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PATTI SMITH

HORSES

Año de publicación: 1975

Puntuación:

1) Gloria; 2) Redondo Beach; 3) Birdland; 4) Free Money; 5) Kimberly; 6) Break It Up;

7) Land; 8) Elegie; [BONUS TRACKS:] 9) My Generation.

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Jesus died for somebody's sins but not mine”. Esta frase inicia el disco y nos da una perfecta introducción a la figura iconoclasta, rebelde, provocativa y liberal de Patti Smith, quien nos está lanzando una mirada desafiante desde la portada. Inicialmente una poeta del underground neoyorquino que inició su andadura musical proporcionando letras para canciones de los Blue Öyster Cult, posteriormente se juntaría con el crítico musical y guitarrista Lenny Kaye (conocido por crear la recopilación Nuggets de grupos olvidados de la psicodelia y el garage estadounidense de los sesenta), así como Ivan Kral en el bajo, Richard Sohl en el piano (la reedición en CD va dedicada a él, pues falleció en 1990 de un ataque al corazón) y Jay Dee Daugherty en la batería. Con este grupo editaría este fantástico y rompedor disco de debut que contiene todos los elementos que convertirían a Patti en una figura seminal dentro del emergente movimiento punk de finales de los setenta. Su voz poderosa y expresiva, sus letras personales y crípticas, junto a un magnífico acompañamiento instrumental (con invitados de lujo en algunos temas) que se adecua a los vaivenes vocales sin demasiadas florituras pero con una efectividad y profesionalidad poco habituales en unos debutantes, traen a la mente en primer lugar la idea de encontrarnos ante unos herederos de The Doors con Smith representando la versión femenina de Jim Morrison. Aunque musicalmente tampoco encontramos apenas nada que nos haga pensar en esa relación, pues faltaría encontrar la equivalencia del gran organista Manzarek. Si acaso tendrían una conexión musical con The Velvet Underground y The Stooges.

 

En cualquier caso, no de The Doors sino de los Them encontramos una versión muy personal de ‘Gloria’ que se inicia con una sección original de Smith llamada ‘In Excelsis Deo’, donde el tono calmado favorece una atmósfera adecuada para el impacto que crea después el cambio de registro a un descaro controlado que luego acaba desbocándose. Ese “People say 'beware!' / But I don't care!” sirve de catalizador para que el ritmo comience a acelerarse gradualmente a la par que Patti Smith marca los tempos con su fluidez verbal. Así, el tema va incrementando su fuerza hasta que nos vemos envueltos en una descarga sonora brutal sin casi notarlo. Ese efecto vuelve a aparecer pero de manera más difusa en la extensa ‘Land’, donde la verborrea de Patti aparece en todo su esplendor desde el inicio, hasta que llegamos a su momento más mágico que es cuando llega el aviso de “Suddenly, Johnny” mientras el ritmo comienza a envolvernos y entonces empieza a repetir “horses, horses, horses”. Ahí la guitarra rítmica entra en acción para acompañar las estrofas cantadas y mantener el encanto inicial, aunque el problema vendrá en el desarrollo del tema, que padece de momentos de divagación que hacen perder un poco el interés, salvo para quienes decidan seguir la poesía directa y urbana de Smith con la letra en sus manos.

 

Aun habiendo demostrado una gran profesionalidad en este debut, encontramos también temas que no están a la altura de lo mejor del álbum o que deberían haberse realizado de otra manera. Así, el reggae accesible de ‘Redondo Beach’ suena demasiado simplón e incluso infantil si lo comparamos con la canción que justo le antecede (‘Gloria’). En un estilo similar pero algo mejor se nos muestra ‘Kimberly’, que era el nombre de su hermana pequeña. También peca de novata la recitativa ‘Birdland’, más centrada en la poesía de Patti que en la música, la cual recrea una atmósfera similar a ‘Heroin’ de The Velvet Underground pero narrando una historia que quizá interese menos que el diálogo interno del drogadicto que expresaba Lou Reed. El problema sería sus nueve minutos de duración. No obstante, la conexión directa que encontramos con este legendario grupo está en los bonus tracks, donde podemos escuchar una curiosa versión en directo del himno ‘My Generation’ de The Who con la estimable participación de John Cale (miembro fundador de The Velvet Underground) en el bajo y con una Patti Smith pasándoselo bomba al cambiar alguna que otra línea de la letra (“I don't need that fucking shit!”).

Por otro lado, ‘Free Money’ tiene un estilo y una estructura que asociaríamos inmediatamente con esta banda, pues esa introducción mediante una bella melodía de piano, que hace pensar que nos encontramos ante una tranquila balada, a continuación acelera el ritmo hasta llegar a un potente estribillo. Los mejores momentos son esas breves partes de prominencia percusiva que preceden a lo que sería el estribillo, e incluso éste mismo, muy elaborado y continuado, de tal manera que todo ello mantiene la tensión en el oyente ya hasta el final. Lo que nos queda luego son los temas que cuentan con participaciones estelares. Uno es la final ‘Elegie’, que gracias a la guitarra de Allen Lanier (Blue Öyster Cult) recrea una atmósfera opresiva donde Patti Smith evoca un sentido lamento de soledad. En el otro tema, ‘Break It Up’, recluta a otra estrella todavía mayor, Tom Verlaine de Television (grupo que por entonces grabaría su primer single pero que hasta 1977 no publicaría su primer e imprescindible disco Marquee Moon). Precisamente Verlaine es la estrella de la canción, pues con su guitarra consigue crear el gradual crescendo que enlaza las estrofas principales inicialmente calmadas con el poderoso estribillo repleto de líneas punzantes de guitarra de las que llegan hasta lo más hondo de un@ mism@.

 

Así pues, este debut de Patti Smith puede considerarse un gran acierto y un disco imprescindible para seguir la evolución musical que se inició a mitad de los setenta y que eclosionó con el calificativo de punk muy poco después. Las partes más flojas son realmente perdonables porque estamos ante un grupo en sus inicios que además aprendería de estos errores para ir limándolos en el futuro, aunque no en su segundo álbum, tal como veremos a continuación.

RADIO ETHIOPIA

Año de publicación: 1976

Puntuación:

1) Ask The Angels; 2) Ain't It Strange; 3) Poppies; 4) Pissing In A River;

5) Pumping (My Heart); 6) Distant Fingers; 7) Radio Ethiopia; 8) Abyssinia;

[BONUS TRACKS:] 9) Chiklets.

