CLÁSICOS DEL ROCK
ANÁLISIS DE LAS DISCOGRAFÍAS DE LOS ARTISTAS Y GRUPOS IMPORTANTES EN LA HISTORIA DE LA MÚSICA ROCK
ROY WOOD
WIZZARD BREW
Año de publicación: 1973
Puntuación:
1) You Can Dance The Rock'n'Roll; 2) Meet Me At The Jailhouse; 3) Jolly Cup Of Tea; 4) Buffalo Station/Get On Down To Memphis; 5) Gotta Crush (About You);
6) Wear A Fast Gun; [BONUS TRACKS:] 7) Ball Park Incident; 8) The Carlsberg Special (Pianos Demolished Phone 021 373 4472); 9) See My Baby Jive;
10) Bend Over Beethoven; 11) Angel Fingers; 12) You Got The Jump On Me;
13) Rob Roy's Nightmare (A Bit More H.A.); 14) I Wish It Could Be Christmas Everyday.
Tras la disolución de The Move, el primer paso de Roy Wood fue continuar la colaboración artística con Jeff Lynne mediante la fundación de la Electric Light Orchestra. Esta colaboración no se alargaría más allá del álbum de debut de dicha banda porque las diferencias artísticas entre ambos colegas llegarían a posiciones irreconciliables. Así, Wood se marchó pero llevándose consigo al que tocaba el violoncelo (Hugh McDowell) y al que tocaba los instrumentos de viento (Bill Hunt, nada que ver con la canción de The Jam). Con algunas incorporaciones más (incluida la repesca del bajista que tuvo en The Move) formó la banda Wizzard, que se convertiría en una de las más excéntricas y carismáticas del Reino Unido en esa época, debido a sus apariciones televisivas en las que iban ataviados con estrafalarias vestimentas, pinturas faciales, pelucas y lo que se terciara. A su lado, Roxy Music parecían vestidos de uniforme.
El debut de Wizzard preserva la mentalidad de Roy de liberar la música de restricciones y de tener la libertad de interpretar cualquier estilo a su manera, sobre todo si esta es chocante. Sorprende la extensa duración de la mitad de los temas de lo que era el LP original, sobrepasando sobradamente los cinco minutos. Pero una cosa que quedó bien clara desde el inicio es que Wizzard tendría dos caras bien diferentes: una sería la de los singles, destinados a buscar un sonido comercial y que les reportaría muy buenos resultados en ventas; la otra sería la de los álbumes, donde predominarían la experimentación y excentricidad de Wood.
Ante cualquier disco donde tenga participación activa Roy Wood hay que ir con actitud abierta y receptiva, porque nunca sabremos lo que nos vamos a encontrar. Aquí, nada más empezar tenemos un breve solo de una estruendosa batería para introducir la extravagante ‘You Can Dance The Rock'n'Roll’, que es como si un grupo de rockabilly quisiera sonar como otro de rock duro. Su parte vocal es muy vulgar y el estribillo demasiado simplón, y únicamente se salva por poseer una interesante instrumentación. El desconcierto es todavía mayor con la siguiente ‘Meet Me At The Jailhouse’, puesto que en sus casi quince minutos de duración asistimos a solos de saxofón y guitarra, muro de sonido abrumador, voces histéricas de Roy y algún que otro detalle humorístico que no produce ningún efecto debido a esa larga duración. Lo único con lo que podemos quedarnos es con los solos de guitarra, de los más extraños que se puedan escuchar en los setenta. Si hablábamos de bromas, la más evidente es ‘Jolly Cup Of Tea’, pues es lo que esperamos escuchar de una banda de pueblo en vez de un grupo de rock.
‘Buffalo Station/Get On Down To Memphis’ es una especie de homenaje al rock'n'roll de los años cincuenta que recuerda a ejemplos anteriores con The Move, aunque aquí suena mucho más desquiciado, empleando incluso disonancias para conseguir un efecto más impactante. Incluso se atreve a hacer una breve imitación de Elvis que queda hasta graciosa y que vuelve a repetir en ‘Gotta Crush (About You)’. Como una especie de descanso, nos dejan para el final la pieza más calmada y épica, ‘Wear A Fast Gun’, donde algunas memorables melodías de los vientos la adornan aunque contrastan demasiado con la manera de cantar de Roy, ligeramente desafinada por momentos. Lo mejor es la sección que llega a partir de los 5:30, pues se transforma en una relajada composición de cámara para cuerdas a la que al final se añadirán coros y batería para darle un final épico. Ya habíamos avisado de lo imprevisible que es este hombre.
Los bonus tracks completan la pintura de Wizzard, puesto que recogen los singles de la época. A diferencia del LP original, que está exclusivamente compuesto por Wood, en los singles participan varios de los miembros de la banda con aportaciones propias. Eso sí, podemos comprobar cómo las caras A le correspondían a aquel y en las caras B es donde tenían cabida las aportaciones del resto de miembros. Compuesta por Hunt, ‘The Carlsberg Special (Pianos Demolished Phone 021 373 4472)’ es como una actualización de Telemann al lenguaje rock, pues no es nada habitual que un clavecín lidere un tema instrumental en este estilo. ‘Bend Over Beethoven’, del violoncelista McDowell, podría parecer una broma sobre ‘Roll Over Beethoven’ de Chuck Berry, pero es simplemente un entretenido instrumental con diversidad de timbres. Y curiosamente, ‘You Got The Jump On Me’ y ‘Rob Roy's Nightmare (A Bit More H.A.)’ parecen salidos del último álbum de The Move, por lo que la mano de Wood sería esencial al actuar también como productor.
