CLÁSICOS DEL ROCK
ANÁLISIS DE LAS DISCOGRAFÍAS DE LOS ARTISTAS Y GRUPOS IMPORTANTES EN LA HISTORIA DE LA MÚSICA ROCK
THE FLAMING LIPS
HERE IT IS
Año de publicación: 1986
Puntuación:
1) With You; 2) Unplugged; 3) Trains, Brains And Rain; 4) Jesus Shootin' Heroin;
5) Just Like Before; 6) She Is Death; 7) Charlie Manson Blues; 8) Man From Pakistan; 9) Godzilla Flick; 10) Staring At Sound/With You (reprise);
[BONUS TRACK:] 11) Summertime Blues.
Los humildes inicios de una banda de tanto prestigio artístico como los Flaming Lips no preveían la evolución tan significativa que llegarían a alcanzar cuando se escuchan sus primeros álbumes. Fue largarse el hermano de Wayne Coyne y grabaron su primer LP, en el que únicamente demuestran su gusto por el sonido rock de guitarras pero con un propósito de actualizarlo, si bien suenan poco originales en general. El formato es de trío: guitarra, bajo y batería; por tanto había también unas limitaciones obvias. Precisamente el comienzo del disco con ‘With You’ es el mejor ejemplo de esa falta de originalidad, puesto que es la típica canción que comienza tranquilamente de manera acústica hasta que llega un potente estribillo en el que entran los instrumentos eléctricos y el cantante se desata chillando. Pero no está bien conseguido el efecto de contraste, denotando lo verdes que estaban todavía en el estudio de grabación.
Las guitarras distorsionadas prominentes, que tan de moda se habían puesto gracias a discos como Psychocandy de The Jesus and Mary Chain, no podían faltar en este disco aunque no con tanta insistencia como aquéllos, con ejemplos claros como ‘Man From Pakistan’. Aunque a veces esos intentos quedan bastante flojos y amateur como en la final ‘Staring At Sound’, que hasta pasada la mitad de su duración es un lamentable instrumental pero luego se convierte de manera muy breve en uno de los mejores momentos del disco, paradójicamente, antes de retomar ‘With You’ de nuevo.
La provocadora ‘Jesus Shootin' Heroin’ comienza como una épica balada-rock con ecos claros del estilo de Neil Young, a la que se añade abruptamente un estribillo instrumental retumbante que contrasta demasiado con el resto del tema. No acaban aquí las provocaciones, puesto que una canción lleva el título de ‘Charlie Manson Blues’, si bien irrita mucho más por lo malísima que es, lo peor del disco con diferencia.
Otras canciones como ‘Unplugged’ o ‘Just Like Before’ suenan también igual como lo haría cualquier grupo de rock del montón, aunque al menos presentan ritmos dinámicos y suficiente fuerza para hacerlas entretenidas, aunque luego se olviden rápidamente. En la balada ‘She Is Death’ intentan sonar espaciales, y más o menos lo consiguen, pero en general el tema suena bastante aburrido. Mejor resultado deja la más pop ‘Godzilla Flick’ en ese sentido, siendo tal vez la canción más normal de todo el disco. La canción adicional que nos meten es una penosa versión de ‘Summertime Blues’ que podrían haber dejado archivada o incluso haber tirado a la basura sin que nadie la hubiera echado de menos.
Mucha mediocridad es lo que subyace en este disco de debut. Lo único positivo es que la orientación que daban a su música podía albergar esperanzas de obtener sus frutos en caso de que evolucionaran adecuadamente. No obstante, esos frutos tardarán en llegar porque primero llegarán más discos mediocres, pero la metamorfosis artística que experimentará la banda redimirá estos primeros años olvidables.
1) Everything's Explodin';
2) One Million Billionth Of A Millisecond On A Sunday Morning;
3) Maximum Dream For Evil Knievel; 4) Can't Exist; 5) Ode To C.C. (Part 1);
6) The Ceiling Is Bendin'; 7) Prescription - Love; 8) Thanks To You;
9) Can't Stop The Spring; 10) Ode To C.C. (Part 2); 11) Love Yer Brain.
OH MY GAWD!!!
Año de publicación: 1987
Puntuación:
Cuando ponemos este disco y escuchamos ‘Everything's Explodin'’ lo primero que un@ piensa es en cómo es posible que una banda de rock suene todavía más amateur en su segundo disco que en el de debut. Se mantiene la misma formación de trío con los mismos componentes pero no se nota ningún avance especial respecto al álbum anterior.
El título de la segunda canción es una muestra del gusto de Coyne por los títulos extravagantes y sin reparos de longitud de caracteres, pero el tema en sí pasa por ser uno de los mejor construidos del álbum, alternándose entre una sección tranquila y otra explosiva mediante progresiones que van evolucionando paulatinamente. Hay otros temas que pueden destacarse aunque la primera impresión que dan conforme se van escuchando no es nada positiva, como ocurre con la psicodélica ‘The Ceiling Is Bendin'’, que cuando parece que no va a arrancar se transforma en un tema muy melódico; y también con ‘Thanks To You’, que hasta el ecuador aburre a las ovejas y luego entra la sección rítmica para hacernos respirar aliviados de que ha valido la pena no pasar a la siguiente canción.
El resto del disco transita básicamente por caminos trillados, con ecos de rock duro (‘Maximum Dream For Evil Knievel’), baladas acústicas inspiradas en Lennon (‘Can't Exist’ y ‘Love Yer Brain’, esta última liderada por el piano y con una broma al final) o actualizaciones del estilo de Neil Young (‘Can't Stop The Spring’). El pecado de ‘Prescription – Love’ sería repetirse demasiado, incluso cuando entra la parte vocal ya transcurridos más de tres minutos.
Por otro lado, ‘Ode To C.C.’ es en su primera parte un experimento sonoro de resultado cacofónico y en la segunda una insulsa balada acústica que intenta animarse al final sin conseguirlo. En cualquier caso, nada de lo aquí expuesto los eleva todavía por encima de la mediocridad. Seguían siendo una banda con inquietudes musicales y con ciertos detalles prometedores, pero con mucho que mejorar todavía para lograr unas mínimas cotas de excelencia.
1) Drug Machine In Heaven; 2) Right Now; 3) Michael, Time To Wake Up;
4) Chrome Plated Suicide; 5) Hari-Krishna Stomp Wagon (Fuck Led Zeppelin);
6) Miracle On 42nd Street; 7) Fryin' Up; 8) Hell's Angels' Cracker Factory;
9) U.F.O. Story; 10) Redneck School Of Technology; 11) Shaved Gorilla;
12) The Spontaneous Combustion Of John; 13) Last Drop Of Morning Dew;
14) Begs And Achin'.
Puntuación:
Año de publicación: 1989
TELEPATHIC SURGERY
Si la primera impresión es la que cuenta, quedaba clarísimo que Coyne y compañía no tenían ni idea de cómo confeccionar el orden de canciones en un disco. Nuevamente, la primera impresión que un@ se lleva al comenzar a escuchar el álbum es que, en vez de mejorar, esta banda se ha vuelto más amateur. El comienzo con ‘Drug Machine In Heaven’ nos hace pensar si los Flaming Lips no habían mutado en un grupúsculo punk de escaso talento y con predilección por la distorsión. Como si se hubiera mezclado una canción de los Sex Pistols con otra de The Jesus & Mary Chain.
La apostilla que podemos leer en el título de ‘Hari-Krishna Stomp Wagon’ sobre Led Zeppelin puede que esté relacionada con su vaga similitud rítmica respecto a ‘Misty Mountain Hop’. Pero como ese potente ritmo es lo mejor de la canción, quizá debiera invertirse la respuesta y decirles “Fuck The Flaming Lips”. Otras composiciones como ‘Fryin' Up’ o ‘Redneck School Of Technology’ quedan lastradas por una penosa producción, puesto que presentan unas estrofas y estribillos interesantes, pero el vulgar sonido en el que quedan engarzadas les perjudica notablemente. En cambio, de ‘Chrome Plated Suicide’ puede salvarse su apasionante coda instrumental, pues el resto del tema parece una imitación burda de Neil Young.
El verdadero puñetazo en la mesa llega mediante ‘Hell's Angels' Cracker Factory’, pues sobrepasa los veinte minutos de duración cuando no parecen todavía suficientemente maduros para lanzarse a algo así. Hay que reconocer la buena intención de crear una pieza instrumental donde la guitarra toma el mando fluctuando entre momentos más tensos y otros más pausados, siempre con la distorsión por bandera, pero en conjunto les falta algo de consistencia. Hay que tomárselo como un intento de hacer un ‘Interstellar Overdrive’ veinte años después, pero fallando en el propósito. Eso sí, a la hora de grabar ‘Shaved Gorilla’ no se sabe qué les llevó a iniciarlo con un extracto del Ballet de los polluelos de la obra clásica Cuadros de una exposición de Mussorgski (bueno, concretamente de la versión orquestada que arregló Ravel), porque Emerson, Lake & Palmer no son precisamente una fuente de inspiración para la banda, pero el resto del tema parece una demo que no se haya sabido desarrollar. Mayor sensación de demo deja ‘Miracle On 42nd Street’, donde da la impresión de que no sabían muy bien qué hacer con ella y la han colado finalmente aquí.
Las dos canciones que cierran el disco vuelven a ser de un nivel aceptable pero poco más. Seguían los Flaming Lips sin acabar de despegar, pues no son discos malos pero tampoco pasan de la mediocridad. Santa paciencia la que se hubo de tener con esta banda.
IN A PRIEST DRIVEN AMBULANCE
Año de publicación: 1990
Puntuación:
1) Shine On Sweet Jesus: Jesus Song No. 5; 2) Unconsciously Screaming;
3) Raining Babies; 4) Take Meta Mars; 5) Five Stop Mother Superior Rain;
6) Stand In Line; 7) God Walks Among Us Now: Jesus Song No. 6;
8) There You Are: Jesus Song No. 7; 9) Mountain Side; 10) (What A) Wonderful World; [BONUS TRACKS:] 11) Lucifer Rising; 12) Let Me Be It.
¿Cómo es esto? ¿El cuarto LP de The Flaming Lips y con una valoración escasa similar a los tres anteriores? Para el fan acérrimo de la banda es la excusa perfecta para no volver a entrar jamás en esta página web. Ciertamente, en este disco se nota una mejoría, sobre todo por la entrada en el grupo de un segundo guitarrista que conforma una formación de cuarteto, pero todavía se encuentran en fase de aprendizaje aunque vayan por buen camino. Ver en los títulos de las canciones las palabras “Jesus”, “God” o “Mother Superior” nos hace pensar enseguida en si estamos ante una obra de exploración religiosa o si Wayne Coyne se ha vuelto Testigo de Jehová. Por suerte, también vemos una canción titulada ‘Take Meta Mars’ y respiramos tranquilos porque ya no esperamos escuchar una colección de himnos góspel. El propósito religioso del disco es evidente, pero no para intentar convertir a la humanidad como hizo Bob Dylan a principios de los ochenta, sino para dar una especie de visión particular y moderna a base de viñetas no siempre claras en su mensaje. Esto ya no es ‘Jesus Shootin' Heroin’, sino algo más introspectivo que todavía no ha alcanzado la universalidad de letras posteriores de la banda.
