CLÁSICOS DEL ROCK
ANÁLISIS DE LAS DISCOGRAFÍAS DE LOS ARTISTAS Y GRUPOS IMPORTANTES EN LA HISTORIA DE LA MÚSICA ROCK
ERIC CLAPTON
BLUES BREAKERS WITH ERIC CLAPTON
Año de publicación: 1966
Puntuación:
1) All Your Love; 2) Hideaway; 3) Little Girl; 4) Another Man; 5) Double Crossin' Time;
6) What'd I Say; 7) Key To Love; 8) Parchman Farm; 9) Have You Heard;
10) Ramblin' On My Mind; 11) Steppin' Out; 12) It Ain't Right.
Tras su salida de The Yardbirds debido a la, según él, dirección comercial que estaban tomando, Eric Clapton recaló en la prestigiosa banda del teclista John Mayall, uno de los músicos de blues más respetado en el Reino Unido. Por estas fechas, en esta formación se encontraba también el bajista John McVie, futuro fundador de Fleetwood Mac, quien precisamente conocería con John Mayall a los otros dos fundadores, Peter Green (el sustituto de Clapton tras su marcha) y Mick Fleetwood. Si tras la salida de The Yardbirds un@ puede pensar que nos encontraremos ante un disco de blues puro y duro, puede estar tranquil@ porque efectivamente se trata de blues, o R&B , pero la vitalidad de Eric se traduce en una fuerza adicional y un timbre especial que hace sobresalir buena parte de los temas por encima de lo convencional.
Con tanto músico amante del blues, lo primero que puede esperarse son instrumentales en los que demuestren su destreza, tales como ‘Hideaway’. Sin embargo, lo que hace este álbum una compra acertada, aunque un@ no sea un apasionado del blues, son las interpretaciones de guitarra de Clapton, dispuesto a demostrar que aquella pintada legendaria de Clapton is God no era infundada, salvando lo poco apropiado del gesto. La impresionante y afilada interpretación de guitarra en ‘All Your Love’ (clara predecesora de ‘Strange Brew’ de Cream) le hace sobrepasar ya el límite del blues-rock. También pueden destacarse el instrumental ‘Steppin' Out’, que parece una demostración de proto-heavy, así como la final ‘It Ain't Right’, demostración de que en el rol de guitarra rítmica también realizaba su papel a la perfección.
La mitad de los temas son composiciones originales de John Mayall, demostrando así su liderazgo, aunque como compositor no puede evadirse del sonido más puro que puede entenderse. ‘Little Girl’ es muy buena al marcar un ritmo ágil y variado, muy influenciado por los primeros Beatles, donde la guitarra de Clapton casi actúa de cantante igual que Mayall. Un intento de parecer variado se intuye en la introducción de trompeta y saxofón de ‘Have You Heard’, pero tampoco se extralimita respecto a los cánones del blues, mejorando cuando aparece Clapton. Éste aparece como coautor y cantante en el blues canónico de ‘Double Crossin' Time’, donde su guitarra vuelve a marcar la diferencia.
Lo más flojo del disco, como no podía ser de otra manera, es una canción (‘Another Man’) en la que solo se escuchan unas palmas, la armónica y la voz de Mayall. En ‘Parchman Farm’ también resulta Clapton casi inaudible, con la armónica en primer plano, por lo que, aunque suene bien, es lo que podríamos esperar de cualquier combo de R&B de la época. Por otro lado, ‘What'd I Say’ de Ray Charles es la excusa para que escuchemos el solo de batería de Flint, que recuerda algo al estilo de Ginger Baker pero más amateur.
En definitiva, se trata éste de un álbum iniciático, de un músico (Clapton) que necesitaba ir definiéndose a sí mismo dentro del lenguaje que mejor conocía, el blues. Y ya sabemos que, tras este disco, sus inquietudes le llevarían a marcharse y juntarse con Jack Bruce y Ginger Baker para formar el supertrío Cream, uno de los grupos esenciales para entender la música de los años sesenta y su evolución posterior.
BLIND FAITH
Año de publicación: 1969
Puntuación:
1) Had To Cry Today; 2) Can't Find My Way Home; 3) Well All Right;
4) Presence Of The Lord; 5) Sea Of Joy; 6) Do What You Like.
En principio, no pensaba incluir este disco en esta sección de Eric Clapton, al tratarse Blind Faith de un grupo sin líder definido que debería tener su propia sección. Pero como de otra manera este único disco quedaría postergado indefinidamente para su análisis y dado que sirve de soporte para seguir el rastro de Clapton en su trayectoria musical, finalmente lo comentaremos aquí dentro de su ubicación cronológica. Tras la ruptura de Cream, Eric se asoció con Stevie Winwood (teclado y voz), quien llegaba de grabar el mejor disco de Traffic, para un nuevo proyecto musical al que inesperadamente se unió el imprevisible batería Ginger Baker. El cuarto miembro de la banda era el menos mediático de todos, Ric Grech, quien había sido el bajista y violinista de Family y los había dejado tirados cuando iban a comenzar su primera gira por Estados Unidos. La oportunidad de unirse a las estrellas de Blind Faith pareció persuadirle de un incierto futuro con Family. Ante una formación de estas características, las expectativas eran muy altas y más o menos las cumplieron pero de manera un tanto conservadora, porque no buscaron crear nada nuevo sino hacer lo que ya sabían y hacerlo bien.
Para comenzar el disco, nada mejor que el impactante riff de ‘Had To Cry Today’, que irá repitiéndose a lo largo del tema para ir añadiendo fuerza, aunque mucho mejor todavía están las líneas de guitarra que se marca Clapton cada vez que Winwood canta “Had to cry today!”, realizando variaciones sobre ellas y demostrando que era uno de los reyes de la guitarra. Está compuesta por Winwood, igual que otros dos temas del disco que también tienen una buena interpretación vocal, uno de ellos el apacible y acústico ‘Can't Find My Way Home’ y el otro ‘Sea Of Joy’, el cual también presenta un poderoso riff de presentación aunque transita igualmente por parajes de tranquilidad. En ‘Sea Of Joy’ podemos escuchar también el violín de Grech en su parte instrumental, creando un pasaje evocador de gran efecto junto a la parte vocal de Winwood, quien llega a altos registros difíciles de alcanzar para otros: “And I'm feeling close to when the race is run / Waiting in our boats to set sail”.
‘Well All Right’ era la cara B de un single del malogrado Buddy Holly, que en las manos de Blind Faith queda un tanto exótico, pues el pop alegre no parecía encajar con el estilo del grupo. Queda pues como un momento desenfadado que da variedad al disco, además de servir para que Clapton cante con una voz algo procesada, tomando así algo más de protagonismo. Y es que aquí solo encontraremos una composición original de Clapton, aunque es excepcional. Si bien ‘Presence Of The Lord’ no llama mucho la atención en su comienzo, debido a la calma que transmite, en contraste con el dinamismo de ‘Well All Right’, su gran parte vocal y el posterior pasaje instrumental donde acude al rescate el propio Clapton con una guitarra que no escatima en efectos de distorsión, convierten este tema en uno de los mejores del álbum.
La manzana de la discordia llega al final con la composición de Ginger Baker ‘Do What you Like’. Es innegable que su parte principal es de lo más pegadizo del álbum, pues aunque tenga una letra bastante simplona, tanto el ritmo como la melodía vocal enganchan desde el comienzo. De lo mejor son los golpes de Baker en cada final de estrofa, un portento de dominio de la percusión como elemento definitorio de una composición. El problema es que buena parte de los quince minutos de duración de ‘Do What you Like’ están dedicados a una sección central instrumental donde aparecen unos solos de órgano y de guitarra pasables pero no demasiado inspirados, y luego al inevitable solo de batería de Baker, quien aporrea sin compasión y deja claro quién es uno de los reyes de este instrumento. Es impresionante comprobar lo que es capaz de conseguir, incluso a partir de los once minutos parece que sea una ametralladora lo que estamos escuchando. Se recomienda ver la versión abreviada que interpretaron de este tema en el concierto gratuito de presentación en el Hyde Park de Londres de ese año 1969 (¡antes de publicarse el álbum!), donde Baker demuestra su impresionante técnica.
En la edición en CD que yo poseo, aparecen dos cortes ocultos al final, es decir, lo que serían la séptima y octava canción que no vienen indicadas por ningún lado. Una de ellas viene a titularse ‘Exchange & Mart’ y es un instrumental agradable sin más. La otra se llama ‘Spending All My Days’ y es un pop más comercial donde la voz debe ser la de Ric Grech por eliminación.
Ni un año entero llegó a durar este proyecto, sobre todo por el nuevo desencanto que produjo en Clapton. Queda como un ejemplo de colaboración musical como solo podía ocurrir en esos días, dejando como legado un gran álbum ideal para quienes adoren al Clapton guitarrista de rock, complementado por la gran batería de Baker y el eficiente órgano de Winwood. Eso sí, la portada es de un mal gusto tremendo.
ON TOUR WITH ERIC CLAPTON
Año de publicación: 1970
Puntuación:
1) Things Get Better; 2) Poor Elijah – Tribute to Johnson (medley);
3) Only You Know and I Know; 4) I Don't Want to Discuss It;
5) That's What My Man Is For; 6) Where There's A Will There's A Way;
7) Comin' Home; 8) Little Richard Medley – Tutti Frutti/The Girl Can't Help It/Long Tall Sally/Jenny Jenny.
Saltándonos el lapso de tiempo que comprende la aventura de Clapton con Cream, su primera medida tras el traumático final del trío fue formar otro supergrupo junto a Steve Winwood, Blind Faith, que tras grabar un brillante disco homónimo se disolvió. Tras tanta presión a su espalda, decidió tomarse un respiro adoptando un rol secundario y sin ninguna publicidad en la formación de Delaney & Bonnie and Friends, justo lo que podemos escuchar en este álbum, durante una de las giras de este querido dúo que aglutinaba gente tan diversa en sus actuaciones como George Harrison, Duane y Gregg Allman, Jim Gordon, Carl Radle o Bobby Keys. Aquí los hermanos Allman no están, pero sí el resto de los citados, quienes participarían poco después en el disco de debut en solitario de Clapton (incluyendo a los mismos Delaney & Bonnie) y en su siguiente proyecto de Derek and the Dominos.
Así pues, no estamos ante un disco de Eric Clapton propiamente dicho, sino de Delaney & Bonnie. La música aquí presenta una vertiente más soul, principalmente por la potente voz de Bonnie, quien comenzó a hacerse un nombre como cantante de acompañamiento de artistas del blues, soul y R&B, incluido el hecho de ser la primera mujer blanca en acompañar a Ike y Tina Turner. Así, las canciones presentan un armazón instrumental consistente, el cual evita que se vuelvan algo monótonas por la destacada y prominente voz de Delaney y, sobre todo, de Bonnie. Es difícil destacar alguna entre las ocho aquí contenidas, siendo más de la mitad versiones, porque más o menos siguen el mismo patrón de rock y soul, lo que le hubiera encantado hacer a Janis Joplin de haber seguido viva. Lo único que puede considerarse flojo es ‘I Don't Want to Discuss It’ por hacerse demasiado repetitivo.
Si acaso puede destacarse ‘Where There's A Will There's A Way’ por su dinámico ritmo, casi bailable, y un pasaje intermedio instrumental de gran calibre, donde confluye la guitarra de Clapton con los vientos de Bobby Keys y Jim Price (dos colaboradores habituales de los Rolling Stones). ‘Things Get Better’ y el medley ‘Poor Elijah – Tribute to Johnson’ presentan también melodías reconocibles y pueden disfrutarse, pero lo mejor de todo el repertorio es sin duda ‘Comin' Home’, poseedora de una melodía rítmica muy pegadiza donde vuelve a brillar Clapton, que es la indiscutible estrella de las actuaciones.
Teniendo a tantos rockeros en la formación y después de tanto soul, para el final realizan un medley de canciones de Little Richard que no pasa de ser un colofón en forma de divertimento para que unos amigos (que es lo que realmente eran todos ellos) lo pasen bien juntos y con el público. Y es que este álbum en directo tampoco presenta mucho mayor interés que el de seguir la evolución de Clapton en una posición más discreta de la que había ostentado desde sus inicios en los Yardbirds.
ERIC CLAPTON
Año de publicación: 1970
Puntuación:
1) Slunky; 2) Bad Boy; 3) Lonesome And A Long Way From Home; 4) After Midnight; 5) Easy Now; 6) Blues Power; 7) Bottle Of Red Wine; 8) Lovin' You Lovin' Me;
9) I've Told You For The Last Time; 10) Don't Know Why; 11) Let It Rain.
Por fin llegó el esperado momento por muchos, el comienzo de la carrera en solitario de Clapton propiamente dicha, bajo su nombre. Para que nadie se lleve a engaños, cabe comentar que la grabación de este álbum fue realizada por prácticamente la misma gente que el anterior. De hecho, más de la mitad del disco está compuesto por Delaney & Bonnie, con Clapton de coautor en bastantes de ellas. Era obvio desde el principio que el fuerte de Eric no era la composición, algo habitual en la música, donde los buenos intérpretes no suelen ser buenos compositores y viceversa. Es por ello que una buena parte del disco sigue en el mismo estilo de Delaney & Bonnie que podíamos escuchar en el álbum anterior (‘Bad Boy’, ‘Lonesome And A Long Way From Home’, ‘I've Told You For The Last Time’), de tal manera que un@ no tiene claro bajo qué nombre debía presentarse éste. Si se hubiera editado bajo el anterior nombre de Delaney & Bonnie and Friends, a nadie le hubiera extrañado lo más mínimo.
Una de las canciones más conocidas y carismáticas tanto del disco como de la carrera de Clapton es ‘After Midnight’, que en realidad es una composición del magnífico pero infravalorado J.J. Cale, aquí incluso mejorada porque Eric le imprime una velocidad endiablada (más rápida que el original) y el tema alcanza su máximo esplendor. Tampoco hay que pasar por alto el instrumental que introduce el disco, ‘Slunky’, quizá un intento de hacer valer su nombre al destacar su guitarra. Hay otras canciones que pasan sin mayor pena ni gloria, como los típicos blues de ‘Bottle Of Red Wine’ y ‘Blues Power’, o ‘Easy Now’, una agradable balada de guitarra acústica como único instrumento, que se olvidan rápidamente. Sin embargo, lo peor es el pasteleo para abuelos (esto es, de aficionados a los pasodobles) de ‘Lovin' You Lovin' Me’, un título también apropiado para avisar con antelación de las intenciones extremadamente complacientes de la composición.
Hacia el final del álbum encontramos dos buenas baladas rock que levantan el vuelo tras una racha de canciones bastante discretas. ‘Don't Know Why’ es también en apariencia algo discreta, pero presenta un memorable estribillo y grandes punteos de guitarra que van cayendo indefectiblemente para mayor gloria de los presentes. Todavía mejor es ‘Let It Rain’, poseedora de magníficas melodías y un pegadizo estribillo, además de una impresionante coda en la que la guitarra de Clapton brilla en todo su esplendor, llegando a esas cotas de excelencia al alcance de muy pocos.
Aunque posea este álbum dos grandes canciones, ‘After Midnight’ y ‘Let It Rain’, lo cierto es que encontramos demasiado relleno y convencionalismo para poder decir que el debut de Eric Clapton en solitario es un disco recomendable. Se le puede tachar como aceptable, si bien debemos recordar que la personalidad de Eric se diluye en buena parte de él, por lo que a veces parece más un músico de sesión que el supuesto líder y responsable del resultado final.
LAYLA AND OTHER ASSORTED LOVE SONGS
Año de publicación: 1970
Puntuación:
1) I Looked Away; 2) Bell Bottom Blues; 3) Keep On Growing;
4) Nobody Knows You When You're Down And Out; 5) I Am Yours; 6) Anyday;
7) Key To The Highway; 8) Tell The Truth; 9) Why Does Love Got To Be So Sad?; 10) Have You Ever Loved A Woman; 11) Little Wing; 12) It's Too Late; 13) Layla;
14) Thorn Tree In The Garden.
Con la intención de quitarse cualquier tipo de presión de encima, aunque ciertamente la idea perdería pronto fuelle al descubrirse, el nuevo disco de Clapton fue grabado con los mismos músicos/amigos que le rodeaban bajo el pseudónimo de Derek & The Dominos. Entre todos ellos hay que destacar especialmente al teclista Bobby Whitlock, con quien Clapton comenzaría a gestar la grabación de este álbum, además de ser ambos coautores de la mitad de los temas. Y bueno, por supuesto hay que destacar con honores al gran guitarrista Duane Allman (el de los Allman Brothers Band, que moriría joven por un accidente de moto), pues su presencia convierte en todo un lujo el poder escuchar juntos a dos maestros de la guitarra.
Es inevitable comenzar hablando de la canción que da título al disco y que tendría en los próximos años una trascendencia personal muy relevante. Para empezar, ‘Layla’ era una composición escrita junto al batería Jim Gordon, aunque éste realmente compuso la coda de piano. El resto del tema representa el lamento de Eric por el amor oculto hacia la mujer de su mejor amigo, George Harrison. Pete Townshend contaba en su autobiografía Who I Am que fue él quien actuó de alcahuete el día que Clapton se acercó a casa de Harrison para declararle su amor a Pattie, su mujer. Cuenta Townshend que no le resultó nada difícil entretener a Harrison, puesto que en sacarle el tema de la espiritualidad éste comenzaba a hablar y ya no se detenía. Pero todo esto ocurriría unos años después, de momento ‘Layla’ era su desgarrado lamento interior por un amor que parecía imposible. Musicalmente hablando, no podría entenderse la grandeza de esta canción sin la participación de Duane Allman, proporcionando esos agudos de guitarra que se complementan con el ritmo de Clapton, además de que el riff principal es uno de los más reconocibles y memorables de toda la historia del rock. Eric también expresa toda su desesperación en la interpretación vocal y en general el tema transmite una fuerza arrolladora, por lo que la citada coda de piano, aun siendo agradable, desentona en contraste con el poderío de la primera parte.
El disco también comienza muy bien gracias a sus dos primeras canciones. En primer lugar, en ‘I Looked Away’ la guitarra brilla dejando magníficos destellos y luego un gran solo en la recta final. Después llega ‘Bell Bottom Blues’, donde su título puede inducir a error pensando que se trata de un blues cuando en realidad es una emotiva balada de elaborado estribillo. Más devota del blues resulta ser ‘Nobody Knows You When You're Down And Out’, de hecho es una versión de un antiguo músico llamado Jimmy Cox, si bien la manera de cantar de Clapton está más cercana a la canción ligera que a ese estilo.