Sobre las composiciones del propio Roy, el rock'n'roll de los años cincuenta, tan añorado por él, vuelve a aparecer en las pegadizas ‘Ball Park Incident’ y ‘See My Baby Jive’, mucho más accesibles que las del LP original. Sin salirse de esa década, ‘Angel Fingers’ homenajea a las baladas de estilo Phil Spector con densidad sonora. En cambio, ‘I Wish It Could Be Christmas Everyday’ fue un exitoso single navideño en el Reino Unido, donde parece gozar de una gran consideración aunque no deja de ser como un villancico rock, con coros infantiles incluidos. Aunque el punto de locura de Wood está presente y por ello es más que una canción de Navidad.
Si hacemos un recuento global de todo lo que hemos podido escuchar, podemos concluir que, si no fuera por los bonus tracks de la reedición, este álbum tendría una valoración menor y estaríamos hablando de un desacertado inicio de andadura de Roy Wood (o de Wizzard, que al fin y al cabo es casi decir lo mismo). La apropiada adición de los singles le añade una mayor accesibilidad y permite que este debut pase con un aprobado raspado.
BOULDERS
Año de publicación: 1973
Puntuación:
1) Song Of Praise; 2) Wake Up; 3) Rock Down Low; 4) Nancy Sing Me A Song;
5) Dear Elaine; 6) Medley: All The Way Over The Hill/ Irish Loafer (And His Hen); 7) Miss Clarke And The Computer; 8) When Gran'ma Plays The Banjo;
9) Rock Medley: Rockin’ Shoes/She's Too Good For Me/Locomotive.
La historia de este álbum, el primero bajo el nombre de Roy Wood, es ciertamente asombrosa. En primer lugar, fue grabado casi en su totalidad en 1969, es decir, cuando Roy estaba en The Move y únicamente habían publicado su álbum de debut. Todos los instrumentos son tocados por él (excepto el armonio del primer tema), anticipándose realmente a otros multiinstrumentistas que grabarían sus propias obras en la década de los setenta, como Paul McCartney, Mike Oldfield o el maravilloso Stevie Wonder. Y por último, y no menos asombroso, la diversidad estilística de este álbum es ciertamente abrumadora. Que la portada esté pintada por él no es relevante porque no es tampoco ninguna obra de arte, pero sí que reafirma la naturaleza completamente individual de la elaboración de este intrépido y singular álbum.
Más variedad no puede haber cuando observamos que dos de los temas son medleys que podrían pasar por pertenecientes a varios autores. El primero de ellos refleja la vertiente pop de Roy, completada con un delicado pasaje instrumental de genialidad tímbrica y enlazada al final con una tonada de música céltica que demuestra la apertura artística a todo tipo de influencias. El último está bautizado como ‘Rock Medley’, aunque la palabra rock hay que tomarla en el sentido que le da Wood, es decir, más devoto de la década de los cincuenta que de lo posterior. De hecho, el comienzo es mediante un rockabilly que emula en cierta manera al primer Elvis Presley y sus contemporáneos. Luego llega la explosión melódica de ‘She's Too Good For Me’ y ya en su última parte podemos disfrutar de uno de los particulares pero incisivos solos de guitarra de Wood.
Si esto ya parece diverso, no es nada en comparación con el resto del disco. Romanticismo medieval asoma en ‘Dear Elaine’, pues los instrumentos de cuerda nos transportan muchos siglos atrás. Aparentemente, ‘Wake Up’ es un sencillo tema folk, pero como está repleto de detalles instrumentales (destacando la melódica flauta) y efectos sonoros, es muchísimo más que eso. Se le podría etiquetar como art-folk. Power-pop costumbrista al estilo de The Kinks es a lo que suena ‘Nancy Sing Me A Song’, aunque los magníficos coros pastorales de su parte central le hacen elevarse por encima de ese estilo. El tan adorado por Roy rock'n'roll clásico no podía faltar y en ‘Rock Down Low’ tenemos otro ejemplo al estilo florido tal como lo harían The Move en sus últimos discos. Y de ‘Song Of Praise’ simplemente puede decirse que es glorioso pop con mayúsculas.
La balada futurista ‘Miss Clarke And The Computer’ presenta una prodigiosa melodía vocal cantada en una voz de efectos robóticos porque Roy interpreta a una computadora que nos va narrando cómo la van desinstalando mientras recuerda a su ama Miss Clarke. Tiene su punto de humor porque en su tramo final, mientras asistimos en vivo a la desconexión de la computadora, la voz de Roy comienza a sonar como si fuera una máquina a la que se le acaba la batería. Instrumentalmente, es otro portento de composición al presentar unos excepcionales arreglos de cuerda, donde se inserta hacia la mitad un breve e inesperado pasaje de corte jazz. Así pues, sorprende doblemente que sea el propio Wood quien ejecuta toda la parte instrumental. El título de ‘When Gran'ma Plays The Banjo’ es meridianamente definitorio de su contenido. Escuchamos un animado banjo y a Roy haciendo una voz como si fuera mayor, todo en clave humorística. Es lo único discreto de todo el álbum.
