CLÁSICOS DEL ROCK
ANÁLISIS DE LAS DISCOGRAFÍAS DE LOS ARTISTAS Y GRUPOS IMPORTANTES EN LA HISTORIA DE LA MÚSICA ROCK
J.J. CALE
2018
NATURALLY
Año de publicación: 1971
Puntuación:
1) Call Me The Breeze; 2) Call The Doctor; 3) Don't Go To Strangers; 4) Woman I Love;
5) Magnolia; 6) Clyde; 7) Crazy Mama; 8) Nowhere To Run; 9) After Midnight;
10) River Runs Deep; 11) Bringing It Back; 12) Crying Eyes.
2018
J.J. Cale podía considerarse a comienzos de los setenta un músico frustrado, ya que tenía treinta y dos años y sus grabaciones de los sesenta habían caído en el olvido sin notoriedad alguna. Pero gracias a un tal Eric Patrick Clapton, que grabó una versión de ‘After Midnight’ de éxito mundial, la suerte cambió para Cale al comenzar a ganar dinero de sus canciones por primera vez en su vida. De esta manera, tomó confianza y se decidió a emprender su carrera en solitario y grabar su primer álbum, rodeándose de competentes músicos y alguna máquina que otra.
Al comenzar a escuchar la percusión programada de esa mezcla particular de blues y country que es ‘Call Me The Breeze’, lo primero que podemos pensar es que estamos ante un tipo que ha grabado esto en su casa con alguna maquinita de las que ya usaban habitualmente en Alemania. Por suerte, hay baterías de verdad en el resto de temas y esos aires de demo de ‘Call Me The Breeze’ simplemente son un toque especial adicional al gancho que ya posee de por sí. Para quien esté acostumbrad@ a la exitosa versión de Eric Clapton, escuchar ‘After Midnight’ de esta manera tan decelerada choca bastante y no deja una impresión muy buena. Pero una vez nos acostumbramos, podemos disfrutarla desde esta “nueva” perspectiva, ya que el tempo bastante más lento permite paladear mejor sus memorables melodías.
El estilo rápido y animado de ‘Bringing It Back’ sirve de plantilla para algunos de los temas que grabará en su carrera, siempre bien adornados de punteos de guitarra, trompetas, armónicas o lo que se precie para transmitir dinamismo y júbilo al mismo tiempo. En cuanto a su influencia, es inevitable escuchar temas como ‘Don't Go To Strangers’ y no pensar en el debut de Dire Straits, que todavía tardaría siete años en llegar. La guitarra de J.J. enriquece notablemente canciones que, de otra manera, pasarían desapercibidas como ‘Crazy Mama’. Su impecable técnica es empleada con especial sutileza en ‘River Runs Deep’, toda una delicia para cualquier amante de la guitarra eléctrica. Pero no siempre la guitarra es el elemento principal en las composiciones. Por ejemplo, los violines toman el mando en ‘Clyde’, un divertido blues que sobresale por sus notables pasajes instrumentales entre estrofas, que son precisamente los que lo diferencian de un blues cualquiera. Por otro lado, el ritmo de ‘Call The Doctor’ crea un aura de misterio junto a la voz casi susurrante de Cale mientras los vientos van adornando, hasta que luego llega un pérfido solo de guitarra para acabar de completar la inquietante ambientación.
Las baladas todavía le salen demasiado convencionales y algo monótonas en el caso de ‘Magnolia’ y ‘Crying Eyes’, pero tampoco podía lograr la perfección en su primera entrega. Quitando ese par de temas bastante más discretos junto a la convencional ‘Woman I Love’, que abusa demasiado de los vientos poniéndolos al frente, poco puede objetarse a este fenomenal debut que significaba el comienzo de una interesante y respetable carrera repleta de fantásticos temas que serán adorados por todos los músicos coetáneos de Cale.
REALLY
Año de publicación: 1972
Puntuación:
1) Lies; 2) Everything Will Be Alright; 3) I'll Kiss The World Goodbye; 4) Changes;
5) Right Down Here; 6) If You're Ever In Oklahoma; 7) Ridin' Home; 8) Going Down;
9) Soulin'; 10) Playing In The Street; 11) Mo Jo; 12) Louisiana Women.
El segundo álbum de J. J. Cale no presenta demasiadas diferencias respecto a su debut. Bueno, en realidad resulta difícil encontrar diferencias en su discografía de los setenta, aunque aquí se puede destacar que las baladas las deja de lado, quizá consciente de que había sido su punto flojo. Nuevamente, la cantidad de músicos involucrados es sorprendente, como si hubiera peleas para poder participar en alguna grabación de este genial guitarrista y compositor. El ritmo de sucesión de los temas es vertiginoso, un total de doce canciones en tan solo media hora, por lo que todo se acaba muy rápido y con una sensación extraña, porque las primeras veces parece que estemos escuchando lo mismo de manera seguida, pero al mismo tiempo se notan diferencias que se van materializando conforme un@ se familiariza con el disco.
Para comenzar de manera irreprochable, ‘Lies’ es una de sus canciones más elaboradas hasta la fecha, puesto que además de su pegadizo ritmo y la impecable guitarra de Cale, posee algo de instrumentos de viento, coros femeninos y un sonido bien compacto que hace que se acabe tan rápido que nos quedamos con ganas de más. Es una de las joyas del álbum. Menos de dos minutos dura la otra joya, ‘I'll Kiss The World Goodbye’, muy pegadiza no solo por su ritmo arrastrado (obra del genial batería que tuvo Bob Dylan en su John Wesley Harding) perfectamente complementado por el piano, sino también por una memorable parte vocal y un solo de guitarra con un efecto distorsionado especial que probablemente esté conseguido con un pedal. Del citado álbum de Dylan encontramos aquí también a quien fuera el bajista, Charlie McCoy, pero aquí tocando un fantástico solo de armónica en la sinuosa ‘Ridin' Home’. Su sonido transmite inquietud, acorde a un personaje tan misterioso como J. J. Cale que es igualmente misterioso en varias de sus composiciones, creando más desasosegados temas como ‘Changes’.
Con sus 3:15 minutos de duración, ‘Everything Will Be Alright’ es la canción más larga del disco. Está encaminada hacia el jazz y presenta un falso final que da paso a una segunda parte instrumental pero equivalente. Forma parte de la variedad que presenta el álbum, aunque parezca lo contrario. Podemos hasta mover el esqueleto con bailables piezas como ‘Right Down Here’, ‘Playing In The Street’ o ‘If You're Ever In Oklahoma’, en estas dos últimas incluyendo el violín como instrumento típico de los bailes rurales estadounidenses.
Únicamente dos canciones no han sido escritas por Cale, que fueron además las últimas en ser grabadas. Una es la rítmica ‘Going Down’, que en las manos de J. J. es mucho más que un blues, mientras que la otra es la archiconocida ‘Got My Mojo Working’ de Muddy Waters, aquí titulada ‘Mo Jo’ quizá para que la gente no la asociara con los descuartizamientos que las bandas inglesas de los sesenta hicieron en sus versiones de este tema. No podían faltar tampoco algunos temas de relleno como ‘Soulin'’ y ‘Louisiana Women’, que inciden en ritmos y detalles ya vistos pero que son sencillos de emular y conseguir rellenar más espacio.
Así pues, proseguía con seguridad y buen hacer la carrera tardía de J. J. Cale, consolidando su prestigio y albergando esperanzas de una larga y productiva carrera que iría confirmando con el paso de los años.
1) Crying; 2) I'll Be There (If You Ever Want Me); 3) Starbound;
4) Rock And Roll Records; 5) The Old Man And Me; 6) Everlovin' Woman;
7) Cajun Moon; 8) I'd Like To Love You Baby; 9) Anyway The Wind Blows;
10) Precious Memories; 11) Okie; 12) I Got The Same Old Blues.
Año de publicación: 1974
Puntuación:
OKIE
Con ingredientes similares a los ya conocidos se gestó este tercer álbum, esta vez sin nombres familiares (salvo para los verdaderos conocedores de la música tradicional estadounidense) acompañando a Cale, aunque la lista de músicos participantes sigue siendo bien extensa. También vuelve a tener un ritmo vertiginoso al desglosar una docena de canciones en media hora escasa pero, dada su alta calidad, eso no representa ningún problema. Demostrando orgullo por sus raíces, el título del disco hace referencia al apelativo con el que se conoce a la gente de Oklahoma, su lugar de nacimiento. De esta manera, el instrumental ‘Okie’ nos transporta al sonido con el que ha crecido este artista, enseñando ese punteo particular de guitarra que lo caracteriza.
