CLÁSICOS DEL ROCK
ANÁLISIS DE LAS DISCOGRAFÍAS DE LOS ARTISTAS Y GRUPOS IMPORTANTES EN LA HISTORIA DE LA MÚSICA ROCK
QUEEN
QUEEN
Año de publicación: 1973
Puntuación:
1) Keep Yourself Alive; 2) Doing All Right; 3) Great King Rat; 4) My Fairy King; 5) Liar;
6) The Night Comes Down; 7) Modern Times Rock 'N' Roll; 8) Son And Daughter;
9) Jesus; 10) Seven Seas Of Rhye.
El inicio de una de las bandas con más seguidores acérrimos que hubo en España no pudo ser mejor. En una época de esplendor del rock más duro y el rock progresivo, Queen aunó ambas tendencias y aportó una tercera vía procedente de la música operística, adoptando las partes corales y la pompa y el estilo bombástico mejor entendido para potenciar sus composiciones y diferenciarse ostensiblemente del resto de grupos del momento. Así pues, en este disco ya podemos disfrutar de los rasgos más particulares del grupo, con muchos elementos de los que irán desarrollando posteriormente con mayor experiencia y madurez.
La introducción de ‘Keep Yourself Alive’ con su característico riff ya nos define a un grupo con ganas de sorprender. Es una gran canción con unas magníficas líneas de bajo que acompañan los versos principales de Mercury. Taylor se atreve hasta con un breve solo de batería como era previsible en esta época, para que después entre un solo de guitarra de los que pronto tomaremos como característicos del estilo de Brian May. A continuación, ‘Doing All Right’ es una balada al más puro estilo del Queen de los setenta, con grandes voces corales y un acusado cambio de ritmo hacia los dos minutos que antecede el estilo de lo que germinará en joyas posteriores como ‘Bohemian Rhapsody’.
Como estamos en los años álgidos de la música progresiva, un grupo con aspiraciones artísticas e intelectuales como Queen no podía pasar de lado por ella. La épica inherente al rock progresivo aquí aparece en una vertiente más rockera en ‘Great King Rat’, con su gran estribillo cantado a alta velocidad: “Great King Rat was a dirty old man / And a dirty old man was he / Now what did I tell you / Would you like to see?”. También es muy potente la parte del puente (“Now listen all you people”), algo más pausada pero con una gran energía de guitarra, que renacerá en su desquiciada parte final con un gran solo. ‘My Fairy King’ representaría una épica más melódica en sus diferentes secciones, a las cuales les sobra su inicio un tanto irritante con el chillido agudo del batería Taylor, pero donde se puede disfrutar por primera vez del piano de Mercury. La mejor parte es sin duda toda la sección coral que finaliza en la especie de estribillo: “Ah, then came man to savage in the night / To run like thieves and to kill like knives”, aunque Taylor vuelva a meter un agudo chillido en él. Aunque el tema más progresivo del lote sería ‘Liar’, que presenta una gran introducción devota de Led Zeppelin y donde lo único que fallaría es el excesivamente forzado grito de “Liar!” que van repitiendo en el estribillo.
En un grupo donde todos sus componentes aportan composiciones propias (aunque el bajista John Deacon no se estrenará hasta el tercer disco), uno de ellos debía llevarse la palma de ser el peor y en este caso el premio le tocó al batería Taylor, no por omisión sino justificadamente tal como habrá de padecerse en bastantes ocasiones durante su carrera. Así pues, si el chillido de éste en ‘My Fairy King’ te había resultado molesto, oh precavid@ oyente lleva cuidado con ‘Modern Times Rock 'N' Roll’ puesto que está escrita por él y es un burdo rock rápido que suena a grupo heavy de tercera división. La forma de acabar la canción con un eco en la voz es también de lo más cutre que podía pensarse.
Por otro lado, ‘The Night Comes Down’ presenta un intrigante ritmo llevado por el bajo, además de representar un descanso ante el apabullamiento sonoro de las canciones anteriores. Su estribillo coral recuerda más a un estilo folk y la batería por momentos suena demasiado fuerte, pero es un buen tema igualmente. Y ‘Son And Daughter’ me recuerda siempre a ‘Into The Fire’ de Deep Purple, una buena imitación de su parte instrumental. Es normal que un grupo en sus inicios se base en adoptar el estilo de aquéllos a quienes admira, que se lo digan a los mismos Deep Purple. Sin embargo, la religiosa ‘Jesus’ si que podría haberse incluido en la ópera-rock Jesus Christ Superstar de haberse iniciado ésta con el nacimiento de Jesús en Belén, pues su potente inicio, su estribillo coral de reminiscencias operísticas y su gran poderío rock de guitarra le hubiera hecho justamente merecedora de codearse con la gran obra de Andrew Lloyd Webber.
Para el final nos dejan un instrumental (‘Seven Seas Of Rhye’) que queda como una demo de la gran canción que incluirán en Queen II y que formará parte de su repertorio en directo durante su carrera. Un buen sabor de boca para acabar un recomendable disco que no debe perderse ningún aficionado al grupo, si bien es curioso comprobar cómo los más fanáticos seguidores de Queen suelen serlo por su producción de los ochenta, de mucho menor mérito artístico que su discografía de los setenta, la cual ofrece discos mucho más consistentes y grandes joyas musicales. Y aún es más curioso comprobar que la masa de oyentes del grupo está formada por gente nacida en los setenta y principios de los ochenta, es decir, que no hay apenas nadie a quien le guste el grupo en España que haya nacido en los años cuarenta igual que los miembros de Queen.
QUEEN II
Año de publicación: 1974
Puntuación:
1) Procession; 2) Father To Son; 3) White Queen (As It Began); 4) Some Day One Day; 5) The Loser In The End; 6) Ogre Battle; 7) The Fairy Feller's Master-Stroke;
8) Nevermore; 9) The March Of The Black Queen; 10) Funny How Love Is;
11) Seven Seas Of Rhye.
Para su segundo disco, el grupo tuvo la idea de colocar todas las composiciones de Brian May en la primera cara (llamada White Side) y las de Freddie Mercury en la segunda, llamada Black Side, ambas separadas también por la única (afortunadamente) composición de Roger Taylor. Tampoco es que ambos estilos de composición sean tan diferentes para separarlos y notar diferencias acusadas, puesto que nos encontramos un disco heredero del primero en buena parte de su sonido y con algunas novedades no demasiado destacables. Y puestos a comparar, se puede validar como empate el nivel compositivo de May y Mercury.
La breve ‘Procession’ que inicia el disco es un instrumental que contiene un extracto de la siguiente ‘Father To Son’, canción esta última de un tono más pop de lo que nos habían mostrado en el disco de debut, aunque pasados los dos minutos se transforma en un fiero rock con guitarras pesadas y un tanto convencionales. Pero el estribillo no impresiona nada y resulta demasiado repetitivo para otorgar suficiente relevancia a este tema. En cambio, ‘White Queen’ es en mi opinión uno de los grandes temas de Queen en sus inicios. Las líneas de guitarra eléctrica iniciales ya impresionan, dejando paso a un emotivo canto de Mercury, primero acompañado por una única guitarra acústica y luego elevando gradualmente el tono con la adición discreta del resto de instrumentos hasta que se llega al clímax con el potente estribillo de “Needing / Unheard”. Sobre los tres minutos llega una gran solo de guitarra acústica de May que antecede un magistral retorno a la melodía instrumental del estribillo y otro gran solo pero de guitarra eléctrica, que por si fuera poco sirve de entrada nuevamente para el poderío vocal de Mercury.
Por otro lado, ‘Some Day One Day’ tiene el honor de ser la primera canción cantada íntegramente por Brian May, con un gran resultado al aportar una delicada interpretación de esta canción de temática amorosa y ritmo acústico potenciado por apropiadas líneas eléctricas de guitarra distorsionada.
Como ya hemos dicho, vuelve a haber una composición del batería Taylor, un rock duro de segunda (o tercera) fila llamado 'The Loser In The End' con un sonido de lo más vulgar que pueda encontrarse en ese estilo y, cómo no, cantada en su rechazable y chillona voz. Estaba claro que como cantante únicamente destacaba por su capacidad de llegar a registros altos y complementar su voz con el resto del grupo en los coros, pero para nada debió ser elegido como cantante solista, aunque probablemente esto fuera debido a que ninguno de sus compañeros tuviera valor de cantar en su lugar semejante bazofia musical.
Hablando ya de los temas de Mercury del Black Side, ‘Ogre Battle’ es todo un festín rockero, una recreación musical acertada de lo que sería una batalla de ogros mediante grandes riffs de guitarra de gran nivel (no perderse el fragmento que comienza a partir de los dos minutos) que contrasta demasiado con el ínfimo nivel demostrado en la composición anterior de Taylor. Siguiendo con la fantasía y la imaginación, Mercury compuso la épica ‘The Fairy Feller's Master-Stroke’ tomando como inspiración el cuadro de un pintor, construyendo así diferentes secciones cada cual más emocionante que la anterior, desde su frenético inicio con unas rápidas notas de teclado que recuerdan al clavecín hasta sus diferentes y memorables partes cantadas con grandes coros y armonías, con mención incluida a Oberón y Titania, los reyes de las hadas de la obra de Shakespeare Sueño de una Noche de Verano.
De las muchas baladas de piano que compondría Mercury en su carrera, ‘Nevermore’ es la primera, que si bien todavía no estará a la altura de grandes composiciones posteriores en este estilo, también puede decirse que es una buena canción con una bella y delicada melodía. Algo más enérgica pero igualmente tranquila es ‘Funny How Love Is’, canción pop olvidable con al menos unos buenos coros en el estribillo que la dotan de buen nivel. Pero si hay que destacar todavía más los arreglos vocales, quizá el mejor tema desde esta perspectiva sea ‘The March Of The Black Queen’, donde sin embargo los cambios de ritmo quedan algo forzados y la estructura deja una impresión de caos, las únicas pegas que pueden alegarse puesto que de ninguna manera se le puede negar la complejidad vocal que despliegan aquí, es toda una delicia escuchar como las voces van entrando, saliendo, aunándose, desviándose del resto... También hay grandes detalles instrumentales como el que se puede disfrutar a partir de los cuatro minutos.
Y emulando el final del disco de debut, aquí desarrollan y añaden letra a ‘Seven Seas Of Rhye’, dotándola de un sabor épico propio de historias del estilo de Tolkien. Quizá el final es un poco infantil con ese canto que parece de guardería, pero ello no le resta mérito a este tema situado entre el rock duro y el music-hall, nada menos. Pronto veremos cómo el music-hall representará uno de las vertientes a la cual acudirán en numerosas ocasiones durante su carrera. Pero acabemos aquí de comentar un disco que representa una mejora en lo demostrado en su disco de debut, como si hubieran pulido muchos de los defectos de aquél logrando así que Queen II sea un álbum equilibrado, potente, algo variado y con grandes momentos y melodías.
SHEER HEART ATTACK
Año de publicación: 1974
Puntuación:
1) Brighton Rock; 2) Killer Queen; 3) Tenement Funster; 4) Flick Of The Wrist;
5) Lily Of The Valley; 6) Now I'm Here; 7) In The Lap Of The Gods; 8) Stone Cold Crazy; 9) Dear Friends; 10) Misfire; 11) Bring Back That Leroy Brown; 12) She Makes Me;
13) In The Lap Of The Gods...Revisited.
Para su tercer disco Queen optó sabiamente por diversificar su sonido, puesto que exprimir más el estilo rock que habían desarrollado principalmente hasta ahora era exponerse a caer en la repetición y la falta de originalidad, así que podemos tomar Sheer Heart Attack como una transición hacia una paleta más variada de estilos donde acoplar su firma operística, sobre todo hacia el pop y el music-hall. Pero lo que nunca perderá el grupo es su identidad como rockeros rayanos a la vertiente más dura del género, que nadie se asuste.
