Para que no se pierda nada del ingente archivo musical de Bob Dylan, en esta caja de catorce discos se recoge una gran cantidad de grabaciones, incluidos los ensayos preliminares, de la gira correspondiente a The Rolling Thunder Revue de 1975, de la cual ya habíamos podido disfrutar de una sensacional selección en The Bootleg Series, Vol. 5. De esta manera, podemos disfrutar de la experiencia de escuchar a los músicos antes de salir de gira y luego en acción, con grandes nombres como Roger McGuinn, Joni Mitchell o Mick Ronson entre ellos. Cuatro de los cinco conciertos íntegros recogidos son de fechas consecutivas en diferentes localizaciones del estado de Massachussets, incluso dos de ellos son del mismo día, pues había un show de tarde y otro de noche. Por tanto, puede comprobarse en cierta manera cómo iban evolucionando los conciertos, con los músicos tocando mejor cuanta más confianza iban adquiriendo con el repertorio.
Los dos primeros discos, mientras todavía estaban en Nueva York, están dedicados a ensayos en un estudio previos a la gira durante el mes de octubre, lo cual significa que aparecen varias versiones porque es la manera más sencilla de que practiquen los músicos hasta tomarse el punto entre ellos. Se les puede escuchar bromeando en algún momento, prueba de la distensión y camaradería con la que se afrontaba la gira. Así pues, encontramos muchas novedades e incluso nuevas composiciones originales de Bob, aunque la mayoría no parecen más que producto del momento, sin aportar ideas originales. En el caso de ‘Rita May’ está acreditada a Dylan y Jacques Levy, lo cual significa que se puede tomar como un descarte de Desire, el álbum donde Levy colaboró. En cualquier caso, suena a canción tradicional y no supone ningún descubrimiento excepcional. Bajo el título de ‘Hollywood Angel’ se esconde un blues interpretado a través de un ritmo ubicado entre el rock y el funk, mientras que la floja ‘What Will You Do When Jesus Comes?’ puede que no tenga otra misión que tocar algo fácil y por ello la letra resulta poco original. De manera análoga, pueden obviarse ‘Gwenevere’ y ‘Patty's Gone To Laredo’ como vulgares canciones folk que, en todo caso, hubieran requerido de una mayor elaboración posterior.
En su mayor parte las versiones no aportan nada aunque tampoco son meros pasatiempos. La curiosidad es lo único que nos lleva a escuchar piezas como la tradicional ‘Rake and Ramblin' Boy’, que parece más bien una excusa para probar la destreza de Scarlet Rivera con el violín. Quien haya llegado a conocer esa calamidad titulada Dylan (esto es, el disco con tal título), publicada sin su consentimiento, seguro que recuerda los títulos de ‘Spanish Is The Loving Tongue’, una empalagosa balada destinada a otro tipo de cantante diferente, y de ‘The Ballad Of Ira Hayes’, esta última al menos interpretada aquí con gusto. La versión de ‘People Get Ready’ de Curtis Mayfield la hace suya, interpretada al estilo de Desire, pues incluso podríamos decir que utiliza el ritmo de ‘Isis’. Precisamente cabe recordar que Desire todavía no había sido publicado en el año de la gira y por ello sorprende encontrar variaciones como la de ‘Isis’, la cual parece otra canción diferente al acelerar ligeramente y variar el ritmo empleado respecto a lo que sería la versión definitiva. Pero los músicos están absolutamente implicados en esta aventura y eso se nota en estos ensayos, incluso pueden llegar a emocionar en ‘Joey’.
Pero no se limitan a ensayar las canciones más recientes, sino que encontramos de cualquier época, tal cual iban a ser los conciertos de la gira, sin que falten sorpresas en la variación de algunos temas. Por ejemplo, encontraremos una interpretación en clave de blues de ‘She Belongs To Me’ y una versión ragtime de ‘Lily, Rosemary And The Jack Of Hearts’. Eso sí, decepciona comprobar lo floja que suena ‘If You See Her, Say Hello’ y, más adelante, menos de un minuto dura la interpretación en modo de folk rápido de ‘It's Alright, Ma (I'm Only Bleeding)’, una lástima porque tiene su gracia. Cuando leemos que hay un medley titulado ‘This Wheel's On Fire/Hurricane/All Along The Watchtower’ se dispara la expectación aunque luego no es para tanto, pues suenan precisamente a ensayos y ‘All Along The Watchtower’ simplemente parece una broma final porque Bob la canta mientras se mantiene el ritmo de ‘Hurricane’.
En el tercer disco aparecen más ensayos, pero esta vez grabados en un motel en el estado de Massachussets un 29 de octubre, es decir, justo el día antes del primer concierto de la gira. Encontramos aquí otro tema inédito, ‘Easy And Slow’, que es una demo con guitarra acústica que suena a confesión intimista al estilo de lo que había estado haciendo en Blood On The Tracks, pero sin melodías discernibles. Es lo más flojo de este tercer disco y el resto está interpretado sin sorpresas. Incluso ‘Hurricane’ les sale prácticamente calcada a la que saldrá publicada en Desire. Puede destacarse la interpretación de ‘Ballad Of A Thin Man’ porque sigue sonando tan vengativa como diez años atrás. En definitiva, de todos estos ensayos de los tres primeros discos la única pena que queda es que sean tan solo eso mismo, unos ensayos, pues se aprecia que los músicos se lo habían tomado en serio desde el principio y en general estaban dando lo mejor de sí para acompañar a uno de los más grandes artistas de la historia del rock.
A partir del cuarto disco ya entramos en los conciertos, pudiendo escuchar varios de ellos de forma íntegra y disfrutar en ellos de muchos momentos de esplendor musical, tal como sigue:
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Cuarto y quinto disco: 19 de noviembre en Worcester.
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Sexto y séptimo disco: 20 de noviembre en Cambridge.
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Octavo y noveno disco: 21 de noviembre en Boston, concierto de la tarde.
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Décimo y undécimo disco: 21 de noviembre en Boston, concierto de la noche.
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Duodécimo y décimotercer disco: 4 de diciembre en Montreal (Canadá).
Tal como ya se ha dicho, los músicos van mejorando conforme avanza la gira, aunque eso solo lo podemos deducir sobre todo en el salto cronológico entres los conciertos estadounidenses y el de Canadá. De hecho, todos los conciertos se abrían con ‘When I Paint My Masterpiece’ y en el último suena algo más rockera. La que brilla en todas y cada una de sus interpretaciones es ‘The Lonesome Death Of Hattie Carroll’, transformada para la gira en una épica denuncia social, insuperable para transmitir su poderoso mensaje de esta manera. Después iremos viendo algunas pruebas que no acaban de cuajar, como por ejemplo la interpretación de la tradicional ‘Wild Mountain Thyme’ en plan dúo folk con Joan Baez queda bastante floja en el primero de los conciertos. Aparte, la versión definitiva y nunca superada de esa canción ya la habían hecho The Byrds en su obra maestra Fifth Dimension. La transformación de ‘I Dreamed I Saw St. Augustine’ en un dueto de animado folk junto a Joan Baez, incluido en el primer concierto de Boston, es quizá lo peor de todo el contenido del box set. La interpretación en modo acústico, tan solo Dylan y su guitarra, de ‘I Don't Believe You (She Acts Like We Never Have Met)’, tampoco acaba de convencer porque parece que sea una demo.
