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SIMON & GARFUNKEL

1) You Can Tell The World; 2) Last Night I Had The Strangest Dream;

3) Bleecker Street; 4) Sparrow; 5) Benedictus; 6) The Sound Of Silence;

7) He Was My Brother; 8) Peggy-O; 9) Go Tell It On The Mountain;

10) The Sun Is Burning; 11) The Times They Are A-Changin';

12) Wednesday Morning, 3 A.M.

WEDNESDAY MORNING, 3AM

Año de publicación: 1964

Puntuación:

Dos amigos que se conocen y que cantan como dúo desde el instituto deciden finalmente grabar un disco, confiando en la magia derivada de la fusión de sus voces y en la habilidad como guitarrista y compositor de Paul Simon, aunque únicamente cinco de las canciones aquí incluidas son composiciones originales de él, que precisamente son de lo mejor que podemos encontrar en este LP de debut. Y eso que a estas alturas Simon ya había compuesto una buena cantidad de temas, pero los criterios de las discográficas de música folk parece que no eran muy receptivas a incluir demasiado material original en un LP de debut. Los ingredientes musicales aquí son bien sencillos: las voces de los dos amigos y la guitarra de Paul, algo de contrabajo y además un banjo en una de las canciones.

 

De las canciones originales compuestas por Simon, la más convencional es ‘Bleecker Street’, pues se podría tomar como la típica canción folk a dos voces. ‘Sparrow’ es una emotiva alegoría sobre la segregación racial en que un gorrión busca cobijo, donde contrastan las delicadas líneas corales iniciales en las que se relata su búsqueda con las bruscas negativas que va recibiendo de los diferentes elementos naturales que lo rechazan, cantadas en primer lugar solo por Paul con voz agresiva. Curiosamente, ‘He Was My Brother’ está firmada bajo pseudónimo (Paul Kane) y sigue con ese sonido melódico y agradable, aunque aquí se repite demasiado la estructura. En cambio, la canción que da título al álbum, ‘Wednesday Morning 3 A.M.’, si que consigue un gran efecto entre la interacción de la melodía de guitarra acústica y las voces angelicales, pues transmite ese sentimiento contradictorio del protagonista, que se deleita viendo dormir a su amada por la noche mientras se arrepiente de un crimen cometido que lo obliga a abandonarla. La letra de este tema sería aprovechada en el siguiente disco para el futuro ‘Somewhere They Can't Find Me’.

 

Y si Simon nos demuestra sus dotes compositivas, en cambio Art Garfunkel nos deja claro que no se dedica a componer, aunque no obstante fuera él quien investigó y encontró el canto de siglos atrás ‘Benedictus’, que es el homenaje del dúo al canto gregoriano (quizá una fuente de inspiración para su estilo) y está incluso cantado en latín.

 

Sobre las versiones de otros artistas, la mejor es sin duda la que inicia el LP, ‘You Can Tell The World’, que es una buena emulación del estilo más movido de los Everly Brothers y que sirve además para demostrar la pericia de Simon con la guitarra acústica. Por otro lado, ‘Peggy-O’, que también fue grabada por Bob Dylan en su disco de debut, aquí tiene un tratamiento más melódico acorde a los postulados estilísticos del dúo. Y del genio de Minnesota no podía faltar la correspondiente versión, en este caso de ‘The Times They Are A-Changin'’, que no aporta absolutamente nada nuevo. Es como una versión edulcorada del tema, pues con las dulces armonías se pierde toda la carga reivindicativa que transmite Dylan con su voz.

 

Por desgracia en este disco también hay momentos en que parece que están haciendo música para acompañar a las abuelitas mientras hacen punto junto al brasero. Por ejemplo, ‘Last Night I Had The Strangest Dream’ es la demostración de que el sonido country no pega ni con cola con ellos, además de que el solo de banjo que escuchamos queda hasta un tanto rídiculo. Y ‘Go Tell It On The Mountain’ es lo que tocaría cualquier dúo callejero con ganas de transmitir felicidad a raudales a las 7 de la mañana en un metro.

 

Y para el final me dejo la canción más importante del disco y de su carrera, ‘The Sound Of Silence’, aquí en su versión acústica primeriza, que ciertamente suena menos potente musicalmente sin la electrificación añadida a posteriori, pero que sigue transmitiendo un mensaje poderoso sobre el aislamiento y descarriamiento de la sociedad, susceptible de caer bajo el influjo de grandes movimientos manipuladores de masas si pierde su espíritu analítico y crítico.