Con tanta canción lenta, los momentos más animados como ‘Keep On Growing’ también se agradecen. En ella, el entramado de guitarras de Allman y Clapton vuelve a crear momentos de magia y la parte vocal tiene algunos momentos destacables, sobre todo cuando cantan esos giros melódicos que impulsan el tema, como “I was a young man and sure to go astray / You walked right into my life and told me love would find a way”. Más adelante, ‘Anyday’ aporta análogamente una inyección de fuerza y posee una progresión instrumental muy bien desarrollada. Pero la más rápida de todas y una de las mejores del álbum es ‘Why Does Love Got To Be So Sad?’, donde Eric canta a una velocidad endiablada para lo que estamos acostumbrados en él. Los solos de guitarra que se dejan caer son espléndidos y en conjunto resulta muy pegadiza.
Pero no todo lo que reluce es oro y también nos toca escuchar algunos temas de relleno que no dicen nada al oyente, como el flojo ‘I Am Yours’ (¿pretendían hacer un tema espiritual?), la aburrida versión de blues ‘Have You Ever Loved A Woman’, el pasteleo de ‘It's Too Late’ o la pieza acústica final ‘Thorn Tree In The Garden’, cantada y probablemente también tocada la guitarra por Whitlock, dejando una mala impresión final. Puede que fuera una concesión de Clapton para reforzar la idea de que eran una banda y que otros miembros podían interpretar sus propias composiciones.
Otra versión de blues, ‘Key To The Highway’, no es sino la excusa para dejar constancia de una extensa jam session (casi diez minutos) en la que demuestran la cohesión que poseían todos los miembros del grupo y en especial la cohabitación de las dos guitarras. Al comenzar en modo fade in, da la sensación de que han recogido un extracto de un momento de entretenimiento profesional. En algunas composiciones propias se acercan también al blues pero desde la periferia, como por ejemplo en ‘Tell The Truth’, donde parece que estamos escuchando un tema de blues hasta que llega un estribillo propio del rock. Pero si hubiera que destacar una versión, sería sin duda la de ‘Little Wing’ de Jimi Hendrix. No tanto por su parte vocal, que aquí es a dúo y exactamente igual a como lo hacía Hendrix, sino por los pasajes instrumentales. Habiendo leído la especial sinergia que surgía en la conjunción de Clapton y Allman, sobra decir que este tema se vuelve a convertir aquí en todo un paraíso para los amantes de la guitarra.
Por las fotos del interior del disco nos podemos hacer una idea de que el clima de grabación fue muy bueno y hubo muchos momentos de distensión. Eso queda reflejado en el resultado final, pues estamos ante uno de los mejores discos de la carrera de Clapton, lastrado únicamente por unas cuantas canciones de relleno. Pero ahí queda para la posteridad el gran clásico de ‘Layla’ y otras (grandes y) variadas canciones de amor, si parafraseamos su título. ¿Y que ocurrió tras este disco? Pues que Clapton sufrió una fuerte adicción a la heroína que le mantendría inhábil para grabar nada nuevo hasta unos años después.
1) Layla; 2) Badge; 3) Blues Power; 4) Roll It Over; 5) Little Wing;
6) Bottle Of Red Wine; 7) After Midnight; 8) Bell Bottom Blues;
9) Presence Of The Lord; 10) Tell The Truth; 11) Pearly Queen;
12) Key To The Highway; 13) Let It Rain; 14) Crossroads.
Puntuación:
Año de publicación: 1973
RAINBOW CONCERT
En uno de esos grandes ejemplos de lo que significa la amistad, tras dos años de defenestración musical por una fuerte adicción a las drogas de Clapton, Pete Townshend consiguió que su amigo volviera a interesarse por la música y que ello se materializara en este concierto del Rainbow Theatre londinense. El mismo Townshend formaría parte de la banda de acompañamiento junto a otros buenos músicos que reclutaría para la ocasión, entre los cuales puede destacarse a Stevie Winwood, Ronnie Wood (quien todavía no sabía que acabaría en los Rolling Stones), Ric Grech (quien ya estuvo en Blind Faith junto a Clapton) o el siempre efectivo batería Jim Capaldi.
Mediante tan buen acompañamiento, ‘Badge’ aparece interpretada en toda su grandeza, con una destacada concentración de guitarras que llegan a su apogeo en el pasaje instrumental central. Aunque si hay que destacar un tema por su parte instrumental, ése es sin duda ‘Little Wing’, donde todos los músicos parecen dar lo mejor de sí para recrear este clásico de Jimi Hendrix. ‘Let It Rain’ podría haber sido otro de los temas destacados si no fuera por el insulso solo de percusión que nos toca padecer durante dos minutos. Al menos los solos de guitarra son impresionantes, de lo mejor del concierto.
El recuerdo de su paso por Blind Faith queda reflejado en la única composición propia que aportó, ‘Presence Of The Lord’, que además vuelve a estar cantada por Winwood y que en general mantiene la solemnidad del original. ‘Blues Power’, que pertenece al disco homónimo de Eric, cobra aquí algo más de vida gracias al incisivo trabajo de guitarra. No debemos olvidar que este concierto se fundamentaba en la unión de unos amigos que se juntan para ayudar a uno de ellos, por lo que también hay lugar para temas más distendidos y sin complejidad como ‘Bottle Of Red Wine’, ‘Key To The Highway’ o incluso la final ‘Crossroads’, donde se nota la diferencia de mordiente respecto a cómo la interpretaba Cream. La citada amistad que promueve el concierto queda reflejada también en la inclusión de ‘Pearly Queen’ del álbum homónimo de Traffic (el mejor que grabaron), ya que a Traffic pertenecían Winwood y Capaldi, así como también Grech y el percusionista Rebop en la época de este concierto del Rainbow, todos ellos participando en él. La segunda mitad de ‘Pearly Queen’ no queda demasiado bien porque no se advierte propósito definido dentro del desmelenamiento general en la improvisación instrumental.
Encontramos canciones que se interpretan en un tempo más decelerado, quién sabe el motivo. Aunque no sea muy pronunciado, en ‘Bell Bottom Blues’ se nota el cambio y no es a mejor, incluida la parte vocal que parece tener que alargarse forzadamente en el estribillo. Más contraste resulta de ‘After Midnight’, pues está interpretada a un ritmo mucho más lento, por lo que pierde puntos respecto a la versión de estudio.
En cualquier caso, sin ser un disco esencial dentro de la carrera de Clapton, se trata de una buena actuación ejecutada por una pléyade de músicos excepcionales en la que aparecen suficientes momentos de gloria musical como para recomendar su escucha a cualquier persona interesada en la faceta de Eric como maestro de la guitarra, aunque no llegue a brillar tanto como en el imprescindible Live At The Fillmore grabado en la misma época.
461 OCEAN BOULEVARD
Año de publicación: 1974
Puntuación:
1) Motherless Children; 2) Give Me Strength; 3) Willie And The Hand Jive;
4) Get Ready; 5) I Shot The Sheriff; 6) I Can't Hold Out; 7) Please Be With Me;
8) Let It Grow; 9) Steady Rollin' Man; 10) Mainline Florida;
[BONUS TRACKS:] 11) Walkin' Down The Road; 12) Ain't That Loving You;
13) Meet Me (Down At The Bottom); 14) Eric After Hours Blues; 15) B Minor Jam.
Gracias a la rehabilitación física, social y musical que experimentó Clapton con la ayuda de su amigo Pete Townshend (quien incluso le ayudaría a declararse a Pattie Harrison), volvió con un nuevo álbum para proseguir su carrera musical. Reunió a una serie de músicos para que le acompañaran en las grabaciones, entre los que se encontraba su amigo el bajista Carl Radle y se lanzó a demostrar al público que había vuelto no solo para tocar la guitarra, que es por lo que siempre se le espera, sino también para mostrar al mundo sus dotes como cantante. La mayoría de los temas que encontraremos son versiones, algo que en Clapton no es sinónimo de nada negativo, puesto que sus cualidades como compositor nunca fueron excepcionales como si lo ha sido siempre su faceta de insigne intérprete de guitarra.
‘Motherless Children’ es una manera de comenzar el disco de manera segura y conservadora, al tratarse de la adaptación de un tema tradicional con un sonido jovial y agradable, donde brillan tanto la guitarra de Eric como la incisiva percusión. La predilección que siempre tuvo por Robert Johnson aquí vuelve a relucir también con otra animada versión en este caso de ‘Steady Rollin' Man’. Lo que no puede evitarse es encontrar momentos de relleno como la versión de ‘Willie And The Hand Jive’ o versiones discretas como ‘I Can't Hold Out’ de Elmore James. El guitarrista que toca en este disco junto a Clapton, George Terry, incluso aporta una composición propia, la discreta ‘Mainline Florida’, donde lo único interesante son los trucos de guitarra que suenan, supuestamente ejecutados por Eric. Por otro lado, ‘Give Me Strength’ es el ejemplo de que cuando Clapton prefiere centrarse en cantar antes que en tocar, el resultado puede ser bastante plomizo. Aunque sorprende escucharle cantar tan bien como en ‘Please Be With Me’, balada donde destaca precisamente su voz, incluso por encima de la delicada guitarra slide, la cual le da un toque country.
El mayor éxito de este disco es la versión de ‘I Shot The Sheriff’, de Bob Marley, que sirvió para popularizar y expandir el interés en la música jamaicana. Ciertamente no hay muchas diferencias respecto al original, pues tampoco encontramos ningún solo de guitarra (aunque los punteos son excepcionales), pero Clapton la canta de manera más melódica y la vuelve todavía más accesible. Justo antes podemos escuchar el intento de hacer su propia composición reggae, demostrando que no domina ese lenguaje musical y por ello le sale la ultra-repetitiva ‘Get Ready’, que cuando descubrimos que está compuesta junto a Yvonne Elliman, a quien no se le conoce habilidades compositivas, comprendemos el porqué de tal tropezón. Pero si ‘I Shot The Sheriff’ fue un éxito fácil, el verdadero reconocimiento se lo lleva la balada de aires góspel ‘Let It Grow’, donde la guitarra que suena en los versos recuerda vagamente a ‘Stairway To Heaven’ de Led Zeppelin, aunque lo mejor son sus memorables pasajes instrumentales, especialmente la impresionante coda.
En la edición Deluxe del álbum encontramos en primer lugar una serie de canciones adicionales que debieran haberse quedado archivadas porque son en general bastante flojas. Son todo interpretaciones instrumentales de blues, donde únicamente podría salvarse ‘Meet Me (Down At The Bottom)’ de Willie Dixon por su entretenido ritmo y su buen sonido. Hay un segundo disco que recoge un concierto de diciembre en el Hammersmith Odeon de Londres, donde destacan especialmente las dos mejores canciones del presente álbum, ‘I Shot The Sheriff’ y ‘Let It Grow’, pues en directo se desarrollan más los pasajes instrumentales y ahí es donde brilla sin duda Eric. De hecho, ‘Let It Grow’ suena algo ralentizada pero ello no le resta un ápice de emoción. La que sí está excesivamente ralentizada es ‘Little Wing’, pues suena como un dueto amoroso entre Clapton y Elliman y hasta que no llega la coda instrumental resulta bastante aburrida. Y es que el concierto está bien pero no llega a cotas de brillantez en los temas más antiguos. Por ejemplo, no quedan muy bien los coros de “Where is my badge?” al final de ‘Badge’
En definitiva, estamos ante un buen disco de retorno que marcaría el devenir de la década y de buena parte de su carrera para Clapton: en el estudio más cantante, en los conciertos más guitarrista, compositor ocasional. Obviamente yo me quedaría con lo segundo, pero esta decisión de nuestro artista al menos le mantendría en un buen nivel o cuando menos aceptable en sus obras, salvo algunos bajones ocasionales que tendremos ocasión de analizar.
THERE'S ONE IN EVERY CROWD
Año de publicación: 1975
Puntuación:
1) We've Been Told (Jesus Coming Soon); 2) Swing Low Sweet Chariot;
3) Little Rachel; 4) Don't Blame Me; 5) The Sky Is Crying; 6) Singin' The Blues; 7) Better Make It Through Today; 8) Pretty Blue Eyes; 9) High; 10) Opposites.
Tras el buen resultado del retorno con 461 Ocean Boulevard, Clapton se ve a sí mismo con confianza y se lanza a cualquier tipo de estilo, operación desacertada en toda regla. Mantiene el mismo bloque de músicos y también la estructura del disco, combinando canciones originales y versiones en igual proporción. El mayor problema es que se pierde la frescura conseguida con anterioridad, además de que ya no encontramos ningún tema que nos abra los ojos como ‘Let It Grow’ o ‘I Shot The Sheriff’, si acaso imitaciones penosas en el caso de este último.
El comienzo del álbum es bastante desangelado, pues ni el góspel (‘We've Been Told (Jesus Coming Soon)’) ni el reggae (la tradicional ‘Swing Low Sweet Chariot’ y ‘Don't Blame Me’, donde parece querer imitar la manera de cantar de Bob Marley) ni el discreto country-blues de ‘Little Rachel’ parecen estilos adecuados para la guitarra ni la voz de Clapton. Tampoco es que se esfuerce mucho en conseguir algo diferente. Justo a continuación no parece que vaya a cambiar el panorama, pero recurrir al bluesman Elmore James parece una garantía de eficacia y aunque ‘The Sky Is Crying’ se desarrolla lentamente, la parte de guitarra la redime. Más animada es la siguiente ‘Singin' The Blues’, sorprendente composición de Mary McCreary porque no se le conocía esa faceta, al haber sido cantante de coros y únicamente cobró algo de celebridad al casarse con Leon Russell, amigo de Clapton. Y es que si Eric ya interpretó un tema de Yvone Elliman (quien también participa en este álbum pero sin entrar esta vez en la composición), ¿por qué no dar la oportunidad a otras personas sin bagaje en ese campo?.
El álbum continúa en el mejor tono comenzado con estas dos últimas versiones, pero con cuatro composiciones originales de Clapton. Bueno, la primera de ellas no resulta nada vistosa, puesto que debería haberse extendido más con la guitarra para que ‘Better Make It Through Today’ hubiera sido un gran tema, por lo que queda como aceptable y poco más. En ‘Pretty Blue Eyes’ quizá abuse demasiado de la guitarra acústica, pero al menos tiene buenas melodías vocales y brilla cuando llega el genial pasaje instrumental a partir del 1:20, bien apoyado en los coros y con una guitarra eléctrica que debería cobrar mayor protagonismo, tal como sí ocurre en la parte final de ‘High’, donde por fin parece resurgir el guitar hero que Eric lleva dentro. Más de lo mismo ocurre en la final ‘Opposites’, donde todo mejora en la parte instrumental que finaliza el tema.
Así pues, en el balance de una primera parte más bien floja y una segunda parte más bien buena, la valoración final que queda es la de un álbum aceptable pero con varios puntos de mejora. Lo importante en estos casos es aprender de los errores y mantener o mejorar los aciertos. El problema es que no está claro si Clapton lo tiene en cuenta. O más bien parece obviarlo todo y seguir haciendo lo que más le gusta en cada momento, no lo que sabe hacer mejor. Pero bueno, siempre podría haber sido peor…
E. C. WAS HERE
Año de publicación: 1975
Puntuación:
1) Have You Ever Loved A Woman; 2) Presence Of The Lord; 3) Drifting Blues;
4) Can't Find My Way Home; 5) Rambling On My Mind; 6) Further On Up The Road.
De la gira que iniciara Clapton tras el álbum anterior, la primera desde su etapa como Derek & The Dominos, se recogió una selección de interpretaciones que demostraban que en directo se destapaba como el gran guitarrista que siempre fue. Que se encuentra muy a gusto interpretando temas antiguos de blues es una evidencia indiscutible, puesto que este disco se compone en su mayoría de eso mismo: cuatro versiones de blues y dos temas originales recuperados de su etapa con Blind Faith. Ni rastro de canciones de sus discos en solitario bajo su nombre. Pero bueno, eso es lo de menos cuando se trata de Eric y está en forma.
Sin embargo, tampoco es que lo veamos en plena forma porque en algunos momentos parece que se limita a demostrar su técnica y poco más. La verdadera joya del disco es ‘Rambling On My Mind’ de Robert Johnson, no por la composición en sí misma, sino obviamente por la clase maestra de guitarra que se marca Clapton. ‘Further On Up The Road’ sigue en un estilo similar aunque algo más tedioso, pero cuando arranca la guitarra es cuando el tiempo invertido ha merecido la pena de verdad. Los temas de Blind Faith son menos espectaculares de lo que cabría esperar. ‘Presence Of The Lord’ suena extremadamente soporífera al convertirse en un dueto entre Clapton e Yvonne Elliman y solo se salva por la sección instrumental que, eso sí, es espectacular y acorde a nuestras expectativas. La pareja de cantantes suena más convincente en ‘Can't Find My Way Home’, aunque a Elliman parece salirle por momentos el espíritu de María Magdalena (recordemos que cantó e interpretó ese personaje en la magistral ópera-rock Jesus Christ Superstar), pero podemos escuchar la destreza de Eric con la guitarra acústica y eso también vale la pena.
En ‘Have You Ever Loved A Woman’ y la extensa ‘Drifting Blues’ suena más genérico quizá, por lo que solo agradarán a quienes sientan predilección por el blues más puro. Precisamente éstos son quienes valorarían este álbum con una puntuación mayor de la indicada, pero para cualquier otra persona significan un menor entusiasmo, lo que añadido a la floja interpretación de ‘Presence Of The Lord’ convierte este álbum en una adquisición nada imprescindible dentro de la discografía de Clapton.
NO REASON TO CRY
Año de publicación: 1976
Puntuación:
1) Beautiful Thing; 2) Carnival; 3) Sign Language; 4) County Jail Blues;
5) All Our Past Times; 6) Hello Old Friend; 7) Double Trouble; 8) Innocent Times;
9) Hungry; 10) Black Summer Rain; 11) Last Night.
Este disco fue grabado en los estudios de The Band, aunque lo más sorprendente en sentido positivo fue que los propios The Band participaron en la grabación. Pero no es la única sorpresa, puesto que Bob Dylan también merodeaba por los alrededores y puso su granito de arena. Así pues, igual que las obras de Dylan en las que participaban The Band se convertían en una colaboración que quedaba plasmada en la música ejecutada, donde todos dejaban su impronta, este álbum de Clapton queda despersonalizado de igual manera. Tampoco es que quede muy claro quién participa en qué canciones, puesto que la lista de músicos participantes es bien extensa.
‘Beautiful Thing’ comienza el álbum al estilo de como lo hacía ‘Tears Of Rage’ con el debut de The Band. No en vano es una composición de Rick Danko y Richard Manuel, en la que quizá se excedan con la inclusión de coros femeninos pero donde la guitarra de Clapton le aporta una singularidad especial. Precisamente Eric se junta con Danko para componer una de las mejores canciones del disco, ‘All Our Past Times’, en la cual se alternan también para cantar y luego juntos en el emotivo estribillo. Dylan le regala la composición ‘Sign Language’ e incluso comparte la parte vocal de esta sencilla pero emotiva canción, por lo que se la apropia de tal manera que encajaría más en un disco de Dylan que en éste.
