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STEVIE WONDER

2018

THE JAZZ SOUL OF LITTLE STEVIE

Año de publicación: 1962 

Puntuación:

1) Fingertips; 2) The Square; 3) Soul Bongo; 4) Manhattan At Six; 5) Paulsby;

6) Some Other Time; 7) Wondering; 8) Session Number 112; 9) Bam.

2018

Que Stevie Wonder fue un niño prodigio queda atestiguado en este álbum de debut a la temprana edad de doce años. En España esto nos hace estremecernos al recordar a otros niños prodigio de la época como Joselito, pero el pequeño Stevie poco o nada tenía que ver con ese concepto de “prodigio”. De hecho, en este debut ni siquiera canta porque se trata de un álbum completamente instrumental, así que demuestra sus dotes con la armónica, el teclado o como percusionista, según la ocasión. Incluso en dos de los temas aparece como coautor, aunque el grueso del disco son composiciones de dos productores clave en la Motown, la importantísima discográfica que tuvo la suerte de descubrir a Wonder, llamados Henry Cosby y Clarence Paul. Ellos son quienes guiarán los primeros pasos de este artista llamado a conseguir ilustres glorias al alcance de muy pocos, a pesar de su ceguera.

 

De todas maneras, es evidente que a los doce años no se puede ser brillante y su aportación aquí no pasa de ser testimonial la mayoría de casos. En ‘Fingertips’ (que todavía tardaría en volverse un éxito en su versión en directo) toca los bongos y ni se nota, al contrario que ‘Soul Bongo’ o ‘Manhattan At Six’, donde se marca un par de solos que asombran tanto por ser Stevie invidente como por ser un chavalín. Sobre todo en ‘Manhattan At Six’, verdadera demostración de que su dominio de la percusión era un prodigio con total propiedad. Tocando la armónica y el órgano la verdad es que suena mucho más discreto, pero bueno, era un niño. Los dos temas que cuentan con autoría de Wonder son ‘Wondering’ y ‘Session Number 112’, que no se distinguen por nada en especial del resto del contenido. Lo único realmente flojo es la lenta balada ‘Some Other Time’, donde la genérica armónica del pequeño Stevie no consigue avivar el interés.

 

En cualquier caso, la música aquí contenida es agradable, incluso bailable en muchos casos, pero no deja de sonar igual que toda la música similar del momento. Los cuidados arreglos y la perfecta ejecución no hacen sino enfatizar el hecho de que estamos ante un producto musical destinado al consumo, aprovechando el tirón comercial de un niño ciego que ya comenzaba a deslumbrar pero que necesitaba de varios años para perfilar su espíritu artístico.

1) Hallelujah I Love Her So; 2) Ain't That Love; 3) Don't You Know;

4) The Masquerade; 5) Frankie & Johnny; 6) Drown In My Own Tears;

7) Come Back Baby; 8) Mary Ann; 9) Sunset; 10) My Baby's Gone.

TRIBUTE TO UNCLE RAY

Año de publicación: 1962 

Puntuación:

Siguiendo con la explotación comercial de Little Stevie, la continuación fue la idea de grabar un álbum de canciones del repertorio de Ray Charles, otro artista negro y ciego que en 1962 estaba en una de las cumbres de su carrera, para ver si así la gente asociaba los nombres en el subconsciente y aumentaban las ventas de Wonder, una táctica comercial bien pueril. Los productores/tutores vuelven a ser los mismos de antes, Henry Cosby y Clarence Paul, así que no encontraremos ninguna sorpresa.

 

Lo único que hallaremos aquí es la música de Ray Charles cantada por una voz de niño, sin nada del carisma de Ray ni entusiasmo especial en los músicos implicados. Un producto comercial total. Cuando Stevie intenta poner voz grave de mayor como en ‘Don't You Know’, el resultado es algo vergonzante. Tampoco puede llegar a los registros necesarios que podrían sacar verdadero partido a la composición (‘Drown In My Own Tears’), llegando a resultar hasta molestas sus vibraciones en la voz en ‘Come Back Baby’. Pero es que cuando intenta hacer agudos pretendidamente emotivos, mete la pata hasta el fondo, como puede comprobarse en ‘The Masquerade’. Evidentemente, la culpa no era de él sino de los que intentaban explotarle como producto comercial.

 

En los ritmos bailables es donde mejor sensación deja porque con escuchar los ritmos pegadizos de ‘Frankie & Johnny’, ‘Mary Ann’ o ‘Hallelujah I Love Her So’, lo demás de igual. Pero es que la música la podría tocar cualquier conjunto musical con un mínimo de habilidad y lo más flojo sigue siendo la parte vocal. ‘Sunset’ es la que mejor sensación deja, pero resulta más que evidente que está hecha para una voz como la de Ray.

 

En resumen, este intento de hacer pasar a Stevie por un mini-yo de Ray Charles es todo un error artístico. Pero bueno, seamos positivos y pensemos que al menos le sirvió como experiencia para aprender. Y, por supuesto, este aprovechamiento del talento temprano de Wonder por desgracia no acababa aquí.

THE 12 YEAR OLD GENIUS

Año de publicación: 1963 

Puntuación:

1) Fingertips; 2) Soul Bongo; 3) La La La La La; 4) (I'm Afraid) The Masquerade Is Over; 5) Hallelujah I Love Her So; 6) Drown In My Own Tears; 7) Don't You Know.

La siguiente entrega del pequeño ruiseñor estadounidense no podía ser más previsible: un disco en directo. Que la duración total sea de poco más de veinte minutos es quizá un alivio, ya que esto es más de lo mismo, solo que con el toque especial del directo, que este caso tampoco supone una diferencia perceptible salvo en el caso del primero de los temas.

 

Y es que la versión en directo de ‘Fingertips’ fue todo un éxito, llegando al número uno en singles y catapultando este álbum también al número uno de ventas. Es decir, no en las listas de R&B u otras específicas, sino número uno en global, todo un logro a tan temprana edad. Parece que al final la imagen de niño tierno y ciego ablandó los corazones de muchos estadounidenses. La verdad es que en directo ‘Fingertips’ derrocha mayor energía y la armónica de Stevie suena muy bien (broma final incluida por su parte), pero tampoco es más que el desarrollo de un ritmo pegadizo y poco más, al que se le ha añadido algo de letra. En ‘Soul Bongo’ demuestra también que su habilidad con los bongos no era un truco de estudio.

 

La única novedad en el escaso repertorio es el tema ‘La La La La La’, que no tiene nada que ver con Massiel y es un R&B convencional para esa época, con la única intención de aprovechar la voz del niño cantando algo más acorde a su edad, ya que los temas de Ray Charles incluidos siguen sin convencer, sobre todo la balada ‘(I'm Afraid) The Masquerade Is Over’ (anteriormente titulada simplemente ‘The Masquerade’). Igual a como ocurría en el álbum tributo a Ray, el único tema con ritmo ágil es también el único que se salva, aunque no vaya a pasar precisamente a la historia: ‘Hallelujah I Love Her So’. Como siempre, es mejor dirigirse al original.

 

Estamos, pues, ante otro álbum comercial para olvidar. El desparpajo que muestra Wonder era de verdad para albergar esperanzas en cuanto a su capacidad interpretativa, pero siendo tan pequeño todavía seguiría a merced de los deseos de la Motown, que era una industria musical poco proclive a las individualidades.

WITH A SONG IN MY HEART

Año de publicación: 1963 

Puntuación:

1) With A Song In My Heart; 2) When You Wish Upon A Star; 3) Smile;

4) Make Someone Happy; 5) Dream; 6) Put On A Happy Face; 7) On The Sunny Side Of The Street; 8) Get Happy; 9) Give Your Heart A Chance; 10) Without A Song.

Si decíamos que publicar un disco en directo era algo previsible ante la explotación comercial de un chiquillo que apuntaba maneras, aún más previsible es que grabara un álbum de versiones del cancionero de Broadway y el Tin Pan Alley para hacer de crooner. O sea, en esta ocasión Stevie Wonder es de verdad el trasunto estadounidense de Joselito. Para darle una mayor imagen de seriedad, aquí le quitan por fin la coletilla de “Little”, como si quisieran decirnos que con trece años ya ha alcanzado la madurez.

 

Poco puede decirse de este vulgar producto musical solo identificable de cualquier otro similar en que el cantante es un niño, lo cual no es precisamente un punto a su favor sino todo lo contrario. No hay término medio aquí, todo transita entre lo aburrido y lo bochornoso, como si hubiera sido extraído de un talent show para niños. Que haya algo más de swing y dinamismo en algún tema como ‘Put On A Happy Face’ tampoco sirve para nada más que para elevarse mínimamente por encima del umbral que discrimina lo más lamentable y desaconsejable para el consumo humano. Pero en ‘Get Happy’ sigue sonando todo ridículo, así que el tempo de las composiciones no es un factor relevante.

 

En definitiva, un batiburrillo de orquesta y voz infantil que no va a ningún lugar y que merece caer en el mayor de los olvidos. Pero vaya, por muy lamentable y vulgar que sea este álbum, todavía estaría por encima de Sentimental Journey de Ringo Starr, así que todavía podría haber sido peor. Pobre Ringo, sólo nos acordamos de él para lo malo.

STEVIE AT THE BEACH

Año de publicación: 1964 

Puntuación:

1) Castles In The Sand; 2) Ebb Tide; 3) Sad Boy; 4) Red Sails In The Sunset;

5) The Beachcomber; 6) Castles In The Sand; 7) Happy Street; 8) The Party At The Beach House; 9) Hey Harmonica Man; 10) Beachstomp; 11) Beyond The Sea.

Al chaval se le había comenzado a poner más grave la voz y había que buscar nuevas fórmulas para seguir exprimiendo su imagen. Ya tenía a sus espaldas un disco instrumental, uno de versiones de Ray Charles, otro en directo y uno último haciendo de crooner. ¿Cuál podría ser el siguiente paso? Pues ya que ha entrado en la pubertad, ¡pongámosle a cantar música playera! Para 1964, los Beach Boys ya eran toda una celebridad y su música surfera una referencia para la juventud, por lo que el primer paso de la Motown fue grabar en Los Ángeles la parte instrumental, ciudad donde lo hacían los Beach Boys, para darle autenticidad al sonido empleando a los músicos de estudio que daban forma a algunos de esos éxitos. En cualquier caso, muy poco tiene que ver con el sonido de los hermanos Wilson porque obviamente Stevie debía cantar él solo, sin posibilidad de crear armonías con nadie, además de que algunos temas como ‘The Party At The Beach House’ o ‘Hey Harmonica Man’ son puro sonido Motown, nada que ver con el sonido de la Costa Oeste. Así que el Wilson que aparece en los créditos no es de la familia de los Beach Boys, sino un compositor de la Motown que casualmente tenía el mismo apellido. En definitiva, la idea es que las canciones estén relacionadas temáticamente con la playa, aunque sean de décadas anteriores.