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¿Cómo es esto? ¿El segundo álbum de Patti Smith y ya quiere volverse comercial? No solo la portada presenta una imagen más convencional y menos impactante que en el disco de debut, demasiado andrógino, también la música parece estar enfocada en general para agradar al oyente medio. Pero eso no le resta mérito al vendaval sonoro y la calidad melódica que Patti y su grupo imprimen en sus canciones. Tampoco ayuda mucho que parezca una copia del disco anterior en determinados momentos, aunque esas similitudes son más carne de cañón para críticos musicales (que sean más impulsivos que críticos, obviamente) que para realizar una valoración global. Lo cierto es que la banda sigue siendo la misma y vuelven a efectuar un trabajo impecable en cuanto a la calidad sonora.

 

En cualquier caso, ‘Ask The Angels’ comienza el álbum con nota muy alta, pues se trata de un potente rock de pegadizas melodías y un buen riff de guitarra. No impacta al oyente (tampoco es lo que se pretende) y por eso no puede compararse a ‘Gloria’, pero dentro de su estilo más estándar respecto a lo que es una canción de rock, tiene una fuerza inigualable para ese año 1976 en el que nos encontramos. De hecho, lo más acorde al punk que encontraremos aquí (aunque siempre dentro de una línea más comercial) es ‘Pumping (My Heart)’, pero siempre teniendo presente que el punk como se entiende generalmente, a partir de la publicación de Nevermind The Bollocks de los Sex Pistols, no empezaría hasta el año siguiente.

 

El engañoso título de ‘Poppies’ encubre un potente blues-rock de estribillo mejorable y con una duración quizá algo excesiva pero que crea un clima final claustrofóbico con las voces de Patti que van apareciendo gracias a los trucos de estudio de manera que al mismo tiempo una de las voces sigue el ritmo de la canción y el resto va declamando de forma simultánea una arrolladora palabrería que mantiene al oyente en vilo.

 

La mejor Patti Smith la encontramos en uno de sus estilos marcas de la casa, las canciones que empiezan como una balada de destacado piano para incrementar su fuerza y volumen conforme se desarrollan hasta llegar a un poderoso estribillo, como es el caso de la impresionante ‘Pissing In A River’. Esta tipología de canción es lo que quizá llevaría posteriormente a Bruce Springsteen a ceder ‘Because The Night’ a Patti para ver si le daba forma, lo cual hicieron ésta y su grupo transformándola en otra potente canción idiosincrásica de su carrera.

 

Como decíamos anteriormente, las similitudes respecto al disco de debut son variadas, pero no pasan de ser comparaciones generalistas. Así pues, igual que anteriormente ‘Land ’, ‘Radio Ethiopia’ abruma desde su descomunal inicio y durante sus diez minutos de duración. No es plato para todos los gustos, pero si uno consigue introducirse en la canción, no deja de ser una experiencia musical que transita por diferentes estados de ánimo y que también parece alargarse demasiado por momentos cuando los músicos comienzan a improvisar. Que la coda final la titulen por separado como ‘Abyssinia’ tampoco es relevante, aunque sí lo es que ambos títulos fueran grabados en directo en agosto de 1976, unos meses antes de la publicación del disco. También podría asemejarse ‘Ain't It Strange’ con la magnífica ‘Break It Up’, aunque la primera no presenta el estribillo memorable y la guitarra de Tom Verlaine. No obstante, lo que sí sabe mantener es una atmósfera similar y lo único que se le puede objetar es una excesiva repetición de su estribillo que podría haberse elaborado un poco más. Lo más flojo que encontraremos en este disco, si no contamos el bonus track ‘Chiklets’ (un descarte que podría haberse dejado permanentemente guardado, puesto que no aporta nada y hasta pasados los dos minutos nada cambia), es la reescritura de ‘Redondo Beach’, aquí titulada ‘Distant Fingers’ y coescrita por Smith junto a Allen Lanier. Suena algo mejor que la primera, pero su carácter simplón no la salva (esos “la, la, la” chirrían un poco), siendo lo mejor esos intermedios entre estrofas que aportan algo de chispa.

 

En resumen, este segundo intento demuestra una mayor profesionalidad y corrección de errores de principiante (que ya eran pocos) respecto a su debut, aunque pierde en su nivel de impacto al suavizar el tono general. Aún así, un disco recomendable y aconsejable para cualquier persona interesada en la música de Patti Smith.

EASTER

Año de publicación: 1978 

Puntuación:

1) Till Victory; 2) Space Monkey; 3) Because The Night; 4) Ghost Dance; 5) Babelogue; 6) Rock'n'Roll Nigger; 7) Privilege (Set Me Free); 8) We Three; 9) 25th Floor;

10) High On Rebellion; 11) Easter; [BONUS TRACKS:] 12) Godspeed.

Una demostración de que la experiencia, la madurez y la evolución en la música rock existen es la primera tanda de álbumes que grabó Patti Smith con su banda. Para esta ocasión se reclutó al productor Jimmy Iovine, quien ya había triunfado con Bruce Springsteen y Meat Loaf (y que todavía le faltaría hacerlo con los Dire Straits en Making Movies) para conseguir un sonido todavía más accesible pero sin perder las señas de identidad del grupo y permitiendo que cada instrumento brille por sí mismo. Aunque el teclista Sohl no pudo participar (salvo en ‘Space Monkey’) por enfermedad, el músico que le reemplazó cumplió a la perfección.

 

La canción más conocida del álbum y casi de toda su carrera, ‘Because The Night’, fue en realidad una donación de Bruce Springsteen a Patti Smith, quien le acabó de dar forma y la hizo suya. El inicio con ese irresistible piano hace pensar ineludiblemente en Roy Bittan, el pianista principal de Springsteen, y luego la voz de Patti hace el resto, con los instrumentos enfatizando la expresividad de su voz, incluido un formidable puente (“with love we sleep, with doubt / the vicious circle turn and burns”) que añade una potente épica al conjunto.