La experiencia y la confianza que le han aportado los dos álbumes anteriores hacen que J. J. pruebe de nuevo a componer baladas, con mucho mejor resultado tal como puede comprobarse en la solemne ‘Starbound’, donde consigue un sonido etéreo más propio de los Cocteau Twins, si no fuera porque estos no existirían hasta la siguiente década. ‘The Old Man And Me’ parece en primer término el intento de Cale de hacer una canción de cuna al estilo sureño, pero cuando entra la maravillosa guitarra slide ya hemos entrado en terreno novedoso y cambia el panorama por completo. De haber sido una pieza instrumental y haber doblado su duración, estaríamos hablando de una obra maestra de la ambientación y el sonido envolvente. No obstante, es todo un prodigio de canción, más si cabe cuando ha salido de un músico criado en la tradición musical sureña.
Para la brillante ‘Rock And Roll Records’ recupera la percusión programada, de la que sabe extraer siempre buen partido, añadiendo al conjunto una impresionante parte de guitarra y las siempre melódicas y pegadizas partes vocales. La maestría de Cale para crear ritmos animados y pegadizos que animan a mover el cuerpo se refleja aquí en varios temas como por ejemplo ‘Anyway The Wind Blows’, heredera directa de la espléndida ‘Call Me The Breeze’ de su disco de debut, todo un toque de autor. Es sabido que una canción que en su título lleve la palabra “cajun” parece predestinada a ser un desastre, pero J.J. rompe el mito mediante la estupenda ‘Cajun Woman’, de hipnótico ritmo e impecable guitarra. De ritmo incluso más rápido es ‘Everlovin' Woman’, una canción más discreta pero entretenida por su gran dinamismo. Esta última junto a ‘I'd Like To Love You Baby’ son los únicos temas convencionales del álbum y no se catalogan como relleno puro por la guitarra.
No faltan temas de ritmo inquietante como ‘Crying’ o la espléndida ‘I Got The Same Old Blues’, de compacta instrumentación que sabe transmitir potencia y garra sin que sea necesario ningún estruendo para ello. Dos viejas canciones de country conforman el cupo de versiones del álbum. Una es ‘I'll Be There (If You Ever Want Me)’, pasada por el tamiz del ritmo dinámico que le aplica Cale, mientras que ‘Precious Memories’ es una buena excusa para otorgar protagonismo a la guitarra slide.
Lo que no hay excusas es para no correr a descubrir este álbum para toda persona que no lo conozca. En cierta manera, J. J. Cale es un equivalente de The Band en el sentido de que consigue llevar la música tradicional hacia límites insospechados, logrando un sonido novedoso, original y, lo más importante, muy adictivo por la ingente cantidad de memorables melodías que presenta. Y este es su mejor álbum.
TROUBADOUR
Año de publicación: 1976
Puntuación:
1) Hey Baby; 2) Travelin' Light; 3) You Got Something; 4) Ride Me High; 5) Hold On; 6) Cocaine; 7) I'm A Gypsy Man; 8) The Woman That Got Away; 9) Super Blue;
10) Let Me Do It To You; 11) Cherry; 12) You Got Me On So Bad.
A estas alturas, se hace cada vez más cuesta arriba escribir algo novedoso sobre J. J. Cale porque la receta vuelve a ser la misma (aunque los resultados vuelvan a ser sorprendentes). Otra heterogénea mezcla de blues, country, rock, jazz… es decir, lo que ya podía denominarse como Tulsa Sound gracias a él. Nuevamente hay una extensa lista de músicos participantes, donde destaca la vuelta del batería Buttrey, aquel que grabó junto a Dylan, entre otros, el John Wesley Harding y que también había participado puntualmente en Really, mientras que aquí lo hará en varias canciones.
En el presente álbum encontraremos algunas maravillas del repertorio de este artista. Hay pocas composiciones musicales que consigan de verdad transmitir una sensación de movimiento, tal cual consigue la soberbia ‘Travelin' Light’, uno de los mejores temas que haya salido de la mente de Cale, de exaltado ritmo y connotaciones funky. Obviamente, encontraremos destacables canciones muy dinámicas en ese estilo tan propio que poseía como ‘I'm A Gypsy Man’ o ‘Let Me Do It To You’, pero estas no pueden llegar a la categoría de arte que posee ‘Travelin' Light’. Por otro lado, aunque fuera Eric Clapton quien triunfara con su versión de ‘Cocaine’, lo único que aporta a este tema de Cale es un solo de guitarra más afilado, pero la original ya posee suficiente poderío en lo musical y en el mensaje como para brillar por sí misma, además de que el solo de guitarra es también para enmarcar, ya que posee un timbre distorsionado muy particular. En cualquier caso, Cale siguió con unas ventas pobres aunque al menos suficientes para continuar con su imprescindible carrera, si bien sufriría un parón de dos años.
Adornada por unas rítmicas trompetas, ‘Hey Baby’ destaca por sus cambios de ritmo y dos grandes solos de guitarra. El jazz sobrevuela más que nunca un disco de Cale, aquí dejando huella en tres temas: ‘Hold On’, ‘Super Blue’ y la más discreta ‘You Got Me On So Bad’. En ‘You Got Something’ se nos vuelve por fin amistoso, empleando un agradable ritmo acorde a las pícaras intenciones de la letra. El solo de guitarra es de guitarra acústica aunque difuminado por un cambio de ritmo de aires latinos. Justo a continuación llega lo que podría ser la secuela, puesto que si ‘You Got Something’ es la declaración amorosa, ‘Ride Me High’ es la consumación física de tal acercamiento. En esta última, desarrolla un ritmo envolvente que se complementa con su voz sinuosa, creando una ambientación especial y, por qué no decirlo, sensual, que es lo adecuado en ese caso.
La segunda mitad del álbum no puede llegar al excepcional nivel de la primera, de ahí que encontremos un par de temas más convencionales de los que ya no aportan nada (‘The Woman That Got Away’ y ‘Cherry’, que igualmente son entretenidas), pero aun así estamos ante otra magnífica obra del músico de Tulsa, prueba de su genialidad y la originalidad de su propuesta.
5
Año de publicación: 1979
Puntuación:
1) Thirteen Days; 2) Boilin' Pot; 3) I'll Make Love To You Anytime; 4) Don't Cry Sister; 5) Too Much For Me; 6) Sensitive Kind; 7) Friday; 8) Lou-Easy-Ann;
9) Let's Go To Tahiti; 10) Katy Kool Lady; 11) Fate Of A Fool; 12) Mona.
Después de tres años sin publicar ningún nuevo disco, el siguiente y quinto (muy original su título) marca un antes y un después por la incorporación de quien será desde ahora pareja artística y sentimental: Christine Lakeland. Bueno, en realidad ese antes y después es en lo personal, puesto que en lo artístico no hay muchos cambios reseñables. Ese arte de hacer siempre lo mismo pero de forma diferente solo está al alcance de muy pocos privilegiados. Lo que no había probado nunca es la adición de un cuarteto de cuerda en algunas canciones, pero de todas maneras Cale nunca se había caracterizado por desechar ideas que le pudieran servir para enriquecer su sonido. De entre la pléyade de músicos que siempre participan en las grabaciones, podemos destacar esta vez a dos bajistas: el malogrado Carl Radle (gran músico acompañante de Eric Clapton o de George Harrison), que fallecería un año después, y Billy Cox, quien fuera el sustituto de Noel Redding como bajista de Jimi Hendrix.
Así pues, los ya familiarizados con la trayectoria de J.J. Cale no encontrarán grandes sorpresas en lo estructural, sin que ello signifique un problema en este artista. El tono inquietante de algunos de sus grandes temas lo encontramos aquí en la sensacional ‘Thirteen Days’, donde Christine ya se deja notar con unos acertados coros melódicos. Esa inquietud la sabe trasvasar a géneros en principio ajenos a ello, como es el country y su transformación en country-gótico (si es que algo así pudiera existir) en ‘Fate Of A Fool’, de geniales sutilezas que afloran lo mejor de su autor. La cadencia de su voz y la guitarra, sus verdaderas señas de identidad, crean tonadas relajantes y adictivas como ‘Boilin' Pot’ o ‘Sensitive Kind’; o dinámicas e hipnóticas como ‘I'll Make Love To You Anytime’, uno de esos temas que ganan con cada nueva escucha. En el caso de ‘Don't Cry Sister’, la única pega que se le puede poner es que quizá se repite demasiado el estribillo, porque por lo demás es suficientemente pegadiza.
