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COCTEAU TWINS

2023

GARLANDS

Año de publicación: 1982

Puntuación:

1) Blood Bitch; 2) Wax And Wane; 3) But I'm Not; 4) Blind Dumb Deaf;

5) Shallow Then Halo; 6) The Hollow Men; 7) Garlands; 8) Grail Overfloweth;

[BONUS TRACKS:] 9) Dear Heart; 10) Hearsay Please; 11) Hazel; 12) Blind Dumb Deaf; 13) Speak No Evil; 14) Perhaps Some Other Aeon.

Cocteau Twins Garlands.jpg

2023

Procedentes de un lugar tan remoto como Escocia (algo que por otra parte puede explicar su idiosincrasia), el guitarrista Robin Guthrie y la vocalista Elizabeth Fraser crearon un pequeño grupo destinado a explorar un sonido onírico y envolvente donde ellos pudieran dejar libertad a sus impulsos artísticos, cada uno con lo que le correspondía (es decir, la guitarra o la voz). En sus inicios fueron un trío también aunque con un bajista diferente al que conformará la formación clásica de este grupo. Quien no conozca su música puede preguntarse ahora mismo “¿Y la batería?”, pero los Cocteau Twins prescindirá de la batería y elegirán la percusión programada como elemento adicional a su música. Por tanto, su música todavía podría haber mejorado todavía más porque ya sabemos que la máquina nunca podrá suplir la emoción humana, aunque también es cierto que los ritmos empleados suelen ser muy mecánicos y fríos.

 

Cuando empezamos a escuchar ‘Blood Bitch’, la verdad es que uno solo podría diferenciar su sonido del de Depeche Mode por la guitarra eléctrica, pues mantiene un tono tétrico y opresivo que es precisamente lo que hicieron los de Martin Gore tras la salida de Vince Clarke de aquel grupo. La voz de Fraser suena demasiado robótica y eso provoca una reacción fría por parte del oyente. Aunque en muchos momentos se note que se trata de un trío novel en el mundo de la música, encontramos detalles que muestran el talento incipiente que existía. Por ejemplo, ‘Blind Dumb Deaf’ planta la semilla de la futura ‘Sugar Hiccup’, pero aquí todavía pecan de poco experimentados y la canción acaba repitiéndose demasiado en vez de desarrollar más las buenas ideas que contiene. También muy definitoria resulta ‘Shallow Then Halo’ para lo que iba a ser la trayectoria de los Cocteau Twins, pues se basa en una ambientación plena de detalles sonoros donde la voz de Elizabeth por fin ofrece un catálogo de modulaciones y recursos que son los que irá puliendo y perfeccionando en el futuro, pero que aún piezas como ‘Grail Overfloweth’ denotan las carencias para mantener a flote un tema de duración superior a cinco minutos.

 

Pero lo suyo no son buscar ritmos sencillos bailables como ‘But I'm Not’, este conjunto musical no estaba destinado al entretenimiento puro. Otras canciones como ‘Wax And Wane’ buscan algo más de gancho en el apartado vocal, pero en este caso acaba resultando demasiado repetitiva y de esta manera oculta el trabajo más elaborado de Guthrie con la guitarra. Parece que se inclinan hacia los cantos étnicos en ‘The Hollow Men’, pero ese terreno todavía les está vetado y eso lo completarán mejor los Dead Can Dance cuando aparezcan en escena un par de años después. Aquí aparecen algunas ideas interesantes en el apartado instrumental que aprovecharán mejor justo en la siguiente canción, ‘Garlands’. En esta última crean una introducción ambiental de tono industrial y apocalíptico que se verá interrumpido por la entrada de la percusión programada. Al principio deja de nuevo interesante la voz robótica de Elizabeth Fraser, pero tras acabar el estribillo entra una adictiva melodía de bajo que, unida a la ubicua guitarra de Robin, sirven para conformar una original composición donde aúnan melodía y experimentación.

