego el ritmo se vuelve a acelerar hasta llegar a un magistral clímax final donde se reparten culpas a partes iguales, pues al final quienes padecen las consecuencias de los sucesos históricos negativos son siempre los más indefensos.

 

En una ópera-rock era previsible la incursión de Davies en el típico music-hall británico, que no proporciona precisamente un resultado destacable, pues tanto ‘Money Talks’ como la peor ‘Mirror Of Love’ (donde la voz de Ray suena totalmente anti-melódica) no van más allá de su letra, sobre todo la primera con su descorazonadora explicación de cómo cualquiera se puede corromper por dinero. Entre ambas canciones llega una serie de cuatro temas que son los más operísticos de todos (salvo ‘Artificial Man’, que llegará más adelante), pues los cambios de ritmo se encajan con las letras y se aúnan partes claramente individuales con coros que interactúan con cada personaje, o incluso son directamente corales como la magnífica ‘Shepherds Of The Nation’, una especie de marcha imperial con una gran melodía de guitarra y un potente estribillo donde se manifiestan los nuevos salvadores de la nación que a su vez serán los mantenedores de una nueva moralidad opresiva (“Keep it clean”). De manera casi recitada comienza ‘Scum Of The Earth’, hasta que la desesperada autoredención del personaje de Flash hace que se acelere la canción justo hasta que este mismo personaje manda parar. ‘Second-Hand Car Spiv’ tiene el mérito de poseer la mejor parte de instrumentos de viento del disco (incluido un breve pero gran pasaje instrumental), además de una gran alternancia entre el personaje principal y los coros en la parte en que estos últimos gritan “power, power, flower power!”, aportando algo de humor al mismo tiempo. Por último, ‘He's Evil’ tiene uno de los ritmos más rápidos del álbum, además de diversas melodías y unos inquietantes “Look out!” que dan paso a los operísticos coros que dicen “He's evil!”.

 

Lo que queda después de todo lo comentado es más convencional, por lo que abundan baladas agradables pero sin apenas nada a destacar (‘Nothing Lasts Forever’, ‘Oh Where Oh Where Is Love?’, ‘Scrapheap City’), o ‘Flash's Confession’, que recupera brevemente el ritmo de ‘Here Comes Flash’ para el arrepentimiento de Flash tras ‘Flash's Dream (The Final Elbow)’, donde Ray Davies toma prestada la idea de Shakespeare en su obra Julio César, en la cual el espectro de éste mantiene un diálogo con Bruto, y en este caso es Flash quien tiene un diálogo con su propia alma. Por último, señalar que en los bonus tracks aparece un tema que podría haber salido del Muswell Hillbillies llamado ‘Slum Kids’, que en un estilo country-rock agradable lanza su mensaje anticlasista.

 

Y así llegamos al final de esta pretenciosa obra de Ray, que no será la última ópera-rock del grupo pero que tampoco mejorará el resultado obtenido aquí, que es bastante bueno (la genialidad está ahí) aunque no puede situarse entre lo mejor de la carrera de The Kinks. No obstante, tiene una suficiente cantidad de buenas melodías como para poder recomendar este disco, además de ofrecer buenas ideas sobre la desconfianza hacia pretendidos líderes de masas y avisar del peligro de pensar que el poder económico mirará por el bien común antes de asegurarse un incremento en sus ingresos y su poder.

SOAP OPERA

Año de publicación: 1975

Puntuación:

1) Everybody's A Star (Starmaker); 2) Ordinary People; 3) Rush Hour Blues;

4) Nine To Five; 5) When Work Is Over; 6) Have Another Drink;

7) Underneath The Neon Sign; 8) Holiday Romance; 9) You Make It All Worthwhile; 10) Ducks On The Wall; 11) (A) Face In The Crowd; 12) You Can't Stop The Music;

[BONUS TRACKS:] 13) Everybody's A Star (Starmaker) (mono); 14) Ordinary People (live); 15) You Make It All Worthwhile (live); 16) Underneath The Neon Sign (live).

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En esta nueva ópera-rock que ideó Ray Davies se trata la temática ya abordada en anteriores ocasiones del mundo de la música, el negocio musical y cómo se siente un artista frente a él. Así, la historia nos cuenta cómo una estrella mediática decide suplantar por unos días la vida de una persona normal (Norman) y ver qué hace y qué se siente, de tal manera que pueda demostrar posteriormente su teoría de que a cualquiera se le puede convertir en una celebridad. En los años setenta todavía sería novedoso este tema, no como hoy en día cuando estamos saturados de programas de televisión donde gente normal y muchas veces vulgar consigue una fama sin poseer ningún mérito ni habilidad especial. Una fama pasajera, pero fama al fin y al cabo. Algo más de los quince minutos que pronosticara Andy Warhol.

 

La presentación de esta historia comienza con ‘Everybody's A Star (Starmaker)’, mediante la cual parecen tomarse una especie de justicia musical al inspirarse en el riff de ‘I Can't Explain’ de The Who, quienes a su vez se inspiraron en el estilo de los Kinks para componer esta canción. Es uno de los temas más enérgicos del álbum, pues el tono general será más calmado. Es más, podrían haber prescindido de otro tema de rock'n'roll que encontramos, ‘Duck On The Wall’, puesto que su vulgaridad y la excesiva repetición de su título en el estribillo no compensan para nada su humorística letra sobre esos adornos horrorosos y habituales que solemos encontrar en los hogares, aquí representados por unos patos en la pared.

 

El socorrido blues-rock sin mayor pretensión aparece por partida doble y seguida en ‘Ordinary People’ y ‘Rush Hour Blues’, el primero más contemplativo y el segundo más próximo a lo que podríamos entender como pub-rock. Eso sí, tenemos la gran sorpresa de comprobar en los bonus tracks cómo ‘Ordinary People’ se transforma en directo en una poderosa balada cantada por Dave Davies (que incluso recuerda vagamente a ‘Go Now’ de los Moody Blues) con un impresionante trabajo de guitarra. Cuando después de las dos canciones citadas aparece la convencional balada ‘Nine To Five’ (que por otro lado sabe transmitir el tedio y la monotonía de un trabajo rutinario), un@ empieza a pensar si The Kinks se ha sumergido en la mediocridad, pero su engarce directo (sin pausa) con la vigorosa ‘When Work Is Over’ nos vuelve a reinstalar en la idea de que estamos ante uno de los grandes grupos de la historia del rock. No es que estemos ante una canción de rock duro, pero transmite a la perfección la alegría que inunda a una persona cuando sale del trabajo y comienza lo que deberían ser sus horas de felicidad, aunque en este caso nuestro vulgar personaje lo dedique a pasar por el bar y olvidar sus penas con el alcohol. Esto enlaza con la siguiente ‘Have Another Drink’, celebración etílica de la concepción errónea de que el alcohol te hace sentir mejor y que recuerda a los Kinks del Muswell Hillbillies.

 

Tras la convencional balada ‘Underneath The Neon Sign’ llega la idealización del individuo estresado que necesita unas vacaciones y un romance para sentirse en un paraíso ficticio, aquí en forma de rítmico vodevil llamado ‘Holiday Romance’ que se aleja completamente de la música rock. Las melodías son geniales y Ray Davies realiza una de esas interpretaciones en las que asimila el personaje a la perfección, con esa entonación en la que nos transmite ese sueño del protagonista por sentir la llama del amor (“I thought can this be love / Can this be lovey-dove / Or just a holiday romance?”). Justo a continuación llega la canción (‘You Make It All Worthwhile’) que más se ajusta en su estructura al título del álbum, pues podemos escuchar diálogos entre el protagonista y su mujer (o falsa mujer, si atendemos a la suplantación de personalidad inicial) que contrasta las estrofas donde muestra la relajación y confort de llegar a casa, acompañadas de un dulce piano, con el recuerdo de las penurias laborales que atormentan interiormente al protagonista, en los cuales la instrumentación transmite algo más de fuerza y agresividad. En los bonus tracks encontramos la interpretación en directo, que refleja el estilo teatral que se empleó para mostrar al público la letra, incluido vestuarios especiales tal como podemos comprobar repasando el libreto (solo hay que fijarse en la primera foto, donde aparece Ray vistiendo únicamente un pantalón corto. Parece más apropiado para el Miguel Bosé de finales de los setenta).

 

Las dos últimas canciones son la sencilla balada ‘(A) Face In The Crowd’, donde el starmaker se da cuenta de que realmente es una persona normal y corriente, y vuelve a ser el original Norman, y la magnífica ‘You Can't Stop The Music’, una celebración del mundo de la música destacando sus miserias pero también recordando que al final lo que queda siempre es la obra musical, que un@ puede disfrutar durante toda su vida.

 

En resumen, una nueva ópera-rock con más tiempo dedicado a la historia narrada que a su componente musical, lo cual no es óbice para poder recomendar este álbum pero tampoco puede considerarse una de las obras destacadas del grupo. Lo malo es que esta tendencia todavía no habrá acabado, pero tampoco está nada mal poder extraer conclusiones existenciales en un disco de rock, ¿verdad?.

1) Schooldays; 2) Jack The Idiot Dunce; 3) Education; 4) The First Time We Fall In Love;

5) I'm In Disgrace; 6) Headmaster; 7) The Hard Way; 8) The Last Assembly;

9) No More Looking Back; 10) Finale.

Puntuación:

Año de publicación: 1975

SCHOOLBOYS IN DISGRACE

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En esta nueva ópera-rock, Ray Davies dirige su mirada hacia el sistema educativo y la nostalgia de la infancia, enfundándose junto a los otros miembros del grupo en unos ridículos uniformes escolares de color verde que en las actuaciones en directo no creo que duraran mucho. Musicalmente, la novedad más importante es que por fin la guitarra vuelve a tener un papel prominente. La música rock, que en algunos momentos de Soap Opera había quedado un tanto aparcada en favor de otros géneros más habituales en las producciones musicales de Broadway, aquí vuelve en todo su esplendor con varios riffs de guitarra destacados y transiciones rítmicas poderosas. Sobre la temática, parece que la educación inglesa no era muy apropiada para las mentes libres y sensibles como la de Ray Davies o la de Roger Waters, tal como este último reflejaría también en el himno ‘Another Brick In The Wall, Part 2’ unos años después de este primer acercamiento de Ray.

 

La perfecta introducción temática a la obra la encontramos en ‘Schooldays’, una balada liderada por el piano que rememora la nostalgia del tiempo (feliz para casi todos) en que íbamos al colegio, eso sí, debido a que solo recordamos lo que queremos recordar (“We only remember what we choose to remember”), ya que nuestra memoria selectiva nos suele dejar con lo mejor salvo en casos de sucesos graves y traumáticos de los que no se olvidan nunca y pueden dejar marcada la personalidad de una persona. Justo a continuación, ‘Jack The Idiot Dunce’ sirve para recordar la figura un poco cruel del “tonto de la clase”, en este caso enfundado en un rock’n’roll clásico que acaba repitiéndose demasiado y con una parte vocal que llega a resultar irritante. Muy al estilo de ‘Ducks On The Wall’ del disco anterior, aunque su inicio está copiado de ‘Rush Hour Blues’. Y si esta última fue seleccionada incluso como single, no es de extrañar que aquí quisieran hacer algo similar.

 

‘Education’ es el primer tema que parece encajar más en lo que sería un musical, mediante una buena conjunción instrumental que va de la mano de la interpretación vocal de Ray Davies. De paso se toma prestado algún acorde de ‘He's Evil’ justo en la transición hacia la parte central más dinámica de este tema. Sobre la letra, no es que sea de lo más brillante de Ray, pero sí tiene esa carga crítica hacia lo que era antes el sistema educativo, que enseñaba mucha ciencia y escritura pero no enseñaba a entender el mundo ni a un@ mism@: “You can teach me about biology, but you can't tell me what I am living for”. Esto en España parecía haberse solucionado en parte en los últimos tiempos, pero las iniciativas políticas últimas de eliminar asignaturas como música, latín y filosofía, parecen destinadas a volver a eliminar el espíritu crítico y analítico de la gente, algo siempre incómodo para las élites gobernantes. El disco finaliza con la obvia ‘Finale’, que es solo una simple repetición del coro final de ‘Education’, para intentar darle un carácter conceptual y cíclico a la obra.

 

Temas totalmente tranquilos (que no cambien de registro una vez comenzados) hay muy pocos. ‘The First Time We Fall In Love’ es una parodia de las canciones de amor de finales de los cincuenta aunque sin la brillantez que hubiera conseguido Frank Zappa. Suena bien pero poco más. Algo mejor queda ‘The Last Assembly’, muy apropiada para una puesta en escena y que todos canten al unísono vestidos con sus trajes de colegial.

