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JOY DIVISION

1) Disorder; 2) Day Of The Lords; 3) Candidate; 4) Insight; 5) New Dawn Fades;

6) She's Lost Control; 7) Shadowplay; 8) Wilderness; 9) Interzone;

10) I Remember Nothing.

UNKNOWN PLEASURES

Año de publicación: 1979

Puntuación:

Tras unos inicios en los que se hicieron llamar Warsaw, el cambio de nombre a Joy Division (de connotaciones nazis según una novela, aunque sin intención política por parte del grupo, quizá solo un intento de negro sarcasmo) junto a la incorporación del que sería su batería, Stephen Morris, sirvió de lanzadera hacia el primer EP y un año después a la publicación de su disco de debut. Ese sonido tan particular formado a bases de restos de punk, atmósferas opresivas, algo de sonido gótico y el canto particular de Ian Curtis, cual si fuera un barítono epiléptico y que en directo venía aderezado con esos movimientos compulsivos que denotaban un estado de salud mental algo preocupante. Conociendo lo que fue su corta vida, a un@ le queda claro que Curtis se expresaba a sí mismo en las letras que escribía, su atormentada introspección y sus frustraciones vitales.

 

La gran ‘Disorder’ inicia el disco con una nota alta gracias a su pegadizo ritmo y una gran melodía de guitarra, con un Ian Curtis más en segundo plano, pues hasta el esquizofrénico final suena más bien gentil. No encontraremos en este álbum muchos más momentos de ritmos casi bailables hasta la dinámica ‘Interzone’, momento de mayor distensión al estar cantado en una entonación que hace pensar por una vez en una especie de juego onírico y no en una pesadilla como la mayoría de los temas del grupo. Precisamente lo más flojo del disco es cuando el ritmo se decelera de manera alarmante, pues ‘Candidate’ no consigue salvarlo ni los ramalazos de guitarra de Sumner. Lo único que puede interesar es su letra tan personal, donde deja traslucir sus incipientes problemas conyugales (“We're living by your rules, that's all that we know / I tried to get to you”).

 

Una de las características principales de Joy Division es su manera de crear determinadas atmósferas opresivas sin necesidad de alardes técnicos virtuosos. Tómese por ejemplo el inicio de ‘Insight’, con algunos sonidos aleatorios en los que poco a poco empieza a asomar la brillante melodía rítmica de la canción, que unida a la declamación desoladora de Curtis crea un efecto perturbador en el oyente. Magistral es también el comienzo de ‘Shadowplay’, donde la percusión de platillos y el bajo crean una tensión inicial que se rompe abruptamente por unos fieros acordes de guitarra al más puro estilo de The Who. Luego, en este mismo tema, también podremos disfrutar de algunos de los mejores solos de guitarra del disco.

 

Hay brillantes canciones de tono apocalíptico que transmiten una sensación muy inquietante, tanto de manera solemne como es el caso de ‘Day Of The Lords’, como en un tono todavía más lúgubre en ‘Wilderness’, en la cual cabe destacar el impresionante sonido y ritmo que desarrolla el bajo (para cerrar los ojos y dejarse transportar), además de una letra de profecías todavía más lúgubres, como si el ‘A Hard Rain's A-Gonna Fall’ de Bob Dylan se hubiera transformado en un anuncio del fin del mundo. Por otro lado, la necesidad interior de Ian Curtis de que acontecieran cambios en su vida justo por las fechas en que había nacido su única hija (recordemos que se casó bien joven, antes de los veinte años) se documenta terriblemente en ‘New Dawn Fades’, un canto desesperado de alguien que se estaba viendo desbordado por los sucesos cotidianos.

 

La conexión del grupo con los movimientos musicales alemanes del momento sobrevuela todo el disco, aunque no obstante donde se deja traslucir más claramente es en ‘She's Lost Control’, donde su pulsado ritmo entronca con el estilo de formaciones más electrónicas como Kraftwerk, así como en la final ‘I Remember Nothing’, demasiado pausada pero con suficientes detalles para no resultar monótona.

