CLÁSICOS DEL ROCK
ANÁLISIS DE LAS DISCOGRAFÍAS DE LOS ARTISTAS Y GRUPOS IMPORTANTES EN LA HISTORIA DE LA MÚSICA ROCK
NICK CAVE
2020
FROM HER TO ETERNITY
Año de publicación: 1984
Puntuación:
1) Avalanche; 2) Cabin Fever!; 3) Well Of Misery; 4) From Her To Eternity;
5) In The Ghetto; 6) The Moon Is In The Gutter; 7) Saint Huck; 8) Wings Of Flies;
9) A Box For Black Paul; [BONUS TRACK:] 10) From Her To Eternity (1987).
2020
De las cenizas de The Birthday Party, o más bien de la partida del guitarrista Howard, surgió la carrera de Nick Cave & The Bad Seeds, nombre designado para los acompañantes de Nick en base al título de uno de los EP’s de la banda original. Howard fue sustituido por el guitarrista alemán Blixa Bargeld, del grupo vanguardista Einstürzende Neubaten, que además había llegado a colaborar con The Birthday Party. Así pues, estos comienzos de Cave pueden tomarse como una evolución de su etapa anterior hacia un punto todavía no definido pero del que pueden encontrarse trazas en este debut. Así pues, el estilo de los Birthday Party no se ha perdido para nada y aquí incluso se echa en falta la mano de Howard en la composición, al quedarse el sonido un tanto huérfano. Es decir, mientras los Bad Seeds recuerden a los Birthday Party, las comparaciones son inevitables. En cualquier caso, lo más definitorio de este debut es que nos presenta a Nick como el profeta de la locura transformada en sonido. Sus referencias literarias y religiosas ya son reconocibles, definiéndolo más como poeta que como cantante.
Para empezar, la versión de ‘Avalanche’ de Leonard Cohen queda bien como deconstrucción musical enfocada hacia la demencia, pero otra cosa bien distinta es hasta qué punto alguien puede disfrutar escuchando algo así. Lo más indigerible de todo es cuando Cave se muestra en ‘A Box For Black Paul’ como un crooner al borde de acabar desquiciado y sin melodía alguna, durante casi diez minutos. Para lo que pretendía ofrecer Nick en sus comienzos, es más aconsejable dirigirse a otro tipo de sonido como el ritmo asesino de ‘Cabin Fever!’, pues crea la ambientación necesaria para los berridos y devaneos del cantante.
Los riesgos son evidentes en arreglos como los de ‘Well Of Misery’, basando el ritmo en una percusión seca y pausada, que a saber qué pueden estar golpeando. Esto, con mayor vanguardismo todavía, es lo que empezaría a hacer Scott Walker precisamente este mismo año, el que sería su retorno alejado de su imagen previa. Algo similar ocurre en ‘Saint Huck’, provocando la misma perplejidad ante la avalancha de sonido disonante que acompaña la voz declamante de Nick. Quienes conozcan la novela Huckleberry Finn de Mark Twain, puede que la comprendan mejor. Es en ‘Wings Of Flies’ donde saben jugar con ese tipo de percusión, aplicando algunas variaciones que engarzan mejor con el resto de instrumentos.
El Cave más calmado y melódico aparece en ‘The Moon Is In The Gutter’, demostrando que tenía varias facetas a descubrir como cantante y con futuro por delante. En cambio, la versión de ‘In The Ghetto’ no se sabe bien si es una parodia o un primer intento de Cave de acercarse al espíritu del góspel pero sin los coros. De las dos actuaciones de Nick Cave & The Bad Seeds que pueden verse en la película El cielo sobre Berlín (Der Himmel über Berlin, 1987) de Wim Wenders, una es una nueva grabación del tema que da título al álbum (aquí recogido como bonus track), reduciéndolo un minuto y mejorándolo mucho, ya que la experiencia les lleva a dominar mejor los tempos, la estructura y el efecto psicológico de los sonidos, con unos trallazos de guitarra que sobrecogen por muchas veces que se escuche la canción.
Si nos atenemos a la idea que podía extraerse en 1984 de este disco, parecía dar a entender que Cave tenía más futuro como literato que como músico. Este álbum solo se salva en aquellos aspectos que lo entroncan con su pasado inmediato, pero no acaba de acertar en las novedades. Por tanto, hay que tomarlo como un simple debut donde cabía hacer autocrítica y definir mejor el camino que se pretendía seguir.
THE FIRSTBORN IS DEAD
Año de publicación: 1985
Puntuación:
1) Tupelo; 2) Say Goodbye To The Little Girl Tree; 3) Train Long-Suffering;
4) Black Crow King; 5) Knockin' On Joe; 6) Wanted Man; 7) Blind Lemon Jefferson; [BONUS TRACKS:] 8) The Six Strings That Drew Blood; 9) Tupelo (single version).
La opción elegida para intentar deshacerse del legado establecido con The Birthday Party pasó, en este segundo álbum, por dirigirse sobre todo hacia el blues. Pero no hacia el blues contemporáneo, sino al de principios del siglo XX con la intención de extraer la esencia de esa música y provocar en el/la oyente un efecto similar en cuanto a impacto emocional. En resumen, esto significaba de alguna manera fusionar esa música con el caos estudiado de los Bad Seeds.
Tampoco es que esta aproximación pueda tomarse como original del todo, pues no se diferencia mucho la manera de interpretar el blues de ‘Say Goodbye To The Little Girl Tree’ respecto a lo que había hecho en su momento Captain Beefheart. Aquí quizá se muestra más comedido, pero Cave consigue crear un efecto hipnótico entre su voz y el acompañamiento rítmico que va elevando el tono en forma de crescendo. Más próximo a las rayadas de Beefheart son los siete minutos de Nick declamando con una entonación como si estuviera borracho (quizá lo estaba) en ‘Knockin' On Joe’, algo ciertamente superior a lo que una persona normal puede aguantar. Por otro lado, ‘Black Crow King’ se desarrolla como una especie de tenebroso góspel para mayor gloria de ese Rey Cuervo, que no para un/a oyente que puede acabar sobradamente intimidad@. Esto último puede que sea también un guiño hacia Jim Morrison, quien se hacía llamar The Lizard King.
Lo que ansiamos escuchar de la primera época de Cave son cosas como ‘Tupelo’, donde la lírica impetuosa e impulsiva soltada por boca de Nick no puede tener mejor acompañamiento que el ritmo agresivo y potente de los Bad Seeds, creando una atmósfera opresiva de tal manera que sus siete minutos originales podrían duplicarse sin perder un ápice de fortaleza. De manera análoga, tren más aterrador que ‘Train Long-Suffering’ no puede haber, anunciado con esos aullidos que imitan el sonido de aviso que tienen. El ritmo también mantiene ese tempo que hace recordar el movimiento de los trenes, que al mismo tiempo le aporta un dinamismo excepcional. Otra buena idea es recuperar una canción perdida de Bob Dylan, ‘Wanted Man’ (nada menos que de las sesiones para Nashville Skyline), aquí convertida en el vehículo de Cave para personificar el lunático de sus primeros años. La canción no convence hasta que llegamos a la segunda mitad, donde ya va subiendo la intensidad de tal manera que se palpa toda la rabia que pretende transmitir Nick.
Para un álbum de esencia tan blusera, es un bonito detalle que para el final (de lo que era el LP original) dejen el homenaje al mítico bluesman de principios del siglo XX Blind Lemon Jefferson, que quizá esté interpretado de una manera similar a como lo hacía este, aparte de que en la letra probablemente se homenajee también a algunas de sus canciones. Eso sí, musicalmente no resulta atractiva salvo para gente estudiosa del blues. En los bonus tracks se incluye el single de la época, que contenía una versión editada de ‘Tupelo’ en la cara A y ‘The Six Strings That Drew Blood’ en la cara B. Esta última ya la conocíamos por haber sido grabada previamente con The Birthday Party, pero esta versión no tiene nada que ver. Donde los Birthday Party rezumaban energía y emoción, en la nueva versión con The Bad Seeds simplemente se transforma en un esqueleto de blues al estilo de lo que es The Firstborn Is Dead, esto es, una reinterpretación del género para adaptar su impacto emocional original a públicos más modernos que ya no se amedrentan con la intención original. En definitiva, este álbum suponía una mejora respecto al demasiado irregular debut, pero todavía quedaba por ver qué propósito tenía dirigirse hacia una vertiente más blusera dentro de la catarsis sónica que representa la música de Nick Cave and The Bad Seeds.
KICKING AGAINST THE PRICKS
Año de publicación: 1986
Puntuación:
1) Muddy Water; 2) I'm Gonna Kill That Woman; 3) Sleeping Annaleah;
4) Long Black Veil; 5) Hey Joe; 6)The Singer; 7) Black Betty; 8) Running Scared;
9) All Tomorrow's Parties; 10) By The Time I Get To Phoenix; 11) The Hammer Song; 12) Something's Gotten Hold Of My Heart; 13) Jesus Met The Woman At The Well; 14) The Carnival Is Over.
Una vez experimentado el camino hacia el blues y expandido sus límites, Nick Cave and The Bad Seeds llegaban a otro punto muerto desde el cual no tenían claro hacia qué dirección tirar. Llevar todavía más al límite el blues significaría alejarse definitivamente de cualquier atisbo de comercialidad; así que la idea fue volver al punto de inicio e inspirarse en composiciones ajenas para extraer nuevas ideas a la hora de grabarlas, de tal manera que ese ejercicio artístico-mental les sirviera para expandir su creatividad y que, de alguna manera, les hiciera discernir el horizonte musical hacia el cual dirigirse en el futuro inmediato. El título elegido para el álbum es una referencia bíblica, una de sus obsesiones recurrentes.
Lo que en principio podríamos prever para un disco de estas características es encontrar sombrías declamaciones con Nick como tétrico profeta al estilo de ‘Muddy Water’, ‘The Hammer Song’ o ‘By The Time I Get To Phoenix’, esta última salvada por un estribillo, esta vez sí, interpretado de forma melódica. Pero gracias a que se trata de versiones encontraremos una diversidad de estilos sin precedentes en la producción de estos chicos. Así, podemos encontrar desde el góspel de la tradicional ‘Jesus Met The Woman At The Well’ hasta la incursión en un estilo casi de musical de Broadway mediante ‘Running Scared’. Lo que no podríamos esperar escuchar es un ritmo de vals en estos chicos, pero en ‘Sleeping Annaleah’ consiguen un resultado serio, interesante, atractivo y muy clarividente respecto a las posibilidades de Nick como cantante. Todo lo anterior no quiere decir que falten conexiones evidentes con lo que habían hecho hasta ese momento, pues el título de ‘I'm Gonna Kill That Woman’, una composición del mítico John Lee Hooker, le viene ideal a Nick Cave para volver su mirada nuevamente al estilo extremo de los Birthday Party.
Era algo más que lógico que incluyeran una versión de The Velvet Underground, pues es evidente la deuda con ellos. ‘All Tomorrow Parties’ suena aquí más a cómo la habría interpretado Nico en solitario que Lou Reed, pero hace honor a lo que significó aquel vanguardista grupo neoyorquino y los variados efectos de distorsión de las guitarras seguro que le gustarían a Reed. También recurren a los años sesenta con la famosa ‘Hey Joe’, que quedó inmortalizada en la insuperable versión de Jimi Hendrix y aparece aquí transformada en un tétrico réquiem acentuado por la percusión mortuoria que acentúa la insegura voz de Nick. De ‘Long Black Veil’ ya hicieron una considerada versión The Band en su álbum de debut, pero la perspectiva nebulosa que le aportan Nick Cave y los Bad Seeds suena más actual y cercana. Por otro lado, seguro que en sus últimos años Johnny Cash le hubiera sacado el mismo lado oscuro a su tema ‘The Singer’ como hace aquí Cave.