 

Stevie no se limita a poner la voz sobre la música previamente grabada en Los Ángeles, sino que también toca, según el tema de que se trate, los instrumentos habituales en sus discos: teclado, armónica y/o percusión. De hecho, la instrumentación de ‘Hey Harmonica Man’ no tiene pinta de haber sido grabada en Los Ángeles. Las canciones donde le sale a Wonder su voz más aniñada y esas reverberaciones algo grimosas, como en ‘Beachstomp’ o ‘Sad Boy’, es donde más se nos retrotrae a los peores momentos de sus álbumes anteriores. Y como ocurría con anterioridad, solo resulta mínimamente entretenido en las canciones rápidas, como es el caso de ‘Happy Street’ y ‘The Party At The Beach House’, pero no deja de ser música convencional de la que decenas de olvidadas bandas de aquella época podrían haber hecho. Hay hasta cuatro temas instrumentales, que representan un alivio en el sentido de que los músicos de estudio son profesionales y consiguen darle un mínimo de lustre a tonadas conocidas como ‘Ebb Tide’ y ‘Red Sails In The Sunset’, o a la nueva ‘The Beachcomber’.

 

El tema final ‘Beyond The Sea’, originalmente de los años cuarenta, deja una buena impresión para finalizar, pero de todas maneras este flojo álbum no es más que otro producto comercial para olvidar. Afortunadamente, ahora dejarían tranquilo a Stevie un año, para que creciera artísticamente y comenzara a desarrollar su faceta como compositor. Aun así, todavía seguirá siendo otro producto comercial de Motown por muchos años más. Pero bueno, todo sirve de experiencia.

UP-TIGHT

Año de publicación: 1966 

Puntuación:

1) Love A Go Go; 2) Hold Me; 3) Blowin' In The Wind; 4) Nothing's Too Good For My Baby; 5) Teach Me Tonight; 6) Uptight (Everything's Alright);

7) Ain't That Asking For Trouble; 8) I Want My Baby Back; 9) Pretty Little Angel;

10) Music Talk; 11) Contract Of Love; 12) With A Child's Heart.

De acuerdo con el ritmo vertiginoso con el que se habían sucedido los discos publicados por Stevie Wonder, un parón como este de dos años solo podía deberse a los cambios hormonales que obligaban a dejar pasar un tiempo prudencial para que la voz se estabilizara en su nuevo timbre. Dieciséis años tenía ya pero su voz todavía habría de hacerse más grave.

 

Una de las mayores novedades es que Stevie aparece como coautor hasta en cuatro de los temas, uno de ellos el mejor del álbum, ‘Music Talk’, que suena cohesionado y solemne, como no lo había conseguido hasta ahora, lo cual ya era un paso hacia delante. La exitosa ‘Uptight (Everything's Alright)’ es una demostración de soul bien entendido y con emoción, donde el estribillo quizá se repita demasiado pero no desmerece respecto a otros temas destacados de la época. Por algo lo cuidaban tanto en la Motown. No obstante, también mete la pata con una de las peores canciones, ‘Pretty Little Angel’, que parece escrita para alegría de la tercera edad.

 

La transformación del clásico de Bob Dylan ‘Blowin' In The Wind’ en un tema de soul no significa ninguna revelación pero al menos mantiene un nivel aceptable. Como novedad, está cantada a dúo junto a uno de sus mentores musicales, Clarence Paul. En cualquier caso y como ya venía siendo habitual, es en los ritmos rápidos como en ‘Nothing's Too Good For My Baby’ donde no puede haber decepción alguna, pues si bien suena todo tan convencional como cualquier tema similar, resulta al menos entretenido y transmite todo ese ímpetu. Ello resulta más visible en comparación con otras canciones que resultan bastante aburridas por lo vulgares: ‘Teach Me Tonight’, ‘Ain't That Asking For Trouble’ o ‘I Want My Baby Back’.

 

Aparte de la mediocridad absoluta de este álbum, ninguna sorpresa a estas alturas, lo peor es que vuelve a caer en el error (o le hacen volver a caer, siendo más concretos) de interpretar una balada lacrimógena, que además está colocada al final del todo para torcer aún más la imagen que deja el disco, una nueva tirada de vinilo mal gastada. Al menos se entreveía en todo ello una ligerísima evolución positiva.

DOWN TO EARTH

Año de publicación: 1966 

Puntuación:

1) A Place In The Sun; 2) Bang Bang; 3) Down To Earth; 4) Thank You Love;

5) Be Cool, Be Calm (And Keep Yourself Together); 6) Sylvia;

7) My World Is Empty Without You; 8) The Lonesome Road; 9) Angel Baby (Don't You Ever Leave Me); 10) Mr. Tambourine Man; 11) Sixteen Tons; 12) Hey Love.

Parecía que la ubicación artística de Wonder se iba perfilando cada vez con mayor claridad hacia una obvia orientación soul, acorde a lo que iba a potenciar la discográfica Motown durante esa década para sus productos ganadores. De todas maneras, no encontramos aquí nada alejado de lo previsible: algunas versiones junto a canciones originales de los compositores asalariados de Motown, así como cuatro de ellas donde Stevie participa como coautor, sin que todavía pueda observarse apenas ningún detalle precursor de futuras glorias.

 

Como cabe esperar de un disco comercial sin pretensiones artísticas, las canciones lentas pueblan su contenido, se en forma de olvidables baladas de regusto country (‘A Place In The Sun’), baladas soul (‘Hey Love’, la canción que da título al álbum), o baladas orquestales (‘Sylvia’)… todas ellas completamente olvidables y nada diferente de lo que podamos esperar de cualquier cantante crooner de medio pelo. Tal como ya nos hemos acostumbrado siguiendo su discografía, los temas rápidos y bailables suelen dejar buena impresión y aquí no es menos mediante ‘Be Cool, Be Calm (And Keep Yourself Together)’ o la versión del tema popularizado por las Supremes ‘My World Is Empty Without You’, la cual curiosamente parece que le dio alguna idea melódica a Jagger y Richards para su ‘Paint It Black’, si nos fijamos en la manera de cantar el título del tema del famoso trío de compositores Holland/Dozier/Holland. Por otro lado, de ‘Thank You Love’ lo único que puede destacarse son esos primeros segundos por su peculiar ritmo que antecede lo que será una de las inquietudes del gran Stevie Wonder que todos conocemos. Por lo demás, no deja de ser un tema de relleno sin más.

 

El éxito escrito por Sonny Bono ‘Bang Bang’, mediante el cual poco antes ya había triunfado su entonces mujer Cher, aquí solo sirve para rellenar espacio de manera agradable, puesto que la interpretación de Cher es más convincente y vuelve superflua la de Stevie. Una versión muy buena es la que hizo por aquel entonces la cantante italiana Dalida, versión que en 2006 sería empleada por el director/actor Xavier Dolan como leitmotiv con cierto toque de humor en su film Los amores imaginarios (Les amours imaginaires). También acierta Stevie, gracias al poderío expresivo de la canción original, con su versión de ‘Sixteen Tons’ de Merle Travis, ya que resultaría difícil meter la pata con material de primera calidad. Tampoco resulta imposible, como demuestra con la mucho más cutre versión de ‘Mr. Tambourine Man’ de Bob Dylan, copiando el estilo y arreglos que hicieron los Byrds y desnaturalizándolo todo mediante una parte vocal con nula expresividad, por mucho que pueda sorprender tal aseveración tratándose de un artista como Stevie Wonder, que es la expresividad en estado puro. Pero ahí está la excepción que confirma la regla. En cuanto a ‘Angel Baby (Don't You Ever Leave Me)’, vuelve a cometer el error de imitar a Ray Charles, cuando al maestro no se le puede superar.

 

En definitiva, estamos ante otro álbum más (y ya van unos cuantos… y los que faltan…) de la etapa de aprendizaje de Stevie, siendo de nuevo en la práctica un objeto a las órdenes de los ejecutivos discográficos, que seguían percibiendo su potencial pero todavía no le permitían despegar verdaderamente en solitario. Y bueno, la historia en cierta manera puede decirse que les ha otorgado la razón.

I WAS MADE TO LOVE HER

Año de publicación: 1967 

Puntuación:

1) I Was Made To Love Her; 2) Send Me Some Lovin'; 3) I'd Cry;

4) Everybody Needs Somebody (I Need You); 5) Respect; 6) My Girl;

7) Baby Don't You Do It; 8) A Fool For You; 9) Can I Get A Witness; 10) I Pity The Fool; 11) Please, Please, Please; 12) Every Time I See You I Go Wild.

Seguía Stevie con su producción comercial enfocada al soul y el R&B, en otro previsible álbum de versiones y algunos temas originales. Eso sí, por fin llegamos a lo que se puede considerar, por fin, como una canción clásica de Wonder (incluso coescrita por él): ‘I Was Made To Love Her’. Es muy pegadiza y posee unos arreglos que le confieren cierta solemnidad, además de su estructura ascendente donde el tono se va elevando de tal manera que solo un fade-out podría finiquitarla, ya que podría durar el doble y mantener la emoción. Eric Burdon seguro que se fijó bien en su esqueleto musical y sus “yeah, yeah, yeah” corales para componer ‘Year Of The Guru’. La canción que da título al álbum y lo inicia es lo único que se puede destacar junto a la que lo cierra, ‘Every Time I See You I Go Wild’, otro tema de adictivo ritmo aunque no llegue a tal nivel de gloria. Pero destaca sobremanera en comparación con el resto del material.

 

En cualquier caso, es en los temas que se conocen por las versiones de otr@s cantantes donde mejor se pueden apreciar las carencias de Stevie en estos momentos. El éxito de Aretha Franklin escrito por Otis Redding, ‘Respect’, aquí no ofrece ni la mitad de emoción, como si en vez de un grito de reivindicación, Wonder esté calmándose una rabieta a solas en su habitación. En cuanto a ‘My Girl’, suena igual a como lo podría haber hecho cualquier otro cantante del ramo. La versión de ‘Baby Don't You Do It’ en clave soul simplemente ha quedado desfasada en comparación con la versión rock que llegaron a grabar The Who, quienes saben sacarle mayor partido al aguerrido ritmo aparte de dotarla de mayor energía. Aquí no está mal, pero parece una versión para todos los públicos. Y bueno, si nos vamos a ‘Can I Get A Witness’, los Rolling Stones ya lo habían transformado en un pegadizo y animado tema de R&B en su álbum de debut, lo cual deja la versión de Stevie como un inútil anacronismo.

 

No puede faltar una versión de Ray Charles, ‘A Fool For You’, pues todavía se mantenía ese paralelismo con fines comerciales hacia la figura del maestro. Eso sí, a quien no debería intentar imitar es a James Brown, quien en ese momento jugaba en otra liga, por lo que ‘Please, Please, Please’ no queda sino como una imitación barata de la original. Por lo demás, el resto del contenido es más que predecible, sobre todo a base de soul en forma de baladas con algo de ritmo (‘Send Me Some Lovin'’, ‘Everybody Needs Somebody (I Need You)’, ‘I Pity The Fool’) y un soul bailable como ‘I'd Cry’. Así pues, se mantenía Stevie en esa vulgaridad impuesta por los condicionantes comerciales que le impedían todavía desplegar su verdadero potencial, pero mediante la canción ‘I Was Made To Love Her’ se dejaba traslucir ese talento innato que se estaba forjando en su interior. Un rayo de esperanza.