La calidad de las melodías es innegable en la mayoría de canciones, lo cual hace resaltar algunas aparentemente discretas como ‘Hello Old Friend’, que de todas maneras ya vendría engrandecida por el trabajo de guitarra y de órgano, aunque cuando llega el estribillo se nota la inspiración al extraer tanto jugo de la sencillez de cantar “Hello old friend / It's really good to see you once again”. Como su título indica, ‘Carnival’ es una animada pieza de las que suele componer Eric en sus momentos inspirados. Sin descubrir nada nuevo, es entretenida y con un ritmo dinámico. En cambio, ‘County Jail Blues’ es destacable por el trabajo de guitarra, donde podemos escuchar el efecto de cuello de botella. ¿Y qué sería de un disco de Eric Clapton sin alguna versión de blues? Pues aquí tenemos una recomendable versión de ‘Double Trouble’ de Otis Rush, donde denota cuáles son sus raíces y qué es lo que mejor sabe hacer. Y es que la guitarra fluye con una naturalidad aplastante, transmitiendo más emociones que la letra. También encontramos al final otra versión de blues, ‘Last Night’, aunque ésta es más pausada y convencional y no provoca el mismo impacto. Tampoco se puede obviar en los álbumes de Eric la inclusión de alguna gran balada, como ocurre aquí con ‘Black Summer Rain’.
Algún tropiezo debíamos llevarnos para que éste no fuera el mejor disco de Clapton/no-Clapton y para que al mismo tiempo fuera lo esperable de un disco de Clapton. El tropezón adopta la forma de una ligereza country titulada ‘Innocent Times’, cantada de forma genérica por Marcy Levy, quien es la coautora también junto al propio Eric. Ya habíamos visto que éste era todo un caballero con las mujeres y les permitía incluir sus momentos de gloria, tuvieran o no un nivel equiparable al contenido general del álbum. Aquí es lo peor con diferencia. Al menos hay otra composición de Levy más animada y mejor, ‘Hungry’, en el estilo de la ya citada ‘Carnival’, y que al menos justifica su inclusión puesto que aun estando también cantada por ella (alternándose en algunos momentos con Clapton), lo está con mayor brío y los músicos de acompañamiento dejan destellos instrumentales suficientes para aportarle suficiente interés.
Las críticas no dejaron demasiado bien a este disco, quién sabe el motivo. Probablemente fuera la trampa de que no se trata de un disco de Eric Clapton propiamente dicho, puesto que se podría tomar por una colaboración Clapton/Dylan/The Band/Levy. En cualquier caso, no puede negarse la existencia de grandes composiciones y brillantes ejecuciones instrumentales, aunque no existan temas tan vistosos como pudieron ser en su momento ‘Layla’, ‘I Shot The Sheriff’ o ‘After Midnight’. Un acierto para cualquier admirador de la obra de Clapton. Y de la obra de The Band. Y de la obra de Dylan.
SLOWHAND
Año de publicación: 1977
Puntuación:
1) Cocaine; 2) Wonderful Tonight; 3) Lay Down Sally; 4) Next Time You See Her;
5) We're All The Way; 6) The Core; 7) May You Never; 8) Mean Old Frisco;
9) Peaches And Diesel.
Slowhand era el apodo que tenía Clapton y que sirvió para darle título a este disco. Y sí, ciertamente puede parecer lento si lo comparamos con Ritchie Blackmore, pero si la velocidad es una habilidad notable a la hora de tocar un instrumento, no es menos cierto que tener mucha velocidad de nada sirve si no se transmite nada al mismo tiempo, hayan o no melodías por medio. Y pocos guitarristas pueden alcanzar ese nivel de expresividad como Clapton, de ahí su leyenda inmarcesible. En cualquier caso, no estamos ante la obra definitiva de este artista, como se suele calificar este álbum en ocasiones. Es probablemente su obra más característica, pero no la mejor. Por mucho que pusiera a un productor experimentado y de solera como Glyn Johns, no se podía sacar más de lo que había en el cancionero.
Por magnífica que sea la guitarra de ‘Wonderful Tonight’ y su reconocible melodía, la forma de cantar de Eric como si fuera una nana no ayuda para nada. Eric, si lo tuyo es tocar tu instrumento, no te rebajes a cantar como Julio Iglesias. A quien seguro le gustó fue a Phil Collins, quien llamaría a Clapton para que tocara la guitarra una década después en su especie de imitación pomposa titulada ‘I Wish It Would Rain Down’. El gran éxito del álbum fue sin duda su versión de ‘Cocaine’ del gran J.J. Cale, muy fiel al original en todos los aspectos aunque acrecentando su impacto a través de los brillantes solos de Eric. Que le gustaba mucho J.J. Cale era más que evidente y el estilo country-rock movido de ‘Lay Down Sally’ es otra muestra de que ambos tenían una visión musical muy parecida en muchos aspectos. El country-rock no se acaba ahí, puesto que tenemos también un final de lo que era originalmente la primera cara del LP en ese estilo con la tranquila ‘Next Time You See Her’ y su gran trabajo de guitarra, y luego la versión de la balada ‘We're All The Way’, más discreta en su resultado.
En la segunda cara del LP se pasa página y comienzan con el inevitable dueto entre Eric y Marcy Levy en ‘The Core’, compuesta por ambos. Es un olvidable rock de medio tempo que solo se anima cuando lo hace la guitarra de Clapton, como no podía ser de otra manera, aunque su duración de casi ocho minutos se antoja excesiva. Para variar un poco, echa la mirada hacia un autor del género folk, John Martyn, para grabar su versión de ‘May You Never’. No está mal, pero la original queda mejor. Lo que no podía faltar es alguna versión de blues y en esta ocasión recupera un tema de la leyenda Arthur Crudup, realizando una buena versión de ‘Mean Old Frisco’, demostrando que ahí es donde se mueve como pez en el agua.
El instrumental final ‘Peaches And Diesel’ sirve también como sumario de todo el álbum, pues vemos que está bien ejecutada, tiene cierto gancho pero le falta algo para dar el salto cualitativo definitivo al que no puede llegar tampoco el álbum para poder situarse entre lo mejor de la discografía de Clapton. Un disco recomendable, pero que solo puede destacarse por recoger los rasgos más idiosincrásicos de lo que se podría catalogar como su estilo propio.
BACKLESS
Año de publicación: 1978
Puntuación:
1) Walk Out In The Rain; 2) Watch Out For Lucy; 3) I'll Make Love To You Anytime;
4) Roll It; 5) Tell Me That You Love Me; 6) If I Don't Be There By Morning;
7) Early In The Morning; 8) Promises; 9) Golden Ring; 10) Tulsa Time.
Tras el gran éxito comercial de Slowhand, Clapton volvió a repetir con el mismo grupo de músicos y el mismo productor, prescindiendo únicamente de la vocalista Yvonne Elliman. Así, la mejor manera de entender este nuevo álbum es catalogarlo como la segunda parte de Slowhand (incluso se vuelve a versionar a J.J. Cale), pero sin temas tan vistosos como ‘Cocaine’ o, para quien la adore, ‘Wonderful Tonight’. Así pues, en este disco se trata simplemente de hacer lo que ya saben hacer bien a estas alturas, sin mayores pretensiones, lo cual revierte en su contra porque el factor sorpresa se pierde y una cierta monotonía puede afectar a la visión global que tengamos.
La mayor sorpresa es que volvemos a encontrar composiciones de Bob Dylan, dos en concreto (‘Walk Out In The Rain’ y ‘If I Don't Be There By Morning’), pero no al nivel excelente que habíamos disfrutado en No Reason To Cry. De hecho, resulta extraño ver que aparece como coautora una tal Helena Springs, probablemente alguna novia que Dylan tenía en ese momento crucial de su vida en el que se iba a convertir al cristianismo más radical. Así, ‘Walk Out In The Rain’ es tranquila y olvidable aunque se note la calidad de guitarra de Clapton en algún momento, y ‘If I Don't Be There By Morning’ es más movida pero deja igual de indiferente. De hecho, hasta la fecha no existen grabaciones conocidas realizadas por Dylan.
Vuelve a tocar una canción de J.J. Cale, esta vez la rítmica ‘I'll Make Love To You Anytime’, que si bien pierde algo de la frescura del original, a cambio nos regala una brillante parte de guitarra en la que no escatima en pisar el pedal del wah-wah para darle efectos al sonido. El gusto por el country se refleja en diversas ocasiones: la agradable ‘Promises’, compuesta expresamente para él por los compositores eventuales Richard Feldman y Roger Linn, este último de importancia notoria para el negocio musical porque invención suya sería uno de los primeros aparatos para reproducir percusión programada, en 1980; también está la final ‘Tulsa Time’, con mayor propósito de notoriedad pero que únicamente puede destacarse por los grandes solos de Eric.
Las canciones compuestas por Clapton están en general entre lo mejor del álbum: en el mejor estilo de The Band encontramos la pegadiza y dinámica ‘Watch Out For Lucy’, que sería la sucesora de ‘Lay Down Sally’ (Slowhand); aupada por la guitarra, que es su único elemento de interés, Marcy Levy vuelve a cantar de manera discreta ‘Roll It’, compuesta por ella junto a Eric; ‘Golden Ring’ es una cálida balada; y eso sí, ‘Tell Me That You Love Me’ es más vulgar y no la clasificamos como relleno por el sentido peyorativo que le daría, pues al menos es agradable de escuchar. Paradójicamente, lo más flojo del disco es aquello en lo que Clapton siempre solía salir victorioso, esto es, la interpretación de viejos temas de blues. ‘Early In The Morning’ es una canción tradicional grabada por varios bluesmen desde los años treinta y que aquí se hace aburrida por su ritmo lento, su típico sonido de blues y sus casi ocho minutos de duración, donde los solos de guitarra suenan poco inspirados.
No estamos sino ante un pequeño paso atrás que significaba una necesidad de recapacitar y planificar cuál iba a ser el siguiente paso en el futuro, porque por este camino solo podía llegarse a un ligero estancamiento (aunque J.J. Cale estuvo muchos años haciendo lo mismo y con grandes resultados). Pero es un disco aceptable y amigable, que puede servir tanto para escucharlo con cierto detenimiento, como para ponerlo de agradable música de fondo.
JUST ONE NIGHT
Año de publicación: 1980
Puntuación:
CD I: 1) Tulsa Time; 2) Early In The Morning; 3) Lay Down Sally; 4) Wonderful Tonight; 5) If I Don't Be There By Morning; 6) Worried Life Blues; 7) All Our Past Times;
8) After Midnight.
CD II: 1) Double Trouble; 2) Setting Me Up; 3) Blues Power; 4) Rambling On My Mind; 5) Cocaine; 6) Further On Up The Road.
Durante la gira realizada tras la publicación de Backless, una de las paradas fue en Japón. El concierto del cual se nutre este disco corresponde al acaecido en el mítico Budokan de Tokyo, en diciembre de 1979. Sorprende la decisión de Clapton de prescindir de todos los músicos que habían participado en Backless, pues la mayoría de ellos llevaban muchos años junto a él. Probablemente pensó que era la mejor manera de comenzar una nueva etapa y no estancarse en ese sonido de raíces norteamericanas que llevaba interpretando en los años anteriores. Eso sí, normalmente esas decisiones se deberían tomar tras la gira, pues lo lógico sería que quienes contribuyeron a grabar el álbum fueran los mismos que lo presentaran. Pero bueno, en cualquier caso Eric se rodea de buenos músicos, destacando entre ellos el gran guitarrista Albert Lee.
A Clapton en directo ya lo tenemos bien ubicado por la gran cantidad de discos de ese tipo que había publicado en solitario. Aquí tampoco se salta los cánones que marcan la estructura de sus conciertos, alternando composiciones propias y ajenas igual que en el estudio. Como siempre, en directo se lanza a tocar sus deseados blues, alternando piezas más pausadas aunque siempre interesantes en directo (‘Early In The Morning’) con otras más movidas como ‘Blues Power’, destinada a los aficionados al pedal wah-wah, quienes disfrutarán plenamente con sus florituras distorsionadas. Eso sí, ‘Worried Life Blues’ se hará aburrida a quienes no profesen un gusto muy concreto por los blues pausados. Mayor lucimiento demuestra en ‘Double Trouble’, aunque por momentos parece que se esté mirando el ombligo en vez de tocar con sentimiento, pero posee pasajes magistrales.
En general, se hace agradable escuchar canciones ya de por sí accesibles y gratas como ‘All Our Past Times’ o ‘Tulsa Time’, pero como siempre ocurre, no es hasta que Clapton se desahoga con su instrumento que se llega a un nivel de excelencia insuperable. Encontramos así una espeluznante interpretación de ‘After Midnight’, manteniendo el fulgurante ritmo que se le imprimiera en el debut en solitario de Eric más un par de impresionantes solos de guitarra, demostrando su maestría. Precisamente el otro punto fuerte de este álbum es la interpretación de la otra canción presente de J.J. Cale, la magnífica ‘Cocaine’, donde Clapton vuelve a demostrar que como intérprete es toda una leyenda, volviendo a emplear efectos especiales de distorsión. Por el contrario, ‘Wonderful Tonight’ suena todavía más genérica que en el estudio, como si tuviera perfilada ya su utilidad como vehículo para agradar a las masas.
Sorprende escuchar una versión de ‘Setting Me Up’, del grandioso disco de debut de Dire Straits. Está cantada por Albert Lee, una concesión natural de Eric si atendemos al gusto de Lee por el country-rock y lo bien que se mueve el tema de Mark Knopfler en ese lenguaje musical. El concierto se cierra (si es que el repertorio está ordenado tal cual sucedió) con un blues de los que suenan a algo fácil donde los músicos pueden relajarse y pasarlo bien, pues seguramente ‘Further Up The Road’ sería uno de esos temas que Clapton y Lee disfrutaron escuchando y tocando cuando daban sus primeros pasos musicales. En definitiva, no estamos sino ante otro disco más de Eric en directo, uno más que añadir a su discografía y que puede disfrutarse igual de bien que los anteriores, con sus grandes momentos y otros más discretos, pero que interesará a tod@s aquell@s que valoren a Clapton como guitarrista.
ANOTHER TICKET
Año de publicación: 1981
Puntuación:
1) Something Special; 2) Black Rose; 3) Blow Wind Blow; 4) Another Ticket;
5) I Can't Stand It; 6) Hold Me Lord; 7) Floating Bridge; 8) Catch Me If You Can;
9) Rita Mae.
Igual que Joan Fuster comentaba que recurría a Bertrand Russell de vez en cuando como desinfectante, parece que los álbumes en directo le servían a Clapton también para desinfectarse un poco y volver con mayor inspiración para grabar un notable álbum de estudio. No así ocurría con su alcoholismo, del cual no podía zafarse. En esta ocasión, cuenta con la inestimable colaboración del guitarrista Albert Lee y el pianista y entonces exlíder de los disueltos Procol Harum, Gary Brooker. El contenido musical sigue basándose, como era habitual, en la música de raíces estadounidense, de la que Eric ya es todo un veterano y conocedor, así como en la denominada música adulta que en esta década se tornaría un terreno peligroso.
Para ser un disco de Eric Clapton, hay pocas versiones en esta ocasión. Tenemos por un lado los blues puros de ‘Blow Wind Blow’ de Muddy Waters y la extensa ‘Floating Bridge’ del olvidado Sleepy John Estes, ambos temas de lo más discreto de este álbum. La versión de ‘Black Rose’ es más interesante porque parece que estemos escuchando a unos resucitados The Band.
Las composiciones originales de Eric demuestran que estaba en buena forma, aunque para inicial el disco elige la canción menos vistosa de todas y también la más enfocada al blues más ordinario: ‘Something Special’. Junto a Gary Brooker escribe la resuelta ‘Catch Me If You Can’, que tiene la impronta de éste, es decir, de su incipiente carrera en solitario. Algo de country no podía faltar y aquí llega de la mano de la animada ‘Hold Me Lord’, de temática religiosa poco habitual en él, aunque sea simplemente para imaginar un paseo por poblaciones destacadas en el Nuevo Testamento. Tampoco esperábamos una demostración de espiritualidad como las de su amigo Harrison.
En la balada ‘Another Ticket’ consigue quedarse en un terreno más acorde a su estatus de músico rock y al no intentar parecer un cantante melódico queda como una relajada canción de acertado contraste melódico en el estribillo. Quizá algo larga, pero se escucha con agrado. Análogamente, podrían haber recortado algo de la parte final de ‘I Can't Stand It’ porque se hace algo repetitivo el estribillo. Aun así, el fenomenal comienzo casi funky de ‘I Can't Stand It’ ya nos anuncia que estamos ante uno de los grandes temas de Clapton.
El álbum se cierra con un desenfrenado tema de título engañoso. Al leer ‘Rita Mae’, un@ piensa en una balada country dirigida a alguna muchacha de Texas. En cambio, lo que encontramos es un aceleradísimo blues donde más de la mitad está dedicado a una demostración de técnica y compenetración de las guitarras de Lee y Clapton, creando pasajes instrumentales de una fiereza que se echaba en falta en los discos de Eric. Es la mejor manera de finalizar su mejor obra de la década de los ochenta.
MONEY AND CIGARETTES
Año de publicación: 1983
Puntuación:
1) Everybody Oughta Make A Change; 2) The Shape You're In; 3) Ain't Going Down; 4) I've Got A Rock 'N' Roll Heart; 5) Man Overboard; 6) Pretty Girl; 7) Man In Love;
8) Crosscut Saw; 9) Slow Down Linda; 10) Crazy Country Hop.
Tal como ocurriera con su adicción a la heroína en los años setenta, de la que tuvo que recuperarse para retomar su carrera musical, aquí Eric hubo de rehabilitarse de su adicción al alcohol antes de poder volver al estudio de grabación. Quizá por si el hecho de ver a los antiguos compañeros le hiciera pensar en la bebida de nuevo, se deshizo de todos ellos menos de Albert Lee (que tampoco es cuestión de desechar a los realmente buenos) y reclutó a nuevos músicos, entre los que destaca claramente el célebre guitarrista Ry Cooder, a quien le faltaba ya muy poco para asombrar al mundo entero con la banda sonora de París, Texas (1984), sobre todo por su inolvidable tema principal. Que seis de los diez temas sean composiciones originales de Clapton daban a entender que había vuelto con ganas e inspiración, si bien esa inspiración no acaba de dar suficientes frutos.
Es por ello que entre sus composiciones propias no encontraremos sorpresas, puesto que tenemos su típica balada-rock (‘Pretty Girl’), mediocre blues-rock (‘Man In Love’) e insulso pop-rock (‘Slow Down Linda’). Es lo de siempre, pero sin la frescura u originalidad de otras ocasiones. En cambio, en ‘The Shape You're In’ encontramos un elaborado y animado estribillo que bien vale el tema. El estribillo de ‘Man Overboard’ también tiene su gracia (“I'm like a man on fire, a man overboard”) y el tema tiene un buen trabajo de guitarra, aunque no deja de ser un tema de carácter desenfadado. Lo que no queda nada bien es la versión de ‘Crazy Country Hop’ de Johnny Otis, una broma que solo le haría gracia a Eric pero no a quien le toque escuchar semejante bobada sin alicientes. Y es que las versiones en esta ocasión parecen destinadas a rellenar espacio más que a aportar algo interesante, salvo en el caso de ‘Crosscut Saw’ porque en él al menos tenemos un ritmo dinámico y entretenido bajo el que Clapton va dejando sus fraseos de guitarra.
