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FLEETWOOD MAC

1) My Heart Beat Like A Hammer; 2) Merry Go Round; 3) Long Grey Mare;

4) Hellhound On My Trail; 5) Shake Your Moneymaker; 6) Looking For Somebody;

7) No Place To Go; 8) My Baby's Good To Me; 9) I Love Another Woman;

10) Cold Black Night; 11) The World Keep On Turning; 12) Got To Move.

PETER GREEN'S FLEETWOOD MAC

Año de publicación: 1968 

Puntuación:

El 98,27% de los mortales nacidos en el último cuarto del siglo XX hemos conocido por primera vez a Fleetwood Mac en base a sus éxitos inolvidables grabados a partir del álbum homónimo de 1975. Sin embargo, los inicios de la banda nada tienen que ver con ese sonido pop-rock de orientación comercial que quedó asociado definitivamente al nombre de Fleetwood Mac, ya que además los únicos miembros fijos han sido los que le dieron el nombre, el batería Mick Fleetwood y el bajista John McVie, y estos nunca fueron compositores. Al principio, fueron un cuarteto británico de blues puro y duro. No podía ser de otra manera, puesto que tres de sus fundadores provenían del legendario conjunto de blues de John Mayall & The Bluesbreakers: los citados Fleetwood y McVie  más el guitarrista Peter Green, quien además había sustituido a Eric Clapton tras su marcha. Estos tres abandonarían también a Mayall (bueno, McVie tardaría un poco más y por ello en ‘Long Grey Mare’ toca otro bajista) y, junto al segundo guitarrista Jeremy Spencer, grabarían su primer disco de blues en un año en el que este estilo era ya lo más anacrónico que un@ se podía echar a la cara.

 

Dos terceras partes del repertorio son composiciones originales, pero nadie lo diría al escuchar una canción de blues detrás de otra sin nada que las distinga de lo que cualquiera podría esperar siendo nuevas canciones. La voz de Peter Green es potente y se adapta muy bien al lenguaje blues, pero las piezas lentas como ‘Merry Go Round’ se vuelven tediosas porque todo el tiempo escuchamos el mismo tono de voz y los mismos detalles instrumentales. Mucho peor es cuando canta Jeremy Spencer, pues además lo hace mientras toca el piano de manera un tanto amateur en la versión del tema de Robert Johnson ‘Hellhound On My Trail’. La citada falta de originalidad se deja traslucir también en detalles como la composición de Green ‘Looking For Somebody’, donde copian el ritmo de ‘Stand By Me’, la famosa canción popularizada por Ben E. King y compuesta por este junto a la gran pareja de Leiber y Stoller.

 

En cualquier caso, una mediocridad absoluta sobrevuela este debut, agravada por la sensación de que estamos ante unos novatos en vez de ante, en teoría, unos músicos experimentados y tres de ellos ya curtidos con John Mayall. Lo único que sobresale y con diferencia del resto del álbum es el tema de Green ‘I Love Another Woman’, precursor claro del futuro éxito ‘Black Magic Woman’ y con grandes melodías vocales donde cada verso viene complementado por un punteo de guitarra, así como un gran solo de sobriedad técnica. ‘Black Magic Woman’ es justo esto mismo pero todavía más a lo grande.

 

En resumen, que nadie pierda tiempo escuchando este disco salvo que sea un enamorado del blues. O ni siquiera eso, porque un enamorado del blues tendrá mejor gusto y escuchará otros artistas del género superiores a estos primeros Fleetwood Mac, pues hay muchísimas opciones mejores y este álbum no deja de ser una imitación barata de lo verdaderamente recomendable en el blues.

MR. WONDERFUL

Año de publicación: 1968 

Puntuación:

1) Stop Messin' Around; 2) I've Lost My Baby; 3) Rollin' Man; 4) Dust My Broom;

5) Love That Burns; 6) Doctor Brown; 7) Need Your Love Tonight; 8) If You Be My Baby; 9) Evenin' Boogie; 10) Lazy Poker Blues; 11) Coming Home;

12) Trying So Hard To Forget.

El álbum de continuación de Fleetwood Mac no podía ser más continuista. Un nuevo LP de blues puro y duro con algunas versiones y el resto composiciones originales de Green y Spencer que de originales tenían bien poco. La única importancia que tiene este disco es histórica respecto a la propia banda, pues en él participa por primera vez Christine McVie (entonces todavía con su nombre de soltera, Christine Perfect) en los teclados, aunque como músico de sesión no tiene oportunidad de hacer nada salvo participar de esta fruslería.

 

Como ya se ha dicho, el contenido son mayormente composiciones originales, aunque nadie lo diría porque no suenan nada novedosas. De hecho, ‘Rollin' Man’ es una evidente variación de ‘I Got Love If You Want It’ de Slim Harpo. Y cualquier aficionado al blues seguro que encuentra fácilmente muchas más imitaciones. Por otro lado, escuchar ‘Love That Burns’ o ‘Trying So Hard To Forget’ es todo un reto, pero no porque se trate de piezas complejas ni nada parecido, sino porque resulta imposible escucharlas y no quedarse dormido debido a su exagerada lentitud.

 

Ahora bien, escuchemos detenidamente la introducción de ‘Dust My Broom’. Suena bien, con sabor a blues añejo ¿verdad? Pues la misma introducción la repiten de manera bochornosa hasta en tres canciones más: ‘Doctor Brown’, ‘Need Your Love Tonight’ y ‘Coming Home’. Sobran las palabras.

 

Las bailables ‘Evenin' Boogie’ y ‘Lazy Poker Blues’ son de lo poco salvable junto al tema que inicia el álbum, ‘Stop Messin' Around’, aunque son temas totalmente superfluos e irrelevantes en la carrera de Fleetwood Mac puesto que suenan igual a como lo haría cualquier grupúsculo británico de blues. Como ya se dijo en el disco de debut, para escuchar blues puro y duro existen muchas mejores opciones y propuestas más convincentes. Esto no deja de ser otra pérdida de tiempo absoluta.

THE PIOUS BIRD OF GOOD OMEN

Año de publicación: 1969 

Puntuación:

1) Need Your Love So Bad; 2) Comin' Home; 3) Rambling Pony; 4) The Big Boat;

5) I Believe My Time Ain't Long; 6) The Sun Is Shining; 7) Albatross;

8) Black Magic Woman; 9) Just The Blues; 10) Jigsaw Puzzle Blues;

11) Looking For Somebody; 12) Stop Messin' Round.

Como Fleetwood Mac también había sido una banda de singles, pronto publicaron esta recopilación para darle mayor notoriedad a las que eran sus dos mejores composiciones hasta la fecha: ‘Black Magic Woman’ y ‘Albatross’. Tan importantes eran estas dos canciones que la cutre portada las representa: la maga de negro con un ave en la mano (que debería ser un albatros). No hay nada más destacado aquí, salvo el hecho significativo de que en algunos de los temas aparece ya el que sería el nuevo miembro de la banda para los próximos años: el guitarrista y cantante Danny Kirwan.

 

De ‘Black Magic Woman’ ya vimos cuál era su precedente: el tema ‘I Love Another Woman’. Pero ‘Black Magic Woman’ es mucho más todavía que aquel, ya que abruma desde el inicio con el incisivo sonido distorsionado de guitarra y la potente percusión de Fleetwood que seguro agradó a John Bonham. La voz de Green suena muy melódica para ser un blues y su trabajo de guitarra es quizá el mejor de toda la primera época de la banda, con permiso de ‘Albatross’. Porque este último es completamente diferente, ya que se trata de un evocador instrumental que al mismo tiempo hace pensar en islas paradisíacas del Pacífico o en un amanecer post-psicodélico. Los Beatles seguro que le echaron el ojo para grabar ‘Sun King’, puesto que ‘Albatross’ fue publicado como single a finales de 1968. Y bueno, no hay que hablar de ‘Black Magic Woman’ sin mencionar la famosa versión de ritmos latinos que grabó Santana para su segundo álbum, mucho más recordada que la versión original de Fleetwood Mac.

 

Del resto del álbum apenas vale la pena escribir nada más porque sería lo mismo que ya se escribió para los dos primeros. Al menos no hay nada ofensivo y lo único que tenemos que soportar son algunos temas aburridos como ‘The Big Boat’ y ‘Just The Blues’, curiosamente ambas con la participación de su autor, el pianista de blues Eddie Boyd, cuya carrera se había revitalizado gracias en parte a la ayuda de los Fleetwood Mac. Bueno, tampoco hay que perderse de vista ‘I Believe My Time Ain't Long’, pues vuelven a repetir por enésima vez los mismos acordes que introducían varias de las canciones de Mr. Wonderful, aunque en esta ocasión aparece una entretenida armónica para no condenar directamente este tema a la hoguera.

 

De Kirwan encontramos una composición propia que tampoco es nada del otro mundo, la animada ‘Jigsaw Puzzle Blues’. Y poco más cabe decir, si acaso que en ‘Rambling Pony’ Fleetwood acabaría con el pie acalambrado de tanto darle al pedal de la percusión. En 2004 apareció una reedición en CD de esta recopilación que, con un criterio desconocido, modificó buena parte del contenido. En ella encontraremos nada menos que hasta cinco versiones diferentes de ‘Need Your Love So Bad’, cada cual más innecesaria que la anterior, así como una segunda composición bastante floja de Kirwan: ‘Like Crying’.

 

En resumen, lo único que tiene de interés esta recopilación es escuchar las dos canciones ya sobradamente resaltadas. Si ya las conoces o tienes alguna recopilación de la banda que las incluya, mejor no pierdas el tiempo de nuevo con este disco, sobre todo si esta primera etapa de la banda te parece tan aburrida como efectivamente es.

1) Coming Your Way; 2) Closing My Eyes; 3) Showbiz Blues; 4) My Dream;

5) Underway; 6) Oh Well; 7) Although The Sun Is Shining; 8) Rattlesnake Shake;

9) Searching For Madge; 10) Fighting For Madge; 11) When You Say;

12) Like Crying; 13) Before The Beginning.

Puntuación:

Año de publicación: 1969 

THEN PLAY ON

Muchas diferencias se observan en el tercer LP de la banda, si no contamos las recopilaciones. No es solo la llegada del nuevo miembro Danny Kirwan, que ya participara antes en algunos singles incluidos en el recopilatorio The Pious Bird Of Good Omen, sino que el cambio estilístico en lo musical es más que evidente. Lo que había sido un monotemático sonido de blues puro y duro, da paso a una curiosa mezcla de folk, blues y rock progresivo. Los problemas psicológicos que afectarían a los dos guitarristas principales de la banda ya comenzaban a aflorar aquí, puesto que Spencer apenas participó y únicamente añadió algo de piano en la segunda parte de ‘Oh Well’, una interrupción creativa preludio de la alteración mental que le llevaría un par de años después a dejar Fleetwood Mac para meterse en una secta. Christine McVie también participa en otras canciones con el teclado, aunque en los créditos originales no aparecería todavía su nombre al no ser miembro formal de la banda.

 

Una característica novedosa es la existencia de temas que presentan secciones bien diferenciadas, como si hubieran acoplado composiciones distintas porque por separado daban sensación de huérfanas. Así, nada más comenzar el álbum encontramos una animada pieza de folk-blues (‘Coming Your Way’) de frenética percusión manual de bongós, que en su último minuto se transforma en un solemne rock donde la guitarra de Green lanza afiladas notas muy cercanas al rock duro. Aunque si hemos de citar el rock duro es obligado resaltar ‘Oh Well’, deslumbrante tema que sirvió de claro ejemplo para que Led Zeppelin grabaran su ‘Black Dog’, pues alterna las calmadas partes cantadas de Green (de las que Robert Plant seguro que aprendió también) con unos brutales pasajes instrumentales de poderío rockero que está entre lo mejor de esta primera época de Fleetwood Mac. Pasados algo más de los dos primeros minutos, se transforma en un extremadamente lento instrumental folk de exagerada duración (llega hasta los nueve minutos) que arruina la brillantez de su primera parte.

 

Lo que podría denominarse como folk progresivo asoma en primer lugar en ‘Closing My Eyes’, tema que se va desarrollando en una sutil progresión que llega a su clímax en la recta final. Más homogénea resulta ‘Before The Beginning’, que además crea un ambiente propicio desde el comienzo gracias a la percusión de mazas, que casa muy bien con la guitarra psicodélica que va asomando en momentos determinados. La canción ‘Although The Sun Is Shining’, nada que ver con la anterior ‘The Sun Is Shining’, es de lo más atípico del disco al tratarse de una canción de pop acústico que recuerda más bien a The Lovin' Spoonful (quienes precisamente publicarían en 1969 su último y lamentable álbum, ya sin John Sebastian). La verdad es que no encaja muy bien con el sonido de Fleetwood Mac y es un tema bastante discreto, pero mejor resultado en un estilo similar consigue con ‘When You Say’.

