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KATE BUSH

THE KICK INSIDE

Año de publicación: 1978

Puntuación:

1) Moving; 2) The Saxophone Song; 3) Strange Phenomena; 4) Kite;

5) The Man With The Child In His Eyes; 6) Wuthering Heights; 7) James And The Cold Gun; 8) Feel It; 9) Oh To Be In Love; 10) L'Amour Looks Something Like You;

11) Them Heavy People; 12) Room For The Life; 13) The Kick Inside.

¡Qué grande Kate Bush! Una de las más singulares artistas de la música popular, que ha sabido unir música y arte de una manera inigualable. Es suficiente señalar que en 2014, de su treintena de conciertos anunciados tras haber estado sin actuar de gira desde 1980 y después de su retorno exitoso tanto en lo artístico como en lo comercial gracias a sus últimos discos, se vendieron TODAS las entradas en 15 minutos. Y aquí estamos ante su debut con, creo, 19 añitos, después de haber estado un par de años puliendo las composiciones y estudiando mimo, danza e interpretación gracias al apadrinamiento de David Gilmour (sí, el de Pink Floyd) ante la discográfica EMI. Se hace difícil recordar algún debut a tan temprana edad con unos resultados tan magníficos, si nos referimos a artistas que componen su propio material. Solo hay que comparar el denominado por algunos medios musicales como mejor disco de 2013, de otra chiquilla joven llamada Lorde, para ver las evidentes diferencias. No es que lo de Lorde sea un mal disco, pero... ¡¡¡¡que hayan colocado eso como mejor disco de 2013!!!!...

 

En fin, vayamos a lo interesante, que es este debut donde en general lo que tenemos son unas canciones con muchas y variadas melodías, con unos músicos de sesión ejecutando los temas a la perfección (el sonido es algo así como si estuvieran tocando los mismos Steely Dan o unos Supertramp más serios), y la voz de Kate Bush, que en este primer disco suena a momentos mucho más aguda que en el resto de su discografía, y que si consigues que no te resulte molesta, serás enormemente recompensado. Las composiciones son en su mayoría increíbles para tan temprana edad, solo la primera canción ya es una gran muestra: tras unos sonidos misteriosos que recuerdan a unos delfines, empieza la conmovedora ‘Moving’, bella y sensual en su interpretación, con unas letras muy femeninas y evocadoras y un estribillo de los que dejan huella: “How I'm moved / How you move me / With your beauty's potency / You give me life / Please don't let me go / You crush the lily in my soul”. Este último verso es muy revelador, pues nos encontramos ante una persona criada en plena naturaleza británico-victoriana, algo que impregna toda su carrera (o casi toda), por lo que encontraremos muchos más ejemplos de fusiones simbólicas de naturaleza y sentimientos humanos.

 

Conforme acaba esta canción, vuelven esos sonidos misteriosos del inicio del disco para introducirnos esta vez en ‘The Saxophone Song’ (sí, aparece por ahí un saxofón), otro ejemplo de gran melodía y mejor estribillo, donde Kate (no diré Bush a secas, que puede parecer malsonante) sigue dándolo todo. Aunque la canción estrella del disco, pero que sorprendentemente no fue el primer single que la discográfica seleccionó para publicitar el álbum (este honor recayó en ‘James And The Cold Gun’), es sin lugar a dudas ‘Wuthering Heights’, recreación breve de la relación entre Heathcliff y Cathy de la conocida obra literaria Cumbres Borrascosas, escrita por una de las hermanas Brönte. Es ésta una canción que suena diferente a cualquier otra, no solo por la voz de Kate Bush (que ya es muy diferente a las demás), sino por los arreglos que le dan ese salto cualitativo, desde ese inicio mágico hasta todo su desarrollo instrumental que incluye un magnífico piano. Y a destacar también el solo de guitarra del final, que la verdad suena mucho a Gilmour aunque no aparezca acreditado. Gran canción y también emotiva interpretación en directo, si tenéis el placer de verlo.

 

Y todavía hay muchos puntos fuertes más, como ‘The Man With The Child In His Eyes’, una canción lenta con solamente un piano y algo de orquestación de acompañamiento pero que penetra hasta el interior, pues estamos ante alguien que está interpretando su propio material, sus propios sentimientos, con clara autenticidad. Otra canción con los mismos ingredientes y la misma grandiosidad, pero que no se parece en nada a la anterior (otro ejemplo de genialidad) es la que da título al álbum, donde ya nos deja claro, por si no se palpa ya, que lo está dando todo en el disco (“I'm giving it all in a moment, for you”). ‘Feel It’ es otro gran ejemplo del mismo estilo, sin tener la grandiosidad de las dos anteriores, pero aún así un precioso tema sobre las sensaciones vividas en la, quizá, primera experiencia sexual con la persona amada, eso sí, tras una fiesta y estando algo contentillos... Pero la canción donde se demuestra perfectamente la explosión de alegría derivada de estar enamorada la tenemos en ‘Oh To Be In Love’, con unas memorables melodías vocales y un poderoso estribillo donde Kate acaba chillando y transmitiendo más sentimiento todavía que en la discreta letra. Aunque para poderoso estribillo también se ha de destacar el de ‘Strange Phenomena’, que además incluye la cita de un mantra budista en sus últimas líneas antes de volver a los versos principales.

 

Antes nombré brevemente ‘James And The Cold Gun’, que es el tema más enérgico del disco (quizá por eso lo eligieron de single inicial), con un estribillo elaborado y magistral, y que en directo estaba más teatralizado con, por ejemplo, una coda donde aparecía una rápida percusión asemejando los disparos de ese arma que se cita en el título. En “Them Heavy People”, Kate rinde homenaje sin concretar nombres a todo aquello y aquéllos que le han influido e inspirado en su decisión de dedicarse a la música. Y podría seguir hablando de prácticamente todas las canciones de este disco, pues cada una de ellas tiene alguna melodía o elemento que la hace interesante, quizá ‘L'Amour Looks Something Like You’ sea la única que suena convencional, algo que podría haber compuesto cualquiera. En ‘Kite’ encontramos un ritmo que recuerda al reggae, pero más dinámico, y un gran estribillo con un buen cambio de ritmo y un lucimiento del batería, que es quien marca la estructura de este tema. Y en ‘Room For The Life’ tenemos una buena canción pop liderada por un gran piano y con una especie de estribillo ambiental que crea una atmósfera relajada perfecta como preludio de la ya citada canción final del álbum.

 

Por último, aprovecharé para reseñar brevemente que Kate Bush ideó las interpretaciones en directo de las canciones, demostrando así su habilidad para la danza, el mimo y la expresión corporal. Viendo sus actuaciones de la época, ciertamente queda un poco amateur en muchos casos, pero no deja de ser emocionante ver a alguien que ha tenido la capacidad de idear música, letra, vestuario, interpretación, gestos… En definitiva, una manera integral de entender el arte de la música, algo muy poco habitual, y menos que tantos aspectos estén concentrados en la creatividad de una misma persona. Un prometedor debut que marcaría el inicio de una carrera singular y casi imposible de emular.

1) Symphony In Blue; 2) In Search Of Peter Pan; 3) Wow;

4) Don't Push Your Foot On the Heartbrake; 5) Oh England My Lionheart;

6) Fullhouse; 7) In The Warm Room; 8) Kashka From Baghdad;

9) Coffee Homeground; 10) Hammer Horror.

LIONHEART

Año de publicación: 1978 

Puntuación:

Aquí tenemos un ejemplo clarísimo de lo que podríamos llamar el síndrome del segundo disco: un artista o grupo que saca un primer disco que se convierte en un asombroso éxito de ventas y que, para aprovechar el tirón y/o algunas veces también (como parece este caso) presionados por la discográfica que ve fajos de billetes cayendo del cielo, se ven obligados a publicar rápidamente un segundo disco que ni por asomo tiene la calidad del primero. Esto último puede ocurrir por uno de los siguientes dos motivos: 1) El motivo negativo: el artista o grupo en cuestión ha estado años componiendo y puliendo su música hasta que consiguió por fin poder grabar un disco exitoso y de calidad, con lo cual ya no le quedan talento ni ideas para poder repetir semejante hazaña, ni ahora ni después; 2) El motivo positivo: el artista o grupo en cuestión es una mina de talento en bruto y no tiene tiempo para conseguir un trabajo nuevo, por lo que ha de echar mano de las canciones rechazadas en su primer disco, meter alguna versión de otro artista, e incluso componer rápidamente alguna que otra canción de relleno, con suerte que no parezcan muy calcadas a lo que han hecho en el primer disco.