Si Mark Knopfler había tomada inspiración muy clara de J.J. Cale para la música con la que había debutado en Dire Straits, Cale le retorna el préstamo mediante ‘Sensitive Kind’, que recuerda a ‘Water Of Love’ por sus ritmos de aires algo latinos. Con una sección rítmica más prominente, ‘Katy Kool Lady’ podría haber pasado por un tema de Steely Dan, pero de los primeros Steely Dan que creaban memorables melodías, como el fantástico piano que eleva esta canción a la categoría de arte, ayudado por los vientos y otro expresivo solo de guitarra. Es también la primera composición de Christine Lakeland como coautora junto a Cale, por lo que su influencia se veía bien positiva. Solo encontraremos una versión en este álbum, ‘Let's Go To Tahiti’, que vuelve a echar mano de la percusión programada, lo cual ya hemos visto que no es ningún problema cuando se complementa con la adictiva guitarra, en este caso de timbres caribeños de acuerdo con su letra sobre el deseo de escapada hacia tierras lejanas y de descanso (en teoría) como Haití.
No puede faltar algo de relleno como ‘Lou-Easy-Ann’ o ‘Mona’, pero al menos tienen un nivel aceptable que no hace decaer el interés. Y bueno, a estas alturas poco esfuerzo habría de invertir nuestro músico para conseguir animados temas como ‘Too Much For Me’ o ‘Friday’. De todas maneras, son problemas menores ante lo que es otro sensacional disco del de Tulsa, cuya inventiva a la hora de desarrollar ritmos y melodías seguía reñida con el éxito en ventas, que no el éxito artístico.
SHADES
Año de publicación: 1981
Puntuación:
1) Carry On; 2) Deep Dark Dungeon; 3) Wish I Had Not Said That; 4) Pack My Jack;
5) If You Leave Her; 6) Mama Don't; 7) Runaround; 8) What Do You Expect;
9) Love Has Been Gone; 10) Cloudy Day.
Resulta difícil comenzar a escribir sobre un nuevo álbum de J.J. Cale cuando todos siguen un mismo patrón y una misma esencia, aunque luego en la práctica suene todo diferente, prueba de la grandeza de este artista. Su mujer Christine Lakeland ya es miembro fijo, a lo que hay que sumarle la vasta lista habitual de músicos participantes donde se puede destacar a James Burton (el mítico guitarrista del primer y exitoso Elvis Presley), Jim Keltner en la batería, Leon Russell en el piano, así como varios miembros de lo que se conoció como The Wrecking Crew, esa unión tácita de músicos estadounidenses de sesión que, desde finales de los años cincuenta, participaron en miles de grabaciones y muchísimos éxitos conocidos, incluso suplantando a los músicos de bandas relevantes.
El comienzo del álbum no da indicios de ningún cambio a nivel cualitativo, aunque en realidad veremos que presenta algunas deficiencias a diferencia de los que había publicado hasta ese momento. La fulgurante ‘Carry On’ se ubica de forma equilibrada entre la seriedad y la emoción. Su inciso para cantar “Don't cry baby, look at where you've been” es solo un simple detalle pero de una genialidad tan grande que nos sirve para consolidar la idea de Cale como uno de los grandes artistas de la música estadounidense de raíces. En ese tono rítmico inquietante, marca de la casa, pero algo más distendido en su desarrollo, se enmarca también ‘What Do You Expect’. Pero la pieza más rápida de todas quizá sea la versión de ‘Mama Don't’, cuyo comienzo podría pasar por uno de esos temas ágiles de John Lee Hooker (aunque el compositor es un bluesman mucho más viejo: Cow Cow Davenport) hasta que entra la sección rítmica y el adictivo piano, entrando ya en terreno de Cale y confirmado por otro de sus fenomenales solos de guitarra. En la parte final, la verdad es que por la forma de cantar parece más Bob Dylan (sobre todo por incluir alguna risa) que John Lee Hooker, pero de todas maneras no le resta potencial como uno de los mejores temas del álbum. Y bueno, es necesario señalar que esta canción está enfocada como un juego, de tal manera que para cada nueva estrofa en la que se señala un instrumento en la letra como prohibido, ese mismo instrumento entra en escena en ese instante. ‘Love Has Been Gone’ puede parecer más inofensiva y sencilla, pero cuando hace el magistral giro melódico en los versos “How does it feel / Not too good / It ain't real but it's understood” es cuando aflora de nuevo la creatividad de Cale.
Lo que no estábamos acostumbrados es a escuchar canciones de J.J. Cale de más de cinco minutos y aquí tenemos dos, que son además de lo más discreto y ambas parecen destinadas a darles una oportunidad de lucimiento personal a sus músicos acompañantes. ‘Pack My Jack’ es un convencional blues que no cae en la vulgaridad porque ofrece un acompañamiento instrumental que recoge elementos de jazz. Análogamente, de J.J. Cale siempre esperamos algo más que una agradable pieza como el instrumental ‘Cloudy Day’, relajado y ejecutado de manera impecable, pero algo falto de humanidad y cercanía, que es parte del encanto especial del de Tulsa. De hecho, poc@s podrían esperar escuchar un extenso solo de saxofón en uno de sus discos.
Cuando se lanza a tocar canciones de blues sin más, como ocurre en ‘Deep Dark Dungeon’, ya no puede transmitir la misma emoción suprema que consigue mediante su particular manera de hibridar estilos tradicionales con el rock. Aun así, las impecables ejecuciones y el delicioso sonido de guitarra ya son alicientes suficientes para que al menos resulten agradables. En cambio, la jazzística ‘Runaround’ deja la sensación de ser lo mismo de siempre pero ya sin frescura ni originalidad, aunque al menos puede escucharse con agrado. En ‘Wish I Had Not Said That’ parece que se haya vuelto pop pero sin muchas ganas de esforzarse en el intento. Y bueno, algo de funk dinámico no podía faltar y por ello ‘If You Leave Her’ cubre ese aspecto con garantías.
Al final, aunque no estemos ante uno de los mejores álbumes de Cale, se trata igualmente de una recomendable obra. Aunque existan desaciertos, los puntos fuertes y los aciertos superan con creces a los defectos indicados. Mientras sea capaz de grabar preciadas gemas como ‘Carry On’, será difícil no disfrutar de cualquier disco suyo.
GRASSHOPPER
Año de publicación: 1982
Puntuación:
1) City Girls; 2) Devil In Disguise; 3) One Step Ahead Of The Blues;
4) You Keep Me Hangin' On; 5) Downtown L. A.; 6) Can't Live Here; 7) Grasshopper; 8) Drifters Wife; 9) Don't Wait; 10) A Thing Going On; 11) Nobody But You;
12) Mississippi River; 13) Does Your Mama Like To Reggae; 14) Dr. Jive.
Tan solo un año transcurrió desde el disco precedente y volvió con otro nuevo, algo que no se veía desde sus inicios, y además con catorce nuevas composiciones, todas ellas originales. Parecía a priori que la musa de la creatividad estaba con él. Sin embargo, en este álbum, aun siendo muy bueno, observamos algo que no había ocurrido nunca. En todos los discos anteriores sorprendía que, aun siendo similares en esencia, luego asombrosamente sonaban diferentes en la práctica, sobre todo debido a las soberbias composiciones que podían encontrarse. Aquí nos deja una sensación como si ya hubiéramos escuchado alguna vez esta música, que es precisamente lo que impide que pueda considerarse la mejor obra de J.J. Cale. Para quien este álbum sea su primera aproximación al artista, quedará prendado sin duda por él, pero esa genialidad que demostraba al “hacer siempre lo mismo y sonar siempre original” no se manifiesta aquí.
Comenzar con una canción country tan convencional como ‘City Girls’ no era la mejor carta de presentación, pues transmite una primera impresión de que Cale finalmente se ha relajado a la hora de componer. Y no es así, porque continúa siendo imposible no sucumbir ante el encanto del dinámico ritmo y la hipnótica guitarra de ‘Downtown L. A.’, todo marca de la casa. Otros temas ágiles y entretenidos que resultan muy adictivos aunque no lleguen a tal nivel de brillantez son ‘Nobody But You’ y ‘Devil In Disguise’, de los que no hay que perderse. También puede escucharse con gusto el compacto ritmo de ‘Can't Live Here’, otro gran ejemplo de la madurez que había alcanzado nuestro artista. La espectacular expresividad de su guitarra la podemos disfrutar en toda su gloria en ‘Mississippi River’, a lo que se ha de sumar la magistral solemnidad de ‘A Thing Going On’, otro de los aspectos que definen a un genio como Cale.
‘Grasshopper’ es un breve y adictivo instrumental sorprendentemente liderado por un vibráfono. Aunque más sorprendente resulta el instrumental final ‘Dr. Jive’, todavía con mayor protagonismo del vibráfono de tal manera que parece que estemos ante un tema de Frank Zappa. No son los únicos momentos en que nos acordemos de otros ilustres nombres, puesto que lo más parecido que podía ser al primer Bob Dylan lo encontramos en ‘Drifters Wife’ y lo más cerca que podía llegar a los Rolling Stones está en ‘Don't Wait’. También parece querer recordar a estos últimos en los “hey, hey, hey” de ‘Does Your Mama Like To Reggae’, un tema que en realidad poco tiene de reggae en su intrigante ritmo. Por otro lado, ‘You Keep Me Hangin' On’ es una agradable balada sin nada en especial salvo el breve solo de guitarra.