En piezas como ‘Mountain Side’ demuestran que mantienen su búsqueda de la melodía de una manera que encaje con su estilo ruidoso, experimental y psicodélico, cada vez acercándose más a un equilibrio difícil de conseguir pero donde precisamente demostrarán en años próximos que tienen el talento suficiente para lograrlo. Aquí no acaba de cuajar del todo, pero se nota la presencia de dos guitarras y mientras una mantiene el trasfondo ruidoso la otra va dejando líneas incisivas.
El comienzo de ‘Stand In Line’ nos hace pensar de nuevo si nos han vuelto a colar una demo asimilada, pero avanzado el tema entra una guitarra que parece reproducida en sentido inverso y solo con ese segmento instrumental central ya parece que estamos ante otra cosa diferente. Lo que no parece adecuado es lanzarse a tocar una versión de ‘(What A) Wonderful World’, puesto que ni la voz de Coyne está todavía controlada ni mesurada (aunque por momentos logra alcanzar cotas de emotividad acordes al tema), ni tampoco el grupo está todavía lo suficiente cohesionado para lograr extraer algo nuevo de la canción.
La entonación del inicio de cada verso de ‘Shine On Sweet Jesus’ es clavada a la de ‘Baby You're A Rich Man’ de The Beatles. Puestos a emularlos, siempre queda mejor elegir alguna composición más rara. Pero curiosamente, las canciones que llevan el subtítulo de ‘Jesus Song’ son de lo más discreto, como si Coyne hubiera estado más concentrado en la letra para expresar sus reflexiones religiosas que en la música que debía acompañarlas. En ‘Take Meta Mars’ tendríamos el polo opuesto, pues la música es muy interesante y la letra parece escrita en cinco minutos. Encontramos más referencias beatlemanas aparte de la ya citada, puesto que en ‘Five Stop Mother Superior Rain’ (el título ya parece un recuerdo a ‘Happiness Is A Warm Gun’) se cita el asesinato de John Lennon y su ritmo también podría asociarse a lo que era el estilo más directo de éste. Eso sí, aquí está todo adornado por sonidos aleatorios de guitarra que le dan un aire psicodélico especial o cuando menos parecen emular al Robert Fripp (King Crimson) de los ochenta.
De los dos bonus tracks incluidos podría decirse en primer término lo mismo que el título de aquella obra de Shakespeare: mucho ruido y pocas nueces. De ‘Lucifer Rising’ puede decirse que es un proto-Grunge desfasado que puede poner de los nervios a más de un@ por su abominable parte vocal. En cambio, ‘Let Me Be It’ es una pieza de psicodelia actualizada que bebe directamente de los primeros Pink Floyd y que además queda como una de las mejores canciones del álbum. El gran solo de guitarra trae ecos del mejor Syd Barrett.
En definitiva, lo que vemos en este álbum son avances, algo muy positivo, aunque todavía no hayan logrado sobrepasar la barrera necesaria para conseguir lo que pueda denominarse con orgullo un gran disco. Siguen en el buen camino y era cuestión de tiempo el salto a la primera línea.
HIT TO DEATH IN THE FUTURE HEAD
Año de publicación: 1992
Puntuación:
1) Talkin' 'Bout The Smiling Deathporn Immortality Blues (Everyone Wants To Live Forever); 2) Hit Me Like You Did The First Time; 3) The Sun; 4) Felt Good To Burn;
5) Gingerale Afternoon (The Astrology Of A Saturday); 6) Halloween On The Barbary Coast; 7) The Magician Vs. The Headache; 8) You Have To Be Joking (Autopsy Of The Devil's Brain); 9) Frogs; 10) Hold Your Head.
Firmemente establecidos como cuarteto, donde la segunda guitarra de Donahue añadía mayor versatilidad al sonido, The Flaming Lips siguen en su senda ascendente y mejoran respecto al disco precedente, aunque sensiblemente y no lo suficiente como para poder darle una puntuación superior. Eso sí, lo que no cambia es ese gusto peculiar por los títulos exagerados en longitud, pues solo con repetirlos ya se pueden rellenar varios párrafos.
Escuchando la primera canción (de la que no pienso escribir el título aunque solo haya que hacer un copiar-pegar), da la impresión de que han virado hacia una vertiente más melódica pero sin olvidar el denso armazón sonoro mediante el cual recubrían las composiciones, de manera excesiva en ocasiones. Y es que algo notamos que ha cambiado cuando escuchamos detalles brillantes como esa melodía que parece de instrumentos de viento y que acompaña los “Come on now” del estribillo de ‘Hit Me Like You Did The First Time’, especie de folk-rock psicodélico. ‘Gingerale Afternoon’ puede que sea lo más parecido a lo que habían hecho desde sus orígenes, pero si nos sustraemos al entramado sucio de guitarras, podemos apreciar ese propósito melódico que cada vez van alcanzando con menor problema.
Hubimos de esperar hasta el quinto álbum para poder destacar positivamente una canción de los Flaming Lips. Este mérito se lo lleva ‘Halloween On The Barbary Coast’, pues su ritmo contenido pero dinámico permite el lucimiento de las guitarras, que ya no pretenden abrumar sino deleitarnos con una psicodélica melodía rítmica y sus variaciones. Con ello no se pretende desmerecer el resto del álbum, puesto que hay canciones muy buenas. Por ejemplo, ‘The Sun’ es pura psicodelia actualizada a los noventa, donde las melodías van aflorando gradualmente y la instrumentación es mucho más sutil de lo que parece si no prestamos atención, repleta de efectos también.
Los pecados antiguos vuelven a reaparecer en la excesiva distorsión de ‘Frogs’ y la forma de cantar de Coyne tan poco melódica, además de que en el primer minuto ya se ha dicho todo lo que se tenía que decir. Lo único que se puede decir de este tema es que, debido a su letra sobre ranas que caen con la lluvia, trae a la mente esa gran película de historias entrelazadas dirigida por Paul Thomas Anderson y titulada Magnolia, de 1999. Cuando quieren imprimir velocidad como en ‘The Magician Vs. The Headache’, pierden puntos porque priman la rapidez sobre la melodía. Lo de “headache” del título, descubrimos al final a qué se refiere, al acabar con un sonido machacante y molesto.
La instrumentación y ambientación de ‘Hold Your Head’ hacen pensar que estamos ante el intento de los Flaming Lips de hacer su propio ‘The End’ pero pasado por una matriz psicodélica, es decir, un tema hipnotizador y mantraico con el que relajar las almas después de tanta densidad sonora. Una manera más calmada de finalizar uno de los mejores discos psicodélicos de la banda y también el que era el mejor de su discografía hasta la fecha. El siguiente significará un paso gigantesco que los volverá populares de la noche a la mañana, pero de forma merecida.
1) Turn It On; 2) Pilot Can At The Queer Of God; 3) Oh My Pregnant Head;
4) She Don't Use Jelly; 5) Chewin The Apple Of Your Eye; 6) Superhumans;
7) Be My Head; 8) Moth In The Incubator; 9) *******; 10) When Yer Twenty Two; 11) Slow Nerve Action.
Puntuación:
Año de publicación: 1993
TRANSMISSIONS FROM THE SATELLITE HEART
Aunque no se hubiera mencionado anteriormente, para Hit To Death In The Future Head la banda había fichado por una multinacional discográfica, nada menos que la Warner. Los ejecutivos habrían observado un especial potencial que probablemente esperaban amortizar, como corresponde a las empresas donde manda la cuenta de resultados antes que el producto ofrecido, algo quizá definitivo para espolearlos y dotarlos de una mayor perspectiva comercial. Debido al recambio del batería y el guitarrista Donahue, podemos decir que entramos en una nueva etapa de los Flaming Lips, puesto que aportan mucha creatividad al sonido y la diferencia es evidente. En cualquier caso, la experiencia también es un grado y ha de hacerse notar. Y ese factor, unido a la creatividad desbordante que la banda demostraría también en los próximos años, convierten este disco en uno de los mejore de 1993. Esto es lo que probablemente nunca buscaron los Jesus & Mary Chain porque nunca lo hubieran conseguido.
Unos extraños sonidos como de radiofrecuencias inician ‘Turn It On’, que representa por fin un gran ejemplo de lo que el grupo podía alcanzar, pues solo les faltaba subir ese pequeño escalón hacia un sonido más melódico. Por consiguiente, las melodías vocales son más evidentes que nunca y los instrumentos, además de sonar potentes como siempre, presentan ritmos y melodías amigables y que se asimilan con agrado. Justo a continuación, ‘Pilot Can At The Queer Of God’ podría hasta bailarse por su animado y melódico ritmo, aunque esté enfundado en guitarras distorsionadas. Incluso las voces continúan con su propósito de agradar, algo que años atrás no se observaba con tanta claridad. Le sobraría la parte final donde Wayne canta a cappella, puesto que su timbre de voz tampoco es para degustarlo a solas, precisamente.
Algunas de las canciones aparentemente lentas que encontramos, en realidad no lo son tanto. ‘Oh My Pregnant Head’ posee una prominente percusión y las hipnotizadoras guitarras distorsionadas tan omnipresentes en el disco, además de una manera como cansada de cantar que convierte este tema en el ‘I'm So Tired’ de los Flaming Lips. Precisamente muy al estilo del Lennon más básico y directo, como si hubieran incluido algún tema del Anthology de éste (pues incluso incluye el silbido como recurso estilístico) suena ‘Chewin The Apple Of Your Eye’. Bajo el no-título de ‘*******’ se esconde la versión de una vieja canción folk titulada ‘Plastic Jesus’, también aquí en formato acústico y que actúa de respiro entre tanta orgía sonora. En cambio, ‘Moth In The Incubator’ puede parecer un momento de relax, pero es un tema multiparte que va cambiando se convierte en otra potente pieza de potente batería, fieras guitarras y disonancias controladas. A partir de los tres minutos, aproximadamente, se llega a uno de esos momentos de nirvana rockero para finalizar el tema de manera apoteósica.
El gran éxito que los catapultó a la fama fue ‘She Don't Use Jelly’, canción que incluso les hizo aparecer en aquella infame serie juvenil de los noventa titulada en España 90210: Sensación de vivir (seguro que cosas de la Warner Bros.), seguida masivamente por los quinceañeros del momento, excepto unos pocos irreductibles entre los que me encontré yo. En YouTube puede consultarse ese momento de extraña unión entre el arte y el consumismo. Sobre la canción, su reconocible riff y su pegadizo estribillo, incluso cantable, aseguraban un relativo éxito como el que obtuvieron. Resulta curioso que nadie se escandalizara especialmente en ese momento, puesto que en la primera estrofa se nos dice que una chica prefiere usar vaselina antes que mantequilla o gelatina… menos mal que antes se nos dice que va a preparar una tostada para el desayuno. Resulta imposible no caer rendido ante las pegadizas melodías de ‘Be My Head’, simples y efectivas como si fueran un grupo de pop, pero con una instrumentación mucho más compleja y sutil que la que correspondería a un grupo de pop. En ‘Superhumans’ puede escucharse el sonido de clavecín, tan psicodélico pero tan poco empleado por la banda.