 

Impresionante debut del grupo, una de las primeras sensaciones musicales de Manchester dentro de la eclosión musical que hubo allí a finales de los años setenta (qué lejos quedaban ya The Hollies), donde se configura un sonido muy particular que confiere a los temas una atmósfera bastante negativa en general. Un disco no apto para nadie que quiera levantar su ánimo, aunque comparado con lo que será su segunda (y última) entrega, en este primer álbum al menos demuestran una fuerza instrumental descomunal que neutraliza en parte dicha negatividad.

CLOSER

Año de publicación: 1980 

Puntuación:

1) Atrocity Exhibition; 2) Isolation; 3) Passover; 4) Colony; 5) A Means To An End; 6) Heart And Soul; 7) Twenty Four Hours; 8) The Eternal; 9) Decades.

Si en algún momento de tu vida te ves deprimido, con pensamientos negativos o sin perspectiva de un futuro acogedor, debes evitar a toda costa escuchar este álbum, pues se le puede considerar toda una oda a la desolación. El sonido de este nuevo disco también ha cambiado respecto a su debut, puesto que en primer lugar la guitarra ya no tiene un papel tan destacado. Ya no disfrutaremos de los reconocibles riffs de Sumner, sino que éste más bien creará texturas sonoras más adecuadas a los sonidos étnicos e industriales de este álbum, donde abundan los ritmos hipnóticos y repetitivos, además de emplear con mayor profusión los sintetizadores. Denotan pues una mayor influencia de la música alemana del momento.

 

Hay pocas canciones que puedan hacer recordar el disco de debut y una de ellas es ‘Passover’, pero únicamente por su comienzo gracias a una guitarra predominante junto a unas provocadoras líneas de bajo, pero pronto los instrumentos transforman el sonido en otro hipnótico ritmo con guitarra distorsionada para que Curtis exprese sus sentimientos más ocultos y desgarradores (“This is a crises I knew had to come / Destroying the balance I'd kept”). En cualquier caso, si atendemos al comienzo del LP con ‘Atrocity Exhibition’, resulta bastante desconcertante, pues se basa en una percusión repetitiva y de reminiscencias africanas donde la guitarra va creando sonidos distorsionados y continuados para crear una atmósfera asfixiante, donde la voz de Curtis sienta como un golpetazo en el estómago.

 

Lo que cualquier aficionado a la música podría entender como música alemana es lo que encontramos en ‘Isolation’ gracias a su ritmo robótico y minimalista que junto a los sintetizadores crean un ambiente futurista, aunque la desesperada parte vocal y la brutal letra introspectiva (“I'm ashamed of the person I am”) nos devuelven a la desolación permanente. Los sonidos más industriales envuelven ‘Colony’, la cual curiosamente me hace pensar siempre en la historia de Kafka En la colonia penitenciaria, quizá por su aplastante ritmo que consigue un acongojante efecto intimidador y me hace relacionar ambos títulos. Hasta que no llegamos a ‘A Means To An End’ no encontramos una canción de ritmo algo ágil y continuado, en este caso también con una guitarra de corte melódico que interpreta otra de esas grandes melodías del grupo, además de un gran solo hacia el final.

 

Por otro lado, ‘Heart And Soul’ es como una antesala del sonido más trance (impresionante ritmo tanto de la batería como del bajo) que llenará los ambientes selectos y desfasados de música de baile en años venideros, además de transmitir un mensaje directo al lóbulo de los pensamientos negativos en el cerebro: “Heart and soul / One will burn”. Posee un efecto hipnótico innegable.