 

En cualquier caso, este disco fue un fracaso comercial que provocó la separación del dúo y que Paul Simon hiciera un peregrinaje en solitario por el Reino Unido, hasta que un ardid del productor Tom Wilson con ‘The Sound Of Silence’, probando a electrificarla para aprovechar el incipiente tirón del folk-rock que habían iniciado The Byrds, convertiría a Simon & Garfunkel en estrellas de la noche a la mañana, lo que forzaría el regreso del primero para retomar su carrera conjunta con más experiencia y confianza.

SOUNDS OF SILENCE

Año de publicación: 1966 

Puntuación:

1) The Sound Of Silence; 2) Leaves That Are Green; 3) Blessed; 4) Kathy's Song;

5) Somewhere They Can't Find Me; 6) Anji; 7) Richard Cory; 8) A Most Peculiar Man;

9) April Come She Will; 10) We've Got A Groovey Thing Goin'; 11) I Am A Rock; [BONUS TRACKS]: 12) Blues Run The Game; 13) Barbriallen; 14) Rose Of Aberdeen; 15) Roving Gambler.

Este disco cambió la vida de Simon y Garfunkel debido a una jugada comercial y exitosa del productor Tom Wilson, que provocó la reunión del dúo y el inicio real de una trayectoria breve pero sólida que dejó por el camino una buena colección de magníficas composiciones. Aunque para este álbum el productor elegido será Bob Johnston.

 

Para hablar de este disco es inevitable e imprescindible referirse en primer lugar a la canción ‘The Sound Of Silence’, a la electrificación en la producción de la que era inicialmente una delicada balada coral, tal como se puede escuchar en el LP de debut del dúo, y que aquí multiplica el efecto rompedor de su incisiva letra referida a la incomunicación y la soledad ya desde sus primeras líneas de guitarra eléctrica que introducen el tema. Aunque también queda claro que eso no era la panacea, pues el empleo de la guitarra eléctrica queda como más atascado en ‘Blessed’, que le hace perder algo de nivel, aunque ello no oculta su letra irónica y su impecable parte vocal.

 

Uno de los aspectos más destacados en este disco es que se podría hablar de reciclaje musical pero en el mejor sentido que se le pudiera dar a esa expresión, y no me estoy refiriendo a “The Sound Of Silence”, sino al aprovechamiento máximo y original que Simon hace del instrumental de Davy Graham ‘Anji’. No solo demuestra con él su habilidad con la guitarra, sino que también lo aprovecha para completar la letra de ‘Wednesday Morning 3 A.M.’ (perteneciente a su disco de debut), aportarle una energía de la que carecía aquélla y añadir un gran estribillo para completar un tema que queda de esta manera redondo. Pero parece que la cosa de reciclar no queda aquí, puesto que justo la canción que llega a continuación, ‘Richard Cory’, también toma algunos elementos, aunque el tema está marcado principalmente por la violenta historia que narra, de la persona adinerada y envidiada que lo tiene todo pero acaba pegándose un tiro, todo ello aderezado por unas grandes melodías y un elaborado estribillo. Y por si nadie lo pensaba, ¡todavía se puede reciclar más! La melodía inicial de ‘We've Got A Groovey Thing Goin'’ también está tomada de uno de los momentos de ‘Anji’, para después pasar a presentarnos un movidito tema, incluso bailable, sin mayores pretensiones pero con unas melodías corales e instrumentales ultra-pegadizas.

 

El tema del suicidio tratado en ‘Richard Cory’ vuelve a aparecer de nuevo en ‘A Most Peculiar Man’ de forma todavía más cruda por estar cantado de forma más delicada en un tono más folk. Precisamente en ese sentido más emparentado con el folk más primigenio, aunque con el matiz melódico característico de Simon, tenemos también ‘Kathy's Song’ y la todavía mejor ‘April Come She Will’.

 

También podemos encontrar toques artísticos (parece que por cortesía de Garfunkel, que algo debía aportar) como por ejemplo el sonido de clavecín de ‘Leaves That Are Green’, de la cual sus dos frases iniciales sirvieron de inspiración para Billy Bragg y su ‘A New England’. Es una canción donde combinan a la perfección las partes vocales individuales con las conjuntas para tratar la temática del paso del tiempo, algo que será recurrente en las letras de Paul Simon, sobre todo de forma muy evidente en el disco Bookends. Y de obra de arte se podría catalogar ‘I Am A Rock’, emotivo tema sobre la soledad voluntaria, es decir la que uno elige por el sufrimiento que le ha provocado el exponer sus sentimientos a los demás, memorable desde que cantan “I am alone” hasta el desarrollo gradual donde al final se nos explica por qué el protagonista se autodefine como una roca y una isla. Una canción imprescindible de escuchar.