En definitiva, se trata de un álbum cuyo fuerte está en la gran cantidad de canciones, algunas de ellas excepcionales, pero que falla en el aspecto de la originalidad. No tanto por el parecido de algunos temas con los estilos de otros artistas (ya era hora de que él emulara a algún otro, cuando tantas veces había sido al revés), sino por parecerse demasiado a sí mismo, a lo que había hecho con anterioridad. Puede tomarse como el típico álbum de J.J. Cale, es decir, eliminando cualquier matiz peyorativo sobre el adjetivo “típico”.
#8
Año de publicación: 1983
Puntuación:
1) Money Talks; 2) Losers; 3) Hard Times; 4) Reality; 5) Takin' Care Of Business;
6) People Lie; 7) Unemployment; 8) Trouble In The City; 9) Teardrops In My Tequila; 10) Livin' Here Too.
¿Qué tendrá este gran músico para seguir facturando buenos discos aunque siga perdiendo en creatividad? En realidad, no es más que otro detalle que demuestra la genialidad de J.J. Cale. Su mujer, Christine Lakeland, ya se ha convertido en un miembro fijo, pero sigue sin llevar un acompañamiento fijo de músicos, por lo que nuevamente hay una buena ristra de nombres en el estudio de grabación. Entre los músicos participantes encontramos nada menos que al gran guitarrista y compositor Richard Thompson, aunque no podamos saber en cuáles canciones participa, lo cual es una verdadera lástima en este caso.
Lo mejor del disco lo encontraremos justo al principio con las dos canciones compuestas por Cale junto Lakeland. Toda una suerte que su relación comportara al mismo tiempo una mejora artística. Todavía hay espacio para memorables y ultrapegadizos temas como ‘Money Talks’, poseedor de otro de esos adictivos ritmos y excepcional guitarra que caracterizan a su autor. Podemos escuchar también la voz de Lakeland, quien le toma el testigo a Cale para acabar cantando a dúo el título de la canción en la recta final. Todavía más pegadiza si cabe es la siguiente ‘Losers’, gracias a esa manera de cantar con gancho algo tan negativo en principio como “Losers, we're just losers”.
Lo extraño de ‘Unemployment’ es que suena al mismo tiempo antiguo (por el sonido similar a si fuera una grabación de los años cuarenta) y moderno por su manera más rítmica y algo más “pesada” de abordar lo que ha sido siempre el blues sin que pueda catalogarse tampoco como R&B. De manera similar en cuanto a su mirada concreta al pasado, en el comienzo de ‘Hard Times’ se echa mano del ritmo de Bo Diddley, pero luego cambia por completo para mantenerse en un sobrio blues-rock al estilo de los ochenta. Más influencias afloran en ‘Takin' Care Of Business’, ya que parece una mezcla entre el blues y Antônio Carlos Jobim, sobre todo por esa guitarra acústica inicial de aires brasileños.
El marcado riff repetitivo de ‘Livin' Here Too’ la convierte en principio en lo que debería tomarse como una versión budista de AC/DC, pero lo mejor llega en su tramo final gracias a un preciso cambio de ritmo donde la segunda guitarra (la primera se mantiene en sus trece con el mismo riff) toma el protagonismo por unos instantes para marcarse algunas florituras de agradecida calidad. En cambio, ‘Reality’ o ‘People Lie’ son las ya típicas canciones animadas que Cale puede componer y grabar en media hora. Mayor compromiso con lo que está haciendo demuestra en ‘Trouble In The City’ aunque a primera vista no lo parezca debido a unas sutiles melodías vocales que cobran efectividad cuando un@ se ha familiarizado más con ellas. Sin embargo, ‘Teardrops In My Tequila’ parece la excusa de Cale para practicar algunas palabras en castellano y de paso añadir una siempre elegante guitarra slide.
No decimos nada nuevo si resumimos este álbum como otro recomendable disco más de J.J. Cale (y ya vamos por el octavo seguido). ¿Cuántos artistas o grupos pueden encadenar una serie tan larga de aciertos en su discografía? Bueno, se le puede objetar que algunos de esos álbumes duran media hora escasa, pero aun así abruma el gran nivel que demuestra un músico tan poco conocido para el gran público como Cale. Ahora bien, después de este álbum se tomaría su buen descanso antes de volver.
TRAVEL-LOG
Año de publicación: 1990
Puntuación:
1) Shanghaid; 2) Hold On Baby; 3) No Time; 4) Lady Luck; 5) Disadvantage;
6) Lean On Me; 7) End Of The Line; 8) New Orleans; 9) Tijuana; 10) That Kind Of Thing; 11) Who' Talking; 12) Change Your Mind; 13) Humdinger; 14) River Boat Song.
Un retorno al mundo de la música después de siete años puede ser debido a diferentes motivos, siendo el económico uno de los principales. Sin embargo, la motivación económica no necesariamente espolea la creatividad, que es lo que ocurre cuando se publicita el retorno de un artista consagrado pero su producción no está a la altura de lo que cabía esperar. Tratándose de J.J. Cale, aunque el tema económico pudiera estar ahí, lo que cabía esperar es que no perdiera sus señas de identidad y que pudiera seguir deleitándonos haciendo lo mismo de siempre, si bien hay que tomarlo todo con cautela. Aquí volvía a rodearse de competentes músicos de estudio, entre los que destacan el batería Jim Keltner y el legendario guitarrista James Burton, para desarrollar un sonido acorde a su trayectoria aunque dejándose llevar en algunos momentos por alguna artificiosidad propia de la producción más contemporánea. Pero nada que haga temer una desnaturalización del sonido.
Lo que queda bien claro es que había logrado mantener intacta esa innata capacidad de conseguir canciones dinámicas y pegadizas con poco esfuerzo, tal como resulta la carta de presentación de este disco: ‘Shanghaid’. El incremento de la percusión a partir del primer minuto es uno de esos trucos sencillos pero muy efectivos que afirmaban su conocimiento de la música. Cale sigue siendo el compositor de todo el cancionero, con coautorías puntuales en tres de los temas. Con Christine Lakeland y otros dos de sus músicos compone conjuntamente la consistente ‘Disadvantage’, que en realidad suena a lo mismo que podría haber hecho el propio Cale por su cuenta, es decir, temas dinámicos y animados de los cuales aquí pueden destacarse otros ejemplos como ‘That Kind Of Thing’ o ‘River Boat Song’. Donde de verdad vuelve el J.J. Cale memorable y creador de sensacionales melodías es en ‘New Orleans’, perfectamente complementada por unos instrumentos de viento que saben extraer todo el potencial de las melodías, a lo que cabe añadir un magnífico solo de guitarra que ya se echaba en falta.
Cuando intenta sonar demasiado contemporáneo en la producción (‘Hold On Baby’, ‘Who' Talking’) consigue un resultado menos interesante, sobre todo si la composición no se sustenta en interesantes melodías. Es por ello que ‘Humdinger’ es de lo más flojo de este álbum. Cuando suena moderno pero tan entretenido y animado como nos tenía acostumbrados, como por ejemplo en ‘No Time’, es cuando deja una buena sensación de un músico que es tan importante por méritos propios. Los punteos de aires funky tan apreciados por este artista vuelven a aparecer aquí en la inquietante ‘Lean On Me’, muy atractiva en conjunto aunque en realidad es bastante repetitiva, pero hay que tomarla como un mantra.
La inevitable incursión latina la podemos prever por el título de ‘Tijuana’, aunque es más por la percusión y palabras como “señorita” o “gringo” que por otra cosa. La guitarra acústica deja también detalles de música española y latina, reflejando la versatilidad de Cale con su instrumento sin perder su propia personalidad. Dura casi cuatro minutos, lo cual es todo un logro para este artista. La guitarra acústica la emplea también en ‘Change Your Mind’, uno de esos temas que un@ puede imaginarse en una versión eléctrica con batería, explotando otro de esos ritmos movidos característicos de su autor. Suena interesante también la apuesta por el jazz en ‘Lady Luck’, interpretada con gusto y una guitarra muy a lo Django Reinhardt. Mucho más convencional suena en la olvidable ‘End Of The Line’, que parece una improvisación fallida de jazz.