 

Los Kinks que estamos esperando todo el tiempo volver a escuchar aparecen por fin a partir de la quinta canción. Así, esa grandeza de uno de las mejores bandas de la historia volvemos a encontrarla en el melódico inicio de piano de ‘I'm In Disgrace’, que a continuación se transforma en una pieza más rockera gracias a su pegadizo estribillo, muy expresivo de las sensaciones que se tienen cuando uno se enamora por primera vez. Aunque con similar comienzo magistral pero todavía mejor desarrollo encontramos la magnífica ‘Headmaster’, que presenta uno de los mejores empleos de coros de todo el catálogo de The Kinks, reforzando el carácter redentor de la letra de arrepentimiento del chaval que se ha dado cuenta de lo que ha hecho mal durante su vida. Muy atrás no quedaría ‘The Hard Way’, que impacta con su simple pero efectivo riff de guitarra y su dinámico ritmo, apropiado para delatar la incapacidad de enseñar de ese profesor que emplea la denigración como herramienta para la enseñanza, consecuencia de su frustración mal digerida. Aunque el mejor riff lo encontramos en ‘No More Looking Back’, que es lo más brillante de la canción y lo que obliga a reescucharla con agrado. Así mismo, su parte vocal en los momentos más álgidos (“But lately I've been going to all the places that we once knew”) también es de lo mejor del disco, donde lo único que sobraría es la excesiva repetición del vulgar “No more looking back”, motivo por el cual este tema no se encuentra destacado como lo mejor del álbum.

 

En cualquier caso, estamos ante otro buen disco del grupo pero otro disco que no les hubiera hecho pasar a la historia si lo comparamos con sus mejores obras. Ésta será la última ocasión en que Ray se deje seducir por las óperas-rock y a partir de ahora se dedicará a facturar un pop-rock más canónico, algo que les imposibilitará poder llegar a las cotas de brillantez alcanzadas en sus mejores años pero que en contrapartida servirá para ofrecernos todavía un buen montón de grandes temas.

1) Life On The Road; 2) Mr. Big Man; 3) Sleepwalker; 4) Brother; 5) Juke Box Music;

6) Sleepless Night; 7) Stormy Sky; 8) Full Moon; 9) Life Goes On;

[BONUS TRACKS:] 10) Artificial Light; 11) Prince Of The Punks; 12) The Poseur;

13) On The Outside (1977 mix); 14) On The Outside (1994 mix).

Puntuación:

Año de publicación: 1977

SLEEPWALKER

El estreno de los Kinks en una nueva discográfica sirvió de catalizador para la ruptura con la ópera-rock que el grupo fue sirviendo durante los años anteriores. Esto tampoco significaba que Ray Davies dejara de escribir de los temas que le interesaban, pero ya se quitó de encima toda la teatralidad y el music-hall (nada de vientos ni coros femeninos) y eso redundó en que la guitarra de Dave Davies fuera nuevamente un elemento destacado del sonido, y también mejor que nunca gracias a un pulido sonido cristalino que permite lucirse a alguien que lo estaba deseando de verdad tras sufrir pacientemente los devaneos musicales de su hermano.

 

Este disco representa así el retorno del grupo a un sonido rock sin más veleidades operísticas ni teatrales, el ejemplo básico de su sonido característico de los 70. Y nada más comenzar, en la primera canción (‘Life On The Road’) encontramos lo que se puede considerar como arquetipo del sonido de los Kinks de esa década, además de ser una oda a la vida en la carretera, algo habitual antiguamente entre los artistas que promocionaban sus discos a base de conciertos. Y no hace falta recordar a Ingmar Bergman para saber las consecuencias de vivir en giras continuas: la familia y las amistades se quedan a un lado; se complace a miles de personas con el coste de dejar de lado a unas pocas que al fin y al cabo son las importantes. Una de las temáticas recurrentes en la carrera de Ray es el mundo de la música y la pasión por ese trabajo. Desde otra perspectiva, la de la gente apasionada por lo que escucha (a veces demasiado), trata la amena ‘Juke Box Music’, poseedora de un gran solo de guitarra en su parte central. La melodía vocal que sigue en las estrofas presenta un parecido muy sospechoso con la melodía instrumental de ‘Trente millions d'amis’ del compositor francés Jack Arel y, conociendo a Ray, es fácil que la tomara prestada.

 

Tampoco nos resulta novedosa la temática de ‘Mr. Big Man’, que es la crítica a esa persona que se vuelve adinerada y poderosa y olvida sus raíces y a sus allegados, todo mediante una poderosa sección rockera y un gran trabajo de guitarra de Dave. Por otro lado, ‘Brother’ es una convencional balada que parece tener como única misión la reconciliación de los dos hermanos Davies, quienes solían estar a la greña (“I'm your brother / Together we can find a way”). Mucho mejor resultado alcanzan en ‘Stormy Sky’, en la cual consiguen una recreación atmosférica adecuada para el empleo metafórico de la tormenta con respecto a las relaciones humanas, donde cabe destacar el riff de guitarra que suena a partir de los 2:45, muy bien conseguido.

 

La canción que da título al LP parece reciclar el riff principal de ‘Lola’ pero más acelerado y con guitarra eléctrica. Lo mejor es su parte intermedia, centrada en un florido piano y el middle-eight que sirven de antesala al retorno del pegadizo riff. La letra trata sobre una persona a la que le gusta la vida nocturna, desde una visión positiva, pues la otra cara de la moneda la encontramos en la épica ‘Sleepless Night’, liderada por un pegadizo teclado y con unas memorables melodías vocales, donde la letra en cambio habla de aquél que no puede dormir porque escucha a su ex-amante desde su habitación mientras lo pasa bien con otra compañía masculina. Tomando el sonambulismo como reflexión existencial, en ‘Full Moon’ nos entregan otra gran balada-rock en el estilo más característico y reputado de la banda, con cierto regusto a música americana al estilo del Muswell Hillbillies.

 

La agridulce ‘Life Goes On’ que cerraba el LP original habla lúcidamente de cómo la vida sigue para todo el mundo independientemente de los sucesos individuales que debamos padecer cada un@. En algunos momentos con humor muy ácido, como la estrofa donde relata que se quedó arruinado y cuando fue a suicidarse abriendo la llave del gas, comprobó que también le habían cortado el suministro. Pero al fin y al cabo hay que seguir luchando siempre hasta el final, no rendirse jamás.

 

Los bonus tracks están muy bien en general. ‘Artificial Light’ es más bien normalita hasta que llega la parte instrumental con una guitarra a la que le dan ese efecto de desfase propio de la psicodelia y que aquí le da un toque de categoría a la canción. ‘Prince Of The Punks’ tiene un estilo próximo al rock’n’roll clásico y se deja escuchar bien por su ágil ritmo, aunque en el fondo sea más convencional, pero no deja de ser un crítico ataque a lo falsamente novedoso con que se quiso etiquetar al movimiento punk. Además de que su reconocible riff recuerda mucho al de ‘Saturday Night's Alright For Fighting’ de Elton John. Mucho mejor es la gran ‘The Poseur’, con un intrigante ritmo de bajo, grandes cambios de ritmo y mucha fuerza en la interpretación vocal, que la convierte en uno de los puntos fuertes del disco remasterizado. Y para el final, por partida doble, tenemos otra gran canción, ‘On The Outside’, también en un estilo inicial intrigante aunque con un estribillo más pop pero muy agradable (gran momento la parte donde los coros cantan “outside”), y con un gran intermedio instrumental que nos recuerda a sus mejores momentos.

 

En resumen, la vuelta a un sonido más directo y una temática más variada dio como resultado un gran álbum que seguro que agradó a su nueva discográfica, además de asegurarles a priori un buen porvenir todavía por delante. La única lástima es que se trata del último gran disco de estudio de The Kinks, pero eso no es impedimento para disfrutar de la genialidad melódica y lírica de los hermanos Davies, sobre todo de Ray.

1) Misfits; 2) Hay Fever; 3) Black Messiah; 4) A Rock'n'Roll Fantasy;

5) In A Foreign Land; 6) Permanent Waves; 7) Live Life; 8) Out Of The Wardrobe;

9) Trust Your Heart; 10) Get Up;

[BONUS TRACKS:] 11) Black Messiah (single remix); 12) Father Christmas;

13) A Rock'n'Roll Fantasy (US single edit); 14) Live Life (US single mix).

Puntuación:

Año de publicación: 1978

MISFITS

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Tras el moderado éxito que tuvo Sleepwalker en los Estados Unidos (no así en su país natal, como era lo habitual), The Kinks encontraron el camino a seguir para no tener problemas con la discográfica y para poder mantenerse en un puesto destacado de la escena musical contemporánea. La leyenda del grupo, al contrario que muchos otros contemporáneos tildados de dinosaurios (recordemos que 1977 fue el estallido mundial del punk, por los Sex Pistols), fue revitalizada con exitosas versiones de sus canciones a cargo de gente nueva y afamada entonces como The Jam (‘David Watts’, en el tercer disco All Mod Cons, el primero realmente bueno que hicieron), Pretenders (‘Stop Your Sobbing’) o Van Halen (‘You Really Got Me’). Los experimentos musicales y estructurales quedaron ya atrás, y Ray Davies basará sus aciertos en poder conjuntar una música pegadiza y más o menos original a sus siempre brillantes letras. A veces la inspiración no llega y le toca coger algún préstamo, como en el comienzo de ‘Permanent Waves’, que nos hace recordar enseguida a ‘Get It On’ de T. Rex por ese característico ritmo.

 

El álbum gira en torno a dos extensas baladas que rondan los cinco minutos, de cuidada elaboración y compacto sonido. La primera de ellas es la que le da título, ‘Misfits’, ideal para aquéllas personas que no se sienten encajadas dentro del mundo impersonal y despreocupado que les rodea, con un mensaje optimista para que echen un vistazo más atento a su alrededor (“So take a good look around / The misfits are everywhere”), pues seguro que acabarán encontrando más gente con sus gustos e inquietudes. La otra balada, ‘A Rock'n'Roll Fantasy’, no tiene menor bagaje emotivo al estar inspirada por el entonces reciente fallecimiento de Elvis Presley, víctima de depresiones y obsesiones psicológicas derivadas de su vida fantasiosa dentro del mundo del espectáculo.

 

En cualquier caso, el humor de Ray no puede desvanecerse, lo único que puede pasarle es que lo enfunde en algún rock convencional (‘Hay Fever’), típica balada (‘Trust Your Heart’, que luego acelera el ritmo pero sin acrecentar por ello el interés) o en un sonido country-rock genérico, como en ‘Out Of The Wardrobe’, nueva canción sobre drag-queens pero con final feliz, demasiado idealizado, puesto que es una pareja donde cada uno asume finalmente el rol del sexo contrario.

 

Por otro lado, ‘In A Foreign Land’ es una de las canciones más pegadizas del disco, muy al estilo de Paul McCartney pero con una letra irónica sobre el exilio fiscal asociado al exilio físico, que solo podría salir de la pluma de Ray Davies. ‘Live Life’ no le va a la zaga, pues engancha desde el inicio con sus afiladas guitarras y cambios de ritmo, aunque le falla el menos inspirado estribillo. Lo que está muy bien es la parte central donde cantan “Oh, life's a mother”. Incluso vuelven a emplear instrumentos de viento como en las óperas-rock en ‘Black Messiah’, de controvertida temática racial (“But if I told you that God was black / What would you think of that”) y agradable ritmo, algo animado por momentos. En el estribillo me ha recordado siempre a la música de la serie de dibujos animados de Sherlock Holmes que hacían en los años ochenta en televisión.

 

Por último, el mensaje final de ‘Get Up’ (final en el LP original) es de un optimismo persuasivo gracias a su brillante inicio, repleto de pegadizas melodías y cuidada estructura, que alcanzan su culmen en el coraje con que Ray canta “Somebody gotta get up and shout / Somebody gotta give us some clout / You're the ones to make it all work out / It all depends on you!”. Desafortunadamente, a partir de ahí la canción acaba divagando un poco, pero vale la pena escuchar su primera parte.

 

En los bonus tracks, aparte de diferentes ediciones de algunas canciones ya escuchadas, que no aportan nada salvo un recorte de la duración, encontramos el famoso single navideño ‘Father Christmas’, que musicalmente no es más que un agradable rock algo potente, pero que por su letra ha pasado a la memoria colectiva de los fans, puesto que es una irónica y agridulce viñeta de los niños desfavorecidos que preferirían dinero antes que juguetes, o un trabajo para sus padres, o en el caso de que hubiera de ser un juguete, que éste fuera una pistola de verdad para asustar a los niños que se burlan de ellos. Así que, Papá Noel, déjate los juguetes para los niños ricos (“Give all the toys for the little rich boys”).

 

Como este disco no posee los brillantes bonus tracks que impulsaban todavía más a Sleepwalker, no puede tener una valoración superior de seis estrellas, que en The Kinks significa que es un disco recomendable y que asegura un buen rato de agradable escucha y de disfrute. Eso sí, ¡que nadie se deje las letras de lado!.