 

En cambio, los bonus tracks si que son totalmente prescindibles pues se trata de cancioncillas folk sin mayor interés, es decir, que si Simon y Garfunkel se hubieran dedicado a cantar cosas así, nadie hubiera vuelto a hablar de ellos nunca más. Pero nos encontramos ante un gran disco que convirtió a sus intérpretes en estrellas musicales e incluso intelectuales del momento, esto último ayudado por esas fotos de portada e interior donde parecen universitarios tanto en la forma de vestir como en las poses.

PARSLEY, SAGE, ROSEMARY AND THYME

Año de publicación: 1966 

Puntuación:

1) Scarborough Fair/Canticle; 2) Patterns; 3) Cloudy; 4) Homeward Bound;

5) The Big, Bright Green Pleasure Machine;

6) The 59th Street Bridge Song (Feelin' Groovy); 7) The Dangling Conversation;

8) Flowers Never Bend With The Rainfall;

9) A Simple Desultory Philippic (Or How I Was Robert McNamara'd Into Submission); 10) For Emily Whenever I May Find Her; 11) A Poem On The Underground Wall;

12) 7 O'Clock News/Silent Night;

[BONUS TRACKS]: 13) Patterns; 14) A Poem On The Underground Wall.

Subidos ya al tren del éxito, Simon y Garfunkel continúan en la misma senda de aunar en un disco las dos tendencias que se evidencian en su trabajo, por un lado el apartado folk y coral del que bebieron y con el que iniciaron su andadura artística, y por otro el instinto creativo que les llevaba a idear y probar elementos nuevos en sus canciones, así como las letras serias y más o menos intelectuales de Simon. El título del álbum está extraído de la letra de ‘Scarborough Fair/Canticle’, una bella actualización del cancionero barroco donde destacan tanto el melódico sonido de clavecín como la memorable parte vocal llena de armonías y contrapuntos en un alarde de pura técnica interpretativa, además de presentar la curiosidad en la letra de repetir las líneas “Remember me to one who lives there / She once was a true love of mine” que ya utilizara Bob Dylan en su ‘Girl From The North Country’, delatando así el origen popular de la canción.

 

Por otro lado, también encontramos otros momentos de tranquilidad musicalmente más convencional como es ‘Cloudy’, que les sirve para realizar otra demostración de perfecta conjunción vocal, aunque con mucho mejor resultado podemos encontrar ‘Flowers Never Bend With The Rainfall’, que tiene una carga épica adicional con su declamación auto-reivindicativa (“my life will never end” o “And I must be what I must be and face tomorrow”), así como ‘A Poem On The Underground Wall’, una emotiva canción sobre el poeta que aguarda a que la estación de metro quede vacía para escribir en la pared su creación de estilo alternativo, que engancha desde su original inicio formado en primer lugar por una percusión simple a la que se añade una florida guitarra y el “mmmmm” del dúo. En los bonus tracks encontramos una versión más primeriza sin esa introducción y sin coros, con lo que obviamente se pierde parte del encanto.

 

Dos de las canciones más conocidas de este disco son, por un lado, ‘The 59th Street Bridge Song’, precisamente una de las más celebradas del dúo, pero a mí al menos no me entusiasma. No está mal su estilo de jazz pero no deja de ser una canción agradable y poco más. La otra es ‘Homeward Bound’ (que en la edición española del LP no aparecía, pues venía incluida en Sounds Of Silence), otro gran tema folk-rock con un magnífico estribillo que eleva en primer término el tono calmado del tema para después volverlo a bajar al final cuando Simon canta “silently for me”.

 

La grandeza de la voz de Garfunkel queda patente en ‘For Emily Whenever I May Find Her’, una canción discreta que hubiera pasado inadvertida si no fuera por la interpretación de Art, sobre todo en su parte final donde su voz expresa todo el sentimiento posible en una frase tan simple como “Oh, I love you”. Va dirigida a la poetisa estadounidense del siglo XIX Emily Dickinson, por la que Simon debería tener devoción pues la vuelve a nombrar en la letra de ‘The Dangling Conversation’, contraponiéndola al poeta entonces algo más contemporáneo Robert Frost, para otra canción de tono calmado y temática intelectual.