En resumen, se trata de otro recomendable álbum de J.J. Cale tras siete años de inactividad en el estudio. Es quizá el más flojo de los que había grabado hasta la fecha, aun siendo una buena obra, preludio de lo que iba a ser su producción de los noventa, alejada de la brillantez de su mejor época pero lejos también de ser malos discos. Este artista fue incapaz de publicar un álbum que pueda catalogarse como malo y eso dice mucho de su nivel artístico. A partir de ahora, lo que le ocurre es simplemente ley de vida, siguiendo su propio instinto de artista.
2020
NUMBER 10
Año de publicación: 1992
Puntuación:
1) Lonesome Train; 2) Digital Blues; 3) Feeling In Love; 4) Artificial Paradise;
5) Passion; 6) Take Out Some Insurance; 7) Jailer; 8) Low Rider; 9) Traces;
10) She's In Love; 11) Shady Grove; 12) Roll On Mama.
2020
Volvió Cale entonado en la década de los noventa y aquí tenemos, en relativamente poco tiempo, la continuación de Travel-Log, igualando e incluso mejorando lo que había ofrecido en ese retorno. Por primera vez en su carrera, la lista de músicos de sesión participantes es escasa. Leemos que hay dos bajistas pero el resto de instrumentos tiene un único músico ejecutante, denotando la intención de Cale de tener una especie de banda fija que le permita un sonido más cohesionado, aunque eso siempre lo conseguía de todas maneras.
El dinámico comienzo mediante ‘Lonesome Train’ nos hace retroceder a los inicios de J.J. Cale, cuando asombró mediante la pegadiza ‘Call Me The Breeze’ y su percusión programada. Aquí ya estamos en los años noventa y obviamente no es ninguna novedad en ningún caso, pero nos sirve para incidir en la grandeza de un artista musical que hacía más o menos lo mismo siempre pero nunca sonaba repetitivo. Que veinte años después de su debut todavía consiga gloriosas melodías vocales como las de ‘Feeling In Love’ son para quitarse el sombrero. Cada vez que entona “Feeling in love, I'm so satisfied” y sus derivados, es de una gran expresividad porque suena al mismo tiempo emocionado y humilde. La lentitud deliberada de ‘Traces’ esconde una cuidada instrumentación con precisos/preciosos detalles técnicos de la guitarra, además de un destacado estribillo. Por otro lado, ‘She's In Love’ es ágil de ritmo pero insustancial en el fondo, aparte de que ya tenemos canciones mejores como ‘Jailer’ o ‘Roll On Mama’, que igualmente recogen las mejores características de la música de Cale pero sustentadas en atractivas melodías.
Cale abre el abanico de influencias y se lanza a tocar cualquier estilo que le apetezca, aportando así una cierta variedad al álbum. En ‘Artificial Paradise’ se limita a emular los ritmos brasileños como novedad. Agradable pero también olvidable. También es sencillo tocar un poco de jazz relajado como ‘Passion’, cuyo obligado solo de guitarra no está nada inspirado. De ahí podemos pasar al folk de ‘Low Rider’ o comprobar que entre el country y el blues se ubica ‘Take Out Some Insurance’, pero esto último ya son terrenos donde Cale es un especialista que consigue buenos resultados con poco esfuerzo. Sin embargo, conseguir que las disonancias suenen épicas está al alcance de muy pocos (¿qué tal Robert Fripp?) y esto es lo que consigue nuestro héroe en ‘Digital Blues’.
Lo único flojo que encontraremos en este álbum es el tosco ritmo de ‘Shady Grove’, cuya parte vocal suena demasiado vulgar incluso para ser J.J. Cale. Que esto no nos haga olvidar el resto de canciones, pues en su mayoría mantienen viva la llama de la inspiración en este músico. Que después de tantos años siga con un nivel tan bueno sirve para aclarar por qué su influencia en otros grandes músicos ha sido tan grande. Cualquier genio artístico sabe distinguir dónde hay otro genio del cual aprender.
CLOSER TO YOU
Año de publicación: 1994
Puntuación:
1) Long Way Home; 2) Sho-biz Blues; 3) Slower Baby; 4) Devil's Nurse;
5) Like You Used To; 6) Borrowed Time; 7) Rose In The Garden; 8) Brown Dirt;
9) Hard Love; 10) Ain't Love Funny; 11) Closer To You; 12) Steve's Song.
La envidiable media productiva de un disco cada dos años que había instaurado en los noventa prosigue aquí sin fisuras pero sí con unos permanentes signos de carencias creativas. Estas carencias están referidas a la repetición de ideas que podemos observar a lo largo del álbum, algo lógico si nos atenemos a la longeva trayectoria que llevaba establecida. J.J. Cale vuelve a hacer también de productor para disponer de control total de la obra. Nuevamente vuelve a contar con una gran cantidad de músicos, hasta trece en el último tema, si bien en otros participa únicamente Cale con la guitarra y el sintetizador. Él ordena y dispone.
El ritmo frenético de ‘Long Way Home’ supone una manera fulgurante e impactante de comenzar el disco, dejándonos la impresión de que todo sigue igual y Cale está en forma. Sin embargo, algo ha cambiado y por vez primera comienza a sonar repetitivo de una manera clara en temas como ‘Slower Baby’ y ‘Ain't Love Funny’… y ya era hora, porque estar toda la vida haciendo lo mismo y empezar a sonar repetitivo más de veinte años después es todo un mérito. No obstante, en este caso no decepciona por hacernos recordar glorias pasadas, sino que puede escucharse con el mismo agrado de siempre. Eso sí, cuando la copia es tan descarada como ‘Borrowed Time’, entonces más vale pasar por completo de ella. Aunque peor resulta cuando Cale se lanza a cantar baladas simplonas y vulgares como ‘Rose In The Garden’, que representa todo lo contrario a lo que nos tenía acostumbrados.
En su estilo de jazz bailable tenemos el pegadizo ‘Like You Used To’, mientras que Hard Love’ es lo mismo pero actualizado a los años noventa, puesto que en este último se utilizan sintetizadores de forma inteligente, ayudando a obtener un sonido de mayor solemnidad. El repaso de la vida laboral de un músico ambulante en ‘Sho-biz Blues’ le sirve para soltar alguna que otra broma (“You write a song, it seems ok / They say it's nothing new”), aunque lo mejor llega con el vibrante solo de guitarra del intermedio instrumental. Lo que parece una broma de entrada es la canción que da título al álbum, ya que las voces robóticas nos hacen recordar aquella metida de pata de Neil Young titulada Trans. Podría haber sido peor, pero al menos tiene su gracia.
Lo único que puede decirse de ‘Devil's Nurse’ es que se queda a un paso de hacer una canción de hip-hop. Menos mal que añade la guitarra a todo el entramado de sintetizadores que vulgariza el sonido. También se queda a las puertas del reggae en ‘Brown Dirt’, aunque en este caso suena más original. Para el final queda el instrumental ‘Steve's Song’, nuevamente en un estilo bien reconocible en Cale pero que no decae en ningún momento. Podemos fijarnos en cada uno de los instrumentos y comprobaremos que todos ellos dejan fenomenales detalles melódicos, todo un ejemplo de cómo debe ser un tema instrumental.
Para el final dejamos dos curiosidades que se descubren en el libreto: 1) señalar que la foto de Cale que aparece en el libreto es obra de Anton Corbijn, entonces un afamado fotógrafo holandés que se dedicaba también a la dirección de vídeos musicales y que una década después, en 2007, dirigirá el biopic sobre Ian Curtis (Joy Division) titulado Control; y 2) la portada es de un tal José Ortega, que no está claro si se trata del mismo pintor que hubo de huir a Francia tras la Guerra Civil Española. Sobre J.J. Cale, poco más cabe añadir salvo indicar que Closer To You era su álbum más flojo hasta la fecha, pero cuántos artistas darían lo que fuera para que su peor obra estuviera a un nivel tan bueno como la presente. Sin embargo, todavía se rebajará un poco más en su siguiente álbum y eso comportará su renuencia a grabar nuevo material en muchos años.
GUITAR MAN
Año de publicación: 1996
Puntuación:
1) Death In The Wilderness; 2) It's Hard To Tell; 3) Days Go By; 4) Low Down;
5) This Town; 6) Guitar Man; 7) If I Had A Rocket; 8) Perfect Woman; 9) Old Blue;
10) Doctor Told Me; 11) Miss Ol' St. Louie; 12) Nobody Knows.
¿Habrá algún error en el libreto? Es lo que cualquiera podría preguntarse cuando lee que Cale es el único músico acreditado, salvo en ‘Death In The Wilderness’ donde se acompaña de su mujer Christine Lakeland en la guitarra y de un baterista. Quizá elegir ese título para el álbum era una broma referida a que ya no era un mero guitarrista sino que se había transformado en multiinstrumentista. El caso es que dedicarse a tocar todos los instrumentos no supone ningún problema, pero sí que la originalidad se la haya dejado por el camino. Por primera vez se vuelve difícil, pero difícil de verdad, poder escribir sobre las canciones de este músico, ya que suena más repetitivo que nunca en su propuesta, que ya es decir.