Para una canción tan jovial como ‘Black Betty’ de Leadbelly, lo último que podría transmitir esta nueva versión es felicidad, pero queda igual de natural. Ese es el mayor logro de estos chicos, conseguir darle la vuelta a una composición y que no desentone con el propósito original. Para ello, Cave siempre ha demostrado un gran talento al saber llegar a la esencia de un tema y a partir de ahí desarrollarlo desde otra perspectiva perfectamente compatible. En cambio, con una canción de melodía tan distinguible como la balada ‘Something's Gotten Hold Of My Heart’ no hacen en realidad cambios significativos, pero queda como preludio de futuras joyas en ese estilo reposado pero pleno de emotividad que impregnará algunas de las mejores baladas de Cave. Es buena idea acabar también en un tono sosegado mediante ‘The Carnival Is Over’, donde los Bad Seeds demuestran que saben emplear sus instrumentos con sutileza, sobre todo en el último tercio donde los punteos de guitarra son toda una delicatessen.
Estamos, pues, ante una obra transicional que no debe tomarse demasiado en serio, como todo disco de versiones. No obstante, pocos discos de versiones son tan consistentes e interesantes como este, pues aquí no tratan simplemente de emular las canciones originales o realizar los típicos cambios (por ejemplo, piezas acústicas convertidas en eléctricas, canciones lentas a un tempo rápido, etc.), sino que las dotan de una personalidad propia y nueva, enlazada esta con la que ya poseía la banda. El primer resultado de este ejercicio estilístico llegaría tan solo tres meses después con Your Funeral… My Trial, un primer paso discreto hacia la cumbre artística a la cual llegaría Cave en unos años.
YOUR FUNERAL... MY TRIAL
Año de publicación: 1986
Puntuación:
1) Your Funeral My Trial; 2) Stranger Than Kindness; 3) Jack's Shadow; 4) The Carny; 5) She Fell Away; 6) Hard On For Love; 7) Sad Waters; 8) Long Time Man;
[BONUS TRACK:] 9) Scum.
El álbum anterior de versiones les había servido a Nick Cave y sus compañeros para descubrir nuevas posibilidades y caminos por recorrer. Quedaba por ver cómo fructificaba la experiencia en la continuación de la carrera del grupo. Este nuevo álbum se queda todavía en transición, pero podemos ver como el desquiciamiento primigenio de estos chicos se va suavizando más con cada nuevo disco, fijándose más en la melodía como objetivo, aunque todavía con una música muy devota de lo que habían estado haciendo, pues los cambios sólidos y duraderos son los que se realizan de manera gradual y controlada.
El futuro Nick Cave se parece mucho a lo que nos ofrece nada más comenzar en ‘Your Funeral My Trial’. Con tan solo seis notas iniciales de teclado ya consigue adentrarnos en una ambientación intimista y de gran emoción, para luego diseñar unos precisos arreglos que hacen que la música sea una acompañante activa y transmita la misma expresividad que Nick cuando canta (algo que será recurrente en él) sus relaciones semióticas entre sentimientos, violencia, enjuiciamientos y muerte. En ‘Stranger Than Kindness’ vemos como coautora, junto a Bargeld, a Anita Lane, la cual es escritora eventual de canciones desde la etapa de The Birthday Party. Esta canción es de las complicadas de digerir, pues la voz de Cave es de todo menos melódica y hay que fijarse directamente (salvo que te fascinen las letras) en la instrumentación, pues son los músicos quienes tienen el mérito de ir elevando el tono paulatinamente con la guitarra de Blixa dejando destellos de rabia contenida. Eso sí, la recta final queda un tanto pueril porque rompe un poco la ambientación creada.
La creatividad narrativa de Nick Cave tiene su exponente objetivo en ‘The Carny’, pues la historia narrada sirvió de base para un premiado cortometraje de animación de 2003 titulado Jo Jo in the Stars. Ocho minutos dan para incluir una historia bajo un claustrofóbico ritmo de vals, pero solo quienes sigan la letra podrán encontrar interesante este tema. Ha de reconocerse, no obstante, que Cave es un narrador prodigioso por su manera de entonar la letra, logrando que nos introduzcamos en su atmósfera decadente. En cambio, ‘Sad Waters’ parece el intento de crear una balada spectoriana que acaba resultando un poco aburrida salvo que se esté realmente interesad@ y en disposición de querer escuchar algo así.
La tensión musical de ‘She Fell Away’ jalonada por la demente parte vocal de Nick es aquí la heredera de la esencia de The Birthday Party. La percusión marcial de ‘Hard On For Love’ enfatiza la imaginería bíblica lanzada de forma agresiva e intimidante por Cave, elevando gradualmente el tono hasta llegar a una recta final llena de histeria y una densidad de sonido apabullante. Ecos de Edgar Allan Poe parecen asomar en la relación de amor-odio relatada en ‘Jack's Shadow’, donde unas estrofas recitadas de forma catártica acaban en un poderoso estribillo potenciado por la percusión y la guitarra distorsionada de Blixa. En el polo opuesto estaría ‘Long Time Man’, pues en ella lo mejor desarrollado son las estrofas, mientras que el estribillo deja más bien indiferente aunque Nick suene menos intimidante. O quizá por ello.
En la reedición en CD se incluye la canción adicional ‘Scum’, pero esta no añade nada relevante respecto al resto del contenido. Como vemos, en este disco hay avances en la evolución de Nick Cave & The Bad Seeds, pero son todavía trazas del enorme salto cualitativo que comenzarán a experimentar a partir del próximo álbum. La canción que da título a este álbum es un primer ejemplo de cómo la vertiente más emotiva y sensible de Cave es una de las que mejores resultados le proporcionaba cuando se olvidaba de su obsesión por impactar al oyente. Y afortunadamente ellos mismos se irán dando cuenta de cuáles son sus mejores virtudes.
TENDER PREY
Año de publicación: 1988
Puntuación:
1) The Mercy Seat; 2) Up Jumped The Devil; 3) Deanna; 4) Watching Alice; 5) Mercy; 6) City Of Refuge; 7) Slowly Goes The Night; 8) Sunday's Slave; 9) Sugar Sugar Sugar; 10) New Morning; [BONUS TRACK:] 11) The Mercy Seat (video mix).
El gran salto cualitativo de Nick Cave & The Bad Seeds llega en este álbum, una demostración de que la experiencia es un grado, aparte de reflejar la evolución positiva que estaban experimentando. Nick se siente confiado con su imaginería lírica y el resto de miembros toca con una compenetración asombrosa, de tal manera que se puede enriquecer el sonido tanto como se requiera y cualquier estilo es susceptible de ser empleado, sin que ello parezca suponer ningún esfuerzo especial. Respecto a los Bad Seeds, cabe destacar que Harvey se pasa sobre todo al bajo (aunque no deja de demostrar su capacidad como multiinstrumentista) porque entra un nuevo guitarrista con el pintoresco nombre de Kid Congo Powers y que les acompañará también en The Good Son. Pero este álbum ya se ve enriquecido con su aportación y la música es de primer nivel, salvo los tres últimos temas donde se descuelgan un poco. Y bueno, el primer tema es una obra de arte.
Solo por haber compuesto una experiencia sonora como ‘The Mercy Seat’ (aunque la música es también de Harvey) ya merecería Nick Cave una mención honorífica en la historia del rock. Pronto descubrimos que ese asiento de la misericordia al que se refiere el título es la silla eléctrica hacia la cual comienza su camino el condenado a muerte que canta en primera persona. De lo primero que nos avisa es de su inocencia y las estrofas pueden tomarse como sus últimos momentos de divagación antes de ser totalmente consciente de hacia dónde va. En cambio, el estribillo podemos imaginar que representa el trayecto sin pausa hacia la silla eléctrica, donde el cerebro se bloquea y las ideas se repiten, cada vez con mayor vehemencia y violencia: “An eye for an eye and a tooth for a tooth / An anyway I told the truth / And I’m not afraid to die”. De esta manera, antes de la mitad ya se acaban las estrofas porque tan solo hay espacio para el inhumano trayecto. La repetición cíclica del estribillo crea así una opresión y una angustia espeluznantes mientras nos imaginamos ese horrendo recorrido hacia la muerte. Hacia la mitad del tema comenzamos a escuchar simultáneamente a dos Caves cantando, aumentando así la tensión y la enajenación del personaje, que nos acompaña hasta el final. Como si fuera una canción cinematográfica, llegamos al desenlace donde el condenado, viendo ya la muerte de cerca, confiesa veladamente su culpabilidad: “And anyway I told the truth / But I’m afraid I told a lie”. Son siete minutos de tensión absoluta que podría durar el doble. Toda una obra maestra de la música.
El título de ‘Mercy’ puede hacer pensar en alguna relación con ‘The Mercy Seat’, pero no tiene nada que ver e incluso parece que suena a tango en algunos momentos, aunque el tono general es apocalíptico y por ello la reclamación de misericordia suena espeluznante. Pero para apocalipsis tenemos la brutal ‘City Of Refuge’, de referencias bíblicas que enfatizan el mensaje intimidador bajo un ritmo amenazante y unos coros que parecen culpabilizar más que avisarnos. En forma de sardónico y modernizado blues, empujado hasta el límite, se desarrolla la lunática ‘Up Jumped The Devil’. Lo mejor que tiene es la parte de piano, pues dota la canción de un sarcasmo que cambia la perspectiva más seria con la cual podría tomarse la letra.
Una violenta letra amorosa es lo que asoma en ‘Deanna’, donde la desesperación del personaje se palpa desde el inicio, con un entendimiento del amor de una manera posesiva que llega a lo más profundo: “And I ain't down here for your money / I ain't down here for your love / I ain't down here for your love or money / I'm down here for your soul”. Más reposada resulta la siguiente canción de temática amorosa, ‘Watching Alice’, pues trata de ese deleite de ver a la chica amada mientras se viste, pero luego vemos como todo se torna sombrío y triste, con una voz cavernosa en la recta final, como si en realidad hubiera sido la última vez que ve a Alice. En cambio, la clave de la más reposada ‘Slowly Goes The Night’ es el trabajo de teclado, pues sus lindas melodías pueden pasar inadvertidas ante la subyugante voz de Cave y los coros.
Como ya se ha dejado caer, la recta final del álbum baja ligeramente el gran nivel demostrado hasta ese momento, pero no en el contenido lírico, sino en el acompañamiento musical. El comienzo de ‘Sunday's Slave’ es esperanzador gracias a su pegadizo ritmo acompasado por un sencillo pero efectivo teclado, pero luego se diluye el efecto y además parece que juegue con las disonancias en algunos momentos. A continuación, la voz de Nick suena deliberadamente abyecta en ‘Sugar Sugar Sugar’ (título que despista) para crear la ambientación propicia de esta historia de decidida venganza hacia un pedófilo. Por último, la convencional y distendida ‘New Morning’ se entiende como un respiro final ante toda la tensión acumulada que representa escuchar este álbum.
