top of page

JULIA HOLTER

2018

1) Introduction; 2) Try To Make Yourself A Work Of Art; 3) The Falling Age;

4) Goddess Eyes; 5) Interlude; 6) Celebration; 7) So Lillies; 8) Tragedy Finale.

TRAGEDY

Año de publicación: 2011 

Puntuación:

2018

En el siglo XXI ha aumentado exponencialmente el número de personas que, en algún momento de su vida, deciden aprovechar la tecnología existente y ofrecer al mundo su producción musical para mostrar el talento que ell@s creen que poseen, una visión un tanto sesgada a veces, pero es indudable que sin comenzar no se puede progresar y adquirir una experiencia imprescindible. No deja de ser una situación análoga a cuando en Estados Unidos surgieron en los sesenta infinidad de bandas llamadas de garaje, muchas de ellas de corte amateur que no pasaron de algún pequeño éxito, pero que también sirvió para que surgieran unas pocas bandas de largo recorrido y gran talento. Así pues, entre tantísima música que nos rodea debido a la globalización tecnológica, algún talento superior debía de surgir y así tenemos a Julia Holter, primero una estudiante de música con gusto por la cultura que, tras graduarse y realizar incursiones y colaboraciones puntuales, decidió un día que podía y debía realizar una obra en la cual pudiera expresar las ideas que llevaba dentro.

 

El título de este disco de debut está relacionado directamente con la tragedia clásica griega. De los tres autores cuyas obras han sobrevivido a esa época, Julia se fijó en Eurípides y su obra Hipólito. Por consiguiente, puede tomarse este álbum como la música de una banda sonora imaginaria de la citada obra literaria, aunque hay pocas letras y mediante el disco tampoco puede seguirse una lógica narrativa. En lo que bien se parece a una banda sonora es en la indiferencia que producen algunos de los temas si no se está muy predispuesto a sumergirse en ella. En ‘Introduction’ escuchamos un poco de todo: sonidos inquietantes, barcos zarpando, voces operísticas, atonalidades… Todo ello da paso a la primera pieza propiamente dicha, ‘Try To Make Yourself A Work Of Art’, donde una súbita voz casi robótica romperá la dulce ambientación inicial para representar las palabras de una celosa Afrodita hacia Hipólito, de una manera muy intimidante pero de gran expresividad, volviendo luego a una última parte de atmósfera inquietante.

 

Las composiciones más complicadas de digerir son obviamente las más extensas, atmosféricas y atonales, como es el caso de ‘The Falling Age’, ‘So Lillies’ o ‘Celebration’. Solo se salvan del olvido más absoluto por algunos momentos de demostración de talento como la parte central de ‘Celebration’, por lo que los tiempos de espera son claves en la impresión que deja el álbum. Nos toca esperar igualmente a que se consuma casi la mitad de su duración para que ‘So Lilies’ aporte algo más que sonido ambiente pregrabado, o incluso esperar más, porque hasta casi los cinco minutos no llega la única parte verdaderamente notable donde se alcanza un gran lirismo. El premio a tanta paciencia debería ser mejor, pero es lo que hay. En la última pieza, ‘Tragedy Finale’, bien podría haber condensado un poco más todo el desarrollo de voces y saxofón, ya que se aprecian melodías que se van quedando difuminadas y pasan inadvertidas ante el efecto envolvente del conjunto de elementos que conforman esta elaborada pieza, de tal manera que podría haberse aprovechado de mejor manera. Pero bueno, es la visión de la artista y ante eso no cabe objetar nada.

 

Precisamente ese esplendor melódico que atesora se refleja en dos de los mejores temas del álbum, también los más cortos si descontamos ‘Introduction’, como son ‘Goddess Eyes’ e ‘Interlude’. La mezcla de voz robótica y dulce de ‘Goddess Eyes’ puede traer a la mente a Air, pero el tratamiento de los franceses no es tan intimista como refleja este tema sobre Artemisa cantando a Hipólito. La voz de Julia rematando cada estrofa musical tras la voz distorsionada le da un toque especial. En cambio, ‘Interlude’ es una bella pieza instrumental de inspiración barroca cuyo sonido sería una verdadera sorpresa que se hubiera conseguido mediante aparatos electrónicos.

