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BLUR

LEISURE

Año de publicación: 1991

Puntuación:

1) She's So High; 2) Bang; 3) Slow Down; 4) Repetition; 5) Bad Day; 6) Sing;

7) There's No Other Way; 8) Fool; 9) Come Together; 10) High Cool; 11) Birthday;

12) Wear Me Down.

Disco de debut de uno de los grupos imprescindibles de la década de los 90 y parte de la siguiente, donde, como suele pasar en los grupos británicos que aparecieron en esa época, todavía no han definido su sonido y tienen mucha influencia de la música de éxito del momento, y por ende lo que encontramos aquí básicamente se trata de una imitación del estilo de los Stone Roses, es decir, esa actualización de los Beatles y los Byrds pasados por el tamiz de la música house. Pero también podemos encontrar muchos elementos que serán característicos a lo largo de la trayectoria del grupo: las canciones rockeras desenfrenadas, las melodías astrales, los sonidos industriales, las melodías de sentimiento agridulce… Y uno de los problemas aquí es la infrautilización de la sección rítmica, pues el batería muchas veces se limita a simples ritmos de house o hip-hop y el bajo ni se aprecia. Lo que salva el disco es la guitarra disonante de Coxon y sobre todo las melodías vocales de Albarn, que le aportan algo de talento a lo que sería de otra manera un conjunto de temas vulgares.

 

La citada indefinición propia del sonido la observamos ya en ‘She's So High’, un perfecto inicio para el disco con un memorable riff de guitarra y una voz psicodélica de Albarn que transmiten una sensación hipnótica, solo lastrada por el demasiado simple y repetitivo estribillo. Además, en el intermedio instrumental ya demuestran un gusto por el sentido artístico, al componerlo en primer lugar de sonidos de guitarra diferentes a lo habitual, no se sabe bien si el solo llega a estar tocado a la inversa. Si esta canción estuviera hecha de forma más mediocre y sin estos toques artísticos, obtendríamos algo como ‘Fool’.

 

El ritmo y la instrumentación de ‘Bang’ parecen una imitación barata de ‘Fool's Gold’, de los Stone Roses. Esta imitación descarada no se limita a un único tema, también tenemos ‘Bad Day’, que al menos suena algo mejor aunque tampoco se salva de la quema, pues podría haber quedado mejor con una producción menos trendy. Pero la mejor de las imitaciones es sin duda ‘There's No Other Way’, sobre todo porque es la menos evidente de todas debido a su desquiciada y pegadiza melodía vocal. Por otro lado, ‘Slow Down’ es una temprana incursión en el sonido industrial que más adelante en su carrera utilizarán de forma más convincente. Aquí el intento no suena mal, tiene una buena parte vocal aunque le falta ser menos estruendosa en su parte central.

 

‘Repetition’, como su nombre indica, es repetitiva hasta la saciedad, además de ser un horrendo intento de estar a la última musicalmente, con su sintética percusión que parece tomada del peor hip-hop, su irritante melodía principal de guitarra y su voz pasada por megáfono, que ni siquiera la parte del “try, try, try” puede mejorar. Por el contrario, en ‘Sing’ gracias a la repetición estructural consiguen una de las mejores composiciones del disco, logrando una atmósfera sobrecogedora desde el inicio con las continuadas notas de piano y las líneas de guitarra de Coxon, con la única pega de que son seis minutos de canción, quizá demasiado para lo que se ofrece.

 

El gusto del grupo por introducir temas de fuerte carga rockera y enérgica también lo encontramos ya en este primer disco, con ‘Come Together’ (nada que ver con los Beatles), aunque la siguiente ‘High Cool’ tampoco queda muy lejos por el fantástico riff de guitarra que se escucha cuando cantan “Is that all I give you”. Y el gusto por las melodías astrales aquí también lo tenemos con ‘Birthday’, pero con un mal resultado, pues no acaban de encajar los efectos sonoros de tinte psicodélico con el muro de sonido que aparece al final, pues parece más un ruido que una melodía, como si fueran los Jesus & Mary Chain. Y es que ese tipo de homenajes a Syd Barrett requieren de más experiencia y madurez, que no tardarán en alcanzar.

 

Para el final nos dejan ‘Wear Me Down’, que tiene un desarrollo que preludia cierta mediocridad pero que se salva por su buen estribillo, uno de tantos que consiguieron en su carrera donde aúnan una carga de tristeza con otra de esperanza, un sabor agridulce que impregnará algunas de sus mejores canciones.

 

En definitiva, un inicio con buenas expectativas de futuro que se cumplirían con un remedio tan sencillo como desprenderse de todo lo relacionado con la música inglesa de éxito del momento. ¡Cuánto daño hicieron los Happy Mondays y su falta de talento!

MODERN LIFE IS RUBBISH

Año de publicación: 1993 

Puntuación:

1) For Tomorrow; 2) Advert; 3) Colin Zeal; 4) Pressure On Julian; 5) Star Shaped;

6) Blue Jeans; 7) Chemical World; 8) Sunday, Sunday; 9) Oily Water; 10) Miss America; 11) Villa Rosie; 12) Coping; 13) Turn It Up; 14) Resigned.

En su segundo disco, Blur sufren un cambio radical y se alejan de todo el sonido dance del anterior disco para establecerse en un terreno situado entre el rock alternativo y el brit-pop más devoto de The Kinks, más próximo a lo segundo que a lo primero, es por ello que la ayuda en la producción la reciben de Stephen Street, quien había sido antes productor de The Smiths entre otros. Las letras, escritas todas por Damon Albarn, no son tan brillantes como las de Ray Davies, al ser algo más crípticas a veces, pero aún así las canciones actúan realmente como viñetas críticas de la vida moderna, una crítica más bien irónica.

 

El inicio de ‘For Tomorrow’ no puede ser más genial, con esas líneas donde Damon canta “He's a 20th century boy” y ya nos introduce en esa manera de sentirse uno mismo como una persona moderna de su tiempo, pero paralelamente abominando del estilo de vida contemporáneo, algo similar a lo que hiciera Ray Davies veinte años atrás en su ‘20th Century Man’. El uso de un cuarteto de cuerda acompañando la canción es todo un acierto, pues potencia la fuerza del sonido y del mensaje, y nada que provoque más patetismo –en su acepción académica, no en sentido peyorativo– que esos “la, la, la” del estribillo que deberían transmitir teóricamente alegría pero que producen en cambio un efecto de resignación de los protagonistas ante la necesidad de resistir las condiciones adversas al menos hasta el día siguiente.

 

La sensación de hastío ante lo que nos presenta la vida moderna es como un leitmotiv temático de todo el disco, y en la enérgica ‘Advert’ lo volvemos a observar, en este caso conminándonos a tomar un respiro vacacional lejos de la alienante urbe, con un gran estribillo que, de haber actuado Blur alguna vez en Elche, habría sido todo un puntazo escucharlos declamar “Say something, say something: ELX!!!”, pues así podría haber sonado el “say something else” original. Los momentos de demostración de energía rockera son bastantes en el disco, aunque con tanta fiereza no la volvemos a encontrar hasta casi el final, con tres ejemplos seguidos. El primero es ‘Villa Rosie’, que tampoco me queda claro del todo pero parece referido a un night-club donde los perdedores acaban cada noche ahogando sus penas. A continuación llega ‘Coping’, un descarnado tema sobre la incapacidad de afrontar los problemas cotidianos cuando uno ya está superado por la ingente cantidad que se le acumula, cantado en una inquietante voz que transmite eso mismo, la indiferencia que una persona puede llegar a sentir hacia todo lo que le rodea, incluso su misma existencia. Después llega uno de los temas más discretos del álbum, ‘Turn It Up’, que desentona por ser demasiado simplona para lo que ya hemos escuchado hasta ese momento.