Los sonidos circenses que inician el álbum sugieren un tono más festivo y menos épico de lo escuchado hasta este momento, pero no obstante ‘Brighton Rock’ es un gran tema rockero compuesto por May donde Mercury brilla modulando su voz a la perfección y donde la guitarra de su compositor deja constancia de su grandeza con diversos riffs pegadizos y sutiles detalles, no en vano hacia los tres minutos se transforma casi en el único protagonista hasta el retorno de la parte cantada. May también compone una de las canciones más conocidas de su primera época, ‘Now I'm Here’, que se inicia con un bajo pulsante en un estilo espacial más próximo a los Pink Floyd, pero que pronto se transforma en una eventual descarga de fuerza arrolladora que se suaviza en su parte vocal debido a los coros, por lo que más bien queda en terreno de nadie. En uno de los capítulos del documental Seven Ages Of Rock nos cuenta Taylor (y también vemos las imágenes) que en directo empleaban un figurante vestido como Freddie que se colocaba en otra esquina del escenario para apagar las luces e ir iluminando cada vez a uno de ellos mientras cantaba la parte de “Now I'm here / Now I'm there”, como si fuera un truco de magia. Por otro lado, ‘Flick Of The Wrist’ es un rock enérgico con algunos toques orientales al que le falta algo más de originalidad para poder destacar.
En ‘Stone Cold Crazy’, que por su estilo cualquiera erróneamente lo adjudicaría a Taylor pero que está compuesta por los cuatro miembros, se rebajan a sonar como un grupo de rock duro mediocre, aflorando lo peor que podían ofrecer en esta primera época. Otra de las vertientes musicales que podemos encontrar es el music-hall de tintes operísticos que aparece en ‘Bring Back That Leroy Brown’ en su peor demostración, pues suena más a cabaret de pueblo que a otra cosa. Pero precisamente en este disco podemos encontrar la obra maestra de Queen en este estilo, aunque más bien en un punto equidistante entre el music-hall y el glam-rock, que es ‘Killer Queen’, la cual engancha desde su inicio de chasquidos y la gran melodía vocal que desemboca en un complejo e inolvidable estribillo. Tampoco hay que perderse sus brillantes armonías ni el genial solo de guitarra de May.
Hay también una vertiente pop más desarrollada en este tercer álbum con diversos ejemplos. Cuando se escucha ‘She Makes Me’ incluso recuerda un cierto aire psicodélico por sus finales de frase alargados, aunque le sobre su repetitivo final. Por otro lado, ‘In The Lap Of The Goods’ aparece dividida en dos partes que nada tienen en común salvo su título. La primera de ellas presenta una introducción difícil de etiquetar y un desarrollo más pop con buenas voces corales. En cambio, ‘In The Lap Of The Gods...Revisited’ comienza a la inversa como un simple tema pop hasta que llega a su gran estribillo que bien podría sonar como un himno, tal como consiguen gradualmente mientras se desarrolla la canción, de igual manera que sería interpretada en directo, potenciando todo el grupo los “wo, wo, la, la, la”. Sobre las baladas de piano, aquí tenemos la brevísima ‘Dear Friends’, que acaba antes de que nadie siquiera la haya notado; e igualmente breve pero mucho mejor es ‘Lily Of The Valley’, con un sentido más épico y melódico y donde se recupera la temática del reino de Rhye y los siete mares (¿recordáis ‘Seven Seas Of Rhye’?). Una pequeña joya sobre todo por su trabajo vocal.
La contribución de Taylor en este disco llega con ‘Tenement Funster’, que al menos puede escucharse, algo que es todo un avance comparado con las atrocidades que había compuesto hasta este momento, además de que su amigo May le hace todo un favor añadiendo un buen solo de guitarra pasado el minuto y medio. Quizá observando la limitada habilidad compositiva de su compañero y pensando que él poco debía esforzarse para mejorar lo presente, el bajista John Deacon se estrena por fin como compositor con una buena canción pop que podría pasar por una composición de los Big Star, ‘Misfire’, la cual presenta el ritmo más ágil y agradable de todo el disco además de una florida guitarra de May.
En definitiva, estamos ante un disco conflictivo porque por un lado aporta muchas novedades en el sonido aunque adolece de menos melodías brillantes de las que nos habían acostumbrado (con la sorpresa de que ninguno de los dos batacazos son autoría de Taylor), pero donde no hay que perderse ninguna de las canciones destacadas porque representan un buen ejemplo del sonido que Queen desarrollará en sus próximos discos.
A NIGHT AT THE OPERA
Año de publicación: 1975
Puntuación:
1) Death On Two Legs (Dedicated To...); 2) Lazing On A Sunday Afternoon;
3) I'm In Love With My Car; 4) You're My Best Friend; 5) '39; 6) Sweet Lady;
7) Seaside Rendevouz; 8) The Prophet's Song; 9) Love Of My Life; 10) Good Company; 11) Bohemian Rhapsody; 12) God Save The Queen.
La culminación del sonido de Queen de los setenta lo encontramos en este su mejor álbum, donde se juntan grandes composiciones, variedad musical, detalles técnicos de nivel y todo envuelto en el estilo que tan bien habían ido definiendo desde su inicio y que aquí aparece en todo su esplendor. Este disco contiene la que suele considerarse como la mejor composición del grupo, la multiparte ‘Bohemian Rhapsody’ escrita por Mercury, que posee toda la esencia del sonido de la banda y aúna en cada una de sus partes los tres estilos más característicos de su etapa setentera: la delicada balada de piano en su primera y cuarta sección; el carácter operístico en la introducción y en la segunda sección, en este caso más puramente operísticos que nunca; y el rock de vertiente más dura en su tercera sección. Cada una de ellas es todo un mundo para disfrutarla, acompañadas de una concisa letra que relata el desgarrado arrepentimiento de alguien que ha cometido un asesinato.
Pero el inicio del álbum nos depara un tema de inspiración real, ‘Death On Two Legs (Dedicated To...)’, que es uno de los más fieros ataques en una letra musical que haya escuchado nunca, en este caso hacia el que había sido el manager del grupo hasta ese momento, con frases tan directas como “But now you can kiss my ass goodbye”. El riff de guitarra principal es trepidante y junto a la agresividad vocal de Mercury transforman el tema en una potente venganza. Habrán todavía más momentos de fuerza rockera, uno de los puntos fuertes de Queen, como en ‘Sweet Lady’, todo un tema de rock duro para proporcionar otro subidón de adrenalina. Aunque para subidón de verdad tenemos una de las mejores composiciones de Taylor en los setenta, ‘I'm In Love With My Car’, título muy adecuado para un canto de amor verdadero a los coches, hasta el extremo de glosar cada uno de sus mecanismos y componentes, con una fiera parte vocal de su autor y un poderoso estribillo bien ornamentado por los coros.
El gusto por el music-hall de Freddie Mercury se trasluce en dos composiciones suyas que quedan como una especie de divertimento: ‘Lazing On A Sunday Afternoon’, donde la parte vocal parece cantada mediante un megáfono en tono hilarante; y en ‘Seaside Rendevouz’ incluso se permiten imitar instrumentos con la voz en una especie de intermedio de jazz estilo ragtime. Más adelante también harán una nueva incursión en este tipo de jazz rítmico con ‘Good Company’, donde destaca el característico sonido de la guitarra eléctrica de May en contraste con el acusado ritmo de jazz.
Las grandes líneas de bajo del tema pop ‘You're My Best Friend’ denotan que su compositor fue Deacon, aunque lo más prominente en su inicio son las notas de teclado que suenan algo distorsionadas mientras que en su final suena la misma guitarra que en el final de Killer Queen’.
Quién sabe si Brian May se inspiró en ‘When The Ship Comes In’ de Bob Dylan para componer ‘'39’, pero lo cierto es que la melodía de la parte vocal es idéntica, aunque en su defensa diremos que la parte instrumental es muy elaborada y dota de cierta épica a la canción. Aunque para épica de enormes proporciones tenemos ‘The Prophet's Song’, donde se recupera ese estilo más característico de sus primeros discos, el de temas como ‘White Queen’, pero con el añadido de una sorprendente sección intermedia a cappella que ineludiblemente nos lleva a enlazarla con ‘Bohemian Rhapsody’. El final acústico de guitarra sirve de unión con la preciosa balada de Freddie Mercury ‘Love Of My Life’, dedicado a la que fue novia de Freddie por aquel entonces (tal como se comentaba en un documental sobre este disco) y que posee unas magníficas armonías vocales y un hermoso piano, además de precisas e impresionantes aportaciones del resto de músicos del grupo que van apareciendo eventualmente.
Para el final del álbum, y para dejar constancia del nombre que eligieron para la banda, podemos escuchar el himno nacional del Reino Unido interpretado por ellos, emulando en cierta manera a lo que hiciera Jimi Hendrix en Woodstock con el himno estadounidense. Un toque de glamour final para un disco imprescindible que contiene lo mejor que el grupo podía ofrecer en su estilo y su nivel, donde se complementan a la perfección los diferentes estilos musicales que asoman y la maestría vocal operística junto al empleo de los instrumentos con propósito artístico.
A DAY AT THE RACES
Año de publicación: 1976
Puntuación:
1) Tie Your Mother Down; 2) You Take My Breath Away; 3) Long Away;
4) The Millionaire Waltz; 5) You And I; 6) Somebody To Love; 7) White Man;
8) Good Old-Fashioned Lover Boy; 9) Drowse;
10) Teo Torriatte (Let Us Cling Together).
Empleando nuevamente un título de película de los Hermanos Marx tenemos el perfecto acompañamiento también a la obra maestra que representaba el disco anterior. En esta ocasión prescindirán de productores externos y ellos mismos acapararán esas tareas, algo que no lastra el resultado final, al contrario, nadie podría percibir ninguna diferencia en el sonido de los discos anteriores y éste.
Un solemne comienzo inaugura el disco y presenta uno de los temas de rock más fieros de la banda, ‘Tie Your Mother Down’, que engancha ineludiblemente desde que empieza a sonar su reconocible riff. En cambio, más adelante encontramos ‘White Man’, que suena mucho más convencional aunque sin perder nada de fuerza, sobre todo en su potente sección instrumental hacia el final.
Como tampoco podían dejar de lado su predilección por el music-hall, aquí lo encontramos transformado en un precioso tema (‘Good Old-Fashioned Lover Boy’) que posee un pegadizo estribillo (“Ooh love / Ooh Loverboy / What're you doin' tonight, hey boy”), detalles instrumentales y variadas secciones y cambios de ritmo, suficientes para convertirla en una de las mejores canciones del álbum. Muy cerca de esa denominación quedaría ‘You Take My Breath Away’, una nueva demostración de la maestría vocal del grupo al tratarse de una canción de estructura compleja con una primera parte muy bonita donde la voz delicada de Mercury es acompañada únicamente de su piano. Luego llegará el fascinante juego de voces donde dan rienda suelta a su técnica vocal característica.
La vertiente más pop aparece en primer lugar por una composición de May llamada ‘Long Away’, cantada por él mismo, o también por otra composición de Deacon llamada ‘You And I’, quien en sus inicios parecía inclinado hacia un estilo más melódico y menos estridente que el resto. Incluso Taylor parece inclinarse por esa vertiente más suave, pues su composición ‘Drowse’ es la más tranquila que hubiera escrito hasta la fecha, por ello en su puente parece subir el tono por momentos, pero al final la guitarra slide de May devuelve todo a su cauce. Sin embargo el primer puesto del podio se lo llevaría ‘Somebody To Love’, que es con justicia uno de los mejores temas pop que podemos encontrar en su carrera, gracias al perfecto acompañamiento coral de su memorable melodía vocal principal, pues son precisamente las voces lo que sustentan y mantienen el esplendor de la canción, junto a un gran solo de guitarra de May. También es destacable el impresionante crescendo vocal que asoma hacia el final, sustentado en una percusión de Taylor.