 

Este segundo motivo, el positivo, es el que alumbra este segundo disco de Kate Bush, publicado solo nueve meses después del anterior. Por ejemplo, la primera canción (‘Symphony In Blue’) suena muy bien, como si hubiera sido extraída del disco de debut pero sin ese toque épico y grandioso que Kate conseguía anteriormente. Con no tan buen resultado tenemos ‘Fullhouse’, que parece directamente un outtake del primer disco, lo cual no la convierte en una mala canción precisamente, pero suena más convencional de lo que nos habíamos acostumbrado en Kate. Y exactamente lo mismo podría decir de ‘Kashka from Baghdad’.

 

La falta de tiempo redunda en la repetición de ideas. Por ejemplo, el comienzo de ‘In Search Of Peter Pan’ y de ‘Don't Push Your Foot On The Heartbrake’ son casi idénticos, yendo el primero por buen camino pero no el segundo debido a un estribillo un poco irritante por la forma de cantar casi chillando de Kate. Y si también os parece muy parecido el inicio de estas canciones, la última del disco (‘Hammer Horror’) es ¾ de lo mismo, aunque en este caso se embale un poco en el estribillo para darle algo de brillo, aunque tampoco para tirar cohetes, pero cabe decir que esta canción fue de sus canciones estrella en su momento.

 

Después tenemos algo de relleno, para seguir demostrando la teoría comentada: ‘Oh England My Lionheart’ resulta un tanto aburrida, al igual que ‘In The Warm Room’, se admiten apuestas para ver cuál de las dos gana en aburrimiento… esta última ni siquiera tiene un estribillo. En ‘Coffee Homeground’ se tira hacia el music-hall sin conseguir un resultado reseñable, pues para conseguir algo que pueda llegar a la maestría de la música de Cabaret, se necesitan más años de experiencia, aunque podemos decir que es un buen intento, al menos da algo de variedad al disco.

 

Pero al menos en este disco podemos encontrar una de las grandísimas canciones de Kate Bush. Me refiero a ‘Wow’, con una gran letra y una inolvidable interpretación en directo que realizaba en esa época y que no os debéis perder, personificando uno/a de los actores/actrices que, habiendo quedado solos en el escenario, recapacita sobre su trabajo con gran emotividad y un estribillo que se encuentra entre los más épicos y memorables de su carrera. Impresionante como consigue con su voz pasar de la expresión de alegría a la de sorpresa o a la de amargura en un instante.

 

Al final, a este disco le pondré seis estrellas solamente por todos los aspectos flojos comentados, pero para que os hagáis una idea de lo que significan seis estrellas en un disco de Kate Bush, os diré que está al mismo nivel que el disco debut de Lorde…

1) Babooshka; 2) Delius (Song Of Summer); 3) Blow Away (For Bill);

4) All We Ever Look For; 5) Egypt; 6) The Wedding List; 7) Violin;

8) The Infant Kiss; 9) Army Dreamers; 10) Breathing.

Puntuación:

Año de publicación: 1980 

NEVER FOR EVER

Si no hubieran instado a Kate a sacar un segundo disco tan rápido, se puede decir que juntando lo mejor del segundo y el tercero se hubiera quitado el síndrome de encima. Y en cualquier caso este tercer disco sí que puede considerarse un buen disco sin lugar a dudas, con Kate Bush iniciándose en la exploración sonora tanto instrumental como vocal.

 

Tenemos para empezar ‘Babooshka’, una de sus grandes canciones, quién sabe si inspirada en la historia de El Curioso Impertinente, que encontramos intercalada en El Quijote, pues trata sobre una mujer que se inventa un personaje ficticio para poner a prueba la fidelidad de su marido. En el vídeo musical de esta canción, al igual que en las actuaciones en playback que protagonizó para promocionarla, Kate realiza una coreografía muy original con la ayuda de un contrabajo. La canción tiene un esquema de melodía y estribillo típica del pop, pero con cambios de ritmo que la sitúan a un nivel superior, además de su poderosa interpretación vocal que desemboca en un catártico estribillo. Temáticamente está enlazada con ‘The Wedding List’, que instrumentalmente recuerda algo a la parte final de ‘James And The Cold Gun’ del disco de debut, además de contar una inquietante historia de venganza de una futura esposa hacia su marido.

 

‘Delius’, aparte de un homenaje a este compositor inglés de vida trágica, es una canción cuasi-instrumental que a momentos parece inspirada en ‘Song For Guy’ de Elton John, publicada un par de años antes, y también es un poco devota de ciertos momentos de ‘Room For Your Life’ de The Kick Inside. Las dos siguientes canciones, ‘Blow Away’ y ‘All We Ever Look For’ son del tipo de buena canción que a estas alturas ya sabemos que es capaz de componer, muy agradables. Lo mismo podemos decir de ‘Infant Kiss’, acompañada por poco más que el piano, aunque con un resultado más discreto que en las anteriores.

 

‘Egypt’ es una canción evocadora, no tanto de Egipto (al menos para mí, porque nunca he estado allí) como de una atmósfera exótica gracias a una gran parte coral-instrumental que crea un clímax especial. En cambio, ‘Violin’ me resulta muy molesto, es al estilo de ‘Don't Push Your Foot On the Heartbrake’ de Lionheart, aunque en este caso la forma de cantar chirriante de Kate Bush está justificado porque la sutilidad de la canción está en pensar que imita con su voz el sonido del violín. Aun así, me resulta desagradable.

 

Para el final tenemos dos grandes éxitos más. Por un lado está ‘Army Dreamers’, un vals de ritmo pausado (un año antes de que los Stranglers grabaran su magnífico y exitoso vals ‘Golden Brown’) diferente a cualquier tipo de vals que puedas haber escuchado antes, como no podía ser de otra manera, donde Kate Bush experimenta con las voces para que los coros sirvan de contrapunto lírico, no solo melódico. La canción final, ‘Breathing’, es otra inolvidable composición donde mediante el cuidado y preciso sonido y la modulación del canto nos crean esa atmósfera triste y también desgarradora en su parte final, en esa inesperada coda que llega tras una repetición de la melodía con el bajo que no hace prever esa especie de plegaria desesperada final en que se convierte. Uno de tantos momentos épicos que consigue la música de Kate Bush.

 

Al final, lo que vemos aquí es una artista que ya ha puesto la simiente para lo que debe ser la esencia de su música: uso de instrumentos con el propósito de crear atmósferas concretas o estados de ánimo, exploración de las posibilidades modulares y corales de la voz y letras interesantes con referencias culturales en algunos casos, y a veces inspiradas en personajes o sucesos reales. Y este disco fue el primero suyo en ser número uno en el Reino Unido (leí que era la primera mujer en conseguirlo con un disco que no fuera recopilatorio).

THE DREAMING

Año de publicación: 1982 

Puntuación:

1) Sat In Your Lap; 2) There Goes A Tenner; 3) Pull Out The Pin; 4) Suspended In Gaffa; 5) Leave It Open; 6) The Dreaming; 7) Night Of The Swallow; 8) All The Love;

9) Houdini; 10) Get Out Of My House.

Para mí, la obra de arte de Kate Bush. Y subrayo lo de obra de arte porque aquí no estamos solo ante una obra musical, sino ante una creación artística manifestada mediante una amplia variedad de sonidos diferentes. Como si un gourmet creara su gran obra gastronómica a partir de ingredientes seleccionados de todo el mundo pero procesados y mezclados con inteligencia para crear algo genuino y único. Y es que la amplia variedad sonora que escuchamos no es solo instrumental, sino que la misma Kate convierte a su voz en un instrumento musical susceptible no solo de cantar todo tipo de notas sino además de samplearlo, doblarlo y hacer con él todo lo que sea conveniente para lo que quiere transmitir. También hay que destacar que este álbum está producido únicamente por ella. Es decir, lo que escuchamos es directamente de la manera que ella misma ha deseado.

 

Empieza el disco con unos sonidos que preludian los futuros sonidos industriales de una década después, una fuerte percusión y un piano que marcan el ritmo frenético de ‘Sat In Your Lap’, donde escuchamos una voz de Kate que pasa del susurro inicial a la irritación o la energía. Una canción que aún hoy suena moderna.