 

Con efectos como si estuviera grabada en directo, aunque realmente sea una grabación de estudio más, ‘Rock'n'Roll Nigger’ es una obvia crítica al racismo imperante en Estados Unidos en forma de recalcitrante punk, precedido por un desahogo de Patti llamado ‘Babelogue’. En canciones así es donde demuestra que tiene un poderío superior al de Johnny Rotten, quien por aquel entonces caía a la misma velocidad con la que se popularizó su banda, los Sex Pistols. Y es que el gran estado de forma y evolución del grupo queda patente ya desde el inicio con la multimelódica ‘Till Victory’, quién sabe si influenciada por ‘Exposed’ de The Dictators, publicada tan solo un año antes. Por otro lado, dentro de lo que podríamos calificar como el estilo típico de Patti Smith y su grupo se puede englobar la poesía violenta de ‘25th Floor’, la cual desemboca sin pausas en otra verborrea punk desaforada en ‘High On Rebellion’. Y ‘Privilege (Set Me Free)’ es una versión de una oscura canción británica de finales de los sesenta que mediante los arreglos rock de la banda deja un buen sabor de boca. Están en estado de gracia y apenas nada les puede salir mal.

 

‘Space Monkey’ recuerda más a los inicios algo más atascados de Patti Smith, donde las melodías no acaban de restallar, aunque en sonido sea el que más recuerde a The Doors, quizá por el empleo del órgano. En cambio, si reclamamos el espíritu de Jim Morrison, éste se nos aparecería en la invocación de ‘Ghost Dance’, pues su ritmo y cadencia parecen una actualización de los cantos tribales indios (de los indios norteamericanos, claro), creando una atmósfera de cohesión espiritual que asombra por su manera de enganchar. Es de los pocos momentos de calma que encontraremos realmente, pues ya hasta la recta final del disco no encontraremos alguna canción tipo balada, como es la apacible ‘We Three’, y posteriormente la canción que da título y finalizaba el LP original, ‘Easter’, una especie de solemne mantra donde las inquietantes campanas le dan un aire especial, recordándonos al mismo tiempo de manera nostálgica la música de cabecera del gran programa infantil de los ochenta La Bola de Cristal.

 

Como bonus track se incluye la olvidable ‘Goodspeed’, destinada únicamente a los fans de la voz de Patti. Tampoco hacía falta añadir esa canción adicional para uno de los mejores álbumes de Patti Smith, que fue también uno de sus mayores éxitos de ventas, si no el que más, y que acrecentaba su poderío dentro de la escena rock del momento. Además, sus referencias a Rimbaud y Baudelaire en el libreto del disco le añaden un plus extra de intelectualidad, destacando de esa manera su vertiente poética.

WAVE

Año de publicación: 1979 

Puntuación:

1) Frederick; 2) Dancing Barefoot; 3) So You Want To Be (A Rock'n'Roll Star); 4) Hymn; 5) Revenge; 6) Citizen Ship; 7) Seven Ways Of Going; 8) Broken Flag; 9) Wave.

El último disco de la etapa inicial de Patti Smith es el colofón de la senda iniciada desde el rock más anárquico y beatnick hasta un sonido más comercial y controlado (aquí hábilmente dirigido por el músico Todd Rundgren como productor), con unas letras también más directas y accesibles. Aunque eso no impide que también podamos escuchar temas más experimentales y con trasfondos instrumentales elaborados, a diferencia de lo que sucederá años después. El espíritu liberal (no con las connotaciones negativas que se le atribuye a ese adjetivo por culpa de algunos políticos conservadores) e inquieto de todo el grupo sigue ahí, junto con las ganas de seguir demostrando su evolución positiva en estos años.

 

Una de las mejores creaciones de Patti Smith (en este caso compuesta junto al bajista Kral) es la intimidante ‘Dancing Barefoot’, que mediante un calmado pero amenazante ritmo (curioso contraste) la voz de Patti se trasfunde con la música de tal manera que consigue un efecto descomunal en la letra, que habla precisamente de eso, de dejarse llevar, de sublimarse ante lo que absorbemos del entorno y que nos provoca reacciones poderosas y seductivas.

 

La inspiración melódica que congratula a la banda en general es lo que hace que temas como ‘Frederick’ (dedicada al que sería pronto su marido, el músico Fred Smith) puedan disfrutarse dentro de su simplicidad. Es de lo más accesible que hubieran tocado hasta la fecha, incluido sonidos de floridos sintetizadores que aparecen durante el estribillo. Resulta curioso verles hacer una versión del crítico tema de The Byrds ‘So You Want To Be (A Rock'n'Roll Star)’, sobre todo cuando, al contrario de lo que cabía suponer, el frenético ritmo original se decelera aquí. Y es que realmente da la impresión de ser una versión floja, sobre todo cuando escuchamos el solo que parece de órgano Casio, pero entonces inmediatamente surge la guitarra eléctrica, Patti comienza a improvisar la letra y todo se vuelve una orgía eléctrica de las que esperábamos. ¿Y quién dijo que esta banda no podía tocar blues? pues en este estilo se inspira ‘Revenge’ para que Patti suelte una ácida retahíla de frases vengativas, reforzada por una potente sección rítmica y con un impresionante solo de guitarra.

 

El simbólico número siete sirve de base para que aflore la vertiente más profética de nuestra poetisa underground en ‘Seven Ways Of Going’, apoyada por un crescendo que llega a un brutal clímax que incluye un frenético saxofón, el cual habría encantado al Robert Fripp de los inicios. Las ínfulas estilo Jim Morrison que también afloraban en Patti Smith alguna que otra vez, aquí aparecen en ‘Hymn’, que quizá hubiera quedado bien para cerrar el álbum por su estilo solemne y minimalista. De propósito similar pero con mejor resultado es la emotiva ‘Broken Flag’, pues como himno transmite mayor fuerza. No se sabe si tanta referencia a la ciudad de Argel en su letra (Algiers en inglés) tiene alguna conexión con la independencia de Argelia conseguida en la década anterior.

 

El inicio de ‘Citizen Ship’ desconcierta un poco por su caos sonoro, pero después se transforma en un poderoso mensaje de embravecimiento a la gente para que proteste por lo que vea injusto, con un gran estribillo (“Citizen ship we got memories / Stateless, they got shame”) y un armazón instrumental que gradualmente va subiendo el tono junto con la parte vocal en una suerte de simbiosis musical que demuestra el grado excelso de cohesión que habían alcanzado como grupo. Aunque lo más experimental y complicado de todo el álbum es el tema que da título al álbum y que lo cierra. ‘Wave’ es toda una experiencia musical no apta para todos los gustos en la que un expresivo pero anárquico piano acompaña la recitación de Smith sobre un intento de exorcizar sentimientos fuertes sobre una relación ya terminada, que no acaba de explicarse salvo por la enumeración de sentimientos experimentados en momentos determinados. Es una verdadera pieza de arte pero que puede satisfacer o no al oyente en función del estado de ánimo en que se encuentre.