El único problema llega cuando la inspiración en la composición no se mantiene al mismo nivel que la calidad interpretativa. Así, el vals de ‘The Millionare Waltz’, que solo resulta entretenido la primera vez que se escucha, ofrece los mismos ingredientes que el resto de canciones del grupo pero tiene la mitad de gancho, salvo que a alguien le enganche por naturaleza genética todo lo que vaya a ritmo de vals. Y la canción que cierra el disco únicamente parece destinada a satisfacer a su público japonés, pues es otra balada al estilo intimista de ‘You Take My Breath Away’ pero totalmente convencional y sin nada de complejidad, con un estribillo cantado en japonés y con una única parte destacable, donde cantan “When I'm gone / They'd say we're all fools and we don't understand”.
No es la mejor manera de acabar un disco pero tampoco le resta brillo al conjunto, otro gran y recomendable álbum de una banda que por desgracia pronto empezará a pensar más en el público y en los grandes estadios que en la visión artística de su música, aunque todavía estemos lejos de su completa inmersión en la comercialidad más desfasada de la década de los ochenta.
1) We Will Rock You; 2) We Are The Champions; 3) Sheer Heart Attack;
4) All Dead, All Dead; 5) Spread Your Wings; 6) Fight From The Inside;
7) Get Down, Make Love; 8) Sleeping On The Sidewalk; 9) Who Needs You;
10) It's Late; 11) My Melancholy Blues.
Puntuación:
Año de publicación: 1977
NEWS OF THE WORLD
Tras el éxito de los últimos discos y comprobando el entusiasmo que imprimían en la gente que iba a verles a los conciertos, pensaron que era buena idea tener canciones que sirvieran para interactuar con el público y potenciar su puesta en escena, algo bastante probable dada la preocupación por el componente visual del grupo que dejaba entrever la vestimenta de sus miembros y el comportamiento de Mercury en el escenario. Es por tanto la primera incursión directa del grupo dentro del sonido más comercial, en el sentido más amplio del término, pero sin perder sus señas de identidad más características. El LP tiene una sangrienta portada que hasta asusta, de hecho en un capítulo de la serie de animación Padre de Familia (Family Guy) el bebé tenía pesadillas continuadas con ese gigante gris que sostiene en una mano a los componentes de Queen muertos.
Cómo empezar a hablar del contenido de este disco si cuando cualquiera que no conozca nada de Queen salvo sus discos de grandes éxitos podrá ver en primer lugar ‘We Will Rock You’ y ‘We Are The Champions’ y entonces pensar que se encuentra ante el mejor disco del grupo, el definitivo, el que les ha hecho pasar a la historia... así que mejor prepararse para el batacazo, puesto que si no se puede decir que sea un mal disco tampoco, lo cierto es que no pasaría de la categoría de mediocre, es decir, en conjunto está al nivel de lo que hubiera publicado cualquier grupúsculo de medio pelo. De hecho, aunque ‘We Will Rock You’ sea tan famosa y a (casi) tod@s nos haya deslumbrado al descubrirla en algún momento de nuestras vidas, lo cierto es que su repetitiva percusión (los mismos tres golpes todo el tiempo) hace imposible soportar la sobreexposición de esta canción en emisoras de radio comerciales y garitos musicales que quieren parecer variados metiendo una canción de rock entre ritmos latinos y música enlatada. Y si hay que hablar del solo de guitarra de May, pues ciertamente los tiene mucho mejores. Mejor es la versión más rápida que realizaron de esta canción y que solían interpretar en directo, pues al menos elimina la monotonía de unos arreglos iniciales tan primarios. En cambio, sufriendo de la misma sobreexposición mediática, si conseguimos liberar a ‘We Are The Champions’ de toda la parafernalia que le han creado a su alrededor podremos disfrutar de su bien elaborada estructura, sus buenas líneas de piano y sus tremendos cambios de ritmo.
En general lo que encontraremos en este disco es un sonido comercial y demasiado convencional, en ocasiones sin ni siquiera atisbos de los rasgos más característicos del grupo. En ‘Spread Your Wings’ parecen imitar la vena pop de los Caravan más pomposos y convencionales de segunda mitad de los setenta. Esa mezcla entre convencionalismo y simplismo también se encuentra en ‘It's Late’, delatado también por su vulgar solo de guitarra. Menos mal que siempre llega el cumplidor Deacon y nos presenta su cuidada composición pop ‘Who Needs You’, que destaca más bien por comparación con la mayoría de canciones del disco. Por otro lado, el rítmico jazz-rock de ‘Sleeping On The Sidewalk’, cantado por su autor Brian May, parece más un entretenimiento del grupo para pasarlo bien en el estudio.
Por desgracia el peor Taylor vuelve aquí por partida doble, primero en la penosa ‘Sheer Heart Attack’, que probablemente (y con justicia si así fuera) sería un descarte del disco de mismo título. Un lamentable canto de rock duro que presenta como única curiosidad su comienzo cuando cantan “Well you're just seventeen”, lo cual parece un guiño a ‘I Saw Her Standing There’ de los Beatles. Más adelante volvemos a encontrar más de lo mismo en ‘Fight From The Inside’, donde lo único mínimamente digerible es la parte del estribillo. Para fuerza rockera, aun poseyendo un ritmo pausado, hay que dirigirse mejor a ‘Get Down, Make Love’, que también posee diferentes secciones para entretener lo suficiente, si bien tiene un intermedio de sonidos y voces aleatorias que parece más adecuado para un videojuego de los antiguos.
De los pocos atisbos artísticos que hay en este álbum, casi todos se concentran en ‘All Dead, All Dead’, compuesta y cantada principalmente por May, otra nueva balada bien elaborada y con un perfecto desarrollo donde cada instrumento cumple una función precisa y va acompasando la delicada parte vocal, además de una solemne guitarra que aparece en su intermedio instrumental. Con un estilo similar se cierra el disco en ‘My Melancholy Blues’, aunque de forma nada brillante y en un estilo de jazz que quizá preludie la variedad del siguiente álbum, si queremos ser positivos.
En definitiva, estamos ante un disco decepcionante que significa el origen claro de la transformación de Queen en un grupo de estadios. Su peor disco de los setenta, aunque las mayores atrocidades todavía estarán por llegar.
JAZZ
Año de publicación: 1978
Puntuación:
1) Mustapha; 2) Fat Bottomed Girls; 3) Jealousy; 4) Bicycle Race;
5) If You Can't Beat Them; 6) Let Me Entertain You; 7) Dead On Time;
8) In Only Seven Days; 9) Dreamer's Ball; 10) Fun It; 11) Leaving Home Ain't Easy;
12) Don't Stop Me Now; 13) More Of That Jazz.
Tras el ligero tropezón del LP anterior, el grupo se recuperó rápidamente y ofreció el disco más variado de su carrera, repleto de estilos diferentes que sirven de soporte para una nueva entrega de brillantes melodías. Esa diversidad estilística no quita que también podamos escuchar canciones en los estilos más habituales del grupo, pues por ejemplo el gusto de Mercury por las grandes baladas lideradas por el piano y con un buen juego rítmico entre batería y bajo se traduce aquí en la magnífica ‘Jealousy’. Y el rock duro más característico del grupo, pero en el buen sentido, nos llega en ‘Let Me Entertain You’ (escrita por Mercury y con sutiles referencias a la música del grupo) y ‘Dead On Time’, esta última de May.
Pero casi todo el resto del álbum deja una sensación como si la banda hubiera expandido sus cinco sentidos para incorporar nuevos elementos a su estilo más característico. Así pues, comenzar el disco con ‘Mustapha’ puede sonar muy desconcertante, pues el alocado ritmo que tiene junto con la entonación árabe de Mercury le dan un aire diferente pero interesante a la vez, aunque está lo suficientemente elaborado y trabajado para ser mucho más que un divertimento, que es la impresión que da en primer término con su paródica letra. Algo similar podría decirse de la impredecible ‘Bicycle Race’, pues en primer término parece la versión operística de la infantil ‘Bike’ de Pink Floyd (fruto de la estropeada mente de Syd Barrett), pero luego por suerte comprobamos en sus múltiples secciones que es una gran composición de Freddie, repleta de una amplia variedad de ritmos, estados de ánimo y melodías.
La experiencia que iba cogiendo Deacon en la composición aquí se traduce en una gloriosa mezcla de rock duro y pop llamada ‘If You Can't Beat Them’, donde el estribillo coral (“If you can't beat them, join them!”) levanta el ánimo al más decaído, además de tener una extensa parte instrumental donde pueden escucharse guitarras distorsionadas y afiladas al mismo tiempo. Su otra composición es ‘In Only Seven Days’, una agradable pieza de pop que sirve como descanso tras las cataratas sonoras que le preceden.
La citada variedad del disco, además de lo ya comentado, se puede casi enumerar sin caer en repeticiones: un acercamiento fatídico a la música disco compuesto, cómo no, por Roger Taylor (‘Fun It’); ‘Dreamer's Ball’, un blues que parece disfrazado de vodevil; una balada de inquietante inicio ('Leaving Home Ain't Easy'); una mezcla de music-hall, pop y rock llamada ‘Don't Stop Me Now’, que al mismo tiempo es uno de los mejores temas del álbum, pues a su melódico inicio como balada pianística por parte de Freddie le sigue una potente sección rítmica que engancha desde su inicio y una magnífica parte vocal que llega a la genialidad en los coros durante los cambios de entonación del título de la canción a lo largo de su desarrollo. Otro de esos temas que invitan a la actitud optimista ante la vida.
Por otro lado, ‘Fat Bottomed Girls’ presenta un cuidadoso trabajo de guitarra para una canción que alterna una parte principal propia del rock duro con un magnífico estribillo más cercano al pop. Curiosamente la versión que incluyeron en el recopilatorio Greatest Hits tiene las partes intermedias de guitarra editadas, lo cual tampoco se entiende demasiado pues son las que le aportan un aire de música americana de calidad, sin desmerecer el poderío general de este tema. Y para el final tenemos una buena composición de rock de Taylor, ‘More Of That Jazz’, que presenta una magnífica y pegadiza melodía inicial de guitarra y un acertado uso de los coros. Antes de acabarse, aparecerán extractos de algunas de las canciones escuchadas.
La única mala noticia de este disco es que nunca más volveremos a encontrar tamaño nivel de inspiración en lo que queda de trayectoria de Queen, si acaso de forma esporádica, aunque su siguiente entrega tampoco quedará muy por debajo del gran nivel demostrado aquí. Quizá este disco no pueda gustar a quien tiene una visión esquematizada de la música del grupo, pero para cualquier persona de mentalidad abierta y gusto por la diversidad y la creatividad musical, quedará ampliamente satisfecha.
LIVE KILLERS
Año de publicación: 1979
Puntuación:
CD I: 1) We Will Rock You; 2) Let Me Entertain You; 3) Death On Two Legs;
4) Killer Queen; 5) Bicycle Race; 6) I'm In Love With My Car; 7) Get Down Make Love;
8) You're My Best Friend; 9) Now I'm Here; 10) Dreamer's Ball; 11) Love Of My Life; 12) '39; 13) Keep Yourself Alive.
CD II: 1) Don't Stop Me Now; 2) Spread Your Wings; 3) Brighton Rock;
4) Bohemian Rhapsody; 5) Tie Your Mother Down; 6) Sheer Heart Attack;
7) We Will Rock You; 8) We Are The Champions; 9) God Save The Queen.