Si en cuanto al multiinstrumentalismo de su autor ya citábamos en el primer párrafo a otros músicos equiparables, el contenido particular de este disco, de sonido muy personal aunque sea al mismo tiempo muy accesible, entronca a Wood con otros artistas más erráticos como Syd Barrett o Skip Spence. En consecuencia, Boulders emerge entre todos ellos como una obra definitiva que recoge una gran singularidad pero al mismo tiempo queda como un muestrario de genialidad melódica y estructural. Cómo una persona tan joven y sin apenas ayuda pudo hacer algo así en 1969 es digno de ser estudiado. Imprescindible.
2018
INTRODUCING EDDY & THE FALCONS
Año de publicación: 1974
Puntuación:
1) Intro; 2) Eddy's Rock; 3) Brand New '88'; 4) You Got Me Runnin';
5) I Dun Lotsa Cryin' Over You; 6) This Is The Story Of My Love (Baby);
7) Everyday I Wonder; 8) Crazy Jeans; 9) Come Back Karen; 10) We're Gonna Rock'n'Roll Tonight; [BONUS TRACKS:] 11) Rock & Roll Winter; 12) Dream Of Unwin; 13) Nixture; 14) Are You Ready To Rock; 15) Marathon Man.
2018
Tras haber realizado desde su primera etapa en The Move multitud de incursiones en la música de los años cincuenta y principios de los años sesenta, mediante este álbum Roy Wood (nuevamente bajo el nombre de su banda, Wizzard) confeccionó el mejor homenaje posible a esa música que tanto le había inspirado. Para ello, en primer lugar empleó la idea que inspiró a Paul McCartney para el Sgt. Pepper's de transmutarse en otra banda ficticia, que en este caso se haría llamar Eddy & The Falcons y que no dejaba de ser la misma formación de Wizzard. La titulada como ‘Intro’ sirve de simulación del camino que hacen unas personas para entrar a ver el concierto de Eddy, para que nos adentremos en ese mundo ficticio del rock'n'roll clásico que se inicia mediante el recargado instrumental ‘Eddy's Rock’, donde destaca el saxofonista de la banda aunque no tanto como en el rockabilly siguiente ‘Brand New '88'’, también mucho más ordinario.
El tributo de Wood también trasciende lo meramente estilístico en algunos casos y se personifica en artistas concretos de aquellos años. No solo por la imitación de la forma de cantar de Elvis Presley en ‘I Dun Lotsa Cryin' Over You’, que casi parece una broma, sino por otras propuestas más serias e incluso originales. Un breve preámbulo independiente de piano a lo Jerry Lee Lewis sirve de introducción a ‘Come Back Karen’, canción meridianamente devota del éxito ‘Oh Carol’ de Neil Sedaka, que en España es más conocida por la versión popularizada por el Dúo Dinámico. En cuanto a ‘Everyday I Wonder’, es una deconstrucción genial de la inolvidable ‘Runaway’ de Del Shannon, copiando la rítmica introducción y luego desarrollando una sublime variación melódica del motivo musical principal de esta, que incluye una excepcional coda. La parte vocal cantada por Wood es también de una brillantez y diversidad melódica a la altura de su genio.
El inicio de ‘We're Gonna Rock'n'Roll Tonight’ es también devoto de ‘Somethin' Else’ del malogrado Eddie Cochran, aunque luego se desarrolla de manera más convencional y con un Roy histérico en su manera de cantar. Y mediante ‘Crazy Jeans’ rememoran a Gene Vincent. Cabe destacar además un par de canciones muy pegadizas en ese estilo nostálgico de los cincuenta como son la animada ‘You Got Me Runnin'’ y la balada ‘This Is The Story Of My Love (Baby)’, la cual está producida al estilo ornamentado de Phil Spector. Esta última canción viene introducida también por una breve introducción de piano tipo boogie que nada tiene que ver con el resto del tema, un recurso que ya habíamos comentado antes para ‘Come Back Karen’ y que también encontraremos en alguna canción más.
En los bonus tracks lo más destacado son curiosamente los dos temas que menos tienen que ver con el resto canciones. Por un lado, ‘Dream Of Unwin’ es una especie de folk progresivo que suena más a su etapa con The Move, mientras que ‘Marathon Man’ es un animado instrumental también de corte más progresivo aunque sea bastante breve. El resto se mantiene en la misma tónica cincuentera pero de manera más convencional, donde ‘Rock & Roll Winter’ queda como lo único flojo de todo el álbum, pues parece únicamente el intento de repetir el éxito navideño que tuvo ‘I Wish It Could Be Christmas Everyday’.
Así pues, el mérito de este disco está en que, para quienes no sean consumidores habituales de la música rock pre-Beatles y tampoco se sientan especialmente atraídos por ella, se consigue condensar la mejor esencia de aquella época con una producción más actualizada y con el innegable gancho que poseen las composiciones. Tras la grabación de este álbum, Roy Wood disolvería para siempre a Wizzard. Tampoco es que sea algo relevante en el entendido de que él era quien componía y producía, excepto algunas caras B de los primeros singles. Y además, es multiinstrumentista, ¿qué más podía necesitar?.
MUSTARD
Año de publicación: 1975
Puntuación:
1) Mustard; 2) Any Old Time Will Do; 3) The Rain Came Down On Everything;
4) You Sure Got It Now; 5) Why Does A Pretty Girl Sing Those Sad Songs;
6) The Song; 7) Look Thru' The Eyes Of A Fool; 8) Interlude; 9) Get On Down Home;
[BONUS TRACKS:] 10) Oh What A Shame; 11) Bengal Jig; 12) Rattlesnake Roll;
13) Can't Help My Feelings; 14) Strider; 15) Indiana Rainbow;
16) The Thing Is This (This Is The Thing).