 

Tras este álbum, los acontecimientos personales en la vida de Patti Smith (boda con el guitarrista del grupo de Detroit MC5 – embarazo – crianza de un hijo) provocaron un parón súbito en su carrera musical, lo que llevó a la disolución de la banda justo cuando habían alcanzado su pico creativo. Una verdadera lástima en cuanto al punto de vista artístico, aunque una decisión acertada desde el punto de vista personal.

DREAM OF LIFE

Año de publicación: 1988 

Puntuación:

1) People Have The Power; 2) Up There Down There; 3) Paths That Cross;

4) Dream Of Life; 5) Where Duty Calls; 6) Going Under; 7) Looking For You (I Was);

8) The Jackson Song;

[BONUS TRACKS:] 9) As The Night Goes By; 10) Wild Leaves.

Casi una década pasó hasta que Patti Smith se decidió a retomar su carrera musical. De sus antiguos compañeros, solo el teclista Sohl y el batería volvieron con ella. Las circunstancias ahora eran diferentes, pues a la guitarra y en la coproducción junto a Jimmy Iovine se colocaba su marido (y ex-guitarrista de MC5) Fred Smith, además de ser todo composiciones de la pareja. Todo un álbum conyugal, como puede verse. ¿Y qué buscará un matrimonio con hijos cuando publica un álbum? ¿reafirmación artística (aunque no lo parezca por esa portada donde Patti parece más normal que nunca)? ¿dinero para mantener la vida familiar? ¿demostrarles a sus hijos que son unos padres modernos? Pues aparte de declararse su amor mutuo como en ‘Dream Life’, la respuesta no está clara pero debe ser una combinación lineal de todo ello.

 

Es curioso que en España casi lo único que se recupere del repertorio antiguo de Patti Smith en las emisoras de radio de oldies sea ‘People Have The Power’. La canción no está mal, tiene su gancho, pero es tan abiertamente dirigida para ser cantada con el público en un escenario, que eso le resta seriedad. Además de que no representa para nada el sonido característico que la llevó al éxito crítico y comercial una década atrás. La mejor canción del disco es ‘Dream Of Life’, caracterizada por un prominente ritmo llevado por la batería y que la única pega que presenta es que no varía un ápice a lo largo del tema. Tiene también un buen trabajo de guitarra y una de las mejores interpretaciones vocales de Patti.

 

Por otro lado, ‘Going Under’ recrea nuevamente el estilo de balada inicial de piano que se transforma en potente balada-rock, aunque sin la frescura de antaño. Ciertamente, el anterior guitarrista Lenny Kaye denotaba mayor expresividad en su manera de tocar que el actual, pues Fred Smith parece haber olvidado toda la fiereza que mostró en MC5 y aquí es más complaciente. Por suerte, no encontramos ninguna canción que podamos clasificar como mala, ni siquiera floja. Pero sí encontramos canciones demasiado convencionales para lo que recordábamos de Patti, de las que no quedan mal rellenando hueco en un disco, pero que se olvidan tan pronto como acaban. En esta categoría englobamos canciones rock como ‘Up There Down There’ o ‘Looking For You (I Was)’, así como la balada ‘Paths That Cross’. Si el inicio de ‘The Jackson Song’ parece una nana aburrida con dos notas de piano repetidas hasta la saciedad, luego se añade sonido orquestal que refuerza el instinto  maternal que sobrevuela el tema y cambia completamente el tedioso panorama que se preveía.

 

Aunque se hayan vuelto más comerciales, el matrimonio no rehúye por ello los temas extensos y en ‘Where Duty Calls’ se recrea una cierta épica durante sus casi ocho minutos, donde el estribillo tiene una gran fuerza y se añaden detalles de música oriental. Los bonus tracks comprenden una demo de una canción descartada (‘As The Night Goes By’) que apunta buenas maneras por sus diferentes cambios de ritmo y buenas melodías vocales; y la balada ‘Wild Leaves’, una cara B de single de inspiración renacentista y liderada por un envolvente teclado.

 

Tras este álbum, nuevamente se hizo el silencio musical en cuanto a Patti Smith se refiere. Su marido Fred Smith fallecería en 1994 debido a unos problemas de salud que arrastraba y que probablemente frenaron de nuevo la carrera musical que parecía reemprenderse. También impactante resultaría primero el fallecimiento del pianista Richard Sohl en 1990 por un ataque el corazón. En cualquier caso, aquí estamos ante un aceptable retorno que sin embargo no llega a la altura de los trabajos anteriores.

GONE AGAIN

Año de publicación: 1996 

Puntuación:

1) Gone Again; 2) Beneath The Southern Cross; 3) About A Boy; 4) My Madrigal;

5) Summer Cannibals; 6) Dead To The World; 7) Wing; 8) Ravens;

9) Wicked Messenger; 10) Fireflies; 11) Farewell Reel.

Como ya se comentó anteriormente, una pieza clave en ese momento como Fred Smith moriría en 1994 por problemas de salud. Que Patti Smith y su fallecido marido estaban planeando grabar un nuevo disco parece obvio al encontrar dos composiciones de ambos, una de ellas la que da título e inicial el álbum de manera solemne aunque potente. La otra es la rítmica ‘Summer Cannibals’, quizá la única canción que pueda recordarse tras escuchar todo el disco debido a la gran interpretación de Patti, al estilo de su primera época, además de hacer aflorar algo de esa fiereza contenida que es uno de sus puntos fuertes. Así pues, volvía a la banda el gran Lenny Kaye para tocar la guitarra, una buena noticia aunque fuera en circunstancias tan trágicas.

 

Desafortunadamente, este retorno no sirve para volver a recobrar la magia de antaño. Encontramos canciones muy discretas como la acústica y calmada ‘Wing’, la cual se salva por la interpretación vocal, no así en la final ‘Farewell Reel’, donde ni siquiera parece esforzarse en ese apartado. Es curioso comprobar cómo la mandolina que suena tras cada estribillo de ‘Ravens’ parece que haya sido tomada prestada de la ‘Jota Marinera’ de Maria del Mar Bonet.