 

Sigue habiendo algo de espacio para los ritmos más movidos, como es el caso de ‘The Big, Bright Green Pleasure Machine’, que tiene un maníaco órgano de fondo, o como la canción situada entre la broma y la parodia ‘A Simple Desultory Philippic (Or How I Was Robert McNamara'd Into Submission)’, en la que hay numerosas referencias culturales y musicales, incluida esa frase en la que cuando escuchan el nombre Dylan, lo asocian al poeta Dylan Thomas.

 

El carácter experimental del dúo se deja ver en ‘Patterns’, tema acústico con fieros punteos de guitarra y una base rítmica que parece tomada de la música africana, no en vano el propio Simon en su carrera en solitario se acercaría a esos sonidos más étnicos. El desarrollo vocal e instrumental de esta canción es muy interesante de escuchar, algo que se pierde en parte en la demo que encontramos en los bonus tracks. Por otro lado, ‘7 O'Clock News/Silent Night’ es un controvertido tema que podría englobarse en la categoría de experimentos sencillos, pues se trata de hacer sonar al mismo tiempo el villancico Noche de Paz y unas noticias de actualidad de fondo, hablando de Vietnam, asesinatos e incluso la muerte por sobredosis del cómico Lenny Bruce. El resultado de ese contraste violento entre la calma navideña y los graves sucesos que ocurren a diario dependerá de cómo le entre a cada uno, pero no deja de ser una reflexión de cómo la vida de las personas sigue hacia delante con todos sus rituales, una manera también de poder soportar todas las injusticias y crueldades que nos rodean.

 

En resumen, buen disco del dúo que no llega al nivel de su predecesor por tener demasiados temas más convencionales, pero que aún así es toda una experiencia placentera con algunos temas inolvidables, sobre todo ‘Scarborough Fair/Canticle’, que es de obligada escucha.

1) The Sound Of Silence; 2) The Singleman Party Foxtrot; 3) Mrs. Robinson;

4) Sunporch Cha-Cha-Cha; 5) Scarborough Fair/Canticle (Interlude); 6) On the Strip;

7) April Come She Will; 8) The Folks; 9) Scarborough Fair/Canticle; 10) A Great Effect; 11) The Big Bright Green Pleasure Machine; 12) Whew; 13) Mrs. Robinson;

14) The Sound Of Silence.

Puntuación:

Año de publicación: 1968

THE GRADUATE [BSO]

Casi al mismo tiempo que su siguiente disco de estudio (Bookends) aparecería la banda sonora de esta famosa película de Mike Nichols, donde se entremezclan canciones antiguas del dúo, en algunos casos en diferentes versiones, junto a otras del compositor Dave Grusin que pertenecen a un estilo bien diferente, el de la música orquestal para bailes de salón. Por ello, aunque en su estilo no estén mal, lo cierto es que la música de Grusin desentona junto a la de Simon & Garfunkel.

 

Respecto a lo que aportan estos últimos, quitando los temas ya repetidos (incluidas las versiones eléctrica y acústica de ‘The Sound Of Silence’, versión esta última que posee un final diferente al que podíamos escuchar en el disco de debut del dúo), tenemos una regrabación casi idéntica de ‘April Come She Will’, una versión más rítmica y bailable de ‘The Big Bright Green Pleasure Machine’ y dos versiones de ‘Scarborough Fair/Canticle’, una de ellas instrumental y casi minimalista, y la otra un innecesario alargamiento de la canción original mediante la repetición de secciones enlazadas por una delicada flauta. Lo que nos queda por tanto es la canción estrella del disco y de la película, ‘Mrs. Robinson’, que aparece en dos versiones diferentes y ninguna de ellas es la definitiva que grabarán para el disco Bookends. La primera versión de ‘Mrs. Robinson’ es cuasi-instrumental, únicamente con los coros iniciales como acompañamiento vocal; y la segunda es prácticamente lo mismo pero con letra, por lo que ambas quedan como si fueran demos de la gran versión final que llegaría muy pronto.

 

Así pues, si no eres un aficionado al foxtrot o el cha-cha-cha, puedes obviar este disco o escucharlo únicamente una vez por la curiosidad de escuchar las diferentes versiones de algunos temas. Pero no da para mucho más.

1) Bookends Theme; 2) Save The Life Of My Child; 3) America; 4) Overs;

5) Voices Of Old People; 6) Old Friends; 7) Bookends Theme (reprise);

8) Punky's Dilemma; 9) Fakin' It; 10) Mrs. Robinson; 11) Hazy Shade Of Winter;

12) At The Zoo;

[BONUS TRACKS]: 13) You Don't Know Where Your Interest Lies;

14) Old Friends (demo).