 

También hay momentos para la ternura, con magníficos ejemplos como ‘Blue Jeans’, donde suena una bonita melódica (instrumento que tiene un sonido similar al acordeón, cortesía de Damon Albarn) y hay un elaborado y armónico estribillo muy emotivo en su mensaje. Para finalizar el disco hay una especie de variación de este tema cuando llega ‘Resigned’; algo nos hace recordar ‘Blue Jeans’ aunque las dos canciones sean diferentes, quizá sea el uso de la melódica nuevamente. Pero en cualquier caso también tenemos otra gran melodía que nos acompañará hasta el verdadero final del álbum, que es una breve demostración de Indie-rock cañero llamada ‘Commercial Break’. Pero no nos desviemos de los momentos tranquilos del disco para hablar también de ‘Miss America’, en este caso con un ritmo demasiado tranquilo y que podría inducir al sueño a alguno que otro, puesto que cansancio es lo que transmite también su parte vocal.

 

Por otro lado, en el apartado más experimental podemos decir que ‘Chemical World’ es una perfecta canción que recrea un sonido industrial y post-apocalíptico ideal para hablarnos del mundo moderno imbuido de química, en este caso alimentaria. Inolvidable su memorable estribillo: “And I don't know about you / They're putting the holes in, yes, yes” y el sonido de guitarra que tras el estruendo del ritmo principal parece ofrecernos también una muestra de sonido químico instrumental. Justo en acabar llegará ‘Intermission’, que es un instrumental guiado por una cíclica melodía de piano que irá aumentando de velocidad e intensidad hasta el final. Más adelante, en ‘Oily Water’ vuelven a repetir una recreación post-apocalíptica similar a la de ‘Chemical World’, en este caso con menos gancho pero paralelamente con un mayor énfasis en la ambientación artificial conseguido al cantar mediante un megáfono. El problema que presenta es que el estribillo instrumental puede resultar algo molesto por repetirse demasiado. También comentar que su ritmo recuerda al de ‘Pressure On Julian’, la cual en sí misma ya es una canción con pocos atractivos.

 

Y los temas que quedan se podrían englobar dentro del brit-pop genuino de Blur, aquí en su más temprana encarnación con joyas como ‘Colin Zeal’, donde desde el inicio aparece una memorable guitarra rítmica que va dando como punzadas acordes a la gris vida del protagonista de la canción, con unas resignadas líneas (que son como si uno mismo se resignara a su propia vida monótona) que repiten “He's pleased with himself”, en una de las más acertadas críticas sociales del disco. ‘Starshaped’ es toda una explosión de power-pop y alegría, pero de la singular alegría que puede tener alguien que disfruta de cosas cotidianas de la vida como lavar la ropa. Nuevamente ese sentimiento tragicómico/agridulce que consiguen transmitir de forma magistral. Y ‘Sunday, Sunday’ es lo más parecido a lo que podría ser una canción de The Kinks, con un ejemplar uso de instrumentos de viento, los cuales aportan memorables melodías, y otra gran letra que podría haber firmado el mismo Ray Davies. Es interesante la definición que aparece en el libreto de “nostalgia legislada”, que es forzar a la gente a tener recuerdos que realmente no poseen.

 

En resumen, este disco es un cambio total de rumbo musical, uno de los más grandes saltos estilísticos que se pueden encontrar, y que además marcará el rumbo a seguir por el grupo durante los próximos años, donde irán puliendo su estilo y mejorando las letras para convertirse en una de las referencias musicales británicas de los años noventa. Pronto llegará también el fenómeno fans y la creación de esa falsa batalla de marketing en la que Blur será confrontado con Oasis para polemizar sobre cuál es la mejor banda, en aquel viejo estilo del Beatles vs. Rolling Stones de tres décadas antes.

PARKLIFE

Año de publicación: 1994

Puntuación:

1) Girls And Boys; 2) Tracy Jacks; 3) End Of A Century; 4) Parklife; 5) Bank Holiday;

6) Badhead; 7) The Debt Collector; 8) Far Out; 9) To The End; 10) London Loves;

11) Trouble In The Message Centre; 12) Clover Over Dover; 13) Magic America;

14) Jubilee; 15) This Is A Low; 16) Lot 105.

En este disco se aúna todo lo característico que tenían Blur a estas alturas pero en grado excelente: letras muy británicas, ritmos ejemplares del brit-pop y elementos sonoros vanguardistas. La evolución positiva que comenzaron en el anterior Modern Life Is Rubbish aquí llega a su punto más álgido, pues las composiciones son de una variedad y una calidad impresionantes. Además, sigue Stephen Street en la producción para asegurar que los instrumentos brillarán en cada melodía.

 

Si hubiera que elegir una canción como ejemplo de lo que podría catalogarse como británica, probablemente la mayoría elegiríamos ‘Parklife’, la cual engloba una serie de viñetas típicas de la vida en el Reino Unido al más puro estilo de Ray Davies, recitada en primer lugar por el actor Phil Daniels (quien fuera el protagonista de la película Quadrophenia, un guiño al movimiento  mod de Blur) hasta llegar a su explosivo estribillo (“All the people...”). Aunque también podría elegirse como británica la obvia ‘London Loves’, tema que por otro lado tiene un pegadizo estribillo y un solo de guitarra distorsionado de los que gusta de introducir Coxon. Un ejemplo claro de estilo británico en las letras ha sido siempre la caracterización de personajes arquetípicos de la vida inglesa, como sería el caso de ‘Tracy Jacks’, ‘Magic America’ o ‘Jubilee’. El primero de los que he citado viene envuelto en un gran ritmo y una acertada repetición del nombre del personaje mientras se narra su monótona vida, hasta que se llega a un elaborado estribillo. En cambio, ‘Magic America’ trata la visión idealizada que algunos ingleses tienen de Estados Unidos como ejemplo de todo lo que puede soñar una persona, con un particular ritmo y unos “la, la, la” que enfatizan el sarcasmo subyacente en la letra. Y ‘Jubilee’ continúa con el humor ácido al describir ese fenómeno social contemporáneo de dedicarse a no hacer nada.