 

Si todo lo escuchado hasta la parte final del álbum puede haber conseguido transmitir esa negatividad y desolación en mayor o menor medida, lo cierto es que las últimas tres canciones son las que rematan la faena. ‘Twenty-four Hours’ comienza de manera calmada con una melodía ya de por sí desgarradora, que cobra mayor fuerza cuando llega el momento de acelerar el tempo. Por si fuera poco, la última estrofa de la letra es toda una brutal confesión premonitoria del trágico final que tendría Ian Curtis al suicidarse justo antes de embarcarse el grupo hacia la que hubiera sido su primera gira norteamericana. A continuación, el ritmo extremadamente pausado, la reverberación gregoriana y el canto cansado de Curtis en ‘The Eternal’ dejan un resultado algo flojo, donde lo mejor es el sonido de teclado que crea un contraste interesante, si uno lo percibe. Y para el final llega una de las obras maestras del pesimismo existencialista (‘Decades’), no solo por su letra metafórica y de tintes proféticos al estilo del primer Dylan, sino también por sus perfectos cambios de ritmo graduales y el brillante empleo del teclado, pues la solemnidad de la melodía principal otorga a la canción un carácter espiritual.

 

Y así llegó el final de la banda cuando ya estaban preparados para conquistar el mundo. El cantante Ian Curtis no pudo soportar más la doble vida que llevaba, el peso de la fama, los ataques de epilepsia y muchos otros aspectos personales que le fueron minando hasta decidir acabar con su vida, cuando ni siquiera se había llegado a publicar este disco. El resto del grupo seguiría tocando bajo el nombre de New Order pero siguiendo otro camino más accesible y menos sombrío que el que iniciaron en esta legendaria etapa como Joy Division.

STILL

Año de publicación: 1981 

Puntuación:

CD I: 1) Exercise One; 2) Ice Age; 3) The Sound Of Music; 4) Glass; 5) The Only Mistake; 6) Walked In Line; 7) The Kill; 8) Something Must Break; 9) Dead Souls; 10) Sister Ray; 11) Ceremony; 12) Shadowplay; 13) A Means To An End; 14) Passover;

15) New Dawn Fades; 16) Transmission; 17) Disorder; 18) Isolation; 19) Decades;

20) Digital.

 

CD II: 1) The Sound Of Music; 2) A Means To An End; 3) Colony; 4) Twenty Four Hours; 5) Isolation; 6) Love Will Tear Us Apart; 7) Disorder; 8) Atrocity Exhibition; 9) Isolation; 10) The Eternal; 11) Ice Age; 12) Disorder; 13) The Sound Of Music.

Un año después de la disolución forzada del grupo, se publicó esta recopilación de rarezas y actuaciones en directo, ampliada años después en la era del CD con un segundo volumen correspondiente a un concierto concreto de 1980. Las rarezas se concentran en el primer volumen, pero no hay nada que realmente valga la pena salvo ‘Dead Souls’, que también se puede encontrar en el posterior recopilatorio de singles Substance.

 

Los Joy Division más punk que apenas habíamos escuchado en sus dos discos de estudio, aparecen aquí en varias ocasiones, lo que da la impresión de que estos descartes fueron debidos a la necesidad de alejarse de esa imagen. En ‘Ice Age’ el punk se denota creando una estructura musical a partir de una agresiva guitarra que se va distorsionando por momentos, y en ‘Walked In Line’ con una excesiva repetitividad y una guitarra que parece beber directamente de ‘Transmission’. Quizá ‘The Kill’ sea la que más se acerque a ese espíritu agresivo necesario en el género.

 

Pero son más decepciones que sorpresas agradables lo que encontramos. ‘Glass’ parece una demo desechada de ‘Shadowplay’, sobre todo por su comienzo y los retazos de guitarra que resuenan en algunos momentos. ‘The Only Mistake’ hubiera ganado muchos puntos de haber tenido un mejor estribillo, pues el ritmo de guitarra que mantiene es excepcional, aunque suene más a New Wave que a gótico, post-punk o como quiera llamarse a la música de Joy Division. Y en ‘Something Must Break’ parecen querer sonar a la Velvet Underground pero con sintetizadores, afirmación poco descabellada al encontrar una interpretación en directo de la errática ‘Sister Ray’ del grupo neoyorquino, aquí con mejor impresión quizá por su menor duración comparada con la original.