 

En resumen, si hay que felicitar a Holter por algo es por la sugerente idea de inspirarse en una obra literaria clásica y por su desarrollo original y creativo. El problema es que todavía no se ha dirigido hacia una música de desarrollos más melódicos, quedando la mayor parte del tiempo en sonidos ambientales y música envolvente, lo cual convierte el álbum en una experiencia sonora pero no una experiencia que un@ quiera volver a repetir, sobre todo porque propuestas similares ya pueden encontrarse en cantidad. Su misma autora quizá pensara también que se trataba de un proyecto singular pero no comercial, por lo que recuperaría ‘Goddess Eyes’ en su siguiente álbum.

1) Marienbad; 2) Our Sorrows; 3) In The Same Room; 4) Boy In The Moon;

5) Für Felix; 6) Goddess Eyes II; 7) Moni mon amie; 8) Four Gardens;

9) Goddess Eyes I; 10) This Is Ekstasis.

EKSTASIS

Año de publicación: 2012 

Puntuación:

No tardó mucho Holter en grabar la continuación de su debut y su nuevo título vuelve a contener referencias helénicas. Aun así, ya no hay conceptualismo lírico para mantener un hilo conductor en los temas, aunque anteriormente fuera todo muy difuso. Aquí las letras se vuelven crípticas para que nos quedemos solamente con la esencia del mensaje. La mayor diferencia respecto a Tragedy está en primer lugar en la búsqueda de un mayor contenido melódico sin perder el gusto por la creación de atmósferas etéreas y envolventes; en segundo lugar, está la mayor variedad instrumental que le sirve a Julia para enriquecer notablemente el sonido y aprovechar al máximo su capacidad creativa, que está en pleno auge.

 

La compleja ‘Marienbad’ no es en principio ninguna referencia a Resnais, aunque en esa experimental película podría encajarse casi cualquier letra. Asistimos en su desarrollo a una especie de crescendo donde en ningún momento sabemos qué va a ocurrir pero seguimos como hechizad@s su manera de fluir de forma natural a través de sus juegos de voces y la instrumentación reducida y precisa. Es cuando llegamos hacia la mitad que entra la percusión y el tema cobra nueva vida, transportándonos por nuevos parajes musicales que alcanzan su cénit a partir de los 3:50, verdadero paraíso para los amantes de la amalgama creativa y emotiva de voces e instrumentos, equivalente a las mejores creaciones de Brian Wilson en los Beach Boys. Resulta apabullante contemplar la genialidad que sobrevuela este álbum. ‘Our Sorrows’ parece que vaya a ser una pieza más contemplativa al estilo de Enya, pero enseguida llega con algo más de ritmo el imbatible estribillo de inspiración barroca que nos vuelve a sumergir en la atmósfera onírica de su autora. También de manera discreta comienza ‘Moni mon amie’, otra perla musical de sublimes melodías que recogen toda la grandeza del primer Romanticismo del siglo XVIII. Su genialidad abruma por su sencillez y por la gran expresividad que transmite tanto con la voz como con la delicada instrumentación. Que en pleno siglo XXI haya composiciones así permite tener esperanzas en el futuro de la música.

 

Holter también sabe mostrarse amistosa aunque todavía no nos lo había enseñado. En ‘Für Felix’ crea una pieza jovial de animada melodía, con juegos de palabras como esa manera de cantar “echo, echo, echo inside/outside”. Aunque lo mejor llega en el cambio de melodía de la tercera estrofa, otra sublime demostración de su genialidad: “Figure two feet tall / In the morning time you'll follow / If you can remember feet / If I can keep track of paws”. También ‘Four Gardens’ transmite esa alegría aunque se atreva a aventurarse tímidamente en unas disonancias de aires orientales. La impresionante melodía que inicia ‘In The Same Room’ engancha directamente nada más comenzar a sonar, lo cual si va seguido de otra melodía vocal igual de vibrante, nos deja ya rendidos ante todo lo que llega después.