LOW BUDGET

Año de publicación: 1979

Puntuación:

1) Attitude; 2) Catch Me Now I'm Falling; 3) Pressure; 4) National Health;

5) (Wish I Could Fly Like) Superman; 6) Low Budget; 7) In A Space;

8) Little Bit Of Emotion; 9) A Gallon Of Gas; 10) Misery; 11) Moving Pictures;

[BONUS TRACKS:] 12) A Gallon Of Gas (US single); 13) Catch Me Now I'm Falling (original extended edit); 14) (Wish I Could Fly Like) Superman (disco mix extended edit).

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Tras el cambio de bajista y la salida del teclista (asumido este instrumento por Ray Davies), el grupo volvió a verse reducido a cuarteto como en sus buenos tiempos, lo cual ya era un indicador de la dirección continuista respecto a Sleepwalker y Misfits. Pero nada más lejos de la realidad, porque el dato de que este LP fuera el más vendido de la historia de los Kinks en Estados Unidos, sin contar las recopilaciones, no debe cegar al oyente (o taponarle los oídos) para valorar objetivamente la gran metedura de pata que resulta ser. La falta de ideas es abrumadora y por ello Ray Davies hubo de dirigir su mirada hacia la música del momento, pero no hacia lo más innovador, que era la New Wave y que quizá representaba demasiado esfuerzo, sino hacia los dos estilos más sencillos de imitar: el disco y el punk. Y estamos hablando de alguien que no sucumbió a la psicodelia en su momento, siguiendo su propia inspiración e intereses.

 

Nada más esclarecedor sobre la falta de ideas que la canción ‘Catch Me Now I'm Falling’. Su comienzo es muy prometedor, con una brillante entrada de piano al estilo de grandes canciones como ‘Because The Night’ de Patti Smith, hasta que lo fastidian completamente cuando entra el riff de guitarra, que es una lamentable imitación del de ‘Jumpin' Jack Flash’ de los Rolling Stones, pero tocado de manera más lenta. Gestos así de descarados son los que arruinan la reputación de un artista, ciertamente, además de ocultar cualquier aspecto positivo que pudiera tener la citada canción. Quizá tomando también de referencia a lo que habían hecho los Rolling Stones en su Some Girls de 1978, absorbiendo influencias de las corrientes musicales de moda en ese momento (el punk y la música disco), The Kinks se lanzan también a esos territorios de limitaciones evidentes y donde uno de los factores claves era la energía y el entusiasmo propios de la juventud. Sin poseer ya este factor, pero adaptando el estilo a sus propias virtudes, dentro de la música disco encontramos un par de canciones aquí, que son además de lo mejor: la  más famosa fue el single ‘Wish I Could Fly Like) Superman’, que tiene un ritmo muy pegadizo y un estribillo muy simplón pero tremendamente efectivo; la final ‘Moving Pictures’ es todavía más dinámica y pegadiza, creando una atmósfera bailable con su marcado ritmo y las voces en falsete. Dave Davies deja caer algunas buenas líneas de guitarra por medio para darle mayor empaque al conjunto. En cambio, ‘National Health’ es un lamentable pastiche que toma un ritmo disco pero ejecutado de forma más pausada, del que ni siquiera su letra humorística salva del aburrimiento total. Además de que resultan hasta molestos tantos “oh, oh, oh” y “ah, ah, ah”.

 

Peor resultado consiguen cuando abrazan el punk, quizá porque los Kinks son más ironía que rabia. Así, a lo máximo que pueden llegar es a parecer una imitación simpática de los Ramones (‘Pressure’). Y ‘Attitude’ parece inspirada en ‘Who Are You’ de The Who, con tanto “uh, uh”.

 

Por otro lado, canciones como la que le da título al álbum suenan nada originales y como una copia de composiciones anteriores a las que simplemente se le mete con calzador un estribillo trillado que contenga las palabras del título. En un disco tan poco original no podía faltar el recurso del blues, aquí con resultado obviamente inofensivo en ‘In A Space’ e incluso ultra-aburrido como en ‘A Gallon Of Gas’, la cual únicamente tiene de interesante esos acordes muy típicos del blues, que aparecen desde el principio y que vuelven a sonar a imitación barata. Es por ello que una balada tranquila y agradable como ‘Little Bit Of Emotion’ resulta todo un respiro entre tanta mediocridad. En otro disco hubiera pasado quizá desapercibida, pero aquí destaca como uno de los mejores momentos. Precisamente la única canción que recuerda a los Kinks del brit-pop y de los últimos dos discos es ‘Misery’, que tampoco es gran cosa pero que aporta esa dosis de entretenimiento necesaria en sus álbumes, además de transmitir un mensaje positivo enfundado en la ironía típica de Ray Davies.

 

Podría entenderse que este disco pudiera ser apreciado por alguien que nunca ha escuchado ningún otro de The Kinks, pero no se entiende cómo pudo tener tanto éxito cuando ni siquiera las letras de Ray están entre las mejores de su repertorio. Personalmente ni siquiera volver a escucharlo para tener que escribir estas líneas me ha hecho apreciar nada nuevo que hubiera obviado con anterioridad. Es un mal disco que puede colocarse a la misma altura que otros grandes tropiezos del mismo año como In Through The Out Door de Led Zeppelin o Survival de Bob Marley, pero que no llega a atrocidades extremas como el Victim Of Love de Elton John.

ONE FOR THE ROAD

Año de publicación: 1980

Puntuación:

1) Opening; 2) The Hard Way; 3) Catch Me Now I'm Falling;

4) Where Have All The Good Times Gone; 5) Introduction To Lola; 6) Lola; 7) Pressure;

8) All Day And All Of The Night; 9) 20th Century Man; 10) Misfits;

11) Prince Of The Punks; 12) Stop Your Sobbing; 13) Low Budget; 14) Attitude;

15) (Wish I Could Fly) Like Superman; 16) National Health; 17) Till The End Of The Day; 18) Celluloid Heroes; 19) You Really Got Me; 20) Victoria; 21) David Watts.

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Correspondiente a la gira de promoción de Low Budget, se publicó este álbum en directo que recogía actuaciones en Estados Unidos y Suiza acaecidas en 1979. A pesar de que el último disco suponía un bajón estilístico, aquí demuestran todo lo contrario, se comportan como una banda bien conjuntada, inspirada y con ganas de agradar. El sonido es mucho más rockero en general respecto a las versiones de estudio, lo cual aumenta el impacto de la música y es de agradecer en un ambiente tan propicio como una actuación en directo.

 

Las interpretaciones más guitarreras dotan de nueva vida a canciones que ya de por sí eran espléndidas como ‘Where Have All The Good Times Gone’, la cual solamente adolece de una parte vocal poco entusiasta en el estribillo. En ‘All Day And All Of The Night’ además aceleran el ritmo y consiguen dejar por los suelos al 90% del movimiento punk por el camino, gracias en buena parte al fiero solo de guitarra de Dave Davies. ‘Victoria’ también gana mucha fuerza con el nuevo tratamiento aguerrido, sin perder su esencia irónica y su mensaje antiimperialista oculto. No obstante, también encontramos una interpretación decepcionante dentro de los clásicos, en una versión reggae de ‘Till The End Of The Day’ que no acaba de convencer, aunque el inicio prometa algo mejor. Por otro lado, ‘Lola’ es el previsible momento en que más interactúan con el público para que coree el repetitivo estribillo. Aunque lo más gracioso del momento es ese falso inicio donde Ray anuncia en primer lugar que no la van a tocar (“we're not going to play that one tonight!”).

 

El disco (y probablemente cada concierto original) se abre mediante una versión instrumental de ‘You Really Got Me’, que dentro de lo que cabe es una manera original de comenzar. De su disco de debut, además de la inevitable ‘You Really Got Me’ (que aquí encontramos más adelante en una versión que podríamos denominar punk por su fiereza) vuelven a tocar ‘Stop Your Sobbing’, puesto que había sido un éxito recientemente gracias a una versión de The Pretenders, cuya cantante Chrissie Hynde se convertiría después en la pareja de Ray Davies por muchos años. The Kinks estaban más revitalizados que nunca y habían conseguido evitar ese calificativo de dinosaurios, tan de boga en la época, que había cercenado el prestigio de muchos artistas consagrados en los años anteriores. De igual manera, ‘David Watts’ también había vuelto a ser un éxito debido a la versión de The Jam en su aclamado All Mod Cons de 1978 y aquí sirve para cerrar el álbum con una fuerza que podría rivalizar perfectamente con la de los más jóvenes Paul Weller y compañía.

 

Lo más flojo es, obviamente, el material correspondiente a su disco más reciente, del cual encontramos hasta seis canciones nada menos. Al menos la fuerza del directo mejora un poco la vulgar impresión que nos dejaban en Low Budget, ya que aquí suenan algo mejor y dejan un regusto más o menos aceptable. Sin embargo, el estribillo de ‘Attitude’ nos vuelve a hace recordar a ‘Who Are You’ de The Who. Y si ‘Catch Me Now I'm Falling’ ya era una expropiación descarada del famoso riff de The Rolling Stones, la interpretación de ‘Low Budget’ en directo recuerda a ‘Honky Tonk Women’ de los mismos, no por el potente comienzo con una gran solo de guitarra, sino por su desarrollo. En cambio, ‘Pressure’ es muy breve y hasta queda bien como píldora de adrenalina. Y en ‘(Wish I Could Fly) Like Superman’ se olvidan de la música disco y la interpretan en clave de rock con muy buen resultado, mejor incluso que la versión de estudio, lo que sirve para disfrutarla aunque se alargue más allá de los seis minutos.

 

“This is for all the imaginary heroes!”, anuncia Ray Davies antes de embarcarse en una descomunal interpretación de ‘20th Century Man’, donde gradualmente va subiendo el tono de la canción tanto por la perfecta parte vocal (donde Ray convence con esa asunción de la angustia existencial del protagonista de la canción), como por la instrumentación donde vuelve a brillar Dave junto a la poderosa sección rítmica. Una lástima que en el LP original no estuviera incluida, puesto que es la mejor canción de todas las incluidas. Las baladas parecen ser también uno de los puntos fuertes en directo, pues encontramos preciosas interpretaciones tanto de ‘Misfits’ como ‘Celluloid Heroes’, dos de sus baladas más destacadas de los setenta. Especialmente, ‘Celluloid Heroes’ posee una introducción instrumental nueva y fantástica, con una gran melodía llevada por el teclado, que se extiende durante más de dos minutos para deleitar a la audiencia. Luego, Ray suena más expresivo que nunca y transmite una enorme emotividad al hablar de los ídolos cinematográficos.

 

En resumen, tenemos aquí un gran disco en directo que demuestra el poderío latente dentro de la banda y que les serviría, junto al sorprendente éxito de su álbum anterior, para enfilar la década de los ochenta con ciertas garantías de éxito, aunque ya veremos que su producción posterior será totalmente irregular, alternando discos aceptables con otros peores, por lo que esta nueva década representará el declive creativo de The Kinks, comparable al de sus coetáneos artísticos.

1) Around The Dial; 2) Give The People What They Want; 3) Killer's Eyes;

4) Predictable; 5) Add It Up; 6) Destroyer; 7) Yo-Yo; 8) Back To Front; 9) Art Lover;

10) A Little Bit Of Abuse; 11) Better Things.

Puntuación:

Año de publicación: 1982

GIVE THE PEOPLE WHAT THEY WANT

El comienzo de década traía a The Kinks en más o menos el mismo punto de estancamiento en el que había quedado en el álbum anterior, puesto que el gran éxito de Low Budget no auguraba cambios aunque artísticamente representara uno de los peores discos de su carrera. En cualquier caso, un período de tres años y la satisfacción personal que debió producir a Ray Davies el haber sobrevivido con prestigio a la criba de dinosaurios que acarreó el movimiento punk, parece que sirvió para mejorar ligeramente respecto al anterior trabajo, si bien algunos préstamos y reciclajes musicales tomados aquí no anunciaban un buen estado de forma creativa. Dave Davies seguía sin aportar composiciones propias, quizá escaldado por haber publicado en este período de tres años sus dos primeros discos en solitario, muy mediocres, un desastre verdadero si nos referimos solo al segundo de ellos, Glamour.

 

El solemne comienzo de ‘Around The Dial’ nos hace pensar si habían estado escuchando a Queen últimamente, aunque luego se transforma en una extraña mezcla del brit-pop clásico de The Kinks con ramalazos metaleros que no ayudan mucho en este flojo tema. Lo peor del disco es sin duda cuando las melodías son inexistentes o extremadamente simplonas y la parte musical bebe del heavy metal más ruidoso e insustancial, como en ‘Back To Front’ o ‘Give The People What They Want’. Efectivamente, un@ puede ofrecer lo que el público quiere, pero un artista de verdad no busca satisfacer instintos primarios básicos, sino expresar un momento de su vida y/o su entorno en su obra. Precisamente, la letra de ‘Give The People What They Want’ es muy clara en ese sentido, recordando que en la época de los romanos lo que la gente quería en los espectáculos era ver sangre. Otras canciones, sin ser malas tampoco, se olvidan tan pronto han concluido como ‘Killer's Eyes’ o el amigable final de álbum con ‘Better Things’.