SOMEDAY AT CHRISTMAS

Año de publicación: 1967 

Puntuación:

1) Someday At Christmas; 2) Silver Bells; 3) Ave Maria; 4) The Little Drummer Boy;

5) One Little Christmas Tree; 6) The Day That Love Began; 7) The Christmas Song;

8) Bedtime For Toys; 9) Christmastime; 10) Twinkle Twinkle Little Me;

11) A Warm Little Home On A Hill; 12) What Christmas Means To Me.

¿Cómo no se les había ocurrido antes a los de la discográfica? ¡Si no hay manera más rápida para hacer caja en Navidad que editar un álbum de villancicos por algún artista con tirón! Y ahí que el pobre de Stevie no podía negarse, tan buenazo que era él. Así que aquí está el resultado, una bochornosa colección de temas navideños donde se aúnan los villancicos tradicionales con otras composiciones originales de los letristas de Motown.

 

Precisamente son algunos de esos temas nuevos los únicos que pueden escucharse sin acabar sonrojado. Por ejemplo, el que le da título al álbum podría pasar por una agradable aunque olvidable balada nostálgica, normal y corriente, con solo eliminar algunos detalles como las campanas iniciales o la palabra “Christmas” de la letra. También destaca entre tanto patinazo ‘One Little Christmas Tree’, simplemente porque permite exponer los alardes vocales de Stevie sin caer en los convencionalismos falsamente emotivos que definen la música navideña vulgar. Eran los números más rápidos los que salvaban de la hecatombe los peores álbumes de Wonder, pero aquí eso no es posible por el tipo de música que trata. Sin embargo, en la final ‘What Christmas Means To Me’ sí que introducen un ritmo rápido devoto del swing para acabar de esa manera con un poco de alegría.

 

El resto del álbum… bueno, quizá es mejor no entrar en detalles. Se trata de Stevie intentando agradar a todos los miembros de la familia mientras están sentados frente al fuego de la chimenea celebrando la Navidad, tal como podría haber hecho cualquier otro cantante en su lugar. Y eso solo puede oscilar entre lo flojo y lo penoso, porque significaba rebajarse nuevamente a una mediocridad que no se merecía. En ‘Bedtime For Toys’ incluso se atreve a recitar unas palabras. La vulgaridad del sonido orquestal es desesperante, unas veces chirría (‘Christmastime’) y otras se pasa de empalagosa (‘Twinkle Twinkle Little Me’). Y bueno, sobran los calificativos para definir a Stevie cantando en latín el ‘Ave Maria’ de Schubert. En un talent show lo aprovecharían para sacar en primer plano a un juez con lágrimas en la cara, pero en la vida real es un insulto al gusto del oyente y, por descontado, a la memoria del bueno de Franz. Como resumen del álbum, es tan sencillo como decir que ha de evitarse a toda costa, incluso en Navidad.

EIVETS REDNOW

Año de publicación: 1968 

Puntuación:

1) Alfie; 2) More Than A Dream; 3) A House Is Not A Home; 4) How Can You Believe;

5) Medley: Never My Love/Ask The Lonely; 6) Ruby; 7) Which Way The Wind;

8) Bye Bye World; 9) Grazin' In The Grass.

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El raro título de este disco no es más que el nombre y apellido de Stevie escritos en sentido inverso, único detalle de interés de otra nueva tanda de olvidable y convencional música insustancial, en este caso completamente instrumental. Una simple excusa para ensalzar las dotes de Wonder como dotado instrumentista pero sin que haya unas composiciones suficientemente originales para que alcance un mínimo de relevancia. La armónica, los teclados y la percusión son los instrumentos en los que demuestra su autosuficiencia para poder grabar, aunque está acompañado por otros músicos y la inevitable orquesta.

 

En esta ocasión se centra en bastantes casos en la música de bandas sonoras, una “novedad” que se podía emplear como aliciente de cara a los compradores potenciales de discos. Para subirse al carro de las modas y las ventas, comienza con una interpretación de la música de la película Alfie, la cual había cosechado un gran éxito e incrementado la popularidad de su actor protagonista, Michael Caine. Aquí no sirve más que para escuchar a Stevie tocar la armónica. Podría parecer un camino placentero y sencillo el de replicar piezas de bandas sonoras, que ciertamente lo es, pero al menos que no nos hubiéramos de tragar algo tan soporífero como ‘Ruby’, que además dura la barbaridad de casi siete minutos. Infumable salvo para enamorad@s recalcitrantes de las bandas sonoras clásicas de todo tipo.

 

En cuanto a ‘Never My Love’ ya había sido ensalzada un año antes por The Association a cotas vocales casi insuperables, por lo que una versión instrumental queda como una aberración sin sentido, aparte de que luego se enlaza con otro tema que suena a música de programa de sobremesa. De manera análoga, ‘Grazin' In The Grass’ había supuesto un gran éxito para el trompetista sudafricano Hugh Masekela (aquel que tocó unos precisos solos en ‘So You Want To Be A Rock'n'Roll Star’ de los Byrds), por lo que sustituir su trompeta por la armónica de Stevie es otro despropósito más a sumar a esta primera etapa casi bochornosa de este importante artista.

 

Lo único salvable para la posteridad del álbum es precisamente una composición original de Stevie (junto a Henry Cosby) titulada ‘More Than A Dream’, gracias a una acertada y jovial melodía interpretada por la armónica, la cual dirige y lidera el tema de principio a final. Puede comprobarse en los créditos que Wonder comenzaba a gozar de una cierta independencia (no mucha todavía), ya que hasta tres de las composiciones originales están escritas por él a solas, es decir, sin otros coautores como había ocurrido hasta este momento. Tampoco significa que vayamos a encontrar nada relacionado con su transformación radical que experimentará en unos años, puesto que en realidad está siguiendo las órdenes de grabar un disco instrumental en unos parámetros determinados y eso también coarta su libertad creativa. Así pues, tanto ‘How Can You Believe’ como ‘Bye Bye World’ y ‘Which Way The Wind’ solo sirven como relleno excusable para cumplir el trámite, aunque al menos suenan agradables salvo la tercera, puesto que las melodías parece que estén copiadas.

 

No se puede hablar de decepción con este álbum porque en realidad no está decepcionando, sino ofreciendo lo que ya es más que previsible que Stevie Wonder podía ofrecer en esta primera etapa. Una nueva inutilidad en forma de disco que no merecía ni las líneas de texto que se le han dedicado aquí. Y para el final, una pregunta lanzada al aire: ¿pueden haber seguidores de Wonder a quienes le agrade tanto la primera etapa comercial como la siguiente artística? Porque son dos mundos prácticamente irreconciliables.

FOR ONCE IN MY LIFE

Año de publicación: 1968 

Puntuación:

1) For Once In My Life; 2) Shoo-Be-Doo-Be-Doo-Da-Day; 3) You Met Your Match;

4) I Wanna Make Her Love Me; 5) I'm More Than Happy (I'm Satisfied);

6) I Don't Know Why; 7) Sunny; 8) I'd Be A Fool Right Now; 9) Ain't No Lovin';

10) God Bless The Child; 11) Do I Love Her; 12) The House On The Hill.

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¡Por fin! ¡Un álbum decente de Stevie Wonder! Vista la trayectoria que llevaba hasta ese momento, es para clamarlo a los cuatro vientos. Estamos ante su mejor obra de los sesenta, lo cual no significa que vayamos a encontrar precisamente una obra maestra, pero sí un avance evidente a nivel cualitativo. No encontraremos novedades en cuanto a su evolución porque los ingredientes siguen siendo los mismos, pero la experiencia y mayor soltura de Wonder se van notando cada vez más.

 

La mayor sorpresa quizá sea que, de la canción que da título al álbum, en esa época podría esperarse que fuera algo sensacional, pero no es más que un vulgar R&B de los que en Motown podían grabar a decenas por semana, así que no se comprende bien el masivo éxito que tuvo tanto dentro como fuera de los Estados Unidos. Si lo que buscamos es un glorioso R&B al mejor estilo de Motown, eso es lo que obtenemos más adelante con ‘I Wanna Make Her Love Me’.

 

Pero algo evidentemente ha cambiado cuando las canciones más discretas como ‘I'm More Than Happy (I'm Satisfied)’ o ‘I'd Be A Fool Right Now’ suenan cuando menos agradables, a diferencia de la gran cantidad de puerilidades de los años previos. Igualmente, una balada como ‘God Bless The Child’, que otrora hubiera sonado a chavalín buscando fama en un concurso de talentos, nos muestra aquí una voz más estabilizada y persuasiva que la salva también de un peor resultado. Tan seguro está de sí mismo que otra de las baladas, ‘Do I Love Her’, está escrita por él a solas, sin ayuda de nadie, demostrando una madurez donde ya no cabía una vuelta atrás, sino asomarse definitivamente al horizonte que se le presentaba y a las posibilidades que le podía ofrecer una discográfica como la Tamla. Pero bueno, que el camino todavía era largo hasta llegar a la futura transformación en artista íntegro e independiente. ‘I Don't Know Why’ está coescrita por él junto a sus colaboradores habituales y demuestra también un mayor control de la voz a la hora de elevar o disminuir el tono en los momentos requeridos.

 

Lo único flojo de verdad que encontraremos aquí es la voluntariosa ‘You Met Your Match’, que por mucho ritmo rápido que posea no muestra un ápice de originalidad y parece una reescritura sin melodías de ‘I Was Made To Love Her’. Para rellenar espacio se incluye también una versión de la conocida ‘Sunny’ que nada nuevo aporta. El Stevie más pegadizo y diverso reaparece para cerrar el álbum mediante la fulgurante ‘The House On The Hill’, nueva demostración de que se desenvolvía muy bien bajo ritmos dinámicos. Al principio del disco también tenemos otra notable pieza bailable, ‘Shoo-Be-Doo-Be-Doo-Da-Day’, cuyo título avisa de que es algo más distendida y por eso el resultado no es tan soberbio. Así pues, un atisbo de esperanza asomaba junto al crecimiento de nuestro artista, aunque todavía se tenía que tomar con mucha paciencia su lenta evolución.

MY CHERIE AMOUR

Año de publicación: 1969 

Puntuación:

1)  My Cherie Amour; 2) Hello, Young Lovers; 3) At Last; 4) Light My Fire;

5) The Shadow Of Your Smile; 6) You And Me; 7) Pearl;

8) Somebody Knows, Somebody Cares; 9) Yester-Me, Yester-You, Yesterday;

10) Angie Girl; 11) Give Your Love; 12) I've Got You.

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El oasis de inspiración (moderada) que había representado el disco anterior no tuvo continuación y aquí se publicó otro álbum comercial y poco inspirado para seguir aprovechando el tirón de ventas del adolescente ciego. Otra nueva mezcla de composiciones originales y versiones que nada aporta a lo ya conocido ni tampoco sirve apenas para trazar la evolución de Wonder.