En definitiva, asistimos aquí a la verdadera eclosión del artista que Cave llevaba dentro, sin olvidar a los grandes músicos que le acompañaban. Todos contribuyen a crear una música sin parangón, donde la asombrosa simbiosis entre letra y música la eleva a la categoría de arte. Como vemos también, esa tendencia al desquiciamiento en la voz de Nick se iba suavizando con los años, lo cual acerca más las composiciones al oyente, menos intimidado y también más próximo a reconocer a esos personajes que pululan por las letras de Cave. Quedaba así el camino pavimentado para llegar al olimpo musical (al que en realidad puede decirse que había llegado con ‘The Mercy Seat’), aunque el próximo paso será distraerse con la grabación de su primera banda sonora.
2021
GHOSTS... OF THE CIVIL DEAD
Año de publicación: 1989
Puntuación:
1) News; 2) Introduction - A Prison In The Desert; 3) I've Been A Prison Guard Since I Was 18 Years Old; 4) I Was 16 When They Put Me In Prison; 5) You're Danglin' Us Like A Bunch Of Meat On A Hook; 6) Pop Mix; 7) We Were United Once; 8) Day Of The Murders; 9) Lilly's Theme; 10) Maynard Mix; 11) What I'm Tellin' Is The Truth;
12) Free World; 13) One Man Released So They Can Imprison The Rest Of The World.
2021
Este álbum es un inciso dentro de la carrera de Nick Cave & The Bad Seeds, puesto que se trata de la banda sonora de una película australiana coescrita por Cave donde incluso participa como actor interpretando al más lunático de los presidiarios. En la banda sonora no se hace mención a The Bad Seeds, sino que se citan a los tres compositores: Nick Cave, Mick Harvey y Blixa Bargeld. Tampoco era necesario llamar al resto de los Bad Seeds porque Harvey y Bargeld eran multiinstrumentistas. Mucho menos cuando el contenido de esta música en general no tiene un propósito melódico, sino servir de base para crear una ambientación sonora opresiva acorde a la vida carcelaria de una cárcel de máxima seguridad donde van los delincuentes más peligrosos, que es la temática de la película.
Numerosos cortes son fragmentos de diálogos de la película que, como mucho, llevan alguna percusión de fondo. Por tanto, si descontamos ‘I've Been A Prison Guard Since I Was 18 Years Old’, ‘You're Danglin' Us Like A Bunch Of Meat On A Hook’, ‘Lilly's Theme’, ‘Free World’, o el noticiero inicial que representa ‘News’, nos queda muy poco para escuchar. No obstante, pueden encontrarse momentos interesantes aunque disten mucho de lo que estaban haciendo los Bad Seeds. Así, un original sonido como de motor de moto se emplea como ritmo de ‘Introduction - A Prison In The Desert’, donde luego van añadiendo coros de efecto terrorífico y otros efectos sonoros. Poco después podemos comprobar cómo ‘I Was 16 When They Put Me In Prison’ es la misma pieza pero con un golpe más de percusión dentro del mismo ritmo, pero sin los coros ni más efectos que algunas voces.
El título de ‘Pop Mix’ parece una broma porque se trata de medio minuto de percusión martilladora. Al menos en ‘Day Of The Murders’ le añaden más sonidos para que parezca algo elaborado, aunque no deja de ser música destinada a acompañar a las imágenes del film, como es la mayoría del contenido de este álbum, pues no se ve ningún propósito comercial sino directamente cinematográfico. El único tema que parece buscar una cierta originalidad melódica es ‘We Were United Once’, pues el xilófono se complementa bien con el acompañamiento rítmico libre de percusión. Lo que sorprende encontrar aquí, fuera del contexto de la película, es algo como ‘Maynard Mix’, al tratarse de una canción de aires brasileños.
En resumen, esto no tiene nada que ver con lo que estaban haciendo Nick Cave & The Bad Seeds. Es más parecido a lo que gustaba de hacer Bargeld con su grupo alemán (Einstürzende Neubauten), así que esta música tan solo agradará a quienes profesen gusto por la música industrial y aun así hay tan poca música en realidad que no vale mucho la pena perder el tiempo escuchando esta banda sonora. La película es algo decepcionante también, pero como sale Cave ya tiene su curiosidad echarle un vistazo, que es lo mismo que podríamos decir de este disco, aunque no le escucharemos cantar en ningún momento.
THE GOOD SON
Año de publicación: 1990
Puntuación:
1) Foi Na Cruz; 2) The Good Son; 3) Sorrow's Child; 4) The Weeping Song;
5) The Ship Song; 6) The Hammer Song; 7) Lament; 8) The Witness Song; 9) Lucy.
Siempre en constante evolución, The Bad Seeds seguían suavizando y aclimatando su sonido para seguir explorando el lado emocional del individuo personificado en la capacidad interpretativa de Nick Cave. La exploración sonora más extrema se iba quedando cada vez más lejos, dejando paso a una música más cristalina, suave y enriquecida con todo tipo de sutilezas que engrandecen el conjunto hasta alcanzar unas cotas emocionales de gran fuerza. Que no nos engañen los títulos sencillos de muchas de las canciones, pues las composiciones se alejan en general de la sencillez o cuando menos de la inmediatez en su ejecución. Los músicos no son elementos pasivos, sino que todos se implican en mayor o menor grado para aportar detalles distintivos, logrando así una obra maestra que consagraba a Nick Cave & The Bad Seeds como una sensación musical, aunque siempre hayan formado parte más bien del mundo underground.
Si nos fijamos en primer lugar en el tema que da título al álbum, podemos comprobar que aúna en una misma composición las dos tendencias existentes de Cave, el lunático-impulsivo y el sentimental que traspasa todas las capas emocionales, exactamente las contrapuestas a las de su vertiente lunática. Sorprendentemente comienza en forma de góspel con una enigmática pero inquietante frase: “One more man gone”. Y pronto llegan las intimidatorias estrofas que nos llevan al sencillo pero desgarrador estribillo que transmite toda la desolación posible de un personaje que en realidad se reconoce como todo lo opuesto al buen hijo. En la letra nuevamente aparece ese impulso maníaco contra la propia sangre, más propiamente faulkneuriano/bíblico que edípico. El estilo intimidante y avasallador, tal como lo conocemos en este grupo, reaparece en ‘The Hammer Song’ para acompañar otra letra de referencias bíblicas como imaginería de una vida llevada al límite. De manera similar, ‘The Witness Song’ es la actualización del brutal R&B que los Rolling Stones hicieron en sus primeros años, con Nick haciendo de Jagger desencadenado. O también puede tomarse sencillamente como la heredera de ‘Tupelo’.
Solo Nick Cave puede llegar a la solemnidad suprema de ‘Sorrow's Child’, pero no solo por su voz subyugante, sino en este caso también por la extraordinaria instrumentación que la envuelve, incluyendo una épica parte de piano cuya fuerza expresiva no decae por mucho que se repita la misma estructura. De igual manera, es imposible escuchar la emotiva melodía principal de ‘The Weeping Song’ y no caer rendid@ ante tanta emoción concentrada en unas cuantas notas. Después llega el profeta Cave (en este caso cantando a dúo con Blixa Bargeld) para hablarnos otra vez de ese atroz sentimiento de culpa hereditaria que se absorbe a través de la devoción cristiana, pero con una afirmación final esperanzadora: “No, I won’t be weeping long”. En ese sentido, Patti Smith ya había tenido muy claro quince años antes que no iba a pagar por la culpa de otros (“Jesus died for somebody's sins but not mine”). Como bien reza su título, ‘Lament’ es un emotivo lamento por un amor perdido, pero no uno cualquiera sino por alguien a quien se ha conocido profundamente. El estribillo es de una gran belleza y alcanza altas cotas emocionales, dejando un poso de esperanza ante la asunción de un nuevo futuro, o al menos eso transmite la entonación a dúo.
Respecto a ‘Foi Na Cruz’, es una balada canónica que está inspirada en una canción brasileña, de ahí que el estribillo esté cantado en portugués. Esto es debido a que estuvo un tiempo viviendo en Brasil, enamorado por entonces de una periodista brasileña (todavía no había entrado PJ Harvey en su vida). Nos muestra que Nick podría haberse convertido en un crooner para las amas (y amos) de casa, si bien el acompañamiento instrumental presenta más sutilezas de las que aparenta. Eso sí, el estribillo se acaba repitiendo demasiado. También en el terreno de la balada más lineal y convencional se sitúa ‘The Ship Song’, pero siempre con esa exquisitez instrumental y de arreglos que eleva estas canciones por encima de lo meramente convencional. De su vídeo musical es de donde sale la portada de este álbum. En cualquier caso, el único tema discreto que encontraremos es la balada ‘Lucy’, una manera calmada de finalizar el álbum mediante acompañamiento orquestal liderado por el piano. Vuelve a ser otro lamento amoroso donde la desesperación en la voz de Nick va en aumento. Al final le añaden una coda más ambiental donde aparece una armónica, instrumento que ya había quedado casi olvidado para este grupo.
En definitiva, estamos ante una de sus mejores obras (probablemente la mejor), un espectacular álbum en el que se van descubriendo nuevos matices con cada nueva escucha y que nos transporta a lugares recónditos de la emocionalidad humana. Esa capacidad de Nick Cave de llegar donde muy pocos llegan es lo que convierte su música en una experiencia catártica y lo que le dejará en un lugar destacado dentro de la historia de la música rock.
HENRY'S DREAM
Año de publicación: 1992
Puntuación:
1) Papa Won't Leave You, Henry; 2) I Had A Dream, Joe; 3) Straight To You;
4) Brother, My Cup Is Empty; 5) Christina The Astonishing;
6) When I First Came To Town; 7) John Finn's Wife; 8) Loom Of The Land;
9) Jack The Ripper.
Como estímulo para conseguir un sonido diferenciado respecto al álbum previo, para las tareas de producción entró el productor habitual de Neil Young, una decisión que les llevaría a inesperados quebraderos de cabeza porque no quedaron nada contentos con su trabajo. También relevantes fueron los cambios en la formación, pues el guitarrista Kid Congo Powers salió del grupo y entró el bajista Casey, de tal manera que Mick Harvey pudo olvidarse del bajo y dedicarse al resto de instrumentos. Lo que curiosamente llama más la atención es el empleo de guitarras acústicas con mayor preferencia de lo que era habitual, sin que ello signifique una merma en el derroche de energía que se puede palpar en los Bad Seeds cuando se trata de una composición proclive a ello. En cualquier caso, se siguen alternando los momentos de agresividad con los de belleza, aunque quizá cabría hablar de bella agresividad o de belleza agresiva para entender mejor a este artista que trata el amor y la violencia desde una perspectiva poética y repleta de reminiscencias bíblicas.
El Cave lunático que parecía haberse quedado bastante olvidado tras los primeros años reaparece aquí con fuerza en la primera canción del álbum, ‘Papa Won't Leave You, Henry’, que trata de manera críptica las secuelas de la infancia que luego pueden arrastrarse durante toda la vida. Más adelante encontramos como una variación de esta primera canción, ‘Brother, My Cup Is Empty’, que suena menos intimidante y por eso deja una mejor impresión inicial. Por el contrario, la final ‘Jack The Ripper’ nos deja amedrentados con un cortante y amenazador ritmo de guitarra acústica donde la voz de Nick vuelve a transmitirnos toda la desesperación y violencia de una relación tóxica donde la violencia es bidireccional. Por otro lado, en modo rockabilly llevado al extremo se desarrolla ‘I Had A Dream, Joe’, que pronto vemos que no se trata de un sueño sino de una pesadilla.