El comienzo resultón de ‘When Yer Twenty Two’ luego no se ve acompañado por un desarrollo tan brillante, pues da la sensación de que no acaba de arrancar del todo. Eso es precisamente lo que sí consiguen en la final ‘Slow Nerve Action’, quizá el mejor tema de todos, que ya es decir. En ella, la conjunción del prominente ritmo, las melódicas líneas de guitarra que van cayendo, el teclado que conforma un aura mágica (impresionante sección instrumental a partir de los 2:50) y la voz de Coyne que aquí suena celestial, conforman un conjunto irresistible que finaliza el disco de la mejor manera posible, pues además poco a poco van desapareciendo los instrumentos hasta que solo queda la misma estruendosa batería del comienzo.
Les costó seis discos llegar a la excelencia pero finalmente lo lograron, también gracias a la aportación del nuevo batería Drozd y del habilidoso guitarrista Ronald Jones. Pero no fue un oasis en el desierto, puesto que a partir de ahora comienza a desplegarse la inventiva de Coyne y compañía, conformando el origen del prestigio que les ha acompañado desde entonces.
1) The Abandoned Hospital Ship; 2) Psychiatric Explorations Of The Fetus With Needles; 3) Placebo Headwound; 4) This Here Giraffe; 5) Brainville; 6) Guy Who Got A Headache And Accidentally Saves The World; 7) When You Smile;
8) Kim's Watermelon Gun; 9) They Punctured My Yolk; 10) Lightning Strikes The Postman; 11) Christmas At The Zoo; 12) Evil Will Prevail; 13) Bad Days.
Puntuación:
Año de publicación: 1995
CLOUDS TASTE METALLIC
Los Flaming Lips tenían todo lo necesario en ese momento: éxito, apoyo comercial y una formación que parecía estable. Lo mejor de todo es que no se dedicaron a vivir de las rentas y a hacer imitaciones disfrazadas de sus mejores canciones para exprimir la fama alcanzada, sino que siguieron experimentando con las posibilidades que les ofrecía su inspiración y la tecnología de los estudios de grabación de la Warner. La banda está en plena forma y mediante este nuevo álbum se confirmaban como uno de los nombres más importantes dentro del panorama rock de esos años.
Tras el entusiasmo provocado por Transmissions From The Satellite Heart, comenzar con un tema tan lento como ‘The Abandoned Hospital Ship’ parecía una manera deliberada de decirles a quienes se habían apuntado a la simple moda de escucharles: “¡Oíd bien, no somos una maldita banda comercial y hacemos lo que nos apetece!”. Esta canción parece una broma, pues no es hasta que han transcurrido dos minutos que entra la sección rítmica para quitarnos la modorra producida hasta ese momento. Algo similar en cuanto al contraste de secciones ocurre a continuación con ‘Psychiatric Explorations Of The Fetus With Needles’ (vaya título), pero en este caso la introducción –que se repetirá más adelante– crea un clima de inquietud que se transforma en toda una explosión de rock enérgico de tintes psicodélicos, donde la guitarra distorsionada es increíblemente adictiva tan solo creando notas agudas alargadas sin apenas pausas, aunque lo mejor son las melodías de la parte vocal, casi sepultadas por el muro sonoro. Más adictivo resulta todavía el estribillo de ‘Placebo Headwound’, pues la unión de los coros con el marcado ritmo crea uno de esos momentos musicales mágicos.
Aparte de ‘Psychiatric Explorations…’, podemos encontrar más temas de desaforada energía como ‘Kim's Watermelon Gun’, que nos deja unas deliciosas paradas para respirar. En cambio, en el inicio y en los “yeah, yeah” de ‘Guy Who Got A Headache And Accidentally Saves The World’, suenan como si estuvieran imitando a Nirvana, pero a los más chabacanos de In Utero. Al menos el resto del tema sí que deja buenas sensaciones. También algo de grunge puede decirse que asoma en ‘Lightning Strikes The Postman’, aunque aquí no suenan derivativos de nadie, sino como unos potentes Flaming Lips donde el bajista brilla con luz propia, llevando el peso del ritmo. Las excepcionales secciones rítmicas creadas por los Flaming Lips tienen uno de sus mejores ejemplos en ‘This Here Giraffe’. Una lástima que su estribillo sea tan simple y se repita demasiado.
Hay temas que van creciendo poco a poco en el interior de un@ mism@ y uno de ellos es ‘Brainville’, puesto que posee una gran variedad de melodías que pueden pasar inadvertidas por la aparente sencillez de su estructura. Cuando llega la parte donde Coyne canta “They say it's the one thing everyone should have / I know it must look bad”, es el paraíso musical. En clave psicodélica encontramos otra canción lenta, la espacial ‘They Punctured My Yolk’, que es lo que hubiera hecho Syd Barrett de haberse formado en los noventa. Melódicamente no es muy vistosa, pero presenta unos elaborados arreglos que la dotan de personalidad propia.
Si en ‘At The Zoo’ Simon & Garfunkel nos cantaban lo felices y organizados socialmente que estaban los animales en el zoo, aquí los Flaming Lips nos cuentan lo contrario en ‘Christmas At The Zoo’, pues se les da la oportunidad de escapar pero prefieren quedarse esclavizados en el zoo por miedo a lo desconocido. Una metáfora del comportamiento humano, que por miedo irracional al cambio (cuando racionalmente se pueden comprobar las bondades de ese cambio), prefiere mantenerse en la misma situación repetidamente dañina. Ese pesimismo antropológico queda más evidente en ‘Evil Will Prevail’, espectacular canción de transición acústica a explosión eléctrica donde Coyne emociona porque, aunque sea pesimista el mensaje, en su entonación parece darle un tono optimista, como si supiera que la maldad prevalecerá pero siempre habrá gente que sepa denunciarla y combatirla.
Pocos temas hay que puedan catalogarse como discretos (si acaso, ‘When You Smile’) porque la gran mayoría tiene algo que las distingue del montón. Para finalizar el álbum, ‘Bad Days’ parece que va a ser una inofensiva manera de acabar mediante un sencillo tema acústico de humor negro, aunque a los dos minutos se transforma en un lucido pop con coros que recuerdan a The Who y un entretenido ritmo de brit-pop, dejando muy buenas sensaciones. Estamos, en definitiva, ante otro magnífico disco de los Flaming Lips, uno de los mejores de 1995 y de su carrera, que únicamente queda por debajo de Transmissions From The Satellite Heart porque este le supera cualitativamente al poseer mayor cantidad de temas inolvidables. Pero sigue siendo otro gran ejemplo de que en los noventa todavía podía grabarse un disco de rock que sonara al mismo tiempo fresco, melódico, enérgico y experimental. Todo un logro.
1) Okay I'll Admit That I Really Don't Understand; 2) Riding To Work In The Year 2025 (Your Invisible Now); 3) Thirty-Five Thousand Feet Of Despair; 4) A Machine In India; 5) The Train Runs Over The Camel But Is Derailed By The Gnat; 6) How Will We Know? (Futuristic Crashendos); 7) March Of The Rotten Vegetables;
8) The Big Ol' Bug Is The New Baby Now.
Puntuación:
Año de publicación: 1997
ZAIREEKA
Acababa otra etapa en la vida de The Flaming Lips con la salida del creativo guitarrista Ronald Jones, miembro que se veía como pieza importante dentro de la rápida evolución musical que habían seguido en esos últimos años. En cualquier caso, las ideas vanguardistas no desaparecían y Wayne Coyne y compañía demostrarían que su visión musical estaba por encima de los nombres. Para esta ocasión, la idea no podía parecer más disparatada: cuatro discos con los mismos títulos de canciones para que sean reproducidos simultáneamente, de tal manera que puedan realizarse combinaciones escuchando solo algunos de ellos al mismo tiempo. Hoy día no presenta ningún problema realizar cualquier tipo de combinación con la tecnología informática a nuestro alcance, pero en 1997 era casi necesario poseer cuatro reproductores simultáneos, lo cual es una barbaridad que no tendría sentido ni siquiera para escuchar un disco de los Beatles separado en pistas. Y es que otra no es la esencia de este álbum: en vez de presentarnos unas canciones compactas y acabadas, cada una de ellas tiene sus elementos separados en cada uno de los cuatro discos. De hecho, hasta quedan espacios vacíos en algunos momentos porque en general no se trata de temas que puedan escucharse individualmente sin tener la sensación de que algo falta.
Pero bueno, si nos las apañamos para poder escuchar todo al unísono, como se supone que debería ser, lo que nos queda es un buen álbum de The Flaming Lips, mucho más calmado que Clouds Taste Metallic (consecuencia de la pérdida del segundo guitarrista) y preludio experimental de la futura explosión artística de The Soft Bulletin. Así, más de la mitad del álbum puede denominarse como contemplativo si atendemos a la cadencia, pero la densidad sonora no permite tampoco tomarse esta música con calma, puesto que además las primeras escuchas pueden dejarnos bastante desconcertados. Bueno, el único tema animado es el que encontramos en primer lugar, ya que posee un ritmo más propio de la escena dance.
‘Thirty-Five Thousand Feet Of Despair’ es el intento de grabar un réquiem moderno en el que los sintetizadores suenan algo excesivos. Más tediosa se vuelve por momentos ‘The Machine In India’, ya que diez minutos es demasiado tiempo y en la recta final las atonalidades llegan a cansar. Aunque para disonancias y atonalidades ya tenemos la desconcertante ‘March Of The Rotten Vegetables’, pues hasta pasados los dos minutos solo podemos reconocer una melodía (bastante buena, eso sí) que se acaba ahogando entre el maremágnum sónico, para que luego entre una prominente percusión al estilo de ‘Slow Nerve Action’ acompañada de un jovial teclado por un rato y, por último, volvamos a otro segmento de capas sonoras variadas, de las cuales el primer fragmento es extremadamente irritante.
Resulta hasta gracioso que en ‘How Will We Know? (Futuristic Crashendos)’ no se escucha nada de música hasta que llevamos casi medio minuto, es decir, que en ninguno de los cuatro discos escuchamos nada salvo la voz diciendo “track number six” y en cada uno de los discos el número del uno al cuatro que corresponde. A eso no se le puede llamar experimentación de ninguna manera, a diferencia de otros temas donde sorprenden como con la aparente descoordinación musical de ‘The Train Runs Over The Camel But Is Derailed By The Gnat’, que seguro que le encantaría, si alguna vez la escuchó, a Captain Beefheart. Pero entre tanto desconcierto se puede encontrar algún tesoro y eso mismo es ‘Riding To Work In The Year 2025 (Your Invisible Now)’, que además es de lo más accesible no solo por sus memorables melodías, sino también por su cuidada estructura y sus magníficos pasajes instrumentales.
El álbum finaliza con una especie de himno (‘The Big Ol' Bug Is The New Baby Now’) a base de repetir el título de manera solemne, lo cual hubiera encajado mejor expresando otra cosa diferente en la letra. Eso sí, la primera mitad del tema se trata de la interpretación instrumental de la melodía principal con originales arreglos y con una voz de fondo que cuenta una historia, creando un llamativo contraste al estilo de lo que hicieron en su momento Simon & Garfunkel con ‘7 O'Clock News/Silent Night’, en cierta manera.
Se hace difícil valorar una obra que en realidad no se sabe bien cómo escucharla porque no está concebida como un disco normal. De hecho, lo único que se ha hecho aquí es comentar la lógica versión de escucharlo todo junto. Pero como a lo largo de las diferentes composiciones se pueden observar infinidad de detalles creativos y varias melodías inspiradas, no queda sino darle una puntuación que, para The Flaming Lips, significa que es un buen y recomendable álbum.