 

Pero la muerte del marido sobrevuela el álbum y es precisamente la muerte la protagonista de algunas de las canciones. ‘My Madrigal’ es una de las más emotivas, ya que puede sentirse la emoción de Patti al cantar el estribillo “Till death do us part”. Y en una especie de country modernizado de base acústica se expresa un sobreoptimismo basado en la resurrección en ‘Dead To The World’. Y otro de los escasos momentos interesantes es la versión electrificada de ‘Wicked Messenger’ de Dylan, que no está nada mal, pues parece que inspirarse en él consigue que Patti saque también lo mejor de sí y cante con rabia y determinación. Los punteos afilados de guitarra le dan también un toque rockero y enfatiza los cambios de tono de Smith.

 

Por desgracia, Patti también vuelve a caer en errores pasados. Durante más de cuatro minutos, ‘Beneath The Southern Cross’ repite una y otra vez el mismo patrón acústico para que ella recite un poema ininteligible que no causa el menor interés. Tres cuartos de lo mismo pero electrificada y con una guitarra que no va a ningún lado, el fallido réquiem de ‘About A Boy’ transmite el mismo tedio por mucha distorsión gratuita que infieran. No muy lejos queda ‘Fireflies’, donde al menos la instrumentación añade algunas variaciones que hacen sus casi diez minutos de duración aburridos pero no ofensivos.

 

Aunque es obvio que hay que respetar las circunstancias personales que precedieron a la grabación de este disco  y que determinaron su contenido, lo cierto es que musicalmente no reconocemos a la gran Patti de antaño. Habremos de esperar a que supere tan fuerte shock para volver a ofrecer álbumes más interesantes.

PEACE AND NOISE

Año de publicación: 1997 

Puntuación:

1) Waiting Underground; 2) Whirl Away; 3) 1959; 4) Spell; 5) Don't Say Nothing;

6) Dead City; 7) Blue Poles; 8) Death Singing; 9) Memento Mori; 10) Last Call.

Y Patti resucitó de sus cenizas... Aquí afortunadamente se recupera en buena parte lo que de verdad deseábamos que llegara pero no acababa de producirse, que es el retorno de alguna manera de la fuerza y expresividad de sus comienzos, aunados a un armazón instrumental potente y con destellos de calidad. De la formación original se mantienen el guitarrista Kaye y el baterista Daugherty, pero la novedad más importante es la incorporación de un segundo guitarrista, Oliver Ray, quien participa además en la composición de nada menos que siete de las diez canciones del álbum. El nuevo bajista Shanahan también participa en la composición de dos temas, al mismo nivel que Kaye, por lo que vemos que la democracia dentro de la banda dio unos resultados positivos.

 

La impresión es muy buena desde el mismo comienzo del álbum. ‘Waiting Underground’ recupera la solemnidad rabiosa (si se me permite el oxímoron) que convertía en clásicos absolutos a temas como ‘Dancing Barefoot’. De una manera similar aunque no tan brillante, destaca la potente ‘Dead City’, donde tanto la voz como la instrumentación transmite el coraje de la letra hacia una ciudad que se va muriendo, que probablemente sea Detroit por ese momento al final en que se dice “motor city”, que podría ser una referencia pues recordemos que el nombre de la discográfica de Detroit Motown vino de la contracción de Motor Town. Y Detroit fue una ciudad que entró en una inevitable decadencia conforme la industria del automóvil cayó en picado, además de ser la ciudad en la que hizo su carrera musical Fred Smith, ex-marido de Patti que falleció en 1994.

 

Esa vuelta a las raíces del sonido de la banda no es impedimento para que se prueben cosas modernas. Así, en ‘Don't Say Nothing’ introducen una percusión que parece pregrabada y con un ritmo casi de hip-hop. Más sorprendente resulta comprobar que la letra de ‘Spell’ se corresponde con el pie de página del impactante poema Howl de Allen Gingsberg, el gran poeta de la generación Beat, que Patti recita acompañada de unos bongos y una decadente guitarra acústica. Este gusto por la poesía se acrecentará ya en el siglo XXI.

 

Por otro lado, ‘Whirl Away’ es una especie de blues-rock que pasado por el tamiz de Patti y su banda se transforma en algo diferente, al estilo de que sabían hacer veinte años atrás. Mayor energía todavía demuestra con una canción de sorprendente base acústica, ‘1959’, donde la potente sección rítmica y los punteos de guitarra eléctrica demuestran el gusto por las estructuras musicales de un estilo más brit-pop si cabe. La letra trata sobre la invasión del Tibet por China, ocurrida en los años cincuenta, acabando con su independencia y quedando oprimida bajo el yugo chino, a cuyo gobierno no le ha temblado nunca el pulso para aplacar con violencia cualquier tipo de revuelta.

 

Como ya se echaban en falta, podemos encontrar una balada en la línea de sus mejores canciones del género, que es la emotiva ‘Blue Poles’. Otra balada tenebrosa aunque no tan brillante es la final ‘Last Call’, donde puede escucharse a Michael Stipe haciendo un contrapunto vocal en la parte final, devolviendo así el detalle de Patti Smith, la cual el año anterior había realizado el mismo papel en ‘E-bow The Letter’, el single de presentación de uno de los mejores y más experimentales discos de REM, New Adventures In Hi-Fi. Pero si alguien lo que echaba en falta es saber algo del Johnny de ‘Land’, puede que éste sea el mismo protagonista de ‘Memento Mori’, un extenso tema de diez minutos de duración donde vuelve a emplearse la táctica de declamar una poesía libre con los músicos rellenando espacio con improvisaciones. El resultado podría haber sido peor, así que ahí lo dejamos.

 

En definitiva puede decirse que este disco recupera por fin la esencia de Patti Smith & Co. Se sitúa con orgullo al mismo nivel que sus dos primeros álbumes y servía entonces para presentar un futuro más prometedor que lo demostrado hasta ese momento, si bien la edad comenzaba ya a ser un acicate insalvable, igual que para cualquier estrella del rock.

GUNG HO

Año de publicación: 2000 

Puntuación:

1) One Voice; 2) Lo And Beholden; 3) Boy Cried Wolf; 4) Persuasion; 5) Gone Pie;

6) China Bird; 7) Glitter In Their Eyes; 8) Strange Messengers; 9) Grateful;

10) Upright Come; 11) New Party; 12) Libbie's Song; 13) Gung Ho.