De la consiguiente gira mundial tras la publicación de Jazz surgió este disco doble en directo, recopilado de la parte europea de la gira y con una variada selección que incluye temas de prácticamente toda su carrera hasta la fecha, incluido el rescate de ‘Keep Yourself Alive’ de su LP de debut. Aquí encontramos la verdadera esencia de Queen como grupo idiosincrásico de lo que fue dado a llamarse arena-rock, música destinada a los grandes conciertos para corear los estribillos con las masas, además de presentarnos a Freddie Mercury como carismático showman capaz de tomar el liderazgo del público y encaminarlo hacia lo que se propusiera. Precisamente en ‘Now I'm Here’ encontramos la típica interacción de Freddie con el público, donde invitaba a la audiencia a repetir todo lo que iba coreando, algo que ciertamente no resulta nada divertido cuando uno está escuchando simplemente el concierto. Tampoco resulta agradable tener que escuchar al público cantando parte de la preciosa balada ‘Love Of My Life’, pero la palma se la lleva sin duda ‘We Will Rock You’ hacia el final, con la única misión de hacer cantar al público el título de la canción de forma repetida.
Quizá todo ese tiempo dedicado a interactuar con el público es lo que obligara a acortar diferentes canciones que aparecen casi al principio y que quedan como un entretenido medley que empieza con ‘Death On Two Legs’ (aunque ésta dura más de tres minutos) hasta llegar al momento de estrellato del batería Taylor con la potente ‘I'm In Love With My Car’.
Encontramos también un tour de force en ‘Brighton Rock’ con sus doce minutos de duración, destinados principalmente al lucimiento de Brian May, pero que tras haberlo escuchado una vez ya no quedarán muchas ganas de volver a hacerlo. Es como la traslación de un solo de batería a la guitarra, es decir, en general de una insustancialidad enervante. Tampoco resulta positivo descubrir que en ‘Don't Stop Me Now’ quizá suene algo forzada la parte central, cuando Freddie intenta parecer entonado cantando repetidamente “Don't stop me”.
Los mejores momentos de este álbum en directo los encontramos en las canciones donde más se luce May en sentido positivo, esto es, sin caer en la tentación de desviarse hacia improvisaciones puramente técnicas y aportando ese valor añadido de su sonido particular a la música del grupo. En este sentido podríamos destacar sin duda ‘Get Down Make Love’ y ‘Tie Your Mother Down’, así como la versión más rítmica de ‘We Will Rock You’ que inicia el disco, mucho mejor que la ultra-repetitiva versión pausada que tod@s conocemos.
Como curiosidades, por ejemplo se puede escuchar un pitido en la introducción hablada de ‘Death On Two Legs’ para tapar una expresión ofensiva acorde a la intención original en la composición de este tema, así como escuchar ‘'39’ cantada por Freddie en vez de May. No deja de ser menos curioso cómo ‘Bohemian Rhapsody’ se inicia con el “Allah, Ibrahim” de la canción ‘Mustapha’ del disco anterior, además de comprobar con pesar que en la sección vocal central suena la música original grabada, algo lógico por otra parte al ser de una complejidad evidente, lo cual parece hacer imposible su interpretación en directo pues nunca en su carrera se decidirán a hacerlo.
En resumen, estamos ante un disco en directo pensado como un reflejo de lo que era un concierto de Queen, con los consabidos devaneos de May con su guitarra y la habilidad de showman de Mercury, detalles más adecuados para una vivencia real o como mínimo para verlo en vídeo. Musicalmente tampoco podemos decir que nos sorprenda mucho, pues lo más destacado sería la guitarra de May. Pero en cualquier caso, escuchando este directo ya nadie volverá a encontrar nada que le sorprenda en los siguientes (salvo evidentemente las nuevas canciones que seguirán componiendo), pues los ingredientes serán siempre los mismos y el final con el himno británico ‘God Save The Queen’ también.
THE GAME
Año de publicación: 1980
Puntuación:
1) Play The Game; 2) Dragon Attack; 3) Another One Bites The Dust;
4) Need Your Loving Tonight; 5) Crazy Little Thing Called Love; 6) Rock It (Prime Jive); 7) Don't Try Suicide; 8) Sail Away Sweet Sister; 9) Coming Soon; 10) Save Me.
¡Atención! Los sintetizadores llegan a la música de Queen para quedarse y en esta primera muestra afortunadamente los emplean con buen gusto y en dosis pequeñas y más o menos adecuadas. Hasta Munich se desplazó el grupo para que un ingeniero de sonido alemán les produjera este nuevo disco, absorbiendo las modas musicales que se comenzaban a implantar a partir de la introducción de los sintetizadores en los estudios de grabación, que representaban una manera sencilla de conseguir sonidos considerados modernos. Como todo invento y toda tecnología, nunca deben ser un fin, sino un medio para conseguir resultados deseados, por lo que el mal entendimiento de los sintetizadores marcarán la década de los ochenta de forma negativa.
No obstante, el inicio del disco con ‘Play The Game’ no hace pensar todavía en nada malo, pues se trata de una balada del estilo de ‘We Are The Champions’ pero con mayor complejidad. Sin embargo, no tiene el gancho de aquélla, aunque es ciertamente una de sus últimas canciones épicas que recuerda más al estilo de sus inicios. La final ‘Save Me’ si que se trata de otro intento más descarado de conseguir una balada especialmente dirigida a ser cantada en grandes estadios por su estribillo sencillo y repetitivo, pero al menos está interpretada con gusto. Tras el buen inicio del disco, llegan dos canciones que muestran un gusto especial por el funky. La primera representa la inmersión en una especie de funky bailable llamada ‘Dragon Attack’, preludio de futuros devaneos mediocres en la música; la segunda es la magnífica y famosa ‘Another One Bites The Dust’, compuesta por Deacon y donde por ende brilla su poderoso ritmo de bajo, además de complementarse con unos grandiosos punteos de la guitarra de May y la portentosa parte vocal de Mercury. La otra composición que encontramos de Deacon es ‘Need Your Loving Tonight’, ejemplo de la vertiente más pop y comercial que podemos encontrar junto a la mejor ‘Sail Away Sweet Sister’, la cual engaña en su inicio y sus intermedios instrumentales, más propios de un estilo progresivo, pero que no deja de tener un carácter pop.
La composición de Taylor ‘Rock It (Prime Jive)’ engaña la primera vez que se escucha, puesto que en primer lugar parece una tranquila balada cantada por Freddie, pero por desgracia pronto se transmuta en un horrible rock lleno de irritantes sintetizadores y un lamentable solo de guitarra (para que todos aporten su granito de fealdad, por lo que parece). Su otra composición es más aceptable (‘Coming Soon’), pero no por ello deja de ser una pieza discreta.
Recordando en cierta manera el estilo híbrido entre el rock y el music-hall que culminaron en A Night At The Opera y A Day At The Races, ‘Don't Try Suicide’ mezcla sus pausadas estrofas principales llevadas por un prominente ritmo de bajo, con un destacado y dinámico estribillo. Por otro lado, una de las joyas de este álbum es la incursión de Mercury en la música rockabilly con ‘Crazy Little Thing Called Love’, repleta de inolvidables melodías, un gran solo de guitarra (más otras líneas sueltas que van apareciendo) y esa característica introducción de guitarra acústica que el propio Mercury tocaba en directo.
Así pues, llegamos al final del último disco recomendable de Queen, pues a lo largo de los ochenta naufragarán continuamente en una travesía errática repleta de desaciertos que al menos también dejarán algunos temas legendarios por el camino. Es la última entrega interesante del grupo antes de que Freddie comience a vivir a lo loco la vida bohemia y desenfrenada en los ámbitos homosexuales, que afectaría a su capacidad creativa y que tampoco se vería compensada por el material aportado por sus compañeros.
FLASH GORDON
Año de publicación: 1980
Puntuación:
1) Flash's Theme; 2) In The Space Capsule (The Love Theme); 3) Ming's Theme (In The Court Of Ming The Merciless); 4) The Ring (Hypnotic Seduction Of Dale); 5) Football Fight; 6) In The Death Cell (Love Theme Reprise); 7) Execution Of Flash; 8) The Kiss (Aura Resurrects Flash); 9) Arboria (Planet Of The Tree Men); 10) Escape From The Swamp; 11) Flash To The Rescue; 12) Vultan's Theme (Attack Of The Hawk Men);
13) Battle Theme; 14) The Wedding March; 15) Marriage Of Dale And Ming (And Flash Approaching); 16) Crash Dive On Ming City; 17) Flash's Theme Reprise (Victory Celebrations); 18) The Hero.
Quién sabe por qué Queen aceptaron grabar una banda sonora cuando su estilo se estaba enfocando hacia un rock apropiado para conciertos masivos, pero lo que un@ podría pensar es que antes de componer la música vieron la película o lo que estaba quedando de ella. De ahí que no se esforzaran demasiado en la escritura de música y que este disco haya quedado como una lamentable incursión en el mundo cinematográfico y una metida de pata bastante profunda. Solo los más fanáticos del grupo podrán escuchar más allá de la primera canción. Uno de los problemas añadidos es que introducen diálogos de la película en el disco, lo cual más bien lo vuelve irritante, puesto que solo un fan acérrimo de la película, no ya de Queen, podría tolerarlo. Y cualquiera que la haya visto puede dudar razonablemente de que existan fans para un film tan malo, con unos efectos especiales lamentables para lo que uno espera de una película de ciencia ficción. La mayoría de temas incluidos son más bien pasajes instrumentales que no tienen ningún sentido separados de las imágenes.
‘Flash's Theme’ es la famosa canción de la película, donde el bajo pulsante de Deacon crea una atmósfera perfecta para que vayan entrando los coros y la celestial guitarra de May. También es todo un portento de maestría vocal los finales de estrofa, cuando empiezan cantando aquello de “Stand for everyone of us”. Esta canción se retomará en diferentes y breves reprise a lo largo del disco, así como una variación de su guitarra en la improvisación llamada ‘Battle Theme’.
Si nos alejamos de las infinitas apariciones de extractos y detalles del tema principal, lo que queda no es nada atrayente. ‘Football Fight’ es un mediocre instrumental liderado por un sintetizador bastante cutre, al que no salva demasiado la discreta guitarra que entra después, esquema que vuelven a repetir en el álbum más adelante en la irritante ‘Flash To The Rescue’, salvo que en esta última ni siquiera hay guitarra. Mucho mejor suena ‘Vultan's Theme (Attack Of The Hawk Men)’, al estar enfocada a conseguir una melodía más épica que encaja mejor con su ritmo dinámico.
Al menos la composición de Deacon ‘Execution Of Flash’ o la de Taylor ‘Escape From Swamp’ suenan a lo que uno pudiera esperar de una música dirigida a acompañar imágenes cuando es seria y está elaborada con cierto cuidado. Pero nada bueno puede esperarse de una banda sonora repleta de repeticiones del tema principal, extractos de diálogos por aquí y por allá, chirriantes sintetizadores y una inspiración creativa que no va mucho más allá de la primera canción.
HOT SPACE
Año de publicación: 1982
Puntuación:
1) Staying Power; 2) Dancer; 3) Back Chat; 4) Body Language; 5) Action This Day;
6) Put Out The Fire; 7) Life Is Real (Song For Lennon); 8) Calling All Girls;
9) Las Palabras De Amor; 10) Cool Cat; 11) Under Pressure.
Finalmente Freddie cayó en la vida desenfrenada y ultra-bohemia de los artistas que ganan grandes fortunas, lo cual le llevó a dejarse llevar por las modas del momento y apremiarse a facturar canciones poco elaboradas para lo que eran los cánones del grupo y con una producción vulgar más acorde con estar a la moda que con pretender obtener una obra de estilo propio. Por suerte, no todo el álbum sigue por esos vericuetos y eso es lo que salva Hot Space de ser la continuación del patinazo “espacial” de la banda sonora anterior. También puede inducir a error su portada warholiana, puesto que la visión artística se quedó relegada un par de años atrás.