2018
1) Bag Full Of Thoughts; … ; 9) Strychnine/Peace, Love, And Understanding;
10) Death Valley '69; 11) Thank You; 12) Ma, I Didn't Notice; 13) After The Gold Rush; 14) I Want To Kill My Brother; The Cymbal Head.
Puntuación:
Año de publicación: 1998
A COLLECTION OF SONGS REPRESENTING AN ENTHUSIASM FOR RECORDING... BY AMATEURS
2018
Aprovechando el innegable tirón comercial que había adquirido la banda tras su fichaje por la Warner, esto es, a partir de Hit To Death In The Future Head, su anterior discográfica publicó esta recopilación de esa etapa previa en la que se incluyen varias rarezas, que son las indicadas en el listado de arriba y en las que se basará este análisis. Conociendo lo que fue la primera época de la banda, cualquiera puede hacerse a la idea del nivel de lo que va a encontrar aquí, puesto que su evolución fue a ritmo muy lento. Al menos, en el título se reconoce su estado de amateurismo.
Lo único que vale la pena de esas canciones inéditas es justamente la más antigua: ‘Bag Full Of Thoughts’. Pertenece a un EP homónimo que grabaron en 1984, cuando el hermano de Wayne Coyne hacía las funciones de cantante. Este tema, con un tratamiento más duro y una mejor producción, podría haberse tomado como precursor directo de Nirvana. En todo caso, es más correcto considerarlo como una exótica amalgama de rock duro y psicodelia, decantándose más por lo segundo, con un gancho melódico que denotaba ya cierto talento que cabía pulir. ¡Aunque bien que les costó! El resto de temas son casi todo versiones sin relevancia alguna, en el caso de ‘Death Valley '69’ de Sonic Youth convertida en una arrolladora estridencia de guitarra de la que, en primera instancia, cuesta discernir las melodías y riffs que contiene. Está grabada en directo, igual que la versión de ‘Thank You’ de Led Zeppelin, muy fiel al original. En cambio, ‘After The Gold Rush’ de Neil Young juega inevitablemente con la electrificación más enérgica para aportarle algo novedoso.
Si nos fijamos en las composiciones originales, el panorama es mucho peor. En realidad, no es más que un reflejo más de la larga travesía de aprendizaje por la que anduvieron hasta llegar a la excelencia de Transmissions From The Satellite Heart. Si nos fijamos en ‘Ma, I Didn't Notice’, entre lo lenta que es la primera parte y lo indigesta que se vuelven las cacofonías de la segunda, el resultado es bastante lamentable. No mejora mucho el panorama en ‘I Want To Kill My Brother; The Cymbal Head’, aunque al menos se le aprecia algo de sentido y por ello se salva del desastre total. Así pues, esta recopilación es totalmente prescindible y solo parece destinada a completistas. Para el resto, con escuchar ‘Bag Full Of Thoughts’ ya es más que suficiente.
THE SOFT BULLETIN
Año de publicación: 1999
Puntuación:
1) Race For The Prize (Mokran Mix); 2) A Spoonful Weighs A Ton;
3) The Spark That Bled; 4) The Spiderbite Song; 5) Buggin'; 6) What Is The Light; 7) The Observer; 8) Waitin' For A Superman; 9) Suddenly Everything Has Changed;
10) The Gash; 11) Feeling Yourself Disintegrate; 12) Sleeping On The Roof;
[BONUS TRACKS:] 13) Race For The Prize; 14) Waitin' For A Superman (Mokran Mix).
Después de la experimentación tecnológica de Zaireeka, los Flaming Lips recuerdan que también han de vender discos para seguir consiguiendo financiación, más todavía en Warner, y se lanzan a la búsqueda de un sonido más denso y elaborado, que es la culminación de toda la experiencia acumulada junto a una inspiración creativa que se encuentra en su apogeo. Ivins y Drozd, los compañeros de Coyne, ya no se limitan casi a tocar el bajo y la batería respectivamente, sino que diversifican su aportación instrumental para ayudar a conformar el complejo y denso entramado musical de este álbum, donde caben hasta partes orquestales. Un largo camino ha transcurrido desde esos primeros Flaming Lips de descuidada producción con los delicados y cuidados arreglos que caracterizan este Magnum Opus suyo. Para una banda que se había caracterizado por una producción bastante tosca en sus inicios, aquí es todo lo contrario.
La expresiva melodía principal de ‘Race For The Prize’, que recuerda a un sintetizador Moog, es lo primero que nos llega al darle a play y deja de entrada muy buena sensación. Pueden apreciarse unos sutiles coros de acompañamiento que no son más que uno de los innumerables y sutiles detalles que pueblan este álbum. Su letra es también emocionante, al hablar de la lucha de dos científicos por conseguir descubrir, cada uno por su lado, la curación a una misma enfermedad. Pero esto es solo el principio de una verdadera obra maestra donde deslumbran una buena parte de las composiciones mientras el resto también se elevan por encima de lo convencional, debido a su trabajo de producción que puede definirse como orfebrería musical. Si a eso se le añade poder encontrar memorables estribillos celestiales como el de ‘Buggin'’, el resultado final es una verdadera maravilla, aunque quién lo diría con la letra que posee.
Los delicados arreglos, tan evidentes a lo largo de todo el disco y sobre todo en comparación a lo que había sido la trayectoria de la banda, proporcionan también un emocionante inicio para ‘A Spoonful Weighs A Ton’, aunque posteriormente se transforma de manera abrupta por la llegada de una estruendosa sección instrumental. La sección instrumental de ‘The Spark That Bled’ es otra maravilla surgida de la cuidadosa elaboración de los arreglos, que hacen justicia a la definición de The Soft Bulletin como el Pet Sounds de finales de siglo. Al final se transforma en un dinámico y pegadizo pop-rock, finiquitado por una última sección casi espacial. Y si nos fijamos en ‘Feeling Yourself Disintegrate’, parece la más normal de todas las canciones al poseer una estructura lineal, dentro de lo que cabe, pero nuevamente son todos sus detalles sonoros y el carácter envolvente, de manera sutil y paulatina, los que la convierten en toda una experiencia.
Por supuesto, aún queda lugar para la experimentación, aunque no sea de manera tan aventurada y metamusical como en Zaireeka. Resulta todo un descubrimiento encontrar temas como ‘What Is The Light’, que es una prodigiosa mezcla de ritmos trip-hop con música orquestal y emotiva parte vocal, o la similar en esencia ‘Suddenly Everything Has Changed’, la cual no está tan magníficamente conseguida en su amalgama de géneros, pero aun así es notable su manera de estructurarla. También encontramos una modernización absoluta del género góspel tras el solemne comienzo que presenta ‘The Gash’.
Por otro lado, ‘The Spiderbite Song’ es más desenfadada y convencional en su parte vocal, aunque nuevamente salvada por unos notables arreglos instrumentales que la elevan definitivamente por encima de lo convencional. Si esta canción podría hacer pensar en Spider-Man por su título y la historia de la picadura, hay otra más explícita en su referencia y de carácter más tranquilo: ‘Waitin' For A Superman’, una balada de medio tempo. También hay dos temas instrumentales que no son menores por ello: uno es ‘The Observer’, que podría servir para la banda sonora de alguna película espacial de argumento existencialista, mientras que ‘Sleeping On The Roof’ es de tono más sombrío.
Hay que prevenir al oyente de que un álbum de este tipo no suele apreciarse en toda su grandeza cuando se escucha por primera vez. Su multitud de detalles van aflorando a medida que nos familiarizamos con los temas y que permiten fijarnos en la manera de conseguir cada uno de los sonidos que escuchamos. Una vez alcanzada esa fase, solo queda dejarse llevar por las texturas sonoras y las capas de sonido que envuelven cada composición, demostrando la genialidad que habían alcanzado los Flaming Lips con paciencia, experiencia e inspiración.
YOSHIMI BATTLES THE PINK ROBOTS
Año de publicación: 2002
Puntuación:
1) Fight Test; 2) One More Robot/Sympathy 3000-21;
3) Yoshimi Battles The Pink Robots Pt. 1; 4) Yoshimi Battles The Pink Robots Pt. 2;
5) In The Morning Of The Magicians; 6) Ego Tripping At The Gates Of Hell;
7) Are You A Hypnotist??; 8) It's Summertime; 9) Do You Realize??;
10) All We Have Is Now; 11) Approaching Pavonis Mons By Balloon (Utopia Planitia).
Por su título, su vistosa portada y los nombres de algunas canciones, puede pensarse en primera instancia que los Flaming Lips han grabado una ópera-rock basándose en alguna serie de animación japonesa. Nada más lejos de la realidad porque de operístico no tiene nada, aunque las primeras canciones definen al personaje principal y nos hacen relacionar el resto con ello. Pero no hay secciones corales prominentes ni tampoco una ampulosidad manifiesta, salvo en el primer instrumental donde se pasan un poco de rosca con las ganas de impactar. Lo que cabría preguntarse es: ¿Dónde está la guitarra? Quien pasara directamente de escuchar Clouds Taste Metallic a este álbum, podría pensar que se trata de dos bandas diferentes que comparten cantante.
En cualquier caso, el bajo es el instrumento clave en la grandeza de este álbum. Ni la guitarra, ni la batería, ni, por supuesto, los sintetizadores, estos últimos más prominentes que nunca pero dejando para la posteridad un sabor desfasado en el sonido. Y es que el bajo toma el protagonismo en muchos de los mejores momentos del disco. No obstante, tanto en el inicio como en su parte final, ‘One More Robot/Sympathy 3000-21’ podría pasar por una actualización de los Pink Floyd más místicos de la etapa post-Barrett. Su sección central y principal es una maravilla por la magia que transmite la línea de bajo pulsante y bien prominente, que sumado a sus cambios de ritmo la convierten en toda una delicia. Todavía más fascinante resulta el estribillo instrumental de ‘In The Morning Of The Magicians’, colocado ya al inicio para que no hayamos de esperar ante tal momento de pura magia musical. Pocos temas en el mundo del rock veremos liderados por una melodía de bajo y con este magnífico resultado. La voz de Coyne suena también más solemne que nunca, algo también característico en este álbum, sobre todo en la recta final con ‘Do You Realize??’ y ‘All We Have Is Now’. Sin embargo, en ‘Do You Realize??’ la mejor parte es donde deja de cantar con ese tono de himno forzado. Mucho mejor es ‘All We Have Is Now’, nueva explosión de memorables melodías donde las concernientes a la parte vocal son de una belleza deslumbrante. Quizá su estribillo quede demasiado sencillo, pero el ambiente entre íntimo y futurista que crea la composición en conjunto es una impecable manera de finiquitar el álbum.