 

Después llega ‘There Goes A Tenner’, donde demuestra que por fin ya tiene dominado el music-hall y otra vez con su gran interpretación vocal nos adentramos en la emoción que siente un ladrón (o ladrona, aunque Kate es como Morrissey muchas veces, que puedes cambiarle el sexo al protagonista sin problema) al cometer un robo a gran escala y consigue que empaticemos con él, con líneas geniales como: “Both my partners / Act like actors: / You are Bogart / He is George Raft / That leaves Cagney and me / ("What about Edward G.?"). A quien le guste el cine clásico de gángsters, estará encantado.

 

Seguimos y encontramos otra grandísima canción, ‘Pull Out The Pin’, donde David Gilmour participa en la parte vocal y Kate Bush nos transporta en este caso a la guerra de Vietnam, haciendo que nos pongamos en la piel de un guerrillero vietnamita, letra que escribió por el impacto que le supuso el visionado de un documental de un reportero australiano inmerso en el bando Vietcong. El “silver Buddha” al que alude era la figura de Buda que llevaban colgado al cuello los vietnamitas y que se ponían en los labios al entrar en combate. Y resulta desgarrador escucharla cantando “I love life”, además de la atmósfera tenebrosa que consiguen con la música, recreando el sentimiento que uno puede tener sabiendo que se está jugando la vida en todo momento.

 

En ‘Suspended In Gaffa’ (que a saber lo que significa), vemos un estilo musical y una forma de cantar –hasta llegar al estribillo– que recuerda a la música japonesa, concepto reforzado por el vídeo musical en que hace unos movimientos de baile típicos de allí. El estribillo recuerda más al music-hall. Pero no deja de ser éste otro grandísimo ejemplo de cómo se pueden tomar ideas de otras músicas para realizar algo que suene original y vanguardista, además de melódico.

 

‘Leave It Open’ tiene un sonido todavía más futurista que ‘Sat In Your Lap’, con una voz casi robótica, y un ritmo también fuerte y estruendoso, para después deleitarnos con una exploración sonora total de su voz, unidos a una atmósfera sofocante que va creciendo en intensidad. A continuación, en ‘The Dreaming’ nos vamos volando a visitar a una tribu aborigen de Nueva Zelanda, con esa percusión tribal y los coros que nos recuerdan a esos cantos primitivos y boreales. En este caso, el resultado ya no es brillante, porque resulta demasiado lento y repetitivo el ritmo, así como el estribillo.

 

Con un álbum tan global musicalmente hablando, no podía faltar el toque céltico, que encontramos en ‘Night Of The Swallow’, al cual inicialmente empieza como una gran balada épica, pero después entran los instrumentos célticos para un estribillo igualmente épico y enérgico. Por otro lado, ‘All The Love’ es el guiño al estilo más característico de Kate Bush, la pena es que carezca de la grandeza del resto de composiciones y repita demasiado la palabra “love”, pero  no es una mala canción, para nada.

 

‘Houdini’ nos habla del famoso mago (de hecho la portada del disco es también un guiño hacia él, cuando mediante un beso su pareja le pasaba la llave que abría las cerraduras que le aprisionaban, tal como explica también la letra del tema). El estribillo resulta algo irritante, y es lo que resta puntos a lo debía ser otra magnífica composición.

 

Para el final, tenemos la grandísima ‘Get Out Of My House’, basada en El Resplandor de Stephen King, donde magistralmente crea un sonido que nos introduce en el horror de la locura desbocada y transformada en violencia, incluidos los gritos de angustia. Una canción para no escuchar con niños delante, definitivamente, y con un efecto aterrador, para escucharla solo cuando un@ esté preparad@ para recibir unas sensaciones de ese tipo.

 

Concluyendo, estamos ante un disco que comprensiblemente vendió mucho menos de lo esperado por la discográfica (aunque llegara al nº 3 en el Reino Unido) y provocó que Kate Bush se montara su propio estudio de grabación en su casa, que ya estaba bien de tener que aguantar a gente que solo entiende de números y no entiende que la música es un arte. Y es que este disco es, una vez familiarizado con las canciones, para deleitarse con los sonidos y voces que aparecen.

HOUNDS OF LOVE

Año de publicación: 1985 

Puntuación:

1) Running Up That Hill (A Deal With God); 2) Hounds Of Love; 3) The Big Sky;

4) Mother Stands For Comfort; 5) Cloudbusting; 6) And Dream Of Sheep; 7) Under Ice;

8) Walking The Witch; 9) Watching You Without Me; 10) Jig Of Life; 11) Hello Earth; 12) The Morning Frog; [BONUS TRACKS:] 13) The Big Sky (Meteorological Mix);

14) Running Up That Hill (12" Mix); 15) Be Kind To My Mistakes; 16) Under The Ivy;

17) Burning Bridge; 18) My Lagan Love.

Este disco fue el mayor éxito comercial de Kate Bush, por lo que fue un “¡Zas, en toa la boca!” a la discográfica que le había reprochado las menores ventas del disco anterior. El álbum está dividido en dos partes: la primera llamada igual que el disco y compuesta por cinco canciones; y la segunda es un ciclo de cortes llamado “La novena ola”, de propósito algo más ambiental pero en una estilo similar al resto del disco.

 

Aquí tenemos grandes clásicos de Kate, empezando por la canción inicial (‘Running Up That Hill’), donde sin aventurarse demasiado en exploraciones de su voz, crea un ambiente propicio con la estruendosa percusión para la desgarradora súplica que realiza en esta canción, una de sus grandes composiciones amorosas. La siguiente canción, la que da título al disco, no se queda precisamente atrás, y con un ritmo más enérgico y una compleja estructura (con esos “tu, tu, tu, tu, tu” marca de la casa), nos introduce en otra súplica emotiva, interpretada con maestría. El que se puede considerar como otro gran clásico es ‘Cloudbusting’, aparte de tener un inolvidable vídeo musical donde Donald Sutherland hace de padre inventor de una máquina de crear lluvia. La canción tiene un inicio magnífico, con un acompañamiento únicamente orquestal y un marcado punteo, para pasar después a esa gran melodía de violoncelo (¿lo es?) junto a una fuerte percusión marcial. El final épico y apoteósico es uno de los mayores logros en la carrera de Kate, con los coros y la percusión creando un efecto equiparable al que consiguen los cantos del Carmina Burana (vaya equiparación, ¡la libertad que da escribir las cosas uno mismo!).

 

También hay que destacar ‘Mother Stands For Comfort’, canción lenta con una gran melodía de sintetizador. Pero la canción más conflictiva en esta primera parte es ‘The Big Sky’. Conflictiva e importante pero en un sentido negativo. Y lo cierto es que el comienzo es bueno, similar al que encontraremos en ‘The Morning Frog’, aunque pronto aparecerá el machacador y simplista estribillo del “big sky” que además prácticamente no parará de repetirse una y otra vez, algo que a mí se me hizo insoportable para siempre. El problema de esta canción es que fue un éxito, así que cuando años después Kate quiso hacer su disco comercial y exitoso para retirarse con pasta a ser madre, tomó como referencia ‘The Big Sky’ y nos colocó la basura de The Red Shoes, rellena de canciones igual de simplistas, poco imaginativas y repetitivas.

 

La segunda parte del disco, el ciclo “The Ninth Wave”, es en general algo irregular y con menos originalidad de la que encontramos, en gran cantidad, en la primera parte. Por ejemplo, el inicio de ‘A Dream Of Sheep’ nos recuerda al inicio de ‘Night Of The Swallow’ de The Dreaming, además que no pasa de ser una aceptable canción acompañada únicamente de piano. ‘Under Ice’ es mejor y más misteriosa, aunque puede sonar algo repetitiva. ‘Walking The Witch’ es quizá lo más flojo, seguramente porque trata más de transmitir una sensación que de tener una melodía cuidada. Sin embargo, ‘Watching You Without Me’ es de lo mejor del ciclo, una aparente modernización del canto espiritual, con una música que sí que nos transporta perfectamente al interior de algo soñado. ‘Jig Of Life’ es la vuelta de la música céltica con, otra vez, un buen resultado, también con la misma fuerza en el estribillo que en el anterior disco, y recreándose a mitad canción con una danza céltica al uso, para volver a retomar después la parte inicial. En ‘Hello Earth’, en vez de danza céltica, nos colará (en el buen sentido) lo que parece la actualización breve de un canto gregoriano. La última canción del ciclo, ‘The Morning Frog’, también nos dejará con muy buen sabor de boca, con una Kate que se hace el contrapunto vocal a ella misma y nos regala un gran final.