Cuando nada más comenzar uno empieza a escuchar los sintetizadores y el ritmo de ‘Staying Power’, lo más probable es que le venga a la cabeza Michael Jackson (quien había grabado en 1979 su debut como cantante en solitario), como si Freddie se hubiera inspirado en ‘Don't Stop 'Til You Get Enough’ para intentar grabar algo similar, con detalles similares como el empleo de trompetas para enfatizar los momentos álgidos. Pero está claro que ni es el estilo de Queen ni tenían ningún futuro siguiendo por ese camino. Hay muchos temas flojos en ese estilo bailable, pero hay momentos en los que se llega a sobrepasar la barrera del mal gusto, como ocurre en las horribles ‘Body Language’ y ‘Action This Day’.
Hasta que llega ‘Put Out The Fire’ no volvemos a encontrar elementos que nos recuerden lo que Queen había sido hasta ese momento, al menos en sus últimos años. Es un rock de reconocible estribillo para los grandes estadios, puesto que tanta acumulación de ritmo dance en este álbum no parece muy compatible con un concierto en el estadio de Wembley. También encontramos un bonito homenaje a Lennon (asesinado a finales de 1980) llamado ‘Life Is Real’, una balada de ritmo prominente y liderada por el piano, además de un eventual sintetizador que recuerda al moog, todo en el más puro estilo del homenajeado y que es de lo mejor del disco. Más o menos vuelven a repetir la misma receta con un resultado más discreto en ‘Las Palabras De Amor’, que además es otro ejemplo de lo cutre que resulta mezclar el castellano y el inglés en una misma canción (solo cabe recordar ‘Romance In Durango’ de Bob Dylan). Aunque la balada más floja es ‘Cool Cat’, donde la voz en falsete de Freddie no queda nada bien.
En el estilo pop más pegadizo que podían ofrecer en ese momento y sorprendentemente compuesta por Taylor (quien a partir de ahora sorprenderá con composiciones muy diferentes a lo que había sido su estilo), ‘Calling All Girls’ engancha por sus hipnóticas líneas de bajo que crean una sensación de crescendo cíclico, además de un acertado estribillo que aporta un buen contraste con las estrofas principales. Es lo que tiene inspirarse en los Talking Heads en vez de en Michael Jackson. De hecho el ritmo principal recuerda algo al de ‘The Girls Want To Be With The Girls’.
‘Back Chat’ quizá sea lo mejor del disco, poseedor de un estilo más cercano al funky y digno heredero de ‘Another One Bites The Dust’ (de hecho también está compuesta por Deacon), donde los escasos punteos de May son toda una delicia, además de su intrigante ritmo. Quizá le sobre ese breve solo de percusión electrónica, una mala moda de aquel tiempo. Porque la respuesta obvia a la pregunta de cuál sería la continuación de ‘Another One Bites The Dust’ sería ‘Under Pressure’, insólita colaboración del grupo con David Bowie que nada tiene que ver con posibles habladurías de relaciones entre Freddie y él, sino en que Bowie era vecino de Taylor en Suiza y a partir de ahí se fraguó esta canción de reconocible ritmo y que en las primeras escuchas asombra de una manera que posteriormente se desvanece. No está mal, pero no es más que una mezcla de ingredientes típicos de cada parte que en conjunto no suman lo suficiente.
Con un resultado mediocre queda este fallido intento de entrar en las listas de baile y convertir a Freddie Mercury en el Michael Jackson blanco. No fueron los únicos que cayeron en la tentación de parecer modernos empleando las últimas tecnologías de producción, como tampoco fueron los únicos que encallaron en el intento, pero por suerte al grupo le quedó claro que ése no debía ser el camino a seguir sino simplemente una opción más entre tantas para grabar canciones de diferente índole. Eso sí, sería deseable que las melodías al menos aparezcan con más asiduidad como antaño.
THE WORKS
Año de publicación: 1984
Puntuación:
1) Radio Ga Ga; 2) Tear It Up; 3) It's A Hard Life; 4) Man On The Prowl;
5) Machines (Or 'Back To Humans'); 6) I Want To Break Free;
7) Keep Passing The Open Windows; 8) Hammer To Fall;
9) Is This The World We Created...?.
El grupo parece volver un poco más a sus raíces, no basándose únicamente en los sintetizadores (aunque éstos no desaparecerán por desgracia) si bien serán empleados con algo más de mesura en algunos casos. No obstante, ello no evitará tener que padecer lamentables momentos como el tema ‘Machines (Or 'Back To Humans')’, donde vuelven a dejarse llevar por la tentación de parecer guays y modernos.
Precisamente el primer single extraído del disco, ‘Radio Ga Ga’, representa la victoria de los sintetizadores y la artificiosidad sobre los instrumentos y la credibilidad. Es una de esas canciones que sorprenden gratamente la primera vez que se escucha por su cuidada producción, pero que no obstante posee un estribillo que aburre gradualmente conforme se va repitiendo una y otra vez. Curiosamente es una de las canciones más famosas del grupo, probablemente debido al vídeo musical que la acompañaba y que recreaba el ambiente de la película Metrópolis de Fritz Lang. Aunque para vídeo musical famoso e inolvidable por lo hilarante es el de ‘I Want To Break Free’, donde un Freddie disfrazado de mujer bien masculinizada pasaba a la posteridad. La canción en sí también es todo un portento (compuesta por Deacon, dicho sea de paso) por su mensaje concreto y la prodigiosa interpretación de Mercury, además de ser una de los pocos temas de pop del disco junto a la más dinámica pero al mismo tiempo más discreta ‘Keep Passing The Open Windows’.
La versión más fiera de Queen vuelve en su mejor vertiente gracias a ‘Tear It Up’, compuesta obviamente por el verdadero rockero del grupo Brian May, donde tras un breve comienzo titubeante llega un riff duro y afilado que es lo mejor de la canción, pues el resto lo conforman los ingredientes habituales de cualquier canción de ese estilo. May no tiene la misma suerte en la otra canción rockera, ‘Hammer To Fall’, donde el riff se vuelve demasiado repetitivo para lo simplón que es (no es que el de ‘Tear It Up’ no fuera simplón, pero posee mucha más garra sin duda), lo que unido a un estribillo sin chispa ni gracia hace difícil de entender la fama que le precede. La única parte buena es el puente donde cantan “Rich or poor or famous for / Your truth it's all the same”, el resto totalmente olvidable.
Cuando el grupo recupera su estilo propio y aquél en el que demuestran maestría e ingenio, consiguen grabar canciones como ‘It's A Hard Life’ que, tras una introducción tomada prestada de una ópera (demostración clara de la predilección de Mercury por ese tipo de música), se transforma en una preciosa balada liderada por el piano, con una gran parte de guitarra de May y un memorable estribillo digno de sus mejores trabajos. Por otro lado, ‘Man On The Prowl’ es la reescritura innecesaria de ‘Crazy Little Thing Called Love’, manteniendo el ritmo pero eliminando las melodías por el camino.
Para el final el grupo nos regala una maravillosa delicadeza en forma de canción llamada ‘Is This The World We Created...?’, compuesta conjuntamente por May y Mercury, con una letra sencilla pero muy crítica, donde Freddie realiza otra magistral interpretación acompañado únicamente de la guitarra acústica de May.
En resumen, estamos ante un disco de altibajos, pues se alternan grandes composiciones con otras fallidas y unas pocas convencionales sin mayor mérito. En cualquier caso, era lo suficientemente aceptable para pensar en lo que podría ser una recuperación del grupo, algo que desafortunadamente no se cumplirá, pues estamos ante el declive artístico (que no comercial) de Queen. La suerte es que el talento nunca desaparece del todo y por eso también nos seguirán regalando por el camino algunas joyas.
1) One Vision; 2) A Kind Of Magic; 3) One Year Of Love;
4) Pain Is So Close To Pleasure; 5) Friends Will Be Friends;
6) Who Wants To Live Forever; 7) Gimme The Prize; 8) Don't Lose Your Head; 9) Princes Of The Universe;
[BONUS TRACKS:] 10) A Kind Of ‘A Kind Of Magic’;
11) Friends Will Be Friends Will Be Friends...; 12) Forever.
Puntuación:
Año de publicación: 1986
A KIND OF MAGIC
Parece que las bandas sonoras no eran el fuerte de este grupo, pues en este segundo intento se embarcaron en la grabación para la película Los Inmortales (Highlander, 1986) y, si bien no puede considerarse este álbum como una banda sonora, lo cierto es que se inspiraron en buena parte en ella para muchas de las canciones, que formarían parte de la película en versiones diferentes en algunos casos. Para cualquiera que haya visto la película o que conozca la trama, solo con mirar los títulos de algunas canciones como por ejemplo ‘Who Wants To Live Forever’ o ‘Don't Lose Your Head’, se puede hacer una idea.
Queriendo demostrar que ante todo eran una banda de rock, el disco se inicia por todo lo alto mediante ‘One Vision’, un intento de apabullar al oyente a través de una introducción ambiental inquietante que da paso a uno de esos riffs de guitarra elementales pero efectivos en el rock duro. Toda la fuerza inicial, que es mucha, se irá desvaneciendo gradualmente de tal manera que un@ acabaría mirando el reloj si no fuera porque con el mismo esfuerzo puede tocar una tecla de un mando y finiquitar la canción, ya que la proliferación de efectos sonoros de estudio resulta ser un lastre demasiado pesado para un tema que hubiera mejorado de haberse producido con menos artificios. Peores resultados se obtienen cuando el grupo se embarca hacia al final del disco en una vertiente macho-rockera con ‘Gimme The Prize’ y ‘Princes Of The Universe’, las cuales podrían intercambiarse perfectamente pues se trata de dos canciones cortadas por el mismo patrón, el de un rock metalero vulgar y excesivo, con prominencia de guitarra eléctrica pero haciendo énfasis en el ruido más que en la melodía. Pueden llegar a ser incluso irritantes.
La famosa ‘A Kind Of Magic’ es una buena composición de Taylor, pues aunque en primer término no sorprende demasiado, la solemnidad de la interpretación de Mercury realza el tema, sobre todo en las estrofas principales. La otra canción compuesta por Taylor es otro cantar (nunca mejor dicho), pues se trata de un exceso de sintetizadores totalmente ridículo e insultante, donde lo peor es ese intento de querer parecer molones con la voz en tono fiero repitiendo el título de la canción, ‘Don't Lose Your Head’.
Las otras dos canciones famosas del disco son la pegadiza y agradable ‘Friends Will Be Friends’ (compuesta conjuntamente por Deacon y Mercury), poseedora de un encantador estribillo y una inolvidable melodía de guitarra; y la seria y solemne ‘Who Wants To Live Forever’, apoyada por unos arreglos orquestales del afamado compositor de bandas sonoras Michael Kamen (quien colaborara en The Wall de Pink Floyd) y el acertado trabajo de guitarra de su autor, Brian May. Uno de sus grandes momentos es cuando retorna la parte vocal y el propio May canta “But touch my tears with your lips”, aunque cabe señalar que la parte instrumental que hay justo antes (tras el “when love must die”) parece directamente inspirada en una de las secciones del ‘Nine Feet Underground’ de Caravan (para quienes deseen comprobarlo sin mayor dilación, que vayan exactamente al minuto 11:53).
Los dos temas del disco que se salen de los cánones estilísticos habituales del grupo son de carácter bien dispar: por un lado tenemos una ultra-empalagosa balada (con saxofón cutre incluido) llamada ‘One Year Of Love’, más apropiada para cualquier intérprete de canción melódica vulgar que para un grupo como Queen; por otro lado, y justo a continuación de la anterior, nos llega la rítmica ‘Pain Is So Close To Pleasure’, que al menos suena agradable y nos devuelve la voz de falsete de Mercury que encaja a la perfección dentro de la tranquilidad que transmite este tema.
Los bonus tracks que encontramos son simples variaciones en la producción de ‘A Kind Of Magic’ y ‘Friends Will Be Friends’, más la variación instrumental de ‘Who Wants To Live Forever’. No aportan nada pero quedan como un intento de neutralizar el efecto negativo del horripilante trío de canciones que cierran este álbum, paradójicamente uno de los más famosos del grupo pero que en cambio musicalmente hablando es muy flojo puesto que casi la mitad de las canciones son de una vulgaridad insultante.