Puntuación:

Año de publicación: 1968 

BOOKENDS

Con el transcurso de los años Paul Simon intentaría crearse una imagen intelectual y vanguardista, fruto de su interés por descubrir nuevas formas musicales de expresión y su debilidad por la poesía. Y no es que no lo consiguiera, al menos en parte, pero mediante este Bookends quedó claro que en el terreno de la vanguardia no era donde podía competir con otros artistas, si bien podía conseguir grandes aciertos puntuales. Aquí Simon ideó un disco conceptual en el que se trataba de manera genérica la temática de las relaciones humanas y cómo se veían afectadas o se mantenían con el paso del tiempo. Así, la dupla ‘Old Friends’ con lo que parece su coda ‘Bookends Theme (reprise)’ se convierte en todo un canto a la amistad que perdura con los años, una gran pieza que solo queda lastrada por su parte orquestal que parece desafinar en el momento de mayor tono dramático en la instrumentación, como si hubiera querido emular a los Beatles de ‘A Day In The Life’. Pero lo que definitivamente sobraría dentro del concepto del álbum es ‘Voices Of Old People’, una incomprensible adición de entrevistas a gente mayor que en una obra musical sobra completamente.

 

Precisamente el disco se abre con una breve versión instrumental de ‘Bookends Theme’, que sirve para presagiar el tono nostálgico que sobrevuela el álbum, aunque todo el ambiente creado desaparece de golpe con el fuerte sonido de sintetizador que antecede la entrada de ‘Save The Life Of My Child’, un sonido por otro lado rarísimo que le da un toque experimental a la historia de la madre desesperada por la situación delicada de su hijo. Su inusual estructura también le aporta suficiente interés, aunque quede lejos de la emoción que pretende transmitir. Dentro de esa vertiente más experimental pudiera incluirse también ‘Fakin' It’, no por presentar ningún sonido astral pero sí por su estructura diferente y sus variadas melodías que mantienen vivo el interés. Curiosamente, estas dos últimas canciones citadas habían sido compuestas con anterioridad respecto al resto, en 1967. Y es que no precisamente componen el disco canciones nuevas, pues se rescatan singles que habían resultado algo fracasados como ‘At The Zoo’ y la enérgica ‘Hazy Shade Of Winter’, la cual en los ochenta sería versionada por el grupo femenino Bangles y que sirve para retomar la temática del paso del tiempo (“Time, time, time, see what's become of me”) con una gran melodía rítmica que podría haber pertenecido a los Rolling Stones y que aquí sirve de trasfondo para un gran canto, esta vez a dúo, de Simon y Garfunkel, incluido un gran middle-eight y unas voces que no descansan ni un momento, ni siquiera entre el estribillo y la siguiente estrofa.

 

Tras todo lo comentado hasta ahora, si hubiera que destacar un tema por su estructura sería ‘America’, pues es como si hubieran concentrado una suite de varias secciones en unos pocos minutos. Además, es toda una delicia escuchar cómo van entrando y saliendo los instrumentos a la par que la voz de Paul Simon canta a solas o se va aunando con la de Garfunkel, sobre todo en su gran final de estribillo “...to look for America”. Por otro lado, la anteriormente esbozada en la banda sonora de El Graduado ‘Mrs. Robinson’ es quizá la canción más emblemática del dúo, versionada hasta la extenuación y con un estribillo ultra-pegadizo, además de una gran melodía vocal principal, donde quizá lo único que le sobraría sería algunos segundos de su parte final instrumental, pues su ritmo es más bien estático para ser alargado. Por otro lado, en contraste con toda la seriedad inherente al disco, para el final nos dejan el humor de ‘At The Zoo’, aderezado por el mismo gusto en el empleo de instrumentos de forma detallista.

 

Y bueno, lo que queda después de todo lo comentado son dos canciones tranquilas e intercambiables, ‘Overs’ y ‘Punky's Dilemma’, que suenan bien pero que pronto se olvidan. Y en los bonus tracks encontramos una demo de ‘Old Friends’ sin nada de orquesta y la cara B del single de ‘Fakin' It’ (‘You Don't Know Where Your Interest Lies’), que resulta entretenida y tiene un estilo enérgico al hilo de su cara A.

1) Bridge Over Troubled Water; 2) El Condor Pasa (If I Could); 3) Cecilia;

4) Keep The Customer Satisfied; 5) So Long, Frank Lloyd Wright; 6) The Boxer;

7) Baby Driver; 8) The Only Living Boy In New York; 9) Why Don't You Write Me;

10) Bye Bye Love; 11) Song For The Asking;

[BONUS TRACKS:] 12) Feuilles-O; 13) Bridge Over Troubled Water.