La mejor canción del disco es sin duda ‘Ain't Going Down’, un retorno del Clapton guitarrero al que se le perdona que en las estrofas copie ‘All Along The Watchtower’ de Bob Dylan (aunque al estilo de como la interpretaba Jimi Hendrix), porque el acelerado ritmo y las líneas de guitarra que van complementando cada verso son de primerísimo nivel. Pero los momentos realmente buenos de este álbum son más bien escasos en comparación con el grueso, un nivel general mediocre en el sentido de que cualquier banda medianamente dotada podría haber hecho algo similar. De Eric esperamos siempre muchísimo más.
BEHIND THE SUN
Año de publicación: 1985
Puntuación:
1) She's Waiting; 2) See What Love Can Do; 3) Same Old Blues; 4) Knock On Wood;
5) Something's Happening; 6) Forever Man; 7) It All Depends; 8) Tangled In Love; 9) Never Make You Cry; 10) Just Like A Prisoner; 11) Behind The Sun.
Desde pequeñ@s, nuestras madres nos alertan de las malas compañías aunque luego no suelen definir lo que es una mala compañía en la realidad, aparte de los tópicos. A Clapton, vista toda su trayectoria, estaba claro que no tenía a nadie que le aconsejara y por ello aquí acabó juntándose con un tal Jerry Lynn Williams (¡yup!) para la composición y con Phil Collins (¡ay, señor!) para la producción. El primero solo aporta tres canciones y tampoco resulta tan relevante como Collins, quien parece tener como misión modernizar el sonido de Eric Clapton, que traducido a 1985 significa emplear sintetizadores como elemento principal de las canciones. Es por ello que los temas donde estos no aparecen o tienen un menor protagonismo son los que mejor sensación dejan.
Las mejores canciones, dentro del bajo nivel general, son las compuestas por Clapton, aunque parece haber apretado el freno de mano a la hora de ejecutarlas en el estudio, puesto que los ritmos fluctúan entre lo parsimonioso y lo extremadamente lento. Incluso una canción que parece creada para las radiofórmulas como ‘She's Waiting’ hubiera mejorado considerablemente de haberle acelerado un poco el ritmo. A pesar de que el ritmo de ‘She's Waiting’ es lentísimo y contiene elementos propios de la música adulta mediocre (sintetizadores, trompetas y coros femeninos estándar), es innegable su gancho, si bien podrían haberla recortado al menos un par de minutos. ‘Same Old Blues’ sería una actualización del sonido blues con una producción más accesible, pero al contar con la afilada guitarra de Eric, entonces el interés aumenta considerablemente. La guitarra es lo que realza la balada-rock ‘Just Like A Prisoner’ y también lo único que diferencia ‘It All Depends’ de lo que sería una balada tecno-pop. Y para finalizar, nos deja la delicada composición propia que da título al álbum, que en dos minutos condensa mucha más emoción que todo el resto de temas con los únicos ingredientes de su voz y su guitarra.
De lo que nos queda luego, encontramos tres composiciones de Jerry Lynn Williams (‘Forever Man’, ‘See What Love Can Do’ y ‘Something's Happening’) de una mediocridad evidente, donde al menos ‘Forever Man’ tiene algo de gracia por aportar frescura y energía a lo que es un álbum muy apagado. Pero no se entiende qué vio Clapton en este compositor para asociarse con él. La vieja amiga Marcy Levy vuelve también como coautora del vulgar tema de pop sintetizado ‘Tangled In Love’.
La versión del clásico de Eddie Floyd ‘Knock On Wood’ (conocida también por su pegadiza versión disco de los años setenta) es una completa vergüenza, pues además presenta bochornosos detalles como la sustitución de los vientos originales por un vulgar sintetizador. Pero el galardón de verdadero horror se lo lleva la composición de Clapton y Phil Collins ‘Never Make You Cry’, ya que a todo lo dicho hay que sumarle aquí una irritante percusión artificial que suena muy estridente y una horrenda voz robótica que convierte en comparación a Jon Anderson en un barítono.
Aunque se trata del peor álbum de Clapton hasta esa fecha, la experiencia con Collins le resultó tan placentera que volvería a repetir con él para lamentación de l@s oyentes. No obstante, antes de ello grabaría una oscura banda sonora para una serie de televisión británica que, sin ser nada especial, suena a gloria comparada con los discos que le preceden y suceden.
EDGE OF DARKNESS
Año de publicación: 1985
Puntuación:
1) Edge Of Darkness; 2) Shoot Out; 3) Obituary; 4) Escape From Northmoor;
5) Oxford Circus; 6) Northmoor.
El título de este breve álbum (no llega ni a veinte minutos) es el de una serie británica de la que Clapton fue encargado de proporcionar su banda sonora. Para ello se asoció inteligentemente con Michael Kamen, músico orquestal y compositor también de bandas sonoras, quien por entonces había compuesto la de Brazil de Terry Gilliam y había participado en grabaciones de música rock como The Wall de Pink Floyd. El resultado de esta asociación es bastante evidente: Clapton pone la guitarra eléctrica, Kamen los arreglos orquestales, y como la batería no entraba en el dominio de ninguno de los dos, lo solucionan colocando una percusión programada, lo único vulgar de este disco.
Todos los temas son instrumentales y bastante similares porque en primer plano está la guitarra de Eric, así que todo depende de lo más o menos inspirado que nuestro héroe esté en su ejecución. Quizá el mejor ejemplo lo encontremos en ‘Shoot Out’, pues volvemos a escuchar la guitarra incisiva y poderosa que tanto se echaba de menos en los ochenta. ‘Edge Of Darkness’ también puede escucharse con interés al poseer melodías reconocibles, pero el resto de temas denotan su carácter más intrascendente como música de acompañamiento a las imágenes y suenan bien pero se olvidan rápidamente.
Que en esta ocasión haya sustituido a Phil Collins por Michael Kamen nos asegura al menos un nivel cualitativo mínimo que permite escuchar con agrado este álbum, el cual no pasará a la historia ni se recordará como nada importante en la discografía de Clapton salvo ser su primera incursión en el mundo de las bandas sonoras. Para el siguiente disco ya volvería Collins, por lo que se advierte al oyente que prepare alguna bolsa de papel duro como las que tienen en los aviones.
2018
AUGUST
Año de publicación: 1986
Puntuación:
1) It's In The Way That You Use It; 2) Run; 3) Tearing Us Apart; 4) Bad Influence; 5) Walk Away; 6) Hung Up On Your Love; 7) Take A Chance; 8) Hold On;
9) Miss You; 10) Holy Mother; 11) Behind The Mask; 12) Grand Illusion.
2018
Como ya se ha avisado con anterioridad, llegamos aquí al punto más bajo de Eric en los ochenta (en las siguientes décadas todavía caerá más bajo) al enrocarse en la producción artificiosa de Phil Collins y obcecarse en eliminar su imagen de guitar hero en pro de la de cantante moderno de éxitos pop, tal cual había conseguido Collins. Era por tanto el modelo a seguir para cualquier artista ávido de fama y dinero. Desentendiéndose igualmente de la música en sí, puesto que casi todo son composiciones ajenas (solo hay cuatro en las que participa Clapton como coautor), el terreno queda despejado para que nos encontremos ante un despropósito mayúsculo.
Al colocar el disco y darle a play, descoloca un poco comenzar a escuchar el estribillo de ‘It's In The Way That You Use It’ como si el tema ya hubiera comenzado. Está compuesta por Clapton junto a Robbie Robertson (quien ya se había apartado años atrás de todo lo que tuviera que ver con The Band) y en lo único que se puede notar es en los agraciados solos de guitarra de Eric que aparecen, puesto que el resto del tema es un ordinario pop de medio tempo con acompañamiento de sintetizadores y trompetas, que al menos suena amigable. En teoría, participa Gary Brooker en ella, pero como si no estuviera. También la guitarra es lo que salva ‘Holy Mother’ de ser una insustancial balada adulta. El dueto con Tina Turner ‘Tearing Us Apart’ entra dentro de lo poco aceptable de este álbum, pues ambos realizan una buena parte vocal que queda ensombrecida por la horrible percusión marcial programada y los vulgares sintetizadores. También puede salvarse relativamente ‘Miss You’ por tener un estribillo con gancho, ya que en el solo de guitarra Eric lo intenta pero queda demasiado estéril.
Cuando se olvida completamente de que ha sido siempre un guitarrista principalmente, comete el error además de querer emular a quienes están consagrados como cantantes. Así, en ‘Behind The Mask’ pretende parecerse a Michael Jackson; y ‘Bad Influence’ es una mera imitación del Stevie Wonder de los ochenta, es decir, de un Stevie en horas bajas. El caso es que Clapton mejoraba como cantante conforme pasaban los años, pero lo que no debía era meterse en un terreno musical vedado para él, con una voz ideal para los estilos principales que había tocado anteriormente en su carrera. Así, tampoco encajan para nada las típicas baladas ochenteras de pasteleo empachoso y sonido completamente artificial como ‘Walk Away’. Y como si estuviera gafado, tampoco funciona la disposición de Lamont Dozier, pues el que fuera un gran compositor con muchísimos éxitos a sus espaldas, aquí aporta dos temas (‘Run’ y ‘Hung Up On Your Love’) que ciertamente arruinan su reputación.
Con Phil Collins compone a medias ‘Hold On’, que parece una versión poco inspirada de ‘Follow You, Follow Me’ de Genesis y que al menos no resulta ofensiva, que ya es de agradecer visto el contenido. Y bueno, para quien piense que esto representa lo más bajo que Clapton podía caer, que se prepare porque todavía falta para llegar a Pilgrim.
HOMEBOY
Año de publicación: 1988
Puntuación:
1) Travelling East; 2) Johnny; 3) Call Me If You Need Me; 4) Bridge; 5) Pretty Baby;
6) Dixie; 7) Ruby's Loft; 8) Country Bikin'; 9) I Want to Love You Baby; 10) Bike Ride; 11) Ruby; 12) Party; 13) Living in the Real World; 14) Training; 15) Final Fight;
16) Chase; 17) Dixie; 18) Homeboy.
La experiencia junto a Michael Kamen con la primera banda sonora en la que participó parece que satisfizo mucho a ambas partes, por lo que volvieron a repetir con ocasión de la película de mismo título. Esta película no la he visto ni entra en mis planes hacerlo, ya no solo porque esté protagonizada por Mickey Rourke, algo que en los años ochenta ya era indicador de baja calidad en la mayoría de casos, sino que para colmo él es también el guionista. Para esta ocasión, Clapton y Kamen cuentan con la participación de un bajista y un batería, por lo que junto a la guitarra de Clapton y con Kamen tocando el teclado, conforman de facto un cuarteto de rock al uso. Esto también significa que el sonido se estandariza y por ello todo lo que escuchamos, suene más blues, más folk o más rock, no deja de resultar música vulgar. Justo lo que esperamos escuchar en cualquier película vulgar de sobremesa como acompañamiento a las imágenes.
Toda la banda sonora no pertenece a Eric, puesto que se insertan temas ajenos como algunos de blues clásico (‘Call Me If You Need Me’, ‘Pretty Baby’) y otro de R&B (‘I Want to Love You Baby’). Aparte de ellos, hay otra canción externa interpretada por un/unos tal Brakes, ‘Living in the Real World’, que es una vulgar composición pop de Rod Argent muy pasada de moda por sonar como música de Eurovisión de los ochenta, aunque muchos años después la rescataría para que la cantara su excompañero de los Zombies, Colin Blunstone, dentro de un álbum publicado bajo el nombre de ambos, justo el anterior del retorno como The Zombies mediante el mediocre As Far As I Can See en 2004.
El resto son instrumentales y casi todo composiciones originales de Clapton, pues hay cabida también para dos interpretaciones de tradicionales dixies con la guitarra eléctrica, aunque no recuerdan para nada a lo que entenderíamos por un dixie. De hecho, el segundo de ellos nos remite inmediatamente a Jimi Hendrix interpretando el himno de los Estados Unidos en el Festival de Woodstock. Por lo demás, lo que escuchamos es todavía más ordinario que lo que conocimos en Edge Of Darkness. Principalmente sobresale la guitarra eléctrica, aunque también hay lugar para la acústica (‘Ruby’), pero nada que nos permita verificar que estamos ante uno de los mejores guitarristas de la historia. El primer y último tema (‘Travelling East’ y ‘Homeboy’) son en realidad dos versiones de la misma composición, en las cuales Kamen aparece como coautor. Lo único que sobresale entre tanta mediocridad es la animada ‘Country Bikin'’, puesto que presenta una melodía de guitarra bien definida y pegadiza, así como un acompañamiento rítmico que la hace entrar con agrado por nuestros escépticos oídos. En el polo opuesto, ‘Final Fight’ es básicamente un solo de batería nada inspirado, que se vuelve a repetir a continuación en ‘Chase’, aunque en éste al menos aparece la guitarra de Eric para salvar el desaguisado total.
En resumen, no se puede decir que estemos ante un mal disco, salvo algunos temas que ya se han señalado, aunque en general son piezas breves que evitan que provoque aburrimiento al oyente. Tampoco encontramos aquí nada que justifique la presencia de dos músicos con prestigio como Clapton y Kamen, así que es mejor no perder el tiempo escuchando nada salvo ‘Country Bikin'’. Se desaconseja también mirar la contraportada del disco, pues aparece una foto en plan guaperas de Mickey Rourke con Clapton que puede dar algo de repelús para quien no sea fan del actor.
JOURNEYMAN
Año de publicación: 1989
Puntuación:
1) Pretending; 2) Anything For Your Love; 3) Bad Love; 4) Running On Faith;
5) Hard Times; 6) Hound Dog; 7) No Alibis; 8) Run So Far; 9) Old Love;
10) Breaking Point; 11) Lead Me On; 12) Before You Accuse Me.
Tiempos convulsos y algunos cambios habían trastocado la vida personal de Clapton. Aunque era una buena noticia el anuncio de que había conseguido desintoxicarse de su adicción al alcohol, al mismo tiempo su matrimonio con Pattie Boyd acabó en divorcio. En cualquier caso, volvía en forma Eric tras la pausa y el tiempo dedicado a la composición de la banda sonora comentada anteriormente. Aparte de los músicos que le acompañaban habitualmente en los últimos años, encontramos muchos otros que participan de forma más o menos puntual como el socorrido batería Jim Keltner, un par de miembros de los últimos Dire Straits, el inevitable Phil Collins (pero solo en ‘Bad Love’, ya no mueve los hilos como anteriormente) o incluso George Harrison. Puede que eso sirviera también de acicate para un resurgimiento del alma de guitarrista que parecía haber escondido en algunos de los últimos álbumes.
Nuevamente volvió a asociarse con el compositor Jerry Lynn Williams, de infausto recuerdo, aunque en esta ocasión aporta una de los mejores temas del Clapton de los ochenta. No es otro que el emotivo y optimista ‘Running On Faith’, que nos regala un añejo sonido de cuello de botella con la guitarra, además de una angelical coda para completar una redonda composición. Del resto de temas de Williams, sería mejor ni hablar, si bien ‘Pretending’ tiene un estribillo con cierto gancho. Pero ‘Anything For Your Love’ y ‘No Alibis’ son aburrimientos ochenteros, mientras que ‘Breaking Point’ es un verdadero horror de ritmo programado, sintetizadores, guitarra sintética e insulsa parte vocal.
En cualquier caso, ‘Running On Faith’ denota una voluntad más clara de retornar a sus raíces musicales, algo que se aprecia a lo largo del álbum, motivo por el cual también se incluyen versiones de blues (‘Before You Accuse Me’ de Ellas McDaniel), soul-jazz (‘Hard Times’ de Ray Charles) o de rock'n'roll mediante la estandarización de ‘Hound Dog’, ya popularizada e inmortalizada por Elvis Presley como versión definitiva. Todo ello no quita que todavía se recurra a ardides de producción que nos recuerdan en muchos momentos que todavía estamos en la década de los ochenta.
Una canción que parece ideada para las radios comerciales es sin duda ‘Bad Love’, gracias a un pegadizo aunque demasiado repetitivo riff de guitarra y una parte vocal imponente donde el estribillo invita a cantar. Está compuesta por Eric junto a Mick Jones, pero no el de The Clash (qué más quisiéramos), sino el de Spooky Tooth y luego Foreigner, lo cual explica el estilo comercial de este tema, aunque la guitarra suena incisiva y enloquecida en la recta final, algo que se echaba en falta en esta década ominosa. No encontraremos nada más compuesto por Clapton salvo la preciosa balada ‘Old Love’, también como coautor, en la que parece expresar sus contradicciones respecto a la separación de Pattie, de quien se había divorciado un año antes no sin haber sido padre en secreto con una de sus amantes. Eso sí, la guitarra suena fenomenal y tan expresiva como en los buenos tiempos, como si mediante ese instrumento pudiera extraer mejor sus demonios internos.
‘Run So Far’ fue una donación de su amigo George Harrison, con quien se iría de gira por Japón un par de años después, que cuenta además con su participación pero no consigue superar la propia grabación que hizo Harrison para su disco póstumo Brainwashed, básicamente porque este la canta mejor. La pareja de Womack & Womack también aporta una composición propia para Clapton, la larga y aburridísima ‘Lead Me On’, donde lo único destacable es la participación de la propia Linda Womack, que es la única que aporta algo de vida con sus entradas vocales.
Journeyman no deja de ser un irregular disco en el que se alterna lo mejor y lo peor que podía ofrecer Eric en esos momentos. Sirve también como transición del sonido artificial que había adoptado para generar discos comerciales hacia el retorno momentáneo a sus raíces y a lo que siempre había hecho muy bien, que es tocar la guitarra.
RUSH
Año de publicación: 1992
Puntuación:
1) New Recruit; 2) Tracks And Lines; 3) Realization; 4) Kristen And Jim;
5) Preludin Fugue; 6) Cold Turkey; 7) Will Gaines; 8) Help Me Up;
9) Don't Know Which Way To Go; 10) Tears In Heaven.
Eric le había tomado el gusto a las bandas sonoras y volvía a grabar una tercera en menos de una década, con tanta confianza que en esta ocasión ya no requirió la colaboración de Michael Kamen. Lo que encontramos aquí es más o menos una evolución positiva de Edge Of Darkness, debido principalmente a los seis primeros temas instrumentales donde la guitarra se coloca en primer plano para ir dejando una serie de piezas de cierta diversidad y buen gusto en la ejecución. No pasarán a la historia como clásicos pero la mayoría se puede escuchar con agrado, salvo quizá la excesivamente contemplativa ‘Realization’ o la segunda mitad algo desorientada de ‘Preludin Fugue’. Y bueno, ‘Cold Turkey’ no es el mítico tema de John Lennon, aunque como curiosidad podemos recordar que Eric Clapton fue el guitarrista que tocó en la banda de Lennon del concierto de Toronto.