LIVE MAGIC
Año de publicación: 1986
Puntuación:
1) One Vision; 2) Tie Your Mother Down; 3) Seven Seas Of Rhye; 4) A Kind Of Magic;
5) Under Pressure; 6) Another One Bites The Dust; 7) I Want To Break Free;
8) Is This The World We Created...?; 9) Bohemian Rhapsody; 10) Hammer To Fall;
11) Radio Ga Ga; 12) We Will Rock You; 13) Friends Will Be Friends;
14) We Are The Champions; 15) God Save The Queen.
De la gira mundial (la última) que realizó el grupo tras la publicación de su reciente álbum, llamada Magic Tour, se recopilaron grabaciones de tres de las actuaciones para este disco en directo. A estas alturas, en Queen eran ya unos especialistas en grandes conciertos, con un repertorio muy bien adaptado a esta tipología de puesta en escena. Como siempre, Mercury se muestra en su salsa manteniendo el protagonismo y haciendo de showman para entretener a la audiencia, no solo con la música sino también con otras ocurrencias pensadas para agradar a su fervoroso público. El grupo ya había demostrado el año anterior, en el Live Aid, que en directo eran una fuerza arrolladora con un amplio repertorio donde elegir y así compensar las evidentes debilidades de su LP más reciente entonces.
De A Kind Of Magic se interpretan obviamente los singles conocidos con la salvedad de ‘Who Wants To Live Forever’. El resto del repertorio recopilado es bastante previsible si pensamos en lo que serían las canciones más conocidas del grupo. Y cuando se salen de lo previsible, el resultado queda más bien decepcionante, como por ejemplo el alargamiento innecesario de la parte central de ‘A Kind Of Magic’, donde el solo de guitarra de May suena poco inspirado y no aporta nada. Por otro lado, en ‘Another One Bites The Dust’ encontramos la moda de Freddie de interactuar con el público, de tal manera que la segunda vez que un@ escucha algo así ya solo puede pensar en maldecir quién tuvo la idea de incluirlo en el álbum, puesto que lo que un@ desea es escuchar cantar a Queen, no al público. Y tampoco aporta nada más aparte de tedio estar escuchando a Freddie tarareando “liro-liro-re-re” para que la audiencia repita con él. Muy entretenido hubo de ser para los presentes pero no para la posteridad. Precisamente ‘I Want To Break Free’ comienza con los coros de la gente iniciando cada verso de la canción.
Un lástima es que ‘Is This The World We Created...?’ tenga una duración tan breve, pues resulta ser un dulce momento de calma e introspección, casi el único, donde por un momento parecen olvidar que están ante miles de personas y se concentran en expresar la máxima emoción posible de esta delicada canción. Como era de esperar, en ‘Bohemian Rhapsody’ está editada la sección central operística (o eso parece, pues queda muy abrupta la entrada de la sección más rockera), aunque nadie se pierde nada puesto que ya sabemos que utilizaban la grabación de estudio en ese intervalo. Y al menos podemos comprobar con agrado cómo ‘Hammer To Fall’ cobra más vigor en directo.
En definitiva, estamos ante un disco apto para fans porque musicalmente el resultado es muy discreto. Las canciones exitosas se suceden sin que tiemble el pulso y sin que haya apenas nada que suponga un detalle novedoso o engrandezca las versiones conocidas del estudio. Hay que decir en su defensa que la música de Queen, en sus momentos más creativos, es una música complicada de implementar en directo por sus connotaciones operísticas que requieren alardes vocales muy difíciles de conseguir cuando al mismo tiempo se están tocando instrumentos; pero por otro lado, en los ochenta su música se volvió algo más artificial y debería tener incluso un mejor resultado en directo al sonar más directa o auténtica. Pero, en cualquier caso, mirar más a la audiencia que a la música también afecta a lo que uno interpreta. La peor noticia sería la detección del virus del sida en Freddie poco después de acabar la gira, lo que significaría el final de las actuaciones en directo de Queen y su desaparición unos años después tras la triste muerte de su carismático cantante, pianista e importante compositor.
THE MIRACLE
Año de publicación: 1989
Puntuación:
1) Party; 2) Khashoggi's Ship; 3) The Miracle; 4) I Want It All; 5) The Invisible Man;
6) Breakthru; 7) Rain Must Fall; 8) Scandal; 9) My Baby Does Me;
10) Was It All Worth It; [BONUS TRACKS:] 11) Hang On In There; 12) Chinese Torture.
Las situaciones personales de Freddie Mercury (quien había contraído el SIDA, aunque hasta casi su muerte no se hiciera público) y de Brian Mary, con temas de divorcio por medio, hicieron que el nuevo álbum de la banda se retrasara hasta el final de la década. No encontramos demasiadas variaciones respecto a lo que estaban publicando, pero al menos en esta ocasión la inspiración vuelve en algunos momentos más, no solo en canciones puntuales como en el horrible A Kind Of Magic. No obstante, cuando colocamos el CD y empezamos a escuchar el inicio de ‘Party’, nos quedamos asustados de que Mercury haya decidido convertirse en la Madonna masculina. Lo único que deseamos es que el resto del disco no sea así, pues cuando aparece el horrendo solo de guitarra el susto inicial se transforma en desesperanza. Por suerte, este inicio no será la tónica general de lo que encontraremos aquí, que es simplemente la continuación del sonido más accesible y en algunos casos poco inspirado de los Queen de los ochenta.
Recuperando los inicios operísticos que ya emplearan en canciones anteriores como ‘It's A Hard Life’, en ‘Breakthru’ no se sigue desarrollando más allá de ahí porque se trata de un dinámico tema poseedor de un ritmo que evoca el movimiento de un tren, de ahí que el vídeo musical fuera grabado a bordo de una locomotora de vapor. La canción en sí tampoco es gran cosa, aunque comparado con el nivel medio que hay en este álbum, está entre lo destacado. En cambio, ‘Khashoggi's Ship’ es el típico tema de rock aceptable que Queen a estas alturas factura sin demasiados problemas, aunque tiene igualmente algún guitarreo que bordea el hair-metal más vulgar de los ochenta, una línea que desgraciadamente Brian May superará en más de una ocasión. En uno de los últimos éxitos del grupo, la poderosa ‘I Want It All’, la guitarra suena demasiado artificial, pues parece que el único propósito de May es competir en velocidad con los reyes del metal del momento. En cualquier caso, ‘I Want It All’ es una actualización de ‘We Will Rock You’, en este caso con el énfasis en su estribillo, de los que invitan a cantar a coro en un concierto. Por otro lado, uno de los riffs más cañeros lo encontramos en la final ‘Was It All Worth It’, que prácticamente no posee nada más destacado que ese inicio impactante. Lo mejor es la repetición de ese riff, incluso por el teclado, que suena todavía más sutil.
Los fantasmas de Hot Space vuelven a asomar en ‘Rain Must Fall’, pues los ritmos casi latinos que asoman y su estilo disco hacen pensar inmediatamente en Michael Jackson, si acaso en Wham cuando empieza Freddie a cantar. Tampoco es una mala canción, pero sí algo floja y por supuesto nada apta para un grupo como Queen. Aunque para horror sí que tenemos ese engendro llamado ‘The Invisible Man’ (que increíblemente aparece en recopilatorios de la banda), donde nos abruman con efectos de sonido de una manera bochornosa. Tanto la canción como su vídeo musical parecen destinados a una actuación circense infantil, aparte de estar totalmente desfasada y pasada de moda, si es que alguna vez pareció guay.
Por otro lado, el estilo de ‘Scandal’ parece precursor directo de ‘The Show Must Go On’, pues aun sin tener el gancho melódico y la carga emocional de aquél, sí que presenta unas notas de teclado oscuras y prominentes acordes a su letra crítica con la prensa rosa, además de un solo de guitarra que por fin recuerda al mejor May; elementos estos que de forma mejorada encontraremos en la citada ‘The Show Must Go On’. También en el mismo tono sombrío y con una apreciable guitarra bastante blues encontramos ‘My Baby Does Me’, que por su simplona letra denota que la pretensión más clara que había con esta canción era crear una atmósfera inquietante y misteriosa, bastante bien conseguida.
Todo ello nos deja por último con la canción que da título al álbum y los bonus tracks, donde encontramos una cara B llamada ‘Hang On In There’ y un descarte instrumental (‘Chinese Torture’, apropiado nombre), ambas totalmente olvidables. No así ‘The Miracle’, que recupera el gancho y las buenas melodías de los mejores tiempos del grupo. Además de su letra nombrando algunas de las maravillas de nuestro planeta, incluido Jimi Hendrix, posee un bello estribillo coral (“We're having a miracle on Earth”) y un melódico puente. Lo que evita que sea una de las mejores canciones de Queen es ese intermedio instrumental donde May se marca un horripilante solo (¿os habéis fijado que anteriormente ya empleé los términos “horrendo” y “horrible”?) más orientado a adolescentes flipados que a una audiencia inteligente y crítica.
Así pues, estamos ante un irregular disco que alterna momentos muy buenos con otros de ínfimo gusto y nivel. Una lástima que no pulieran algunos de sus numerosos defectos para poder salvar para la posteridad al menos tres de sus canciones. Pero bueno, ya habíamos visto que en el aspecto personal no atravesaban un buen momento, y por desgracia el trágico final de Freddie Mercury parece que servirá de catalizador para grabar un último canto de cisne a la altura de un grupo que ya había ofrecido todo su potencial.
INNUENDO
Año de publicación: 1991
Puntuación:
1) Innuendo; 2) I'm Going Slightly Mad; 3) Headlong;
4) These Are The Days Of Our Lives; 5) Don't Try So Hard; 6) Ride The Wild Wind;
7) All God's People; 8) I Can't Live With You; 9) Delilah; 10) The Hitman; 11) Bijou;
12) The Show Must Go On.
Morir actuando. Ése es el sueño de algunos artistas y casi lo que ocurrió en el último álbum publicado por Queen antes de la muerte de Freddie Mercury por sida. Grabado a intervalos al final, solamente cuando Freddie reunía fuerzas para acercarse al estudio y dejar toda su energía allí, Innuendo se muestra como el epitafio perfecto a la trayectoria del grupo y de su carismático cantante y pianista. Nueve meses después de su publicación, fallecería para desolación del mundo de la música.
No hay que pensar que por estas circunstancias estamos ante un disco más blando o suave, puesto que el rock más desaforado también tiene su lugar, incluso el que les sale a veces en exceso como en ‘Hitman’, el cual bordea peligrosamente en el límite entre lo aceptable y el metal vulgar que plagaba A Kind Of Magic. En cambio, ‘Headlong’ sí que representa el rock clásico de Queen, pero el que sigue en la estela de ‘Hammer To Fall’ o ‘One Vision’, que al menos deja mejor sabor de boca.
Las canciones que más estremecen son aquéllas en las que tanto la letra como la interpretación reflejan el estado de ánimo de Freddie ante la muerte que le iba acechando a pasos agigantados. Nadie haría mucho caso a ‘I'm Going Slightly Mad’ si no fuera por su significado. Sabiéndolo, esas dos notas alternas de sintetizador del inicio transmiten una desolación enorme por sí mismas y la parte vocal de Freddie estremece por expresar con gran veracidad (puesto que probablemente no esté interpretando a una tercera persona) los delirios de una ligera enajenación mental. En cambio, ‘These Are The Days Of Our Lives’ es el mensaje positivo que querría transmitir tras su muerte de haberlo escrito él (es en realidad una composición del batería Taylor), de ahí su vídeo musical donde Freddie aparece desmedrado, débil, maquillado al máximo para no dejar asomar más signos de su enfermedad, pero con una última sonrisa para sus seguidores, como si fuera su eterno agradecimiento a todas las personas que hicieron posible los mejores momentos de su vida. Con toda esa carga emocional añadida, es imposible no dejarse llevar también por la emoción al escucharla. La más famosa de estas canciones es ‘The Show Must Go On’, una especie de réquiem-rock que mediante una introducción lúgubre y una emotiva letra de May cantada por Mercury como si fuera propia, llega a un poderoso y emotivo estribillo donde ahonda en la dignidad de llegar hasta el final de su vida con una sonrisa hacia los demás: “Inside my heart is breaking / My make-up may be flaking / But my smile still stays on”.