Por el contrario, ‘Dark As A Dungeon’, de Merle Travis, podíamos escucharla en los ensayos pero aquí sale mejorada. Todavía encontramos una novedad bajo el título de ‘Never Let Me Go’, que se trata de un flojo folk-rock como excusa para cantar junto a Joan Baez y que recicla recursos instrumentales empleados por los músicos en otros temas. Son también interesantes algunos detalles extramusicales que se observan en algunos momentos. Por ejemplo, antes de comenzar ‘Hurricane’ le escuchamos pedir ayuda hacia ese hombre injustamente encarcelado. En Montreal, una de las principales ciudades francófonas de Canadá, Bob y Joan tienen el detalle de cantar en francés el estribillo de ‘Blowin' In The Wind’, así como también Joan presenta en francés ‘Dark As A Dungeon’ como una canción “para todos los trabajadores del mundo”. Y en general, para todos los conciertos, comprobamos cómo al final varios de los músicos cantan a turnos ‘This Land Is Your Land’ de Woody Guthrie, entre ellos Roger McGuinn y Joni Mitchell. A quien no se le escucha es a Dylan, aparte de la despedida cuando está comenzando la canción, en alguno de los conciertos.
El decimocuarto y último disco contiene grabaciones aleatorias de otros conciertos de la gira, la mayoría canciones que no encontramos en el resto de discos de esta caja, aunque tampoco encontraremos nada revelatorio y parece destinado a quienes persiguen con ansiedad cualquier material proveniente del genio de Duluth. Algunas canciones parecen grabadas desde el público, como ‘With God On Our Side’, donde por momentos parece que se ahoga la música entre el sonido ambiente, aunque al ser una canción de guitarra acústica y voz, no sale tan afectada. De hecho, muchos de los temas incluidos en este disco final son de esta manera. En ese formato, ‘It's Alright, Ma (I'm Only Bleeding)’ suele salir perdiendo y aquí no es menos, pero la pasión con la que canta Bob consigue que salga airosa la interpretación. En ‘Forth Time Around’ le escuchamos con efecto de eco y es una lástima que la guitarra apenas se escuche.
Por el contrario, la interpretación de ‘Simple Twist Of Fate’ no puede ser más desconcertante porque tan solo escuchamos la batería y unas casi inaudibles guitarra y piano de fondo mientras canta Dylan, como si estuvieran haciendo proto-hip-hop. Aunque probablemente sea debido a fallos de grabación. Encontramos también algunas versiones novedosas pero totalmente prescindibles. En primer lugar, un tema country de Hank Williams, ‘Your Cheatin' Heart’, que parece más bien un momento de distensión de los músicos en algún ensayo. Más adelante, ni la tradicional ‘Jesse James’ ni la famosa ‘The Tracks of My Tears’ de The Miracles (donde comenzó Smokey Robinson, uno de sus autores) dejan buena impresión, aparte de la baja calidad de sonido, porque parecen momentos de descanso sin pretensión alguna. Por último, señalar que podemos escuchar un anuncio radiofónico del concierto donde curiosamente se llega a escuchar de fondo ‘Lay Lady Lay’, una canción de la que no consta ningún registro de que se llegara a tocar en alguna actuación.
En conjunto, este box set se puede recomendar sin dudar, pero para ir tomándolo en medidas dosis. Lo recomendable es ir escuchando muy poco a poco estos conciertos por ser muy parecidos en repertorio, pero ninguno de ellos defrauda. Así mismo, los ensayos también son interesantes, lo cual ya es un mérito añadido. En cualquier caso, para el oyente medio que no sea un fanático de la música de Dylan, se puede dirigir directamente a la recopilación The Bootleg Series, Vol. 5: Live 1975, The Rolling Thunder Revue, que recoge algunas de las mejores actuaciones aquí incluidas (y sin repetirse) y de la que saldrá enormemente satisfecho. Esta gira fue otro de los grandes eventos de la historia del rock y eso no hay que perdérselo.
THE BOOTLEG SERIES, VOL. 15: TRAVELIN' THRU
Año de publicación: 2019
Puntuación:
CD I: 1) Drifter's Escape (take 1); 2) I Dreamed I Saw St. Augustine (take 2);
3) All Along The Watchtower (take 3); 4) John Wesley Harding (take 1);
5) As I Went Out One Morning (take 1); 6) I Pity The Poor Immigrant (take 4);
7) I Am A Lonesome Hobo (take 4); 8) I Threw It All Away (take 1);
9) To Be Alone With You (take 1); 10) Lay Lady Lay (take 2);
11) One More Night (take 2); 12) Western Road (take 1); 13) Peggy Day (take 1);
14) Tell Me That It Isn't True (take 2); 15) Country Pie (take 2).
CD II: 1) I Still Miss Someone (take 5); 2) Don't Think Twice, It's All Right / Understand Your Man (rehearsal); 3) One Too Many Mornings (take 3); 4) Mountain Dew (take 1);
5) Mountain Dew (take 2); 6) I Still Miss Someone (take 2); 7) Careless Love (take 1);
8) Matchbox (take 1); 9) That's All Right, Mama (take 1); 10) Mystery Train / This Train Is Bound For Glory (take 1); 11) Big River (take 1); 12) Girl From The North Country (Rehearsal); 13) Girl From The North Country (take 1); 14) I Walk The Line (take 2);
15) Guess Things Happen That Way (Rehearsal); 16) Guess Things Happen That Way (take 3); 17) Five Feet High And Rising (take 1); 18) You Are My Sunshine (take 1);
19) Ring Of Fire (take 1).
CD III: 1) Studio chatter; 2) Wanted Man (take 1); 3) Amen (rehearsal);
4) Just A Closer Walk With Thee (take 1); 5) Jimmie Rodgers Medley No. 1 (take 1);
6) Jimmie Rodgers Medley No. 2 (take 2); 7) I Threw It All Away; 8) Living The Blues;
9) Girl From The North Country; 10) Ring Of Fire; 11) Folsom Prison Blues;
12) Earl Scruggs interview; 13) East Virginia Blues; 14) To Be Alone With You;
15) Honey, Just Allow Me One More Chance; 16) Nashville Skyline Rag.
Esta nueva entrega se centra en los años 1967-1969 para enseñarnos más contenido del archivo de grabación de los álbumes que van desde John Wesley Harding hasta Self Portrait, si bien de este último encontraremos muy poca cosa porque para eso ya habíamos disfrutado anteriormente del volumen 10, el titulado Another Self Portrait. La mayor novedad estriba en la inclusión de unas sesiones de grabación con Johnny Cash y en la actuación junto al músico de country Earl Scruggs (conocido como intérprete de banjo) y dos hijos de este. El contenido del primer disco está dividido casi salomónicamente, siendo una mitad para las sesiones de grabación de John Wesley Harding y la otra mitad para las de Nashville Skyline. Tampoco es que estos álbumes dieran la sensación de que hubieran necesitado muchas tomas de grabación para ser creados, pues el sonido era sencillo y de raíces tradicionales norteamericanas.