El séptimo tema también es instrumental, pero ‘Will Gaines’ no pasa de ser un simple sonido de acompañamiento para alguna escena de la película que, despojada de la imagen, no ofrece significado alguno. Después llegan las canciones cantadas para darle también un toque comercial a la banda sonora. En primer lugar, a la rítmica ‘Help Me Up’ se le aprecian ecos de la antigua ‘All Our Past Times’, aunque con un sonido más comercial donde al menos sigue cabiendo la espléndida guitarra de Clapton. Pero deja buena sensación igualmente. No podía faltar algo de blues puro y duro, tan del gusto de Eric, y para ello aparece como guitarrista invitado y cantante el bueno de Buddy Guy en ‘Don't Know Which Way To Go’ (composición de los míticos Willie Dixon y Al Perkins), donde durante casi once minutos supuestamente van pasándose el testigo para marcarse unos solos de depurada técnica.
La canción más famosa del álbum es sin duda ‘Tears In Heaven’, compuesta por Eric (en realidad coescrita) como resultado del inmenso dolor provocado por la trágica muerte de su hijo de cuatro años tras precipitarse desde la ventana de un rascacielos. Rebosa tristeza por los cuatro costados pero sin amargura, transmitiendo esa nostalgia de lo que pudo ser y quedó truncado. Las melodías son relajadas y de las más bellas en la carrera de Clapton, rematadas en un puente (“Time can bring you down, time can bend your knees”) que es toda una delicia. Al ser una versión de estudio, no llega al nivel de esplendor emocional que derrocharía muy poco después en el concierto Unplugged de la MTV.
Vale la pena echarle un vistazo a esta la mejor de sus bandas sonoras, que no puede situarse tampoco entre lo mejor de su carrera pero que da fe de su gran técnica de guitarra. También concentra en los últimos temas las distintas vertientes de su carrera más reciente: el Clapton comercial, el purista del blues y el alma introvertida.
UNPLUGGED
Año de publicación: 1992
Puntuación:
1) Signe; 2) Before You Accuse Me; 3) Hey Hey; 4) Tears In Heaven; 5) Lonely Stranger; 6) Nobody Knows You When You're Down And Out; 7) Layla; 8) Running On Faith;
9) Walkin' Blues; 10) Alberta; 11) San Francisco Bay Blues; 12) Malted Milk;
13) Old Love; 14) Rollin' And Tumblin'.
El primer gran triunfador de la serie de discos Unplugged (con permiso de un EP de Mariah Carey) que ideó la MTV fue Eric Clapton. De hecho, ese éxito llevó a esta cadena musical a potenciar el formato acústico y grabar más conciertos con otros artistas de renombre o al menos de cierta fama. A priori, podía haber reticencias respecto al resultado porque Clapton era el rey de la guitarra eléctrica, pero la guitarra acústica requiere de una mayor destreza para conseguir la misma diversidad melódica. Eric salió ganador y demostró así que era también el rey de cualquier tipo de guitarra. El concierto tuvo lugar el 16 de enero de 1992 ante un reducido y afortunado público. Los músicos que le acompañan son los habituales de esa época, con un protagonismo más claro de Andy Fairweather Low en la segunda guitarra, quien venía de acompañarlo en la gira con George Harrison reflejada en Live In Japan, así como guitarrista de Roger Waters en los últimos años.
Conociendo a Clapton, podría haberse decantado por clásicos del blues para el grueso del repertorio, pero por suerte toca un buen puñado de temas originales. De todas maneras, seguro que ya tendría en mente el álbum de versiones From The Cradle en ese momento. Lo que da la impresión es que los primeros temas son más bien para calentar motores, pues tanto el instrumental ‘Signe’ (una composición original suya) como las versiones de ‘Before You Accuse Me’ o ‘Hey Hey’ suenan bien pero no llaman mucho la atención. Eso sí, la guitarra suena impecable, eso por descontado, si bien no se trata de Clapton solo, puesto que en el vídeo del concierto se puede descubrir que, por ejemplo, los malabarismos del ritmo principal de ‘Hey Hey’ son posibles gracias a la ayuda de Fairweather Low. No es hasta que llega ‘Tears In Heaven’ que el nivel comienza a subir de verdad. Aunque este tema fuera reciente, de su último álbum de estudio, la emotiva interpretación en directo la supera con creces porque se palpa el dolor emocional, no solo en la voz sino también en la guitarra de Eric.
El tema que más llama la atención por su idiosincrasia electrificada es sin duda ‘Layla’. ¿Cómo lo hará para sustituir el afilado riff principal y los aullidos de guitarra que poblaban la canción original? Pues la respuesta es muy sencilla: transformándola en una placentera balada que transmite el mismo mensaje de amor desgarrador pero desde otra perspectiva, sin que sea necesario ningún riff. Si en la original lo que había era un canto desesperado, como si quisiera llegar de cualquier manera a su destinataria, en esta versión relajada se transmite como una aceptación de una situación que, de momento, parece irreversible. Se pasa de la extroversión a una introversión en la que el protagonista prefiere resignarse en su intimidad, sin que ello mitigue el mismo dolor de no ser correspondido. La canción que suena irreconocible del todo es ‘Nobody Knows You When You're Down And Out’, que en origen (perteneciente también a Layla And Other Assorted Love Songs) era un agradable y tranquilo blues, mientras que aquí se acelera un poco el ritmo y se convierte en todo un esclarecedor lamento más acorde a la letra, que habla de ese típico desengaño de quien se da cuenta de que muchas amistades son por el interés, por eso nadie responde luego cuando más se necesita. También ha de destacarse ‘Lonely Stranger’, poseedora de bellas melodías y otra excepcional interpretación vocal. Ciertamente, Eric ejecuta en este álbum algunas de sus mejores interpretaciones como cantante, no solo como guitarrista acústico.
Podemos disfrutar de una estupenda interpretación de ‘Running On Faith’, donde brilla la guitarra tocada con el tubo para conseguir un magistral sonido de slide. Como si hubiera estado toda la vida tocándolo. Ese brillante sonido es lo que salva precisamente a ‘Walkin' Blues’ de naufragar en la mediocridad. A partir de ahí, Clapton se relaja y eso hace decaer casi la segunda mitad del concierto. En primer lugar llega la sencilla y agradable tonada tradicional ‘Alberta’, que al menos puede escucharse con agrado, pero luego llega la broma de ‘San Francisco Bay Blues’ (lastrada por un empleo excesivo de kazoos) que solo sirve para que se lo pasen bien los músicos. A continuación, ‘Malted Milk’ es tan lenta y aburrida que perjudica claramente a ‘Old Love’, de tono similar y que no suena nada convincente, pues esa relajación a la que aludía provoca que Eric ya no transmita lo mismo con su voz, ni siquiera en el solo de guitarra bastante estéril que se marca. Es la diferencia entre estar relajado y estar concentrado. Por si fuera poco, se distingue claramente el riff principal de ‘Layla’ en algunos momentos, lo cual no ayuda. Con unas canciones precedentes tan lentas, es normal que la final ‘Rollin' And Tumblin'’ suene a gloria en comparación con lo que le precede, pues su dinámico ritmo sirve para despertar al público y acabar de una manera muy animada. Pero, en todo caso, representa una última demostración de la indiscutible maestría de Clapton con la guitarra acústica. Una versión así en vez de la horrenda ‘Hats Off To (Roy) Harper’ es lo que hubiera necesitado Led Zeppelin para finalizar su tercer álbum, el más acústico de todos los que grabaron. Así, pues, de esa manera finaliza un concierto ejemplar donde solo fallan algunas de las selecciones del repertorio, así como esa relajación excesiva que rebaja un tanto la grandeza desplegada en una parte de las interpretaciones.
Como apéndice, señalar que actualmente puede encontrarse una versión Deluxe ampliada donde puede encontrarse no solo la sorpresa de dos tomas de ‘My Father's Eyes’, sino la todavía mayor sorpresa de constatar que son dos brillantes interpretaciones (sobre todo la segunda) que nada tienen que ver con la bazofia de versión de estudio que grabaría años después en el peor disco de su carrera, Pilgrim.
LIVE AT THE FILLMORE
Año de publicación: 1994
Puntuación:
CD I: 1) Got To Get Better In A Little While; 2) Why Does Love Got To Be So Sad?;
3) Key To The Highway; 4) Blues Power; 5) Have You Ever Loved A Woman;
6) Bottle Of Red Wine.
CD II: 1) Tell The Truth; 2) Nobody Knows You When You're Down And Out;
3) Roll It Over; 4) Presence Of The Lord; 5) Little Wing; 6) Let It Rain; 7) Crossroads.
En 1973 se publicó bajo el nombre de In Concert una selección de temas pertenecientes a dos conciertos sucesivos de octubre de 1970 que Eric Clapton realizó con los compañeros que entonces formaban con él la banda de Derek & The Dominos: Bobby Whitlock en el teclado, Carl Radle en el bajo y Jim Gordon en la batería. Faltaría el malogrado Duane Allman, pero el maestro Clapton consigue suplirlo con su insuperable técnica. En 1994 se amplió la selección de temas de ese concierto, para deleite de todos, y se editó bajo el nombre de Live At The Fillmore, ya que los conciertos tuvieron lugar en el mítico Fillmore East de Nueva York.
Esa decisión de ampliar el repertorio seleccionado no pudo ser más acertada puesto que, si Unplugged había servido para confirmar a Eric como el rey de la guitarra acústica, en este doble álbum se ratifica como el rey de la guitarra eléctrica, por si alguien tenía alguna duda previamente. Ya no es solo por el citado detalle de que no necesita a Duane Allman, sino también porque las interpretaciones derrochan emoción y expresividad a raudales, como únicamente puede conseguir un gran músico con su instrumento. Por aquel entonces faltaba muy poco para que se publicara el LP Layla And Other Assorted Love Songs, por lo que la mitad del repertorio proviene de él. Eso sí, lo primero que se echa en falta es la ausencia de la canción Layla, quizá porque en este tema sí que se veía huérfano Eric sin la ayuda de Duane, ya que para octubre de 1970 es muy probable que ya hubiera sido compuesta e incluso grabada.
Se volvería demasiado repetitivo hablar de cada tema de uno en uno, ya que los ingredientes son siempre los mismos y por tanto las diferencias estriban básicamente en la velocidad que se le imprime a cada tema. Este hecho puede transmitir una sensación de monotonía en la primera impresión, pero pronto se disipa ante las estupendas interpretaciones incluidas. Desde algún blues más lento como ‘Have You Ever Loved A Woman’ hasta muestras de energía desbocada como ‘Why Does Love Got To Be So Sad?’, todas ellas tienen en común a unos músicos inspirados y compenetrados, como si fueran conscientes de la necesidad de dar lo mejor de sí –incluso más- para completar la falta del compañero ausente (nunca mejor dicho ante el futuro y fatal desenlace de Duane Allman). Hasta piezas más convencionales como ‘Key To The Highway’, son elevadas por encima de lo realmente convencional gracias a una ejecución instrumental inconmensurable, como ocurre también con dos temas que pasaban inadvertidamente en el debut de Clapton en solitario: ‘Blues Power’ y ‘Bottle Of Red Wine’, aquí elevados a la categoría de emocionantes.
Este doble álbum engancha desde el inicio con la intensidad de ‘Got To Get Better In A Little While’, un tema que hubiera formado parte del hipotético segundo álbum de Derek & The Dominos en el caso de haber existido. La interpretación más extensa es la de ‘Let It Rain’, casi veinte minutos, pero esto es debido a que introducen el inevitable solo de batería tan de moda en aquellos años, de unos seis minutos nada menos, para alegría de Gordon y tristeza del oyente actual. Es la única pega que se le puede poner a este magnífico tema, uno de los mejores del álbum de debut en solitario de Eric y con otra tanda de excepcionales solos por su parte. De la etapa con Blind Faith interpretan la composición que aportó Clapton, ‘Presence Of The Lord’, donde el solo de guitarra se destapa como mucho más excitante todavía que en la versión de estudio. Lo más curioso es que no haya nada de Cream, salvo la interpretación del clásico de Robert Johnson ‘Crossroads’ que solía formar parte del repertorio de aquellos, aunque en esta ocasión más estandarizado, como si perteneciera a una actuación de los ochenta. Lo que nunca falla es la excepcional versión de ‘Little Wing’ de Jimi Hendrix, más si cabe cuando contiene una carga emocional añadida por la muerte de Hendrix, acaecida un mes antes de este concierto. De maestro a maestro, mejor homenaje no puede haber.
Cuando se habló en la reseña de Unplugged de ‘Nobody Knows You When You're Down And Out’, ya se hizo hincapié en cómo le había dado la vuelta a lo que era en origen un tema de corte blues, tal como podemos escucharlo aquí. De la misma manera, la interpretación vocal de Eric demuestra la abismal diferencia que había entre el Clapton cantante de los primeros años y el que mejoró notablemente en ese aspecto conforme transcurrían las décadas. Precisamente es la parte vocal la única pega que se le puede poner a estas actuaciones, motivo por el cual no puede ni acercarse a la altura de Live At Leeds de The Who. Aunque esa altura no existe álbum en directo que la haya igualado ni se atisba en el horizonte.
Como el mejor álbum de blues-rock en directo de la historia puede catalogarse sin ningún género de duda, aunque hayan temas más puramente blues y otros más rockeros. Las cotas de expresividad a las que llega aquí la guitarra es comparable, por ejemplo, a la que transmiten los grandes maestros de guitarra clásica, como pudiera ser el uruguayo Álvaro Pierri. Clapton estaba entonces en un grandísimo momento de forma, pero era ya inminente la caída en las drogas duras que hará naufragar su carrera peligrosamente hasta la llegada de Pete Townshend al rescate. Un concierto para disfrutarlo con tranquilidad y sin prisas.
FROM THE CRADLE
Año de publicación: 1994
Puntuación:
1) Blues Before Sunrise; 2) Third Degree; 3) Reconsider Baby;
4) Hoochie Coochie Man; 5) Five Long Years; 6) I'm Tore Down; 7) How Long Blues;
8) Goin' Away Baby; 9) Blues Leave Me Alone; 10) Sinner's Prayer;
11) Motherless Child; 12) It Hurts Me Too; 13) Someday After A While;
14) Standin' Round Crying; 15) Driftin'; 16) Groaning The Blues.
Tras el éxito obtenido con la vuelta a sus raíces en Unplugged, Eric se dio cuenta de que haciendo lo que más le gustaba, podía seguir vendiendo muchos discos, más todavía que cuando se dejó llevar por la tentación de lo moderno y efímero en los ochenta. ¿Y qué podría ser lo preferido por Clapton? La respuesta es más que evidente para cualquier conocedor de su obra: el blues. Es decir, Eric se ha movido también en el rock y en la música de raíces norteamericanas en general, pero se le nota que lo más relajado para él es lanzarse a tocar –y cantar– algún tema de blues de los grandes maestros. Así pues, en este álbum se deja llevar relajadamente por lo que le pide el cuerpo y ejecuta dieciséis versiones de temas antiguos de blues de diferentes tempos y cadencias, dando como resultado un disco más versátil de lo que se podría pensar a priori.
Lo más destacable es sin duda el trabajo de guitarra, pues aparte de la insuperable técnica expuesta, subyace una naturalidad en la forma de tocar que aporta una fluidez y una autenticidad a la altura de cualquier eminencia del blues. Tampoco es que esperáramos menos de Clapton. Obviamente, cualquier entendido o aficionado al blues tendrá una visión más precisa de la verdadera valía de este álbum, pero para el oyente casual representa una interesante colección de impecables versiones. Como ocurre con cualquier género musical puro, la originalidad y la innovación son conceptos inaplicables aquí. Porque, ¿qué diferencias notables puede haber entre esta versión de ‘Hoochie Coochie Man’ y cualquier otra anterior o posterior? es decir, cuando se trata de grandes músicos, estos siempre proyectan su propia personalidad de alguna manera a través de los instrumentos, pero en muchas ocasiones las diferencias son escasas porque todo género puro posee unas reglas casi inmutables.
Donde se hacen más evidentes los cánones del género es en los temas lentos, pero eso no quita que la fiereza con la que ejecuta ‘Five Long Years’ abrume por su impecable técnica y velocidad, sin estar reñido con una emotividad que muy pocos pueden alcanzar en esos términos. Es por ello uno de los mejores momentos, igual que en la final ‘Groaning The Blues’, donde la guitarra parece estar expresando su desazón con vida propia. Aun así, una de las mejores canciones del disco es la animada ‘Motherless Child’ (no confundir con ‘Motherless Children’, el tema que iniciaba 461 Ocean Boulevard), publicada también como single de presentación y con un evidente gancho rítmico que hace que se nos acabe casi sin darnos cuenta.
No es necesario desgranar tema por tema este disco al tratarse de blues sin más, pero aunque no seas un amante del género vale la pena escucharlo al menos una vez como muestra de impecables ejercicios de estilo, sea con guitarra eléctrica o acústica, sean canciones movidas como ‘Goin' Away Baby’ o pausadas como ‘Driftin'’. Incluso temas más discretos como ‘Third Degree’ o ‘It Hurts Me Too’ denotan maestría y autenticidad a partes iguales, algo también sorprendente para un británico que comenzó a descubrir esta música de pequeño a través de discos de importación de Estados Unidos.
Este ejercicio de redescubrimiento personal fue número uno en ventas en Estados Unidos y el Reino Unido, premiando de alguna manera el espíritu artístico que había detrás. Esto es, que se trata de un gran músico exponiendo lo que más le gusta hacer y, por tanto, con una autenticidad total. Eso mismo es lo que convierte este álbum en una pequeña joya que vale la pena descubrir, salvo que el blues sea un género al que le hayas prohibido la entrada por principios personales irracionales o simplemente porque no te gusta, ante lo cual no cabe insistir más.
CROSSROADS 2
Año de publicación: 1996
Puntuación:
CD I: 1) Walkin' Down The Road; 2) Have You Ever Loved A Woman; 3) Willie And The Hand Jive/Get Ready; 4) Can't Find My Way Home; 5) Driftin' Blues/Rambling On My Mind; 6) Presence Of The Lord; 7) Rambling On My Mind/Have You Ever Loved A Woman; 8) Little Wing; 9) The Sky Is Crying/Have You Ever Loved A Woman/Rambling On My Mind.
CD II: 1) Layla; 2) Further On Up The Road; 3) I Shot The Sheriff; 4) Badge;
5) Driftin' Blues; 6) Eyesight To The Blind/Why Does Love Got To Be So Sad?.
CD III: 1) Tell The Truth; 2) Knockin' On Heaven's Door; 3) Stormy Monday;
4) Lay Down Sally; 5) The Core; 6) We're All The Way; 7) Cocaine;
8) Goin' Down Slow/Rambling On My Mind; 9) Mean Old Frisco.