 

Los cuatro primeros temas que encontramos en los bonus tracks pertenecen a su actuación en el mítico programa británico de radio de John Peel y tres de ellos son inéditos (el cuarto es una interpretación de ‘Blind Dumb Deaf’ que incluso mejora el equivalente de estudio). Esas tres canciones nuevas interpretadas dejan más bien indiferente al oyente porque no aportan nada que no hayamos encontrado en el disco previamente. Por mucho que ‘Dear Heart’ contenga suficiente ímpetu vocal, que ‘Hearsay Please’ emplee un ritmo frenético o que ‘Hazel’ imite la épica gótica de Joy Division, no hay nada que nos haga intuir que aquí estamos escuchando a un conjunto musical innovador que dejará su pequeña huella en la historia de la música.

 

Aparte de todo lo anterior, encontramos en el contenido adicional dos temas nuevos de estudio que no pueden ser más antagónicos. ‘Speak No Evil’ reproduce la típica ambientación sonora a base de notas sencillas de guitarra y no aporta una sola melodía, mientras que ‘Perhaps Some Other Aeon’ cautiva desde su imponente comienzo y tan solo le hubiera faltado alguna melodía vocal con gancho para haberse convertido en una joya oculta en el catálogo del grupo. Se trata pues de un debut muy irregular y con muy pocos detalles de la genialidad que resurgirá en mayor cantidad en los siguientes años. Garlands no deja de ser un producto de su tiempo porque todavía se aferran a la música de su entorno para no dar ningún paso en falso, que es la típica inseguridad de los grupos debutantes. Pero muy pronto encontrarán su voz propia.

HEAD OVER HEELS

Año de publicación: 1983

Puntuación:

1) When Mama Was Moth; 2) Five Ten Fiftyfold; 3) Sugar Hiccup; 4) In Our Angelhood; 5) Glass Candle Grenades; 6) In The Gold Dust Rush; 7) The Tinderbox (Of A Heart);

8) Multifoiled; 9) My Love Paramour; 10) Musette And Drums.

La producción de los emergentes Cocteau Twins prosiguió con dos EP, Lullabies (1982) y Peppermint Pig (1983), que serán más adelante recopilados de diferentes maneras, aunque nosotros hablaremos de ellos cuando lleguemos al box set Lullabies To Violaine de 2005. En Head Over Heels, su segundo LP, la mayor diferencia respecto a su debut es que el trío inicial se ha reducido al dúo de Elizabeth Fraser (voz) y Robin Guthrie (todo lo demás salvo algún saxofón puntual). Esto no comporta ningún cambio sustancial en el sonido, pues Robin podía añadir el bajo a su gusto, según lo necesitara. Pero se aprecia claramente la evolución ascendente del grupo y cómo aquí llegan a configurar mejor un sonido propio, si bien todavía se aprecian las evidentes influencias que seguían absorbiendo del entorno musical más afín a su visión artística.

 

Canciones como ‘Five Ten Fiftyfold’ pavimentan el terreno para el futuro, pues contiene los elementos que definen la música de este conjunto, esto es, una base rítmica prominente donde la guitarra entra y sale a gusto de Robin, dejando deslumbrantes destellos entre rítmicos y melódicos, mientras la voz de Elizabeth suena con carácter y convicción, llegando a notas o registros altos en cualquier momento. Lo más curioso es que escucharemos un saxofón en esta canción, instrumento poco empleado en su música. Igualmente nos adelanta el futuro próximo ‘Musette And Drums’, un irresistible tema donde conjuntan un hipnótico ritmo con la ubicua guitarra de Guthrie y la voz deificada de Fraser. Todavía más impresionante resulta el último minuto y medio, pues Guthrie nos regala una sensacional coda con su guitarra donde las notas se alargan y reverberan creando un efecto subyugante. Pero lo primero que encontraremos en el álbum es la incursión en una especie de pesadilla sonora mediante ‘When Mama Was Moth’, pues a la ambientación gótica y tétrica se le une una voz de Elizabeth más fantasmal que nunca. Pocas veces han sonado los Cocteau Twins tan aterradores.