 

Una de las canciones más conocidas y exitosas del grupo es la bailable (quizá por ese motivo) ‘Girls And Boys’, que no deja de tener su gancho pero que presenta dos problemas principales: uno, su excesiva repetitividad, y dos, la poca presencia de guitarra (es perceptible solo a ratos y de la misma manera), aunque no se le puede negar la magnífica parte del bajo. Al menos es la única canción en ese estilo, pues de otra manera este disco no hubiera alcanzado el merecido prestigio que posee, más por las limitaciones que presenta ese estilo que no por su buen resultado. Sin embargo, lo más sorprendente es que su estructura instrumental esté sustentada en atonalidades; ¿bailar con atonalidades? Pues una muestra de genialidad de este grupo. Por otro lado, la vena más rockera que siempre han sacado a relucir en su carrera aquí viene representada en su nivel más extremo por ‘Bank Holiday’, poseedora de un ritmo infernal para transmitirnos irónicamente la rapidez con la que pasan las vacaciones y debemos volver al trabajo. ‘Trouble In The Message Centre’ impacta menos aunque realmente sea más compleja y mejor, sobre todo en su estribillo cantado por Albarn y contrapunteado por Coxon con la frase “in so much trouble”.

 

En las canciones más íntimas también se sienten muy a gusto y muy inspirados a la hora de desarrollar grandes melodías y estribillos. Dentro de este estilo más sentimental o romántico, donde Damon Albarn demuestra una gran destreza compositiva y lírica, encontramos grandísimos temas. Las primeras notas de teclado de ‘End Of A Century’ ya auguran la que es una magnífica canción, siguiendo la tradición pop de introducción acústica y entrada posterior de sección rítmica consiguen enganchar de principio a final. Sus melodías y estribillos también son de primerísimo nivel, además de añadir un gran middle-eight coral e incluso introducir al final un sonido de trompeta al más puro estilo de los Beatles. ‘Badhead’ no se queda atrás y posee algunas de las mejores melodías que podemos encontrar en este disco, con un Coxon introduciendo grandes líneas de guitarra y un Albarn llenando de magia la canción con tan solo cinco notas de su teclado, las cuales ya aparecen justo al principio y también durante el desarrollo del tema. En ‘To The End’ participa Laetitia Sadier del grupo Stereolab cantando las armonías en francés, lo más destacado de una canción con menos encanto. Por otro lado, el sonido emulando al clavecín es lo que más distingue desde el principio a ‘Clover Over Dover’, que llega a su cénit cuando entra el impresionante estribillo cantado a dos voces: “and if that is the fact then is actual fact it's not where it's at and it's over”. Y para el final de este grandioso álbum nos dejan con ‘This Is A Low’, que es toda una delicia y tiene un estribillo a la vez épico y emotivo. Aunque no será el final real, porque ese mérito se lo lleva el breve instrumental ‘Lot 105’, un simple divertimento que no aporta nada destacable pero que deja un cierto sabor humorístico, tal como sobrevuela por buena parte del disco.

 

Las dos mayores curiosidades de este álbum vienen juntas. En primer lugar, ‘The Debt Collector’ es como una pieza de cámara mezclada con brit-pop, toda una exquisita rareza en la que resuenan trombones, saxofones y flautas interpretando una brillante melodía en la cual se van desarrollando variaciones. Una demostración del talento de Damon Albarn, sin lugar a dudas. La otra rareza es la composición del bajista Alex James ‘Far Out’, incluso cantada por él, que parece todo un homenaje del grupo a la música psicodélica de los Pink Floyd de Syd Barrett, algo bastante probable puesto que el mismo Coxon participó en un documental sobre la figura errática del más legendario músico del movimiento psicodélico inglés.

 

En definitiva, uno de los mejores discos de los años noventa, del movimiento brit-pop e incluso de Blur, compitiendo duramente con el siguiente The Great Escape. Uno de esos discos que encandilan cuanto más se escucha y se le presta atención.

THE GREAT ESCAPE

Año de publicación: 1995

Puntuación:

1) Stereotypes; 2) Country House; 3) Best Days; 4) Charmless Man; 5) Fade Away;

6) Top Man; 7) The Universal; 8) Mr Robinson's Quango; 9) He Thought Of Cars;

10) It Could Be You; 11) Ernold Same; 12) Globe Alone; 13) Dan Abnormal;

14) Entertain Me; 15) Yuko & Hiro.

Con la confianza de sentirse importantes y de haber descubierto el camino correcto, aquí se mantiene el mismo estilo desarrollado en los últimos años, mejorado en algunos casos con una producción más elaborada pero también motivo de estancamiento en otros, puesto que aquí ya exprimen al máximo lo que queda de originalidad dentro del filón creativo que habían expresado en su música.

 

‘Stereotypes’ inicia el disco con una nota alta gracias a su incisivo riff de guitarra y las inquietantes notas de teclado, que posteriormente se desarrolla como festival brit-pop acorde a la brillante etapa que estaban atravesando. Y a continuación llega el que quizá sea el mayor himno de la música británica que compusieron junto a ‘Parklife’, la brillante ‘Country House’, de ritmo muy pegadizo y donde lo peor es esa referencia a Balzac con la única finalidad de rimar con prozac.

 

‘Best Days’ es otra de esas canciones de desengaño, en clave de balada, respecto a la pretensión de algunos de estar viviendo los mejores días de sus vidas cuando estamos inmersos en un mundo en decadencia (decadencia medioambiental me refiero, pues la hambruna, los abusos de poder, etc., ya vienen de otras épocas), que quién sabe si en las próximas décadas se verá reencaminado gracias a los cada vez más masivos movimientos ciudadanos de inicios del siglo XXI. ¡Hasta el Papa Francisco I prioriza la conservación medioambiental como clave del desarrollo y la supervivencia humana!

 

La crítica ácida a lo Ray Davies llega con la rítmica ‘Charmless Man’, que ironiza sobre la vida aparentemente correcta de ese “hombre sin encanto”, que es directamente ridiculizado en el gracioso vídeo musical que acompañaba la canción, donde el grupo aparecía cantando dondequiera que el gentleman inglés iba. Por otro lado, ‘Fade Away’ no parece destacar hasta que llega su gran estribillo cantado en falsete: “All you ever do is fade away”, además de volver a presentar un buen uso de los instrumentos de viento, los cuales potencian el intermedio instrumental y la parte final de la canción. Aunque el mejor tema donde aparecen estos instrumentos es sin duda la decadente ‘The Universal’, que son precisamente los que aportan algo de optimismo a una letra ya desde el principio bastante dura: “Yes, the future's been sold”.

 

‘Mr Robinson's Quango’ incide en esos ritmos britpop que ya dominaban a la perfección y además añaden unos impresionantes pasajes instrumentales entre estrofas. Su final parece enlazarse con la siguiente ‘He Thought Of Cars’, repleta de grandes melodías en un tono nuevamente decadente como podría esperarse de unos glosadores del mundo moderno como Blur. Tras estas canciones llegamos a la parte del disco más tediosa, no porque no hayan temas de ritmo movido, sino porque canciones como ‘It Could Be You’, ‘Ernold Same’ (empleando otro personaje inglés conocido para recitar la letra, tal como hicieran en ‘Parklife’, en este caso del espectro político) ‘Globe Alone’ (rememorando ‘Bank Holiday’, también del Parklife) o ‘Dan Abnormal’ (anagrama de Damon Albarn, que utilizaba en sus apariciones de incógnito en discos de otros artistas) no aportan nada novedoso ni sorprenden de la manera que lo habían conseguido en otros momentos. Es como si hubieran puesto el piloto automático para grabar canciones y aprovechar su etapa más creativa dentro del britpop, de ahí que ‘Top Man’ sea una reescritura menor de la gran ‘Tracy Jacks’ del Parklife, algo perfectamente comprobable con solo sustituir el “T.O.P.M.A.N” por “Tracy Jacks” y comparar las frases siguientes.