CD IV: 1) Loving You Is Sweeter Than Ever; 2) Worried Life Blues; 3) Tulsa Time;
4) Early In The Morning; 5) Wonderful Tonight; 6) Kind Hearted Woman;
7) Double Trouble; 8) Crossroads; 9) To Make Somebody Happy; 10) Cryin';
11) Water On The Ground.
Con el subtítulo de Live in the Seventies, este boxset de cuatro discos ya nos informa adecuadamente de su contenido. El primer Crossroads no se ha comentado porque es una recopilación panorámica de toda su carrera desde su comienzo en los Yardbirds. En realidad, no todo lo contenido aquí es en directo, porque hay unos pocos descartes de estudio, pero todo lo incluido pertenece concretamente al período entre 1974 y 1978, cuando retomó su carrera después de una larga travesía sumido en las drogas y alejado de la música. Además, se sigue un orden más o menos cronológico para ordenar las actuaciones: el primer disco se centra en 1974; el segundo en 1975, aunque de ese año ya conocíamos el álbum en directo E. C. Was Here, de tal manera que volvemos a escuchar nuevas interpretaciones de temas que ya conocíamos en directo de esa misma época; en el tercer disco ya damos un salto temporal y pasamos a 1977 y principios de 1978; mientras que el cuarto volumen se centra en noviembre y diciembre de 1978, lo cual serviría para enlazarlo a continuación con el doble álbum en directo Just One Night y completar más la pintura. Es el más flojo de los cuatro discos y solo puede salvarse la distendida ‘Tulsa Time’ por su especial sonido de guitarra.
Como es previsible, podemos encontrar una ingente cantidad de versiones de blues, que es lo que le gustaba más tocar a este chico cuando se enfundaba su guitarra, lo cual no es óbice para que se incluyan algunos de sus grandes éxitos. No es que sus interpretaciones de blues sean cosa menor, como había quedado demostrado en From The Cradle (cuyo contenido no aparece aquí), sino que de Eric siempre esperamos que trascienda ese género para meterse en el rock, esto es, salvo para quienes de verdad aprecien el blues. Ell@s no quedarán nada decepcionados porque precisamente uno de los más fieros y espeluznantes solos los encontraremos en ‘Goin' Down Slow/Rambling On My Mind’, donde se explaya a lo largo y ancho de este tema.
Si nos fijamos en la poca cantidad de temas y en la duración de los mismos, nos damos cuenta de que hay una buena cantidad de extensos temas, muchas veces por estar conformados por la unión de varios. Esta larga duración no queda justificada en temas como ‘Willie And The Hand Jive/Get Ready’, ya que el ritmo se acaba volviendo demasiado repetitivo, o en el caso de ‘Eyesight To The Blind/Why Does Love Got To Be So Sad?’ (¡veinticuatro minutos!) debido a la inclusión del inevitable solo de batería y un improvisado tramo final lento y aburrido.
Sorprende escuchar nada más comenzar la versión de ‘Little Wing’ una distorsión extrema de la guitarra, algo que no encaja nada bien con este emotivo tema. Su tempo también es más lento de lo habitual y el solo final a dos guitarras tampoco acaba de entusiasmar. Esa desaceleración en la ejecución no es algo puntual y afecta negativamente por igual a otros temas como ‘Crossroads’, ‘Wonderful Tonight’ (especialmente tediosa) o ‘Presence Of The Lord’, el único guiño a su etapa de Blind Faith, aunque este último se salva por su espléndida sección instrumental central, donde por fin se acelera el ritmo y podemos disfrutar de un espléndido solo. La citada ‘Crossroads’ es igualmente su único recuerdo a la etapa de Cream junto a ‘Badge’, extendida esta hasta los diez minutos y deslucida por unos extensos solos desprovistos de expresividad y unos coros finales cantando “Where is my badge” que no acaban de acoplarse bien.
Por otro lado, resulta curiosa su versión reggae de ‘Knockin' On Heaven's Door’, la legendaria canción de Bob Dylan, bien adornada por la guitarra y los coros femeninos. Otra de sus versiones, la mítica ‘Cocaine’, queda como todo un homenaje a J.J. Cale por su impagable lección de guitarra, haciendo verdadero honor a la brillantez de la composición.
Los descartes de estudio incluidos son justo el tema que abre el boxset y los tres que lo cierran en el cuarto volumen. Ninguno de ellos presenta nada interesante que les hubiera merecido otro destino diferente a quedar descartados, destacando además ‘Walkin' Down The Road’ y ‘Cryin'’ por los aburridos blues que son. Los otros dos temas descartados son ‘Water On The Ground’ y ‘To Make Somebody Happy’, sendas baladas olvidables, la segunda con un sonido de cuello de botella como único aspecto reseñable.
Así pues, eliminando el cuarto disco y el descarte de estudio restante, a este boxset se le podría subir la valoración una estrella más sin problema; y bueno, si seguimos recortando y le quitamos ‘Willie And The Hand Jive/Get Ready’ más las monótonas ‘Stormy Monday’ y ‘We're All The Way’, ¡el incremento llegaría hasta dos estrellas adicionales! No es ningún descubrimiento volver a comprobar la técnica de Eric con la guitarra, pero siempre es un placer escuchar a un maestro de cualquier instrumento, sea cual sea el estilo. En cualquier caso, no llega al nivel del insuperable (para él) Live At The Fillmore, ya que es muy difícil alcanzar tales niveles de expresividad, pero no por ello deja de ser una nueva demostración de su esencia musical.
PILGRIM
Año de publicación: 1998
Puntuación:
1) My Father's Eyes; 2) River Of Tears; 3) Pilgrim; 4) Broken Hearted; 5) One Chance;
6) Circus; 7) Going Down Slow; 8) Fall Like Rain; 9) Born In Time; 10) Sick And Tired; 11) Needs His Woman; 12) She's Gone; 13) You Were There; 14) Inside Of Me.
Tras unos años de recuperación de material de archivo, bandas sonoras y actuaciones en directo, a Clapton le volvió el afán de volver a ser una estrella de la música comercial, un tío enrollado y moderno en vez del viejo Eric maestro de la guitarra. Si en los ochenta se había apoyado en Phil Collins para conseguir un sonido a la moda y comercial, todo un craso error, aquí vuelve a repetir la jugada pero con un tal Simon Climie que además aparece como coautor de casi la mitad de las canciones. Los peores fantasmas de August reaparecían, o incluso peor, puesto que ni siquiera se puede llegar al nivel de Phil Collins, que ya es decir.
Nada más clarividente para entender la importancia de la producción que confrontar la versión de estudio de ‘My Father's Eyes’ con la que hoy día puede encontrarse como bonus en el Unplugged. Toda la emotividad que transmitía desde su cuidada instrumentación hasta la interpretación vocal, aquí se diluye casi completamente en una producción artificial de percusión programada y unas pocas guitarras sin alma. El grueso del contenido del álbum es más que previsible para un producto comercial sin alma de estas características: baladas soporíferas (‘River Of Tears’, ‘Broken Hearted’, ‘You Were There’); imitaciones de rock adulterado al estilo de la Alanis Morissette de Jagged Little Pill pero sin la gracia de aquella (‘One Chance’, ‘She's Gone’); descuartizamiento de versiones (‘Going Down Slow’, ‘Born In Time’ de Bob Dylan, la cual originalmente no era gran cosa en Under The Red Sky); así como un sucedáneo de blues en ‘Sick And Tired’, donde nos deja claro que ni siquiera en aquello que sabía hacer bien es capaz de destacar. Y bueno, si nos fijamos en ‘Pilgrim’ o ‘Inside Of Me’ es hasta ridículo, por no decir insultante, escuchar a Eric intentando parecer Terence Trent D’Arby en su manera de cantar.
Y cuando encontramos algo aparentemente decente como es en principio ‘Broken Hearted’, por parecer algo menos artificial en su instrumentación (percusión programada aparte), detectamos luego que en sus estrofas principales es una copia descarada de ‘My Father's Eyes’, además de que la melodía de guitarra acaba resultando muy simple y repetida hasta la saciedad. No todo son tinieblas, ya que algo de melodía y vida se intuye en unos pocos temas como ‘Circus’(de bonita guitarra acústica desaprovechada), ‘Fall Like Rain’ (ídem, más algún destello interesante de guitarra eléctrica) o en la cálida parte vocal de ‘Needs His Woman’, pero todas ellas vuelven a naufragar en la producción y se pierden en la vulgaridad más absoluta. La citada ‘Circus’ también fue interpretada por primera vez en Unplugged, con las evidentes diferencias.
Lamentable, muy lamentable es este álbum. Uno de los peores de la década de los noventa (esto es, respecto a los grandes nombres de la música) y también de la historia. No hay nada peor que pretender ser lo que uno no es, pero más grotesco es cuando a un artista musical de cierta edad le da por querer pasar por una estrella veinteañera a la moda del momento. Sin autenticidad, con pocas composiciones aceptables y con una producción sintética que arruina cualquier atisbo de salvación, nada bueno se puede conseguir.
RIDING WITH THE KING
Año de publicación: 2000
Puntuación:
1) Riding With The King; 2) Ten Long Years; 3) Key To The Highway; 4) Marry You;
5) Three O'Clock Blues; 6) Help The Poor; 7) I Wanna Be; 8) Worried Life Blues;
9) Days Of Old; 10) When My Heart Beats Like A Hammer; 11) Hold On, I'm Coming; 12) Come Rain Or Come Shine.
A partir de la participación de Clapton en una canción para un disco de duetos de B.B. King, se le ocurrió al primero que esa leyenda viviente y activa del blues, además de amigo, podía devolverle el favor grabando conjuntamente un álbum completo. Casi setenta y cinco años tenía el maestro y para Eric quizá era una oportunidad única de cumplir un sueño, además de poder seguir dedicando tiempo a uno de sus mayores placeres, que es tocar blues. Junto a algunos de los músicos habituales que acompañaban a Clapton, se dio forma a esta colección de versiones de blues más algunas composiciones originales, cuatro de ellas con la firma de B.B. King y ninguna de Eric, más que contento con su rol de intérprete.
‘Riding With The King’ es una buena carta de presentación al colocar en primer plano las guitarras y luego cantar las dos estrellas a dúo. El problema es que, en sí mismo, el tema es totalmente inofensivo y no sirve para nada más que el entretenimiento. Tampoco puede decirse mucho más de, por ejemplo, ‘Key To The Highway’, la cual ya conocemos porque formaba parte de Layla And Other Assorted Love Songs y aquí el compañero de Eric no desmerece a Duane Allman. Análogamente y también en formato acústico, ‘Worried Life Blues’ la conocíamos pero en su interpretación en directo, tanto en Just One Night como en la recopilación de Crossroads 2.
De las composiciones de B.B. King, dos de ellas están entre lo más flojo del álbum por ser lentos temas de blues dirigidos a los verdaderos amantes del género, no a l@s oyentes casuales: ‘Ten Long Years’ y ‘Three O'Clock Blues’. En otra de sus composiciones, ‘Days Of Old’, al menos le imprime más marcha y por ello resulta más entretenida. Como Eric no compone nada, hay incluso cabida para un par de canciones coescritas por sus músicos acompañantes. Una de ellas es ‘Marry You’, que suena a blues de los ochenta debido a la percusión artificial, aunque el resultado no está mal; en cambio, ‘I Wanna Be’ adolece de un lamentable estribillo que ni siquiera pueden salvar con ramalazos de guitarra sin alma.
Entre tanta cantidad de blues, solo dos temas destacan por encima de la media. El primero es ‘Help The Poor’, de inquietante ritmo y unos solos de guitarra que sirven para mantener el tono sobrecogedor. El otro es la composición de Isaac Hayes y David Porter ‘Hold On, I'm Coming’, que presenta el trabajo de guitarra más original del álbum, a diferencia de lo previsible del resto de temas, destacando la vibrante batalla de guitarras de la coda, un acontecimiento único. Es aparte la mejor manera en que se podía aprovechar la conjunción de dos guitarristas prestigiosos como los que firman este disco, al que quizá no sería justo calificar como oportunidad perdida (a un septuagenario no se le puede pedir innovación), pero tampoco va a pasar a la posteridad por nada más que la novedad de ver a Clapton y King juntos.
REPTILE
Año de publicación: 2001
Puntuación:
1) Reptile; 2) Got You On My Mind; 3) Travelin' Light; 4) Believe In Life;
5) Come Back Baby; 6) Broken Down; 7) Find Myself; 8) I Ain't Gonna Stand For It;
9) I Want A Little Girl; 10) Second Nature; 11) Don't Let Me Be Lonely Tonight;
12) Modern Girl; 13) Superman Inside; 14) Son And Sylvia;
[BONUS TRACK:] 15) Losing Hand.
Cumplido el sueño de grabar un disco completo con B.B. King, Eric retoma su carrera con un nuevo álbum de estudio que nuevamente recoge la habitual mezcla de composiciones propias y ajenas para crear un disco enfocado a obtener buenas ventas y promoción, sin arriesgar un ápice en su producción. La idea principal parece que es rellenar el mayor tiempo posible en el CD con cualquier composición que sea susceptible de ser tocada o cantada por Eric, sin importar si es más o menos sencilla o si se olvida la originalidad por el camino a la hora de hacer algo interesante. Lo único positivo que tiene esa postura es que estamos ante un álbum bastante diverso para lo que nos habíamos acostumbrado en los últimos tiempos, después de tanto blues y tanta maquinaria de sintetizadores.
Obviamente, si hemos dicho que se trata de un disco de cierta diversidad, para Clapton esto quiere decir que encontraremos sin falta algunos temas de blues, que además es de lo más llevadero. Sabemos que no puede fallar en lo que más le gusta, ejemplificado aquí en ‘Got You On My Mind’ o el tema adicional ‘Losing Hand’, sin que tampoco vayan a contarse entre sus mejores interpretaciones. Más destacada resulta ‘Come Back Baby’ de Ray Charles, tanto por la guitarra como por la voz de Eric, casi a la altura del maestro.
Otra manera de rellenar un álbum con mayor facilidad es incluir instrumentales. Si no contamos el bonus track, los dos existentes abren y cierran el disco: en primer lugar, ‘Reptile’ es una insulsa pieza liderada por la guitarra eléctrica y percusión de aires brasileiros que suena a relleno total. En cambio, ‘Son And Sylvia’ es aparentemente discreta también, pero una mayor atención revela que está mucho mejor construida y que incluso presenta melodías agradables, por lo que podría tomarse como lo mejor del álbum.
¿Y qué mejor manera de completar tiempo en el disco que grabar versiones? Hay por supuesto varias de ellas, aparte de la ya citada de Ray Charles, sin que aporten nada nuevo que sea relevante. Lo único original que realiza en ‘Travelin' Light’ de J.J. Cale es comenzar con los acordes que en la versión original aparecían entre estrofas y añadir coros femeninos. Hasta ahí llegan la implicación y las ganas. Obviamente, la guitarra suena excepcional (sin estar tampoco entre sus mejores logros) y por eso este tema es de lo mejor del álbum. Para elegir algo de James Taylor, ya podría haberse decidido por algo que no fuera tan previsible y tedioso como ‘Don't Let Me Be Lonely Tonight’, enfatizando además su parte más melosa, aunque quienes sean fans de este cantautor seguro que la toleran más. Hotter Than July tampoco era precisamente uno de los mejores álbumes de Stevie Wonder sino más bien de los discretos, por lo que elegir un tema de aquel como ‘I Ain't Gonna Stand For It’, que suena entretenido y poco más aunque le añada destellos de guitarra eléctrica, no sirve para nada más que completar espacio.
Composiciones originales de Clapton son pocas y de dudosa calidad, aunque peor resulta cuando confía en las aportaciones de sus colaboradores. ¿Se puede encontrar algo más insulso que ‘Broken Down’? la repetición continuada del título por los coros se vuelve insufrible, rematado todo por un estéril solo de guitarra acústica que no transmite emoción alguna. Es lo que tiene darle una oportunidad a tu productor para que complete el contenido con una composición suya. En cuanto a las propias creaciones de Eric, para no correr riesgos innecesarios se lanza con ‘Find Myself’ a un relajado jazz sin pretensiones, preludio de un interés mayor en el estilo que le llevará a grabar con Wynton Marsalis en unos años. Aquí interpreta también un viejo tema de jazz titulado ‘I Want A Little Girl’, muy lento pero que al menos denota cierto gusto. Luego están un par de aburridas baladas con algo de guitarra para no condenarlas del todo (‘Second Nature’ y ‘Modern Girl’) y ‘Superman Inside’ que, sin ser nada del otro mundo, al menos presenta algo de energía, muy necesaria en este álbum de tono general bastante soporífero aunque podría haber sido peor, ya que al menos los instrumentos suenan reales, a diferencia del lamentable Pilgrim.
Flojo, muy flojo resultado el obtenido aquí. En realidad, no era más que un reflejo evidente de que el Clapton compositor debía retirarse y dar paso al Clapton guitarrista e incluso cantante, únicas habilidades que podían perdurar con el paso de los años y permitirle mantener su prestigio artístico que solo podía quedar ensombrecido con flojísimos discos como el que se ha comentado. Sus ventas fueron bastante buenas, un indicativo de que iba a seguir siendo considerado uno de los mejores músicos en el siglo XXI aunque el nivel cualitativo de su producción no estuviera a la par.
ME AND MR. JOHNSON
Año de publicación: 2004
Puntuación:
1) When You Got A Good Friend; 2) Little Queen Of Spades; 3) They're Red Hot;
4) Me And The Devil Blues; 5) Traveling Riverside Blues; 6) Last Fair Deal Gone Down; 7) Stop Breakin' Down Blues; 8) Milkcow's Calf Blues; 9) Kind Hearted Woman Blues; 10) Come On In My Kitchen; 11) If I Had Possession Over Judgement Day;
12) Love In Vain; 13) 32-20 Blues; 14) Hell Hound On My Trail.
Siguiendo con los homenajes a los bluesmen, después de haberle hecho uno a un dios en vida como B.B. King, le tocaba el turno a otro ya muerto como Robert Johnson, aquel del que se difundió el mito de que había vendido su alma al diablo para conseguir el éxito, pero que murió jovencísimo con tan solo veintisiete años. Grandísimas bandas como Cream, los Rolling Stones o Led Zeppelin ya habían grabado versiones de sus composiciones (bueno, Jimmy Page también robó alguna cosa más) y por ello algunos de los títulos aquí incluidos les resultarán familiares a más de un@. Así pues, Eric volvió a rodearse de algunos de sus músicos habituales en los últimos años y se lanzó a tocar más música de la que siempre ha mostrado su predilección, sin mayores complicaciones ni pretensiones.
La lástima es que no estamos ante un From The Cradle Part II, ya que donde antes había frescura y entusiasmo ante la posibilidad de grabar un álbum completamente de versiones de blues, aquí solo hay profesionalidad y la idea de cumplir la papeleta para lanzar más producto. De hecho, este disco fue una idea que surgió durante las grabaciones de lo que sería Back Home, pero no había suficientes canciones nuevas y Clapton decidió grabar un álbum de versiones y así poder tener algo preparado para su lanzamiento, de tal manera que después pudiera seguir tranquilamente con lo que tenía en mente.