Pero vemos que en modo introspectivo es cuando mejores resultados obtiene porque Nick sabe extraer toda la expresividad posible cuando se dirige a las emociones. Como primer ejemplo encontramos ‘Straight To You’ que, como sugiere su título, quizá es demasiado directa y echamos en falta las sutilezas que engrandecen las composiciones de Cave, quien ya aparece aquí consolidado como autor exclusivo de todo el contenido. Pero es igualmente una notable balada bien construida para que llegue al clímax en el estribillo. Esa sensibilidad especial de Nick y su habilidad para transmitirla a través de su voz y de la música con efecto imperecedero la volvemos a encontrar en la emocionante ‘Loom Of The Land’, cuya solemnidad instrumental llega a cotas máximas de la misma manera que el tierno estribillo: “Oh baby, please don't cry and try to keep your little head upon my shoulder / Now go to sleep”, en otra de esas canciones de amor de Cave que se alejan por completo de cualquier estereotipo y que explican la devoción que se puede tener por este artista.
Como pieza narrativo-musical se desarrolla ‘John Finn's Wife’, que en primer lugar juega con el crescendo creado a partir de las vehementes estrofas de base acústica del principio y la posterior adición de arreglos de vientos junto a una espectacular sección rítmica, que nos adentran en la pesadilla del protagonista y la violenta resolución de un triángulo amoroso. Cuando la pesadilla ha acabado, acaba igualmente el entramado musical desplegado y solo queda lamentarse en forma de relajado réquiem durante los últimos treinta segundos. El Cave profético/amenazador (como un San Vicent Ferrer moderno) reaparece en ‘Christina The Astonishing’ para medio recitarnos la historia de un personaje real del siglo XII que sirve al mismo tiempo para reconocer la realidad actual de un mundo en continua decadencia. Parece que no va a aportarnos nada especial en lo musical, pero luego llegan esos incisos instrumentales entre estrofas que nos regalan una magnífica y emotiva melodía de teclado. Esto último es lo que más o menos ocurre en ‘When I First Came To Town’, una canción que transita entre la balada y el góspel sin mayor interés, hasta que llega la épica melodía casi sinfónica que nos vuelve a mostrar la grandeza de estos músicos. Cabe destacar también el logrado momento de fuerza vocal que Nick alcanza en el último tercio del tema.
Aunque el nivel general de este álbum no llegue a la grandeza general de The Good Son, todavía asoma la genialidad de Nick Cave y sus compañeros en muchos momentos, pues no acabamos sino de iniciar una larga racha de grandes álbumes que cimentan la trayectoria envidiable y única de este músico australiano. Ellos mismos no quedaron muy satisfechos con el resultado del presente álbum e intentarán remediarlo de alguna manera mediante el siguiente disco en directo. El productor David Briggs era ya historia y podía volverse con Neil Young, que parece que era el único con quien no tenía roces.
LIVE SEEDS
Año de publicación: 1993
Puntuación:
1) The Mercy Seat; 2) Deanna; 3) The Ship Song; 4) Papa Won't Leave You, Henry;
5) Plain Gold Ring; 6) John Finn's Wife; 7) Tupelo; 8) Brother, My Cup Is Empty;
9) The Weeping Song; 10) Jack The Ripper; 11) The Good Son;
12) From Her To Eternity; 13) New Morning.
La leyenda cuenta que este álbum en directo tenía el propósito de mejorar, según la apreciación de los miembros del grupo, la producción de Henry's Dream, de la cual no habían quedado satisfechos. Pero no se entiende que quieran resolver algo en directo cuando todo es tan diferente cuando se está encima del escenario, comenzando por el apartado acústico. En cualquier caso, no se trata de un único concierto en el cual quisieran hacer algo especial, sino que este álbum recoge una selección de su gira de 1992-1993, así que se pierde un poco la magia de imaginar cómo sería un concierto del grupo de principio a fin. Los temas pertenecientes al álbum previo tampoco se diferencian mucho en primer término respecto a la versión equivalente de estudio. Por ejemplo, en ‘John Finn's Wife’ no echamos de menos la falta de una orquesta porque los Bad Seeds saben suplirlo con inteligencia y sin que salga perdiendo la música. De hecho, parece un calco de la versión de estudio.
Lo que demuestran este álbum con creces es que Nick Cave & The Bad Seeds son unos maestros de la tensión musical en el escenario, algo que en el estudio ya habían dejado meridianamente claro y que en directo no les supone más esfuerzo que el de desarrollar la música con la naturalidad que les nace de dentro. El comienzo de ‘The Mercy Seat’ con guitarra acústica parece que nos va a presentar una versión suave de esta canción, pero pronto nos damos cuenta de que se trata de una nueva manera de adentrarnos sutilmente en el mismo infierno interior de ese reo que camina hacia su ejecución. La interpretación de ‘Tupelo’ es también brutal, pues podemos sentir cómo cada instrumento eleva la tensión a su manera mientras Nick se acaba desgañitando como si le reviviera de dentro el profeta apocalíptico que le emerge en los momentos de catarsis. Pero no todo puede ser en directo tan brillante y en las canciones lentas es donde más se nota el cambio al directo. Por ejemplo, no consiguen recrear el intimismo absorbente de ‘The Weeping Song’, pues no están en el entorno adecuado para extraer toda la emoción de una composición de esas características.
Encontraremos dos nuevas composiciones originales entre un repertorio que recorre casi toda su carrera hasta ese momento, deteniéndose sobre todo en su álbum más reciente. Como si se hubieran inspirado en el Bolero de Maurice Ravel, ‘Plain Gold Ring’ se estructura en forma de crescendo que se apoya en una base de percusión repetitiva para que el resto de músicos vayan dejando su impronta de manera desapercibida, hasta llegar a esa explosión de emociones fuertes que intuimos que debe llegar de un momento a otro. En cambio, ‘Brother, My Cup Is Empty’ parece una reescritura de ‘Papa Won't Leave You, Henry’, aunque al menos mantiene la expectación con su opresión envolvente.
Para el final podrían haber escogido otro tema diferente a la más convencional ‘New Morning’, pero tampoco es mala opción acabar de manera relajada con una pieza tranquila de piano y voz donde luego se unen todos los miembros para cantar al unísono y transmitir algo de camaradería y positivismo a la audiencia. Que además parece que era la manera de acabar los conciertos, pues podemos escuchar a Nick dando las gracias al público. Así pues, se recomienda conocer este álbum en directo porque supone asistir a la experiencia genuina de unos músicos que dominan el arte de la emoción, de llegar a donde pocos músicos pueden hacerlo porque eso exige una visión, gustos e intereses comunes que les permita integrarse completamente en el conjunto. Si en la vida resulta muchas veces difícil que dos personas aúnen gustos e intereses (ya no digamos visión de la vida), puede hacerse uno a la idea de lo que supone que tres mentes pensantes como las de Nick Cave, Blixa Bargeld y Mick Harvey tuvieran esa compenetración absoluta. Sobre todo cuando Cave era dueño y señor de la composición, como solía ser el caso.
LET LOVE IN
Año de publicación: 1994
Puntuación:
1) Do You Love Me?; 2) Nobody's Baby Now; 3) Loverman; 4) Jangling Jack;
5) Red Right Hand; 6) I Let Love In; 7) Thirsty Dog; 8) Ain't Gonna Rain Anymore;
9) Lay Me Low; 10) Do You Love Me? (Part 2).
Estabilizada la formación de los Bad Seeds, aunque las tensiones entre las diferentes visiones artísticas siempre estarían ahí, volvieron al estudio de grabación. Esta vez contaron nuevamente con uno de los productores que ya conocían desde sus comienzos, Tony Cohen, algo quizá necesario para que el grupo se sintiera de nuevo confiado para seguir desarrollando su particular estilo sin perder la esencia de lo que habían creado con anterioridad. La apertura a enriquecer el sonido sin problemas para añadir instrumentos donde parezca conveniente, les aporta una confianza adicional que nos permite disfrutar en este álbum de un nuevo puñado de temas memorables que acrecientan la leyenda de Nick Cave & The Bad Seeds.
La ambientación sombría y el piano desazonador de ‘Do You Love Me?’ nos introducen rápidamente en el mundo de inseguridad emocional del protagonista, toda una intimidante oda al desasosiego que le produce no conocer las consecuencias de su comportamiento. Lo que no se reputaba necesario era añadir al final del álbum una versión reposada del mismo tema, pues precisamente una de las fortalezas de ‘Do You Love Me?’ es su carga visceral, la cual se transmite con mayor convicción mediante la prodigalidad de energía que demuestran los músicos en la primera versión. Como curiosidad, uno de los violinistas que tocan en la segunda versión es Warren Ellis, futuro e importante colaborador de Nick Cave. La psicología apabullante que impregna algunas letras de Nick se nos muestra en toda su grandeza en la espeluznante ‘Loverman’, donde el brutal estribillo aparece como una descarga emocional en la cual Nick extrae toda la rabia contenida de dentro, como si él estuviera realizando el grito primario de Janov.
De igual manera, es imposible no caer enamorado de la música de Nick Cave cuando se escuchan canciones como ‘I Let Love In’, donde el genial entramado instrumental, repleto de melodías memorables simplemente para marcar el ritmo, ya engancha desde el inicio. Luego la parte vocal no puede ser más apropiada para el tono épico que transmite esta sobresaliente canción. En cambio, la vertiente más lunática de la música de los Bad Seeds reaparece en ‘Thirsty Dog’, pero de una manera más moderada si lo comparamos con los excesos de los primeros años. En la balada dylaniana ‘Nobody's Baby Now’ (pues podría conectarse musicalmente con canciones como ‘Just Like A Woman’) de alguna manera nos revela los motores que guían su imaginería lírica: el amor, la Biblia, la psicología y la poesía (“I’ve searched the holy books / Tried to unravel the mystery of Jesus Christ, the saviour / I’ve read the poets and the analysts / Searched through the books on human behaviour”).
Más gruñón no puede sonar su voz bajo el ritmo animado de ‘Jangling Jack’, mientras que un marcado ritmo de aires latinos caracteriza la más sosegada ‘Red Right Hand’, que puede resultar algo monótona durante sus seis minutos porque lo único imprevisible que contiene son algunos toques de percusión y, por lo demás, muy pronto se adivina el resto de la estructura. La recta final del álbum se desarrolla de manera más tranquila mediante la demasiado convencional e incluso aburrida (si no se es muy fan del Cave crooner) ‘Lay Me Low’ y la más solemne y mejor conseguida ‘Ain't Gonna Rain Anymore’. Estas dos canciones, junto a la citada segunda parte de ‘Do You Love Me?’, conforman una relajada manera de finalizar otro notable álbum de estos chicos, que en España han sido siempre como un grupo de culto pero merecerían un mayor reconocimiento. Es muy difícil conjuntar melodía y emoción de una manera tan sobrecogedora, una prueba de la genialidad de la banda.
MURDER BALLADS
Año de publicación: 1996
Puntuación:
1) Song Of Joy; 2) Stagger Lee; 3) Henry Lee; 4) Lovely Creature;
5) Where The Wild Roses Grow; 6) The Curse Of Millhaven;
7) The Kindness Of Strangers; 8) Crow Jane; 9) O'Malley's Bar;
10) Death Is Not The End.
Como bien indica el título, este nuevo álbum indaga en el cancionero tradicional relacionado con historias de violencia, si bien la mayoría del contenido son composiciones originales. Tuvo un inesperado éxito porque el dueto con Kylie Minogue, ‘Where The Wild Roses Grow’, trascendió la etiqueta de artista de culto que llevaba enganchada Nick Cave y junto a un vídeo musical atractivo lo popularizó en extremo. La vida personal de Nick también había cambiado sustancialmente por su relación sentimental con PJ Harvey, otra alma errática y peculiar que por entonces ya gozaba de gran popularidad en el circuito musical independiente y que participa también en un par de temas de este álbum. La temática de Murder Ballads tampoco pillaba de sorpresa al conocedor de la obra de Nick Cave, que igualmente podía intuir que el contenido no iba a ser exclusivamente conformado por baladas. Y para quien opine que se trata de una jugada truculenta del australiano para lograr notoriedad con temas escabrosos, señalar que el cancionero tradicional recoge este tipo de historias y esa ha sido la fuente de inspiración para este álbum, como denota la adición de temas tradicionales como ‘Stagger Lee’ y ‘Henry Lee’.