Es ineludible destacar cómo el álbum comienza también como si de un réquiem se tratara, con su tenebrosa introducción a base de capas sonoras decadentes y una insistente percusión propia de la Semana Santa española, que ya dan de entrada a ‘Innuendo’ un carácter eterno. Su parte principal es un rock pausado pero muy potente, con un reconocible riff de inspiración andaluza, más una voz desgarradora de Mercury que en primer término parece proceder de ultratumba. Luego tiene una parte central donde vuelve la grandeza de operetas anteriores como ‘Bohemian Rhapsody’, aderezada por una pegadiza melodía flamenca tocada en primer lugar con guitarra española por nada menos que el gran Steve Howe (del grupo Yes) y luego con una afilada guitarra eléctrica y un ritmo endiablado.
El resto de canciones no llegan a tanto nivel, aunque hay momentos como algunas partes de ‘Don't Try So Hard’ (una especie de reescritura de ‘Who Wants To Live Forever’) que adquieren cierta épica, pues por ejemplo Freddie todavía conmueve cantando “Ohhh, don't try so hard!”. O la expresiva guitarra desoladora de introducción en ‘Bijou’. Así, se le perdona deslices ligeros como ‘Delilah’, dedicado a su mascota, la pomposidad de ‘All God's People’ (aunque luego aparezca a mitad una sección más rockera) o el rock convencional de ‘I Can't Live With You’. No obstante, incluso encontramos temas sorprendentes a estas alturas como ‘Ride The Wild Wind’, no por su floja y poco inspirada parte vocal, sino por su rápido ritmo que parece inspirado en la escena de Madchester de la época.
Un gran canto de cisne y broche definitivo para la carrera de Freddie Mercury, sin lugar a dudas. Lástima que luego el resto manchara un poco el legado, pero no puede negarse la enorme inspiración (por causas tan drásticas) que tuvieron a la hora de dar lo mejor de sí como banda por última vez.
LIVE AT WEMBLEY '86
Año de publicación: 1992
Puntuación:
CD I: 1) One Vision; 2) Tie Your Mother Down; 3) In the Lap of the Gods... Revisited;
4) Seven Seas of Rhye; 5) Tear It Up; 6) A Kind Of Magic; 7) Under Pressure;
8) Another One Bites the Dust; 9) Who Wants to Live Forever;
10) I Want to Break Free; 11) Impromptu; 12) Brighton Rock Solo; 13) Now I'm Here.
CD II: 1) Love Of My Life; 2) Is This the World We Created...?; 3) (You're So Square) Baby I Don't Care; 4) Hello Mary Lou (Goodbye Heart); 5) Tutti Frutti; 6) Gimme Some Lovin'; 7) Bohemian Rhapsody; 8) Hammer To Fall; 9) Crazy Little Thing Called Love; 10) Big Spender; 11) Radio Ga Ga; 12) We Will Rock You; 13) Friends Will Be Friends; 14) We Are the Champions; 15) God Save the Queen.
A diferencia de Live Magic, en esta ocasión sí que podemos experimentar lo que era una actuación de Queen en su totalidad, la correspondiente al concierto del 12 de julio de 1986 en el mítico estadio londinense de Wembley. Además, en esta ocasión podemos escuchar un repaso global a su repertorio, aunque con un mayor énfasis en la última década y en las canciones más adecuadas para un entorno abierto e imponente como Wembley. La banda está en plena forma, si bien en los temas archiconocidos suenan poco frescos, pues a estas alturas ya estarían más que aburridos de haberlos tocada una y otra vez.
Como no podía ser de otra manera, el rey del escenario (o podríamos decir “la reina” en todos los sentidos) es Freddie, quien sabe interactuar y llevar a la audiencia de la mano durante todo el show. En ‘Another One Bites The Dust’ podemos escuchar esas improvisaciones vocales de Mercury que son como tarareos y que parecían agradar al público, de manera que acababa interactuando con ellos, algo que ciertamente puede disfrutarse como asistente a un concierto pero no desde el sofá de una casa. En casa uno quiere escuchar a sus héroes, no a la masa embravecida. Y menos cuando se trata de baladas emotivas como ‘Love Of My Life’, que pierde buena parte de su encanto cuando escuchamos por momentos únicamente al público cantándola (al menos la delicada guitarra acústica de May nos hace olvidar el disgusto). Pero no son momentos concretos, sino que pueblan toda la actuación, pues cuando acaba ‘A Kind Of Magic’ aparece otro de esos momentos en los que Freddie empezaba a tararear para que el público repitiera con él, todo un ejemplo de showman, pero estar escuchando más de tres minutos de este juego ciertamente aburre para la segunda vez que un@ presta atención.
Pero como buen grupo democrático, el resto de componentes también tendrá sus momentos de lucimiento personal, quizá el que menos Deacon por su carácter más reservado, aunque cabe destacar que una de las canciones donde predomina su bajo, ‘Under Pressure’, gana en su interpretación despojada de artificios, en este caso con un estilo más rockero y directo que le da más autenticidad. La voz de Taylor también por momentos supera en poderío a la de Mercury, como queda reflejado en ‘Tear It Up’, lo cual deja un resultado positivo porque en canciones potentes como ésa la voz del batería consigue un registro más agresivo y adecuado. Y si hablamos del guitarrista, se debe señalar por ejemplo que ‘We Will Rock You’ gana enteros gracias a Brian May, quien rellena de retazos guitarreros la introducción para así animar más al público a cantar a grito pelado el estribillo.
También hay unas pocas canciones que pierden algo de su encanto en su traslación al directo. Por ejemplo, a ‘Friends Will Be Friends’ le cortan un brazo, en el sentido de que la finalizan justo antes de la mejor sección instrumental que poseía la canción. Y ‘Crazy Little Thing Called Love’ presenta un tempo ligeramente más lento que no le beneficia, aunque luego llega una extensa parte instrumental que compensa el desacierto.
Lo que sí podemos encontrar son diversas sorpresas, novedades que tras la muerte de Freddie eran bien recibidas aunque tampoco son grandes logros musicales precisamente. Si nos centramos en ‘Impromptu’, tal como su nombre indica es una improvisación que parece inspirada en el estilo de jazz melódico de Steely Dan, marcada por el piano y la voz de Mercury. El show de May llega con su extensísimo solo improvisado de ‘Brighton Rock Solo’, pero durante nueve minutos se va demasiado por las ramas para poder disfrutarlo en su completitud. Por otro lado, el grupo se siente cómodo en escena e incluso se relaja con una retahíla seguida de versiones acústicas de clásicos del rock'n'roll, hasta que llega ‘Tutti Frutti’ y a la mitad se electrifica todo para animar al personal. Más adelante retomarán brevemente otra canción ajena, la potente ‘Big Spender’, poseedora de una letra muy apta para ser cantada por Mercury.
Estos momentos de distensión no son necesariamente emocionantes, puesto que no aportan nada nuevo. Pero lo negativo de verdad son los excesivos tiempos muertos escuchando los aplausos y al público vociferando que habemos de soportar. Los más puristas pueden argumentar que todo eso es lo que un@ debe esperar cuando se realiza una traslación directa de un concierto a un soporte físico de audio, pero si para algo están los estudios de grabación es para al menos recortar las partes más superfluas. En cualquier caso, tampoco está mal el disco y sirve para documentar el poderío de la banda en la última gira que realizó.
MADE IN HEAVEN
Año de publicación: 1995
Puntuación:
1) It's a Beautiful Day; 2) Made in Heaven; 3) Let Me Live; 4) Mother Love;
5) My Life Has Been Saved; 6) I Was Born to Love You; 7) Heaven for Everyone;
8) Too Much Love Will Kill You; 9) You Don't Fool Me; 10) A Winter's Tale;
11) It's a Beautiful Day (Reprise); 12) Yeah; 13) [Untitled Hidden Track].
Cuentan las crónicas que Freddie Mercury estuvo trabajando hasta el final, yendo al estudio de grabación en cuanto se sentía con fuerzas, con la finalidad de dejar grabado el máximo de material posible antes de que le resultara imposible. Así pues, May, Deacon y Taylor comenzaron a trabajar sobre todo lo que Freddie había dejado grabado, incluidas algunas canciones anteriores descartadas y recuperando otras ya conocidas para regrabarlas, editando así este disco póstumo como colofón a la trayectoria de Queen.
Lo último que Mercury grabara en vida es la tenebrosa ‘Mother Love’, que por su tono y temática bien podría haber tenido cabida en Innuendo. Parece que como una especie de homenaje a Freddie se introducen en la parte final extractos de sonido ambiente de actuaciones en directo, aunque tampoco se entiende muy bien por qué lo hacen de una manera que desfavorece el tema.
En cualquier caso, varias de las canciones ya eran conocidas por los fans de la banda, dos de ellas por haber sido incluidas previamente en el disco de debut en solitario de Freddie Mercury, Mr. Bad Guy, publicado en 1985. Tanto en la dinámica ‘I Was Born to Love You’ como en ‘Made In Heaven’, una agradable balada, el resto de Queen se limita a regrabar la parte instrumental, aunque lo mejor es la gran interpretación vocal de Freddie. De manera análoga, ‘Heaven For Everyone’ es una composición de Roger Taylor que data de 1988, cuando la grabó con su proyecto paralelo The Cross, y donde originalmente también cantaba Freddie como artista invitado. Aquí se volvió a regrabar la parte instrumental y todos contentos. Es una de las mejores canciones de este álbum póstumo. La balada ‘Too Much Love Will Kill You’ de Brian May también la conocíamos del disco de debut de éste, Back To The Light, de 1992, pero aquí aparece cantada por Freddie y por ello mejora el resultado de su autor, puesto que en la voz no había competición posible.
Respecto al material realmente nuevo en ese momento, tras la grabación de Innuendo, encontramos un poco de todo aunque no demasiado vistoso. En el inicio y el final de ‘It's a Beautiful Day’ parecen decirnos que el próximo paso de Queen era encaminarse hacia el sonido New Age, pero la guitarra eléctrica de May y algún golpeo de Taylor nos devuelven al lenguaje rock. En el reprise que encontramos casi al final del álbum sí que añaden un pasaje rockero potente aunque poco impactante. En cambio, ‘Let Me Live’ es un gospel grandilocuente pero que suena convencional al mismo tiempo, donde lo único destacable es la alternancia vocal entre Mercury, Taylor y May. ‘My Life Has Been Saved’ demuestra que hasta las canciones más convencionales que escribían podían tomar un carácter especial gracias a la actitud y la motivación que, por desgracia, aparecieron como consecuencia de la entonces previsible muerte de Mercury.
Lo mejor llega con ‘You Don't Fool Me’, una sorprendente canción de baile muy apta para discotecas, aunque en el fondo posea un carácter sombrío. Tras el batacazo que supuso en su momento Hot Space, parece que aquí Mercury pudo realizar un tema de baile ambiental que hubiera rivalizado por fin con figuras como Michael Jackson. Lo peor del disco llega hacia el final, con la balada para abuelas ‘A Winter's Tale’ y la pieza oculta sin título que cierra el álbum, un plomizo instrumental orquestal con efectos de sonido que sobrepasa los veinte minutos de duración y que deja la sensación negativa de haber perdido un tiempo valioso de tu vida escuchándola.