 

El fenomenal ritmo que tiene ‘Add It Up’, junto a ese sonido especial de la guitarra, no debió pasar precisamente desapercibido para el grupo español de la movida madrileña de los ochenta Glutamato Ye-Yé, que lo copiaron descaradamente para ‘Un Hombre En Mi Nevera’. Siguiendo con ‘Add It Up’, es una lástima que posea un estribillo tan simple y soso, pues el resto del tema es fascinante, con toques de humor como esos incisos corales en que se escucha “Gucci, Gucci, Gucci / Cartier, Cartier”, para una letra que habla de la ceguera de sensibilidad que produce el dinero. Una lástima es también que otra canción aparentemente con pinta de magnífica, ‘Yo-Yo’, naufrague luego en un estribillo mediocre que al menos presenta en algún momento una variación melódica interesante. Su letra trata con realismo y pesadumbre el tema de la crisis de convivencia de una pareja, con frases que no pueden dejar indiferente al oyente, tales como “There are many different people living double lives / One for the office and one that they take home to their wives”, o “You thought you knew me pretty well / But with people like me you never can tell”. Más cruda resulta todavía ‘A Little Bit Of Abuse’, que de haber tenido mejores melodías podría haber sido todo un himno contra la violencia de género, puesto que trata sobre una mujer que recibe maltratos y golpes pero lo sufre en silencio y no lo cuenta (“No one will ever know / Because you never show”), mientras que la letra intenta hacerle ver la realidad y su derecho y libertad a no tener que aguantar esa situación. Y más espinosa si cabe parece la temática de ‘Art Lover’, en la que un hombre adulto expresa su placer por contemplar a las niñas jugando en el parque. Pero si atendemos bien a la letra, ese placer no es por un deseo sexual, sino más bien por algún suceso trágico que en el pasado le privó de una supuesta querida hija (“She's just a substitute for what's been taken from me”), así como el recuerdo de las bailarinas de los cuadros de Degas. De todas formas, quien quiera pensar en alguien como el protagonista de Muerte en Venecia, de Thomas Mann, pero rebajando la edad de Tazio, también es libre de hacerlo. Musicalmente sigue las trazas de ‘Little Bit Of Emotion’ de Low Budget, pero aquí en versión mejorada gracias a la bonita melodía de teclado que acompaña el tema.

 

Entre la mediocridad general del disco, hay momentos concretos en que parece rezumar algo del talento de antaño, como en el puente de ‘Predictable’: “Once we had so many options / Once we had dignity and grace” (visto lo visto en los últimos años, parece una autoconfesión de Ray). La falta de ideas parece andar detrás de los ecos de ‘Lola’ que vuelven a resonar en ‘Destroyer’, pues utiliza el ritmo principal de aquélla y alguna melodía vocal para narrarnos una especie de segunda parte, donde únicamente suena entretenido lo ya conocido, ya que el estribillo sigue sin convencer.

 

En resumen, estamos ante un disco con demasiados defectos para conseguir la categoría de aceptable. A estas alturas de carrera, ya parecía evidente que las cotas de excelencia alcanzadas en el pasado no estaban al alcance de la banda. A partir de ahora, el acierto melódico será la clave para que un tema destaque o se pierda en el maremágnum de relleno que poblará algunos de sus discos. Eso sí, las letras de Ray Davies, salvo excepciones, nunca perderán su lucidez a la hora de describir la cotidianidad a veces tan sobrecogedora.

1) State Of Confusion; 2) Definite Maybe; 3) Labour Of Love; 4) Come Dancing;

5) Property; 6) Don't Forget To Dance; 7) Young Conservatives; 8) Heart Of Gold;

9) Cliches Of The World (B Movie); 10) Bernadette;

[BONUS TRACKS:] 11) Don't Forget To Dance (extended edit); 12) Once A Thief;

13) Long Distance; 14) Noise.

Puntuación:

Año de publicación: 1983

STATE OF CONFUSION

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Si recordamos la portada del mediocre disco anterior, veíamos a Ray Davies huyendo como si fuera consciente del bajo nivel ofrecido. En la presente portada vemos a todos los miembros de la banda en estampida, lo cual parece decirnos a priori que encontraremos el mismo nivel. Nada más lejos de la verdad, puesto que aquí por fin retornan los Kinks que esperamos escuchar cuando ya han pasado de los cuarenta años de edad y no pretenden parecer veinteañeros todavía como otros colegas de su quinta, sino simplemente seguir disfrutando de su trabajo y, en el caso de Ray, aportar su experiencia vital a las letras de la banda. Los miembros siguen siendo los mismos del disco anterior, con el propio Ray haciendo también de productor, aunque las tensiones entre Dave Davies y el batería de toda la vida, Mick Avory, comenzarían a alcanzar cotas de aversión irreversibles.

 

Quizá el bajo nivel ofrecido por The Kinks en los últimos años se debía a ese estado de confusión que reza el título del disco y la primera canción que encontramos, aunque por fin superado por lo que nos demuestran aquí. Esta canción presenta un pegadizo ritmo de notable fuerza y un estribillo cantable que recuerda los mejores tiempos de la banda, además de un Ray Davies que canta con bastante rabia, de quien se sabe inmerso en una situación confusa y no sabe cómo salir. Ese talento de Ray para las melodías pegadizas en piezas de pop aquí tiene otro nuevo ejemplo con ‘Heart Of Gold’ (nada que ver con la de Neil Young), donde los acordes de guitarra le dan empaque a lo que es en sí uno de los temas más enraizados con el brit-pop que ayudaron a definir dos décadas antes.

 

Lo mejor del disco llega en su parte central mediante dos baladas y un tema que oscila entre el baile y la nostalgia. Este último es ‘Come Dancing’, uno de los últimos éxitos de The Kinks como single, en el cual podemos escuchar una melodía de organillo que bordea la línea que separa lo ridículo de lo serio, pero que sorprendentemente engancha por su sencillez (aunque resulte algo vergonzoso reconocerlo). Las melodías vocales son excepcionales y aseguran el éxito de ventas que efectivamente tuvo. La secuela de esta canción bien podría ser ‘Don't Forget To Dance’, de tono más intimista y que copia descaradamente la parte de las estrofas de ‘Misfits’, un curioso ejemplo de autoplagio. Pero la grandeza y solemnidad de su estribillo la redime y la convierte en una de las grandes canciones de la banda. La otra balada para recordar es la más rítmica ‘Property’, poseedora también de una reconocible melodía de teclado empleada también para la parte vocal del estribillo, y que narra una historia de dura separación sentimental.

 

Ciertamente, pocas pegas se le puede poner a este disco, que no es perfecto pero tiene muchos buenos momentos de genialidad. Musicalmente, ‘Young Conservatives’ suena muy vulgar (muy conservadora, si acaso era ésa la intención), lo cual resulta una lástima por su lúcida letra sobre las nuevas generaciones acomodadas a todos los beneficios y logros sociales luchados y conseguidos por las anteriores. Afortunadamente, la grave crisis económica iniciada en 2008 ha provocado que mucha más gente tome conciencia del peligro de convertir los estados en meros mantenedores del beneficio privado, pero eso no quita que todavía haya gente que se defina por frases como “All the urgency and energy have turned into complacency” o “The rebels are too old now / And the young just want to be young”. Por otro lado, ‘Definite Maybe’ tiene un buen riff inicial pero luego transcurre por caminos ya conocidos. Y definir a una canción como fea suena un tanto pueril y no resulta fácil, pero ‘Labour Of Love’ encajaría a la perfección en lo que entenderíamos por esa definición.

 

Para el final de lo que era el LP original nos dejan un par de temas de corte rock más clásico que pasan más inadvertidos, en el caso de ‘Cliches Of The World (B Movie)’ porque suena a más de lo mismo. Se puede decir que ‘Bernadette’ también, de hecho parece la copia de una canción de Chuck Berry, pero suena diferente al estar cantada por Dave y además nos regala una humorística letra sobre el lamento de un fulano que se deja dilapidar su dinero por amor a lo que Marcel Proust llamaba una cocotte, con un estribillo que anima a cantar “Ooh, Bernadette, you are so expensive!”. Lástima que el nombre de Odette no encajara musicalmente por falta de una sílaba, hubiera sido un singular homenaje.

 

Los bonus tracks no aportan nada a lo que es en sí un, por fin, gran disco de The Kinks. Pueden destacarse esos acordes de guitarra que suenan durante el estribillo en ‘Long Distance’ y esa pose de rockeros duros un tanto paródica de ‘Noise’, donde al menos se muestran comedidos en el empleo de la guitarra para no caer en vulgaridades y Dave se marca un buen solo hacia el final. Estos temas adicionales tampoco rebajan el buen nivel demostrado en este disco, un rayo de esperanza para una década desastrosa en general para la música rock y los grandes nombres que la habían engrandecido. Y es que, asumiendo que las letras de Ray pueden mantener su gran nivel de siempre, la clave está en saber o poder envolverlas en melodías reconocibles y originales, aunque la inspiración no está siempre a disposición de quien la reclame.

1) Do It Again; 2) Word Of Mouth; 3) Good Day; 4) Living On A Thin Line;

5) Sold Me Out; 6) Massive Reductions; 7) Guilty; 8) Too Hot;

9) Missing Persons; 10) Summer's Gone; 11) Going Solo;

[BONUS TRACKS:] 12) Good Day (Extended edit); 13) Summer's Gone (Extended edit).

Puntuación:

Año de publicación: 1984

WORD OF MOUTH

En una época convulsa para la banda, el primer hecho relevante que ocurrió fue la negativa de Dave Davies a participar en la gira por Estados Unidos para promocionar State Of Confusion. Por si fuera poco, el batería Mick Avory, quien había estado en The Kinks desde el comienzo, hubo de marcharse por la enemistad irreconciliable que se profesaba con Dave. Todavía le podemos escuchar en tres de las canciones, pero para el resto del álbum sería sustituido por Bob Henrit, ex-batería de Argent, grupo donde coincidió con el bajista Rodford, que por entonces ya llevaba unos años en los Kinks y fue él probablemente quien sugirió a su amigo. El sonido también parece haberse calmado un poco aquí, pudiendo definir este álbum más bien como pop que como rock, algo que denota también su portada hortera.

 

Cuando colocamos el CD y le damos a play, el primer acorde que escuchamos nos hace recordar inmediatamente ‘A Hard Day's Night’ de The Beatles, aunque luego nos adentramos en uno de esos temas de puro brit-pop (‘Do It Again’), vestigio de grandeza melódica nunca perdida y con un mensaje de positivismo hacia la vida, de no dejar de ser un@ mism@ aunque para ello debamos volver al punto de partida y de ahí rehacer mejor las cosas. ‘Good Day’ es un inofensivo tema pop también de enfoque positivo, más mundano. Pero Ray no parece estar en buena forma creativa y quizá solo en las últimas ‘Summer's Gone’ y ‘Going Solo’ consigue retomar algo de la grandeza melódica a la que nos tiene habituados, aunque sea apelando a la nostalgia de la primera o a la soledad en ‘Going Solo’.

 

Quien demuestra estar en muy buena forma es Dave Davies. Si en 1983 publicaba su mejor álbum en solitario (el aceptable Chosen People), aquí aporta dos de las mejores composiciones de este Word Of Mouth. En primer lugar, tenemos la solemnidad de ‘Living On A Thin Line’, apoyada en una gran melodía interpretada con guitarra acústica y una inmejorable parte vocal, sobre todo en las estrofas principales y su gran puente (“Now another leader says...”). La otra composición de David es la más rockera ‘Guilty’, que si bien en primera instancia no parece que vaya a elevarse por encima de la media de este disco, sobre todo por esa manera de cantar un poco desafinada (ay, Dave...) y por su estilo típico a lo Chuck Berry, luego llega un memorable estribillo de los que se incrustan en el cerebro y provocan una adicción inmediata: “Guilty until you're proven innocent”. Quizá esta superioridad creativa respecto a su hermano Ray es lo que le animó a imponer el despido del batería Avory debido a la pésima relación que siempre habían tenido pero habían conseguido apaciguar, exceptuando algunos episodios violentos incluso en el escenario.

 

A estas alturas de carrera musical, es inevitable que junto a inconmensurables aciertos encontremos tropezones variados, quizá demasiados. ‘Sold Me Out’ deja más bien indiferente, pues solo destacan esos momentos en que cantan “You sold me out to get a better deal of yourself”. Los despidos masivos, tan ligados a cualquier época de crisis, es una temática empleada aquí con poco recorrido por lo floja que resulta ‘Massive Reductions’. ‘Too Hot’ es un olvidable pop de organillo y, para quienes gusten de las baladas de The Kinks, aquí tienen ‘Missing Persons’, la cual contiene demasiados parones para poder destacarla, que juegan en su contra. Al menos solo encontramos una verdadera ofensa al buen gusto, que es la embarullada ‘Word Of Mouth’.