En cualquier caso, una de las grandes baladas de Cave es ‘Where The Wild Roses Grow’, el dueto con Kylie Minogue (australiana como él) en el que las vibrantes melodías nos envuelven gracias a las dos envidiables voces que transmiten toda la emoción de los personajes que están encarnando en la canción, pues estamos escuchando un diálogo imaginario entre el asesino y la víctima que muere sin saber por qué la llaman “The wild rose”. Una emotiva historia de amor violento, amor fatalmente entendido, dentro de una bellísima balada que sirve de ejemplo inmejorable de lo que debería ser un dueto. Con su entonces pareja PJ Harvey canta a dúo ‘Henry Lee’, una trágica balada que en este caso casi que suena como una balada amorosa entre estos dos artistas entonces enamorados.
Es como una broma encontrar al principio de un álbum de este tipo una canción con el título de ‘Song Of Joy’, pero en la terrible historia que nos narra Nick con una crudeza intimidante descubrimos muy pronto que Joy es el nombre de una mujer. En lo musical, la canción crea una apropiada atmósfera de inquietud y tan solo en el estribillo instrumental, de gran poderío emocional por cierto, podremos escuchar algo melódico. En este disco también parece una broma el título de ‘Death Is Not The End’, una oscura canción de uno de los discos más oscuros y peores de Bob Dylan, Down In The Groove. Aquí es una manera relajada de finalizar acompañado de algunos amigos vocalistas como son Kylie Minogue, Shane MacGowan, PJ Harvey y Anita Lane, turnándose para cantar en franca camaradería. El alocado inicio de ‘The Curse Of Millhaven’ es quizá lo que esperaríamos de una obra sobre crímenes, aunque pronto se modera un poco para desarrollarse como un impetuoso rockabilly donde no es buena idea emplear esos “la, la, la” cuando no mucho antes los ha empleado en ‘Henry Lee’.
La grandeza de este grupo también queda demostrada en una pieza como ‘O'Malley's Bar’, cuya duración de casi quince minutos y la consiguiente repetición de ideas no supone ningún obstáculo para escucharla con cierto interés. Otro asunto diferente es si estaremos dispuestas/os a escucharla repetidamente cuando ya nos sepamos el suceso narrado, pues musicalmente no contiene ideas novedosas ni muchos detalles de interés, aparte de que la historia en sí es muy violenta. Mediante una percusión casi de trip-hop y un amedrentador entramado de guitarra y teclados, la tradicional ‘Stagger Lee’ suena más impactante que nunca con su cruenta historia de asesinatos y lenguaje soez. Igualmente recrean un ambiente de pesadilla en ‘Lovely Creature’, donde los coros femeninos consiguen un efecto terrorífico dentro de la envolvente musical. Por otra parte, el ritmo jazzístico de ‘Crow Jane’ no evita que pase con indiferencia y ‘The Kindness Of Strangers’ es la típica balada de Cave.
La puntuación de este álbum está pensada en el largo plazo, cuando algunas de las historias ya no tienen el mismo impacto y nos quedamos más con la parte musical. La primera impresión es igual de buena que siempre, pero luego nos damos cuenta de que ideas novedosas no hay muchas y que en su mayor parte han echado mano de recursos bien conocidos. Y ya se sabe que escuchar una historia repetidamente deshace la emoción inicial, que es lo que ocurre con las letras. Pero sigue siendo en todo caso un buen álbum de unos músicos cuyo estado de gracia es quizá el más duradero de la historia del rock.
2022
THE BOATMAN'S CALL
Año de publicación: 1997
Puntuación:
1) Into My Arms; 2) Lime Tree Arbour; 3) People Ain't No Good; 4) Brompton Oratory; 5) There Is A Kingdom; 6) (Are You) The One I've Been Waiting For?;
7) Where Do We Go Now But Nowhere?; 8) West Country Girl; 9) Black Hair;
10) Idiot Prayer; 11) Far From Me; 12) Green Eyes.
2022
Nick Cave & The Bad Seeds continuaban en la misma senda de sosiego instrumental, alejados de estridencias y extremos sonoros que habían caracterizado su carrera. Respecto al álbum anterior, lo más relevante es que Nick cambia las historias violentas y sangrientas de Murder Ballads por otras historias más personales y centradas sobre todo en la introspección sentimental. Nunca antes se había expuesto tanto lo que teóricamente entenderíamos como el verdadero yo de Nick Cave, aunque con este australiano nunca podremos estar seguros. Todos estos años de aprendizaje le permiten expresar sus pensamientos con una poesía y una sabiduría abrumadoras, de tal manera que nos muestra unas letras muy personales pero también muy elaboradas y así van más allá de la mera exposición individual. Sus compañeros no se quedan a la zaga porque la manera de enriquecer instrumentalmente las composiciones es en muchos casos asombrosa, pues en muchas ocasiones no se limitan solamente a acompañar al vocalista, sino que aportan melodías y sutilezas que engrandecen la justificada reputación de estos chicos.
La genialidad de este grupo se aprecia de manera evidente en una sencilla balada de piano como ‘Into My Arms’, cuyas cautivadoras melodías vienen reforzadas por una letra agnóstica de quien se da cuenta de que la fuerza motora de la humanidad no es un ser imaginario vigilante, sino los sentimientos que impulsan la voluntad de las personas, tanto para lo bueno como para lo malo. Precisamente el pesimismo respecto al género humano, a las maldades que puede cometer una persona en circunstancias concretas, es lo que subyace en ‘People Ain't No Good’, más discreta en lo musical al repetir demasiado el título y no ofrecer melodías originales. En el caso de ‘Where Do We Go Now But Nowhere?’, se centra más en la ambientación que en la melodía. Cabe destacar la delicadeza desplegada en ‘Far From Me’, donde la percusión de escobillas tiene mucho que ver porque al principio parece que se va a limitar a emular un estilo de trip-hop, pero luego muestra suficiente versatilidad. Pero lo mejor es el emocionante puente que antecede al resignado estribillo.
El amor sin contemplaciones asoma en ‘There Is A Kingdom’ como si fuera un himno del sentimiento más supremo que se puede experimentar, tanto cuando se está en él como cuando no es así, todo bajo una soberbia instrumentación donde destaca la memorable parte de piano. Si nos imagináramos una canción similar pero con mejor música, letra, melodías y expresividad, el resultado sería ‘(Are You) The One I've Been Waiting For?’, una verdadera declaración realista de amor porque por muchos sentimientos fuertes que se puedan tener, es el tiempo el que realmente dirá si ese amor es producto del momento, de la novedad, o es de verdad la realización casi imposible del encuentro de dos personas destinadas a pasar el resto de su vida juntas. Magistral resulta también ‘Idiot Prayer’, introducida por una pegadiza y emotiva melodía de piano para que luego la voz subyugante de Nick nos transporte a través de la mentalidad pesimista del narrador que intuye cuál será su oscuro final.
La transición desde Murder Ballads la marca aquí ‘West Country Girl’ al poseer un sonido entroncado con la balada tradicional. Aires del Dylan de finales de los setenta, pero de cuando este atinaba, asoman en las estrofas de ‘Lime Tree Arbour’. Hubiera faltado un estribillo más solemne, pues queda algo flojo para lo que hubiera requerido este tema. ‘Brompton Oratory’ parece que va a ser lo mismo pero bajo un ritmo de trip-hop, pues el órgano vuelve a ser una delicia y las melodías vocales poseen ese gancho especial que Nick suele buscar y encontrar. Por otra parte, más minimalista que en ‘Black Hair’, acompañado únicamente del acordeón, no nos lo podemos imaginar. El único punto débil de este álbum es la canción final, ‘Green Eyes’, pues es muy mala idea mezclar una parte recitada con otra cantada que parece una nana.
La primera impresión que produce este álbum puede ser de indiferencia por el tono relajado que sobrevuela todo su contenido. Pero conforme comienzan a aflorar sus memorables melodías y empezamos a sentir la emoción que transmite Cave en sus interpretaciones, nos damos cuenta de la dificultad que supone conseguir una gran obra con un sonido tan discreto en apariencia. La cantidad de sutilezas abruman y The Boatman's Call es el mejor ejemplo de lo que debería ser un álbum de crooner. Nada de limitarse a coger un micrófono e interpretar composiciones de otros para aprovechar las cualidades vocales que te ha dado la naturaleza, sino demostrar que se tienen aptitudes artísticas e inteligencia para crear una música personal, estilizada y rica en arreglos instrumentales. Un grandísimo álbum. Y para quienes se quedaron con ganas de más, en pocos años llegaría No More Shall We Part.
NO MORE SHALL WE PART
Año de publicación: 2001
Puntuación:
1) As I Sat Sadly By Her Side; 2) And No More Shall We Part; 3) Hallelujah;
4) Love Letter; 5) Fifteen Feet Of Pure White Snow; 6) God Is In The House;
7) Oh My Lord; 8) Sweetheart Come; 9) The Sorrowful Wife;
10) We Came Along This Road; 11) Gates To The Garden; 12) Darker With The Day; [BONUS TRACKS:] 13) Grief Came Riding; 14) Bless His Ever Loving Heart.
Nick Cave no se había retirado a la vida contemplativa durante unos años, sino que se centró más en su faceta como escritor. Esto quedó también documentado en formato sonoro con la publicación de dos álbumes no musicales que no abordaremos porque no presentan interés más allá de la figura artístico-literaria de Nick. Por un lado tenemos And The Ass Saw The Angel, publicado en 1999, que no es más que la lectura de varios capítulos de la novela de mismo título publicada por Cave, con música incidental sin interés salvo alguna pieza de piano o clavecín que insertan entre el contenido. Un año después, en el 2000, apareció otro disco bajo el título de The Secret Life Of The Love Song y que es igual de innecesario. El corte que le da título, de casi cincuenta minutos de duración, es un tratado sobre las canciones de amor (nombrando por medio a Bob Dylan, Tom Waits, Jim Morrison o Neil Young) que escribió para un festival de poesía de Viena. Comienza con un blues de piano (que es en realidad un fragmento de ‘West Country Girl’) para dejar luego paso a partes habladas sin ningún acompañamiento musical donde se van intercalando más fragmentos de canciones ya conocidas (‘People Ain’t No Good’, ‘Sad Waters’…) regrabadas con piano o violín como único acompañamiento, de tal manera que parece que estemos escuchando siempre lo mismo. Hay un segundo corte de más de quince minutos que es directamente narrativa.
Así pues, el verdadero nuevo álbum de Nick Cave & The Bad Seeds fue este No More Shall We Part, en el cual estaban todos los músicos que le acompañaban habitualmente (ya incluido Warren Ellis como miembro permanente) más algunos de cuerda adicionales para embellecer el sonido, así como unas hermanas canadienses en los coros de las cuales una era la madre del futuro cantante y compositor de éxito Rufus Wainwright. El álbum es una continuación clara de The Boatman's Call, pero en esta ocasión con una ambientación y letras más sombrías, como si nos estuviéramos acercando al lado más oscuro de la música de este grupo, aunque aquel álbum tampoco era optimista precisamente.