Conforme pasaban los años, Patti Smith se iba conformando un perfil más o menos definido de lo que iba a ser su música. Es un hecho natural que con la edad la fiereza va decayendo tanto en la expresión vocal como en la ejecución instrumental, solo hay que comparar el material de cualquier artista de rock cuando tenía veinte años y luego cuando llegó a los cincuenta. Y quien intenta rebelarse contra esta ley natural queda normalmente en ridículo. En esta ocasión, la banda de Patti sigue siendo la misma y por ello se sigue una continuación respecto a Peace And Noise. Ya no nos van a sorprender, pero el buen gusto sigue ahí. Aunque en la portada aparezca el padre de Patti Smith, eso no quiere decir que nos vayamos a encontrar un disco lleno de baladas, pasodobles o tonadas joviales. Se mantiene el tono sombrío marca de la casa, con ramalazos rockeros para levantar el ánimo.

 

El tétrico ambiente de ‘Boy Cried Wolf’ no esconde una cierta épica en su categórico estribillo, además de que los acordes de guitarra y la progresión instrumental, incluido un magnífico puente seguido de un gótico pasaje instrumental, la convierten en toda una experiencia. Aunque la mejor canción del disco (y de las mejores de su carrera) es la potente ‘Glitter In Their Eyes’, poseedora de un rápido ritmo y un memorable riff del estilo de ‘No More Heroes’ de The Stranglers, aunque aquí tocado con la guitarra. En solo tres minutos realiza una descarga de adrenalina descomunal, donde cada vez que parece que ya no puede subir el tono más, vuelve a la carga de nuevo. Por otro lado, en ‘One Voice’, compuesta por Patti junto al batería Daugherty, lo mejor son las partes de guitarra que suenan tras cada estribillo. Puede destacarse también ‘Upright To Come’ por su prominente ritmo y su cambio hacia la mitad de la canción.

 

Hay canciones más discretas que al menos no suenan mal al poseer un buen entramado instrumental, como ‘Lo And Beholden’, ‘Gone Pie’, ‘Grateful’ o ‘New Party’. Todas ellas no se diferencian nada de lo que podría haber hecho cualquier grupo de rock con gusto por las guitarras.

 

En las canciones lentas tampoco es que brille demasiado, aunque ‘China Bird’ está muy bien y parece retrotraernos a la época de Horses. Pero el tema más sencillo de todos es de lo más flojo del álbum, pues en ‘Libbie's Song’ queda demostrado que la música folk no era lo suyo. El tema que da título al álbum es otra de esas piezas atmosféricas de extensa duración (casi doce minutos) para que Patti explique las miserias de la guerra de Vietnam de una manera poética. El problema que presenta es que hasta casi los ocho minutos no cambia el tono para nada y se convierte en un padecimiento más bien. Por suerte, esa parte final tiene más garra. El otro tema extenso, aunque no tanto, es ‘Strange Messengers’, que tampoco sorprende a nadie pero que está bien ejecutado y mantiene el interés adecuadamente.

 

En resumidas cuentas, podemos estar satisfechos de que todavía nos regalen algunas grandes canciones aunque deban rellenar la mitad del espacio con temas demasiado convencionales para lo que esperaríamos de unos músicos y una artista que habían alcanzado cotas más altas. De haberse esforzado un poco más en algunas canciones, podrían haber conseguido una obra al menos a la altura del anterior álbum.

CD I: ... 17) When Doves Cry.

 

CD II: 1) Piss Factory; 2) Redondo Beach; 3) Distant Fingers; 4) 25th Floor;

5) Come Back Little Sheba; 6) Wander I Go; 7) Dead City; 8) Spell; 9) Wing;

10) Boy Cried Wolf; 11) Birdland; 12) Higher Learning;

13) Notes to the Future / Tomorrow.

Puntuación:

Año de publicación: 2002 

LAND (1975-2002)

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Dedicado a la memoria del fallecido pianista de la formación inicial, Richard Sohl, este doble disco recopilatorio recoge los grandes éxitos de su carrera, así como rarezas, caras B y actuaciones en directo. El primer volumen está dedicado a la recopilación de las mejores canciones de sus discos de estudio, con el regalo añadido de encontrar la versión sombría de ‘When Doves Cry’ de Prince, que no llega al nivel de la original aunque se agradece escuchar un solo de guitarra hacia la mitad.

 

El segundo volumen contiene las rarezas y comienza incluyendo una cara B de single (‘Piss Factory’) de sus inicios, donde únicamente escuchamos a Patti lanzando su verborrea acompañada de un piano a veces disonante, lo cual no resulta muy halagador, además de que comprobamos que veinte años después seguía con unos gustos similares (‘Wander I Go’). Lo que no es buena idea es incluir sendas demos de las dos peores canciones de sus primeros álbumes, ‘Redondo Beach’ y ‘Distant Fingers’.

 

También encontramos algunos descartes justamente desechados. Por ejemplo, ‘Higher Learning’ es un descarte que juega peligrosamente con las disonancias. Y ‘Come Back Little Sheba’ es la demo de un descarte interpretado sobre guitarra acústica que data de 1996, de la época del flojo Gone Again y el nivel discreto de este tema tampoco desentona con lo que había en aquel álbum.

 

La mitad de los temas incluidos en este segundo disco son actuaciones en directo donde no se entiende bien del todo el criterio seguido para seleccionarlas. Como único argumento, no parece válido decir que no se quería duplicar ningún tema respecto a los ya incluidos en el primer CD, puesto que igualmente podían haberse escogido otros mejores que habían quedado fuera. Solamente podrían destacarse las canciones ‘Dead City’ y ‘Boy Cried Wolf’, ambas interpretadas en 2001, pues aúnan energía con al menos algo de melodía. Lo que no parecía necesario volver a escuchar en directo era el pie de página del poema de Allen Ginsberg (‘Spell’). Como hay hueco en el CD, también nos toca tragarnos un pequeño recital de poesía de Patti en ‘Notes To The Future’.

 

Así pues, este recopilatorio no resulta de utilidad para nadie salvo para el neófito, por lo que nada importante se pierde quien no lo haya escuchado.

TRAMPIN'

Año de publicación: 2004 

Puntuación:

1) Jubilee; 2) Mother Rose; 3) Stride of the Mind; 4) Cartwheels; 5) Gandhi;

6) Trespasses; 7) My Blakean Year; 8) Cash; 9) Peaceable Kingdom;

10) Radio Baghdad; 11) Trampin'.