 

Así pues, llegó Dave Davies para salvar este álbum de volver a ser un desacierto dentro de la carrera de The Kinks, regalándonos varios temas para recordar. Esto no quiere decir tampoco que Ray esté en baja forma, todavía puede apreciarse su genio en algunos momentos, pero con un poco más de inspiración podría haberse llegado al nivel del álbum anterior. Las primeras impresiones que deja no son demasiado gratas, pero con el tiempo va mejorando y se aprecian mejor esos sutiles momentos de genialidad.

1) Working At The Factory; 2) Lost And Found; 3) Repetition;

4) Welcome To Sleazy Town; 5) The Video Shop; 6) Rock'n'Roll Cities; 7) How Are You;

8) Think Visual; 9) Natural Gift; 10) Killing Time; 11) When You Were A Child.

Puntuación:

Año de publicación: 1986

THINK VISUAL

Seguía la década y continuaban Ray Davies y compañía produciendo discos de buen nivel, o cuando menos aceptable, aunque a estas alturas ya era inevitable que la originalidad fuera decayendo. Podrían haberse vendido y contratar a un productor de moda para hacerles sonar modernos, pero todavía mantenían su integridad artística. Podemos decir que este disco suena hasta más clásico y más impermeable al sonido de los ochenta que Word Of Mouth, salvo en la última canción, que paradójicamente es la mejor.

 

Conforme pasan los años, cada vez encontramos menos momentos de brillantez en los discos de The Kinks. Pero como ocurre siempre, cuando encontramos algunos ya vale la pena haber dedicado tiempo a escucharles. Memorables melodías pop asoman en ‘The Video Shop’ y ‘How Are You’, esta última de manera más sutil al principio y con una letra que parece una verdadera plegaria de Ray hacia alguien, como si en esa época ya se hubiera peleado con su pareja de los ochenta, la líder de Pretenders, Chrissie Hynde. ‘Lost And Found’ es una bonita balada al estilo de ‘Don't Forget To Dance’ o ‘Property’, a la que puede objetársele solamente que suene a lo de anteriores ocasiones. Esta especie de déjà vu también nos envuelve en otros temas como ‘Natural Gift’, donde lo mejor son los acordes de guitarra al estilo de ‘I Can't Explain’ de The Who.

 

Por otro lado, ‘Working At The Factory’ es una nueva crítica a la industria musical, que en la década de los ochenta hacía sentirse a los músicos como trabajadores de una fábrica, puesto que el sector se había corporativizado y primaban los números sobre la música y, por supuesto, sobre las personas. Como en cualquier otra empresa del sector privado. Esta mercantilización y conversión en números de todo lo que nos rodea, con la única finalidad de sacar provecho económico, es lo que aporta algo de interés a la mediocre canción que da título al álbum. Y es que las letras de Ray a estas alturas son más interesantes que la música. En ‘Repetition’ habla de la apatía de una sociedad resignada a una vida monótona, que se autojustifica como una señal de libertad, cuando hacer lo mismo (casi) cada día no deja de ser una especie de esclavitud. Hacia una especie de blues se encaminan en ‘Welcome To Sleazy Town’, de ritmo demasiado lento que no le favorece nada para ser una protesta contra la deshumanización de las grandes ciudades.

 

Menos mal que Ray mejora un poco su producción respecto al disco anterior, en términos generales, porque en esta ocasión Dave Davies ofrece una de cal y otra de arena, que curiosamente representa lo mejor y lo peor del álbum. Mayor protagonismo no podía abarcar. Por un lado, tenemos el horror de ‘Rock'n'Roll Cities’, y por otro las gloriosas melodías de ‘When You Were A Child’, donde The Kinks parecen haberse transformado en un grupo pop ochentero pero a cambio Dave nos ofrece una de sus mejores interpretaciones vocales. ¿Quién podría adivinar que sería capaz de cantar tan bien esa memorable melodía del estribillo? Me refiero a la del “ohhh, ohhh, ohhh”.

 

En resumen, estamos ante un disco aceptable aunque flojo en algunos momentos. Pero en los años ochenta, y sobre todo en 1986, este álbum era todo un alivio para quienes deseaban que los Kinks no sucumbieran a la moda de los sintetizadores y el desánimo creativo que se extendió entre los grandes nombres de la música de las décadas anteriores. Los hermanos Davies salían airosos y ofrecían un conjunto de canciones de sabor clásico y sin pretensiones, algo que tras más de veinte años de carrera y sin casi tropezones debería dejarnos satisfechos.

1) The Road; 2) Destroyer; 3) Apeman; 4) Come Dancing; 5) Art Lover;

6) Cliches Of The World (B Movie); 7) Think Visual; 8) Living On A Thin Line;

9) Lost And Found; 10) It (I Want It); 11) Around The Dial;

12) Give The People What They Want.

Puntuación:

Año de publicación: 1988

LIVE: THE ROAD

Este nuevo disco en directo presenta a priori la ventaja de no solaparse con el anterior One For The Road porque se nutre casi al completo de los cuatro álbumes de estudio que se publicaron entre medias. Las únicas salvedades son las nuevas composiciones ‘The Road’ (la única grabada en el estudio) e ‘It (I Want It)’, más la recuperación de ‘Apeman’, único guiño al pasado e interpretada sin especial gracia. Con esta descripción inicial, las expectativas que nos podemos crear son lo suficientemente bajas como para no decepcionarnos. Es decir, vamos a escuchar justo lo que esperamos encontrar.

 

Por tanto, lo primero (y casi lo único) que llama la atención a cualquier seguidor de la banda son las dos canciones inéditas. Por un lado, ‘The Road’ trae ecos de ‘Life On The Road’ (Sleepwalker) y es un homenaje con diferentes ángulos: a The Kinks como banda, a su vasto legado de canciones (“It's just the dedicated followers of fashion who like putting down / All the well respected men who came dancing and are still on the road”) y al mundo de la música en general (“Jimi Hendrix, The Who, the Led Zeppelin and Free / They took the road so it's alright by me”), con notables momentos melódicos como el puente (rematado por los tiernos coros “You take your road and I'll take mine”) o su emotivo estribillo. Dura más de seis minutos pero no se hace larga, lo cual ya es un mérito. En cambio, ‘It (I Want It)’ es una denuncia consumista de similar duración que deberían haber reducido a la mitad, puesto que en muchos momentos bordean la vulgaridad metalera de los ochenta. Eso sí, su incisivo riff principal tiene mucha fuerza pero no deja de ser una imitación del de ‘The Second Sitting For The Last Supper’ de 10cc.

 

El repertorio en directo es una selección escogida de dos conciertos en Estados Unidos, durante el verano de 1987. De este repertorio, la única canción que puede destacarse es ‘Come Dancing’, donde incluso aceleran ligeramente el ritmo original para acercarla más al rock. Lo demás fluctúa entre lo aceptable o simple imitación del equivalente de estudio (‘Art Lover’, ‘Living On A Thin Line’, ‘Lost And Found’, ‘Destroyer’) y lo flojo o lamentable, que sería el resto. Sobra decir que este álbum está destinado únicamente a los muy fanáticos de la banda, porque no aporta nada relevante salvo el homenaje de ‘The Road’.

1) Aggravation; 2) How Do I Get Close?; 3) UK Jive; 4) Now And Then;

5) What Are We Doing?; 6) Entertainment; 7) War Is Over;

8) Down All The Days (Till 1992); 9) Loony Balloon; 10) Dear Margaret;

11) Bright Lights; 12) Perfect Strangers.

Puntuación:

Año de publicación: 1989

UK JIVE

Para 1989, la vuelta de The Kinks no debía de reportar interés alguno porque ya no podían ofrecer nada a un panorama musical que en su tierra natal era protagonizado por el movimiento Madchester, el cual presentaba una novedosa fusión del rock y los sonidos dance del momento. O sea, novedosa no por la idea sino por los ingredientes musicales de la época. The Kinks se limitan a seguir su propio camino dirigido a la música comercial, o más bien a lo que ellos piensan que se puede llamar comercial, intentando no perder su esencia en el intento. Eso es lo que habían conseguido más o menos en Think Visual, pero aquí la inspiración y la creatividad ya han decaído irremisiblemente. Ni siquiera necesitan al teclista y vuelven a ser un cuarteto como en sus primeros años. En la contraportada podemos ver una bandera del Reino Unido en llamas (bueno, un montaje un poco cutre) y puede dar la falsa impresión de que The Kinks se han vuelto al final punks, más de diez años después de la eclosión de ese movimiento sociocultural. Pero no, aparte de un ataque a Margaret Thatcher (cuando ya le quedaba poco de seguir como Primera Ministra), no hay nada lo suficientemente reivindicativo.

 

¿Dónde está la lucidez y la mordacidad de Ray Davies? En una canción de título tan evidente como ‘War Is Over’ no hay nada de eso en la letra. Al menos en la música encontramos algunos de esos entretenidos acordes propios de The Kinks y un acertado empleo de los sintetizadores. Sorprendentemente, es su hermanito Dave quien se muestra más crítico, cuando toda la vida había sido al revés. Su composición ‘Dear Margaret’ es una pulla clara y directa a, supuestamente, Margaret Thatcher, donde la música no está a la altura y por ello el mensaje pierde calado.

 

Además de la falta de mensaje, las composiciones de Ray demuestran una falta de originalidad y creatividad alarmante. ‘UK Jive’ parece directamente una broma debido a ese inicio de du-duá. Y bueno, hacia el final imitan lo que era el final de ‘My Generation’ de The Who, por lo que el potingue es de campeonato. Aunque para pastiche bueno tenemos ‘Aggravation’, donde según el momento puede escucharse  una guitarra funky o metalera, una batería marcando un ritmo rockabilly, a Ray medio rapeando… una verdadera bazofia. La ordinaria pero ostentosa introducción de sintetizadores de ‘Down All The Days (Till 1992)’ parece el intento de hacer su propio ‘The Final Countdown’. Tuvieron las agallas (por no decir otra cosa) de publicarla como single, que obviamente fue un completo fracaso. Y otros temas como la vulgar balada ‘Now And Then’ resultan imposible recordarlos una vez han acabado.

 

Los tres últimos temas están compuestos por Dave, pero el hermano menor no está tampoco para exigirle mucho, pues incluso había abandonado su carrera en solitario años atrás y no la retomaría hasta 2002 con el muy flojo álbum Bug. Sin embargo, a pesar de las rockeras pero extremadamente mediocres ‘Dear Margaret’ y ‘Perfect Strangers’, al menos nos deja la entretenida ‘Bright Lights’. Ésta no es gran cosa, pero comparada con el nivel medio de este álbum, en verdad destaca y su estribillo tiene cierto gancho.

 

La creatividad de Ray no está nada bien y los tres años transcurridos desde el disco anterior no habían servido para que volviera con ideas frescas. Lo único que puede salvarse para la posteridad de todo este álbum es ‘Loony Balloon’, de cierto sabor épico. Escuchando sus estrofas principales, da la sensación de que se hayan convertido en los Waterboys, pero luego llega un memorable estribillo lleno de fuerza (“Drift away, just drift away”), de esos que nos hacen afortunad@s de haber conocido a una eterna banda como The Kinks. Aunque obviamente no pueda compararse a lo mejor que hayan hecho. También se hace entretenida ‘What Are We Doing?’, pero éste no deja de ser un tema sin complicaciones para rellenar.

 

Así pues, The Kinks traspasaban la barrera de la vulgaridad para sumergirse en cotas inferiores. Ray Davies debería haberse avergonzado lo suficiente como para haberse retirado a recapacitar sobre lo que debía ser la música de la banda y sobre su vida en general. Pero visto el resultado de lo que sería el siguiente álbum, el fracaso comercial de UK Jive parece que le conminaría a prostituirse, musicalmente hablando, para intentar vender más discos. Ray debió pensar que si una música tan lamentable como la de los Happy Mondays estaba vendiendo como churros, él podía rebajarse a ese nivel y salir también vencedor. Lo que no entendió es que, en cada época, siempre hay grandes ventas de discos relacionadas con las modas del momento, no con el nivel artístico. Y Ray, a estas alturas tú ya no podías ser moda ni de lejos.

PHOBIA

Año de publicación: 1993

Puntuación:

1) Opening; 2) Wall Of Fire; 3) Drift Away; 4) Still Searching; 5) Phobia; 6) Only A Dream; 7) Don't; 8) Babies; 9) Over The Edge; 10) Surviving; 11) It's Alright (Don't Think About It); 12) The Informer; 13) Hatred (A Duet); 14) Somebody Stole My Car;

15) Close To The Wire; 16) Scattered; [BONUS TRACK:] 17) Did Ya.