 

Lo raro es escucharles con un tema tan rápido como ‘In Our Angelhood’, donde la conjunción de martilladora percusión, maníacas líneas de bajo y omnipresente guitarra les hace sumergirse en terreno de los Cure contemporáneos, pero a lo grande y compitiendo sin problema con el grupo de Robert Smith. Es en ‘The Tinderbox (Of A Heart)’ donde sí parecen encontrar su propio nombre bajo una ambientación nebulosa y un ritmo bastante rápido. También puede decirse que se inmiscuyen en el estilo post-punk de Joy Division en ‘In The Gold Dust Rush’, donde Elizabet suena más a Siouxsie que nunca, aunque siguen dejando su impronta. ‘My Love Paramour’ es poco llamativa y queda como un cómodo relleno para el álbum, mientras que ‘Sugar Hiccup’ acaba sonando muy repetitiva y eso juega totalmente en su contra. Tampoco aciertan para nada en el apartado vocal de ‘Glass Candle Grenades’, que ni es melódico ni entretenido ni nada.

 

Entre étnica e industrial se ubica la percusión de ‘Multifoiled’, pero la parte vocal no se queda lejos en interesante e intrigante, aparte de seguir una melodía pegadiza, evidenciando el salto cualitativo experimentado en este segundo álbum. Aquí ya era evidente que se trataba de una propuesta musical diferente e innovadora lo que ofrecían los Cocteau Twins, con un amplio abanico de posibilidades por explotar, que es lo que harán a partir de ahora. Con una cantante que seguía ampliando registros y un guitarrista con infinidad de recursos, el éxito estaba garantizado si mantenían la inspiración a la hora de componer. Y vaya si seguirán confirmando su evolución ascendente.

TREASURE

Año de publicación: 1984

Puntuación:

1) Ivo; 2) Lorelei; 3) Beatrix; 4) Persephone; 5) Pandora (For Cindy); 6) Amelia;

7) Aloysius; 8) Cicely; 9) Otterley; 10) Donimo.

Siendo ya uno de los nombres importantes dentro de la discográfica 4AD, los Cocteau Twins no se perdieron la oportunidad de participar en ese estupendo proyecto musical llamado This Mortal Coil (de hecho, el título de ‘Ivo’ aquí incluido sea debido probablemente al director de ese proyecto y del sello discográfico, Ivo Watts-Russell). En él conocerán a Simon Raymonde, quien entrará como bajista en el grupo y lo convertirá en un trío, grabando así dos EP antes de producir la que será la obra maestra de los Cocteau Twins: Treasure. En este álbum podemos observar la cúspide de su original propuesta musical, con los tres músicos dando lo mejor de sí y con la inspiración por las nubes. Porque quizá no se pueda ser más original de lo que observamos aquí con los ingredientes de voz (duplicada o triplicada en el estudio, no necesariamente de forma simultánea), guitarras variadas, bajo, teclados envolventes y percusión programada. Esto es el olimpo de la música onírica y etérea.

 

La grandeza de este álbum la percibimos desde el intrigante inicio de ‘Ivo’ y su estructura circundante donde una atmósfera perturbadora nos irá envolviendo gradualmente sin que apenas seamos conscientes debido a la martilladora percusión que atrae la atención en primer plano. Cuando hacia el final entra el frenético solo de guitarra distorsionado es cuando entramos en el apogeo de esta gran composición. Más sencilla y agradable resulta ‘Lorelei’, bien guiada por las diferentes entonaciones de Fraser. Porque está todo muy bien repartido en la música de este conjunto y tanto la guitarra de Guthrie, el empleo de teclados o los juegos vocales de Fraser permiten recrear variaciones y secciones melódicas diferentes que enriquecen la implementación sonora de piezas aparentemente menos vistosas como ‘Amelia’. Una de las que atraen pronto por sus melodías vocales es ‘Aloysius’, tan evocadora como memorable en cada sección de las que van apareciendo, mientras que el sensacional inicio de ‘Cicely’, con esa sencilla pero irresistible melodía de bajo junto a los toques de teclado, ya pavimenta el terreno para sumergirnos en lo que se antoja como una pesadilla onírica de dirección imprevisible.

 

Intimida desde el principio la estruendosa percusión de ‘Persephone’, donde los sintetizadores ayudan a crear otra atmósfera y la voz desesperada de Elizabet llega muy profundamente bajo la piel. El trabajo de guitarra de Robin es también excepcional, logrando una cadencia de las que podrían durar eternamente mientras quedamos hechizados por su atracción. La influencia de la música de Medio Oriente es lo que aflora en ‘Beatrix’, más sosegada en su desarrollo, pues este álbum nos permite alternar entre momentos de mayor frenesí emocional con otros más relajados como es el caso también de la evocadora ‘Pandora (For Cindy)’, nada que ver con imaginar ninguna caja abriéndose y expandiendo el caos. La que es directamente música ambiental, pero con la calidad inherente al gran estado creativo de los Cocteau Twins, es ‘Otterley’, pero se ha de estar atento/a para captar sus sutilezas y en comparación con el resto del disco es un tema menor.