 

Como cabía esperar, los únicos momentos flojos del álbum son aquellos en los que vuelve a retomar el espíritu ambiental y etéreo de Tragedy. Por ello, los ocho minutos de ‘Boy In The Moon’ pueden hacerse un poco cuesta arriba hasta que un@ comienza a verle sentido a esa manera de hilvanar las voces y los sonidos, aunque es extremadamente lenta y por ello se vuelve algo tediosa. Para el final está ‘This Is Ekstasis’, que al menos presenta un mayor empuje en su estructura y sus transiciones. Posee algunas disonancias y las secciones más melódicas no son muy vistosas, por lo que tampoco está entre lo más destacado, que es casi todo lo demás. Precisamente del álbum de debut recupera ‘Goddess Eyes’ con mayor calidad sonora y al mismo tiempo con otra versión mejorada que es la titulada como segunda parte. La puntilla que le faltaba a la original en cuanto a introducir más detalles instrumentales e incluso melódicos que potenciaran el gancho de la parte vocal lo consigue aquí en la versión 2.0, casi doblando el tiempo de duración de la primera para que nos podamos deleitar más todavía en ella.

 

Es toda una alegría poder encontrar una obra maestra de una nueva artista ya en la segunda década del nuevo milenio, sobre todo cuando se trata del resultado de una visión artística propia y original, con suficientes detalles de erudición cultural que convierten esta obra en toda una experiencia. Un descubrimiento para los sentidos.

LOUD CITY SONG

Año de publicación: 2013 

Puntuación:

1) World; 2) Maxim's I; 3) Horns Surrounding Me; 4) In The Green Wild;

5) Hello Stranger; 6) Maxim's II; 7) He's Running Through My Eyes;

8) This Is A True Heart; 9) City Appearing.

Tras la asombrosa metamorfosis (de connotaciones incluso kafkianas) que había ocurrido en el salto de la abstracción de Tragedy a la explosión melódica de Ekstasis, volvía Holter a mirar a su debut para su siguiente álbum. El retorno a esa abstracción afortunadamente no es completo, puesto que la experiencia le hace retener algo de instinto melódico para conseguir que su mensaje sea más accesible. Y es que las letras son algo más inteligibles esta vez, sin perder por ello su carácter poético que obliga a descifrar un tanto las ideas subyacentes. Pero en esta ocasión Julia parece más preocupada por el mensaje que por la envoltura musical, que es precisamente lo que podría proporcionarle una difusión máxima. De hecho, vuelve a tomar una obra literaria (así como cinematográfica en esta ocasión) como inspiración: Gigi, aquella cuya banda sonora aparecía en la portada de Ummagumma de Pink Floyd. Sin embargo, las referencias son muy difusas, salvo la referencia al café Maxim's, y tampoco resultan trascendentes para escuchar el álbum; hasta su autora restaba importancia a conocer la historia o no, ya que su intención es que el/la oyente obtenga su propia experiencia personal. La novela original es de Colette, importante autora de principios del siglo XX que impulsó el protagonismo y determinación de los personajes femeninos, cuya obra tendrá además cabida nuevamente en futuras composiciones de Julia Holter.

 

Cuando había quedado claro que una mayor aportación instrumental engrandecía considerablemente la música de Holter, el siguiente paso es, en buena parte, volver al minimalismo, casi extremo en el caso de ‘World’, donde solo escucharemos la voz casi susurrante de Julia y algunas notas o acordes sueltos de acompañamiento. Que pueda gustar más o menos, ya es cuestión de la predisposición que se tenga hacia una música tan extremadamente intimista. En cualquier caso, este tipo de propuestas le hacen perder su propia singularidad porque hoy en día pueden encontrarse muchos temas similares. Y no es que estén mal implementados, ni mucho menos, porque el nivel emocional al que llega solo está al alcance de poc@s artistas, pero hay que eliminar primero la barrera que separa la indiferencia del mundo personal al que nos están invitando a entrar. Ese minimalismo lo emplea también para deconstruir una vieja balada de los primeros sesenta titulada ‘Hello Stranger’. Y algo más se añade en la final ‘City Appearing’, pero no deja de transmitir esa sensación de lentitud que lastra algunos de sus temas más introspectivos, aunque la sección central sí que es todo un acierto, muy evocadora y apta para sus reflexiones sobre los sentimientos. Tan solo un piano más activo y continuo en la breve ‘He's Running Through My Eyes’ la eleva por encima de la indiferencia inicial (y puede que final) del resto de canciones minimalistas, además de contener uno de los mejores versos de todo el disco: “But when the summer's over / Will he remember winter words?”.