Si hacemos balance, nos queda un disco aceptable que deja un buen sabor de boca. Se perdona que se realizaran regrabaciones porque sirve así también como compilación de temas agradables que hubieran quedado posiblemente olvidados de lo contrario. Se puede tomar como un buen apéndice a Innuendo.
RECOPILATORIOS
GREATEST HITS
Año de publicación: 1981
Si nos fijamos en la fecha de publicación de este recopilatorio, deducimos inmediatamente que se recogen canciones desde sus inicios hasta la infame banda sonora de la película de Flash Gordon. Esto no llega a ser del todo cierto cuando comprobamos que no hay absolutamente nada del disco de debut y únicamente un tema de Queen II. No obstante, la selección de canciones no está mal y se incluyen las más famosas de su repertorio en ese período. Y bueno, ‘Fat Bottomed Girls’ recibe unos recortes en los pasajes instrumentales de guitarra por ser la versión single, lo cual le resta brillantez. El libreto está bien diseñado y contiene información de cada una de las canciones.
GREATEST HITS II
Año de publicación: 1991
Como continuación y complemento al Greatest Hits inicial, se publicó tan solo un mes antes del fallecimiento de Freddie Mercury este recopilatorio que abarca desde el disco Hot Space de 1982 hasta el que había sido el último álbum de estudio de la banda. Al ser la etapa más irregular en su discografía, encontramos canciones publicadas como single de gusto dudoso pero que fueron un gran éxito en su momento (‘Radio Ga Ga’, ‘Hammer To Fall’) o directamente de mal gusto como ‘The Invisible Man’. Pero efectivamente se incluye aquí lo más conocido de ese período y por tanto nada puede objetarse en su faceta de recopilación. También se puede destacar el libreto que contiene información y fotos para cada canción. La relevancia sociológica que posee es más importante de lo que parece, puesto que muchos fans acérrimos de la época que proclamaban a Queen como el mejor grupo de la historia no habían escuchado mucho más allá de lo contenido aquí.
VÍDEOS
THE FREDDIE MERCURY TRIBUTE CONCERT
Año de publicación: 1992
El 20 de abril de 1992, más o menos medio año después del fallecimiento de Freddie, tuvo lugar este concierto homenaje que fue retransmitido en todo el mundo (incluida España) y que aconteció ante un estadio de Wembley –el antiguo– abarrotado de gente. La primera edición del concierto fue publicada como doble cinta de VHS y se eliminaron varias actuaciones, sobre todo de la primera parte en la que no participaban los miembros de Queen salvo algún escarceo de May, y aun así el total de las dos cintas excede las tres horas de duración. Una larga lista de amigos/invitados desfila por el escenario, aunque son muy pocos los casos en los que consiguen una interpretación destacable aparte de cumplir el papel, siempre con buen resultado excepto en una de las canciones: la lamentable interpretación por parte de Robert Plant (Led Zeppelin) en ‘Innuendo’ fue eliminada para la posteridad. Y menos mal. Fue tan penosa que a mí, que entonces no conocía todavía a Led Zeppelin, se me quedó grabada en el cerebro como lo peor con diferencia de la retransmisión, viendo a un tipo cantando sin sentido de la melodía ni del compás.
De entre las canciones ajenas que toca el trío superviviente de Queen con los invitados, destacan sobre todo las que cuentan con David Bowie: en primer lugar con una fenomenal interpretación de ‘All The Young Dudes’, la canción que Bowie donó a Mott The Hoople para que lograran su mayor éxito, y que cuenta con el cantante de esta banda y con el gran Mick Ronson en la guitarra; luego, se quedan Bowie y Ronson para tocar la memorable ‘Heroes’, donde Ronson emociona cuando le vemos darlo todo con esas notas alargadas características de este tema. De las propias canciones de Queen, la ganadora es sin duda ‘Somebody To Love’, con una soberbia interpretación de George Michael quien demuestra ser el único capaz de cantar en falsete y modulando la voz como si fuera el propio Freddie. Es tan conmovedora su interpretación que es el único momento en que pueden verse gestos de emoción en los miembros de Queen mientras tocan, ya que el resto del concierto muestran la alegría que tienen todos en cuanto a que se trata de un homenaje a Mercury. En resumen, es un concierto entretenido por la diversidad de artistas que aparecen, aunque el repertorio elegido sea más que previsible.
GREATEST FLIX I & II
Año de publicación: 1997
Queen fue siempre un grupo muy preocupado por el componente visual de su música, lo cual se traduciría en ser de los primeros en emplear los vídeos musicales como medio de promoción. En esta recopilación audiovisual se recogen buena parte de dichos vídeos durante toda su carrera, aunque no es sino a partir de A Night At The Opera que se convierten en algo habitual. En los correspondientes a la primera parte de este Greatest Flix (lo que sería el acompañante del primer Greatest Hits), tenemos la suerte de encontrar alguna interpretación en directo, donde destaca la versión rápida de ‘We Will Rock You’, mucho mejor que la más conocida. También queda muy bien el vídeo de ‘Somebody To Love’, donde vemos al grupo cantando en playback en el estudio pero sin que se note. También podremos comprobar en diferentes ocasiones por qué Freddie Mercury era el rey del escenario, no solo por llevar mallas en sus inicios. Si hubiera que señalar momentos icónicos que han quedado en la memoria colectiva de todos, podríamos quedarnos con dos:
- El inicio de ‘Bohemian Rhapsody’ con las cuatro caras de los miembros de Queen sobre fondo negro.
- Freddie Mercury vestido exageradamente de mujer provocativa con una aspiradora en ‘I Want To Break Free’.
Como última curiosidad, comentar que al inicio se relatan los gustos artísticos de cada uno de los miembros, es decir, lo que opinaban hasta 1981 (mientras suena ‘Killer Queen’) y comprobamos cómo a la pregunta de cuál es el artista musical preferido, dos de las cuatro respuestas son The Beatles y una tercera John Lennon. Y bueno, la película preferida de Mercury era Con faldas y a lo loco de Billy Wilder, quién sabe si una insinuación de su secreto más oculto entonces.
QUEEN ROCK MONTREAL
Año de publicación: 2007
Este DVD recoge un concierto que ya había sido publicado previamente como We Will Rock You. Durante dos noches de noviembre de 1981, Queen actuó en Montreal (Canadá) y de ahí se recogió una selección que formó parte de este vídeo. En él podemos ver a la banda en un momento todavía álgido y el carisma de Mercury ganándose al público inmediatamente. Como el repertorio es muy parecido al cercano en el tiempo Live Killers, tampoco encontraremos apenas novedades, salvo la versión de ‘Jailhouse Rock’ y detalles como la introducción de ritmo disco de ‘Keep Yourself Alive’, la manera de enlazar ‘Killer Queen’ con ‘I'm In Love With My Car’, o cuando Freddie se sienta en el piano y da lugar a un comienzo jazzístico de ‘Somebody To Love’, él solo, como calentando motores aunque luego no se atreve a cantar los segmentos en falsete. Pero bueno, el concierto es recomendable como documento visual de la puesta en escena de la banda, muy espectaculares. Sabían cómo impactar y conectar con la gente.
Se publicó también una edición del concierto en doble CD que incluye dos temas adicionales de la banda sonora de Flash Gordon, ‘Flash’ y ‘The Hero’ (algo inédito en directo hasta la fecha), que se interpretan enlazados y que no se diferencian de su equivalente de estudio. Así pues, que nadie se haga con el álbum si puede adquirir el vídeo (los solos improvisados de Taylor y May sin imágenes no son nada agradables), salvo que su ilusión sea tener fotos de Freddie sin camiseta, ante lo cual ya no cabe mayor oposición.
LIVE AT THE RAINBOW '74
Año de publicación: 2014
Una de las primeras grabaciones en directo conocidas de Queen es este concierto acaecido en el mítico Rainbow de Londres, cuando ya habían publicado sus tres primeros álbumes y ‘Killer Queen’ escalaba posiciones como single. Podemos comprobar que el showman que Freddie llevaba dentro lo tenía desde siempre, aunque todavía no había llegado a la fase de interacción total con el público. El repertorio interpretado puede calificarse de aceptable, pero se dejan algunas de las piezas más complejas en pro de otras más directas y enfocadas el rock duro, que es el estilo por el cual muestran mayor predilección. También podemos escuchar algunas versiones, algunas de ellas fijas en las próximas décadas como ‘Big Spender’ y ‘Jailhouse Rock’. No faltan el obligado solo de batería ni algún momento de autoindulgencia de Brian May, destinados a demostrar que se podían codear con los músicos más técnicos del momento. Se trata de un documento con mayor valor histórico que musical, pero con diversos momentos donde aflora esa energía especial de los buenos conciertos de rock.
BOHEMIAN RHAPSODY
Año de publicación: 2018
Una vida tan atormentada, repleta de excesos y con final trágico como la de Freddie Mercury parecía destinada a ser trasladada a la gran pantalla más pronto o más tarde. Al final han pasado casi treinta años desde su muerte para poder ver el primer resultado. De lo primero que deberían avisar es de que no se trata de un biopic sobre Freddie (o sobre Queen), sino de una película inspirada en la vida de Freddie Mercury y de Queen, ya que la cantidad de anacronismos e incorrecciones que pueblan el film es realmente bochornosa. Una cosa es contar una situación de una manera determinada para conseguir un efecto dramático; o idear cómo pudo ocurrir algún hecho del que es imposible tener constancia documental; eso forma parte del tratamiento cinematográfico. Pero inventarse hechos poco creíbles y trasladar las canciones de año de manera sistemática (¿‘Fat Bottomed Girls’, de 1978, en la primera gira estadounidense? ¡Como si no existieran otros temas apropiados de igual valía!) no puede sino sonrojar al conocedor de la obra de Queen. No se puede entretener y desinformar cuando la opción de entretener e instruir al mismo tiempo parecía bien factible. Pero bueno, la película resulta amena y podemos disfrutar de la estupenda banda sonora donde las canciones de Queen no han perdido un ápice de fuerza con el paso de los años.
THE SHOW MUST GO ON: THE QUEEN + ADAM LAMBERT STORY
Año de publicación: 2019
La última jugada empresarial de Brian May y Roger Taylor en la segunda década del nuevo milenio fue reclutar como vocalista al extravagante ídolo de un talent show estadounidense dedicado al pop comercial, un reclamo para que las nuevas generaciones se interesen por la música de Queen. Esta película es realmente un spot publicitario de unos noventa minutos dedicado a convencernos de que esta nueva encarnación del grupo hace honor a su legado. Aparte de ningunear por completo a John Deacon como si no hubiera existido, buena parte del reportaje está dedicado a resaltar la obviedad de que Adam Lambert no es Freddie Mercury ni nadie puede esperar escuchar a un nuevo Freddie en los conciertos. Lo que tampoco pueden pretender May y Taylor, por mucho que se lo propongan como buenos empresarios y vendedores que son, es que el público de cierta edad no aprecie la inmensa diferencia que existe y la compare, pues si se dedican a tocar las canciones de siempre es obvio no acordarse de Mercury. El único argumento razonable es cuando May o Taylor (no recuerdo cuál de ellos) asevera que haber salido de gira con un imitador de Freddie sí hubiera sido bochornoso. En cualquier caso, Lambert es un vocalista de imagen extravagante (como era Mercury en realidad) y de voz potente, pero carente de la expresividad emocional de los grandes cantantes, al menos en la mayoría de interpretaciones que podemos escuchar aquí. Es como si en los ochenta hubieran sustituido a Mercury por algún cantante de moda del momento (¿Rick Astley? ¿Glenn Medeiros?...), para hacernos una idea de lo que estamos tratando. En resumen, el único aliciente que tiene un concierto de Queen en estos tiempos es Brian May y su guitarra, porque a Taylor también se le va notando la edad a la hora de golpear.