 

Como la transición musical no podía ser abrupta, todavía quedan señales de los gustos iniciales (‘Showbiz Blues’, ‘Like Crying’), que son los temas más discretos porque el blues para ellos era ya un género con poco margen para la evolución, aunque ya no suenan tan vulgares como en los primeros álbumes. En la misma línea se mantienen ‘Searching For Madge’ y ‘Fighting For Madge’, dos jams instrumentales equivalentes, ya que es como si hubieran dividido la misma improvisación en dos partes. Curiosamente, vienen acreditadas a McVie y Fleetwood, lo cual solo se entiende como una concesión de sus compañeros para que cobraran un plus como compositores, ya que el resto de temas se reparten en composiciones de Green o de Kirwan y a los otros dos no se les conoce ninguna autoría en solitario en toda la discografía de Fleetwood Mac.

 

La huella de los que habían sido los dos singles de éxito era más que evidente. Siguiendo la estela de ‘Albatross’, ‘My Dream’ es otro instrumental evocador y con un ritmo más marcado, aunque no llega a alcanzar la grandeza de la primera. Pero evidencia la búsqueda por parte del grupo de la melodía como elemente principal de un tema, gracias sobre todo a su compositor, Kirwan. El instrumental de Green, ‘Underway’, deja menor impronta. Y en cierta manera ‘Rattlesnake Shake’ mantiene el pulso de ‘Black Magic Woman’, aunque pierde frescura por emplear un ritmo bastante similar.

 

Así pues, estamos ante un disco de transición en el que se comenzaba a enterrar el blues más estricto en pro de una apertura musical que también exigían los nuevos tiempos. La llegada de Kirwan era muy importante para potenciar ese cambio, aunque en los próximos años veremos que la transición se eternizará al no tener una dirección clara y segura hacia la que encaminar su música. Pero esta decisión fue muy acertada porque, de otra manera, habrían quedado muy pronto enterrados artísticamente como unos convencionales músicos de blues.

1) This Is The Rock; 2) Station Man; 3) Blood On The Floor; 4) Hi Ho Silver;

5) Jewel Eyed Judy; 6) Buddy's Song; 7) Earl Gray; 8) One Together;

9) Tell Me All The Things You Do; 10) Mission Bell.

Puntuación:

Año de publicación: 1970 

KILN HOUSE

Muy pronto llegaba la primera de las debacles que conforman la tempestuosa trayectoria de Fleetwood Mac como formación. Peter Green abandonaba la banda tras un período en el que la adicción al LSD le empezó a pasar factura a nivel mental, baja muy sensible que se compensó ligeramente con el retorno de un Spencer mucho más participativo. Sin el que había sido el líder de la banda, los miembros restantes no parecen tener claro hacia dónde dirigir sus pasos. De las dos fuerzas creativas que se mantenían en este momento, Jeremy Spencer, que tampoco es que estuviera mucho mejor mentalmente que Green, se lanza a recrear la música de los años cincuenta sin que el resto ofreciera oposición, mientras que Kirwan busca un pop-rock melódico más orientado al folk.

 

Esta apertura a nuevos sonidos deja una sensación de transición musical más que otra cosa, porque no ofrecen nada original todavía. Pocos apostarían por un grupo que hubiera pasado de tocar blues a tocar rock'n'roll de los años cincuenta, pero Spencer tiene ahora poder y su visión se dirige a esa época, con resultado muy irregular. La diferencia entre lo que es un homenaje y lo que es una parodia es a veces difusa, pero en este caso da la sensación de ser lo primero, puesto que en una parodia se exageran más los elementos característicos de un género. Así, en ‘This Is The Rock’ suenan como si fueran un Gene Vincent decelerado pero flojo. Tampoco consiguen elevarse por encima de la vulgaridad en ‘Hi Ho Silver’, donde emplean una producción similar a las antiguas para que la voz suene con efecto de eco. Peor resultado obtienen en ‘Blood On The Floor’, pues parece que estén imitando las baladas country más empalagosas de Elvis Presley. En esta especie de homenaje a los años cincuenta tampoco podía faltar el recuerdo a Buddy Holly, en este caso mediante la obvia ‘Buddy's Song’, que no deja de ser un refrito de su estilo más reconocible y en la letra se recogen referencias a varias de sus canciones. Lo mejor que tiene es la afilada guitarra que entra inesperadamente en algunos momentos.

 

El resultado mejora en la balada country contemplativa ‘One Together’, donde además muestran un encomiable juego de voces donde puede distinguirse la femenina de Christine McVie, para entonces ya casada con John. Christine es también la autora del dibujo de la portada del disco. Spencer también canta con su voz clara la versión de ‘Mission Bell’, un tema de tipo calipso que colocada al final del álbum deja una buena impresión.

 

En contraposición con esa música nostálgica, tenemos las composiciones de Kirwan que prefiguran el futuro inmediato de la banda. Uno de los mejores temas es ‘Jewel Eyed Judy’, que puede entenderse como la transición desde el blues al folk al contener elementos de ambos campos, pero sin dejar de lado el rock en su poderoso estribillo, así como en el preciso trabajo de guitarra que va elevando el tono conforme se va acercando a él. En cambio, ‘Earl Gray’ es un calmado y agradable instrumental que deberían haber acortado bastante porque se repite todo el tiempo la misma melodía. Kirwan también se inspira en un rock de corte más clásico pero muy movidito para componer la parte instrumental de ‘Tell Me All The Things You Do’; no así en su parca letra (“Tell me, tell me all the things you do / I'll tell you, tell you all the things I do”), cantada como si fuera un blues.

 

Cuando pretenden volver a sus orígenes de blues, lo que de alguna manera ocurre en ‘Station Man’, demuestran claramente que por ese camino estaban acabados por completo, puesto que la voz de Kirwan tampoco es precisamente la ideal para este estilo. Así pues, mediante este álbum que se queda bordeando en lo aceptable, el futuro de Fleetwood Mac parecía incierto por no tener una definición clara que les abocaba a una irrelevancia irrevocable. La salida de Spencer tras este disco les permitirá clarificar un poco sus ideas y tirar hacia delante.

2018

1) Drifting; 2) Leaving Town Blues; 3) Watch Out; 4) A Fool No More;

5) Mean Old Fireman; 6) Can't Afford To Do It; 7) Fleetwood Mac; 8) Worried Dream;

9) Love That Woman; 10) Allow Me One More Show; 11) First Train Home;

12) Rambling Pony No. 2; [BONUS TRACKS:] 13) Watch Out (take 1);

14) Something Inside Of Me; 15) Something Inside Of Me (take 2); 16) Something Inside Of Me (take 3); 17) One Sunny Day; 18) Without You; 19) Coming Your Way.

Puntuación:

Año de publicación: 1971 

THE ORIGINAL FLEETWOOD MAC

2018

Parecía demasiado pronto para sentir nostalgia por la primera formación de la banda tras la deserción de Peter Green y la más reciente de Jeremy Spencer, pero el caso es que se publicó esta recopilación de rarezas y descartes grabados entre 1967 y 1968. A priori, las perspectivas no son nada halagüeñas con solo recordar lo aburridos que sonaban en sus dos primeros álbumes como una vulgar banda de blues, por lo que el hecho de que más de la mitad de las composiciones sean originales no tiene importancia. Pero para sorpresa nuestra, el resultado es mucho mejor que en aquellos, lo cual tampoco era muy difícil de conseguir. Además, los bonus tracks están conformados, salvo una primera toma de ‘Watch Out’, por composiciones del entonces novato Kirwan, quien llegaba con toda su buena fe para aportar su visión más folk a la banda.

 

El contenido de esta recopilación se basa obviamente en temas de blues, pero se hace evidente una apertura estilística que no era de ninguna manera previsible al escuchar los dos primero álbumes. Estaba claro que la evolución del blues cerrado de Mr. Wonderful al más abierto Then Play On no podía ser algo brusco y súbito, así que aquí encontraremos ese eslabón perdido que explica mejor el desarrollo darwinista en pro de una supervivencia musical que hubiera estado complicada de otra manera. Es decir, una supervivencia relacionada con la relevancia en el panorama musical.

 

Lo mejor que encontraremos aquí es sin duda el instrumental ‘Fleetwood Mac’, de animado y pegadizo ritmo que sirve de base para un aguerrido solo de armónica y otro excepcional de guitarra. Aparte de él, pueden destacarse otros pocos temas como el frenético instrumental ‘Watch Out’, que apoyándose en un frenético ritmo de jazz le sirve a Peter Green para marcarse un estupendo solo de blues; también la estruendosa percusión de ‘Love That Woman’, donde Mick Fleetwood se parece más a John Bonham, y sus afilados punteos de guitarra. Y por último, destacar también dos de las composiciones de Kirwan: ‘Something Inside Of Me’ (por partida triple en diferentes tomas) y una toma alternativa de ‘Coming Your Way’, muy similar a la que saldría publicada en el LP Then Play On.

 

Obviamente, también abundan los típicos temas aburridos de blues que únicamente pueden agradar a los aficionados puristas (la versión de ‘Worried Dream’ de B.B. King, ‘A Fool No More’, ‘Allow Me One More Show’…), o peor todavía es cuando parece que estemos escuchando la misma canción de siempre, como ocurre con ‘First Train Home’. Haciendo un recuento de lo más destacado y lo más flojo, nos queda una irregular unión que convierte este álbum en lo mejor que hicieron en esos inicios pero distando mucho de ser un disco destacado ni siquiera recomendable dentro de la discografía de Fleetwood Mac.

FUTURE GAMES

Año de publicación: 1971 

Puntuación:

1) Woman Of A Thousand Years; 2) Morning Rain; 3) What A Shame; 4) Future Games; 5) Sands Of Time; 6) Sometimes; 7) Lay It All Down; 8) Show Me A Smile.

Nuevos cambios convulsionaban la formación del grupo: Jeremy Spencer se iba para formar parte de una secta y en su lugar llegaba un guitarrista estadounidense llamado Bob Welch, que no tenía formación en el blues y por tanto servía para sellar definitivamente ese estilo como algo perteneciente al pasado. También pasaría a ser miembro oficial y estable Christine McVie. Unos meses antes de la publicación de este nuevo álbum, salió un soberbio single titulado ‘Dragonfly’ y compuesto por Kirwan, que significaba la incursión de la banda en un sonido más folk y también más progresivo al mismo tiempo. Desafortunadamente no tuvo el nivel de ventas que hubiera merecido, puesto que la calidad de este single era evidente, y quizá por ello la banda no se encaminó a seguir explorando ese nuevo estilo, sino a lanzarse por diversas vías que, en conjunto, dejan un álbum errático en su propuesta. La desorientación es evidente porque no se acaba de encontrar un estilo al que se pueda llamar propio y por ello en muchos casos dan más sensación de ser una banda de imitadores que una con bastante experiencia acumulada a sus espaldas.

 

Como si el álbum fuera el mero resultado de recoger una serie de pruebas en el estudio de grabación para saber hacia dónde tirar, podemos realizar un análisis a base de especular hipotéticamente sobre la motivación que les llevó a grabar cada tema:

 

Idea A) Podemos ser los sucesores de Crosby, Stills & Nash: este trío, junto a Neil Young, era en esa época una de las sensaciones del panorama musical, así que resulta razonable que probaran a grabar algo similar a ellos. Pero aunque posea un ritmo animado al estilo de estos, en ‘Morning Rain’ paradójicamente transmiten aburrimiento por la vulgaridad de la canción. Era una de las primeras composiciones de Christine McVie para Fleetwood Mac y no podía ser más desafortunada. Menos mal que su otra aportación es la final ‘Show Me A Smile’, más reconocible en lo que será el estilo de Christine al conjuntar unas melódicas estrofas calmadas con un estribillo más potente que pilla por sorpresa. Su cuidada instrumentación es también de lo mejor de este disco.

 

Idea B) No, no, mejor que Crosby, Stills & Nash, nos quedamos por si acaso en unos Flying Burrito Brothers: y ahí tenemos los aires de country melódico de ‘Sometimes’, un tema muy agradable pero que en los primeros dos minutos ya lo ha dicho todo. Luego, cada minuto de más va jugando en su contra, además de que el gallo de Kirwan al cantar (es un gallo, ¿verdad?) a los 4:05 ya acaba de encasillarlo como tema de relleno.

 

Idea C) ¿Y si emulamos a los Blood, Sweat & Tears?: en ‘What A Shame’ prueban a convertirse por unos momentos en la citada banda (pero no en su primera y mejor formación liderada por Al Kooper), ya que se trata de un instrumental de jazz-rock con profusión de instrumentos de viento, pero el resultado sigue siendo discreto.

 

Idea D) Pues el otro día escuché a Caravan y eso lo podemos hacer nosotros: efectivamente, ‘Sands Of Time’ parece el producto de haber escuchado el álbum In The Land Of Grey And Pink y obtener un sucedáneo irrelevante a fuerza de intentar imitar el estilo de ‘Nine Feet Underground’.

 

Idea E) Probemos a ver si nos sale otro ‘Dragonfly’: eso es lo que intentan en ‘Woman Of 1000 Years’, pero Kirwan no está ni la mitad de inspirado al escribir esta composición, por lo que se hace aburrida por momentos.