 

Cuando enriquece un poco más las composiciones con los instrumentos de cámara que le acompañan, los resultados son los mejores del álbum. En ‘Maxim's I’ incluso se anima con un ligero cambio de ritmo mediante percusión marcial y un canto como de rap susurrado. La segunda parte de ‘Maxim's’ poco tiene que ver con la primera y se vuelve demasiado caótica como para aceptar sus atonalidades, siendo lo más flojo del álbum. El título de ‘Horns Surrounding Me’ no engaña y, mediante los vientos envolventes y disonantes más una prominente percusión, se crea una atmósfera inquietante e intimidante, todo muy evocador de la Kate Bush más experimental. Así, podría tomarse ‘This Is A True Heart’ como una versión amistosa y hasta bailable de ‘Horns Surrounding Me’, más claustrofóbica esta última en su propuesta. Por otro lado, ‘In The Green Wild’ es como si pensáramos en una Cat Power que se hubiera vuelto experimental, ya que engancha desde el inicio mediante su pegadizo entramado de guitarra acústica a donde se añade una inquietante percusión (precisamente en un estilo similar al de ‘Free’ de Cat Power), pero el tratamiento de las voces y el resto de instrumentos que enaltecen todo el desarrollo posterior es pura Holter en acción. No llega a la categoría de memorable en sus melodías, pero en algunos momentos se atisba la magia musical de esta artista.

 

Queda claro que estos primeros pasos de Julia Holter están llenos de altibajos, pero en cualquier caso todo cuenta como experiencia acumulada y por ello su siguiente álbum volverá a retomar la dirección emprendida en Ekstasis, volviéndose más accesible pero sin perder su propia personalidad, bien perfilada a lo largo de unas obras introspectivas que son verdadero arte musical.

HAVE YOU IN MY WILDERNESS

Año de publicación: 2015 

Puntuación:

1) Feel You; 2) Silhouette; 3) How Long?; 4) Lucette Stranded On The Island;

5) Sea Calls Me Home; 6) Night Song; 7) Everytime Boots; 8) Betsy On The Roof;

9) Vasquez; 10) Have You In My Wilderness.

¿Cómo es esto? ¿Cuatro discos de material nuevo en cinco años en el siglo XXI y no se trata de una artista de reguetón? No es nada habitual encontrar a alguien tan prolífic@ en las últimas décadas, pero denota la vasta cantidad de ideas que atesoraba en su mente y que seguían traduciéndose en forma de singulares composiciones. Si tomamos como referencia a Kate Bush, podemos decir que, si Ekstasis es el The Dreaming de Julia Holter, el presente Have You In My Wilderness es su Hounds Of Love, ya que su objetivo es conjugar todo su lado experimental con una visión más accesible y comercial que le permita por fin abrirse al mundo, algo que consiguió aunque sin llegar al éxito arrollador que lograra Kate. En cualquier caso, este disco recoge la quintaesencia de Holter en su acepción más accesible al público. Todo lo mejor que había sembrado en los álbumes anteriores puede encontrarse aquí en forma de nuevas composiciones, sin que por ello suene repetitiva ni nos haga recordar temas anteriores.

 