 

Cuando llega la fuerza de ‘Entertain Me’ y su ritmo que al principio recuerda vagamente al de ‘Girls And Boys’ es cuando empezamos a respirar con alivio nuevamente, al volver a encontrar melodías reconocibles y con suficiente gancho. Y para finalizar el álbum nos ofrecen otro de los grandes temas aquí contenidos, ‘Yuko & Hiro’, preciosa balada del estilo de las que cerraban sus discos, con otra preciosa melodía vocal y unos sonidos experimentales que la elevan por encima de cualquier balada típica. Conforme se acaban nos vuelven a ofrecer una breve tonada instrumental oculta que no está mal.

 

En definitiva, otro gran disco de Blur que queda por debajo del Parklife debido a esa demasiado extensa parte donde se juntan demasiadas canciones menos inspiradas que bajan el elevado nivel demostrado en el resto del disco. Aún así, es altamente recomendable como gran disco de britpop, y con él se pone punto y final a lo que sería la trilogía británica del grupo para expandir a continuación todo su potencial creativo con diversos estilos y sonidos alejados de todo lo que habían hecho hasta ese momento. Así que cualquiera que quiera escuchar lo más reseñable de ese estilo desde su origen, que siga la cronología: The Kinks – The Jam – Blur, así podrá realizar un viaje por la idiosincrasia británica sin salir de casa.

BLUR

Año de publicación: 1997

Puntuación:

1) Beetlebum; 2) Song 2; 3) Country Sad Ballad Man; 4) M.O.R.; 5) On Your Own;

6) Theme From Retro; 7) You're So Great; 8) Death Of A Party; 9) Chinese Bombs;

10) I'm Just A Killer For Your Love; 11) Look Inside America;

12) Strange News From Another Star; 13) Movin' On; 14) Essex Dogs.

El espíritu inquieto del grupo, principalmente de Coxon, sirvió para que Blur sufriera un cambio estilístico radical que lo asomaba a la vanguardia musical del momento. Pasar de estar influenciados por The Kinks a tomar como inspiración a Pavement no parece una decisión acertada en primer término, pero con la tranquilidad que proporciona pensar en la capacidad melódica y creativa del grupo, ciertamente se crean expectativas importantes que se ven luego colmadas en abundancia. Pocos vestigios quedan aquí de lo que había sido Blur en los últimos años, pues la única canción que recuerda a su anterior etapa Brit-pop es ‘Look Inside America’, donde vuelven las letras mundanas y críticas rodeadas de bellas melodías y un elaborado estribillo. Toma el testigo de grandes canciones como ‘End Of A Century’.

 

Por tanto, el inicio del álbum con ‘Beetlebum’ es totalmente rompedor, además de ser uno de los mejores temas de la banda. Su inicio mediante un inquietante y característico bajo crea una atmósfera opresiva hasta que la sigilosa voz de Albarn empieza casi a murmurar las primeras líneas. Su título es ideal, pues suena a lo que los Beatles pudieran haber hecho de haber tenido treinta años en la década de los noventa.

 

El gran éxito llena-pistas del disco fue la neo-punk ‘Song 2’, que no deja de ser en el fondo una sencilla combinación de estrofa tranquila y estribillo avasallador en la más pura herencia de los Pixies pero pasados por el tamiz creativo de Blur. Hay que tomarlo como una píldora de energía descomunal de la que no se debe abusar para no hacerle perder su encanto particular. Todavía más acelerada y frenética suena ‘Chinese Bombs’, que parece llevar al extremo todo lo visto en ‘Song 2’ y que no llega al nivel de esta última por tener un estribillo algo forzado. Fuera de estos esfuerzos más trash (por definirlos de alguna manera), una de las canciones más movidas es ‘M.O.R.’, que se inicia con una incisiva guitarra a la que se une la frenética percusión al mismo tiempo que el canto lleno de vitalidad de Damon. Lamentablemente, el poderoso estribillo está copiado directamente de la poco conocida canción de David Bowie ‘Boys Keep Swinging’ (de su disco Lodger de 1979), aunque Blur le dotan de una energía nueva que hace que les perdonemos la osadía. ‘Movin' On’ también posee un ritmo dinámico pero, al aparecer hacia el final del álbum, pierde la capacidad de sorpresa que podría haber mejorado su estimación.

 

Tanta experimentación no es óbice para que se incluyan canciones lentas de diferente magnitud. ‘Country Sad Ballad Man’ deja un tanto indiferente hasta que llega su estribillo para darle algo de épica al asunto, que es más o menos lo que podríamos decir de ‘Strange News From Another Star’, pero ambas tienen ese toque vanguardista que les hace sonar interesante. Vale la pena escuchar la introducción de esta última como ejemplo del tono del álbum. Lo peor es cuando se olvidan de las melodías y nos toca padecer el plomazo de ‘I'm Just A Killer For Your Love’, pero cuando vuelven a una mayor sencillez e incorporan memorables melodías por el camino (sin perder el sentido experimental) es cuando vuelven a salir ganadores, como en la excepcional ‘You're So Great’, un emotivo canto de amor heredero del mejor John Lennon.

 

En ‘Death Of A Party’ y la improbable banda sonora de una película tipo thriller psicológico que podría ser ‘Them From Retro’, lo que escuchamos es un sonido industrial, más marcado en el segundo y de corte más melódico en ‘Death Of A Party’, la cual viene marcada por las dos notas del teclado de Albarn. Este estilo sería desarrollado años más tarde por el propio Albarn de manera más libre en su proyecto comunal de Gorillaz. Quizá uno de los mejores ejemplos del carácter innovador y experimental del álbum sea su canción final, ‘Essex Dogs’, pues comenzamos escuchando lo que parece un motor (gran guitarra de Coxon) que poco a poco va perfilándose como un ritmo propio al que van sumándose otros elementos hasta que entra la voz recitativa y como cansada de Albarn. Más que un tema para disfrutar (que no lo es, pues no tiene ni estribillo) es más bien para escuchar con curiosidad la gama de sonidos y efectos que van apareciendo.

 

En definitiva, la apuesta de Blur por una nueva dirección musical con un cambio tan radical (tal como hicieran tras la publicación de su disco de debut), no puede sino ser aplaudida y venerada, además de que su relativo éxito permitió darles la suficiente confianza para poder seguir por ese camino. Es una alegría comprobar cómo de vez en cuando decisiones tan arriesgadas son apreciadas por el gran público y consiguen desbancar (aunque no sea por mucho tiempo) los productos conservadores y artificiales que pueblan las emisoras de radio comerciales.

13

Año de publicación: 1999

Puntuación:

1) Tender; 2) Bugman; 3) Coffee & TV; 4) Swamp Song; 5) 1992; 6) B.L.U.R.E.M.I.;

7) Battle; 8) Mellow Song; 9) Trailerpark; 10) Caramel; 11) Trimm Trabb;

12) No Distance Left To Run; 13) Optigan 1.