 

Como era de esperar por ser ya casi una costumbre, la canción que titula el álbum fue su carta de presentación y la más recordada: ‘My Cherie Amour’. Es una balada de medio tempo de agradables melodías e ideal para radiar en las emisoras de radio, escrita por Stevie junto a dos de sus colaboradores habituales. Es en realidad lo único que podría destacarse de este álbum junto a la animada ‘Pearl’, muy bien estructurada y con unas logradas transiciones entre estrofas y estribillo al variar el ritmo e incrementar la tensión de manera magistral.

 

Por desgracia, en este álbum vuelve a caer en la mediocridad derivada de la complacencia con las exigencias de la discográfica, de ahí que nuevamente encontremos canciones vulgares y otras directamente plomizas (‘The Shadow Of Your Smile’). El título de ‘Yester-Me, Yester-You, Yesterday’ anuncia de igual manera que nos encontramos ante un tema bastante cutre. Otras canciones como ‘You And Me’, ‘I've Got You’ o ‘Somebody Knows, Somebody Cares’ no están mal pero pasan sin mayor pena ni gloria al ser bastante convencionales. En cambio, la composición de Stevie ‘Angie Girl’ es una balada que en su comienzo parece anteceder futuras canciones similares, pero aquí se lastra el resultado por la producción, al añadir un vulgar acompañamiento orquestal que la etiqueta como canción ligera y hortera. Peor todavía resulta cuando la parte vocal se vulgariza todavía más e incluso se añaden partes recitadas, que es lo que ocurre en ‘Give Your Love’.

 

De una versión de un tema de Rodgers y Hammerstein solo se puede esperar una pieza orquestal como ‘Hello, Young Lovers’, bastante convencional y con una armónica de Wonder bastante mejorable. Al menos la versión de ‘At Last’ es de ritmo movido y se hace entretenida aunque suene insustancial. Siguiendo con las versiones, sorprende comprobar cómo se atreve con ‘Light My Fire’ de The Doors, donde queda claro que el elemento fundamental de la original era el órgano de Manzarek, aquí sustituido por la orquesta de tal manera que se acaba vulgarizando la grandeza primigenia que poseía.

 

De alguna manera podemos decir que ya hay jurisprudencia en cuanto a la valoración que nos merece un álbum de este tipo de Stevie Wonder, así que digamos que esta reseña queda vista para sentencia sin más que añadir por parte de la acusación y sin nada que objetar por parte de la defensa. Pasemos página.

2020

SIGNED, SEALED & DELIVERED

Año de publicación: 1970 

Puntuación:

1) Never Had A Dream Come True; 2) We Can Work It Out;

3) Signed, Sealed, Delivered I'm Yours; 4) Heaven Help Us All;

5) You Can't Judge A Book By Its Cover; 6) Sugar; 7) Don't Wonder Why;

8) Anything You Want Me To Do; 9) I Can't Let My Heaven Walk Away;

10) Joy (Takes Over Me); 11) I Gotta Have A Song; 12) Something To Say.

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2020

Nos vamos acercando ya al final de la primera época de Stevie, es decir, al principio de su verdadero nacimiento como artista musical, pero aquí todavía seguía la misma senda comercial y no encontraremos diferencias a lo que venía haciendo. No obstante, por fin encontramos trazas de lo que iba a ser la incipiente transformación de Wonder en un artista serio y con personalidad propia, lo cual no quita que haya canciones como ‘Anything You Want Me To Do’ donde suena como cualquier vulgar cantante de la Motown.

 

En la primera canción, ‘Never Had A Dream Come True’, ya escuchamos cantar a Stevie de una manera que le asemeja más a su venidera etapa gloriosa que a toda esta fase comercial tan larga. Es como si ya no necesitara forzar su voz ni querer expresar más de lo que puede, para agradar al personal. Más clarividente resulta ‘You Can't Judge A Book By Its Cover’, cuya introducción de teclado ya nos anuncia futuros éxitos como ‘Superstition’. De haber tenido un estribillo más elaborado, estaríamos ante la primera sensacional composición del de Saginaw. Paradójicamente, el éxito de este álbum fue ‘Signed, Sealed, Delivered I'm Yours’, un soul bailable, agradable pero poco más. Y es que no vamos a encontrar sorpresas respecto a lo que cabe esperar de este álbum. Baladas como ‘Heaven Help Us All’ o ‘Don't Wonder Why’ siguen sonando muy convencionales, incluso aburridas. Y la versión Motown de ‘We Can Work It Out’ de los Beatles es ciertamente olvidable, con detalles bastante inocentes como introducir un solo de armónica.

 

Podríamos escribir por enésima vez la cantidad de canciones de relleno que abarca el álbum, como ‘Sugar’ o directamente las cuatro últimas, de las que nada puede escribirse salvo que son piezas de soul agradables al oído pero rápidamente olvidadas porque no presentan ningún aspecto de interés. De nada sirve especificar cuáles son composiciones propias del equipo de Wonder y cuáles tomadas prestadas. Por tanto, una definición global que podría servir es la de álbum de relleno, destinado a hacer caja con poco esfuerzo. Solo esos pequeños detalles indicados que preludian lo que será la explosión creativa de Stevie Wonder añaden un mínimo de interés para otro olvidable disco de su primera etapa, que afortunadamente es el último.

WHERE I'M COMING FROM

Año de publicación: 1971 

Puntuación:

1) Look Around; 2) Do Yourself A Favor; 3) Think Of Me As Your Soldier;

4) Something Out Of The Blue; 5) If You Really Love Me; 6) I Wanna Talk To You;

7) Take Up A Course In Happiness; 8) Never Dreamed You'd Leave In Summer;

9) Sunshine In Their Eyes.

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Por fin Stevie Wonder pudo deshacerse de las cadenas que le habían puesto en la discográfica y tener libertad artística para comenzar a desarrollarse de verdad como músico. Como iba a llegar a la mayoría de edad, eso le permitió poder negociar un nuevo contrato con Motown que haría realidad su sueño de emanciparse artísticamente de la línea marcada por los directivos. Eso es lo que había conseguido Marvin Gaye por esas fechas y seguro que Stevie tomó nota, como también la idea de escribir unas letras más concienciadas en temas sociales y medioambientales. Todas las canciones vienen acreditadas a Stevie Wonder y a su entonces mujer, la cantante Syreeta Wright, un matrimonio que no llegaría ni a los dos años. La escasísima labor compositiva de Syreeta fuera de su asociación con Stevie, hace dudar de que esa colaboración fuera al 50%, siquiera al 70-30%.

 

Algo ha cambiado sin duda cuando escuchamos el tétrico comienzo de teclado, como si fuera un clavecín, de ‘Look Around’, que trae algunos recuerdos de ‘Because’ de los Beatles. Su letra existencialista, con una voz trágica y muy expresiva de Stevie, conforman un tema ya definitorio respecto a lo que debe ser un artista íntegro. En la parte de las estrofas, ‘Do Yourself A Favor’ causa sensación a la altura de futuros grandes clásicos de su repertorio, pero le falla un estribillo demasiado simple que no está al mismo nivel del resto de la canción. Aun así, presenta fabulosos momentos como la entrada del órgano hacia la mitad, que luego se marca un excitante solo junto a unos originales juegos de voces.

 

Tampoco podía romper del todo con su pasado inmediato y por ello todavía encontramos convencionales baladas como ‘Think Of Me As Your Soldier’ o ‘Never Dreamed You'd Leave In Summer’, que al menos suenan más convincentes que aquellas que estaba obligado a cantar en sus años mozos. Pero los mejores ingredientes del soul de Motown aparecen en ‘If You Really Love Me’, puesto que comienza como la típica balada de piano para resurgir luego en un animado y elaborado estribillo. También suena muy agradable y como un perfecto conocedor del soul más relajado en ‘Take Up A Course In Happiness’. Lo único flojo de este álbum es la broma de ‘I Wanna Talk To You’, un pretexto para tratar la temática racial en forma teatralizada, pero que no acaba de funcionar.

 

La coda de ‘Sunshine In Their Eyes’ puede tomarse como un intento de Stevie de hacer su propio ‘Hey Jude’, ya que su primera parte también se muestra como una delicada balada de piano aunque ofrece diferentes secciones y por ello resulta muy entretenida de escuchar. Así pues, este primer paso de Stevie Wonder como artista propiamente dicho produjo unos resultados bastante buenos, con unas perspectivas de progreso muy alentadoras. Aquí todavía no se ha deshecho de su pasado inmediato, pero todas las canciones relacionadas con ese estilo comercial están interpretadas con gusto y cierta originalidad, de tal manera que podríamos definir este Where I'm Coming From como el primer álbum de verdad de Wonder y obviar todo lo anterior. Un estupendo disco de una carrera que puede decirse que acababa de comenzar, aunque en realidad estaba dando carpetazo a su primera etapa.

MUSIC OF MY MIND

Año de publicación: 1972 

Puntuación:

1) Love Having You Around; 2) Superwoman (Where Were You When I Needed You); 3) I Love Every Little Thing About You; 4) Sweet Little Girl;

5) Happier Than The Morning Sun; 6) Girl Blue; 7) Seems So Long;

8) Keep On Running; 9) Evil.

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Aunque en Where I'm Coming From ya se había establecido la llegada de un nuevo y personalísimo Stevie Wonder, mediante Music Of My Mind podemos hablar definitivamente de un nuevo músico con personalidad artística propia. No tan solo porque es el autor de todas las canciones y la mayoría en exclusiva (sin coautores), sino también porque él toca casi todos los instrumentos que escuchamos. Todo un ejemplo de genialidad y de superación para alguien como él. Lo más significativo, igual que para los próximos álbumes, será el original uso de los sintetizadores como elemento principal de la canción en muchos casos. Él será uno de los primeros en emplear de forma melódica y natural el clavinet.

 

La madurez que transmite desde el comienzo de ‘Love Having You Around’ ya nos indica que estamos definitivamente ante una nueva etapa en la carrera de Stevie Wonder. Las trompetas que aparecen en la recta final se podían haber obviado, sobre todo porque por momentos parece que en vez de trompetas estemos escuchando a alguien imitando el sonido de ellas con la boca. Esa habilidad innata para sonar agradable y cercano al oyente de la etapa dorada de Stevie aparece, podemos decir, por primera vez aquí en ‘Superwoman (Where Were You When I Needed You)’, una canción sencilla pero con suficientes detalles musicales (armonías vocales, punteos de guitarra, etc.) como para elevarla muy por encima de un mero pasatiempo agradable. Sobre todo porque no es nada fácil completar ocho minutos en una canción de soul-pop, pero ahí aparece la maestría de Wonder para solventarlo. Es una obligación destacar también el soberbio trabajo del guitarrista Buzz Feiten, quien toma verdadero protagonismo a partir de los cinco minutos para marcarse unos solos tanto en primer plano como acompañando la voz, de tal manera que esos últimos minutos de la canción son verdadera gloria musical.