 

En esta edición aparecen unos bonus tracks que están bastante bien, aunque nos incluyan un remix de ‘Big Sky’ todavía más horrible que el original y otro remix innecesario de ‘Running Up That Hill’. “Be Kind To My Mistakes” (grabada para una película) podría haber encajado perfectamente en la primera parte del disco, pues se trata de una gran canción que podría parecer el perfecto resultado de haber asimilado el estilo del Peter Gabriel en sus primeros discos en solitario. ‘Under The Ivy’ es otra de sus buenas composiciones de piano y ‘Burning Bridge’ parece una mera variación discreta del final de ‘Cloudbusting’. Finalmente, ‘My Lagan Love’ es una sencilla canción a cappella para lucimiento de Kate. Así que al final lo que tenemos es una primera parte casi impecable y una segunda parte más discreta, aunque al menos ésta tiene un etéreo hilo argumental que le aporta algo de interés al conjunto. Aun así, uno de los grandes discos de los 80.

THE SENSUAL WORLD

Año de publicación: 1989 

Puntuación:

1) The Sensual World; 2) Love And Anger; 3) The Fog; 4) Reaching Out;

5) Heads We're Dancing; 6) Deeper Understanding; 7) Between A Man And A Woman; 8) Never Be Mine; 9) Rocket's Tail; 10) This Woman's Work;

[BONUS TRACK:] 11) Walk Straight Down The Middle.

En la primera o primeras escuchas, este disco resulta decepcionante. No hay apenas melodías que nos enganchen al instante como solía pasar anteriormente. A mí, personalmente, hasta que por separado no fui viendo vídeos de algunas canciones, ni siquiera reparé en todas las grandes melodías que hay ocultas tras una producción y sonido bastante uniformes en este caso. Y bueno, tampoco ayuda mucho el que hayan algunas canciones realmente flojas, cosa que se agravará todavía más en The Red Shoes; es decir, por desgracia estamos en el período de caída libre de Kate Bush, aunque aquí la caída está todavía atenuada. El espíritu artístico tan personal le sirve todavía para componer algunas bellas piezas de carácter introspectivo, pero la tentación comercial tras el éxito alcanzado es difícil de manejar. También es complicado asimilar que, aquello que unos años antes podía resultar una novedad, luego se convierte en algo generalizado y vulgar que no posee el impacto de antaño.

 

El caso es que el inicio del disco parece una continuación del ciclo ‘The Ninth Wave’ del Hounds Of Love. De hecho, si éste fuera el primer álbum que escucháramos de la discografía de Kate, seguramente lo valoraríamos mucho más (sorprendentemente suele aparecer en listados del tipo <<los mejores discos de…>>). En este orden de cosas, ‘The Sensual World’, con su percusión cíclica y el sonido oriental, además de su inspiración en el monólogo de Molly Bloom en el Ulises de Joyce, así como ‘Love And Anger’, que podría entenderse como un ‘Big Sky’ que se hubiera realizado con gusto e inspiración (aunque también se podría haber recortado en un par de minutos), podrían haber encajado en el mencionado disco. Y con el título ‘The Fog’, la tercera canción se podría relacionar con lo ya comentado, pero curiosamente ya no recuerda tanto al álbum anterior, se trata de una pieza atmosférica que empieza en un estilo más pop pero que acaba envuelta en un sonido orquestal junto con un violín que a veces parece que va por libre, dándole un contraste interesante.

 

De hecho, el sonido atmosférico sería una buena definición para la sensación global del disco, pues así se pueden catalogar las tres canciones enunciadas, y el más bello ejemplo lo podemos encontrar en la intimista ‘Deeper Understanding’, con una letra que la podía haber hecho candidata perfecta para la película Her de Spike Jonze, pues se trata de la historia de una persona que encuentra en su ordenador el cariño y la calidez humana que no consigue encontrar en la gente que le rodea. Maravilloso el piano que se escucha hacia el final de esta canción, que sí tiene justificada su duración. Por otro lado, ‘Between A Man And A Woman’ es de lo peor que podría ofrecernos Kate en dicho sentido, pues en este caso la percusión repetitiva parece más un martilleo que un elemento del ritmo y aunque éste se acabe acelerando un poco, no deja de ser un intento fallido de mantener la atmósfera general del disco. ‘Reaching Out’ es una canción de pop más directo y convencional, entre la línea que separa la seriedad artística genuina de la balada de Rocío Jurado. En la siguiente ‘Heads We're Dancing’ repite la jugada pero con un sonido más rápido, aunque en este caso el resultado es todavía más discreto, recuerda a cualquier canción mediocre de Duran Duran, por mucho que la letra vaya de un supuesto baile con Hitler en el año 39, además de que la parte instrumental queda horrible, no solo por los “du-du-du”. Con ‘Never Be Mine’, por suerte Kate Bush nos vuelve a demostrar que todavía puede hacer canciones sencillas con gusto y con elaboración, con unas grandes voces adornando el sonido como en sus mejores momentos.

 

En ‘Rocket's Tail’ aparece David Gilmour tocando la guitarra, aunque en primer lugar escuchamos un canto a cappella de Kate acompañada de un gran coro (el Trío Bulgarka), donde se consigue un efecto como si poco a poco se fuera formando la gran melodía de esta canción. El sonido de guitarra por desgracia es demasiado genérico, pero pronto vuelve el juego de voces para seguir deleitándonos en una magnífica sección final. El corte que cierra lo que era el LP original, ‘This Woman's Work’, es una gran canción de piano de las que tan brillantemente ha realizado en su carrera. En este caso un emotivo lamento sobre las cosas de la vida que en una pareja pueden quedarse sin hacer o decir hasta que ya es demasiado tarde para corregirlo. Para dejarnos un mal sabor de boca, tenemos al final en forma de bonus track otra horrible canción que bien podría pertenecer a un disco de Cindy Lauper en vez de estar aquí. ‘Walk Straight Down The Middle’ no tiene melodía ni propósito ni ningún detalle instrumental que la distinga de cualquier canción de relleno de los ochenta.

 

En resumen, tenemos aquí dos vertientes, la siempre artística de Kate Bush, que nos deleita con sus texturas sónicas y sus letras imaginativas, y la comercial que no se distingue de la de cualquier otro músico de los 80 que pusiera su empeño en una producción estándar que le proporcionara las mayores ventas posibles. Por desgracia, algo le cegará para que elija el segundo camino.

THIS WOMAN'S WORK: ANTHOLOGY 1978-1990

Año de publicación: 1990 

Puntuación:

CD VII: 1) The Empty Bullring; 2) Ran Tan Waltz; 3) Passing Through Air;

4) December Will Be Magic Again; 5) Warm And Soothing; 6) Lord Of The Reedy River;

7) Ne T'En Fui Pas; 8) Un Baiser d'Enfant; 9) Under The Ivy; 10) Burning Bridge;

11) My Lagan Love; 12) The Handsome Cabin Boy; 13) Not This Time;

14) Walk Straight Down The Middle; 15) Be Kind To My Mistakes.

CD VIII: 1) I'm Still Waiting; 2) Ken; 3) One Last Look Around The House Before We Go...;

4) Wuthering Heights (New Vocal); 5) Experiment IV; 6) Them Heavy People (Live);

7) Don't Push Your Foot On The Heartbrake (Live); 8) James And the Cold Gun (Live);

9) L'Amour Looks Something Like You (Live); 10) Running Up that Hill (12" Mix);

11) Cloudbusting (The Organon Mix); 12) Hounds Of Love (Alternative);

13) The Big Sky (Meteorological Mix); 14) Experiment IV (12" Mix).

Box Set compuesto por ocho CD’s donde los seis primeros equivalen a sus seis discos de estudio publicados hasta ese año 90 y los dos últimos, que son los que comentaré, están compuestos de singles, rarezas, temas en directo y algunos remixes. Unas pocas de estas canciones ya se comentaron anteriormente, pues vienen incluidas como bonus tracks en Hounds Of Love y The Sensual World.