Quizá con la intención de darle una vuelta de tuerca adicional al giro radical efectuado en el anterior álbum, para esta ocasión se hicieron con los servicios del reputado y prestigioso músico electrónico William Orbit para la producción. Esto tampoco significa que todos los temas sean electrónicos por sí (nuestro agradecimiento a Orbit por el detalle), pero los efectos sonoros son más numerosos y eso no es necesariamente positivo. Hay también una relativa variedad en los estilos y tampoco se pierde la vertiente melódica de la banda.

 

Con este disco, Blur incluye por fin una incursión en ese estilo al que solo osan acceder con resultado dispar los artistas consolidados que no pertenezcan a los estados sureños de Estados Unidos. Nos estamos refiriendo al estilo gospel y a la canción que inicia el álbum y que sirvió para promocionarlo de entrada, ‘Tender’. Evidentemente no es un gospel a la usanza, pues hay partes que suenan más pop (las estrofas principales), pero hay un perfecto empleo de los coros extras que refuerzan las partes necesarias y que convierten sus casi ocho minutos en puro entretenimiento con una repetición estructural cíclica pero suficientemente variada, que llega a su clímax en la parte del “I'm waiting for that feeling”. Hay otra canción de la misma duración hacia el final (‘Caramel’), que comienza como una bella tonada de letra personal (“I gotta find genius / I gotta get better”), hasta que se transforma posteriormente en una especie de jam eléctrico-electrónica de menor interés pero con algunas partes bien conseguidas, pues la melodía principal es toda una delicia y todo depende al final de cómo consiguen acoplar las partes vocales sueltas y los efectos dentro de ese conjunto.

 

Una de las joyas del catálogo de Blur es ‘Coffee & TV’, cantada por Coxon y que aúna todos esos elementos que les hicieron grandes como banda: aunar grandes y pegadizas melodías, estribillos elaborados, ritmos compactos, detalles sonoros vanguardistas y buenas letras, en este caso cantadas por Coxon, de carácter introspectivo sobre la soledad y la incapacidad de comunicarse abiertamente con la gente. Así, cada vez que Coxon y Albarn cantan su memorable estribillo (“So give me coffee & TV, history”), es como entrar en el sentimiento propio de introspección que pueda embargarnos (“Sociability is hard enough for me”). Toda una experiencia. Aparte, Coxon nos regala un magistral solo de guitarra distorsionado, algo al alcance de pocos pues demuestra así su diferencia respecto a cualquier otro guitarrista. ¿Quién sería capaz de crear un memorable solo a partir de notas aparentemente inconexas y bajo un sonido distorsionado?. Por si fuera poco, la coda final es ya el colofón de lo que podríamos denominar como goce musical, pues cada "Oh, we could start over again" transmite esa especie de frustración por volver a sentir la derrota a la vez que el propio ánimo que uno se infunde pensando que con un siguiente intento todo podría solucionarse. En resumen, esta canción es lo que entendemos por Blur en estado puro.

 

Igual que en el disco anterior, tenemos festivales sónicos con algunos excesos como en ‘Bugman’, que hacia el final cambia sorprendentemente de ritmo y nos ofrece como un breve y potente instrumental extra, además de volver a copiar un poco a Bowie (no tan claramente como en ‘M.O.R.’ del álbum anterior) cuando canta “I go out in the city”, de la misma manera que aquél cantara la coda final de ‘Suffragette City’; o más excesos sonoros en ‘Swamp Song’, la cual está guiada por un riff de guitarra distorsionado pero más o menos suave, exacerbado en lo que podría entenderse como tosco estribillo. ‘Trimm Trabb’ comienza como una relajada canción pop de guitarra acústica, para luego cambiar hacia la mitad a una potente sección rítmica que crea un buen efecto de contraste.

 

Los momentos tranquilos aparecen de manera solemne en ‘1992’, con una cálida voz de Damon y un extraño sonido de guitarra que consigue Coxon, quien va tomando protagonismo conforme el tema incrementa su fuerza gradualmente hasta que al final el caos sonoro vuelve a invadir el espacio auditivo y luego desaparece sin remisión. Ese cambio de registro aparece a la inversa en la poderosa ‘B.L.U.R.E.M.I.’ (que representa el gusto del grupo por las píldoras rockeras de adrenalina), pues tras un frenético rock nos llega lo que parece una breve pieza de música ambiental, que enlaza con otro momento de calma aparente en la acústica ‘Mellow Song’, la cual se transforma en un instrumental de aires orientales llevados por el teclado hasta que la guitarra aporta la mejor parte. Curiosamente la única canción que no cambia su tono de principio al final es la que más aburre, ‘No Distance Left To Run’, que casi cierra el álbum puesto que ese honor le corresponde a una de esas bromas de las que gustaba el grupo, en este caso con escaso interés (‘Optigan 1’).

 

Cuando el grupo se desvía por una senda más claramente electrónica es cuando pierden algunos puntos. Así, ‘Trailerpark’ podría haber mejorado si sus melodías se hubieran complementado con sonidos menos artificiales; y ‘Battle’ se vuelve bastante tediosa al ser un maremágnum de efectos y sonidos sin melodías discernibles por medio.

 

Así pues, las tensiones existentes llevaron a la disolución momentánea del grupo y a que las carreras de sus compositores principales se desarrollaran por separado. La discreta carrera en solitario de Coxon se había iniciado un año antes con el irregular The Sky Is Too High (que contenía algunas joyas como ‘Where'd you go?’), así que ahora le quedaba vía libre para continuarla. Mientras, Damon Albarn también daría rienda suelta a sus filiaciones musicales con proyectos como el de Gorillaz, que saltaría a los medios en 2001, aunque por lo visto no tenía en mente enterrar tan pronto el nombre de Blur. En cualquier caso, este álbum hubiera sido una manera brillante de acabar la trayectoria de la banda, sin concesiones a la comercialidad y dando rienda suelta a la creatividad y las inquietudes propias.

THE 10 YEAR LIMITED EDITION ANNIVERSARY BOX SET

Año de publicación: 1999

Puntuación:

CD I: 1) She's So High (Edit); 2) I Know; 3) Down; 4) Sing; 5) I Know (Extended Version).

CD II: 1) There's No Other Way; 2) Inertia; 3) Mr Briggs; 4) I'm All Over;

5) There's No Other Way (The Blur Remix); 6) Won't Do It; 7) Day upon Day (Live);

8) There's No Other Way (Extended Version).

CD III: 1) Bang; 2) Explain; 3) Luminous; 4) Berserk; 5) Bang (Extended Version); 6) Uncle Love.

CD IV: 1) Popscene; 2) Mace; 3) Badgeman Brown; 4) I'm Fine; 5) Garden Central.

CD V: 1) For Tomorrow (Single Version); 2) Into Another; 3) Hanging Over; 4) Peach; 5) Bone Bag; 6) When The Cows Come Home; 7) Beachcoma; 8) For Tomorrow (Acoustic Version);

9) For Tomorrow (Visit To Primrose Hill Extended).

CD VI: 1) Chemical World (Single Edit); 2) Young & Lovely; 3) Es Schmecht; 4) My Ark;

5) Maggie May; 6) Chemical World (Reworked); 7) Never Clever (Live); 8) Pressure on Julian (Live); 9) Come Together (Live).