En concreto, John Wesley Harding daba la impresión de ser un álbum de sonido directo, con pocas tomas de grabación y escasas variaciones respecto a la idea original, pero aquí podemos escuchar la primera o una de las primeras tomas de algunas de sus canciones y observamos diferencias bastante evidentes, si bien no pueden ser tampoco sustanciales porque los arreglos de esta obra son sencillos. No varía mucho ‘I Dreamed I Saw St. Augustine’ con la adición de una sección rítmica dinámica, pero quizá la eliminó porque eso le hacía parecerse mucho más a otros temas del álbum. La primera toma ralentizada de ‘As I Went Out One Morning’ cambia por completo lo que parece el recuerdo con rabia de un suceso incómodo, en la versión final, por un lamento en forma de balada solemne. Habiendo trabajado por ese camino un poco más, podría haber conseguido algo igualmente provechoso, si bien la grandeza de la versión final sería difícil de alcanzar y a la armónica le falta un poco más de afinación. Por otra parte, llama la atención el ritmo más entretenido de ‘Drifter's Escape’ y la única que suena floja aquí es ‘I Pity The Poor Immigrant’.
De Nashville Skyline sí que hay poco que decir, pues incluso nos repiten la primera toma de ‘I Threw It All Away’ que ya estaba incluida en el citado Another Self Portrait. En su origen, ‘To Be Alone With You’ era directamente un blues que hubo de ser inmediatamente transformado para acoplarse mejor al sonido country de aquel disco. Quizá por ello la inédita ‘Western Road’ quedó descartada en su momento, pues se trata de otro típico blues bien ejecutado pero igualmente prescindible. Por otro lado, se pierde bastante de la dulzura de ‘Tell Me That It Isn't True’ cuando la escuchamos bajo un ritmo mucho más rápido, aunque las pegadizas melodías siguen ahí.
El segundo disco y los seis primeros cortes del tercero se centran en unas sesiones de estudio con Johnny Cash en febrero de 1969 (en unos estudios de Nashville, cómo no) que al final no fructificaron en nada salvo la regrabación de ‘Girl From The North Country’ que acabó en Nashville Skyline y que aquí también aparece en diferentes tomas. Entre los músicos que participaron en esas grabaciones cabe destacar al mítico Carl Perkins, uno de los pioneros del rock'n'roll y compositor del famoso ‘Blue Suede Shoes’ que luego popularizó todavía más Elvis Presley. En cualquier caso, estas grabaciones entre Cash y Dylan no contienen nada revelador. Por mucho que lo canten estos dos monstruos de la música, ‘Careless Love’ es un convencional country. Ya es bastante que se extienda hasta casi los siete minutos sin aportar nada de interés. Lo que ya se pasa de rosca es ejecutar ‘Matchbox’ en modo country, por mucho que Perkins (su autor) mantenga el solo de guitarra de rock'n'roll. Al menos no cometen el mismo error con el clásico popularizado por Elvis ‘That's All Right, Mama’, cuyo ritmo hillbilly se mantiene con buen criterio. El único momento donde encontramos trazas del talento de los dos amigos es cuando empiezan con ‘Don't Think Twice, It's All Right’ y la acaban engarzando con ‘Understand Your Man’ de Cash sin que se note que son canciones diferentes.
Tampoco ayuda que toquen canciones tan evidentes como ‘I Walk The Line’ o ‘Ring Of Fire’, pues simplemente representa el rato agradable que pasan dos amigos juntos, sin mayores pretensiones. Precisamente lo interesante es escuchar la versión rockera de ‘Ring Of Fire’ en una sesión de estudio de mayo de 1969, una demostración más de la pericia de Bob para idear arreglos nuevos para las composiciones aunque no sean suyas, así como la versión acelerada de ‘Folsom Prison Blues’ de la misma fecha. Entre las grabaciones de las sesiones conjuntas junto a Johnny Cash encontramos una composición inédita de Dylan, ‘Wanted Man’, que es un jovial folk pasado por un ritmo de los típicos de Cash.
Quien haya visto imagines de la aparición de Bob Dylan en el programa de televisión The Johnny Cash Show puede recordar a un chico pulcro y trajeado cantando con timidez mientras toca la guitarra acústica. Cash solo participa a dúo en ‘Girl From The North Country’ (dúo de voces y guitarras acústicas), mientras que las otras son la confortable ‘I Threw It All Away’ y ‘Living The Blues’, la cual aparecería más adelante en Self Portrait, pero aquí todavía podemos escuchar su interpretación en modo country. Por último, las grabaciones con la familia Scruggs (que son los últimos temas del álbum) son poco interesantes por lo previsibles aunque siempre queda curioso escuchar un blues como ‘To Be Alone With You’ con la compañía de unos músicos de country, aparte de que sí podría interesar a quienes gusten del sonido del banjo.
ROUGH AND ROWDY WAYS
Año de publicación: 2020
Puntuación:
CD I: 1) I Contain Multitudes; 2) False Prophet; 3) My Own Version Of You;
4) I've Made Up My Mind To Give Myself To You; 5) Black Rider;
6) Goodbye Jimmy Reed; 7) Mother Of Muses; 8) Crossing The Rubicon;
9) Key West (Philosopher Pirate).
CD II: 1) Murder Most Foul.
En el verano del peor año a nivel mundial que llevamos del siglo XXI salió publicado el nuevo álbum de Bob Dylan, toda una sorpresa porque contiene exclusivamente composiciones originales cuando la tendencia suya parecía que era ceñirse a la interpretación del cancionero estadounidense con un siglo de antigüedad. Una vez más vuelve a demostrarnos que sigue siendo un artista imprevisible. Los músicos que le acompañan son los habituales de sus giras, algunos de ellos constantes desde la época de Love And Theft (el guitarrista Charlie Sexton) o incluso de antes (el bajista Tony Garnier), más algunas colaboraciones eventuales más. Dylan se mete en su papel de premio Nobel y las letras están pobladas de referencias, quizá en mayor cantidad que nunca y, con seguridad, de una manera más directa que nunca, lo cual no ayuda a clarificar nada respecto al sentido último que busca su autor, sino todo lo contrario, un desconcierto mucho mayor porque encontraremos una referencia tras otra sin más explicaciones.
Un ejemplo claro lo tenemos nada más comenzar el disco. En ‘I Contain Multitudes’, uno de los numerosos homenajes líricos que encontraremos a lo largo de esta obra, Bob se nos muestra además como el Charles Aznavour estadounidense, pero esto afortunadamente no marca el devenir de todo un álbum que transita por estilos que habían quedado casi olvidados en estos últimos años. El homenaje se extiende de tal manera que las referencias a otros artistas u otras obras, no necesariamente musicales, aumentan verso tras verso sin parar y sin conexión visible. Esta canción fue publicada como adelanto del álbum en el mes de abril, lo que significa que nos pilló en España a todos confinados en casa y sin poder salir nada más que para comprar. Así que significó al menos una noticia alegre para los dylanistas en una época bastante deprimente. A lo que 0odría dedicarse más este Dylan anciano es al blues-rock, pues en ‘False Prophet’ nos muestra que le sale con propiedad, con ese sabor especial de su voz experimentada y rasposa. Más adelante encontraremos ‘Crossing The Rubicon’, que es similar aunque con un ritmo más lento que lo hace menos interesante, pero con el mismo sabor añejo de los antiguos bluesmen tipo John Lee Hooker. Eso sí, si tiene ganas de tocar en ese estilo, pues no tiene tampoco problemas en dejarnos un blues tan canónico como ‘Goodbye Jimmy Reed’, un homenaje a este músico, quizá mayor porque le dedica todo un título.