Ya nos venían avisando en UK Jive de que el horno no estaba para bollos y aquí ya se confirmó que The Kinks estaban completamente muertos como fuerza creativa, sin capacidad siquiera de hacer algo mínimamente decente. Para variar, Dave quiso meterse también en la producción y así, con los hermanos Davies como productores, se puede decirse que ellos se lo guisaron y se lo comieron. Pero la indigestión no deja de ser mayúscula.

 

No obstante todo lo dicho, el inicio de este álbum no hace presagiar la completa catástrofe en que se convierte después. Salvando la irrelevante introducción de ‘Opening’, en ‘Wall Of Fire’ tenemos todo lo que se puede desear en un tema de pop-rock que sea agradable al oído: una parte instrumental con detalles sutiles, unas estrofas con melodía placentera y un estribillo pegadizo y recordable (“We're going through the wall of fire”), en este caso rematado por una fulgente melodía de guitarra que está reciclada de alguna canción, aunque ahora mismo me es imposible decir exactamente cuál. ¿Cuál es el problema entonces para no destacar este tema como uno de los mejores de sus últimos años? Pues que suena igual de bien como pudiera hacerlo cualquier otro grupo notable de pop-rock, pero no posee apenas nada de la magia de The Kinks. Un caso diferente ocurre con el otro tema destacado del álbum, ‘Drift Away’. Se presenta como un estéril pero potente rock que no capta nuestra atención hasta que llega un memorable estribillo que sí está a la altura (“Meanwhile, I just drift away / To my island in the sun”). Es curiosa la fijación que tenía Ray con ese phrasal verb (drift away), porque recordemos que también se repetía bastante en el estribillo de ‘Looney Baloon’, la única canción destacable de UK Jive.

 

Después de eso, prácticamente todo lo demás transcurre entre vulgares temas pop sin melodías (‘Still Searching’, ‘Somebody Stole My Car’) o con vergonzosos estribillos (‘Only A Dream’), bochornosas baladas (‘The Informer’) o peor todavía cuando se adentran en un terreno metalero que ya había producido horrorosos temas con anterioridad (‘Phobia’). En otros momentos, se conforman con copiar ideas ajenas y rematarlas de mala manera por no saber hacerlo de otra forma (‘Over The Edge’).

 

A Dave Davies no valdría la pena citarlo porque participa activamente en esta masacre, aunque su aportación compositiva se limita a la coautoría de la citada ‘Drift Away’ (de lo poco aceptable), un lamentable exceso metalero en ‘It's Alright (Don't Think About It)’ donde se diluye una parte vocal mínimamente interesante (aquella en la que cantan “How time slips away / Live by the Good Book”), y por último el despropósito de ‘Close To The Wire’.

 

Otros temas como ‘Don't’ o ‘Surviving’ al menos no suenan mal, pero son tan vulgares que desmerecen su inclusión en un disco que tenga el nombre de The Kinks. Aunque si nos ponemos en ese plan, este álbum de casi ochenta insultantes minutos se quedaría reducido a un single con ‘Wall Of Fire’ en la cara A y ‘Drift Away’ en la B. Bueno, siendo justos se le podría añadir el bonus track ‘Did Ya’, pues sin ser nada del otro mundo al menos suenan en ella tal como esperaríamos que sonaran unos The Kinks ya mayores. Es decir, un pop de agradables melodías que copia descaradamente el ritmo de ‘Sunday Afternoon’ (aunque se añaden los coros de “In the summer time” para no dar la sensación de estar engañándonos sino haciendo un guiño al pasado), pero que al menos nos devuelve al Ray costumbrista aunque pesimista en su visión, donde algunos de los versos (“Did you ever think that it would get this bad?”, “Did you ever think that we would pay the price for being lazy?”) se los podrían cantar a ellos mismos por este lamentable álbum.

2018

CD I: 1) All Day And All Of The Night; 2) Apeman; 3) Tired Of Waiting For You;

4) See My Friends; 5) Death Of A Clown; 6) Muswell Hillbilly; 7) Better Things;

8) Don't Forget To Dance; 9) Sunny Afternoon; 10) Dedicated Follower Of Fashion;

11) Do It Again (acoustic); 12) Do It Again.

 

CD II: 1) Celluloid Heroes; 2) Picture Book; 3) The Village Green Preservation Society;

4) Do You Remember Walter; 5) Set Me Free; 6) Lola; 7) Come Dancing;

8) I'm Not Like Everybody Else; 9) Till The End Of The Day;

10) Give The People What They Want; 11) State Of Confusion; 12) Dead End Street;

13) A Gallon Of Gas; 14) Days; 15) You Really Got Me; 16) Animal; 17) To The Bone.

Puntuación:

Año de publicación: 1994

TO THE BONE

2018

Como si Ray fuera perfectamente consciente del patinazo que suponía Phobia y de la penosa manera que podía suponer acabar la carrera de The Kinks de esa manera, este nuevo álbum en directo (que incluye dos temas de estudio nuevos) venía a limpiar un poco la imagen de la banda de cara a la disolución definitiva que llegaría después. Pueden encontrarse muchas diferencias entre las interpretaciones en directo, puesto que unas pertenecen a conciertos propiamente dichos de la última gira realizada entre 1993 y 1994, y otras fueron grabadas en formato unplugged ante una reducida audiencia de afortunado público.

 

En principio, provoca curiosidad escuchar las canciones en modo acústico, aunque tampoco es que existan demasiadas variaciones o modificaciones relevantes para lo que se espera en cada canción y cuando las hay, no suponen precisamente una mejora a lo ya conocido. Por ejemplo, parece que hayan adaptado ‘Do You Remember Walter’ para que la cante un crooner tipo Frank Sinatra, salvo en el último minuto que entra la batería para darle algo más de empaque. La transformación de ‘Apeman’ en un pop de feria con acordeones no me acaba de convencer, como tampoco lo hace la versión acústica de ‘Sunny Afternoon’, la cual además presenta los inevitables momentos para que el público cante. De todas maneras, en las canciones más lentas y originalmente acústicas como ‘Celluloid Heroes’ es cuando de antemano ya intuimos que van a acertar. También hay que destacar ‘Picture Book’, perfectamente recreado su adictivo ritmo mediante las guitarras. En cambio, en ‘See My Friends’ no pueden emular el sonido de sitar con la guitarra eléctrica como en el original, pero con las guitarras acústicas y la expresiva interpretación vocal de Ray mantienen la magia y el aura misteriosa que poseía en origen, proporcionando uno de los mejores momentos del álbum.

 

De todas maneras, la mejor demostración de que The Kinks funcionan mejor como grupo de rock electrificado es ‘Do It Again’, de la cual encontramos una breve interpretación acústica que suena agradable y poco más, para después pasar a una todavía más enérgica que la original, en parte debido a su potente introducción acompañada de la batería. También se nota el mayor empuje y ligera aceleración de ritmos en otros temas como ‘Lola’ o ‘Come Dancing’, que les aportan un dinamismo bien entendido. Incluso ‘Give The People What They Want’ suena hasta entretenida una vez la han despojado de toda la parafernalia cutre-metalera que tanto mal hizo en los años ochenta. Mucho más emocionante son los solos de guitarra que aparecen en la introducción tanto de ‘Set Me Free’ como de ‘I'm Not Like Everybody Else’, pues son toda una inyección de emotividad que revitaliza su grandeza y bien vale la pena escuchar este álbum solo por disfrutar de ese placer. La guitarra eléctrica también interpreta la melodía de introducción de una versión algo más rockera de ‘Dead End Street’.

 

De las dos composiciones nuevas no se pueden poner objeciones, comparado con lo que habían hecho en los últimos años son un verdadero soplo de aire fresco. Por un lado, ‘Animal’ es un pop-rock apacible y agradable sin mayor recorrido en el que la letra intenta reflejar la dualidad racional/animal del ser humano, aunque el contexto de una canción pop no deja lugar para mucho análisis. Mejor sensación deja sin duda ‘To The Bone’, ya que la parte vocal está mucho más elaborada y presenta notables melodías a la altura de lo que debería ser la creatividad de Ray cuando se encuentra en buena forma.

 

Se despide así de forma digna esta imprescindible banda nacida en los sesenta y representadora máxima del brit-pop y del costumbrismo lírico en el rock. Al menos de esta manera dejaban un mejor recuerdo que el horripilante Phobia, aunque para la historia queda el grueso de su obra, que ya es motivo más que suficiente para ensalzar su importancia y relevancia dentro de la historia del rock.

BBC SESSIONS 1964-1977

Año de publicación: 2001

Puntuación:

CD I: 1) Interview; 2) You Really Got Me; 3) Interview; 4) Cadillac; 5) All Day And All Of The Night; 6) Tired Of Waiting For You; 7) Everybody's Gonna Be Happy; 8) See My Friends;

9) This Strange Effect; 10) Milk Cow Blues; 11) Wonder Where My Baby Is Tonight;

12) Till The End Of The Day; 13) Where Have All The Good Times Gone?;

14) Death Of A Clown; 15) Love Me 'Til The Sun Shines; 16) Harry Rag;

17) Good Luck Charm; 18) Waterloo Sunset; 19) Monica; 20) Days;

21) The Village Green Preservation Society.

 

CD II: 1) Mindless Child Of Motherhood; 2) Holiday; 3) Demolition; 4) Victoria;

5) Here Comes Yet Another Day; 6) Money Talks; 7) Mirror Of Love; 8) Celluloid Heroes;

9) Skin And Bone/Dry Bones; 10) Get Back In The Line; 11) Did You See His Name;

12) When I Turn Off The Living Room Lights; 13) Skin And Bone; 14) Money Talks.

Puede que la prohibición que tuvieron los Kinks para tocar en Estados Unidos durante unos años les sirviera para fructificar y consolidar su relación con la cadena BBC británica, porque aquí podemos disfrutar de una buena cantidad de actuaciones desde sus inicios hasta 1977, si bien el grueso del repertorio abarca hasta 1974. De 1977 solo encontraremos una curiosa versión acústica de ‘Get Back In The Line’, apoyada únicamente en un órgano, guitarra acústica y poco más. En 2012 aparecería un gigantesco box set de cinco CD's más un DVD titulado At The BBC donde se recogen exhaustivamente todas las actuaciones que se han podido recuperar, con las inevitables repeticiones en los temas incluidos, aunque eso ya se comentará en su análisis correspondiente. Así pues, debe tomarse el presente doble álbum como una selección de lo más representativo de esas actuaciones y ofrecer al mismo tiempo una panorámica de la trayectoria de la banda en esos años.

 

En sus inicios, el sonido de The Kinks era muy amateur en directo, de ahí que se emplearan músicos de sesión para la mayoría de temas de su LP de debut. Era la consecuencia de que el éxito de ‘You Really Got Me’ les pillara algo desprevenidos. Aquí, ese amateurismo le da hasta un especial encanto a sus primeros años. Solo hay que fijarse nada más comenzar con la citada canción o en otro de sus primeros éxitos, ‘All Day And All Of The Night’. En cualquier caso, encontraremos emotivas interpretaciones de grandes temas como ‘Tired Of Waiting For You’ o ‘See My Friends’, equivalentes en realidad a sus versiones de estudio pero fantásticas en esa magia especial que transmiten. O de ‘The Village Green Preservation Society’, donde la parte de piano sorprendentemente no está tocada por Nicky Hopkins, quien participa en todas las canciones incluidas pertenecientes a Something Else.

 

Sorprende que interpreten ‘Wonder Where My Baby Is Tonight’ de Kinda Kinks cuando era una de sus canciones más discretas y olvidables, pero probablemente era uno de los pocos momentos de la primera época en que Dave Davies podía cantar, antes de su posterior intento de emancipación que aquí también queda más que reflejado mediante una breve entrevista previa y las interpretaciones de la bella y agridulce ‘Death Of A Clown’ y de ‘Love Me 'Til The Sun Shines’, esta última de manera espectacular en comparación a la versión de estudio por la simple diferencia de que el ritmo es acelerado y se imprime una mayor energía, aunque en el segundo disco la aceleración de ‘Victoria’ tampoco supone un incremento cualitativo. De Something Else también brilla ‘Harry Rag’, dejando claro que a esas alturas dominaban el brit-pop en directo, ya no eran los músicos amateurs de los inicios.

 

El segundo disco está dedicado en su mayoría a los años setenta, por lo que queda chocante que hacia el final nos coloquen dos grabaciones de los sesenta, que es el caso de las inéditas ‘Did You See His Name’ (de 1968 y con ese toque pegadizo de brit-pop) y ‘When I Turn Off The Living Room’, esta de 1969 y más discreta al ser una simple mezcla de música de vodevil y pop, destinada a una serie de televisión británica. De lo mejor de este segundo disco es ‘Mindless Child Of Motherhood’ de Dave, demostración de la grandeza de The Kinks, puesto que temas aparentemente menores presentaban unas melodías emotivas y un acompañamiento instrumental repleto de detalles originales a la altura de sus mejores creaciones.