 

En ‘Happier Than The Morning Sun’ demuestra que con pocos ingredientes sabe transmitir toda la emoción posible. Tan solo con el teclado (sonando parecido a un clavecín), su voz y la superposición de esta, consigue una calidez que permite relajar la mente y dejarse llevar por la música. La grandiosidad melódica la alcanza en ‘Girl Blue’, cuyas estrofas de pegadiza melodía se resuelven en un estribillo que en primera instancia desconcierta un poco, pero cuando se asimila se destapa como otro ejemplo de genialidad. A destacar también su peculiar percusión, que está tocada por Stevie, por supuesto.

 

La única vez que podemos pensar en lo excesivo de alargar una composición es en ‘Keep On Running’, ya que su segunda mitad acaba resultando muy repetitiva y solo puede tolerarse si se está con ganas de mover el cuerpo un rato, ya que parece la excusa para tocar algo bailable. En el polo opuesto, la algo aburrida y convencional balada al estilo orquestal ‘Seems So Long’ le entronca todavía con su pasado inmediato, pero tampoco podía exigírsele todavía que alcanzara la perfección. En cualquier caso, el final del disco no podía ser más adecuado que a través de la relajada ‘Evil’, cuyo teclado imbuido de sinfonismo le aporta las dosis de solemnidad necesarias. Es una manera perfecta de finalizar esta magnífica obra de madurez que entonces podría valorarse como la culminación artística de una trayectoria previamente comercial, como fue el caso de Marvin Gaye con What's Going On, pero que en lo respectivo a Stevie Wonder no era sino el comienzo de una impresionante etapa de gran creatividad y originalidad.

TALKING BOOK

Año de publicación: 1972 

Puntuación:

1) You Are The Sunshine Of My Life; 2) Maybe Your Baby; 3) You And I;

4) Tuesday Heartbreak; 5) You've Got It Bad Girl; 6) Superstition; 7) Big Brother; 8) Blame It On The Sun; 9) Lookin' For Another Pure Love;

10) I Believe (When I Fall In Love It Will Be Forever).

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Poco más de medio año transcurrió para que Stevie se superara a sí mismo, algo en principio complicado según la trayectoria que llevaba y en tan poco tiempo, pero la evolución positiva no había llegado aún a su tope y Wonder estaba en verdadero estado de gracia creativo. Su imagen en la portada es también una metáfora de lo lejos que quedaban sus tiempos como cantante a sueldo de Motown. En esa faceta de cantante ya se había consagrado mucho antes, pero aquí también lo hace como multiinstrumentista, sobre todo como genio de los sintetizadores cuando su uso era habitualmente de carácter experimental en esa época. Como compositor se destapa igualmente, pues más de la mitad de los temas llevan su firma como autor único y el resto como coautor junto a su mujer Syreeta y su cuñada Yvonne Wright, aunque esto parece más bien una nueva concesión familiar. En cualquier caso, lo importante es que se trata de una obra que demuestra que todavía no había llegado a la cima y que la evolución positiva y ascendente seguía su camino.

 

Una de las canciones más reconocibles de Stevie Wonder es la que abre el disco, ‘You Are The Sunshine Of My Life’, uno de esos temas que transmiten tranquilidad y paz interior sin que por ello sean triviales. No menos conocida es la descomunal ‘Superstition’, cuyo ritmo liderado por el clavinet engancha desde el principio, enfatizado luego por los imponentes vientos. El apartado vocal es también sensacional, pues Stevie va elevando el tono sutil y gradualmente, para acabar desahogando su rabia sobre la sinrazón de las supersticiones. Lo que no sabemos es si contaba como superstición cualquier clase de creencia irracional (o lo que algunos catalogarían como suprarracional como malévolo eufemismo). Precisamente un primer adelanto de la maestría que había adquirido con el clavinet lo encontramos pronto en ‘Maybe Your Baby’, cuyo ritmo se basa en este instrumento durante casi siete minutos sin que por ello se resienta en ningún momento, porque para ello se van añadiendo diferentes elementos que no hacen decaer el interés. Aparece como guitarrista Ray Parker Jr., quien tenía un prestigio como músico de sesión que sepultaría en los ochenta con el éxito comercial de la canción de los cazafantasmas, donde le había copiado la melodía instrumental a un tema de Huey Lewis and The News. El ritmo de ‘Maybe Your Baby’ lo vuelve a repetir como introducción de ‘Tuesday Heartbreak’, aunque luego se olvida de él para desarrollar un tema que lo entronca más con su primera época, pero esta vez con mejor gusto.

 

Pero prosigamos con otro fantástico tema: ‘Blame It On The Sun’, que desde el principio transmite toda la desolación amorosa de su protagonista. Su grandioso estribillo tiene ese punto de tristeza desesperada cuyo tono musical es del estilo de la inolvidable ‘Ain't No Sunshine’ de Bill Withers, que justo había sido publicada un año antes. Lo más significativo de la elaborada ‘You've Got It Bad Girl’, aparte de lo bien cuidada que está la ambientación, es el teclado que suena en segundo plano y que desarrolla por sí mismo una parte casi de free-jazz que cambia por completo lo que de otra manera hubiera sido una agradable balada con algunos interesantes cambios de ritmo de la percusión. Más minimalista se muestra en ‘You And I’, una balada introspectiva ideal para que Stevie vuelva a mostrar sus excepcionales dotes como cantante, aunque en comparación con el resto de canciones queda más discreta, como le ocurre también a ‘Lookin' For Another Pure Love’, cuya notable guitarra eléctrica está tocada nada menos que por Jeff Beck, o al menos una de ellas. El Stevie más politizado aparece en ‘Big Brother’, un alegato contra los políticos que solo se preocupan de los ciudadanos cuando son elecciones (o cuando se han quedado en la oposición, cabría incluir), particularizado en el caso de Estados Unidos. Por la amigable música que le acompaña, poco puede esperarse que acabe cantando versos como “You've killed all our leaders / I don't even have to do nothin' to you / You'll cause your own country to fall”.

 

Para el final nos deja todo un himno al sentimiento amoroso: ‘I Believe (When I Fall In Love It Will Be Forever)’, que está interpretada íntegramente por Wonder, esto es, que toca él todos los instrumentos. Desde la solemne introducción, pasando por las emotivas estrofas y luego llegando al glorioso estribillo de declamación amorosa (“I believe when I fall in love with you it will be forever / I believe when I fall in love this time it will be forever”), nos damos cuenta de que estamos asistiendo a uno de esos momentos de expresión artística sublime. Tras escuchar esta canción como final de la obra maestra que es Talking Book, la sensación no puede ser más reconfortante, esa emoción especial que a uno le queda cuando ha escuchado algo único. Además, el despliegue musical que nos muestra Stevie Wonder, tocando una gran variedad de instrumentos como si no existieran barreras para él, acrecienta la abrumadora revelación que supone esta obra que le consagraba ya como gran músico para la eternidad.

2021

INNERVISIONS

Año de publicación: 1973 

Puntuación:

1) Too High; 2) Visions; 3) Living For The City; 4) Golden Lady; 5) Higher Ground;

6) Jesus Children Of America; 7) All In Love Is Fair; 8) Don't You Worry 'Bout A Thing; 9) He's Misstra Know-It-All.

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2021

Que Stevie Wonder estaba en su época dorada de creatividad y también la más prolífica lo vuelve a atestiguar este nuevo álbum donde expande su conocimiento de los sintetizadores y de las técnicas de estudio. A eso hay que sumar su interés cada vez mayor por la situación social de su país, de tal manera que sus letras se vuelven cada vez más serias y reivindicativas en una época ciertamente muy convulsa en Estados Unidos, lo cual avala la valentía de Wonder de aprovechar su posición de estrella para que no se olvide que él también forma parte de un sector social que sufre discriminación en un país supuestamente moderno y avanzado pero repleto de graves contradicciones y desigualdades. Stevie vuelve a demostrar sus dotes como compositor y multiinstrumentista, creando de nuevo grandes pasajes musicales con sus sintetizadores. También se ayuda de algunos músicos de estudio de indudables dotes técnicas que ayudan a elevar el nivel cualitativo general.

 

Unas brillantes y adictivas líneas de bajo consiguen que ‘Too High’ enganche desde que comienza a sonar el álbum. Una lástima que las súbitas paradas para introducir unos coros algo infantiles quiebren la atmósfera de inquietud tan bien lograda, pero cada vez que se retoma el ritmo inicial es un nuevo subidón de endorfinas. A pesar de tener una valiente letra que denuncia las condiciones desfavorables existentes por tener un determinado color de piel, ‘Living For The City’ se desarrolla como un funk casi bailable con unos memorables incisos por medio liderados por un prominente sintetizador. Parece que la canción se acaba cuando empezamos a escuchar sonidos de tráfico y voces de la calle, pero luego retorna a la parte principal con una voz muy ronca que parece de otro vocalista, aunque se trata en realidad de Stevie, quien aparte toca todos los instrumentos.

 

La canción más conocida de este álbum es la descomunal ‘Higher Ground’ que, en la estela de ‘Superstition’, vuelve a crear un adictivo entramado rítmico basado en una textura de sintetizadores muy original. Para elevar todavía más su estatus de excelsa canción, todos los instrumentos están tocados por Wonder, sin ayuda externa. El apartado vocal no es menos adictivo y aparte transmite un mensaje de esperanza, pero una esperanza que requiere una actitud activa de las personas para despertar a la realidad y poder así cambiarla. A continuación llega ‘Jesus Children Of America’, un funk bailable no tan vistoso pero siempre con el sello de calidad de Stevie. En ‘Don't You Worry 'Bout A Thing’ se deja seducir por los ritmos latinos, pero por desgracia se queda como la canción más discreta del álbum aunque Stevie se esfuerza por hacerla vistosa en una recta final con fuerza.

 

Como podemos observar, no hay tanto lugar para las canciones tranquilas y relajadas, pero entre ellas encontramos algunas joyas más. Si nos fijamos en ‘Visions’, resulta magistral la introspección envolvente que consigue con unas guitarras acústicas, un bajo y unas sencillas pero deliciosas notas de guitarra eléctrica. La maestría de Wonder para crear cálidas baladas de bellas melodías y enriquecidas con arreglos exquisitos y ritmos atractivos tiene otro encomiable ejemplo en ‘Golden Lady’, otra canción para no olvidar. En cambio, el solemne comienzo de ‘All In Love Is Fair’ (cuyo final también lo es) nos avisa de que se trata de otra exquisita balada, aunque no acaba llegando al nivel de excelencia que cabría esperar.

 

Como final de álbum, ‘He's Misstra Know-It-All’ nos deja el relato de un vividor/timador sin complejos y sin conciencia del mañana a través de una estructura repetitiva cuyo verso final de estrofa es el título cantado por unos reconfortantes coros. Nos queda así otra obra de Stevie Wonder alabada por público, críticos y músicos, de forma más que merecida. Desde un aspecto técnico es impecable y además presenta sonidos novedosos. Si a eso le sumamos las imbatibles melodías, tanto instrumentales como vocales, que conseguía Wonder con cierta facilidad, tenemos otro excelente álbum que se queda a las puertas de ser una obra maestra, pero que aun así contiene varias canciones que merecen tal calificación igualmente.