Al final, Roy Wood se dio cuenta de que, si él podía tocar todos los instrumentos, ¿para qué necesitaba lidiar con una banda y sus problemas? Como demostración de que estaba capacitado para ello, en el libreto podemos ver una buena cantidad de fotos de Roy tocando todo tipo de instrumentos, incluido el oboe y la gaita. También vemos una foto de Annie Haslam de Renaissance, quien participa con su voz en algunos temas y a quien se le añade el sobrenombre de “The Lovely” en el libreto. No en vano, acabarían siendo pareja. Musicalmente, este álbum ahonda en las vertientes ya conocidas de Roy, es decir, en su gusto por la música de su adolescencia y en las mezclas estilísticas imprevisibles e improbables, saliendo triunfante como siempre.
El álbum se inicia con ‘Mustard’, una de esas bromas de Wood en las que rinde homenaje al mismo tiempo a la música de los años cincuenta (o anteriores) que tanto era de su agrado. Aunque mucho mejor homenaje resulta ser la siguiente canción, ‘Any Old Time Will Do’, repleta de memorables melodías vocales que no escatiman en detalles sonoros como los embellecedores coros, las partes de instrumentos de viento o la guitarra a lo George Harrison que van cayendo. Una verdadera actualización de las grandes composiciones de veinte años antes. Por otro lado, ‘You Sure Got It Now’ se divide en dos partes bien diferenciadas, donde la primera mantiene el estilo revival de ‘Mustard’ mientras que la segunda parte es uno de esos temas rock de apariencia más clásica pero con un vigoroso y prominente ritmo que le da un aire diferente. En algunos casos como en ‘Why Does A Pretty Girl Sing Those Sad Songs’, Roy no se esconde y abiertamente se sumerge en el estilo más Phil-Spectoriano posible, logrando un notable resultado como era de esperar, ya que la faceta como productor de Wood no se suele reconocer tanto pero es de primerísimo nivel. También como una producción de Spector, pero del más festivo, podría pasar la jovial ‘Look Thru' The Eyes Of A Fool’, otra demostración de versatilidad y dominio en el conocimiento de lo que es una grabación musical.
No faltan baladas orquestales como ‘The Rain Came Down On Everything’ (donde podemos escuchar la voz extra-aguda de Annie Haslam al principio) o la genial ‘The Song’, ya que en esta última a partir de los dos minutos se embarca en una extensa sección instrumental donde se desarrolla una hermosa parte de piano que recuerda a las mejores sonatas de Beethoven y que se apoya también en otros instrumentos clásicos de bella factura. La participación de Annie Haslam es mucho más reconocible en el bonus track ‘The Thing Is This (This Is The Thing)’, pues en el fragmento que puede escucharse a partir de los 3:46 parece que sean los mismos Renaissance quienes están sonando.
En el tema que cerraba lo que era el LP original, ‘Get On Down Home’, aparece como invitado nada menos que Phil Everly (uno de los hermanos de los míticos Everly Brothers) para cantar junto a Roy, aunque la canción tiene un sonido pesado que en principio no encajaba para nada con el angelical repertorio que desarrollaron los Everly Brothers. Pero bueno, Roy Wood es un genio y por tanto sabe rentabilizar bien el contraste tonal de las dos voces para los momentos que lo requieren, aunque el mayor empuje está en el potente ritmo, pues el tema se podría catalogar como un ‘Helter Skelter’ menos desquiciado y con instrumentos de viento, donde no falta un solo de estruendosa batería a lo Bonham y un fiero solo de guitarra en la parte final. Lo más curioso es que este tema viene precedido por un breve interludio (‘Interlude’) solemne y de gran lirismo, donde no faltan las gaitas, y que no encaja para nada con el cambio drástico de registro de ‘Get On Down Home’.
Si hablamos de los bonus tracks, encontramos un poco de todo lo ya visto, aunque los temas son menos descollantes que los que conformaban el LP original. Por supuesto, no podía faltar el consabido rock'n'roll clásico tan socorrido por Wood y que tiene aquí un ejemplo más mediante ‘Rattlesnake Roll’. Lo único que tiene de interesante ‘Oh What A Shame’ son los juegos de voces tipo Beach Boys que se escuchan en algunos momentos. De lo mejor es el exótico instrumental ‘Bengal Jig’, donde a base de imitar de alguna manera el sonido del sitar, aprovecha también para mezclar música folk inglesa, céltica (gaitas incluidas) y quién sabe qué más. Hay otro instrumental titulado ‘Strider’ que es también muy peculiar pero al que le faltarían melodías más reconocibles para estar a la misma altura.
En definitiva, nos queda otro singular disco de estilo ya reconocible pero que no deja de sorprender por su variada propuesta. Cuesta también de cogerle el punto en las primeras escuchas por la densidad de sonido y la gran cantidad de detalles que poseen las canciones, que denotan la cuidada elaboración de las composiciones y el arduo trabajo de estudio posterior. Un ilustre álbum que no defraudará a quienes conozcan la obra de Roy Wood.
SUPER ACTIVE WIZZO
Año de publicación: 1977
Puntuación:
1) Life Is Wonderful; 2) Waitin' At This Door; 3) Another Wrong Night;
4) Sneakin'; 5) Giant Footsteps [Jubilee]; 6) Earthrise.