Por tanto, el material de Robert Johnson (no siempre estrictamente original, ya que refundía canciones del Delta del Mississippi e incluso de fuera) es ejecutado con un sonido actualizado y ampliado por los diferentes músicos que dan lustre a un repertorio ya muchas veces versionado con anterioridad por infinidad de artistas, básicamente artistas de blues, claro. Pero hay un poco de todo lo que cabe suponer: canciones lentas, sonido de cuello de botella (‘Come On In My Kitchen’), hasta canciones animadas y pegadizas como ’32-20 Blues’, ‘They're Red Hot’ o la aparentemente desconocida ‘If I Had Possession Over Judgement Day’, que no es otra que la ya célebre ‘Rollin' And Tumblin'’, la cual habían tocado todavía con mayor esplendor en directo en Unplugged. Pero es prácticamente todo igual de disfrutable, si acaso uno de los pocos temas que parecen sobresalir ligeramente sobre el resto es el final ‘Hell Hound On My Trail’, ya que consiguen un sonido muy compacto en el que parecen una banda de verdad.
Salvo ‘Little Queen Of Spades’, que se hace un tanto aburrida, el resto ciertamente se escucha con agrado. Otra historia diferente es la necesidad de estas nuevas versiones en comparación con los originales. Es decir, ha habido interpretaciones destacables no solo de los importantes grupos citados al principio, pero en esta ocasión la aproximación a estas composiciones adolece de mayor mordiente, ya que ello precisaría de un mayor tiempo de estudio y aproximación al espíritu original, de tal manera que se expresara en las interpretaciones toda la carga sociológica que subyace en esos bluesmen del sur racista de Estados Unidos. En cualquier caso, esto no es igual que cuando Paul McCartney se lanza a grabar discos de versiones, que es simplemente para pasar un rato agradable con sus colegas y comprobar cuántos miles de personas son capaces de pasarlo igual de bien como oyentes, que para algo debe servir ser un mito de la música. Bueno, aquí el propósito comercial es equivalente, pero los músicos ponen más seriedad y Clapton con la guitarra consigue transmitir más sentimientos, aunque en esta ocasión no consiga brillar al nivel que está capacitado para llegar.
BACK HOME
Año de publicación: 2005
Puntuación:
1) So Tired; 2) Say What You Will; 3) I'm Going Left; 4) Love Don't Love Nobody;
5) Revolution; 6) Love Comes To Everyone; 7) Lost And Found; 8) Piece Of My Heart; 9) One Day; 10) One Track Mind; 11) Run Home To Me; 12) Back Home.
Como ya se vio anteriormente, la gestación de Back Home fue tan larga que por medio los mismos músicos grabaron un álbum de versiones de Robert Johnson. Este hecho podría hacer pensar en un nuevo disco de composiciones originales bien elaboradas que necesitaban un tiempo adecuado para conseguir su mejor versión. Además, entre los músicos participantes, aparte de los nombres habituales vemos a Billy Preston y Steve Winwood. Pero su presencia ni se nota, porque estamos ante uno de los peores discos de la carrera de Clapton, llegando casi al nivel del abominable Pilgrim. Nuevamente la alianza con el productor Climie no trae sino miseria artística en forma de canciones vulgares bajo una producción artificial que acaba por eliminar cualquier atisbo de humanidad o emoción en la música.
No es esa la primera impresión que un@ se lleva al comenzar a escuchar el álbum. Los aires de country procesado de ‘So Tired’ no le vienen mal para volverlo moderno y apetitoso para el consumo juvenil, aunque en 2005 ya no estaba Eric para competir en un mundo de la música basado casi por completo en la imagen. El gancho de los finales de verso con el “We're so tired” es la única arma que tiene para mantener la atención, pero es suficiente para que pueda escucharse con agrado. De entre las composiciones originales, solo este primer tema, así como el último que da título al álbum, son casi lo único pasable que encontraremos. De todas maneras, ‘Back Home’ no es más que una sencilla canción tranquila que pasaría desapercibida en cualquiera de los discos destacados de Clapton.
El grueso del disco naufraga bajo las formas musicales más previsibles para cualquier álbum comercial de pop-rock vulgar destinado al consumo: desde lamentable reggae (‘Say What You Will’) a ultra-empalagosas baladas (‘Love Don't Love Nobody’, ‘One Day’, ‘Run Home To Me’) o incluso un burdo tema pop donde la guitarra queda ridícula (‘One Track Mind’), que es ya el colmo de lo que se puede objetar a un excelentísimo guitarrista como Eric. Ni siquiera en un blues más puro, aunque demasiado procesado en el estudio, como ‘Lost And Found’ consigue nada más que aburrir un rato. Sus solos de guitarra son potentes pero estériles. Quién le ha visto y quién le ve.
Las versiones incluidas de otros artistas presentan dos nombres bien ilustres. Uno de ellos es el de su gran amigo George Harrison, fallecido en 2001 y cuyo homenaje cobra forma en la versión de ‘Love Comes To Everyone’, ya que el mismo Clapton había participado en la grabación de la original. Esta versión es calcada a la de Harrison, con la única diferencia de ligeras variaciones en la parte de guitarra, y con tan poco ya es de lo mejor del álbum. En cambio, ‘Revolution’ no tiene nada que ver con los Beatles y se trata de otro tema de reggae que suena igual que si Bob Marley y los Wailers hubieran interpretado una canción con pocas ganas. ‘Piece Of My Heart’ tampoco es una versión del tema de Janis Joplin, sino un olvidable y algo lento pop-rock compuesto por algunos de sus músicos acompañantes. El tema de Stevie Wonder, ‘I'm Going Left’, debe ser bien antiguo porque está escrito por él junto a la que fuera su primera mujer por poco tiempo, la compositora y cantante Syreeta Wright. Aun así, se vuelve pronto un verdadero rollazo porque acaban cansando tanto los coros repitiendo cada verso de Eric (quien además intenta imitar la voz de Stevie), como la repetición exhaustiva del estribillo.
Estaba bien claro que Clapton necesitaba desengancharse de la industria musical y dedicarse a tocar música auténtica, alejada de artificios y sin la necesidad de pensar en la cantidad de discos vendidos. Esto último es muy complicado cuando se es millonario, pero Eric ya había podido comprobar que siendo más auténtico también conseguía grandes ventas y no perdía nada de su prestigio. Menos mal que su siguiente paso sería juntarse con su amigo J.J. Cale para desintoxicarse un poco del mundillo del estrellato musical.
1) Travelin' Alone; 2) Rocking Chair; 3) River Runs Deep; 4) Judgement Day;
5) How Deep Is The Ocean; 6) My Very Good Friend The Milkman;
7) Can't Hold Out Much Longer; 8) That's No Way To Get Along;
9) Everything Will Be Alright; 10) Diamonds Made From Rain;
11) When Somebody Thinks You're Wonderful; 12) Hard Times Blues;
13) Run Back To Your Side; 14) Autumn Leaves.
Puntuación:
Año de publicación: 2010
CLAPTON
Manteniendo el orden cronológico en la discografía, me he saltado su colaboración de 2006 con J.J. Cale, Road To Escondido, porque es este último el único que aporta composiciones propias y por tanto este álbum aparecerá en la página propia de Cale, que es quien se lo merece. Precisamente de él se incluyen aquí dos composiciones en las cuales también participa en la grabación, dentro de la larga retahíla de músicos que tocan en unos u otros temas, donde aparece el respetado Allen Toussaint como pianista. En algunos temas participa el trompetista de jazz Wynton Marsalis, anticipo de la inminente colaboración de ambos en el concierto que nutrirá el siguiente disco que publicará Eric conjuntamente.
Tal como era la tónica habitual en su carrera, como compositor Clapton está aquí prácticamente ausente y no es para menos, porque la creatividad se le ha desvanecido. El único tema donde aparece como coautor es la vulgar ‘Run Back To Your Side’, que parece una reescritura mediocre de ‘Rollin' And Tumblin'’ aunque al menos sirva para dejar algunos destellos de guitarra. La otra composición original no se queda atrás, puesto que ‘Diamonds Made From Rain’ es una aburrida balada sin nada original que ofrecer, escrita por algunos de los músicos que le acompañaban desde los últimos años. En las versiones no tiene problema en echar la vista tan atrás como al jazz de los años cuarenta para incluir olvidables interpretaciones de temas como ‘How Deep Is The Ocean’, ‘Rocking Chair’ o ‘My Very Good Friend The Milkman’, esta última cantada con una voz que suena muy juvenil y no parece para nada la de él. También en forma de jazz se cierra el álbum mediante ‘Autumn Leaves’, una vieja canción de los años cuarenta originalmente francesa y estrenada por el actor y cantante Yves Montand bajo el título baudeleriano de ‘Les Feuilles mortes’ (‘Las hojas muertas’), que también sería grabada en 2015 por Bob Dylan en Shadows In The Night. Por otro lado, resulta más que obvio que no podían faltar versiones de viejos temas de blues (‘Can't Hold Out Much Longer’, ‘Hard Times Blues’).
Elegir canciones de J.J. Cale es siempre un acierto y por ello ‘River Runs Deep’ y ‘Everything Will Be Alright’ dejan buena sensación. Lo más curioso es que en la primera de ellas canta el propio Cale, alargando de esa manera la colaboración que habían tenido anteriormente. En ambas canciones toca también la guitarra, por lo que resultaría curiosa saber de quién de los dos es cada parte. Precisamente la fortaleza que transmite la guitarra en ‘Travelin' Alone’ lo convierten en uno de los únicos dos temas que pueden destacarse de este álbum. El otro sería la entretenida versión de ‘That's No Way To Get Along’, muy rítmica y con un carácter más distendido que en este disco tan serio sirve de respiro.
Estamos en definitiva ante un álbum que representa a un artista que vuelve a dirigirse al aspecto interpretativo de la música que más le llama la atención en ese momento. En este caso, es el jazz la mayor novedad en cuanto a su contenido proporcional, superior a lo que habían sido incursiones más puntuales en ocasiones anteriores. Como aquí se dedica más a cantar que otra cosa, será a continuación cuando despliegue su técnica de guitarra en el mundo del jazz.
Puntuación:
Año de publicación: 2010
PLAY THE BLUES: LIVE FROM JAZZ AT LINCOLN CENTER
1) Ice Cream; 2) Forty-Four; 3) Joe Turner's Blues; 4) The Last Time;
5) Careless Love; 6) Kidman Blues; 7) Layla; 8) Joliet Bound;
9) Just A Closer Walk With Thee; 10) Corrine, Corrina.
Como habíamos visto anteriormente, a Clapton lo que le estaba pidiendo el cuerpo es tocar jazz, así que se asoció con Wynton Marsalis, quien había tocado en el disco Clapton, para realizar junto a varios músicos más de acompañamiento unos conciertos de los cuales se extraería este álbum en directo que demuestra la versatilidad de Eric. El repertorio consta de solo diez temas y una duración total de más de setenta minutos, debido a que la mayoría de ellos se ejecutan en desarrollos largos, larguísimos, de tal manera que solo tres bajan de los cinco minutos. Ello da pie a que los músicos puedan explayarse en largos solos de impecable técnica pero no siempre entretenidos de escuchar. Uno de esos músicos es un nombre conocido puesto que se trata del músico de blues Taj Mahal, aquel que actuó en su momento en The Rolling Stones Rock and Roll Circus, y que también participa en el concierto, acreditado en el banjo y las voces, pero solo en las últimas dos piezas, que son precisamente las únicas que superan los diez minutos de duración y que se mantienen en los parámetros jazz predecibles en este álbum.
La humorística ‘Ice Cream’ sirve para romper el hielo de manera distendida. Y es que los temas rápidos, como es el caso también de ‘Joliet’ o ‘Kidman Blues’, son los que mejor sensación pueden dejar al oyente casual. No es ninguna sorpresa tampoco que los temas más lentos como ‘Joe Turner's Blues’ sean previsiblemente los más pesados de escuchar salvo que un@ sea aficionad@ total al jazz. En cualquier caso, de la mezcla entre el blues y el jazz sale una interesante interpretación de ‘Forty-Four’ de Chester Burnett. También llama la atención encontrar en el repertorio ‘Layla’, tratándose de un concierto de este tipo. Su ejecución es muy lenta, pero no por ello pierde fuerza como sería lo lógico. Los vientos dotan de gran solemnidad a la letra, transformando la rabia original en sentido lamento, donde la guitarra de Eric consigue con maestría reflejar esa misma transformación. El solo de Marsalis no consigue el mismo efecto porque no es tarea nada fácil, pero en conjunto es una interesante versión alternativa.
Poco más puedo decir de un álbum que requeriría de un análisis diferente al tratarse de música jazz, alejada de las posibilidades que puede ofrecer esta web. De todas maneras, no es un disco imprescindible y tampoco encontraremos apenas nada que no podamos encontrar igualmente en cualquier disco de jazz donde toque un gran guitarrista y un gran trompetista. Con echarle un vistazo a ‘Forty-Four’ y ‘Layla’ por curiosidad, ya es más que suficiente.
1) Further On Down The Road; 2) Angel; 3) The Folks Who Live On The Hill;
4) Gotta Get Over; 5) Till Your Well Runs Dry; 6) All Of Me; 7) Born To Lose;
8) Still Got The Blues; 9) Goodnight Irene; 10) Your One And Only Man;
11) Every Little Thing; 12) Our Love Is Here To Stay.
Puntuación:
Año de publicación: 2013
OLD SOCK
Seguía Eric haciendo lo que le placía más y en esta ocasión vuelve a rodearse también de algunos de sus amigos músicos, incluyendo ilustres nombres. Como invitados se limitan a pasarlo bien en el estudio, pues tampoco están para descubrir nada nuevo, sobre todo cuando la casi totalidad del contenido son versiones, si bien un par de ellas cuentan con el propio autor como invitado. La portada es un indicador de que todo queda en casa, solo faltaba que Eric saliera de cuerpo entero y se le vieran las chanclas y los calcetines, como todo buen inglés que está de relax estival.
El tono general del álbum, sin pretensión de hacer nada relevante, queda establecido nada más comenzar cuando de entrada escuchamos el vulgar reggae de ‘Further On Down The Road’, sin más pretensiones que hacer feliz a un artista que le apetecía cantar música jamaicana con el autor de la canción, Taj Mahal. Y así durante casi seis minutos que dura. No será tampoco el único momento en que se dirija a este estilo, ya que realiza una versión de ‘Till Your Well Runs Dry’ de Peter Tosh, quien fuera legendario miembro fundador de los Wailers, que al menos sale airosa por la calidad de su autor. No es el caso de la versión en clave reggae de Otis Redding ‘Your One And Only Man’, que se acaba haciendo demasiado larga.
El grueso del álbum lo conforman versiones de viejos temas que no aportan nada y que une a Clapton con varios artistas de su generación, que a estas alturas se lanzaban como cantantes melódicos de la música que habían escuchado desde pequeños y que, ya mayores, les satisfacía tanto el placer de cantarlas como el de ganar un dinero fácil con ello. Al menos Bob Dylan demostraba un sesudo estudio del cancionero antes de interpretarlo para sonar convincente, no como el resto. Así, encontraremos un puñado de olvidables versiones de canciones antiguas de jazz como ‘The Folks Who Live On The Hill’ o ‘Born To Lose’, además de ‘All Of Me’, en la cual participa Paul McCartney tocando el bajo y cantando a dúo, pero no deja de ser una manera de pasarlo bien en el estudio sin nada más que ofrecer. También se incluye una vieja canción country (‘Goodnight Irene’).
Y para que no falte algo de rock contemporáneo, se incluyen dos nuevas composiciones originales escritas por sus músicos, una de ellas la vulgar ‘Gotta Get Over’, que mantiene los mismos parámetros insulsos de composiciones anteriores, mientras que en ‘Every Little Thing’ consiguen al menos algo agradable y podemos escuchar algún solo de rock con un mínimo de expresividad, aunque sea poca recompensa. En realidad, lo único recomendable de este disco es ‘Angel’, una canción inédita de J.J. Cale, quien también participa en ella y que fue su última grabación antes de fallecer. Es lo mejor que encontraremos gracias a su cálida parte vocal cantada a dúo y algunas melodías instrumentales que demuestran que Cale tenía la mente mucho más activa que Clapton a la hora de componer, puesto que este último casi ya había tirado la toalla para siempre en ese aspecto. Como homenaje a Gary Moore, fallecido en 2011, realiza una versión ralentizada y de aires jazzísticos de ‘Still Got The Blues’, donde aparece Steve Winwood tocando el órgano, aunque tampoco se luce y se limita a acompañar.
En definitiva, este álbum está dirigido únicamente a los seguidores acérrimos de Eric Clapton o a quien haya crecido al mismo tiempo que él y disfrute de manera nostálgica de esa mirada hacia atrás. El único aliciente que presenta es la citada última grabación junto a J.J. Cale, que bien vale la pena aunque en realidad el mérito sea de este último y no de Eric.
2021
THE BREEZE: AN APPRECIATION OF JJ CALE
Año de publicación: 2014
Puntuación:
1) Call Me The Breeze; 2) Rock And Roll Records; 3) Someday; 4) Lies;
5) Sensitive Kind; 6) Cajun Moon; 7) Magnolia; 8) I Got The Same Old Blues;
9) Songbird; 10) Since You Said Goodbye; 11) I'll Be There (If You Ever Want Me);
12) The Old Man And Me; 13) Train To Nowhere; 14) Starbound; 15) Don't Wait;
16) Crying Eyes.
2021
Después de haber grabado varios homenajes a diferentes artistas que le habían marcado su carrera, era inevitable que tras la muerte de J.J. Cale no surgiera la idea de hacerle su propio homenaje, tan merecido, justificado e incluso podemos decir que obligatorio en este caso. Recordemos que Clapton había caído en uno de sus puntos más bajos en Back Home y Cale le ayudó a recuperar su imagen en el álbum colaborativo The Road To Escondido, donde la gran mayoría de composiciones eran de este último. Para que la ocasión esté a la altura que su destinatario póstumo merece, Eric se acompaña de otros grandes músicos y guitarristas como Mark Knopfler, Tom Petty o Derek Trucks (de los últimos Allman Brothers), entre otros. Eric es el hilo común porque toca la guitarra en todos los temas y en la mayoría de ellos canta a dúo junto a alguno de los invitados.