 

Por otro lado, ‘Exercise One’ son texturas sonoras y poco más, donde la voz de Curtis no se escucha hasta ya avanzado el tema. ‘Dead Souls’ presenta una estructura similar pero al menos con mejor resultado. Lo peor es cuando la música suena atonal y parece divagar como en ‘The Sound Of Music’, a lo que el canto errático de Curtis no ayuda en nada. También podemos escuchar en el segundo volumen su interpretación en directo, que no mejora en nada.

 

A partir de ‘Ceremony’ (incluida ésta), se recoge una actuación en la universidad de Birmingham de mayo de 1980 con aceptable calidad de sonido, precisamente la última que realizaría el grupo puesto que un par de semanas después Ian Curtis se suicidaría. Closer ya había sido grabado en marzo de ese año, aunque no se publicaría hasta el mes de julio, por lo que se pueden escuchar algunas de sus canciones. Las canciones novedosas que podían escucharse son la citada ‘Ceremony’ (que parece preludiar a incipientes grupos de entonces como U2), la simplona canción de sus inicios ‘Digital’ y su gran single ‘Transmission’. También es todo un placer comprobar cómo en ‘Shadowplay’ conseguían transmitir la misma tensión de inicio hasta el arranque del ritmo dinámico que la caracteriza. Y aunque a veces Curtis parezca ausente como en algunos momentos de ‘New Dawn Fades’, el armazón instrumental es tan poderoso que mantiene el pulso hasta que Curtis consigue recuperar el tono en su más frenética sección central. No obstante, en ‘Disorder’ o ‘Decades’ parece que directamente el problema es técnico, de la toma del micro. Otras curiosidades son la diferente y más completa percusión de ‘A Means To An End’ y la melodía de sintetizador de ‘Decades’, que cambia completamente de tono y hasta suena jovial, lo cual no pega nada con el propósito de la letra ni con el sonido de Joy Division, parece más apropiado para conjuntos hilarantes como The Residents.

 

El segundo volumen recoge un concierto de febrero de 1980 con peor calidad de sonido, donde el colmo es incluir al final varias canciones de las pruebas de sonido, donde a veces los problemas técnicos llegan a ser molestos. Pero en cualquier caso, del concierto en sí la interpretación de ‘Isolation’ es brutal y además podemos disfrutar de la gran ‘Love Will Tear Us Apart’. Tal como ocurría en el concierto anterior, la voz de Curtis parece desaparecer por momentos, algo que lastra el resultado final de ‘Disorder’, pues su ejecución instrumental es impecable y demoledora.

 

En resumen, estamos ante una recopilación irregular que vale más por sus canciones en directo, pero que no añaden mucho más al exiguo legado del grupo.

SUBSTANCE

Año de publicación: 1988 

Puntuación:

1) Warsaw; 2) Leaders Of Men; 3) Digital; 4) Autosuggestion; 5) Transmission;

6) She's Lost Control; 7) Incubation; 8) Dead Souls; 9) Atmosphere;

10) Love Will Tear Us Apart;

[APPENDIX:] 11) No Love Lost; 12) Failures; 13) Glass; 14) From Safety to Where;

15) Novelty; 16) Komakino; 17) These Days.

Con mejor criterio que el anterior recopilatorio Still, aquí se recogieron los singles y canciones de EP que quedaban por unificar en un único álbum, repitiendo la cara B de single ‘Dead Souls’ que ya se encontraba en Still. Lo primero que escuchamos al poner el CD son las canciones de su debut como Joy Division (tras cambiarse su nombre inicial: Warsaw) del EP An Ideal For Living, el cual tenía una portada con un niño tamborilero de los que podemos ver en cualquier documental sobre la época nazi, pero las referencias nazis no van más allá de esta portada y el nombre del grupo. Así, en estos inicios demuestran una clara influencia inicial del movimiento punk, sobre todo precisamente en ‘Warsaw’ y ‘Failures’ (muy parecidas ambas), pues ‘Leaders Of Men’ es más gótica y pulsante. En cambio, ‘No Love Lost’ es más atascada y solo destaca por ese riff de guitarra penetrante que parece rescatado del sonido de garaje de los sesenta.