           

En el octavo CD, los cuatro temas en directo que encontramos son los correspondientes al EP On Stage, publicado en 1979 y que es una pequeña porción de su concierto en el Hammersmith Odeon de ese mismo año. Precisamente en 1994 sería publicado en video ese concierto, aunque únicamente aparecen doce de las veinticuatro canciones que componían la actuación. Los cuatro temas que aquí aparecen no superan a su correspondiente versión en estudio, son más una curiosidad para comprobar lo bien que sonaba también en directo, aunque lo imprescindible es poder verlo en imágenes, pues el concepto de interpretación en directo de Kate Bush incluía también la vestimenta y la coreografía. Se puede destacar que en ‘Them Heavy People’ se aprecia un sonido más reggae y que en ‘James And The Cold Gun’ tiene una coda novedosa, con unas buenas líneas de guitarra y donde el batería emula con su golpeo los disparos de Kate, pues ella aparecía armada para interpretar este dinámico tema.

 

Pero hablando ya del séptimo CD, encontramos en él los singles ordenados cronológicamente, datando los primeros de 1980, es decir, de la época del disco Never For Ever. ‘The Empty Bullring’ es un buen tema de piano de los que Kate consigue hacer interesantes por llenarlos de grandes melodías dentro de la sencillez aparente de su estructura. ‘Ran Tan Waltz’, como anuncia su título, es un vals pero sin la mitad de brillantez que su memorable ritmo de vals en ‘Army Dreamers’, cuya cara B de single fue ‘Passing Through Air’, gran tema que suena al estilo de The Kick Inside, con su gran instrumentación que realiza una perfecta transición entre la delicada parte inicial, su desarrollo rítmico y luego el dinámico estribillo. Como single independiente de 1980 (las anteriores eran caras B de canciones aparecidas también en el disco correspondiente), tenemos la genial ‘December Will Be Magic Again’, que engancha desde su mismo inicio con los “tu, tu, tu, tu, tu” y que tras unos delicados versos mezclados en varias melodías nos transporta hasta su memorable coda, que queda entre navideña y épica, pero grandiosa igualmente. Sin embargo, su cara B (‘Warm And Soothing’) es una discreta composición de piano.

 

De la época de The Dreaming, los tres singles que aparecen no están a la altura de esa obra de arte. ‘Lord Of The Reedy River’ es una composición de Donovan de finales de los sesenta que aquí suena más bien aburrida, en la que Kate se acompaña de un sintetizador pausado y algunos efectos sonoros, que incluye al propio Donovan en los coros. Los otros dos singles están cantados en francés, siendo ‘Ne T'En Fui Pas’ una convencional balada techno y ‘Un Baiser d'Enfant’ la translación al francés de ‘The Infant Kiss’, tema perteneciente al disco Never For Ever.

 

Los singles de la época de Hounds Of Love no comentados son muy flojos. ‘The Handsome Cabin Boy’ es un canto casi a capella que acaba repitiéndose demasiado, y ‘Not This Time’ es una horrible balada comercial que –coincidencia– fue cara B de la no menos lamentable ‘Big Sky’.

 

El disco octavo se inicia con tres flojos temas pertenecientes a la época de The Sensual World, pues todos ellos suenan a demos de menor calidad de temas ya conocidos, incluso ‘One Last Look Around…’ es una inacabada pieza instrumental de piano. Y hay que añadir que no se incluye aquí un lamentable instrumental llamado ‘The Confrontation’, que acompañaba a ‘Ken’ y a esta última en el single correspondiente. A continuación, nos llegan las únicas dos novedades que presentaba el recopilatorio The Whole Story de 1986: una innecesaria regrabación de ‘Wuthering Heights’ donde Kate sustituye su aguda voz adolescente del original; y un nuevo tema, ‘Experiment IV’, que tiene un acertado uso de los instrumentos sintetizados para crear una atmósfera intrigante perfecta para la inquietante historia que nos cuenta, donde unos científicos trabajan en la creación de un sonido que puede matar a quien lo escuche.

 

Lo que queda después de lo comentado son diferentes remixes de temas conocidos, sin más interés que la curiosidad de escucharlos, y donde el único que consigue aburrir es el de ‘Running Up That Hill’.

THE RED SHOES

Año de publicación: 1993 

Puntuación:

1) Rubberband Girl; 2) And So Is Love; 3) Eat The Music; 4) Moments Of Pleasure;

5) The Song Of Solomon; 6) Lily; 7) The Red Shoes; 8) Top Of The City;

9) Constellation Of The Heart; 10) Big Stripey Lie; 11) Why Should I Love You?;

12) You're The One.

Aquí llegamos a la lamentable aventura comercial de Kate Bush, que busca un sonido comercial y pegadizo acorde a los súper-ventas de las radio-fórmulas del momento, intentando no perder su espíritu, pero ¿cómo no perder el espíritu si cambias la esencia de hacer lo que te dicta tu creatividad para hacer lo que piensas que quiere escuchar el público masivo? En cualquier caso, que lo único que hubiera hecho desde el anterior disco fuera su participación en el disco tributo a Elton John y su letrista Bernie Taupin Two Rooms, con la olvidable versión de ‘Rocket Man’ –así como de su cara B de single, ‘Candle In The Wind’– ya era indicativo de que algo había pasado en la carrera de esta gran artista.

 

El inicio de ‘Rubberband Girl’ ya es indicativo de lo que vamos a escuchar en este álbum. Empieza con una percusión pregrabada, tal como ya había hecho antes, pero misteriosamente sin ningún encanto y con una monotonía que antes de un minuto ya se hace pesada de soportar. Luego tenemos una melodía pueril, con un estribillo de lo más simplón y unos horribles sonidos que van apareciendo, imitando los sonidos industriales y algo así como un solo de guitarra horripilante, más que los coros finales de Kate. Por desgracia, lo que ya hemos comentado será la tónica general del resto del disco, por lo que se podrían aplicar comentarios análogos a temas como ‘Lily’, ‘Constellation Of The Heart’ o ‘Big Stripey Lie’ (que si ya he utilizado los adjetivos “horrible” y ”horripilante”, aquí diré horrorosa para no repetirme).

 

‘And So Is Love’ tiene una buena atmósfera intimista, recordándonos lo mejor de The Sensual World, sin embargo la letra es demasiado simplista para lo que nos tenía acostumbrados (“life is sad and so is love”). Y es que únicamente cuando busca ese estilo intimista, sea con arreglos elaborados o con una arquitectura más simple con piano principal y algo de orquesta como en ‘Moments Of Pleasure’, es cuando gana algunos puntos. Precisamente en esta última es donde la letra vuelve a recordarnos a la mejor Kate Bush, con ese recuerdo a gente estimada de su entorno. Con ‘The Song Of Salomon’ parece que volvemos a tener otro tema de similar calado, pero por desgracia lo que tenemos es lo que podría ser una balada mediocre de Madonna, calificativo que podríamos utilizar igualmente en la final ‘You're The One’, con un solo de guitarra de lo más genérico que se puede encontrar, lo que podríamos oír perfectamente en una canción de Julio Iglesias.

 

Tenemos también un intento de incluir músicas del mundo con ‘Eat The Music’, que al principio suena bien, pero al repetirse tan continuamente el mismo ritmo, los mismos coros y como única novedad la aparición de trompetas estándares, al final lo que nos deja es con la intención de no volver a escucharla jamás. Además, la mediocridad también sobrevuela por el álbum, con temas que al menos a mí no me dicen nada, como ‘Top Of The City’ o ‘Why Should I Love You’, que ni están bien ni mal, simplemente mediocres, aunque la segunda suena algo mejor aunque nada novedosa, y tiene además una letra que queda algo irreverente con su mención a Jesucristo.

 

La canción que da título al disco, junto con algunos de los temas más intimistas que ya se han comentado, es de lo poco pasable que podemos encontrar aquí. En ‘The Red Shoes’ tenemos un curioso ritmo a base de instrumentos tradicionales y una interpretación vocal con al menos algo de energía y seguridad, aunque sea una canción que en cualquier otro disco no destacaría.

 

Tras este disco, Kate Bush se alejaría del mundo musical para dedicarse a su familia, tener hijos y criarlos. Quizá éste fue su intento de procurar sacarse un buen dinero para retirarse tranquilamente con toda comodidad, lástima que lo hayamos tenido que sufrir los demás. Así que ante tamaño despropósito, no puedo darle más que una estrella de puntuación.