Las dos primeras canciones que encontramos ya nos indican que ha vuelto la Julia Holter maestra de las melodías nada triviales. La introducción de ‘Feel You’ nos avisa rápidamente de que estamos ante otra de las joyas de esta artista, apoyada en un entramado de vientos, una percusión sencilla pero muy efectiva, más las imbatibles melodías vocales que nunca se sabe cómo se desarrollarán pero que compiten por cuál es más memorable que la anterior. ‘Silhouette’ se sitúa al mismo excelso nivel, aunando delicadeza y determinación, y vuelve a deleitarnos con soberbias melodías, sobre todo en su deslumbrante estribillo y en la paradisíaca coda donde las voces se funden con el prominente violín en un frenético crescendo. Por mucho que esos dos primeros temas suenen muy accesibles, nunca se la había visto tan pop como en ‘Everytime Boots’, iniciada además con un ritmo de rockabilly. Pero no faltan los ornamentos estilísticos que elevan la canción por encima del simple pop, además de cambiar la melodía vocal más adelante para convertirla en toda una delicia: “Ohh… every time I do put on boots, I”. En ‘Sea Calls Me Home’ denota influencias de John Lennon, excepto en el estribillo, pero tanto las notas de clavecín como los cambios de tono al final de estrofa (“When the sea called me”) y la parte silbada son puro Lennon, traen enseguida a la mente composiciones de este como ‘Jealous Guy’.

 

Era inevitable que retomara por momentos la vertiente más minimalista y abstracta de su producción, pero solo en ‘How Long?’ se queda en un punto irrelevante. La voz tan grave que pone en este tema y la música trascendental que la acompaña nos hace recordar a Nico. De manera similar parece que va a desarrollarse la canción que da título y cierra el álbum, hasta que hacia la mitad comienza a elevarse la intensidad emocional y vuelve a crear otro pasaje de música celestial. Nuevas referencias culturales encontramos en la narración de tintes históricos ‘Vasquez’, el recuerdo de un bandido californiano en forma de abstracción jazzística bajo un ritmo de hip-hop y una estructura cambiante que trascurre por diferentes fases, unas más disonantes y otras más melódicas, pero con un encanto propio que permite ir descubriendo detalles antes imperceptibles y que aparecen con cada nueva escucha. Por otro lado, para ‘Night Song’ se crea un entramado orquestal que bordea las disonancias en algunos momentos.

 

Sin embargo, es en su vertiente más experimental donde consigue crear la tercera joya de este disco. La complejidad estructural de ‘Betsy On The Roof’ no se evidencia en primera instancia, ya que va creciendo en intensidad gradualmente conforme avanza. Su inicio como bella y onírica balada de piano de sencillo pero emotivo estribillo (“Oh, oh!, she said, Oh, oh!”) sirve de excelente introducción hasta que, transcurrida la primera mitad, comienza una fase todavía más melódica y de mayor energía donde la voz de Holter junto a los arreglos instrumentales sitúan la atmósfera onírica en un punto intermedio entre el sueño y la pesadilla, siendo el/la oyente quien ha de decidir hacia qué lado se acaba dirigiendo.

 

Have You In My Wilderness es el disco que puso a Julia Holter en el ojo del huracán respecto a lo que es el mundo de la música. Ha pasado a ser una artista mimada por la crítica que, por suerte, todavía no ha perdido su humildad y su carácter independiente. Deseamos desde aquí que siga deleitándonos en el futuro con más piezas de indiscutible calidad y notable singularidad, sin renunciar a su voz propia frente a las hipotéticas presiones de ejecutivos y demás gente interesada en el dinero en vez de en la música.

IN THE SAME ROOM

Año de publicación: 2017 

Puntuación:

1) Horns Surrounding Me; 2) So Lillies; 3) Silhouette; 4) How Long?; 5) Feel You;

6) Lucette Stranded On The Island; 7) In The Green Wild; 8) City Appearing;

9) Vasquez; 10) Betsy On The Roof; 11) Sea Calls Me Home.

Como toda artista seria que se precie, le llegó el turno de publicar un álbum en directo que consolidara su reputación. Eso sí, no es un directo al uso, puesto que está grabado en unos estudios londinenses. Una de esas ideas raras que tienen las verdaderas artistas. Tres músicos le acompañan en la ardua tarea de trasladar al directo la magia del estudio, algo siempre difícil tratándose de alguien tan peculiar, que son: una violinista (que también realiza las armonías y complementos vocales), un contrabajo y un batería. Con la propia Holter en el teclado, esta formación de cuarteto se muestra más cercana al oyente al permitir discernir cada instrumento o voz dentro del entramado musical, aunque al mismo tiempo nos hace pensar en el resultado que podría conseguirse disponiendo de una mayor cantidad de músicos que permitiera enriquecer todavía más el sonido. Pero bueno, tampoco podemos quejarnos porque consiguen un sonido con la calidad necesaria para un repertorio de tal nivel de exigencia.