Puntuación:

BRIDGE OVER TROUBLED WATER

Año de publicación: 1970 

Madurez es la palabra que define a la perfección el mejor disco de la carrera de Simon & Garfunkel. En este disco es como si hubieran desplegado toda la sabiduría acumulada en la grabación de los anteriores, puliendo los defectos y desarrollando sus virtudes, y en algunos casos mediante un elevado perfeccionismo donde los elaborados arreglos engrandecen en buena medida el resultado final, algo que no obstante no era del agrado de Paul Simon, una de las razones de que acabaran separándose para continuar cada uno con sus intereses e inquietudes.

 

La canción ‘Bridge Over Troubled Water’ representa el punto álgido de Art Garfunkel como cantante. Acompañado en un principio únicamente por un piano, cual magnificente lied de Schubert, Garfunkel va modulando su voz para transmitir toda la carga poéticamente amorosa de la letra hasta su catarsis final junto a la orquesta que suena como si de una tormenta se tratara. La misma grandeza la vuelven a conseguir en ‘The Only Living Boy In New York’, con ese gran momento donde cantan “Half of the time we're gone but we don't know where / And we don't know where” y que sirve para que entren unos bellos coros que adornarán el tema a la perfección e irán aportando diferentes armonías hasta el final, no sin haber escuchado otra genial aunque breve sección instrumental. La letra hace referencia a Garfunkel, pues en sus inicios el dúo se hacía llamar Tom&Jerry.

 

El gusto por las músicas del mundo que jalonará la carrera en solitario de Paul Simon aparece aquí en su vertiente andina gracias a ‘El Condor Pasa (If I Could)’, donde la instrumentación exótica corre a cargo del grupo peruano Los Incas, quienes interpretan una melodía tradicional que sirve de base al gran juego de voces del dúo. Tampoco resulta una sorpresa escucharlos interpretar en directo la conocida canción ‘Bye Bye Love’, popularizada a finales de los años cincuenta por los Everly Brothers y que en manos de Simon y Garfunkel vuelve a aparecer en todo su esplendor, rivalizando su juego de voces con el de los míticos hermanos.

 

‘Cecilia’ tiene un prominente ritmo que recuerda en parte al inicio de ‘Fakin' It’ del disco anterior, pero que tiene suficiente personalidad propia para enganchar y proporcionarnos ganas de seguir la percusión nosotros mismos. En España es conocida también porque se utilizó como nombre artístico de la malograda cantautora madrileña, pues empezó su carrera cuando esta canción estaba de moda en nuestro país. Aunque más conocida en España quedaría años después ‘The Boxer’ gracias a la parodia que hicieron los cómicos Martes y Trece de esta canción. Pero que ello no nos desvíe de destacarla como una de las mejores composiciones de Paul Simon, el desgarrador relato de un chico que sale a buscarse la vida e intentar ganarse la vida honradamente (“I come looking for a job, but I get no offers / Just a come-on from the whores on Seventh Avenue” --> “Voy buscando trabajo, pero no recibo ofertas / Solo un ‘vamos’ de las prostitutas de la Séptima Avenida”), interpretado con unas melódicas voces, además de poseer un intermedio instrumental de gran lirismo y, por supuesto, ese estribillo donde cada estruendo nos hace sentir tanto los golpes que recibe boxeando como los golpes que le da la vida. Y pone los pelos de punta su parte final tras cantar los momentos en que el chico desea abandonarlo todo y volver a casa como un fracasado (“I am leaving, I am leaving”) pero donde el luchador que lleva dentro le hará seguir adelante, para pasar seguidamente a una repetición continuada del estribillo del “lie-la-lie” hasta lo que parece el sollozo final del chico, en un final que nos deja la incertidumbre de conocer la suerte del protagonista.

 

Los ecos de la pegadiza ‘We've Got A Groovey Thing Goin'’ (perteneciente al Sounds Of Silence) resuenan en este disco en varias ocasiones. Tanto ‘Keep The Customer Satisfied’ (con sus prominentes trompetas) como ‘Baby Driver’ (donde destaca la perfecta ejecución de guitarra acústica) o la menor ‘Why Don't You Write Me’, esta última en tono agridulce, no consiguen llegar a enganchar tan abiertamente como su predecesora, pero sí que le ganan en madurez e interpretación. Por otro lado, los momentos más intimistas y tranquilos llegan con ‘So Long, Frank Lloyd Wright’, que suena a bossanova en un estilo similar al que emplearan The Kinks en su ‘No Return’ del Something Else, y la última canción del disco, ‘Song For The Asking’, que es el mejor punto final a esta obra maestra y a su carrera artística como dúo. Los bonus tracks no aportan gran cosa, puesto que por un lado tenemos una canción tradicional que se escucha sin más pena ni gloria, y por otro lado una versión alternativa sin orquesta ni arreglos de la canción que da título al álbum, otra ocasión de escuchar a Garfunkel en todo su esplendor.