CD VII: 1) Sunday Sunday; 2) Dizzy; 3) Fried; 4) Shimmer; 5) Long Legged; 6) Mixed Up;

7) Tell Me Tell Me; 8) Daisy Bell (A Bicycle Made For Two); 9) Let's All Go Down The Strand.

CD VIII: 1) Girls & Boys (Edit); 2) Magpie; 3) Anniversary Waltz; 4) People In Europe;

5) Peter Panic.

CD IX: 1) To the End (Edit); 2) Girls & Boys (Pet Shop Boys 7" Mix);

3) Girls & Boys (Pet Shop Boys 12" Mix); 4) Threadneedle Street; 5) Got Yer!.

CD X: 1) Parklife; 2) Beard; 3) To The End (French Version); 4) Supa Shoppa;

5) Them From An Imaginary Film.

CD XI: 1) End Of A Century; 2) Rednecks; 3) Alex's Song.

CD XII: 1) Country House; 2) One Born Every Minute; 3) To The End (La Comedie) (feat. Françoise Hardy); 4) Country House (Live); 5) Girls & Boys (Live); 6) Parklife (Live); 7) For Tomorrow (Live).

CD XIII: 1) The Universal; 2) Ultranol; 3) No Monsters In Me; 4) Entertain Me (The Live It! Remix); 5) The Universal (Live at the BBC); 6) Mr Robinson's Quango (Live at the BBC);

7) It Could Be You (Live at the BBC); 8) Stereotypes (Live at the BBC).

CD XIV: 1) Stereotypes; 2) The Man Who Left Himself; 3) Tame; 4) Ludwig.

CD XV: 1) Charmless Man; 2) The Horrors; 3) A Song; 4) St. Louis.

CD XVI: 1) Beetlebum; 2) All Your Life; 3) A Spell For Money;

4) Beetlebum (Mario Caldato Jr. Mix); 5) Woodpigeon Song; 6) Dancehall.

CD XVII: 1) Song 2; 2) Bustin' + Dronin'; 3) Country Sad Ballad Man (Live Acoustic Version);

4) Get Out Of Cities; 5) Polished Stone.

CD XVIII: 1) On Your Own; 2) Chinese Bombs (Live at Peel Acres);

3) Movin' On (Live at Peel Acres); 4) M.O.R. (Live at Peel Acres); 5) Popscene (Live at Peel Acres); 6) Song 2 (Live at Peel Acres); 7) On Your Own (Live at Peel Acres).

CD XIX: 1) M.O.R. (Road Version); 2) Swallows in the Heatwave;

3) Movin' On (William Orbit Remix); 4) Beetlebum (Moby's Minimal House Mix).

CD XX: 1) Tender; 2) All We Want; 3) Mellow Jam; 4) French Song; 5) Song 2.

CD XXI: 1) Coffee & TV (Radio Edit); 2) Trade Stylee (Alex's Bugman Remix);

3) Metal Hip Slop (Graham's Bugman Remix);

4) X"-Offender (Damon/Control Freak's Bugman Remix); 5) Coyote (Dave's Bugman Remix).

CD XXII: 1) No Distance Left To Run; 2) Tender (Cornelius Remix).

Para finiquitar esta década de desarrollo y creatividad musical, Blur editó un recopilatorio de todos sus singles al completo, incluidas caras B. Lo que más sorprende en primer término es la gran cantidad de composiciones nuevas que aparecían en los singles, no tratándose solamente de la habitual cara B con rellenos de remixes y actuaciones en directo, que también los hay. Pero las expectativas que se pueden crear respecto a las composiciones inéditas se ven desgraciadamente deshechas porque en la mayoría de casos da la sensación de tratarse de los descartes de sus respectivos discos contemporáneos. Lo temas ya incluidos en los discos de estudio aparecen tachados, para un mejor discernimiento, aunque tampoco iré describiendo canción por canción al no ser necesario ante tanto relleno musical.

 

Los tres primeros CD’s abarcan su primera etapa tipo Madchester, donde lo mejor es –quitando las canciones ya incluidas en Leisure– la versión extendida de ‘I Know’, pues en ella hay lugar para un pasaje instrumental dominado por la guitarra distorsionada de Coxon, muy al estilo del sonido de Ian Squire en los Stone Roses. Pero lo que más predomina son composiciones flojas propias de novatos (‘Inertia’, ‘Down’) o directamente metidas de pata hasta el fondo como la cacofonía sonora ‘Day Upon Day’, la ultra-monótona ‘Explain’ o la rayada mental del instrumental ‘Berserk’, una actualización de los peores jam lisérgicos de Grateful Dead. Las mayores curiosidades son ‘Mr. Briggs’ y ‘Uncle Love’, pues presentan un estilo más sosegado y británico que proporciona indicios de que su evolución musical posterior siguió instintos naturales hacia el brit-pop heredero de The Kinks y The Jam.

 

Hay un cuarto CD de transición que contiene el aclamado single ‘Popscene’, el cual tampoco es merecedor de la fama que le precede, pues se trata de un tema bailable con algo de melodía pero que tampoco es para lanzar cohetes, siendo lo mejor las notas de sintetizador que aportan algo de vida. El resto de canciones que lo acompañan son para olvidar. Podría salvarse ‘Garden Central’ para la categoría de aceptable, pero estar repitiendo durante seis minutos lo mismo una y otra vez ciertamente no ayuda para nada.

 

La cosa no es que mejore mucho más con los volúmenes cinco, seis y siete, correspondientes a la época del Modern Life Is Rubbish. De lo ya conocido, cabe destacar la versión extendida de ‘For Tomorrow’, pues nos permite deleitarnos con la coda final donde los instrumentos de viento cumplen un papel superior al de meros acompañantes. Lo que sobraría es la versión acústica de esta misma canción, pues simplemente han eliminado toda la parte eléctrica y han dejado el resto tal cual. Hay tres actuaciones en directo correspondientes al Festival de Glastonbury de 1992, donde dos de esas canciones son inéditas (‘Never Clever’ y ‘Come Together’, que no es la de los Beatles) pero son simples vulgaridades pretendidamente cañeras; y ‘Pressure On Julian’ es una demostración temprana de que Blur en directo pierde bastante respecto a Blur en el estudio. Lo que es cierto es que vuelven a decepcionarnos con las composiciones originales e incluso con las versiones, pues la única misión que pueden tener ‘Daisy Bell’ y ‘Let's All Go Down The Strand’ es enfatizar su apuesta por una imagen británica total. Pero podríamos destacar la nueva composición ‘Young & Lovely’, balada de melodías épicas y bonito estribillo que demuestra su incipiente talento compositivo que comenzó a desplegarse en esa época. De haber tenido un intermedio instrumental más brillante, hubiera sido una de las joyas de su catálogo.

 

Siguiendo la cronología, llegamos a los volúmenes que van del octavo al undécimo, correspondientes a la era de Parklife, y tenemos más de lo mismo. Era predecible que un tema bailable como ‘Girls & Boys’ tuviera sus remixes correspondientes, pero no tanto que fueran tan flojos como los aquí contenidos. También hay lugar para los juegos de Albarn con su teclado (‘Anniversary Waltz’) y para la floja composición de Alex James (‘Alex's Song’), que parece una broma y que hace quedar también como una broma de mal gusto las declaraciones del propio James años después, diciendo que se sentía como George Harrison en los Beatles cuando no le dejaban colocar más composiciones suyas en los discos de la banda. La única novedad que puede salvarse de esta tanda es la extraña ‘Theme From An Imaginary Film’, una especie de vals futurista donde el héroe es Damon Albarn gracias a su interpretación vocal y sus melodías de teclado muy influenciadas por el sonido del Barroco.