No todo iba a ser de color de rosa, por muy colorida que sea la portada, por lo que encontramos temas más discretos que rebajan el entusiasmo que crean los mejores. La pareja de composiciones que dan título al álbum son lo más flojo que podemos encontrar. La numerada como primera parte, por poseer una parte vocal poco convincente con unas rimas un tanto simplonas ("Yoshimi, they don't believe me") y unos sintetizadores sin mucha sustancia en primer término; la segunda parte, por ser un instrumental que se dedica a explotar esos mismos sintetizadores mediante melodías más propias de una serie de animación, aunque quizá fuera esa la intención. Aparte de ello, la única pega que se le puede poner al álbum son algunos temas más discretos o que no acaban de despegar. ‘Are You A Hypnotist??’ solo cobra interés al elevar el tono en su épico estribillo: “What is this? / Are you some kind of hypnotist?”. Está también ‘Ego Tripping At The Gates Of Hell’, que se vuelve algo repetitiva, o la balada ‘It's Summertime’, que solo tiene de interés el presentar una parte de guitarra eléctrica en primer plano, que también es de agradecer visto lo que escasea aquí.
Desafortunadamente, lo que más ha trascendido de este álbum es la evidente similitud en la melodía vocal de ‘Fight Test’ con ‘Father And Son’ de Cat Stevens. Puedo recordar además que esta canción fue lo primero que llegó a mis oídos de los Flaming Lips y, debido a la mala impresión que me dio, los proscribí durante algunos años más. En cualquier caso, es una canción alegre, más de lo que encontraremos a lo largo del álbum. También cobró cierta fama el instrumental que cierra el álbum, ‘Approaching Pavonis Mons By Balloon (Utopia Planitia)’, al ganar el premio Grammy como mejor canción instrumental de rock. Vuelve a desarrollar esos aires futuristas y evocadores que transmiten esa idea de sobrevolar alguna tierra fantástica, es decir, que su objetivo lo consigue. De igual manera que este álbum consigue transmitir sus aires futuristas y su mensaje universal, evocadores al mismo tiempo de una solemnidad en cuanto a su mensaje positivo sobre la belleza que nos rodea y que la cotidianidad no nos permite apreciar.
AT WAR WITH THE MYSTICS
Año de publicación: 2006
Puntuación:
1) The Yeah Yeah Yeah Song (With All Your Power); 2) Free Radicals (A Hallucination Of The Christmas Skeleton Pleading with a Suicide Bomber); 3) The Sound Of Failure / It's Dark... Is It Always This Dark??; 4) My Cosmic Autumn Rebellion (The Inner Life As Blazing Shield Of Defiance And Optimism As Celestial Spear Of Action);
5) Vein Of Stars; 6) The Wizard Turns On... The Giant Silver Flashlight And Puts On His Werewolf Moccasins; 7) It Overtakes Me / The Stars Are So Big... I Am So Small... Do I Stand a Chance?; 8) Mr. Ambulance Drive; 9) Haven't Got A Clue; 10) The W.A.N.D. (The Will Always Negates Defeat); 11) Pompeii Am Götterdämmerung; 12) Goin' On.
Cada vez se iba espaciando más el intervalo de años transcurridos entre la publicación de un disco y el siguiente, pero estos chicos se merecían también algo de descanso tras la gran cantidad de himnos musicales que habían producido. El deseado retorno llegó a través de este nuevo álbum que conjuga la música y experimentación realizada en el anterior junto a la apertura a todo tipo de influencias, sobre todo de la música de las décadas precedentes. Y bueno, los títulos del repertorio son más largos que nunca, que ya es decir. También vemos en el libreto que los Flaming Lips son oficialmente un trío, pero le agradecen a Scurlock su “maravillosa batería”, por lo que más adelante sería aceptado como miembro oficial también.
El motivo del título de la primera canción es más que evidente cuando comenzamos a escucharla y en ella podrían pasar por una versión modernizada de los Hollies, ya que sus aires pop son toda una novedad en lo concerniente a los Flaming Lips. No es hasta el verso “And so we cannot know ourselves or what we'd really do” que no encontramos algo más familiar para el seguidor/a de la banda. Esta aparente despersonalización de la idiosincrasia de su música parece confirmarse justo a continuación con la excéntrica ‘Free Radicals’, ya que en ella suenan igual que Prince. Pero también les sirve para conseguir grandes resultados, como ocurre en esa actualización de los Pink Floyd de los setenta que es ‘Pompeii Am Götterdämmerung’, recuperando esa épica perdida del rock progresivo con un sonido futurista al mismo tiempo. La batería suena igual que si la estuviera tocando Nick Mason, pero el habilidoso de los setenta, claro, no el acomodado y desentrenado de los ochenta en adelante.
El nivel del álbum es muy bueno, aunque en la parte central se concentra lo más flojo, que son la excesivamente larga ‘It Overtakes Me’ (debido a su lenta segunda mitad, aunque el tema está pasable), la mediocre balada electrónica ‘Mr. Ambulance Driver’ (ruidos de ambulancia incluidos) y el no menos mediocre y no menos electrónico tema dance ‘Haven't Got A Clue’. Pasado este bache, vuelven al camino correcto mediante las acertadas melodías de ‘The W.A.N.D.’, poseedora de un riff distorsionado que es lo más enérgico de todo el disco. Por lo demás, todavía encontramos magníficos temas como es el caso de ‘The Sound Of Failure’, de memorable estribillo en un estilo casi épico como el que habían desarrollado en Yoshimi Battles The Pink Robots, aunque también recuerda a la grandeza de ‘Buggin'’. La solemnidad de algunos segmentos del álbum anterior se recoge aquí también en la balada ‘My Cosmic Autumn Rebellion’, así como marcianos instrumentales repletos de sintetizadores como ‘The Wizard Turns On’.
No faltan piezas acústicas con efectos psicodélicos y arreglos orquestales como ‘Vein Of Stars’. Ante un disco de producción tan elaborada y en algunos momentos recargada, la sencillez deliberada del tema final ‘Goin' On’ es un respiro que nos dan para acabar de manera relajada mediante una gentil canción de melodías vocales reposadas. Tardan un poco en asentarse, pero terminan alcanzando una emotividad a la altura de los mejores momentos de Coyne y compañía.
Este disco dista de ser perfecto, pero demuestra que los años transcurridos no habían mermado su capacidad de crear música a la altura de los más grandes. Para promocionar este álbum hicieron un breve vídeo que homenajeaba al de ‘Subterranean Homesick Blues’ de Bob Dylan, un guiño al pasado que puede tomarse como precursor de un interés por los clásicos del rock que les llevaría en unos años a publicar una regrabación propia de The Dark Side Of The Moon de Pink Floyd y del Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band de aquel grupo inglés cuyo nombre no recuerdo.
CHRISTMAS ON MARS
Año de publicación: 2008
Puntuación:
1) Once Beyond Hopelessness; 2) The Distance Between Mars And The Earth, Pt. 1; 3) The Horrors Of Isolation: The Celestial Dissolve, Triumphant Hallucination, Light Being Absorbed; 4) In Excelsior Vaginalistic; 5) Your Spaceship Comes From Within;
6) Suicide And Extraordinary Mistakes; 7) The Distance Between Mars And The Earth, Pt. 2; 8) The Secret Of Immortality: This Strange Feeling, This Impossible World; 9) The Gleaming Armament Of Marching Genitalia; 10) The Distress Signals Of Celestial Objects; 11) Space Bible With Volume Lumps;
12) Once Beyond Hopelessness.
El siguiente paso en la carrera de los Flaming Lips no podía ser más imprevisible: Wayne Coyne escribió y dirigió una película titulada Christmas On Mars donde los protagonistas eran los miembros de la banda, él incluido. Este álbum es por tanto la banda sonora de la película, que poco o nada tiene que ver con la música que hacían The Flaming Lips, por muy eclécticos que hubieran demostrado ser. De la película ya hablaremos en la sección correspondiente.
En cuanto al contenido musical, la decepción es total porque se trata directamente de música incidental al servicio de las imágenes. Nada de rock, todo enfocado a una abstracción sonora acorde al tono de ciencia ficción de la película. No es hasta que llega ‘The Secret Of Immortality’ que parece que por fin exista una melodía, aunque sea de manera difuminada por la intención envolvente. La única melodía clara y visible parece ser la de ‘Space Bible With Volume Lumps’, donde realizan una interesante mezcla de electrónica y vientos (bueno, sintetizadores sonando como vientos) que al menos denota una cierta originalidad. Ambos temas son lo único que encontraremos con un mínimo de sustancia melódica para poder escuchar más de una vez. Y no hay mucho más que rascar. Como su nombre indica, ‘The Gleaming Armament Of Marching Genitalia’ está concebida como una marcha militar con un marcado ritmo, donde los repetitivos sintetizadores prevalecen sobre coros alternativos. Y bueno, en muchos momentos esos coros en realidad están conseguidos con los sintetizadores, como podemos apreciar en ‘The Horrors Of Isolation’.
Al final, la idea principal que nos deja este proyecto es que Coyne no sirve como director de cine, aunque para crear una banda sonora de película de ciencia-ficción sí que cumple su papel. En su favor hay que decir que la publicación de esta música es circunstancial, porque va incluida en el mismo pack de la película. Con ello, se entiende que el grupo no había concebido la banda sonora como un álbum propiamente dicho para su comercialización, sino que ha de tomarse como un gesto amistoso para tod@ fan que quisiera adquirir la película y pudiera escuchar la música por separado también. En cualquier caso, el resultado no es nada convincente.
EMBRYONIC
Año de publicación: 2009
Puntuación:
CD I: 1) Convinced Of The Hex; 2) The Sparrow Looks Up At The Machine; 3) Evil;
4) Aquarius Sabotage; 5) See The Leaves; 6) If; 7) Gemini Syringes; 8) Your Bats; 9) Powerless; 10) The Ego's Last Stand.
CD II: 1) I Can Be A Frog; 2) Sagittarius Silver Announcement; 3) Worm Mountain;
4) Scorpio Sword; 5) The Impulse; 6) Silver Trembling Hands;
7) Virgo Self-Esteem Broadcast; 8) Watching The Planets.
Sin que la acogida de la película anterior supusiera ningún problema para seguir trabajando, volvían Wayne y compañía nada menos que un álbum doble, repleto de nuevas composiciones originales donde el carácter experimental pasa a ser la prioridad aunque se vuelva a un estilo de rock alejado de lo que había sido la banda sonora previa. La duración total es de setenta minutos, luego la decisión de que sea un doble álbum es voluntaria, esa necesidad de algunos músicos de poder decir que lo han publicado, como algunos de los grandes nombres de la música. En realidad, se mantiene la experimentación a la que se habían dirigido en mayor o menor grado desde unos años atrás, pero sin perder el sentido de la estructura y la melodía. Nuevamente prueban con diferentes texturas y recursos sonoros que aporten perspectivas diferentes a la propuesta original.
Que Wayne Coyne seguía llevando a Pink Floyd en el subconsciente se refleja nada más comenzar en la frenética ‘Convinced Of The Hex’, ya que por su carácter atmosférico y envolvente, aunque tenga un ritmo rápido y marcial, parece una modernización enérgica de ‘Set The Controls For The Heart Of The Sun’. Resulta curioso que cante “Watching the watcher”, tal como lo hacía Roger Waters también en el citado tema de Pink Floyd. En cuanto a ‘If’, no es la composición de Waters, que bien podría haberlo sido visto cuál iba a ser el siguiente paso de la banda, sino una aburrida balada que se limita a repetir melodías que ya suenan demasiado familiares. En ‘The Sparrow Looks Up At The Machine’ retoman más o menos el camino que han seguido en la primera canción, en esta ocasión con un ritmo menos frenético pero muy ostentoso.