AERIAL

Año de publicación: 2005 

Puntuación:

1) King Of The Mountain; 2) π; 3) Bertie; 4) Mrs. Bartolozzi; 5) How To Be Invisible;

6) Joanni; 7) A Coral Room; 8) Prelude; 9) Prologue; 10) An Architect’s Dream;

11) The Painter’s Link; 12) Sunset; 13) Aerial Tal; 14) Somewhere In Between;

15) Nocturn; 16) Aerial.

El gran retorno por la puerta grande que nadie esperaba, pero parece que el haberse dedicado a su vida privada y a su hijo Bertie, y haber podido gestar este disco tranquilamente sin presiones, al final ha servido para que recibamos otra obra maestra de esta artista musical. Es un disco doble aunque su duración total excede por muy poco los ochenta minutos, y tal como hiciera en Hounds Of Love, está dividido también por dos títulos diferentes: el primer volumen llamado A Sea Of Honey y el segundo A Sky Of Honey.

 

En el inicio del primer disco con ‘King Of The Mountain’ ya notamos una mejora cualitativa respecto a lo que nos encontramos por última vez en The Red Shoes, la percusión no es electrónica ni programada, ¡es una batería de verdad! En este caso, las capas de sintetizadores crean un efecto intrigante que nos introduce perfectamente en el aura artística de este álbum. Para los cinéfilos queda esa cita a Ciudadano Kane, nombrando Rosebud. También destacar que fue el primer single publicado para promocionar este álbum de retorno, que llevaba en su cara B una olvidable versión de ‘Sexual Healing’ de Marvin Gaye. A continuación tenemos la sorprendente ‘π’, que parece inspirada en la música del Renacimiento con esa memorable interacción entre el loop de sintetizador y el sonido acústico, y donde el estribillo consta de la recitación de todos los dígitos de este número. Bueno, mejor dicho, de un buen puñado, que ya sabemos que π es un número irracional y que tiene infinitos decimales. Lo sabemos, ¿no?

 

Si en la anterior canción se veía asomar el Renacimiento, en ‘Bertie’ (el nombre de su hijo) vemos un estilo más inspirado en el Barroco, pero con un bello sonido de cuerdas que no sabría decir si es de una guitarra acústica, pero que desde el inicio interpreta una maravillosa melodía que va liderando el tema junto al canto de Kate, a veces parece que inspirado en las danzas célticas.

 

‘Mrs. Bartolozzi’ empieza con una buena melodía de piano, aunque es un tema algo lento que todavía se decelera más en su parte final con los “washing machine”, en esa interpretación del personaje femenino que evoca a otro/a en la lavandería tras ver su camiseta. Tras esta sentida calma, llega pronto otro ritmo algo más enérgico y elaborado en ‘How To Be Invisible’, uno de los temas que más enganchan, bien llevado con otra atmósfera oscura y una gran guitarra que va dejando sus líneas por todo el recorrido.

 

En ‘Joanni’ se deja llevar por ritmos y sonidos que recuerdan por momentos al hip-hop o a un sonido tipo Massive Atack, lo cual no es precisamente su fuerte y por ello el resultado es más discreto, además de que la letra tampoco es muy evocadora. Sobre todo le sobra su intermedio instrumental, por sonar demasiado artificial. Más adelante, en ‘Somewhere In Between’ del segundo disco, sí que consigue hacer ese tipo de sonido pero con un resultado más personal, pues tiene una percusión que sigue siendo devota del hip-hop pero ahora con unas capas de sintetizador que sirven para crear una atmósfera de fantasía y evocación adecuada a esa segunda parte del disco.

 

En ‘A Coral Room’ retoma su maravillosa habilidad para componer sencillas pero grandiosas canciones con el único acompañamiento de su piano, en es caso en la rememoración nostálgica hacia una persona que nos supone recordar lugares u objetos que están íntimamente ligados a alguien. De esta manera se finaliza A Sea Of Honey.

 

La introducción al segundo disco y por consiguiente a la segunda parte llamada A Sky Of Honey mediante ‘Prelude’ nos viene indicada por los cantos de pájaros y de búhos (que volverán a aparecer tal cual en el breve intermedio que es ‘Aerial Tal’), que precisamente interaccionan con el piano con buen resultado. Acto seguido, ‘Prologue’ comienza con unas grandes notas de piano ubicadas en una atmósfera especial lograda con el sintetizador, para que entre la cálida voz de Kate llegando a cantar algunas líneas en italiano, para un relajado tema idóneo para momentos de calma y paz, aunque hacia el final entra una percusión que embellece todavía más el conjunto, pero que sin embargo le resta algo de esa relajación lograda.

 

‘An Architect’s Dream’ es un agradable homenaje hacia la figura del pintor y su proceso creativo, en un marcado ritmo que parece tomado de un bolero de Carlos Cano y que se repite demasiado. Su temática enlaza claramente con la siguiente, ‘The Painter's Link’, que es como un final diferente para el tema anterior, y que aquí sí le aporta ese toque diferente que requiere un tema de Kate Bush. Y tras él llegamos a uno de los momentos estrella de este disco, ‘Sunset’, que se compone de dos partes bien diferenciadas, la primera es una bella melodía tranquila, formada por un piano y una ligera percusión y bajo, que nos transportan por esa poética evocación del crepúsculo. La segunda parte viene precedida del anuncio de la llegada de la noche (“They go all the way up to the top of the night”) para introducirnos en uno de los ritmos más enérgicos y bailables que haya compuesto nunca, en una maravillosa y memorable parte donde se acompaña de coros que le aportan todavía más fuerza y épica. Éste es uno de esos temas ante los que hay que quitarse el sombrero.

 

‘Nocturn’, por su título, puede inducir también a pensar en otra composición de piano evocadora de los Nocturnos de Chopin, pero nada más lejos de la realidad pues se trata de un oscuro tema (apropiado título, pues) con unas intrigantes líneas de bajo y una gran interpretación vocal de Kate, con una letra desoladora e inquietante comparada con lo que hemos encontrado hasta ahora, y donde curiosamente se vuelve a citar “A sea of honey, a sky of honey” (igual que en ‘Sunset’), dándole esa continuidad conceptual a esta segunda parte del álbum, y acabando acto seguido con esos coros potentes por los que parece que tiene predilección y que sirven para enlazar con el grandísimo final que supone ‘Aerial’, donde tras un inicio tranquilo se da paso a otra memorable demostración de energía que nos va dejando diferentes pausas para que vuelvan a sonar los pájaros y otros sonidos, y así retomar ese potente ritmo pero añadiendo otros elementos como un gran solo de guitarra que suena entre rock y funky.

 

Y tras acabar este memorable doble álbum no podemos sino quedarnos con una expresión de satisfacción, no tan solo por el retorno de una de las más grandes artistas de la música pop-rock, sino principalmente por haber vuelto de manera tan espectacular y con una obra elaborada, inspirada y muy cuidada.

DIRECTOR'S CUT

Año de publicación: 2011 

Puntuación:

1) Flower Of The Mountain; 2) Song Of Solomon; 3) Lily; 4) Deeper Understanding;

5) The Red Shoes; 6) This Woman's Work; 7) Moments Of Pleasure; 8) Never Be Mine; 9) Top Of The City; 10) And So Is Love; 11) Rubberband Girl.

Como si la propia Kate Bush se hubiera sentido avergonzada de su última producción previa a su largo retiro, con el humorístico título de Director's Cut se propone revisar una buena parte de sus canciones de esa época, quizá como esperaba que hubieran sonado, aun siendo ella la productora, como dando a entender que se dejó seducir por el sonido más comercial del momento. En efecto, cuatro de las canciones provienen de The Sensual World (1989) y siete de The Red Shoes (1993), re-grabadas de tal manera que mantienen buena parte de su instrumentación original. Curiosamente, las canciones elegidas para revisar son en su mayoría aquéllas que en primer lugar no presentaban demasiados problemas en comparación con lo que lamentablemente había de relleno en esos discos.