 

Una lástima que de la serie Preservation básicamente interpreten las canciones más teatralizadas y musicalmente insignificantes como ‘Mirror Of Love’ o ‘Money Talks’, esta última además por partida doble, que ni falta que hacía. Eso sí, la introducción de vientos en ‘Mirror Of Love’ para comenzar a partir del estribillo, es una buena idea que mejora mucho la original de estudio. En cuanto a ‘Demolition’, resulta entretenida gracias a sus juegos de voces al estilo de un musical, tal cual era el enfoque de aquella obra.

 

Aparte de las novedades ya citadas anteriormente, nos quedaría citar un par de temas inéditos más. Uno es ‘This Strange Effect’, que en cierta manera es como una cara B de ‘See My Friends’ (pertenecen a la misma actuación además): una canción lenta, casi letárgica, de aires psicodélicos y evocadores cuando la psicodelia todavía no existía. Por otro lado, Dave quería imitar a su hermano haciendo music-hall, pero le sale el olvidable ‘Good Luck Charm’, que cuenta con la única participación de él con la guitarra acústica y Nicky Hopkins en el piano.

 

No se le pueden poner muchas pegas a este álbum, aunque ya podrían haber incluido alguna canción diferente en vez de repetir ‘Money Talks’. Eso sí, lo descompensados que quedan ambos discos obliga a que la valoración tenga que ponderarse en consecuencia, pero en cualquier caso este álbum es muy recomendable y de obligada adquisición para todo fan de los Kinks, pues el más extenso At The BBC hay que tomarlo más como un archivo a disposición del público que como un álbum propiamente dicho.

PICTURE BOOK

Año de publicación: 2008

Puntuación:

CD I: … 3) I'm A Hog For You Baby; 4) I Believed You; … ; 6) I Don't Need You Anymore; … ; 9) Don't Ever Let Me Go; … ; 12) Come On Now; 13) There Is A New World Opening For Me; … ; 16) Time Will Tell; … ; 22) A Little Bit Of Sunlight; 23) This I Know; … ;

31) All Night Stand; 32) And I Will Love You; …

 

CD II: 1) Dedicated Follower Of Fashion; 2) She's Got Everything; 3) Mr. Reporter; … ;

11) Dead End Street (first version); … ; 16) Waterloo Sunset (mono mix); …;

18) Lavender Hill; 19) Good Luck Charm; … ; 23) Rosemary Rose; 24) Berkeley Mews; … ; 28) Misty Water.

 

CD V: … 10) Nuclear Love; 11) Duke; 12) Maybe I Love You; 13) Stolen Away Your Heart; ...

 

CD VI: … 2) Come Dancing (demo); … ; 9) Million Pound Semi-Detached; … ;

17) To The Bone (demo).

Era de justicia que se publicara alguna colección que recogiera algunas canciones inéditas u oscuros singles de la banda que no habían llegado a entrar como bonus tracks en las reediciones en CD de sus álbumes oficiales, sobre todo cuando todavía restaba conocer algunas pocas joyas más que solo podían encontrarse en los bootlegs que circulaban sobre ellos. La ocasión para acabar de completar la pintura, nunca mejor dicho, llegaba mediante este boxset de seis discos que abarca toda su carrera, mezclando grandes éxitos con rarezas en orden más o menos cronológico, motivo por el cual en el listado de canciones solo se han escrito las novedades. Entre los dos primeros volúmenes es donde encontraremos la mayoría de material novedoso, que es casi lo preferible.

 

Bueno, al principio de todo debemos recordar que los Kinks solo eran un grupúsculo más de intérpretes de éxitos del R&B y el rock'n'roll, que tuvo la inmensa suerte de encontrar un filón gracias al logro de ‘You Really Got Me’, pero que aún tardarían en evolucionar espoleados por la visión artística de Ray Davies. Incluso encontraremos aquí un descarado empleo del riff y alguna otra cosa más de ‘You Really Got Me’ en ‘Don't Ever Let Me Go’. En cualquier caso, los inicios siempre son complicados y por ello la versión de ‘I'm A Hog For You Baby’ no deja claro si se trata de un vulgar R&B de la época o es la interpretación de los Kinks la que la rebaja a ese nivel. También era inevitable en esa época no caer en la imitación a los Beatles, como ocurre en ‘I Believed You’. Y bueno, ‘I Don't Need You Anymore’ hubiera sido una olvidable canción de relleno en cualquiera de los álbumes de la banda.

 

En la toma de grabación de ‘Come On Now’ (canción incluida en Kinda Kinks) resulta curioso constatar los dos falsos inicios que presenta, lo cual demuestra que pronto comenzaron a buscar su mejor nivel en el estudio. Esto no sería el caso de ‘Time Will Tell’ pues, aunque tenga un ritmo animado, queda bastante tosca. Pocos experimentos había en los primeros años, y gracias, porque ‘And I Will Love You’ parece un intento de hacer algo con carácter latino unos años antes de ‘Monica’, pero ya dejaban claro que no era lo suyo. En cambio, ‘A Little Bit Of Sunlight’ es una muestra del pop pegadizo que comenzaban a desarrollar, pero en este caso sin tanto gancho y muy parecida a otros temas, motivo por el cual probablemente quedó archivada sin más. El folk era un estilo poco asociado a los Kinks, por eso ‘There Is A New World Opening For Me’, una sencilla canción únicamente de guitarra acústica y bonitas melodías, deja buena sensación aunque sea una grabación de calidad algo tosca. También como demo acústica pero más pop en su propósito, igualmente con buenas melodías que podrían haberse elaborado más para conseguir otro éxito, está la emotiva ‘All Night Stand’, mientras que ‘This I Know’ presenta los mismos ingredientes pero su resultado es mucho más flojo.

 

En el segundo disco se recoge el inicio de la época dorada de los Kinks, por ello podemos encontrar, por ejemplo, toda una joya del brit-pop más pegadizo en ‘She's Got Everything’, poseedora de los mejores ingredientes de su música más sencilla pero muy efectiva. No menos brillante y más compleja en su estructura es ‘Lavender Hill’, con ese memorable giro melódico, quizá estribillo, donde Ray comienza a cantar “Wish I could live on sugar and milk”, que más adelante es sustituido por una guitarra con efecto psicodélico. Muy poco le falta a ‘Rosemary Rose’ para convertirse en otra joya perdida, solo con que hubieran sustituido los acordes de ‘You Really Got Me’ por otros más originales, porque el resto del tema son los Kinks en su apogeo. Como documento arqueológico de inusitado interés está la primera versión de ‘Dead End Street’ en una grabación de pobrísima calidad. Comprobamos cómo al principio sonaba ligeramente más rápida, más brit-pop, aunque ya estaba perfectamente perfilada, incluida la famosa melodía de los vientos. En cambio, ‘Mr. Reporter’ la podemos encontrar en los bonus tracks de Face To Face, pero cantada allí por Dave Davies, mientras que aquí lo hace Ray, su autor. No hay diferencias notables de todas maneras.

 

Que fueran los mejores años de los Kinks no significa que todo vaya a ser excepcional, ya que, como dijo David Gilmour una vez, no se puede ser brillante todo el tiempo. Así pues, una de las canciones menos originales que hayan grabado durante esa etapa grandiosa de su carrera es ‘Misty Water’, muy cansina en su estribillo. El intento de music-hall de Dave mediante ‘Good Luck Charm’ ya lo habíamos descubierto en el álbum de la BBC y en su versión de estudio no presenta diferencias notables salvo la adición de instrumentos orquestales en el fondo. Más floja resulta en ese estilo ‘Berkeley Mews’, publicada como cara B del single de ‘Lola’, la cual encontramos precisamente como única novedad del tercer disco. Su versión en single es exactamente igual, con la diferencia de que donde se decía “Coca-cola” ahora Ray canta “Cherry-cola”, una exigencia de la BBC para no hacer publicidad gratuita y permitir radiar esta canción.

 

Hemos de saltar hasta el quinto disco para encontrar más canciones inéditas en forma de demos donde solo se echa en falta la guitarra eléctrica de Dave en las dos primeras. No están nada mal y con algo más de elaboración ciertamente hubieran mejorado el funesto Low Budget o el mediocre Give The People What They Want. En el sexto y último disco las dos demos incluidas no aportan nada reseñable respecto a las versiones finales, mientras que ‘Million Pound Semi-Detached’ es un simple ejercicio de nostalgia costumbrista, demasiado discreta para dejar algo más que una agradable impresión.

 

Se hace difícil valorar una recopilación como esta, tan extensa y tan irregular en su contenido, por supuesto descontando los temas originales conocidos que ya de por sí convertirían este boxset en oro. Pero entre las novedades hay bastantes temas flojos y algunos de ellos solo están para completar espacio, como las demos del sexto disco. Así que queda todo catalogado como aceptable pero nada imprescindible, aunque se recomienda encarecidamente escuchar las joyas señaladas porque entusiasmarán a tod@ amante de la música de The Kinks.

AT THE BBC

Año de publicación: 2012

Puntuación:

CD I: … 3) Interview; 4) You Really Got Me; 5) Little Queenie; 6) I'm A Lover Not A Fighter; … ; 10) I'm A Lover Not A Fighter; 11) Interview; 12) I've Got That Feeling; 13) All Day And All Of The Night; 14) You Shouldn't Be Sad; 15) Interview; … ; 19) Interview; 20) See My Friends; 21) Hide And Seek; … ; 23) Interview; 24) Never Met A Girl Like You Before; … ; 26) Interview; … ; 28) A Well Respected Man; … ; 30) Love Me 'Til The Sun Shines;

31) Interview; … ; 34) Sunny Afternoon; 35) Autumn Almanac; … ; 37) Mr. Pleasant.

 

CD II: 1) Susannah's Still Alive; 2) David Watts; … ; 4) Interview;… ; 6) Interview;

7) Love Me 'Til The Sun Shines; … ; 9) Interview; … ; 11) Animal Farm;

12) When Did My Spring Go?; 13) When I Turn Off The Living Room Lights;

14) Plastic Man; 15) King Kong; 16) Do You Remember Walter; 17) Interview;

18) Victoria; 19) Mr. Churchill Says; 20) Arthur; 21) Interview; 22) Lola; … ; 24) Days;

25) Apeman; 26) Acute Schizophrenia Paranoia Blues.

 

CD III: 1) Supersonic Rocket Ship; 2) Here Comes Yet Another Day; … ; 4) Mirror Of Love; … ; 9) Mr. Wonderful; … ; 11) Dedicated Follower Of Fashion; …. ; 14) You Really Got Me/All Day And All Of The Night; 15) Dj Alan Black talks about 'Preservation Act 2';

16) Daylight; 17) Here Comes Flash; 18) Demolition; 19) He's Evil; 20) Lola; 21) Outro.

 

CD IV: 1) Alan Freeman introduction; 2) Juke Box Music; 3) Bob Harris introduction;

4) Sleepwalker; 5) Life On The Road; 6) A Well Respected Man; 7) Death Of A Clown;

8) Sunny Afternoon; 9) Waterloo Sunset; 10) All Day And All Of The Night; 11) Slum Kids; 12) Celluloid Heroes; … ; 14) The Hard Way; 15) Lola; 16) Alcohol; 17) Skin And Bone/Dry Bones; 18) Father Christmas; 19) You Really Got Me; 20) Interview; 21) Phobia;

22) Intervies; 23) Over The Edge; 24) Wall Of Fire; 25) Till The End Of The Day.

 

CD V: 1) All Day And All Of The Night; 2) Waterloo Sunset; 3) I'm Not Like Everybody Else; 4) Till The End Of The Day; 5) You Really Got Me; 6) Louie Louie; 7) Stop Your Sobbing;

8) Milk Cow Blues; 9) Milk Cow Blues; 10) I Am Free; 11) Susannah's Still Alive; 12) Days; 13) Dedicated Follower Of Fashion; 14) Sunny Afternoon; 15) Two Sisters;

16) Sitting By The Riverside; 17) Lincoln County; 18) Picture Book; 19) Days.

Cuando se publicó BBC Sessions 1964-1977, en su libreto venían indicadas todas las grabaciones realizadas para la BBC en ese período y con el repertorio correspondiente, de tal manera que dejaban manifestada la existencia de un número mucho mayor de grabaciones que quedaban archivadas entonces hasta nueva orden. Esta incógnita quedaba resuelta mediante la publicación de este boxset compuesto de cinco CD’s y un DVD, que en teoría recoge todo lo que se ha podido recuperar de la BBC, incluso independientemente de la calidad del material recuperado. Se incluyen también varios fragmentos de entrevistas que al menos son cortos, puesto que no dejan de tener un tono distendido y no presentan mucha utilidad. Las canciones ya incluidas en el citado álbum previo de la BBC se han quitado del listado de arriba, por lo que no se tendrán en cuenta en este somero análisis.