De acuerdo con las propias palabras de Roy, el nuevo proyecto como la Wizzo Band fue el intento de tocar jazz-rock por parte de un grupo de rock'n'roll, es decir, justo al contrario de lo que era lo habitual en los setenta, cuando los músicos de jazz se lanzaban sin dudar a esa fusión de jazz-rock que les daba mayor vitalidad y notoriedad, aunque en algunos casos se quedaban demasiado cercanos al jazz y no trascendían esa frontera. Así pues, se juntó con otros músicos, entre los que se encontraba de nuevo su antiguo bajista de The Move Rick Price, para de esa manera darle forma a unas nuevas composiciones pensadas para ser ejecutadas en conjunto. Son seis temas largos que no bajan de los cinco minutos y que en un par de casos superan los diez, dejando libertad para los desarrollos instrumentales que unas veces quedan escasos y otras son bien aprovechados para justificar la duración.
Los temas más claramente de jazz-rock son quizá los menos atrayentes, sea el atascado ‘Sneakin'’ o incluso el inicial ‘Life Is Wonderful’, donde la excesiva repetición del ritmo y riff principales no acaba de convencer y por ello sus mejores momentos son aquellos en los que canta Roy, así como también en ‘Sneakin'’ lo mejor es la parte vocal. Mejor sensación deja ‘Waitin' At This Door’ por contener destellos de genialidad de los que se esperan por parte de Wood, como ese nexo instrumental pasados los tres minutos.
Como una manera de dotar al álbum de diversidad dentro de un estilo tan encorsetado a veces como el jazz-rock, aires funk asoman en el ritmo de la sección principal de ‘Another Wrong Night’, en la cual no faltan incisos en forma de impecable solo de guitarra (situado entre el rock duro y Santana) o del inevitable solo de batería, el cual afortunadamente es breve y da paso a un saxofón que recuerda de manera manifiesta en sus primeras notas a ‘Peaches En Regalia’ de Frank Zappa. Más funk todavía resulta ‘Giant Footsteps [Jubilee]’, que en su inicio está aderezada por una de esas hipnóticas melodías de Wood que a continuación se desarrolla con gusto dentro de los cánones jazzísticos de la aparente improvisación. Lo más llamativo del disco lo encontramos en el tema final, ‘Earthrise’, pues se trata de un rock más propio de la última etapa de The Move si atendemos a esa manera de comenzar que podría pasar también por unos Led Zeppelin reposados. Dura once minutos igual que ‘Another Wrong Night’, por lo que hay lugar para más incisos (por ejemplo un breve boogie como toque de humor) e incluso un cierto toque épico en la parte vocal.
En cualquier caso, no estamos ante un álbum fácil de escuchar. No quiere esto decir que la música sea compleja puesto que, para tratarse de jazz-rock en general, suena todo muy accesible. Pero solo la brillantez de Roy Wood, cuando se deja translucir, eleva el resultado por encima de lo que sería cualquier disco vulgar del género. De hecho, esa diferencia es lo único que dota a este álbum de interés incluso para quienes no tengan al jazz-rock como un estilo atractivo.
ON THE ROAD AGAIN
Año de publicación: 1979
Puntuación:
1) (We're) On The Road Again; 2) Wings Over The Sea;
3) Keep Your Hands On The Wheel (Said Marie To The Driver); 4) Colourful Lady; 5) Road Rocket; 6) Backtown Sinner; 7) Jimmy Lad; 8) Dancin' At The Rainbow's End; 9) Another Night; 10) Way Beyond The Rain.
Tras el inciso para infiltrarse en el mundo del jazz del álbum anterior, Roy volvía a terrenos más familiares y menos aventurados para relajarse un poco. Mantenía a algunos de los músicos que le habían acompañado en la Wizzo Band, especialmente al teclista Paul Robbins, y volvía a contar con colaboraciones sorprendentes de Annie Haslam (Renaissance), Carl Wayne (el cantante que tuvo The Move) y, la mayor sorpresa de todas, al estruendoso batería de Led Zeppelin que fallecería un año después: John Bonham. Que estos nombres no te creen expectativas altas, puesto que las composiciones en general no están a la altura. El relajamiento que suponía este disco se extendía hasta la creatividad para la composición.
En esta ocasión, es como si Roy se hubiera cansado de estar continuamente buscando ideas innovadoras y originales para dejarse llevar por sus gustos y la corriente musical del momento. De hecho, en ‘(We're) On The Road Again’ parece que esté haciendo música disco de la más habitual, que para 1979 ya no tenía nada de gracia, mientras que ‘Dancin' At The Rainbow's End’ parece que sea la continuación, más de lo mismo. Algo similar podría decirse de ‘Colourful Lady’, un funk atascado que parece querer seguir la estela de ‘Miss You’ de los Rolling Stones pero que se queda como un intento fallido de incursión en el género.
Como un disco de Roy Wood sin rock'n'roll de corte clásico es como una paella sin pimientos, aquí tampoco podía faltar, si bien ‘Keep Your Hands On The Wheel’ o ‘Road Rocket’ suenan entretenidos pero sin nada especial que aportar salvo algún puntazo instrumental de Wood que tampoco consigue que estos temas superen la categoría de pasable. En ‘Backtown Sinner’ parece inmiscuirse en terreno de la Electric Light Orchestra al realizar una introducción de violoncelo, pero luego se desarrolla en el mismo estilo de rock'n'roll clásico, si bien resulta mucho más cansino escucharlo, como si estuviera repitiendo lo ya conocido una y otra vez. Es lo peor del álbum junto a ese desconcertante pastiche de música disco que parece ‘Another Night’, que no funciona ni como parodia.