 

El canto gregoriano aparece modernizado y aparentemente oscurecido en el inicio de la canción final ‘Donimo’, pero conforme avanza es como si empezáramos a ver la luz dentro del túnel hasta que por fin nos adentramos en una parte más dulce gracias a la agradable pero potente voz de Fraser. Este tema sirve de precursor para el siguiente álbum, en el cual se influenciarán más por la música antigua. Así pues, Treasure es un portentoso álbum de confluencia de experimentación, melodía y producción; un sugerente cóctel musical que seduce por su originalidad y singularidad. Una obra de las que han marcado un antes (no había mucho donde buscar ese estilo) y un después (porque todo lo siguiente ya no puede sonar tan original). Un tesoro, como dice su título.

VICTORIALAND

Año de publicación: 1986

Puntuación:

1) Lazy Calm; 2) Fluffy Tufts; 3) Throughout The Dark Months Of April And May;

4) Whales Tails; 5) Oomingmak; 6) Little Spacey; 7) Feet-like Fins;

8) How To Bring A Blush To The Snow; 9) The Thinner The Air.

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Resulta complicado continuar cuando se ha publicado una obra maestra como Treasure porque superar algo así es muy difícil y elegir otro camino diferente, que es la otra opción cuando se pretende innovar, resulta muy arriesgado. La salida temporal de Simon Raymonde de la banda dejó a los Cocteau Twins como dúo y eso quizá espoleó a Robin Guthrie y Elizabeth Fraser a hacer algo diferente, demostrando así que les daba igual lo que pensara el público, ellos eran artistas y hacían lo que su inspiración les dictaba. Aunque por el título uno puede pensar que la influencia de este álbum ha sido la música británica de la segunda mitad del siglo XIX, nada más lejos de la realidad. La Victoria que han tomado como referencia podría ser una reina de un mundo de hadas o de fantasía, pero nadie real. Mejor todavía, el álbum al completo guarda una uniformidad sonora que sí podríamos asociar con algún mundo imaginario, lo cual es todo un logro de los Cocteau Twins y lo que convierte este álbum en una experiencia única. Otro asunto es si esa experiencia llega o no al oyente, al ser tan peculiar.

 

Una extensa introducción de casi tres minutos a base de capas de sonido y efectos en ‘Lazy Calm’ nos hace pensar si no se han dirigido hacia la música New Age, pero luego entrará la voz etérea de Liz acompañada de una sencilla percusión para adentrarnos en el mundo particular de este conjunto. El estribillo es todo un alarde de técnica vocal, aunque no posee el gancho que sí existe en las estrofas, donde la voz no está grabada en una toma porque eso sería imposible. Liz es una formidable cantante, de las mejores de los ochenta, pero hay cosas que superan el alcance de la capacidad humana y para eso están los estudios de grabación. De manera análoga, la cadencia y la sutil melodía vocal de Fraser en ‘Throughout The Dark Months Of April And May’ dejan al oyente relajadamente a merced del sonido envolvente, pero esta canción acaba divagando demasiado en su tramo final.

 

La mayor pega de este álbum es su tono similar, de tal manera que cuando llega ‘How To Bring A Blush To The Snow’ es como si nada hubiera cambiado y por ello lo más normal es no prestarle mucha atención porque ya conocemos bien lo que nos ofrece. El estribillo de ‘Whales Tails’ es tan difuso que uno acaba centrando su atención en las estrofas y eso acaba resultando repetitivo en consiguientes escuchas, a lo cual se ha de sumar que ‘Oomingmak’ parece una variación de la misma composición, pero con un tempo más rápido. En cambio, es en el jovial estribillo donde brilla ‘Little Spacey’, pues representa otra demostración de las dotes vocales de Liz. No todo va a ser onirismo reposado y por ello aceleran el ritmo transcurrido el primer minuto de ‘Feet-like Fins’, que es como una manera de despertar a cualquier oyente aletargado a través de la calma de la parte central del álbum.