Con casi ochenta años que tiene aquí Bob, tampoco se le puede pedir que sea original y en algunos momentos parece que recicle ideas. La entonación de las estrofas en ‘My Own Version Of You’ le debe mucho a ‘Isis’, de Desire, aunque aquí se incide más en el poso de blues que contiene y eso juega a su favor porque suena más convincente. En ‘Mother Of Muses’ se va más hacia atrás en el tiempo y su parte vocal en algunos momentos recuerada a la de ‘Just Like A Woman’, pero aquí todo más difuminado y con un acompañamiento instrumental raquítico. En ‘Key West (Philosopher Pirate)’ puede permitirse el lujo de extenderse durante más de nueve minutos aunque la composición tenga una estructura más típica de estrofas y estribillo, aunque las primeras veces ni siquiera nos damos cuenta de que hay un estribillo porque la variación es mínima. Por otra parte, ‘I've Made Up My Mind To Give Myself To You’ es justamente lo que esperamos escuchar de un octogenario que quiera agradar a su público fiel, pero no al resto de oyentes, pues no es hasta la elevación del tono que ocurre cuando ya ha transcurrido más de la mitad del tema que encontramos algo de vitalidad.
Lo que no necesitamos para nada es a Bob haciendo de bardo en ‘Black Rider’, donde no está claro si está haciendo una burla poética a la Muerte o si está personalizándola en algunas vivencias personales que solo él puede comprender. Y si a alguien se le ha hecho corta la experiencia, sin saber por qué, se deja un disco entero para los más de quince minutos de ‘Murder Most Foul’. Podría tomarse como su testamento artístico si no fuera porque cita algunos títulos que no se sabe bien si son un homenaje o si se trata de la última jugada lírica para desconcertar a quienes esperan algo previsible en Dylan. Porque, ¿qué pinta la película de Pesadilla en Elm Street en su imaginario? ¿‘Another One Bites The Dust’ de Queen? ¿‘Tommy Can You Hear Me?’ de The Who? Podríamos seguir con algunos nombres más que solo podrían encajar en el plano personal de Dylan, esto es, en lo que no conocemos de él, pero así precisamente estamos cayendo en el juego de este ganador del premio Nobel, empeñado en su última travesura. En cualquier caso, la letra contiene como elemento principal la valiente (aunque tardía) denuncia del asesinato de JFK, otro ejemplo más de que quien ha dirigido realmente los Estados Unidos desde los años sesenta no ha sido el gobierno de turno. Como decíamos, este extenso tema deja una sensación de testamento, como si fuera una persona que está expresando su última alocución antes de dejar este mundo. Podemos imaginarnos así a la Muerte con su guadaña, esperando a que acabe para llevárselo. O mejor todavía, a la Muerte bergmaniana que le ha permitido cantar por última vez en vez de jugar al ajedrez y, por ello, el viejo lobo que es Bob improvisa unas letras sin melodía a las cuales les va añadiendo eventualmente alguna entonación, no sea que la Muerte sospeche que no se trata de una canción sino de una treta intencionada para alargar la vida, como ya intentara el caballero de El séptimo sello. Esto se lo permite la Muerte únicamente a Dylan por su grandeza artística, como nosotros nunca toleraríamos en casi ningún otro músico el haber de escuchar un tema de diecisiete minutos sin melodías y cantado de forma recitada.
Este es uno de esos discos donde uno comprende que se ha hecho mayor, que es cuando uno puede percibir la voz de la experiencia con todos los matices que eso conlleva. Igual que en los noventa podía resultar desconcertante para un joven escuchar a Chavela Vargas cantar con una voz cascada y antimelódica, y que le dijeran que eso era algo sublime, la misma impresión sobre Bob Dylan puede recaer en el joven del siglo XXI, quien pensará inmediatamente: “Cómo se nota que este abuelito no conoce el Auto-Tune”. Pero este álbum no va de afinaciones, ni de melodías, ni de originalidad. Aquí Dylan simplemente vuelve a hacer lo que le apetece, que es echar la mirada atrás con perspectiva, tanto en la música como en la letra. Y ojalá pueda seguir ofreciéndonos nuevos álbumes en el futuro, pues su evolución es digna de estudio.
THE BOOTLEG SERIES, VOL. 16: SPRINGTIME IN NEW YORK 1980-1985
Año de publicación: 2021
Puntuación:
CD I: 1) Señor (Tales Of Yankee Power); 2) To Ramona; 3) Jesus Met The Woman At The Well; 4) Mary Of The Wild Moor; 5) Need A Woman; 6) A Couple More Years; 7) Mystery Train; 8) This Night Won't Last Forever; 9) We Just Disagree; 10) Let's Keep It Between Us; 11) Sweet Caroline; 12) Fever; 13) Abraham, Martin And John.
CD II: 1) Angelina; 2) Price Of Love; 3) I Wish It Would Rain; 4) Let It Be Me;
5) Cold, Cold Heart; 6) Don't Ever Take Yourself Away; 7) Fur Slippers;
8) Borrowed Time; 9) Is It Worth It?; 10) Lenny Bruce; 11) Yes Sir, No Sir.
CD III: 1) Jokerman; 2) Blind Willie McTell; 3) Don't Fall Apart On Me Tonight (version 1); 4) Don't Fall Apart On Me Tonight (version 2); 5) Neighborhood Bully;
6) Someone's Got A Hold Of My Heart; 7) This Was My Love;
8) Too Late (acoustic version); 9) Too Late (band version); 10) Foot Of Pride.
CD IV: 1) Clean Cut Kid; 2) Sweetheart Like You; 3) Baby What You Want Me To Do;
4) Tell Me; 5) Angel Flying Too Close To The Ground; 6) Julius And Ethel;
7) Green, Green Grass Of Home; 8) Union Sundown; 9) Lord Protect My Child;
10) I And I; 11) Death Is Not The End.
CD V: 1) Enough Is Enough; 2) License To Kill; 3) I'll Remember You; 4) Tight Connection To My Heart (Has Anybody Seen My Love); 5) Seeing The Real You At Last;
6) Emotionally Yours; 7) Clean Cut Kid; 8) Straight A's In Love; 9) When The Night Comes Falling From The Sky (slow version); 10) When The Night Comes Falling From The Sky (fast version); 11) New Danville Girl; 12) Dark Eyes.
Nueva entrega cronológica de los archivos musicales de Bob Dylan, publicada tanto en formato reducido de doble disco como en box set de cinco discos, que es el que tratamos aquí. Aunque las fechas nos indican que se incluye contenido desde 1980 a 1985, afortunadamente no hay nada de Saved aquí, que eso ya nos lo hubimos de tragar en el volumen 13, el titulado como Trouble No More. Tampoco es que aquí se recoja una época destacable de Dylan, pues se trata de los años en que publicó Shot Of Love (buenoooo…), Infidels (allá va él…) y Empire Burlesque (este ya imperdonable). Pero bueno, está en su derecho de poder sacar el mayor rendimiento posible y dejar así un buen legado a sus herederos.