 

Pasamos pues a los siguientes cuatro CD’s de la época de The Great Escape, donde comprobamos cómo ‘Girls & Boys’ en directo solo sirve para bailar pero para nada se puede disfrutar. Aunque del mismo concierto de 1995 escuchamos cómo aparece en escena el mismo Phil Daniels para recitar su parte de la, por otro lado, normalita interpretación de ‘Parklife’. No obstante, en las grabaciones de la BBC que encontramos, ciertamente mejoran mucho, lo que demuestra que Blur no es un grupo de grandes estadios. Las mejores canciones novedosas aparecen aquí en el single de ‘Stereotypes’: ‘Tame’, que por su título y contenido parecería un homenaje más electrónico a los Pixies, aunque puede que se repita demasiado el título para algun@s; y la balada ‘The Man Who Left Himself’, que acaba en una coda instrumental eléctrica y algo caótica, preludiando la siguiente etapa de la banda. No diríamos lo mismo de la pachanga de ‘Ludwig’, nada que ver con Beethoven ni La Naranja Mecánica, sino más bien con los Mano Negra, quienes por entonces ya habían publicado el que sería su último disco de estudio, Casa Babylon (1994).

 

Cuando llegamos a la época experimental de Blur y 13, podemos sentirnos suspicaces y pensar que los singles pueden servir para endosarnos engendros experimentales de los que ni siquiera se tenía valor de meter en el disco de estudio. Así que para no decepcionarnos tenemos ‘Dancehall’ y ‘Bustin' + Dronin'’. No puede destacarse apenas nada, si acaso que ‘Country Sad Ballad Man’ en su versión acústica gana puntos; y en temas como ‘Polished Stone’ parecen recuperar el espíritu Bowie de la Trilogía de Berlín. En el single de ‘On Your Own’ se incluyen hasta seis canciones pertenecientes a un concierto de mayo del 97, pero como es lo habitual de Blur en directo, como mucho consiguen imitar la versión de estudio y no hay apenas novedades salvo que aceleran un poco más temas como ‘Chinese Bombs’ o ‘M.O.R.’. Luego, experimentos electrónicos como la instrumental ‘French Song’o la más guitarrera ‘All We Want’, agradarán más o menos en función de la mentalidad más o menos abierta con que las escuchemos.

 

No voy a extenderme más ante una recopilación bastante irregular que ofrece más decepciones que alegrías. Solo apto para completistas, pues el resto podría escucharlo por curiosidad, aunque su gran número de canciones requiere mucho tiempo que el oyente eventual no parecería dispuesto a conceder.

BLUR: THE BEST OF

Año de publicación: 2000

Puntuación:

1) She's So High; 2) Girls And Boys; 3) To The End; 4) End Of A Century;

5) Stereotypes; 6) Charmless Man; 7) Beetlebum; 8) M.O.R.; 9) Tender;

10) No Distance Left To Run.

Analizamos aquí brevemente este recopilatorio porque incluye un segundo CD con un concierto acaecido en Wembley en el año 1999, lo cual significa que estamos ante un grupo que ya había publicado todo lo significativo de su carrera cuando realizó esta actuación. Como ya se había insinuado en comentarios anteriores, Blur no es un grupo apropiado para actuaciones en grandes estadios y zonas abiertas, puesto que su sonido se resiente en este tipo de entornos. Pero ello tampoco significa que no pueda escucharse con cierto agrado una actuación del grupo, si bien el factor sorpresa o el factor novedad son elementos que conocemos de antemano que no aparecerán. Como ya sabíamos, ‘Girls And Boys’ se resiente de su puesta en marcha en directo, y ‘To The End’ pierde también sin la participación de Laetitita Sadier, pero estos son dos casos concretos y obvios, el primero al ser un tema eminentemente electrónico y el segundo por no poder disponer de la cantante de Stereolab.

 

Pero podemos disfrutar de grandes éxitos como ‘Beetlebum’, ‘Stereotypes’, ‘Tender’ o ‘End Of A Century’, esta última con un tratamiento más duro por la estridencia de la guitarra que elimina parte de su dulzura inicial, pues se trataba de un emotivo tema de carácter agridulce. Por otra parte, es una sorpresa que se inicie el álbum con un guiño a sus inicios mediante ‘She's So High’, poseedora de un memorable riff de guitarra que valía la pena recuperar. Lo que se echa en falta es algún tema del Modern Life Is Rubbish, o directamente más temas, puesto que el CD tiene una duración de unos cincuenta minutos y obviamente había cabida para mucho más. Misterios insondables de las discográficas.

 

El primer CD del recopilatorio, además de recoger una buena selección de grandes éxitos del grupo, ofrece también una canción inédita titulada ‘Music Is My Radar’, en un estilo electrónico y bailable que suena bien pero que tampoco quedará entre lo más destacado de la banda. Tampoco se perderá nada importante quien no llegue a escuchar el disco en directo.

THINK TANK

Año de publicación: 2003

Puntuación:

1) Ambulance; 2) Out Of Time; 3) Crazy Beat; 4) Good Song;

5) On The Way To The Club; 6) Brothers And Sisters; 7) Caravan;

8) We've Got A File On You; 9) Moroccan Peoples Revolutionary Bowls Club;

10) Sweet Song; 11) Jets; 12) Gene By Gene; 13) Battery In Your Leg.

Sin Graham Coxon en el grupo, el gran guitarrista que aportaba su toque experimental en las composiciones del grupo, Blur se decanta implacablemente hacia la electrónica. Las riendas de la producción quedan así en manos de gente como William Orbit (quien repite tras 13) o Norman Cook. Nada más comenzar a escuchar ‘Ambulance’ nos damos cuenta de que quizá hasta falte Rowntree en la batería, pues quizá esté programada, aunque tampoco estoy seguro. Pero cuando la percusión suena artificial como en ‘Brothers And Sisters’, ‘On The Way To The Club’ o en ‘Battery In Your Leg’, el resultado electrónico suena tan convencional respecto a trabajos similares de conjuntos ya enraizados en ese estilo, que un@ no puede preferir a Blur respecto a otros artistas más genuinos en este campo. Los instrumentales antaño interesantes ahora dejan un tanto desconcertado, como el intrigante pero repetitivo ‘Jets’ o el cuasi-instrumental ‘Moroccan Peoples Revolutionary Bowls Club’. En cualquier caso, lo que sí notaremos en general son unas melodías (cuando las hay, que no es frecuente) casi ocultadas y difíciles de apreciar en muchos casos. Incluso las cacofonías sonoras que antes al menos venían adornadas por un fiero sonido de guitarra que le daba algo de interés, ahora ni eso, por lo que ‘Crazy Beat’ resulta irritante. ‘We've Got A File On You’, en el mismo estilo, se salvaría por su escasa duración.