Sin cambios en la formación de los últimos discos, cuatro años han transcurrido desde el anterior y no hay cambios significativos en la orientación musical y en el nivel de la banda. Aquí ya nos dejan claro qué es lo que saben hacer y al menos lo hacen de una manera aceptable, puesto que cuando alguien se limita a realizar lo mismo de siempre, puede caer en el ineludible error de imitarse a sí mismo, de imitar a los demás o de hacer algo lo suficientemente vulgar que cualquier otro podría haberse llevado el mismo mérito.

 

Como carta de presentación para indicarnos el camino seguido, ‘Jubilee’ inicia el disco con energía y una buena ración de guitarra para hacernos saber que la banda está en forma. Pero luego se sigue con otras canciones poco impactantes que simplemente suenan bien y poco más. También se echa mano de las baladas discretas, algo que siempre queda bien y rellena espacio, como ‘Trespasses’. Aun teniendo la percusión programada, ‘Peaceable Kingdom’ ofrece unas melodías vocales algo mejores y vale la pena escucharla.

 

Y no es que no hayan buenas canciones, puesto que hacia el final se recoge quizá lo mejor del álbum, si bien tampoco podrán englobarse dentro de lo mejor de Patti Smith. Sin ser muy dinámicas en cuanto a su ritmo, ‘Cash’ y ‘My Blakean Year’ poseen ese aura especial que surge entre la instrumentación directa y oscura con la voz de Patti. ‘My Blakean Year’ probablemente esté referido al poeta y pintor William Blake, muy influyente en todos los artistas de rock de mentalidad poética como Bob Dylan, Jim Morrison o la propia Patti Smith. Por otro lado, en ‘Cartwheels’ sí que consiguen recoger el carácter sombrío y la expresividad de antaño.

 

Otros temas parecen más destinados a que Patti más o menos recite su poesía, como en esa mezcolanza de nostalgia por Gandhi y Martin Luther King que se expresa en ‘Gandhi’, demasiado larga y con pocos detalles instrumentales a señalar salvo algún que otro guitarrazo suelto que se escucha hasta que en el último tercio del tema se consigue una atmósfera potente más conseguida. No obstante, el verdadero tour de force del álbum es ‘Radio Baghdad’, ciertamente heredera de ‘Radio Ehiopia’, y con nada menos que doce minutos de duración. Ante una pieza de este tipo solemos ponernos a la defensiva, pues no sabemos si estará enfocada desde un punto de vista musical o si será simplemente una pieza atmosférica destinada a servir de soporte a la poesía de Patti. Por suerte, pasados los dos minutos comienza lo realmente bueno gracias a la aparición de un gran riff de guitarra al más puro estilo de Black Sabbath, que continuará imprimiendo fuerza (incluyendo desaforados agudos) casi a lo largo de todo el tema salvo un momento de calma para que recuperemos el aliento.

 

La canción que da título al álbum es una tonada tradicional con el piano como único acompañamiento y que nada aporta. Es el broche final de un disco discreto pero agradable, un aviso de que a estas alturas no debemos esperar mucho más de una artista que ya llegó a su cénit muchos años atrás pero que todavía demuestra decisión y desenvoltura en el medio rock que la encumbró.

TWELVE

Año de publicación: 2007 

Puntuación:

1) Are You Experienced?; 2) Everybody Wants to Rule the World; 3) Helpless;

4) Gimme Shelter; 5) Within You Without You; 6) White Rabbit;

7) Changing of the Guards; 8) The Boy in the Bubble; 9) Soul Kitchen;

10) Smells Like Teen Spirit; 11) Midnight Rider; 12) Pastime Paradise.

¿Tres años de silencio y vuelves con un disco de versiones? Esto es lo que le preguntaría a Patti Smith cualquier persona que no fuera un seguidor acérrimo suyo. En esta ocasión ya no contaría con la participación del guitarrista y compositor Oliver Ray, miembro importante en los últimos álbumes, aunque para un disco de versiones tampoco parece relevante la participación o no de cualquier músico. El título hace referencia al número de canciones contenidas, aunque por suerte parece que se esforzaron un poco más a la hora de grabar algunas de ellas.

 

Para el single de presentación del disco se eligió ‘Gimme Shelter’, de los Rolling Stones, aunque éste representa lo menos novedoso y lo que podríamos esperar también de cualquier otro grupo que versionara a los Stones. Aunque la voz de Patti sea muy particular, no es suficiente para hacer olvidar la original, ni mucho menos. De hecho, lo que se espera de un álbum de estas características es que se ofrezca una perspectiva diferente o que se potencia algún elemento poco destacado originalmente. Pero copias más o menos conseguidas pero ejecutadas con menor brío como ‘Soul Kitchen’ de The Doors o ‘White Rabbit’ de Jefferson Airplane, esta última con poca originalidad, no se convierten precisamente en referencias.

 

Mayor gallardía demuestra en la versión acústica del himno de Nirvana ‘Smells Like Teen Spirit’, que soporta muy bien el cambio de registro y el empleo de instrumentos como el violín o el banjo. La sorpresa más grande sin duda es encontrar, entre todas las canciones posibles de los Beatles que podían haberse interpretado, la mística y originalmente hindú ‘Within You Without You’ de George Harrison. El cambio de los instrumentos indios por instrumentos acústicos occidentales no desluce el resultado final y crea un ambiente diferente pero también envolvente ayudado por la gran interpretación vocal de Patti. Es indudablemente uno de los mejores temas del álbum.

 

A ‘Are You Experienced?’ consiguen darle un aire psicodélico pero totalmente diferente del original, pues lo asimilan al estilo gótico más característico de la banda. Ello elimina el componente experimental de la versión original, pero le imprime un carácter amenazante y duro que queda muy bien. También podrían destacarse la interpretación de ‘Midnight Rider’ de los Allman Brothers Band, sobre todo por su cuidada instrumentación, y la versión de ‘Pastime Paradise’, que seguramente resultaría del agrado de su compositor, Stevie Wonder, por estar liderada por un hipnótico piano.

 

Otras versiones como la de ‘Everybody Wants to Rule the World’ y ‘Helpless’ quedan bastante flojas, la primera por parecer una mera imitación de la original pero con guitarras eléctricas, y la segunda por hacer todavía más lenta y tediosa de lo que era la composición de Neil Young.