 

Tres de las canciones más conocidas del grupo tienen cabida en este disco. Por un lado, ‘Transmission’ posee todas las características de los mejores Joy Division: una prominente línea de bajo que inicia el tema y que mantiene en vilo junto a la percusión de platillos, un memorable riff de guitarra que engancha desde que empieza a sonar, más una parte vocal de Ian Curtis solemne que sirve de relajación entre tanta orgía instrumental. Hacia el final, a Curtis se le va un poco la mano con tanto “dance, dance, dance to the radio!”, pero precisamente esa parte final transmite una sensación de decadencia hacia lo que supone que una persona disfrute de la música que le ponen en la radio. Es una de las mejores canciones del catálogo de Joy Division, de hecho Greil Marcus la incluyó en su libro de pretencioso título pero de discurso erudito y ameno The History of Rock’n’Roll in Ten Songs.

 

Por otro lado, la fama de ‘Atmosphere’ no acabo de entenderla, pues se trata de una canción que recrea precisamente una atmósfera con su prominente percusión pero donde la voz de Curtis suena cansada y las florituras de sintetizador que meten entre las estrofas suenan demasiado vulgares, como unos The Cure poco inspirados. Curiosamente, el vídeo musical grabado para este recopilatorio fue dirigido por Anton Corbijn (también fotógrafo de prestigio reconocido), quien en 2007 dirigiera también el biopic sobre Ian Curtis llamado Control. Y pocas canciones de Joy Division tienen a Curtis tocando algún instrumento, algo que podemos ver en el inicio de ‘Love Will Tear Us Apart’ según el vídeo musical que grabaron. Tampoco es que sea mucho, puesto que simplemente toca los fenomenales acordes de guitarra que inician el tema, el cual queda marcado luego por una triste y emotiva melodía de teclado que expresa tanta desolación como la letra y el canto de Curtis, uno de los más desgarradores, que ya es decir.

 

Encontramos una versión alternativa de ‘She's Lost Control’ que tiene un resultado mejor que la conocida del Unknown Pleasures al acercarse más al sonido alemán con la percusión que le aporta un aura industrial. Incluso hay cabida para un instrumental (‘Incubation’) que sin la aportación de Curtis queda un tanto insulsa, como si le faltara algo. Era obvio. Pero no todo es un camino de rosas, pues en ‘Digital’ basan el tema en un ritmo demasiado simplón y repetitivo, donde lo único reseñable es la interpretación de Curtis, en ese rango que va del oscurantismo al frenesí en cuestión de segundos. Peor todavía es ‘Autosuggestion’, en la que la repetitividad llega a extremos insoportables, pues hasta casi los cinco minutos no se anima el asunto y para entonces ya es demasiado tarde.

 

De las canciones añadidas al CD respecto al LP original con el nombre genérico de “Appendix”, apenas puede destacarse nada salvo las tres canciones finales. La cara B del single de ‘Transmission’ es un tema de prominente guitarra (‘Novelty’) y la cara B de ‘Love Will Tear Us Apart’ (‘These Days’) es una de las canciones más dinámicas que se pueden escuchar en este álbum. Por otro lado, ‘Komakino’ es una apropiada cara A de ritmo pegadizo y un gran trabajo de guitarra de Sumner, que proporciona un sonido más alegre de lo habitual, muy próximo a lo que hubiera hecho Andy Summers con The Police.

 

En definitiva, ésta si es una aceptable manera de cuadrar la corta discografía de Joy Division, uno de los grupos más importantes e influyentes de finales de los setenta, uno de los abanderados del nacimiento de Manchester como ciudad importante en el movimiento musical (superando a Liverpool, ¿verdad?). Tras la música, también superaría con los años a Liverpool como ciudad dominante del fútbol, pero eso ya sobrepasa los límites de estos comentarios.

PEEL SESSIONS

Año de publicación: 1990 

Puntuación:

1) Exercise One; 2) Insight; 3) She's Lost Control; 4) Transmission;

5) Love Will Tear Us Apart; 6) Twenty Four Hours; 7) Colony; 8) Sound Of Music.