No obstante, la mezcla de electrónica y rock de ‘Death In The Wilderness’ nos hacen pensar más en Pete Townshend que en J.J. Cale, pero su ritmo nada trivial está implementado con gusto y presenta un buen contraste con la parte vocal más arrastrada. Pero que este creativo comienzo no nos induzca a pensar que este álbum va por un camino experimental, porque luego es todo lo contrario. También pensaremos más fácilmente en Eric Clapton cuando escuchamos ‘Low Down’, pues suena muy parecida a como este último interpretó la gran versión de ‘Motherless Child’ incluida en From The Cradle, que data de 1994. Justo después de este interesante comienzo llega ‘It's Hard To Tell’, que puede pasar por la típica canción dinámica de Cale y definitivamente lo es, pero es imposible cansarse de escuchar composiciones tan pegadizas con la marca indeleble de este autor.
Por desgracia, lo que viene a continuación es una repetición continuada de clichés que, si bien pueden escucharse con cierto agrado, no sirve sino para atacar la reputación de este reputado músico. Poner algo de jazz y recitar la letra hasta llegar al estribillo parece un truco demasiado socorrido, por lo que ‘Days Go By’ pasa sin mayor pena ni gloria, pero la mayoría de canciones suenan entretenidas y eso ya es un alivio. De esta manera, sea el blues actualizado de ‘Guitar Man’ o la pretendida solemnidad a base de violines de ‘This Town’, tan solo nos llevamos la decepción de que siempre esperamos algo más de Cale. Lo único que puede destacarse del resto de temas que conforman este álbum, aunque parezca una sorpresa cuando comenzamos a escucharlo, es ‘Miss Ol' St. Louie’, puesto que si nos sobreponemos a su estilo clásico podremos disfrutar su elaborado estribillo, de los que invitan a acompañar cantando, además de algunos interesantes detalles instrumentales en su recta final.
En resumen, más de la mitad de este álbum no recoge sino música de raíces norteamericanas sin distinción especial respecto a lo que podría haber hecho cualquier otro grupo o artista de características similares. Esta vulgarización de Cale, que aun así era incapaz de publicar un mal álbum, pedía a gritos un descanso para no decaer hasta niveles nunca vistos de mediocridad. Por consiguiente, el descanso llegaría en el momento más adecuado, porque la media que llevaba de un disco cada dos años era ya una exigencia demasiado alta para poder mantener un nivel aceptable durante más tiempo.
LIVE
Año de publicación: 2001
Puntuación:
1) After Midnight; 2) Old Man; 3) Call Me The Breeze; 4) Sensitive Kind; 5) Cocaine;
6) Money Talks; 7) River Boat Song; 8) Living Here Too; 9) Mama Don't;
10) People Lie; 11) Humdinger; 12) Thirteen Days; 13) Magnolia; 14) Ride Me High.
Hasta la fecha no se había publicado nunca ningún álbum en directo de J.J. Cale y este no podía ser más desconcertante. Es decir, para un músico cuya carrera comenzó en los setenta y que en esa década y hasta principios de los ochenta estaba en su mejor momento, se obvia toda esa primera etapa por completo. Lo que aquí encontraremos es una selección de actuaciones de sus años activos durante los noventa, esto es, de 1990 a 1996. No está ordenado de forma cronológica, pero de todas maneras el repertorio no se centra en sus composiciones nuevas de esos años, sino que las recoge de toda su carrera. La calidad de sonido no es perfecta, pero tampoco se le pueden achacar problemas técnicos que no permitan disfrutar de esta música.
Las cuatro primeras canciones que encontramos pertenecen a un mismo concierto de 1996 en el Carnegie Hall de Nueva York. De ellas, en las dos primeras (‘After Midnight’ y ‘Old Man’) toca tan solo Cale con su guitarra eléctrica, siendo la segunda algo sosa en su interpretación. En realidad, no descubriremos apenas novedades respecto a lo que ya conocemos, pues la música de raíces norteamericanas no se presta mucho a reinvenciones. Tan solo algún detalle suelto como el saxofón de ‘Ride Me High’ (cuyo último medio minuto es espectacular como cierre del álbum) o el ritmo de aires más latinos de ‘Cocaine’, la cual cuesta distinguir hasta que entra la letra, pero resulta muy interesante escucharla desde esta nueva perspectiva. Lo que no podemos saber es de quién es la potente voz femenina que canta una de las estrofas de ‘Money Talks’, no parece Christine Lakeland.
La implementación en directo de ‘Mama Don't’ queda bastante discreta, a lo que ha de sumarse que en algunos momentos se escucha más al público (¡de un concierto en Londres!) que a los músicos, aparte de que a Cale se le escapa alguna risa cantando. Tan solo en la parte de guitarra de la recta final se recoge algo de la grandeza original. Peor resulta ‘Humdinger’, pues sigue sonando igual de floja que en Travel-Log y no se entiende por qué la han incluido aquí. En cualquier caso, hay más puntos a favor que en contra en este álbum, pero no podemos decir apenas nada de las canciones que no se haya dicho ya con anterioridad dentro de cada disco. Podemos encontrar algunos interesantes solos de guitarra como en ‘Call Me The Breeze’ o ‘Money Talks’, aparte de que hay suficiente profesionalidad y buen hacer en los músicos intervinientes (J.J. Cale incluido) como para que pueda escucharse este álbum con cierto interés, aunque dista de ser imprescindible, siquiera necesario, para entender la trayectoria de este artista.
TO TULSA AND BACK
Año de publicación: 2004
Puntuación:
1) My Gal; 2) Chains Of Love; 3) New Lover; 4) One Step; 5) Stone River;
6) The Problem; 7) Homeless; 8) Fancy Dancer; 9) Rio; 10) These Blues; 11) Motormouth; 12) Blues For Mama; 13) Another Song.
Ocho años habían transcurrido desde el último álbum de estudio para un J.J. Cale que en 2004 ya estaba más cerca de los setenta años que de los sesenta. Después del desafortunado resultado conseguido al prescindir de músicos de estudio en Guitar Man, aquí volvía a reencontrarse con su tradición de emplear un buen puñado de músicos en los cuales sostener el entramado instrumental necesario para desarrollar nuevas composiciones de base tradicional pero con suficientes sutilezas. Volvía por tanto un artista con renovadas fuerzas y ganas de desquitarse del mal sabor de boca dejado. Si colocaba el nombre de la ciudad donde se crió en el título del disco, es que la cosa iba en serio.
Cuando comenzamos a escuchar ‘My Gal’ nos damos cuenta que el paso del tiempo no ha cambiado nada lo que en realidad nunca había llegado a cambiar sustancialmente. Es por ello que canciones como ‘One Step’ o ‘These Blues’ a estas alturas le debía suponer unos diez minutos para componer y algunos más para ejecutarlas en el estudio. Esto sí es más de lo mismo de siempre, pero afortunadamente la mayoría del álbum es mucho más que eso, como solía ocurrir en sus mejores obras. Podemos encontrar un blues como ‘Stone River’ que suena tan intrigante como Cale podía conseguir, aunque donde sorprende de verdad es con los ritmos latinos de ‘Rio’, canción discreta que le serviría para pasarlo bien en el estudio con sus acompañantes. Quizá para compensar tanta efusividad, encontramos igualmente al Cale más intimista y cercano que aparece en ‘Homeless’, algo también novedoso en sí mismo.
Pero podemos estar satisfech@s porque todavía le aflora la genialidad para conseguir temas ultrapegadizos como ‘The Problem’, en el cual podemos disfrutar de esos inesperados parones de ritmo que engrandecen todavía más lo que debería haber sido una simple pieza de rock de raíces norteamericanas. Su letra es un ataque directo al presidente de Estados Unidos de entonces (“The problem is the man in charge of you”), el incompetente Bush hijo que solo sabía leer o repetir los discursos que le preparaban. También tiene su gancho ‘Fancy Dancer’, sobre todo cada vez que entona el título, pero en lo que hemos de fijarnos es en el sensacional trabajo de guitarra aunque buena parte del tiempo esté en segundo plano, pues se trata de uno de los mejores del álbum. De un genio como Cale siempre podemos esperar que caiga algún grandioso solo de guitarra, como ocurre en ‘Chains Of Love’, pues al mismo tiempo consigue un tema bailable. Que todavía le quedaba energía para rato lo observamos también en una pieza de endiablado ritmo rockabilly como ‘Motormouth’, donde la guitarra no pierde fuelle.