 

Cuando un artista llega a cierta edad y publica un álbum de este tipo, la verdad que no proporciona esperanzas halagüeñas sobre su futuro. De todas formas, en esta ocasión puede decirse que está todo grabado con gusto, con ganas de agradar y con bastantes detalles novedosos para conseguir una valoración aceptable, aunque no se trate precisamente de un disco imprescindible dentro de la discografía de Patti Smith.

BANGA

Año de publicación: 2012 

Puntuación:

1) Amerigo; 2) April Fool; 3) Fuji-san; 4) This Is The Girl; 5) Banga; 6) Maria; 7) Mosaic; 8) Tarkovsky (The Second Stop Is Jupiter); 9) Nine; 10) Seneca;

11) Constantine's Dream; 12) After the Gold Rush.

Lo primero que llama la atención de este disco es su portada, en la que aparece una envejecida Patti Smith, que choca completamente con esa imagen icónica que siempre viene a la memoria de su primer álbum o incluso de los siguientes. Este retorno musical tuvo lugar con sus compañeros habituales más una profusión nada habitual de músicos adicionales, incluidos dos hijos de ella. ¿Y qué es lo que Patti Smith ha escrito en este parón de ocho años desde el último álbum de composiciones originales? Pues en general canciones de tempo pausado, de pasajes sonoros que sirvan de trasfondo para, en bastantes casos, recitar sus letras y entonarlas cuando más le plazca. En la única ocasión que opta por la fiereza como medio de expresión, le sale algo tan chabacano como ‘Banga’, donde se note quizá la mano de su amigo el actor Johnny Depp como músico invitado, a quien no debería permitirse tocar en una canción de cualquier artista con prestigio.

 

Con tantas ganas de recitar, era esperable que Patti mantuviera la tradición de incluir algún tema extenso, que en este caso es ‘Constantine's Dream’, título referido a un famoso cuadro del gran pintor italiano del Quattrocento y protagonista de la letra, Piero della Francesca. En la letra se especifica la ubicación del cuadro (la iglesia de San Francisco de Arezzo) y se nos narran detalles biográficos como la coincidencia de su muerte con el descubrimiento de América por parte de Colón. Una lástima que una propuesta educativa como ésta no esté acompañada musicalmente por nada reseñable salvo por contar con músicos de una banda italiana. Y es que este disco parece también un homenaje a personajes históricos de diferentes épocas. Tenemos la discreta ‘Amerigo’ como homenaje a Américo Vespucio; la recitada ‘Tarkovsky (The Second Stop Is Jupiter)’, que debe estar referida al gran director ruso de cine Andréi Tarkovski , autor de la inquietante película de ciencia ficción Solaris; y también tenemos el homenaje a Séneca (aunque por la letra no se entienda bien por qué se titula ‘Seneca’) en una delicada balada donde se puede disfrutar de una instrumentación que incluye una gran parte de acordeón y de violín.

 

Por otro lado, ‘April Fool’ destaca por su gran trabajo de guitarra, cortesía del invitado especial Tom Verlaine, puesto que es un tema pop-rock sin mayores pretensiones. Pero es de lo mejor del álbum junto a ‘Nine’ y ‘Maria’, siendo ‘Maria’ quizá el único momento donde se recupera algo de la épica que imprimían Patti y su banda en algunos temas clásicos de su repertorio, pues está liderada por el piano y secundada por imponentes acordes de guitarra como en los buenos tiempos. Demuestra también predilección por los sonidos de aires orientales, tal cual denotan canciones como ‘Mosaic’ e incluso ‘Nine’, esta última con la brillante participación de Tom Verlaine nuevamente.

 

La versión de ‘After The Gold Rush’ de Neil Young que cierra el álbum es una simple imitación del original, tan solo el piano y la voz de Patti como ingredientes principales aunque luego aquí se introduzca un coro infantil que poco sentido tiene. Pero en definitiva no deja de ser un disco flojo y, a fecha de 2016, el último que haya grabado en su carrera. Eso sí, continua realizando actuaciones en directo, pero parece más centrada en su faceta de escritora que en la musical. Pero para proseguir la decadencia se antoja más honesto saber cuándo detenerse. Es cierto que, excepto ‘Banga’, no hay nada realmente ofensivo, pero el nivel general de este álbum no pasa de la mediocridad en cuanto a lo musical. Sobre la poesía, mejor os podéis dirigir a otras fuentes de información porque en esa parte ya no entro.

VÍDEOS

DREAM OF LIFE

Año de publicación: 2008

Quienes profesen devoción por la Patti Smith cantante y no por la poetisa urbana deberían alejarse de este documental autobiográfico que abarca doce años, desde 1994 a 2006 (aunque Dream Of Life sea el título de su álbum de 1988), junto a algunas imágenes más antiguas de archivo. Ella misma nos cuenta un resumen de su vida y todos los golpes emocionales que fue sufriendo por el fallecimiento de algunos de sus seres más queridos. Pero lo que encontraremos en abundancia es su poesía beatnick y grabaciones personales donde se deja llevar por sus recuerdos. Música encontraremos muy poca y los extractos de conciertos no nos muestran su mejor versión. Así pues, este documental nos sirve para perfilar mejor la vertiente personal de Patti Smith, que en realidad es indisoluble de su obra, pero para querer verlo hay que estar muy interesado en conocer su vida.

LIVE AT MONTREUX, 2005

Año de publicación: 2012

Dentro de la vasta colección de conciertos que pueden encontrarse en el prestigioso Festival de Montreux encontramos uno de Patti Smith que nos remite a la época de Trampin', su álbum más reciente de entonces. Como no querría decepcionar demasiado al exigente público suizo, de este álbum tan solo interpretan una canción. No obstante, comenzar el concierto con el reggae falso de ‘Redondo Beach’ y con la soporífera ‘Beneath The Southern Cross’ no puede ser peor elección. Pero afortunadamente hay lugar para algunas de sus grandes canciones y el grupo entero se muestra en forma. Cabe destacar la participación por sorpresa de Tom Verlaine (Television), aunque pasa bastante desapercibido porque el primer guitarrista es Lenny Kaye, pero aun así podemos verle haciendo de las suyas en la improvisación que añaden para la versión de ‘Not Fade Away’, aquella canción de Buddy Holly que sirvió de lanzadera para la carrera de los Rolling Stones. En cualquier caso, este concierto en Montreux no ofrece nada relevante ni aporta nada a la carrera de Patti Smith.

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