De unas grabaciones realizadas en el programa de la BBC Radio 1 presentado por el legendario DJ John Peel datan las canciones contenidas en este CD, que recopila dos EP’s publicados en los ochenta, ya que las primeras cuatro canciones pertenecen a una grabación del 31 de enero de 1979, mientras que las cuatro últimas son del 26 de noviembre del mismo año. Hay bastantes diferencias cualitativas entre las dos fechas, pues en la primera encontramos a unos Joy Division novatos, nerviosos y sin demasiada experiencia, mientras que para finales de 1979 ya eran una máquina sonora que no podía dejar indiferente a nadie.

 

Así, la batería de ‘Exercise One’ suena extremadamente amateur, como si Morris se hubiera enseñado el día antes a golpear el mismo ritmo que mantiene durante todo el tema. Peor todavía es cuando empezamos a escuchar ‘Transmission’ con avidez y se nos cae el corazón al suelo al escuchar cómo la guitarra suena insegura e incluso desafinada, además de un Curtis quizá nervioso por estar escuchando a su compañero Sumner. En estos inicios tampoco podemos esperar diferencias respecto a lo ya conocido. Por ejemplo, ‘She's Lost Control’ está interpretado tal como lo escuchábamos en el recopilatorio Substance, es decir al estilo del single que todavía no se había publicado en ese momento. Lo mejor de esa primera sesión es ‘Insight’, donde lo único que sobra son esas dos notas que suenan continuamente y que recuerdan a un búho (¡pero cuan modernas sonarían entonces!), puesto que le hacen perder algo de la atmósfera opresiva que transmitía en su versión de estudio del disco de debut.

 

Como decíamos, en los temas de finales de 1979 es donde el grupo aparece en todo su esplendor. Así, ’Twenty Four Hours’ suena igual de demoledora a como lo haría en el entonces siguiente LP Closer. En ‘Colony’ imprimen algo más de fuerza, lo cual ayuda bastante al tema, e incluso ‘Sound Of Music’ no se parece en nada a la cacofonía que hubimos de soportar en Still. Pero el mejor acierto de este álbum es poder escuchar ‘Love Will Tear Us Apart’ en directo, cómo Curtis siente cada frase brutal de las que conforman la letra de este emotivo tema.

VÍDEOS

JOY DIVISION

Año de publicación: 2007

Solo un mes antes del estreno del biopic Control se estrenaba también en festivales cinematográficos este documental que repasa la trayectoria de Joy Division a partir de imágenes de archivo y entrevistas a los tres miembros supervivientes, así como otros invitados donde se incluye al director de Control e incluso a la novia belga que tuvo Ian Curtis. La narración que surge queda muy bien ordenada y documenta a la perfección lo que fue el devenir de ese escaso intervalo de tiempo en el que ocurrió todo. Para quien se quede con ganas de saber más, en los extras del DVD hay muchos más extractos de entrevistas, quizá demasiados por algunas cosas muy superfluas que se cuentan, así como aquella mítica aparición en televisión tocando ‘Transmission’. Con este documental y la película siguiente cualquiera se hará una perfecta idea de lo que es la banda y de la época y lugar donde se produjo todo.

CONTROL

Año de publicación: 2007

Recomendable biopic dirigido por Anton Corbijn (conocido por su faceta de fotógrafo musical e incluso director de vídeos musicales) sobre la figura de Ian Curtis a partir de la adaptación de su biografía Touching from a distance, escrita por la que fuera su mujer, Deborah Curtis. La historia es bastante cruda porque no se trata de una hagiografía precisamente, sino el reflejo realista de todos los problemas que atormentaron a Curtis en su corta vida: la epilepsia incontrolada, su temprana responsabilidad como padre de familia, la infidelidad y la presión del éxito musical. Aparecen varias actuaciones en directo interpretadas por los propios actores, lo cual es un mérito añadido, y donde podemos disfrutar de la recreación de ‘Transmission’ en su primera aparición en televisión en el canal Granada. Sam Riley lo clava interpretando a Ian Curtis, así como Samantha Morton en el papel de su sufrida y paciente mujer.

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