 

Idea F) ¿Qué hacemos ahora?... Veamos qué sabe hacer el nuevo: ¡y aquí llega el mayor acierto! La composición de Welch es la que da título al álbum y presenta las mejores melodías vocales que se pueden encontrar en él. Además, durante sus ocho minutos se encuentran estimables pasajes instrumentales que se apoyan en el teclado de Christine McVie como matriz sonora y que incluyen un preciso crescendo en la recta final. Bueno, cuando al principio del párrafo definí como acierto la aportación de Welch, no es tampoco lo más correcto porque también nos tenemos que tragar el irritante rock repetitivo y disonante de ‘Lay It All Down’.

 

Y con estas pinceladas queda retratado este álbum que deja buena impresión la primera vez que se escucha (si no se presta mucha atención), pero que posteriormente va mostrando sus debilidades y su falta de originalidad manifiesta. No deja de ser un disco de transición que debía, al menos, darles alguna indicación clara de lo que debían hacer a continuación. O de lo que ya no debían hacer más. Aunque los años siguientes dejarán claro que su brújula musical permanecerá desubicada a la hora de establecer una visión artística necesaria para poder evolucionar en algún sentido.

BARE TREES

Año de publicación: 1972 

Puntuación:

1) Child Of Mine; 2) The Ghost; 3) Homeward Bound; 4) Sunny Side Of Heaven;

5) Bare Trees; 6) Sentimental Lady; 7) Danny's Chant;

8) Spare Me A Little Of Your Love; 9) Dust; 10) Thoughts On A Gray Day.

En este nuevo disco, Danny Kirwan se confirmaba como líder aportando la mitad de las composiciones (o más de la mitad si descontamos la inutilidad de ‘Thoughts On A Gray Day’). Este liderazgo tampoco serviría para que la banda encontrara una identidad propia, puesto que además Kirwan sería despedido después. Así pues, tenemos otra entrega en la que se sigue divagando, si bien algo menos que en el disco anterior. Pero la irrelevancia de Fleetwood Mac en el panorama musical seguía siendo evidente, ya que se limitan a presentar otra tanda de canciones pop-rock de diferentes tendencias e influencias sin personalidad definida. Solo Christine McVie denota atisbos de un carisma que todavía estaba por desarrollar.

 

Lo mejor del álbum lo encontraremos al principio, concretamente en los tres primeros temas, cada uno de ellos escrito por uno de los tres compositores que existían en la formación. Escrito por Kirwan y de corte más clásico aunque con el sonido más actualizado, en ‘Child Of Mine’ aportan destellos instrumentales notables para uno de los pocos temas en los que se nota la existencia de dos guitarristas en la banda. En ‘The Ghost’ anteceden por unos meses el sonido compacto, de melódica parte vocal y con destacados detalles instrumentales (como la ominosa flauta) que caracterizarían el debut de Steely Dan. Posee un animado e hipnótico ritmo que permite que el tema fluya con ligereza y que parezca que acaba demasiado pronto. El ritmo principal marcado por la guitarra de ‘Homeward Bound’ es como una variación del de ‘All Day And All Of The Night’ de los Kinks. Es la única pega que se le puede poner a este trepidante tema de Christine McVie de refulgente parte vocal, que es de lo mejor del disco. El otro tema compuesto por Christine es la más ordinaria ‘Spare Me A Little Of Your Love’, donde la forma de cantar el estribillo florido se encuadra en ese estilo pop propio que iba desarrollando poco a poco.

 

La misma sensación que siguen transmitiendo de estar desorientados musicalmente sin saber qué camino tomar lo reflejan también los dos instrumentales que encontramos en el disco. Por un lado, ‘Sunny Side Of Heaven’ es un agradable instrumental que parece una recreación de ‘Albatross’ con más percusión y menos frescura, mientras que ‘Danny's Chant’ no es del todo instrumental porque se escuchan voces tarareando, pero no deja de parecer un simple experimento para comprobar cómo queda la guitarra distorsionada. Y es que, salvo ‘Dust’, que además de aburrida parece una canción de esas que se escriben en cinco minutos y se ejecutan de una manera estándar para rellenar espacio, el resto son temas agradables pero que se olvidan rápidamente porque son simples rellenos. Otro ejemplo lo tenemos en ‘Bare Trees’, donde coquetean con el rock sureño sin conseguir nada reseñable.

 

El inicio de ‘Sentimental Lady’ crea grandes expectativas gracias a sus fantásticas melodías vocales, sobre todo a la estrofa donde aceleran ligeramente el ritmo y cantan “And all of the things that I said that I wanted / Come rushing by in my head when I'm with you”. Por desgracia, el estribillo suena demasiado ordinario y por ello su longitud corre en su contra, además de que en el solo de guitarra parece que estén probando un efecto de sonido en vez de tocar algo concreto. La inclusión de la abuelita recitando un poema al final del álbum, en ese corte titulado ‘Thoughts On A Gray Day’, no se sabe bien si es una broma, un agradecimiento a una señora que les invitó a tomar el té o qué motivos pudieron tener para incluir algo así, más inadmisible si cabe que cuando Simon & Garfunkel incluyeron su corte con comentarios de gente de la tercera edad en Bookends.

 

Tras la grabación de este disco, Kirwan fue despedido por sus graves problemas con el alcohol que afectaban a su comportamiento y relación con sus compañeros. Una nueva convulsión de las que ya estaban psicológicamente curados pero que les obligaba casi a comenzar de cero nuevamente para definirse musicalmente como banda. Aunque, como ya se ha dicho en anteriores ocasiones, el peregrinaje no acabaría hasta 1975.

Para sustituir a Kirwan, entraron en la banda dos nuevos miembros: Bob Weston en la guitarra y –ay, dios mío– un cantante llamado Dave Walker que no duraría más allá de este álbum. Que en esos momentos asumieran la incorporación de un mero cantante cuando tanto Christine McVie como Bob Welch tenían habilidades demostradas en ese campo, es algo difícil de explicar. En cualquier caso, había que seguir hacia delante aunque la personalidad grupal quedara nuevamente indefinida.

 

Como ya ocurría con anterioridad, lo único que enlaza estos años de Fleetwood Mac con los más laureados posteriores son las composiciones de Christine McVie, pues cada vez va definiendo mejor su estilo propio que mantendría después. Éxitos futuros como ‘Say You Love Me’ se relacionan claramente con esta época. Así, ‘Remember Me’ posee el sonido más clásico de lo que se entiende por Fleetwood Mac, repleto de buenas melodías y armonías vocales que contrapuntean en cierta manera el estribillo. Similares ingredientes encontramos en su otra composición ‘Dissatisfied’, aunque de manera más discreta, si bien esos contrapuntos vocales del estribillo le dan un aire jovial que no parece encajar del todo con la letra melancólica. También aparece Christine como coautora junto a Welch en ‘Did You Ever Love Me’, un sencillo pop-rock de medio tempo para rellenar espacio de manera agradable.

 

Los nuevos no miembros no aportan nada relevante, como si su incorporación hubiera respondido más a una urgencia que a una necesidad real. Del cantante Walker tenemos ‘The Derelict’, que parece una imitación de los Lindisfarne más vulgares, mientras que Weston aporta una discreta balada instrumental con tímidos coros y liderada por el piano, ‘Caught In The Rain’, que deja buena sensación como final del disco y poco más. De Walker probablemente sea también la idea de grabar una vulgar versión de ‘I'm A Road Runner’ en plan banda de pub, ya que él la canta y vuelve a parecer otra imitación de los Lindisfarne en horas bajas, a quienes por cierto les llegó pronto su bajón creativo.

 

Así que nos quedarían las tres composiciones del guitarrista y cantante Welch, que suenan prometedoras pero tampoco acaban de despegar en el subconsciente. En primer lugar, ‘Bright Fire’ es apacible pero se olvida rápidamente por la falta de un estribillo más luciente. En cambio, con ‘Night Watch’ abraza de alguna manera el rock progresivo pero no consigue nada reseñable por mucho que lo alargue hasta los seis minutos. No es hasta que introduce ímpetu y emoción en ‘Revelation’ que consigue de verdad un tema que vale la pena escuchar con detenimiento, sobre todo por el entramado instrumental marcado por un bajo hiperactivo que le aporta notoriedad a un John McVie muchas veces en segundo plano.

 

Nos deja en resumen un regusto agridulce este disco. Asoma el talento en variados momentos pero no acaba de plasmarse en algo memorable para la posteridad. Al menos tendrían una breve continuidad para seguir e intentar mejorar lo presente, algo que conseguirán en primer término, como veremos a continuación.

1) Remember Me; 2) Bright Fire; 3) Dissatisfied; 4) I'm A Road Runner; 5) The Derelict; 6) Revelation; 7) Did You Ever Love Me; 8) Night Watch; 9) Caught In The Rain.

Puntuación:

Año de publicación: 1973 

PENGUIN

MYSTERY TO ME

Año de publicación: 1973 

Puntuación:

1) Emerald Eyes; 2) Believe Me; 3) Just Crazy Love; 4) Hypnotized; 5) Forever;

6) Keep On Going; 7) The City; 8) Miles Away; 9) Somebody; 10) The Way I Feel;

11) For Your Love; 12) Why.

Nuevo disco en menos de un año y nuevo cambio (y no me refiero al de un pingüino por un gorila en la portada), si bien en este caso era previsible puesto que a un simple cantante como Walker, que además no era muy bueno componiendo, no se le veía mucho futuro dentro de una banda de trayectoria tan convulsa y con tanta facilidad para despedir gente como una empresa de las que conforman el IBEX 35. En este álbum, Welch parece tomar las riendas del grupo al ser el compositor único de la mitad de las canciones (que además coincide con el hecho de que son exactamente las mejores), así como coautor de una séptima. Al mismo tiempo, Christine McVie no pasa por un momento creativo bueno, que digamos, y sus cuatro composiciones quedan en un lugar bien discreto comparado con los temas más notables del álbum.

 

Así pues, una canción de Welch inicia con buen pie este disco, ya que ‘Emerald Eyes’ está muy bien llevada mediante un atractivo ritmo donde brilla la guitarra, además de unas ceremoniosas melodías vocales en las estrofas, pero falla cuando llega al estribillo, que no está ni de lejos al magnífico nivel del resto del tema. Aires de misterio transmiten algunas de las composiciones más destacadas del disco, entre ellas la brillante ‘Hypnotized’, en la cual desarrollan un sobrio, serio, pero extremadamente hipnótico ritmo, demostrando que en el seno de la banda subyacía la experiencia acumulada tras años caóticos de trifulcas. La habilidad de Welch (o quizá se trate de Weston) con la guitarra queda ahí bien demostrada y luego también confirmada en ‘Miles Away’, donde no escatima en alargar las notas lo necesario para contribuir a la energía desbordada que se intuye en la ejecución de esta canción. Aunque cante Christine, el dinámico ‘Keep On Going’ es otro tema de Welch donde destaca un curioso solo de guitarra española que suena muy flamenco. Así mismo, un cierto guiño al pasado se refleja con la inclusión del imponente blues-rock de ‘The City’, pero demostrando al mismo tiempo que Fleetwood Mac eran solo un pálido reflejo del de los inicios con Peter Green.

 

Como ya se ha dicho, el papel de Christine McVie es mucho más discreto, por lo que fue una bendición que Welch tomara las riendas. En las dos primeras canciones de Christine que encontramos, ‘Believe Me’ y ‘Just Crazy Love’, observamos que se basa en el rock más clásico pero añadiendo unas partes vocales de corte pop, lo cual crea un contraste que no acaba de encajar del todo. En particular, en ‘Believe Me’ lo más curioso y lo único interesante que posee este tema es su extraño último minuto en el que se plasma una coda instrumental que recuerda más al rock progresivo. En el polo opuesto, ‘The Way I Feel’ es mucho más sencilla instrumentalmente hablando y hubiera mejorado mucho de haber elaborado mejor esa parte, ya que la vocal es muy melódica y se podría haber enfatizado y potenciado su impacto, mientras que para ‘Why’, mucho más discreta y que puede resultar hasta aburrida, sí que le añaden sección rítmica e incluso orquestal para que no sea un completo fracaso. De todas maneras, el único tema que puede considerarse como un patinazo es el pastiche de ‘Forever’, de ritmo repetitivo hasta la saciedad y quizá con un propósito de transmitir algo de distensión, pero que transfiere la idea simple de que sus compositores (Weston, Welch y John McVie) se sentaron juntos a improvisar algo y les salió esta bobada, que al menos nos deja el consuelo de que podría haber salido peor.

 

La decisión de grabar su propia versión de ‘For Your Love’, el famoso tema de Graham Gouldman que dio éxito mundial a los Yardbirds, no se entiende salvo por la necesidad de incluir algún tema con gancho comercial, ya que no aportan nada especial en su interpretación. En cualquier caso, este álbum resultaba ser una mejora cualitativa evidente respecto a los últimos y más recientes años. Auguraba un futuro esperanzador solo con que Christine McVie volviera a afinar un poco más en la composición, pero por desgracia este Mystery To Me sería solo una excepción en el irrelevante devenir de la banda hasta 1975.

HEROES ARE HARD TO FIND

Año de publicación: 1974 

Puntuación:

1) Heroes Are Hard To Find; 2) Coming Home; 3) Angel; 4) Bermuda Triangle;

5) Come A Little Bit Closer; 6) She's Changing Me; 7) Bad Loser; 8) Silver Heels;

9) Prove Your Love; 10) Born Enchanter; 11) Safe Harbour.