FULLFILLINGNESS' FIRST FINALE

Año de publicación: 1974

Puntuación:

1) Smile Please; 2) Heaven Is 10 Zillion Light Years Away; 3) Too Shy To Say;

4) Boogie On Reggae Woman; 5) Creepin'; 6) You Haven't Done Nothin';

7) It Ain't No Use; 8) They Won't Go When I Go; 9) Bird Of Beauty;

10) Please Don't Go.

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La prolificidad de Stevie Wonder era tan asombrosa como su capacidad para crear sensacionales composiciones con originales arreglos. Nada menos que su quinto álbum en cuatro años desde que se emancipara artísticamente de sus quehaceres como intérprete comercial de Motown. Aquí prosigue la visión artística establecida a través de la experimentación y la especial inspiración que le envolvía, apreciándose quizá una mayor experimentación si cabe con los sintetizadores respecto a los álbumes previos. Nuevamente vuelve a valerse de una buena cantidad de músicos y colaboradores, con algunos nombres ilustres por medio, sin infravalorar por ello las canciones donde el propio Stevie toca todos o casi todos los instrumentos. Cabe recordar que tuvo un grave accidente de automóvil que le tuvo convaleciente durante un tiempo, antes de grabar este álbum, y eso quizá aparece reflejado en el carácter sosegado de buena parte del contenido.

 

Desde el principio del disco encontramos un tono calmado y relajado, subrayado por los tres primeros temas. En primer lugar tenemos ‘Smile Please’, que es como una reescritura menor de ‘You Are The Sunshine Of My Life’ con otra letra también positiva, esta vez sobre la necesidad de sonreír y mirar hacia delante. Eso sí, el estribillo queda bastante mejorable. La relajante melodía de guitarra que introduce ‘Heaven Is 10 Zillion Light Years Away’ nos permite también acoger con placidez su cálido desarrollo. A continuación, y tan solo con el piano y una guitarra slide que vuela con libertad, crea en ‘Too Shy To Say’ un envolvente entramado instrumental que muestra una vez más el genio de Wonder. Por otra parte, si alguien pensara en la imposibilidad de conjuntar una balada con un sintetizador Moog (pero no en la coda, como hicieron ELP con ‘Lucky Man’), debería echarle un vistazo a la exquisita ‘Creepin'’, todo un logro en ese sentido.

 

No es hasta que llegamos a ‘Boogie On Reggae Woman’ que encontramos un ritmo animado, hasta juguetón. Lo único interesante de este tema es el particular sonido agudo que Stevie extrae de la armónica, pues de otra manera no pasaría de ser una entretenida manera de rellenar espacio en el disco. Sin embargo, la sucesora de grandes piezas lideradas por el clavinet como ‘Superstition’ o ‘Higher Ground’ es en esta ocasión la soberbia ‘You Haven't Done Nothin'’, nuevamente con un ritmo que engancha irremisiblemente desde el principio. La letra es una crítica encubierta hacia Richard Nixon y está cantada con toda la rabia contenida de Stevie. Como curiosidad, participan en los coros los Jackson 5, aunque no se aprecia nada especial por ello. La música brasileña aparece en los arreglos de ‘Bird Of Beauty’, incluso con algunos versos cantados en portugués, pero no deja de ser un tema flojo por dedicarse a emular una música que no es la suya.

 

La descripción de una ruptura sentimental no podría estar descrita con mayor delicadeza que la existente en ‘It Ain't No Use’. Su estribillo es quizá demasiado facilón y podríamos haber esperado algo más solemne por parte de Stevie. En cambio, la belleza de la parte de piano de ‘They Won't Go When I Go’ está a la altura de lo que podríamos esperar en una pieza de Chopin o Schubert, otro ejemplo más de la genialidad de Stevie Wonder. Este es también consciente de ello y su voz se adapta al compás del instrumento, a la vez que añade unas originales florituras de sintetizador que modernizan por completo el carácter clásico inicial. Desafortunadamente, la pieza final ‘Please Don't Go’ no nos enseña nada nuevo y simplemente nos muestra lo cómodo que se encuentra Wonder cuando se basa en algún entramado rítmico.

 

Técnicamente el álbum es impecable, pero adolece de falta de grandeza en la mayoría de composiciones, algo que se detecta rápido porque nos estábamos acostumbrando ahora a que facturara una impresionante obra tras otra. Esto no significa que Fulfillingness' First Finale sea un álbum menor en la discografía de Stevie Wonder, ni mucho menos, sino que no llega a la grandeza de sus predecesores, quedándose como un recomendable álbum que mantenía la excelente y justificada reputación de su creador.

SONGS IN THE KEY OF LIFE

Año de publicación: 1976

Puntuación:

CD I: 1) Love's In Need Of Love Today; 2) Have A Talk With God;

3) Village Ghetto Land; 4) Contusion; 5) Sir Duke; 6) I Wish;

7) Knocks Me Off My Feet; 8) Pastime Paradise; 9) Summer Soft;

10) Ordinary Pain; 11) Saturn; 12) Ebony Eyes.

CD II: 1) Isn't She Lovely; 2) Joy Inside My Tears; 3) Black Man;

4) Ngiculela – Es Una Historia – I Am Singing; 5) If It's Magic; 6) As;

7) Another Star; 8) All Day Sucker; 9) Easy Goin' Evening (My Mama's Call).

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Llegamos aquí a la culminación de la experiencia, la evolución y la inspiración de Stevie Wonder tras una serie de álbumes de una calidad soberbia y sorprendente para tratarse de un artista tan autónomo. Cierto es que los dos álbumes previos parecían presagiar un descenso cualitativo, como si Talking Book hubiera sido esa obra maestra que merecía dejar para la posteridad, pero en Songs In The Key Of Life nos regala su propia enciclopedia musical. No tanto una enciclopedia de la música existente, como hicieron los Beatles en el White Album, sino una enciclopedia de todas las vertientes y registros que conformaban la paleta musical de este singular artista. La alta cantidad de temas significa también que el número de músicos participantes se dispara, pero todos ellos gente de reconocida valía, pues ya sabemos que el propio Wonder era multiinstrumentista y necesitaba a alguien que superara su propia capacidad.

 

Estratégicamente ubicada como inicio del álbum está esa declaración de intenciones que es ‘Love's In Need Of Love Today’, uno de esos mensajes sencillos pero universales que logran un mayor alcance cuando se apoyan en un estribillo tan magníficamente construido como el de esta canción: “It's that love's in need of love today / Don't delay, send yours in right away / Hate's goin' 'round, breakin' many hearts / Stop it please, before it's gone too far”. Luego lo irá adornando y potenciando con los arreglos, todos los instrumentos tocados por Wonder. A destacar también su habilidad como productor con esa manera magistral de finalizar la canción, como si estuviera sucumbiendo por sí misma. El estribillo es el punto fuerte de otros temas como ‘Joy Inside My Tears’ o, sobre todo, ‘As’, en la cual los coros hechizan por completo recitando una serie interminable de símiles donde Stevie se deja llevar por esa emoción especial que transmite cuando siente la música de verdad. ¿Y quién no ha escuchado alguna vez en su vida la trompeta introductoria de ‘Sir Duke’? una canción que transmite toda la alegría posible, en este caso como homenaje en primer lugar a Duke Ellington (entonces fallecido un par de años antes), aunque en su letra luego hace mención a otros músicos legendarios del jazz. Otra canción de las más célebres de Stevie es ‘Isn't She Lovely’, también muy jovial (es la celebración del nacimiento de su hija) y con la reconocible armónica que tantas alegrías nos ha dado durante su carrera sonando con libertad en una extensa coda instrumental.

 

En los noventa se hizo famosa una canción de rap, perteneciente a una banda sonora, que copiaba las melodías (aunque muchas veces lo llaman “samplear”, que hasta suena moderno y ya no parece un robo) de la valiente ‘Pastime Paradise’. Posee una letra que invita a despertar la conciencia, con una música que ya capta nuestra atención desde los inquietantes violines de entrada. Aunque para letra político-social que sea valiente de verdad está la de ‘Black Man’, una denuncia del racismo imperante en Estados Unidos enfundada en un sensacional ritmo funk con el cual nos podemos dejar llevar y concienciarnos al mismo tiempo. El tramo final puede resultar cansino con tantas voces coreando el color de la piel de gente con importancia histórica o social. Pero este tipo de música es una clara influencia para lo que haría Michael Jackson en los ochenta, como también lo es ‘All Day Sucker’, otro tema de contagioso ritmo y expresiva parte vocal en la cual Stevie nos canta con resignación y en primera persona sobre esa sensación de sentirse como un tonto por estar enamorado y no ser correspondido, sino más bien convertido en el títere de la otra persona.

 

Estructurada en dos partes, ‘Ordinary Pain’ se divide en una primera mitad en forma de balada con la finura de arreglos habitual y luego una segunda parte en la cual una voz femenina realiza como una respuesta a lo que ha estado cantando Stevie previamente, de tal manera que vamos descubriendo los entresijos de esa relación rota de la letra, todo bajo un animado ritmo de funk. Aun teniendo un comienzo que parece dirigirla también hacia el funk, ‘Contusion’ se desarrolla como una pieza instrumental (si no contamos los coros) de potente rock progresivo que suena más a lo que Santana había hecho en ese campo. En cambio, la orquestación jovial y barroca de ‘Village Ghetto Land’ nos transporta directamente al mundo de Pepperland de los Beatles, pues se trata de la misma maestría que percibimos en la conjunción de George Martin con los de Liverpool, con momentos de gran lirismo. La nostalgia por la infancia y la juventud en general, aun con sus aciertos y errores, aparece en forma reivindicativa en la aguerrida ‘I Wish’, de pegadizos ritmos y una parte vocal repleta de ganchos melódicos. Más distendida resulta ‘Ebony Eyes’, en la cual cabe destacar su peculiar sonido distorsionado de guitarra.

 

La exquisita ‘Knocks Me Off My Feet’ es una balada bien construida con un desarrollo que le permite evolucionar hasta llegar a un clímax. Cabe destacar la percusión interpretada por el propio Stevie, pues muestra una variedad y una emoción al tocar que nos enseña una vez más el amor que ponía en su música. Los sintetizadores que introducen la primorosa balada ‘Saturn’, escrita junto a Michael Sembello (aquel que se convirtió en one-hit wonder en los ochenta con ‘Maniac’), recuerdan la solemnidad de The Who en algunos de los temas donde Pete Townshend también los empleaba. Por otra parte, los coros femeninos de ‘Another Star’ remiten ineludiblemente a la música brasileña, pero suena como algo propio y, a pesar de durar ocho minutos, Wonder vuelve a demostrar que es un maestro de los ritmos y sabe captar el interés todo el tiempo realizando sutiles adiciones en los arreglos que enriquecen el conjunto y no transmiten ninguna sensación de repetitividad.