Los peores momentos son, como era de prever, aquellos en donde Coyne vuelve a repetir el experimento de Christmas On Mars a base de collages sonoros, tal cual es el caso de ‘Virgo Self-Esteem Broadcast’. En cambio, el instrumental ‘Aquarius Sabotage’ remite directamente a los excesos sonoros de Yoshimi Battles The Pink Robots. Dividida en dos secciones, la primera de ‘See The Leaves’ no es más que una reescritura de ‘Convinced Of The Hex’ rebajándole el tempo, mientras que su segunda parte vuelve a la atmósfera antimelódica de la citada banda sonora. Si nos fijamos en ‘Scorpio Sword’, es como si en una canción hubieran juntado el inicio con el final y hubieran eliminado todo lo que queda por medio, es decir, lo que debería ser la canción.
La intimidante cascada de sonido y las voces algo cacofónicas por momentos pueden ocultar la atractiva melodía que acompaña al potente ritmo de ‘Worm Mountain’. Es otro experimento desconcertante pero en este caso con buen resultado, al contrario que ‘Your Bats’, la cual presenta ingredientes similares pero sin ninguna melodía donde sustentar el entramado sonoro caótico. No menos inquietante es la inclasificable ‘Powerless’, acentuada por un riff de bajo que se irá repitiendo a lo largo de este tema. En ‘Silver Trembling Hands’ parece que se lancen hacia la música electrónica de baile, con un resultado interesante. Para finalizar el álbum nos dejan otra pieza de rock potente y muy distorsionado con ‘Watching The Planets’, que sigue la estela de otras similares como ‘The Sparrow Looks Up At The Machine’.
El segundo disco comienza con dos desconcertantes baladas psicodélicas: la loca pero melódica ‘I Can Be A Frog’ y ‘Sagittarius Silver Announcement’, donde parece que estemos escuchando cantar al fantasma de Ian Curtis. En el caso de ‘The Impulse’, queda la duda razonable de que hubieran logrado un mejor resultado de haber elegido una voz normal, sin distorsión. La balada sideral ‘Gemini Syringes’ está planteada en forma de sutil crescendo, aunque tampoco acaba resultando tan envolvente como parece pretender, pero al menos deja mejor sensación que ‘Evil’, puesto que esta supera los cinco minutos con un ritmo algo monótono al que algunos efectos consiguen salvar del letargo. Por otro lado, la idea de ‘The Ego's Last Stand’ es bastante atractiva por los tres segmentos en los que se divide (como si hubieran querido hacer la versión sideral de ‘Happiness Is A Warm Gun’ de los Beatles): en primer lugar tenemos un inquietante ritmo y la no menos inquietante voz de Coyne; justo cuando empieza a volverse repetitiva, entra la estruendosa percusión para elevar el tono hacia una especie de rock duro espacial (vaya definición); finalmente, el último segmento es de corte contemplativo y no está a la altura de los anteriores, volviéndose más aburrido.
Hay que llenarse de coraje y paciencia para escuchar este álbum por completo y de una sola tacada. La música experimental no es plato para todos los gustos, pero al menos los Flaming Lips saben buscar melodías que la acompañen. Queda todo demasiado irregular y por ello es una obra importante desde el punto de vista de la progresión de la banda, pero poco significativa en cuanto a su capacidad para agradar al oyente. Pero poder llegar a un punto en el cual se tiene libertad para hacer lo que se quiera, es todo un lujo que cualquier artista musical sueña con alcanzar.
Puntuación:
Año de publicación: 2009
THE DARK SIDE OF THE MOON
1) Speak To Me/Breathe; 2) On The Run; 3) Time/Breathe (reprise);
4) The Great Gig In The Sky; 5) Money; 6) Us And Them; 7) Any Colour You Like;
8) Brain Damage; 9) Eclipse.
El excelso ensayista valenciano Joan Fuster solía decir que leer a Bertrand Russell era para él un desinfectante. Quizá en cierta manera esa fuera la intención de Wayne Coyne a la hora de grabar el disco más icónico (con permiso de The Wall) de Pink Floyd, es decir, evadirse por un momento de su posición como impulsor de un cierto vanguardismo dentro del rock, volviendo hacia atrás hasta lo que podría ser la esencia de la música vanguardista popularizada a gran escala, representando este proceso metamusical mediante la regrabación de The Dark Side Of The Moon. Para tan señalada ocasión se acompañan del grupo experimental Stardeath and White Dwarfs, puesto que reproducir la música de Pink Floyd requiere un cuidado exquisito.
Conociendo lo que habían hecho en Embryonic, la reinterpretación de esta música más o menos puede asociarse al sonido desarrollado en el disco precedente, así que las variaciones respecto a la grabación original no sorprende tanto como debería. Tras el comienzo calcando las voces originales en esas frases aleatorias que introducen el álbum junto a algunos sonidos en ‘Speak To Me’, llega el primer cambio mediante ‘Breathe’, donde sustituyen el apacible ritmo original por otro mucho más rápido que en realidad podría entroncarse con el de la parte liderada por el bajo de ‘Echoes’ (es decir, la sección que llegaba tras la primera parte vocal). Precisamente una variación de dicho ritmo es lo que emplean tanto en ‘Any Colour You Like’ como en ‘The Great Gig In The Sky’, de cuya parte vocal se encarga la cantante Peaches con un resultado similar a la original.
Por desgracia, en las canciones donde deberían brillar más (‘Time’ y ‘Money’) es donde acaban decepcionando un poco. La introducción de ‘Time’ sigue poseyendo algo de solemnidad, pero la transformación de lo que era un épico rock original en una semi-balada pausada es todo un error. En ‘Money’ se limitan a reinterpretar en clave electrónica la canción, abusando de su complejo ritmo. Al menos ‘On The Run’ la convierten en algo más digerible al añadir un ritmo inteligible y de tono discotequero, aunque en la parte final nos recuerdan que las atonalidades son también de su gusto. Igualmente, la interpretación de ‘Eclipse’ como un caos de estridencias y condensación sonora no queda mal para ser un final. Pero en otros casos tampoco hay mucho donde rascar, ya que en ‘Us And Them’ o ‘Brain Damage’ solo podría destacarse como novedad la ausencia de percusión.
La reinterpretación íntegra de este álbum podría parecer un intento de experimento artístico, pero tampoco puede definirse como tal, quizá porque están experimentando con algo que ya es un experimento en sí. Así que queda como una curiosidad y al mismo tiempo como un homenaje a uno de los grupos más influyentes y universales de la historia del rock, pero probablemente no dejará satisfech@s ni a quienes sean fans de los Flaming Lips ni a quienes adoren The Dark Side Of The Moon. Ni se diferencia mucho de lo que el grupo hacía en sus discos, ni tampoco logra extraer nada novedoso respecto a la obra original. Ellos sí que quedarían satisfechos, de tal manera que repetirían la jugada en unos años pero con los Beatles como modelo.
2020
THE FLAMING LIPS AND HEADY FWENDS
Año de publicación: 2012
Puntuación:
1) 2012 (You Must Be Upgraded); 2) Ashes In The Air; 3) Helping The Retarded To Know God; 4) Supermoon Made Me Want To Pee; 5) Children Of The Moon;
6) That Ain't My Trip; 7) You, Man? Human???; 8) I'm Working At NASA On Acid;
9) Do It!; 10) Is David Bowie Dying?; 11) The First Time Ever I Saw Your Face;
12) Girl, You're So Weird; 13) Tasered And Maced.
2020
Como puede deducirse de la trayectoria última de los Flaming Lips, Wayne Coyne estaba realizando todos los proyectos que le venían en gana sin perder el tiempo en valorar la viabilidad comercial que pudieran tener. Tras la grabación de Embryonic y la recreación del disco de Pink Floyd, decidió que le apetecía grabar música con otros artistas y a ello se puso. De esta manera, comenzaron a aparecer EP’s con grabaciones de este tipo, de tal manera que juntando algunas de esas canciones con otras nuevas colaboraciones, les dio para publicar un nuevo disco. Por los títulos cachondos de las canciones, parece que estemos ante un álbum de Frank Zappa, pero en la música no se encuentra ese humor.
Las colaboraciones no presentan interés añadido salvo la obvia curiosidad. En algunos casos resultan contraproducentes, ya que escuchar los berridos de Yoko Ono en ‘Do It!’ trae a la mente los peores recuerdos de sus desfases con John Lennon, arruinando sus conciertos y algunos álbumes. Para ‘You, Man? Human???’ cuentan con la participación de Nick Cave como ilustre invitado, pero el resultado es una rayada musical donde Nick parece retrotraerse a sus primeros años locos con The Birthday Party. Por otro lado, si juntamos la distorsión de los Flaming Lips con los falsetes de Bon Iver, nos sale inevitablemente algo como ‘Ashes In The Air’, previsible y monótono por tanto. Aunque la monotonía es una de las características principales y recurrentes del contenido de este álbum. ‘The First Time Ever I Saw Your Face’ es una vieja canción de los años cincuenta del cantautor y activista Ewan McColl, el padre de la malograda Kirsty, aquí transformada en una especie de mantra industrial que hay que tomarse con mucha calma, aunque será difícil aguantar sus diez minutos con la debida atención para degustar la etérea pero notable interpretación vocal de Erykah Badu.
El problema de ‘Helping The Retarded To Know God’ es que estamos esperando todo el tiempo a que algo cambie mientras todo se mantiene igual durante siete minutos, lo cual es por otro lado lo que podemos esperar de una colaboración artística eventual. Es más o menos lo que ocurre con ‘I'm Working At NASA On Acid’, solo que en este caso se transforma hacia la mitad en una fiesta de la distorsión y el caos para luego transitar por diferentes fases nada interesantes, llegando al final a una sección acústica que nos acaba de descuadrar por completo cualquier idea preconcebida sobre lo que podía suceder en su desarrollo. Se la podría catalogar sin complejos como un exótico country-western futurista con tendencia al desmadre.
Mediante ‘That Ain't My Trip’ repiten lo que ya habían hecho en Embryonic en temas como ‘Convinced Of The Hex’ pero sin la mitad de gracia y con el doble de distorsión. De manera análoga, el sonido industrial de ‘Supermoon Made Me Want To Pee’ (tan recurrente en este álbum) ya no es ninguna novedad. Peor todavía resulta la primera mitad de ‘2012 (You Must Be Upgraded)’, donde juegan con disonancias estridentes que parecen una provocación cacofónica para ver cuánto aguanta el oyente, de tal manera que la segunda mitad transcurre de una manera más plácida hasta la parte final donde retoman esas insoportables estridencias.
Faltaba entonces cuatro años para su fallecimiento, pero aquí ya se preguntaban ‘Is David Bowie Dying?’, si bien luego la letra no hace ninguna referencia explícita. En lo musical, la canción tampoco le hace ningún honor y es otra mancha en este álbum. Resulta curioso por tanto que ‘Girl, You're So Weird’ sí nos haga recordar a Bowie, tanto en la música de tintes industriales como con la prácticamente idéntica voz del cantante. Es además la mejor canción de este disco, el cual queda como un divertimento aburrido y sin interés alguno, reflejo del estado de autocomplacencia que habían alcanzado los Flaming Lips. Experimentar por el mero afán de experimentar solo presenta interés desde un punto de vista técnico. Es difícil pensar en alguien que pueda disfrutar de esta música, pero siempre hay gente para todo.