 

El inicio con ‘Flower Of The Mountain’ (que no es otra que la regrabación de ‘The Sensual World’) recupera la idea original de Kate de utilizar como letra el monólogo interior de Molly Bloom en el último y magistral capítulo del Ulises de James Joyce, algo que no pudo realizar 22 años atrás por no disponer de la autorización legal para utilizar el texto. Por lo demás, musicalmente parece que mantiene lo mismo que la versión primeriza. En cualquier caso, encontramos también sorpresas agradables, canciones que han sido salvadas del olvido más justificado, como es el caso de ‘The Song Of Solomon’, donde consigue una mejor, mucho mejor, interpretación vocal, además de mejorar igualmente el acompañamiento instrumental, donde los sonidos graves acentúan el carácter amargo de esta desesperada plegaria amorosa, en este caso bien aderezado por los coros del Trío Bulgarka. De ‘Lily’ podríamos decir lo mismo, pues aunque tampoco sea para lanzar cohetes, al menos sí que se sitúa en la línea de lo que puede ser escuchado con cierto agrado, aun siendo un tema olvidable.

 

Si recordamos que ‘Deeper Understanding’ trataba de la enfermiza relación que una persona mantiene con un sistema operativo de un ordenador, que le aportaba esa comprensión y ese amor que no recibía de su entorno, quedaba claro que con las nuevas tecnologías Kate Bush conseguiría que ese sistema operativo sonara todavía mejor en esa mezcla de voz artificial pero melódica, sin perder nada de su gran efecto. Lo que no queda tan justificado son sus dos minutos adicionales de duración, quién sabe si queriendo darnos a entender la agonía que sufre el protagonista cuando parece que se le estropea el sistema. Y bueno, ¿en qué estuvo pensando Spike Jonze, que bien podría haber utilizado esta nueva versión en su película Her? Hubiera encajado a la perfección, incluso con una nueva versión empleando la voz de Scarlett Johansson en los momentos precisos, pues era ella quien proporcionaba la voz del sistema operativo de la citada película.

 

En ‘The Red Shoes’ se enfatiza el ritmo percusivo y la parte vocal sale también mejorada en el intento, por lo que en general se avanza en el buen camino con esta segunda versión al eliminar la producción ochentera que lastraba todo el disco al que pertenecía, como se puede comprobar más adelante en ‘Top Of The City’, que en primer lugar sustituye la artificial percusión electrónica del original por una batería normal y que transmite muchísimo más, apoyada por unas grandes líneas de bajo imperceptibles en el original (si es que existían). Y si en ‘Rubberband Girl’ podíamos estar temblando ante el nefasto recuerdo que nos dejaba la versión original, lo cierto es que aquí al menos se vuelve algo más agradable, incluso se llega a escuchar una armónica hacia el final, pues lo que consigue Bush es dotarle de algo más de vida con un sonido menos artificial. El único problema es el esencial de origen, es decir, el simplón estribillo que queda de lo más vulgar.

 

Sin embargo, en ‘This Woman's Work’ se pierde algo desde el comienzo, pues la intimidad que transmitía escuchar a Kate acompañada únicamente de su piano, aquí viene sustituida por un teclado que, si bien vuelve el sonido más variado, lo cierto es que al mismo tiempo disminuye la emotividad del original. Y lo mismo podría decirse de la parte vocal, pues en la original el lamento inicial de Kate Bush era de los que traspasaban todas las capas de la piel hasta penetrarnos en el interior. Por tanto, las nuevas capas de sonidos no parecen apropiadas para el mensaje transmitido en la canción y la vuelven demasiado larga. En ‘Moments Of Pleasure’ realiza el proceso inverso, es decir, la interpreta aquí con unos arreglos minimalistas consistentes en el piano y los coros, y análogamente al anterior caso se obtiene un resultado algo inferior; algo similar a lo que le ocurre a ‘Never Be Mine’, que aun sonando muy bien podemos observar como ha desaparecido el gradual crescendo instrumental que le aportaba su carácter apoteósico original. Por otro lado, para ‘And So Is Love’ introduce algunas líneas de guitarra eléctrica, prácticamente la única novedad apreciable respecto al original, que ya estaba suficientemente bien, aunque esta guitarra le aporta mayor dramatismo.

 

En definitiva, como si de una asignatura pendiente de Kate se tratara, con este disco consigue que algunas canciones mejoren lo presente, aunque por el camino también difumina la grandeza de unos pocos, pero que en cualquier caso no deja de ser un agradable disco pero nada imprescindible y que suscita interés por provenir de una artista caracterizada por la búsqueda de formas de expresión musicales diferentes.

En el mismo año que Kate nos ofrecía las nuevas versiones de algunas de sus últimas composiciones antes de su largo retiro de los noventa, también publicó otro disco con material nuevo, dejando claro su buen estado de forma creativa pero al mismo tiempo también delatando que su etapa más prolífica había quedado atrás, pues únicamente podemos encontrar siete canciones nuevas, todas ellas de larga duración, siendo la más corta de casi siete minutos. Hay una temática general a todo el disco y es, obviamente detectable con solo echar un vistazo a los títulos, la nieve, y por extensión la naturaleza y el amor a todo ser vivo, desde ese punto de vista victoriano que siempre ha sabido trasladar a su música y sus letras en los momentos que lo precisaran. Pero perfectamente se podría calificar este álbum como una sinfonía invernal donde se transmite la placidez, la delicadeza y sobre todo la soledad de lo que en un principio podría ser un tradicional invierno nevado en la dehesa inglesa. Sin embargo, ya conocemos a estas alturas las inquietudes de Kate Bush y sabemos que esa tendencia inicial, localista aunque universal, se puede transformar en cualquier momento en un sentimiento de múltiples personalidades y localizaciones, de ahí que hasta haya un tema dedicado a la figura del Yeti (‘Wild Man’).

 

Si tratamos el conjunto del disco –o casi– como una sinfonía, las tres primeras canciones se corresponderían con tres secciones de un adagio. Y cabe señalar que el inicio del disco coloca el listón bastante alto. ‘Snowflake’ es un tema intimista que crea una atmósfera calmada y de corte introspectivo a partir de unas notas de piano y unos golpes suaves de percusión con mazas, a través de los cuales va fluyendo la voz de Kate Bush como si fuera ese copo de nieve en movimiento que interpreta. A continuación, en ‘Lake Tahoe’ el ritmo vuelve a decelerarse todavía más, lo que por momentos puede resultar aburrido para este tema que presenta pocas variaciones durante sus once minutos de duración y que recuerda bastante a ‘Mrs. Bartolozzi’ del Aerial. De hecho, lo mejor son los momentos donde el tono va subiendo gradualmente a partir de un piano más fluido y la aparición de la percusión. El tema más largo de todo el disco es ‘Misty’, que incide en las características de todo lo comentado anteriormente, donde lo más destacado sean las líneas de piano que va dejando Bush por el camino. En sus últimos minutos vuelve a elevarse el tono, incluidas algunas notas alargadas de guitarra que van cayendo y que contribuyen a subyugar la tranquila atmósfera que se había ido desarrollando previamente.

 

Siguiendo con el símil respecto a una sinfonía, podríamos decir que la cuarta canción (‘Wild Man’) por su pegadizo sonido rítmico sería el minueto. Lo único que le falla un poco es el estribillo coral, pues quizá al intentar emular un canto étnico que haga pensar en una tribu del Nepal, al final el resultado suena algo forzado. Tras esta canción llegaría el andante cantabile mediante el dueto cantado junto a Elton John que encontramos en ‘Snowed In At Wheeler Street’, que quizá se haga demasiado larga hasta llegar a su clímax final con sus gritos de rabia (“Not again!”).

 

Y en principio, nuestra denominada sinfonía acabaría con el allegro correspondiente a la canción que da título al disco. Desarrollando una idea similar a la que le llevó a grabar una canción con los dígitos del número pi, en '50 Words For Snow' una voz masculina (del actor Stephen Fry) nos nombra cincuenta palabras de forma ordenada y pausada para denominar la nieve, recuento solo alterado por las frases de Kate Bush recordando el número de palabras que falta para acabar, lo cual también aporta algo de dinamismo para un tema que se hace demasiado largo al repetir su breve esquema durante más de ocho minutos. La última canción, ‘Among Angels’, no parece sino un apéndice sencillo sin más aportación que Bush y su piano, donde apenas se aprecia ninguna melodía, por lo que no proporciona un buen final de disco. En cualquier caso, no deja de ser una buena obra aun teniendo algunos momentos flojos o demasiado aburridos en ese afán de alargar los temas quizá para poder completar una duración más acorde con la era del CD, pero que al fin y al cabo no debiera ser el camino a seguir por ella, más si cabe cuando su momento más bajo se correspondió con aquél en el que se dejó influenciar por las modas y tecnologías del momento, algo todavía más sorprendente si se tiene en cuenta que afrontó con personalidad e impermeabilidad toda la desastrosa moda musical de los ochenta. Pero en general, lo que predomina en el disco es un sonido más intimista que nunca y un interés por desarrollar estructuras sonoras minimalistas, con mayor o menor acierto.