Llegamos aquí al final de una era en el seno de la banda. Cuando parecía que todo se encauzaba de forma positiva en Mystery To Me, esta continuación demostró que volvían de nuevo hacia atrás y que la inspiración de Bob Welch no daba para mucho más, lo cual no es un impedimento para que este siga siendo el líder del grupo como autor de siete de los once temas del álbum. Al menos Christine McVie consigue despegar un poco a nivel compositivo, aunque no lo suficiente para salvar el disco del olvido que se merece. Sus próximos compañeros sí que estimularán su creatividad y su gusto por la melodía, pero aquí todavía sigue a remolque de la falta de dirección general de la banda. Por si fuera poco, el guitarrista con mayor destreza que tenían entonces, Bob Weston, había sido despedido (aparentemente por liarse con la mujer de Mick Fleetwood) y no fue sustituido, por lo que se perdía un elemento muy necesario en el sonido del grupo, ya que iba a ser la primera vez que habría un solo guitarrista en la formación.

 

Las consecuencias se observan nada más comenzar la canción que da título al álbum adopta un sonido tipo big-band, con trompetas a mansalva, que no casa nada bien con el estilo del grupo. Solo el estribillo le aporta algo de vida por la entonación de Christine, pero no es suficiente para mantener el interés. Ella es también la compositora, así como de la balada ‘Come A Little Bit Closer’, muy normalita y sin nada en especial salvo la deliciosa pedal steel guitar que toca de manera experta como invitado el fundador y miembro más estable de los Flying Burrito Brothers, Sneaky Pete Kleinow. Este volverá a repetir su participación en ‘She's Changing Me’ de Welch, todavía más vulgar que el tema precedente al parecer en ella unos meros imitadores de los Eagles, que ya es caer bajo. Esa abochornante falta de inspiración de Welch no acaba ahí, puesto que ‘Silver Heels’ es todavía más lamentable. No merece estar en un disco de Fleetwood Mac.

 

La extraña introducción de ‘Coming Home’, que no se sabe bien si pretende ser ambiental, opresiva o quién sabe qué, da lugar a un interesante desarrollo instrumental muy dinámico donde luego entra la voz de Welch de una manera etérea, aunque sin acabar de rematar melódicamente el tema. A este músico se le ve muy interesado en las composiciones enfocadas a las atmósferas envolventes, pero sin conseguir pasar de resultados discretos como en ‘Born Enchanter’ o de la imitación de ‘Albatross’ que resulta ser la final ‘Safe Harbour’. Mucho peor resulta cuando esa ambientación divaga luego sin idea original alguna como en ‘Bermuda Triangle’, cuya letra podría aplicarse a la banda, ya que el sentido de su carrera musical era tan misterioso y desconcertante como ese famoso Triángulo. Precisamente Christine le gana a Welch en su mismo juego con ‘Bad Loser’, pues en este tema se recrea un ritmo continuo y penetrante donde las acertadas melodías vocales y los punteos de guitarra ayudan a crear una atmósfera muy atractiva.

 

La aguerrida ‘Angel’ es uno de los pocos momentos donde demuestran consistencia como banda de rock, únicamente lastrado por el estribillo demasiado forzado que enturbia un poco el potente entramado instrumental. Pero el único momento de gloria de todo el álbum lo encontraremos en la sencilla y delicada balada de Christine McVie, ‘Prove Your Love’. Su interpretación como cantante es sublime por las sutiles melodías vocales mediante las que desliza las estrofas, así como por el memorable puente que enlaza con ese dulce estribillo coreado.

 

Como era de prever, el disco fue un fracaso de ventas y Welch tiró la toalla para seguir su propia carrera. Como si la culpa del fracaso fuera de los demás y no de él mismo. De todas maneras, esta decisión fue proverbial porque obligaría a sus excompañeros a buscar urgentemente un recambio para poder tirar hacia delante. Y así se inicia la fase más exitosa y mejor de esta inestable formación.

FLEETWOOD MAC

Año de publicación: 1975 

Puntuación:

1) Monday Morning; 2) Warm Ways; 3) Blue Letter; 4) Rhiannon; 5) Over My Head; 6) Crystal; 7) Say You Love Me; 8) Landslide; 9) World Turning; 10) Sugar Daddy;

11) I'm So Afraid.

En la película Match Point de Woody Allen se explica, mediante la comparación con una pelota de tenis (un punto de partido) que toca la red y en tan solo unos segundos puede decidir la suerte del partido, el hecho de que casualidades puntuales en la vida, totalmente ajenas a nuestro control, puedan decidir el éxito o el fracaso de una acción o suceso. Nada más puede explicar el hecho fortuito de que Welch decidiera irse de la banda mientras se encontraban en Los Angeles y que luego Fleetwood descubriera de casualidad en el estudio de grabación a una pareja (artística y sentimental) que estaba grabando su álbum de debut. Esta pareja resultó ser la formada por Lindsey Buckingham y Stevie Nicks, donde Stevie es la chica y Lindsey el chico, aunque pudiera parecer lo contrario por los nombres. En un primer momento, la intención era que únicamente Buckingham se uniera a Fleetwood Mac, pues lo que había impresionado a Mick Fleetwood era su forma de tocar la guitarra, pero Lindsey puso como condición que también le acompañara su novia Stevie. Así que todo este cúmulo de decisiones son las que llevaron a una nueva formación como quinteto que sería la que pasaría a la historia como la oficial.

 

Canción con gancho y Fleetwood Mac habían sido dos conceptos antagónicos que a partir de ahora se transforman en todo lo contrario: dos conceptos complementarios e indisolubles. Para cualquier seguidor de la banda en ese momento no podría haber mayor shock que escuchar, nada más comenzar el álbum, una pieza de power-pop tan evidente como ‘Monday Morning’, con unas melodías pegadizas como nunca se habían escuchado en ninguno de sus álbumes anteriores. El gancho inmediato de otros temas pop como el glorioso ‘Blue Letter’, el único no compuesto por ellos, era impensable en las encarnaciones varias que había tenido la banda previamente. Aquí puede apreciarse el estilo de guitarra característico de Buckingham, si bien hay que fijarse expresamente porque puede pasar algo inadvertido por el rápido ritmo de este tema, sobre todo cuando la guitarra llega a un ritmo frenético en la coda mientras cantan ese pegadizo “I ain't waiting”.

 

Y es que las dos nuevas incorporaciones resultan cruciales. Stevie Nicks les demuestra lo equivocados que estaban al querer prescindir de ella pues el mejor tema del álbum es precisamente su composición ‘Rhiannon’, caracterizada por su marcado ritmo de batería y sus soberbias melodías vocales. No obstante, igualmente es capaz de lo peor, como podemos comprobar en esa vulgar balada titulada ‘Crystal’, demasiado empalagosa y que se alarga durante cinco interminables minutos. Aun así, Stevie también sabe darle un toque misterioso a sus composiciones lentas, como ocurre en ‘Landslide’, de atmósfera muy bien conseguida gracias a la guitarra acústica de Lindsey, quien luego se dobla con la eléctrica para darle un mayor sabor rural, así al estilo de lo que hicieran Led Zeppelin en ‘That's The Way’.

 

La incorporación de Buckingham deviene fundamental en la redefinición del sonido. Para que se note su procedencia estadounidense y sus raíces, tenemos ‘World Turning’, otra demostración de su habilidad como guitarrista. Como compositor, el mejor Buckingham aparece justo al final en la épica ‘I'm So Afraid’, dividida en una primera parte vocal inicialmente contenida en lo emocional (pero una contención que hace intuir la emoción acumulada), para luego engarzarla a una espectacular coda liderada por una conmovedora guitarra que consigue expresar toda ese sentimiento de manera magistral, a un nivel equivalente al de grandes codas emotivas de guitarra como pudieran ser la de ‘Comfortably Numb’ de Pink Floyd o ‘Where Do You Think You're Going’ de Dire Straits. En directo le serviría a Lindsey para reivindicarse como un soberbio guitarrista sin nada que envidiar a otros.

 

Christine McVie todavía no puede competir con sus nuevos compañeros en cuanto a la composición, pero aun así en ‘Over My Head’ se nota que toma impulso gracias a la frescura que traen sus nuevos compañeros, aunque aún no acaba de explotar del todo, como sí lo hará definitivamente a partir de Rumours. En cambio, en ‘Warm Ways’ y ‘Sugar Daddy’ tenemos a una Christine todavía demasiado discreta, sin la gloria melódica que caracterizará sus futuras y mejores composiciones. Aquí es como si les faltara algo de empuje para explotar el potencial que parece subyacer en ella. Y bueno, ‘Say You Love Me’ es pop melódico e inofensivo, donde lo único destacable es la progresión melódica en el estribillo y algún destello de la guitarra de Buckingham.

 

El inicio de esta nueva era no podía ser mejor, ya que conseguían su mayor logro artístico y comercial hasta la fecha. Las turbulencias amorosas pondrían en peligro su continuación, pero lograrán superarlo con su mejor obra. Pero bueno, de momento parecía que la suerte les sonreía después de tanta inestabilidad.

1) Second Hand News; 2) Dreams; 3) Never Going Back Again; 4) Don't Stop;

5) Go Your Own Way; 6) Songbird; 7) Silver Springs; 8) The Chain;

9) You Make Loving Fun; 10) I Don't Want To Know; 11) Oh Daddy;

12) Gold Dust Woman.

Puntuación:

Año de publicación: 1977 

RUMOURS

La vida sonreía a la banda tras el éxito obtenido con la nueva formación, pero solo en el aspecto artístico. En cuestión de meses, todos sufrirán reveses sentimentales que, en este caso, afectaban directamente al grupo. Los McVie (Christine y John) se divorciaron, Buckingham y Nicks se separaron como pareja y Fleetwood tuvo también problemas gordos con su mujer (o sea, que lo que le cuelga en la portada bien podría ser una graciosa metáfora). Toda esta tensión/explosión sentimental, lejos de provocar la salida de algún miembro, espoleó su actividad creativa y creó una identificación común hacia el grupo que se tradujo en este increíble álbum, reflejo crudo y directo de toda esa convulsa etapa, todo ello envuelto en una buena cantidad de inolvidables temas.

 

Las canciones directamente relacionadas con los insolubles problemas de pareja que tuvieron son de las más inolvidables del álbum. Una de las mejores y la seleccionada como single de presentación fue ‘Go Your Own Way’, todo un desgarro emocional en sí misma, con una sección instrumental central donde se palpa la tensión y la emoción.  El solo de guitarra final es directamente impresionante, una catarsis total que elimina cualquier sospecha de la comercialidad con la cual se asocia este álbum. A continuación está la suave balada de piano de Christine ‘Songbird’, probablemente colocada ahí de manera estratégica para calmar la tensión emocional de ‘Go Your Own Way’, ya que es lo más discreto del álbum. La aportación de Stevie Nicks en el psicoanálisis de pareja es la igualmente popular ‘Dreams’, en la cual hay que dejar llevarse por la atmósfera onírica y la voz hipnotizadora de Stevie, con una cadencia especial que transmite calidez y relajación. Y el summum de todo este cúmulo de sentimientos rotos es ‘The Chain’, una de las grandes joyas de la discografía de Fleetwood Mac, que además guarda en su estribillo el secreto de su supervivencia como grupo tras la doble ruptura sentimental que los abocaba a la disolución: “And if you don't love me now / You will never love me again / I can still hear you saying / You would never break the chain”. De hecho, es la única composición donde aparecen todos los miembros como autores. Si la parte cantada ya es sensacional por todo el sentimiento subyacente, cuando llega su tremenda coda instrumental solo queda caer rendido. Unas líneas de bajo de John sirven de base para que la batería de Mick entre y marque un penetrante ritmo, mientras que la catártica guitarra de Lindsey y los coros cantando “Chain keeps us together” completan un retrato musical de la complejidad en las relaciones humanas. 

 

Otro de los temas más famosos es ‘Don't Stop’, que incluso fue utilizado dos décadas después por Bill Clinton para su campaña electoral. Aunque tiene su gancho, no está entre las composiciones más logradas de la banda, siendo lo mejor el breve pero afilado solo de guitarra. Eso sí, supone un punto de optimismo necesario ante el tono sombrío y apesadumbrado que recorre el disco. Para una banda que pretendía colocarse en la primera fila musical (si es que ya no lo estaba después del álbum anterior), era inevitable no echarle un vistazo a la música disco y adoptar de alguna manera elementos de esa corriente. El resultado es el ritmo empleado en la agridulce ‘You Make Loving Fun’ de Christine, cantada por ella en un tono apesadumbrado y muy expresivo, donde lo mejor es sin duda la guitarra de Buckingham, algo escondida quizá pero sacada a relucir todavía más en primer plano en la toma alternativa del segundo disco con los bonus tracks (subtitulado Bonus Material), que bien vale la pena descubrir. Es decir, la toma de ‘You Make Loving Fun’ es la que hay que conocer, porque el resto de bonus tracks no aporta nada nuevo y los temas inéditos son totalmente superfluos.