La selección del repertorio no es tan previsible como cabría pensar (ni siquiera está una elección a priori tan obvia como ‘Cocaine’), pero es una buena elección comenzar justo en el mismo orden que lo hizo su autor original. Así pues, al más puro estilo original de J.J. Cale escuchamos la versión de ‘Call Me The Breeze’, incluyendo la misma percusión programada y la voz de Clapton emulando la del maestro, igual que si nos estuviéramos retrotrayendo al debut de Naturally. Tampoco es que la guitarra de Clapton destaque tanto como cabría desear, pues salvo destellos en ‘Don't Wait’ o en ‘Sensitive Kind’ (lo mejor de este álbum), o también el timbre particular de ‘Crying Eyes’, no hay nada que nos haga olvidarnos de lo que hacía Cale. La inclusión de una canción que no era una composición original, ‘I'll Be There (If You Ever Want Me)’, parece que es la excusa perfecta para que Clapton toque el dobro.
Al estar cantada a dúo, en ‘Rock And Roll Records’ y ‘I Got The Same Old Blues’ apenas puede apreciarse la participación de Tom Petty. Y cuando este canta en solitario, como ocurre en ‘The Old Man And Me’, se distorsiona tanto la voz para que parezca la de Cale que tampoco parece que haya participado. Mark Knopfler es el más valiente de todos y elige dos temas inéditos de Cale. Por un lado, ‘Train To Nowhere’ (tocada junto a Clapton) seguro que fue descartada en su momento por sonar a otras canciones mejores de su autor, mientras que ‘Someday’ sale engrandecida por el particular punteo de guitarra de Knopfler, esta vez sin participación de Clapton. Encontramos también un tercer tema inédito en este álbum, que es ‘Someday’, una balada country cantada por Willie Nelson y que únicamente cobra interés en el estribillo. Precisamente al pobre de Nelson le asignan otra pieza nada indicada para él, pues la magia original de ‘Starbound’ se pierde por completo porque su voz country-fica todo lo que le llega.
En resumen, se trata de un homenaje sin mayores pretensiones, pero que resulta agradable de escuchar al tratarse de una parte del legado de un infravalorado pero importantísimo músico como fue J.J. Cale. Y tiene el valor añadido de contar con la participación de músicos reputados que lo tuvieron como uno de sus maestros, lo cual dice mucho sobre la importancia que tuvo el de Tulsa. A destacar algunas interesantes fotos en el libreto, como la que acompaña a un Knopfler en sus primeros años de éxito (cuando este llevaba camisetas de tirantes).
I STILL DO
Año de publicación: 2016
Puntuación:
1) Alabama Woman Blues; 2) Can't Let You Do It; 3) I Will Be There; 4) Spiral;
5) Catch The Blues; 6) Cypress Grove; 7) Little Man, You've Had A Busy Day;
8) Stones In My Passway; 9) I Dreamed I Saw St. Augustine; 10) I'll Be Alright;
11) Somebody's Knockin'; 12) I'll Be Seeing You.
Bajo un título que parecía reivindicar que todavía podía hacer algo útil, volvió Eric Clapton con un nuevo álbum de estudio bajo el brazo. A estas alturas y vistos los antecedentes, poco cabe esperar de este músico, pero su reputación y saber que toca la guitarra en el álbum ya son alicientes suficientes para seguir su obra. Tampoco puede decirse que se haya esforzado mucho, pues solo hay dos composiciones originales de Eric, una de ellas como coautor. Que un músico sepa tocar no significa necesariamente que sepa componer. Como le dijo una vez a David Bowie un violoncelista que fue a grabar en las sesiones de Heroes (o quizá fuera en Low), cuando Bowie le pidió que improvisara: “yo no sé improvisar, solo leo partituras”. Una cosa es la técnica y otra la creatividad, y no van precisamente de la mano.
Lo mejor de este álbum llega mediante el ritmo dinámico y animado de ‘Can't Let You Do It’, que ya nos avisa de que se trata de una composición de J.J. Cale, que es además inédita igual que otra de Cale que nos encontraremos más adelante, ‘Somebody's Knockin'’. Esta última es de estilo blues más convencional, pero ‘Can't Let You Do It’ sí que transmite la genialidad del de Tulsa y, como siempre, la guitarra de Clapton la engrandece. No falta tampoco un nuevo recuerdo a otro maestro más antiguo, Robert Johnson, mediante otra de sus composiciones, ‘Stones In My Passway’, como tampoco al gran Bob Dylan, realizando una versión más animada pero igualmente discreta de ‘I Dreamed I Saw St. Augustine’, originalmente uno de los temas más lentos del álbum John Wesley Harding.
En el blues acústico de ‘Little Man, You've Had A Busy Day’ parece que estemos escuchando a Eric en el sofá de su casa, tocando apaciblemente y sin presión esta vieja canción de los años treinta del siglo XX, una década que vuelve a retomar con la final ‘I'll Be Seeing You’, donde sí se muestra fiel al estilo de canción ligera de esa década, lo cual significa que aburrirá por completo a quien no sea un amante de ese tipo de canción lenta y contemplativa, sin ninguna melodía instrumental de interés y, lo más importante, sin apenas guitarra hasta el tramo final. Pero lo que nunca va a faltar son temas de blues, sea de manera más convencional (‘Alabama Woman Blues’) o en forma de blues-rock como en ‘Cypress Grove’, quizá demasiado contenido en este caso.
La jugada de marketing del álbum estuvo en el pop de reminiscencias reggae de ‘I Will Be There’, donde aparece como participante un tal Angelo Mysterioso, que recuerda inmediatamente al nombre con el que se acreditó la participación de George Harrison en la grabación de ‘Badge’ de Cream. En este caso no se reveló el nombre real, pero la participación posterior de Clapton en una canción de Ed Sheeran empleando el mismo pseudónimo ya despejó las dudas. Las dos composiciones originales de Clapton son el potente blues-rock de ritmo contenido ‘Spiral’, que acaba desatándose un poco y deja buena sensación, y esa especie de bolero titulado ‘Catch The Blues’ que acaba resultando algo aburrido. Por otra parte, no ofrece nada especial la tradicional ‘I'll Be Alright’, pero siempre es un placer escuchar tocar una guitarra eléctrica de esa manera.
En definitiva, se trata de otro álbum irrelevante de Eric Clapton, quien sabe sacar partido a temas ajenos donde la guitarra tenga un papel destacado pero no consigue ofrecer nada más de interés. Con el transcurso de los años se ha convertido en un colaborador de lujo, aparte de que en directo siempre ha sido un excepcional músico, pero por lo demás su carrera en el siglo XXI carece de atractivo. Se agradece al menos que nos encontremos aquí los horrores de antaño y se haya olvidado definitivamente de los malditos sintetizadores que nunca supo cómo aprovechar.
HAPPY XMAS
Año de publicación: 2018
Puntuación:
1) White Christmas; 2) Away In A Manger (Once In Royal David's City);
3) For Love On Christmas Day; 4) Everyday Will Be Like A Holiday;
5) Christmas Tears; 6) Home For The Holidays; 7) Jingle Bells (In Memory Of Avicii);
8) Christmas In My Hometown; 9) It's Christmas; 10) Sentimental Moments;
11) Lonesome Christmas; 12) Silent Night; 13) Merry Christmas Baby;
14) Have Yourself A Merry Little Christmas; 15) A Little Bit Of Christmas Love;
16) You Always Hurt The One You Love.
Sin más ideas en la mente pero con ganas de grabar algo más, la idea de un disco navideño parecía ideal para hacer algo nuevo. Para que no fuera lo de siempre, es decir, las mismas canciones tradicionales de toda la vida, aquí Clapton introduce varios temas de blues, otros temas más modernos o incluso se atreve a ejecutar las canciones tradicionales con arreglos nuevos y diferentes. La pregunta es: ¿Necesita el mundo escuchar ‘White Christmas’ tocada como un blues? Pues evidentemente no, pero al menos es una manera diferente de ofrecernos lo de siempre y eso debería ser la norma para cualquier artista consagrado que desee grabar un disco navideño. En el álbum el ímpetu lo llevan Clapton y el productor Simon Climie, de infausto recuerdo para nosotros pero, por lo que parece, con mucho aprecio por parte de Eric. El resto de músicos participantes son de los habituales, aunque leemos también que participa Ringo Starr en la batería.
Encontraremos una composición original propia (aunque Clapton es solo coautor), ‘For Love On Christmas Day’, que no es más que una aburrida balada y damos así gracias de que sea la única composición original en todo el álbum. Cuando en una canción se emplean arreglos vulgares, el resultado deja mucho que desear, de tal manera que sus versiones de ‘Away In A Manger (Once In Royal David's City)’ y ‘Silent Night’ son para olvidar. Lo que parece una broma y de mal gusto es escuchar ‘Jingle Bells’ deconstruida bajo un ritmo artificial de baile, guitarras sintéticas y voces corales descoyuntadas. No parece que sea esta la opción que uno escogería para ambientar en modo discoteca una fiesta navideña, como también sería curioso conocer qué hizo Clapton en este tema aparte de introducir su guitarra de manera estéril. En cualquier caso, si nos fijamos en el añadido del título, se trata de un homenaje a un dj sueco que se había suicidado recientemente.
Como si fuera una inercia del álbum previo, encontramos una composición de Booker T. Jones, ‘Everyday Will Be Like A Holiday’, que está más enfilada al góspel. No podía faltar alguna canción que ya fuera un blues de origen, como ‘Christmas Tears’, ‘Merry Christmas Baby’ o ‘Lonesome Christmas’, pues ahí Eric se desenvuelve como pez en el agua o como político conservador en Suiza. Pero no parece una buena idea grabar canciones de artistas de moda contemporáneos, que es lo que hace en ‘It's Christmas’ y ‘Home For The Holidays’, aunque históricamente siempre había salido peor intentar emularlos para sonar moderno él mismo. A veces es suficiente con añadir algo de guitarra de manera secundaria y en los momentos precisos para que una canción antigua como ‘Sentimental Moments’ quede aceptable según los cánones más modernos.
En este disco es toda una agradable sorpresa encontrar un tema de ritmo movido como ‘A Little Bit Of Christmas Love’. Esto es, si nos olvidamos del horror de ‘Jingle Bells’, pues aquí se trata de un R&B ejecutado con instrumentos reales sin procesar y queda como lo mejor del álbum. En cualquier caso es una obra inofensiva que únicamente le sirve a Eric para cumplir una ilusión y grabar música para los nietos. Eso sí, para la portada y los dibujos interiores bien podría haber tomado algún dibujo de algún nieto, porque en realidad están dibujados por el propio Clapton y su nivel gráfico deja mucho que desear. Eso ya no es cumplir una ilusión, eso ya es realizar algo para lo que no se está capacitado. Esperemos que siga tocando la guitarra en vez de dedicarse al dibujo.
VÍDEOS
ERIC CLAPTON & FRIENDS LIVE 1986
Año de publicación: 1987
Este concierto de una hora de duración tuvo lugar en Birmingham (la segunda ciudad más grande del Reino Unido, no lo olvidemos) justo antes de la publicación de August aunque justo después de su grabación. Los amigos a los que hace referencia el título son algunos de los nombres principales que engendraron el citado álbum: Phil Collins en la batería, el teclista Greg Phillinganes y el bajista Nathan East. De hecho, todos ellos contribuyeron en la composición de algunos de sus temas. El repertorio del concierto es reducido: nueve canciones de las cuales cuatro servían de presentación de August, cuatro eran éxitos anteriores de Cream más ‘Layla’ (incluida su coda pianística), y por último está la concesión a Collins para que cante su éxito ‘In The Air Tonight’. Como ya sabemos, en directo Clapton siempre extrae su vertiente guitarrera (de otra manera, igual no sabría qué hacer en el escenario) y por tanto los temas de August dejan mucha mejor sensación al sonar más auténticos con instrumentos reales. Bueno, no ocurre con ‘Run’, que sigue sonando muy floja, pero ‘Miss You’ y ‘Tearing Us Apart’ dejan buena impresión. En cambio, a los éxitos les falta un poco más de enjundia, puesto que el ritmo se estandariza (Collins se esfuerza lo justo, aunque lo hace bien) y los solos de Clapton siempre son de categoría pero no estamos ante una de sus mejores noches tampoco. En resumen, un concierto superfluo que paradójicamente solo vale la pena escuchar por la mejora en los temas de August indicados.
24 NIGHTS
Año de publicación: 1991
El título hace referencia a dos series de conciertos sucesivos de Clapton en el Royal Albert Hall de Londres, una parte de ellos de 1990 y el resto de ese mismo año 1991. Este DVD, así como el doble álbum de mismo título publicado simultáneamente, puede entenderse como una selección de lo mejor de todas esas noches, aunque ese matiz sea muy discutible en la práctica. La cantidad de músicos acompañantes varía según el concierto del que se trate, de ahí que cada retahíla de canciones viene rotulada como 4-piece, blues (con acompañantes como el mítico guitarrista Buddy Guy), 9-piece, y orchestra nights. Al omnipresente Ray Cooper hace gracia verlo porque, en los innumerables conciertos donde aparece, muchas veces no hace sino tocar una pandereta de una manera bastante simple y aquí no iba a ser menos.
Sobre el repertorio, es bastante previsible en cuanto a la mezcla de canciones clásicas de su discografía (¡aunque no está ‘Layla’!) con otras de sus álbumes más recientes de entonces. Por desgracia, en general el sonido es muy profesional pero sin mucha carga emocional, lo que juega en contra de temas como por ejemplo ‘Old Love’, ejecutado en una versión extendida donde se diluye la carga emocional que tenía en el estudio. O podríamos citar también una demasiado lacrimosa interpretación de ‘Wonderful Tonight’, extendida por una parte tarareada por una de las coristas. En la sección blues los músicos demuestran su depurada técnica, pero no dejan de quedar encorsetados dentro de ese estilo sin causar mucha impresión. Lo más interesante es sin duda la parte final, dedicada a un concierto con orquesta de acompañamiento dirigida por Michael Kamen, donde Eric aprovecha para interpretar una composición de ambos perteneciente a sus escarceos con las bandas sonoras: ‘Edge Of Darkness’, de interesante ejecución. Y es que ver a un maestro de la guitarra como Clapton acompañado de una orquesta se puede tomar como el equivalente en el rock a ver a una maestra del violín como Anne-Sophie Mutter en la misma situación, salvando las obvias distancias de la dificultad de interpretar un repertorio clásico.
Por último, señalar que en la edición en CD hay dos canciones adicionales que no aportan nada especial, por mucho que una de ellas se la mítica ‘Badge’ de Cream, ya que en esta se sigue sin apreciar nada de emoción en la interpretación, que además se alarga extremadamente mediante una innecesaria coda liderada por un solo de piano. La otra canción es una versión del blues ‘Hoodoo Man’ (donde curiosamente tocaba Buddy Guy en la original) para que Eric se relaje mientras tocan los experimentados músicos de blues que le acompañan.
UNPLUGGED
Año de publicación: 1992
A principios de los noventa, donde ya el impacto visual era algo inherente a cualquier lanzamiento musical, fue todo un shock descubrir a un señor, que ya no era un jovenzuelo, enfundado en una ropa oscura y sobria, con chaqueta, gafas y barba, dando una lección mundial de maestría instrumental con su guitarra y de humildad al mismo tiempo. En la filmación en vídeo de este concierto acústico puede verse el acompañamiento de Clapton por algunos de sus músicos habituales de la época, donde no falta el ubicuo Ray Cooper, quien como siempre aparece haciendo bulto con la percusión la mayor parte del tiempo, lo cual no es desmerecer los momentos en los que demuestra su excepcional sentido del ritmo. Las imágenes sirven para entender mejor la ejecución de algunos temas, pues en la mayoría hay dos guitarristas tocando (Clapton y Andy Fairweather Low), cuando no tres, puesto que el bajista en algunos momentos concretos se apunta con una tercera guitarra. El repertorio ya se comentó en el apartado correspondiente al disco, así que poco más puede añadirse. Un vídeo para deleitarse contemplando la excepcional técnica de Eric con la guitarra acústica.
ERIC CLAPTON: THE 1970s REVIEW
Año de publicación: 2014
Este ejemplar documental recorre la carrera en solitario de Eric Clapton durante la década de los setenta, pero partiendo de sus inicios en los sesenta mientras formó parte de diferentes bandas fundamentales en la historia del rock, para que todo se pueda entender a la perfección. Es ejemplar el documental porque analiza tanto su vida como su obra, pudiendo entender mejor la motivación que existió en cada momento para grabar los diferentes álbumes de su primera década en solitario. Cuenta con algunas entrevistas de la época de Eric (muy pocas) y otras actuales a algunos de los artistas que le acompañaron y a críticos musicales del Reino Unido. Por cierto, para uno de esos críticos cada álbum de Clapton es una obra maestra o casi, siempre sabe sacarle el lado positivo a cada uno de ellos. A eso se le llama “ver la botella medio llena”, o en algunos casos “ver la botella medio llena cuando está casi vacía”.
SLOWHAND AT 70
Año de publicación: 2015
Cuando cumplió setenta años, Eric Clapton aprovechó la efeméride y realizó una gira para celebrar la ocasión. Uno de los conciertos tuvo lugar en el Royal Albert Hall de Londres y fue grabado para publicarlo tanto en CD como en DVD. Al tratarse de un cumpleaños, Eric se nos presenta con un repertorio muy relajado donde no ofrece nada relevante salvo el placer de poder disfrutar de su insuperable técnica de guitarra, pero sin arriesgar y sin que la inspiración haga acto de presencia. Demasiado complaciente se muestra con sus acompañantes, pues no pinta nada que Paul Carrack, que está de teclista/organista todo el concierto, se lance a cantar ‘You Are So Beautiful’, esa lenta balada popularizada por Joe Cocker. El repertorio no presenta sorpresas, si acaso encontrarnos ‘Can't Find My Way Home’ de Blind Faith, y encontraremos un momento en el concierto donde se pone en modo Unplugged para recuperar varias interpretaciones de aquel álbum, incluida la de ‘Layla’. En definitiva, un concierto para fans que deseen sentirse partícipes de los setenta años de su ídolo.
LIFE IN 12 BARS
Año de publicación: 2017
Las algo más de dos horas que dura esta película documental se hacen escasas a la hora de repasar una trayectoria tan extensa como la de Eric Clapton. En realidad, sobre sus álbumes se habla muy poco, centrándose básicamente en su vida personal, sobre todo en sus adicciones y sus relaciones amorosas. Únicamente se dedica cierto tiempo a los dos temas más famosos que están íntimamente relacionados con su vida: ‘Layla’ y ‘Tears In Heaven’, pero no tanto en lo musical sino en su importancia vital en ese momento. De todas maneras, para el conocedor de su obra este acercamiento es más acertado porque refleja el duro camino depresivo y autodestructivo que siguió en los setenta y parte de los ochenta, factor relevante para entender su evolución artística y cualitativa, así como su infancia emocionalmente cruel que le dotó a la fuerza de una sensibilidad especial. Lo único que no se entiende son esos saltos repentinos hacia atrás en el tiempo; cuando se supone que estamos en los años sesenta o sesenta, ¿por qué volver a su infancia o adolescencia nuevamente? Ello crea una sensación de lentitud a la hora de avanzar en su carrera. Por lo demás, un documental imprescindible para entender la relación de su devenir personal con su obra.