La sensacional introducción de ‘As I Sat Sadly By Her Side’ ya nos anticipa que se trata de otro gran tema de Cave donde adopta un tono casi apocalíptico que no es más que su manera de desatar la pasión contenida. Cuando las melodías no son tan evidentes y la música tan minimalista como en la primera mitad de ‘And No More Shall We Part’, casi que Nick podría pasar por un crooner, pero con la entrada de la percusión y el violín de Warren Ellis la situación mejora bastante. Precisamente este último aparece como coautor y presenta la canción ‘Hallelujah’ con su repetitiva línea de violín, una composición bien construida que viene a ser como la continuadora de esa espiritualidad mundana y cercana que alcanzó Leonard Cohen con su canción de mismo título. La instrumentación en el disco está muy cuidada y por ello el piano de ‘The Sorrowful Wife’ suena como si se tratara de unas campanas anunciando el apocalipsis, sobre todo cuando en la segunda mitad marca la llegada de la desenfrenada parte final donde aparece toda la rabia de Nick.
Una de esas composiciones perfectas donde todos los músicos consiguen al unísono crear una pieza conjunta donde todos muestran un dominio de la tensión musical con su voz o instrumento es en ‘Fifteen Feet Of Pure White Snow’, una magistral ilustración de la grandeza de este grupo. Cuando se llega a la coda y escuchamos a Nick declamar apasionadamente con desesperación religiosa “Oh, my lord” o “Help yourself, save yourself”, es de esos momentos en que la música puede llegarnos muy adentro como las grandes piezas de la música clásica, donde por ejemplo no es necesario compartir una creencia religiosa para emocionarnos con el Stabat Mater de Pergolesi y la veracidad que transmite, porque las emociones, cuando son verdaderas, emocionan procedan de donde procedan. Cabe recordar el vídeo musical de esta canción, pues en ella podíamos ver, entre otros músicos invitados, a Jarvis Cocker (de Pulp) bailando de manera extravagante. Eso si, PJ Harvey a estas alturas ni está ni se le espera.
La maestría del grupo para crear una progresión instrumental simultánea con el avance del apartado vocal tiene aquí otro inmejorable ejemplo en la emocionante ‘Oh My Lord’, donde todos vuelven a dar lo mejor de sí y eso se percibe con gran placer. Hay algunas canciones más discretas como ‘Love Letter’ pero que consiguen inesperadamente un instante de pura emoción, como cuando en esta cantan “Come back to me”. En realidad, de lo poquísimo discreto que podemos considerar en este álbum están ‘God Is In The House’ y ‘Gates To The Garden’, que como vemos son la excepción dentro de un álbum muy cuidado y elaborado. Demasiado recitada está ‘Darker With The Day’, por lo que quienes no sean devotos/as de Nick Cave es mejor que se centren en la sensacional parte de piano y en las elaboradas y emotivas melodías del estribillo. Y hablando de dicción, la manera de pronunciar el título de ‘Sweetheart Come’ en el estribillo es todo lo contrario de lo que esperamos en esa dulce palabra, quién sabe si porque los australianos tienen ese acento o porque Nick quiere aparentar una tosquedad deliberada cuando se trata de una canción amorosa.
A partir de una hermosa introducción de piano, ‘We Came Along This Road’ nos transporta con mayor calma a través de otro viaje emocional a través de los sentimientos, donde Cave consigue extraer hasta toques melódicos interesantes con tan solo la repetición del verso “Till we came along this road”. Son detalles así de sencillos los que a veces denotan la genialidad. Los bonus tracks (recogidos en un disco adicional con un par de vídeos musicales) siguen en la misma línea del resto del álbum, así que se pueden disfrutar igualmente ‘Grief Came Riding’ o ‘Bless His Ever Loving Heart’, si bien esta última suena bastante convencional como balada. Como vemos, en conjunto se trata de un álbum muy largo de casi ochenta minutos que, igual que el anterior, requiere de varias escuchas para que las memorables melodías que contiene vayan aflorando. La paciencia será muy bien recompensada y la obra queda como una de las imprescindibles de Nick Cave & The Bad Seeds, todo un muestrario de melodías, sentimientos y poesía.
NOCTURAMA
Año de publicación: 2003
Puntuación:
1) Wonderful Life; 2) He Wants You; 3) Right Out Of Your Hand; 4) Bring It On; 5) Dead Man In My Bed; 6) Still In Love; 7) There Is A Town; 8) Rock Of Gibraltar;
9) She Passed By My Window; 10) Babe, I'm On Fire.
Tras una serie de álbumes de tono en general más relajado, volvían los Bad Seeds a buscar una mayor variedad de estados de ánimo que quizá reflejaba también el estado actual de los miembros del grupo y de Nick Cave, es decir, que algunos preferían seguir con lo mismo y otros retomar la energía de años anteriores. El caso es que vuelven a obtener un álbum más heterogéneo aunque pagan el precio de sonar involutivos, esto es, que no hay nada que podamos decir que no hemos escuchado antes y con algún mejor ejemplo. En cualquier caso, el grupo seguía instalado en su largo apogeo y eso sirve para que salgan victoriosos con un sonido profesional e impecable.
Nada parece haber cambiado desde el disco anterior cuando comenzamos a escuchar ‘Wonderful Life’, de exquisita instrumentación y esos giros melódicos del apartado vocal donde Nick era ya todo un maestro. La letra vuelve a tener ese tono irónico y agridulce, como cuando llega el estribillo y nos dice: “It’s a wonderful life / If you can find it”. Y bueno, nos ofrece un solo de piano rayano en la atonalidad, que también es un punto a favor. Encontraremos aquí impecables baladas que desafortunadamente ya no aportan nada al catálogo de los Bad Seeds como ‘Still In Love’ o ‘She Passed By My Window’. A estas alturas tampoco produce mucho impacto una canción como ‘Right Out Of Your Hand’, pues suena a lo mismo de siempre y parece seguir como una fórmula, como también recupera la vertiente más histriónica del grupo ‘Dead Man In My Bed’, pero sin hacernos abrir los ojos ante algo diferenciado de lo ya conocido en los Bad Seeds, si bien acaban desvariando un poco en el último minuto y medio con el cansino verso “We've gotta get it all together”.
Aunque pueda parecer algo atascada de inicio, ‘Bring It On’ muestra mayor brío que buena parte del álbum y llega a un estribillo muy comercial bajo un ritmo más propio de la escena dance del momento, sin menospreciar por ello unas estrofas previas de gran carga emocional. En el tono del Bob Dylan más contemplativo y relajado, pero sin descuidar ni un instante la arquitectura instrumental, tenemos ‘He Wants You’, mientras que la perfecta estructura de ‘There Is A Town’ les permite jugar con la tensión musical, de tal manera que el último tercio del tema presenta una instrumentación impactante. Si no fuera porque es australiano, el símil con el peñón de Gibraltar que realiza en la letra de ‘Rock Of Gibraltar’ quedaría de patriotismo forzado, aunque aquí en España sí tuvimos una letra reivindicativa hacia ese trocito de la península en aquella vergonzosa canción titulada ‘Gibraltar’ de “José Luis y su guitarra”. Resulta curioso que haya gente que reclame apasionadamente Gibraltar y no diga nada sobre las numerosas bases militares de Estados Unidos que hay repartidas por España. Pero bueno, es una manera de darse cuenta de que quienes van de patriotas muchas veces lo hacen por ignorancia o con intenciones manipuladoras, o ambas cosas a la vez.
Quienes aguanten hasta el final del álbum sin que el hándicap de que todo suene a lo ya conocido les lleve a desconectar antes de tiempo, tendrán como premio la descomunal ‘Babe, I'm On Fire’, que durante quince minutos mantiene una tensión brutal como en los mejores momentos del grupo. Hay que imbuirse de la energía, la distensión (sólo hay que fijarse en la letra absolutamente socarrona) y la tensión de la canción para que esos quince minutos transcurran sin que uno se dé cuenta, pues el poderío que transmiten todos los músicos es abrumador. A la letra no hay que buscarle más sentido que la liberación de toda la euforia que aflora desde el primer al último minuto, pero una euforia festiva en el fondo. En la estrofa final nombra a los miembros de los Bad Seeds, como última muestra de humor.
Este humor no le hará mucha gracia a uno de los nombrados, el alemán Blixa Bargeld, puesto que saldrá del grupo tras la publicación del álbum y privará a los Bad Seeds de uno de sus grandes referentes. Quizá vio un estancamiento en la evolución del grupo y por ello prefirió proseguir con su propia carrera, principalmente de su grupo experimental Einstürzende Neubaten. Por suerte, Nick Cave & The Bad Seeds volverán muy pronto con renovada energía e inspiración a raudales, devolviendo la esperanza a quienes confiaban en que Nocturama era un simple disco menor dentro de la carrera de estos músicos.
2023
ABBATOIR BLUES / THE LYRE OF ORPHEUS
Año de publicación: 2004
Puntuación:
CD I: 1) Get Ready For Love; 2) Cannibal's Hymn; 3) Hiding All Away;
4) Messiah Ward; 5) There She Goes, My Beautiful World; 6) Nature Boy;
7) Abattoir Blues; 8) Let The Bells Ring; 9) Fable Of The Brown Ape.
CD II: 1) The Lyre Of Orpheus; 2) Breathless; 3) Babe, You Turn Me On;
4) Easy Money; 5) Supernaturally; 6) Spell; 7) Carry Me; 8) O Children.
2023
Si hubiera que elegir una obra de la discografía de Nick Cave como representativa de su carrera musical, esa obra sería este monumental doble álbum de título mejorable. Y decimos mejorable porque eso de elegir como título la unión de dos canciones es lo que se hizo a veces en los sesenta con mal gusto o, cuando menos, poca originalidad (por ejemplo, Walk Away Renée/Pretty Ballerina de The Left Banke). Si Abbatoir Blues/The Lyre Of Orpheus es tu primer álbum de Nick Cave, quedarás asombrado por el vendaval de sonido, letras y emociones que transitan por él. Para el conocedor de la carrera del australiano, el impacto es menor porque ya no encontrará novedades ni nada que no haya escuchado antes en su discografía, incluso aquí se vuelve más condescendiente y accesible de lo que estamos habituados. Pero lo que distingue principalmente a este álbum es la consistencia, la experiencia acumulada y, por supuesto, otro puñado de grandes composiciones que mantienen el prestigio de Nick Cave & The Bad Seeds como uno de los grandes grupos del rock. Esto último es para recalcarlo de verdad, puesto que llevaban ya veinte años juntos y eran capaces de seguir entusiasmando con su música. Aparte, hubieron de sobreponerse a la marcha del alemán Blixa Bargeld, un miembro importantísimo en la conformación del sonido de la banda. Esto quizá motivó que Nick buscara una fuente de inspiración diferente y por ello se marcharon todos a grabar en París. Y bueno, Blixa se fue pero a cambio la figura de Warren Ellis como multiinstrumentista iba ganando peso y confianza.
Como ya había ocurrido en otros álbumes, buscan avasallar desde el principio, aquí mediante el poderío incesante de ‘Get Ready For Love’. En este álbum vuelven a buscar un equilibrio entre temas más potentes y otros más suaves, sirviendo en realidad como panorámica de lo que había sido su trayectoria hasta este momento. Así, deslizándose en su último tercio a través de unos excesos de sonido herederos de The Birthday Party, nos ofrece una mezcla de potente blues y coros góspel en ‘Hiding All Away’, lo cual abruma y desconcierta a partes iguales. Pero no es necesario irse a tales extremos, sino que manteniendo la misma energía con un estilo más conciso como el de ‘Supernaturally’, consiguen un efecto todavía más demoledor que Nick se encarga de enfatizar con ese estribillo (“Hey! Ho! Oh baby. don’t you go”) que parece como una bofetada al oyente. También parece que vamos a encontrar al Cave más declamador en ‘Cannibal's Hymn’, pero la entrada de la martilladora percusión nos adentra en una ambientación más opresiva.