 

Para un álbum tan emocionante, contrasta que lo más convencional lo encontremos justo al inicio, con el sencillo pop compuesto por Lindsey de ‘Second Hand News’, el cual es al mismo tiempo la primera manifestación de amargura tras la ruptura. Tiene su gancho pop, pero no destaca en comparación con el resto del disco. También de Buckingham es ‘Never Going Back Again’, escrita en lenguaje folk, donde su autor realiza un alarde de técnica acústica aunque sin demasiadas florituras. Se puede caer en el error de pensar que ‘I Don't Want To Know’ es igualmente un tema suyo, al ser un animado pop de joviales voces que se asocian directamente con su estilo, pero es en realidad una canción de Stevie Nicks. Esta última juega en ‘Silver Springs’ con el efecto de ir desarrollando una balada de medio tempo sin mayores complicaciones, de tal manera que en el estribillo se eleva el tono para que salga potenciado mediante ese contraste. En particular, ‘Silver Springs’ no apareció originalmente en Rumours y provocaría discusiones importantes a lo largo de los años, ya que se trata de una respuesta vengativa hacia Buckingham por la ruptura sentimental y, curiosamente, fue publicada como cara B del single de ‘Go Your Own Way’, que era de alguna manera la respuesta de este último hacia Nicks.

 

En ‘Oh Daddy’, de Christine McVie, saben jugar magistralmente con las paradas y la tensión musical, además de poseer bellas melodías y armonías vocales. Sus líneas de bajo recuerdan en algunos momentos a las de ‘Atom Heart Mother’ de Pink Floyd, las que sonaban tras la melodía principal. Ese dominio de los tempos y las paradas se refleja también en la final ‘Gold Dust Woman’, nueva demostración de la magia especial que surge en las mejores composiciones de Nicks.

 

En resumen, este álbum es, por un lado, una inconmensurable obra de pop-rock melódico y, por otro lado, una concisa tesina sobre el complejo sustrato que sustenta las relaciones entre personas. Además, pocos álbumes de este tipo presentan una guitarra tan fulgurante como la de Buckingham, otro de sus puntos fuertes. Fue número uno tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos, así como uno de los álbumes más vendidos de la historia, lo cual es de verdadera justicia en este caso. Tamaño éxito probablemente fue el elemento definitivo que actuó como catalizador y aglutinador del sentimiento grupal que les mantendría unidos unos años más.

1) Over And Over; 2) The Ledge; 3) Think About Me; 4) Save Me A Place; 5) Sara;

6) What Makes You Think You're The One; 7) Storms; 8) That's All For Everyone;

9) Not That Funny; 10) Sisters Of The Moon; 11) Angel; 12) That's Enough For Me;

13) Brown Eyes; 14) Never Make Me Cry; 15) I Know I'm Not Wrong; 16) Honey Hi;

17) Beautiful Child; 18) Walk A Thin Line; 19) Tusk; 20) Never Forget.

Puntuación:

Año de publicación: 1979 

TUSK

Tras la amargura que recorría Rumours, el hecho de volverse multimillonarios por sus ventas parece que les animó a continuar y les alegró lo suficiente para que la temática de las letras fuera también más garbosa o, al menos, alejada de la exposición pública de sus problemas de pareja que debían haberse superado en estos dos años, al menos en buena parte. Este disco puede tomarse como el White Album de Fleetwood Mac, no porque sea una enciclopedia del pop aunque haya bastante variedad, sino porque están muy definidas las personalidades musicales de los tres miembros que aportan composiciones, de tal manera que es muy fácil acertar de quién es cada una de las canciones. Es por ello que la mejor manera de abordar el análisis de este álbum quizá sea comentarlas por bloques de acuerdo con quién ha sido su autor/a.

 

Comencemos pues con la cautivadora Stevie Nicks. Las baladas delicadas son lo suyo, muy adecuadas para su personal voz, sobre todo si se le añaden unos arreglos también delicados que creen una ambientación donde pueda fluir su canto cálido y acogedor, como ocurre en ‘Storms’, ‘Beautiful Child’ o ‘Sara’. Quizá no tanto en esta última, puesto que la sublime voz de Stevie en el inicio de la conocida ‘Sara’ parece proponer otro fabuloso viaje onírico al estilo de ‘Dreams’, pero luego se desarrolla de manera demasiado lenta y repetitiva, de tal manera que cuando hacia la mitad canta algo sobre “laces”, el oyente lo más probable es que escuche erróneamente la palabra “lazy” para acabar de bajarle el ánimo. El verdadero tesoro que aporta a este álbum es ‘Sisters Of The Moon’, donde solo cabe caer rendid@ ante una deslumbrante parte vocal donde su voz llega a registros altos dotados de una expresividad que además envuelve por todos lados gracias a la parte instrumental de indudable belleza y trascendencia. El solo de guitarra de Buckingham es uno de los mejores del disco, afilado y emocionante como solo puede conseguir él, transmitiendo fiereza y sentimiento a partes iguales. ‘Angel’ suena más amistosa en lo musical y lo lírico, aunque no pierda algo de recriminación en su mensaje personal probablemente destinado a su expareja Lindsey. Pero cinco minutos de duración son demasiados para lo que ofrece, aunque los temas de Nicks son en general los más largos de todos.

 

Christine McVie supera en el resultado global a su compañera. No obstante, ‘Over And Over’ quizá no sea la mejor manera de comenzar un álbum por su ritmo lento y su parte vocal que suena indiferente hasta que llega el estribillo, lo único que tiene algo de vida por las sutiles melodías que deja caer la voz. Todavía más relajada resulta la convencional ‘Never Make Me Cry’, aunque sus reconocibles melodías hacen que se asimile de manera más rápida. ‘Think About Me’ sí que es la típica balada de medio tempo de emotivas melodías vocales que asociamos inmediatamente con la mejor Christine, apoyada por una gran parte de guitarra de Lindsey. Pero la mejor balada es sin duda la acústica ‘Honey Hi’, verdadero portento de sencillez y genialidad a partes iguales, de bella y conjuntada parte vocal y unos cambios de ritmo que son una delicia. La final ‘Never Forget’ también es muy relajante por la cálida voz de Christine, pero lo mejor que tiene es ese momento en el que canta “What a wonderful night to be / The stars must be my friends to shine for me”, otro de esos instantes en que surge la magia especial que contenía la banda en esa sinergia especial resultante de trabajar juntos. En cualquier caso, su composición más elaborada es ‘Brown Eyes’, estructurada de manera que se va conformando paulatinamente mientras que la emotiva parte vocal actúa como un instrumento más, ayudando a crear una ambientación más propia de Nicks pero igualmente envolvente y trascendente.

 

Pasamos ya a comentar los temas de Buckingham, quien parece ser el más alegre de todos, aportando muchos temas de bullicioso ritmo. El primero de ellos es el mejor, ya que ‘The Ledge’ es uno de esos temas hiperadictivos que enganchan por su rápido ritmo y sus joviales melodías, que además se acaba muy rápido dejando con ganas de más. No se quedan muy atrás ‘Not That Funny’ y ‘I Know I'm Not Wrong’, esta última con un gancho evidente en esa manera de cantar en falsete “Don't blame me / Please be strong”, alargando las notas vocales. En el polo opuesto, en ‘That's Enough For Me’ se pasa de aceleración en su felicidad y tantos “yeah, yeah” resultan irritantes.

 

Las baladas lentas no son lo suyo, al menos es lo que demuestra en ‘Save Me’, mientras que ‘Walk A Thin Line’ es también tranquila pero contiene un glorioso trabajo vocal que convierte lo que parece el estribillo (“I said / Take your time / But no one was listening / I walk a thin line”) en un alarde de vibrantes melodías y armonías que se enlazan de forma magistral. En la solemne ‘That's All For Everyone’ su toque de genialidad está en la armonía vocal que canta “Must be just exactly what I need”, otro de esos detalles cualitativos que elevan a una banda por encima de la media. Lindsey nos vuelve a sorprender también con sonidos diferentes de su guitarra, como el que acompaña ‘What Makes You Think You're The One’, aunque en su parte final lo más vulgar de todo es precisamente eso, la guitarra.

 

Uno de los temas más experimentales que haya hecho la banda en toda su historia es el que le da título al álbum, que además está grabado en directo. A partir de una cíclica percusión se crea una especie de crescendo donde se van añadiendo el bajo, las voces y otros detalles instrumentales que incluye la participación de una banda californiana de fanfarria. Es el único tema en el que Fleetwood Mac transmiten verdadera sensación de banda y no el grupo de acompañamiento del compositor/a en cuestión, dando todos lo mejor de sí para conseguir un resultado que mejora en consecuentes escuchas.

 

En global, nos encontramos ante otra obra que denotaba el estado de gracia en que se encontraban en el aspecto creativo, espoleado por la química especial que existía entre los miembros a la hora de aportar cada uno su parte correspondiente, fuera en la composición o en la ejecución. Tanta duración en un álbum de pop no suele ser recomendable porque retrasa la asimilación de melodías y detalles, pero es una magnífica obra fruto de la creatividad, la dedicación y el esfuerzo. A partir de aquí ya irán poco a poco cuesta abajo.

CD I: 1) Monday Morning; 2) Say You Love Me; 3) Dreams; 4) Oh Well; 5) Over & Over;

6) Sara; 7) Not That Funny; 8) Never Going Back Again; 9) Landslide.

 

CD II: 1) Fireflies; 2) Over My Head; 3) Rhiannon; 4) Don't Let Me Down Again;

5) One More Night; 6) Go Your Own Way; 7) Don't Stop; 8) I'm So Afraid;

9) The Farmer's Daughter.

Puntuación:

Año de publicación: 1980 

LIVE

Nutriéndose en buena parte de las dos últimas giras realizadas por la banda, es decir, de la formación reciente y exitosa de Fleetwood Mac, se publicó este doble álbum recogiendo una selección de esas actuaciones. No todo proviene de conciertos, sino que también hay un par de temas correspondientes a pruebas de sonido previas y otros tres provienen de un pequeño show en Santa Mónica para sus amigos y equipo de acompañantes, siendo estos últimos tres junto a otro tema más las novedades que presenta el álbum en cuanto al repertorio.

 

Resulta curioso que dos de sus temas más famosos, ‘Dreams’ y ‘Don't Stop, que son de los más radiados todavía aunque pasen los años, sean justo las dos grabaciones que pertenecen a las pruebas de sonido, como si la ambientación de un concierto real no jugara en su favor. Desafortunadamente, eso no sirve para que ‘Dreams’ embelese de la misma manera a como lo hacía en Rumours. Es difícil reproducir en directo la magia especial del estudio, ni siquiera en un ensayo. De todas maneras, los temas más discretos en directo son aquellos que son simples transposiciones de su equivalente de estudio, sin margen para el lucimiento especial de alguno/s de los miembros: ‘Monday Morning’, ‘Say You Love Me’, ‘Over My Head’, ‘Over & Over’, ‘Landslide’…

 

‘Sara’ es inexplicablemente    alargada hasta sobrepasar los siete minutos, algo poco entendible ante un tema tan monótono en su implementación, que solo puede agradar a quienes puedan estar horas escuchando la voz de Nicks independientemente de la canción que sea. Peor todavía resultan nueve minutos de ‘Not That Funny’, sobre todo cuando se basa en pasajes instrumentales baldíos y a Lindsey cantando “Don't!” repetidamente, intentando transmitir una rabia que suena falsa. De igual manera, el desquiciado solo de guitarra del final es una demostración de enorme técnica pero suena excesiva y no transmite nada más que la idea de un músico mirándose el ombligo mientras toca, como en los peores momentos del rock progresivo. Una extensión tan larga en las interpretaciones solo puede estar justificada, salvo que una inspiración especial de los músicos lo permita, ante composiciones más diversas en su implementación instrumental y que den lugar a desarrollar pasajes de especial carga emocional, no simples alardes de técnica sin más. Por consiguiente, nadie podrá quejarse de los ocho minutos de ‘Rhiannon’ aunque no consigan llegar a la brillantez deseada, como tampoco puede haber nada más que admiración ante los ocho minutos de ‘I'm So Afraid’, donde la emoción contenida vuelve a desatarse en una coda instrumental de connotaciones épicas que confirman a Buckingham en directo como un excepcional guitarrista.

 

Como ya se ha dicho, la banda presenta varias novedades en cuanto a las canciones, exactamente cuatro, repartidas una para cada uno de los miembros compositores, más una versión de un tema de los Beach Boys. La única de ellas interpretada en concierto abierto es la de Buckingham, una especie de blues-rock animado de los que agradarían a Eric Clapton y titulado ‘Don't Let Me Down Again’, aunque su resultado es discreto y no lo es más por el buen trabajo de guitarra y alguna que otra filigrana de Fleetwood. Las chicas estrenan sus respectivas novedades en petit comité, quizá porque necesitarían testearlas primero y quizá comprobaron que no levantaban mucho entusiasmo: Nicks aporta ‘Fireflies’, que parece una simple reescritura de ‘Sara’ pero con el ritmo más rápido, mientras que ‘One More Night’ es la típica balada de Christine McVie. La canción de los Beach Boys es ‘The Farmer's Daughter’, de su primera época de surfistas amateurs, y aquí las voces armónicas de Fleetwood Mac hacen honor al original. En cualquier caso, lo más sorprendente es encontrar una canción de la época pre-Buckingham/Nicks, ya que parecían reacios a ello, ni siquiera para rescatar alguna composición de Christine. Pero ‘Oh Well’ es una elección ideal para dar rienda suelta a la destreza de Buckingham con la guitarra, es decir, si solo interpretan su fiera primera parte, que es justo lo que realizan aquí.