 

En un álbum tan extenso no podía faltar algo de relleno (si es que tal término puede aplicarse a un álbum con Stevie en plena forma y capacidad), pero cuando se trata de relleno tan bien interpretado como ‘Summer Soft’, bien vale la pena escucharlo. La religiosidad de Stevie se muestra de manera muy directa en ‘Have A Talk With God’, donde solo cabe destacar el peculiar sonido de sintetizadores que consigue, mientras que ‘Easy Goin' Evening (My Mama's Call)’ deja la sensación de ser un relleno instrumental añadido a última hora. De lo más discreto del álbum, sino lo que más, es esa canción para la tercera edad titulada ‘Ngiculela – Es Una Historia – I Am Singing’, que incluye una estrofa cantada en castellano y otra en lengua zulú. Le sigue otra canción olvidable, una balada acústica con arpa titulada ‘If It's Magic’.

 

Hemos acabado hablando de lo más discreto de este doble álbum, pero es poco contenido en proporción a las grandiosas composiciones que encontramos a lo largo y ancho de la obra, con muchos momentos de gloria musical que la han convertido en una referencia para las siguientes generaciones. Fue también un merecido éxito de ventas, debutando en Estados Unidos en el primer puesto, y derivó en un largo descanso para Stevie Wonder, quien había dado todo lo que se podía dar como músico y creador. Un álbum enorme en todos los sentidos y la cúspide del sonido Motown. Qué bajo ha caído el mundo de la música (esto es, el comercial y el de la crítica) cuando en el siglo XXI se coloca al mismo nivel que este álbum el de otra gente cuya música se basa en el copia-pega de las ideas ajenas.

JOURNEY THROUGH THE SECRET LIFE OF PLANTS

Año de publicación: 1979

Puntuación:

CD I: 1) Earth's Creation; 2) The First Garden; 3) Voyage To India; 4) Same Old Story;

5) Venus' Flytrap And The Bug; 6) Ai No, Sono; 7) Seasons; 8) Power Flower;

9) Send One Your Love (music); 10) Race Babbling.

CD II: 1) Send One Your Love; 2) Outside My Window; 3) Black Orchid; 4) Ecclesiastes; 5) Kesse Ye Lolo De Ye; 6) Come Back As A Flower; 7) A Seed's A Star/Tree Medley;

8) The Secret Life Of Plants; 9) Tree; 10) Finale.

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Tres años después de haber publicado su obra magna, el siguiente paso de Stevie Wonder no pudo ser más insólito, pues se lanzó a grabar la banda sonora de una película documental sobre las plantas. Casi la mitad de las composiciones son instrumentales, como cabe esperar de una obra de este tipo, y para Wonder tampoco resultaba una novedad, pues recordemos que de chiquillo había debutado con un álbum íntegramente instrumental, si bien esto ya no tenía nada que ver con sus comienzos. En el disco viene indicado que está todo interpretado por Stevie, pero es evidente que hay más músicos y cantantes implicados, no solo por el hecho de que las letras de algunos temas son autoría de otras personas. Lo que comprobaremos a lo largo de esta extensa obra es que Wonder se siente libre para experimentar con una gran variedad de estilos e influencias.

 

Cuando comenzamos a escuchar ‘Earth's Creation’ nos damos cuenta muy pronto de que esto no es lo que esperábamos escuchar de Stevie Wonder, aun sabiendo que se trata de un artista íntegro y con inquietudes, pues queda como una inquietante introducción al álbum más propia de una película de terror, con sintetizadores distorsionados que crean una sensación de angustia. Por el contrario, algo pueril comienza sonando ‘The First Garden’, aunque luego entra la armónica para dejarnos una inesperada melodía que recuerda a su primera época. No es hasta que llegamos a ‘Voyage To India’ que podemos escuchar memorables melodías más acordes a la grandeza que había alcanzado Stevie en los setenta. Sin embargo, ese excelente comienzo se tuerce cuando entran los efectos de sonido en forma de olas de mar, pues luego se transforma en una imitación de música india.

 

El título religioso de ‘Ecclesiastes’ es adecuado para esta pieza de órgano de iglesia a la cual se le añade un ritmo con vientos y luego sonidos variados de sintetizador mediante los cuales se ejecutan diversas melodías. Recordemos que el Eclesiastés es probablemente el libro más pesimista de los contenidos en el Antiguo Testamento y por ello ha sido una referencia para autores malditos como Hubert Selby Jr., quien empleaba una cita bíblica de allí para presentar el primer capítulo de la catártica Última salida para Brooklyn. Casi como si fuera un compositor clásico estructura ‘Ai No, Sono’ de una manera sinfónica, desgranando una hermosa melodía de aires orientales mediante diferentes arreglos. Los cánticos de niños no es la mejor opción tampoco, pero no le resta encanto. Para un álbum de este tipo, no podía faltar música incidental como la de ‘Tree’, que tampoco aporta otra novedad que algunos efectos de sonido para que escuchemos pájaros y naturaleza, aunque no se le puede negar su estructura diversa. De manera análoga, ‘Finale’ parece un relleno musical sin trascendencia, donde se repiten algunas melodías escuchadas a lo largo de la banda sonora.

 

En un disco tan largo caben excentricidades como ‘Kesse Ye Lolo De Ye’, de ritmos africanos y una guitarra que suena más bien al clasicismo antillano, o ese jazz de relleno cantado en forma de scat titulado ‘Venus' Flytrap And The Bug’. El experimento a base de música disco de ‘Race Babbling’, con una voz distorsionada que ni la del pato Donald, queda como una vergonzosa metedura de pata. Pero a Stevie parece encantarle, pues sobrepasa los ocho minutos sin ningún pudor. Para escuchar música disco decente nos debemos dirigir a ‘A Seed's A Star/Tree Medley’, donde el ritmo está desarrollado con gusto y con algunos notables incisos rítmicos. Una voz cavernosa a los tres minutos seguro que le dio una buena idea a alguien del entorno de Michael Jackson para su futuro ‘Thriller’.

 

Queda gracioso esa especie de silbido que marca el ritmo de ‘Outside My Window’, una canción en la cual Wonder suena sencillo y cercano con esa habilidad suya para transmitir esa sensación de estar escuchando a alguien cercano en vez de a una estrella musical estadounidense. Por momentos se nos revela también como sucesora de ‘Isn't She Lovely’, pero su ritmo de base acústica es toda una delicia, destacando el bajo y, sobre todo, la guitarra. No hay que perderse su último medio minuto instrumental. Tampoco está mal ‘Power Flower’, pero es música que parece destinada como sintonía para tomar el té de las cinco o el batido de verano de las seis. En cuanto a ‘Seasons’, parece que no vaya a comenzar y luego parece que vaya a quedarse en unos excesos de sintetizador y ritmo de bolero de ‘Bernie's Holiday Camp’ de The Who (en la versión de la banda sonora de la versión fílmica de Tommy), que es como decir que suena a relleno convencional.

 

Aunque haya tanta música extraña respecto a lo que Wonder había estado realizando, en un doble LP queda hueco para que incluya algo de las canciones de siempre. El tipo de balada entre intimista e inquietante de ‘The Secret Life Of Plants’ ya lo habíamos escuchado con anterioridad, pero siempre es un placer escuchar canciones de esta clase tan bien interpretadas. ‘Same Old Story’ es la típica balada que se salva por lo convincente de Stevie al cantar, mientras que la voz femenina de Syreeta Wright caracteriza ‘Come Back As A Flower’, otra agradable pero olvidable pieza. De la calmada ‘Send One Your Love’ encontramos primero una versión instrumental e innecesaria, pues es gracias a la cálida voz de Wonder que queda toda la composición equilibrada en su relajada ambientación. Más discutible resulta ‘Black Orchid’, pues le acerca a la balada lacrimógena adulta.

 

Podemos comparar esta obra mastodóntica con la obra mastodóntica previa de Songs In The Key Of Life y encontrar notables diferencias. En cualquier caso, aunque no resista la comparación, esta banda sonora no deja de ser interesante y contiene momentos muy notables de gracia musical, si bien entremezclados con varios temas irrelevantes que lo convierten en un doble álbum irregular y que necesita su tiempo para que afloren sus cualidades, que tampoco son demasiadas. Después de tantos grandísimos álbumes durante la década de los noventa, era normal que en algún momento sufriera un bajón creativo, pero todavía se atisba la genialidad de este irreprochable músico y eso es lo que cuenta.

HOTTER THAN JULY

Año de publicación: 1980

Puntuación:

1) Did I Hear You Say You Love Me; 2) All I Do; 3) Rocket Love;

4) I Ain't Gonna Stand For It; 5) As If You Read My Mind; 6) Master Blaster (Jammin'); 7) Do Like You; 8) Cash In Your Face; 9) Lately; 10) Happy Birthday.

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Tras el fiasco artístico y comercial que supuso el álbum anterior, Stevie Wonder volvió a terrenos más conocidos para crear una obra que le asegurara nuevamente el aplauso masivo del público. Ya no veremos más avances en su música, aunque sí algunos detalles que demuestran que su inquietud artística seguía ahí. Lo más novedoso es la introducción de reggae en su repertorio y además con un resultado esplendoroso. Nuevamente se rodea de una gran cantidad de músicos a pesar de ser multiinstrumentista, pues Wonder siempre ha buscado la excelencia en su sonido y a veces eso significa que necesita otros músicos más avezados en su instrumento para conseguir algún detalle técnico más complicado.

 

Sin margen para volver a experimentar sin más como en el álbum previo, aquí hay doa una declaración de intenciones cuando se comienza mediante ‘Did I Hear You Say You Love Me’, pues se trata de la típica canción alegre que parece que Stevie nos haya compuesto personalmente como muestra de su amistad. Pero sus melodías son casi inexistentes y se basa en su ritmo ágil y bailable para salir airoso. A pesar de su vistoso ritmo, ‘I Ain't Gonna Stand For It’ se desarrolla de manera algo convencional, tanto que cuando llega el simplón estribillo supone una sorpresa escuchar esos “now” finales, pues supone el inesperado y único gancho de esta canción. De manera súbita entra el piano de introducción de ‘As If You Read My Mind’ para presentarnos un tema más funk y bailable en el estilo particular de Wonder, donde no falta su infecciosa armónica.

 

La mejor canción de este álbum y una de tantas célebres de Stevie es el homenaje musical que realiza a Bob Marley mediante ‘Master Blaster (Jammin')’. Engancha desde el principio con su adictivo ritmo reggae que en parte está inspirado en ‘Jammin'’ de Marley y de ahí el título que puso Stevie. Luego, las soberbias melodías vocales y el carisma de Wonder hacen el resto para que este tema sea inmortal. Otra canción universal de Stevie es ‘Happy Birthday’, pero en este caso más por su título que da pie a emplearlo en celebraciones, aunque la intención original era conmemorar el nacimiento de Martin Luther King Jr., quien por entonces llevaba ya unos doce años asesinado por ese complot urdido por el FBI donde, igual que con Kennedy, hacía falta en primer lugar un tonto que quedara como cabeza de turco mientras los profesionales ultranacionalistas hacían su trabajo. En el libreto del CD podemos ver un escrito que hizo Stevie para solicitar que la fecha del nacimiento de Martin Luther King fuera declarada como día festivo nacional. Lo que arruina la cuidada estructura de esta canción es el lamentable estribillo, donde parece que nos estén escupiendo encima la felicitación. Pero la grandeza de la composición no aflora hasta la parte final, en la memorable coda donde las voces femeninas van cantando “Happy Birthday” con una secuencia melódica cautivadora.