Para el final deja la ligera ‘Another Song’, una canción donde escuchamos solamente a Cale cantando mientras toca el banjo y deja una sensación de demo, pues se atisban las melodías pero transmite la impresión de que se podría haber conseguido más de haber elaborado un poco más su ejecución. Probablemente se incluyó como detalle artístico de la artesanía con que había elaborado el álbum. Algún sintetizador podemos escuchar pero de manera auxiliar, pues son los instrumentos tradicionales los que llevan el peso de las canciones y eso se nota. En definitiva, estamos ante el nuevo retorno por la puerta grande de quien era ya una leyenda de la música reivindicada por los grandes músicos de su generación.
THE ROAD TO ESCONDIDO
Año de publicación: 2006
Puntuación:
1) Danger; 2) Heads In Georgia; 3) Missing Person; 4) When This War Is Over; 5) Sporting Life Blues; 6) Dead End Road; 7) It's Easy; 8) Hard To Three;
9) Anyway The Wind Blows; 10) Three Little Girls; 11) Don't Cry Sister;
12) Last Will And Testament; 13) Who Am I Telling You?; 14) Ride The River.
¿Por qué aparece este álbum aquí y no en el apartado de Eric Clapton? ¿Ha sido el lanzamiento de una moneda lo que ha determinado su inclusión aquí? La respuesta es bien tajante: The Road To Escondido aparece en este apartado de J.J. Cale porque once de los catorce temas son composiciones suyas, aunque no sean todas nuevas; dos canciones son de Clapton y otra más (‘Sporting Life Blues’) una versión de Brownie McGhee. Los orígenes de este álbum tuvieron lugar en el Crossroads Guitar Festival organizado por Clapton, quien invitó a participar a Cale y a partir de ahí surgieron ideas de colaboración. Tanto uno como otro se debían mucha gratitud, Clapton por engrandecer algunos de sus álbumes con composiciones de Cale, mientras que este último consiguió mayor notoriedad gracias a esos préstamos. En el estudio no tuvieron problema para contar con la participación de reputados y competentes músicos; quién no estaría dispuesto a tocar junto a estas dos leyendas. Uno de los participantes fue el teclista Billy Preston, quien poco después entraría en el largo coma que le llevaría a la muerte incluso antes de que se llegara a publicar este álbum, de ahí que lleve una dedicatoria hacia él.
Como ya se ha dicho, el peso de la composición recae en J.J. Cale. Sin embargo, el comienzo del álbum parece más propio de una de las obras contemporáneas de Clapton. Menos mal que no es así, pues de esa manera el medio tempo y el sonido accesible de ‘Danger’, dentro del buen gusto en el que está implementado, se habrían perdido dentro de la calamidad general de Back Home. El estupendo primer solo de guitarra suena a Clapton, mientras que el segundo debe de ser de Cale. ‘Heads In Georgia’ suena ya a J.J. Cale, aunque en realidad ambas canciones están escritas por él. Presenta un ritmo continuo marca de la casa, igual que el tono algo sombrío en el que está interpretado. La interacción de sus guitarras en estas grabaciones, sin perder por ello la propia idiosincrasia, es lo que eleva canciones como ‘Missing Person’ por encima de la media. Pero tampoco es la panacea, porque ‘Who Am I Telling You?’ es más lenta y eso le hace pasar más desapercibida.
Podemos imaginarnos a Clapton pidiéndole por favor a Cale que interpreten juntos algunas canciones suyas antiguas en las cuales le ilusiona participar junto a su ídolo. Ese podría ser el motivo que les lleva a volver a regrabar dos de ellas. ‘Anyway The Wind Blows’, del fenomenal Okie, suena aquí demasiado mecánica para poder codearse con la original, pero contiene algún detalle curioso de guitarra como novedad. En cambio, extraen toda la grandeza posible de ‘Don't Cry Sister’, perteneciente originalmente a 5, gracias a una conjunción de guitarras espectacular. El echar mano de canciones antiguas también pudo ser debido a que la inspiración no estaba al nivel de otras épocas. De hecho, en media hora escasa pudo haber compuesto y grabado algo tan sencillo como ‘It's Easy’, aparte de encontrar entretenidos temas de r&b sin mayores pretensiones como ‘When This War Is Over’ o ‘Dead End Road’.
En cualquier caso, es una buena noticia que haya pocas composiciones originales de Clapton, visto el decaimiento absoluto de su creatividad en su carrera en solitario. Aquí encontramos por un lado ‘Hard To Three’, una seria pieza entre el blues y el jazz con una impecable parte de guitarra, que es lo más interesante que posee. Más convencional es su otra composición, el olvidable folk de ‘Three Little Girls’. Curiosamente, la sección rítmica de la amena ‘Last Will And Testament’ vuelve a sonar más a Eric, aunque luego la entrada de la voz de J.J. cambia luego la percepción por completo. Por otro lado, la proposición de tocar la versión de ‘Sporting Life Blues’ seguro que fue de Eric, muy proclive siempre a divertirse tocando relajadamente algún blues lento y aburrido.
Para el final nos ofrecen un relajado country-rock (‘Ride The River’) que nos deja la sensación de que estos dos amigos han querido hacer algo tranquilo pero también interesante de cara al oyente. Este disco no podrá incluirse entre lo mejor de J.J. Cale porque se basa en replicar lo que ha hecho siempre pero sin esa nueva originalidad que nos sorprendía cada vez. Respecto a Eric Clapton, su aportación es casi la de un músico de sesión y resulta difícil asociar el álbum a su nombre al mismo nivel que al de Cale. Pero bueno, en general se puede escuchar con agrado e interés y no defraudará a nadie que haya seguido la carrera de ambos músicos.
2021
REWIND
Año de publicación: 2007
Puntuación:
1) Guess I Lose; 2) Waymore's Blues; 3) Rollin'; 4) Golden Ring; 5) My Cricket;
6) Since You Said Goodbye; 7) Seven Day Woman; 8) Bluebird; 9) My Baby And Me;
10) Lawdy Mama; 11) Blue Sunday; 12) Out Of Style; 13) Ooh La La;
14) All Mama's Children.
2021
Llegó la hora de que se publicara una recopilación de rarezas de este insigne músico, que además se centra en el período de 1971 a 1983, lo cual resulta más llamativo al abarcar su mejor época. Resulta curioso que en muchas de las canciones nos indican que no se conocen los músicos participantes o algunos de ellos, pero ya sabemos que en los álbumes de estudio entraban y salían los músicos con mucha facilidad y eso dificulta saber quién pudo estar en cada momento.
No todo lo que encontraremos serán novedades, pues ‘Out Of Style’ se trata de una versión alternativa y prácticamente equivalente, quizá algo menos pulida, de ‘Katy Kool Lady’, cuya versión definitiva sería incluida en el álbum 5, si bien la grabación aquí incluida data de 1975, cuatro años antes. Aunque el contenido en general sea bastante superfluo, todavía se puede apreciar en algunos momentos el toque particular de este artista. Un irresistible ritmo liderado por el bajo consigue que nos enganchemos a ‘Guess I Lose’ desde el principio. La parte vocal es la típica de Cale, aunque en plan susurrante y con unos coros femeninos haciendo “ooh, ooh” todo el tiempo cuando podrían haber variado algo su repertorio. El ritmo principal de ‘Seven Day Woman’ tiene su sabor latino, aunque lo mejor es su inspirado apartado vocal. Hubiéramos esperado un solo de guitarra mejor que el raquítico que se escucha, pero en ese caso seguro que esta canción no hubiera acabado guardada en un cajón. Leemos que en ella participa Richard Thompson como guitarrista (aunque nadie lo diría) y eso ya delata su origen de 1983, que es cuando Thompson participó en #8. No hemos dicho que se trata de una composición de Christine Lakeland, quien repite como coautora de ‘Ooh La La’ (donde además participa como cantante), la única canción que deja sensación de estar acabada y nos deja los mejores solos de guitarra del disco, aunque sean breves.
Encontramos varias composiciones ajenas, algo inevitable cuando se rebusca entre el material archivado. Se encuentran curiosidades como el ameno country de ‘Waymore's Blues’, que es además la grabación más antigua y data de 1971. ‘Golden Ring’ es una composición de Eric Clapton que este incluyó en Backless y que J.J. Cale grabó dos años después para mejorarla en el apartado instrumental, dotándola de mayor consistencia. De esta manera puede decirse que incluso sale mejorada respecto a la original. De Leon Russell se incluye ‘My Cricket’, cuya lentitud puede derivar en aburrimiento a pesar de que esté profesionalmente ejecutada, mientras que tocar una canción de Randy Newman (‘Rollin'’) para hacerlo igual que si fuera el propio Newman queda superfluo e innecesario. Por otro lado, Bill Boatman fue uno de los músicos de sesión que participó eventualmente en varios álbumes de Cale, tocando un instrumento diferente según la ocasión. Por ejemplo, en Number 10, que es su última aparición, aparece acreditado como violinista. Aquí encontramos una composición suya titulada ‘Blue Sunday’, que es un vulgar y aburridísimo country que J.J. nunca debió grabar.