 

En definitiva, este extenso doble álbum presenta suficientes momentos soberbios como para aconsejar su adquisición. Sirve para dejar en evidencia a quienes menosprecian a Fleetwood Mac como banda comercial, que también lo es, porque unos músicos que tocan de tal manera que llegan a alcanzar momentos de excelencia musical, no está precisamente al alcance de cualquiera. No todo es de tan gran nivel, por desgracia, pero es todo un acierto escucharlos en su mayor época de gloria.

1) Love In Store; 2) Can't Go Back; 3) That's Alright; 4) Book Of Love; 5) Gypsy;

6) Only Over You; 7) Empire State; 8) Straight Back; 9) Hold Me; 10) Oh Diane;

11) Eyes Of The World; 12) Wish You Were Here.

Puntuación:

Año de publicación: 1982 

MIRAGE

Cerradas definitivamente las heridas sentimentales, comenzaban a aflorar las heridas artísticas. No es que hubiera grandes disputas al respecto, pero para una banda donde se repartía la composición a partes iguales entre tres de sus miembros, era inevitable que al mismo tiempo estos tuvieran la tentación de seguir sus carreras por separado y crear una obra más personal. De esta manera, tanto Nicks como Buckingham ya habían debutado como artistas en solitario (¡incluso Mick Fleetwood publicó su propio álbum de versiones!), lo cual no fue un impedimento para que Fleetwood Mac volvieran a juntarse al completo para grabar un nuevo disco. Para ello se desplazaron a Francia, al famoso Château d'Hérouville donde tantísimos artistas de la talla de Elton John o Jethro Tull habían grabado anteriormente.

 

La sensación primera que transmite este álbum es la pérdida de frescura respecto a sus inicios, algo inevitable por los años transcurridos que, al mismo tiempo, los había convertido en una máquina musical bien engrasada y compenetrada. Quién sabe si debido a su incipiente carrera solista, pero Buckingham está más flojo que nunca y eso es un lastre que marca el álbum. El problema parece ser su ansia por experimentar sin tener buenas composiciones donde reflejar esas inquietudes. En ‘Eyes Of The World’ juega con las palabras y un sonido que recuerda a lo que serían los Police de Synchronicity, pero no consigue nada destacable. Suya también es la lamentable ‘Can't Go Back’, que parece compuesta en cinco minutos y grabada en tres, donde la percusión incluso parece programada tal como suena, como si Fleetwood se hubiera negado a participar en semejante insulto a la inteligencia del oyente. De igual manera, ‘Oh Diane’ pudo haberla compuesto en veinte minutos con un ukelele, pero se salva si se entiende como homenaje a las baladas de los años cincuenta y por ese imprevisible fragmento instrumental en el minuto 1:40. La genialidad de Lindsey sale muy poco a relucir, una de esas contadas ocasiones en el emocionante estribillo de ‘Book Of Love’ (“Oh, tell me who wrote the book of Love / Was it somebody from above”) y el memorable solo de guitarra que aparece al final y que se acaba demasiado pronto. Por otro lado, cuando escuchamos ‘Empire State’, nos preguntamos azorad@s: ¿Todavía flirteando con la música disco en 1982? Aunque parece que hay que tomarlo como una pequeña broma de Buckingham para que pueda experimentar con nuevas texturas sonoras, pero no deja de ser una extravagancia algo vergonzosa que se salva por el surrealismo musical que aparece en el estribillo (“Flying high on the empire state”), donde realmente toma el testigo de gloriosas excentricidades como ‘I Am The Walrus’ de los Beatles.

 

Stevie Nicks sabe mantenerse en un nivel bien alto, puesto que además de aportar la mejor canción de todas (‘Gypsy’), sus otras dos composiciones presentan también momentos bien memorables. ‘That's Alright’ se desarrolla en clave country y la voz de Stevie atrapa al oyente hasta llegar a un emotivo estribillo (“Please, I've been takin' my time / You know, it's been on my mind”), mientras que ‘Straight Back’ es como una secuela de ‘Dreams’, puesto que así parece darlo a entender la primera estrofa, aunque en realidad fuera la respuesta a otro romance frustrado con el productor Jimmy Iovine. Pero esta vez tiene un tono más vengativo, nada de la condescendencia que transmitía la dulce voz de ‘Dreams’. En cuanto a la conocida ‘Gypsy’, musicalmente podría tomarse también como una recreación de la atmósfera onírica de ‘Dreams’ pero con un ritmo mucho más acelerado. La voz de Nicks vuelve a ser el hilo conductor y su interpretación es la clave de la grandeza de la composición, puesto que esa manera de ir acumulando tonos altos en lo que parece el puente (“Her face says freedom with a little fear / I have no fear, I have only love / And if I was a child and the child was enough / Enough for me to love, enough to love”) está al alcance de muy poc@s cantantes y convierten esta canción en toda una experiencia donde tampoco hay que olvidar el peculiar tono de guitarra que emplea Buckingham al final.

 

En cuanto a Christine McVie, se mantiene en un buen nivel para lo que cabe esperar de ella. Cuando no está inspirada para componer, nos deja al menos una agradable pieza de relleno como ‘Only Over You’. Pero el resto son composiciones que denotan buen gusto y que presentan suficientes detalles como para recomendar repetidas escuchas. Aunque el título hace pensar inmediatamente en una versión de Pink Floyd, ‘Wish You Were Here’ es una solemne balada original que demuestra la madurez artística a la que ha llegado Christine, apoyándose en una precisa instrumentación y una elaborada estructura bien compensada que hacen cortos sus casi cinco minutos de duración. El comienzo de ‘Love In Store’ no hace albergar grandes esperanzas porque suena a relleno total. Es cuando llega esa especie de segundo estribillo donde cantan “Never take your love away” que se destapa la genialidad melódica de esta banda. De manera análoga, son los juegos de voces del estribillo de ‘Hold Me’ los que la salvan de la mediocridad.

 

Muy justo queda el resultado final, pero logran mantenerse todavía en un nivel mínimo gracias a varios detalles de genialidad que se escampan a lo largo del álbum. Las grandes ventas conseguidas no lograron que continuaran como banda y momentáneamente se disolvieron para seguir por separado sin atisbos de mayor continuidad, pero por suerte acabarían volviendo, aunque fuera para comenzar un alarmante declive que les hará caer a cotas muy bajas en los años venideros.

TANGO IN THE NIGHT

Año de publicación: 1987 

Puntuación:

1) Big Love; 2) Seven Wonders; 3) Everywhere; 4) Caroline; 5) Tango In The Night;

6) Mystified; 7) Little Lies; 8) Family Man; 9) Welcome To The Room… Sara;

10) Isn't It Midnight; 11) When I See You Again; 12) You And I, Part II.

Resulta curioso que las portadas de este álbum y el anterior deberían intercambiarse para encajar mejor con su título respectivo. Cuando parecía que Fleetwood Mac no iba a tener continuidad por las carreras en solitario consolidadas de la mayoría de ellos, se acabaron reuniendo para grabar uno de los álbumes con más canciones conocidas y a la vez con mayor proporción de sonados altibajos. Los problemas más graves que se observan son, por un lado, la intención de sonar modernos echando mano de la tecnología de producción en boga en ese momento; y, por otro lado, la decreciente inspiración en la que iban cayendo los tres compositores del grupo, donde solo se salva Christine McVie, la única consciente de la necesidad de configurar un nivel de calidad mínimo para lo que es el prestigio adquirido en la etapa dorada.

 

Un claro ejemplo de una mala producción que arruina cualquier posibilidad de lograr algo artísticamente destacado es ‘Big Love’, cuya percusión parece programada y, aparte, esos sonidos orgásmicos de la recta final quedan fatal. Una lástima, porque el solo de guitarra está bastante bien aunque tenga un deje de vulgar metal ochentero. En directo, esta canción se convertirá en una maravilla en las manos de Buckingham, alejado de tan vulgar producción. Dentro de la comercialidad que aflora en este disco, quien más acierta es Christine McVie porque tanto en ‘Everywhere’ como ‘Little Lies’ no se limita a cumplir el expediente, sino que adorna sus composiciones con detalles melódicos y angelicales armonías vocales de tal manera que el resultado es extremadamente atrayente. De hecho, ambas canciones siguen sonando en las emisoras de radio que ponen clásicos del rock. ‘Isn't It Midnight’ podría pasar por una canción de Madonna, pero al menos suena entretenida ya que el gusto por la melodía sigue ahí. Y luego, junto a Buckingham compone la relajada ‘Mystified’, bien ambientada y con unos gloriosos “You got me mystified”.

 

Lindsey no está del todo en forma y por ello alguno de sus experimentos le sale fallido. La idea de mezclar una percusión entre tribal e industrial, como si estuvieran imitando al Peter Gabriel de unos años antes, con una melodía vocal pop en ‘Caroline’ no parece encajar demasiado. En cambio, la canción que da título al álbum no tiene mucho de tango pero se agradece que, dentro de tanto sintetizador y guitarra sintética, presente una estructura cambiante y por ende interesante, donde la voz de Lindsey va transitando también por diferentes estados de ánimo. En ese sentido, es de lo mejor de este disco por ser la canción más imprevisible, a diferencia de la mayor linealidad del resto. Más sencillo es lanzarse hacia el pop comercial mediante la animada ‘Family Man’, que en su estribillo trae recuerdos de ‘The Look Of Love’ de ABC, el típico éxito de los primeros ochenta. Muchísimo peor resulta ‘You And I’, cuya primera parte no podemos saber cómo es porque no está incluida, pero la segunda parte es un verdadero patinazo porque parece una canción más apropiada para una serie infantil de marionetas que para un disco serio de rock.

 

Stevie Nicks no se queda atrás en mala forma y patina completamente en ‘When I See You Again’, puesto que intenta cantar una tediosa pero delicada balada con una voz demasiado rasposa y que resulta hasta molesta cuando repite tanto “baby” sin convicción alguna. Una tonada lacrimosa sin justificación. Igual de lamentable resulta ‘Welcome To The Room… Sara’, una aberración ochentera que hasta Cindy Lauper hubiera rechazado cantar y que ni siquiera recurriendo al nombre de Sara le sirve para llamar la atención más allá del título. Al menos acierta cuando intenta ser más rítmica y comercial, como ocurre en la pegadiza ‘Seven Wonders’, pues al menos su potente voz se complementa con agradables melodías de teclado.

 

Encontrar en un mismo disco lo mejor y lo peor que una banda puede ofrecer, con diferencias tan extremas, hacen difícil valorar este álbum. En cualquier caso, los errores cometidos son inaceptables y los aciertos tampoco pueden llegar al excelente nivel de sus mejores logros, por lo que en conjunto queda una puntuación que lo sitúa como un mediocre álbum dentro de la discografía de Fleetwood Mac. Pero bien vale la pena echarle un vistazo porque todavía contiene una parte de esa atracción que provoca su música.

BEHIND THE MASK

Año de publicación: 1990 

Puntuación:

1) Skies The Limit; 2) Love Is Dangerous; 3) In The Back Of My Mind; 4) Do You Know;

5) Save Me; 6) Affairs Of The Heart; 7) When The Sun Goes Down; 8) Behind The Mask; 9) Stand On The Rock; 10) Hard Feelings; 11) Freedom; 12) When It Comes To Love;

13) The Second Time.

Los cambios en el seno de la banda no tienen nada que ver con la portada, ya que no son ellos quienes aparecen. Si alguien pensaba que Stevie Nicks se había hecho la cirugía, no es el caso. Pero en este retorno de Fleetwood Mac, sí que había una baja bien sensible, ya que Lindsey Buckingham había decidido que necesitaba aislarse del grupo y proseguir con sus proyectos en solitario. Fue sustituido nada menos que por dos guitarristas (también cantantes y compositores), Billy Burnette y Rick Vito, ya que Buckingham no era fácil de sustituir. Es cierto que este hecho puede comportar una predisposición negativa hacia este álbum, pero tampoco es un desastre total como cabría esperar. Lo podemos dejar en pequeño desastre.

 

En cualquier caso, lo que es cierto es que la banda se retrotraía a oscuras épocas anteriores a la entrada de Buckingham y Nicks. Como ocurría en los viejos tiempos, es Christine McVie la que salva este álbum de la hecatombe total y suyo es el honor de comenzarlo. ‘Skies The Limit’ es otra de sus piezas comerciales y agradables que, manteniendo el estilo adoptado en Tango In The Night, solo toma algo de brío en un glorioso estribillo vocal donde los sutiles giros melódicos alcanzan cotas bien altas. El melódico inicio de ‘Save Me’ parece recuperar la esencia más cautivadora de canciones como ‘Everywhere’, aunque luego no consigue llegar a tanta grandeza pero se mantiene como otro tema de agradables melodías vocales. Lo que no puede permitirse es una canción tan empalagosa y vulgar como ‘Do You Know’, que ni siquiera puede aceptarse como relleno por representar lo peor que puede dar la música: falsa emoción y arreglos mediocres. En el polo opuesto, Buckingham aparece como invitado tocando la guitarra acústica en ‘Behind The Mask’, toda una joya perdida en el catálogo de Fleetwood Mac donde se combinan unos cuidados arreglos (incluida la sutil guitarra) con un celestial estribillo donde fluye la gloria vocal del grupo: “It's a devil's disguise / Angel in black”.