 

Así se puso punto final a la trayectoria de unos artistas en la cúspide de su gloria, sobre todo financiera, lo cual supuso una tremenda sorpresa pero que de la misma manera fue un indicativo de que Paul Simon no se movía por motivos económicos en su carrera. De hecho, otro de los motivos de separación del dúo fue que Simon quería incluir una canción llamada valientemente ‘Cuba Si, Nixon No’ (así, en castellano), a lo cual se negó Garfunkel a participar. Y es que ciertamente fueron dos personas muy diferentes en muchos aspectos, Simon el compositor claro y directo, y Garfunkel el intérprete conservador y perfeccionista.

THE CONCERT IN CENTRAL PARK

Año de publicación: 1982

Puntuación:

1) Mrs. Robinson; 2) Homeward Bound; 3) America;

4) Me And Julio Down By The Schoolyard; 5) Scarborough Fair; 6) April Come She Will; 7) Wake Up Little Susie; 8) Still Crazy After All These Years; 9) American Tune;

10) Late in the Evening; 11) Slip Slidin' Away; 12) A Heart in New York;

13) Kodachrome/Maybellene; 14) Bridge over Troubled Water;

15) Fifty Ways to Leave Your Lover; 16) The Boxer; 17) Old Friends;

18) The 59th Street Bridge Song (Feelin' Groovy); 19) The Sound of Silence.

Algo más de una década después de su separación, Simon y Garfunkel se volvieron a reunir en 1981 para un concierto benéfico en Central Park (Nueva York). Previsiblemente escogieron para la ocasión una gran parte de sus canciones más celebradas, sin apenas variaciones destacadas respecto a lo que ya conocíamos, lo cual tampoco es un problema porque la grandeza de estas canciones reside en buena parte en la parte vocal, que en algunos casos supone ya de por sí una exhibición de arte y maestría suficiente para perdonar lo otro.

 

Como era de esperar, se incluyen diversos temas pertenecientes a la carrera en solitario de Paul Simon, sobre todo concentradas en la parte central del concierto, e incluso una (‘A Heart In New York’) perteneciente al que entonces era el último disco publicado de Art Garfunkel, obviamente no escrita por él (pues su fama era la de meticuloso arreglista de composiciones ajenas) y que previsiblemente es una canción tranquila y melódica, aparte de olvidable. De Simon también podemos escuchar una de las canciones con ritmos africanos (‘Late In The Evening’) que tanto éxito le darían a mediados de la década de los ochenta con su disco Graceland, pero que aquí anima un poco el concierto y poco más. Las mejores interpretaciones de su repertorio en solitario serían la marchosa ‘Me And Julio Down By The Schoolyard’ y la rítmica e intrigante ‘Fifty Ways To Leave Your Lover’.

 

De las canciones pertenecientes a su carrera como dúo tampoco puede decirse mucho, pero salvo ‘Homeward Bound’, que pierde fuelle al estar cantado en un tono más reposado que en el original, el resto es toda una delicia de escuchar, destacando la portentosa interpretación vocal de ‘The Boxer’, donde la percusión y el teclado sustituyen la orquesta original y se encargan de ir enfatizando el estribillo. Por otro lado, el guiño a los Everly Brothers, una de sus claras fuentes de inspiración, vuelve a aparecer con la interpretación de la famosa ‘Wake Up Little Susie’. Y cuando escuchamos el comienzo del medley ‘Kodachrome/Maybellene’ parece que vayamos a escuchar más bien una versión de ‘Get Back’ de The Beatles. También cabe destacar que en los bises la última canción del concierto es ‘The Sound Of Silence’, interpretada en acústico tal como fue concebida originalmente. Una bonita manera de finalizar la velada, que solo significó el inicio de una gira mundial que no fructificaría en ningún disco nuevo.

 

Este concierto no deja de ser un ejercicio de nostalgia, pero con la sustancial diferencia de que nuestro dúo demuestra estar en pleno estado de forma, de tal manera que nadie podría percibir los largos años transcurridos desde su disolución.