Composiciones a la altura de lo que esperamos del gran Roy Wood hay ciertamente pocas, pero algo se puede encontrar. Memorables melodías vocales recorren ‘Wings Over The Sea’, una de ellas repetida luego como leitmotiv primero por la guitarra (sin que suene a otra cosa que a repetición) y hacia el final, con mucho mejor resultado, por el acordeón. Quizá sea la excesiva repetición lo que juega en su contra, pero presenta muchos detalles instrumentales que la convierten en uno de los pocos momentos de grandeza de este álbum. Dentro de un estilo más folk encontramos ‘Jimmy Lad’, en la cual Roy añade unos pasajes instrumentales de gaita algo forzados que no deben desviar la atención de la cuidada parte vocal repleta de deliciosas armonías y contrapuntos vocales. Y ya solo nos quedaría para salvar el tema final, ‘Way Beyond The Rain’, de cierta épica y regusto progresivo que dejan al menos una buena sensación al acabar.
Lo que salva este álbum de un naufragio artístico total es que todavía puede apreciarse ese toque especial de Wood para las melodías y la producción, aunque de manera muy dispersa, cada vez más. Era un aviso de que su capacidad como compositor estaba en proceso de caída libre. Durante los años ochenta ya solo publicaría unos pocos singles hasta el bochornoso retorno que veremos a continuación.
STARTING UP
Año de publicación: 1987
Puntuación:
1) Red Cars Are After Me; 2) Raining In The City; 3) Under Fire;
4) Turn Your Body To The Light; 5) Hot Cars; 6) Starting Out; 7) Keep It Steady;
8) On Top Of The World; 9) Ships In The Night.
La vuelta de Roy Wood con un nuevo disco bajo el brazo era en principio una gran noticia. Pero estamos en 1987 y, si hacemos un poco de memoria, es uno de esos tres años (1985-86-87) fatídicos en la historia del rock, donde muchos de los grandes nombres de las décadas anteriores cayeron en un vacío creativo alarmante que tuvo como consecuencia la proliferación de penosos discos que están entre lo más ignominioso no solo de la propia discografía de esos artistas, sino de la música pop-rock en general. Roy no fue inmune a esta epidemia y publicó este álbum que nunca debió haber existido.
Lo único mínimamente decente que encontraremos en él es el primer tema, ‘Red Cars Are After Me’, donde solo puede objetarse la horrorosa percusión programada. Por lo demás, esta canción está interpretada en un estilo de principios de los sesenta, muy devoto de Phil Spector y con una parte vocal con cierto gancho. Incluso hay un solo de guitarra bastante bueno, algo insólito para este álbum. Pero en todo lo demás, ya no se levanta cabeza. ‘Turn Your Body To The Light’ podría pasar por uno de esos singles estériles típicos en esos años, pero esa inmersión en la vulgaridad más descarada no sirve de atenuante para Wood. En cambio, ‘Under Fire’ posee una parte vocal que podría haberse aprovechado para algo mejor, pero aquí se ahoga en un bochornoso acompañamiento instrumental que suena a organillo de Casio, tan en boga en los ochenta.
Otros temas como ‘Raining In The City’ o ‘On Top Of The World’ no podrían funcionar ni como parodia de los estilos antiguos que tanto gustaban a Roy, puesto que quedan como imitaciones sin gracia alguna, lastradas irremisiblemente por una producción horrenda y artificial que, en vez de insuflarles vida como antaño, las acaba de etiquetar como nostalgia baratera sin valor alguno. Lo gracioso es que, en teoría, participan músicos de orquesta en ‘On Top Of The World’, pero apenas se aprecia y tampoco es que hubieran conseguido mejorar mucho más el resultado. De hecho, los violines suenan igual que si se hubieran imitado con los sintetizadores.
Del resto de temas ni siquiera vale la pena escribir nada más, porque es más o menos repetir lo ya dicho, música rebosante de sintetizadores para intentar ocultar la falta de inspiración en la composición. Un engendro como este es lo último que hubiéramos esperado de un genio como Roy Wood, pero sucumbió a las modas del momento igual que otros grandes músicos del rock, cayendo en el grave error de querer darle a la gente lo que pide. Pero las modas son pasajeras e irracionales, mientras que este producto ha quedado como un borrón mayúsculo en la trayectoria de Wood. Nunca más volvería a grabar un álbum y no pasaría de algún que otro single sin repercusión alguna. Un desastroso canto de cisne.
EXOTIC MIXTURE: BEST OF SINGLES A's & B's
Año de publicación: 1999
Puntuación:
CD I: … 6) Going Down The Road; 7) The Premium Bond Theme; 8) Forever;
9) Music To Commit Suicide By; … ; 19) The Stroll; ...
CD II: … 2) I Never Believed In Love; 3) Inside My Life;
4) Dancing At The Rainbow's End; … ; 7) Rock City; 8) Givin' Your Heart Away;
9) Green Glass Windows; 10) The Driving Song; 11) It's Not Easy; 12) Moonriser;
13) We Are The Boys (Who Make All The Noise); 14) Rockin' On The Stage; … ;
17) Sing Out The Old - Bring In The New; … ; 19) One-Two-Three.