El primer disco viene subtitulado como Rehearsals y entre esos ensayos encontramos muchas canciones inéditas, la mayoría versiones y con alguna que otra curiosidad. Por ejemplo, la tradicional ‘Jesus Met The Woman At The Well’ la tocan con el ritmo de guitarra de ‘Road Runner’, la súper versionada canción de Bo Diddley. Más curioso es el caso de la versión de ‘A Couple More Years’ porque parece una vulgar serenata que en su apartado vocal nos recuerda a ‘To Ramona’, siendo todavía más curioso que esta última aparezca también aquí pero interpretada como si hubiera pertenecido a Desire en vez de a sus primeros años acústicos, sin que esto precisamente suponga que se vuelva interesante. En cambio, el piano como único instrumento de ‘Abraham, Martin and John’ la enlaza con el espíritu de New Morning. Por lo demás, encontramos algo de blues (‘Mystery Train’, la afilada ‘Fever’) y baladas comerciales adultas como la célebre ‘Sweet Caroline’ de Neil Diamond y ‘This Night Won't Last Forever’. Respecto a las composiciones originales propias, se limita a imitar las tonadas tradicionales en la justamente olvidada ‘Mary Of The Wild Moor’, implementada en modo acústico y con dúo de voces, mientras que ‘Need A Woman’ es una rareza que ya pudimos escuchar en una versión alternativa en el primer volumen de las Bootleg Series. A pesar de su notable parte de órgano, el blues de ‘Let's Keep It Between Us’ acaba aburriendo porque también suena a otros temas similares suyos.
El contenido del segundo disco se basa casi por completo en descartes de Shot Of Love, más una cara B de single y una remezcla. En la primera tanda (triple) de The Bootleg Series ya encontrábamos algunos temas entonces inéditos de los cuales se incluyen aquí tomas alternativas. Así, aparecen en esta colección: una interpretación de ‘Angelina’ que suena algo más ensayada; una sensacional toma de ‘Blind Willie McTell’ que sale mejorada por la inclusión de una percusión y más detalles instrumentales; o ‘Someone's Got A Hold Of My Heart’ con una guitarra eléctrica más presente y un ritmo que denota más su origen en ‘If Not For You’. Lo que podrían haberse ahorrado es incluir nuevas tomas de las penosas ‘Tell Me’ y ‘Lord Protect My Child’, donde Bob suena más falso que el Judas que denunciaba. También encontramos una nueva versión de marcado ritmo de ‘Foot Of Pride’ que por momentos podría pasar por un rap.
‘Price Of Love’ parece una reescritura de ‘Angelina’ bajo un ritmo de Bo Diddley (muy socorrido siempre), mientras que la lamentable serenata ‘Don't Ever Take Yourself Away’ se restriega en el lodazal de ‘Romance In Durango’, lo peor que había en Desire. ‘Fur Slippers’ es un rock aguerrido sin percusión, mantenido en un preciso ritmo de guitarras que sirve de contraste para la siguiente canción, ‘Borrowed Time’, donde se vigoriza el ritmo ya con batería y un órgano que siempre viste bien una pieza de rock. En cambio, ‘Is It Worth It?’ parece extraída más bien de Slow Train Coming, pues incluso podría pasar por una reescritura más reggae de ‘Slow Train’. En Self Portrait ya había grabado una versión de ‘Let It Be Me’ y parece que le gustó tanto que volvió a grabarla como cara B de single, en esta ocasión de manera más introspectiva, lo cual permite disfrutar de una emotiva parte de guitarra. Pero lo mejor del segundo disco es la épica ‘Yes Sir, No Sir’, la cual realmente podría haber sido una verdadera joya de haberla pulido un poco más y haber eliminado los numerosos “Aleluya” que cansan y arruinan la sensacional aportación de los coros junto a la voz emocionada de Bob.
El tercer y cuarto disco se nutre de descartes y tomas alternativas de Infidels, el álbum donde participó Mark Knopfler como guitarrista y productor. En general dejan una mejor sensación aquí porque la producción les quedó entonces demasiado sintética, en muchos casos sin vitalidad ni emoción humana, siendo un ejemplo clarificador la toma alternativa de ‘Jokerman’. Pero podría haberse ahorrado la versión completa de ‘Death Is Not The End’, que llega a los siete minutos. Lo que uno siempre espera es encontrar alguna grabación de ‘I And I’ y aquí se incluye una toma donde el ritmo es más continuado y dinámico, pareciéndose más a una canción de los primeros Dire Straits. Una canción que dejaba con una sensación de mal aprovechada era ‘Don't Fall Apart On Me Tonight’ y aquí tenemos hasta dos versiones diferentes para comprobar si realmente ese potencial fue visualizado por Bob. En la primera versión acaban naufragando y cometen el craso error de extenderla hasta los siete minutos, mientras que en la segunda versión sí que se nota la mano de Knopfler y la percusión mejora bastante respecto a lo que acabaron publicando entonces, aparte de que la armónica suena auténtica y eso sí es importante en Dylan.
Encontramos canciones que formarían parte de Empire Burlesque poco después: ‘Clean Cut Kid’ (también incluida nuevamente en el quinto disco, cuando la retomó) y la ya citada ‘Someone's Got A Hold Of My Heart’, la cual, aunque no lo parezca, es el origen de la futura ‘Tight Connection To My Heart (Has Anybody Seen My Love)’. Respecto al contenido inédito, ‘This Was My Love’ es una aburrida balada cuyo único interés reside en el trabajo de guitarra de Knopfler, ‘Julius And Ethel’ un entretenido r&b y ‘Baby What You Want Me To Do’ una olvidable versión de blues. Encontramos en doble versión (acústica y con banda) la reposada ‘Too Late’ que podría haber sido perfectamente un descarte de Blood On The Tracks. Se podría haber guardado la versión de la empalagosa balada ‘Green, Green Grass Of Home’, que le sirvió a Tom Jones para ser número uno en los sesenta porque lo compraban tanto la jovencita inocente como la abuelita nostálgica, com también podría habernos evitado la deplorable balada ‘Angel Flying Too Close To The Ground’, una canción de Willie Nelson.
Por último, el quinto disco consta de descartes y tomas alternativas de Empire Burlesque (unas tomas alternativas que, una vez más, suenan mejor que en su versión final sintética), así como dos actuaciones en directo. Entre estas últimas sorprende encontrar una composición original inédita como ‘Enough Is Enough’, si bien no es más que un blues-rock animado de los que siempre han gustado a Dylan. El otro tema en directo es ‘License To Kill’, que de esta manera siempre ha sonado muy bien (sólo hay que fijarse en el entramado de guitarras) y nunca como la penosa versión de estudio, siendo aquí de lo mejor de esta recopilación de rarezas. Este quinto disco nos ayuda para darnos cuenta de que ‘When The Night Comes Falling From The Sky’ es una composición lamentable que ni en versión lenta ni en versión rápida consigue nada positivo. Respecto a las novedades, las decepciones continúan con el vulgar boogie de ‘Straight A's In Love’ y una canción de doce minutos titulada ‘New Danville Girl’, que con esa duración en el Dylan de mediados de los ochenta está predestinada a naufragar y lo hace en pasar los dos primeros minutos, tras comprobar que no nos va a ofrecer poco más que su verborrea sin melodías. En su tramo final remonta, pero hay que padecer todo lo existente previamente. Al menos tienen buen gusto para dejar para el final la bonita balada de piano ‘Dark Eyes’, que era el único momento de emoción convincente de todo Empire Burlesque.
THE BOOTLEG SERIES, VOL. 17: FRAGMENTS - TIME OUT OF MIND SESSIONS (1996-1997)
Año de publicación: 2023
Puntuación:
CD I: Time Out Of Mind (2022 Remix).