 

Que no haya absolutamente nada de Ekstasis no es una buena noticia, ya que el presente álbum podría haber servido de panorámica sobre toda su carrera. En cambio, se centra principalmente en el más reciente Have You In My Wilderness, al cual pertenecen nada menos que siete temas, quedándose fuera únicamente tres. Sin embargo, el comienzo puede hacerse duro para los neófitos en la música de Julia Holter, ya que los dos primeros temas son de los que requieren paciencia para asimilar, así como el cuarto (‘How Long?’). El primero de ellos es uno de los tres pertenecientes a Loud City Song aquí incluidos, ‘Horns Surrounding Me’, cuyo tono más relajado le hace perder puntos respecto al equivalente de estudio. Justo a continuación llega ‘So Lillies’, el único tema del debut con Tragedy, que sale notablemente mejorado porque se deja de introducciones sonoras cacofónicas y va al grano, extrayendo su verdadero potencial que quedaba en segundo plano en aquel complicado disco de debut. Tres cuartos de lo mismo puede decirse de ‘City Appearing’, puesto que la eliminación de las cacofonías originales permiten disfrutar mejor de una ambientación mejor acabada todavía de esta manera. Sin embargo, en ‘Vasquez’ cuesta mucho más mantener la atención porque es un tema muy dependiente de los trucos de estudio para conseguir su efecto, por lo que no deberían haberlo alargado dos minutos más respecto a la versión de estudio, si bien su último minuto y medio sí que está muy bien implementado y transmite toda la emoción posible.

 

El mayor problema que puede encontrarse es la similitud con las versiones de estudio, pues de esa manera es como más queda patente el reducido número de músicos empleados para implementar esta expresiva música. Saben salir airosos con los arreglos en directo, como por ejemplo en ‘Sea Calls Me Home’, donde sustituyen el solo de saxofón por un maníaco solo de violín que suena casi como una guitarra eléctrica, así que, de haberlo puesto en primer plano, podría haber pasado por un solo de los de Adrian Belew. La duración de ‘Silhouette’ en directo es mayor gracias a que extrae el potencial de la espectacular coda para conseguir uno de esos momentos catárticos que consagran a cualquier verdadera artista. Es por ello una lástima que en ‘Betsy On The Roof’ no consiga llegar a tales cotas de catarsis, puesto que era un tema muy propicio para extraer lo mejor de la inspiración y cualidades vocales de Julia.

 

En resumen, la grabación en directo dentro de unos estudios le resta emoción al producto final, sin que ello signifique menospreciar unas interpretaciones inmaculadas y que, en algunos casos, aportan esa perspectiva diferente que sirve para valorar a un/a artista con mayor clarividencia. No es un disco imprescindible, pero sí necesario y recomendable aunque contenga algunos momentos poco vistosos. Como curiosidad final, la canción que da título al álbum no está en el repertorio, con lo bien que hubiera quedado aquí.

AVIARY

Año de publicación: 2018 

Puntuación:

CD I: 1) Turn The Light On; 2) Whether; 3) Chaitius; 4) Voce Simul;

5) Everyday Is An Emergency; 6) Another Dream; 7) I Shall Love 2.

CD II: 1) Underneath The Moon; 2) Colligere; 3) In Gardens' Muteness;

4) I Would Rather See; 5) Les Jeux To You; 6) Words I Heard; 7) I Shall Love 1;

8) Why Sad Song.

Aviary_album_cover.jpg

Para continuar con esa serie productiva en la cual se alternan álbumes experimentales y disonantes con otros más melódicos, le tocaba ahora el turno nuevamente a la vertiente experimental y vanguardista de Julia Holter. La idea artística de recrear con música y sonidos la imaginería de Holter se presenta como un aventurado concepto, de los que provocan suspicacias de entrada. No es para menos si tenemos en cuenta los esfuerzos previos en esa dirección, y aquí no iba a ser una excepción.