1) Snowflake; 2) Lake Tahoe; 3) Misty; 4) Wild Man; 5) Snowed In At Wheeler Street; 6) 50 Words For Snow; 7) Among Angels.

Puntuación:

Año de publicación: 2011 

50 WORDS FOR SNOW

BEFORE THE DAWN

Año de publicación: 2016 

Puntuación:

CD I: 1) Lily; 2) Hounds Of Love; 3) Joanni; 4) Top Of The City; 5) Never Be Mine;

6) Running Up That Hill (A Deal with God); 7) King Of The Mountain.

 

CD II: 1) Astronomer's Call; 2) And Dream Of Sheep; 3) Under Ice;

4) Walking The Witch; 5) Watching Her Without Me; 6) Watching You Without Me;

7) Little Light; 8) Jig Of Life; 9) Hello Earth; 10) The Morning Frog.

 

CD III: 1) Prelude; 2) Prologue; 3) An Architect's Dream; 4) The Painter's Link;

5) Sunset; 6) Aerial Tal; 7) Somewhere in Between; 8) Tawny Moon; 9) Nocturn;

10) Aerial; 11) Among Angels; 12) Cloudbusting.

Aquellos conciertos que realizara Kate Bush en 2014, treinta y cinco años después del último, fueron todo un acontecimiento musical que se vieron reflejados en este triple disco. Que se tardara tanto en publicarlo y que hasta la fecha no existiera ninguna grabación en vídeo, hacían pensar en que la calidad de las actuaciones no había sido todo lo buena que debiera. En cualquier caso este álbum nos deja claro que no van a ser unas actuaciones que vayan a pasar a la historia (salvo por su carácter simbólico y nostálgico), pero las interpretaciones están bien en general. Eso sí, que nadie espere encontrar un repaso a la carrera de la artista, porque los tres discos se nutren básicamente del Aerial y de Hounds Of Love, en este último sobre todo de la serie The Ninth Wave, la cual es interpretada al completo y con una novedad, la discreta pieza ambiental de piano ‘Little Light’.

 

Como si el énfasis se hubiera enfocado en la puesta en escena, la música que escuchamos es bastante fiel a su equivalente de estudio. Los ligeros cambios que encontramos tampoco es que sean relevantes, siendo los más evidentes las duraciones más extensas de muchos temas. Otros cambios más sutiles comprenden, por ejemplo, los coros finales de ‘The Morning Fog’ que aquí se asemejan más a los de ‘Cloudbusting’. Una lástima que por esa parte no hubiera sido más original, porque la canción está muy cambiada al estar interpretada por instrumentos acústicos que le proporcionan una cercanía muy positiva. ‘Prologue’ prácticamente dobla su duración para añadir un pasaje inédito en el que entran la batería y los instrumentos rock para introducir un fragmento repleto de fuerza que contrasta con la placidez de piano del resto del tema.

 

Hay temas que se extienden innecesariamente como ‘Somewhere In Between’, donde no podemos saber si el motivo era por alguna escenificación asociada que se estuviera representando. Y es que los pasajes instrumentales añadidos para alargar la duración de los temas suenan mecánicos, casi robotizados, sin vida, como si fueran unos músicos pagados para tocar lo que les han dicho y sin expresar nada con sus instrumentos. Es por ello que otras piezas como ‘Nocturn’ o ‘Aerial’ dejan más bien indiferente. Para que todo quede en familia, la inédita ‘Tawny Moon’ está cantada por el hijo que tuvo Kate y que fue en su momento el motivo de su abandono de la escena musical. Lamentablemente, este detalle maternal es lo peor del disco no solo por tener un sonido ya demasiado convencional y ni siquiera presentar una sola melodía, sino también porque el hijo de Kate Bush no sabe cantar. Y seis minutos es demasiado tiempo para tan escaso fruto.

 

Sentimientos encontrados confluyen una vez terminado de escuchar todo el repertorio. Por un lado, la alegría de poder escuchar un directo de ella; por otro, que nada nuevo nos ha aportado. Puesto que los conciertos volvieron a ser una mezcla de música, imágenes e interpretación (actores incluidos que interactuaban con la música, tal como denota la portada también), es inevitable repetir la necesidad de verlo todo en vídeo para poder apreciar el trabajo real que se preparó y ejecutó en esa serie de 22 conciertos londinenses. Por qué no se ha hecho en estos tiempos, como es habitual hoy en día, es la verdadera pena de esta obra. Consolémonos escuchando ‘Cloudbusting’ (gran coda coral), ‘Never Be Mine’ o ‘Under Ice’, que al menos nos quedemos agradados.

RECOPILATORIOS

THE WHOLE STORY

Año de publicación: 1986

Recopilatorio de mediados de los ochenta ya desfasado, porque únicamente se compone de canciones escogidas hasta el Hounds Of Love, algo que en cambio supone evitar algunas atrocidades de las que grabó después. Así pues, contiene la mayoría de sus grandes éxitos hasta su retorno en el siglo XXI, con dos excepciones para ese momento: la singularidad de regrabar ‘Wuthering Heights’ para sustituir su agudísima y jovencísima voz original por una interpretación más profesional pero que al mismo tiempo pierde la espontaneidad y el entusiasmo que transmitía la original; y por otro lado una nueva composición llamada ‘Experiment IV’. En cualquier caso, ambas canciones están incluidas en su posterior recopilatorio This Woman's Work.

VÍDEOS

LIVE AT HAMMERSMITH ODEON

Año de publicación: 1981

Hasta 2014, la única gira que había realizado Kate Bush fue la correspondiente a su The Tour of Life de 1979, tras la publicación de sus dos primeros discos, que quedó inmortalizada en esta grabación publicada dos años después. Lo más destacable de estas actuaciones es todo el conjunto, no solo la música, pues tanto el vestuario como la coreografía fueron concebidas por la propia Kate que, si bien no es Nureyev ni Petit, al menos ofrece naturalidad y esa gracia que le da tener un toque amateur para algunas de las representaciones, aunque todo a gran nivel. De hecho, en ‘Hammer Horror’ no canta y nos ofrece su coreografía con la música grabada de fondo, sin ni siquiera mover la boca para aparentar nada, pues son los movimientos y los gestos los que importan. Musicalmente no presenta apenas nada novedoso respecto a las versiones de estudio, aunque por ejemplo en ‘James And The Cold Gun’ introduce una coda instrumental final que en el escenario le sirve para representar una matanza donde una rápida percusión imita a los disparos efectuados por Kate Bush antes sus víctimas en el escenario, emulando a ese James de la canción que ha perdido su capacidad de valorar la vida humana. Tampoco hay que perderse la final ‘Wuthering Heights’, en la que la coda instrumental le sirve para despedirse del público muy emocionada con el rítmico movimiento de brazo. La única pega que se le puede poner a este vídeo es su corta duración, que no llega a los cincuenta minutos.

THE WHOLE STORY

Año de publicación: 1986

El recopilatorio ya citado anteriormente dio lugar también a una recopilación equivalente de vídeos musicales, que tratándose de Kate Bush debería haberse ampliado a la totalidad de vídeos existentes puesto que, aunque algunos sean algo más afortunados que otros, todos presentan un interés en comprobar la plasmación en imágenes de una música muy proclive a ello. Al menos podemos disfrutar de grandes filmaciones como la emocionante ‘Cloudbusting’ (con la participación estelar de Donald Sutherland), la sensual ‘Babooshka’ o la aterradora ‘Experiment IV’. En casi todas ellas podemos asombrarnos de la versatilidad mímica y coreográfica de Kate Bush, en todo su esplendor. Respecto a las canciones incluidas en el CD, aquí añaden como novedad la horrible ‘Big Sky’, que tiene el dudoso honor de ser el peor vídeo musical de todos los aquí incluidos.

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