CD II: 1) The Water Is Wide; 2) Dreamin' Of You; 3) Red River Shore; 4) Love Sick;
5) 'Til I Fell In Love With You; 6) Not Dark Yet; 7) Can't Wait; 8) Dirt Road Blues;
9) Mississippi; 10) 'Til I Fell In Love With You; 11) Standing In The Doorway;
12) Tryin' To Get To Heaven; 13) Cold Irons Bound.
CD III: 1) Love Sick; 2) Dirt Road Blues; 3) Can't Wait; 4) Million Miles; 5) Marchin' To The City; 6) Make You Feel My Love; 7) Mississippi; 8) Standing In The Doorway; 9) 'Til I Fell In Love With You; 10) Not Dark Yet; 11) Tryin' To Get To Heaven; 12) Highlands.
CD IV: 1) Love Sick; 2) Can't Wait; 3) Standing In The Doorway; 4) Million Miles; 5) Tryin' To Get To Heaven; 6) 'Til I Fell In Love With You; 7) Not Dark Yet; 8) Cold Irons Bound; 9) Make You Feel My Love; 10) Can't Wait; 11) Mississippi; 12) Highlands.
CD V: 1) Dreamin' Of You; 2) Red River Shore (version 1); 3) Red River Shore (version 2); 4) Mississippi (version 1); 5) Mississippi (version 2); 6) Mississippi (version 3);
7) Marchin' To The City (version 1); 8) Marchin' To The City (version 2);
9) Can't Wait (version 1); 10) Can't Wait (version 2); 11) Cold Irons Bound (live);
12) Tryin' To Get To Heaven (live).
Llegaba un momento esperado en la colección de The Bootleg Series y eran los archivos de Time Out Of Mind, su mejor álbum de su última (¿penúltima?) etapa. En anteriores volúmenes de la colección ya habían salido a la luz grabaciones de las sesiones de grabación de este álbum. De hecho, el contenido del quinto disco de la edición Deluxe del presente Fragments ya había sido publicado en 2008 como parte del volumen ocho de The Bootleg Series, el titulado Tell Tale Signs, pero en esta ocasión nos sumergimos por completo y exclusivamente en los años 96-97, cuando se gestó el citado gran álbum del Dylan otoñal. Ya adelantamos que se trata de uno de los mejores volúmenes de esta colección extraída de los archivos musicales. El primer disco contiene una remezcla del álbum original en la que se ha buscado prescindir de artificios y ceñirse a cómo sonaban los músicos en el estudio. No es que haya diferencias destacables en este remezcla, pero el sonido es cristalino y muy cercano, como si los tuviéramos delante de nosotros. Canciones como ‘Cold Irons Bound’ se nos presentan espeluznantes.
El segundo y tercer disco contiene versiones alternativas de las canciones, así como algunos descartes y rarezas. La balada tradicional ‘The Water Is Wide’ (la que cantaba en directo con Joan Baez en la gira de The Rolling Thunder Revue) sirve aquí para practicar la entrada de los músicos, puesto que comienza con voz y guitarra eléctrica como únicos instrumentos. Pero queda muy bien. Aparte, encontramos cuatro canciones más que fueron descartadas finalmente, aunque ‘Mississipi’ sí llegaría a formar parte de Love And Theft. Estas cuatro canciones (las otras son ‘Dreamin' Of You’, ‘Red River Shore’ y ‘Marchin' To The City’) ya las conocíamos de Tell Tale Signs, pero aquí podemos indagar un poco más en su gestación con las diferentes versiones, si es que eso nos interesa. La balada de potente ritmo ‘Dreamin' Of You’ no entusiasma tanto en la versión aquí incluida, pero suena estupenda y hubiera podido recuperarla en posteriores álbumes. Quizá fue descartada por ser demasiado estándar y comercial, pero sólo se le podría pedir que le recortara algo de sus casi ocho minutos. El título de ‘Red River Shore’ ya nos da una idea de que se trata de un folk-rock, en este caso algo lento y muy convencional, mientras que la segunda versión de ‘Mississipi’, de estilo blues, queda bastante mejor que la primera.
Del contenido ya conocido por pertenecer a Time Out Of Mind, como siempre encontramos asombrosas transformaciones de algunas canciones. Es increíble cómo el genio de Dylan consigue que las canciones funcionen (casi siempre) en diferentes estilos o registros. Por ejemplo, sorprende el poderío de la primera versión de ‘Can't Wait’, que es como si hubieran querido interpretarla pensando en el ‘I Put A Spell On You’ de Screamin' Jay Hawkins. Los músicos se muestran confiados y cohesionados, incrementado paulatinamente el tono, así que es una pena que el final quede cortado porque es cuando parecía que el guitarrista se venía arriba de verdad. La versión segunda de ‘'Til I Fell In Love With You’ es la que deberían haber incluido en el álbum, mientras que la segunda versión de ‘Love Sick’, más minimalista, es toda una delicia porque la clave en Dylan siempre han sido las sutilezas y por ello sirve de contrapunto a la versión equivalente final. En cambio, el ritmo como de serenata de la segunda versión de ‘Tryin' To Get To Heaven’ le resta puntos respecto a las otras versiones.
El cuarto disco contiene una selección de interpretaciones en directo por diferentes países de Europa y América, desde 1998 a 2001. Algunas de esas actuaciones son soberbias, espectaculares. La primera de las dos interpretaciones de ‘Can't Wait’ recuerda en su implementación y fiereza a sus mejores ejecuciones de ‘Slow Train’ en concierto. La calidad de sonido de alguna que otra canción, como ‘Standing In The Doorway’, no es todo lo buena que desearíamos, pero los músicos lo dan todo en el escenario y eso es más que suficiente. Precisamente es en los temas donde los músicos no reivindican su presencia que el resultado obtenido es más discreto, como es el caso de ‘Tryin' To Get To Heaven’, ‘Not Dark Yet’ o ‘Mississippi’. Pero cualquiera que haya asistido a alguno de sus conciertos en el siglo XXI tiene claro que son los músicos quienes han de llevarse el mérito de llevar la música a un elevado nivel cualitativo, no la voz cascada (a veces extremadamente cascada) de un Bob Dylan anciano.
RECOPILATORIOS
THE REAL...
Año de publicación: 2012
Para quien desee adentrarse por primera vez en el mundo lírico-musical de Dylan, este triple disco recopilatorio es muy apropiado. Obviamente, para una carrera tan extensa y diversa como la suya, cualquier recopilación se queda corta y huérfana, pero ésta recorre tres décadas de música. Cada disco está dedicado a una década: el primero a los sesenta, el segundo a los setenta y el tercero a los ochenta, aunque este último recoge en realidad temas de otras épocas pues encontramos varias rarezas de las incluidas en las Bootleg Series, como ‘Foot Of Pride’, ‘Series Of Dreams’ o la genial ‘Blind Willie McTell’, del tercer volumen, o las versiones alternativas de ‘Most Of The Time’ y ‘Dignity’, pertenecientes al volumen octavo de dichas series. Como no podía ser de otra manera, la selección realizada es discutible, pues abarcando prácticamente todos los discos de estudio grabados hasta 1989, se incluyen dos canciones del álbum de debut en detrimento de otras más conocidas y muy superiores cualitativamente como ‘Blowin' In The Wind’, ‘Masters Of War’, ‘Subterranean Homesick Blues’ o ‘Lay Lady Lay’. Pero bueno, es una pérdida de tiempo discutir si se debía haber incluido esto o aquello. Eso sí, encontramos un tema inédito titulado ‘Watching The River Flow’, que es un blues canónico publicado en 1971 como single pero que nunca formó parte de ningún álbum excepto algún que otro recopilatorio. A este recopilatorio no le acompaña ningún libreto, pero visto su precio de ganga a 5-6€ no hay que ponerle pegas.