 

La experimentación se basa en las diferentes maneras de expresión vocal que prueba a lo largo del álbum, así como el empleo de disonancias y música envolvente sin propósito melódico. En ‘Turn The Light On’ casi que se introduce en terreno de Björk al ir alcanzando registros altos con la voz mientras va envolviéndose de unas disonancias que acaban volviéndose realmente molestas. Por desgracia, este vanguardismo se vuelve demasiado pesado por la excesiva duración de la mayoría de temas, por lo que algunos como ‘Voce Simul’ o ‘Words I Hear’ se hacen muy cuesta arriba cuando ya se han escuchado precedentes similares. ‘Words I Hear’ es un poco más llevadera y a partir de la segunda mitad parece que entra en una transición hacia algo más inteligible, pero no llega a evolucionar más. Algo así como disonancias célticas es lo que parece querer experimentar en ‘Everyday Is An Emergency’, ahuyentando nuevamente al incauto oyente. A los cuatro minutos se acaba todo y llega un pasaje minimalista de piano al que se une más tarde la voz de Julia, pero deja igualmente una impresión de indiferencia.

 

Cuando introduce ritmos dinámicos como en ‘Whether’, el impacto de los juegos experimentales con las voces y los efectos de sonido nos trae de nuevo a la gran Holter que consigue deslumbrar de verdad. Por desgracia, no ocurre lo mismo cuando actúa de manera análoga en ‘Underneath The Moon’, cuyos siete minutos se vuelven eternos. La música medieval es una clara inspiración para la envolvente y fantástica introducción de ‘Chaitius’, composición que luego va transmutándose paulatinamente en una investigación de las posibilidades sonoras de la voz, perdiendo por ello buena parte de la fascinación inicial que produce. A partir de los 4:50 aproximadamente, la inspiración del acompañamiento instrumental de ‘Underneath The Moon’ parece que provenga de Jean-Michel Jarre, más concretamente de su ‘Blah Blah Cafe’ de Zoolook. En cuanto a los dos temas titulados como ‘I Shall Love’, no pueden ser más diferentes, ya que el número 2 está planteado como un crescendo algo desconcertante mientras que el número 1 (que está casi al final del disco) transita por diferentes fases y deja una mejor sensación, aunque el inicio queda un tanto extraño porque mezcla un ritmo de country-western con gaitas. Pero así es Julia.

 

No puede faltar piezas minimalistas para que Holter juegue con su voz (‘Colligere’), como tampoco relajadas baladas de piano como ‘In Gardens' Muteness’, aunque en la recta final ese tono sufre una mutación. El órgano en el estilo de la sección final de ‘A Saucerful Of Secrets’ de Pink Floyd que acompaña la voz solemne de Holter en ‘I Would Rather See’, crea junto a sutiles efectos sonoros un bien logrado ambiente envolvente en forma de sensacional crescendo psico-musical que quizá no llama la atención en un principio por ser poco previsible su desarrollo, pero que sucesivas escuchas sirven para apreciar la genialidad que subyace en todo ello. La fascinación que produce ‘Les Jeux To You’ se acaba perdiendo en esa sección que aparece sobre los dos minutos, donde Julia parece volver a la infancia recurriendo para ello a ritmos infantiles y una forma de cantar bastante pueril. La idea es original, pero la implementación no es para disfrutarla mucho.

 

Para el final, parece que nos va a dejar otra indigesta composición vanguardista mediante ‘Why Sad Song’. Pero una vez entra la voz de Holter, nos deja al menos una cálida despedida que melódicamente no acaba de despegar pero que consigue transmitir una placidez que hasta se agradece ante lo que es una obra de difícil asimilación. Por momentos, incluso parece que va a llegar a la grandeza de su autora, pero al final se queda en un conato. En definitiva, noventa minutos de música vanguardista no es plato para todos los gustos. Más si cabe cuando hay temas que alcanzan su punto álgido en un momento ya avanzado de su duración. Se trata por tanto de un álbum valiente pero muy difícil de escuchar. Resulta también difícil de valorar, puesto que se presume que es una obra que crece con las consiguientes escuchas; el problema es si a alguien le puede apetecer darle esa oportunidad. Pero lo que está claro es que, melódicamente hablando, este álbum está mucho más limitado que lo que nos había mostrado en entregas previas.

bottom of page