THE TERROR
Año de publicación: 2013
Puntuación:
1) Look...The Sun Is Rising; 2) Be Free, A Way; 3) Try To Explain; 4) You Lust;
5) The Terror; 6) You Are Alone; 7) Butterfly, How Long It Takes To Die;
8) Turning Violent; 9) Always There...In Our Hearts;
[BONUS TRACK:] 10) Sun Blows Up Today.
Los Flaming Lips se han convertido definitivamente en un grupo experimental y electrónico. Lejos queda ya esa manera de llegar a la más honda emoción como finalidad mientras que la tecnología era solo un medio. Ahora la finalidad es directamente demostrar que saben emplear la tecnología para hacerla inteligible musicalmente, lo cual también tiene su mérito pero la manera de apreciarlo es diferente. Sobre el título elegido, terror es lo que transmite la idea de un nuevo álbum de los Flaming Lips, vista la indigerible experimentación de algunas de sus últimas obras. Alejándose cada vez más del componente melódico que les convirtió en referentes de la música independiente de los noventa, la veta experimental que sazona todo lo que hacían era un arma de doble filo que, por un lado, les permitía estar en la vanguardia musical del momento, pero en ocasiones a costa de dificultar la satisfacción del oyente.
Escuchando este disco, a veces parece que la fórmula recurrente de los Flaming Lips es añadir capas de sonido y distorsión como único desarrollo de un tema, que es básicamente lo que hacen en ‘Butterfly, How Long It Takes To Die’ con buen resultado, lo cual no siempre consiguen. El caso es que, si despojáramos ‘Always There...In Our Hearts’ de toda la parafernalia electrónica que le acompaña, nos quedaría una fabulosa melodía vocal de hondo calado emocional, digna de los mejores momentos de Yoshimi Battles The Pink Robots. De manera análoga, son dignas de destacarse las melodías vocales de ‘Bee Free, A Way’ o de ‘Turning Violent’, esta última algo arriesgada al añadir tanta estridencia sobre todo durante los estribillos. Hay que ser tolerante con los sonidos estridentes, como si fueran los de un dj haciendo scratch con los discos, que contiene ‘Look...The Sun Is Rising’, si bien a la parte vocal le cuesta arrancar para transmitir alguna emoción.
Con una base rítmica potente, podrían haber transformado ‘The Terror’ en un tema bailable rompepistas, pero estaba claro que no estaban pensando en las discotecas a la hora de tocar. Peor decisión toman en la segunda mitad de este tema, puesto que se lanzan a espesar el sonido a base de distorsión y lo único que consiguen es empeorarlo. Donde sí consiguen una especie de música Trance que bien podría emplearse como intimista mantra bailable es en ‘You Are Alone’. Es gracioso (y puede que haya sido deliberada la gracia) que la repetitiva melodía que se escucha en ‘You Lust’ sea casi calcada a la que se escucha en la coda de ‘Young Lust’ de Pink Floyd. Sus trece minutos de duración ya anticipan que se trata de un experimento sonoro que ahuyentará a cualquier persona que no vaya predispuesta a soportar este tipo de composiciones. Las bromas no acaban o al menos una pequeña broma parece el bonus track ‘Sun Blows Up Today’, en la que interpretan una pieza de garage-rock de estilo años sesenta, pero enfundada en los sonidos modernos donde sumergen todo lo que hacen ahora. De esta manera queda un desconcertante potingue musical donde lo más extravagante es el solo instrumental a base de sonidos tecnológicos.
Nos queda solamente destacar la solemne ‘Try To Explain’ como una especie de góspel postmoderno, dentro de un álbum algo irregular y complicado de escuchar. Probablemente, si un@ se acostumbra al sonido denso y a veces desquiciante de estas canciones, se puede acabar tomando el punto a algunas de las originales melodías que se reparten a lo largo del disco, pero en cualquier caso es una aportación insustancial a la discografía de los Flaming Lips y no ofrece nada demasiado diferente a lo que otros artistas experimentales estaban realizando en la segunda década del siglo XXI.
WITH A LITTLE HELP FROM MY FWENDS
Año de publicación: 2014
Puntuación:
1) Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band; 2) With A Little Help From My Friends;
3) Lucy In The Sky With Diamonds; 4) Getting Better; 5) Fixing A Hole;
6) She's Leaving Home; 7) Being For The Benefit Of Mr. Kite!; 8) Within You Without You; 9) When I'm Sixty-Four; 10) Lovely Rita; 11) Good Morning Good Morning;
12) Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (reprise); 13) A Day In The Life.
¿Estás preparada/o para una versión electrónica de Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band? Ha de pensarse muy bien la respuesta porque resulta muy aventurado dedicarse a reconstruir/deconstruir una gran obra de arte como este álbum de los Beatles. La propuesta no es un intento serio porque la idea es la misma que para la regrabación que hicieron de The Dark Side Of The Moon, es decir, rodearse de colaboradores que compartan la misma ilusión de darle a una obra antigua una nueva perspectiva acorde a las nuevas tecnologías musicales, pero sin la necesidad de descubrir nada nuevo.
El resultado es más que previsible para quienes conozcan lo que los Flaming Lips habían hecho en los últimos años, es decir, sustituir todo el entramado instrumental original por invenciones electrónicas de dudoso gusto. A priori, ya intuimos por ejemplo que ‘Lucy In The Sky With Diamonds’ es una composición que no sufrirá mucho en su traslado a la electrónica porque ya de por sí coqueteaba con las tecnologías de entonces y además se queda en manos de Moby. Lo que más puede chocar al entusiasta aficionado a la música indie es descubrir que la chica que canta es Miley Cyrus, pero cabe señalar que esta ya estaba buscando involucrarse en proyectos más serios, de tal manera que también acabaría apareciendo como actriz en la serie de Woody Allen Crisis in six scenes de 2016, que es una obra superflua de Allen pero no deja de ser un trabajo más serio que lo de Disney. La aparición de Cyrus puede que se lo tomara Coyne como una broma hacia l@s oyentes y por ello puede tomarse como una jocosa provocación que aparezca como vocalista en el supuesto broche final de ‘A Day In The Life’, aunque en este caso solo en el puente que originalmente pertenecía a McCartney y que aquí se convierte en un tema de pop comercial al estilo de lo que hacía Miley Cyrus en solitario. El grito de retorno de Lennon lo hace también ella y hemos de reconocer que le sale bien.
Los “Where it will go?” de ‘Fixing A Hole’ parecen ideales para la búsqueda de la emoción vocal que siempre realiza Coyne, pues los Electric Würms que vemos acreditados como intérpretes es en realidad otro proyecto paralelo suyo. En el polo opuesto se sitúa el ritmo cutre de vals que añaden en ‘She's Leaving Home’, una mala decisión. Peor todavía es procesar la voz para que suene como de megafonía en ‘Being For The Benefit Of Mr. Kite!’, ya que resulta irritante. Curiosamente, de lo poco interesante del disco llega cuando en teoría se ha de acabar el reprise de ‘Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band’, puesto que se transforma en una enérgica jam que tan solo decae en los dos últimos minutos porque ya no era necesario extenderla tanto.
Conforme avanza el disco va perdiendo la poca fuerza que tenía, pues el factor sorpresa ya se ha amortizado y en definitiva se trata de más de lo mismo, algo así como si estuviéramos escuchando el Sgt. Pepper's original en una emisora con interferencias al mismo tiempo que escuchamos cómo construyen un edificio y la radio que tiene puesta el vecino. En todo caso, no debemos olvidar que este álbum no es más que un mero divertimento y por ello los beneficios fueron destinados a una fundación de ayuda a los animales. Se trata de música ultraprocesada sin más aliciente que volver a escuchar las gloriosas melodías de los de Liverpool, pero sobra decir la pérdida de tiempo que supone escuchar todo esto.
2021
OCZY MLODY
Año de publicación: 2017
Puntuación:
1) Oczy Mlody; 2) How??; 3) There Should Be Unicorns; 4) Sunrise (Eyes Of The Young); 5) Nigdy Nie (Never No); 6) Galaxy I Sink; 7) One Night While Hunting For Faeries And Witches And Wizards To Kill; 8) Do Glowy; 9) Listening To The Frogs With Demon Eyes; 10) The Castle; 11) Almost Home (Blisko Domu); 12) We A Famly.
2021
Instalados ya en una cómoda manera de crear música a partir de sintetizadores y voces procesadas, Wayne Coyne y compañía ya no dedican su tiempo a buscar melodías, sino a seguir probando los efectos de los aparatos tecnológicos musicales en sus composiciones. Puede entenderse el sonido de este álbum como una mezcla de la experimentación mantenida en los últimos años y el intimismo futurista de Yoshimi Battles The Pink Robots, un álbum que habían tomado como modelo desde hacía años para no olvidar por completo lo que habían sido los Flaming Lips.
El tema que da título al álbum es un discreto instrumental de sintetizadores que puede tomarse como introducción de ‘How??’, pues mantiene el mismo tono calmado pero con parte vocal etérea y con ecos. Conforme vamos escuchando este disco, nos damos cuenta que la mayoría de temas mantienen el mismo patrón y resulta casi imposible distinguir algo diferente las primeras veces que se escucha. Tampoco es que vayamos a obtener alguna recompensa en posteriores ocasiones, pero al menos se puede sentir aprecio, por ejemplo, por el clímax central de sonido orquestal en ‘Sunrise (Eyes Of The Young)’. Cuando escuchamos algo de ritmo en ‘Nigdy Nie (Never No)’ nos alegramos por el alivio circunstancial que supone, aunque suena diverso y entretenido y eso también le permite destacar respecto al resto del contenido de este álbum.
‘The Castle’ suena amistosa pero parece un descarte de Yoshimi Battles The Pink Robots. Mejor sensación deja la siguiente ‘Almost Home (Blisko Domu)’ al contener una melodía apreciable y un desarrollo instrumental. Sus primeros dos minutos es de lo mejor que han hecho los Flaming Lips en muchos años al alcanzar altas cotas emocionales con los coros y el sabio empleo de los sintetizadores, aunque luego acaban entrando en terrenos más convencionales. Y ciertamente es un problema importante la incapacidad que tienen de alejarse de la mera experimentación estéril o de aportar algo que pueda llamarse melodía. Si la hubieran dejado como un instrumental, ‘There Should Be Unicorns’ podría haber pasado por una demo de Depeche Mode, pero las voces no aportan nada sino que restan. Y ya no digamos la voz que empieza a hablar hacia el final del tema. Mucho peor resulta ‘Do Glowy’, donde Coyne parece que haya querido convertirse en cantante de música trap en un momento de enajenación mental transitoria.
Aunque estemos ante música experimental, cuando un experimento se materializa de forma repetida acaba perdiendo el interés. Así, la mezcla de percusión programada y voces con eco de ‘Listening To The Frogs With Demon Eyes’ está ya más que visto. Y más de siete minutos que dura, la única variación perceptible es eliminar la percusión para añadir más sintetizadores imitando a una orquesta. Ya no digamos la pueril imitación del croar de las ranas del principio, como también queda un poco cutre que empleen una percusión programada repitiendo el ritmo y tempo del Bolero de Maurice Ravel tanto al inicio como al final de ‘Galaxy I Sink’. Por último, el título de ‘We A Famly’ recuerda esa manera especial de escribir los títulos de Sly & The Family Stone. Vuelve a contar con la colaboración de Miley Cyrus, pero su voz está también procesada y parece la versión femenina de Coyne, dejando así un final descorazonador por la falta de inventiva.