VÍDEOS
DONT LOOK BACK
Año de publicación: 1967
Esa frase de mala ortografía dio título a todo un clásico del cine musical dirigido por D. A. Pennebaker. Básicamente se plasma en forma de film documental la gira que realizara Dylan por el Reino Unido en 1965, tanto las actuaciones en directo como las ruedas de prensa y otros momentos más personales como las pequeñas fiestas en los hoteles (con destacados invitados como Alan Price o Donovan). Grabado cámara en mano en un estilo influenciado por el cinema vérité francés, asistimos por un lado a los entresijos de lo que es una gira musical y por otro a la personalidad defensiva de Dylan, nada dispuesto a mostrar su yo verdadero, por lo que se presentan bastantes batallas dialécticas con los periodistas, quienes parecían más acostumbrados a otro tipo de artistas más grandilocuentes y propensos a alimentar la falsa mitología de estrellas que la prensa musical necesitaba para expandir sus ventas. Uno de los momentos graciosos es cuando una periodista le está insistiendo a Bob sobre su opinión de si sus seguidores entienden realmente sus letras, a lo que él responde que claro que sí, pues uno le hizo comentarios sobre aquella canción que dice “She said so”, clara alusión irónica a la canción ‘I Feel Fine’ de The Beatles. Por lo demás, algunas actuaciones acústicas de Dylan solo en el escenario y, nada más comenzar la película, el famoso vídeo musical de ‘Subterranean Homesick Blues’ donde va lanzando carteles con palabras de la canción, mientras que un figurante Allen Ginsberg aparece por detrás como si no fuera con él la cosa. En los extras encontramos una segunda versión del vídeo musical pero en un parque, también con Ginsberg en segundo plano.
La reedición en DVD, en forma de lujosa caja, incluye un libro con la transcripción íntegra de los diálogos y otro pequeño libro con fotogramas del vídeo de ‘Subterranean Homesick Blues’, para rememorar los orígenes del cine. También se añade un segundo DVD con metraje inédito de las grabaciones (según se nos dice, hubo hasta 20 horas grabadas), que incluye nuevas actuaciones y momentos distendidos, así como la aparición de una tímida Nico, quien parece que hizo escala en Inglaterra antes de embarcarse hacia la Factory de Andy Warhol.
THE 30TH ANNIVERSARY CONCERT CELEBRATION
Año de publicación: 1993
Como podemos leer en su título, este concierto sirvió para conmemorar los treinta años de carrera musical de Bob Dylan, si tomamos como referencia la aparición de su disco homónimo de debut en 1962. Así el 16 de octubre de 1992 tuvo lugar este momento histórico en el Madison Square Garden de Nueva York, en el que una extensa lista de músicos desfiló por el escenario para ir desgranando el cancionero de Dylan. Los que se mantienen más o menos estables en el escenario durante todo el concierto son, entre otros, los compañeros Booker T. Jones (órgano) y el legendario guitarrista Steve Cropper, aquéllos que grabaran en 1962 el inolvidable instrumental ‘Green Onions’.
La mayoría de invitados da lo mejor de sí mismo, demostrando por un lado su aprecio por Dylan y por otro lo importante que era para ell@s el poder participar en tan significativo evento. Stevie Wonder incluso aprovecha para soltar un discurso concienciador antes de empezar a cantar. Hay actuaciones que no destacan en especial pero que poseen una carga emocional importante, como es contemplar en escena a Johnny Cash y June Carter. Precisamente la hija de Cash (que no de Carter), Rosanne Cash, participa en dos momentos diferentes como parte de un trío country femenino: la primera vez para interpretar ‘Boots Of Spanish Leather’ y la segunda para la memorable ‘You Ain't Goin' Nowhere’.
Encontramos grandes interpretaciones a la altura de lo mejor que podría haber hecho el propio Dylan, como por ejemplo el caso de Willie Nelson (‘What Was it You Wanted?’) o el de Ronnie Wood, quien en ‘Seven Days’ nos regala unos brillantes solos de guitarra tanto suyos como de Steve Cropper, llegando incluso a tocar al mismo tiempo en uno de esos momentos sublimes que tiene el rock. Tom Petty & The Heartbreakers demuestran que ‘License To Kill’ es en realidad un magnífico tema, nada que ver con el tratamiento que le dio Dylan en Infidels, donde se presentaba como una horrenda balada. A Eric Clapton le toca interpretar dos versiones electrificadas de ‘Love Minus Zero/No Limit’ y ‘Don't Think Twice, It's All Right’, la segunda transformada también en un blues. En ambas, demuestra una maestría apabullante con la guitarra. De quien esperábamos más es de George Harrison, que se limita a cumplir con una guitarra acústica. También se echa en falta en The Band a Robbie Robertson, pues ni para esta ocasión señalada se involucró. Tras la disolución a finales de los setenta, ya no quiso saber nada más del grupo.
Lo más fuerte del concierto es sin ninguna duda el incidente con la irlandesa Sinéad O'Connor. Dos semanas antes, ésta había creado una gran polémica por su aparición en el programa Saturday Night Live, en Estados Unidos, cuando rompió en directo una foto del entonces Papa Juan Pablo II (quien nada hizo ante los casos de pederastia en la iglesia católica, con escandalosos sucesos como el de Marcial Maciel) tras cantar una versión a cappella de ‘War’ de Bob Marley, adaptándola para denunciar precisamente la pederastia en el seno de la iglesia, algo que a principios de los noventa parecía solo algún caso aislado (o “algunas manzanas podridas”, o “dos que han salido rana”, si utilizamos argumentación de 2017 empleada para justificar la corrupción sistemática de cierto partido político). El caso es que, en este concierto-homenaje a Dylan, Sinéad O'Connor aparece en el escenario y comienza a escucharse un relevante abucheo (probablemente no sería ni la mitad del público, pero se hace notar) de manera incesante; los músicos comienzan a tocar y Sinead les hace gestos para que se detengan; entra Kris Kristofferson y habla con ella al oído; sigue en el escenario; nuevamemente los músicos comienzan a tocar y Sinéad les pide otra vez que paren ante el bullicio; ella se mantiene firme e impertérrita, como la artista comprometida e impactante en que se ha convertido; finalmente, como una reacción ante tanta cantidad de abucheos (de un público quizá ignorante entonces de las numerosas barbaridades cometidas por algunos curas y protegidas por sus superiores), Sinéad vuelve a recitar ‘War’, aunque solo la mitad de ella para resaltar la parte donde dice “child abuse”. Así, sale del escenario y podemos ver a Kristofferson abrazándola y consolándola como puede. Obviamente, este momento no se incluyó en la edición en doble CD del concierto y solo como bonus track se incluyó el ensayo que realizara antes del concierto en la reedición de 2014, pues en principio debería haber interpretado ‘I Believe In You’ del Slow Train Coming. En fin, hay que verlo para creerlo.