 

El pop bombástico y estruendoso con estribillos ideales para las ondas comerciales era una apuesta segura para conseguir un éxito masivo, tal como había quedado demostrado por aquel entonces con ejemplos tan claros como el de Roxette. Para Fleetwood Mac, un reto así significaba solamente rebajarse todavía más y simplificar su sonido para conseguir piezas pop inanes e insustanciales como ‘Love Is Dangerous’, una demostración de que Stevie Nicks como compositora no tenía ya futuro. La mediocre y olvidable ‘Affairs Of The Heart’ o el rock artificial de ‘Freedom’ también lo atestiguan. Compuesta junto a Vito, ‘The Second Time’ es una agradable balada acústica que queda bien como final del disco aunque se olvide muy rápidamente. Muy escaso bagaje para Nicks.

 

Los nuevos miembros de la banda demuestran su incompetencia más allá de lo estrictamente comercial. Ambos escriben conjuntamente un penoso country como ‘When The Sun Goes Down’, que recuerda a las atrocidades que dejaban meter a Ringo Starr en los discos de los Beatles para que se sintiera al mismo nivel que sus compañeros. Burnette se piensa que puede ser al mismo tiempo Paul McCartney y se lanza con la imitación barata de ‘Hard Feelings’, lo que sería un McCartney pero en horas bajas. La extensa introducción de dos minutos de ‘In The Back Of My Mind’ se la podrían haber ahorrado por su inutilidad, porque por lo demás saben mantener un inquietante ritmo gracias al siempre profesional trabajo de la sección rítmica, sirviendo de base para un destacado trabajo vocal a varias voces que, si bien no logra rescatar viejas glorias, sí que mantiene un buen nivel y les aleja de convencionalismos pop. En la canción ‘When It Comes To Love’ vemos el nombre de Simon Climie como coautor, es decir, a uno de los colaboradores de la deriva comercial y aberrante de Eric Clapton a partir de mediados de los ochenta. Afortunadamente, este tema puede escucharse con agrado aunque se olvide luego muy rápido. Pero más no podemos pedir, en este caso, como tampoco en el rock comercial de ‘Stand On The Rock’, que al menos no resulta ofensivo y entretiene.

 

Así pues, nos encontramos ante un nuevo álbum de altibajos y extremos muy opuestos, de obstinada vocación comercial para un grupo que, por edad, ya distaba mucho de poder codearse con las nuevas generaciones. Ciertamente necesitaban una buena dosis de inspiración para poder continuar, pero eso es algo que no se puede forzar y su etapa gloriosa quedaba cada vez más lejos.

25 YEARS - THE CHAIN

Año de publicación: 1992 

Puntuación:

CD I: 1) Paper Doll; 2) Love Shines; 3) Stand Back (live); … ; 5) Isn't It Midnight (edited alternate version); … ; 9) Heart Of Stone; … ; 17) Make Me A Mask.

 

CD II: … 2) Goodbye Angel; … ; 6) Gypsy (alternate unedited version); … ; 8) Second Hand News (alternate mix); 9) Love In Store (alternate mix); 10) The Chain (alternate mix); 11) Teen Beat; 12) Dreams (alternate mix); … ; 17) Not That Funny (live).

 

CD III: … 12) Lay It All Down (alternate version); 13) Angel (alternate mix); 14) Beautiful Child (alternate mix); 15) Brown Eyes (alternate version); … ; 17) Tusk (USC intro mix); ...

 

CD IV: … 6) The Green Manalishi; … ; 8) Man Of The World; … ; 11) Watch Out;

12) String-A-Long; … ; 18) Trinity; ...

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Para conmemorar los 25 años de turbulenta existencia del nombre de Fleetwood Mac, se publicó esta caja de cuatro discos que no se limitaba a recopilar material entre lo ya conocido, sino que posee suficientes novedades y canciones inéditas como para analizarla por separado, que son las que se indican en el listado de arriba. El orden no es cronológico, aunque los temas más antiguos se concentran en el cuarto de los discos.

 

Respecto a lo que era (o quedaba de) Fleetwood Mac para 1992, Stevie Nicks y Rick Vito se habían largado, por lo que la banda se quedaba conformada como un cuarteto. Fruto de esta nueva y forzada formación tenemos un par de nuevas composiciones de Christine McVie: la primera, titulada ‘Love Shines’, en el estilo pop más convencional que habían acabado desarrollando en los últimos años; la otra es ‘Heart Of Stone’, mucho mejor conseguida al poseer un estribillo más inspirado y pegadizo. Aunque no estuviera presente, Nicks cuela un tema suyo de su carrera en solitario, ‘Stand Back’, probablemente porque, al ser en directo, esté interpretado junto a sus compañeros de Fleetwood Mac (aunque la voz de los coros no parece la de Christine para nada). Y es precisamente la parte instrumental lo más interesante de esta canción de marcados aromas ochenteros.

 

Encontramos una composición nueva de Buckingham, ‘Make Me A Mask’, una etérea balada psicodélica de aires orientales que demuestra que, aunque Lindsey pudiera aportar ya pocas cosas por estar fuera del grupo, al menos lo hace con un mínimo de gusto y originalidad. Desafortunadamente, no así ocurre con otros temas suyos inéditos aquí incluidos. De la época de Mirage encontramos un par de justificados descartes escritos por Buckingham: en primer lugar, la muy discreta y olvidable ‘Goodbye Angel’; más adelante encontraremos el horrendo engendro de metal-pop ‘Teen Beat’. Los últimos en llegar en la etapa más reciente también tienen su lugar para incluir el marcado ritmo rockabilly de ‘Paper Doll’, lo único que puede destacarse de esta mediocre composición de Nicks y Vito que data de 1988.

 

Escuchar la versión sin editar de ‘Gypsy’ acaba resultando innecesaria porque simplemente se repiten los mismos detalles que ya hemos escuchado previamente. De manera análoga, no tiene sentido en ‘Brown Eyes’ alargar medio minuto más ese final con tanto “sha-la-la” o escuchar la versión alternativa de ‘Isn't It Midnight’, perteneciente a Tango In The Night, que no cambia la percepción de imaginar a Christine McVie intentando hacer de Madonna. En cualquier caso, la mayoría de versiones o mixes alternativos de temas conocidos tampoco aportan nada relevante y solo quienes se conozcan al dedillo cada detalle de ellas podrán discernir las diferencias que existan. Eso sí, ‘Lay It All Down’ afortunadamente suena aquí mucho mejor a cómo lo hacía en Future Games, así que algo positivo podremos sacar al menos. Y siempre es un gustazo escuchar cualquier versión con acompañamiento de orquesta de ‘Tusk’, aunque esta tenga mayor predominancia. Por otro lado, la elección de alguna canción en directo no puede ser más errónea, puesto que ‘Not That Funny’ es la misma que podemos encontrar en el vídeo de la gira Mirage Tour '82, es decir, un Buckingham que se muestra excesivamente exagerado en su forma de cantar y tocar, más unos solos improvisados sin originalidad alguna. Aparte, había muchas otras interpretaciones de aquel concierto de excelente resultado como para haber seleccionado lo peor.

 

Centrándonos ahora en el material más antiguo del cuarto disco, de la primera etapa con Peter Green como líder se recuperan tres viejos temas que demuestran su potencial creativo. Bueno, no es el caso de ‘Watch Out’, que es un simple blues, puro y duro. Pero la pulsante ‘The Green Manalishi’, de 1970, bordea el rock psicodélico que había estado haciendo Pink Floyd por esas fechas; y la evocadora balada ‘Man Of The World’ consigue crear primero un estado de placidez para luego fascinar mediante la súbita entrada de la sección rítmica, y el breve y minimalista solo de guitarra del final es todo una demostración de maestría con muy pocos elementos. De la carrera en solitario de Jeremy Spencer se incluye la olvidable versión de una canción de los años cincuenta (‘String-A-Long’) perteneciente a su debut, ya que en ese álbum tocaron con él sus excompañeros de Fleetwood Mac, salvo Peter Green que únicamente participó puntualmente en esta canción, aunque tampoco realiza ningún solo de guitarra ni nada que se le parezca, así que su aparición es más bien testimonial. Por último, el recuerdo para Danny Kirwan es escaso, pero aparte de añadir ‘Station Man’ de Kiln House, también se incluye un descarte de Bare Trees titulado ‘Trinity’, un entretenido y bien llevado pop-rock que adelantaba por unos años la que sería finalmente la dirección tomada por la banda.

 

En resumen, como suele ocurrir con este tipo de recopilatorios tan extensos, las verdaderas novedades quedan algo difusas entre el resto de material conocido, pero el hecho de poder encontrar algunas joyas musicales como las indicadas, sirve de buena excusa para recomendarlo y seguir disfrutando con la música de esta banda. Y una pregunta retórica para finalizar: ¿Por qué no han incluido aquí ‘Dragonfly’?

TIME

Año de publicación: 1995 

Puntuación:

1) Talkin' To My Heart; 2) Hollywood (Some Other Kind Of Town); 3) Blow By Blow; 4) Winds Of Change; 5) I Do; 6) Nothing Without You; 7) Dreamin' The Dream;

8) Sooner Or Later; 9) I Wonder Why; 10) Nights In Estoril; 11) I Got It In For You;

12) All Over Again; 13) These Strange Times.

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Habían transcurrido cinco años desde el último disco de estudio y en vez de retornos nos topábamos con nuevas deserciones. Stevie Nicks ya no está y mucha suerte tuvieron los compañeros de penalidades Fleetwood y John McVie para convencer a Christine de que participara, ya que esta también había decidido, en principio, seguir en solitario. Esta desvirtualización respecto a lo que había sido Fleetwood Mac en los últimos años se intentó compensar con nuevas incorporaciones, una de ellas el guitarrista Dave Mason, antiguo miembro de Traffic y luego colaborador puntual en discos de grandes nombres del rock como Jimi Hendrix o George Harrison. La nueva componente femenina es Bekka Bramlett, la hija de la pareja Delaney y Bonney, muy relacionados estos con los primeros pasos en solitario de George Harrison o Eric Clapton. Por imagen, la hija ciertamente daba el pego como sustituta de Stevie Nicks. Otro asunto bien diferente era la voz y la composición.

 

Ver los pingüinos de la contraportada (que indica que lo que está naciendo en la portada lo es también) parece como una broma en la que nos dan a entender que han vuelto al nivel de Penguin. Por desgracia, no consiguen llegar ni a ese mínimo. También veíamos en la portada del boxset 25 Years – The Chain que el brazo de John McVie luce un pingüino como tatuaje, así que debe ser un símbolo del grupo. La primera canción, ‘Talkin' To My Heart’, es un buen ejemplo de lo que vamos a encontrar aquí. La parte instrumental es profesional y sin mácula, pero sin apenas detalles que permitan distinguirla de cualquier convencional acompañamiento instrumental, en este caso de pop acústico. En cuanto a las voces, suenan bien y son agradables (menos no podría esperarse de Fleetwood Mac), pero adolecen de convicción y no transmiten ni la mitad de emoción –si es que transmiten algo– de lo que conseguían sin mucho problema unos años atrás. Visto el primer tema, poco más cabe decir del resto del álbum porque todo el tiempo es el mismo sonido de vulgar pop comercial.

 

Como no podía ser de otra manera, es Christine Mcvie la única con capacidad para situarse entre la mediocridad y lo aceptable, que es a lo máximo que puede llegar aquí el grupo en conjunto. Quienes sean fans de ella, seguro que encontrarán mayor placer con solo escuchar su voz, pero en realidad está a un bajísimo nivel compositivo, fruto de la falta de motivación que tenía respecto a su participación en el grupo. Su voz parece retomar un poco de la magia de años atrás en ‘Hollywood (Some Other Kind Of Town)’, pero la composición no da para brillar mucho y sus casi seis minutos se vuelven bien largos, aunque todavía convence menos en la mediocre balada ‘All Over Again’. Sus mejores canciones en este disco son la balada ‘Sooner Or Later’, la cual posee las mejores melodías y armonías vocales de todo el álbum y algo del aura de misterio que sabe imprimir en sus temas, así como la casi bailable ‘Nights In Estoril’, bien liderada por el piano pero con un estribillo menos inspirado, aunque destacado en comparación con el grueso del disco.