Por su ritmo peculiar, ‘Messiah Ward’ podría haber pasado por un tema de Radiohead, en este caso aderezado por otro cantante con estilo propio como Nick Cave. La guitarra que introduce ‘There She Goes, My Beautiful World’ capta la atención desde el principio, aunque el desarrollo y el estribillo no colman las expectativas porque acaban sonando más a INXS que a otra cosa. Es decir, no está mal pero queda demasiado mainstream para la introspección que se espera en este músico. Todavía más intrigante queda la guitarra de entrada de ‘Let The Bells Ring’, una canción que busca y encuentra una épica acorde al Nick parabólico (o sea, en su definición narrativa, nada de matemáticas), al Nick que se muestra como un sabio bíblico que lanza parábolas punzantes a sus seguidores. Para quienes sientan predilección por el Nick fabulador y no perciban como algo repetitivo la estructura de calma-energía de muchas otras canciones de los Bad Seeds, pues aquí tienen ‘Fable Of The Brown Ape’, si bien finaliza casi sin enterarnos y aparte queda como lo único discreto del primer disco.
La profesionalidad de la banda es suficiente para conseguir canciones consistentes y convincentes como las que dan título a los dos discos: ‘Abattoir Blues’ y ‘The Lyre Of Orpheus’, esta última de insistentes “Oh mama”. De manera análoga, se les percibe cómodos con baladas de instrumentación compacta y arreglos diversos como ‘Babe, You Turn Me On’. Es el savoir-faire de Nick Cave & The Bad Seeds. Después de escuchar tanto “Oh mama”, la última canción del segundo disco (‘O Children’) podría pasar por ser una respuesta en modo épico, extendida hasta casi los siete minutos sin que decaiga en ningún momento y demostrando nuevamente las fortalezas de la banda. En cambio, se puede ser también comercial y sencillo como en ‘Nature Boy’ y conseguir una canción soberbia, sobre todo por su memorable estribillo. Lo que resulta curioso es escuchar a los Bad Seeds en modo acústico, flautas incluidas, en ‘Breathless’, lo cual parece destinado a que Nick parezca un cantautor folk del montón.
Cuando empieza a sonar ‘Easy Money’ y sus geniales melodías instrumentales volvemos a intuir que estamos ante otro grandísimo acontecimiento. Es uno de sus temas decadentes que envuelven con una atmósfera especial y nos engancha hasta su estribillo ubicado entre la épica y la desesperación. En cambio, ‘Spell’ es como la hermana menor de ‘Fifteen Feet Of Pure White Snow’, esa gran canción de No More Shall We Part, pero podemos dejarnos llevar sin problema por su cadencia y tono introspectivo. Casi se podría mimetizar con la canción que llega a continuación, ‘Carry Me’, si no fuera por los potentes coros femeninos que complementan y engrandecen a un Cave que se muestra deliberadamente más apagado.
En resumen, este álbum es un compendio de la idiosincrasia de Nick Cave & The Bad Seeds, tanto a nivel lírico como musical. Ya no pueden impactar con su propuesta porque ya la conocemos, pero es asombrosa su capacidad para seguir creando composiciones emocionantes y/o emotivas, lo cual era el reflejo del excepcional ambiente artístico que existía entre los miembros del grupo. Cuando todos reman en la misma dirección y todos aportan al resultado final, sale como resultado un sonido enriquecido y que para el/la oyente supone una emoción especial. Sólo cabe quitarse el sombrero y disfrutar de este doble álbum.
2024
B-SIDES & RARITIES
Año de publicación: 2005
Puntuación:
CD I: 1) Deanna; 2) The Mercy Seat; 3) City Of Refuge; 4) The Moon Is In The Gutter;
5) The Six Strings That Drew Blood; 6) Rye Whiskey; 7) Running Scared;
8) Black Betty; 9) Scum; 10) The Girl At The Bottom Of My Glass; 11) The Train Song; 12) Cocks 'N' Asses; 13) Blue Bird; 14) Helpless; 15) God's Hotel;
16) (I'll Love You) Till The End Of The World; 17) Cassiel's Song; 18) Tower Of Song; 19) What Can I Give You?.
CD II: 1) What A Wonderful World; 2) Rainy Night In Soho; 3) Lucy; 4) Jack The Ripper; 5) Sail Away; 6) There's No Night Out In The Jail; 7) That's What Jazz Is To Me; 8) The Willow Garden; 9) The Ballad Of Robert Moore And Betty Coltrane;
10) King Kong Kitchee Kitchee Ki-Mi-O; 11) Knoxville Girl;
12) Where The Wild Roses Grow; 13) O'Malley's Bar Pt. 1; 14) O'Malley's Bar Pt. 2;
15) O'Malley's Bar Pt. 3; 16) Time Jesum Transeuntum Et Non Riverentum;
17) O'Malley's Bar Reprise; 18) Red Right Hand.
CD III: 1) Little Empty Boat; 2) Right Now I'm A-Roaming; 3) Come Into My Sleep;
4) Black Hair; 5) Babe, I Got You Bad; 6) Sheep May Safely Graze; 7) Opium Tea;
8) Grief Came Riding; 9) Bless His Ever Loving Heart; 10) Good Good Day;
11) Little Janey's Gone; 12) I Feel So Good; 13) Shoot Me Down; 14) Swing Low;
15) Little Ghost Song; 16) Everything Must Converge; 17) Nocturama;
18) She's Leaving You; 19) Under This Moon.
2024
Esta enorme recopilación de tres discos nos muestra la descomunal cantidad de material novedoso que nos habíamos estado perdiendo a lo largo de los años y demuestra lo prolífico que eran estos músicos, a pesar de que también iremos encontrando versiones alternativas y versiones de otros artistas. Se realiza así un recorrido secundario a través de la carrera de Nick Cave & The Bad Seeds, siguiendo un orden más o menos cronológico que sirve para situar con mayor facilidad la etapa en la que fueron grabadas o publicadas. Y bueno, el álbum tiene la portada más discreta posible, para no distraernos la atención.
Las tres primeras canciones del primer disco son sendas versiones acústicas de temas de Tender Prey que iban como contenido adicional en las primeras tiradas de The Good Son, pero tan solo ‘The Mercy Seat’ aguanta un poco la rebaja que supone la traslación acústica. El motivo de incluir aquí ‘The Moon Is In The Gutter’ es porque originalmente no aparecía en el LP de debut del grupo, From Her To Eternity, sino que era una cara B de singles que fue añadida en las reediciones en CD. Por tanto, se ha sombreado arriba porque ya hablaríamos de ella en su momento. Exactamente ocurre lo mismo con ‘Running Scared’ y ‘Black Betty’, que eran caras B de single que fueron añadidas posteriormente a Kicking Against The Pricks, como también ‘Grief Came Riding’ y ‘Bless His Ever Loving Heart’ fueron añadidas en ediciones posteriores de No More Shall We Part.
Los más fanáticos de la carrera de Nick Cave podrán recordar que ‘The Six Strings That Drew Blood’ fue una canción de The Birthday Party, el grupo en que estuvo antes de embarcarse en el proyecto de los Bad Seeds, siendo lo incluido aquí una pesada regrabación que nada tiene que ver con la explosión de energía del original, la canción estrella del EP Mutiny. En esta nueva versión lenta y pausada, lo único que puede destacarse en positivo es la manera de mantener la tensión con el juego de guitarras, sin ayuda de batería. Encontraremos algunos buenos ejemplos de unión de energía y épica como ‘Swing Low’. Llama inmediatamente la atención el agresivo ritmo acústico de ‘The Girl At The Bottom Of My Glass’, lo cual demostraba que no necesitaban electrificarse para llegar a la psique del oyente, en esta ocasión a la zona más oscura. Es lo que la diferencia de ‘Cocks 'N' Asses’, cuyo marcado ritmo también capta la atención rápidamente pero luego se queda en eso mismo, pues al ser instrumental y añadir sonidos de animales, queda todo desdibujado.
En general encontraremos un poco de todo lo que hemos conocido de este grupo y de lo que podríamos esperar de ellos, esto incluye: otra versión acústica más, la de ‘Jack The Ripper’ (más interesante que el resto); tonadas tradicionales que conectan muy bien con el espíritu de la banda (‘Rye Whiskey’) y otras tradicionales que sirven para que se lo pasen bien tocando sin complicaciones (‘There's No Night Out In The Jail’, ‘King Kong Kitchee Kitchee Ki-Mi-O’, ‘Knoxville Girl’); declamaciones punk (‘Scum’, ‘God's Hotel’); baladas de crooner (‘Cassiel's Song’, ‘Sail Song’, ‘Little Ghost Song’); baladas al estilo de los primeros sesenta como ‘What Can I Give You?’ (que al principio podría pasar por ser de los Smiths pero su bello estribillo es puro Nick Cave & The Bad Seeds) y la más floja ‘Opium Tea’; baladas de piano (solo o como instrumento principal) donde sí resulta convincente (‘Sheep May Safely Graze’, ‘Little Janey's Gone’); o incluso imitaciones de Tom Waits (en el jazz libre de ‘That's What Jazz Is To Me’) o del primer Bowie más convencional en ‘Good Good Day’. Como vemos, hay para todos los gustos.
La vertiente cinematográfica que siempre había interesado a Cave se refleja aquí en varias canciones, como la relajada ‘Time Jesum Transeuntum et Non Riverentum’ donde destaca el violín de Warren Ellis, para la película de Expediente X, que podría haberse recortado un poco. Ese interés le lleva a regrabar también ‘Red Right Hand’ con algo más de orquesta y estridencias para la película de terror adolescente Scream 3. Como homenaje está la versión del portentoso blues ‘I Feel So Good’ de J. B. Lenoir que grabó para el documental sobre bluesmen The soul of a man, dirigido por Wim Wenders y que formaba parte de una serie de películas documentales producidas por Martin Scorsese. Precisamente la citada película sirve para conocer un poco más la figura de Lenoir, un gran guitarrista de blues que murió antes de los cuarenta años y que no disfrutó en vida del éxito que hubiera merecido.
Nick canta de una manera tan particular en ‘The Willow Garden’ que al principio parece que estemos escuchando a Jim Morrison, a lo cual ayuda la ambientación onírica e inquietante que crean los músicos. En cambio, ‘(I'll Love You) Till The End Of The World’ podría pasar por ser la versión de una canción de Leonard Cohen, pues emula a la perfección el estilo del canadiense. Esto se entiende mejor cuando encontramos también una versión, esta vez sí, de una canción originalmente discreta de Cohen y titulada ‘Tower Of Song’ que fue grabada para un disco tributo al canadiense, aquí transformada en varias canciones a la vez al emplear diferentes estilos, pero sin llegar a hacer nada particular en ninguno. Es decir, lo que no es de Cohen lo interpretan como lo haría él, mientras que lo que es de Cohen lo interpretan de cualquier manera. Eso sí es gamberrismo musical bien entendido. De manera análoga, en la versión de ‘Helpless’ de Neil Young parece que estén pensando en ‘Knockin' On Heaven's Door’ de Bob Dylan para tocarla, pero el resultado así es incluso mejor que en el original.