Bob Dylan aparece al final, con un gesto adusto que no se corresponde con el homenaje que le están ofreciendo, aunque ya sabemos cómo es su carácter. Toca en total cuatro canciones, dos de ellas (la primera y la última) solo con su guitarra acústica y la armónica. En las dos centrales se hace acompañar, en primer lugar, de todos o la mayor parte de los guitarristas que han intervenido para tocar una magnífica interpretación de ‘My Back Pages’ (que incluye sendos excepcionales solos de Clapton y Neil Young); después entran todos los invitados al concierto, incluida Sinéad O'Connor, para interpretar una emotiva versión de ‘Knockin' On Heaven's Door’. En definitiva, un gran concierto que disfrutarán incluso aquéll@s que no sientan una predilección especial por Bob. Pocos artistas musicales del mundo del rock –si es que hay algun@– puede presumir de haber recibido un homenaje de esta envergadura sin haber finalizado su carrera.
NO DIRECTION HOME
Año de publicación: 2005
El gran director Martin Scorsese, aficionado también al rock, dirigió esta película documental que, a partir de entrevistas y material audiovisual de la época (algunos inéditos), nos explica la historia de Bob Dylan desde su nacimiento hasta 1966. Sorprende que el propio Dylan hable sobre sus orígenes, cuando él fue siempre tan cerrado para todo lo que tuviera relación con su vida personal. En cualquier caso, es un documental imprescindible para todas aquellas personas interesadas en el artista como persona, para entender su carácter y comprobar cómo ese vampirismo que realizó en sus inicios para lograr notoriedad y poder grabar su primer disco (apropiándose del repertorio de otros amigos cantantes del movimiento folk), es perdonable en el sentido de que para él fue simplemente una manera darwinista de asegurarse la supervivencia en el mundo de la música, cuando era un don nadie. Podemos ver apariciones de Allen Ginsberg, Joan Baez o Johnny Cash entre otros, así como una gran cantidad de extractos de actuaciones, incluidas algunas del famoso concierto de 1966 en Manchester, donde le acompañan The Hawks (futuros The Band), aunque en él apenas puede verse de vez en cuando a Robertson y Danko dándolo todo por la causa, ya que la cámara está excesivamente centrada en Dylan.
LAS HUELLAS DE DYLAN
Año de publicación: 2006
Este documental español recoge comentarios y opiniones de artistas (no solo músicos) españoles y seguidores acérrimos sobre la influencia e importancia que la obra de Bob Dylan tiene en ellos, aprovechando como excusa una de las giras de éste por nuestro país. No hay ninguna entrevista al propio Dylan y solo veremos alguna imagen en el escenario pero sin interpretar nada. Todo tiene un regusto casero que al menos hace cercanos los comentarios de la infinidad de gente que va apareciendo. Eso sí, que nadie busque nada revelador aquí porque tampoco lo encontrará, salvo alguna anécdota que cuenta gente más erudita como Jesús Ordovás; no se trata en definitiva más que de un documento en el que admiradores de Dylan expresan su opinión, sin mayor relevancia. Lo que más sorprende son dos chicos jóvenes que aparecen: un quinceañero que conoce todo sobre Bob y tiene su propia página web dedicada al artista; y otro chica incluso más joven que se sabe letras completas de las canciones.
I'M NOT THERE
Año de publicación: 2007
Esta película dirigida por Todd Haynes no es el típico biopic que esperamos encontrar. Seis actores totalmente distintos representan seis personalidades y/o etapas vitales de Bob Dylan sin mencionarlo expresamente. Paradójicamente, el personaje mejor caracterizado y el que mejor recuerda a Bob es el de Cate Blanchett, una actriz, que representa al Dylan de mediados de los sesenta, el del polémico festival de Newport (que vemos irónicamente representado) y de una etapa en la que también recrean una brillante interpretación de ‘Ballad Of A Thin Man’, dándole todo su significado. Es difícil saber el interés que el film puede suscitar a quien la vida y obra de Bob Dylan le resulte indiferente, pero la manera tan original de abordarlo y tratándose en definitiva de una trayectoria vital, son ingredientes suficientes para recomendarla a cualquiera. Ciertamente, es mucho mejor ver a buenos actores haciendo de Dylan (o en algunos casos de su esencia, o de una de sus múltiples caras) que al propio Dylan actuando en bodrios como Corazones de fuego (Hearts of fire, 1987).
THE OTHER SIDE OF MIRROR
Año de publicación: 2007
Del famoso Festival de Folk de Newport se recopilan aquí las actuaciones de Bod Dylan en las ediciones sucesivas de 1963, 1964 y 1965, siendo la última de ellas la famosa en la que salió a escena con una banda e instrumentos eléctricos, que incluye a Mike Bloomfield en la guitarra y Al Kooper en el órgano, el mismo que lo tocaba en ‘Like A Rolling Stone’. Descubrimos así que el día antes había realizado una actuación acústica y que tampoco debió de suponer tanta sorpresa para los organizadores la electrificación, ya que salen imágenes de los ensayos previos. Asistimos también a la portentosa ovación del público tras acabar la actuación de 1964, demandando más y más de Dylan mientras un asombrado Peter Yarrow (el de Peter, Paul & Mary), que actúa como presentador, no sabe qué hacer para continuar y es el propio Bob quien debe salir de nuevo a calmar los ánimos y advertir que no puede tocar más por una cuestión de horarios de actuaciones. También hay hueco para ver a Johnny Cash cantando otra de las canciones de Dylan: ‘Don't Think Twice, It's All Right’; o a Joan Baez haciendo una graciosa imitación de él. Pero por lo demás, podemos ver y escuchar las míticas interpretaciones de Bob en el festival, equipado con la guitarra acústica y la armónica y desgranando su fenomenal cancionero, aunque nos toca aguantar algunas composiciones musicalmente más flojas como ‘With God On Our Side’ o ‘Who Killed Davey Moore?’. Un documento histórico.
ROLLING THUNDER REVUE
Año de publicación: 2019
Martin Scorsese volvió a hacerse cargo de narrar otro capítulo de la carrera de Dylan en forma de documental, en este caso la primera gira Rolling Thunder Revue de 1975, de la cual ya habíamos podido disfrutar de una recopilación musical de conciertos en el volumen cinco de The Bootleg Series. Por desgracia y para asombro de todos, emplea aquí un estilo de semifalso documental que no se sabe bien a qué tipología de espectador pretende agradar. ¿Qué sentido tiene atender a la historia de este evento si está repleta de intencionadas falacias? El propio Dylan aparece entrevistado para la ocasión y al principio ya nos dice que no recuerda nada después de cuarenta años, para más adelante ir contando detalles varios. Quizá era esa la única manera de contar con su participación, que accediera a no contar la verdad sobre la gira, puesto que Dylan ha sido siempre muy celoso con su intimidad. Hay muchas referencias culturales a lo largo del film, como por ejemplo ver a Jean-Louis Barrault vestido de mimo en un extracto de la obra maestra de Marcel Carné Los niños del paraíso (Les Enfants du paradis, 1945). Así pues, lo único que puede sacarse en claro son las imágenes de la época y lo que decían entonces los participantes, aparte de que ver en directo a Dylan en esa gira es muy emocionante, con una pléyade de músicos a su alrededor.