Después de los años sesenta, no quedaron muchos artistas que mantuvieran una diferencia entre la producción de LP’s y singles como dos conceptos separados, pero Roy Wood sí fue uno de ellos. Una buena cantidad de esos singles vienen ahora añadidos en las reediciones en CD de los álbumes, pero aun así se quedaron muchas canciones en el olvido que irían apareciendo en diversas recopilaciones como la que procedemos a comentar aquí. Se recogen temas de todas las épocas tras la salida de The Move y de la Electric Light Orchestra, lo cual proporciona una acertada panorámica de toda su carrera, si bien su eclecticismo es tal que al mismo tiempo puede dejar muy desconcertad@ a quien se acerque por primera vez a la música de Roy Wood con un recopilatorio. En cualquier caso se van a comentar los temas inéditos, que son justamente los que aparecen escritos en la parte superior.
La intuición nos dice que lo mejor lo encontraremos en los temas de la primera mitad de los setenta, su etapa más vistosa. Y en este caso la intuición no nos estaría fallando. La intención del título de ‘Music To Commit Suicide By’ no es conocida, pero su sonido no trae a la mente una acción tan radical. Es como una mezcla entre la música barroca y el jazz, con más aspecto de mini-sinfonía de gran diversidad, que debido a su escasa duración nos deja con ganas de más. Es de 1973 y se nota, porque es un Roy Wood en plena forma. Es de lo poco que vale la pena destacar de este álbum (o sea, entre los temas inéditos) junto a la animada ‘Going Down The Road’, la cual conjuga el pop de la época de The Move con el folk tradicional inglés y que en algunos recopilatorios va además titulada como A Scottish Reggae Song, ahí es nada. Este último tema es de 1974, igual que el extraño instrumental ‘The Premium Bond Theme’, que es bastante entretenido y solo le faltaría poseer alguna melodía más original, puesto que suena demasiado estándar por momentos.
En 1977, Annie Haslam debutaba en solitario al margen de Renaissance mediante el álbum (bastante flojo, por desgracia) Annie In Wonderland y, tras haber participado en Mustard, consiguió que su debut fuera arreglado y producido por Roy Wood, quien además tocó una buena cantidad de instrumentos en él. De ese álbum se recuperan aquí dos canciones, ‘I Never Believed In Love’ y ‘Inside My Life’, si bien la segunda de ellas no está escrita por Wood aunque al menos es dinámica y entretenida, escrita por Jon Camp y precursora de la época ochentera de Renaissance, la más comercial y vulgar. En cambio, ‘I Never Believed In Love’ está escrita por Roy y presenta unos cuidados arreglos, pero suena a copia barata de lo que serían Sergio y Estíbaliz pasados por Phil Spector. Ahí queda eso.
De la Wizzo Band, aquella breve inmersión de 1977 en el jazz-rock, nos quedan aquí un par de singles. Uno de ellos es ‘The Stroll’, de un tono animado donde pasados los dos minutos nos introducen un fragmento de rock'n'roll clásico y desenfadado, que no se sabe bien qué pinta ahí. Cosas de la extravagancia de Roy. El otro tema de la Wizzo Band poco tiene que ver con el jazz-rock, puesto que ‘Dancing At The Rainbow's End’ parece más bien devota del Sonido Filadelfia y suena igualmente agradable.
El estilo retro de los cincuenta de ‘Forever’ no esconde la influencia que señalaba Roy, quien definía este tema como inspirado en Neil Sedaka y los Beach Boys, a partes iguales. Eso no le salva de sonar un poco hortera, sobre todo cuando repite el título. Ese estilo retro tan socorrido no puede faltar en más ocasiones, sobre todo en su última etapa de los ochenta que ya suena vulgar y cansada, desde 1982 con ‘It's Not Easy’ hasta otros temas como ‘Sing Out The Old - Bring In The New’ y ‘One-Two-Three’. En cambio, ‘Moonriser’ es una pequeña joya, muy pequeñita en realidad, pero que al menos rememora la genialidad de Wood para las melodías y los detalles instrumentales emocionantes. Parece que fue como un último soplo de creatividad que sobrevoló por su mente, porque los años ochenta fueron totalmente desastrosos, como demuestran sus dos últimos proyectos previos a aquel lamentable final con Starting Up. A principios de esa década se pudo encontrar a los Roy Wood's Helicopters, que incluían al bajista de Renaissance, pero no realizaron mucho más que un desafortunado intento de nostalgia disco (‘Givin' Your Heart Away’) o de simple nostalgia sin ofrecer nada interesante para ello (‘Green Glass Windows’, ‘Rock City’). Peor todavía si cabe fue el entretenimiento bajo el nombre de Rockers en 1983, que incluía al bajista Phil Lynott de Thin Lizzy, puesto que dejó como resultado dos lamentables temas. Por un lado, ‘We Are The Boys (Who Make All The Noise)’ es un penoso popurrí de éxitos de rock'n'roll clásico pasado por una producción típica de los ochenta, donde se incluyen previsibles fragmentos de ‘Great Balls Of Fire’, ‘Roll Over Beethoven’ o ‘Somethin' Else’. Casi siete penosos minutos. El segundo tema incluido de estos Rockers no es que mejore mucho el panorama, puesto que ‘Rockin' On The Stage’ es otra vulgar pieza del mismo estilo que podría haber compuesto cualquier rockero de medio pelo.
Queda bastante claro que esta recopilación no dejará satisfecho ni a los noveles en la música de Wood, que notarán la excesiva variabilidad cualitativa en su contenido, como tampoco podrá satisfacer a quienes estén deseosos de escuchar nuevo material de este brillante compositor y arreglista, pues la mayoría de las novedades no pueden compararse ni de lejos con sus mejores composiciones. Salvo los cuatro temas destacados, el resto no es más que una pérdida de tiempo.