 

Tanta vulgaridad parece que envalentonó a Mick Fleetwood, quien se reserva el final del álbum para incluir una composición propia y además de estilo progresivo, lo cual parece indicar que la tenía por ahí guardada desde principios de los años setenta. Es más, escuchándole recitar los versos, nos devuelve a las peores ideas de su colega baterista Graeme Edge de los Moody Blues. El comienzo deja buenas sensaciones con su ambientación de misterio y las voces casi étnicas de Bekka, pero luego queda como un pastiche pretencioso que acaba abochornando al estilo de los peores devaneos pseudoprogresivos de los últimos Genesis de Phil Collins. En cambio, mediante ‘Winds Of Change’ pretender ir sobre seguro y para ello replican sin pudor el estilo de ‘Dreams’ y meten por medio un estribillo casi copiado de ‘Love In Store’ (Mirage), lo que significa que podemos comparar adecuadamente la valía como cantante de Bekka Bramlett respecto a Nicks y McVie, quedando bien clara la diferencia respecto a la nueva. La voz de Bekka suena extremadamente comercial; muy profesional pero sin alma humana. Más flagrante es el caso de su habilidad como compositora, ya que ‘Nothing Without You’ o la balada acústica ‘Dreamin' The Dream’ son de una mediocridad insultante para un grupo de primera línea como Fleetwood Mac.

 

Lo único que se agradece de ‘I Wonder Why’, que por otro parte es lo único aceptable que no proviene de Christine McVie, es que imprime un poco de energía con su dinámico ritmo y algunos punteos de guitarra eléctrica, pero no deja poso más allá de esa sensación, aparte de que el solo final suena muy genérico. Es simplemente un ejemplo más de la inutilidad de este álbum y la anomalía que representa dentro de la discografía de la banda, cada vez más sumida en una zafiedad que les obligaba a desaparecer, porque Mick Fleetwood y John McVie no podían hacer nada sin unos compañeros y compañeras que fueran competentes en la composición, y a Christine no podían retenerla más. Afortunadamente, no hubo tal desaparición porque pronto llegaría la deseada reunión, pero para realizar una gira y publicar el directo The Dance.

SAY YOU WILL

Año de publicación: 2003 

Puntuación:

1) What's The World Coming To; 2) Murrow Turning Over In His Grave; 3) Illume (9-11); 4) Thrown Down; 5) Miranda; 6) Red Rover; 7) Say You Will; 8) Peacekeeper; 9) Come; 10) Smile At You; 11) Running Through The Garden; 12) Silver Girl;

13) Steal Your Heart Away; 14) Bleed To Love Her; 15) Everybody Finds Out;

16) Destiny Rules; 17) Say Goodbye; 18) Goodbye Baby.

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The Dance y la gira de reunión consiguiente probaron que Fleetwood Mac podía seguir teniendo vida si se centraban de verdad en el grupo, como en los ya viejos tiempos. La realidad de este álbum es mucho menos glamurosa y se debe a que Buckingham estaba preparando el suyo en solitario, pero la discográfica le urgió a que fuera un álbum de Fleetwood Mac, lo cual no resultó difícil porque la sección rítmica que estaba empleando eran sus viejos amigos de la banda. Como Nicks también tenía composiciones nuevas, al final lo juntaron todo de tal manera que hay una duración total de casi ochenta minutos, dato que lo emparenta con Tusk, por lo cual es evidente la diferencia cualitativa al sustentarse aquí en dos compositores en vez de en tres. Así pues, después de unos años en los cuales no estaba en el grupo y solo participaba de manera puntual en algún tema, Buckingham vuelve a ser miembro a tiempo completo y la mitad de las composiciones son suyas. El caso contrario ocurre con Christine McVie, quien por primera vez desde casi los inicios ya no está en la banda, participando únicamente en un par de canciones. La otra mitad de las canciones son composiciones de –¡ay!– Stevie Nicks, pero afortunadamente no son simple morralla sino que, como mínimo, se limita a escribir agradables canciones inspiradas en su producción previa.

 

Las composiciones de Buckingham se dividen entre temas de pop agradable pero sin alicientes (‘What's The World Coming To’, ‘Steal Your Heart Away’) y sorprendentes experimentos sonoros que consiguen equilibrarse a la perfección con la vertiente comercial. La experimentación con las voces y las texturas sonoras produce unos resultados espectaculares en ‘Murrow Turning Over In His Grave’, donde la guitarra de Lindsey suena más desquiciada que nunca. Algo experimental pero menos vistosa en principio resulta la acústica ‘Red Rover’, que engaña un poco hasta que comienza a acelerarse el ritmo, llegando a conseguir un espectacular momento de catarsis gracias a esa conjunción de ritmo rápido y voces casi etéreas. A ‘Come’ hay que tomarla con pinzas, ya que su comienzo acústico con voces susurrantes parece anunciar otra extraña composición, pero luego hay unas súbitas transiciones hacia un desaforado rock que no acaban de cuajar en el pretendido contraste. En cuanto a ‘Peacekeeper’, parece que se inspira simultáneamente en los Beatles y en ellos mismos.

 

Curiosamente, a Buckingham le corresponde tanto lo mejor como lo más flojo del álbum. Entre esto último se encuentra una discreta balada que conocíamos por su versión en directo en The Dance, ‘Bleed To Love Her’, aquí empobrecida más por la vulgar producción. En ‘Miranda’ repite de forma descarada la parte instrumental de ‘Big Love’, aunque al menos la parte vocal es diferente, que es más o menos lo que ocurre en ‘Say Goodbye’, con la misma cadencia de la versión acústica de ‘Big Love’ pero sin lograr otra cosa que aburrir. En este caso, debía tomar nota de cómo hacer una despedida apropiada mirando la canción de Nicks que cierra el álbum, ‘Goodbye Baby’, que no es gran cosa pero al menos deja una sensación agradable.

 

Nos queda, pues, hablar de las composiciones de Stevie Nicks, quien en su 50% de aportación mantiene un buen nivel, mejor de lo que cabría esperar. En principio, de ella esperaríamos reescrituras de éxitos antiguos, de ahí que ‘Say You Will’ tome su inspiración claramente de ‘Angel’ y ‘Silver Girl’ de ‘Gypsy’, pero afortunadamente son las excepciones. Es decir, tampoco inventa nada nuevo pero suena más o menos original. Cuando mantiene los parámetros de sus canciones clásicas, consigue temas notables como ‘Thrown Down’, que obviamente no pueden igualarse a sus mejores logros pero que recuperan parte de esa especial sinergia que se reflejaba en las canciones, con algunos destacados detalles instrumentales. Análogamente, el dinámico ritmo y la agradable parte vocal (reminiscente de glorias pasadas) aseguran que ‘Running Through The Garden’ y ‘Destiny Rules’ sean dos de los temas más entretenidos del disco, la última además engrandecida por una estupenda guitarra acústica de Buckingham.

 

Por un momento se deja la linealidad estructural y nos deja algo de experimentación en lo que era en realidad un descarte de Mirage, ‘Smile at You’, donde vuelven a crear un entramado vocal muy evocador con la contribución de Sheryl Crow, entonces en la cresta de la ola de su propia carrera musical. También tiene ganas de parecer moderna y por ello se robotiza un poco la voz en ‘Everybody Finds Out’, sin que tampoco consiga nada reseñable con ello. En principio cabría destacar el elaborado estribillo de ‘Illume (9-11)’, que sin embargo lo acaba estirando en exceso de tal manera que ya no se sabe si es un estribillo o una segunda estrofa. Si no fuera por el título, tampoco distinguiríamos nada especial en la letra que nos hiciera pensar en el ataque terrorista a las Torres Gemelas.

 

Los dos últimos títulos sugieren que estaban destinados a ser los respectivos finales de álbum de Nicks y Buckingham, de haber grabado en solitario como pretendían originalmente. Por separado, habrían conseguido unos resultados parejos, pero en conjunto se compensan las debilidades con las fortalezas de ambos, dejándonos uno de los mejores álbumes de la carrera de Fleetwood Mac. Para llegar a la altura de Tusk, solo hubiera faltado la participación más activa de Christine McVie, de tal manera que hubiéramos tenido quizá el mejor de los cantos de cisne de la historia del rock para un grupo longevo y entonces sexagenario. Pero bueno, nos podemos quedar bien satisfech@s con un recomendable álbum como este.

RECOPILATORIOS

ENGLISH ROSE

Año de publicación: 1969

Medio año antes de la publicación del recopilatorio The Pious Bird Of Good Omen, el cual fue comercializado en el Reino Unido y ya se habló de él siguiendo el orden cronológico en la discografía de Fleetwood Mac, se publicó en Estados Unidos esta otra recopilación. Queda ahora redundante, ya que recoge la mitad del repertorio de Mr. Wonderful, más singles que también se encuentran en el otro recopilatorio (incluidos los imprescindibles ‘Black Magic Woman’ y ‘Albatross’), más un par de composiciones de Kirwan que formarían parte del próximo álbum Then Play On. La única canción inédita que encontraremos es un interesante blues-rock compuesto también por Kirwan, ‘Something Inside Me’, de corte incluso épico y un gran trabajo de guitarra. Ojalá los primeros álbumes de la banda hubieran tenido más temas como este. A destacar la estrambótica portada protagonizada por Mick Fleetwood, que sería la versión drag-queen de la portada de Mr. Wonderful.

THE VERY BEST OF FLEETWOOD MAC

Año de publicación: 2002

Hasta que llegó esta recopilación, las anteriores se habían basado en el repertorio de la banda a partir de 1975, como si no hubiera existido nada antes (aunque hubiera poco que rescatar en realidad). Aquí se compensa ese vacío con la adición de tres de las mejores canciones escritas por Peter Green: ‘Black Magic Woman’, ‘Albatross’ y ‘Man Of The World’. En contraposición, podemos detectar que se ningunea por completo, y con motivo, el disco Time, ya que ni siquiera en las fotos que aparecen de todos los álbumes post-1975 podemos encontrarlo. En el libreto se anunciaba también, aunque sin citar el título, el que iba a ser el próximo lanzamiento de estudio, Say You Will. Así pues, se trata de una recopilación de las canciones más conocidas que sirve como buena introducción a la grandeza de esta banda algo menospreciada a veces por su comercialidad, pero que en este caso no estaba reñida con la originalidad ni la creatividad.

VÍDEOS

IN CONCERT: MIRAGE TOUR '82

Año de publicación: 1983

Como ya informa el título, este vídeo recoge un concierto de la gira de Mirage que tuvo lugar en Los Ángeles. El grupo se muestra compacto y cohesionado, con un sonido impecable. Aparte, ver nada más comenzar cómo Buckingham se desgañita cantando ‘The Chain’, ya es toda una muestra de la pasión con la que se va a desenvolver durante el concierto, aunque en el caso de ‘Not That Funny’ no queda nada bien su manera exagerada de cantar. En cualquier caso, Lindsey demuestra que es un brillantísimo guitarrista y deja inolvidables momentos como en ‘I'm So Afraid’, pura magia musical. Eso sí, la citada ‘Not That Funny’ no parece la canción idónea para añadir improvisaciones de los músicos. Pero bueno, al menos resulta gracioso ver los caretos que pone Fleetwood mientras toca su solo de batería. Stevie Nicks no parece que esté en perfecto estado físico ni mental, denotado por algunos de sus bailoteos que son bastante bochornosos o por su manera de cantar, desafinando bastante y arruinando algunas canciones suyas como ‘Sisters Of The Moon’. Incluso se nota, o eso aparenta, la mala relación entre ella y Buckingham, ya que este se coloca de espaldas al público frente a la batería en algunos momentos que le toca a Nicks lucirse, como si no soportara verla, aunque durante el concierto se va suavizando la tensión. En cualquier caso, están la mayoría de las mejores canciones de esa reciente etapa de Fleetwood Mac y las interpretaciones son en su mayoría excepcionales, así que este concierto es todo un hallazgo para quien lo encuentre.

THE DANCE

Año de publicación: 1997

Las necesidades económicas fueron probablemente el principal motivo para que la formación de más éxito de Fleetwood Mac volviera a juntarse tras diez años desde la salida de Buckingham. No otro sentido tiene que se dediquen a tocar los grandes éxitos y que no hubiera álbum de estudio nuevo, aunque también nos cuelen algunas canciones nuevas que tampoco pueden competir con aquellos. Se muestran en plena forma, donde la mejor noticia es que Nicks vuelve a cantar tan bien como cabe esperar en ella. Tres de las nuevas canciones no llegarán a formar parte de ningún álbum de estudio del grupo, pero dejan buenas sensaciones por sus interesantes melodías, dos de ellas también por su animado ritmo (‘Temporary One’ y ‘My Little Demon’) y, en el caso de ‘Go Insane’, por su fenomenal parte de guitarra acústica por parte de Buckingham. Otro tema suyo más discreto, ‘Bleed To Love Her’, reaparecería unos años después en Say You Will.

 

En cuanto a los temas conocidos, es imposible que puedan fallar, y grandes composiciones como ‘I'm So Afraid’ o ‘Go Your Own Way’ suenan tan espectaculares como siempre con Buckingham dándolo todo. También encontraremos algunas novedades en las interpretaciones de las canciones conocidas, como por ejemplo la introducción de piano de ‘Rhiannon’ y  luego una coda añadida. La mejor sorpresa es sin duda la versión acústica de ‘Big Love’, tan solo Lindsey y su guitarra, que es toda una sensación. Cuando se la ha escuchado sin imágenes, cuesta creer que haya una sola guitarra. Este concierto fue publicado también en CD y sus ventas fueron espectaculares, sobre todo en Estados Unidos donde les tienen verdadera devoción. No es para menos, porque es un fabuloso concierto a la altura de la leyenda del grupo.

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