 

Lo mejor del álbum es ‘Fluffy Tufts’, pues ahí por fin aúnan un memorable y reconocible riff de guitarra con un colorido apartado vocal que transmite emoción, alegría y sensaciones nuevas por su singularidad. Finaliza el álbum con la sensacional ambientación trágica de ‘The Thinner The Air’, un tono bien diferente a lo que ha ido fluyendo a lo largo de la obra. Una lástima que su progresión no evolucione mucho más, pues deja la sensación de que podría haberse alcanzado un clímax de haberse desarrollado de otra manera. De esta manera acaba una obra singular, como puede decirse que lo son los álbumes de los ochenta de Cocteau Twins, pero con una singularidad uniforme que sí lo convierte en una entrada destacada en su discografía, a pesar de que se centran más en la ambientación que en la melodía, pero es que sin centrarse en la ambientación no hubieran conseguido una obra tan singular. Esto último parece un silogismo, que es la mejor manera de finalizar una reseña de los Cocteau Twins.

THE MOON AND THE MELODIES

Año de publicación: 1986

Puntuación:

1) Sea, Shallow Me; 2) Memory Gongs; 3) Why Do You Love Me?;

4) Eyes Are Mosaics; 5) She Will Destroy You; 6) The Ghost Has No Home;

7) Bloody And Blunt; 8) Ooze Out And Away, Onehow.

Este nuevo álbum surgió muy pronto porque fue una colaboración entre los Cocteau Twins y el músico experimental Harold Budd. Este nombre les puede sonar a quienes conozcan la trayectoria de Brian Eno, pues entre ambos habían grabado un par de álbumes en la primera mitad de los ochenta, el primero decente (The Plateaux Of Mirrors, de 1980) y el segundo el ya cansino The Pearl, de 1984. Como cabe esperar de la presente colaboración, muchos temas son instrumentales y tampoco se ha de tener muchas expectativas respecto a los Cocteau Twins porque había transcurrido tan sólo medio año desde la publicación de Victorialand. Estaba claro que tampoco se iban a guardar cualquier buena idea para un álbum colaborativo y puede decirse que se limitan a reproducir ideas anteriores para ver cómo funcionan con la visión y aportación de Harold Budd, como también la opción recíproca.

 

Así pues, lo único salvable para la posteridad son las canciones que retoman el estilo y dinamismo de Treasure, como ‘Eyes Are Mosaics’. Entre lo mejor también se sitúa la reescritura de ‘Pandora (For Cindy)’ titulada ‘Sea, Shallow Me’, pues los Cocteau Twins estaban en su mejor momento y con sólo mantener su ambientación onírica de manera consistente, salen ganadores. En cualquier caso, repetir ideas tampoco significa que vayan a conseguir necesariamente un resultado interesante, por lo que una canción como ‘She Will Destroy You’ queda como pasable relleno si uno repasa la trayectoria que llevaban hasta ese momento. Si nos fijamos en ‘Bloody And Blunt’, parece un descarte de Victorialand y probablemente lo fuera de verdad. Sólo ellos lo sabrán.

 

Como es obvio, con un tipo como Harold Budd es inevitable encontrar piezas que pueden catalogarse directamente como New Age. Este tipo de piezas no deben tener una larga extensión para no aburrir, pero aun así ha de tomarse uno con ganas composiciones como ‘Why Do You Love Me?’ porque la falta de melodías de este estilo musical no es apta para todos los gustos. La primera mitad de ‘Ooze Out And Away, Onehow’ es más de lo mismo y, a pesar de que su segunda mitad está cantada, transmite la sensación de estar escuchando una versión pobre de los Cocteau Twins. Pero claro, cuando las composiciones sobrepasan los siete minutos, que son los casos de ‘Memory Gongs’ y ‘The Ghost Has No Home’, eso ya pone a prueba los nervios de cualquiera.

 

No es necesario detenerse en este álbum que supone un entretenimiento para sus participantes pero no aporta nada ni a la carrera de los Cocteau Twins ni a la música New Age, de la cual ya existen miles de ejemplos y requiere de muchísima atención para discernir detalles diferenciales, aparte de que no resulta nada fructífero dedicar atención y esfuerzo para eso.

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