MAIN STREET
Año de publicación: 2000
Puntuación:
1) Main Street; 2) Saxmaniax; 3) The Fire In His Guitar; 4) French Perfume;
5) Take My Hand; 6) Don't You Feel Better; 7) Indiana Rainbow;
8) I Should Have Known.
Los primeros años en solitario de Roy Wood tras su salida de la Electric Light Orchestra fueron de gran actividad y muy prolíficos. En 1975 pretendía seguir con su propia banda Wizzard y llegó a grabar lo que hubiera sido la continuación de Introducing Eddy & The Falcons, que finalmente fue rechazada por la discográfica, la cual por suerte sí que aceptó la publicación de Mustard, grabada sin Wizzard. Estas grabaciones quedaron en el olvido más de veinte años, hasta que finalmente se decidió publicarlas bajo el título de Main Street. Lo curioso es que estamos ante un álbum completamente acabado, no ante una colección de demos ni de tomas de un trabajo en curso. Se nota la evolución hacia un sonido más devoto de la instrumentación, que desembocaría en aquella época en la formación jazzística de la Wizzo Band con otros músicos. Precisamente el tema que sirve para dar título al disco es un buen ejemplo de esta etapa transicional donde comienzan a primar los detalles instrumentales técnicos por encima de las melodías. ‘Main Street’ está perfectamente ejecutada, si bien le falta ese calor humano que Roy sabía imprimir con su genialidad.
El saxofón toma un protagonismo evidente en este álbum, teniendo un punto culminante en el obvio instrumental alocado titulado ‘Saxmaniax’, una extravagancia que no acaba de llegar a ningún sitio concreto para entender el sentido de su estructura de parada y arranque. En un estilo recargado, casi a lo Phil Spector, ‘Indiana Rainbow’ (que aparece incluida en los bonus tracks de Mustard) mantiene la cuota de nostalgia por la música de adolescencia de Roy, tan recurrente en su carrera, aunque bien pudiera ser influencia de la música disco tan en auge en la segunda mitad de los setenta, algo que queda mucho más evidente en la final ‘I Should Have Known’ donde se mezcla todo, incluso con una visión jazzística que permite a los músicos lucirse en varios momentos.
Aunque no resulte tan variado como otros discos, sí que se aprecia una cierta diversidad en lo musical. Hay por ejemplo una balada liderada por el piano, ‘Take My Hand’, que deja la sensación de que podría haberse mejorado con algo más de elaboración en la producción, ya que al final se vuelve a echar mano del socorrido saxofón. El comienzo de estilo vodevil de ‘French Perfume’ se alterna con otra sección solemne de corte épico e incluso un pasaje instrumental con aires de tango o más bien de un jazz al estilo de Django Reinhardt. Muy extraño, en definitiva. Por otro lado, ‘The Fire In His Guitar’ es una demostración de técnica instrumental donde la guitarra de Roy echa fuego durante su extenso desarrollo instrumental, un tema insólito en ese sentido porque nunca se había prodigado tanto como guitarrista solista. Y es que lo único que puede considerarse flojo aquí es el funk atascado y algo simplón de ‘Don't You Feel Better’.
En resumen, no se trata de una de las mejores obras de Roy Wood, sea de Wizzard o de otro proyecto, pero tampoco se entiende el criterio para que en su momento quedara descartada. Sobre todo, vista la decadencia a la que llegaría después en cuanto al escaso y flojísimo material que crearía en los siguientes años. Sirve al menos para poner un colofón aceptable a su carrera musical, que ya es algo.
RECOPILATORIOS
THROUGH THE YEARS
Año de publicación: 1996
Existen decenas de recopilaciones de Roy Wood y cada una es una historia diferente. En esta, diez de los dieciocho temas incluidos no pertenecen a ninguno de los álbumes oficiales de Roy con sus diferentes encarnaciones. De hecho, respecto a la etapa con Wizzard recoge los singles que actualmente vienen como bonus tracks en Wizzard Brew. Del resto, la mayoría también pueden encontrarse en el recopilatorio ya visto Exotic Mixture. Lo que más sorprende encontrar es que los únicos temas inéditos son los cuatro primeros, ¡pero son de su etapa en The Move! Más concretamente, son los singles que publicaron en los últimos coletazos antes de disolverse y fundar la Electric Light Orchestra. Vamos a comentarlos brevemente: bajo un ritmo de country, ‘Tonight’ recoge esas melodías coloristas que tenían The Move a finales de los sesenta aunque ya corresponda a 1971, así como un estribillo con gancho. Tuvo un meritorio undécimo puesto en las listas de ventas, que todavía sería superado por el rockabilly trasnochado de ‘California Man’, una parodia en realidad que sorprendentemente llegó a un séptimo puesto que no merece para nada. Quizá ese éxito es lo que espoleó a Wood a explotar el rock clásico desde una perspectiva glam en su proyecto de Wizzard. Por otro lado, el misterioso gong que inicia ‘Chinatown’ no oculta que se trata de un tema pop discreto donde lo más destacable es su guitarra slide al estilo que adoptaría George Harrison. Más discutible en un recopilatorio de Roy Wood resulta la inclusión del cuarto tema de The Move, ‘Down On The Bay’, no solo porque sea otra pieza de rock clásico bastante floja, sino porque es una composición de Jeff Lynne. Poco botín hay en esta recopilación si ya se conoce con anterioridad todo lo comentado.