Aunque parezca una broma por los títulos, ‘The Train Song’ fue la cara B de ‘The Ship Song’ y ambas son baladas serias y emotivas, pero podríamos decir en este caso que la cara B supera a la cara A, resulta más original y transmite una alta carga emotiva. Una de esas demostraciones donde la sencillez rezuma grandeza. Las tres primeras canciones del segundo disco conforman el single What A Wonderful World que publicó Nick Cave junto a Shane MacGowan (The Pogues), un proyecto de 1992 que no tendría continuidad. La versión de ‘What a Wonderful World’, esa famosa canción que popularizó Louis Armstrong y donde todavía no está claro si fue escrita expresamente para él, une la voz grave de Nick con la voz de asiduo a los bares de Shane. Las otras dos canciones del citado single eran la balada de MacGowan ‘Rainy Night In Soho’ (perteneciente al repertorio de The Pogues) cantada por Cave y una canción de Cave, ‘Lucy’ (la que en origen cerraba The Good Son), cantada por MacGowan, si bien aquí se incluye una versión alternativa donde Cave es el vocalista. Ninguna de estas tres versiones aporta nada de interés respecto a las originales.
De la época de Murder Ballads nos encontramos la enérgica ‘The Ballad Of Robert Moore And Betty Coltrane’, que va creciendo en intensidad conforme avanza. Precisamente de ese álbum encontramos su mejor canción, ‘Where The Wild Roses Grow’, pero cantada a dúo con Blixa, una versión que hubiera valido la pena si no fuera porque la letra requería de una voz femenina que acabaría siendo la de Kylie Minogue. Siguiendo con Murder Ballads, encontramos una interpretación en directo de ‘O'Malley's Bar’ por partida triple y que puede acabar cansando por las horribles voces robóticas que resultan irritantes, sobre todo cuando repiten tanto “Oh, my God!”, aparte de un reprise que podrían haberse ahorrado directamente. A todo eso cabe añadir que su ritmo será reciclado y aprovechado mejor más adelante para ‘Fifteen Feet Of Pure White Snow’. La típica balada apacible y bien ejecutada de estos chicos viene representada en varias canciones como ‘Nocturama’ (curiosamente no incluida en el álbum de mismo título), ‘Shoot Me Down’ o la algo más elaborada ‘Everything Must Converge’.
El tercer disco comienza con cinco caras B de la época de The Boatman's Call, donde destaca en sentido negativo la plomiza versión con banda de ‘Black Hair’, cuya versión final con acordeón dejaba una mejor imagen y disimulaba mejor su lentitud. Por el contrario, las otras cuatro canciones dejan buena sensación salvo el caso de la discreta ‘Right Now I'm a-Roaming’, que es puro relleno. En el single publicado que contenía ‘Breathless’ y ‘There She Goes, My Beautiful World’, ambas pertenecientes a Abbatoir Blues/The Lyre Of Orpheus, encontramos una canción nueva titulada ‘Under This Moon’, que es un simple tema de pop-rock, muy estándar pero al menos agradable. Concretamente, en el single de ‘Breathless’ apareció ‘She's Leaving You’, una vibrante canción que demostraba el buen estado de forma de la banda tras su último doble álbum y que permitía albergar buenas expectativas en lo que nos llegaría tras este triple álbum recopilatorio.
THE PROPOSITION
Año de publicación: 2005
Puntuación:
1) Happy Land; 2) The Proposition #1; 3) Road To Banyon; 4) Down To The Valley;
5) Moan Thing; 6) The Rider #1; 7) Martha's Dream; 8) Gun Thing; 9) Queenie's Suite; 10) The Rider #2; 11) The Proposition #2; 12) Sad Violin Thing; 13) The Rider #3;
14) The Proposition #3; 15) The Rider Song; 16) Clean Hands. Dirty Hands.
Nick Cave retomó sus aficiones cinéfilas y se volvió a aliar con el mismo director de Ghosts… of the civil dead (John Hillcoat) tanto para la música como para el guion, con dos diferencias respecto a la primera colaboración. Respecto al guion, Cave es el guionista exclusivo, la historia es suya; respecto a la música, se alía con Warren Ellis, consolidando así la unión artística entre ellos. Como Cave es el guionista, si uno ve la película comprueba que la música se adapta a la perfección a lo que se muestra en pantalla. The Proposition es un western moderno ambientado en Australia, donde se muestra cómo emulaban a Estados Unidos respecto al tratamiento de los aborígenes, los habitantes nativos de Australia. Y decimos western moderno por su tratamiento realista, porque aquí no vemos personajes vestidos de manera pulcra y con peinados perfectos en poblaciones calurosas y secas (lo que vemos en los westerns clásicos de Hollywood), sino que vemos suciedad, sudor y miseria, sobre todo miseria moral. La historia desarrollada tiene una progresión interesante, pero a Nick le falla una mejor definición de algunos personajes principales, que hubiera dado mayor profundidad a los acontecimientos que se suceden. Aun así, es un recomendable western.
Respecto a la música, como ya se ha dicho, resulta ideal cuando se está visualizando la película. El problema de las bandas sonoras viene siempre cuando se escucha la música despojada de las imágenes (por ejemplo, piezas como ‘Queenie's Suite’ decaen considerablemente) y aquí el problema no es menor. Aparte, tiene un papel más destacado Ellis que Cave porque hay pocos temas cantados y las letras se basan en la misma imaginería de western que trata el film, lo cual quizá pueda interesar a los fans de esa época decimonónica. Empiezan y acaban el álbum con sendas canciones tradicionales, el relajado instrumental ‘Happy Land’ y la cantada o más bien recitada ‘Clean Hands. Dirty Hands’, en la cual Nick se muestra demasiado rudo y la canción únicamente cobra interés cuando llega la progresión instrumental, que es precisamente el rescoldo remanente de los Bad Seeds, que siempre aparece en algún momento. Aunque también podría tomarse esa segunda parte de la canción como la de unos Fairport Convention (los de los años míticos) algo más sombríos.
No es el plan más apetecible escuchar a Cave como agonizando en ‘The Rider #1’ y ‘The Rider #3’, ni susurrando en ‘The Rider #2’. De esa manera se vulgariza demasiado, como tampoco nos dice nada un título como el de ‘Sad Violin Thing’, porque casi todo el álbum tiene alguna parte de violín triste. Pueden salvarse los temas titulados ‘The Proposition’, aunque en realidad queden como música de acompañamiento. Pero lo único salvable para la posteridad son ‘Martha's Dream’, por su logrado crescendo, y la única canción propiamente dicha de este disco, ‘The Rider Song’, que sí está implementada de manera acorde a lo que había sido la trayectoria de Nick Cave, con todos los instrumentos aportando melodías y detalles de interés, mientras la voz de Nick transmite algo diferente a la agonía o gruñidos del resto del álbum. No se le ha de dar mayor importancia dentro de la trayectoria de Cave (como músico, porque como guionista su importancia es suprema) al ser una colaboración con Warren Ellis para satisfacer una demanda cinematográfica. Hay que olvidarse de lo que hicieron los Bad Seeds para escuchar esta banda sonora.
THE ABBATOIR BLUES TOUR
Año de publicación: 2007
Puntuación:
CD I: 1) O Children; 2) Hiding All Away; 3) Breathless; 4) Get Ready For Love;
5) Red Right Hand; 6) The Ship Song; 7) The Weeping Song; 8) Stagger Lee.
CD II: 1) Carry Me; 2) Let The Bells Ring; 3) Easy Money; 4) Supernaturally;
5) Babe, You Turn Me On; 6) There She Goes, My Beautiful World;
7) God Is In The House; 8) Deanna; 9) Lay Me Low.
Tal como avisa su título, este doble álbum recoge grabaciones entre 2003 y 2004 de la gira de promoción de Abattoir Blues/The Lyre Of Orpheus. Como hacía más de diez años desde la publicación de su anterior disco en directo, era una manera de comprobar cómo habían evolucionado en ese contexto y la impresión general que uno percibe es que el espectáculo tiene un papel significativo en proporción a la música, o sea, respecto a cómo sonaban en Live Seeds (1993). Tampoco es que haya tanta diferencia, pero aquí suenan a veces más mecánicos y con menor entusiasmo que antaño, pero es que en los noventa la energía rebosaba a raudales y ahora deben atemperarse de vez en cuando con más descansos rítmicos. En ambos discos las canciones pertenecientes al que era su doble álbum de estudio más reciente se concentran en la primera mitad (o más) del repertorio, para luego dar paso a las canciones más antiguas.
En cualquier caso, el grupo sigue sonando potente y demostrando su dominio de la tensión musical. El folk de ‘Breathless’ o el estilo crooner de ‘Babe, You Turn Me On’ sirven de respiro al público ante la esperable prodigalidad de energía rockera que The Bad Seeds siempre ofrecen con garantía. Eso no quita que, por ejemplo, la guitarra acabe desafinando un poco en la segunda mitad de ‘Get Ready For Love’, aunque el resto tampoco parece atinar mucho en algún momento concreto, como si se les estuviera escapando el caos de las manos. Sobra también el rato que Nick empieza a musitar en ‘God Is In The House’, pero el hombre necesitará sus momentos de introspección, si es que le salió espontáneamente. Por otra parte, resulta curioso que ‘Hiding All Away’ pase algo desapercibida a pesar de su evidente tratamiento en el escenario, sin escatimar en fortaleza sonora. Tampoco era necesario alargar ‘Stagger Lee’ hasta sobrepasar los ocho minutos porque esa elección tan sólo agradará a los fans acérrimos de Cave. De hecho, el resto de la humanidad piensa que el aparente final que llega sobre los seis minutos es definitivo, pero luego el grupo lo retoma y alarga innecesariamente lo que ya había quedado como suficiente.
Justo antes de comenzar ‘Let The Bells Ring’ escuchamos cómo Nick se la dedica a Johnny Cash, quien murió en septiembre 2003, es decir, en plena gira de Nick Cave & The Bad Seeds. Esa emoción se palpa en la deslumbrante interpretación de esta canción, que en directo demuestra que el sentimiento envolvía no sólo a Nick, sino también al resto de músicos. Precisamente Cave había grabado un dueto con Johnny Cash no mucho antes de su muerte, así que el efecto de esa noticia debió ser aún más fuerte. La aportación del violín de Warren Ellis para ‘The Weeping Song’ sirve para incrementar notablemente su ya de por sí elevada carga emocional, pero se echa en falta una segunda voz como contrapunto de la voz principal, tal como era el original, puesto que Nick acaba adoptando un único carácter y aparte se desgañita un poco más de la cuenta. El “danke schön” que se escucha al acabar no se sabe si es porque pertenece a una actuación en un país de habla alemana o como un guiño para Blixa (el covocalista original, que era alemán), o ambas cosas juntas.
Incluyen una interpretación de ‘Red Right Hand’, cuando todavía los Arctic Monkeys no habían grabado su sensacional y mejor versión, así que estos quizá tomaran la idea de este álbum en directo. Es previsible que Cave & Co. coloquen un final apacible y por ello encontramos al final el góspel de ‘Lay Me Low’, que a la postre sólo sirve para dejar la sensación de que no hemos visto la mejor cara de la banda. Algo por otra parte evidente porque el transcurso del tiempo se deja notar y porque con los años Nick Cave ha sabido explotar también la vertiente de la música como espectáculo. En todo caso, The Bad Seeds en directo siempre son interesantes y no hay que perderse las grandiosas interpretaciones de ‘Let The Bells Ring’ y ‘Supernaturally’.