LIVE FROM NEW YORK CITY, 1967

1) He Was My Brother; 2) Leaves That Are Green; 3) Sparrow; 4) Homeward Bound;

5) You Don't Know Where Your Interest Lies; 6) A Most Peculiar Man;

7) The 59th Street Bridge Song (Feelin' Groovy); 8) The Dangling Conversation;

9) Richard Cory; 10) A Hazy Shade Of Winter; 11) Benedictus; 12) Blessed;

13) A Poem On The Underground Wall; 14) Anji; 15) I Am A Rock;

16) The Sound Of Silence; 17) For Emily, Whenever I May Find Her;

18) A Church Is Burning; 19) Wednesday Morning, 3 A.M.

Puntuación:

Año de publicación: 2002

Aunque un concierto acústico de Simon y Garfunkel con el único acompañamiento de la guitarra del primero no resulta nada deslumbrante a priori, al menos sirve como documento sonoro de la calidad vocal interpretativa de la pareja en un momento intermedio de su carrera, grabado en el Lincoln Center de Nueva York en enero de 1967, justo tras la publicación de sus tres primeros discos. Es curioso observar cómo después de haber triunfado a nivel mundial debido a la electrificación de su sonido, aquí dejan de lado todo elemento añadido y actúan de igual manera que en sus inicios, de hecho hasta canciones como ‘Blessed’ o ‘A Hazy Shade Of Winter’ suenan diferentes, como no acabadas en su formato acústico, donde al menos la segunda se salva por sus memorables melodías, algo que no puede aplicarse a ‘Blessed’, donde precisamente tenían un papel destacado los instrumentos eléctricos.

 

Las únicas novedades en cuanto al repertorio conocido que podemos encontrar son dos: por un lado, la rítmica ‘You Don't Know Where Your Interest Lies’, la cual conocíamos por su inclusión en los bonus tracks del segundo álbum del dúo y que pierde algo de su poderío sin la sección rítmica que reforzaba su intrigante devenir; de otro lado, la convencional ‘A Church Is Burning’, que recuerda a lo más olvidable del Wednesday Morning, 3am. Fuera de ellas poco más podría destacarse, pero cómo no comentar la valentía de Simon de interpretar el instrumental ‘Anji’ de Davy Graham, o la sublime interpretación de ‘I Am A Rock’, donde transmiten toda la carga emotiva de su letra con la expresividad de las voces.

 

No es precisamente un disco imprescindible pero tampoco defraudará a nadie. Un sonido básico de guitarra acústica que sirve de base para una gran interpretación vocal, que no aporta nada nuevo pero que al mismo tiempo proporciona un rato agradable. Quizá por ello no se prodiguen demasiado las grabaciones de conciertos del dúo.

RECOPILATORIOS

THE SIMON AND GARFUNKEL COLLECTION

Año de publicación: 1981

Muy recomendable recopilatorio para quien únicamente quiera poseer un disco del grupo con lo mejor de su carrera, pues ciertamente representa una gran colección con lo que casi cualquiera podría considerar sus grandes éxitos. Fue mi primera aproximación al dúo y el consecuente inicio por mi interés en su discografía. Probablemente sirviera para ponerlos de actualidad de cara al concierto realizado en el Central Park en ese mismo año y del que hemos hablado en esta página.

VÍDEOS

THE CONCERT IN CENTRAL PARK

Año de publicación: 1982

El ya comentado concierto de Central Park en 1981 tuvo su plasmación fílmica bajo la dirección del mismo director de Let It Be de los Beatles. En ella observamos la puesta en escena con los dos compañeros en primer plano y luego, más atrás, el resto de músicos. Garfunkel adopta su postura clásica de cantar encorvado hacia delante y con las manos en los bolsillos, tan campechano él. Del repertorio ya no comentaremos nada porque para eso está la reseña anterior, pero sí se ha de señalar que encontraremos una canción nueva (e inédita en ese momento) y que no saldría publicada hasta el siguiente álbum de su autor, que obviamente es Paul Simon en solitario. No fue publicada en el doble LP de este concierto porque está interpretada por Simon a solas con su guitarra y hacia la mitad hubo de parar unos segundos porque un espontáneo, borracho por lo que parece, se subió al escenario aunque pronto lograron agarrarlo y llevárselo. Esta canción se titula ‘The Late Great Johnny Ace’ y es muy discreta, tanto que se olvida rápidamente aunque se nombre en ella a JFK y al entonces recientemente asesinado John Lennon. Ver el concierto en imágenes solo podrá agradar a quienes profesen devoción por el dúo, pues seguro que se emocionarán de verlos juntos en aquella reunión que daría lugar a una pequeña gira y que sería también la última en muchos años.

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