Lo anterior no vuelve inocente a Cale, porque de él encontramos también una composición original en forma de tedioso country con el título de ‘My Baby And Me’. También resulta demasiado monótona ‘Since You Said Goodbye’ aunque conserva la idiosincrasia del artista, que es lo mismo que decir que existen canciones similares y superiores, algo que podría decirse también de ‘All Mama's Children’, si bien esta última al menos resulta entretenida de escuchar. En cuanto a ‘Bluebird’, puede tomarse como la típica pieza rápida de Cale, pero se acaba tan pronto que no tiene repercusión, aparte de que ya tiene en su cancionero muchos ejemplos similares y mejores. O bueno, no hay que irse tan lejos y escuchar aquí ‘Lawdy Mama’, que recoge mejor esa tradición por los ritmos ágiles y liderados por la guitarra.
Al final, la sensación que deja esta recopilación es algo decepcionante porque no encontramos ninguna joya perdida de este autor. No encontraremos tampoco muchas trazas de la grandeza de este artista, quien al parecer tenía buen ojo para seleccionar aquellas composiciones que debían formar parte de los diferentes álbumes y lo que desechó en su momento estaba en general bien justificado. En resumen, es un disco para coleccionistas.
ROLL ON
Año de publicación: 2009
Puntuación:
1) Who Knew; 2) Former Me; 3) Where The Sun Don't Shine; 4) Down To Memphis;
5) Strange Days; 6) Cherry Street; 7) Fonda-Lina; 8) Leaving In The Morning;
9) Oh Mary; 10) Old Friend; 11) Roll On; 12) Bring Down The Curtain.
A lo largo de su discografía, veíamos que los álbumes de J.J. Cale siempre se parecían mucho pero luego los mejores de ellos (o sea, la mayoría) nunca dejaban la sensación de similitud que cabría prever. Sin embargo, la edad no perdona y en este álbum simplemente se dedica a tocar en estilos y maneras ya vistos con anterioridad, una manera de reencontrarse con su propia carrera y cerrar en forma circular su producción artística. De hecho, se trata de su último álbum de estudio publicado en vida y quizá por ello también en la mayoría del contenido es el propio Cale quien toca todos los instrumentos (en todos los temas excepto el primero y tres de los cuatro últimos), reflejando en cierta manera la naturaleza de un disco ideado sin prisas y sin presión. Algunas de las grabaciones datan incluso de antes de The Road To Escondido, su colaboración con Eric Clapton.
Precisamente para tocar con su amigo Clapton se reserva aquí el divertimento de ‘Roll On’, una canción rápida pero insustancial. Sin embargo, la primera idea que nos puede venir a la mente al comenzar a escuchar la primera canción, ‘Who Knew’, es que J.J. Cale se ha dirigido hacia un jazz sosegado más acorde con la edad que estaba alcanzando, pero también más genérico. Sin embargo, llega a continuación ‘Former Me’ para avisarnos de que la última palabra nunca está dicha y nos deja este impecable jazz de exquisitas melodías. En cualquier caso, poco jazz más encontraremos en este álbum, que vuelve a transitar por todos los estilos ya probados durante su carrera. Así, ‘Cherry Street’ y ‘Fonda-Lina’ son las típicas canciones dinámicas de Cale que transmiten movimiento con su animoso ritmo, pero no llegan a enganchar de la manera en que lo consigue ‘Down To Memphis’.
Donde sí recuerda a los viejos y buenos tiempos es cuando consigue sofisticados entramados de guitarra como el que sirve de base a ‘Strange Days’. No le hace ascos a sonar moderno como en ‘Where The Sun Don't Shine’, aunque no consiga nada destacable con ello. Precisamente cuando se decide por temas calmados como ‘Old Friend’ es cuando puede sacar a relucir más sutilezas o centrarse más en desarrollar una memorable parte de guitarra. Por otro lado, la delicadeza de ‘Leaving In The Morning’ le proporciona la excusa perfecta para deslizar una guitarra slide. Por último, la sobriedad bien entendida, que es como la suele entender Cale, aparece en ‘Bring Down The Curtain’, con cambios de tono que aparecen justo en los momentos idóneos.
El fallecimiento de J.J. Cale en 2013 truncará cualquier continuación de la obra de este imprescindible e influente músico, aunque le dio tiempo a aportar todo lo que llevaba dentro. Nunca tuvo un éxito masivo, pero su figura quedará como una de las más respetadas por una gran cantidad de músicos cuyas carreras no hubieran sido las mismas sin la inspiración y guía que les dio el gran Cale. Roll On queda como un canto de cisne digno y apetecible para cualquier tarde de tranquilidad y sosiego. Con el precedente de Rewind, en 2019 llegaría otra nueva compilación de rarezas para recordar a este excelente compositor, productor y guitarrista.
STAY AROUND
Año de publicación: 2019
Puntuación:
1) Lights Down Low; 2) Chasing You; 3) Winter Snow; 4) Stay Around;
5) Tell You 'Bout Her; 6) Oh My My; 7) My Baby Blues; 8) Girl Of Mine;
9) Go Downtown; 10) If We Try; 11) Tell Daddy; 12) Wish You Were Here;
13) Long About Sundown; 14) Maria; 15) Don't Call Me Joe.
Un nuevo disco de J.J. Cale, aunque sea póstumo, siempre es una alegría de entrada. Una vez se ha pasado la emoción inicial, comienzan a entrar las dudas, pues un artista cuya música a lo largo de los años suena tan parecida, no parece que vaya a sorprendernos. Todo lo contrario, lo que Cale descartó seguramente fuera debido a que estaba seguro de que eran composiciones que no aportaban nada a lo que ya se conocía de él o a otros temas similares mejor acabados. En ese sentido, Rewind ya nos había avisado de que los archivos de J.J. Cale no eran tampoco un tesoro oculto, sino simplemente lo que este artista veía que no servía. Y para un músico que publicaba álbumes de media hora, si alguna canción se quedaba fuera era por algo.
Y la mayor parte del álbum, desafortunadamente, se ajusta a lo escrito en el párrafo anterior. Así, encontraremos las típicas piezas de ritmo andante (‘Lights Down Low’, ‘Long About Sundown’), canciones más lentas pero olvidables (‘Girl Of Mine’, ‘If We Try’, ‘Don't Call Me Joe’), algo de country-western (‘Wish You Were Here’, nada que ver con aquel grupo de Cambridge), restos de jazz (‘Tell Daddy’) e incluso algún interesante solo de guitarra como en ‘Chasing You’. Pero nada de esto va más allá de ser una mera curiosidad o entretenimiento. En cambio, mucho peor resulta ‘Maria’ porque no es más que una imitación de ‘To Ramona’, de Bob Dylan, que es aparte de lo peor de los primeros años de Dylan. Por añadirle aquí una percusión tampoco se hace ningún milagro.
La canción que le da título a la compilación es de las que suenan más originales, con una lentitud que parece un impedimento pero que se acaba convirtiendo en una ventaja para que podamos apreciar mejor las sutiles melodías vocales y su estimable solo de guitarra. En una pieza acústica más simple como ‘Oh My My’ también aflora el genio del maestro y nos crea una ambientación intimista y bien lograda con la omnímoda guitarra y su voz. De entre las más dinámicas, cabe destacar ‘Tell You 'Bout Her’ y ‘My Baby Blues’, esta última una composición de Christine Lakeland y la única cuya autoría no es de Cale. Entre tanto deshecho encontramos una pequeña joya perdida, ‘Go Downtown’, que es de esas canciones que entran sigilosamente y no llaman la atención de manera especial. Pero la progresión de acordes que sigue mientras la voz de Cale comienza a parecernos melódica, nos lleva a ir asimilando esos detalles hasta que llegamos a un introspectivo pero sensacional solo de guitarra que nos expresa una sensibilidad especial.
Solo por tener el placer de degustar algo tan exquisito como ‘Go Downtown’ vale la pena conocer este álbum póstumo, pero en conjunto es totalmente superfluo y únicamente sirve para hacer caja con el legado de este músico. Quién sabe si volveremos a escuchar alguna nueva entrega de descartes o algún concierto inédito, aunque para un artista tan infravalorado en su época será difícil encontrar grabaciones en condiciones. En cualquier caso, nos queda nuestro agradecimiento eterno para un gran músico del último cuarto del siglo XX.