En resumen, las pocas ideas interesantes que pueden encontrarse en este álbum representan tan poco respecto al total que escucharlo no resulta ser una experiencia placentera. Tan solo un enfoque metamusical parece ser el acertado para abordar una obra ya recurrente y sin visos de retorno. Quedaban ya muy lejos los años dorados donde la melodía ocupaba un lugar central dentro de la arriesgada pero productiva visión musical de Coyne.
KING'S MOUTH: MUSIC AND SONGS
Año de publicación: 2019
Puntuación:
1) We Don't Know How And We Don't Know Why; 2) The Sparrow; 3) Giant Baby;
4) Mother Universe; 5) How Many Times; 6) Electric Fire;
7) All For The Life Of The City; 8) Feedaloodum Beedle Dot; 9) Funeral Parade;
10) Dipped In Steel; 11) Mouth Of The King; 12) How Can A Head.
La trayectoria descendente de los Flaming Lips no hacía albergar esperanzas de encontrar nada interesante en su futuro, por mucha reinvención y tecnificación que quisieran aplicar a su música. Sin embargo, algo ocurrió que –por fin– pensaron en el hecho de que tanto experimento realizado no les estaba sirviendo más que para pensar en nuevos experimentos, pero no para aprovecharlos ellos mismos para conseguir música más accesible y que su nombre no quedara proscrito bajo la denominación de “viejos freaks alternativos”. Nuevamente podemos tomar como referencia a Yoshimi Battles The Pink Robots (una referencia ya cansina), como si hubieran olvidado toda su época dorada anterior, pero esta vez también recuperando las buenas ideas que había en aquel disco. La adición que podemos leer en el título de Music and Songs debe ser un toque de humor porque sería equivalente a escribir en la portada de cualquier libro “Frases y letras”. Como curiosidad, destacar que la voz parlante que se escucha en algunos temas es de Mick Jones, el antiguo componente de The Clash.
Una sencilla pero emotiva melodía presenta ‘We Don't Know How And We Don't Know Why’, algo desaprovechada en sus capas de sonido al incluir una voz recitada. De todas maneras, se acaba muy pronto para que llegue a continuación ‘The Sparrow’, de dubitativo comienzo para dar paso luego a un ritmo de trip-hop mientras Coyne canta en esa voz etérea ya patentada, aunque queda todo bastante discreto. Este tema se podría intercambiar con el que le da título al álbum y poca gente notaría la diferencia. Pero se aprecia el cambio surgido en el sonido del grupo, pues hacía años que no sonaban tan amigables como por ejemplo en ‘How Many Times’, que incluye además una voz femenina. La de años que llevábamos sin escuchar una canción pop tan accesible como ‘All For The Life Of The City’ pero al mismo tiempo sonando tan vanguardistas como (casi) siempre.
Perfectamente comienza ‘Giant Baby’ con una bonita melodía de presentación, pero luego su desarrollo es de lo más aburrido que uno puede tragarse. La que se mantiene todo el tiempo en un mismo tono monótono es ‘Dipped In Steel’, que afortunadamente es breve. En cualquier caso, solo un compositor experimentado y aventajado como Coyne, con treinta años de carrera a sus espaldas, podía gestar una memorable pieza instrumental con la grandiosidad de una banda sonora pero empleando las tecnologías modernas, creando una actualización de los compositores clásicos de bandas sonoras al siglo XXI. Estamos hablando de ‘Electric Fire’, toda una experiencia sonora para los oídos. Más adelante encontramos otro ejemplo similar, ‘Funeral Parade’, que queda en este caso como la actualización de Ennio Morricone.
Una percusión más grave probablemente hubiera aumentado el impacto del sobrio ritmo de ‘Feedaloodum Beedle Dot’, como también queda un poco sosa la parte vocal robotizada. Para el final nos dejan el final majestuoso de ‘How Can A Head’, donde vuelven a lograr esa solemnidad que tantas veces nos había emocionado muchos años atrás. La mejor noticia que aporta este irregular álbum es que la experimentación les ha servido de algo; era una lástima que la sensibilidad especial que había demostrado Coyne a partir de los noventa no nos diera una mayor cantidad de ejemplos donde desarrollarla, enfrascados como estaban los Flaming Lips en ser diferentes a todo el mundo. Si este álbum es el inicio de un cambio de mentalidad o no, el tiempo lo dirá.
AMERICAN HEAD
Año de publicación: 2020
Puntuación:
1) Will You Return / When You Come Down; 2) Watching The Lightbugs Glow;
3) Flowers Of Neptune 6; 4) Dinosaurs On The Mountain; 5) At The Movies On Quaaludes; 6) Mother I've Taken LSD; 7) Brother Eye; 8) You N Me Sellin' Weed;
9) Mother Please Don't Be Sad; 10) When We Die When We're High;
11) Assassins Of Youth; 12) God And The Policeman; 13) My Religion Is You.
Muy pronto volvieron los Flaming Lips con un nuevo disco y además manteniendo la línea del anterior, es decir, dirigiéndose más a emocionar que a epatar, que era precisamente hacia donde habían equilibrado la balanza en sus mejores años. Parece que, por fin, Wayne Coyne se daba cuenta de que seguir experimentando sin mayor afán que la experimentación por sí misma no producía nada importante. Quizá era mejor bucear en esa experiencia previa y retomar algunas ideas, pero como complemento de unas nuevas composiciones enfocadas a desarrollar el componente melódico. Que es para lo que debe servir la experimentación sin que se convierta en un ejercicio estéril. Curiosamente, el álbum fue acabado antes del inicio de la pandemia (es decir, antes de que definitivamente fuera una realidad en todo el mundo), en el mes de marzo, aunque su publicación fue anunciada para el mes de septiembre.
Así pues, comprobamos que los años pasan y Coyne se nos va volviendo más nostálgico y sosegado, como si el experimentador empedernido de antaño hubiera dejado paso a una actitud más reposada, sin perder esa espiritualidad que siempre acaba buscando. El primer título que encontramos es el de ‘Will You Return / When You Come Down’, pero no significa que nos encontremos antes dos composiciones enlazadas, sino que se trata de uno de los versos que Wayne repite en el estribillo con su voz más delicada. Al principio no llama mucho la atención esta canción, pero poco a poco nos va envolviendo su épica de tintes algo futuristas, en la mejor tradición de la época dorada del grupo. Como single de adelanto del álbum publicaron ‘Flowers Of Neptune 6’, pero fue una mala elección porque suena a canción ligera de los años setenta, de la que sonaría en los programas de televisión de la sobremesa estadounidense, aunque al menos con un mínimo de gusto. En cambio, ‘Watching The Lightbugs Glow’ es un cuasi-instrumental (tan solo escucharemos un canto entre tarareado y susurrado) que destaca cuando estamos todavía con el “efecto halo” de los últimos años del grupo, pero que hubiera quedado como un interesante relleno dentro de cualquiera de sus grandes álbumes.
En otros temas como ‘Dinosaurs On The Mountain’ la emotividad ya parece más forzada, con esa desconfianza que transmite lo que debería surgir de manera natural y no buscarse. Pero el estribillo no está mal y en deja una mejor sensación en el clímax de la recta final. Sin embargo, el tono del álbum es tan similar que canciones como ‘Brother Eye’ pasan inadvertidas. Como variación, en ‘At The Movies On Quaaludes’ canta con voz afónica, lo cual resulta una manera extraña de pretender sonar diferente, pues por lo demás es un tema sin más virtudes que unos exquisitos arreglos, que tampoco es mal botín. Por otro lado, es típica de Coyne una idea tan extravagante como cantar a dúo con una cantante country en ‘God And The Policeman’, aunque se trate en realidad de uno de los nombres más respetados del nuevo country: Kacey Musgraves.
El título de ‘Mother I've Taken LSD’ parece avisarnos de que se trata de una broma, pero es una canción seria y de letra bien triste, aunque también algo simplona. Eso puede provocar que no le prestemos demasiada atención, pero su estructura instrumental roza casi la perfección en el sentido de que transmite una gran emoción, incluso más que la parte vocal, con variedad de arreglos y algunos cambios de ritmo, todo en un tono épico bien logrado. Es uno de esos temas que nos ofrecen nuevos matices con cada nueva escucha. Más adelante nos llega ‘Mother Please Don't Be Sad’, la cual parece como una continuación conceptual y estilística, pues retoma el sinfonismo y la épica, todo mezclado con esa psicodelia particular del grupo, como si hubieran actualizado el espíritu del Sgt. Peppers al siglo XXI. Enlaza directamente con el instrumental ‘When We Die When We're High’, tan irrelevante como los que se podían encontrar en Yoshimi.
Cuando llega un ritmo dinámico al estilo Smiths como el de la cambiante ‘Assassins Of Youth’, destaca sobremanera con el resto del contenido. De todas maneras, después cambia a una sección acústica tranquila y luego a otra sección electrónica más propia de pistas de baile, mostrándonos así un 3x1 de lo que podían ofrecer a estas alturas. Parece acordarse de John Lennon a la hora de mezclar amor y religión en ‘My Religion Is You’, pero no puede llegar a la grandeza que conseguía el de Liverpool y tanto la letra como el estribillo (repitiendo de forma soporífera el título) quedan muy simplones, siendo lo único destacable el puente que precede al estribillo, pues es también el único momento en que se percibe algo de emoción.
Este álbum permite albergar una cierta esperanza de que los Flaming Lips nos puedan seguir entregando algunas obras más con un nivel aceptable como la presente. Sin dejar de perder su veta experimental, consiguen unas canciones bastante accesibles y que en algunos momentos llegan a alcanzar altas cotas de emoción, que era el lugar donde siempre esperábamos que llegara el grupo una vez alcanzara una longevidad considerable. Así que podemos decir con toda propiedad: ¡Larga vida a los Flaming Lips!
VÍDEOS
CHRISTMAS ON MARS
Año de publicación: 2008
La primera y única incursión de Wayne Coyne en el cine no puede ser más extravagante. Él es el director, guionista y también actor secundario (el protagonista es otro miembro de los Flaming Lips) de esta película de ciencia-ficción cuyo título ya explica su contenido. Unos astronautas que viven en Marte recibirán por Navidad la visita de un extraño extraterrestre. Coyne introduce efectos especiales algo cutres y algunas de sus obsesiones como los fetos (¿recordáis aquella canción titulada ‘Psychiatric Explorations Of The Fetus With Needles’?), más algunos diálogos que en algunos casos son graciosos por lo absurdo. Seguramente se puedan encontrar varias referencias musicales, no solo de ellos. Quién sabe si cuando dicen “Ed is dead” es una referencia a los Pixies. En cuanto a la música, como sirve de acompañamiento a las imágenes y es antimelódica, apenas se aprecia si no se presta especial atención. El resultado final no es tan catastrófico como cabría esperar, pero pocas ganas quedarán por repetir su visionado salvo que se sea fan incondicional de Coyne&Co.