 

Como ya sabíamos, los inicios del grupo fueron lamentables y aquí hemos de volver a lidiar con penosas versiones de R&B y rock'n'roll (‘Little Queenie’, ‘I'm A Lover Not A Fighter’, ‘Hide And Seek’), así como flojas imitaciones de los primeros Beatles (‘You Shouldn't Be Sad’). Por tanto, no es ninguna sorpresa encontrar un arranque tan flojo. Tampoco lo es encontrar una de las interpretaciones de ‘Love Me 'Til The Sun Shines’ con un ritmo más lento, casi como en el álbum de estudio, a diferencia de la versión rápida y mejorada que habíamos descubierto en BBC Sessions 1964-1977. Lo peor de todo es que encontramos muchas canciones que no son en directo, ni siquiera las voces sobre música grabada, ya que serían probablemente la presentación para el público, de cara a promocionar algún single o el álbum en cuestión. Pero queda muy cutre escuchar el fade out y que aparezca vendido como una aparición en la BBC. El segundo disco es casi un insulto, ya que solo las primeras canciones y la última son en directo, el resto es un copy-paste. Se nos indica que son remixes con la parte vocal superpuesta, pero no dejan esa impresión precisamente.

 

Una de las ventajas de este boxset es que podemos escuchar interpretaciones en directo de la época de Preservation, concretamente en el tercer disco, algo muy preciado para cualquier seguidor/a de los Kinks. Resulta graciosa la pulla de Ray presentando a su hermano como Mr. Dave “Death of a clown” Davies antes de lanzarse a una interpretación algo imperfecta de ‘Here Comes Flash’. Pero bueno, en los setenta The Kinks en directo eran una máquina bien engrasada y con un amplio repertorio para asegurar un buen resultado, tal como atestiguan los discos correspondientes ya vistos con anterioridad.           

 

El cuarto disco recoge en buena parte un concierto de Navidad de 1977 (donde no podía faltar ‘Father Christmas’ para dar el punto de humor), y las últimas cuatro canciones pertenecen ya a una sesión de enero de 1994, con la lamentable Phobia todavía coleando pero donde sorprenden con una deslumbrante interpretación de ‘Till The End Of The Day’, de las más fieras que hayan realizado. El concierto de 1977 está bastante bien aunque tampoco tenga ningún momento para enmarcar. Presenta la curiosidad de enlazar ‘A Well Respected Man’ con ‘Death Of A Clown’ y la única pega que se le puede poner quizá sea que los nuevos arreglos para ‘Waterloo Sunset’ no la ayudan en nada.

 

El quinto y último CD comienza con la última actuación de The Kinks en la BBC, el 7 de octubre de 1994. Con To The Bone como despedida de la banda en las listas de ventas, en esta actuación se dedican por completo a tocar cinco clásicos, que al menos dejen una buena impresión. Como si quisiera dar a entender lo especial que era para Ray, ‘Waterloo Sunset’ está interpretada en formato acústico con la guitarra como único instrumento, con buen resultado. De igual manera que en el citado álbum, ‘I'm Not Like Everybody Else’ vuelve a sorprender en una espectacular versión de gran emoción contenida y potente armazón instrumental. ‘Till The End Of The Day’ y ‘You Really Got Me’ no se quedan muy atrás y son un último despliegue de energía antes de la retirada. A partir de aquí, entramos en lo que aquí se titula como Off Air Bootleg Recordings, una serie de más grabaciones de una lamentable calidad sonora, ya que se trata de grabaciones caseras de lo emitido en su momento. Tan mala es la calidad, que en algunos casos resulta muy difícil saber si son interpretaciones en directo o las mismas del estudio, pues esta última opción parece la acertada en casi todo lo incluido. Solo l@s más ansios@s de escuchar todo lo que provenga de The Kinks tendrán ganas de escuchar estas penosas grabaciones más de una vez.

 

Lo major llega al final con el DVD, ya que apenas pueden encontrarse vídeos oficiales de la banda y aquí hay casi cuatro horas de grabaciones de todas las épocas, sobre todo de los años setenta, que fue una de las mejores para los directos. También se cuela la sintonía de una serie bélica de televisión, compuesta por Ray. Donde mejor se puede apreciar lo que era un concierto de los Kinks es en el concierto de Navidad de 1977, el mismo que podemos encontrar en el cuarto disco y el último en el DVD, con Ray disfrazándose en algunos momentos y realizando esas interpretaciones actorales que transmitían tanto entusiasmo al público. Por el contrario, es una imagen bastante penosa ver en las actuaciones televisivas de los noventa a unos avejentados hermanos Davies con un público muy joven delante, como si hubieran elegido el programa de televisión equivocado. En lo musical, vemos cómo Ray buscaba la interacción con el público en varias ocasiones, sobre todo a la hora de cantar ‘Lola’, y en los setenta estaban acompañados siempre por coros femeninos y los músicos de viento (o al menos dos de ellos) que tocaban en los discos. Y bueno, en el concierto de Navidad encontramos como percusionista al omnipresente Ray Cooper, todavía con un poco de pelo y, como casi siempre, limitándose a tocar una pandereta al ritmo que marca la batería. Eso sí que es tener suerte. No decepcionará a nadie este DVD y además se pueden encontrar algunos detalles novedosos como la melodía principal de ‘The Village Green Preservation Society’ tocada por los músicos de viento.

 

Solo por el DVD ya vale la pena hacerse con este boxset, ya que el conjunto de discos contiene demasiado material irrelevante. Pero bueno, sirve para seguir disfrutando casi por última vez de uno de los mejores grupos de la historia del rock.

RECOPILATORIOS

THE COMPLETE COLLECTION

Año de publicación: 1991

En los años noventa no era habitual encontrarse con recopilaciones de The Kinks y la que solía encontrarse en las tiendas de discos era esta. Aunque en el libreto se nos comenta que el recopilatorio es de su etapa en la discográfica Pye (lo cual es cierto) y ello significa que solo puede llegar hasta 1971, la mayoría de los temas llegan hasta 1967 y son singles. Tampoco es que eso represente ningún problema porque contiene una gran cantidad de inolvidables canciones. Puede tomarse como una introducción a los primeros años de la banda.

VÍDEOS

RAY DAVIES: IMAGINARY MAN

Año de publicación: 2010

Aunque su título parece indicar que va a tratar de la figura de Ray Davies (‘Imaginary Man’ es una canción de uno de sus álbumes en solitario), lo cierto es que este documental se centra especialmente en los años sesenta, aparte de hablar de su infancia y adolescencia. Una hora y cuarto tampoco dan para mucho más, pues para hablar apropiadamente de un grupo como The Kinks se necesitaría un documental de varios capítulos. También se aprovecha para promocionar el disco de duetos de Davies en solitario: See My Friends. Pero bueno, es muy interesante escuchar hablar a un septuagenario Ray sobre sus comienzos, su compleja vida personal/artística y, sobre todo, sus comentarios sobre algunas de sus composiciones y letras. Al no existir mucho material audiovisual sobre los Kinks (los que aparecen en este documental son los habituales que todo fan ya habrá visto), resulta recomendable este documental para quien desee profundizar más en la visión de Ray Davies.

THE KINKS

Como puede comprobarse a lo largo de la discografía de The Kinks, Dave Davies fue un miembro destacado a la hora de componer, superando en ocasiones a su hermano cuando este estaba en horas bajas, por lo que su carrera en solitario presenta un cierto interés. En cuanto a Ray Davies, es evidente el gran interés que suscita para tod@ amante de la música del grupo, como autor e ideólogo principal (la mayoría de veces exclusivo) de las composiciones de los Kinks.

 

Sin embargo, la carrera de Ray en solitario es muy decepcionante. Por un lado, casi podría entenderse la discografía de The Kinks como una carrera en solitario camuflada porque era el ideólogo conceptual y compositor de la mayoría de su cancionero, tal como se ha dicho. Por otro lado, si recordamos que la trayectoria de los Kinks decayó casi por completo a finales de los ochenta, no es de extrañar que Ray en solitario no pudiera levantar cabeza porque puede decirse que comenzó su carrera ya entrado el siglo XXI y para entonces la musa de la inspiración se había ausentado y la creatividad había menguado a niveles alarmantes. En 1985 había publicado la banda sonora de una película dirigida por él mismo (Return to Waterloo) que debió ser todo un fracaso y no solo porque contenía pocos temas nuevos, aunque al menos la mayoría de ellos suenan agradables (‘Return To Waterloo’, ‘Not Far Away’ y ‘Voices In The Dark’) y poseen todavía algún pequeño toque de genialidad. Peor todavía fue esa especie de monólogo intercalado con canciones nuevas y antiguas titulado The Storyteller (1998), donde las recreaciones de canciones clásicas en general no funcionaban, llegando a incluir una penosa versión más lenta de ‘You Really Got Me’. Vale la pena conocer ‘Storyteller’ y ‘London Song’ (en la cual Ray parece que esté imitando a Billy Bragg), pero el resto resultan una pérdida de tiempo como definición más bondadosa.

 

Ya en el siglo XXI, sus álbumes de nuevas versiones de los Kinks son insignificantes (el de duetos, See My Friends, no aporta absolutamente nada), pero Ray sufrió un atraco con disparo incluido que pudo haberle matado y eso quizá le estimuló para que le aflorara de nuevo el artista que llevaba dentro. Tener la muerte acechando te hace ver la vida y lo que quieres de ella con mayor claridad. Sin embargo, en los discos con composiciones originales nuevas no consigue pasar de la mediocridad y en Working Man's Café de 2007 ni siquiera puede destacarse nada para la posteridad. En cambio, de Other People's Lives (2006) puede salvarse algún que otro tema como el que le da título o ‘Things Are Gonna Change (The Morning After)’. El escarmiento de grabar nuevo material le duraría hasta 2017 y, quien sabe si movido por la inseguridad, previamente a Americana (su último álbum hasta la fecha) publicó un libro de memorias de mismo título en el que habla mucho de lo que iban a ser sus nuevas composiciones, como allanándose el terreno para lo que pudiera ocurrir. Desgraciadamente el nivel musical volvió a ser mediocre, pero la genialidad de Ray Davies la podemos disfrutar en su esplendor por última vez en ‘Rock'n'roll Cowboys’ y ‘Wings Of Fantasy’. Lo que sí sobraba era la publicación de los descartes: Our Country: Americana Act II. Pero bueno, tampoco podemos esperar nada especial a tan longeva edad después de haber contribuido a inmortalizar la música rock durante muchos años.

 

Nos queda ahora hablar del hermano David, de cuya carrera tampoco cabe esperar mucho. Puede dividirse en dos etapas, donde la primera muestra una gran productividad porque entre 1980 y 1983 Dave Davies publicó tres álbumes, siendo dos de ellos lo mejor que ha hecho. El primero, de título AFL1-3603, es muy irregular como cabría esperar si nos fijamos en la etapa de irregularidad en la que estaban sumergidos los Kinks, pero Glamour (1982) supondrá un tropezón considerable. En cambio, Chosen People (1983) es la obra más consistente de su discografía, pero tampoco puede competir con lo que estaban haciendo The Kinks en ese momento. En cualquier caso, canciones como ‘Doing The Best For You’, ‘Imagination's Real’, ‘Charity’ o ‘Cold Winter’ agradarán a cualquier interesado en su música, si bien no son tampoco joyas perdidas aunque tengan ese gancho especial de alguien que ha compuesto material para los Kinks. A partir de aquí habrá un parón y Dave no retomará su carrera hasta el siglo XXI, pero con discos que más vale la pena obviar. De hecho, puede considerarse I Will Be Me (2013) como el peor de su carrera. Peor incluso que Phobia de los Kinks, al cual se asemeja en muchos aspectos, con canciones bochornosas como ‘Little Green Amp’, que buscan ser un homenaje al cancionero de The Kinks y quedan como un pastiche horroroso. Y por muchas expectativas que cree el álbum de descartes Decade (2018), que recoge composiciones inéditas de la década de los setenta (algunas retocadas para la ocasión, pero sin la aparición del hermano Ray por ningún lado), no encontraremos nada de verdadero interés en él, tan solo irrelevantes composiciones que justificadamente quedaron en su momento en el olvido.

Bibliografía recomendada

- Atardecer en Waterloo.

Autores: Manuel Recio e Iñaki García // Ed. Sílex // 2017

Para poder realizar el análisis adecuado y completo de la trayectoria de un grupo o artista es necesario investigar, entrevistar, leer mucho, comparar, valorar y extraer conclusiones. Pues bien, este arduo trabajo para The Kinks ya está hecho y además por dos españoles. Podría ser considerada una tesis sobre la banda y sus miembros, pero su carácter narrativo lo eleva por encima de ello y además lo hace ameno, además de contener abundante información en sus más de 700 páginas.

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