 

La única canción a rescatar es la intrigante ‘Out Of Time’, que en el fondo es una emotiva balada de sección rítmica prominente y con un solo de guitarra interpretado por Albarn que hubiera quedado mucho mejor de haber contado con Coxon para la ocasión. También podría rescatarse ‘Gene By Gene’, que da una primera impresión de indiferencia pero que presenta un elaborado estribillo de los que recuerdan épocas mejores de la banda. Pero la mayoría de canciones pasan sin dejar huella, algo terrible para un grupo que había destacado por introducir algún tipo de gancho en su música, fuera en forma de melodía, de destello experimental o con cambios de ritmo espontáneos. Así, aunque tampoco sean malas composiciones, tanto ‘Good Song’, como ‘Caravan’ (con un sonido de teclado que recuerda al grupo del mismo nombre), ‘Sweet Song’ o la canción escondida al final ‘My White Noise’ (liderada por el piano), no serán recordadas dentro de la trayectoria del grupo, como tampoco este insulso álbum que no podía significar otra cosa que el final de Blur como grupo durante mucho tiempo. Un mal final, como no podía ser de otra manera al no contar con la participación de Coxon.

THE MAGIC WHIP

Año de publicación: 2015

Puntuación:

1) Lonesome Street; 2) New World Towers; 3) Go Out; 4) Ice Cream Man;

5) Thought I Was A Spaceman; 6) I Broadcast; 7) My Terracotta Heart;

8) There Are Too Many Of Us; 9) Ghost Ship; 10) Pyongyang; 11) Ong Ong;

12) Mirrorball.

El ansiado retorno de Blur con todos sus componentes dejaba a priori las siguientes ideas: si tras la marcha de Coxon el grupo realizó el nada afortunado Think Tank, ¿cuál de los diferentes Blur nos encontraremos? Si descartamos el acid-house de Leisure, nos quedan solo el rol de reyes del brit-pop y el de ávidos experimentadores de Blur y 13. Pero no, todo es mucho más simple en la realidad, pues aunque pueden observarse trazas de esas dos épocas, con lo único que enlazan es precisamente con el sonido de Think Tank, pero esta vez con más cuidado respecto a las melodías y al soporte instrumental, detalle este último que es la clave para que este retorno quede en la categoría de aceptable. Aunque en muchas canciones la batería suena bastante artificial y la guitarra de Coxon se echa de menos porque aparece en contadas ocasiones.

 

Esos momentos que más hacen pensar en Think Tank son en realidad los más flojos, aunque por suerte son escasos. Así, ‘Thought I Was a Spaceman’ aburre a las ovejas hasta que llega a la mitad y el ritmo se acelera un poco, que junto a unas acertadas notas de teclado en tono alto, evitan que el resultado no sea inferior, aunque no obstante sea el peor tema del álbum.

 

Las grandes melodías y cierto aire crítico de su época más gloriosa vuelven en ‘Ice Cream Man’, que posee un loop electrónico bastante curioso porque en principio no debería pegar con ninguna canción, pero que realmente aporta un efecto diferente que resulta muy positivo. La inicial ‘Lonesome Street’, si se despojara de sus efectos electrónicos, podría muy bien encajar en The Great Escape gracias a su rítmico pop. Y ‘Go Out’ hace recordar por momentos a ‘London Loves’, sobre todo por las armonías de fondo.

 

El tono intimista abunda bastante, algo a lo que se ajusta muy bien la voz de Damon Albarn. Además, si como en el caso de ‘New World Towers’ se le añade una buena parte de teclado y una guitarra acústica ideal, la mezcla es tan perfecta como en los buenos tiempos de Blur. Otras canciones introspectivas destacadas son ‘Pyongyang’ (sin ningún contenido político) y la más rítmica ‘Ghost Ship’. Aunque la mejor de todas es la que cierra el álbum, ‘Mirrorball’, que casualmente (o no tanto) es donde más brilla la guitarra eléctrica de Coxon.

 

Lo que queda claro tras escuchar este disco es que no lo grabaron como una simple excusa para realizar una gira (que es lo habitual en estos casos), sino con el propósito de crear una obra a la altura de la banda. Y ciertamente lo han conseguido, dentro de las limitaciones que presenta volver a juntarse tras más de diez años sin componer juntos. Sí que es cierto que por momentos parece la ampliación de un disco de Albarn en solitario, pero la magia que surgía en conjunto no podía perderse del todo y aquí tenemos un buen ejemplo. El sonido está muy cuidado y admite diferentes escuchas sin defraudar, más bien al contrario, se van descubriendo detalles nuevos cada vez.

VÍDEOS

ALL THE PEOPLE

Año de publicación: 2009

Un lugar tan simbólico como el Hyde Park londinense fue el elegido para la reunión puntual de Blur sobre el escenario, en julio de 2009. No es ningún secreto que Blur en directo no han ofrecido alicientes especiales respecto a su producción de estudio, salvando el obvio interés que suscita su música, aunque lo que hizo Julien Temple en la película Glastonbury de 2006, con su actuación en el festival de mismo nombre, parece más bien una venganza. Así, esta reunión estaba fundada en la emoción derivada de la nostalgia de volver a escuchar a una de las bandas importantes del cambio de siglo. La actuación no aporta apenas nada nuevo, siguen siendo unos músicos muy limitados a la hora de innovar en los arreglos o la ejecución de sus composiciones, algo que realmente sorprende por lo inventivos y avezados que demostraban ser en el estudio. Ni siquiera Coxon, que debería liderar ese aspecto. El bajista Alex James directamente demuestra su escasa técnica (o quizá era un mal día), con momentos absolutamente horribles como su aportación en ‘Girls & Boys’. Y bueno, Damon Albarn tampoco es que acierte mucho cuando canta en directo, tiene que estar muy concentrado para que no le fallen las modulaciones vocales. Pero bueno, centrémonos en lo positivo, que es el repaso que hacen a lo que era toda su discografía hasta ese momento, desgranando el portentoso repertorio sin olvidar ninguno de sus grandes éxitos. Estamos, pues, ante un ejercicio de nostalgia más destinado al deleite de los fans.

NEW WORLD TOWERS

Año de publicación: 2015

Este documental destinado a la mayor glorificación del retorno de Blur nos relata mediante entrevistas a sus cuatro miembros, nuevamente bien avenidos, más varias canciones en directo, lo que fue la gestación de The Magic Whip. Nos enteramos que todo surgió en una gira asiática para tocar sus grandes éxitos, donde decidieron que los días libres los iban a dedicar a grabar un nuevo álbum en vez de dedicarse a hacer turismo. Por lo demás, los miembros de Blur hablan de lo bien que se llevan, de todo lo que ha significado para ellos su carrera en la banda, pero nada de las desavenencias que provocaron la salida de Coxon en su momento. Todo de buen rollo para transmitir optimismo y buena onda. Como es previsible en Blur, las actuaciones en directo no son imprescindibles aunque tengan sus momentos buenos. En definitiva, este largo vídeo de hora y media es marketing puro y está destinado a los fans más fieles de la banda. Como puntos graciosos, ver a Coxon cantando distendidamente en el estudio una canción de Oasis o tocando el riff del estribillo instrumental de ‘Dazed And Confused’ de Led Zeppelin.

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