 

Una lograda ambientación más intimista es lo que consigue mediante ‘All I Do’, donde el trabajo del bajista, que no debería ser el propio Stevie (demasiado virtuoso para él), es para felicitarlo. Todavía más cercano e introspectivo se muestra en ‘Rocket Love’, en un estilo cercano al sonido Filadelfia, ejecutado todo con exquisitez. Por el contrario, las voces infantiles que se escuchan al comienzo de ‘Do Like You’ ya nos avisan de que se trata de un tema apto para todos los públicos. Es para que baile toda la familia, pero le faltaría un mejor estribillo que no suene a copia de algo anterior. A pesar de que sabe crear entramados instrumentales interesantes, le falta una mayor inspiración en la composición vocal de ‘Cash In Your Face’, mientras que ‘Lately’ no es más que una delicada balada de piano para emocionar a los fans.

 

No es de las mejores obras de Stevie Wonder porque el listón había quedado muy alto y en la comparación pierde mucho, quedando así un disco que puede parecer más irregular de lo que realmente es. Pero no tiene ninguna canción que pueda considerarse mala ni siquiera floja, como muy poco discreta. Stevie busca siempre una suficiente elaboración y cuidada ejecución. En definitiva, se trata de un álbum poco brillante en comparación con sus años dorados, pero que sirve para mantener la buena reputación de Stevie Wonder.

2023

THE WOMAN IN RED

Año de publicación: 1984

Puntuación:

1) The Woman In Red; 2) It's You; 3) It's More Than You;

4) I Just Called To Say I Love You; 5) Love Light In Flight;

6) Moments Aren't Moments; 7) Weakness; 8) Don't Drive Drunk.

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2023

Puede tomarse esta banda sonora como la inmersión completa de Stevie Wonder en una dirección comercial que nunca más abandonará, aparte de que la producción de este músico también decaerá considerablemente (cinco álbumes más en los siguientes veinte años). Es decir, un declive tanto cualitativo como cuantitativo. De hecho, tan solo ocho canciones conforman este álbum y una de ellas es una composición de uno de los músicos de estudio que le acompañan.

 

Uno no entiende la gran popularidad de ‘I Just Called To Say I Love You’, pues se trata de una canción pop agradable y poco más, sin nada original que presentar y con un estribillo que puede causar rechazo por la sobreexposición a la que se ha sometido a la población a través de las ondas de radio. Obviamente es una canción con más gancho que, por ejemplo, ‘Love Light In Flight’, pero esta última le ganaría en consistencia y seriedad. Aunque Stevie ya tenía un amplio bagaje en el empleo de sintetizadores, el sonido de ‘The Woman In Red’ es el de la música comercial de los ochenta, muy sintética y sin alma, tan solo destinada a que movamos el esqueleto, aunque al menos presenta el saber hacer de este músico y eso ya es un plus.

 

‘It's More Than You’ es un insulso instrumental, mientras que ‘It's You’ y ‘Weakness’ son vulgares baladas de medio tempo cantadas junto a Dionne Warwick, quien por entonces proseguía su exitosa carrera y no hacía mucho que había triunfado con la balada ‘Heartbreaker’, de un álbum que los Bee Gees compusieron casi íntegramente para ella. Como es una gran cantante, Warwick consigue que otra canción intrascendente como ‘Moments Aren't Moments’ suene pasable porque es ella la única cantante.

 

Aquel famoso “Si bebesss, no conduscas” que decía Stevie en un anuncio de la DGT de los años ochenta seguramente tuvo su origen en la obvia ‘Don't Drive Drunk’, que es un pegadizo funk que todavía le permitía competir con Prince y otros artistas nuevos que estaban revitalizando ese género en los ochenta. Puede decirse que es lo mejor de esta banda sonora, tan superflua y olvidable como la película a la cual acompañaba. Habrá que ser muy fan de Gene Wilder para querer verla, pero no parece que puedan haber ya muchos fans de un cómico que tuvo su momento de gloria y ya pasó al olvido.

IN SQUARE CIRCLE

Año de publicación: 1985

Puntuación:

1) Part-Time Lover; 2) I Love You Too Much; 3) Whereabouts;

4) Stranger On The Shore Of Love; 5) Never In Your Sun; 6) Spiritual Walkers;

7) Land Of La La; 8) Go Home; 9) Overjoyed; 10) It's Wrong (Apartheid).

Ya totalmente acoplado al mundo sencillo de la música comercial, el esfuerzo de Stevie Wonder era cada vez menor pero al menos suficiente para seguir facturando álbumes con cierta dignidad. Eso sí, a estas alturas solamente quedaban su voz y su armónica como elementos diferenciadores de su música, puesto que los sintetizadores ya suenan a lo mismo que había en su entorno. Stevie hace el mismo empleo de la tecnología que sus contemporáneos, por lo cual había dejado ya de ser un líder de la evolución musical a ser uno más de los que viven de sus rentas artísticas. Pero bueno, a él se le puede perdonar todo por su admirable evolución y todo lo que aportó al desarrollo de la música popular.

 

A pesar de todo ello, aquí encontraremos la última gran composición de la carrera de Stevie Wonder, ‘Part-Time Lover’, en la cual demuestra que puede ser comercial y brillante al mismo tiempo. Y lo demuestra desde los sintetizadores sombríos del inicio hasta que entra su melódico tarareo y un apartado vocal que engancha desde el inicio, finiquitado en un estribillo que transmite la fuerza y pasión de este músico. Todo como en sus mejores tiempos y con una maestría que ojalá pudiera haber repetido más a partir de ese momento. Se le ve crecido en canciones como ‘I Love You Too Much’ o ‘Go Home’, que son como si quisiera enseñarle a Michael Jackson quién es el maestro de la música bailable nacida en la Motown, pero cayendo al mismo tiempo en los convencionalismos de la década. Eso sí, tiene su interés el tono sombrío que aplica a ‘Go Home’.

 

A veces se le va un poco la mano y acaba sonando como una orquesta de Casio, como ocurre en ‘Stranger On The Shore Of Love’, donde acaba salvando mínimamente la canción su carisma personal. Tampoco consigue alcanzar su nivel en canciones de relleno sin mayor interés como ‘Never In Your Sun’, ‘Spiritual Walkers’, como tampoco en la baladas formal y olvidable ‘Whereabouts’. Que al menos añada un gancho rítmico como en la introducción de teclado de ‘Overjoyed’, o que desarrolle un estribillo suficientemente consistente como el de ‘Land Of La La’, no el típico mensaje corto y repetitivo. Poco acertada musicalmente, ‘It's Wrong (Apartheid)’ es la denuncia hacia el apartheid de Sudáfrica, por entonces todavía en una posición muy enconada y de furiosa represión hacia quienes pretendían cambiar ese sistema. En la canción se añaden detalles de música africana, pero no es suficiente para que la canción se eleve por encima de una mediocridad desesperante.

 

Los álbumes de estudio que quedan en la discografía de Stevie Wonder estarán repletos de altibajos, pero In Square Circle queda como el último aceptable de su última etapa porque todavía se puede encontrar alguna joya como ‘Part-Time Lover’. Sin embargo, la inspiración le estaba abandonando y eso se convertirá en un problema insalvable.

CHARACTERS

Año de publicación: 1987

Puntuación:

1) You Will Know; 2) Dark 'N' Lovely; 3) In Your Corner; 4) With Each Beat Of My Heart; 5) One Of A Kind; 6) Skeletons; 7) Get It; 8) Galaxy Paradise;

9) Cryin' Through The Night; 10) Free;

[BONUS TRACKS:] 11) Come Let Me Make Your Love Come Down;

12) My Eyes Don't Cry.

A diferencia de otros artistas similares con reputación artística que en su deriva comercial de los ochenta tuvieron un éxito de ventas bastante importante, la deriva comercial de Stevie Wonder le llevaba a vender cada vez menos, aunque seguía siendo un músico rentable. Ya no ofrecía nada novedoso y ni siquiera estaba en condiciones de poder repetir esa última jugada maestra de ‘Part-Time Lover’, así que solo quedaba sacar partido de las facilidades que le podía seguir ofreciendo su discográfica (la Motown, por supuesto).

 

Mal van las cosas cuando la primera canción que nos encontramos en el álbum es una balada tan edulcorada como ‘You Will Know’, que desgraciadamente no se acaba ahí el surtido de baladas aburridas y nos tenemos que tragar otras como ‘With Each Beat Of My Heart’. Por suerte también encontraremos relleno decente como el de ‘One Of A Kind’ o el funk más bien lento pero bailable de ‘Skeletons’. En cualquier caso, estas y otras canciones como ‘In Your Corner’ tienen cierto gancho pero tampoco pueden satisfacer a quien conoce el potencial de Wonder. Se ha de decir que hay verdaderos tropezones como ‘Galaxy Paradise’ o ‘My Eyes Don't Cry’ que solo se salvan por el carisma de Stevie o algún detalle de sintetizador, pero a ‘Cryin' Through The Night’ no la salva ni siquiera eso porque, aparte, parece un refrito de otras canciones vulgares del estadounidense.

 

Estaba claro que Wonder conocía a los artistas afroamericanos que triunfaban en los ochenta y por ello se lanza a lo más evidente, que es al terreno de Michael Jackson en ‘Dark 'N' Lovely’, pero a Stevie le sale algo genérico porque ya no poseía el gancho melódico de antaño. Al menos no pretendió hacer de Lionel Richie. Lo que no falta es un dueto con Michael Jackson en ‘Get It’, devolviéndole así la participación de Wonder ese mismo año en ‘Just Good Friends’, esa animada pieza de Bad. Pero ‘Get It’ no tiene ni la mitad de gancho que ‘Just Good Friends’ y suena mucho más vulgar, por lo cual Jackson salió ganando con la colaboración. Más espectacular si cabe es cuando leemos que en ‘Come Let Me Make Your Love Come Down’ participan nada menos que B.B. King y Stevie Ray Vaughan como guitarristas, pero que nadie lance cohetes al vuelo porque no puede decirse que haya ningún duelo de guitarras y estas suenan genéricas, tanto como lo es el tema en conjunto.

 

Entre tanta mediocridad es muy fácil que ‘Free’ no llame la atención y se nos pase de largo, sobre todo porque va incrementado el tono paulatinamente y pasa de ser otra pieza más de las moviditas y bailables a contener interesantes detalles del talento que antaño hubo, aquí ejemplificado en los coros que aparecen hacia la mitad y que permiten progresar la composición hasta alcanzar cotas de emoción impensables en estos años de ocaso. Como vemos, esta canción es un oasis dentro del desierto artístico en que se había ido convirtiendo la carrera de Stevie Wonder.

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